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357 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE 
A. GARCÍA Y BELLIDO EN AUGUSTOBRIGA (TALAVERA LA 
VIEJA, CÁCERES) 
 
Carlos J. Morán Sánchez1 
 
RESUMEN 
En 1958 y 1959 Antonio García y Bellido dirige dos campañas de excavación en 
Talavera la Vieja, un pequeño pueblo de la provincia de Cáceres asentado sobre la 
antigua ciudad romana de Augustobriga. Las excavaciones, que son ejecutadas en 
campo por José María Blázquez, pretenden arrojar luz sobre un asentamiento que es 
conocido desde antiguo a través de las fuentes y de los viajeros. La inminente 
construcción del pantano de Valdecañas inundará tanto la población como su territorio, 
por lo que las excavaciones serán, previsiblemente, las únicas intervenciones 
arqueológicas que podrán realizarse en el lugar. Finalizadas las campañas, A. García y 
Bellido publica en el Noticiario Arqueológico Hispano V, de 1962, un breve texto en el 
que bosqueja, a grandes rasgos, los trabajos realizados, anunciando su propósito de 
exponer los resultados obtenidos “en una memoria extensa” que se estaba preparando. 
La memoria definitiva, sin embargo, no llegó a publicarse. Inundada definitivamente 
Talavera la Vieja en 1963 y, bajo ella, Augustobriga, el conocimiento sobre la ciudad 
romana quedó limitado a hallazgos dispersos y esporádicos, en función de la bajada del 
nivel del agua del pantano. 
A través de los diarios de excavación y las notas de campo del profesor García 
Bellido, se intentarán concretar aspectos desconocidos de estas intervenciones. El 
análisis permitirá, a su vez, un acercamiento al modo de trabajo de campo de una de las 
figuras más relevantes de la arqueología española del siglo XX. 
 
Palabras Clave: Augustobriga, Historiografía de la Arqueología, Talavera la Vieja, 
Antonio García y Bellido. 
 
 
1 Instituto de Arqueología, Mérida (CSIC-Junta de Extremadura). carmoran@iam.csic.es 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 358 
ABSTRACT 
In 1958 and 1959 Antonio Garcia y Bellido directs excavations in Talavera la 
Vieja, a small town in the province of Caceres settled on the ancient Roman city of 
Augustobriga. The excavations, which are executed in the field by Jose Maria Blazquez, 
intended to shed light on a settlement which is known from ancient times through 
sources and travelers. The imminent construction of the dam flooded Valdecañas both 
population and its territory, so that excavations are, predictably, the only archaeological 
interventions that may be made on site. Finalized campaigns, A. Garcia and Bellido 
published in the Archaeological Newscast Hispanic V, 1962, a short text that outlines 
broadly, the work, announcing its intention to present the results obtained "in an 
extensive memory" that he was preparing. The final report, however, was never 
published. Flooded definitely Talavera la Vieja in 1963 and, under it, Augustobriga, 
knowledge of the Roman city was limited to scattered and sporadic findings, based on 
the falling water level of the marsh. 
Through excavation diaries and field notes of Professor Garcia Bellido, we will 
try to realize unknown aspects of these interventions. The analysis will, in turn, an 
approach mode fieldwork of one of the most important figures of twentieth century 
Spanish archeology. 
 
Keywords: Augustobriga, Historiography of Archaeology, Talavera la Vieja, Antonio 
García y Bellido. 
 
INTRODUCCIÓN 
Los trabajos de investigación que se han llevado a cabo sobre la población 
antigua de Talavera la Vieja han estado siempre condicionados por el destino de un 
territorio que fue inundado por el pantano de Valdecañas en 1963. A partir de esta 
fecha, la historiografía y los hallazgos dispersos han sido la única fuente de información 
sobre este enclave que conservaba numerosos restos visibles de época romana2, pero 
cuya raíz es indudablemente indígena3. Existían numerosos vestigios romanos y, en 
especial, los restos de dos edificios públicos4 identificados como templos por Ignacio de 
 
2 Morán, 1996; 2014; González Cordero, 1997; 1999; 2001; 2005; 2011; 2013; González 
Cordero – De Alvarado, 2003; González Cordero – Morán, 2006. 
3 Celestino – Jiménez, 2004; Jiménez, 2006; Salgado, e. p. 
4 Estos edificios eran el denominado “los mármoles” por conservar restos de estuco en las 
estrías de sus columnas y el denominado “la cilla” porque había sido reutilizado como granero. 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE A. GARCÍA Y BELLIDO EN… 
 359 
Hermosilla en su visita a la ciudad a finales del siglo XVIII (Hermosilla 1796). Este 
mismo autor documentó la existencia de un área porticada alrededor de estos dos 
edificios, así como un perímetro amurallado y otros numerosos restos arqueológicos, 
como inscripciones, fragmentos arquitectónicos y construcciones de distinta índole que 
indicaban la existencia de una población romana de cierta entidad (Morán 1996; 2014; 
González-Morán 2006). Otros numerosos viajeros y estudiosos visitan las ruinas de 
Talavera la Vieja y la mencionarán en sus escritos a lo largo del siglo XVIII y XIX, en 
algunos casos realizando las primeras representaciones gráficas de los dos edificios más 
significativos; también se formulan hipótesis variadas en relación al nombre de la 
antigua ciudad romana (Morán 1996). El hallazgo casual, a finales del siglo XIX, de un 
epígrafe dedicado al Senatus populusque augustobrigense (Fita 1887), vendrá a 
confirmar que la población es la Augustobriga de origen vetón citada por las fuentes 
(Salas 1985). La institución que se menciona en la inscripción, el senado, sugiere, por 
otra parte, que la población habría alcanzado el estatus de municipium. 
A comienzos del siglo XX, el edificio más emblemático (el denominado 
popularmente “los mármoles”) es sometido a estudio para valorar su estado de 
conservación, pues su localización al borde del barranco del río Tajo hace temer por la 
integridad de sus cimientos (Mélida 1919). El informe de José Ramón Mélida no 
propiciará intervenciones en el edificio, pero propone que los dos edificios mejor 
conservados sean declarados Patrimonio Nacional, lo que se materializará en 1931. 
Finalmente se acometerán trabajos de consolidación en “los mármoles” a comienzos de 
los años 50 (Morán 2014: 232). 
Las únicas excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la ciudad antes de su 
inundación por el pantano de Valdecañas fueron realizadas por Antonio García y 
Bellido, que publicó una noticia preliminar de los resultados de las campañas de 
excavación (García y Bellido 1962). A pesar de que la intención del profesor García y 
Bellido era realizar una memoria extensa, tal como indicaba en la publicación 
preliminar (op. cit.: 235), los datos completos nunca llegaron a ver la luz y han 
permanecido inéditos, en su mayoría, hasta este momento5. 
 
El primero de ellos era el mejor conservado, con un pórtico de seis columnas, cuatro al frente y 
dos en los laterales, rematadas por dinteles; sobre el intercolumnio central se alzaba un arco de 
medio punto. El segundo conservaba el podio completo y tres columnas incompletas de las 
cuatro que formarían su frente; la escalinata de acceso había sido desmontada, dejando al 
descubierto el relleno de hormigón. 
5 Algunas publicaciones han incluido datos seleccionados de la documentación inédita gracias 
a la generosidad de la familia García-Bellido, como, por ejemplo, Aguilar, 1997. La 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 360 
Estas circunstancias hacen que el análisis de esta documentación, en su conjunto, 
cobre una relevancia muy especial, pues aporta información desconocida sobre estas 
intervenciones y sobre la ciudad antigua; al mismo tiempo, permite acercarnos a la 
dinámica de trabajo de dosde las figuras más relevantes de la arqueología española del 
siglo XX: Antonio García y Bellido y uno de sus más conocidos discípulos, José María 
Blázquez6. 
 
LA DOCUMENTACIÓN 
La carpeta que contiene la documentación relativa a las excavaciones 
arqueológicas, realizadas entre 1958 y 1959, presenta varios tipos de documentos: 
correspondencia personal, diarios de excavación, fotografías, fichas epigráficas y calcos 
numismáticos. También se pueden encontrar numerosas notas, dibujos y planos 
realizados por el profesor García y Bellido durante los años que duraron las campañas 
arqueológicas. 
 
Correspondencia: 
La correspondencia está compuesta por siete misivas. La primera de ellas, por 
orden cronológico, está fechada el cuatro de marzo de 1958 y se trata de una copia de la 
carta mecanografiada enviada por Antonio García y Bellido a Juan Maluquer de Motes, 
que en ese momento era el delegado de zona del Ministerio7. Las seis cartas restantes 
están escritas a mano y son dirigidas por José María Blázquez a Antonio García y 
 
documentación completa, sin embargo, no ha sido analizada en conjunto hasta ahora. Esto ha 
sido posible, una vez más, gracias al interés y las facilidades que nos ha brindado Mª Paz 
García Bellido, a la que deseamos dejar constancia, a través de estas líneas, de nuestro 
agradecimiento por su altruismo e interés en que esta documentación fuera conocida. 
6 Nuestra intención era realizar una entrevista a José María Blázquez que arrojara luz sobre 
algunos aspectos de las intervenciones arqueológicas, ya que él desempeñó el trabajo de 
campo y escribió los diarios de excavación. A pesar de que habíamos solicitado esta entrevista, 
su enfermedad y posterior fallecimiento impidieron, lamentablemente, que llegara a realizarse. 
Sirvan estas líneas como recuerdo y homenaje al recientemente desaparecido profesor. 
7 El profesor Juan Maluquer había obtenido la cátedra de Arqueología, Epigrafía y Numismática 
en la Universidad de Salamanca en 1949, donde permaneció hasta 1959, año en que se 
trasladó a la Universidad de Barcelona (Blázquez, 1995: 194). En 1955 el profesor Maluquer, 
junto a otros seis catedráticos de arqueología españoles, entre los que se encontraba A. García 
y Bellido, enviaron un escrito al Ministerio denunciando la situación de la arqueología en 
España. La misiva desembocó finalmente en la disolución de la Comisaría General de 
Excavaciones Arqueológicas y en la creación, para sustituirla, del Servicio Nacional de 
Excavaciones Arqueológicas (Díaz-Andreu, Ramírez, 2001: 340-341). La nueva organización 
estableció doce delegaciones territoriales, una por cada distrito universitario, quedando 
Maluquer al frente de la delegación salmantina (Delibes, 2013: 409). 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE A. GARCÍA Y BELLIDO EN… 
 361 
Bellido para informarle del curso de las campañas arqueológicas que, como hemos 
comentado, se realizan en 1958 y 1959. (Fig. 1) 
 
 
Diarios de Excavación: 
Los diarios de excavación de las dos 
campañas llevadas a cabo están escritos en dos 
cuadernos distintos, cuadriculados, de los cuales sólo 
se conservan las hojas arrancadas, sin cubiertas. La 
campaña de 1958, que tiene lugar entre el 31 de 
marzo y parte del mes de abril, ocupa un total de 13 
páginas manuscritas por José María Blázquez. La 
campaña de 1959, entre el 21 y 30 de abril, está 
reflejada en 11 páginas. Se trata, por tanto, de una 
documentación un tanto escasa, pero que contiene 
datos de indudable interés. (Fig. 2) 
 
Notas y Dibujos: 
Entre la documentación destaca un conjunto numeroso de notas y dibujos 
realizados por A. García y Bellido que ofrece datos sobre los trabajos de 
documentación, llevados a cabo previamente a las excavaciones arqueológicas. De entre 
las diversas notas, existe un grupo numeroso de dibujos que están constituidos por los 
trabajos realizados por el profesor García y Bellido sobre el edificio romano mejor 
conservado de la población, el denominado comúnmente como “los mármoles”. Como 
puede comprobarse en la documentación, este edificio es minuciosamente dibujado y 
numerado piedra a piedra, tanto para su estudio arquitectónico y arqueológico como 
para la labor posterior de traslado a un nuevo enclave antes de la inundación de la 
Fig. 2: Detalle del Diario de 
Excavaciones escrito por J. 
M. Blázquez: año 1958. 
Fig. 1: Correspondencia: 
carta dirigida por A. García 
Bellido a J. Maluquer y 
sobre de correspondencia 
entre García y Bellido y J. 
M. Blázquez. 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 362 
ciudad. Para esta tarea el arqueólogo trabajará junto al 
arquitecto José María Menéndez Pidal, tal como 
anunciaba en su carta al profesor Maluquer (Cfr. fig. 1). 
(Fig. 3) 
 
Fotografías: 
Otro interesante bloque documental es el 
formado por las numerosas fotografías, tanto de las 
excavaciones arqueológicas y los hallazgos, como de 
los numerosos elementos dispersos que se encargan de 
reunir y documentar: fragmentos decorativos, 
arquitectónicos o epigráficos, incluyendo tres bustos 
encontrados en un área cercana a la 
ciudad8. En este sentido, resultan bastante 
expresivas las fotografías que se toman 
desde la torre de la Iglesia que muestran 
casi al completo el área excavada (Fig. 4). 
 
Fichas epigráficas y Numismática: 
Otro bloque de la documentación 
está compuesto por las notas y dibujos que 
el profesor García y Bellido realiza en 
relación a la epigrafía romana de 
Augustobriga. Las notas están tomadas a 
partir de fuentes que hablan de la ciudad, 
tales como las Relaciones Topográficas realizadas por Felipe II, y de autores y viajeros 
que han descrito sus antigüedades desde el siglo XVI, como Andreas Navagero o 
Ignacio de Hermosilla. Junto a las notas, realiza la copia y comparación de distintas 
lecturas de epígrafes procedentes de Talavera la vieja recogiendo la bibliografía que los 
cita. Dedica, además, una atención especial a las piezas que documenta en la villa. 
 
8 Se trata de los bustos encontrados en la Viña del Bobo (Jiménez de Gregorio, 1955) y que 
recientemente han pasado a formar parte de la exposición permanente del Museo Arqueológico 
Provincial de Cáceres, junto con la inscripción dedicada al Senado y el Pueblo 
augustobrigense. 
Fig. 3: Dibujos y mediciones 
de A. García y Bellido del 
edificio romano de “los 
mármoles” de Talavera la 
Vieja. 
Fig. 4: Varias fotografías de las 
excavaciones arqueológicas: a, vista 
desde la torre de la excavación en el área 
de la plaza; b, interior del edificio de “los 
mármoles” con muro de época anterior; c, 
zona de la torre adosada a la muralla; d, 
elementos epigráficos hallados durante las 
intervenciones. 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE A. GARCÍA Y BELLIDO EN… 
 363 
En cuanto a las fichas numismáticas, se trata de 10 calcos realizados sobre 
monedas exhumadas en la ciudad, con algunas notas reducidas sobre las lecturas de 
éstas. (Fig. 5) 
 
 
Artículos: 
Entre las notas y documentos existen dos artículos bibliográficos que, con toda 
probabilidad, constituyen una donación al profesor García y Bellido por parte de un 
antiguo alcalde del lugar, Alfredo Reguera Arroyo. El primero de ellos, con el título 
Augustobriga está publicado en 1947, en el suplemento de divulgación “Lugares de 
Extremadura”9. El segundo es un artículo mecanografiado que A. Reguera escribe en 
195010. El tema de este segundo artículo es el puente del Conde, que se situaba a cuatro 
kilómetros de Talavera la Vieja y cuyo origen era romano (González Cordero 1999: 18). 
Sobre el interés que suscita en A. García y Bellido esta construcción hablaremos más 
adelante, pero sin duda el artículo de Reguera le inspiró para tomar notas y fotografiar 
los restos delpuente. 
 
ANÁLISIS DE LA DOCUMENTACIÓN: LAS EXCAVACIONES 
ARQUEOLÓGICAS. 
El proyecto de los trabajos arqueológicos en Talavera la Vieja por parte del 
profesor García y Bellido debió tener su origen en los primeros contactos con la 
arquitectura romana en Extremadura. En su monografía Arquitectura Romana (1929: 
20) ya menciona el edificio de “los mármoles”, que en ese momento identifica como 
“curia o basílica” y que, en función de los particulares capiteles, fecha en torno al siglo 
IV d. C., incluyendo una fotografía (op. cit.: lám. XX). Los distintos estudios que llevó 
a cabo en lugares como Cáparra, Mérida o Zalamea de la Serena, por mencionar 
algunos, ponen de manifiesto su interés por los edificios romanos extremeños. Es en 
este contexto en el que se insertan los estudios en Talavera la Vieja que, sin embargo, 
 
9 Publicado en octubre de 1947 por la Imprenta “La Minerva”, de Cáceres. 
10 Lo fecha el 9 de enero de 1950, aunque seguramente sea una copia del artículo que publicó 
en el Diario Extremadura el 5 de enero de 1950, nº 854. 
Fig. 5: Ficha epigráfica sobre la 
inscripción dedicada al senado y 
el pueblo augustobrigense y calco 
y notas sobre numismática. 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 364 
sea porque no publicó la Memoria final de los trabajos o porque la documentación ha 
permanecido separada del resto de su archivo, apenas se mencionan fugazmente en 
algunos de los numerosos estudios de conjunto que se han realizado sobre la figura del 
arqueólogo (Bendala et alii, 2005: 38, 82) o incluso se obvia en las recopilaciones 
bibliográficas la noticia preliminar de las excavaciones talaverinas publicada en el 
Noticiario Arqueológico Hispánico (Blánquez - Pérez 2004: 323 y ss.). 
La primera toma de contacto con el principal edificio augustobrigense para su 
inclusión en Arquitectura romana y el conocimiento del proyecto de construcción del 
pantano de Valdecañas y, por tanto, de la futura inundación de la población, habrían 
impulsado al profesor a iniciar una serie de viajes preparatorios a partir de los años 50 
(García Iglesias 1998: 29), que se concretarían en dos campañas de excavación en 1958 
y 1959. No obstante, a estas dos campañas les precedieron trabajos de documentación y 
algunas intervenciones preliminares, tal como puede deducirse de las notas de campo, 
alguna de las cuales se remonta a 1951. El propio García y Bellido (1962: 235, nota 4) 
sitúa el comienzo de los trabajos en 1956 y en algunos de sus apuntes se hace referencia 
a “catas” realizadas en 1957. Del mismo modo, realiza una serie de viajes para 
planificar las campañas de excavación días antes de que comiencen (Cfr. fig. 1), y 
aprovecha estas visitas para tomar notas sobre aspectos concretos. (Fig. 6) 
 
Fig. 6: Anotación tomada en viaje de preparación previo a la campaña de excavaciones de 
1958 (izquierda) y notas que evidencian la existencia de trabajos arqueológicos previos a las 
campañas oficiales de 1958 y 1959 (derecha). 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE A. GARCÍA Y BELLIDO EN… 
 365 
 
El equipo de trabajo: 
La primera de las cartas, por orden cronológico (Cfr. fig. 1), anuncia los 
preparativos de las excavaciones arqueológicas y presenta al equipo de trabajo que 
habría estado compuesto por el propio A. García y Bellido, José María Blázquez, 
Mrcelo Vigil, Luís Monteagudo11 y el apoyo de José Menéndez Pidal. Este último será 
el encargado, con el auxilio inestimable del arqueólogo, de desmontar y trasladar el 
podio y columnata del edificio conocido como “los mármoles”12. Por otra parte, en la 
misma misiva se sugiere la dirección de los trabajos por parte de Maluquer, algo 
perfectamente comprensible debido a que éste era el delegado territorial del Servicio 
Nacional de Excavaciones Arqueológicas en la zona de Salamanca, que comprendía 
también, entre otras, la provincia de Cáceres (Cfr. nota 5). No obstante, la dirección 
efectiva de los trabajos recaerá finalmente en García y Bellido. 
 
El planteamiento de las intervenciones 
La presencia del arquitecto conservador de zona, es decir, José Menéndez Pidal, 
se debe al traslado que ha de efectuarse del edificio de “los mármoles”. Aunque García 
y Bellido afirma que la “compañía constructora está obligada a hacer” el traslado de los 
restos arqueológicos (op. cit. 1962: 235), hemos podido comprobar que es, 
precisamente, una iniciativa de Hidroeléctrica Española en su proyecto general sobre la 
construcción del Pantano. En la Memoria de este documento se propone que 
 
11 En las escasas referencias que se han hecho a estas excavaciones en la bibliografía 
posterior, se mencionan algunos miembros más del equipo de trabajo. Así, el propio Blázquez 
(Bendala et alii, 2005: 82) sitúa en las intervenciones a Guadalupe López Monteagudo, extremo 
que la propia investigadora ha negado y achaca el dato a un lapsus de su maestro. García 
Iglesias (1998: 29), por su parte, sitúa en las mismas a Luís Monteagudo, una presencia que sí 
sería posible (excavó con García y Bellido en Julióbriga en esta misma época) y que habría 
producido –por la coincidencia de apellidos- la confusión del profesor Blázquez. No obstante, la 
colaboración en las excavaciones de Talavera la Vieja del arqueólogo gallego sólo está 
avalada en la documentación por su mención como autor de una de las fotografías (tomada en 
1957), sin que exista mención en la correspondencia entre García y Bellido y Blázquez, al 
contrario que ocurre con los otros miembros del equipo (Marcelo Vigil incluso envía recuerdos 
al profesor en alguna de las cartas). 
12 Nuestras indagaciones en busca del proyecto del traslado del templo romano no han 
obtenido fruto ni en el Archivo General de la Administración ni en el Archivo de Iberdrola 
(anteriormente Hidroeléctrica Española). En este sentido debemos agradecer a la fundación 
Iberdrola y particularmente a Germán Delibes de Castro, patrono de esta fundación y 
catedrático de prehistoria de la Universidad de Valladolid, todas las atenciones y facilidades en 
nuestra búsqueda de este proyecto. También merece una mención especial Juan Carlos 
García Adán, responsable del Archivo Histórico de Iberdrola en Alcántara (Cáceres) por su 
interés por poner a nuestra disposición toda la documentación referente al edificio romano. 
Planteamos la localización del proyecto de traslado redactado por Menéndez Pidal como un 
reto para el futuro. 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 366 
“Seguramente, la conservación de estas ruinas será de interés para el Tesoro 
Arqueológico Nacional y en consecuencia las Concesionarias proponen desmontarlas y 
embalarlas cuidadosa y ordenadamente, poniéndolas a disposición de las autoridades o 
entidades oficiales para que puedan darles el destino que estimen más conveniente” 13. 
El traslado, por tanto, se convierte en una realidad que se contempla desde el 
principio tanto por la Compañía Hidroeléctrica como por la Administración. 
A. García y Bellido afirma que solicita la ayuda de Menéndez Pidal para el 
estudio y levantamiento de planos (op. cit. 1962: 235). Esta colaboración entre 
arqueólogo y arquitecto de zona no sería la primera, pues juntos estaban trabajando 
también en el Dystilo sepulcral de Zalamea de la Serena (Badajoz) en el año 1957; fruto 
de esta cooperación surgió una monografía sobre esta construcción romana (García y 
Bellido y Menéndez Pidal 1963). 
La implicación del arqueólogo con el traslado de este edificio explica, en parte, 
el celo que pone en dibujarlo piedra a piedra, midiendo cada una de las piezas y 
haciendo un verdadero estudio de los elementos originales, los repuestos y de su 
posición en el edificio. Estamos convencidos de que los dibujos del arqueólogo fueron 
indispensables en el proyecto de traslado redactado por Menéndez Pidal que, como 
hemos comentado, no hemos podido localizar (Cfr. nota 10).(Fig. 7) 
No obstante, este estudio detallado de los edificios será uno de los sellos de 
trabajo de A. García y Bellido. Así, dibujos similares a los del edificio talaverino se 
pueden observar, por ejemplo, en sus trabajos en el templo de Córdoba (Blánquez y 
Pérez 2004: 164). 
Otro de los 
objetivos que se 
planteaba el 
arqueólogo en las 
intervenciones era 
estudiar el edificio 
para concretar su 
forma y función. El 
debate sobre su 
 
13 “Proyecto General de Aprovechamiento Hidroeléctrico del Río Tajo-Tramo A. Parte II. Salto 
de Valdecañas. Memoria”. Archivo Histórico de Iberdrola, Alcántara (Cáceres). La memoria se 
redacta en 1956. 
Fig. 7: Uno de los dibujos de medición y estudio de “los 
mármoles” realizado por A. García y Bellido. 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE A. GARCÍA Y BELLIDO EN… 
 367 
funcionalidad ya estaba presente en la historiografía anterior. De este modo había sido 
considerado, en las primeras noticias, como templo (Hermosilla 1796: 354 y ss.; Ponz 
1784: T. VII, carta V: 82-83; Viu 1846: 15) y posteriormente como curia, idea que es 
defendida por Mélida (Mélida 1919: 12 y ss.; Tovar 1976: 235) y posteriormente 
seguida por otros investigadores, entre ellos el propio García y Bellido. No obstante, a 
pesar de que en un principio el profesor García y Bellido siguió la corriente de Mélida 
de considerar el edificio como curia (García y Bellido 1929: 20), cuando inicia las 
excavaciones en Talavera la Vieja lo hace convencido del carácter cultual del edificio. 
Así, se proponía buscar la escalinata de acceso que hubo de tener el edificio (cuya 
aparente carencia era para Mélida uno de los motivos por los que no sería un templo). 
Aunque finalmente no se encontró la escalinata en las excavaciones, existían suficientes 
vestigios que 
apuntaban a la 
presencia de, al 
menos, tres 
escalones: las 
antae laterales, de 
las que se 
conservaba parte y 
la diferencia de 
cota con el suelo 
desde el acceso, así 
lo indicaban, según 
el profesor. 
Uno de los 
nuevos hallazgos que destaca García y Bellido en sus notas es la constatación de retalles 
en el arco de medio punto que se sitúa en el frontón. Estos rebajes en la piedra son 
identificados por el arqueólogo como apoyos para la inserción de un epígrafe. (Fig. 8) 
En base a estos datos, García y Bellido se forma una imagen de este edificio (al 
que ya considera templo sin ninguna duda) que plasma en un pequeño boceto, precursor 
de lo que podría haber sido una de sus conocidas reconstrucciones ideales14. En este 
 
14 Como es de sobra conocido, García y Bellido fue un dibujante excepcional, capacidad que 
puso al servicio de su profesión, tanto para la ejecución de planos como para todo tipo de 
Fig. 8: Notas en las que García y Bellido constata la existencia de 
rebajes para situar una inscripción en el frontón del templo de “los 
mármoles”. 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 368 
boceto, el arqueólogo sitúa los elementos que puede constatar en las intervenciones: la 
escalinata de acceso y la 
inscripción monumental en el 
frontón (Fig. 9). La 
representación muestra un 
templo próstilo y tetrástilo 
que difiere de la 
interpretación de Hermosilla, 
que en el siglo XVIII había 
dibujado la planta del edificio 
rodeado de columnas 
(Hermosilla 1796: Estampa 
séptima). 
Otra de las novedades que se pueden documentar en las excavaciones es la 
presencia de una estructura de forma cuadrangular en el espacio situado a la izquierda 
(mirado de frente) del templo de “los mármoles”. Los arqueólogos denominan 
“supuesto altar” a esta construcción, sin tener 
muy clara su función. La disposición reutiliza 
elementos arquitectónicos como molduras y otros 
elementos trabajados y está en relación con el 
“supuesto aljibe” que el profesor García y Bellido 
pone en correspondencia planimétrica con los 
otros dos templos (1962: 236), precisamente 
donde Hermosilla había supuesto la existencia de 
un tercer edificio cultual. Conserva un rectángulo 
excavado de 1,44 x 1,25 m. y 0,62 cm. de 
profundidad, e incluye un tubo de plomo que 
sirve de desagüe (Fig. 10). 
Las intervenciones también se centraron 
en comprobar la existencia y confirmar la 
distribución del gran pórtico que Hermosilla dibujó alrededor de los templos. Las 
excavaciones arqueológicas pusieron de manifiesto la existencia de basas de columnas 
 
dibujos de piezas o elementos arquitectónicos. Una de sus reconstrucciones ideales más 
conocidas es, quizá, la del templo romano de Córdoba (Cfr. Jiménez 2004: 168). 
Fig. 9: El templo de “los mármoles” en el boceto de García 
y Bellido, con la escalinata de acceso y la inscripción 
monumental en el frontón. 
Fig. 10: Elementos arquitectónicos 
reutilizados en canal. Fotografía: 
José Ángel Salgado. 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE A. GARCÍA Y BELLIDO EN… 
 369 
en correspondencia con los dibujos del siglo XVIII15, aunque la esquina del pórtico no 
correspondía con éstos. Así, se pudo comprobar que el ángulo de esta gran plaza 
porticada se prolongaba hacia el Sur y no quedaba en línea con las columnas del templo 
más pequeño (“la cilla”), sino que llegaba hasta la mitad de este edificio. De este modo, 
el pórtico presentaba una imagen más cuadrada y mucho más lógica en la composición 
general del espacio. Dicho en palabras de Blázquez, en misiva a García y Bellido16, “un 
pórtico tal como le pone Cornide sería desmesuradamente ancho, y tal como aparece es 
una verdadera monada”. Se documenta, no sólo una basa de columna más de lado, sino 
también la basa de la columna que cerraba el pórtico junto al templo de “la cilla” y la 
pared de fondo de toda esta construcción (Fig. 11). 
 
 
Fig. 11: Fotografía desde el campanario de parte de las intervenciones. A la izquierda el muro 
de la arruinada cilla. en el centro las dos basas de columnas que constituyen el cierre sureste 
del pórtico del foro. 
 
La delimitación del recinto mural y los restos que afloraban al Sur de la ciudad 
fueron también objetivo de los estudios. Entre la documentación se encuentran 
anotaciones de trabajo sobre las murallas, en concreto de los comentarios sobre estas en 
 
15 Es decir, los que se incluyeron en la Memoria redactada por Ignacio de Hermosilla y continuada y 
completada por José de Córnide. 
16 Carta nº 2, de fecha 01/04/1958, enviada por José Mª Blázquez desde Talavera la Vieja a Antonio 
García y Bellido en Sevilla. 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 370 
las Relaciones Topográficas de Felipe II y en la Memoria de I. de Hermosilla. Con el 
propósito de conocer el trazado de esta construcción, que describía un semicírculo que 
llegaba hasta el río Tajo por ambos extremos, se excavó en la zona donde 
supuestamente se situaría la puerta Sur de la ciudad. En este lugar se pudieron 
documentar dos torres, flanqueando la puerta, de las que se excavó completamente una 
de ellas. No existen, sin embargo, notas en el diario de excavaciones que hablen sobre 
estas intervenciones, ni siquiera comentarios en la correspondencia entre los 
arqueólogos. No obstante, el profesor García y Bellido teoriza, en la noticia preliminar, 
sobre la posibilidad de que el paramento superior de los muros fuera de adobe, pues 
conservan una superficie lisa (op. cit. 1962: 236). En una de las notas conservadas, el 
profesor había apuntado el caso de Gela como un posible paralelo, pues sus muros 
estaban construidos de aparejo irregular hasta cierta altura y el resto en adobe17, aunque 
finalmente no cita esta posible correspondencia. Por otra parte, únicamente dos 
fotografías ilustran el momento de las excavaciones en este sector (Cfr.fig. 4-c). La 
torre es dibujada y publicada por García y Bellido en el Noticiario Arqueológico 
Hispano, con indicación de las áreas excavadas (op. cit. 1962: lám. CLXXI). 
No se recogen en las notas de campo comentarios sobre las excavaciones en la 
zona que se situaba al sur del foro. A. García y Bellido expone que se trataría del 
peristilo de una gran domus, cuyos muros podían rastrearse entre las viviendas, en 
perfecta correspondencia planimétrica con el área pública. 
Además de las intervenciones arqueológicas, García y Bellido se propone la 
copia y recuperación de todos los epígrafes encontrados en la ciudad, tal como 
manifiesta en sus notas y fichas epigráficas. Llega, incluso, a pedir permiso a 
particulares para desmontar las piezas de las paredes donde se hallaban embutidas. Del 
mismo modo obra con los elementos arquitectónicos o escultóricos variados que puede 
encontrar en toda la población. Con todos estos materiales, depositados en la secretaría 
del ayuntamiento, pretende crear un pequeño museo o colección, tal como indica en sus 
notas. Desgraciadamente, esta colección pasó a manos de particulares cuando se 
produjo el abandono forzoso del pueblo, produciendo la dispersión y pérdida de algunas 
piezas. 
 
17 Concretamente anota la referencia de la Revue archéologique, 49, 1957, 20; que se corresponde 
con un trabajo de Dino Adamesteanu titulado “Nouvelles fouilles a Géla et das l’arriére-pays. A-Géla 
(1er partie)”. 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE A. GARCÍA Y BELLIDO EN… 
 371 
Otro elemento de estudio que atrajo la atención del arqueólogo, dentro del 
contexto de la ciudad romana, fue el Puente del Conde, a pesar de que se ha considerado 
en alguna ocasión que lo ignoró (González Cordero 1999: 22). De esta construcción, 
cuya base romana parece bastante evidente, obtiene algunas fotografías que se 
conservan en la documentación, y toma nota de sus medidas (Fig. 12). Por otra parte, 
entre los artículos que forman parte de la documentación se encontraba el ya referido de 
Alfredo Reguera centrado en este edificio, que habría sido donado al profesor por este 
autor. Es muy probable que García y Bellido se reservara las consideraciones sobre este 
puente, clave en las comunicaciones de la ciudad (González Cordero 1999: 10-29), para 
la memoria que tenía proyectada publicar y de ahí que no haga ninguna referencia a esta 
edificación en la noticia preliminar. 
 
Fig. 12: Notas y fotografía sobre el Puente del Conde tomadas por A. García y Bellido. 
 
A MODO DE RECAPITULACIÓN 
La documentación inédita de las excavaciones arqueológicas en Talavera la 
Vieja ofrece la posibilidad de intentar obtener algunos datos sobre un yacimiento que se 
extingue al ritmo del batir del agua del pantano de Valdecañas. 
Se trata de una documentación incompleta, pues de su análisis se infiere que las 
catas realizadas en el año 1956 y 1957 apenas se reducen a unas pequeñas notas que nos 
ofrecen la certeza de su existencia, pero que no dejan vislumbrar las áreas que se 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 372 
abarcaron. Indirectamente podemos deducir estos trabajos tanto de la documentación de 
las campañas de 1957 y 1958 como de la correspondencia de estos años y de la noticia 
preliminar publicada por A. García y Bellido en el Noticiario Arqueológico Hispano. 
A pesar de estas lagunas en la documentación, pueden extraerse interesantes 
conclusiones sobre las intervenciones llevadas a cabo. La primera de ellas, patente a lo 
largo de toda la documentación, es la inexistencia de una estratigrafía definida. En todos 
los sectores abordados los estratos aparecen revueltos y los hallazgos de distinta época 
se encuentran mezclados. El solar, abandonado en una época imprecisa a partir del siglo 
IV o V, fue ocupado nuevamente a finales del siglo XV para fundar Talavera la Vieja 
(Morán 2014: 224). Debió ser en este momento cuando se aprovechó todo el material 
constructivo posible de época romana, y muchos de los cimientos de la antigua 
población se removieron para la construcción de la nueva. La ciudad romana, además, 
se asentaba inmediatamente encima del emplazamiento indígena, que aflorará en todas 
las áreas excavadas por García y Bellido18. La mezcla generalizada de los materiales se 
refleja en los diarios de excavación, que detalla que en un mismo sector conviven 
hallazgos de fragmentos de escultura de factura romana, cerámica negra de raíz 
indígena y cerámica de tipo talaverano. 
En este mismo sentido, llama la atención la afirmación de García y Bellido de la 
inexistencia de terra sigillata ni en Augustobriga ni en sus inmediaciones. En la 
correspondencia, Blázquez sí comenta el hallazgo de algunos fragmentos de este tipo de 
cerámica, aunque el comentario de García y Bellido estaría referido a la poca 
representación en Augustobriga de este material en comparación con otros yacimientos 
romanos. 
Otro factor que determina, restringiendo, los resultados de las intervenciones, es 
el hecho de que aún estaba habitada la población mientras se realizan los trabajos. De 
este modo, en el diario de excavación, en la correspondencia y en las notas de campo, 
son abundantes las referencias a que se debían interrumpir los trabajos con un margen 
 
18 En 2007 y 2009, aprovechando la bajada de las aguas del Pantano de Valdecañas, se 
acometieron sendas campañas de excavación arqueológica desde el Instituto de Arqueología 
de Mérida. El interés de estos trabajos, dirigidos por Sebastián Celestino y ejecutados en 
campo por José Ángel Salgado, estribaba en la definición de los niveles indígenas, 
directamente relacionados con la aparición de un importante tesoro de raigambre orientalizante 
(Celestino-Jiménez 2004; Jiménez 2006). En los trabajos, cuyos resultados están a punto de 
ver la luz (Salgado, e.p.), se pudo constatar que las intervenciones de García y Bellido habían 
llegado, en casi todos los casos, a los niveles prerromanos, pues los romanos apoyaban 
directamente en estos. Aprovechamos la ocasión para agradecer a José Ángel Salgado todas 
sus valiosas apreciaciones en relación al yacimiento y la información sobre las intervenciones. 
LA DOCUMENTACIÓN INÉDITA DE LAS EXCAVACIONES DE A. GARCÍA Y BELLIDO EN… 
 373 
necesario para no entorpecer el acceso a las casas, o bien que los restos continuaban por 
debajo de éstas sin poder clarificar, a menudo, la función de los mismos. Las 
dificultades espaciales condicionan también el sistema de excavación, que se organiza 
en grandes zanjas que pretenden esclarecer en el menor tiempo posible los aspectos 
urbanísticos a partir de los elementos conocidos. A pesar de los inconvenientes, la 
generalización de las intervenciones por las áreas públicas permite redefinir la imagen 
del foro que había dibujado I. de Hermosilla, aumentando su extensión en el lado Sur. 
Del mismo modo, pueden delimitarse el área trasera del foro que se define como el gran 
peristilo de una domus, Esta zona también pudiera ser, en nuestra opinión, otro sector de 
carácter público relacionada con el propio foro; así parece sugerirlo la correspondencia 
planimétrica del canal que pudo documentarse aquí con la configuración de la plaza 
donde se situaban los templos. 
Uno de los elementos más novedosos es la aportación de la que sería la visión de 
Antonio García y Bellido sobre el edificio de “los mármoles”. Su observación sobre los 
retalles en el arco de medio punto para la posible colocación de una inscripción serían 
un argumento de la originalidad de este elemento. Tras las excavaciones y la 
constatación de la existencia de antae, García y Bellido recrea la imagen de un edificio 
de culto, con una pequeña escalinata y la inscripción sobre el frontón19 (Cfr. fig. 9). Se 
desmarca, así, de su primera consideración de este edificio como posible curia. Por otraparte, el arqueólogo no realiza en sus notas ninguna consideración sobre una posible 
reforma de este edificio en la zona del arquitrabe, una teoría barajada por algunos 
autores debido a la extrañeza de los capiteles, que han sido definidos como “mutilados” 
(Barrera 2000: 143-244). 
Un aspecto destacado de las deducciones que pueden hacerse a la luz de la 
documentación, es el importante papel que, sin duda, tuvo Antonio García y Bellido en 
el traslado del edificio de “los mármoles” para salvarlo de la inundación. Los detallados 
dibujos, piedra a piedra, así como sus notas fueron, no cabe duda, la hoja de ruta 
marcada para el levantamiento realizado por José Menéndez Pidal. Como ya hemos 
comentado, la colaboración con el arquitecto ya tenía precedentes y ambos 
profesionales se complementaron a la hora de realizar este complejo proceso. La 
imposibilidad de hallar el proyecto de levantamiento que hubo de realizar José 
 
19 Los fragmentos de inscripciones encontrados en las intervenciones, alguno de ellos quizá 
perteneciente a una inscripción monumental, están siendo estudiados pormenorizadamente por 
la Dra. Helena Gimeno Pascual. 
 CARLOS J. MORÁN SÁNCHEZ 
 374 
Menéndez Pidal ha impedido constatar el alcance real de esta colaboración que, por otra 
parte, queda bastante patente en los dibujos del arqueólogo. 
No pretendemos ni deseamos hacer una conclusión que cierre el estudio de esta 
documentación. Estamos convencidos de que es posible y necesario continuar leyendo 
con detenimiento cada palabra de los diarios y cartas y estudiando cada nota o fotografía 
para exprimir una información que es única y que nos ofrece, si no gran luz, sí pequeños 
destellos sobre la configuración de una ciudad romana prácticamente perdida. De este 
modo recuperamos también el espíritu que el arqueólogo tenía en relación a estas 
intervenciones, pues en numerosas notas hace referencia a una continuación de los 
trabajos cuando la población no estuviera habitada y a la publicación de una memoria 
extensa que nunca se produjo. Entre la documentación encontramos una fotografía 
fechada en el año 1966 en la que se puede observar el edificio de “los mármoles” en su 
emplazamiento actual. Esta imagen nos sugiere que Antonio García y Bellido tenía en 
su pensamiento esta ciudad romana años después de las intervenciones, aunque, por 
motivos que hoy se nos escapan, nunca llegara a publicar estos datos. 
 
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