Logo Studenta

EL_SACRAMENTO_DE_LA_RECONCILIACION_CLAVE

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN: CLAVE HERMENÉUTICA 
DESDE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN PARA LA SUPERACIÓN DE LA 
POBREZA Y LA MARGINACIÓN COMO PECADOS SOCIALES. 
 
John Jamer Velásquez Garzón . 1
Fundación Universitaria Unimonserrate. 
Escuela de Educación. 
Licenciatura en Educación Básica 
con énfasis en Lengua Castellana​. 
 
Es común hoy, entre la sociedad colombiana, escuchar ciudadanos que 
constantemente se quejan por la incoherencia dada entre la fe del pueblo católico y su modo 
de obrar. Muchos aluden a las crisis estructurales de la Iglesia, otros a los deplorables eventos 
de pedofilia y pederastia, y otros cuestionan la falta de asistencialismo por parte de la Iglesia 
para atender y resolver los problemas sociales, pues afirman que el catolicismo ya no es 
vigente y no propugna por una reivindicación de su labor como eje estructurador y educativo 
de la sociedad, pues la Iglesia, como dice Vallejo es “la que promete el reino soso de los 
cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la 
libertad del alma.” (2007, pp. 4). 
 
Sin embargo, lo que no conocen estas personas que especulan en torno a la fe, es que 
hace más de cincuenta años, un grupo de sacerdotes hizo pública esta postura para propiciar 
una liberación integral del ser humano por medio de la adhesión al proyecto del Reino que 
Dios, aterrizada en acciones concretas que devuelvan al hombre su dignidad, transformen las 
estructuras sociales y promuevan el desarrollo integral de la persona, la comunidad y la 
sociedad, pues el Evangelio de Jesucristo es un mensaje de libertad y una fuerza de liberación 
(Rahner, 1963), que acompañado por el método hermenéutico del ver-juzgar-actuar en y 
sobre la praxis, se desarrolla como fuerza de transformación en todas las esferas de la 
realidad (Scannone, 1983), ya que en éstas se generan las distintas crisis que ponen en duda la 
identidad, la existencia y el proceder del ser humano. 
 
Desde esta óptica, pareciera que las crisis sociales se deben a la imposición de las 
teorías y prácticas estructurales dominantes, como el sistema económico, la tecnología, la 
globalización y la política. Empero, hay una crisis mayor que, desde las diversas ciencias 
humanas, como la psicología, la pedagogía, la teología, las ciencias sociales y la enseñanza 
del Lenguaje, se ve con claridad y urgencia: el hombre de hoy ha perdido su identidad, ha 
caído en una pobreza y marginación con los factores externos que le rodean, haciéndole 
olvidar y denigrar su dignidad, su constitución, sus derechos y sus capacidades. 
 
1 ​Ensayo escrito para la asignatura de Seminario Taller de Géneros Escriturales, el día 27 de junio de 2019. 
jjamer1991@gmail.com 
1 
mailto:jjamer1991@gmail.com
Esta problemática ha desembocado en detectar que la raíz fundamental de estas 
situaciones es la mala comprensión de la libertad, pues ella ha conducido al hombre a pensar 
o no pensar, hablar o no hablar, actuar o no actuar, de una forma que expropia su condición 
esencial como un sujeto integral y multidimensional. Podría devenir entonces como 
cuestionamiento si es posible pensar en una reconciliación que le permita a la persona 
reconstituir su ser y su sentido para una superación de la pobreza, lo que llevaría a preguntar 
¿cómo puede el sujeto social reconciliarse consigo mismo y con los demás para disminuir la 
pobreza y la marginación? Si esta ruptura interna es duradera en el individuo, con mayor 
razón las rupturas y fragilidades externas han conducido al incremento de la pobreza y la 
marginación. 
 
Ante este panorama, es conveniente ver que, en las grandes líneas de la enseñanza de 
la Iglesia Católica, el sacramento de la reconciliación se presenta como la clave hermenéutica 
de la Teología de la Liberación para la superación de la pobreza y la marginación como 
pecados sociales, pues sólo cuando el sujeto logra entender su fragilidad, es capaz de empezar 
un nuevo camino que implique una sanación interna para poder subsanar las contrariedades 
que le vienen del exterior. 
 
Para empezar, es necesario abordar una comprensión de la pobreza y la marginación 
como pecados sociales, pues se entiende que: 
 
​“La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar 
unos medios de vida sostenibles. La pobreza es un problema de derechos humanos. 
Entre las distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la malnutrición, 
la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la 
educación o la salud. También se encuentran la discriminación y la exclusión social, 
que incluye la ausencia de la participación de los pobres en la adopción de 
decisiones, especialmente de aquellas que les afectan.​” (ONU, 2019). 
 
La pobreza no es solo un problema temporal ni local. Es un reclamo urgente que exige 
responder de manera inmediata ante la crisis social que enfrenta el ser humano hoy. De ello, 
se deduce que está ligada a la marginación. Basta con comprender las últimas declaraciones 
que ha realizado el Banco Mundial en torno a la crisis social en la actualidad: 
 
“El acceso a una buena educación, atención de la salud, electricidad, agua 
salubre y otros servicios fundamentales sigue estando fuera del alcance de muchas 
personas, a menudo por razones socioeconómicas, geográficas, étnicas y de género. 
El enfoque multidimensional —en el cual se incluyen otros aspectos, tales como la 
educación, el acceso a servicios básicos, la atención de la salud y la seguridad— 
revela un mundo en el que la pobreza es un problema mucho más generalizado y 
arraigado. La proporción de pobres, según una definición multidimensional que 
abarca el consumo, la educación y el acceso a servicios básicos, es alrededor del 50 
2 
% más alta que cuando se mide teniendo en cuenta exclusivamente la pobreza 
monetaria”​ (BM, 2019). 
 
Hasta aquí lo que es fundamental es ver que actualmente la pobreza y la marginación 
son problemas que pueden resolverse con acciones concretas desde políticas 
gubernamentales, pactos internacionales o la asistencia de entidades que procuran aligerar 
esta carga. De esta circunstancia nace el hecho de ver una posible alternativa de solución, la 
cual es la atención prioritaria a los servicios esenciales que merece toda persona: la salud y la 
educación, ámbitos que han marcado la historia de la Iglesia, pues toda ella está destinada 
para una labor concreta de atención y servicio al ser humano, dentro de: 
 
“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de 
nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y 
esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay 
verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”. ​(CV II, 1965). 
 
Se trae a colación, desde este enunciado de la Constitución Pastoral Gaudium Et Spes 
sobre la Iglesia en el mundo actual, que la Iglesia debe asumir esta problemática como propia, 
buscando diversas soluciones. Ello implicaría que la Iglesia debería ser la primera en 
solucionarcada preocupación de cada habitante dentro de los pueblos, lo cual sería un arma 
de doble filo: puede convertirse en un objetivo beneficioso, en la medida en que puede hacer 
procesos de acompañamiento, formación y asistencia a cada persona, sin importar su 
condición, procedencia, etnia, etc.; pero podría ser perjudicial, porque desvirtúa su misión 
esencial y fundamental que es el anuncio explícito del Evangelio, esto es, comunicar en 
hechos y palabras la presencia y la acción de Dios en la historia para la redención del género 
humano. 
 
Por esta razón, la Iglesia ha creado, a lo largo de la historia, un corpus sistemático, 
orgánico y operativo llamado Teología, cuyo fin es orientar la acción evangelizadora de los 
ministros ordenados (el Papa, el Colegio Episcopal compuesto por los Obispos, el Colegio 
Presbiteral conformados por los Presbíteros, y los Diáconos), los religiosos, consagrados y 
misioneros, junto a los laicos que son los fieles bautizados. Para este ejercicio, la Teología se 
comprende como el estudio de la manifestación de Dios en la historia, para entender y asumir 
el Misterio de Salvación, dictaminando los medios eficaces para cumplir con la misión del 
anuncio del Evangelio. 
 
Dentro de la Teología, es digno hacer mención de la Hermenéutica como disciplina 
fundamental, ya que: 
 
“El vocablo Hermenéutica procede del verbo griego hermeneúein que 
significa interpretar, cuya finalidad es precisamente suscitar una captación de 
sentido, convertir algo en inteligible. Así pues, la Teología interpreta la compleja 
3 
trama humana y los acontecimientos 'sociales modernos a la luz de la Palabra, y 
actualiza el sentido de esa misma Palabra en los difíciles condicionamientos del 
hombre de aquí y de ahora buscando siempre, en base al mensaje que es su objeto, 
una vida más razonable y más humana, como paso a la consumación de la vocación 
total del hombre” ​(Parra, nf). 
 
Es necesario que desde este momento se vincule la mención de la pobreza y la 
marginación como problemáticas actuales de la humanidad, con el estudio teológico que 
busca, desde la revelación divina, exaltar la condición del hombre. 
 
Surge entonces un conflicto: ¿Dios ordena y el hombre obedece ante algún problema? 
¿Acaso el hombre no puede desde su libertad y autonomía resolver sus propias dificultades? 
Para la Ética discursiva de Habermas, se afirma que es posible que el sujeto realice un cambio 
de actitud desde el paso de la reflexión del discurso a la acción como un camino de formación 
discursiva (Habermas, 1985), puesto que depende del conocimiento humano y de la 
interacción con otros, mas no de Dios, como se mide la decisionalidad y se entiende la 
comunicación como el canal que construye la sociedad. De ser así, entonces la comunicación 
entre los actores y protagonistas del fenómeno de la pobreza y la marginación, permitiría dar 
solución a estos enfrentamientos del hombre de hoy. Con tan solo un discurso y la voluntad 
de proceder, se daría vía libre a la reducción de la pobreza y la marginación, desde la 
integración de las personas a la educación, la atención de calidad en la salud y la promoción 
del emprendimiento social y económico. 
 
Por otra parte, se ha pensado que el hecho de absolutizar la religión como solución a 
los problemas que afronta el mundo, es una salida que no tiene fundamento ni futuro. Pues en 
la época contemporánea se ha detectado que: 
 
“El fiel que ha comulgado con su dios no es solamente un hombre que ve 
verdades nuevas que el no creyente ignora; es un hombre que puede más. Siente en 
sí más fuerza para soportar las dificultades de la existencia o para vencerlas. Está 
como elevado por encima de las miserias humanas porque se ha elevado por encima 
de su condición de hombre; se cree salvado del mal, cualquiera que sea la forma, 
por otra parte, en que conciba al mal. El primer artículo de toda fe es la creencia en 
la salvación por la fe”​ (Durkheim, 1912). 
 
En consecuencia, una mentalidad fundamentalista en el hecho religioso, hace al 
creyente una persona aislada, sin capacidad de interactuar con sus semejantes, o por creerse 
superior a ellos, siente la obligación de ayudarlos solo para que sea compartida su posición en 
igualdad de creencias y de condiciones. 
 
Estas posturas son las que deben tenerse en cuenta al momento de hacer una reflexión 
teológica frente a la pobreza y la marginación, porque se requiere hacer un ejercicio 
4 
integrador y no excluyente, emprender un camino operativo que sea real, pedagógico y 
eficaz. Desde este paradigma, nace la Teología de la Liberación “como una comprensión de 
la esperanza. Para mí, es una hermenéutica de la esperanza y continúa siéndolo. Esto significa 
la cuestión de los señales de los tiempos, pues todo teólogo necesita ver en qué momento 
vive.” (Gutiérrez, ). En consecuencia, la Teología de la Liberación designa una preocupación 
primordial, generadora del compromiso por la justicia, proyectada sobre los pobres y las 
víctimas de la opresión (Congregación para la fe, 1984); esta aspiración traduce la percepción 
auténtica de la dignidad del hombre, creado « a imagen y semejanza de Dios » (Gén 1, 
26-27), ultrajada y despreciada por las múltiples opresiones culturales, políticas, raciales, 
sociales y económicas, que a menudo se acumulan en esta época contemporánea. 
 
Es justo afirmar que esta rama de la Teología, que surge desde nuestro contexto 
americano, define que “la pobreza no es voluntad de Dios, es hechura humana. Por eso es que 
la pobreza tiene estructuras, categorías y superioridades establecidas. Hay causas de la 
pobreza”. Que pobre es “el que no tiene derecho a tener derechos”. (Gutiérrez, 2016). Aquí se 
elimina lo que se ha dicho en otros medios, que la pobreza debe asumirse como voluntad de 
Dios, o como un mandato de Dios para ganar el cielo. La pobreza estructural no es igual o 
equiparable a la pobreza del espíritu, entendida esta última como el desapego a los bienes 
temporales, la dedicación al servicio caritativo y la vivencia de la fe en Dios como Padre, 
Salvador y Santificador. 
 
Desde esta perspectiva, se abre un camino de solución al problema que se ha 
planteado: la reconciliación. Desde la RAE, la reconciliación significa “Volver a las 
amistades, o atraer y acordar los ánimos desunidos”. Es pertinente hacer un alto para repetir 
los verbos que aparecen enunciados: volver, atraer, acordar. Reconciliar es volver. 
Reconciliar es atraer. Reconciliar es acordar. Haciendo un paralelo con lo que se ha descrito y 
explicado, la reconciliación sería un camino para volver a la identidad del ser humano, un 
volver a descubrir el fundamento de la comunidad para “de-volver” los derechos a todas las 
personas. La reconciliación también es atraer en medio de las diferencias, atraer los diversos 
protagonistas de la crisis actual para encontrar vías de solución, y atraer lo que el pecado ha 
separado: la comunión, la comunicación y la cooperación. Entonces, la reconciliación seconvierte en la generación de acuerdos reales y fácticos para promover la dignidad humana. 
 
Con este preámbulo, se comprenderá la significación de la reconciliación como 
sacramento, puesto que: 
 
“en la celebración de este sacramento, el sacerdote no representa sólo a Dios, 
sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus 
miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con Él, que 
le alienta y le acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y 
cristiana” ​(Francisco, 2014). 
 
5 
Se recuerda, en consecuencia, que la figura sacerdotal no es elitista ni excluyente, sino 
que es el vínculo que une a la comunidad, pues él es como Cristo Pastor, Cabeza y Maestro. 
Se denota que ante la presencia sacerdotal, en la práctica de este sacramento, la persona se 
reconoce frágil, débil, imperfecta. La pobreza y la marginación, son entonces los síntomas de 
esta fragilidad mal entendida y vivida, es el pecado individual y social, puesto que “el pecado 
es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para 
con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes” (CIC 1849, 
1991). 
 
Cabe recordar que la práctica de este sacramento se desenvuelve en cinco pasos para 
poder ser efectivo, pues Dios respeta la libertad de cada persona y le conduce, desde la 
sabiduría, la ciencia y la fortaleza, un camino de reparación y restitución de su dignidad, su 
identidad y su socioafectividad: 
 
1) El examen de conciencia: es el reconocimiento de la fragilidad humana, desde 
el recuerdo de aquellas acciones que han atentado contra la propia persona, el prójimo, Dios y 
la naturaleza. 
2) La contrición de corazón: es el dolor consciente que experimenta quien ha 
medido el impacto y la afectación de sus acciones, palabras, pensamientos y omisiones. 
3) El propósito de enmienda: se entiende como aquellas acciones que llevan a 
reparar el mal causado y tomar decisiones preventivas frente al mal que se puede realizar. 
4) La confesión de boca: es la interacción con el sacerdote para escuchar sus 
faltas, su arrepentimiento, su deseo de cambio y su espera por obtener la reconciliación con 
Dios. 
5) La satisfacción de obra: es el gozo, la paz, la tranquilidad y la seguridad que 
brotan de la gracia de Dios en la persona, fruto del perdón recibido y del vínculo que se 
restablece consigo mismo, con los demás, junto a Dios y en la naturaleza. 
 
Si se tiene en cuenta este esquema sacramental y se reúne con el método de la 
Teología de la Liberación, se descubre una hermenéutica pertinente para la superación de la 
pobreza y la marginación. El método teológico de la liberación es llamado ver-juzgar-actuar, 
debido a que “ver quiere decir ver la realidad para no elucubrar, está asociado a la expresión 
"señal de los tiempos”. Es preciso discernir los hechos, las causas y el porqué se producen los 
efectos, entonces, viene el momento de juzgar. Y, después, la última cosa es, en el fondo, la 
razón de ver y de juzgar, que es actuar. No es que se deba escribir un libro sobre los 
problemas, pero sí el hecho de cómo me comprometo ante eso.” (Gutiérrez, 2016). 
 
Para explicar este dinamismo, es conveniente hacer la debida categorización paralela 
entre el método teológico y los pasos para la realización del sacramento de la penitencia (ver 
tabla 1), detectando posibles eventos para el análisis y la búsqueda de la solución de la 
problemática abordada. 
 
6 
 
 
 
Tabla 1 
Paralelo entre el método ver-juzgar-actuar y la práctica de la reconciliación 
sacramental​. 
MÉTODO VER-JUZGAR-ACTUAR PRÁCTICA DEL SACRAMENTO DE LA 
RECONCILIACIÓN 
VER: ​Observar los hechos con una 
postura crítica detectando aportes y 
perjuicios de los sistemas que han 
generado la pobreza y la marginación. 
 
 
JUZGAR: ​ Discernir la observación 
bajo los parámetros de la fe, 
descubriendo la llamada de Dios para la 
liberación del hombre. 
 
 
 
 
 
ACTUAR: ​Ser coherente con la fe, 
procediendo a las acciones que liberen 
y den libertad al hombre como un ser 
digno, sujeto de derechos y deberes. 
EXAMEN DE CONCIENCIA ​: Observar las 
propias acciones que el individuo realiza para 
asumir y aceptar la pobreza y la marginación, o 
en dados casos, cómo se fomenta y se apoya. 
 
 
CONTRICIÓN DE CORAZÓN: ​El dolor, 
rechazo e impaciencia ante las nuevas 
esclavitudes y opresiones que experimenta el 
pobre y marginado. 
PROPÓSITO DE ENMIENDA: ​ Toma de 
decisiones para liberar al pobre y marginado, 
dando soluciones o evitando peligros y 
eventuales acciones que atentan contra la 
integridad humana. 
 
CONFESIÓN DE BOCA ​: Asumir todas las 
formas de expresión, actuación y comunicación 
con los pobres, marginados y protagonistas, para 
emprender un camino de reparación y 
superación. 
SATISFACCIÓN DE OBRA ​: Contemplar los 
resultados de las nuevas formas de vida que han 
superado la pobreza y la marginación. 
Los pasos para realizar una buena confesión llevan a un desarrollo interno reflexivo que enriquece y 
completa el método usado por la Teología de la Liberación. 
 
Esta perspectiva se podría extender a otras disciplinas para que cada una de ellas 
pueda aportar una contribución a la superación de la pobreza y marginación, corrigiendo los 
posibles errores que las han propiciado, y ofrecer alternativas realistas que lleven a una 
verdadera intervención para defender la dignidad humana, fortalecer el sentido comunitario y 
potenciar la participación democrática como sociedad en todos los ámbitos que envuelven al 
ser humano. 
 
Si tan solo se aplicara esta metodología en el ámbito de las instituciones, se educaría 
en una nueva competencia: la fraternidad, que maestro y estudiantes se entiendan como 
7 
hermanos en el tránsito de la vida. Ello implica, como bien expone Freire, que el maestro 
“debe asumir una posición política” (1996, pp. 60), capaz de lograr la coherencia entre su 
discurso y su actuar, cambiando su voz dirigida a una escucha atenta hacia sus estudiantes, 
potenciando su desarrollo oral y procurando el respeto entre todos en el aula. Con prácticas 
pedagógicas más flexibles, cercanas y humanizantes, se dan las condiciones para una nueva 
forma de vincular la reconciliación con la liberación, pues la educación es la mejor alternativa 
para liberar al ser humano. 
 
Por todo lo anterior, surge la necesidad de hacer un diálogo interdisciplinar, donde 
este método propuesto por la Teología de la Liberación, ayude a la construcción de una nueva 
sociedad basada en una reconciliación que tenga un carácter sacramental, no sólo desde la 
celebración del culto, sino con su esencia íntima: ser capaces de reconocer la fragilidad, 
puesto que como seres humanos se toman decisiones que hacen daño, lastiman, dividen, 
ofenden y excluyen. Basta con pensar en todas las situaciones en que la misma persona se 
reduce y se margina por culpa del abuso de su libertad. Recordar el error es el primer paso 
para gestar la reconciliación. También se hace una invitación para recuperar la sensibilidad y 
afectividad que caracteriza al género humano: es un deseo para superar la indiferencia y el 
rechazo. 
 
De modo consecuente,es necesario asumir compromisos radicales, procesuales y 
realizables, no desde el discurso, sino en las convicciones y acciones que generen un nuevo 
cambio. Además, como seres humanos se necesita de la compañía de otro, alguien que se 
convierta en guía, maestro, referente, consejero y sobre todo, una persona que sirva de 
consuelo cuando se sufre por el dolor; es en la empatía y la simpatía donde se superan las 
primeras manifestaciones de la pobreza y la marginación: la soledad, la ignorancia y el 
abandono. Por ello, la educación es la manera más adecuada para forjar este proceso de 
reconciliación dentro de la persona y para con los demás. Si este proceso no genera, desde 
luego, frutos que alegran la dinámica social ni dan sentido a la vida propia, ¿qué es lo que se 
busca superar? La pobreza no es una consecuencia, es una decisión. La reconciliación brota 
de un corazón dispuesto a reparar. 
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 
Banco Mundial. (2019). Pobreza: panorama general. Recuperado de 
https://www.bancomundial.org/es/topic/poverty/overview 
Concilio Vaticano II (1965). Gaudium et Spes. Recuperado de 
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_1965
1207_gaudium-et-spes_sp.html 
Congregación para la Doctrina de la Fe. (1991) Catecismo de la Iglesia Católica. La 
celebración del misterio cristiano, el sacramento de la Reconciliación. Recuperado de 
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p2s2c2a4_sp.html 
8 
https://www.bancomundial.org/es/topic/poverty/overview
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p2s2c2a4_sp.html
Congregación para la Doctrina de la Fe. (1984). Libertatis Nuntius. Recuperado de 
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_1984
0806_theology-liberation_sp.html 
Durkheim, E. (1912) Las formas elementales de la vida religiosa. Alianza Editorial. 
Buenos Aires, Schapire. Recuperado de 
http://libroesoterico.com/biblioteca/religiones/Durkheim%20Las%20Formas%20Elementales
%20De%20La%20Vida%20Religiosa%20Ae.pdf 
Freire, P. (1996) El grito manso, Siglo XXI Editores, Ciudad de México, México. 
Gutiérrez, G. (2016). Evaluación de la Teología de la Liberación y del papado de 
Francisco. Jesuitas, Colombia. Recuperado de 
https://jesuitas.co/gustavo-gutierrez-evalua-actualidad-de-la-teologia-de-la-liberacion-y-el-pa
pado-de-francisco-20278 
Habermas, J. (1985) Conciencia moral y moral comunicativa. Península, Barcelona. 
Recuperado de 
http://sgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/Cursos/TeoSociContemaestria/HabermasCONCIMORAL.
pdf 
Moliner, A (nf). Los procedimientos de la Teología de la Liberación. Recuperado de 
http://servicioskoinonia.org/relat/378.htm 
ONU (2019). La pobreza. Recuperado de 
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/poverty/ 
Parra, A. (n.f.). Hermenéutica Teológica. Universidad Javeriana. Recuperado de 
https://javeriana.edu.co/theologica/descargas.php?archivo=Alberto%20parra 
RAE (2019). Reconciliación, definición. Recuperado de 
https://dle.rae.es/?id=VU3H0xx 
RAHNER, K. (1963) "Problemas actuales de cristología", en Escritos de Teología I, 
Madrid, pp. 169-222. 
Scannone J.C. (1983) "La teología de la liberación. Caracterización, corrientes, 
etapas" Stromata, 38, pp. 3-40, Medellín. Recuperado de 
http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol23/92/092_scannone.pdf 
Septién, J. (2017) Gustavo Gutiérrez: No creo en la Teología de la Liberación, creo en 
Jesucristo. Aleteia. Recuperado de 
https://es.aleteia.org/2017/04/04/gustavo-gutierrez-no-creo-en-la-teologia-de-la-liberacion-cr
eo-en-jesucristo/ 
Vallejo, F. (2007). La puta de Babilonia. Editorial Planeta Mexicana. Madrid, España. 
Velásquez Garzón, J. J. (2019) Leer y escribir depende del conocimiento y expresión 
de tu cuerpo. Recuperado de 
https://www.academia.edu/38585286/LEER_Y_ESCRIBIR_DEPENDE_DEL_CONOCIMIE
NTO_Y_EXPRESI%C3%93N_DE_TU_CUERPO_READING_AND_WRITING_DEPEND
S_OF_THE_KNOWLEDGE_AND_EXPRESSION_OF_YOUR_BODY 
9 
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19840806_theology-liberation_sp.html
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19840806_theology-liberation_sp.html
http://libroesoterico.com/biblioteca/religiones/Durkheim%20Las%20Formas%20Elementales%20De%20La%20Vida%20Religiosa%20Ae.pdf
http://libroesoterico.com/biblioteca/religiones/Durkheim%20Las%20Formas%20Elementales%20De%20La%20Vida%20Religiosa%20Ae.pdf
https://jesuitas.co/gustavo-gutierrez-evalua-actualidad-de-la-teologia-de-la-liberacion-y-el-papado-de-francisco-20278
https://jesuitas.co/gustavo-gutierrez-evalua-actualidad-de-la-teologia-de-la-liberacion-y-el-papado-de-francisco-20278
http://sgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/Cursos/TeoSociContemaestria/HabermasCONCIMORAL.pdf
http://sgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/Cursos/TeoSociContemaestria/HabermasCONCIMORAL.pdf
http://servicioskoinonia.org/relat/378.htm
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/poverty/
https://javeriana.edu.co/theologica/descargas.php?archivo=Alberto%20parra.pdf&idArt=1099&edicion=39
https://dle.rae.es/?id=VU3H0xx
http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol23/92/092_scannone.pdf
https://es.aleteia.org/2017/04/04/gustavo-gutierrez-no-creo-en-la-teologia-de-la-liberacion-creo-en-jesucristo/
https://es.aleteia.org/2017/04/04/gustavo-gutierrez-no-creo-en-la-teologia-de-la-liberacion-creo-en-jesucristo/
https://www.academia.edu/38585286/LEER_Y_ESCRIBIR_DEPENDE_DEL_CONOCIMIENTO_Y_EXPRESI%C3%93N_DE_TU_CUERPO_READING_AND_WRITING_DEPENDS_OF_THE_KNOWLEDGE_AND_EXPRESSION_OF_YOUR_BODY
https://www.academia.edu/38585286/LEER_Y_ESCRIBIR_DEPENDE_DEL_CONOCIMIENTO_Y_EXPRESI%C3%93N_DE_TU_CUERPO_READING_AND_WRITING_DEPENDS_OF_THE_KNOWLEDGE_AND_EXPRESSION_OF_YOUR_BODY
https://www.academia.edu/38585286/LEER_Y_ESCRIBIR_DEPENDE_DEL_CONOCIMIENTO_Y_EXPRESI%C3%93N_DE_TU_CUERPO_READING_AND_WRITING_DEPENDS_OF_THE_KNOWLEDGE_AND_EXPRESSION_OF_YOUR_BODY

Continuar navegando