Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
LA CAMPAÑA DE CULTURA ALDEANA Y SU IMPACTO EN LA CULTURA NARIÑENSE María Teresa Alvarez Hoyos* Los acontecimientos que ocurrieron en los años treinta y cuarenta del siglo veinte marcaron significativamente el desarrollo de la cultura en el Departamento de Nariño, y se constituyen en valiosos elementos a considerar al tratar de reconstruir la memoria histórica de los habitantes de esta región. El nuevo orden que introdujo la República Liberal - período que abarca los años 1930 a 1946 - fue calando en el tejido social mediante “la difusión de pautas culturales, actitudes y valores conducentes a moldear el prototipo de hombre civilizado que circulaba en el período… [todo ello] con propósitos de cohesión nacional y homogeneización cultural”1. Rubén Sierra considera que ningún otro período en la historia colom- biana del siglo XX muestra el volumen de realizaciones, en todos los campos correspondientes a la acción del Estado, como la llamada República Liberal. “Fueron suficientes dieciséis años para dejar una huella profunda en la vida política, social y cultural del país: una reforma constitu- cional que le permitió a la Carta de 1886 adaptarse a los tiempos modernos; una radical reforma educativa que dio por resultado no solo una nueva Universidad, apropiada para el estudio de los problemas nacionales, sino, además, una Escuela que rompió con formas tradicionales de enseñanza; una concepción global y orgáni- ca de la cultura que permitió a través de las instituciones estatales * Profesora titular Universidad de Nariño. Miembro de Número de la Academia Nariñense de Historia. MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 279 y sus programas responder a las aspiraciones de las diversas clases sociales colombianas; unos códigos que inauguraron nuevas rela- ciones entre patrones y trabajadores; unas formas de entendimiento entre la Iglesia católica y el Estado, que buscaban propulsar una sociedad si no radicalmente laica, sí al menos un ciudadano con criterios autónomos y, por lo tanto, de mayor responsabilidad en sus actuaciones”2. Al llegar al poder Alfonso López Pumarejo (1934), precedido de una campaña libre de compromisos con el partido conservador, contó prácti- camente con la hegemonía liberal en la rama legislativa, lo que le permitió emprender reformas institucionales de profundo significado para la moder- nización económica y cultural del país. “La Revolución en Marcha”, como llamó López a su gobierno, consistía en adoptar “un nuevo orden económico, político y social”, pero “sin trastocar el país y sin alterar el sereno proceso de su andar democrático”3. El programa buscaba acelerar la modernización del país a través de la acción de un Estado intervencionista, el que tuvo mucho en común con el “New Deal” del presidente Roosevelt: “Ambos programas de reforma se basaron en los principios económicos keynesianos; ambos fueron impulsados por brillantes políticos jóvenes comprometidos con la visión de sus extraordinarios jefes; tanto el programa colombiano como el norteamericano culminaron con la racionalización de un sector agrícola sumido en crisis por una excesiva adherencia a los principios económicos del laissez faire”4. Al tiempo que emprendió la reforma constitucional, López promovió una serie de cambios e innovaciones al sistema educativo, cuyo primer programa tuvo como eje la llamada Cultura Aldeana, un proyecto nacio- nalista y modernizador que combinaba para su implementación dos ele- mentos fundamentales, la política y la cultura. En 1934, la Ley 12 reformó el Ministerio de Educación haciendo más técnica y racional su estructura y autorizó al gobierno para establecer “la campaña de Cultura Aldeana y Rural, mediante los elementos educativos modernos, de la radiodifusión, el cinematógrafo, las bibliotecas, la designación de médicos, odontólogos y abogados, y la constitución, dotación y manutención técnica de una comi- sión de cultura aldeana compuesta por un perito en urbanismo, un perito en salubridad pública, un perito en agronomía, un perito en pedagogía y un relator literario o perito en sociología”5. La Campaña de Cultura Aldeana fue un proyecto ideado por Luis Ló- pez de Mesa (1884-1967), médico psiquiatra, miembro de la Generación del Centenario, ministro en varias ocasiones en el período de la República Liberal, educador y escritor prolífico, y autor de la obra De cómo se ha for- mado la nación colombiana, en la que lo genético-racial constituye el hilo ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA280 argumental. En esta obra propuso fijar la atención en la constitución social de campos y aldeas, dada la índole agraria de nuestra cultura. “La aldea […] puede ser y debe ser un centro orgánico completo en su pequeñez, amable en su diminuta perfección. Ahí la economía regional, la religión, la justicia, la educación pública, la cultura social, los recursos para la salud y los medios para una sana ame- nidad deben poseer su representación discreta y permanente. La aldea puede aspirar a ser hermosa en su rusticidad y pequeñez, no monumentalmente como las grandes urbes. […] Un rincón público de prados y boscaje, con una piscina de natación ya resuelve la mitad de los inconvenientes del aislamiento social en que se vive en las aldeas, donde para obviarlo se recurre al estanco de aguardiente o al garito, con muy graves consecuencias”6. La campaña de Cultura Aldeana, impulsada por un grupo de intelec- tuales liberales, se propuso transformar la “mentalidad popular” mediante la introducción de prácticas modernas*. Según Carlos J. Díaz, entre los objetivos de este proyecto político cultural estaba “producir conocimientos sobre la realidad nacional, auscultando la potencialidad económica del país y, simultáneamente, difundir, mediante procesos de educación y alfabetiza- ción, ideales políticos y conocimientos modernos”7. Se trataba de generar en los habitantes de las aldeas conciencia de Estado y pertenencia a la nación y al partido de gobierno, así, al tiempo que se intentaba la transformación de la vida rural de Colombia, se pretendía instaurar en el pueblo una nueva manera de sentir, pensar y actuar más cercana a los principios de la higiene y la estética que imponía el período. “El objetivo de la Campaña giró en torno a la idea de llevar a los sectores populares, urbanos y rurales, nuevas imágenes, a la vez que buscaba reconfigurar algunos espacios públicos, con la pretensión de transformar hábitos y costumbres relacionados con los principios de higiene, estética, alimentación y nutrición”8. Mientras se preparaba la Campaña en Bogotá, se enviaron encuestas a los alcaldes departamentales y municipales para que describieran aspectos muy puntuales de cada municipio y aldea, con el objetivo de diagnosticar “las características del país y de los grupos que lo pueblan”. En estas en- cuestas se buscaba conocer: * Según Gonzalo Cataño, López de Mesa, desde la década del veinte, cuando escribió el libro la Civilización Contemporánea ya tenía nociones claras de los elementos que la campaña debía contener. Pensaba que había que promover un cambio y apostaba que se podría emprender una revolución a través de la prensa, el parlamento, la universidad, el cinematógrafo y el arte, que a su juicio suscitaba el instinto de imitación del ciudadano de la era moderna. Citado por DIAZ SOLER, Carlos Jilmar. El Pueblo: de sujeto dado a sujeto político por construir. El Caso de la Campaña de Cultura Aldeana en Colombia (1934-1936). Premio Nacional de Educación Francisca Radke. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 2005. p. 44. MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 281 “aspectos referentes a la población, sus condiciones de vida, el número de habitantes, así como si poseían algunas comodidades que la modernidad venía instaurando, como el alumbrado y las condiciones sanitarias. Interesaba saber el día de mercado, el precio de los transportes, las principales industrias y las especificidades agrícolas, así como las plagas y las enfermedades que aquejabana los habitantes y a los animales de cada aldea. Igualmente, de- seaban conocer aspectos relacionados con la comunicación como el telégrafo, el radio, el cine, las librerías, las carreteras y ferroca- rril. En cada encuesta hay un apartado en donde se pregunta a los alcaldes por las necesidades del municipio. Curiosamente las respuestas consignadas en estas encuestas señalan la necesidad de instrucción general, de escuelas secundarias, de radio y de cine, de alumbrado, de bibliotecas y de médicos, precisamente aquellos aspectos en los cuales estaba centrada la campaña”9. Para lograr los resultados que se había fijado la Campaña desde el Mi- nisterio de Educación, se emitió el “Estatuto de la Aldea Colombiana” en el que se detallaban los frentes de acción de la Campaña y las instituciones encargadas de difundir las nuevas representaciones. Los lineamientos funda- mentales de este Estatuto, expedidos por Luis López de Mesa, se transcriben a continuación, en forma abreviada: Para los efectos del siguiente plan de progreso de la aldea co- lombiana, se entiende por tal el Municipio o Corregimiento que posea de 500 a 5.000 habitantes, con un poblado como centro administrativo. La intención de las disposiciones es la de facilitar al campesino la mayor suma posible de bienestar material y de dignidad espiritual, para que ame la vida que le cupo en suerte y la sirva con efectiva estimación y gratitud. I. El Ministerio de Educación Nacional proveerá de planos arqui- tectónicos para las casas de habitación del poblado, alquería y chozas rurales. II. Invita a las autoridades y a los ciudadanos a embellecer su poblado, cuidando del buen aspecto de plazas y calles, de la holgura interior y agraciado frente de sus casas, de la forma- ción de una avenida para paseo, de un parquecito con algún boscaje, jardines, prados, campo de deportes, piscina de natación, kiosco de descanso, donde los ciudadanos puedan gozar de sociedad y sanas distracciones. III. El gobierno nacional ofrece a las aldeas que manifiesten mas espíritu público, auxiliarlas con la construcción de la Casa Social para salón de festividades, cinematógrafo, radio y bi- ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA282 blioteca, conforme a las características de la localidad y en combinación con la escuela hasta donde sea práctico: a. Para ello invita a la conformación de una banda de música. b. Suministrará los aparatos de radiodifusión y cuidará de este servicio oficialmente. Por este medio acercará a los campos las ventajas culturales de la ciudad, llevará más directamente las orientaciones del Gobierno a la mente de todos los ciudadanos y expondrá a la Universidad la misión docente que cabe cumplir, así como a las normales y demás instituciones técnicas, sin descuidar la informa- ción de noticias ni el culto regocijo de buenos programas musicales. c. Organizará el cinematógrafo como función cultural del Estado, en su triple potencia instrumental de información de amenidades, de espectáculos artísticos y de instrucción técnica. d. Creará un modelo de biblioteca aldeana con cien obras celebres de la intelectualidad colombiana, con otras tantas de autores extranjeros, con cartillas de información técnica elemental y un buen diccionario manual enciclopédico, para lo cual, aprovechará los servicios de la Biblioteca Nacional, mejor provista al efecto para estas funciones editoriales. IV. Las aldeas que lo necesiten por su situación lejana de recursos médicos […] tendrán un médico oficial. a. Este médico gozará de un sueldo de $100, que le permita atender a sus funciones. b. Establecerá la botica adecuada a las necesidades de la localidad. c. Será el consejero en el cuidado de la salud pública. d. Servirá las funciones de médico escolar. e. Será el profesor de higiene y de biología de las escuelas públicas. f. Rendirá a la dirección departamental de Educación Nacio- nal un informe anual de sus labores, con un criterio social de interpretación de la vida aldeana y de su progreso y no meramente burocrático. V. En donde ello sea necesario se proveerá el puesto de abogado de pobres, para defender al campesino en sus derechos a la propiedad y a los desvalidos por ignorancia o pobreza […] de los asaltos de la astucia dañina o de la deficiente protección. MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 283 VI. Llegado el problema de la propiedad íntimamente a la evo- lución de la cultura, se estimulará la acción de un comité nacional que estudie con detenida meditación los problemas que esto implica, conforme con las realidades ineludibles del mundo contemporáneo, de la ciencia y de la prudencia. VII. La escuela aldeana se contemplará como una institución social a la cual están vinculados todos los intereses y las capacidades todas del aldeado y no meramente como un lejano rizoma de las funciones sociales. a. En consecuencia, los aldeanos cuidarán de su escuela como del templo cultural que debe ser de sus hijos. b. El párroco enseña en ella la historia de la religión en for- ma biográfica y anecdótica, pues la mente de los niños ama esta manera de ilustrarse y es casi impermeable a las disertaciones abstractas, dogmáticas y prolijas. c. El médico enseñará los elementos de la biología y de la higiene con demostraciones gráficas y dibujo personal. d. El alcalde o corregidor o un delegado suyo, cuando mayor conveniencia así lo determine, enseñará los elementos de instrucción cívica, según las cartillas elementales que sirven a este propósito, cuidando de infundir en los niños una discreta y razonada concepción de la nobleza histórica de la democracia colombiana... VIII. El gobierno procurará formar al aldeano por medio de una cartilla, de la enseñanza metódica y de conferencias ocasio- nales, de las condiciones del vestido, alimentación y bebidas más adecuadas a los variados climas que tiene el país. IX. El aldeano deberá disciplinarse en los deportes que distraigan gratamente su imaginación y vigoricen su salud, en lo cual el gobierno lo ayudará eficazmente, entendiendo que ello no es una cosa de poca importancia, sino medio prodigioso de mejoramiento racial. La gimnasia, la calistenia, la danza, la natación, los variados juegos de balón, pelota y disco, etc. deben ser prosperados indefinidamente. Hay que entender que el buen deporte disciplina el músculo, la inteligencia y la conducta a la vez, hasta el punto de constituirse una amplia vía de la reforma social que es indeclinable en los estudios de una educación bien entendida. X. Con el propósito de orientar a los aldeanos en estas actividades y mejor ilustrar al Gobierno sobre las necesidades particulares de que padezca cada sitio, este Ministerio organizará una “Co- ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA284 misión de Cultura Aldeana”, que recorra las aldeas y enseñe a sus habitantes lo que deben hacer a fin de mejorar su nivel de vida, a la vez que estudie sobre el terreno las reformas que deben implantarse en cada caso, para de este discreto modo, consumar la verdadera revolución social que atienda a la prosperidad económica, a la estética de la personalidad y del ambiente en que actúa, a la cultura de la mente y a la disciplina del carácter. Esta comisión estará compuesta de: a. un perito en urbanismo b. un perito en salubridad c. un perito en agronomía d. un perito en pedagogía escolar e. un redactor literario perito en sociología Los departamentos establecerán sendas comisiones filiales y similares de la anterior, que la vayan reemplazando a medida de la oportunidad, pues sería difícil que la nacional pudiera desempeñar misión tan ardua en toda la extensión del país. El Gobierno enviará la nacional a los Departamentos que indiquen tener las suyas ya preparadas en el orden de la pre- lación de aviso, para que así las filiales puedan orientarse en sus labores y armonizar los trabajos subsiguientes. LUIS LÓPEZ DE MESA Bogotá, agosto 15 de 193410 Entre las estrategias diseñadas para transformar las aldeas colombianas se encontrabanla radio, el cinematógrafo, la distribución de planos arqui- tectónicos y la puesta en circulación de la Biblioteca Aldeana de Colombia. Así mismo, se conformaron comisiones sanitarias compuestas por médicos, enfermeras, odontólogos, y se organizaron maestros ambulantes e inspec- tores nacionales de educación, y restaurantes escolares11. Para coordinar la Campaña a nivel central, se puso en marcha la Co- misión de Cultura Aldeana, que realizó estudios sobre algunas regiones. Las comisiones aldeanas se constituyeron en un aspecto importante de la Campaña, ya que su propósito era orientar sobre los objetivos de la Campaña e instruir a personalidades públicas, élites locales y pobladores de las aldeas y, como consecuencia, dar a conocer al gobierno central las particularidades de cada población. “Para ello, cada comisión debería re- correr las ´aldeas y enseñarle a sus habitantes lo que deben hacer a fin de mejorar sus nivel de vida, a la vez que estudie sobre el terreno las reformas que deben implantarse´. De igual manera se buscó con esta estrategia el objetivo político de hacer sentir en cada aldea la presencia del Estado, así MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 285 mismo, informar de todo que viese y fuese útil al gobierno nacional y a los departamentos respectivos”12. La Comisión estaba conformada por cinco expertos, especialistas en urbanismo, salud pública, agronomía, pedagogía y sociología, quienes de- bían estudiar las posibilidades de desarrollo de cada departamento y sus necesidades educativas. Al divulgarse El Estatuto de la Aldea Colombiana, el diario El Derecho comentó positivamente la nueva política instruccionista que iniciaba el doctor López de Mesa, “inclinando el favor del gobierno sobre las clases campesinas como la base sustentante de la grandeza nacional”: “Indudablemente el Ministro trae un programa nuevo al fijar el derrotero de la cultura fuera del centro universitario, único foco de inquietudes presentes, pero cuyas proyecciones en la vida nacional no pueden rendir todo el beneficio esperado, mientras el pueblo no sea una materia capacitada intelectualmente para recibir sus influencias. Si la educación es el arte de conducir y de encauzar las corrientes humanas, es preciso convenir que nuestra política instruccionista andaba errada, al empeñarse de rodear a las ciudades de todas las comodidades y mejoras al tiempo que la aldea se la mantenía abandonada, sin un solo motivo que sirviera de halago y de atrac- tivo a las gentes incorporadas en ella. Una consecuencia natural de esa política era el abandono de los campos y la creación del grave problema del urbanismo en un país agrícola, cuya riqueza principal se radica en el trabajo de la tierra con el sostenimiento de pequeños poblados que son mejor centros de aprovisionamiento y de vida sencilla y apacible, próximos a decaer por la disminución creciente de sus entradas rentísticas. […] Ojalá el doctor López de Mesa lleve adelante su reforma en beneficio del país”13. La Comisión de Cultura Aldeana visita Nariño Después de visitar el Departamento del Huila, el 11 de abril de 1935, la Comisión de Cultura Aldeana recibió la orden del ministro López de Mesa de dirigirse hacia el Departamento de Nariño. Esta Comisión estuvo integrada por los señores Tulio Gaviria, perito en pedagogía, el médico Alonso Restre- po, el perito en agronomía Antonio Miranda, el perito en urbanismo Ricardo Olano y el redactor literario perito en sociología Jorge Zalamea Borda. El periódico El Radio informó sobre la llegada a Pasto de los miembros de la Comisión, y expresaba que ellos son “los portavoces de la labor con ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA286 que va a resolver el señor doctor López de Mesa, el problema fundamental de la educación primaria, secundaria como profesional del país”. “La Comisión de Cultura Aldeana, es como si dijéramos el grupo de avanzada que viene a escrutar el fondo social; que viene a convivir en nuestro propio medio ambiente las condiciones en que se desenvuelve la vida ciudadana y muy principalmente viene a palpar, a conocer objetivamente el nivel de la vida campesina, base principal de la población de Colombia y por lo mismo, el mayor factor de valía en el desarrollo ascendente del progreso nacional. En reportaje que tuvo a bien conceder a este periódico el sociólogo y relator de prensa de la Comisión de Cultura Aldeana, Jorge Zala- mea, expone con sencillez y claridad los objetivos de su comisión: […] Es urgente levantar el espíritu hasta hoy rodeado de tinieblas porque otros gobiernos le negaron la luz de la ciencia para sus mentes sencillas y sus corazones nobles […] El señor ministro de Educación ha querido que la Comisión de Cultura Aldeana empiece sus labores por este alejado departamento de Colombia y hacia el cual convergen hoy las miradas atentas del Gobierno Nacional. Un pueblo grande en sus necesidades, grande en sus virtudes, grande en sus deficiencias y que hoy se impone ante la conciencia patria, porque la nacionalidad ha sorprendido en los hijos del sur, los grandes baluartes de su soberanía. Y está bien que así sea. En ninguna parte de la República es quizá tan grande el problema educacional y tan perentoria y grave la necesidad de entrar a resolverlo. Sobre Nariño ha caído con pe- santez de montaña que no ha dejado movilizar los espíritus hacia las regiones de su propia concepción y grandeza, una oligarquía conservadora que se complació en mantener un estado de agresiva ignorancia y de sublevante estado de atraso, al campesinato [sic] y al obrero rural de esta sección”14. La descripción que hizo el urbanista Olano sobre la ciudad con la que se encontró la Comisión fue la siguiente: “La ciudad está bien trazada con calles rectas de 10 metros de ancho que forman manzanas de 90 metros por lado. Sus casas son en la mayoría de balcón con tiendas en la parte baja. Estas tiendas son habitadas por familias enteras que viven en comunidad con algunos animales, en las peores condiciones de higiene. Tiene Pasto luz eléctrica, servicio de teléfonos y un malísimo servicio de aguas que van a fuentes públicas y a contados edificios cuyos excedentes corren en zanjas por en medio de las calles recibiendo toda clase MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 287 de basuras y desperdicios. Ahora se estudia la construcción de un acueducto moderno, según planos que levantó el Dr. Lobo Guerrero. En 1928 dio el censo 45.162 habitantes. La temperatura media es de 14° centígrados. El área que ocupa la ciudad es de 140 hectáreas, con 2.640 edificios. Entre éstos son notables el Palacio Departamen- tal, el Edificio de la Universidad, la plaza de mercado, el Pasaje del Corazón de Jesús, el Asilo San Rafael, el Colegio de San Francisco Javier, algunas residencias particulares y las iglesias y capillas de las cuales hay catorce. Se publican en Pasto varios periódicos políticos, entre ellos uno diario, una revista literaria, La Ilustración Nariñense; la revista del Centro de Historia y algunas otras. Hay numerosos centros de enseñanza: la Universidad; la Escuela Normal establecida recien- temente; el colegio de los Jesuitas; los colegios de Bethlemitas y Franciscanas para niñas, y varias escuelas de enseñanza primaria, urbanas y rurales”15. En cuanto a la existencia de industrias, comentaba: “Hay varias fábricas de cigarrillos; algunas de curtimbres de cueros y talabartería; muy buenos talleres de carpintería y ebanistería; una fábrica de tejidos de algodón y de lana; fábrica de sombreros de lana, de cerveza, de aguas gaseosas, de ladrillo y tejas, de hielo, de velas de esperma, de licores, de tapicería, de jabón. Hay varios molinos para la producción de harina de trigo, tres aserríos, fundiciones de cobre, zapaterías, sastrerías, etc. El nariñense tiene gran habilidad manual y bastante gusto artístico. Merece mención especial el barniz de Pasto que se emplea en el decorado de toda clase de objetos y que rivaliza con la laca japo- nesa, extraídodel fruto de un árbol que crece en el Putumayo. El barniz lo preparan mascando el fruto y cuando ya tiene alguna consistencia lo mezclan con los colores que se desean. Al aplicarlo sobre algún objeto echan el vaho para asentarlo firmemente. Es lástima que aun no se le haya dado a esta industria gran desarro- llo comercial porque no se ha encontrado el medio mecánico de sustituir la mascada del fruto”16. Según la descripción hecha por Olano, los lugares visitados por la Comisión fueron: Pasto, La Unión, Génova, La Cruz, San José, Cartago, Buesaco, Ipiales, Pupiales, Aldana, Guachucal, Túquerres, Imués, Tangua, Yacuanquer, Nariño, La Florida, Sandoná, Consacá, Piedrancha, Ricaurte, Altaquer, El Diviso, Agua Clara, Tumaco y Barbacoas. ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA288 En la ciudad de Pasto, la labor del perito en urbanismo Ricardo Olano se centró en ilustrar a los dirigentes y pobladores sobre la necesidad de co- menzar los trabajos del acueducto17, la importancia de construir las nuevas edificaciones con todos los requisitos de la arquitectura moderna y de mejo- rar las existentes; la urgencia de acabar con las “tiendas sucias, incómodas y antihigiénicas que son vergüenza de la ciudad”18; la necesidad de fundar la Sociedad de Mejoras Públicas y levantar el espíritu público, el amor a la ciudad, emprender la pavimentación y construcción del alcantarillado, y en fin, acometer las realizaciones “sin demora para poder celebrar dignamente el cuarto centenario de la fundación de Pasto”19. El doctor Alonso Restrepo, higienista de la Comisión, en su informe sobre la visita al Departamento de Nariño mencionaba lo siguiente: “Confieso que, a pesar o gracias más bien a mis estudios oficiales, tenía ideas muy erróneas sobre tan importante región de la Repú- blica, y que experimenté una grande y gratísima sorpresa al caer en aquella porción de lo que con acierto tanto llamó el Barón de Humboldt “el Thibet Americano”. Y es tal la belleza de la tierra, tan intenso y paciente el trabajo con que se la mantiene domeñada, tan violenta en su aparente resigna- ción y mansedumbre (y en medio de las calamidades que la azotan) la pujanza de la raza, a pesar del desamparo y del individualismo en que ha vivido, y tántos y tan múltiples los otros elementos de valía, aplicados e inéditos, con que cuenta, que lamento de todo corazón me corresponda la peor parte del estudio cuya encomien- da se nos dio, cual es el señalar las ignorancias seculares que en punto a defensa de la vida particular y colectiva, ha sufrido y está sufriendo este pueblo abandonado a sí propio en los confines del territorio nacional. […] De ahí, que como ciudadano y a la vez que como parte inte- grante hasta hoy, de la Comisión de Cultura Aldeana (persegui- dora de la creación de un verdadero espíritu colombianista por el conocimiento a fondo de nuestros pueblos), confíe en que gracias a ella, laudable institución del Gobierno actual, vayan por fin a derrumbarse las barreras que enclaustraban nuestras colectivida- des, dispersas de manera nociva para ellas y tan peligrosa para la integridad nacional. Y que por fin en cualquier rincón de nuestra tierra, desde el en- copetado señor capitalino que visita sus haciendas, hasta el mas humilde coaiquer de la costa nariñense, pueda experimentar la satisfacción del amparo oficial, de seguridad y de igualdad republi- cana, sintiéndose colombiano en toda la acepción del gentilicio”20. MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 289 Informe que rinde al Señor Ministro de Educación Nacional el Relator Literario y Perito en Sociología de la Comisión de Cultura Aldeana, Jorge Zalamea Borda El informe titulado Esquema para una interpretación sociológica del Departamento de Nariño, contiene un estudio macrorregional, con varios estudios de caso sobre La Unión, Barbacoas, Génova e Ipiales y un centenar de escuelas rurales. Entre los aspectos relevantes que destaca el informe se puede mencionar la situación de aislamiento del Departamento, que lo llevó a someterse a los mercados ecuatorianos “que no solo propiciaban frutos sino que también ofrecían en sus colegios y universidades especies de cultura y de conoci- miento” todo lo cual “hubiese bastado acondicionar el espíritu y a torcer el ánimo del pueblo menos leal que el nariñense. Cierto que en tan dura prue- ba se resintió su ambición y vino alguna desgana a destemplar su voluntad; cierto que el olvido de los gobiernos le creó un peligroso complejo de inferioridad, contra el que en veces reaccionaba a riesgo de deformar su incomparable lealtad y hacerlo aparecer contrario a sí mismo; cierto que por la esquivez que le mostraban las cosas te- rrenas dio en abrazarse ciegamente a otras mas distantes promesas de perfección y felicidad, con lo que acaso ganase merecimientos ultraterrenos a costa de pecar contra la tierra y contra su propia humanidad. Pero nada de ello le impidió ejercitarse en la virtud durísima de vivir en soledad y olvido de bastarse en ellos”21. En torno al plan vial de Nariño considera desacertada la búsqueda de una salida hacia el exterior “como si fuesen los mercados extranjeros y no los del centro de la República los que se hallaban necesitados de la producción típicamente nariñense. Ciñéndose a tan errónea política, se descuidaron las vías del norte para concentrar todos los esfuerzos en la carretera a Ipiales y en la comunicación con el Pacifico”22. Y en cuanto al ferrocarril del Pa- cífico comenta: “Véase ahora cuál es el rendimiento actual del ferrocarril Aguaclara-El Diviso, compáresele con las perspectivas económicas que ofrece a Nariño y a la Nación la carretera Pasto-Popayán y dígase si no fue una política fundamentalmente errada la que inspiró el plan vial de Nariño hasta 1930. Una vez más, la política de “vivir hacia fuera”, la tendencia mes- tiza a fingirnos metrópolis exteriores, demoró el progreso de una admirable región del país y frustró la economía nacional de un elemento de equilibrio del que se hallaba harto necesitada”23. ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA290 En cuanto a las peculiaridades del hombre nariñense, Zalamea in- troduce el tema de la raza como un factor explicativo de las conductas individualistas encontradas. Considera que “los contrastes, más o menos violentos, que se observan en la psicología del nariñense, provienen sin duda de las diferentes razas que forman el conglomerado social, razas que no se han fundido en total mestizaje. Solo así podría explicarse, por ejem- plo, el contraste característico entre el individualismo a ultranza de la gente urbana y la tendencia colectivista de la población rural”24. Le sorprende observar que en el comercio nariñense no existe la compañía anónima, ni siquiera la asociación de dos capitales, de dos firmas, fenómeno que halla su expresión cabal en un refrán que jamás había oído antes: “compañías ni con la mujer”. El individualismo cerrado que encuentra, posible expresión de la desconfianza y complejo de inferioridad mencionados, deriva en una carencia de espíritu público, muy notorio en las ciudades de Nariño, lo que ha llevado a que servicios tan esenciales como el acueducto y el alcantari- llado no existan en el Departamento. Sin embargo, rescata el espíritu solidario del campesino: “¡Qué contraste con lo que acontece en la población rural! Toda su vida parece dominada por el concepto del bien común y de la prestación mutua de servicios. Si el indio necesita levantar vivienda nueva, no tiene más que poner un tenderete con dos botellas de aguardiente o una barrica de chicha, según la región, y solicitar de sus compañeros la ayuda que en otra ocasión pagará con similares. Si es el pueblo, la colectividad, la que necesitan en un camino, antes de que se le pida dos veces, ya se habrá reunido la población en minga y la construcción de la vía no demorará mas tiempo del que reputase indispensable el más exigente de los ingenieros. Y no se crea que estas “mingas” son cosa de poca monta, ni cortos susalcances”25. La tienda Con crudo realismo, Zalamea relata su encuentro con la tienda, a la que denomina una “casi institución social” y la más señalada de las plagas que tiene el Departamento: “Recibe este nombre un cuartucho no mayor de cuatro metros cua- drados, cuya puerta se abre sobre la calle. Frente a esta única vía de luz y de ventilación se levanta un tenderete, separado del resto de la habitación por un biombo de papel y por sabanas y mantas colgadas de una cuerda. La estantería y cajones del tenderete muestran un surtido heterogéneo de víveres, pequeña mercancía, MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 291 cervezas, cigarrillos, espermas, bolas de cacao, etc. Una docena de botellas de aguardiente, medio saco de harina y algún cajón con frutas redondean el negocio. A espaldas de este baratillo y cegado por el biombo o las colchas que lo limitan, queda el espacio destinado a la cocina, salón y alcoba de familia. Allí el fogón primitivo, los camastros harapientos y la afrentosa cubeta destinada a servir para las necesidades fisiológicas de los habitantes. Y allí la tribu cegatona de los cuyes que corretea por el suelo, esquivando los picotazos de una pareja de gallinas, y el perro que bate la cola al oscuro hacinamiento de criaturas que rebulle en torno a los cabezas de familia. Las exhalaciones huma- nas, el hedor de las bestias, el tufo de la cubeta jamás lavada, se mezclan a la humareda del fogón creando una atmosfera que no basta a descargarse de su fetidez por la estrechura de la puerta, obstaculizada, de adehala por el baratillo que exhibe el tenderete. Y no vaya a creerse que esta suerte de vivienda es cosa de extra- muros. La tienda invade todas las calles de la ciudad; se prende al ejido y se cuela hasta la plaza principal, viviendo al arrimo de hoteles e iglesias, de edificios públicos, de escuelas y mansiones, todo lo cual va deslustrando el paso”26. Respecto a la higiene en la ciudad de Pasto, el médico de la Comisión comentaba su asombro sobre las bajas estadísticas de mortalidad global e infantil y la vitalidad y supervivencia de un pueblo criado en condiciones tan deplorables. “Lo peor estriba en los arroyos que circulan por las carreras, a lo largo de la ciudad y que constituyen verdaderos albañales descubiertos, vehículos naturales de toda suerte de inmundicias; y para mayor desgracia urbana, desbordan y diseminan por el piso su infecto contenido al crecer en las épocas lluviosas […] vi varias veces jugar niños en el arroyo mientras a veinte pasos por encima, una vecina vertía en el caño, con toda la tranqui- lidad de su ignorancia, buen acopio de excrementos”27. La escuela Para Zalamea, la creencia simplista de que la escuela y la universidad remediarán todos los males de la nación y pondrán a la raza en condiciones sobradas para medirse con los problemas que su propia vida le plantea a cada paso, evidencia el concepto metafísico y retórico que ha dominado nuestro existir, velándonos la realidad y sumergiéndonos en el olvido de lo que se debe a la materia, al organismo vivo y de la influencia decisiva que éste tiene en el retraso o desarrollo de las facultades mentales y de las fuerzas psíquicas. Tal vez esta creencia, dice, haya sido engendrada por la ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA292 ignorancia universal de lo que son entre nosotros raza, escuela, maestro y discípulo. Para empezar a comprender la situación, Zalamea expresa que el hombre de las ciudades, el gobernante, el legislador debe tener presente en todo momento que “la infancia aldeana que asiste a las escuelas rurales apenas tiene nada que ver con nuestros hijos. Desde el momento en que estos vinieron a la luz del mundo se tejió en torno suyo una red primorosa de cuidados: la ciencia y la ternura compitieron en servirles”28. “El proletariado infantil no supo jamás de cosa semejante. Ya vimos en qué choza nació y cómo las bestias fueron sus compañeros de infancia; asistimos a su frugal e invariable comida y por pudor hu- manos retrasamos el momento en que hubiésemos de afirmar que ese condumio no tarda en sazonarse con rociadas de alcohol que acabarán en el cerebro y los nervios del niño la obra iniciada por la herencia […] De tal modo que cuando asoma el niño al umbral de la escuela, es un ser física, moral e intelectualmente enfermo. Ese niño no está pidiendo escuela, ni puede aprovechar la escuela; no la necesita ni le sirve. Lo que demandan su silencio tembloroso y su mirada empavorecida de criatura que no entiende nada de las cosas de este mundo, es ver en torno suyo y tener entre sus manos objetos limpios y sencillos; es comer a medida de las exigencias de un organismo que solo pide crecer en fuerza y en gracia; es limpiarse de tanta mugre como le roe la carne y le empobrece la sangre; es oír una voz serena y blanda que le explique sus curiosidades y le cure esos terrores solitarios que le están corrompiendo el alma”29. En la correría cumplida por la Comisión en Nariño, Zalamea menciona que se visitaron cerca de cien escuelas y que si a cada uno de esos locales se le hurtase su porción más limpia o nueva o adecuada, no se lograría cons- truir con todas ellas una sola escuela que llenara las condiciones requeridas para recibir al niño en su seno. La propuesta que surge en su informe es la formación de la escuela del conocimiento práctico e inmediato, que enseñe al niño a conocer su provincia y su departamento, “no su Europa y su Asia, que esas están muy lejanas de su existir y pueden aguardar unos años a ser presentadas”, donde se adecue la enseñanza a las condiciones físicas, económicas y sociales de los climas frío, medio y cálido de Colombia. “Y aun sería ambicionable que dentro de la división de materias que impusiera este nuevo concepto, se tuviese luego en cuenta las características raciales y psicológicas de cada Departamento, para amoldar a ellas los textos defi- nitivos en que hayan de expresarse aquellos programas instruccionistas”30. MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 293 En torno al aspecto de la Colonización y Comunicaciones, el infor- me lamenta que el “memorable esfuerzo rendido por el nariñense en la construcción de su sistema vial no podía, infortunadamente adquirir una proporción y un sentido favorables al resto de la nacionalidad […] Apenas un hilo de lealtad lo mantenía unido a su patria. Sus caminos, por tanto, buscaban, no el acercamiento a la olvidadiza hermandad del norte, sino el más estrecho contacto posible de la población nariñense dentro de los límites departamentales y la salida hacia el exterior”. Concluye el informe que la orientación que tuvo el sistema vial en Nariño hasta 1932, cambió con la apertura de la carretera Pasto-Popayán y servirá en el futuro de eje para la economía nariñense. Una de las conclusiones que destaca es la necesidad de combatir al individualismo en el trabajo agrícola mediante el establecimiento de coope- rativas campesinas de crédito, producción y transportes, que solucionaría los problemas de financiación, distribución y utillaje planteados por la parcelación excesiva de los terrenos de cultivo. “Creadas estas sociedades en las regiones de producción homo- génea, un solo equipo mecánico atendería a los menesteres de labranza de las parcelas cooperadas y los pequeños remanentes de producción –aumentados entonces apreciablemente por el empleo de maquinaria, abonos y semillas seleccionadas– serían centrali- zados en almacenes comunales que se encargarían del transporte total y de la venta, ya en volumen comercial de los frutos. De esta manera desaparecería, en beneficio parejo para el productor y el consumidor, buen número de intermediarios y se pondría punto final al monopolio solapado que suelen establecer las compañías de transportes en regiones agrícolas de tan peculiar organización como las nariñenses”31. En la conferencia dictada en el Teatro Imperial de Pasto, Jorge Zalamea reconoció que la presencia de la Comisión Aldeana en esta región era un resultadodel “desdichado incidente internacional que puso en peligro la paz de América”, incidente por el cual se había logrado la vinculación de Nariño al resto del país, mediante una vía de comunicación que requirieron las necesidades de defensa nacional. Y como lo hicieron diferentes miem- bros de la intelectualidad liberal en otras oportunidades, mencionó que Colombia estaba en deuda con Nariño y “por pagar parte de esa deuda para con vosotros, envía hoy el Gobierno a esta comisión de Cultura Aldeana, en la esperanza de que podamos nosotros vincularnos a vuestra vida de una manera honda y con un entendimiento tan despierto, que mañana nos sean propias vuestras aspiraciones, comunes vuestros menesteres, amados vuestros ideales, compartidas vuestras necesidades y problemas”32. ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA294 La Biblioteca Aldeana La Biblioteca Aldeana era uno de los componentes del proyecto de difusión de la cultura en que estaba empeñado el gobierno de Alfonso Ló- pez, junto con otros aspectos relacionados con la salud, la estatización de la vida en sociedad, la mejora en la productividad, etc., que bien podían considerarse haciendo parte de un proyecto civilizatorio en el sentido de Norbert Elias, el que se apoyaba en los medios de comunicación como el libro, la biblioteca, la radio y el cinematógrafo33. La Biblioteca Nacional y no el Ministerio de Educación, fue la encar- gada de la organización, control, asesoría e inspección de las bibliotecas aldeanas, todo gracias a la labor de Daniel Samper Ortega, hombre de letras, para quien la lectura es “ante todo una forma de redignificación de la vida, de acceso a la ciudadanía, de ampliación de horizontes, y además una for- ma del conocimiento necesario que todo hombre debe tener del pasado de su sociedad y de sus tradiciones”. El proyecto lo sostendrán el director y funcionarios de la Biblioteca Nacional hasta que en 1945 es completamente abandonado34. El proyecto de las bibliotecas aldeanas tuvo origen en las “misiones culturales”, que ya habían realizado la experiencia de llevar el cine y el libro a las aldeas, mediante bibliotecas ambulantes, antes de 1935. El ministro López de Mesa cambió la biblioteca ambulante por una biblioteca fija en cada aldea. Las bibliotecas no eran de carácter escolar pues se trataba de que es- tuvieran al alcance del pueblo, y bajo el control de los concejos municipales o de la primera autoridad civil en los corregimientos. La comunicación de la Biblioteca Nacional para la instalación de la biblioteca aldeana contenía las especificaciones y requerimientos exigidos35. Las bibliotecas aldeanas estaban compuestas, en primer lugar, por una colección de cartillas técnicas, nacionales y extranjeras relacionadas con el hombre, la agricultura y la industria, las que llegaron a cumplir una función muy importante en el progreso material y espiritual de las comunidades rurales. Entre éstas se encontraban: “De las editadas por el Ministerio: La vida de las plantas. Las huertas y las granjas escolares. Las aves de corral. Los animales domésticos. Las doce plagas mayores. Nociones de puericultura. Enfermedades de los órganos de los sentidos. Enfermedades de la dentadura. Nociones elementales de dibujo. Nuestros alimentos. Corrección del lenguaje. Cantos escolares. Arquitectura rural y moblaje. Educación religiosa. Educación cívica. Educación física. Y algunas otras en preparación”36. MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 295 El segundo tipo de libros, denominado por López de Mesa como “in- formación para la segunda enseñanza”, constaba de textos adecuados para el estudio de los rudimentos de las diferentes ciencias, a la manera de in- troducción a disciplinas modernas: “De conocimientos generales. Aritmética, tres cartillas. Geometría, dos cartillas. Gramática, tres cartillas. Geografía, cuatro cartillas. Resumen de historia de España. Resumen de Historia Universal. Introducción a la Botánica. Introducción a la Zoología. El cuerpo humano. Introducción a la Física. Introducción a la Química. Resumen de historia del arte. Resumen de historia del comercio. Historia de Grecia. Historia de Roma. Economía Política. Lógica. Microbiología. Antigüedades Griegas. Fisiología. Astronomía. Geo- logía. Biología”37. La tercera clase de libros eran lo que Samper Ortega calificaba como “libros de perfeccionamiento”, que se utilizaron para mejorar la cultura de los docentes y para la preparación de los cursos. Todo lo anterior lo com- plementaba la popularísima Colección Araluce, un centenar de libros que reunía lo mejor de la literatura universal, “al alcance de una inteligencia infantil, es decir de diez a catorce años de edad, que corresponde también al desarrollo de nuestros campesinos, al decir de Luis López de Mesa”. A más de lo anterior, la Biblioteca Aldeana recibió unas cien obras célebres de la intelectualidad colombiana: “De la Colección Araluce, obras maestras de la literatura universal al alcance de los niños: Historias de Shakespeare. Los héroes. La Divina Comedia. Historias de Andersen. Guillermo Tell. Cuentos de Grimm. Viajes de Gulliver. Historias de Wagner. Don Quijote. Más cuentos de Grimm. La Odisea. La Iliada. La canción de Rolando. Leyenda de Peregrinos. Historias de Calderón de la Barca. Fábulas de Esopo. Más historias de Shakespeare. Robinson Crusoe. Ivan- hoe. Cuentos de la Alhambra. Los caballeros de la tabla redonda. Cántico de Navidad. La cabaña del tío Tom. El Paraíso Perdido. Los Lusiadas. La Gitanilla […] Además, el Ministerio acaba de contra- tar la impresión de los cien volúmenes que componen la Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana”38. Según Carlos Rincón, este fue uno de los rostros con que se presentó en Colombia la modernización cultural, a un precio muy económico. El animador del proyecto fue Daniel Samper Ortega, hombre de negocios y, en sus ratos libres, de letras, quien inició la preparación del proyecto desde 1926, bajo la impresión de los recién publicados compendios histórico- literarios de Belisario Matos Hurtado y del jesuita Jesús María Ruano. Desde un principio, lo notable de la Selección Samper Ortega de literatura ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA296 colombiana residió en su calidad de inventario ideal, orientado por una actitud inclusiva de liberalidad tolerante, y en su magnitud, en función de lo amplio del corpus presentado39. La correspondencia sostenida por el director de la Biblioteca Nacional con los encargados de las bibliotecas aldeanas, dejan ver que los ideales culturales impulsados por el liberalismo habían sido asimilados en muchos lugares de Colombia, “tal como lo manifiesta el encargado de la Biblioteca Aldeana de El Contadero (Nariño) en 1940, al escribir que “la biblioteca funciona en un cómodo local de propiedad del municipio y a ella concu- rren la mayor parte de los ciudadanos, que han comprendido que la mejor manera de levantar la patria es proporcionándoles [a los ciudadanos] la instrucción”40. En 1934 el Ministerio de Educación puso en marcha un plan de apoyo a la formación de los maestros a través de las Bibliotecas Pedagógicas o del Maestro, las que lograron agrupar un incipiente “movimiento pedagógico” que se reunía en torno a las Sociedades Pedagógicas. Silva menciona que en un Departamento tan pobre como el de Nariño, existía una biblioteca de más de 1.500 volúmenes, obsequiados en parte por el Ministerio y en parte comprados por el gobierno departamental, “pues se había determinado la fundación de una biblioteca pedagógica por cada una de las siete zonas escolares en que se encontraba dividido el departamento”. Este dato, que aparece registrado en la Memoria del ministro de Educación al Congreso de 1934, testimonia el inmenso interés y expectativa que despertaba la reforma educativa liberal. Además de lo anterior, Silva menciona que “la Biblioteca Pedagógica de Pasto, prestaba servicio a domicilio y contaba además con un radiorreceptor para uso comunitario. La pobrezaparecía no impedir el entusiasmo ni de los maestros ni de los padres. Estos últimos se habían organizado en “Centros de Padres de Familia” y asumían los servicios de “beneficencia escolar” –¡difícil imaginar cómo!–, es decir servicio de “ropero infantil”, “desayuno escolar”, “peluquería escolar”, “causando una verdadera revolución en el régimen instruccionista de Colombia”41. CONCLUSIONES El propósito que impulsaba la República Liberal de integrar la nación política e ideológicamente, mediante la divulgación de información y de investigación sobre el territorio nacional, que muy precisamente abordó la Campaña de Cultura Aldeana, logró iniciar un primer reconocimiento sobre diversos aspectos de la realidad social colombiana, que hasta ese momento no habían sido objeto de análisis. Esta Campaña produjo estudios monográficos sobre los departamentos de Huila, Nariño, Guajira y Atlántico, en un espacio de tiempo de seis meses MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 297 y terminó cuando Luis López de Mesa se retiró del Ministerio de Educación. Los objetivos que llevaron a formular esta empresa posiblemente no se cum- plieron tal como se lo propuso el equipo de intelectuales que acompañaban al presidente López Pumarejo, sin embargo, las dinámicas que introdujo en las poblaciones que fueron objeto de la visita de la Comisión se pueden observar si se hace un detenido estudio sobre los cambios que se operaron en las regiones. En el caso del Departamento de Nariño, que hacía poco había puesto a prueba la solidaridad con el resto del país con ocasión del conflicto con el Perú, la visita de la Comisión de Cultura Aldeana se constituyó en uno de los factores de impulso a las actividades en el campo de la higienización, el mejoramiento de la vivienda, la educación, la organización de las bibliotecas aldeanas, el ornato y la planeación urbana, las cooperativas agrícolas y el turismo. Si bien las funciones de la Comisión no tuvieron larga duración, se despertó en la ciudad el interés por organizar las juntas cívicas, la Sociedad de Mejoras Públicas y otras actividades como las ferias del libro. De los intercambios y contactos que se suscitaron con la visita de la Comisión surgieron entidades –como la Sociedad de Mejoras Públicas, la Cruz Roja, el Club de Leones, el Cuerpo de Bomberos– que cumplieron funciones de intermediación entre la esfera oficial y la privada alrededor de las demandas, tanto de infraestructura que tenía el núcleo urbano, como también de intermediación social: plan regulador urbano, pavimentación de calles, sistema de manejo de aguas (acueducto y alcantarillado), luz eléctrica, construcción de vivienda para obreros, parques y zonas verdes, campañas de higienización, atención a desastres, etc. En el campo educativo, los ideales que trató de trasmitir la Comisión empalmaron muy bien con las instituciones educativas que habían iniciado actividades en la década del treinta como la Gran Normal de Occidente y la Escuela de Artes y Oficios y cuya orientación correspondía con el ideario propuesto por la República Liberal. Junto con la Universidad de Nariño, tales instituciones conformaron un motor de desarrollo para la región, que introdujo nuevos espacios para dotar a los jóvenes de herramientas huma- nísticas, científicas y técnicas, nuevas formas de habitar la ciudad y nuevos sistemas de enriquecer la cotidianidad de los habitantes. ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA298 NOTAS 1. HERRERA, Martha Cecilia. Modernización y escuela nueva en Colombia: 1914-1951. Bogotá: Plaza y Janés, 1999. p. 158. 2. SIERRA MEJÍA, Rubén (ed.). Republica Liberal: sociedad y cultura. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009. p. 11. 3. JIMÉNEZ, David “Revolución: imágenes, ideas, relatos”, en SIERRA MEJÍA, Rubén (ed.). República Liberal: sociedad y cultura. Op. cit., p. 397. 4. HENDERSON, James D. La modernización en Colombia. Los años de Laureano Gómez, 1889- 1965. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2006. p.308. 5. MOLINA, Gerardo. Las ideas liberales en Colombia. Tomo III, p. 19, citado por MOLANO, Alfredo y VERA, César. Evolución de la política educativa durante el siglo XX. Primera parte 1900-1957. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 1982. p. 75. 6. LÓPEZ DE MESA, Luis. De cómo se ha formado la nación colombiana. Texto original publicado en 1935. Medellín: Editorial Bedout, 1970. pp. 216-217. 7. Ibíd., p. 18. 8. Ibíd., pp. 100-101. 9. Ibíd., p. 104. 10. “Estatuto de la Aldea Colombiana”, El Radio, No. 160, Pasto, 7 de enero de 1935. 11. DÍAZ, Op. cit., p. 112. 12. Ibíd. 13. “El concepto de la Aldea”, El Derecho, Pasto, No. 830, 8 de septiembre de 1934. 14. “La Comisión de Cultura Aldeana”, El Radio, No. 212, 20 de abril de 1935. 15. OLANO, Ricardo. Memorias. Tomo I. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2004, p. 402. 16. Ibíd. 17. “Dije que teniendo los magníficos planos del acueducto, levantados hace algunos años por el Dr. Lobo Guerrero, deberían comenzar los trabajos sin demora para aprovechar los cien mil pesos que en esta vigencia tiene apropiados para ello el Gobierno Nacional. Que se podría construir con esa suma la boca-toma y conducir el agua hasta los tanques de distribución frente a la ciudad, y que teniendo el agua allí la terminación del acueducto era segura porque Pasto haría para ello un esfuerzo extraordinario”. OLANO, Op. cit., p. 404. 18. Ibíd. 19. Ibíd. Ricardo Olano, personaje cívico de Medellín, con una gran experiencia en asuntos urbanos, en su visita a Pasto se relacionó con Rafael Eraso Navarrete, quien acogió las reco- mendaciones para la modernización de la ciudad, en especial, la fundación de la Sociedad de Mejoras Públicas, lo que dio como resultado que en 1940 se estableciera en Pasto esta entidad, siendo el señor Eraso Navarrete su primer presidente. De este contacto surgió una estrecha amistad entre ambos líderes cívicos, hecho que contribuyó a que Rafael Eraso promoviera la elaboración del primer Plan Regulador de Pasto, en 1947, por contrato con el urbanista austríaco Karl Brunner y consiguiera la contratación de un técnico ecuatoriano, Jorge Ubidia Betancourt, para poblar de alevinos de trucha La Cocha, tal como lo había realizado el mencionado técnico en la Laguna de Tota, por gestión del gobierno nacional. Citado por ÁLVAREZ, María Teresa. “Imaginarios de nación y construcción de la memoria regional en las publicaciones periódicas del sur de Colombia. 1930-1954”. Informe de investigación. Pasto: Vicerrectoría de Investigaciones y Postgrados Universidad de Nariño, 2010, sin publicar. 20. RESTREPO, Alonso. Apuntes, notas y algunos comentarios del Médico de la Comisión de Cultura Aldeana que visitó el Departamento de Nariño. Medellín: Imprenta Oficial, 1935, pp. 3-4. MANUAL HISTORIA DE PASTO XI 299 21. ZALAMEA, Apuntes para una interpretación sociológica del Departamento de Nariño. Pasto 1935 y Carta a la Juventud Colombiana. 2ª. ed. Pasto: Colección Biblioteca del Centenario, Departamento de Nariño 1904-2004, 2005. p. 27-28. 22. Ibíd., p. 35. 23. Ibíd., p. 36. 24. Ibíd., p. 43. 25. Ibíd. 26. Ibíd., p. 51. 27. RESTREPO, Op. cit., p. 8. 28. ZALAMEA, Op. cit., p. 89. 29. Ibíd., p. 90. 30. Ibíd., p. 97. 31. Ibíd., p. 70. 32. ZALAMEA, Jorge. “La tarea que se nos ha encomendado se revela de gran facilidad en cuanto el pie se pone en contacto con vuestro territorio, dijo Zalamea en su conferencia de anteno- che”. El Radio, No. 271, 26 de abril de 1935. 33. SILVA, Op. cit., p. 90. 34. Ibíd., p. 92. 35. “Señor Alcalde o Corregidor: Se encuentra ya en el país parte de los depósitos de la Biblioteca Nacional y parte subiendo el río Magdalena, las cartillas que van a ser distribuidas gratuita- mente a las bibliotecas aldeanas de aquellos municipios y corregimientos que hayan cumplido con los requisitos exigidos por el Ministerio de Educación Nacional. Para obtenerlas todo lo que hay que hacer es lo siguiente: En los Corregimientos: a) Nombrar un maestro de escuelacomo director de la biblioteca en proyecto y construir un mueble que tenga 1.50 de alto, 2 m de largo, 40 cms. de fondo y los entrepaños colocados a distancia de 25 cm. Conviene ponerle una base para evitar la humedad y tapa encima para proteger los libros contra el polvo. b) Remitir a la biblioteca nacional el certificado de posesión del maestro nombrado bibliotecario y una fotografía o dibujo del mueble. En los municipios lo mismo más: c) Expedir un acuerdo por medio del cual el municipio se constituya en patrono de la biblioteca aldeana y apropie una partida anual para compra directa de libros. Esta suma puede ser de $1,00 en las poblaciones muy pobres, pues de lo que se trata es crear en todos el hábito de gastar algo todos los años en mejorar su biblioteca; d) si existe ya alguna, deben enviarse a la Biblioteca de Bogotá el nombre del director, número de lectores por día y mes y una fotografía de las estanterías; e) todas las poblaciones que reciban una biblioteca aldeana adquieren el compromiso de remitir a la Nacional de Bogotá el dato de los libros que obtengan por otros conductos y someterse a la reglamentación que oportunamente les será comunicada”. Citado en El Radio, “El Ministerio de Educación enviará importantes obras para las Bibliotecas Aldeanas. Lista de las obras”, No. 263, 21 de junio de 1935. 36. Ibíd. 37. Ibíd. 38. Ibíd. 39. RINCÓN, Carlos. “Canon y clásicos literarios en la década de 1930”, en Rincón, Carlos, Mo- jica, Sarah de y Gómez, Liliana (edit.). Iconos, lugares de memoria, cánones historiográficos y literarios en Colombia. Bogotá: Instituto Pensar, Universidad Libre de Berlín, 2010, en prensa. 40. Biblioteca Nacional. Archivo Samper Ortega, caja 13, carpeta 232, citado en SILVA, p.119. 41. Memoria del ministro de Educación al Congreso de 1934. Bogotá, Imprenta Nacional, 1934, 208-212. Citado por Renán Silva, pp. 159-160. ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA300 BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES ÁLVAREZ, María Teresa. “Imaginarios de nación y construcción de la memoria regional en las publicaciones periódicas del sur de Colombia. 1930-1954”. Informe de investigación. Pasto: Vi- cerrectoría de Investigaciones y Postgrados Universidad de Nariño, 2010, sin publicar. DÍAZ SOLER, Carlos Jilmar. El Pueblo: de sujeto dado a sujeto político por construir. El Caso de la Campaña de Cultura Aldeana en Colombia (1934-1936). Premio Nacional de Educación Francisca Radke. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 2005. HENDERSON, James D. La modernización en Colombia. Los años de Laureano Gómez, 1889-1965. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2006. HERRERA, Martha Cecilia. Modernización y escuela nueva en Colombia: 1914-1951. Bogotá: Plaza y Janés, 1999. JIMÉNEZ, David “Revolución: imágenes, ideas, relatos”, en SIERRA MEJIA, Rubén (ed.). República Liberal: sociedad y cultura. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009. LÓPEZ DE MESA, Luis. De cómo se ha formado la nación colombiana. Texto original publicado en 1935. Medellín: Editorial Bedout, 1970. MOLANO, Alfredo y VERA, César. Evolución de la política educativa durante el siglo XX. Primera parte 1900-1957. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 1982. OLANO, Ricardo. Memorias. Tomo I. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2004. RESTREPO, Alonso. Apuntes, notas y algunos comentarios del Médico de la Comisión de Cultura Aldeana que visitó el Departamento de Nariño. Medellín: Imprenta Oficial, 1935. RINCÓN, Carlos. “Canon y clásicos literarios en la década de 1930”, en Rincón, Carlos, Mojica, Sarah de y Gómez, Liliana (edit.). Iconos, lugares de memoria, cánones historiográficos y literarios en Colombia. Bogotá: Instituto Pensar, Universidad Libre de Berlín, 2010, en prensa. SIERRA MEJÍA, Rubén (ed.). República Liberal: sociedad y cultura. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009. ZALAMEA, Apuntes para una interpretación sociológica del departamento de Nariño. Pasto 1935 y Carta a la Juventud Colombiana. 2ª. ed. Pasto: Colección Biblioteca del Centenario, Departamento de Nariño 1904-2004, 2005. Periódicos El Derecho, 1934. El Radio, 1935.
Compartir