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EL MUSED DE ARMAS 
DE LA ESCUELA MILITAR 
Por FERNANDO OSPINA HERNANDEZ 
“2” Dinámica. 
La idea general de la gente, cuan- 
do les mencionan la palabra “museo”, 
es la de un sitio donde se guardan las 
cosas viejas que estorbarían en cuales- 
quier otra parte; no le conceden “vi- 
da”, y desconocen totalmente la diná- 
mica encerrada en él. Respecto a un 
museo de armas, su dinámica es to- 
davía mayor, debido a la influencia 
directa del armamento en el desarro- 
llo de la historia mundial, y al hecho 
de haberse dedicado más esfuerzos en 
la ciencia de matar sobre todo hom- 
bres a hombres que en cualesquiera 
otra ciencia o actividad humana. 
Aunque para la complementación 
del militar puede ser más importante 
el aspecto educacional del Museo de la 
Escuela Militar, antes de entrar en ma- 
teria, auisiera mencionar otro tema, 
de gran actualidad colombiana, y tam- 
bién teniendo en cuenta dentro de los 
programas del Museo, el cual es: su 
influencia en las relaciones civiles-mi- 
litares. 
El desconocimiento, casi total, que 
hay entre los civiles con respecto a 
los militares ha sido, y es, causa de 
muchos problemas que aquejan las re- 
laciones entre miembros de estos gru- 
pos; llegan a impedir, a hacer, o a 
estorbar, el buen desarrollo de las ta- 
reas encomendadas, y a menospreciar 
o malentender los propósitos que ri- 
gen sus actividades. Este desconoci- 
miento en su forma más peligrosa se 
expresa en la creencia del civil, de 
que el militar es un “bicho” raro”, 
completamente distinto a los demás, 
y cuyo oficio es salir a los desfiles o 
pasearse por el país a costa de los 
contribuyentes; y casi que es normal 
esta línea de pensamiento en el civil, 
pues solo ve al militar (cuando está 
uniformado, puesto que de Everfit, no 
lo distingue) en desempeño de sus 
funciones, pero nunca, o casi nunca, 
lo ve comprando el mercado, ni en los 
colegios durante las reuniones de pa- 
dres de familias, ni esperando taxi ba- 
jo la lluvia, ni en los bancos solicitan- 
do un préstamo para pagar con que 
tapar una gotera de su casa. Ni en in- 
finidad de situaciones cotidianas, no 
por necesarias menos desagradables. 
Por lo anterior, se hace indispensa- 
ble la labor de relaciones entre los 
miembros de estos grupos, y es en 
este punto donde el Museo de la Es- 
cuela Militar, prestará uno de sus 
múltiples servicios, reuniendo civiles 
y militares alrededor de demostracio- 
nes o conferencias. Allí estarán reu- 
nidos los aficionados al armamento, 
quienes a través de este vínculo co- 
mún podrán ir estableciendo relacio- 
nes que, de un nivel técnico, natural- 
mente podrán pasar a un nivel social, 
y el compañero de “engrasada” o de 
discusión histórica, se tornará en com- 
pañero de tinto y chascarrillo. 
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Y ahora sí entremos en materia.... 
Desde la más temprana infancia de 
la humanidad, su historia ha estado 
estrechamente vinculada al desarrollo 
de las armas, y así fue como la pri- 
mera tribu, que tuvo en su seno al 
“genio” que amarró una piedra a un 
palo, e hizo la primera hacha, tuvo 
su momento de superioridad sobre las 
otras; y este momento duró hasta que 
otro “genio” tomó una piedra, le hi- 
zo punta, y la amarró a un palo to- 
davía más largo, creando la lanza- la 
cual al principio solo servía para chu- 
zar hasta que a un tercer “genio” se 
le ocurrió lanzarla. Así sucesivamente 
vemos cómo el ingenio va encontran- 
do maneras de hacer la guerra más 
efectiva, a la vez que impersonal, a 
través de mayor distancia entre los 
combatientes, hasta llegar a la guerra 
total atómica, en cuya primera etapa 
se apretarán botones desde miles de 
kilómetros del enemigo. 
La aparición de nuevas armas, traía 
nuevas tácticas y estrategias para ha- 
cer un mejor uso de ellas; y estas 
doctrinas, a veces se hacían tan in- 
flexibles que sus partidarios eran sor- 
prendidos, cuando ejércitos, menos 
anquilosados mentalmente, los ata- 
caban con tácticas diferentes o nue- 
vas armas. 
Así vemos, cómo la supremacia de 
un pueblo, en un periodo determinado, 
es causada por las armas, y la histo- 
ria toma un nuevo rumbo... Ejemplo 
de esto, pueden ser: la destrucción de 
Babilonia, por los Persas, con su veloz 
caballería; las victorias Macedónicas 
con su Falange; el Arco Largo de los 
Ingleses destruyendo la caballería 
Francesa en Crecy para la implanta- 
ción de una provincia inglesa en el 
continente europeo; Gustavo Adolfo 
de Suecia. estableciendo el ataque de 
flanco y enseñoreándose de media 
Europa; los Prusianos derrotando a 
los Franceses con el fusil Dreyse de 
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Aguja y el sistema de Estado Mayor. 
El sentimiento Germanófilo desarro- 
llado a través de la “política Mauser”. 
También podemos dar nombre pro- 
pio a muchas batallas o “guerras”, de 
acuerdo con las armas utilizadas en 
ellas; y la Primera Guerra Mundial 
la llamamos “la guerra de la ametra- 
lladora”, así como a la Segunda la po- 
demos llamar “la guerra del equipo, 
avión-tanque, infantería”, y la rebelión 
de los Cipayos, la guerra del cartu- 
cho lubricado con grasa animal! 
Vemos por lo anterior cómo el estu- 
dio de las armas y su uso, nos lleva 
a través de la historia; pero esto no 
es todo, pues para comprender el de- 
sarrollo del armamento también es 
necesario estudiar el desarrollo cien- 
tífico y técnico que lo hizo posible, 
entrar en los campos de la física, la 
química, la metalúrgica, la mecánica, la 
electricidad, etc. etc. Pero con esto tam- 
poco hemos llegado al final de las lec- 
ciones que podemos aprender a tra- 
vés del armamento, puesto que para 
su buen uso es necesario aplicar prin- 
cipios de sicología, de sociología, y 
aún de filosofía. 
Con este estudio llegamos a la épo- 
ca presente, donde el escalonamiento 
nos lleva desde las guerras de insur- 
gencias, a las de “liberación”, con sus 
tácticas de guerrillas, hasta la guerra 
total de Duillet, con su destrucción 
atómica; pasando por guerras “cir- 
cunscriptas”, con tácticas regulares y 
guerras “frías”, en donde el armamen- 
to sirve más de recuerdo de la tácti- 
ca de Rooselvelt, “hable pasito y car- 
gue un garrote grande”, que dé ins- 
trumento de guerra. 
Entonces, es necesario para el pro- 
fesional de las armas, la posesión de 
vastos conocimientos adecuados, para 
entender el poder de la herramienta 
de trabajo que tiene en las manos, y 
las consecuencias que su buen o mal 
uso pueden traer al País que sirve. 
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1
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Así pues, vemos que, la función del 
Museo de Armas de la Escuela Militar, 
no se reduce a mostrar las armas pe- 
gadas a sus vitrinas, sino incluye tam- 
bién su uso como ayuda de instruc- 
ción y entrenamiento. Para lograr es- 
tos objetivos se están desarrollando 
programas especializados, que de acuer- 
do con la integración de los grupos 
de asistentes, irá tratando diferentes 
ciencias desde el punto de vista de su 
influencia en el armamento, o la de 
éste en equellas. 
 
A manera de aperitivo para las vi- 
sitas de los oficiales, se han progra- 
mado también artículos para la Re- 
vista de las Fuerzas Armadas, en los 
cuales se irán desarrollando algunas 
ideas o situaciones alrededor del arma- 
mento, su uso, su influencia, y su fu- 
turo; especialmente sobre este último 
tema esperamos tener algunas polé- 
micas, las cuales si no se vuelven Bi- 
zantinas, ayudarán a despertar el in- 
terés o a avivarlo. 
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