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031 Por que la bioetica hoy

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¿POR QUÉ LA BIOÉTICA HOY? 
Autora: María del Carmen Amaro Cano1. 
 
 
INTRODUCCIÓN: 
Desde los tiempos más remotos de la Antigüedad, el hombre no sólo se preocupó 
por conocer el mundo que le rodeaba, y en el cual se encontraba él mismo 
inmerso, sino que, a partir de sus observaciones, pretendió comprenderlo para 
después transformarlo en correspondencia con sus necesidades. Estas fueron 
cambiando de un tiempo a otro. El propio desarrollo de las fuerzas productivas 
generaba cambios en el pensamiento del hombre y en su forma de producción y 
asimilación de los nuevos conocimientos. 
 
Es precisamente la filosofía la que se va a ocupar de estos problemas: ¿cómo ve 
el hombre el mundo?..... ¿es producto de un ser superior?..... ¿es producto de la 
evolución de la propia naturaleza?.... ¿es producto del hombre mismo?..... ¿el 
mundo es estático?..... ¿el mundo cambia?.... ¿qué fuerzas son las que generan el 
cambio?.... ¿el hombre vive como piensa o piensa como vive?..... (1) 
 
Como parte de este conocimiento está también el estudio de la conducta de los 
hombres; pero no la conducta en general, sino un aspecto particular de la 
conducta humana, aquella que tiene que ver con hacer el bien y evitar el mal, a 
partir del reconocimiento de la existencia del otro, del respeto por sí mismo y por el 
otro. Ese aspecto particular de la conducta humana es la conducta moral de los 
hombres en sociedad y a su estudio se dedica la ética. De modo que la ética es la 
teoría y la moral es la práctica. 
 
La ética es la ciencia y la moral es su objeto de estudio. (2) La ética, a su vez, 
tiene dos grandes disciplinas que, por su gran alcance, se han convertido ya en 
ciencias particulares: la deontología o ciencia de los deberes, y la axiología o 
ciencia de los valores. Así pues, los valores morales constituyen el objeto de 
estudio de la axiología. 
 
LOS VALORES, LOS PRINCIPIOS, LAS NORMAS Y LOS JUICIOS MORALES 
 
¿Qué son los valores? Los valores son las estimativas más significativas del 
hombre, es decir, son las necesidades superiores, convertidas en aspiraciones e 
ideales. De tal modo, los valores responden a diferentes significados: económicos, 
políticos, sociales, culturales, estéticos, religiosos, científicos, morales. (3) 
¿Cómo se forman los valores? Los valores personales y profesionales no se 
trasmiten ni se enseñan, se construyen en el diálogo entre sujetos, con el 
intercambio de reflexiones y emociones; pero, especialmente, con el ejemplo en la 
 
1 Profesora Consultante MSc. en Salud Pública. MSc. en Historia. Especialista en Bioética. Profesora Auxiliar de Salud Pública e 
Historia de la Medicina. Presidenta de la Cátedra de Bioética y Directora del Centro de Estudios Humanísticos para las Ciencias 
Médicas. Facultad de Ciencias Médicas “Gral. Calixto García”. Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana.Secretaria de la 
Sociedad Cubana de Historia de la Medicina. Miembro de la Comisión Nacional de Ética Médica. Miembro del Comité Nacional Cubano 
de Bioética. 18 de Enero de 2005 
conducta. Los valores son una construcción social, porque el hombre, que es el 
único ser capaz de valorar, es un ser social. Esto quiere decir que los valores se 
construyen en el intercambio de las relaciones sociales entre los hombres. 
Pero los valores sociales, que constituyen la ética general de una sociedad 
determinada y, por tanto, forman parte de la conciencia social, se construyen a 
partir de la forma en que los hombres de esa determinada formación económico-
social produce, reproduce y distribuye sus bienes materiales y espirituales. 
 
El hombre piensa como vive, de modo que, en última instancia, las condiciones 
económicas de una sociedad determinan la conciencia social de esa sociedad. Lo 
cual no quiere decir que en la interacción dialéctica que existe entre la base 
económica (condiciones materiales de existencia) y la superestructura de una 
sociedad (filosofía, ciencia, política, arte, cultura, religión, ética, derecho) la 
primera no pueda recibir la influencia de la última y modificarse en consecuencia; 
pero, para ello, se impone la necesidad de que las condiciones materiales de 
existencia de una sociedad determinada hayan agotado todas sus posibilidades de 
desarrollo dentro de esa formación económico social porque las contradicciones 
existentes en el seno de las fuerzas productivas son tales, que requieren otro tipo 
de relaciones. (4) 
 
De manera que los valores personales y profesionales se corresponden, en 
general, con los valores sociales asumidos por una sociedad histórico concreta, en 
un momento determinado de su desarrollo social. Pero esto no ignora que existen 
valores, tanto sociales o profesionales, que han logrado convertirse en universales 
porque han alcanzado el consenso de la mayor parte de la humanidad viviente. 
Así como tampoco ignora que hayan personas y profesiones que no asumen 
totalmente los valores de la sociedad en que viven. 
 
Como ejemplos de este último caso se encuentra el severo enjuiciamiento moral 
que han hecho muchas personalidades y no pocas organizaciones profesionales 
del primer mundo acerca de la conducta poco ética de gobernantes, políticos y 
científicos de esos países, especialmente, de EUA. También se puede citar como 
ejemplo el caso de manifestaciones de indolencia, egoísmo y ambición de algunas 
personas y profesionales, incluso sanitarios, de nuestro país, que ignoran la 
existencia de un estado digno, de justicia social y solidaridad. 
 
Los valores constituyen el fundamento legítimo de los principios y las normas 
morales. Éstos surgen en la conciencia social y son el resultado de la relación 
valorativa del hombre con la realidad. La moralidad no es –como muchos dicen- 
un mecanismo restrictivo de la conducta humana, sino un instrumento que orienta 
la capacidad creadora del hombre a través de sus valores. 
 
Por su parte, el juicio moral es la evaluación crítica de la conducta moral de los 
hombres, correlacionando ésta con los valores asumidos, tanto universales como 
por la sociedad en la que se vive y la profesión que se ejerce, y con los principios 
y normas morales derivados de esos valores reconocidos y asumidos. 
 
LOS PRINCIPIOS DE LA ÉTICA HIPOCRÁTICA Y SU VIGENCIA 
 
Hipócrates (460-377 a. n. e.) hizo descansar su Juramento en los principios de “No 
dañar” y de “Hacer el bien”, aunque también dejó constancia, en sus Aforismos, de 
su apreciación sobre las necesarias virtudes morales del “buen médico”. 
Desde los tiempos de la antigüedad griega, con Aristóteles, (384-322 a. n. e.) en el 
plano de la reflexión teórica acerca de la conducta humana, se ha intentado, ante 
todo, definir qué es el bien y qué es el mal, puesto que a partir de esa definición 
podría saberse qué hacer. Pero esto no ha resultado fácil, pues cada una de las 
teorías éticas ha asumido diferentes posiciones frente a esta definición. Mientras 
para unos el bien está vinculado a la felicidad o bienestar de los hombres, para 
otros está relacionado con el grado de utilidad, o con el poder, o el placer. (5) 
 
Los principios de la ética hipocrática, basados fundamentalmente en el 
reconocimiento de la persona humana en todas sus dimensiones, materiales y 
espirituales, permitían un enfoque holístico del proceso salud-enfermedad. Pero a 
partir del siglo XV, con el Renacimiento, generador de una revolución en el 
pensamiento humano, este enfoque cambió. La medicina, ya constituida como 
saber científico, desarrolló cada vez con más fuerza su paradigma biomédico. A 
partir de entonces las enfermedades fueron liberadas de la categorización de 
fenómenos sobrenaturales; pero junto a ello se comenzó a considerar, por 
separado, las enfermedades físicas de las enfermedades de la mente, e incluso se 
vislumbraba ya la posibilidad de considerar la enfermedad al margen de la propia 
persona que la sufre y de su propio contexto social. Este criterio se consolidó 
algunos siglos después. 
 
Durantetodo este tiempo, la ética médica estaba concentrada en la relación entre 
dos personas: el médico y el paciente. Pero, además, la medicina se ejercía desde 
la posición del saber y el poder y ello engendraba dos actitudes en esta relación: 
el paternalismo o el autoritarismo, dejando muy poco espacio al propio enfermo 
para decidir sobre su propia salud y vida. (6) 
 
APARICIÓN DE CAMBIOS EN LA ÉTICA HIPOCRÁTICA 
 
Los cambios iniciados con la Revolución Industrial Inglesa del siglo XVII y la 
Revolución Francesa del siglo XVIII desbrozaron el camino para las revoluciones 
sociales de mediados del XIX, fundamentalmente en Francia y Alemania, y ello 
generó el inicio de la deconstrucción del paradigma biologizante. 
Rudolph Virchow, un científico contradictorio que tomó parte en el movimiento 
revolucionario alemán de 1848, pavimentó el camino para importantes reformas 
médicas al acuñar la sentencia: “Los médicos son los abogados naturales de los 
pobres, y los problemas sociales caen en gran medida, dentro de su jurisdicción”. 
 
Alegaba además que ellos deberían conocer las condiciones sociales mejor que 
nadie, dado que su profesión los lleva a los hogares de todas las clases y es su 
obligación trabajar por la mejoría de esas condiciones. Promovió así los enfoques 
sociales de las causas de las enfermedades. 
En 1854, durante la guerra de Crimea, Inglaterra vio aumentar las bajas de sus 
tropas, no a causa de las heridas en los campos de batalla, sino por 
enfermedades provocadas por la falta de higiene, el no aislamiento de los 
enfermos y alimentación inadecuada. Una joven de la alta burguesía londinense, 
Florence Nightingale, demostraría sus capacidades organizativas en el campo de 
la salud pública y asumiría además el rol de fundadora de la enfermería 
profesional, a partir de una cuidadosa formación teórico-práctica de jóvenes de 
probada conducta moral. Es precisamente ella quien propondría la adición de dos 
nuevos principios éticos a la ética médica tradicional: la fidelidad al paciente, 
entendida como compromiso moral; y la veracidad, aunque ella entrañara el tener 
que asumir el reconocimiento del error. (7) 
 
Por este propio tiempo, la odontología también iniciaba su proceso de 
independencia de la medicina. De manera que la ética médica hipocrática se hizo 
extensiva a estas nuevas profesiones sanitarias; pero también el poder médico se 
vio de alguna manera compartido con ellas. 
 
El siglo XX trajo grandes logros en el campo de la medicina, tanto en el campo de 
los descubrimientos científicos y el mayor conocimiento de la anatomía y la 
fisiología humanas, así como la patología y la terapéutica. Nuevas profesiones se 
incorporaron al equipo de salud y ello enriqueció el saber y el quehacer médico. 
 
Pero el nuevo siglo también trajo pérdidas, tales como las ocasionadas por el 
tratamiento inescrupuloso de las personas que fueron “utilizadas” en experimentos 
“científicos” por médicos nazis, en los campos de concentración, durante la II 
Guerra Mundial, todo lo cual motivó que, una vez finalizada la Guerra y conocidos 
todos estos crímenes de lesa humanidad, se aprobara el Código de Nuremberg, 
regulando éticamente las investigaciones con seres humanos. (8, 9) 
 
LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX: UNA NUEVA REALIDAD 
 
Hasta finales de la década de los sesenta del pasado siglo XX, la práctica médica, 
universalmente, estaba regida por la ética hipocrática. Los médicos ingleses y los 
norteamericanos estuvieron también bajo la égida de esta ética, más bien 
deontológica, hasta que, especialmente los últimos, bajo la influencia de los 
acontecimientos que se sucedían en su país, comenzaron a cuestionársela. Este 
cuestionamiento obedeció a un conjunto de factores que en el orden económico, 
social y político desencadenó la crisis de los valores más importante que ha 
enfrentado la sociedad norteamericana en los últimos decenios. 
 
Varios acontecimientos desencadenaron esta crisis. De una parte, la guerra de 
Viet Nam y su repercusión social en el mundo y dentro de los propios E. U. A.; las 
luchas sociales contra la segregación racial y étnica y en pro de los derechos 
civiles; las luchas feministas; la falta de credibilidad en organismos e instituciones; 
y el gran escándalo provocado por el caso Tuskegee, cuyo informe revelaba el 
acto criminal del estudio de la evolución de la sífilis, sin medicamentos, utilizando 
una muestra discriminatoria (población negra), que, además, desconocía el peligro 
al que estaba sometida. (10, 11) 
 
Otro elemento importante a tomar en consideración es el hecho del gran desarrollo 
científico técnico alcanzado en el país más industrializado del mundo que invadió 
el quehacer de los profesionales de la salud, fomentando aun mas la 
especialización y fragmentación del saber médico que ha repercutido en la 
despersonalización del cuidado de la salud. 
 
Por si lo anterior no fuera suficiente, las abismales disparidades provocadas por el 
nuevo modelo económico del capitalismo, el “neoliberalismo” evidenció las 
grandes contradicciones entre crecimiento económico, de una parte, e iniquidades 
sociales por otra. El resultado de todo este cuestionamiento, que había 
comenzado por el sistema de valores de la sociedad en general, se extendió a la 
demanda de modelos alternativos para la práctica de la ética médica y, 
consecuentemente, para su enseñanza. 
 
Todo ello generó el interés por la reflexión y el debate acerca de los valores 
morales vinculados al ejercicio profesional de las ciencias de la salud. Es en este 
contexto que el Dr. Van Rensselaer Potter, oncólogo norteamericano de la 
Universidad de Wisconsin crea el término en 1970 y lo da a conocer al mundo al 
año siguiente con la publicación de su libro: "Bioética, puente hacia el futuro", (12) 
aunque, en honor a la verdad, Potter estaba hablando de una “ética de la vida” y 
no precisamente de una ética circunscrita al quehacer de las ciencias biomédicas 
y la aplicación de las nuevas tecnologías en este campo. 
 
El último cuarto del siglo XX, recién concluido, puso sobre el tapete las abismales 
diferencias entre países ricos y países pobres; pero también en el seno de los 
propios países. Por sólo citar algunos ejemplos bien elocuentes: en los países del 
primer mundo 37 millones de personas están desempleadas, más de 100 millones 
no tienen vivienda y 200 millones no alcanzan siquiera 60 años; la diferencia de 
esperanza de vida entre el primer país del mundo en nivel económico (Japón) y el 
último (Uganda) es de 39 años. Por su parte, en el país “mas democrático del 
mundo”, (EUA) el 17% de la población vive por debajo del índice de pobreza y el 
analfabetismo funcional alcanza al 20% de la población. (13) 
 
REPERCUSIONES EN EL SECTOR SALUD 
 
La invasión tecnológica en el sector salud no solo ha provocado un alejamiento de 
los profesionales de las personas que atienden, especialmente en el caso de los 
médicos, afectando seriamente su habitual relación médico-paciente, sino también 
un incremento de las iniquidades, y en el mundo de las iniquidades, los mas 
desfavorecidos son las mujeres, los niños y los adultos mayores. Esto ha 
generado un reclamo de justicia distributiva de los recursos, que, en el sector 
salud puede identificarse con el logro de la accesibilidad a los servicios sanitarios; 
pero como la tecnología es más sofisticada de lo que era antes, y también más 
cara, se crea la disyuntiva de ¿quién debe tener un tratamiento cuando los 
recursos limitados indican que no todo el mundo puede?....... (14) 
 
Si bien las personas son iguales, es decir, deben tener igualdad de derechos y de 
oportunidades; al mismo tiempo son distintas y en aras de esa diferencia, deben 
recibir de acuerdo a ellas, es decir, los mas desfavorecidos deben recibir mas para 
que el trato sea realmente equitativo, que es un grado superior al de la simple 
justicia. Por su parte, el reconocimiento de las diferencias es la expresión del 
respeto a la individualidad. 
 
Ante estanueva realidad, la profesión médica se ha percatado de que ya no 
puede confiar por entero en su propia conciencia. Las cuestiones a las que sus 
miembros deben responder no están ahora relacionadas simplemente por la 
clásica relación médico-paciente. Es precisamente en estas circunstancias en las 
que Potter lanza su idea de que la Bioética sirva de puente entre los nuevos 
problemas planteados a la biomedicina y el ethôs social. 
 
A partir de las ideas de Potter, especialmente en EUA, los filósofos de su país 
habían comenzado a fundamentar teóricamente sus propuestas. (15) A partir de 
ahí fueron derivadas varias posturas, acordes con la filosofía liberal. Las 
principales corrientes han estado representadas por el principialismo (privilegiando 
la autonomía por encima de la justicia –que había esgrimido Potter), el 
consecuencialismo, el casuismo y el utilitarismo (pragmatismo neoliberal); también 
en Europa, se desarrollan diferentes teorías bioéticas: 
 
 
- Principialistas: Beauchamp and Childress; Instituto Kennedy de la 
Universidad de Georgetown 
- Casuísticos: Jansen, Toulmin, Siegler, Winslade. 
- Ética de las virtudes o narrativa: MacInyre, europeos y latinoamericanos. 
- Proceso de toma de decisiones conflictivas: Thomasma, Pellegrino, 
Engelhardt, Hans-Martin Sass. 
- Sincréticos: Hastings Center of Philadelphia. 
- Dilemáticos: Erde, Brody. 
- Juicios éticos principalistas y casuísticos al mismo tiempo: Candee y Puka. 
- Modelo racionalista: Peter Singer. 
- Sistema de referencia, principios y consecuencias morales: Diego Gracia. 
 
Pero la bioética no se quedó en el marco de la Europa anglosajona, sino que 
trascendió los límites culturales e invadió el mundo latino; aunque con enfoques 
diferentes, a partir de sus propios referentes socioculturales y éticos. (16, 17) La 
introducción de la Bioética en América Latina se ha visto influenciada, sobre todo, 
por los enfoques norteamericanos y españoles. (18, 19, 20) Cuba hizo resistencia 
al principio; luego triunfó la flexibilidad de la dialéctica marxista –donde no tienen 
cabida las “verdades absolutas” y triunfó también la visión martiana: el mundo 
injertado en Cuba; pero conservando sus raíces propias. (21, 22, 23) 
Un aspecto muy importante que no puede dejarse de tomar en consideración es el 
hecho real de que la gente está más preparada e informada que antes y, a través 
de los Comités o Comisiones de Ética, dispone del poder necesario para participar 
en la toma de decisiones éticas o morales. Especialmente en Cuba, que cuenta 
con un alto índice de escolaridad, la existencia de Universidad para Todos en un 
Canal de TV exclusivo, y una Mesa Redonda diaria que pone a debate los 
principales problemas del mundo y nacionales de actualidad, tanto sociales, 
científicos, políticos como culturales. 
 
EL RESPETO A LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y EL EJERCICIO DE LA 
AUTONOMÍA 
 
Si bien las limitaciones de las teorías principialistas han sido objeto de serias 
críticas por filósofos y profesionales sanitarios, fundamentalmente médicos, que 
han incursionado en el campo teórico de la filosofía y la ética, llamando la atención 
acerca del hecho de que los principios hacen caso omiso del carácter de la 
persona, de la historia de su vida, de su trasfondo cultural, de su sexo, no cabe 
duda de que tampoco se puede ignorar que el hombre es un ser libre, autónomo, y 
en tanto que tal tiene derecho a elegir lo que considera mas conveniente para su 
salud y su vida, siempre que reciba previamente la información necesaria por 
parte de los expertos en la materia, el personal sanitario. 
 
El reconocimiento del principio de autonomía está relacionado directamente con el 
de respeto a la dignidad humana. El hombre merece respeto y este se materializa 
cuando respetamos su derecho a saber y decidir sobre cuestiones en las cuales 
está directamente involucrado y en las que, muchas veces, se está decidiendo sin 
contar con él. (24) 
 
Cierto que muchos filósofos anglosajones ponen en primer lugar este principio, sin 
tomar en consideración el hecho de que sin justicia, es decir, sin igualdad de 
acceso y oportunidades a los cuidados de salud, de nada vale esgrimir el principio 
de autonomía, respaldado en este caso por la filosofía liberal, puesto que no 
podría ser ejercido. 
 
En el caso de los marxistas, que sabemos que sin justicia social no hay 
posibilidades reales de ejercer la libertad, estamos refiriéndonos al hecho de que 
no podemos subestimar su importancia. Ofrecer un trato digno a una persona 
equivale, en el plano político, a ofrecer un trato digno a un país, un estado, un 
gobierno. Cuba conoce bien lo que significa la dignidad, esa exigencia al debido 
respeto a nuestro pequeño país para que podamos obrar de acuerdo al sistema 
social que libremente elegimos. No le permitimos a ningún otro país o gobierno 
que decida por nosotros. Pues esa es la misma situación con las personas 
individualmente. Nadie tiene derecho a elegir en nombre de otros. La salud 
individual, familiar o comunitaria es un problema individual, familiar o comunitario, 
por tanto, son las personas, familias o comunidades directamente involucradas las 
que deben decidir lo que consideran mejor para ellas. Ni en nombre del 
paternalismo, y mucho menos del autoritarismo, se puede admitir que otros 
decidan por los interesados. Pero, para tomar una decisión entre una o más 
alternativas es preciso saber las realmente posibles y los riesgos y beneficios de 
cada una. (25, 26, 27, 28) 
 
Lo que indudablemente hay que tomar en consideración son las características 
particulares de cada cultura para dosificar la información. A nadie se le ocurriría 
informar crudamente a un paciente cubano con cáncer su diagnóstico y mucho 
menos informarle a continuación un pronóstico fatal próximo. Pero tampoco es 
moral el mantenerlo al margen del diagnóstico y el pronóstico si el paciente quiere 
saberlo para tomar decisiones familiares o personales importantes. Es 
precisamente en estos casos en que, tanto el médico como la enfermera, tienen 
que hacer uso de sus respectivos métodos científicos de actuación para 
comunicarse con los pacientes y establecer una relación empática que les permita 
interpretar los deseos del paciente en cada momento. En muchos casos tendrán 
que solicitar la ayuda del psicólogo. Para eso la atención de salud está concebida 
en equipo, con trabajo multiprofesional y enfoques interdisciplinarios. (29) 
 
En resumen, hay que decir la verdad; pero dosificada, de acuerdo con lo que el 
paciente evidencia que quiere saber: cuánto, cuándo y cómo. Si los enfermos 
fuéramos nosotros, ¿no nos interesaría, primero que todo, saber qué está 
sucediendo con nosotros, con nuestra salud, con nuestra vida?...... ¿Quiénes 
tienen derecho a usurpar nuestro propio derecho a saber sobre lo que más nos 
importa en un momento determinado de nuestras vidas?..... 
El respeto a la libertad de elección de los pacientes no quiere decir que los 
profesionales sanitarios estemos obligados a acatar sus decisiones si ellas violan 
nuestros principios éticos sociales o personales, o las normas deontológicas de 
nuestra profesión. (30) 
 
LOS ASPECTOS ÉTICOS DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA CON SUJETOS 
HUMANOS. 
 
La preocupación por el cumplimiento de los principios éticos en las investigaciones 
biomédicas con seres humanos surgió a consecuencias de las revelaciones 
acerca de las violaciones flagrantes cometidas por los nazis durante la Segunda 
Guerra Mundial y que fueron enjuiciadas por el Tribunal de Nuremberg. En los 
juicios contra los criminales de guerra se comprobaron graves violaciones a los 
derechos humanos en la realización de experimentos con prisioneros de los 
campos de concentración sin su conocimiento ni consentimiento. 
 
Como resultado de la toma de conciencia de este grave problema, se aprobó el 
Código de Nuremberg, en 1947, que regula la conducta moral de los 
investigadores a partir del reconocimiento y respeto de los principios éticos en lasinvestigaciones biomédicas, cuyos aspectos mas relevantes están relacionados 
con el consentimiento voluntario del sujeto, el evitar todo sufrimiento o daño 
innecesario, no efectuar experimentos cuando se pueda suponer que estos 
pudieran provocar discapacidad o muerte, valorar el grado de riesgo y tomar en 
cuenta que éste nunca puede ser mayor que el beneficio que se pretende lograr 
con la solución del problema, y que la persona tiene la libertad de salir del 
experimento en cualquier momento. 
 
A pesar de lo que estableció el Código de Nuremberg, durante las dos décadas 
siguientes quedó evidenciado que la mayoría de las investigaciones biomédicas 
no prestaban mucha atención a los principios éticos enunciados en el Código de 
Nuremberg. Ante esta realidad, la Asociación Médica Mundial retoma el tema con 
la Declaración de Helsinski, en 1964, reafirmando los principios del Código de 
Nuremberg y estableciendo dos categorías de investigaciones: las que tienen 
como objetivo esencial el diagnóstico o la terapéutica y aquéllas cuyo objetivo 
esencial es puramente científico, sin utilidad clínica directa para el sujeto de la 
investigación. (31) 
 
La Declaración de Helsinski de 1964 y sus sucesivas modificaciones de 1975, 
1983, 1989 y 1996, ha constituido el pilar sobre el cual han descansado la mayoría 
de las declaraciones sobre ética de las investigaciones con sujetos humanos. La 
Declaración de Helsinski mantiene el principio enunciado por el Código de 
Nuremberg de que el investigador debe solicitar el consentimiento voluntario y 
consciente de la persona, y añade que debe ser preferiblemente por escrito; que 
debe ser solicitado por un médico sin conflictos de interés; que en cualquier 
investigación cada paciente - incluidos los del grupo control, si los hay - debe 
contar con los mejores métodos diagnósticos y terapéuticos disponibles, y que los 
placebos solo pueden ser utilizados si no hay otras alternativas a la intervención 
diagnóstica o terapéutica investigada. 
 
La mayor parte de las investigaciones biomédicas se han realizado y se realizan 
en EUA. No es pues raro que en 1966, los Institutos Nacionales de Salud de 
Estados Unidos hayan instituido normas sobre investigaciones clínicas con sujetos 
humanos. Poco tiempo después, en 1972, el Congreso de EUA promulgó el Acta 
Nacional de Investigación, que estableció la Comisión Nacional de Protección a 
Sujetos Humanos en la Investigación Biomédica y de la Conducta. En 1978 esta 
Comisión emitió su famoso informe, conocido como Informe Belmont, (32) que 
especifica los principios éticos que deben respetar todas las investigaciones con 
sujetos humanos: respeto por las personas (respeto por la autonomía de las 
personas y protección de las personas dependientes o vulnerables); beneficencia 
(obligación moral de maximizar los beneficios y minimizar daños y perjuicios) y 
justicia (obligación moral de dar a cada persona lo que le corresponde 
moralmente, distribuyendo equitativamente cargas y beneficios). El Informe 
Belmont estableció también la obligación de las instituciones que patrocinan 
investigaciones a hacer una revisión ética independiente de cada investigación, 
requisito previo a la obtención de fondos estatales para ella. Se establecieron así 
por primera vez los Comités Institucionales de Ética de la Investigación. 
 
En los inicios de la década de los años 90s, la preocupación por la ética de las 
investigaciones se extendió a los estudios epidemiológicos en poblaciones 
humanas. Poco después, la preocupación se extendió a las investigaciones 
multicéntricas o colaborativas internacionales, especialmente las desarrolladas o 
financiadas por países desarrollados y realizadas en países en desarrollo. 
El Consejo de Organizaciones Internacionales de Ciencias Médicas (CIOMS), 
organismo afiliado a la Organización Mundial de la Salud, reunió entonces a 
expertos de varias regiones del mundo y en 1993 promulgó las Normas 
Internacionales para las Investigaciones Biomédicas con Sujetos Humanos. (33) 
 
Este documento analiza a nivel de detalle todos los aspectos éticos relacionados 
con investigaciones en las que participan más de un país. Entre los aspectos mas 
relevantes están: la reafirmación del requisito del consentimiento informado del 
presunto sujeto de la investigación, especificando todos y cada uno de los 
elementos informativos que el investigador debe ofrecer a una persona invitada a 
participar en una investigación, incluyendo los objetivos y métodos de la 
investigación, duración, beneficios, riesgos, procedimientos o tratamientos 
alternativos, confidencialidad, proporción de servicios médicos, tratamiento 
gratuito de complicaciones de la investigación, indemnización en caso de 
discapacidad o muerte, y la libertad de retirarse de la investigación en cualquier 
momento sin sanciones ni pérdida de beneficios. Asimismo, dedica atención 
especial a las investigaciones en "comunidades subdesarrolladas" afirmando que 
antes de iniciar cualquier investigación debe cerciorarse que esas investigaciones 
puedan realizarse en comunidades desarrolladas (protección al vulnerable), que la 
investigación responda a las necesidades de salud de la comunidad, que el 
proyecto haya sido examinado y aprobado por una comisión de evaluación ética 
que incluya a personas que conozcan bien las costumbres y tradiciones de la 
comunidad. 
 
Finalmente, el propio documento establece que la entidad patrocinadora de la 
investigación debe garantizar que al concluir la investigación, si ésta tiene éxito, el 
producto alcanzado deberá hacerse razonablemente accesible a los habitantes de 
la comunidad subdesarrollada en que se realizó la investigación. Se establece 
igualmente que las excepciones a esta regla deberán ser justificadas y acordadas 
por las partes intervinientes antes de que comience la investigación. 
 
De la misma forma, las normas éticas de la CIOMS establecen que en el caso de 
investigaciones con patrocinadores extranjeros la agencia patrocinadora externa 
deberá someter el protocolo de investigación a una evaluación ética y científica de 
acuerdo con las normas del país de dicha agencia, y las normas éticas que se 
apliquen no podrán ser menos estrictas que las que se aplicarían si la 
investigación se llevara a cabo en ese propio país. Asimismo, tras la aprobación 
científica y ética en el país del organismo patrocinador, las autoridades pertinentes 
del país anfitrión deberán cerciorarse que el proyecto se ciña a las normas de 
ética locales. Estas medidas se consideraron imprescindibles en su momento para 
evitar la explotación de las comunidades subdesarrolladas por los investigadores 
de países ricos. 
 
DILEMAS ÉTICOS 
 
A pesar de que prácticamente se ha logrado regular la conducta científica y 
profesional en los casos de atención de salud, en los diferentes niveles de 
atención y por parte de todos los profesionales sanitarios y otros que laboran en el 
sector salud, ello no ha logrado impedir que a diario surjan conflictos y dilemas 
éticos. 
 
¿Hasta qué punto es adecuado intervenir para erradicar un gen nocivo o 
reemplazarlo por otro benigno?.... 
¿Es admisible realizar cualquier acto para mantener a una persona viva, aunque la 
calidad de su vida sea muy pobre y lo más probable sea que no mejore? .... 
¿Puede ser defendida, desde el ámbito moral, la distinción entre matar y dejar 
morir? 
¿Todo lo legal es moral?.... ¿Es moral la libertad que no reconoce límites en las 
afectaciones a terceros?.... 
 
Aunque la mayoría de los dilemas éticos están relacionados con los problemas del 
principio y del final de la vida, ello no excluye otros conflictos éticos que no están 
ubicados en estos extremos de la vida, sino en el gran espacio que existe entre los 
dos polos, toda la vida. 
 
Algunos de estos conflictos están relacionados con la atención a pacientes 
portadores de una de las enfermedades emergentes, especialmente el VIH/SIDA 
porque está relacionada con la vida íntima de las personas,su opción sexual, sus 
costumbres sexuales. Ello requiere de una gran discreción por parte de los 
profesionales, pues la violación de la confidencialidad puede afectar el prestigio 
moral de sus pacientes; pero, al mismo tiempo hay momentos en que el guardar la 
confidencialidad puede estar provocando daño a terceros. 
 
Otro de los conflictos está relacionado con los casos de abuso y violencia sexual, 
especialmente cuando éstos se producen por familiares allegados de la víctima. 
No menos conflictiva es la atención a adultos mayores sobre quienes alguno de 
sus familiares puede estar ejerciendo violencia y los propios pacientes no quieren 
que ellos se enteren de que los ha puesto en evidencia. 
Finalmente, no es posible dejar de tratar el caso de conflicto ético surgido ante el 
error de uno de los profesionales del equipo de salud y la necesidad de ponerlo en 
evidencia. ¿Ante quiénes?...... ¿Cómo?...... 
 
DECISIONES MORALES 
 
Los miembros de la profesión médica no pueden ya tomar por sí solos las 
decisiones morales. La lucha de contrarios se establece entre: 
 
- intereses de pacientes individuales 
- compromiso con la sociedad 
- compromiso con las generaciones no nacidas todavía 
- intereses propios 
 
Las decisiones que afectan la salud, el bienestar, la felicidad y hasta la vida de las 
personas no pueden quedarse en manos de los médicos ni de las otras 
profesiones sanitarias. Estas decisiones son en última instancia las de las propias 
personas afectadas. Son ellos quienes pueden solicitar el compartirlas con su 
familia, su médico, su enfermera u otro profesional. El paciente está reclamando 
su lugar como agente de su propio destino. Y los profesionales sanitarios no 
podemos permanecer indiferentes a este reclamo. Es preciso ponerse siempre en 
lugar del otro. ¿Nos gustaría que se nos tratara como personas incompetentes sin 
serlo?..... ¿Quién tiene derecho a usurpar nuestro legítimo derecho a decidir sobre 
las cuestiones que nos conciernen directamente?...... 
 
Pero hay decisiones morales que están relacionadas precisamente con el propio 
actuar profesional. En estos casos, cada profesional tiene que asumir su propia 
responsabilidad moral en las decisiones de su actuación. Ningún paciente o 
familiar puede pretender que un profesional de salud actúe en contra de sus 
propios principios éticos, tanto sociales, profesionales como personales. El respeto 
a la dignidad de la persona y el derecho del ejercicio de la autonomía también 
debe proteger a los profesionales sanitarios. 
 
¿PODRÍAMOS ENTONCES EXPLICARNOS, POR QUÉ LA BIOÉTICA HOY? 
 
Pienso que para todos está bien claro que la salud es un problema social, mas 
que individual, de manera que en el acto de atención de salud no solo están 
presentes el médico y el paciente, sino que tras el primero está todo un equipo de 
salud, y tras el segundo está su familia, la comunidad a la que pertenece, su 
colectivo laboral, profesional, las organizaciones de masas, políticas o religiosas a 
las que pertenece, en fin, la sociedad en la que está insertado. De manera que la 
ética médica tradicional no es suficiente para atender todos estos aspectos. 
La medicina no es solo una ciencia biológica, sino sociobiológica, esto hace que 
no basta diagnosticar y proponer una buena terapéutica, sino que, en ambas 
acciones, hay que tomar en consideración a la persona directamente involucrada y 
el medio social en el que se desenvuelve. 
 
Junto a lo anterior, no es posible olvidar que las personas tienen dignidad. Nadie 
puede "imponerles" nada, en todo caso el médico hace una propuesta y el 
paciente la acepta o no, en correspondencia con el grado de información que 
tenga acerca de los posibles beneficios y desventajas que le puedan proporcionar 
su elección. 
 
Pero para que se respete la dignidad de las personas en el proceso de atención 
de salud es preciso que antes se haya garantizado el derecho de acceso a la 
salud. 
 
Otro aspecto sobre el cual es preciso reflexionar está relacionado con el propio 
diseño de las investigaciones con sujetos humanos. En ellas no hay "material", 
sino “sujeto”. 
 
Por otra parte, la atención de salud no es ya solo un problema de los médicos, 
sino que en ella intervienen otros profesionales sanitarios y también profesionales 
que no pertenecen al sector salud; pero se desempeñan en él. 
A todo lo anterior hay que añadir los grandes desafíos a los cuales nos está 
enfrentando el Tercer Milenio: 
 
·Los problemas que interesan al primer mundo no dejan de interesar al tercer 
mundo porque, a fin de cuentas, si no somos protagonistas seremos víctimas. 
·En el actual mundo unipolar, la libertad y la democracia se concibe sólo para unos 
(personas y países) y ello ha propiciado el aumento de las iniquidades. 
·La crisis económica ha generado la crisis de valores morales. 
·Los peligros de guerras, hambre, SIDA y manipulación genética crecen 
irresponsablemente. 
 
Cuba no puede permanecer totalmente ajena a estos problemas, pues no vive en 
una urna de cristal. En Cuba, la crisis económica de los años 90s ha producido 
también afectaciones morales. La desvalorización del valor "trabajo", (“luchar”, 
“jineterismo”); manifestaciones de corrupción; delitos contra la economía; 
incremento de la adicción al alcohol e incluso la aparición de adicción a otras 
drogas ilegales; manifestaciones de egoísmo y falta de solidaridad (con personas 
necesitadas, adultos mayores, limitados físico-motores y mentales) han enrarecido 
nuestro habitual limpio ambiente. Lo peor de todo es que esas contaminaciones 
han llegado a afectar el sector salud (ventas de turnos, de medicamentos; cobro 
por servicios). 
 
Y estos son también problemas en cuyo análisis y solución tienen derecho a 
participar las personas directamente involucradas, profesionales o no. En el caso 
de los profesionales honestos, con verdadera vocación de servicio, no podemos 
permanecer con los brazos cruzados frente a estas agresiones morales a nuestra 
autoestima e imagen pública. (34) 
 
Por eso la Bioética es una disciplina de mayor amplitud que la ética médica 
tradicional, es decir, contiene a esta última; pero no se limita a ella, está mucho 
mas cerca de la ética general de la sociedad. 
 
ALGUNAS REFLEXIONES FINALES 
 
Ningún país como Cuba para desarrollar la Bioética. Porque respeta la dignidad 
del ser humano. Porque lucha incansablemente por la equidad y la solidaridad. 
Porque se enfrenta sin miedo a las manifestaciones de corrupción y al delito. 
Porque garantiza el derecho de participación de todos sus ciudadanos en los 
asuntos que les conciernen y en los que están directamente involucrados. 
Finalmente, quiero llamar la atención de que: 
 
- Los Códigos Éticos no bastan para regular la conducta moral de los 
profesionales. 
- Todas las personas que intervienen en el proceso salud-enfermedad tienen sus 
propios valores. 
- El hombre es un ser irrepetible. 
- Es imprescindible desarrollar virtudes éticas o del carácter, enseñar a respetar 
los principios, evaluar los medios que se utilizan y medir las consecuencias 
morales de los actos profesionales. 
- Sin amor, no hay justicia ni calidad de los cuidados de salud que se prodigan. 
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: 
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33.- CIOMS. Obra citada. (31) 
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