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Se enredó en sus mecates y la bomba estalló en su mano Cuando me puse a hacer fa defensa voluntaria de· un perio dista que usó bien, según mis conocimientos sobre el idioma, _la palabra apa1rentemente y don ~rlstián RodríguezJdijo que no, de antemano sabía que él res ponderla de cualquier modo pa ra enredar las cosas y salir a vante, porque siempre leo sus escritos, me deleito con ellos y conozco como acostumbra don Cristián salir del paso. Tanto lo sabía, que en el último párra fo de mi carta lo anticipé, cuando dije que a veces se es cuda; en el mamotreto y cuan do no, lo coloca en el cesto de cosas inservibles. Bien, las cosas salieron ~orno fueron pre vistas. Don Cristián me atri buye apego al diccionario y se coloca él como librepensador para defender su tesis, no sin antes recurrir a mil flori turas que sólo los abogados re conocemos como nuestras. Don Cristián, pleito que no gana lo enreda. Pero esta vez, ante un litigante, el pleito ·le saldrá güe ro. Como el refrán: "quien no quiete caldo, dos tazas", don Cristián no se limitó · a contes tar mi carta con otra, sino que me recetó por partida doble y el día 8 de marzo publicó un agregado a la primera con el fin de oscurecer más su equi voc&ción. Enseguida analizo sus rei; puestas y dejó para último !a prueba rotunda. En la. primera parte de su réplica, que es más de la mi tad de su carta No. 1, el lin güista se ocupa de mi seudó nimo, del Diablo, de los san. tos, tle Twain, de su profesor, de una ecuación que no es e cuación y hasta de un borra cho .que ve doble; pero no le entr:i, al grano·. En ·el párrafo tercero se abre al debate, pero suelta una afir. mación desafortunada, porque dice que normalmente (es de cir según normas) los adver. bios ·toman el sentido del adie tivo correspondiente y claro, es. to lo hace para señalar· luego el usó que en inglés tl"lne la palabra apparently, que es la única vía de escape; pero re. sulta. que en nuestra hngua tenemos adverbios de modo, de Jugar, de tiempo, qe cantidad, de oi::den, etc., y . muchos .de e~ llos imposiblés de .ser extraídos de Un adjetivo, como es el caso · de aquí, bien, mucho y o tros;· a . menos que don Cristián nos invente mañana un adjeti vo para derivarlos. Eri lo único que tiene razón el lingüista es cuando dice que e1 uso de las palabras produce a veces significados distintos en r:elación con la rafz que les dio •origen JI'.- es lo que YO sos tengo, : que.· ·aparentemente,. 'ade más · d:e lo que parece y no es, 1 signifi.ca lo .·que está a la vista y eso no sólo lo sabe la gente, sino que lo respala Academia, como lo mí primera salida a Ahora bien, resulta q Cristián ve anglicismos por to. das partes y generalmente, has ta cuando no los hay, como en este caso, que es un uso muy propio del español, pero que por "anglicismofobía" él lo lig'a a los gringos. Es más, en la carta No. 2 sostiene que la. frase popular "las apariencias engañan" lo res. palda, porque le da el signifi cado a apariencia de lo que pa-rece y no es, pero yo lo re mito al uso popular y de feria aI diccionario, aclarándole que en ese caso apariencia signifi ca lo que está a la vista; es decir, no hay que engañarse por lo que vemos. Para rematar la polémica, en el titulo de su primera carta, don Cristián cae en . lo mismo que critica, pues dice: "sobre la aparente contradicción de a . paren temente", lo cual si . usa mos el mismo razonamiento que él recetó al periodista, no dice nada, pues es , una nega. ción. de la negación. ·· · Queda pues demostrado, que don Cristián se enredó en sus P·ropias cuerdas y la bomba le vino a explosionar en las ma- nos. Abogado del diablo. '
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