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Definición Enfermedad infecciosa crónica cau- sada por Mycobacteriwm tuberculosis, que puede generar formas fijas (habitadas) y hematógenas (hi- perérgicas). La localización depende de la forma clínica, y las lesiones dermatológicas son muy va- riadas: nódulos, gomas y úlceras, así como placas verTugosas y vegetantes. Datos epidemiológicos Es de distribución mun- dial y se relaciona con nivel socioeconómico bajo. En los países no industrializados constituye alrede- dor de 0.5 a 3Vo de las enfermedades de la piel. Su prevalencia había disminuido notablemente en los países desanollados, pero ha habido un resurgi- miento en todo el mundo, principalmente en regio- nes de gran prevalencia de infección por HIV, por migración de población de regiones de alta a baja endemia, cepas multirresistentes y programas defi- cientes de salud pública. Predomina en mujeres, a razónde 3:1, y es más frecuente entre los 11 y 30 años de edad; en 95Vo se observa antes de los 50. En niños ocuffe en 197o. Las formas extrapulmona- res se observan en 70Vo en la India y en I a 3Vo en México y otros países. Las formas clínicas más frecuentes son la lupo- sa, verrugosa, colicuativa, nodular profunda y no- dulonecrótica; las otras son raras. Etiopatogenia Es causada por M. ruberculosis o ba- cilo de Koch; en seres humanos 95Va de las tuberculosls dependen de la variante htntinis y tara vez de la bovis; eI bacilo es acidorresistente (BAAR); mide 2.5 a 3.5 micróme- tros. La infección en seres humanos ocune principalmente por inhalación, y sólo a veces por ingestión o inoculación. La aparición de tuberculosis en la piel depende de las propiedades del microorganismo causal, como vru- lencia y número de bacterias, estado general y reactivi- dad del huésped, así como del mecanismo por el cual la bacteria se introduce en la piel. La relación entre inmuni- dad e hipersensibilidad es muy controvertida. Se estimula la producción de linfbcitos y de linfocinas, interleucinas e interferones, lo cual origina acumulación de macrófa- gos y formación de granulomas. La infección suele ser secundaria y puede depender de reinfección (infección exógena como en tuberculosis verrugosa) o reactivación (mal denominada reinfección endógena, como en la es- crofulodermia;l en ocasiones es primaria. La primoinfección cutánea es excepcional; se pre- senta en individuos sin inmunidad natural o adquirida; se manifiesta por un nódulo cutáneo, linfangitis y adenopa- tía; la mayor parte de los casos se debe a reinfección exó- gena o endógena. Dentro del organismo, el bacilo se multiplica de manera progresiva, y origina las formas fi- jas o habitadas, o el huésped logra controlar su multipli- cación, y sobrevienen formas no habitadas o hiperérgicas (nrbercúlides), que se observan en personas con inmunidad moderada o alta. El contacto con el bacilo puede detec- tarse mediante positividad a la tuberculina o al derivado proteínico purificado (PPD), aunque esta reacción no mide la actividad o gravedad del padecimiento. Clasificación I. Primoinfección: complejo cutáneo tuberculoso pnmano II. Reinfección a. Formas fijas, habitadas, normoérgicas al PPD: tuberculosis verdaderas 1. Colicuativa Escrofulodermia Seudomicetomas tuberculosos Gomas linfangíticos ' Gomas hematósenos 2. Luposa Lupus tuberculoso Tuberculosis luposa-verrugosa Tuberculosis causada por BCG 3. Verrugbsa Tubérculo anatómico Tuberculosis veffugosa 4. Ulcerosa 5. Vegetante o ulcerovegetante 6. Miliar b. Formas hematógenas, recidivantes, no ha- bitadas e hiperérgicas al PPD: tubercúlides 1. Nodular profunda Eritema indurado de Bazin Eritema indurado de Hutchinson 2. Nodulonecrótica 3. Micronodular 4. Tubercúlide ulcerosa 5. Tubercúlides de la cara Cuadro clínico La localización y el aspecto clí- nico dependen de las diferentes formas. 352 I I' l I 1 I I Tuberculosis cutánea Complejo cutáneo tuberculoso primario o chancro tuberculoso cutáneo (fig. 91-l) Es una forma rara de infección exógena, más frecuente en niños y jóvenes, que predomina e\ cara y extremi- dades. La lesión inicial es un nódulo doloroso que se ulcera con rapidez; a las tres a ocho semanas aparece adenopatía regional, que cura sola en dos a cinco meses. Casi siempre es una enfermedad pro- fesional que se adquiere al manipular productos de animales o seres humanos que han tenido tubercu- losis activa. Tuberculosis colicuativa o escrofulodermia (figs. 91-2 y 9l-3) Es la forma de tuberculosis cutánea más frecuente en México (Sl%o); afecta so- bre todo a niños y jóvenes desnutridos. Aparece por extensión de un foco tuberculoso en ganglios, hue- sos o articulaciones; por ello se observa principal- mente en cuello, axilas e ingles. Hay nódulos no dolorosos y gomas que pueden abrirse y dejar salir un pus espeso y amarillento, por lo que se observan fístulas o ulceraciones; esos nódulos dejan cicatri- ces muchas veces retráctiles o queloides. La evolu- ción es lenta; puede haber febrícula y pérdida de peso. Seudomicetomas tuberculosos Casi siempre dependen de tuberculosis ósea o articular, y se ma- nifiestan por lesiones fistulosas múltiples. Tuberculosis gomosa linfangítica Se caracte- nza por gomas múltiples que pueden ser consecuú- vos a tubérculo anatómico, tuberculosis verrugosa o espina ventosa; se observan principalmente en extremidades y puede haber adenopatía o no (fig. 9t-4\. Tuberculosis gomosa hematógena o metastósi- ca abscedante Se desarrolla a partir de un foco tuberculoso oculto y es más frecuente en niños con alteraciones inmunitarias. Los gomas son múltiples en tronco y extremidades y suelen ulcerarse. Tuberculosis luposa o lupus vulgar Se obser- va en ll%o. Con frecuencia es consecutiva a rein- fección endógena; puede presentarse junto con una forma colicuativa. Las localizaciones más frecuen- tes son laparfe central de la cara, y los pabellones auriculares; puede aparecer en tronco y extremida- des. Hay placas eritematoescamosas y verugosas de crecimiento centrífugo, que dejan en el centro ulceración y cicatrices atróficas o queloides (fig. 9l-5).La lesión elemental es el lupoma, nódulo pe- queño que a la vitropresión aparece de color ama- rillento, como una "lenteja transparente". Lupus tuberculoso verrugoso Es una varie- dad de la tuberculosis luposa, más activa y con más lesiones; estas últimas son más exofíticas. Otras formas de lupus son vegetante, ulcerativa y muti- Capítulo 91 353 la¡fe, tumidus, seudotumoral o hipertrófica y pos- exantemática. Tuberculosis causada por BCG (bacilo bovino atenuado o de Calmette-Guérin) (fig. 91-3) Se presenta en el sitio de aplicación de éste; es una forma de tuberculosis luposa propia de niños y jó- venes; también puede producir lesiones colicuati- vas en cuello. Tubérculo anatómico, verruga necrógena o ve- rruga del disector Es una variedad de una tuber- culosis verrugosa, o el estado inicial de la misma, que casi siempre resulta de inoculación accidental o profesional. Se localiza en manos o dedos; el nó- dulo inicial apa"rece poco después, y está inflamado o es doloroso. Tuberculosis verrugosa Ocurre enSVai se debe a reinfección exógena; por ello se presenta en quienes manipulan material contaminado por el bacilo, como campesinos, tablajeros o empleados de anfiteatros. Se localiza en las extremidades, principalmente en manos y pies, y en ocasiones en nalgas. Las lesio- nes son nódulos y vemrgosidades de diferente ta- maño y forma, agrupadas en placas que tienden a crecer hacia la periferia y a cicatrizar en la parte central (fig. 9l-7); si confluyen muchas placas pue- den afectar segmentos completos. En extremidades puede presentarse elefantiasis por linfostasis en ca- sos muy crónicos. Tuberculosis ulcerosa u orificial Es poco fre- cuente y se origina por autoinoculación; aparece en cara o extremidades (fig. 91-6); es sobre todo peri- orificial; hay úlceras de diferente tamaño y forma. Debe buscarse una tuberculosis activa extracutánea. Laforma vegetante o ulcerovegetante es exeep- cional, de crecimiento rápido y destructivo, muy infiltrante.La tuberculosis miliar es una forma agu- da rara de diseminación hematógena y mal pronós- tico; aparece en niños con trastornos inmunitarios; es consecutiva a una tuberculosis interna o cutiínea crónica. Hay nódulos, pústulas, úlceras y lesiones hemorrágicas. Tubercúlide nodular profunda o eritema indu- rado de Bazin (frg. 9l-8) Se observa en l5Eo; pre- domina en mujeres jóvenes. Afecta las pantorrillas y puede ascender a los muslos; casi siempre es bi- lateral. Hay nódulos eritematosos profundos y do- lorosos. Se presenta por brotes, más frecuentes en épocas frías. Cuando esta forma presenta necrosis da lugar al eritema indurado de Hi¡rchinson (fig. 91-9), en el cual hay también úlceras cubiertas de exudado purulento, que dejan zonas atróficas al ci- catnzar. Tubercúlide nodulonecrótica Afecta princi- palmente a niños y jóvenes. Tiene predilección por 354 Capítulo 91 codos, rodillas, muslos, nalgas y tronco. Aparecen nódulos de menos de 0.5 cm de diámetro, eritema- tovioláceos, con una zona necrótica central de co- lor negruzco, que al desprenderse deja una cicatnz varioliforme (fig. 9l-10). Tubercúlide micronodular; liquenoide o liquen scrofulosorum Se presenta en tronco y extremi- dades, caractenzado por nódulos de I a 2 mm, del color de la piel o hipocrómicos; se agrupan en pla- cas de diferente tamaño, por 1o general ovaladas. No genera síntomas, y se presenta por brotes; se- meja una queratosis folicular (fig. 91-11). Afecta a niños yjóvenes; a veces coexiste con otra forma de tuberculosis. Tubercúlide ulcerosa (fig.9l-I2) Es una for- ma muy rara, que predomina en mujeres; afecta piernas y muslos; se caracteriza por lesiones ulce- radas arciformes de crecimiento lento que se con- funden con tuberculosis luposa y eritema indurado. Tubercúlides de la cara (fig. 91-13) Muchos autores no aceptan su existencia. Se presentan en adultos, con nódulos eritematosos firmes y peque- ños que evolucionan por brotes y se localizan en la parte central de la cara o en la región peribucal. La osteítis fímica es osteoarticular en 84Vo, y sólo afecta hueso en I6Vo', co¡ frecuencia produce lesiones cutáneas secundarias. Cuando afecta a los huesos tubulares cortos se llama dactilitis tubercu- losa (fig. 9l-4); afecta ante todo a niños y jóvenes; se manifiesta por una tumefacción dolorosa y es posible que haya ulceración y fístulas (seudomice- toma); en las radiografías puede observarse una forma expansiva o espina ventosa, o una forma destructiva lítica. Datos histopatológicos Se encuentra el tubércu- lo típico compuesto de linfocitos, células epitelioi- des y células gigantes multinucleadas de Langhans; puede haber grados variables de necrosis caseosa y de lesiones vasculares; con técnicas para bacilos acidorresistentes o de fluorescencia, rara vez se en- cuentran bacilos (fig. 9l-ru). Datos de laboratorio Los estudios que se reali- zan son orientadores. El PPD se aplica por vía intra- dérmica, 0.1 ml (2 U); una prueba positiva consta de una zona eritematosa indurada de 5 mm en 24 a 48 horas; en las formas no habitadas la respuesta es hiperérgica (fig. 91-15), y en las fijas es normoér- gica o puede ser negativa. La radiografía es útil para diagnosticar tuberculosis en otras regiones, como pulmón, huesos y articulaciones. Es difícil demos- trar el agente causal por baciloscopia, cultivo e ino- Infecciones bacter ianas culación en animales. La vacunación con BCG puede suscitar positividad al PPD y, por razones desconocidas, en 5Vo de los pacientes con tubercu- losis hay respuesta negativa a este antígeno. EI PPD ayuda a diagnosticar tuberculosis latente, si es de 5 mm en pacientes con infección por HIV o bajo inmunosupresores, de 15 mm en los individuos de bajo riesgo y de l0 mm en otros. Se han utilizado el análisis de inmunoadsorben- te ligado a enzima (ELISA) y la reacción en cadena de polimerasa (PCR). También se utiliza inmuno- fluorescencia, anticuerpos monoclonales y pruebas de rRNA, DNA y técnicas de rastreo genómico, mediante determinación del polimorfismo en la longitud de los fragmentos de restricción (restric- tionfragment length polymorphism, RFLP). El cul- tivo ha mejorado con técnicas radiactivas. Los criterios absolutos de diagnóstico son: de- mostración de BAAR con tinción de Ziehl-Neelsen (ZN), aislamiento en medio de Lowenstein-Jensen en tres a cuatro semanas, e inoculación positiva en seis a siete semanas. Serán muy sugestivos un gra- nuloma tuberculoide en la biopsia y la positividad a la tuberculina o al PPD. Para algunos, sólo la tu- berculosis micronodular y nodulonecrótica son tu- bercúlides verdaderas, y el diagnóstico se basa en respuesta positiva al PPD; presencia de tuberculosis, muchas veces no activa en clínica, y buena res- puesta a antifímicos. Recientemente se ha encon- trado mediante PCR que el eritema indurado de Bazin puede ser una tuberculosis verdadera. Diagnóstico diferencial Colicuativa: actinomicosis cervicofacial (fig. 99- 1 ), coccidioidomicosis (fig. I 00-2), esporotricosis (fig. 103-6), micetoma (fig. 104-1), sífilis tardía (fig. 55-8), osteomielitis, tumores ganglionares. Gomosa: esporotricosis (fig. 103-l), complejo cutáneo primario, chancro esporotricósico (fig. 103-l), leishma- niasis cutánea (fig. 111-2). Luposa: lupus eritematoso discoide (fig. 30-l), esporotricosis (fig. 103-2), cocc!- dioidomicosis (fig. 100-l), leishmaniasis (fig. 111-4;, tumores malignos (fig. 150-2). Verrugosa: cromomico- sis (fig. 102-2), esporotricosis (fig. 103-5), epitelioma espinocelular (fig. 151-l), verrugas vulgares (fig. 165- 2). Ulcerosa: amibiasis cutánea (fig. 108-1). Nodular profunda: eritema nudoso (fig. 90-la), ectima (fig. 80- 1), vasculitis nodular. Nodulonecrótica: prurigo (fig. 16-1), foliculit is (f ig. 83-l), parapsoriasis (f ie. 116-l), enfermedad de Mucha-Habermann. Micronodular: lt- quen plano (fig. 93-l), queratosis pilar; eccemátides fo- liculares (fig. l2-1), mucinosis folicular. Tubercúlides de la cara: rosácea (fig. 123-1), corticodermia facial (f ie. a-s). Tubercu osis cutánea rc lupus mil iar d¡sem¡nado (lupus mi li a ris disseminotus fociei) Se considera actualmente como una seudotu- bercúlide; se desconoce la causa, y aparece en adolescentes y adultos; se caracteriza por una erupción papular crónica, preferente- mente centrofacial, con pápulas rojas, lisas y firmes de 1 a 3 mm que evolucionan por bro- tes y a veces dejan atrofia; puede observarse en extremidades. En la biopsia se encuentra un granuloma tuberculoide, en ocasiones con - necrosis. Es probable que represente una for- ma de sarcoidosis o rosácea. No cede con an- tifímicos, pero puede hacerlo con tetraciclinas y diaminodifenilsulfona. Por lo general desa- Dafece en dos años. re sarcoidosis Es una enfermedad multisistémica que se ca- racteriza por afección pulmonar, uveítis cró- nica, lesiones en huesos (dedos en salchicha), poliartralgias y linfadenopatía; puede acom- pañarse de fiebre y malestar general. En257a de los pacientes se encuentran lesiones en piel: lupus pernio (infiltración violácea de nariz, labios y oídos), placas infiltradas en extremidades con telangiectasias (angiolupoi- des), nódulos subcutáneos (de Darier-Roussy) y a veces eritema nudoso o polimorfo, alope- cia. eritrodermia, prurito, lesiones verrugosas o afección ungueal. La biopsia revela un gra- nuloma "desnudo", constituido por células epitelioides con núcleo pálido y sin linfocitos en la periferia; puede haber algunas células gigantes; no hay necrosis caseosa. Pueden observarse eosinofilia, hipercalcemia, y en 607c axmento de la enzima convertidora de angiotensina; la prueba de Kveim resulta po- sitiva y es específica. EI tratamiento consta de glucocorticoides, cloroquinas e inmuno- supresores. Tratamiento Ante sospecha clínica puede usarse una prueba con politerapia durante uno a tres me- ses En caso de enfermedad confirmada. el trata- miento drlra cuatro a seis meses, y hasta un año, dependiendo de la respuesta clínica; consiste en es- treptomicina, I g por vía intramuscular cada tercer día hasta60 g; isoniazida, 5 mg/kg; etambutol, 20 mg/kg; rifampicina, 10 mg/kg o 600 mg en adultos; los tres últimos medicamentos a diario, por vía oral; la estreptomicina puede sustituirse por rifam- Caoítulo 91 355 picina. Esta últ ima y la isoniazida son bactericidas intracelulares y extracelulares, y eliminan lo mls- mo bacilos activos que en reposo; la pirazinamida es bactericida intracelular; otros compuestos son bac- teriostáticos. Los fármacos de segunda línea son etionamida, cicloserina, capreomicina. viomicina y ácido paraaminosalicílico. En las formas cutáneas no está plenamente comprobada la utilidad de los esquemas de tratamiento breves (rif'ampicina, 150 mg; isoniazida, 75 mg; pirazinamida, 400 mg en cuatro tomas diarias durante dos meses, y luego ri- fampicina, 150 mg, e isoniazida, 200 mg, en una toma de cuatro tabletas dos veces por semana du- rante cuatro meses), pero resulta muy práctica la ad- ministración de estas presentaciones combinadas. En el SIDA hay empeoramiento paradójico, que se ateníra si se suspenden los antirretrovirales, así que se aconseja suspender inhibidores de pro- teasas e inhibidores de transcriptasa inversa no nu- cleósidos. mientras se trate la tuberculosis. En estos casos se agre-ga etambutol, que se prolonga por un mínimo de nueve meses Si se usa rifabutina puede usarse indinavir y nelfinavir. En embaraza- das no debe emplearse pirazinamida. La neuropatía por isoniazida se controla con piridoxina. La vigi- lancia del tratamiento se realiza con hemograma, ácido úrico (pirazinamida). pruebas de la función hepática y examen oftalmológico (etambutol). En las formas hematógenas se aconseja agregar prednisona, 20 mgldía, y disminuir la dosis de mane- ra progresiva; en la tuberculosis nodular profunda puede añadirse yoduro de potasio. En casos paucibacilares se agrega vitamina D2 (calciferol), 600 000 U a la semana por vía oral du- rante dos a cuatro meses: esta vitamina no actúra en el bacilo, pero atempera la evolución del granulo- ma. Una forma de protección para los individuos expuestos a la infección es la vacunación con BCG f f i üicobacteriosis atíp¡cas Sinonimia Úlcera de Buruli. Las micobacteriosis son enfermedades producidas por bacilos acidoresistentes dife- rentes a M. tuberculosls, y pueden causar en- fermedad pulmonar, cutánea o diseminada. Se desconocen los datos epidemiológi- cos; en Estados Unidos la prevalencia es de 1.8 por 100 000 habitantes. Se encuentra M. at,iuru intracellulare en 6l%o, M . forttitum en l9Vc y M. kansasii en lOVo. En México se han observado todas las formas clínicas y to- das las micobacterias. 356 Capítulo 91 Los agentes causales, que son micobacte- rias oportunistas y saprófitas del suelo, agua natural o almacenada y soluciones, fueron clasificados por Runyon en cuatro grupos: A. Crecimiento lento: I. Fotocromógenas (M. kansasii, M. marmum) II. Escotocromógenas (M. scrofula- ceum y M. xenopi) III. No cromógenas (M. avium-intace- llulare, M. ulcerans) B. IV. Crecimiento rápido (M. chelonae, M. fortuitum) La vía de acceso puede ser por inocula- ción externa, extensión de un foco subyacen- te, o diseminación hematógena. Se observan en sujetos sin alteraciones inmunitarias. pero sobre todo en aquéllos con trastornos de la inmunidad, como receptores de trasplante y personas con síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Clasiflrcación Enfermedad pulmonar, linfa- denitis, micobacteriosis cutánea ulcerosa, abscesos por micobacterias, granuloma de las piscinas, micobacteriosis posquirúrgica y en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. EnJermedad puLmonar Es indistingui- ble de la tuberculosis. Linfadenitis Es la escrofulodermia ver- dadera; es propia de niños. En 99Va hay un nódulo cervical no doloroso; el mejor trata- miento es la extirpación. Micobacteriosis cutánea ulcerosa r.¡ úlcera de Buruli Es más frecuente en los trópicos; genera úlceras anfractuosas de crecimiento rápido, con amplias zonas de necrosis y bor- des que se levantan con facil idad (fig.91-16). Abscesos por micobacterias Aparecen por heridas, o uno a tres meses después de una inyección intramuscular; se localizan con mayor frecuencia en nalgas, y hay absce- sos fríos y fístulas de evolución crónica y re- calcitrante (fig. 9l-17). Granulomo de las piscinas, peceras o acuario.s Se adquiere por traumatismos y contacto con agua; predomina en codos, ro- dillas y manos. Hay nódulos únicos, múlti- ples o esporotricoides. Micobacteriosis posquirúrgica Aparece luego de grandes intervenciones, especial- mente en pacientes que reciben inmunosupre- lnfecciones bacter ianas sores, o con mamoplastia y cirugía cardiaca. Se han observado epidemias intranosocomia- les por contaminación de soluciones e instru- mental (f ig. 91-18). Micobacteriosís en SIDA Casi siempre se presenta con fiebre, pérdida de peso, anore- xia y linfadenitis; suele ser letal, tras una su- pervivencia de siete a ocho meses. En la piel se encuentran lesiones diseminadas papulares, pustulares y de tipo ectima o celulitis. El diagnóstico se confirma por frotis con ZN, biopsia, cultivo y reacción en cadena de la polimerasa. Diagnóstico diferencial Micosis profun- das, como micetoma (figs. 104-1 y 104-6) y esporotricosis (figs. 103- I y 103-7), ectima y piodermia gangrenosa (figs. 80-1 y 80-2), además de tuberculosis. Tratamiento Antifímico, pero en general hay resistencia; se aconseja politerapia por tiempo prolongado al menos con tres fifumacos en dosis habituales, como amikacina; trime- toprim-sulfametoxazol; cefoxitinat doxiciclina; sulfamidas; eritromicina y nuevos análogos, como claritromicina; minociclina; clofazimina; diaminodifenilsulfona, y quinolonas como ciprofloxacina, ofloxacina y norfloxacina. Arenas R. Vega-Memije ME, Hojyo MT, et al. Micobacteriosrs atípicas: aspectos clínico-epidemiológicos de 44 casos Dermatología Rev Mex 1993;37(5):305- l 5. Butknecht DR Treatment of disseminated Mycobacterium che- lonae infection with ciprofloxacin J Am Acad Dermatol 1990:23(6):1179-80 Degitz K Detection of mycobacterial DNA in the skin: etiolo- grc insights and diagnostic perspectives. 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Complejo cutáneo tuberculoso primario: chancro. 358 Capítulo 91 I nfecciones bacter ia nas Fig. 9l-3. Tuberculosis por apl icación de BCG. Fig. 9l-4. Tuberculosis gomosa con dacti f i t is: datos clí- nicos y radiográficos. Fig. 9l-5. Tuberculosis luposa. Tuberculosis cutánea Capítulo 91 359 Fig. 9l-6. Tüberculosis ulcerosa Fig. 9 | -7, Tuberculosis verrugosa. 360 Capítulo 91 I nfecciones bacter ia nas Fig. 9l-10. Tüberculosis nodulonecrótica: lesiones en ros mustos. Fig. 9l-8. Tuberculosis nodular profunda. Fig. 9 l -9. Tuberculosis nodular profunda ulcerada. - rercu oSts cutánea Capitulo 91 $, i i Fig. 9l- | l . Tuberculosis micronodular. - "..'.. .).:., : .,. .:.=_., Fig. 9l- 12. Tubercúl ide ulcerosa en extremidades inferiores Fig. 9 l - 13. Tubercúl ides de la cara. 362 Caprtulo 91 Fig. 91.14. Granuloma tuberculoide (HE, 20X) Infecc ones bacter ianas Fig. 9l- 15. Intradermorreacción al derivado proteínico purif icado (PPD). Fig.9l- 16. Micobacteriosis cutánea ulcerosa. Tuberculosis cutánea Capítulo 91 363 Fig. 9l- 17. Abscesos por micobacterias Fig. 9l- | 8. Micobacteriosis posquirúrgica.
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