Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Parcial Domiciliario de Psicología 30/09/09 Docente: Laura Chertkoff Lucas Ramil (DNI 32468124) Ya es casi el mediodía cuando Federico se para frente a la puerta del ascensor esperando que llegue. Como todos los sábados, viene de hacer las compras y lleva unas ocho bolsas en cada mano. La alacena y la heladera estaban vacías, así que tuvo que hacer un fuerte aprovisionamiento. “Que llegue, por favor…” Las manijas se van patinando, y en cualquier momento se va a caer todo. Al lado, un flaco que vive en el mismo piso no le da ni bola. Está más que concentrado en lo que su iPod le ofrece a sus oídos. 2, PB. Llegó el ascensor. Adrián, el flaco, lo hace pasar. “Muchas gracias.” Entran, y Adrián ya está cerrando la puerta cuando estira la mano Patri, una chica del décimo, y entra. -¿Cómo andan? – pregunta Patri mientras marca su piso. -Bien- responden. –Todo tranqui.- agrega Adrián. El ascensor se pone en movimiento. PB, 2. -¿Vieron todo el bardo con la Ley de Medios?- 3, 4… Un empujón los sacude a los tres. Es demasiado para la bolsa de naranjas de Federico, que se raja, dejando que caigan ruidosamente contra el suelo. -¡Otra vez, no! Ya me pasó tres veces esta semana- dice Patri mientras se agacha a juntar las naranjas. El ascensor queda trabado entre el 4 y el 5 piso. ADRIÁN- Siéntense. Esto tiene para rato. No es mi primera vez… Háganme caso.-dice mientras se sienta. Los otros lo siguen. Adrián, distraído, toma una naranja al lado suyo y la mira, ensimismado. Después de unos breves momentos en los que el silencio se impone… FEDE- ¿Algunas vez se pusieron a pensar si las cosas existen realmente? Ponele, Adrián, esa naranja que tenés en tu mano. ¿Cómo sabés que verdaderamente existe? Digo, en que la estás viendo y tocando no podés confiar. Porque cuando uno sueña, le parece que está viendo y tocando cosas que en realidad no están ahí. PATRI- La verdad es muy loco lo que decís… F- Yo pienso que la única forma en que podés estar seguro de que algo sea verdadero, es que te lo revele con claridad la luz de tu entendimiento. Lo importante es siempre ser metódico: debo dudar de todo y sólo creer como seguro lo que mi razonamiento me permite entender como tal. Mirá esta naranja. Uno diría que la naranja es redonda, tiene un aroma entre muy débil, una textura un poco rugosa… Pero, aunque la cortara, o la quemara, o la pintara seguiría siendo la misma naranja. Es decir que lo que puedo conocer de esta, no son sus características, sino que es un cuerpo extenso, que ocupa un lugar en el espacio y que se me revela en este momento con ciertas cualidades. Y esta concepción la obtengo a través de mi razonamiento, que es lo único en lo que puedo confiar. P-Mmm… F- Dios me creó con un espíritu, y a través de este pienso, imagino, deseo, siento, etc. Lo que se a ciencia cierta, es que, si puedo dudar, entonces existo. Porque por más que me equivoque en mi duda y en mis pensamientos sé que estoy dudando. A partir de esto que sé, que existo como espíritu, puedo averiguar el resto de las cosas. De esa manera puedo llegar a conocer la verdad. P- No. No estoy de acuerdo. Para mí no hay forma de conocer la verdad. Todo lo que conocemos, lo conocemos desde un punto de vista. Son representaciones. Entonces, uno nunca puede llegar a conocer a la naranja totalmente, ni la verdad sobre la naranja, sino una mirada sobre la misma. F- Pero entonces no tiene sentido tratar de conocer nada… P- Por el contrario. Lo interesante es intentar acercarte a lo que querés conocer desde diferentes puntos de vista para ir perfeccionando cada vez más el conocimiento que tenés. Por ejemplo, diferentes disciplinas nos dirían cosas diferentes de la naranja. Desde la medicina, podríamos investigar las vitaminas y nutrientes que puede aportarle al cuerpo. Un físico podría pensar en hacer experimentos para ver su resistencia al aire, si flota o no en el agua o cuán fuerte tiene que ser el impulso para tirarla a dos kilómetros de distancia. Y también podríamos pensar en el acercamiento que hizo María Elena Walsh, al tomarla como protagonista para su conocida canción del “Twist del mono liso”. La naranja se pasea. de la sala al comedor… (Tararea Patri) F- Entonces, ¿son diferentes formas de ir aproximándose a un mismo objeto? P- Sí. Son mapas que se confeccionan sobre el territorio. Que registran diferencias, como las que se encuentran en el territorio. Pero nunca un mapa va a ser el territorio. En primer lugar, porque nunca se agotan todas las posibilidades de representación. Y en segundo lugar, porque todo acercamiento se hace desde un sesgo. Y por esto, no hay mapas verdaderos ni falsos. Ni mapas mejores o peores. En todo caso, hay mapas que sirven mejor que otros de acuerdo con qué intención uno se acerque al mismo. F- Es interesante lo que vos decís. Pero no creo que sea así. La verdad no puede ser más que una. Dios no nos engañaría de esa manera. ¿Vos qué pensás, Adrián? Estás muy callado… A- Es que mi forma de entender las cosas es totalmente distinta a la de ustedes. Si te respondiera la pregunta que me hacés, lo que diría no tendría ningún sentido para vos. Es una lógica completamente diferente a todo lo que se conoce en occidente. P- Bueno. Pero hacé un esfuerzo. Tratá de decirlo como para que nosotros también podamos entenderlo. A- Sería así. Uno no tiene que esforzarse por conocer, ni averiguar. Todo en el mundo tiene espíritu. Esta naranja incluida. Entonces, lo que tendrían que hacer, es poder bajar las barreras, y dejar que su espíritu se vincule con el de la naranja. En cierto sentido, es como si el espíritu de la naranja se hiciera interior al tuyo y el tuyo se exteriorizara y alcanzara al de la naranja. Y en ese punto de sintonía, captarías su esencia. Así hacen los pintores Zen. Ellos tienen un tiempo de meditación en el que captan el espíritu de lo que quieren pintar, y una vez alcanzado, lo retratan con trazos seguros, y reflejando lo que es esencial. P- ¿Y cómo se puede hacer eso? Tenés que decirnos un método para que podamos hacerlo nosotros también. A- No. De ningún modo. El Zen no ofrece ninguna metodología. El intentar seguir una fórmula simplemente bloquearía todo. F- Pero no puede ser así… Uno tiene que poder descansar en un método. Por ejemplo, mi forma de conocer se apoya en una duda sistemática. Por medio de esta, voy sacando de en medio toda cosa que pueda encerrar alguna duda, por más chiquita que sea. Me voy despojando de todo hasta llegar a alguna cosa de la cual no pueda dudar. Y esto es que soy un ser que pienso, y que lo que puedo concebir claramente a través de mi razonamiento, eso es seguro. A- Digamos que en un sentido muuuy diferente al que usó Fede, tendría que ver con la forma en que él piensa que se puede conocer. Es necesario despojarse de todo, pero en este caso inclusive del razonamiento, y desprenderse. Lo fundamental es entender que no hay límites entre un yo y un afuera, sino que somos parte de un todo. F- Pero eso es imposible. El espíritu es algo completamente distinto. El espíritu es eso que soy yo, este ser que piensa, imagina y siente… Justamente, es la unidad última del yo. Puede separarse del cuerpo, porque son elementos distintos, a pesar de que están unidos intensamente. Pero de ningún modo puedo admitir que esta naranja tenga espíritu. Dios creó al hombre, y lo hizo a su semejanza. Por eso es que nosotros tenemos espíritu. P- Bueno, sobre eso que decís de Dios, yo quería acotar algo. Para mí, eso a lo que vos llamás Dios no es más que la instancia superior de los sistemas interconectados. Sería el punto más alto de la jerarquía de sistemas, en el que cada elemento de esa jerarquía, podría ser llamado mente. El individuo y su ambiente, por ejemplo, sería una mente. Dios no sería más que la versión más grande de estas unidades, y nosotros seríamos parte de Él. Vos y yo seríamos parte de ese sistema mayor, de esa mente superior, que vos llamás Dios. F- ¡No! De ningún modo. Dios existe en sí mismo, y la prueba de esto es que en mi mente tengo esta idea de un Dios perfectoe infinito, en el cual coexisten todas las potencialidades y virtudes en su conjunto. Y si puedo pensar en esto, es porque existe un ser que sea de estas características y que la haya puesto en mí. Y es así porque en la causa, tiene que estar todo lo que sale como producto de ella. En cambio, yo soy un ser finito que no puedo conocer las cosas en su totalidad. En ese mismo momento, el ascensor vuelve a funcionar… P- Uh. Miren, volvió a andar. Es una lástima que nos quedemos sin terminar esta charla. ¿No quieren venir un rato a mi depto, así seguimos? F- Dale. Pero con una condición. A- ¿Qué? F- Que me ayuden a juntar las naranjas… Jeje. Todos ríen y los otros lo ayudan a dejar las bolsas en su departamento. Al salir en dirección a lo de Patri, Adrian pregunta: -¿Y las naranjas? ¿No las dejás? F- No. Tengo una mejor idea. Una vez en el departamento, esta idea se materializa: Fede pide permiso a Patri para hacer un exprimido, con el cual acompañar el debate. F- ¿Se dan cuenta de qué es lo que quiero decir? Hace un rato, para decir qué era lo que sabíamos de la naranja, podríamos haber dicho que era un cuerpo sólido, esférico, con una textura rugosa, con poco sabor (tomá, Adri, chupá esta cáscara a ver qué te parece). Y sin embargo, ahora es completamente diferente. Lo que queda es ese resto, y este líquido entre dulce y ácido, sabroso, que adopta la forma del vaso en el que es contenida… Y sigue siendo una naranja. ¿O alguien puede decir que esto que tomamos y que tenemos sobre la mesada no son naranjas? Por eso es que digo, que lo que conocemos es un producto de nuestro razonamiento, y no de lo que percibimos a través de nuestros sentidos. Y si nos apoyamos en una gran claridad del entendimiento, podremos conocer verdades más allá de cualquier duda. A- Desde donde yo lo veo, no podrías estar más lejos de la verdad. Todos esos esfuerzos, y estrategias que seguís, no te llevan a ningún lado. Porque seguís levantando barreras entre vos y el exterior… La manera de conocer es a través del Zen, y nada tiene que ver con el deseo, ni el esfuerzo, ni las ganas. Lo más elemental del Zen, es el Zazen. El Zazen consiste en sentarse en posición de loto frente a un muro, en la misma posición en que lo hacía Buda y meditar. Justamente, Sazen quiere decir eso, sentarse y meditar. Todos los días, a las 6 de la mañana, y a las 7 de la tarde, me tomo un tiempo para hacerlo. Como no hay nada para distraer la atención puedo profundizar en mi interior, y sacar todo lo que esté distorsionando. P- La verdad nunca había escuchado de esto. ¿Y qué más hacés? A- En realidad, el Zazen es lo esencial. También hay ritos de iniciación, enseñanzas a través de los maestros Zen. Una cosa que les resultaría muy extraña es el uso del kyosaku. Es un palo con el que te golpean en la espalda. Parece raro. Pero es extremadamente relajante. Es increíble. Después, hay otras cosas, pero lo fundamental, es la meditación. P- Qué formas tan diferentes de ver las cosas. Tengo tantas ganas de conocer más sobre la naranja. Yo la pesaría, cortaría, separaría, le haría análisis de su composición química, estudiaría su significado dentro de una red semiótica… Y entre sorbo y sorbo del refrescante jugo, siguen debatiendo sus puntos de vista. Sobre la mesada, la única naranja que no llegó a ser exprimida va proyectando su sombra en distintos ángulos a medida que pasa la tarde. Nadie podría asegurarlo, pero quizás, sólo quizás, sea la misma naranja que, en la mano de Adrián, encendió el debate.
Compartir