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Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. Lacunza, Bernardo Director: Dalto, Santiago Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciado en Sociología Cita sugerida Lacunza, B. (2007) Planificación de recursos humanos en salud: Algunos aportes a la cuestión [en línea]. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.582/te.582.pdf Planificación de recursos humanos en salud: Algunos aportes a la cuestión www.memoria.fahce.unlp.edu.ar www.memoria.fahce.unlp.edu.ar www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/ http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA TRABAJO FINAL Planificación de recursos humanos en salud: algunos aportes a la cuestión. Alumno: Bernardo Lacunza Legajo: 71068/7 Correo electrónico: lacunzabernardo@hotmail.com Director: Lic. Santiago R. Dalto Fecha: 30/05/07 INDICE. I. Introducción. Presentación / 3 Aclaraciones conceptuales / 5 Cuestión metodológica / 8 II. Escenario latinoamericano. Las reformas sectoriales / 10 Impacto de las reformas en el sector salud / 13 Nuevo papel del Estado / 16 III. Planificación de agentes de salud. Algunos antecedentes / 19 Intervención estratégica en el campo de los RRHH / 22 Problemas latentes / 25 IV. Educación y salud. Dinámica de la oferta en formación: un panorama / 29 El proceso de formación en nuestro país / 31 Lógicas contradictorias / 33 V. Sistema de información en salud. Acerca de la importancia de la información / 37 Una aproximación al problema actual / 39 Fuentes, canales y contenidos / 40 Desiertos informativos / 45 Un ejemplo del modelo observado / 48 VI. Reflexiones finales / 51 VII. Bibliografía / 55 2 Resumen. El presente trabajo, de corte exploratorio, presenta un panorama sucinto referido a la situación en materia de planificación de recursos humanos en salud en nuestro país, problematizando sólo dos de sus aspectos. El primero se vincula al grado de articulación o desarticulación existente entre el perfil de agentes que se forman y capacitan y, por otro lado, las nuevas competencias que requieren actualmente las demandas sanitarias del sector. El segundo aspecto que se indaga, es el referido al sistema de información en salud que da sustento a todo proceso de planificación y toma de decisiones. Para este caso, se confronta el modelo teórico y el contexto socio-histórico en el cual fue pensado el sistema de información en salud, con el modelo observado en la actualidad. A tal efecto, se contextualizan dichas problemáticas describiendo brevemente el desarrollo y situación de las mismas en muchos países de Latinoamérica, enfatizando el impacto que tuvieron sobre las mismas las políticas implementadas en la década del noventa en nuestro país, con foco especial en los procesos de reforma sectorial propiciados por los organismos internacionales e instrumentados por los gobiernos locales. Finalmente, el autor expone algunas sugerencias orientadas a modificar las principales problemáticas consideradas en el trabajo, vinculadas éstas tanto a la formación de agentes de salud como al sistema de información vigentes en el campo de la salud. Términos clave: - - - - - Estado Planificación Recursos humanos en salud Formación Sistemas de información en salud 3 INTRODUCCIÓN. Presentación. El presente trabajo final tiene el propósito de explorar la situación actual de un tema escasamente abordado, y mucho menos analizado, cual es la planificación y formación de agentes de salud en nuestro país. En tal sentido, se problematizarán algunos aspectos considerados claves en perspectiva a futuro, y propondrán, al mismo tiempo, posibles líneas de intervención en relación a las cuestiones aquí realzadas. La reforma del sector salud propiciada por los organismos financieros internacionales a mediados de los noventa produjo importantes cambios en la organización de los servicios, con fuertes repercusiones en las prácticas y condiciones laborales de los trabajadores de la salud (BRITO, 2000). En verdad, como se verá a continuación, este fenómeno incorporará nuevos problemas a los ya existentes. Durante muchas generaciones, en la Argentina prevaleció la visión liberal de “dejar hacer, dejar pasar”, sosteniendo una “política de omisión” que confiaba en alguna mano invisible que modelara la relación existente entre la oferta y demanda de fuerza de trabajo en salud. Esta situación, daría cuenta en gran medida de las serias distorsiones en su estructura laboral, la ausencia de sistemas de información sistemáticos, de instancias permanentes de diálogo entre los actores sociales relevantes y de marcos mínimos de políticas y planificación global en el campo (ABRAMZÓN, 2005). A dicha situación, se sumarán, por un lado, las políticas de ajuste de la década del ´90 produciendo una profunda reestructuración económica que tuvo su impacto en instituciones y organizaciones sociales. Por el otro, y desde la misma matriz de pensamiento 4 neoliberal, comenzarían a fines de 1995 a implementarse las reformas propuestas por el Banco Mundial para el sector salud1, las cuales terminaron por multiplicar los efectos lesivos de la mencionada “política de omisión” (FINDLING, ARRUÑADA y KLIMOVSKY, 2002). De esta forma, y retomando a Abramzón, la fuerza laboral en salud en la Argentina arrastra desde hace mucho tiempo serios desajustes estructurales como son la desigual distribución geográfica delpersonal, el fuerte déficit en algunas especialidades pero fundamentalmente en enfermería, la persistencia de modelos de formación tradicionales y desvinculados -principalmente en cuanto a su perfil- de las necesidades del sector, la creciente especialización, la falta de estímulo a la formación en carreras estratégicas y al trabajo en áreas críticas, la flexibilización creciente de las formas de contratación y precariedad laboral en las distintas categorías, entre otros.2 Como podrá apreciarse, muchos son los problemas del sector salud en materia de recursos humanos. Con todo, y luego de tener un primer acercamiento a la cuestión, este estudio se centrará básicamente en dos aspectos. El primero de ellos, se refiere al sistema de información en salud que sustenta o debiera sustentar cualquier proceso de planificación y elaboración de políticas públicas orientadas a resolver los problemas detectados previamente a través de un diagnóstico situacional. En tal sentido, se abordarán algunas estrategias implementadas en los últimos años para dar respuesta a dichas falencias. El segundo nudo problemático, y que depende de las bondades del primero, trata sobre la articulación entre las entidades formadoras y empleadoras de recursos humanos en 1 Los objetivos declarados en dicha propuesta habían sido mejorar la eficiencia y la equidad en el sistema de seguro de salud y la contención de un elevado nivel del gasto sectorial en el país. Para ampliar sobre este tema, ver Tafani 1997. 2 Es importante señalar, éstos son más ejemplos de la dificultad que ha padecido nuestro país en las últimas décadas para encarar problemas estructurales, especialmente aquellos que requieren soluciones cuya implementación supere los períodos de gobierno. 5 salud, o dicho en otras palabras, sobre la relación existente entre el perfil de los agentes de salud que están siendo formados y aquél que el sector salud por necesidad requiere. De igual manera como ocurre en otros ámbitos, los desajustes en materia de recursos humanos del sector salud demandan adecuada planificación. Por ello, quien escribe, considera indispensable una fuerte intervención reguladora en el mercado por parte del Estado, incrementando su capacidad de rectoría en la formulación de políticas sanitarias y haciendo de esta forma extensiva una de sus funciones esenciales, en este caso la referida a la atención de la salud de la población3. Desde el punto de vista de una agenda política y social, la relevancia de este tema es crucial, y ni siquiera privativo del campo sanitario. Planificar los agentes que la función pública demanda en virtud de necesidades sociales, es condición sine qua non para cualquier Estado que aspira a intervenir previendo potenciales problemas, optimizando los recursos disponibles, pero sobre todas las cosas, mejorando la calidad de vida de las personas. Aclaraciones conceptuales. Según palabras de Carlos Matus, “los gobiernos democráticos poseen teorías potentes, pero técnicas de gobierno débiles, mientras que las dictaduras poseen teorías débiles, pero técnicas de gobierno potentes” (ROVERE, 1993). Con estas palabras, y con el propósito de aumentar la capacidad de gobierno de los países democráticos, el experto en Planificación de la C.E.P.A.L. y ex funcionario de Salvador Allende, elabora una propuesta de “planificación situacional”. 3 La reforma constitucional argentina de 1994 incorporó el derecho a la salud de manera expresa en los artículos 41, 42, 43 y 75 inc. 19, 22 y 23. 6 En tal sentido, y siguiendo el razonamiento de este autor, se entenderá la planificación como una dinámica de cálculo que precede y preside la acción, constituyéndose en un proceso continuo que acompaña la realidad cambiante. Asimismo, considerar la planificación como proceso, implica plantearse varias cuestiones: primero, concebir la planificación como algo que se realiza permanentemente y, segundo, supone un “sistema de planificación” en el que se hacen y elaboran planes y programas, no como un plan-libro, sino como un plan situacional. Para ello, es necesario crear un conjunto de organismos, mecanismos y relaciones funcionales, a partir de los cuales la Administración Pública y la Sociedad Civil, a través de sus actores sociales y diferentes organizaciones, estén directa o indirectamente integrados en este proceso. Y esto supone mucho más que la total articulación entre los responsables políticos, los cuadros de la Administración Pública y los planificadores: implica la concertación de todos los actores sociales involucrados en la sociedad global y no sólo con aquellos con los que se quiere “hacer” a través de los planes y programas. En tal sentido, lo que uno quiere hacer (lo programado), puede encontrarse con oposiciones, coincidencias (totales o parciales) de otros actores sociales, lo cual obliga a incluir en la propia planificación lo que los otros pretenden realizar. Con todo, de aquí en adelante se utilizará el concepto de planificación como aquella acción que mediante un conjunto de procedimientos introduce mayor racionalidad y organización en determinadas actividades y acciones articuladas entre sí, las cuales son previstas anticipadamente influyendo en el curso de los acontecimientos, y con el propósito de alcanzar una situación elegida como deseable mediante el uso eficiente de recursos limitados. En relación a la información, ésta tiene su finalidad en el suministro de elementos para el conocimiento, la toma de decisiones y la acción. De esta forma, un sistema de información cumple la función esencial de la comunicación, su principal objetivo. Es la 7 estructura que soporta las informaciones, poniendo en contacto productores y usuarios de la información, aún cuando estos dos papeles correspondan a una misma persona. Por sistema de salud, debe entenderse aquella organización creada para proveer servicios destinados a promover, prevenir, recuperar o rehabilitar el daño en salud, con la meta de asegurar el acceso a una atención de calidad adecuada y a un costo razonable. Este “sistema” se compone, entre otros, por establecimientos organizados en niveles de complejidad, de acuerdo a un modelo de atención definido. Cabe señalar, en el presente trabajo sólo se hará referencia a uno de los tres sub sectores, el público, dejándose a un lado tanto el sub sector privado como el de las obras sociales (LEMUS, 2005). Otro concepto del que se hará mención es el de “sistemas locales de salud” (SILOS). Éstos pretenden descentralizar las decisiones, transfiriendo capacidad regulatoria de los niveles centrales a los locales para lograr una intervención activa por parte de la población en los procesos de atención a la salud. De esta manera, presuponen cesión de poder resolutivo a la población, revalorándola como sujeto de dirección y no simplemente como objeto de intervención. Pero también, presuponen lacapacidad para asumir responsabilidades y cumplir con los compromisos que se adquieren con el ejercicio de la capacidad de disposición (OPS, 1987). Por otro lado, y considerando las diversas categorías de actores sociales que están involucrados en el proceso de salud (movimientos sociales, el Estado, las Organizaciones de Salud, etc.) cabe destacar los recursos humanos del sector: los trabajadores o agentes de salud. Esta categoría comprende a toda persona vinculada directamente en la organización del sistema de salud, independientemente de la ocupación, y su papel es clave si se tiene en cuenta el impacto de su desempeño en los servicios de salud que se brindan a la población. 8 Cuestión metodológica. Los principales supuestos de los que parte el presente autor y hacen a su perspectiva teórica, son: i) una sociedad sana es aquella que requiere menos servicios de salud en virtud de su condición saludable4; ii) esta visión o ideal programático redunda consecuentemente en una orientación dirigida, principalmente, hacia la promoción de la salud y prevención de la enfermedad; iii) contrariamente a esta mirada, el sistema de formación tradicional en salud tiende a abordar al ser humano en tanto “cuerpo enfermo”5, y no tanto como unidad psicológica, biológica y social en capacidad de enfrentar los conflictos del diario vivir6; iv) esta inclinación es adecuada al actual sistema económico que hace de la salud una mercancía, razón por la cual es la enfermedad la situación por excelencia que moviliza la producción, distribución y consumo de ingentes recursos para su reparación; v) la tendencia dominante en el campo sanitario local ha prescindido de la planificación de agentes de salud que el sector requiere a partir de la definición de necesidades sociales; vi) esta última situación se ve profundizada por no disponerse de un adecuado sistema de información en salud que establezca mediante registros sistemáticos de qué se enferma la población, con el propósito de generar, por un lado, una intervención dirigida a la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, y por el otro, de pautar la inversión pública que en materia de formación se despliega, a priori, sin criterios de necesidad social. Este trabajo, de corte exploratorio, se elabora a partir de la recopilación, selección y análisis de bibliografía tanto nacional como internacional referida a la temática aquí problematizada. En tal sentido, es importante señalar, que el proceso de búsqueda y 4 Para profundizar sobre este concepto, ver Illich, 1986. 5 Esta mirada “biologicista” del proceso salud/enfermedad es uno de los rasgos más importantes del Modelo Médico Hegemónico que desarrolla Menéndez, 1990. 6 Esta definición de salud se retoma de Ferrara, 1987. La misma confronta con aquella que diera la OMS sobre salud en tanto “completo estado de bienestar físico, mental y social…” (OMS, 1948). Por el contario, Ferrara enfatiza con su definición la capacidad individual y colectiva para modificar las condiciones que limitan la vida, es decir, destaca el conflicto, la situación de lucha frente a la idea de equilibrio y adaptación que contrariamente sugiere la definición de OMS. 9 recopilación bibliográfica fue lo más exhaustivo posible, teniendo en cuenta las limitaciones tanto materiales vinculadas al acceso de la información, así como aquellas propias de un tema de escasa producción en general, aún menos en el ámbito local. En cuanto a la bibliografía internacional referida a la planificación de recursos humanos en salud se presentan, principalmente, algunos desarrollos provenientes de la OMS-OPS7 considerados hegemónicos en el campo de la salud, sin perjuicio de otros trabajos de similar relevancia y diferente perspectiva teórica que podrían haber contribuido a la cuestión de haberse tenido acceso. En el ámbito nacional, cabe destacar los estudios realizados por la Lic. Mónica Abramzón orientados a la cuali-cuantificación de los agentes de salud y las entidades formadoras, analizando al mismo tiempo su distribución geográfica. Por otro lado, y en relación al sistema de información en salud, se retoma como estudio local el realizado por el Lic. Santiago R. Dalto. De esta manera, y habiendo definido el “recorte” teórico-metodológico aquí efectuado, queda este tema abierto a la discusión, esperando constituir un aporte y “punta pie” inicial para futuras líneas de investigación enmarcadas en esta problemática, las cuales permitan enriquecerla con nuevos abordajes teóricos, pero sobre todas las cosas, a partir de nuevas propuestas de intervención dirigidas a la resolución de problemas concretos. Por último, cabe también destacar, el autor del presente trabajo final forma parte en la actualidad del Observatorio de Recursos Humanos en Salud8 que el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires puso en funcionamiento en marzo de 2006. 7 Organización Mundial de la Salud (OMS) – Organización Panamericana de la Salud (OPS) 8 Promovido por la OMS-OPS, este organismo constituye una estrategia dirigida a conformar un banco de datos que, a partir de la información disponible y sin la intención de crear un sistema de información paralelo, facilite la toma de decisiones en el sector por parte de las autoridades públicas, partiendo del actual contexto de fragmentación y desarticulación institucional. 10 ESCENARIO LATINOAMERICANO. Planificación y reformas sectoriales. El proceso de reformas sectoriales en Latinoamérica, fundamentalmente en nuestro país, fue disipando paulatinamente la noción de planificación sanitaria. Contrariamente a lo estipulado por la teoría económica hegemónica, en mercados imperfectos como los nuestros, debiera haberse hecho efectiva la intervención mediante regulaciones y planificación. En tal sentido, la prioridad de la función planificadora en las organizaciones de salud se fue diluyendo hasta casi desaparecer del lenguaje cotidiano de dirigentes y gerentes sectoriales. Sin embargo, y a pesar de su ausencia en el discurso dominante, persistieron en los países, cabe señalar, algunas prácticas derivadas de la planificación. Un dato relevante del campo de los recursos humanos en América Latina es la persistencia, o agravamiento, de problemas de disponibilidad, distribución y estructura de la fuerza de trabajo en salud en casi todos los países. A estos "viejos problemas", se agregan en la actual coyuntura otros nuevos derivados, principalmente, de los cambios sectoriales provenientes de una matriz de pensamiento neoliberal (BRITO, PADILLA y RIGOLI, 2002). Así, cobran relevancia las reformas del estado y de la administración pública, tanto por la reducción del personal que produjeron en muchos países además de la Argentina, como por los cambios normativos que abren paso, entre otras posibilidades, a modos flexibles deempleo (público y privado). También es importante tener en cuenta los cambios en la situación y en las normas generales de empleo de las economías nacionales, 11 configuradas por las llamadas reformas laborales; así como las reformas de los sistemas educacionales, de manera especial las que afectan los niveles secundario y terciario. Durante los años noventa, según estudios de la Organización Panamericana de la Salud (OPS)9, los mercados laborales en Latinoamérica manifestaron al menos cinco tendencias. La primera de ellas se refiere al proceso de informalización. De esta forma, durante los últimos años el trabajo informal aumentó en casi todos los países latinoamericanos, llegando en algunos de ellos a constituir 85 % del empleo global. De cada 10 nuevos puestos de trabajo creados en los últimos 20 años, ocho han pertenecido al sector no estructurado de la economía. El proceso de terciarización de las economías constituye la segunda tendencia. El ochenta por ciento de los nuevos empleos se han creado en el sector de los servicios, que es el menos afectado por la competencia externa. Aunque la expansión del empleo público en el campo de la salud se ha detenido en la mayoría de los países, el Estado sigue siendo una fuente de empleo importante en América Latina. La tercera tendencia es la búsqueda de mayores calificaciones laborales. A diferencia de lo observado en las últimas décadas, actualmente se aprecia una mayor demanda de mano de obra calificada. Ello obedece a la orientación de los procesos productivos hacia el ajuste de costos y hacia una mayor eficiencia mediante el incremento de la productividad. En cuarto lugar, se observa una mayor flexibilidad en las relaciones individuales de trabajo. Se aprecia un fuerte incremento de formas atípicas de contratación, que va de la mano con la tendencia a la inestabilidad de dichas modalidades contractuales. 9 Para ampliar, ver OPS-OMS 2000. 12 La quinta tendencia se refiere a la autorregulación de las relaciones colectivas. En tal sentido, el Estado retira la regulación de los mercados de trabajo, generando aun más distorsiones e inestabilidad, al no hacerse efectiva dicha “autorregulación” esperada. Con todo, deben tenerse también en cuenta las reformas educacionales promovidas en muchos países. Los cambios de regulación en torno a la apertura de escuelas y programas de educación en materia de salud, las reformas en la educación superior (en algunos casos mediante nuevas leyes universitarias), y las nuevas relaciones entre el Estado y la universidad pública (que apuntan a redefinir el financiamiento y la función de la institución en la sociedad y en la economía), han generado cambios importantes en la política educacional y en la gestión institucional que afectan a la formación profesional y técnica. Impacto de las reformas en el sector salud. Dentro del propio sector de la salud, se hacen ostensibles profundos cambios en los sistemas de atención, mirándose ahora con ojos críticos los estilos de gestión del personal y educación vigentes en los sistemas de servicios de salud. Surge, en contrapartida, un nuevo enfoque de la gestión con una visión estratégica que revalora la planificación y la construcción de intervenciones de manera participativa según la realidad local. Asimismo, aparece un nuevo estilo de gestión de personal que subordina lo administrativo y subraya la organización, las relaciones sociales e institucionales y las cuestiones de poder. Por último, en lo referente a la educación del personal, tiende a negarse la mera capacitación reproductora, vertical y centralista, promoviéndose una práctica educacional basada en la premisa del trabajo como factor y espacio educativo, en el constructivismo cognoscitivo y en la búsqueda activa de 13 aprendizajes significativos a partir del rescate del saber y la experiencia del trabajador o aprendiz. No obstante, pese a estas señales de cambio, en muchos servicios siguió -y sigue- habiendo condiciones y prácticas obsoletas, rígidas y poco eficaces. Persiste la escasez de información oportuna y de calidad para la toma de decisiones en materia de personal, además de poco profesionalismo entre los responsables de la gestión de los recursos humanos, terreno restringido a las jefaturas de personal en vez de ser función de la dirección del servicio. En otras palabras, sigue habiendo una gestión basada en una práctica exclusivamente administrativa.10 En cuanto a la educación superior y técnica de los profesionales de salud también ha sido y sigue siendo objeto de cambios muy importantes en el período de reformas sectoriales. El viejo problema de la inadecuación de la formación frente a las necesidades poblacionales y de los servicios, derivado de la vigencia de un modelo educacional biomédico, recuperativo, centrado en la enfermedad y orientado a una práctica especializada, sigue siendo todavía el más importante. Este “modelo tradicional” es refractario tanto a cambios curriculares como a iniciativas de integración docente-asistencial, y se traduce, entre otras situaciones, en un divorcio -y no siempre buenas relaciones- entre escuelas y servicios. A esta condición "cuasi estructural" se han agregado otras cuestiones o novedosas manifestaciones de las viejas cuestiones, derivadas de nuevas visiones educacionales, de nuevas necesidades del sistema de salud y de nuevas posiciones de los actores, sobre todo del Estado. 10 Como podrá apreciarse más adelante, es esta misma lógica centrada en los procesos es la que se verá plasmada -a nivel estructural- en el sistema de información en salud. 14 Los cambios en los modelos de atención no encontraron una respuesta adecuada y oportuna a la formación de los recursos humanos. Las razones tienen que ver con lo que se menciona en el párrafo anterior, pero también con las resistencias de las corporaciones profesionales, la escasez de incentivos y la debilidad o ausencia de políticas de salud que de manera clara y efectiva definan y desarrollen un determinado modelo de atención.11 Por ello, la necesidad de mejorar la calidad de la formación y capacitación del personal, que en muchos casos se asocia a procesos de regulación, específicamente de acreditación de escuelas y programas educacionales. Y esto se debe a varias razones de peso. Por un lado, ha existido un progresivo deterioro en muchas instituciones educacionales referido a las condiciones en las que se desarrolla la práctica educativa, debido a la limitación de recursos, crisis institucionales, fluctuaciones de los mercados de trabajo, etc.Por otro lado, se han promovido en algunos países procesos de desregulación de la educación superior y técnica que no han sido acompañados de los imprescindibles controles de las autoridades sanitarias y/o educativas. La cuestión de la calidad, así como su correlato regulatorio, no se restringe a la educación de pregrado o de calificación técnica, es también un problema en el posgrado y remite a la compleja cuestión de las residencias, la especialización y la educación permanente y continuada, así como a la educación en Salud Pública. Por todo, este panorama basta para ilustrar la complejidad y el dinamismo del campo de recursos humanos, complejidad y dinamismo que determinan las posibilidades y 11 Hay excepciones, y tal vez la más reciente, amplia y notoria en América Latina sea la de Brasil y su política de fortalecimiento del nivel básico de atención y la expansión de la estrategia del programa de salud de la familia. En este caso el impacto sobre la formación de recursos humanos ha sido muy significativa. Para ampliar, ver Brito, Padilla y Rígoli 2002. 15 límites de la planificación de agentes de salud en la actual coyuntura. A continuación, se verá con mayor precisión de qué forma repercutieron las reformas en el aparato estatal. Nuevo rol del Estado. En los primeros diez años de vigencia, las reformas sectoriales concentraron los cambios en la estructura del sistema (descentralización), del financiamiento, en la redefinición de las responsabilidades y funciones del Estado en salud, la separación de funciones, la apertura de mercados en salud, cambios en los modelos de gestión y la privatización de servicios de salud (BRITO, PADILLA y RIGOLI, 2002). Los cambios del modelo de atención, la salud pública y el desarrollo de recursos humanos quedaron como asignaturas pendientes, excluidas de las agendas estratégicas de quienes tomaron las decisiones en estos procesos, muchos de ellos ajenos a los valores y fines del sector sanitario. La redefinición de las funciones de los ministerios y secretarias nacionales de salud se dio en un marco de tensiones entre la perspectiva subsidiaria neoliberal y una reivindicación de rol rector de las instancias de gobierno que se responsabiliza por la garantía de la salud ciudadana y el desempeño de funciones esenciales de la salud pública. En esa conflictiva dinámica institucional los ministerios y secretarías se transformaron buscando ser más efectivos, así como ágiles (despidos mediante) y flexibles, objetivo no siempre alcanzado. En este marco, y perfilándonos al tema de los agentes de salud, las reformas sectoriales fueron, en gran medida, reformas de facto de las estructuras y procesos de recursos humanos, sobre todo en el orden laboral en el que se dio un radical cambio del 16 modo de regulación del trabajo. Además, desaparecieron o quedaron reducidas a una expresión técnica y política simbólica, las instancias del gobierno que se dedicaban, de manera limitada, a las políticas, planificación y regulación de los recursos humanos de salud. Con todo, el campo de los recursos humanos quedó fragmentado en dos dimensiones: de un lado, la de los tradicionales agentes institucionales, y de otro, la de los proyectos de apoyo a las reformas12, que no siempre coincidieron. Ello explica los frecuentes conflictos entre las corporaciones profesionales y los sindicatos sectoriales (en general excluidos de las decisiones sobre los proyectos) y las dirigencias sectoriales identificadas con las reformas. Este movimiento de reestructuración del poder al interior de ministerios y secretarías afectó, significativamente, su legitimidad y capacidad de intervención efectiva (la rectoría) en este campo sectorial. Así, se alteró la estructura y dinámica sectorial de máximo protagonismo y dependencia estatal para ser sustituida por un orden mercantil, competitivo, descentralizado, interrelacionado y poco regulado, las posibilidades y capacidades de orientar el campo de recursos humanos fueron muy débiles o inexistentes. Por ello, y por otras razones de índole histórica, el Estado estuvo verdaderamente ausente de intervenir estratégicamente en dicho campo, y en muchos países, aún sigue estándolo. Predominó entonces, una vez más en nuestro país, la concepción donde se confía al mercado las decisiones sobre disponibilidad de personal, la orientación y dinámica de la formación de pre y postgrado y del empleo, haciéndose innecesaria la planificación. Y más aún, tratándose de una función que poco mostró históricamente en efectividad y eficacia, lo cual se desarrollará en el próximo capítulo. 12 Dichos “proyectos de apoyo a las reformas” se consumaron a instancias de los organismos internacionales de financiamiento, generando unidades ad-hoc a las estructuras tradicionales. 17 PLANIFICACIÓN DE AGENTES DE SALUD. Algunos antecedentes. Históricamente, la planificación de recursos humanos fue entendida como la búsqueda de un balance de la ecuación entre oferta y demanda de personal en los sistemas de salud. De este modo, la más usada fue la acuñada por Hall13 que enfatizaba la estimación del número de personas y los tipos de conocimiento, habilidades y actitudes que requieren para alcanzar objetivos sanitarios predeterminados y una determinada situación de salud. El convencional proceso planificador implica un momento analítico, seguido por un momento de formulación e implementación de un plan de acción que continúa con la evaluación y el monitoreo de cambios en los entornos educacional y laboral para realizar los ajustes que fueran necesarios. La planificación, vista como un proceso aislado, fue en el pasado reactiva a las variaciones del sistema de salud, no considerando los condicionantes políticos ni logrando establecerse como procesos permanentes con proyección al futuro. Se realizaba en tiempos reales y con acciones concretas en el presente.14 Por otro lado, la mayor parte de los esfuerzos de planificación de recursos humanos en Latinoamérica y en el resto del mundo, se centraron básicamente en el médico. Muy pocos procesos incluyeron a otros agentes de salud, y en estos casos fueron principalmente de enfermería. Mucho menos fueron los casos que dirigieron a la fuerza laboral como un todo. 13 Para ampliar, ver Hall 1979. 14 Estas características son propias de un tipo de planificación normativa, distinta de una planificación estratégica. Ver “Aclaraciones conceptuales”, Pág. 5. 18 La necesidad de contar con el número "correcto" de una mezcla de profesiones, con las competencias adecuadas en el lugar y tiempo adecuados, fue siempre el interés de quienes intentaron planificar. Sin embargo, no ha sido esa la experiencia en Latinoamérica en general,mucho menos en Argentina. La práctica real de planificación de recursos humanos se basó en el cálculo de la disponibilidad o de la oferta usando alguno de los métodos conocidos -por lo común dependiente de la información disponible- y a partir de allí se proyectaban las necesidades futuras, en un determinado horizonte temporal, en función de una meta o parámetro internacionalmente aceptada. Generalmente, tanto los procesos de planificación como los estudios nacionales de recursos humanos, fueron originados por la presión corporativa o la preocupación de los dirigentes sectoriales en coyunturas marcadas por ciclos de sobreoferta y escasez, intentos de disminución de cupos de formación debido a sobreoferta percibida, disminución de los presupuestos destinados a financiar puestos de trabajo, entre otras. En síntesis, los procesos de planeación fueron por lo común esporádicos, y en general inefectivos, ya que los planes fueron ejecutados sólo en casos excepcionales. En muchos otros fueron improvisados e influenciados, y limitados en su alcance, por intereses de actores diversos. Según señalan estudios sobre este tema realizados por la OPS15, es reconocido en el campo de recursos humanos que: 15 Por ejemplo, puede consultarse Brito, Padilla y Rígoli 2002. 19 Los políticos no quieren perderse el rédito que da abrir las escuelas médicas, sin pensar en necesidades, calidad ni situación de los mercados de trabajo; La sociedad no quiere perder oportunidades de educarse en carreras privilegiadas; Las corporaciones defienden sus intereses utilizando la oportunidad de formación como un recurso estratégico de acuerdo con la situación de los médicos en el trabajo; Las autoridades de las universidades se resisten a la disminución de la matrícula por riesgo a su supervivencia, a pesar de no tener condiciones adecuadas para la formación masiva; No existen políticas sanitarias ni claridad en los modelos de atención que sirvan de orientación a la formación ni a la gestión del personal. Además, cabe destacar, la utilización de métodos a partir de estándares de cálculo no tomaron en cuenta, en la práctica, las condiciones del entorno político ni sanitario y los cambios en las condiciones de trabajo, como son el número de horas de las jornada, la modalidad full o part time, el número de hombres y mujeres, las necesidades de tiempo libre, el envejecimiento de los trabajadores, el dinamismo tecnológico, la competencia en los mercados de trabajo, la influencia de las modalidades de pago, etcétera. Ya promediando los años ochenta surgió, como consecuencia de los problemas de inefectividad de la planificación de recursos humanos, e influenciado por el pensamiento 20 estratégico aplicado a la salud16, los planteos teóricos de la llamada planificación estratégica y/o situacional.17 No obstante, y sin perjuicio de ello, los logros finales de este esfuerzo fueron cristalizados más en el terreno conceptual (en el pensamiento estratégico aplicado al campo de recursos humanos) que en la ejecución de planes y operación de procesos, organizaciones, métodos y técnicas de planificación. Recién a mediados de la década del noventa, con el impacto de los procesos de reforma sectorial, hubo que redefinir, qué es y cómo debe ser una planificación de recursos humanos que permita orientar las dinámicas de formación, trabajo y gestión de los mismos, considerando las nuevas condiciones del entorno y con la finalidad de contribuir a los objetivos de los sistemas de salud. En este marco, podría afirmarse que en los últimos diez años muy pocos países de América Latina (tal vez ninguno) lograron emprender un proceso organizado e institucionalizado de planificación de agentes de salud, a pesar de que los determinantes del campo del personal, generados en los procesos de reforma, animaban o exigían un esfuerzo de este tipo. La planificación como intervención estratégica en el campo de los RRHH. Algunos de los principales problemas en esta materia, según revisión internacional llevada a cabo por investigadores canadienses son, por un lado, la separación de la planificación de los recursos humanos de la planificación de los servicios y de programas de 16 Carlos Matus y Mario Testa fueron dos referentes insoslayables en tanto precursores de dicho replanteo teórico. 17 Para ampliar, ver Rovere 1993. 21 salud, y por el otro, su focalización en la proyección cuantitativa de las necesidades de la fuerza de trabajo médica. Dos serían las condiciones básicas subyacentes que explican los problemas indicados. Una es la vigencia entre los años 60 y 80 de paradigmas del desarrollo de recursos humanos y de la atención sanitaria que reducían la producción de servicios a la contribución de la categoría profesional más poderosa en lo político y en lo técnico (la médica), y las posibilidades de su desarrollo a una mayor disponibilidad de dichos profesionales, lo que implicaba la necesidad de conocer su disponibilidad actual, las necesidades futuras para alcanzar una meta estandarizada internacionalmente y el ritmo de la formación por la escuelas de medicina. La segunda condición, es la confianza exagerada en las posibilidades de un plan técnicamente fundamentado, a despecho de una realidad política que negaba con demasiada frecuencia muchos de los supuestos del plan. La planificación era, en la ideología desarrollista del momento, una premisa esencial para la intervención estatal. Ambas condiciones eran expresiones de una ideología superada no sólo por otra ideología con status de "pensamiento único", sino por los propios cuestionamientos de una realidad mucho más compleja y dinámica de lo que se pensaba.18 De esta forma, dicha confrontación con la complejidad y el dinamismo de los procesos de desarrollo de recursos humanos trajo como consecuencia el desarrollo de una visión integrada del campo, que resaltaba no solamente la dimensión de la educación (definitoria de la oferta) sino también la del trabajo (que establece la demanda) y que se realiza en los servicios de salud (con lo que se hace evidente el vínculo orgánico entre 18 Para ampliar sobre este estudio de revisión internacional, puede consultarse Health Canada 2002. 22 ambas dimensiones del sistema), estableciendo entre educación y trabajo una relación tan compleja y conflictiva como las que se establecen al interior del sistema mismo. Como espacio complejo de lucha, la visión de campo19 involucra en tal sentido a toda la fuerza de trabajo -no sólo la médica- completándose con la participación protagónica de otros agentes y la interferencia de otras dimensiones de la realidad. Los actores significativos como sindicatos, corporaciones profesionales,universidades y las propias organizaciones de atención, se hacen visibles. Del mismo modo, los mercados laborales, los mercados educacionales y otros subsidiarios en la economía política de la atención de la salud y los procesos políticos y sociales de profesionalización, se hacen mediadores de la interacción entre lo educativo y lo laboral. Asimismo, cabe señalar, la atención de la salud es un producto igualmente complejo al que confluyen múltiples saberes e infinidad de tecnologías, y el cual está sujeto a determinaciones tanto políticas y culturales que se originan precisamente en la acción colectiva de las diversas agrupaciones y ocupaciones que se realizan en ese servicio social tan importante como inasible que es la atención de salud. Ese campo de recursos humanos, en sus múltiples dimensiones y mediaciones, requiere de intervenciones integrales e integradas para orientar su desarrollo según criterios de necesidad social. Una perspectiva de planificación debe integrarse en un conjunto de intervenciones de finalidades y posibilidades estratégicas conformadas por la definición de políticas, la acción regulatoria y la gestión de recursos humanos en las organizaciones de salud. Cada una de ellas tiene su propósito específico, su teoría de base y sus propios correlatos metodológicos y prácticos. 19 Aquí se asume el concepto de “campo” de Bourdieu 1997. 23 Es importante destacar, no hay posibilidades de que las políticas se ejecuten y generen los resultados buscados sin planes adecuados, que a su vez solo serán "papel impreso" si no existe la viabilidad que da la masa crítica de poder (político, económico y simbólico) para que se llegue a implementar. En el flexible y desregulado mundo actual, y no sólo en los sistemas de salud, la regulación ejercida por instituciones de la sociedad y el estado es necesaria para que los mercados imperfectos de la salud y la educación no agraven más los ya graves problemas del campo, y una buena parte de las posibilidades del plan se juegan en el campo de la regulación. Y aunque el estado nacional no es el "único planificador", sí es el más importante en tanto posee un mandato y una legitimidad democráticas, siendo promotor y garante de las políticas públicas que hacen viable e instrumentan un proyecto político con fuerte impacto en la población. Por ello, es el estado el principal encargado de establecer el escenario y las reglas de juego con el propósito de modular la dinámica de intereses y las acciones colectivas de los diversos actores, tratando de orientarlas hacia el logro de objetivos de bien común y no solamente de beneficio de sectores sociales (o económicos) representados por los partidos y por los grupos de poder o corporativos con influencia en el gobierno de turno. Problemas latentes. Uno de los principales problemas es la desproporción entre las diferentes categorías de profesionales y técnicos. En tal sentido, no hay suficientes técnicos para apoyar el trabajo de los profesionales, son insuficientes los profesionales no médicos y existe un exceso de médicos especialistas (HOMEDES y UGALDE, 2005). 24 El desequilibrio entre el número de profesionales y de técnicos afecta directamente a la eficiencia y a la calidad de los servicios, ya que los primeros tienen que dedicar parte de su tiempo a llevar a cabo tareas que los técnicos pueden realizar mejor y a menor costo20 . Por otro lado, el desequilibrio entre el número de profesionales que son médicos y que no lo son, tiene un impacto directo en la calidad de los servicios y en la orientación curativa de la atención sanitaria, que puede resultar más costosa que las intervenciones preventivas, las acciones de promoción de salud y los tratamientos curativos no farmacológicos. Además, el desequilibrio entre el número de médicos generales y de especialistas conduce, frecuentemente, a prestaciones médicas más costosas y al uso innecesario de altas tecnologías, con posibles consecuencias yatrógenas para el paciente, por lo que además de ser ineficiente puede afectar a la calidad de la atención. Si bien es cierto que los administradores, los economistas, los nutricionistas, los educadores y otros profesionales se incorporan paulatinamente a los equipos de salud, el proceso de toma de decisiones sigue bajo el control de los médicos, por lo que no ha habido cambios en el énfasis curativo de la actividad sanitaria, en detrimento de las acciones de salud pública. Según Bach21 , la carencia de personal en disciplinas tales como la atención primaria, la economía de la salud, la comunicación, la educación, la nutrición y la ingeniería sanitaria aún dificulta en gran medida que mejore la calidad y aumente la eficiencia en el sector de la salud. En relación a la desproporción territorial entre el número de profesionales de centros urbanos y rurales puede observarse una concentración de personal en hospitales y centros de salud urbanos, al tiempo que insuficientes agentes de salud en áreas rurales y urbanas 20 Este es el concepto de “costo de oportunidad” en economía. 21 Para ampliar, ver Bach 2000. 25 marginales. Es importante señalar el limitado acceso de la población rural a todo tipo de servicios, tanto de salud pública como de atención curativa, lo que contribuye a una mayor inequidad. Por otra parte, la concentración desproporcionada de recursos humanos en los hospitales también produce inequidad, porque la gran mayoría de los pobres tienen un acceso muy limitado a los mismos. Aunque esta realidad siempre ha existido y está ampliamente documentada, las reformas no han mejorado el acceso oportuno de las clases económicamente necesitadas a los servicios de salud (HOMEDES y UGALDE, 2005). Otra realidad también conocida desde hace muchos años es el pluriempleo médico, el cual constituye una de las causas del ausentismo laboral en las instituciones públicas y de la baja productividad de los médicos en ese sector. Además, es una fuente de conflictos de intereses para los médicos que remiten a sus pacientes desde el sector público a los servicios privados. Según Brito22, el pluriempleo provocado por la reforma ha aumentado el estrés y el descontento entre los médicos. Es frecuente, además, encontrarse por parte de las autoridades públicas del sector en la difícil tarea de administrar reglamentos que habían sido elaborados por otras instituciones y actores. Elementos gerenciales básicos, tales como la definición del salario, la promoción, el despido, la carga laboral, los horarios de trabajo, la ubicación y la transferencia del personal, quedaban fuera del control de los administradores de salud. Unas veces las decisiones eran el resultado de negociaciones políticas entre el gobierno y los sindicatos, y otras veces provenían de otros ministerios, como los de finanzas, educación, trabajo o servicio civil. En aquellos casosen los que el sector de la salud o sus instituciones podía contratar personal, tanto la selección de la persona como los criterios de promoción con frecuencia no respondían a necesidades técnicas, a la capacidad o a la experiencia profesional de los candidatos, sino a favoritismos, nepotismos y dictados 22 Para ampliar, ver Brito 2000. 26 políticos. Los ministerios de salud y las entidades encargadas de la seguridad social no controlaban la formación del personal profesional y técnico ni podían decidir el número de profesionales y técnicos de cada categoría que necesitaban. Finalmente, e introduciéndonos en la problemática central de este trabajo que a continuación se desarrollará, cabe señalar que entre los diversos desequilibrios estructurales referidos a la fuerza de trabajo en salud y presentados brevemente hasta aquí, se destaca la falta de orientación en cuanto a la formación de agentes de salud en sintonía a los nuevos y cambiantes problemas sanitarios. Y cuando se habla de “orientación”, se habla de dos cuestiones esenciales. La primera tiene que ver a la necesidad de modificar los planes curriculares hacia un enfoque dirigido más a la salud que a la enfermedad, así como a la comunidad que al individuo aislado, es decir, romper con un abordaje tradicional del proceso salud-enfermedad. La segunda cuestión, se refiere a una “orientación” vinculada al tipo de carreras en salud y sus especialidades, prioritarias en relación a un diagnóstico situacional previo que defina las necesidades del sector y sirva, al mismo tiempo, de pauta a la formación. Este último aspecto, sólo será posible en la medida que el sistema de información de salud, mediante sus registros sistemáticos, permita identificar y mensurar los mismos en toda su complejidad. 27 EDUCACIÓN Y SALUD. Dinámica de la oferta en formación: un panorama. La formación de agentes de salud en Argentina se realiza en un número importante de instituciones universitarias, ya sean de gestión pública o privada. Entre 1960 y 1990, existían en el país tan sólo nueve escuelas de medicina, siete públicas y dos privadas. A partir de ese momento, y de las modificaciones en los marcos legales, se disparó un proceso de creación de instituciones que eleva hoy dicha oferta a 25, diez carreras en universidades públicas y quince en privadas (ABRAMZÓN, 2005) No obstante, el problema estriba en que las nuevas instituciones se instalaron en los grandes centros urbanos donde ya residía el mayor número de profesionales. Es decir, este aumento en la oferta no respondió a una política de formación de recursos humanos orientada a atender las necesidades de determinadas áreas o grupos sociales. En tiempos de mercado, desde su lógica, no es -ni fue- irracional preferir ámbitos que por su desarrollo y poder adquisitivo garanticen una demanda sostenida de estudios de grado y posgrado. La formación de agentes de salud en nuestro país enfrenta serios problemas: la expansión de la oferta, sobre todo de instituciones privadas con creación de carreras sin estudios adecuados que avalen su necesidad o su calidad, falta de políticas de promoción de determinadas carreras de interés estratégico como es el caso, por ejemplo, de enfermería, y la persistencia de planes de estudio tradicionales desarticulados de las cambiantes necesidades sociales. A pesar de todo, y siguiendo los estudios realizados por Abramzón, en los últimos años puede observarse una desaceleración en la creación de carreras, sobre todo de 28 escuelas privadas y en particular de medicina, lo que podría deberse por un lado, a la implementación de mecanismos de regulación por parte de las autoridades del Ministerio de Educación. A tal efecto, cabe señalar la existencia de instancias de evaluación y acreditación establecidos por el Ministerio de Educación a través de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) creada por ley nacional. Volviendo a la dimensión cuantitativa de la distribución de agentes de salud, desde la perspectiva de los economistas neoclásicos, la conocida “superpoblación de médicos”, por dar un ejemplo muy estudiado, constituiría la causa del mayor gasto en salud, de la menor dedicación al paciente, de la especialización excesiva, de las sobreprestaciones que caracterizan a los servicios, en fin, que en condiciones de sobreoferta médica la utilidad del trabajo médico pasaría a ser negativa.23 Sin embargo, esta concepción no considera las particularidades de los distintos sistemas nacionales de salud, por el contrario, piensa en estándares universales. Consecuente con este razonamiento, no entrarían aquí en juego las particulares formas de organización de los sistemas de salud y modelos de atención vigentes, las condiciones de trabajo que el complejo médico industrial en este caso impondría, el avance científico y sofisticación tecnológica así como los mecanismos rentísticos de las corporaciones profesionales. Se omite, en definitiva, que el estado de salud de la población depende, principalmente, de las condiciones de vida y de trabajo a las que fueron sometidas históricamente las personas.24 23 Para ampliar este concepto, ver Medici 1999. 24 Cabe mencionar aquí el impacto negativo que tuvieron muchas de las políticas formuladas por los organismos financieros en los últimos quince años e implementadas por los gobiernos nacionales. 29 Con todo, y sin perjuicio de los problemas que pueda llegar a generar -en abstracto- un determinado número de agentes de salud en la sociedad, lo que debería plantearse, antes que nada, son las acciones que posibiliten una atención de calidad para toda la población, lo cual implica necesariamente replantear las bases sobre las que se formulan las políticas de salud. Y un aspecto crucial para la formulación de políticas en salud es el desarrollo de un adecuado sistema de información que caracterice la situación poblacional en sus múltiples dimensiones, tanto para la definición de “necesidades sociales” como para la elaboración de un plan de acción orientado a las mismas, proyectándose sobre escenarios venideros. Este tema se abordará con mayor precisión, y con específica referencia al sector salud, en la próxima sección.25 El proceso de formación en nuestro país. Algunas universidades han iniciado procesos de evaluación interna y cambio curricular dando como resultado en muchos casos el establecimiento de cupos en la carrera de medicina y modificación del modelo pedagógico. Tal es el caso, en los últimos años, de las Universidades de Cuyo, La Plata, Rosario y Tucumán. En tal sentido, son escasos en la actualidad los avances orientados a producir modificaciones de planes de estudios que replanteen los ejes del proceso de formación,adecuando los mismos hacia una visión más integral del proceso salud-enfermedad así como a las necesidades sociales en este campo. 25 . Ver “Sistemas de Información en Salud”, pág. 37. 30 Por ello, es importante indagar en profundidad si las dificultades técnicas y la falta de recursos pedagógicos y económicos no son consecuencia, en realidad, de las rigideces de las estructuras académicas, la multiplicación de intereses involucrados tanto internos como externos a la institución y la falta de articulación intersectorial: salud-educación-trabajo. No obstante la situación en la Rep. Argentina, la mayor parte de las escuelas del campo de la salud, en muchos países, están discutiendo las características del proceso de formación de sus agentes. Es un contexto en el que están tratando de revisar lo que ha sido el diseño tradicional de los planes de estudio que han venido sosteniendo por lo menos durante los últimos setenta u ochenta años. El mencionado diseño se ha apoyado en una concepción de los problemas de la salud-enfermedad como cuestión individual. La concepción de enfermedad subyacente era aquella por la que se identificaba un agente causal respecto del cual era posible intervenir aplicando la terapéutica adecuada para quebrar su acción. La aparición de problemas crónicos, de problemas de salud mental, de nuevos tipos de enfermedades contagiosas hasta el momento no conocidas, fue obligando a revisar esta concepción. De esta manera, pudo comprobarse que las condiciones ambientales, los estilos de vida, las condiciones de trabajo, la desigual accesibilidad a los bienes y servicios, fueron algunos de los factores identificados en las distintas sociedades como la base de las condiciones colectivas de salud. Esta formación “tradicional”, de la cual se hace aquí mención fue, en consecuencia, compatible al perfil de atención que nuestro sistema de salud expresó históricamente a través de sus prácticas. Tradicionalmente, éste estuvo orientado a la atención paliativa de las enfermedades, concentrando sus esfuerzos fundamentalmente en el segundo y tercer 31 nivel de atención26. Contrario a esta perspectiva, es una nueva visión preventiva, la cual privilegiando los aspectos positivos de la salud pasa a adoptar la estrategia de atención primaria de la salud con foco en la población. De esta manera, no sólo el hospital deja de ser el eje del sistema convirtiéndose en un efector más de una red de atención de la salud de complejidad creciente, sino su contra-cara: la enfermedad. Lógicas contradictorias. Este nuevo planteo sobre el proceso salud-enfermedad ocurre en un momento en que muchas sociedades del mundo, y el sector salud en particular, comienzan a atravesar fuertes procesos de reforma orientadas a superar serias situaciones de crisis económica. En tal sentido, la mayoría de los países de América Latina aplicaron una receta muy difundida, cuestionada en la actualidad por muchas naciones. Ésta se estructuraba en torno de una reducción del papel del Estado, del retiro del Estado del sostenimiento de las políticas sociales, lo que determinaba situaciones de exclusión social crecientes que dejaban a vastos sectores de la población sin condiciones de atención a sus problemas. En este marco, la salud dejó de ser un bien intrínseco, con valor en sí mismo, para pasar a ser una mercancía más en el mercado, que tiene un valor: el que puede paga y el que no, padece. Esta receta, instrumentada en la mayor parte de las sociedades del mundo, tiene en América Latina y en nuestro país en particular, consecuencias aún más graves al instalarse estas políticas sobre la base de un déficit consolidado y sobre la base de un Estado de Bienestar que no había saldado completamente su deuda social. Con todo, se registraron incrementos en las tasas de desempleo, bajos salarios, una menor accesibilidad a los 26 Para ampliar, Rovere 1999. 32 servicios, aumento en los niveles de pobreza, reaparición de algunas enfermedades asociadas con la pobreza que se creían haber desterrado.27 En el sector salud en particular, dichas políticas produjeron: a) la deserción del Estado y la reconversión del modelo prestador, b) los cambios en la propiedad del sector -la propiedad del sector pasó de manos de los profesionales del área a las de las grandes corporaciones financieras, que operan en el sector con criterios de rentabilidad que, en general, no son los que determinan las necesidades de los problemas que están siendo atendidos- y, c) una pérdida de autonomía de la práctica profesional. La complejidad de esta situación, desde hace ya unos años, impulsó para muchos países de América Latina, la elaboración de una serie de recomendaciones por parte de la OMS. En este sentido, las tres recomendaciones fundamentales que señalara el organismo internacional para este escenario en materia de formación, fueron: desarrollar protocolos para el cambio en la educación médica, definir la responsabilidad social de las escuelas médicas y evaluar la calidad de la educación médica a partir de la respuesta social que esas instituciones están en condiciones de dar. Es así como muchos países de América Latina encararon transformaciones de sus planes de estudio en esta dirección. Esta cuestión de la profunda insatisfacción con la práctica, aún cuando no existiera claridad respecto del origen o raíz de los problemas, está en la base de los procesos de reflexión: ¿Se forman profesionales en virtud de criterios de necesidad social? ¿Es adecuada su inserción en el mercado laboral? Para dar un ejemplo, cabe mencionar los resultados de una encuesta que hiciera la Facultad de Medicina de Rosario alrededor de los años '89-'90 a los estudiantes de 5º y 6º 27 Para ampliar, pueden consultase las exposiciones presentadas en la “Jornada de Reflexión sobre Cambio Curricular” llevada a cabo en la Facultad de Medicina de la U.B.A., en diciembre de 2000. Visitar: http://www.fmv-uba.org.ar/proaps/cambio1.htm 33 http://www.fmv-uba.org.ar/proaps/cambio1.htm año, en la que se les preguntaba por sus expectativas profesionales. El 80% de esos estudiantes tenía como modelo de práctica el consultorio privado, el modelo de la práctica autónoma, el modelo que trasmitían sus docentes. Esta disociación entre las condiciones de la práctica, las posibilidades en el mercado de trabajo y el modelo de formación, genera una serie de frustraciones en los docentes, en la institución universitaria y en los propios profesionales que está siendorevisada en la mayor parte de los países de América Latina. De esta forma, siguiendo a Abramzón, las nuevas tendencias en materia de formación de agentes de salud se orientan a: i) una participación activa del alumno en el proceso de aprendizaje, ii) la selección del contenido esencial o el core curriculum para transitar la formación de grado que incluya los contenidos imprescindibles, los básicos para los aprendizajes posteriores, iii) reservar un espacio amplio para que el estudiante pueda realizar programas electivos, para que pueda completar su formación con aquellos contenidos que más se acercan a lo que son sus intereses, sus inquietudes, sus necesidades, sus habilidades, iv) que dichos contenidos teóricos puedan ser articulados con los prácticos, v) que durante su proceso de formación el alumno sea aproximado lo más posible a las situaciones de la vida real, a las que va a tener que enfrentar en el ejercicio de su práctica y, vi) que esos contenidos sean seleccionados y estén organizados en torno de las necesidades sanitarias de salud y desarrollados en diferentes escenarios y aprendizajes.28 Es importante señalar, que la mayor parte de los programas innovados tiende a la diversificación de los espacios de aprendizaje. Prácticamente, la enseñanza intramural ha sido minimizada reservando la enseñanza en algunos hospitales para cuestiones muy específicas y los espacios de aprendizaje se han descentralizado a los centros de salud, los lugares de trabajo, las instituciones de educación, en suma se trata de utilizar todas las 28 Ver presentación de Abramzón para la “Jornada de Reflexión sobre Cambio Curricular” (http://www.fmv- uba.org.ar/proaps/cambio1.htm) 34 http://www.fmv-uba.org.ar/proaps/cambio1.htm http://www.fmv-uba.org.ar/proaps/cambio1.htm instalaciones del equipamiento social para poder formar a los profesionales cada vez más cerca de los espacios de su práctica. Cabe mencionar, como ejemplo, la prestigiosa Facultad de Medicina de Beersheva en Israel, que no tiene edificio propio, sólo una unidad administrativa, desarrollándose la enseñanza en unidades de servicio y otros espacios. Por otro lado, en todos los procesos de reforma curricular se dedica un espacio muy importante al papel docente en este cambio. El rol docente, su formación pedagógica, lo cual no quiere decir minimizar su papel sino provocar un trabajo de reflexión con todos los actores del proceso educativo para reformular esta participación, que no desaparece sino que debe ser resignificada. Con todo, el docente constituye una figura referencial como orientador, guía, el que está en el lugar del experto que puede ayudar al estudiante a formularse las preguntas y buscar la información que necesita para resolver el problema que tiene planteado. Este problema vinculado a la reorientación de la formación de los agentes de salud en general, viene a coronarse en el marco de un funcionamiento ineficaz del sistema de información en salud que disipa la real situación del proceso salud-enfermedad en la población de las decisiones políticas atinentes a la materia. A continuación, se explicará la importancia de esta cuestión, caracterizándose la orientación y “performance” de dicho sistema, así como las repercusiones del mismo para una adecuada planificación. 35 SISTEMA DE INFORMACIÓN EN SALUD. Acerca de la importancia de la información. El nuevo contexto de planificación requiere de un tipo específico de información que le de sustento. Si, por ejemplo, las tendencias evidenciadas muestran que la cantidad total de médicos por habitante crece en forma desproporcionada, esto debe ser una indicación para las universidades, los colegios profesionales y los empleadores que algunas acciones deben ser programadas. De la misma forma, si los datos del sistema de información señalan que la concentración de especialistas o de enfermeras en las capitales o grandes ciudades sigue aumentando en desmedro de las zonas alejadas, los sistemas de servicios debieran planificar programas de incentivos a mediano plazo o diseñar perfiles de carreras funcionales que reviertan esta tendencia. Por esta razón, disponer de una plataforma de información cobra mayor importancia en nuestro país y en la región, dado el impacto negativo que los procesos de reformas -ya previamente descritos- produjeron en el sector salud, más precisamente sobre los agentes de salud que en éste se desempeñan. Según indica la OPS29, esta plataforma debería estar constituida por un set de datos básicos, mantenidos por información de fuentes primarias regulares (registros permanentes, fuentes estadísticas, etc.), que sea, al mismo tiempo, alimentada y usada por los actores principales del sistema para una adecuada toma de decisiones sobre los problemas detectados. 29 Ver Brito, Padilla y Rígoli 2002. 36 Cabe señalar, que existe una interacción permanente entre los principales objetivos de la planificación y las necesidades de información. De esta manera, si bien un problema detectado a priori precisa datos para ser cuantificado, a la inversa, un relevamiento de información amplio puede cuantificar problemas que hasta el momento no habían sido considerados prioritarios. Por esta razón, los sistemas de información precisan estar orientados a problemas, pero recoger en forma permanente datos básicos de tendencias generales que monitoreen el panorama y adviertan de futuros desequilibrios (BRITO, PADILLA y RÍGOLI, 2002). En la actualidad, la extensión de bases de datos informatizadas para el pago de salarios, cobro de matrículas, registro de actividad profesional y otros procedimientos administrativos, así como la extensión del uso de las nuevas clasificaciones ocupacionales en los censos y encuestas nacionales, podrían ser utilizadas para la construcción de "almacenes de datos", los cuales son la base de trabajo, por ejemplo, de los “Observatorios de Recursos Humanos en Salud” instalados en muchos países de América.30 Los métodos de estimación de necesidades de personal basados en la opinión de expertos, por los cuales se definía un número de profesionales (por lo general médicos) necesarios para resolver un determinado problema o tratar una determinada condición patológica, se basaban en un criterio de eficacia de las intervenciones que luego se demostró dudosa o errónea. Sin embargo, ahora se utilizan estimaciones de la utilización actual de servicios como un indicador proxy de requerimientos de profesionales de salud.31 30 Puede consultarse OPS-OMS 2001. 31 Para ampliar, ver Health Canada 2002. 37 Una aproximación al problema actual. Un tema crítico en nuestro país es la falta de datos confiables en general así como la poca información que existe sobre del resto del equipo (no médico) para tomar decisiones. En
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