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HACIA UNA ARQUITECTURA RIZOMÁTICA, ARQUITECTURA JAZZ Por: Aura Rosalía Cruz Aburto Cálculo y calco La creación de mundo artificial en la modernidad se planteó en torno a la refinación de dispositivos para modelar una esfera táctil1 a reproducir serialmente. Los modelos implicarían, por naturaleza misma, anticipación y estructura predefinida, cálculo y calco, dirán Deleuze y Guattari2. Los objetos y las arquitecturas se prefigurarían en el plano descarnado y sentaría las bases para su reproducción exacta, proceder nacido del “yo” ajeno a las fuerzas vitales. Este mundo “modelo” se enfrentaría a la resistencia de la materia, de la naturaleza, de su propia encarnación que sería otra, se enfrentaría al acontecimiento, ¡qué desastre 3!. Desastre En el transcurso de una conversación sin propósito, un amigo4 y yo platicábamos sobre la falta de vitalidad del ejercicio del que proyecta arquitectura. Envueltos siempre en una sucesión de planimetrías, ver la arquitectura materializada era un nacimiento demasiado postergado. La obra parecía muerta anticipadamente como parecían muertos también los ejecutores a quienes se limitaría a la función de obreros de la industria de la construcción. ¡Qué diferencia con aquella vitalidad de la ciudad informal! Obra en proceso perpetuo, trabajo colectivo y pensamiento en acto, ACONTECIMIENTO. Discurríamos preguntándonos también qué nos diferenciaba de la labor ejecutiva de un pintor. Las diferencias eran muchas más allá de las típicas “responsabilidades técnicas y sociales” del arquitecto. En la labor del pintor aparecía la voluntad de la materia que escurría, la emergencia misma de la multiplicidad de voces del mismo autor, don y gesto que hace ver al pintor cuando es atravesado por todo eso otro, por el afuera 5. En una obra construida sobre la idea del Diseño como a priori a toda encarnación y con la ambición excesiva de previsión total, sólo se podía encontrar el soliloquio de la voz de 1 Esther Leslie, Craft, Modernism and Modernity, Journal of Design History, Vol. 11, No. 1., Oxford 1998. 2 Deleuze, Gilles y Guattari Felix, Rizoma. Pre-textos. Valencia, 2003 3 Blanchot, Maurice, La escritura del desastre. Monte Ávila, Venezuela, 1990. 4 Mi amigo Carlo González 5 Op. Cit. Blanchot, Maurice, La escritura del desastre,... un autor - autoridad, interioridad que dictaría formas de vida una relación de poder6. No habría espacio para el azar, no habría lugar para el acontecimiento. Ese mundo del cálculo y del modelo sólo podría ser removido por una gran sacudida, por un terremoto, por la emergencia del desastre. El resquebrajamiento y la luz Hace décadas que una era se resquebrajaba tras la guerra. La catástrofe bélica habría puesto bajo la luz los horrores del proyecto moderno. La eficiencia, el progreso, la uniformidad, el control mostraban sus terroríficos hijos de muerte, de aniquilación. El acontecimiento del exterminio habría dejado en silencio a un mundo que no volvería a ser el mismo después de la Segunda Guerra Mundial. Los conceptos que hasta entonces ordenaban Occidente habían perdido su efecto, las imágenes que prefiguraban el futuro estaban rotas en pedazos junto con un territorio que había estallado y del cual sólo quedaban ruinas. Ruina y extrañamiento “Me temo que si miras a algo durante el tiempo suficiente, pierde completamente todos sus significados.” Andy Warhol En la ruina, inmanencia, sin embargo, se revelaba la existencia misma sin significados. La ruina, desnudez de la piedra, hermanaba a un todo indeterminado: AFUERA. Afuera porque la ruina ya no tiene determinación alguna, escapa a cualquier régimen de significados y nos sitúa ante la ambigüedad7. Anunciaba la posibilidad del transcurso de la vida y su devenir imprevisto. En este contexto viviría Yona Friedman, arquitecto húngaro de origen judío. A consecuencia de la persecución nazi, Friedman huiría a Israel donde pasaría una década para posteriormente establecerse en París desde 1957 hasta la fecha. Friedman experimentaría en carne propia la condición de ser un refugiado despojado de hogar, hombre errante, hombre sin verdad8. En ese tránsito en que el orden de mundo bajo el que habría crecido se había venido abajo, sin modelos a los que recurrir pues ellos se habían hecho polvo ante sus ojos, paradójicamente, habría encontrado inspiración para 6 Deleuze, Gilles. El saber.Curso sobre Foucault. Cactus. Buenos Aires, 2013. 7 Foucault, Michel. El pensamiento del afuera, Pre-textos. Valencia, 2008. 8 Blanchot, Maurice. El diálogo inconcluso. Monte Ávila. Venezuela, 1993. concebir nuevas maneras de vivir. En ese proceso de extrañamiento del mundo, pues el mismo mundo se había vuelto completamente extraño, Friedman habría comenzado a pensar por sí mismo, a imaginar un mundo que se hacía y deshacía incesantemente. Errancia y balbuceo En 1956 presentaría el manifiesto “L’architecture mobile”. La Villa espacial cristalizaría sus ideas en una propuesta compuesta por enormes superestructuras montadas sobre ciudades existentes y donde los habitantes, generalmente nómadas, serían libres de construir, transformar y desmontar sus habitáculos en función de las experiencias emergentes, del transcurso imprevisto de la vida. En estos proyectos Friedman abogaría por un proceder ante la construcción del medio sin anticipación aceptando la irrupción del azar y la imposibilidad de hacer predicciones. Pasado el tiempo, seguiría trabajando sobre la idea de una manera de hacer mundo sin programas, sin modelos y sin voces expertas. Friedman sería de los primeros en cuestionar la necesidad de “autores” en la generación de mundo construido y la idea misma de edificar en un planeta sobreconstruido y donde, irónicamente, todos y cada uno de los seres humanos hoy aún no tienen un lugar digno para vivir. Arquitectura rizomática Cuando Friedman aboga por una arquitectura que se hace en la emergencia, sin programa previsto, sin estética prefigurada, aboga por una obra sin autor donde el influjo del afuera genera el movimiento y tiene su propia belleza, belleza del azar9. Un hacer con cuerpo sensible, capacidad de leer el mundo, de ser con él, sin instrucciones de “uso”. Un hacer que genera fragmentos que se unen y se separan en el transcurso, en el 9 Friedman, Yona. Arquitectura sin construcción, camino. Una ciudad efervescente que se hace y deshace, que aparece y desaparece. Un hacer en la interlocución con la otredad, Ecosofía10. La propuesta de Friedman anunciaría el ejercicio del hacer y deshacer sitios para el acontecimiento cuyo soporte sería la ciudad preexistente. Alegando que realmente ya no hace falta construir sin más sino solamente disponer las infraestructuras necesarias muchas veces efímeras, para el suceso, para la acción: un museo al aire libre, un auditorio efímero para un concierto, ...invita a escuchar y resonar con lo que la vida, indeterminada, demande. ¿Qué necesitamos para proceder cartográficamente, lectura sensible del “terreno para la guerra” que siempre es único, que nunca se repite, que no es modelo ? Sentir el mundo, caminar sin dirección predeterminada, a la “deriva”11, errar y ser atraídos12. Sentir el mundo para hacer mundo es moverse en conjunto13 y en disolución. Hacer comunidad con el mundo, con todas sus singularidades. En el marco de una formación construida en el mundo del pensamiento por representación y que día con día se aleja más de la experiencia encarnada del mundo, es difícil imaginar otras derivas. El problema comienza porque se forma a los arquitectos para ser autoridad y creerse dueños del derecho de crear mundo artificial, aunque curiosamente condenados por sus propias categorías sólo son portavoces de un poder que sólo se trasluce en los efectos de las arquitecturas que modelan la vida. Sin renunciar a la posición que les aseguran sus certezas disciplinares, y prisioneros de lasdecisiones del papel, no podrán jamás extrañarse de sí mismos, de lo que han aprendido que deben ser. Ecología medioambiental Es preciso abandonar los preceptos, los discursos que construyen visibilidades y disponerse al balbuceo como a la interlocución con con lo otro -naturaleza-, con los otros y con el otro que nosotros mismos somos14. En la creación de lugares emanados de esta concepción se pone en juego la idea de autor, habrá más bien alguien que arroje un detonador capaz de estallar en múltiples direcciones por sus interlocutores y que al ser 10 Guattari, Felix. Las tres ecologías. Pre-textos. Valencia, 1996. 11 Debord, Guy, Teoría de la deriva en Internacional situacionista, vol. I: La realización del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999 12 Op. Cit., Foucault, Michel, El pensamiento del afuera,... 13 Bataille, George, La sociología sagrada del mundo contemporáneo. El Zorzal. Buenos Aires, 2006. 14 Curso Introducción a la Filosofía II impartido por la Dra. Sonia Rangel, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. dispuesto en una red de pensamiento común pueda seguir derivando conforme la vida lo demande. Ese alguien que arroje el detonador podrá ser cualquier otro, la naturaleza misma que nos devuelve a su continuidad a través de sus catástrofes en forma de terremotos y huracanes, o también en la forma topográfica y el soplo de un viento particular. Ecología mental Pensar la creación del mundo artificial desde una óptica rizomática rompe con ese proceder bajo la firma de un “yo”, construido muchas veces bajo una figura parecida a una estrella de rock a la que tantos son afectos hoy en día como productos de una sociedad del espectáculo que fabrica imágenes individuales en tanto personalidad hecha mercancía15. La singularidad no es imagen, sino campo donde las fuerzas confluyen, manada de multiplicidades reunidas en un instante16. Multiplicidades que hablan, se reúnen, unas marchan y otras llegan conforme fluye la experiencia de la vida y demanda reinventarse en resonancia con las circunstancias. Ecología social Con los otros construyamos plataformas donde se compartan ideas que puedan ser tomadas y desterritorializadas sin cesar en una red de pensamiento colectiva a semejanza del “cerebro”, del “rizoma” de Deleuze y Guattari17. Demos pie a una arquitectura rizomática conocedora del poder de la improvisación jazzística que responde a la voz de una singularidad con la voz propia formando música, comunidad, donde las voces se disuelven en un canto. Dejemos que la vida transcurra pues transcurre, que la obra sea un baile sin cesar. 15 Attali, Jacques. Breve historia del futuro. Paidós. 2007. 16 Guattari, Felix, Las tres ecologías... 17 Deleuze, Gilles y Guattari Felix. ¿Qué es la filosofía? Anagrama. Barcelona, 2001. Aparato crítico -Bataille, George, La sociología sagrada del mundo contemporáneo. El Zorzal. Buenos Aires, 2006. -Blanchot, Maurice, La escritura del desastre. Monte Ávila, Venezuela, 1990. -Blanchot, Maurice. El diálogo inconcluso. Monte Ávila. Venezuela, 1993. -Debord, Guy, Teoría de la deriva en Internacional situacionista, vol. I: La realización del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999 -Deleuze, Gilles. El saber.Curso sobre Foucault. Cactus. Buenos Aires, 2013. -Deleuze, Gilles y Guattari Felix, Rizoma. Pre-textos. Valencia, 2003 -Deleuze, Gilles y Guattari Felix. ¿Qué es la filosofía? Anagrama. Barcelona, 2001. -Esther Leslie, Craft, Modernism and Modernity, Journal of Design History, Vol. 11, No. 1., Oxford 1998. -Foucault, Michel. El pensamiento del afuera, Pre-textos. Valencia, 2008. -Friedman, Yona. Architecture without buildings, CNAEI, Chatou, France -Guattari, Felix. Las tres ecologías. Pre-textos. Valencia, 1996.
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