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LAS AUDIENCIAS DE RECONOCIMIENTO DE LA JEP

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SALA DE RECONOCIMIENTO DE VERDAD, DE RESPONSABILIDAD 
Y DE DETERMINACIÓN DE LOS HECHOS Y CONDUCTAS 
LAS AUDIENCIAS DE RECONOCIMIENTO DE LA JEP 
 
Oscar Parra Vera1 
 
Sin perjuicio del profundo debate teórico al respecto, una forma de definir la 
justicia restaurativa es como una apuesta por la resolución de conflictos a través de 
un proceso integral de justicia que involucra a la comunidad, el ofensor y la víctima. 
Esta forma de resolver conflictos es diferente a la tradicional (retributiva), y 
generalmente ocurre a partir de diálogos, acciones e instancias dirigidas a restaurar 
las relaciones afectadas por el conflicto. Ahora bien, la utilización de la justicia 
restaurativa para el tratamiento y sanción de los más graves crímenes 
internacionales cometidos en el conflicto armado colombiano constituye uno de los 
pasos más novedosos que fueron parte de la negociación que originó el Acuerdo 
Final de Paz en Colombia. En este sentido, quienes contribuyan con verdad plena y 
reparación, serán castigados con una sanción restaurativa que propenda por la 
reintegración política y social, y con una importante participación de las 
comunidades más afectadas en la definición de esas sanciones. 
 
Son más de dos décadas de discusión sobre justicia transicional en Colombia 
las que llevaron al modelo de la JEP y su referencia a diversas lecciones aprendidas 
del diseño de justicia transicional impulsado previamente respecto a grupos 
paramilitares, a través del proceso especial de Justicia y Paz. Entre otras lecciones, 
cabe resaltar los diversos desafíos asociados a los encuentros que se dieron entre 
victimarios y víctimas, en muchas ocasiones sin la debida preparación, así como 
diversos desafíos para la reparación de las atrocidades masivas ocurridas. 
 
A continuación, quiero reflexionar sobre algunos de los principales 
desarrollos sobre 202justicia restaurativa asociados a los pasos que precedieron y 
acompañaron a las audiencias de reconocimiento llevadas a cabo en 2022. 
 
 
1 Magistrado de la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación de los Hechos 
y Conductas de la Jurisdicción Especial para la Paz. 
 
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1. Las audiencias fueron un punto de llegada después de la forma 
como la Sala de Reconocimiento enfrentó desafíos asociados a la 
participación de las víctimas en macrocasos 
 
La Sala de Reconocimiento de la JEP ha impulsado diversos niveles de participación 
de las víctimas con un enfoque restaurativo. En primer lugar, la Sala recibió 
informes de instituciones y de la sociedad civil, muchos de los cuales fueron 
entregados en diligencias donde se escuchó y se hizo visible, públicamente, diversas 
voces de las víctimas que, en muchas ocasiones, no habían sido escuchadas en la 
justicia ordinaria. En segundo lugar, se usaron dichos informes como insumos, 
desde la perspectiva de las víctimas, para la priorización de macrocasos. En tercer 
lugar, se ha dispuesto que, para participar procesalmente en los macro casos, en 
algunos casos la acreditación pueda utilizarse como escenario de escucha o también 
se ha hecho una interpretación amplia de la acreditación para contemplar el 
territorio como víctima de los crímenes internacionales cometidos. En cuarto lugar, 
los informes son trasladados a los victimarios para que ellos rindan su versión 
voluntaria sobre la violencia ocurrida. Ello nos permitió a los magistrados de la JEP 
indagar cuándo fue la primera vez que el compareciente se involucró con los 
ejercicios de violencia. Por ejemplo, en casos como el de las ejecuciones 
extrajudiciales conocidas como falsos positivos, estas entrevistas han permitido 
entender en qué circunstancias algunos militares que llevaban años de carrera 
militar, deciden involucrarse en la comisión de asesinatos en el marco del fenómeno. 
En quinto lugar, la Sala ha recibido, muchas veces en audiencia pública, las 
consideraciones críticas de las víctimas sobre lo positivo, lo negativo y lo que ha 
faltado en las versiones voluntarias, y allí se hacen manifestaciones sobre lo que las 
víctimas consideran que podría mejorarse. Luego de escuchar las diversas voces de 
los actores que participan en el proceso, en sexto lugar, la Sala emite autos de 
determinación de hechos y conductas que reúnen los patrones en torno a lo 
determinado por la Sala, precisan los macro daños y daños colectivos sufridos, y se 
imputa a los máximos responsables del crimen de sistema respectivo. 
 
Lo que hace la Sala es entonces un recorrido paralelo, por una parte, con las víctimas 
y, en forma paralela pero separada, con los victimarios. Cuando las partes han dado 
pasos restaurativos, y reconocen las imputaciones señaladas por la Sala y los daños 
cometidos, en séptimo lugar, la Sala organiza audiencias públicas de reconocimiento 
 
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donde se impulsa un diálogo restaurativo, un encuentro dialógico, entre las víctimas 
y los comparecientes. Finalmente, la Sala emite resoluciones de conclusiones donde 
hace recomendaciones de proyectos restaurativos, avalados por las víctimas, que 
pueden involucrarse en las sanciones propias que serán impuestas a los 
comparecientes. 
 
En sus primeros dos años de funcionamiento, la Sala de Reconocimiento abrió 
siete macro casos que analizan miles de atrocidades relacionadas con patrones de 
alcance nacional en temas como secuestro (denominado caso 01, 19 años bajo 
análisis, 9 mil hechos, 3100 víctimas acreditadas, 9 mil miembros de FARC bajo 
análisis), reclutamiento de niñas y niños (denominado caso 07, 8 mil hechos), 
ejecuciones extrajudiciales (denominado como caso 03, aproximadamente 6402 
hechos en un periodo priorizado de 7 años, 2500 militares procesados, 
aproximadamente 2500 víctimas acreditadas, más de 1000 procesos judiciales 
previamente en la justicia ordinaria), y la victimización contra el partido político 
Unión Patriótica (caso 4). Asimismo, se vienen analizando tres situaciones 
territoriales concentradas en las dinámicas del conflicto armado en las zonas 
respectivas, en las cuales se han acreditado más de 200000 víctimas (Tumaco-
Ricaurte-Barbacoas -caso 2-, Norte del Cauca y Sur del Valle del Cauca -caso 5-, y 
Urabá -caso 4-). En 2022 se abrieron cuatro macrocasos más, 2 focalizados en el actor 
armado específico (casos 8 y 10), uno relacionado con la victimización a pueblos 
étnicos (caso 9) y otro relacionado con violencia sexual (caso 11). En este artículo no 
analizo diversos pasos de justicia restaurativa en esos nuevos macrocasos. 
 
Para el caso de la SRVR, un desafío especial surge respecto a la participación 
de las víctimas en el marco de estos macrocasos. ¿Procede la participación de las 
víctimas en una forma similar a como opera en procesos judiciales por casos 
individuales en la justicia ordinaria? ¿Qué diferencias podrían regularse? ¿Es una 
participación similar en todos los macrocasos o podrían justificarse diferencias 
atendiendo a la incomparabilidad entre macrocasos? 
 
Los debates sobre participación en este tipo de macrocasos abarcan diversos 
escenarios que no solo involucran a las víctimas. También existen desafíos respecto 
a la participación y voz de las organizaciones que representan legalmente a las 
víctimas, las y los abogados que defienden a los comparecientes, el punto de vista y 
voz de los comparecientes, de las comunidades involucradas y afectadas, de 
 
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funcionarios, jueces, de los órganos del Sistema Integral, y de la sociedaden general. 
Cuatro preguntas enmarcan estos debates: quiénes participan?, cómo participan?, 
cuando participan? y para qué participan? 
2. Las primeras audiencias de reconocimiento en 2022 
 
Entre 2021 y 2022, más de 50 militares, entre ellos dos Generales y varios Coroneles, 
así como 7 antiguos miembros del Secretariado de las Farc, reconocieron su 
responsabilidad respecto a crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra 
imputados por la Sala de Reconocimiento. Algunos lo hicieron en audiencias 
públicas restaurativas, es decir, que se prepararon a partir de encuentros privados 
con sus víctimas y luego de varios años de trabajo asociado a la determinación del 
daño sufrido por familias y comunidades. Estos reconocimientos han sido un 
importante logro de la JEP para impulsar el diálogo público en torno a las 
atrocidades cometidas el General Paulino Coronado expresó lo siguiente: 
 
“Presento mis sentimientos de perdón por el gran dolor causado por los 
execrables actos cometidos (...), conllevando al deceso de seres inocentes que 
se presentan como combatientes, dejando profunda desolación entre sus seres 
queridos, a quienes ofrezco mi absoluta disposición para contribuir en el 
esclarecimiento de la verdad, como medio reparador",” (JEP, 2021d). 
 
Un mayor retirado señaló lo siguiente: 
 
“Reconozco mi responsabilidad por contribuir al conflicto armado en vez [sic] de 
la paz, como me lo mandaba mi cargo público y mi deber como ciudadano. PIDO 
PERDÓN a cada uno de los ciudadanos víctimas de mi acción, a quienes 
reconozco como personas dignas y sujetos de derechos vulnerados y me 
comprometo a repararlos, aportando toda la verdad que conozco sobre estos 
homicidios” (JEP, 2021d). 
 
Tomando como referencia estos reconocimientos de responsabilidad que 
inicialmente se planteaban por escrito, se inició un proceso de diálogo para preparar 
las audiencias públicas de reconocimiento. De inmediato surgieron varios desafíos: 
¿Cómo debe ser la puesta en escena de esos encuentros para involucrar a la sociedad 
 
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en estos encuentros restaurativos? ¿Cómo responder a estas preguntas cuando se 
trata de miles de hechos agrupados en macrocasos con cientos de antiguos 
victimarios y miles de víctimas participando en el mismo? ¿Cómo lograr que estas 
audiencias tengan un sentido de justicia en los territorios específicos? En este punto 
cabe resaltar que la JEP en sus diversos autos de preparación de las audiencias hizo 
referencia a los más importantes avances a nivel internacional y comparado, 
particularmente el reciente informe del Relator de Naciones Unidas sobre Justicia 
Transicional, informe concentrado en el tema de disculpas públicas. Las audiencias 
ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos constituyen otro aporte 
importante en esta materia. 
La SRVR precisó que el reconocimiento esperado en estas audiencias tenía que ser 
un reconocimiento fáctico, jurídico y restaurativo. La dimensión fáctica del 
reconocimiento tiene que ver con los aportes detallados sobre los hechos en los que 
haya participado. Lo que implica reconocer las características de dicha participación, 
el rol desempeñado en la organización criminal y la contribución que significó para 
la realización del plan criminal2. La dimensión jurídica del reconocimiento: se 
refiere a reconocer la naturaleza no amnistiable de los crímenes cometidos, así como 
a la aceptación de la modalidad de comisión. Reconocer que los llamados falsos 
positivos fueron crímenes de lesa humanidad es de especial valor en este punto, 
porque enfatiza en el carácter sistemático y generalizado de los crímenes. 
Finalmente, la dimensión restaurativa demanda que, en una perspectiva de justicia 
transicional, los comparecientes asuman su responsabilidad por la gravedad de las 
conductas cometidas, se abstengan de justificarlas (diferente es explicar el contexto 
en el que ocurrieron), reconozcan el daño causado y den cuenta de la voluntad de 
resarcirlo y no repetir los graves crímenes cometidos. 
La SRVR impulsó entonces una puesta en escena donde las emociones, los lugares, 
los símbolos y las narrativas resultan importantes, como lo han sido para el derecho 
penal internacional, para la justicia transicional, y para la justicia restaurativa3. 
 
2 “Esto trae consigo un aporte de verdad sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar en los que se dio esa 
participación y de la manera en la que se cometieron los asesinatos y las desapariciones forzadas, de su 
planeación y de la forma en la que fueron presentados falsamente como resultados operacionales”. 
3 Ver los estudios que han analizado los Juicios de Nuremberg o los estudios de Claudia Hilb sobre el juicio a 
las juntas en Argentina. 
 
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Literatura reciente resalta el importante rol de los espacios en la justicia restaurativa. 
En el texto “Restorative Spaces” los autores David Tait y Munzer Emad discuten 
cómo darle una forma “restaurativa” a las cortes o espacios de escucha dentro de 
diferentes sistemas judiciales. Parten de la premisa de que el espacio y su disposición 
afectan la forma en la que los participantes experimentan el proceso pues proveen 
mensajes sobre la naturaleza de la justicia y la autoridad del Estado en los procesos 
que se llevan a cabo (Tait y Emad 2021)4. Así, los espacios hablan acerca de la relación 
entre el Estado, los jueces y la justicia, sobre la historia Estatal, o sobre el rol e 
importancia de cada persona en el proceso. 
Por ello para la SRVR era importante transformar lo adversarial y acondicionar el 
lugar para un diálogo restaurativo frente a frente. Ello genera que sea importante 
valorar dónde se van a ubicar las víctimas, cuándo entran las víctimas y cuándo lo 
hace la magistratura y cuál es el lugar que ocupa la autoridad judicial (dentro de un 
círculo o fuera del círculo). En suma resulta de especial valor la forma como se 
concretiza “la terceridad del juez” en este tipo de espacios. Se convierten en 
especialmente relevantes el lugar del arte y los telares de las víctimas, el lugar donde 
aparecerán los símbolos de la lucha por la justicia que han impulsado. 
Cabe resaltar que para organizar las primeras tres audiencias de reconocimiento, 
participaron varias de las dependencias internas de la JEP durante los meses de 
preparación: el Departamento de Atención a Víctimas, el Departamento de Enfoques 
Diferenciales, el Departamento de Gestión territorial, el Sistema Autónomo de 
Asesoría y Defensa, el Departamento de comunicaciones, la Subdirección 
Financiera5, la Subdirección de Recursos Físicos en infraestructura (Oficina asesora 
de Seguridad y protección), la Subdirección de Cooperación Internacional, la 
Secretaría Judicial y el Grupo de Análisis de la Información (GRAI). 
 
4 Tait y Emad (2021) retoman el trabajo del criminólogo Ervin Goffman sobre la comunicación y los posibles 
gestos de reconocimiento. Así, Goffman también habla de cómo el comportamiento de los participantes y la 
forma en la que manejan el espacio es una muestra de cómo perciben y se ven afectados por el mismo. Los 
autores citan también a la literatura existente acerca de espacios restaurativos de salud y educación, donde se 
ha probado que la naturaleza, la ausencia de sonido, el arte, los colores y los olores pueden afectar la experiencia 
de los sujetos que hacen uso de estos procesos. 
5 Los costos económicos de estas audiencias, particularmente en territorio, son un aspecto importante a valorar 
y ponderar en investigaciones futuras, teniendo en cuenta los desafíos de recursos escasos que enfrenta la JEP. 
 
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A partir de mi experiencia como magistrado que participó en las tres audiencias de 
2022, debo decir que siempre existe una sensación de que se necesita más tiempo 
antes del impulso final de la puesta en escena pública. Nunca va a ser suficiente el 
tiempo de preparación para estos diálogos en torno a la atrocidad. Por ejemplo, 
respecto a la audiencia que lideré en Valledupar respecto al reconocimiento de 
responsabilidad por parte de máximos responsables pertenecientes al Batallón La 
Popa, se realizaron 26 reuniones preparatorias, 4 de estas con defensores de 
comparecientes y 22 con representantes judiciales de las víctimas, sus equipos 
psicosociales y Autoridades del pueblo Kankuamo y Wiwa, 24 sesiones individuales 
y 4 colectivas con comparecientes, 3 encuentros territoriales con víctimas en la 
ciudad de Valledupar, 1 encuentro tradicional entre Autoridades étnicas y víctimas 
del Pueblo Kankuamo, 1 encuentro tradicional entre responsables y autoridades 
políticas y espirituales en territorio sagrado de Makumake y 1 encuentro privado 
entre víctimas y responsables. Adicionalmente, se adelantaron 12 encuentros 
individuales con comparecientes, 1 encuentro entre víctimas y dos de los 
responsables en la ciudad de Valledupar y dos reuniones con representantes 
judiciales de víctimas y defensores. 
Sobre esta audiencia en Valledupar resalto la importancia que tenía para el Pueblo 
Kankuamo que los comparecientes desarrollaran preparación psicosocial con las 
autoridades espirituales y políticas en el territorio sagrado Kankuamo (fue elegido 
Makúmake para estos efectos). Para las autoridades tradicionales era importante 
desarrollar un proceso de “limpieza espiritual”, teniendo en cuenta la sangre del 
pueblo y del territorio que se había derramado. Este componente particular de 
preparación fue importante para que los comparecientes tomaran consciencia sobre 
los daños específicos a los Pueblos Kankuamo y Wiwa y el significado de lo 
determinado en el auto 128 respecto al territorio como víctima de los hechos. Esa 
capacidad y disposición para la escucha y el diálogo de las autoridades étnicas fue 
fundamental para llevar a cabo los encuentros, para “encuadrar” las expectativas de 
las víctimas y para advertir la carga emocional que este proceso conlleva. Además, 
constituyeron un encuadre inicial para el trabajo de los enfoques diferenciales y el 
impacto desproporcionado de la violencia contra mujeres y contra una niña Wiwa 
asesinada, Nohemí Pacheco. El análisis de interseccionalidad fue visibilizado en la 
audiencia. 
 
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Para algunos de los comparecientes, escuchar frente a frente la magnitud del daño 
causado a sus víctimas o a los familiares de las víctimas, transformó totalmente la 
visión de lo ocurrido. En este sentido, la voz de las víctimas tuvo un rol 
transformador que abrió la ruta para el reconocimiento. En los procesos judiciales 
previos (en la jurisdicción ordinaria) los comparecientes no les habían siquiera visto 
a las víctimas y mucho menos les habían escuchado. Por otra parte, como magistrado 
que había interrogado en un primer momento de versiones voluntarias a los 
comparecientes, fue especialmente impactante ver el cambio entre un negacionismo 
casi total en algunas de las primeras versiones contrastado con reconocimientos 
jamás manifestados antes y como fruto del impacto del diálogo con las víctimas. 
Sin perjuicio de los elementos anteriores, existen varios desafíos asociados a la 
participación de las víctimas que deben seguir siendo valorados y ponderados en 
audiencias futuras. Por ejemplo, las diversas perspectivas sobre el alcance que deben 
tener estas audiencias, entre las distintas víctimas y las distintas organizaciones 
legales que les representan. Incluso dentro de una misma familia existen varias 
visiones sobre cómo enfrentar este tipo de procesos restaurativos, familiares a favor 
de participar y familiares en contra. Además, existe un debate sobre los alcances de 
las concertaciones sobre las actividades preparatorias y los momentos de la puesta 
en escena de la audiencia. Lo deseable es lograr un importante nivel de diálogo y 
concertación desde lo metodológico pasando por lo logístico y algunos aspectos de 
lo estrictamente psicosocial. 
En las diversas audiencias, y atendiendo a la escala y magnitud de los casos y 
subcasos, se establecieron diversos criterios para seleccionar las vocerías que 
participarían en la audiencia. En el marco del caso 01, con más de tres mil víctimas 
acreditadas, se dejó en manos del GRAI la selección de víctimas especialmente 
representativas de los patrones que se analizaron en la audiencia. Algunas víctimas 
presentaron acciones de tutela porque no habían sido seleccionadas para participar 
en la audiencia o por no sentirse representadas por los patrones que fueron objeto 
de la puesta en escena pública. Sin embargo, el Tribunal para la Paz respaldó las 
decisiones tomadas por la Sala de Reconocimiento. En el caso de la audiencia sobre 
el Batallón La Popa se lograron algunos consensos sobre las víctimas que hablarían. 
Otro tema que no es menor y que enfrentamos en la audiencia de Valledupar tiene 
que ver con las diferencias entre las víctimas que participan en todo el proceso 
previo de preparación de las audiencias y aquellas que llegan en etapas finales del 
 
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proceso o incluso en la audiencia misma. En Valledupar nos correspondió empezar 
diálogos desde cero (es decir, desde un ABC de lo que es la justicia transicional y la 
JEP) con víctimas que se presentaron al enterarse por las noticias de la audiencia. 
Las necesidades psicosociales son distintas según este tipo de preparación para 
entender cada paso en la audiencia. Algunas de las víctimas que llegaron durante la 
audiencia intervinieron desde el lugar del público, manifestando algunas ideas de 
inconformidad por algunos de los momentos de reconocimiento. 
Otro desafío se relaciona con las tensiones entre víctimas y comparecientes en plena 
audiencia. Algunas de estas tensiones fueron tramitadas previamente en los 
momentos de preparación privada, razón por la cual en esos momentos previos se 
presentaron situaciones importantes de choque. En el momento público surgen 
algunos niveles de distensión, pero otros momentos de distancia, rechazo o rabia se 
mantienen. 
De otro lado, existe debate sobre la participación de los representantes legales de 
las víctimas en estas audiencias restaurativas. Desde ciertos puntos de vista se 
rechaza esta participación bajo la idea de que el encuentro debe ser entre víctimas y 
perpetradores con la única intervención de la magistratura en relación con dichos 
diálogos restaurativos. Sin embargo, en la audiencia de Valledupar se tuvo en cuenta 
la experiencia previa tenida en Bogotá con la ampliación del reconocimiento 
efectuado por el General Paulino Coronado, donde intervinieron representantes 
legales de las víctimas para fortalecer el tipo de diálogo que estaba generándose. A 
la luz de este avance, en la audiencia de Valledupar intervino una vocera de las 
organizaciones legales. La doctora Daniela Rodríguez precisó diversas críticas 
contra algunas narrativas de los comparecientes que diferenciaban entre víctimas. 
También se criticó el lenguaje utilizado por un compareciente al describir un hecho 
particularmente atroz. En este punto, cabe resaltar que uno de los desafíos de estas 
audiencias de justicia restaurativa es que involucran narrativas difíciles de controlar 
previamente. En efecto, no se trata de espacios “libreteados”, pues tienen una 
vocación de espontaneidad ysinceridad. Sin perjuicio de ello, y como lo resalté en 
mi intervención al finalizar la audiencia, seguiremos avanzando en el tipo de 
intervención desde la magistratura que permita evitar la acción con daño. Asimismo, 
los diálogos de preparación previa serán fundamentales para identificar si surgen 
exposiciones de la atrocidad que pudieran no tener necesariamente relación con el 
derecho a la verdad que buscan las víctimas. 
 
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Por todos estos elementos que he mencionado, no sorprende que estas audiencias 
involucren diversos desafíos de carácter psicosocial. De allí la importancia de la 
articulación entre equipos psicosociales de la JEP y equipos psicosociales de las 
organizaciones y de los comparecientes que vienen trabajando con víctimas y 
comparecientes en forma previa. La JEP no debe desconocer este tipo de trabajos y 
debe articularlos con la estrategia psicosocial que se impulse desde la institución en 
algunas de sus dependencias. La Fundación DUNA (en la audiencia de Ocaña) y el 
Centro Internacional para la Justicia Transicional Fundación (en la audiencia sobre 
secuestro) jugaron un papel importante de mediación restaurativa y de pedagogía 
asociada a la puesta en escena individual para personas que estuvieron 
involucradas con estas atrocidades. En estos reconocimientos el rol del lenguaje fue 
crucial, el rechazo expreso de los crímenes, sin eufemismos y sin justificaciones de 
lo ocurrido. 
Respecto a los desafíos y riesgos emocionales también es importante resaltar que la 
JEP no busca en estas audiencias imponer a las víctimas un supuesto deber de 
perdonar a los perpetradores. Esa es una decisión personal en el fuero interno de 
cada individuo. Tampoco se pretende juzgar la rabia y el dolor que muchas víctimas 
evocan durante la audiencia. Son sentimientos que también le dicen mucho a la 
sociedad y que hacen parte de ese diálogo restaurativo por el que se está 
propendiendo. De allí que también exista una sobrecarga emocional para todos los 
que interveníamos institucionalmente desde la JEP, razón por la cual es importante 
trabajar en el cuidado de nosotros mismos, nuestros despachos y equipos. Identificar 
los desgastes emocionales es un primer paso para enfrentarlos adecuadamente. 
Finalmente, es importante resaltar que en las audiencias se evidenciaron diversos 
desafíos de escala de los casos. Mientras que la audiencia sobre secuestro era una 
discusión en torno a una investigación macro criminal “de arriba hacia abajo”, y se 
trabajaba en quienes dieron las órdenes, en las audiencias sobre ejecuciones 
extrajudiciales se viene avanzando “de abajo hacia arriba”, y por ello quienes 
reconocían eran soldados, suboficiales y oficiales que tenían mando a nivel de 
Batallón o Brigada. En esta etapa del caso no hemos llegado aún a la valoración de 
las comandancias de División o del propio Ejército. El impacto de estos dos 
escenarios de trabajo tiene que ver con lo siguiente: en el primer escenario hay menos 
manifestaciones puntuales en torno a los hechos directos y ello impacta en las 
demandas de verdad. En el segundo escenario se manifestaron críticas por parte de 
 
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las víctimas respecto a altos mandos que no estaban involucrados en la rendición de 
cuentas y por ello algunas víctimas consideran que hubo “verdades a medias” o 
incluso el “posible encubrimiento de superiores”. 
Otras tensiones en el marco de estos macrocasos se relacionan con los desafíos entre 
reconocimientos asociados a los patrones y reconocimientos asociados a casos 
específicos. Frente a algunos de los hechos no fueron determinados máximos 
responsables que hubieran reconocido y participaran en la audiencia. Nuestra 
consideración fue la de no excluir este tipo de casos, pues lo que queríamos resaltar 
era el rol de estos máximos responsables en los patrones de macro criminalidad. Lo 
que buscábamos siempre fue ayudar a comprender que todos los casos eran 
representativos de los patrones y el fenómeno. Sin embargo, ciertamente sigue 
siendo difícil el alto número de expectativas en torno a las circunstancias de modo, 
tiempo y lugar de los casos individualmente considerados. 
No es un tema nada menor el desafío de seguridad para víctimas y comparecientes 
que participan en estos procesos, al ser públicos. En todo momento se han hecho 
valoraciones sobre riesgos y cada manifestación de preocupación al respecto fue 
valorada con especial celeridad por el grupo de análisis de riesgo que tiene la 
Unidad de Investigación y Acusación de la JEP. 
Consideración final 
A partir de todo lo anterior, expongo algunas líneas de balance provisional a la luz 
de lo ocurrido en las tres audiencias. En primer lugar, desde la magistratura hemos 
expuesto nuestra independencia e imparcialidad pero sin eludir manifestaciones de 
empatía y reconocimiento que son cruciales en este tipo de diálogos restaurativos. 
Hemos asumido los retos de estas audiencias de reconocimiento ante jueces y juezas 
y sus diferencias con los reconocimientos que se hicieron ante la Comisión de la 
Verdad. Hemos visibilizado una “Terceridad del Juez en la Audiencia de 
Reconocimiento”6, de tal manera que la intervención de la magistratura pueda ser 
restaurativa en el manejo de los momentos de rabia e insatisfacción de las víctimas, 
 
6 Agradezco esta idea en particular a Lina Rondón, consultora del ICTJ. También esta “terceridad” la he ido 
valorando a la luz de mis diálogos y aprendizajes con Ariel Sánchez, María Andrea Marroquín, Marcela García 
y Diana Ávila, entre varias funcionarios y funcionarios más de la JEP, de cara a la preparación de la audiencia 
de Valledupar. 
 
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pero también en los momentos de reconocimiento y encuentro. Hemos intentado 
evitar la revictimización pero también la humillación o destrucción del antiguo 
victimario. Asimismo, hemos impulsado desde la magistratura formas de 
devolución a las víctimas que intervienen, es decir, un rol judicial de escucha y 
también de amplificación de esas voces para que visibilicen a cientos de víctimas que 
se reflejan en ese dolor y ese daño. Con estas actuaciones hemos intentado revertir 
la asimetría de poder que se había presentado previamente en procesos judiciales 
ordinarios. 
En diversos momentos durante las audiencias reconocimos el coraje y lucha de 
muchos años por parte de las víctimas. Muchas de las víctimas y sus abogadas – 
abogados han sido amenazados y han enfrentado diversas agresiones y el peso de 
la impunidad de estos años. Pero también resaltamos el valor de quienes decidieron 
reconocer públicamente estas atrocidades, sin ambages ni eufemismos. Ese 
reconocimiento que hacemos busca debe tener un rol para la reintegración de 
quienes estuvieron involucrados en estas atrocidades. 
Estas audiencias han sido entonces un paso importante en esa gradualidad de la 
Justicia Restaurativa en la JEP. Han impactado en el negacionismo que 
históricamente ha existido en torno a la sistematicidad de las ejecuciones 
extrajudiciales y por ello la gran importancia de la difusión mediática que han tenido 
estos reconocimientos. Constituyen una antesala para los importantes pasos 
asociados a las sanciones propias del futuro. Las audiencias han sido también un 
paso decisivo en el compromiso de la JEP con la implementación de los Acuerdos de 
Paz. 
Bibliografía 
 
Tait, David y Emad, Munzer (2022), “Restorative spaces: how does the organisation 
of space contribute to the experience of justice?”, The International Journal of 
Restorative Justice, Issue 1, 2022, pp. 8-17.

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