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Sinonimia Dermatofitosis. epidermofitosis. Definición Micosis superficiales originadas por hongos parásitos de la queratina, llamados derma- tofitos, de los géneros Trichophyton, Microsporum y Epide mtophyton, qlu'e afectan piel y anexos, y ex- cepcionalmente invaden tejidos profundos. Datos epidemiológicos La distribución es mun- dial. La tiña de la cabeza se obserya en niños (98%) y ocasionalmente en mujeres adultas; predomina en estrato socioeconómico bajo; la frecuencia varía de 3 a 28 por ciento. La tiña del cuerpo aparece a cualquier edad y en ambos sexos, con frecuencia de 15 a 25 por ciento. Las tiñas de la ingle y de los pies predominan en varones adultos, y la frecuen- cia es de 17 y 20 a 5l%o, respectivamente. Las onico- micosis se observan en 18 a 60Vo de las onicopatías y en307o de las dermatofitosis; predominan en va- rones adultos1, 54 a70% dependen de dermatofitos; alrededor deSVo de éstas se observan en niños. Las formas profundas son raras. Las tiñas se encuentran entre los 10 principales motivos de consulta en Mé- xico. La incidencia en los casos de SIDA varía de 15 a 40 por ciento. De los hongos causales, el más frecuente es Z rubrum (36 a 52Vo y hasta 807o);le siguen M. canis (I4 a 24Vo), T. tonsurans (15 a l87o), T. menta- grophytes y E. floccosum (3 a 8Vo); en México son raros M. gypseum, T. violaceum y T. venucosum. Trichophyton soudanense se encuentra en Atrica y se exporta a Europa; T. violaceum se observa en Africa, Pakistán, la India, Sudamérica y Europa oriental (Meditenáneo); M. audouini prácticamente se ha erradicado en América, y es raro en Europa, donde se encuentra una especie parecida, M. lange- roni; T. tonsurans no se encuentra en Africa, pero su frecuencia va en aumento en Estados Unidos. Etiopatogenia Los dermatofitos se agrupan en tres géneros: Trichophyton, Microsporum y Epidermophyton. Según su adaptación pueden ser geófilos, zoófilos y an- tropófilos; todos son patógenos para seres humanos. La infección puede adquirirse del ambiente, de ani- males o personas enfermas, 1o que implica exposición a la fuente de contagio, predisposición genética, y factores propicios, como humedad, calor, diabetes, uso prolonga- do de glucocorticoides, calzado cerrado, mala higiene o costumbre de no secarse adecuadamente los pies; en el pelo puede relacionarse con hábitos de peinado o uso de fijadores o aceites. Los dermatofitos presentan antígenos de grupo, espe- cíficos de especie y purificados (glucopéptidos, polisacá- ridos [galactomananos], queratinasas). Como respuesta a los componentes antigénicos hay estados de hipersensi- bilidad; Ia fracción carbohidrato (glucídica) se relaciona con la inmediata (tipo I, mediada por IgE), Ia fracción proteínica con la tardía (tipo IV), y el complejo galacto- manano-péptido, con reacción alérgica. Ante una inva- sión dermatofítica hay una defensa natural, que depende de: un factor sérico antifúngico (cuya existencia es con- trovertida), la secreción sebácea, y una resistencia inmu- nitaria adquirida. La intensidad del proceso depende de la especie del dermatofito (hay 4l especies, de las cuales 11 son frecuentes) y de la respuesta del huésped. La infección por dermatofitos se limita a estructuras que contienen queratina, como la capa cómea, los pelos y las uñas. Cuando una espora se deposita en la capa cór- nea, penetra en ella, emite filamentos radiados, y en con- secuencia se produce una lesión anular (figs. 97-1 y 9'7-2); a menudo invade los vellos. En el pelo afecta la queratina sin invadir la zona queratógena (franja de Adamson). En las uñas se introducen por el borde distal (hiponiquio) o lateral (onicomicosis subungueal distal), y más rara vez bordean la cutícula y el eponiquio, con afección del borde proximal (onicomicosis subungueal proximal); también pueden invadir directamente la su- perficie dorsal de la lámina ungueal (leuconiquia tricofí- tica) (cap. l). En casos de enfermedad inflamatoria aguda sobre- viene más hipersensibilidad tardía, y en la infección cró- nica predomina la hipersensibilidad temprana; se ha demostrado que los mananos que produce T. rubrum tn- hiben la inmunidad celular, ya que se unen a monocitos y obstaculizan su capacidad de defensa. Hay participa- ción de dos citocinas, interleucina (IL)-4 e interferón (IFN)-ry, la primera favorece la producción de IgE, y la segunda, reacciones de hipersensibilidad tardía. En estu- dios experimentales se ha observado que las células Th- 1 producen el IFN-^y, y las Th-2 (cooperadoras),lall-4. La respuesta humoral mediada por anticuerpos IgG e IgM se relaciona con procesos inflamatorios agudos y reacción de tipo ide (autoeccematización). Para conside- rar a esta úItima como tal debe cumplir las condiciones 387 388 Capítulo 97 que siguen: presencia de un foco infeccioso (en adultos tiña de los pies, en niños, querión de Celso), manifesta- ciones clínicas a distancia (vesiculares, liquenoides, eri- tema nudoso), paralelismo evolutivo y respuesta de hipersensibilidad a la tricofitina. Otro factor de patogenicidad es la producción de en- zimas exocelulares: la desoxirribonucleasa y la elastasa están relacionadas con los dermatofitos que originan ti- ñas agudas y crónicas; la elastasa (7. tonsurans y T. men- tagrophytes) muestra vínculo con actividad inflamatoria, y la lipasa (7. rubrum) con inflamación moderada y evo- lución crónica. Los dermatofitos zoófilos (cepas granu- losas) en general causan tiñas agudas, y los antropófilos producen menos inflamación y son de evolución más prolongada. La baja frecuencia de recidivas ante tiña de la cabe- za se explica por la resistencia adquirida específica, y las dermatofitosis crónicas en pies e ingles se deben a: terre- no propicio (la humedad y maceración favorecen 1a pro- liferación y persistencia), inmunodeficiencia y relación con atopia (la producción de IgE bloquea receptores en células presentadoras de antígenos). La biología molecular ha contribuido al mayor cono- cimiento de la taxonomía y relaciones filogenéticas de los dermatofitos. Para evaluar la variabilidad genética se ha usado PCR como el análisis llamado amplificación aleatoria de ADN polimórfico (RAPD, random amplifi- cation of polymorphic DNA) y la combinación de éste con la reacción en cadena de la polimerasa (RAPD- PCR). En la onicomicosis se ha encontrado que los frag- mentos del gen que codifican l8S-rARN son amplificados en uñas enfermas, pero no en las sanas, y para reconocer las especies se han empleado los patrones de polimorfis- mo en la longitud de los fragmentos de restricción (RFLP, restriction fragment len gth polymorphism) del ADN mito- condrial (ADNm|. Clasificación L Formas superficiales Tiña de la cabeza Tiña del cuerpo Tiña inguinal Tiña de las manos Tiña de los pies Tiña de las uñas Tiña imbricada II. Formas profundas Dermatofitosi s i nfl amatorias Tiña de la barba Querión de Celso Favus Granuloma tricofítico Micetoma Enfermedad dermatofítica Micosis superf ic ia les Cuadro clínico La incubación dura días a sema- nas. La tiña de la cabeza (tinea capitis) es casi ex- clusiva de niños y predomina en preescolares y escolares; depende predominantemente de M. ca- nis (80Vo) y T. tonsurans (líVo). La variedad seca se manifiesta por descamación y "pelos tiñosos", es decir, pelos cortos (2 a 3 mm), gruesos, quebradi- zos, deformados y en ocasiones con una vaina blanquecina. Las tiñas tricofíticas (fig. 97-3) gene- ran alopecia difusa con placas pequeñas e irregula- res, intercaladas con los pelos sanos; los pelos afectados semejan granos de pólvora (puntos ne- gros). Las tiñas microspóricas originan una o pocas zonas seudoalopécicas redondeadas (placas), bien limitadas, con los pelos tiñosos cortados al mismo nivel (fig. 97-4). Dan la impresión de haber sido "podados" con una segadora de césped. Lavariedad inflamatoria o querión de Celso es la manifestación más evidente de una inmunidad adecuada; los agentes causales más frecuentes son M, canis y T. mentagrophytes; pueden afectar cual- quier parte de la piel, pero predominanen la cabe- za, Aparece un plastrón inflamatorio, doloroso al tacto, constituido por múltiples pústulas, abscesos, úlceras y costras melicéricas. Se observa adenopa- tía satélite, y no hay frebre. En las etapas iniciales es una foliculitis dermatofítica, y en las avanzadas constituye el querión verdadero; el nombre que- rión, tomado del griego, significa "panal", 1o que concuerda con su aspecto (figs. 97-5 y 97-6). Tri- chophyton verrucosl4m (7. ochraceurzl) puede dar lugar a grandes ulceraciones. La alopecia es muy importante, y es difícil encontrar pelos tiñosos; puede curar sola en dos a cinco meses, pero sin te- rapéutica es posible la alopecia definitiva. La tiña fávica o favus se origina por T. schoen- leinii o M. gypseum, y se caracteriza por escútulas o cazoletas fávicas, constituidas por masas de fila- mentos que despiden un olor a rata mojada. La tiña del cuerpo, tinea corporis, herpes circi- nado o tiña de la piel lampiña o glabra, puede de- pender de M. canis, T. rubrum, T. tonsurans, T. mentagrophytes y E. floccosum. Hay eritema y es- camas en placas redondeadas, con bordes vesicula- res activos, con prurito. En la tricofítica hay pocas placas de gran tamaño (fig. 97-1), que son más abundantes y llegan a confluir en quienes viven en regiones tropicales; T. tonsurans predomina en ni- ños y Z rubrum en adultos. La variedad microspó- rica produce placas pequeñas (0.5 a 2 cm) y múltiples (fig. 97-8); con frecuencia se presentan en forma de epidemias familiares (microsporias), con un origen común, que es un peno o gato infec- tado. Tiñas Una variedad poco conocida es la dermatosis glútea dermatofítica del lactante, o epidermofitosis de la zona del pañal (fig.91-9); se presenta en me- nores de tres años; afecta la zona del pañal y las partes circunvecinas, y se caracteriza por placas eritematoescamosas anulares y pápulas, con pocas vesículas, que dejan zonas de piel sana. Se origina por E. floccosum, y, rara vez, por Trichophyton rubrum. La tiña de la ingle (tinea cruris o eccema mar- ginado de Hebra), se presenta en regiones inguino- crurales y perineo; en ocasiones se extiende a abdomen y nalgas (fig. 97-10), y ruravez a escroto y pene. Se observan placas eritematoescamosas con borde vesicular, de evolución crónica y con prurito intenso. Es frecuente en zonas calurosas y en quienes pennanecen sentados mucho tiempo. Depende de T. rubrum, E. floccosum y T. menta- grophytes. Estos mismos hongos producen la tiña de los pies (tinea pedis o pie de atleta), que afecta funda- mentalmente a varones adultos (figs. 97-11 y 97-12), pero también a mujeres y niños; se localiza en los pliegues interdigitales (interdigital), plantas y bordes de los pies; puede causar grietas, fisuras, descama- ción, vesículas, ampollas y costras melicéricas (ve- siculoampollar, dishidrótica o eccematiforme), o se manifiesta por zonas de hiperqueratosis (hiperque- ratósica). Se complica por impétigo, erisipela, der- matitis por contacto, e ides. La tiña de las manos (tinea manuum) afecta a una o ambas palmas; el agente causal es T. rubrum (9OVo); hay hiperqueratosis difusa, descamación, anhidrosis y eritema, y a veces se produce una for- ma inflamatoria con vesículas o pústulas (frg. 91- l3); si se extiende al dorso de la mano, su aspecto semeja el de la tiña del cuerpo. La onicomicosis por dermatofitos, tiña de las uñas o tinea unguium (fi5.97-14) se clasifica en: subungueal, distallateral, blanca superficial, blan- ca proximal subungueal, distrófica total, endonyx y paroniquia. La leuconiquia puede ser ocasionada por T. rubrum y T. mentagrophytes, pero funda- mentalmente por Candida, o puede deberse a espe- cies de Fusarium y Scopulariopsis. Afecta a las uñas de manos (27Vo), pies (70Vo), o atrl}.as (3Vo); se manifiesta por engrosamiento, fragilidad, es- tías, coloración amarillenta o café oscura y predo- minio distal (onicomicosis subungueal distal); en casos avanzados hay una forma distrófica total (fig. l0l-3). La causa principal es T. rubrum, y predis- ponen los traumatismos y ahora el SIDA y los tras- plantes de órganos, en cuyo caso las formas que más se observan son la leuconiquia tricofítica (oni- Capítulo 97 389 comicosis blanca superficial) y la onicomicosis subungueal blanca proximal (fig. 107-5). Elfenómeno ide o dermatofítide (tricofítide) es más frecuente en manos, depende de tiña de los pies, y se manifiesta por vesículas (dishidrosis) o descamación (fig.97-15), pero también pueden so- brevenir reacciones liquenoides, así como eritema nudoso y polimorfo. Los fenómenos inflamatorios en las tiñas pue- den originarse por el dermatofito en sí o, con ma- yor frecuencia, en la actualidad, por abuso de glucocorticoides. Este aspecto modificado de la dermatofitosis se llama corticoestropeo (tinea in- cognito) y consiste en un eritema más acentuado y una mayor extensión de las lesiones, placas satéli- tes y estrías atróficas, además de aislamiento de uno o dos dermatofitos y de C. albicans (fig. a-3). La tiña de la barba o sicosis dermatofitica se caracteriza por pústulas foliculares de evolución crónica, que dan lugar a alopecia cicatrizal. Una variedad rara es el Tokelau o tiña imbrica- da por Z concentricum, que se manifiesta por esca- mas adheridas por uno de sus bordes, y dispuestas de manera concéntrica, que dan aspecto de encaje (fig. 97 -16): afecta a determinados grupos étnicos. El granuloma ticffiico o dermatofítico suele ser causado por T. rubrum; se manifiesta por nódu- los de consistencia firme, apenas dolorosos, que pueden ser únicos o confluentes, y a veces dispo- nerse en placas eritematoescamosas de evolución crónica que predominan en las extremidades infe- riores (fig. 97-17). Casi siempre hay antecedentes de uso prolongado de glucocorticoides o rasurado de piernas. En las formas solitarias, la inmunidad ce- lular es adecuada y la tricofitina resulta positiva; en las formas diseminadas hay cierto grado de inmu- nosupresión. El micetoma se trata en el capítulo correspondiente. En la enfermedad dermatofítica el hongo inva- de tejidos profundos y puede afectar vísceras; en la piel las lesiones tienen distribución craneocaudal, y constan de nódulos y placas esc¿rmosas; esta forma es excepcional. Datos histopatológicos No se requiere biopsia, salvo en las formas profundas. En las formas super- ficiales hay hiperqueratosis y tapones córneos foli- culares, y la tinción con ácido peryódico de Schiff (PAS) o de Gomori-Grocott demuestra filamentos; puede haber exocitosis de neutrófrlos, vasodilata- ción e infiltrados linfohistiocíticos de intensidad variable; se encuentran pelos en fase catágena, con membrana basal engrosada. En el querión hay pús- tulas o abscesos, y pueden encontrarse esporas o fi- 390 Capítulo 97 lamentos en el pelo; puede haber una foliculitis o un granuloma verdadero. En el granuloma tricofíti- co, además de la presencia del dermatofito, se ob- servan células gigantes y epitelioides. Datos de laboratorio Lahz de Wood es útil en las tiñas microspóricas de la cabeza: hay fluores- cencia de color verde. En el examen directo con hi- dróxido de potasio (KOH) y dimerilsulfóxido, o con negro de clorazol, en las escamas se hallan fi- lamentos y esporas (fig. 97-l); en las tiñas de la ca- beza tricofíticas, los pelos muestran parasitación endothrix (tricofítica y fávica) y en las microspóri- cas ectoendothrix (microspórica, microide y me- gasporada), es decir, filamentos y esporas dentro del pelo, o dentro y fuera del mismo. El cultivo en medio de Sabouraud simple o con antibióticos de- termina la especie (fig.91-2), el crecimiento se ob- tiene en una a dos semanas o más. La prueba de la tricofitina no es práctica; resulta útil en formas in- flamatorias, profundas o en casos de ide (autoecce- matización). Diagnóstico diferencial Tiña de la cabeza: pela- da (fig. 54-1) tricotilomanía (fig. 53-1), alopecia si- filítica (fig. 55-7) y dermatitis seborreica (fig. 8-a). Tiña del cuerpo: pitiriasis rosada (fig. 118-1), gra- nuloma anular (fig. 60-1), eritema anular centífugo(fie. 58-l), ictiosis (figs. 69-l y 69-2), dermatitis numular (f igs. 7-1 y l-2),l iquen simple (fig. 15-l) y eccemátides (fig. l2-3). Tiña de Ia ingle: candi- dosis (fig. 95-5) y psoriasis (fie. l2I-4). Tiña de las manos: dermatitis por contacto (fi9.5-2), dishidro- sis (f ig. 38-l), psoriasis. Tiña de los pies: candi- dosis, queratólisis punteada (fig. 89-1), psoriasis (fig. l2I-1). Tiña de las uñas: candidosis (fie.95-7), psoriasis (fig. l2l-l), exostosis subungueal (fig. 106-l), onicocriptosis (fig. 107-1) y otras distrofias ungueales (fie.101-q. Tratamiento En casos de tiña de la cabeza debe administrarse griseofulvina (Gentles, 1959), anti- biótico micostático, por vía oral, l0 a 20 mgkgl día, por dos a tres meses; un esquema práctico consiste en dat 125 mg a menores de tres años, 250 mg a niños de cuatro a siete años de edad, 375 mg a los de ocho a 12, y 500 a 1 000 mg/día a adultos. Los principales efectos secundarios son cefalalgia, náuseas y fotosensibilidad. En el querión, algunos recomiendan prednisona, 0.5 mg/kg/día, durante dos semanas, junto con el antimicótico. En la tiña de la cabeza, e specialment e por M. c ani s, ift acona- zol en administración intermitente ("pulsos"), o bien, terbinafina, l0 mg/kg/día cuando menos ocho Micosis superf ic ia les semanas, un esquema práctico consiste en dar 62.5 mg/día a niños de menos de 20 kg de peso corpo- ral, 125 mg/día a los de 20 a 40 kg o mayores de cinco años de edad, respectivamente; en mayores de 40 kg y en adultos se recomiendan 250 mgldía durante dos semanas en la tiña del cuerpo, o duran- te cuatro en la de los pies. Tienen interés histórico el acetato de talio y la radioterapia, utilizados para generar depilación transitoria. En las tiñas de piel lampiña puede administrar- se localmente, por uno a dos meses, cualquiera de los compuestos siguientes: toques con yodo al 0.5 a IVo; lungid'ento de Whitfield (vaselina con ácido salicílico al 37o y ácido benzoico al 67o); tolnafta- to al lVo en solución, crema o talco; tolciclato, pi- rrolnitrina o ácido undecilénico; imidazoles en crema o solución al I o ZVo. como miconazol. clo- tnmazol o isoconazol dos veces al día, o econazol, ketoconazol, sertaconazol, oxiconazol, omocona- zo1, flutrimazol, fenticonazol, tioconazol o bifona- zol una vez al día. En ocasiones se administran: griseofulvina por vía oral o tópica; alilaminas como naftifina y terbinafina en crema, o derivados de morfolinas como amorolfina, y derivados de piri- dona como ciclopiroxolamina, en solución o cre- ma. En el Tokelau han mostrado más utilidad la griseofulvina y la terbinafina por vía oral. Las onicomicosis son más resistentes al trata- miento tópico; se aumenta la penetración de los fármacos por medio de oclusión, o se elimina la queratina infectada mediante extirpación quinírgi- ca parcial, limado continuo, o aplicación de remo- vedores químicos, como la urea al 407o (vaselina, 25 g; lanolina,25 E; cera blanca, l0 g, y urea, 40 g), o la combinación, disponible en el comercio, de bifonazol al2%o y urea al 4OVo en un vehículo muy aceptable desde el punto de vista estético. Este tra- tamiento, que se recomienda cuando hay pocas uñas afectadas, o en niños o embarazadas, se apli- ca en dos fases: una oclusiva, que dura entre una y cuatro semanas hasta la eliminación de la uña in- fectada, y una segunda fase, de consolidación, que consiste en bifonazol al l%o unavez al día hasta la curación; puede ser necesario repetir la primera fase; se requieren cooperación por parte del pa- ciente, y vigilancia para su aplicación adecuada. También pueden aplicarse tioconazol al 287o o ci- clopirox al 87o (ambos a diario), o bien, amorolfi- na al 5Vo (una o dos veces por semana), todos en barniz o laca; los dos últimos tienen buena penetra- ción y persistencia, resisten al agua y son acepta- bles en lo estético; se recomienda su eliminación con acetona antes de cada nueva aplicación, así como limado periódico de las uñas. Dichos barnices se Tiñas aconsejan en las formas distal y blanca superficial, y el tiempo de tratamiento es prolongado; tal vez su mejor indicación sea la profilaxis. Los ffatamientos por vía oral contra la onicomi- cosis consisten en griseofulvina, 500 a 1 000 mgl día por seis a 12 meses, que es más eficaz en la afección de manos, y poco en la de pies (la admi- nisffación simultiínea de vitamina E favorece la ab- sorción). También se utilizan itraconazol, 200 mgldia, o terbinafina, 250 mgldía durante tres a cuatro meses; debido al efecto residual de estos medicamentos se puede obtener curación o mejo- rías muy importantes hasta cuatro a seis meses des- pués de suspenderlos; también es posible usar administración intermitente ("pulsos") de itracona- zol,40O mg, o terbinafina250 a 500 mg/día duran- te una semana cada mes, hasta alcanzar la curación. El fluconazol se recomienda en dosis única sema- nal de 150 mg durante ocho meses, o de 300 mg por periodos más breves. En ocasiones es necesaria la combinación de tratamiento local y sistémico. En caso de dermatofitosis inflamatorias o corti- coestropeadas, granuloma tricofítico, o tiñas resis- tentes a la griseofulvina, como las que se presentan en pacientes con alteraciones inmunitarias, puede usarse ketoconazol por vía oral,2OO mg/día en adultos, o 5 mg/kg/día en niños; la terapéutica pro- longada, como la que se requiere en la onicomico- sis, conlleva el riesgo de hepatotoxicidad. La resistencia a los antimicóticos es rara; casi siempre es relativa, y desaparece mediante aumen- to de la dosis de los sistémicos o la frecuencia de administración de los tópicos; los fracasos terapéu- ticos pueden deberse a diagnóstico incorrecto, fal- ta de apego a la prescripción, dosis inadecuada, interrupción prematura, mala absorción o interac- ción medicamentosa. En casos de tiña de la cabeza se recomienda al paciente frotar ligeramente, durante el baño, las zo- nas afectadas, a fin de eliminar pelos o escamas pa- rasitados. Se usan como coadyuvantes champúes con disulfuro de selenio al2.5Vo o ketoconazol al 2 por ciento. En la ingle se deben evitar los factores favorecedores, como el uso de ropa sintética o muy ajustada, y la sudación excesiva. En los pies, si hay infección agregada, es prioritario el tratamiento de esta última, ya que es minusvalidante; se usan fo- mentos con antisépticos locales (sulfato de cobre a I por 1 000), y aplicación de clioquinol (Viofor- mo@) al 37o, o antlbióticos tópicos o sistémicos; debe recomendarse el secado cuidadoso v evitar el abuso de calzado de material plástico, cerrado o de- portivo; el uso de polvos antimicóticos tras la cu- ración previene la recidiva. Debe valorarse la posibilidad de reinfección a partir de otra persona, Capítulo 97 391 animales o fómites. La frecuencia del estado de portador varía de 14 a 307o, lo que hace conve- niente tratarlos también con antimicóticos locales o incluso sistémicos. En pacientes que reciben tra- tamiento con múltiples f¡írmacos, como ancianos y pacientes con SIDA, debe tenerse en cuenta la posibilidad de interacción medicamentosa, espe- cialmente con fiírmacos que se metabolizan en ci- tocromo p-450 (véase cap. 1). Albanese GC, Aste N, Biggio P, et al. Epidemiologia, eziologia, patogenesi della tinea capitis. G Ital Dermatol Venérel 7999l'134:451-9 Arenas R, Arce M, Leyva J. Onicomicosis dermatofítica: estu- dio abierto, comparativo y al azar entre pomada de bifona- zol-urea combinada con un monopulso de itraconazol o terbinafi na. Dermatología Rev Mex 1999;43(4):149 -56 Arenas R, Ocejo D. Onicomicosis: frecuencia actual en un de- pailamento de dermatología de 1a Ciudad de México. Der- matología Rev Mex l99l ;41(5):1'7 l-5. Arenas R, Rubalcaba J, Leyva J, et al. Onicomicosis y diabetes mellitus tipo 2 Dermatología Rev Mex 1999;43(l):l-7. Arenas R, et al. ler Consenso Micosis Superficiales. Dermato- logía Rev Mex 1999;43(2):80-8. Arenas R. 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Querión de Celso: etapa alopécica. Fig. 97 -7 . Tiña del cuerpo tr¡cofítica, por T. mentagrophytes. Fig.97-8. Tiña del cuerpo microspórica, por M. conis Tiñas Capítulo 97 395 Fig. 97-9, Epidermofitosis de la zona del pañal, por E. floccosum Fig. 97- f 0. Tiña de la ingle, por T. rubrum 396 Capítulo 97 Fig. 97- | l. Tiña de los pies: intertriginosa. Fig.97-12. Tiña de los pies: ampollar. Micosis superf ic ia les Tl ñas capítulo 97 397 Fig.97- 13. Tiña de la mano. Fig. 97 -14, Onicomicosis por dermatofitos 398 Capítulo 97 Fig. 97- 15. Tricofítides en la tiña de los pies. Micosis superf ic ia les Fig.97- 16. Tiña imbricada o Tokelau. Fig. 97-17. Granuloma tricofít¡co en la pierna
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