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APOYO TÉCNICO A LOS SAIP. RESÚMENES DE PUBLICACIONES PERIÓDICAS Autores: Simón P, Barrio IM. Publicado en: Revista de Calidad Asistencial 2004;19(7);460-472. Se puede consultar en: http://db.doyma.es/cgibin/wdbcgi.exe/doyma/ mrevista_info.sobre?pident_revista=256 Correo electrónico del autor: pablo.simon.easp@juntadeandalucia.es JUSTIFICACIÓN La participación del paciente en la toma de decisiones clínicas que le afectan es, si cabe, más compleja cuando el paciente está incapacitado. Sin embargo una asistencia de calidad y ética debe estar preparada para responder en estas circunstancias. La “planificación anticipada de las decisiones” en España se ampara en el Convenio de Oviedo, la LAP y en las diferentes normas autonómicas. OBJETIVOS Revisar históricamente y presentar la actual legislación nacional y autonómica de las instrucciones previas o voluntades anticipadas. TIPO DE ESTUDIO Revisión de la literatura y de la evolución de la norma jurídica en nuestro país sobre consentimiento por representación, testamento vital y voluntades anticipadas. RESULTADOS La entrada en vigor del Convenio de Oviedo (1 de enero de 2000) es utilizada por los autores como pretexto para diferenciar la situación jurídica española hasta esa fecha y con posterioridad a la misma. Específicamente en el artículo sexto del Convenio de Oviedo se especifican las condiciones en que deben tomarse decisiones clínicas sobre un paciente incapaz. Este tema, desde un punto de vista legal, es complejo ya que la práctica COMENTARIOS Existe una cierta confusión sobre el uso de los términos de paciente, usuario y cliente, confusión que venimos arrastrando desde hace tiempo. Por un lado, se ha preferido el término de “usuario”, en el sector sanitario público, para diferenciarlo del de “cliente” de una empresa con ánimo de lucro ya que, el primero, se beneficia de una prestación de servicio sin hacer frente a su coste real y sin que exista afán de lucro por tal prestación. Por otro lado, están quienes entienden que el término “cliente” respondería a esa nueva forma en que se quiere resaltar que no es posible, tampoco en los servicios públicos, ignorar las preferencias de las personas a las que van dirigidos los servicios, y que es necesario “redescubrir al cliente de los servicios públicos”. La época de los monopolios, donde la falta de competencia hacía que se relejaran determinados aspectos de la atención al ciudadano, se entiende que parece ya de otra época. Y, aún, desde una posición más ecléctica, se reivindica el uso del término paciente, entendido como un tipo de cliente especial de unos determinados tipos de servicios . De forma esquemática, en la figura 1, se recogen algunas de las características que diferencian el uso más habitual de los términos paciente y cliente. Figura 1. Paciente versus Cliente Basado en Lamata, Conde, Martínez y Horno1 y en Nabitz et al2 Si revisamos la literatura comprobaremos que ha sido el sector privado, industrial y de servicios, donde primero se ha puesto en evidencia que las organizaciones, si querían tener éxito, debían girar en torno a las necesidades, expectativas y preferencias de sus clientes. Conocer al cliente, identificar sus expectativas y medir su satisfacción... han sido elementos tradicionales de los modelos de calidad. En realidad, desde la publicación en 1985 del modelo de calidad de servicios de Parasuraman, Zeithalm y Berry3 , conocido como Modelo de las Discrepancias (gaps en inglés), la pauta de trabajo más recomendada pasa por averiguar lo que necesita y espera nuestro cliente, por elaborar estándares de calidad que permitan satisfacer esas necesidades y expectativas, asegurarse de prestar un servicio que responda a dichos estándares y, como se sugiere en el Ciclo de Mejora de Deming (PDCA), volver a repetir este ciclo una y otra vez. Más información sobre el modelo de las discrepancias: Paciente Cliente No toma decisiones por él mismo Toma sus propias decisiones Dependencia del experto Está al mismo nivel que el proveedor Escaso margen de rechazo Puede rechazar el producto Suele pagar un tercero Se autofinancia Es cautivo Tiene capacidad de elección habitual de que fuera el médico (amparado en sus conocimientos y en la costumbre que crea norma) o los familiares más próximos (en razón de su proximidad e interés), quienes asumieran la toma de decisiones que afectaran al enfermo, carecía de la legitimidad deseable. La Ley 41/2002 conocida como LAP (Ley de Autonomía del Paciente) y los desarrollos autonómicos se comparan entre sí, analizando algunas ventajas y algunos de sus inconvenientes. Los autores resaltan la excesiva variabilidad en los contenidos de las disposiciones legales autonómicas y llaman la atención para que seamos capaces de diferenciar entre el proceso de toma de decisiones con pacientes incapaces y los documentos escritos de instrucciones previas. http://www.monografias.com/trabajos12/calser/calser.shtml En el sector sanitario no cabe duda de que el paciente ha sido, y en gran medida sigue siendo, un actor pasivo. En la práctica todavía la importancia que se atribuye a la satisfacción del paciente dista de ser equivalente a la que se le atribuye a la satisfacción del cliente en otros ámbitos del sector servicios. Sin embargo, ya se aprecian los efectos de la introducción, tanto en Primaria como Especializada, de modelos de calidad, tipo ISO, EFQM o CAF, y la consideración de la opinión del paciente va adquiriendo mayor protagonismo. Por cierto que en estos modelos el término cliente se utiliza, sencillamente, para referirse a la persona, o grupo de personas, que se benefician de la actividad que realiza un proveedor, dando pie a hablar tanto de cliente externo como interno. Bibliografía 1 Lamata, F., Conde, J., Martínez, B. y Horno, M. Marketing Sanitario. Diaz de Santos. Madrid, 1994. 2 Nabitz, U. W., Walburg, J. A. y van den Brink, W. Applying for the Dutch Quality Award. Comunicación presentada en el 12th ISQua World Congress. St. Jonh’s (Newfoundland, Canada). 29 de mayo al 2 de Junio de 1995. 3 Parasuraman, A., Zeithaml, V.A. y Berry, L.L. A conceptual model of service quality and its implications for future research. Journal of Marketing, 1985; 49: 47-50. cerrar | imprimir
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