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PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
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INFORME DE EVALUACIÓN DE GÉNERO 
 
 
 
1. INTRODUCCIÓN 
El presente documento surge de la demanda formulada en otoño de 2010 por la ONG 
Elkarbanatuz hacia OREKA SAREA SL: se trataba de realizar una evaluación de 
género del proyecto AKWABA, impulsado en Costa de Marfil por un consorcio de tres 
ONGDs españolas, bajo la responsabilidad de la organización local de los Hermanos 
de la Salle y con financiación del Ayuntamiento de Bilbao. Dicho proyecto quiere dar 
respuesta a las urgentes necesidades materiales y educativas de los niños y niñas en 
situación o riesgo de exclusión social de Abidjan. En primer lugar, sacándolos de la 
vida en las calles para también poder atender a su escolarización formal, dando así 
herramientas que les facilitan mayores posibilidades de orientar su vida. En segundo 
lugar, realizando una reintegración familiar, después de buscar a familiares cercanos y 
valorar la posibilidad de un tutelaje adecuado. El proyecto plantea una actuación 
diferente para niños y niñas, como veremos más adelante, para responder a las 
condiciones distintas de exclusión de ambos grupos. 
Sin embargo, casi desde el planteamiento inicial se ha manifestado una serie de 
dificultades importantes, varias de las cuales han sido independientes de la voluntad 
de las organizaciones implicadas: 
• La reducción de la cuantía de la subvención solicitada para la parte de 
evaluación del proyecto no ha permitido la organización de un viaje en terreno, 
eliminando la posibilidad para el equipo de Oreka Sarea de conocer 
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directamente tanto las condiciones materiales del proyecto como el equipo 
humano que lo lleva a cabo. 
• Sin embargo, más allá de la falta de financiación, el obstáculo más importante 
que se ha presentado ha sido el desencadenamiento de un episodio activo de 
violencia armada en Costa de Marfil, en los meses que han seguido la 
celebración de las elecciones presidenciales de noviembre de 2010, es decir 
precisamente durante las semanas que se iban a utilizar para realizar el trabajo 
de evaluación. La situación aún no ha recobrado completamente la normalidad 
-- una normalidad muy relativa en un país que sufre desde hace años un nivel 
importante de violencia explícita y latente--, a pesar de la reciente salida del 
poder del expresidente Gagbo y la instauración en mayo de 2011 del ganador 
en las urnas, el nuevo presidente Ouattara. Veremos más adelante hasta qué 
punto la violencia armada ha podido dificultar las condiciones de ejecución del 
proyecto y empeorar el contexto general de intervención para los colectivos 
objetivos. 
• En relación a la evaluación en sí, la situación vivida en el barrio de Abobó, en 
Abidjan, ha impedido obtener la mayor parte de la información específica que 
se tenía previsto recabar inicialmente. La necesidad de abandonar 
temporalmente el centro, la desaparición de parte de la documentación 
existente y la ruptura de comunicación directa por internet o por teléfono ha 
eliminado la posibilidad de trabajar sobre datos primarios. 
• En última instancia, los documentos que han llegado hasta el equipo de 
evaluación han sido muy limitados: La descripción del proyecto presentado, las 
actas de las asambleas cuatrimestrales celebradas por el equipo directivo y 
educativo del proyecto, el informe narrativo final, la página web del proyecto y 
el documental filmado por Televisión Española en el marco del programa 
“Pueblo de Dios”. Dichos elementos han sido contrastados mediante entrevista 
con la persona responsable del proyecto en Elkarbanatuz. 
Es la razón por la cual, más que una evaluación de género al uso, el presente 
documento se plantea como una herramienta de trabajo para los meses que vienen, 
una vez recuperados los cauces de comunicación habituales y reanudada la 
posibilidad de trabajar directamente con las entidades locales colaboradoras del 
proyecto. 
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Lo hemos estructurado de la siguiente forma: 
• Introducción 
• Información sobre el contexto general de desarrollo del proyecto y la población 
objetivo. 
• Recordatorio de las principales fases de incorporación de la perspectiva de 
género en el ciclo del proyecto y herramientas habituales del análisis de 
género. 
• Análisis de género de la información de evaluación disponible en la actualidad y 
propuestas de mejora para la obtención de la información relevante en el 
futuro. 
 
2. CONTEXTO GENERAL DE DESARROLLO DEL 
PROYECTO 
 
Una situación de exclusión social 
Cuando hablamos de poblaciones excluidas o en riesgo de exclusión, hacemos 
referencia implícita a lo que serían consideradas condiciones de “normalidad” del 
entorno de referencia. Dicha normalidad tiene aspectos legales (alguien que no 
respeta la legalidad vigente está considerada como “fuera de la ley” y por tanto de la 
norma jurídica), pero tiene también (sobre todo) aspectos económicos, culturales y 
sociales que son definidos de forma implícita por la sociedad y pueden llevar a que se 
estigmatiza a las personas que no obedecen a dichas normas. En estos casos, las 
dificultades económicas y sociales objetivas se ven aumentadas por dificultades 
psicológicas vinculadas al rechazo social, y las personas afectadas acumulan los 
obstáculos. La exclusión se puede definir como una triple ruptura: 
• Una ruptura del vínculo social (lo que une una persona a la sociedad) 
• Una ruptura del vínculo con las instituciones sociales (el rechazo de la persona 
por la escuela y la familia, en particular) 
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• Una ruptura de ciertos vínculos simbólicos (el rechazo de los valores 
espirituales colectivos).1 
El concepto de niños y niñas de la calle 
Aunque la denominación « niños o niñas de la calle » da a pensar que nos 
encontramos ante una clase de población relativamente uniforme, la realidad ofrece 
una imagen bien diferente. Primero en cuanto a la edad, que va normalmente desde 
los 6-8 años hasta bien entrada la mayoría legal de edad, que ha pasado en los 
últimos años de 21 a 18 años. Más allá del significado legal, se suelen considerar 
“niños o niñas” de la calle a quienes la sociedad no reconoce todavía como una 
persona adulta, con los derechos y obligaciones que acompañan dicho estatus 
normalmente. En la sociedad tradicional marfileña, el pasaje a la edad adulta varía 
según las etnias (por ejemplo, se da a los 18 años en los pueblos Malinkés mientras 
que no llega hasta los 28 años en los pueblos Senoufos). 
Segundo, según la definición concreta de los y las niñas de la calle puede variar 
enormemente la evaluación de su número y la definición de las políticas sociales que 
pretenden hacer frente al fenómeno. En el caso presente, en vez de una definición 
analítica que tomaría en cuenta las causas que han llevado a los niños o niñas a vivir 
en la calle, conviene utilizar una definición descriptiva de las condiciones de vida de 
dicha población. Los niños y niñas que vemos en las calles pueden formar parte de los 
colectivos siguientes: 
• Un niño o niña “de la calle”: No tiene domicilio fijo, vive en la calle. Puede 
haber sido abandonado por su familia, no tener ningún familiar vivo, o haber 
huido de la familia. Tiene que adoptar estrategias de supervivencia. Suele vivir 
al aire libre, ocupar edificios abandonados o dormir en otros tipos de refugios. 
• Un niño o niña “en la calle”: visita su familia regularmente, puede incluso 
volver a dormir a casa cada noche, pero pasa la mayor parte de los días y1 Léa Salmon, « Les enfants de la rue à Abidjan », Socio-anthropologie [En ligne] , N°1 | 1997. 
http://socio-anthropologie.revues.org/index76.html 
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algunas noches en la calle por razones de pobreza, falta de sitio en el domicilio 
familiar o situaciones de maltrato y abuso sexual en el hogar. 
• Un niño o niña que es parte de una familia que vive en la calle : Algunos 
niños o niñas viven en las calles o en plazas con el resto de su familia, debido 
a la pobreza, desastres naturales o desplazamientos forzados. Trabajan a 
menudo en las calles con otros miembros de su familia. 
• Un niño o una niña institucionalizada : Vienen de la calle, están acogidos/as 
en algún tipo de institución, pero corren el riesgo de volver a la calle y a 
situaciones de mayor precariedad. 
El público objetivo del proyecto Akwaba entra en la primera categoría, es decir la de 
niños o niñas “de la calle”. Según UNICEF, es un colectivo que responde a las 
condiciones siguientes: 
• Viven en la ciudad ; 
• Los vínculos con las familias son débiles o inexistentes; 
• Los niños y niñas desarrollan estrategias de supervivencia para protegerse de 
las amenazas y encontrar recursos suficientes para sobrevivir2; 
• La calle es su hábitat principal y reemplaza a la familia como lugar de 
socialización; 
• Se encuentran expuestos y expuestas a riesgos específicos muy importantes. 
 
Socialización y problemas generados por la urbaniza ción y la ruptura de la socialización 
tradicional 
En su origen la sociedad marfileña tradicional es esencialmente rural y se caracteriza 
por una organización socio-económica de tipo comunitario. En este tipo de sociedad 
predominan dos factores de socialización: el papel de la familia extensa y la 
importancia acordada a los diferentes grupos de edad. 
 
2 Dichas actividades suelen entrar en 4 grandes categorías: a) Vender chuches, periódicos; 
limpiar zapatos; lavar coches; b) mendigar; c) realizar actos delictivos (tráfico de drogas, robos, 
etc.); d) prostitución. 
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La familia extensa no es solamente el sitio donde se ejercen los deberes y se 
reconocen los derechos, también es el lugar predilecto de educación de los y las 
jóvenes. El interés del grupo prima sobre el interés del individuo y el aprendizaje de las 
normas se hace de forma progresiva, por contacto con las personas adultas desde la 
infancia. Asimismo, la necesidad que tiene la familia de que acuda a trabajar en el 
campo prima sobre el deseo de juego, llevando a una responsabilización temprana de 
los niños y niñas, aunque las fases y los mecanismos de la educación (diferenciada 
según el sexo) varían según las etnias. 
Las “clases o grupos de edad ” se definen como un conjunto de personas, de ambos 
sexos, que tienen una edad similar y son organizados en un grupo socialmente 
reconocido, sometido a los mismos “ritos de pasaje” e ejerciendo las mismas 
actividades.3 
Estos modos de socialización de la infancia en el medio rural se contradicen con el 
funcionamiento de la sociedad urbana moderna , cuyo individualismo choca contra 
las raíces comunitarias tradicionales. Se ha visto como la colonización ha importado 
modelos elitistas, administrativos y económicos que fueron adoptados como base de 
las estrategias de “desarrollo” del país después de la independencia. Las 
consecuencias, entre otras muchas, han sido la desorganización de la familia 
extendida que ya no cumple con su papel de vector de socialización y la falta de 
eficacia del sistema educativo, cuyas escuelas no logran una inserción apropiada de 
los y las jóvenes en un entorno urbano más hostil. Los y las niñas son las primeras 
víctimas de semejante desorganización social. 
 
 
3 M. Panoff, M. Perrin, Dictionnaire de l’ethnologie, Paris, Payot, 1973, citados en Lea Salmón, 
ibid. 
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Modificación de las estructuras familiares tradicio nales 
Los cambios legislativos y otros factores legales no son la única explicación de la 
transformación de las familias: los condicionantes socio-económicos de la vida en 
medio urbano han acelerado los cambios. Las personas que han migrado a las 
ciudades han visto como sus vínculos con la familia extendida que permanecía en el 
pueblo se han debilitado por el coste de la vida en la urbe, la imposibilidad o 
reticencias para responder a las demandas económicas de la gente del pueblo, las 
dificultades de comunicación y costes de los desplazamientos, la atracción del modelo 
“moderno” de la familia nuclear occidental, etc. 
Como consecuencia, las relaciones entre progenitores y prole han cambiado de forma 
considerable, y muchas familias se ven absorbidas por obligaciones que les impiden 
dedicar más tiempo a la educación de los niños y niñas, que más que una ayuda 
productiva constituyen ya una carga demasiado pesada. La pérdida de referencias 
sociales y culturas puede además minar la autoridad parental o llevar a los 
progenitores a adoptar actitudes violentas que obligan a hijos o hijas a abandonar el 
hogar. 
Por otra parte, el sistema educativo y el sistema de salud están en situación de 
bancarrota, y muchas familias tienen dificultades para asumir los costes que no cubre 
el Estado. A principios de los años 1990 se estimaba que muchos niños y niñas se 
quedaban fuera de la escuela primaria y que el 70% del alumnado inscrito en primaria 
no pasaba nunca a secundaria. En esa época, se calculaba también que había unos 
14.000 niños y niñas de la calle en la capital, Abidjan, y más de 20.000 en todo el país, 
el punto común siendo la situación de fracaso escolar o la exclusión total del sistema 
educativo. 
Hoy en día, las organizaciones que lideran el proyecto Akwaba, retratan un país que, 
después de 7 años de conflicto armado y una grave crisis económica se encuentra 
entre los de menor índice de desarrollo del planeta (en la 166 posición de 179 países, 
según informe PNUD de diciembre 2008). En 1990, la población de Abidjan era de 
2.170.000 habitantes y en el año 2006, después de que el conflicto desató importantes 
flujos migratorios hacia la ciudad, Abijan contaba ya con 3.8 millones de habitantes, lo 
que pone de manifiesto su crecimiento vertiginoso. 
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El 48% de las personas habitantes del país tienen menos de 15 años, y el 19% menos 
de 5 años. A nivel educativo el 80% de chicos van a la escuela, por tan solo el 60% de 
las chicas. 
La ciudad de Abijan está dividida en diez Ayuntamientos, el más poblado de ellos 
siendo él de Abobó con 1.000.000 de habitantes, y una natalidad que oscila entre 130 
y 200 nacimientos por día. Es también el barrio donde más se está visibilizando el 
aumento drástico de niños y niñas de la calle desde los años 90: las últimas 
estimaciones oficiales hablan de más de 30.000 niños y niñas de la calle en Abijan y 
de un ritmo de crecimiento anual del 27%. 
Hemos visto que dicha situación es consecuencia de una pobreza extrema (paro 
prolongado, incluso para personas con formación), de una urbanización muy fuerte 
(una gran emigración de las zonas rurales a las urbanas con la creación de numerosos 
«bidonvilles”, barrios de chabola), de la desestructuración de las familias, de un 
aumento de la desescolarización y del fracaso escolar, así como la pérdida de los 
valores tradicionales (solidaridad, fidelidad, acogida), etc. 
A estos factores, tenemos que añadir el impacto tremendo del conflicto socio-políticoque vive Costa de Marfil desde el año 2000. Sin entrar en muchos detalles, los 
disturbios ocasionados por la inhabilitación de uno de los candidatos se vieron 
aumentados por enfrentamientos de orden religioso y étnico, y afectaron 
especialmente a las grandes ciudades. Uno de los lugares más castigados fue 
precisamente el barrio de Abobó, en Abijan. A partir del año siguiente, la victoria del 
partido liderado por el musulmán Ouatara en numerosos municipios aumentó las 
tensiones con el Gobierno central y su líder, el presidente Gagbo, aferrado al poder. La 
inestabilidad política llevó a una desinversión económica extranjera y un desplome del 
gasto social a nivel interno. Numerosas familias se vieron también afectadas por la 
crisis mundial del precio del café y cacao. 
A partir del 2002 la tensión política de Costa de Marfil estalla ya en un conflicto bélico 
que divide al país en dos, hasta la firma de un acuerdo de Paz en 2007. 
Entretanto, la violencia ha generado numerosas consecuencias negativas para la 
población: 
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• Desplazamiento de poblaciones de Costa de Marfil, hacia otros países, sobre 
todo a Burkina, a donde han regresado más de cien mil personas originarias de 
ese país. 
• Desplazamientos internos de las zonas ocupadas por los rebeldes, Norte y 
sobre todo Oeste, hacia las zonas controladas por el gobierno con presencia 
de tropas francesas y de la CEDEAO (Comunidad de Estados de África del 
Oeste). 
• Abidjan ha sido el refugio de mucha gente, en particular de los niños y niñas 
que han perdido a su familia y acabado en la calle, tal y como han podido 
comprobar las y los educadores del Hogar Akwaba, en funcionamiento desde 
el año 2000. 
La presencia de una misión de mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas y de 
tropas francesas no impidió el reciente estallido de violencia después de las elecciones 
presidenciales del 2010, cuyo resultado a favor del oponente Ouatara no fue aceptado 
por el presidente Gagbo, que se negó a dejar el poder hasta el mes de abril de 2011. 
Durante varios meses, en pleno período de ejecución del presente proyecto, el barrio 
de Abobo se ganó el nombre de “Bagdad City”4, presenciando tiros de armas ligeras, 
de misiles y la explosión de bombas. Numerosos checkpoints en las carreteras, 
registros de coches y de casas pretendían controlar el territorio y poner fuera de juego 
a los grupos “enemigos”. Parte de la población optó por huir de la zona, pero la mayor 
parte intentó mantener un semblante de normalidad entre los tiros esporádicos y 
ataques a civiles. 
Es en este contexto extremadamente difícil que el proyecto AKWABA de Acogida y 
Desarrollo ha intentado funcionar de la mejor manera posible a lo largo del 2010. Sin 
embargo, la situación de conflicto armado abierto ha roto en numerosas ocasiones los 
canales de comunicación entre las diferentes organizaciones colaboradoras y no ha 
permitido ejecutar de forma adecuada los elementos principales de la evaluación de 
 
4 Côte d'Ivoire : bienvenue à Abobo, alias "Bagdad city", artículo del 12/03/2011, 
publicado en Jeuneafrique.com. 
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género previstos inicialmente. Sin querer entrar en grandes detalles, nos parece 
importante mencionar a continuación en qué consiste habitualmente una evaluación de 
género y cuáles son las principales fases de la incorporación de la perspectiva de 
género en el ciclo de los proyectos de desarrollo. 
 
3. LA EVALUACION DE GÉNERO Y LA 
INCORPORACIÓN DE LA PG EN EL CICLO DEL 
PROYECTO 
Introducir la perspectiva de género supone considerar sistemáticamente las diferencias 
entre las condiciones, situaciones y necesidades respectivas de las mujeres y de los 
hombres, en las fases de planificación, ejecución y evaluación de un proyecto. 
Típicamente, la aplicación del análisis y la planificación de género al ciclo del proyecto 
comprenden las siguientes fases: 
a. IDENTIFICACIÓN (Análisis de situación; Análisis de participantes; 
Análisis de problemas) 
b. FORMULACIÓN (con matriz de planificación e indicadores de 
evaluación) 
c. EJECUCIÓN DE LAS ACTIVIDADES 
d. SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN DESDE UNA PERSPECTIVA DE 
GÉNERO (Seguimiento del progreso del proyecto; Seguimiento de 
los resultados esperados; Condiciones necesarias para el 
seguimiento de género, y evaluación final del proyecto). 
Sabemos que ninguna acción de desarrollo tiene efectos neutros cuando las personas 
destinatarias no están en igualdad de condiciones. Por tanto, es importante ANALIZAR 
las actividades, MEDIR si se han logrado los objetivos y PLANIFICAR FUTURAS 
ACCIONES a partir de lo aprendido. 
Para ser lo más eficaz posible, el proceso de evaluación con perspectiva de género se 
tiene que diseñar desde la fase de formulación del proyecto. La recogida de 
información se va realizando a medida que se ejecutan las actividades previstas, 
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utilizando para ello las herramientas diseñadas y las fuentes de verificación 
identificadas. Pero el esfuerzo principal de sistematización y análisis de la información 
obtenida se desarrolla en la fase de seguimiento y evaluación de las actividades y 
resultados del proyecto, basándose en la identificación inicial, utilizando los 
indicadores de género definidos durante el diseño del proyecto y contando con la 
participación del equipo del proyecto, de las instituciones colaboradoras y los grupos 
objetivos. 
La fase de seguimiento incluye: 
• El análisis de acceso y control sobre los servicios y las infraestructuras. 
Investiga hasta qué punto el equipo del proyecto, las y los miembros de las 
instituciones colaboradoras y el grupo beneficiario tienen acceso al control 
sobre los servicios y las instalaciones del proyecto (información, capacitación, 
bolsas, empleo, medios de transporte, crédito, etc.) y comprueba si está de 
acuerdo con el plan del proyecto. 
• El seguimiento de participación en la toma de decisiones del proyecto. Se 
debe realizar un análisis de participación cualitativa y cuantitativa en la toma de 
decisiones, tanto del equipo del proyecto como de las instituciones 
involucradas y del grupo beneficiario. 
• El seguimiento del rendimiento personal . Se realiza de acuerdo con los 
términos de referencia pertinentes al personal del proyecto. El seguimiento 
debe concluir su tarea con recomendaciones para el equipo/persona que 
gestiona el proyecto. Dichas recomendaciones deben indicar qué 
modificaciones deben realizarse en las actividades, en la asignación de 
recursos y en la estructura interna de la administración del proyecto, en 
respuesta a las desviaciones existentes entre lo planificado y lo realizado. 
• El seguimiento de los resultados . Se trata de evaluar el impacto esperado y 
no esperado del proyecto en relación al grupo beneficiario, las instituciones y 
demás grupos involucrados. Respecto al grupo beneficiario es preciso evaluar 
tanto el impacto en lo que se refiere a las necesidades prácticas (por ejemplo, 
nutrición, salud, vivienda, vestido, empleo, ingresos, carga de trabajo 
adecuada, disponibilidad de herramientas, crédito, etc.), como a los intereses 
estratégicos de género (acceso a los recursos, participación en la toma de 
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decisiones, capacidad organizativa, autoestima, movilidad, etc.) de acuerdo 
con los indicadores previstos en la planificación del proyecto. 
Condiciones necesarias para el seguimiento de géner o: 
• Los objetivos específicos y los resultadosdeben ser formulados de acuerdo al 
análisis de género. 
• Los indicadores de consecución deben incluir objetivos bien definidos, 
indicando QUIÉN va a participar, así como los resultados esperados de su 
participación. 
• Los indicadores de resultado deben definirse por consenso. 
• La valoración en términos cuantitativos de los avances de las actividades, de 
los fondos desembolsados y de los resultados esperados deben ser 
completados con una valoración cualitativa de los progresos realizados 
diferenciando por sexo y grupos sociales. 
La evaluación final de proyecto 
La evaluación tiene como objeto identificar y medir los efectos propios de la aplicación 
de un programa; apreciar las consecuencias que pueden atribuirse a una intervención 
en un campo específico de la vida social. 
Mediante la evaluación se trata de explicar el proceso, de entender las razones por las 
que algunos objetivos propuestos se alcanzaron y otros no. En el caso de la 
evaluación final, en definitiva, se trata de comprender lo que ha sucedido. 
Utilizando los indicadores previamente definidos y la información obtenida durante el 
proceso de planificación, se deben identificar: 
• Los beneficios obtenidos para mujeres y hombres. 
• El proceso seguido para llegar a esos beneficios. 
• La contribución de los distintos agentes y factores, especialmente humanos 
(mujeres y hombres). 
• El ajuste o coherencia entre medios y fines. 
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• El comportamiento de las personas (mujeres y hombres), instituciones 
responsables de la dirección, organización y gestión de las acciones. 
• El grado de organización del grupo beneficiario (mujeres y hombres) y su 
capacidad adquirida para buscar nuevas soluciones a sus necesidades y 
problemas. 
Como se ve por lo expuesto anteriormente, sólo se puede realizar una buena 
evaluación si el análisis de género ha sido parte integral de todas las fases de 
planificación. En el caso presente, aunque las entidades promotoras del proyecto 
AKWABA han realizado una primera aproximación al trabajo de incorporación de la 
perspectiva de género en el conjunto del proyecto, nos encontramos con una serie de 
dificultades que esperamos se puedan solventar en el futuro: 
• El equipo externo encargado de realizar una primera evaluación de género del 
proyecto no es quien ha formulado inicialmente el proceso de trabajo ni las 
herramientas de seguimiento y evaluación, por lo que no cuenta 
necesariamente con la información que le hubiera resultado más relevante. 
� Para las fases posteriores del proyecto, una vez se haya recuperado 
cierta normalidad sociopolítica y la posibilidad de monitorear de forma 
adecuada la ejecución de las actividades, se recomienda que sea el 
equipo técnico encargado de la evaluación final quien articule la 
metodología y los indicadores de evaluación de género, en colaboración 
con las entidades participantes en el proyecto AKWABA. 
• Los disturbios registrados durante la fase programada de evaluación del 
proyecto han impedido recoger la mayor parte de los documentos de 
sistematización previstos inicialmente para verificar los indicadores de 
resultados, así como la realización de entrevistas o encuestas para la recogida 
de información cualitativa directa. Sin esos documentos, se limita notablemente 
las posibilidades de análisis de género. Esas dificultades han sido 
conyunturales y externas al quehacer de las entidades promotoras, pero no se 
puede garantizar que la volátil situación sociopolítica de Costa de Marfil no 
vuelva a causar disrupciones importantes en el proyecto. 
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� Se recomienda a las entidades solicitantes de fondos que realicen un 
seguimiento mucho más continuado de la obtención de información 
relativa a la verificación de los indicadores de resultados acordados 
para que problemas conyunturales como los ocurridos en los últimos 
meses en Costa de Marfil no supongan la interrupción total del flujo de 
información y la pérdida de datos relevantes para la evaluación de 
género. 
• Seguir de forma detallada las pautas de evaluación expuestas anteriormente 
puede resultar difícil y costoso (en tiempo y recursos humanos) en el caso de 
organizaciones que están todavía en proceso de formación y familiarización 
con los conceptos de la gestión de proyectos con perspectiva de género. 
� Más que buscar articular procesos de evaluación de género impecables 
en el plano teórico, conviene definir actuaciones que sean realistas en 
cuanto a su aplicabilidad en el terreno y que fomenten un aprendizaje 
progresivo y adaptado al ritmo de trabajo de las contrapartes locales, 
para no sobrecargar de forma contraproducente unos equipos humanos 
que suelen funcionar con escasos recursos económicos y de tiempo. 
 
4. ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN DE GÉNERO 
DISPONIBLE Y PROPUESTAS DE MEJORA PARA 
EL FUTURO 
Una vez planteados los principios generales de la evaluación de género, podemos 
centrarnos en la información disponible en la actualidad y formular una serie de 
propuestas de mejora que permitirían analizar de forma más completa los resultados y 
el impacto de género del proyecto. Sin pretender a la exhaustividad, abordaremos los 
aspectos siguientes: la valoración de los resultados esperados y del sistema de 
indicadores de género; el trabajo de género a nivel de las organizaciones; la definición 
de los grupos participantes en el proyecto; y algunos aspectos relacionados con le 
ejecución de las actividades previstas. 
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4.1. VALORACIÓN DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS: EL SIS TEMA DE 
INDICADORES DE GÉNERO 
Los Hnos. de La Salle del Golfo de Benin, que trabajan en 4 países de la región -- 
Togo, Benín, Costa de Marfil y Guinea Conakry—han articulado un proyecto de 
educación integral, incluyendo no sólo la educación formal en contenidos, sino también 
en valores que promuevan un cambio en estructuras generadoras de injusticia. 
Responde a varios de los Objetivos del Milenio, en particular los objetivos 1 (bienestar 
económico), 2 (educación primaria universal), 3 (promoción de la equidad de género) y 
4 (diminución de la mortalidad infantil). 
El Objetivo General del proyecto consiste en brindar una escucha activa, 
escolarización y un proyecto de vida, tanto a los niños de la calle como a las niñas no 
escolarizadas del barrio expuestas a los riesgos de la exclusión social. 
Como veremos más detalladamente en el apartado 4.3., se ha optado por realizar 
actuaciones distintas hacia los niños y las niñas atendidas, debido a las diferencias en 
su situación vital: quienes viven en la calle, sin referente parental, son en su inmensa 
mayoría niños, mientras que para las niñas, el riesgo de exclusión, más que de la 
ausencia de hogar estable, suele derivar del escaso nivel de escolarización y de 
situaciones de violencia vividas en el propio hogar o en otros lugares de explotación 
sexual o laboral. En la actualidad, el proyecto atiende a más niños que niñas, por 
razones que se comentarán más adelante. 
Pasamos ahora a recoger los Objetivos Específicos del proyecto , es decir los fines 
inmediatos que el proyecto pretende conseguir con sus propios recursos y actividades: 
• OE1. Satisfacer de manera sencilla las necesidades básicas de los niños de la 
calle: seguridad, higiene, sanidad y escucha. (al menos se atenderá a 120 
niños). 
• OE2. Brindar tanto a los niños de la calle, como a las niñas no escolarizadas 
del barrio expuestas a los riesgos de la exclusión social, una escucha activa y 
un proyecto de vida (al menos se atenderá a 180, 150 niños y 30 niñas). 
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• OE3. Introducir o reintegrar progresivamente a los/as niños/as en un sistema 
educativo formal, en una «escuela para la vida», o en el aprendizaje pre-
profesional o en el inicio a un oficio manual, según las aptitudes intelectuales y 
la edad (al menos se atenderá a 80 - 50 niños y 30 niñas) 
• OE4. Reintegración estable de los niños de la calle en sus familias (al menos 
10 niños serán reintegrados a sus familias durante el proyecto). 
• OE5. Ofrecer los espacios de la escuela para talleres, ocio y tiempo libre a las 
niñas del barrio durante todas las tardes de la semana. (150 niñas). 
• OE6. Las familias de las niñas del barrio que se escolarizan en la escuela del 
centro se sensibilizan en torno la necesidad de escolarización continuada en 
secundaria o formación profesional de estas niñas. 
Finalmente, se apuntan los resultados esperados, indicadores y fuentes de verificación 
general del proyecto: 
• R1.1. Se habrán ofrecido los locales y los servicios de higiene, primeros 
auxilios, y escucha al menos a 150 niños de la calle. 
Indicadores R.1.: Nº de niños residentes en el Hogar.; Nº de niños y niñas que 
han recibido atención sanitaria y gasto sanitario realizado; Nº de escuchas 
personalizadas realizadas por los educadores del hogar. 
• R2. Se habrá realizado un acompañamiento personalizado de todos los niños 
acogidos en el hogar y para todas las niñas del barrio que se benefician de los 
servicios del hogar y la escuela, según un modelo flexible de proyecto de vida. 
Indicadores R.2.: Nº de escuchas personalizadas realizadas por los/as 
educadores/as del hogar; Nº familias visitadas y de familias que han acudido al 
hogar. 
• R3. Se habrá re-escolarizado u ofrecido un aprendizaje pre-profesional al 
menos a 80 niños/as, de los que un tercio son niñas, con una tasa de 
permanencia en el sistema escolar formal de al menos el 50% de los re-
escolarizados y una tasa de permanencia en el aprendizaje profesional del 
70%. (40% niñas, 60% niños) 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
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Indicadores R.3.: Nº de niños y de niñas re-escolarizados/as en la escuela del 
hogar; Nº de niños y niñas re-escolarizados en escuelas públicas y privadas de 
Abidjan; Nº de niños y niñas en los talleres pre-profesionales del barrio; Nº de 
niños y niñas incorporados/as por contrato en talleres profesionales de Abidjan; 
Tasa de permanencia en el sistema escolar formal de los niños y niñas re-
escolarizados/as; Tasa de permanencia en el aprendizaje de los niños y niñas 
incorporados en talleres profesionales de Abidjan. 
• R.4.1. Se habrá contactado con al menos el 90% de las familias de los niños/as 
atendidos en el hogar y la escuela, para implicarlos directamente, según sus 
posibilidades, en el "proyecto de vida" de su hijo/a y procurar una reinserción 
familiar estable. 
Indicadores R.4.1.: Nº de niños (que han vivido en las calles) acogidos en el 
hogar cuya familia ha sido identificada y localizada y % sobre el total de niños 
acogidos, Nº de visitas realizadas a las familias de los niños acogidos en el 
hogar. 
• R.4.2. Un 20% de los niños de la calle acogidos en el hogar se habrá 
reintegrado a sus familias, con una tasa de permanencia en familia del 70% de 
los niños reinsertados. 
Indicadores R.4.2.: Nº de niños del hogar reinsertados en familia; Nº de niños 
del hogar estabilizados en la familia (Tasa de permanencia). 
• R.5. Un 30% de las niñas del barrio participa del espacio del centro para sus 
iniciativas de ocio y tiempo libre todas las tardes de la semana. 
Indicadores R.5.: Nº de niñas y niños que hacen uso del espacio del centro. 
• R.6. Al menos un 50% de las familias de las niñas escolarizadas en la escuela 
del centro se sensibiliza en torno a la necesidad de continuación de la 
secundaria o formación profesional de estas niñas. 
Indicadores R.6.: No se recogen indicadores para este resultado en la 
formulación del proyecto. 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
18 
 
Para todos los indicadores se prevé la utilización de las siguientes fuentes de 
verificación: 
1.- Ficha personal de cada niño/a atendido en el hogar y la escuela. (En ella 
consta cada actuación y decisión realizada con el/la niño/a, familias y las 
incidencias y evolución de la situación vital del/a niño/a). 
2.- Material fotográfico o audiovisual 
3.- Memoria de actividades y contabilidad del Centro Akwaba. 
4.- Informes semanales de actividad de cada educador/a. 
5.- Actas de reunión del Consejo de Dirección y del Consejo del Equipo 
educativo. 
6.- Expediente escolar de cada niño/a re-escolarizado. 
Por otra parte, paralelamente al diseño del sistema general de evaluación, se ha 
planteado una evaluación externa y específica de género, que las entidades 
colaboradoras del proyecto proponían articular en torno a los siguientes elementos: 
1. Cambios en la posición de las mujeres en relación a los hombres 
(económicos, culturales, políticos, simbólicos...) 
2. Cambios en la capacidad propia de las mujeres para participar, tomar 
decisiones y proponer tanto en el hogar como en la comunidad. 
3. Cambios en la posición de los hombres en relación a las mujeres. 
4. Cambios en la sociedad sobre ideas, actitudes y comportamientos hacia 
unas relaciones de género más equitativas. 
 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
19 
 
En relación al sistema de evaluación formulado para el proyecto, podemos apuntar 
algunos comentarios generales y unas primeras propuestas de mejora para el futuro: 
� Se han formulado objetivos y resultados esperados claramente 
diferenciados por sexo, lo que es un aspecto positivo y responde a las 
especificaciones recogidas en el formulario de solicitud de subvención. 
� Idealmente conviene no duplicar los sistemas de evaluación e integrar 
desde el inicio los elementos de valoración de la integración de la 
perspectiva de género tanto en los objetivos como en los resultados 
esperados del proyecto. 
� Para ello conviene distinguir claramente entre diferentes niveles del 
análisis de género, para los cuales será necesaria la definición de 
indicadores distintos, según lo que se quiere valorar: 
o El proceso de trabajo (cómo se trabaja hacia los objetivos); 
o Los resultados directos del proyecto (qué productos y servicios 
son frutos de las actividades realizadas); 
o El impacto que tienen las actividades realizadas en la vida de las 
personas participantes (qué cambios se han generado en la 
situación y posición de los niños y niñas atendidas). 
� Obviamente, el tipo de indicadores cuantitativos recogidos en el 
proyecto se presta sobre todo al análisis de los resultados directos, pero 
resultaría muy insuficiente a la hora de valorar los procesos de trabajo 
y, sobre todo, el impacto de género de las actividades. Para ello sería 
necesaria la incorporación de indicadores cualitativos, que requieren el 
desarrollo de herramientas específicas de recogida de información y un 
mayor esfuerzo de sistematización (por ejemplo, realización, 
transcripción y análisis de entrevistas personales o grupos de discusión; 
administración y tratamiento de encuestas a una muestra más amplia 
de la población objetiva, etc.). 
� Cuando se está operando en el marco de solicitudes de subvención 
anuales, como es el caso aquí, conviene valorar el esfuerzo y los 
recursos humanos y económicos que se pueden dedicar de forma 
realista a un proceso de evaluación. Si las fuentes de verificación de los 
indicadores de proceso y resultados son relativamente simples de 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 201120 
 
organizar, en cambio las fuentes de verificación de los indicadores de 
impacto son mucho más complejas de manejar, en la medida en que 
también pueden influir una serie de factores que no son controlables 
directamente desde el proyecto. Además, el impacto de género de 
proyectos de transformación social no se suele manifestar a corto plazo, 
sino después de mínimo tres o cuatro años de ejecución de los mismos. 
Por tanto, sería recomendable organizar un ciclo de evaluación que 
contemple evaluaciones anuales de proceso y resultados, pero 
evaluaciones bi- o trianuales del impacto de género. 
� En todo caso, sea cual sea el grado de profundización del análisis de 
género, es importante asegurarse que sólo se plantean indicadores 
coherentes con las fuentes de verificación propuestas. Por ejemplo, en 
el caso presente no se han definido indicadores ni fuentes de 
verificación para el objetivo R.6. que hubiera requerido el diseño de una 
herramienta cualitativa (entrevista o encuesta a las familias); y falta una 
fuente de verificación para el indicador R.5., ya que cuantificar el % de 
niñas del barrio participantes en las actividades supone tener acceso al 
censo de las niñas entre x y x años, viviendo en el barrio de Abobó, una 
información que quizás no se encuentra disponible en las estadísticas 
oficiales de población. 
 
 
 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
21 
 
4.2. CONDICIONES ESTRUCTURALES QUE PERMITIRÍAN UNA MAYOR 
INCLUSIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN EL PROYECT O 
 
4.2.1. En las estructuras de la entidad solicitante 
A la hora de plantear un trabajo de fondo en temas de género a las organizaciones 
locales, es importante que las entidades solicitantes colaboradoras tengan el mayor 
grado posible de credibilidad y solidez en su tratamiento de la incorporación de la 
perspectiva de género en el seno de la propia organización. 
En este sentido, resulta muy positivo que Elkarbanatuz esté desde hace ya varios 
meses inmersa en un proceso de institucionalización del enfoque de género, con el 
apoyo de la empresa Unagestión. La equidad de género se ha definido como uno de 
los objetivos transversales de la organización, trasladables a todas las actividades 
realizadas. Apuntamos aquí algunas de las decisiones ya tomadas: 
• Creación de una Comisión de Igualdad en otoño de 2010, encargada de 
dinamizar el proceso de elaboración del plan de igualdad y la organización de 
una formación específica en temas de género. 
• Puesta en marcha del diagnóstico de género de la organización; 
• Realización de una primera jornada de formación sobre temáticas de género; 
• Puesta en marcha de un estudio que analiza los riesgos y efectos de la 
exclusión social de las mujeres, con el objetivo de formular programas que 
respondan a sus necesidades y ayuden a transformar las estructuras 
generadoras de desigualdades. 
• Realización de una investigación específica para aumentar y mejorar la 
intervención de Elkarbanatuz con mujeres que participan en un proyecto de 
familia e infancia, en el cual se trabaja sobre todo con familias 
monomarentales. 
� El proceso de institucionalización del enfoque de género en 
Elkarbanatuz brinda una excelente oportunidad de integrar en el 
programa planteado un seminario de trabajo relativo a las pautas de 
definición y ejecución de las evaluaciones de género, lo que permitiría 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
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al personal responsable de la formulación de los proyectos en terreno 
una mayor integración de la PG desde las fases iniciales de definición 
del proceso y actividades. 
4.2.1. En las estructuras del socio local 
El socio local (Hermanos de las Escuelas Cristianas-La Salle del Golfo de Benin) 
totaliza 38 trabajadores y trabajadoras repartidos en 4 países de África occidental. En 
concreto, el equipo de Akwaba se compone de 8 trabajadores y 7 trabajadoras, a los 
cuales se unen 8 educadores y maestras y 3 personas para servicios no docentes 
(cocina, vigilancia nocturna, mantenimiento). 
Aunque exista un número significativo de trabajadoras y educadoras o maestras 
integradas en el proyecto, la lectura de las actas de las asambleas realizadas en el 
2010 refleja una escasa participación femenina en las decisiones. 
Por una parte, varias de las mujeres mencionadas aparecen claramente en posiciones 
subalternas: “secrétaire assistante”, “cocinera”. Por otra parte, de las 9 personas cuya 
asistencia ha sido excusada en las tres asambleas celebradas, 7 han sido mujeres. 
Aún desconociendo las razones de tales ausencias, resulta llamativo que la mayor 
parte de las mujeres implicadas no acudan a dichas asambleas. Sólo han asistido a 
las tres reuniones 6 mujeres sobre un total de 32 participantes. 
� Sería deseable estudiar la mejor manera de trasladar parte de los 
conocimientos adquiridos por el personal de Elkarbanatuz al equipo de 
dirección y las y los educadores del proyecto AKWABA, ya que al ser 
una ONGD creada por una comunidad religiosa de Hermanos de La 
Salle, la organización local se encuentra en estos momentos en pleno 
debate de cómo introducir una mayor paridad en los puestos de 
dirección y comités de trabajo. De la misma forma, convendría que la 
organización local pueda compartir con Elkarbanatuz los resultados de 
su trabajo de reflexión en temas de género, con el objetivo de 
establecer un espacio compartido de aprendizaje y debate, 
aprovechando las visitas en terreno y reforzando otros canales de 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
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comunicación, yendo más allá de las estrictas necesidades de gestión 
del proyecto. 
� Independientemente del grado de paridad logrado formalmente en la 
composición de los equipos de trabajo y el equipo directivo a nivel local, 
convendría estudiar los obstáculos que llevan a una menor participación 
real de las mujeres en las reuniones y los procesos de decisión. 
También sería útil analizar el grado de protagonismo de las mujeres en 
los espacios mixtos de trabajo. 
� Sería conveniente poder analizar el entorno social y familiar del equipo 
de trabajo, así como el impacto que sus creencias religiosas (cristianas, 
musulmanas, animistas…) puedan tener para la articulación de unas 
prioridades de trabajo orientadas hacia la superación de los factores de 
desigualdad entre mujeres y hombres. 
� Por otra parte, se debería buscar la mayor participación posible del 
equipo de trabajo local en la elaboración de las herramientas de 
sistematización y de análisis de género, como estrategia de formación 
en género y para garantizar una mejor adaptación de las herramientas a 
la realidad social y cultural. 
� Asimismo, cualquier formación adicional de género que se ofrezca 
debería incidir en las herramientas de análisis básicas de la perspectiva 
de género: roles productivos, reproductivos y comunitarios; acceso a los 
recursos; control de los recursos; diferencia entre necesidades prácticas 
de atención a los niños y niñas y las necesidades estratégicas de 
transformación de las relaciones de poder entre hombres y mujeres, 
desde la niñez hasta la edad adulta. En intervenciones como las 
realizadas en el proyecto Akwaba, con un alto "potencial de 
transformación", es decir, capaces de dar respuesta a intereses 
estratégicos al tiempo que atienden necesidades prácticas, se generan 
procesos de empoderamiento que resultan tan útiles para los niños que 
para las niñas participantes, dado el grado de exclusión y desprotección 
social que experimentan tanto ellos como ellas. 
 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
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4.3. DEFINICIÓN DEL PÚBLICO OBJETIVO 
Elproyecto quiere dar respuesta a las urgentes necesidades materiales y educativas 
de los niños y niñas en situación o riesgo de exclusión social de Abidjan, en primer 
lugar sacándolos de la vida en las calles para poder atender a su escolarización 
formal, dando así herramientas que les facilitan mayores posibilidades de orientar su 
vida. Desde el proyecto se señala que quienes viven en la calle son de manera 
prácticamente exclusiva varones. 
Por qué se ven menos niñas de la calle 
En regla general, tanto en Costa de Marfil como en otros muchos países de Africa y 
del Sur, se suelen ver muchas menos niñas que niños de la calle. Esta situación se 
debe a una serie de factores, tales como: 
• Las familias tienden a abandonar menos a las niñas, que son normalmente 
educadas socialmente para ser más sumisas y dedicadas al bienestar de sus 
familiares, encargadas del abundante y necesario trabajo doméstico y 
reproductivo. Dicha socialización lleva a que las niñas se rebelen menos contra 
su condición y tengan menos conflictos abiertos con sus familias, por lo que no 
necesitan irse de casa, ni son abandonadas tan frecuentemente. 
• Por otra parte, una familia que quiere “deshacerse” de una de sus niñas tiene 
otras maneras de hacerlo, la más frecuente siendo la de casarla a una edad 
muy joven (desde la pubertad, a partir de 12-13 años). La joven entra entonces 
a formar parte de otra familia. 
• Los miembros de la comunidad tienden a recoger más rápidamente a niñas que 
se encuentran en la calle, por ejemplo reclutándole para realizar trabajo 
doméstico (remunerado o no) en hogares privados; o para obligarles a ejercer 
la prostitución. 
• Las niñas de la calle pueden también resultar menos visibles para 
investigadores/as o educadores/as, porque una de las estrategias de 
supervivencia que utilizan es vivir de forma más escondida o incluso 
disfrazadas de chicos para evadir posibles abusos de la policía, de las mafias y 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
25 
 
de otros niños, o para evitar de ser recogidas por las autoridades o ONGs, si 
temen ser devueltas a sus familias de origen. 
Tomando en cuenta esta realidad, los y las responsables del proyecto Akwaba han 
optado por trabajar con niñas que se encuentran en riesgo de exclusión por no tener 
acceso a un derecho básico para la integración como es el de la educación, derecho 
que les viene denegado por sus propias familias que entienden que su lugar está sólo 
en el ámbito doméstico. 
Por tanto, en el Centro Akwaba se atiende principalmente a dos grupos objetivos: 
• Por una parte, a niños de la calle, que no viven con sus familias, y pueden 
permanecer un máximo de tres años en el centro de larga acogida, 
acompañados en todo momento por un equipo de educadores profesionales. El 
objetivo es atender sus necesidades prácticas, darles educación básica y/o 
formación profesional y re-socializarles, al mismo tiempo que se busca a sus 
familias y intenta lograr la reintegración en el hogar de origen. Para aumentar 
las posibilidades de éxito, se da prioridad a los niños más jóvenes (desde los 6 
años) y que han pasado menos de 3 meses en la calle. Pasado ese tiempo, se 
ha demostrado que es mucho más difícil lograr que los niños renuncien a la 
vida de la calle y se reintegren en sus familias. 
• Por otra parte, el proyecto atiende a niñas que aún no viven en la calle, pero 
se encuentran en situación de desprotección por no tener acceso a la 
educación primaria. 
En consecuencia, ciertas actividades están abiertas tanto a niños como a niñas, en 
grupos mixtos: se trata sobre todo de la educación en la Escuela de base del Centro y, 
en algunos casos, de la asistencia a una escuela primaria normal; y de la participación 
en actividades de ocio y deportes organizadas por las tardes en el centro que 
permanece abierto ofreciendo todas sus instalaciones (aulas de la escuela, biblioteca, 
campo de fútbol y baloncesto, jardines, etc.) para todas las personas del barrio. El 
objetivo es estructurar esta oferta de tiempo libre y hacer un seguimiento de las 
personas que hacen uso de él. 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
26 
 
En cambio, la estancia de larga duración en el Centro Akwaba y el desarrollo de la 
vida comunitaria se plantean exclusivamente para los niños, organizados en diferentes 
grupos de edad. 
Aunque la formación profesional se ofrece tanto a niños como a niñas del proyecto, en 
la práctica la segregación por sexo de los oficios enseñados (típicamente mecánica 
para los chicos o costura para las chicas) hace que no existen normalmente grupos 
mixtos, según la información que hemos podido consultar o visionar. 
Finalmente, la intervención con los niños y las niñas se completa con una intervención 
en unas 200 familias anualmente, bien para preparar la reintegración de los niños de la 
calle en su seno, bien para realizar un trabajo de sensibilización en cuanto a la 
necesidad de que las niñas continúen sus estudios en las escuelas de secundaria 
públicas del barrio o bien reciban formación profesional para mejorar las expectativas 
de su futuro de vida. 
� Desde la perspectiva de género, para el futuro del proyecto, una de las 
principales decisión tendrá que ver con la posibilidad de ampliar o no la 
intervención a un número más elevado de niñas. El desglose de los 
resultados obtenidos en el 2010 apunta a que no siempre se han 
logrado los objetivos cuantitativos planteados para las diferentes partes 
del proyecto, en lo que a las niñas se refiere. Por ejemplo, en total 103 
niños y niñas han seguido procesos de formación profesional. Sin 
embargo estaba previsto que un tercio fueran niñas y se ha alcanzado 
solamente un 20%. 
� Aparte de buscar aumentar el número de niñas participantes en el 
proyecto actual, se está realizando un estudio para la posibilidad de que 
las Hermanas de la Doctrina Cristiana comiencen a trabajar ofreciendo 
el servicio de “vida familiar” a niñas que viven en la calle y/o niñas en 
situación de explotación infantil en el trabajo, dejando el trabajo familiar 
y escolar en manos de las personas educadoras y trabajadoras del 
centro Akwaba. Así se podría ofrecer un “hogar” tanto a niñas como a 
niños y realizar un trabajo de inserción familiar y recuperación de curso 
escolar con ellas y ellos. La ampliación del proyecto en ese sentido 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
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sería un paso interesante para tratar la situación de precariedad de las 
niñas que, por menos visible que resulte comparado con los niños de la 
calle, no deja de ser extremadamente preocupante. 
� En efecto, las niñas de la calle suelen conocer todavía más dificultades 
que los niños, caen fácilmente en situaciones de explotación laboral o 
sexual, y corren el riesgo de quedarse embarazadas a una edad muy 
temprana—lo que les lleva a abandonar a sus criaturas o a entrar en un 
círculo vicioso de ofrecer sexo a cambio de comida para los o las 
pequeñas, exponiéndose a más situaciones de riesgo. 
� Además, la reciente situación de conflicto armado ha desatado una ola 
de violencia que ha tenido consecuencias particularmente duras para la 
población jóven y las mujeres. Asimismo, varios artículos recientes se 
han hecho eco de las vulneraciones de los derechos humanos sufridas 
por mujeres y chicas: violaciones y mutilaciones sexuales, incluso 
delante de los familiares; prostitución forzada; madres obligadas a tener 
relaciones sexuales con sus propios hijos, etc.5 Barbaridades de este 
tipo suelen llevar a una mayor desestructuración de las familias, 
obligadas a abandonar su hogar y/o separarse; agresiones sexuales 
pueden provocar la expulsión de la chica o mujer violentadaa causa del 
deshonor causado a la familia; de los abusos sexuales suelen nacer 
hijos e hijas no deseados que sus madres abandonan más fácilmente a 
su suerte por las calles. 
� Finalmente, varias organizaciones de defensa de los derechos de las 
mujeres en Costa de Marfil6 denuncian la discriminación y el sufrimiento 
 
5 « Côte d'Ivoire : le cercle vicieux de l'impunité”, artículo de Philippe Bolopion, Director de las 
relaciones de la organización Human Rights Watch con las NNUU, publicado el 4 de febrero de 
2011 en http://www.hrw.org/fr/news/2011/02/04/c-te-divoire-le-cercle-vicieux-de-limpunit.; 
« Côte d’Ivoire, femmes et enfants sont les plus affectés par les violences postélectorales », 19 
de abril de 2011, publicado en http://www.wadr.org/fr/site/news_fr/401/C%C3%B4te-
d%E2%80%99Ivoire-femmes-et-enfants-sont-les-plus-affect%C3%A9s-par-les-violences-
post%C3%A9lectorales.htm 
6. La Femme en Côte d'Ivoire, artículo de abril 2000, publicado en 
http://www.fraternet.com/femmes/art52.htm 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
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silenciado de quienes no tienen acceso a la educación, conocen la 
violencia machista y son víctimas de prácticas tradicionales patriarcales. 
� Todas ellas son razones de peso para reforzar la atención a las 
necesidades prácticas de las niñas desprotegidas y trabajar para la 
satisfacción de sus intereses estratégicos. 
 
4.4. EVALUACIÓN DE GÉNERO DE LAS ACTIVIDADES REALIZ ADAS 
En condiciones normales, el análisis de género del formato y los contenidos concretos 
de las diferentes actividades realizadas constituiría una de las partes principales del 
proyecto de evaluación. Sin embargo, requiere ir mucho más allá del simple análisis 
cuantitativo de los resultados esperados y se tiene que nutrir de herramientas 
cualitativas de recogida de la información, además de tener acceso a los materiales de 
formación y asesoramiento utilizados por el profesorado y los educadores de Akwaba. 
Ante la imposibilidad de obtener de momento dicha información, nos limitaremos aquí 
a subrayar algunos elementos generales a tomar en cuenta para la próxima fase del 
proyecto. 
� Convendría revisar todas las herramientas de sistematización utilizadas 
en la actualidad por el personal del proyecto para valorar si integra 
suficientes elementos de evaluación de género. Ver en particular las 
plantillas de la ficha personal de cada niño/a atendido en el hogar y la 
escuela (donde consta cada actuación y decisión realizada con el/la 
niño/a, familias y las incidencias y evolución de la situación vital del/a 
niño/a); el formato de la memoria de actividades del Centro Akwaba; los 
informes semanales de actividad de cada educador o educadora; las 
actas de reunión del Consejo de Dirección y del Consejo del Equipo 
educativo (que, por ejemplo, deberían incluir de forma mucho más 
sistemática la información desagregada por sexo en las estadísticas 
presentadas); y el expediente escolar de cada niño/a re-escolarizado. 
� Una vez revisada la documentación existente, sería necesario definir 
con el personal del Centro si resulta necesario crear alguna herramienta 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
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específica de análisis de género para las actividades y los procesos de 
trabajo realizados. 
� Se valora de forma positiva que las actividades de ocio y de deportes 
organizadas a las tardes en el centro o en la comunidad sean mixtas y 
ofrezcan oportunidades adicionales de socializar conjuntamente a niños 
y niñas. 
� En cambio, llama la atención que en el informe narrativo sólo se 
mencionara la transmisión de conocimientos relacionados a la 
educación personal a las chicas que participaron en el curso de 
alfabetización, “para que fueran conscientes de cuáles eran las 
conductas de riesgo, pudiesen tutelar su persona y conseguir mejorar 
sus vidas.” Sería esencial asegurarse de que los chicos del Centro 
Akwaba también reciben una información adecuada sobre sus 
responsabilidades en materia de relaciones sexuales, de prevención del 
embarazo en sus compañeras y de prevención de las conductas de 
riesgo (uso del preservativo para evitar propagar el SIDA y otras 
enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo). De no ser así, se 
contribuiría a reforzar la imagen de que la prevención y educación 
sexual es principalmente el asunto de las mujeres, en vez de consolidar 
en los chicos jóvenes el sentido de la responsabilidad que deberían 
ejercer en ese ámbito, un tema difícil de abordar en sociedades con 
estructuras sociales, culturales o religiosas todavía muy patriarcales. 
� Aún reconociendo que la inserción profesional de los y las adolescentes 
participantes es una prioridad y que resulta difícil lograrla incluso en 
actividades tradicionalmente asignadas a hombres (carpintería, 
mecánica…) o mujeres (peluquería, costura), convendría estudiar la 
posibilidad de ampliar los talleres formativos a actividades no tan 
feminizadas o masculinizadas, y/o a fomentar más activamente su 
ejercicio por jóvenes del sexo menos representado en las mismas. 
� En relación a posibles cambios en la posición de las mujeres en 
relación a los hombres (económicos, culturales, políticos, 
simbólicos...), coincidimos con las entidades impulsoras del proyecto en 
que dar acceso a la educación primaria a niñas de familias musulmanas 
les abre un futuro más prometedor, y más posibilidades de acceder a 
 PROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
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una educación secundaria y a condiciones de mayor igualdad con los 
niños de la misma edad. 
� En relación a cambios en la capacidad propia de las mujeres para 
participar, tomar decisiones y proponer tanto en el hogar como en la 
comunidad, entendemos que convendría reforzar los cauces y 
mecanismos de participación activa de las niñas en el diseño y la 
ejecución del proyecto. En este sentido, parece existir más 
posibilidades de empoderamiento personal y colectivo para los niños 
del proyecto que viven en el Centro, ya que la estancia prolongada 
permite la socialización por grupos de edad y la distribución de 
responsabilidades entre pares, al mismo tiempo que las y los 
educadores fomenten la creación de espacios participación en el diseño 
de las normas colectivas. En el caso de las niñas, que no benefician de 
una intervención tan intensiva en el Centro, resulta beneficioso dar 
protagonismo a modelos positivos de mujeres cuyo paso por el 
programa y consecuente aumento del grado de empoderamiento les ha 
permitido salir adelante. Es el caso por ejemplo de una exalumna del 
programa de formación profesional que ha conseguido lanzar su propio 
negocio de costura y acoge ahora a niñas más jóvenes del Centro 
Akwaba, tal y como se relata en el documental filmado por TVE el año 
pasado. 
� En relación a cambios en la posición de los hombres en relación a 
las mujeres , sólo reiterar que el proyecto debe aprovechar todas las 
oportunidades de que los niños del Centro compartan el día a día con 
las niñas escolarizadas y perciban los cambios que el programa genera 
en ellas. Se deben crear espacios de debate entre chicos y chicas 
sobre las tradiciones más discriminatorias que perduran en la sociedad 
marfileña para que tanto ellos como ellas empiezan a percibir la 
realidad y las causas profundas de la discriminación de género. 
� Finalmente, en relación a los cambios en la sociedad sobre ideas, 
actitudes y comportamientos hacia unas relaciones de género más 
equitativas, convendría analizar más a fondo el impacto que acciones 
tales como las campañas de escolarización de niñas tienen entre los 
hombres y las mujeres del barrio. El seguimiento y el trabajo realizadoPROYECTO AKWABA – COSTA D E MARFIL 
 
 Oreka Sarea S.L. – Mayo de 2011 
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con las familias es un aspecto muy importante del proyecto que brinda 
numerosas oportunidades de incidir en temas relevantes de equidad de 
género. 
 
Ahora que las condiciones socio-políticas parecen haberse estabilizadas, la 
reanudación de los contactos regulares con el Proyecto Akwaba ofrece la posibilidad 
de profundizar en este primer análisis de género y de definir los indicadores y las 
fuentes de verificación de la información con el socio local desde la fase inicial de 
formulación del proyecto, garantizando una mayor adecuación de los mecanismos de 
evaluación a la realidad del trabajo en terreno.

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