Logo Studenta

En nuestra tierra La mitología de los Valles Andinos

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

129
:_año_i .
l_Núm. 18 - Proteo REVISTA
SEMANAL
lf cctor: ANGEL FALCO — Jefe de redacción: MARTIN CIRES YRIGOYEN
Dibujante: JUAN HOHMANN
Buenos Aires, 9 de Diciembre de 1916
En nuestra tierra
La Mitología de los Valles Andinos
{De un libro que aparecetd en breve)
de „"' Ij0,S valIistas del Norte son los últimos descendientes
d el " puebI° que for mó parte del imperio Inca. En la figura
de ^ d ’ seca ’ ; en el color moreno, bronceado; en el rostro
tica° J0S pequeños y , en la expresión de impasibilidad enigmá-
t e ’ Se rev elan los últimos rastros de la raza histórica. Los an-
tos H d0S , fueron artistas - p ocos lugares hay tan ricos en. res-
Lifu? e ee ™ mÍea COmo ^° 8 vades andinos del antiguo país de los
El ?! 88 y de l0S Calchaquíes> desde La Rioja hasta Jujuy.
do 1 n ° era tan Perfeccionado como el del Perú, el modela-
tie'n a pintura y el grabado son más rudimentarios, las figuras
di en algo de grotesco y de pueril; pero el estilo y los proce-
entos son indudablemente peruanos.
t. 00a IVlaS beIIas que Ias estam Pas prehistóricas dibujadas en las
c 0l ! y que las estatuas groseramente esculpidas en la piedra,
Üzad an8e Cn ! a ima S inaci ón de los vallistas las visiones idea
va , US P01 fábula popular y las deidades pintorescas y sal-
e,s de la mitología indiana.
sodi. ] 'jlr rolklore ” de la regi6n andina en el Norte es una rap-
p 0 ]i ta / e ^yendas cristianas y de mitos indígenas. El antiguo
0 ] Sni ? P eruan o sobrevive en los lejanos valles, y los mesti-
niismo tiempo que practican los ritos de la iglesia cató-
13°
lica, adoran n Pachamama y a los dioses menores del paga» 18 '
mo incaico.
Pachamama, la “santa tierra”, la madre de todos y de
do, es la Cibeles india. Los hombres la invocan al sembrar P a '
ra recoger ópimas cosechas, al hilar la lana para que los
llones no se corten, al marear los corderos y las cabras P ar ,
que se reproduzcan próvidamente los ganados, al cazar las v
cuñas y los guanacos para obtener muchas piezas, al trasmo
tar los cerros para evitar el “sorocho”. _ .
Pachamama es bondadosa y maternal, a diferencia de L
qui que personifica la maldad y castiga a los hombres Pi
cándoles el infortunio. El pueblo procura aplacar la cólera
Chiqui, la iracunda divinidad, con una fiesta que se iea
todavía en Catamarca y en el Valle Vicioso de La Rioja,
esa ceremonia se sacrifican guanacos y avestruces y se os
bajo los algarrobos, mientras los fieles entonan y danzan a
dedor del fuego, tomados de la mano y siguiendo con la ca ¡
za el ritmo grave de una vieja canción religiosa. Entrega
después, a libaciones. . „ y
Llastay, dios de la caza, es el protector dq las vicuu
de los guanacos; en Salta y en Bolivia toma el nombre de
quena y vaga, noctámbulo, por los cerros conduciendo sus
baños, cargados de plata, a las minas de Potosí para que
tesoros nunca se extingan. ^-
Huairapuca, madre rugidora de los vientos que azo a
ribundos las alturas y las cumbres glaciales, es diosa nía e
persigue a las lluvias bienhechoras y disipa las nubes.. La
gría está simbolizada en Pujllay, dios burlesco, charlatán y ^ ^
yaso, el arlequín de los indios, que preside con risa sonoi
fiesta de “la Chaya”, carnaval en cuyo día se bebe y se^ gl
En los valles benignos, abrigados por las montana-» .j
cielo es puro y la atmósfera diáfana; ningún elemento ^
castiga la existencia; los labradores trabajan sin pena y 1 ^
rra regada recompensa el esfuerzo con frutos copiosos, i ^
da es allí, para el hombre, más sonriente y más dulce que
soledad de las llanuras monótonas y silenciosas...
Carlos Ibarguren
	En nuestra tierra

Continuar navegando

Otros materiales