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alberich, emilio - catequesis de adultos

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EMILIO ALBERICH 
AMBROISE BINZ 
CATEQUESIS 
DE ADULTOS 
colección estudios catequét 
CENTRAL CATEQUÍSTICA SALESIANA / MADRID 
^ ( 0 8 
Emilio Alberich Sotomayof • Ambroise Binz 
CATEQUESIS 
DE 
ADULTOS 
Elementos 
de metodología 
CENTRAL CATEQUÍSTICA SALESIANA / 28028 MADRID F« 
Prólogo 
El interés de la catequesis se está desplazando claramente del mundo infantil 
hacia los adultos, mientras se generaliza la opción por la catequesis de adultos 
como una prioridad pastoral necesaria, insoslayable, en el campo de actividad de 
muchas Iglesias y comunidades cristianas. Es verdad que la actuación concreta de 
esta opción está todavía en sus comienzos, y resulta muy limitada, a veces proble­
mática, no siempre convincente en su forma de ser programada y llevada a cabo. En 
más de un lugar aflora incluso una cierta decepción, señales de desánimo, junto a 
un sentimiento difuso de mcertidumbre sobre lo que hay que hacer. Por eso se sien­
te también la necesidad de clarificar posiciones y de poder disponer de indicaciones 
metodológicas para orientarse en el ámbito concreto de la acción pastoral. 
Los autores de este volumen quisieran aportar una ayuda en esta dirección y 
poner al servicio de los responsables de la catequesis sus conocimientos y su expe­
riencia en el campo del estudio, de la enseñanza y de la formación. Uno de ellos, 
E. Alberich, como profesor de Catequética en la Universidad Pontificia Salesiana 
de Roma (de cuya Facultad de Ciencias de la Educación es actualmente Decano). 
El otro, A. Binz, como miembro de la dirección del «Instituí Romand de Formation 
aux Ministéres« de Friburgo (Suiza) y profesor de Pedagogía Religiosa en la Uni­
versidad de Estrasburgo, en el corazón de la Europa comunitaria. Ambos, además, 
han podido enriquecer su visión de los problemas catequéticos, a nivel internacio­
nal, gracias a su responsabilidad y participación en el «Equipo Europeo de Cate­
quesis», del cual A. Binz es actualmente presidente y a cuyo Comité Directivo per­
tenecen los dos desde hace varios años. 
El volumen que presentamos quiere afrontar de forma seria y documentada, con 
una visión ampliamente internacional, los temas más importantes que se refieren a la 
praxis de la catequesis de adultos en el mundo actual: identidad, motivaciones, signifi­
cación pastoral, objetivos, contenidos y métodos. Lógicamente, este manual nuestro 
se sitúa en continuidad con la reflexión básica de la catequética fundamental y, en 
particular, con el volumen de E. Alberich La catequesis en la Iglesia (Madrid, Edito­
rial CCS 1992), al que se hace referencia con frecuencia a lo largo de estas páginas. 
Esperamos que la obra pueda resultar de utilidad efectiva a cuantos están intere­
sados en el problema de la catequesis de adultos. En particular, quisiéramos ofrecer­
la como texto para los diversos Seminarios, Institutos y Facultades que se ocupan de 
la formación de responsables y agentes de la catequesis. Un agradecimiento especial 
queremos expresar a Antonio Alcedo, que ha preparado el texto base, traducido del 
italiano, y a todas aquellas personas —colegas, estudiantes y amigos— que con sus 
sugerencias y simpatía nos han animado y ayudado en la realización de este trabajo. 
Los Autores 
5 
Siglas y abreviaturas 
DOCUMENTOS CONCILIARES Y DE LA SANTA SEDE: 
AA -Apostolicam actuositatem (apostolado de los seglares). 
AG = Ad gentes (actividad misionera de la Iglesia). 
CD = Chnstus Dominus (ministerio pastoral de los obispos). 
CT = Catechesi tradendae (exhortación apostólica de Juan Pablo II 
del 16.10.1979). 
DCG = Sagrada Congregación del Clero, Directorio General de Pastoral Catequética. 
2.a edic, Madrid, EDICE1981. 
DH = Dignitatis humanae (libertad religiosa). 
DV = Dei Verbun (divina revelación). 
EN = Evangelu nuntiandi (exhortación apostólica de Pablo VI del 8.12.1975). 
GE = Gravissimum educatioms (educación cristiana). 
GS = Gaudium et spes (la Iglesia en el mundo actual). 
LG = Lumen Gentium (Iglesia). 
OICA= Ordo Initiatioms Chnstianae Adultorum (iniciación cristiana de los adultos). 
PO = Presbyterorum ordinis (ministerio y vida de los presbíteros). 
RICA = Ritual de la Iniciación Cristiana de los Adultos (versión y adaptación 
española del OICA). 
SC = Sacrosanctum Concihum (sagrada liturgia). 
UR = Unitatis redintegratio (ecumenismo). 
OTRAS ABREVIATURAS 
AL (Líneas comunes) = DEPARTAMENTO DE CATEQUESIS (DECAT), CONSEJO 
EPISCOPAL LATINOAMERICANO (CELAM), Líneas comunes de orientación para 
la catequesis en América Latina. 2 ed., Bogotá, Centro de Publicaciones CELAM 
1986 .v 
i 
Alemania KWK = «Das katechetische Wirken der Kirche. Ein Arbeitspapier der 
Sachkommission I der gememsamen Synode der Bistumer ín der Bundesrepublik 
Deutschland», en: L.BERTSCH et al. (Eds.), Gemeinsame Synode der Bistumer in 
der Bundesrepublik Deutschland Erganzungsband, Offizielle Gesamtausgabe II. 
Friburgo-Basilea-Viena, Herder 1978, pp. 31-97 
Brasil CR = Catequese renovada. Onentagóes e conteúdo, Documento aprovado 
pelos Bispos do Brasil. "Documentos da CNBB" n. 26, Sao Paulo, Edi$óes Pauli­
nas 1983. 
CA = Catequesis de adultos. t, K ^ v , 
6 
Cat. Iglesia = E. ALBERICH, La catequesis en la Iglesia. Elementos de catequesis fun­
damental. Madrid, Editorial CCS 1991. 
Dic.Cat. = INSTITUTO DE CATEQUÉTICA (FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCA­
CIÓN) DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA SALESIANA DE ROMA, Diccionario de 
Catequética, dirigido por Joseph Gevaert. Madrid, Editorial CCS 1987. 
Dossiers = OFFICE DE CATECHESE DU QUEBEC - NOVALIS, Université Saint-Paul, 
Ottawa (Eds.), Dossiers d'andragogie religieuse. Ottawa, Novalis 1981-1985 (10 
cuadernos). Se citan Dossiers con el número del cuaderno (por ej.: Dossiers 4). 
España CC = COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, La catequesis 
de la comunidad. Orientaciones pastorales para la catequesis en España, hoy. 
Madrid, Edice 1983. 
España CA = COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Catequesis de 
adultos. Orientaciones pastorales. Madrid, Edice 1991. 
Francia CNER = CENTRO NACIONAL DE ENSEÑANZA RELIGIOSA DE FRANCIA, 
Formación cristiana de adultos. Guía teórica y práctica para la catequesis. Traduc­
ción, adaptación y presentación: Vicente Ma Pedrosa. Bilbao, Desclée de Br. 
1989. 
Inglaterra (Cornerstone) = K. NlCHOLS, Guidelines for Religious Education. I. Cor-
nerstone. Middlegreen, Slough, St. Paul Publ. 1978. 
Italia RdC = CONFERENZA EPISCOPALE ITALIANA, // rinnovamento della catechesi. 
Roma, Fondazione di Religione Santi Francesco di Assisi e Caterina da Siena, 
1988. 
Italia UCN = UFFICIO CATECHISTICO NAZIONALE, Adulti nella fede testimoni di 
carita. Orientamenti per la catechesi degh adulti. Schede di lavoro in preparazione al 
Convegno Nazionale 1992. Leumann (Turín), Editrice Elle Di Ci 1990. 
Medellín = SEGUNDA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERI­
CANO, Medellín conclusiones. 6 ed. Bogotá, Secretariado General del CELAM 
1973. 
Mensaje Sínodo 77 = La catequesis en nuestro tiempo. Mensaje al Pueblo de Dios. 
Madrid, PPC1978. 
Puebla = III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Pue­
bla. La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina. Madrid, 
BAC1979. 
Quebec OCQ = OFFICE DE CATECHESE DU QUEBEC, Les nouveaux défis de Vedu­
cation de lafoi des adultes au Quebec. Montréal, Fides 1988. 
USA NCD = UNITED STATES CATHOLIC CONFERENCE, Sharing the Light ofFaith. 
National Catechetical Directory for Catholics of the United States. Washington, 
United States Catholic Conference, Department of Education 1978. 
7 
Introducción ^ • ° °!hn/ 
I. UNA SITUACIÓN PASTORAL EN CRISIS 
La catequesis hoy presenta una panorama tan rico en realizaciones y en prome­
sas como expuesto a retos enormes. Como hemos tenido ocasión de precisar en 
otro lugar,1 la catequesis atraviesa hoy una coyuntura altamente problemática, 
sobre la base de una grave crisis del «lenguaje global» del cristianismo, es decir, del 
mensaje efectivo que los cristianos y la Iglesia transmitena los hombres y mujeres 
de nuestro tiempo Se puede decir que el cristianismo actual, como hecho macros­
cópico y como lenguaje global, no resulta convincente y creíble a la mayoría de las 
personas, no hace brotar el deseo de hacerse cristiano, no se presenta como mensa­
je atrayente y significativo. Y ello no obstante los evidentes síntomas de vuelta a lo 
religioso y de reconquista de lo sagrado presentes en nuestra sociedad.2 
Algunos hechos permiten afirmar, con un cierto grado de objetividad, que, en su 
globahdad, la máquina catequética no funciona, no consigue sus objetivos, está 
reclamando un reajuste radical. Por ejemplo, el avance de la indiferencia religiosa y 
de la increencia, la crisis de identidad de muchos creyentes de hoy, la situación grave­
mente deficitaria del proceso de iniciación cristiana y de la transmisión de la fe a las 
nuevas generaciones (el proceso de iniciación se ha convertido para muchos en pro­
ceso de conclusión); la crisis de credibilidad de la Iglesia, sobre todo en su dimensión 
institucional que, a los ojos de muchos, constituye más bien un obstáculo que un ins­
trumento de evangehzación, el divorcio entre fe y vida, entre fe y cultura, el «drama de 
nuestra época» (EN 20), que reduce para muchos el cristianismo a un hecho ética­
mente irrelevante, existencialmente vacío, culturalmente extraño y estéril. 
He aquí una sene de retos que obligan a un replanteamiento global y profundo 
de toda la acción pastoral de la Iglesia y, más concretamente, de la catequesis. 
Ante esta situación, es frecuente hoy invocar la urgencia de la opción evangehza-
dora, como opción decisiva de cara a los imperativos del momento Se habla, inclu­
so, de nueva evangehzación, del paso necesario de una pastoral de mantenimiento a 
una pastoral de evangehzación o misionera, de la necesidad de ponerse en estado de 
evangehzación. Y dentro de este contexto ha destacado también, en el período 
postconciliar, la opción prioritaria por la catcquesis de adultos. 
II. LA OPCIÓN PASTORAL POR LA CATEQUESIS DE ADULTOS 
La «catequesis de adultos» (CA) o «formación cristiana de adultos» es hoy obje­
to de particular atención en muchos países y regiones, por parte de las Iglesias. 
1 Cf Cat Iglesia, pp 15 16 
2 Un análisis penetrante de esta situación ofrece la obra de J MARTIN VELASCO, El malestar religioso 
de nuestra cultura Madrid, Paulinas 1993 
9 
Aparece como prioridad pastoral importante, en relación con la tarea evangeliza-
dora de la Iglesia actual. De esta forma se va fraguando, en el ámbito de la refle­
xión catequética, la convicción, ya presente desde la primera etapa postconciliar, de 
la necesidad de trasladar el acento del mundo infantil, ámbito tradicional de la 
catequesis, hacia el mundo de los adultos. 
Diversos indicadores dan testimonio de la irrupción de esta nueva sensibilidad y 
preocupación:3 
— Ya resulta proverbial, en los documentos oficiales de la catequesis, afirmar 
con claridad la primacía de la CA como forma principal y urgente de catequesis (cf. 
DCG 20; CT 43). 
— El período postconciliar ha sido testigo del nacimiento y difusión de varios 
catecismos para adultos, un género literario prácticamente nuevo en la historia de la 
Iglesia. El ejemplo dado por el famoso catecismo holandés de adultos, de 1966, ha 
sido seguido después en otros países como Italia, Alemania, Bélgica, España, Fran­
cia, por citar sólo parcialmente la producción europea.4 
— Otro hecho digno de mención a propósito de nuestro tema es la aparición, en 
estos últimos años, de algunos documentos oficiales de los episcopados sobre la CA, 
con la intención de proporcionar indicaciones y criterios valorativos para las activi­
dades catequéticas con adultos. 
— A las declaraciones de principio van correspondiendo, cada vez más, formas 
concretas de CA en las comunidades eclesiales, con una panorámica verdaderamen­
te rica y heterogénea, aún cuando su presencia sea todavía demasiado reducida en 
el conjunto de la praxis catequética.3 
— Más lentamente va creciendo también el esfuerzo de reflexión catequética 
sobre la CA, es decir, los intentos de profundización sistemática y científica, de sín­
tesis teórica y práctica para proyectar y acompañar la praxis de la CA. A este res­
pecto hay que citar, como más ricos y sensibles, a algunos países, como Estados 
Unidos, Canadá y Alemania, aunque la preocupación y las realizaciones se vayan 
extendiendo por doquier.6 
III. LA REALIDAD CONCRETA: LUCES Y SOMBRAS 
La CA es ya una realidad, una práctica consolidada en el ámbito de la acción 
pastoral, bajo formas muy variadas: grupos de reflexión, círculos bíblicos, itinerarios 
catecumenales, cursos y conferencias, experiencias con los padres, etc. Y, por cuan­
to es dado saber,7 esta praxis concreta presenta, por una parte, luces y motivos de 
esperanza, pero también, es necesario reconocerlo, no pocos aspectos problemáticos. 
3 Para una descripción detallada remitimos al cap I 
4 Véanse las referencias en la bibliografía final 
5 Cf Alemania KWK B 1-2, España CC 38 
6 Véanse las principales realizaciones en la bibliografía final 
7 Cf por ej Francia CNER, pp 71-85, Quebec OCQ, pp 34-38, T Ruiz CEBERIO, «Catequesis de 
adultos», en UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA INSTITUTO SUPERIOR DE PASTORAL, La transmi­
sión de la fe en la sociedad actual Estella (Navarra) Verbo Divino 1991, pp 405-413, UFFICIO CATECHIS 
TICO NAZIONALE, Espérteme di catechesi degh adulti in Italia oggi Leumann (Tunn), Elle Di Ci 1990 
10 
1. Aspectos positivos 
Positivamente, la experiencia de la CA trae consigo indudables valores pastora­
les, verdaderos signos de los tiempos que invitan a mirar con esperanza hacia futu­
ras realizaciones. He aquí algunos: 
l — La difusión de la demanda de formación por parte de muchos adultos de nues­
tro tiempo, que sienten la necesidad de profundizar en su fe y redescubrir su signifi­
cado en la existencia cristiana. Este fenómeno, presente en casi todas partes, trae 
consigo importantes consecuencias, pues estimula una renovación silenciosa pero 
profunda de la base eclesial. Hay que señalar en esta línea la creciente implicación 
de los laicos en los servicios eclesiales, especialmente en la catequesis: su formación 
comporta generalmente un esfuerzo de profundización en la fe. 
— La consolidación de diversos procesos catecumenales, a través de los cuales muchos 
adultos de hoy comienzan o re-comienzan a creer, y en los que las comunidades eclesia­
les encuentran un instrumento privilegiado de renovación y de impulso misionero. 
— El redescubrimiento de la primacía de la Palabra de Dios y el creciente interés 
por la Biblia. Puede decirse con certeza que la Sagrada Escritura es en realidad y sin 
comparación el «catecismo» más usado en la CA. Y esta vuelta preferencial a las 
raíces de la fe cristiana constituye ciertamente un factor de purificación y de reno­
vación de alcance insospechado. 
— El énfasis puesto en la centralidad del adulto en la vida y en la pastoral de las 
comunidades eclesiales, con la superación paulatina de una praxis tradicional de 
estilo infantil y paternalista, centrada en los niños y en los ancianos. 
— La voluntad de diálogo entre fe y vida, entre fe y cultura. Esta inquietud se 
anida en la entraña de muchos esfuerzos presentes hoy en el campo de la CA, y, no 
obstante las dificultades, alimenta la esperanza fundada de poder expresar la fe 
cristiana en términos verdaderamente significativos para los hombres de hoy. 
— La perspectiva de renovación eclesial. La CA es portadora de un proyecto reno­
vado de Iglesia, en el sentido de la eclesiología de comunión, participación y servicio 
del Concilio Vaticano II. Ya es posible constatar los frutos concretos de esta renova­
ción, dondequiera es puesta en práctica en forma adecuada esta catequesis. 
2. Aspectos problemáticos 
Sin embargo, en esta primera aproximación a la realidad de la CA, no faltan cier­
tamente puntos problemáticos y motivos de preocupación. Por ejemplo: 
— Peligrosreales son el empirismo, la superficialidad, la improvisación. Al socai­
re de la nueva «moda pastoral» hay quienes se lanzan a iniciativas no suficiente­
mente preparadas y garantizadas en sus diversos aspectos de proyectación y de 
puesta en práctica. 
— La CA se presenta todavía, con demasiada frecuencia, como una actividad casi 
exclusivamente intraeclesial, dirigida a los cristianos que están dentro, a los que ya prac­
tican, con una incidencia muy reducida hacia los alejados, en perspectiva misionera. 
11 
— Las personas implicadas efectivamente en muchas experiencias de CA, especial­
mente en Europa, son prevalentemente de clase media (o media alta), por encima de 
los 40 años de edad, sobre todo mujeres. Sólo en una mínima proporción se consigue 
interesar a los adultos jóvenes, a los obreros, a los pobres, a los marginados.8 
—Con frecuencia se lamenta el hecho de que haya demasiadas formas de CA 
«infantilizantes» y «decepcionantes», que responden quizás al deseo de seguridad 
psicológica, pero a costa de bloquear el proceso de maduración.9 
— Con frecuencia, los que participan en iniciativas de CA no llegan a integrar la 
imagen de Cristo y de la Iglesia ofrecidas por la catequesis con los aspectos negati­
vos de la praxis eclesial. 
— Es frecuente comprobar en la CA dificultades de lenguaje y de comunicación. 
Lo que se transmite es percibido por muchos adultos como algo muy lejano de su 
vida y de su cultura, como un mensaje extraño, no del todo significativo y parlante 
para los hombres y mujeres inmersos en los problemas reales de la existencia.10 
— La praxis concreta de la CA se caracteriza, además, con demasiada frecuencia, 
por un estilo clerical y paternalista que refleja una visión eclesiológica anticuada y 
compromete seriamente su posibilidad de éxito. En este sentido se puede hablar de 
dificultad de entendimiento y de integración entre adultos e Iglesia.11 Se ha dicho 
también que, muchas veces, ser adulto en la Iglesia sigue siendo en realidad un 
«sueño» difícil de realizar.12 A veces se constata que la CA «no logra de forma clara 
hacer surgir el amor o afecto cordial hacia la Iglesia».11 Más aún, llega a darse inclu­
so el hecho paradójico de que no pocos adultos vayan debilitando su relación con la 
Iglesia institucional a medida que avanzan en un proceso catequético de maduración 
de la fe.14 Todo esto delata la existencia, en la práctica concreta de la CA, de una 
serie de problemas eclesiológicos, que será importante no perder de vista.15 
— Dificultades especiales se encuentran en el terreno de la moral. En este 
campo hay que lamentar, en muchos cristianos de hoy, una gran distancia entre la 
propia conciencia moral y la doctrina oficial de la Iglesia. El problema resulta muy 
delicado y complejo, ya que en él se entremezclan factores muy divergentes, como 
son, por una parte, la rigidez de las posiciones oficiales y, por otra, el exasperado 
subjetivismo presente con frecuencia en la mentalidad de la sociedad actual. 
En resumen: junto a indudables realidades positivas y logros prometedores, se 
habla también de una CA, en algunos países, en estado de crisis. Crisis de entrada y 
«Cf. Québec OCQ, p. 34. 
9 Cf. Italia UCN, pp 30-31. 
10 Cf. D EMEIS - K H. SCHMITT, Handbuch der Gemeindekatechese. Fnburgo-Basilea-Viena, Herder 1986, p. 28. 
11 Cf. E ALBERICH, Catechesi «adulta» in una Chiesa «adulta» I nodi ecclesiologia della catechesi degh 
adulü, en "Onentamenti pedagogía" 38 (1991) 6, 1367-1384. 
12 Cf. N. METTE, Envachsen-setn-Konnen in der Kirche - nur ein Wunschtraum?, en "Katechetische 
Blatter" 116 (1991) 4, 232-234. 
" España CA 155. 
., 14 Cf. D. PIVETEAU, Langages et catechese, en "Catéchése" 21 (1981) 82, p. 58. 
15 Cf. Francia CNER, pp. 46-49, Québec OCQ, pp 33-40. También en Alemania se lamenta la difi­
cultad de pasar de una catequesis «para» los adultos a una catequesis «de» los adultos y «con» los adul­
tos: EMEIS-SCHMITT, op at. p 28. 
12 
de salida,1* por cuanto no llega a alcanzar a los adultos más significativos ni consi­
gue formar a los «adultos comprometidos» que reclama la sociedad actual.17 Crisis 
de la calidad «adulta» de la catequesiá misma, si se tienen en cuenta las experien­
cias de CA calificadas de «infantilizantes y decepcionantes».« 
Todo esto explica la existencia de ufl hecho tan revelador como preocupante: la 
multiplicación de casos de decepción y de abandono por parte de numerosos adultos 
que, al menos inicialmente, habían acogido con entusiasmo la invitación a redescu­
brir la fe y a hacer un camino de maduración en ella. Lo que delata la existencia de 
un malestar y de un problema que incide en la raíz de la praxis misma de la CA en 
la Iglesia de hoy. De aquí que se sienta la necesidad de una profundización ulterior 
del problema y de unas pautas metodológicas más atentas y cercanas a las condicio­
nes reales de actuación de la CA en la coyuntura actual. 
IV. HACIA UNA PROFUNDIZACIÓN METODOLÓGICA 
I La situación evocada invita a una seria reflexión sobre el problema de la | 
I CA en la Iglesia de hoy, y esto desde la perspectiva más propiamente f 
i catequética, que es sustancialmente de orden metodológico. Es el punto i 
I de vista expresado en el subtítulo del volumen: «elementos de metodolo- i 
f. La perspectiva metodológica 
La perspectiva formalmente catequética es esencialmente de orden práctico, y, por 
ello, metodológica, puesto que la cuestión del método constituye el eje central de la 
preocupación catequética. 
De hecho la catequesis se identifica esencialmente como acción, y más precisa­
mente en el ámbito de la educación, de la comunicación, de la enseñanza y de la 
iniciación. En cuanto tal, su puesta en práctica debe ser catalogada como acción 
didáctica, pedagógica, mistagógica. En todo caso, ocupa un lugar central el punto de 
vista metodológico, es decir, la consideración de cómo los diversos factores y condi­
ciones en juego pueden ser organizados para que se desarrolle la acción catequética 
y alcance sus objetivos. 
Situarse en esta clave metodológica significa concretamente encarar la problemá­
tica de la CA teniendo en cuenta las distintas fases del itinerario global de toda pro­
gramación y realización catequética bien organizada, itinerario que comprende 
estos concretos momentos o etapas (y que aparece esbozado en el cuadro esquemá­
tico de la página 16): 
— Etapa o momento cognoscitivo, de observación y conocimiento de la situación 
catequética inicial, de análisis de los elementos que la constituyen: contexto, 
ambiente, personas implicadas, entorno cultural, político, religioso, etc. Del análisis 
16 Cf. T. Ruiz CIBERIO, loe cit 
17 Cf. T. Ruiz CIBERIO, ibid , E. ALBERICH, Per una educazione dellafede in chave di maturazione quale 
tipo di cristiano devepromuovere oggi la catechesi?. e r l "Onentamenti pedagogía" 36 (1989) 2, 309-323. 
18 «En síntesis se puede decir que, junto a muchas iniciativas válidas y prometedoras, existen también 
demasiadas formas de CA infantilizantes y decepcionantes»: Italia UCN, p. 31. 
13 
de la situación emerge, al menos en primera instancia, un cierto tipo de demanda 
operativa, un primer esbozo de acción a realizar 
— Etapa o momento interpretativo, de análisis y problematización, de búsqueda 
de causas y significados, de valoración y educación de la demanda operativa emer­
gente Es un proceso fundamentalmente heímeneutico que da como resultado una 
transformación de la demanda y un conjunto de indicaciones y urgencias operativas 
con vistas al proyecto a realizar 
— Etapa o momento proyectativo, de organización de la acción a través de un 
proyecto realista y coherente, que generalmente presupone la formulación de fina­
lidades y objetivos, la elección de un modelo catequetico determinado, la búsqueda 
y organización de contenidos, de intervenciones operativas, de técnicas e instru­
mentos a utilizar 
— Etapa o momento propiamente operativo, de actuación concreta del proyecto 
(catequesis en acto), siguiendo las distintassecuencias o momentos operativos pre­
vistos en el 
— Etapa o momento valorativo, de evaluación de la obra realizada, por medio 
de adecuados instrumentos o técnicas 
— Etapa o momento re-proyectativo, que vuelve a abrir el itinerario motodologí-
co con vistas a un nuevo proyecto mejorado de acción 
El presente volumen, aun sm seguir materialmente todos los pasos programáti­
cos de este itinerario metodológico ideal, quisiera ofrecer estímulos y criterios para 
su aplicación concreta, concentrando su atención sobre algunos de sus momentos y 
exigencias fundamentales 
2. Nuestra exposición 
El presente volumen consta de siete capítulos Los dos primeros intentan una 
lectura global del resurgir de la CA en la Iglesia actual, con un esfuerzo de interpre­
tación, ubicación y valoración general El capitulo primero, La catcquesis de adultos 
opción pastoral prioritaria, presenta una panorámica global del camino de la CA en 
el periodo postconcihar, con la preocupación de calibrar su significación pastoral en 
el contexto de las nuevas coordenandas pastorales de la Iglesia El segundo, Formas 
y modelos de catcquesis de adultos, pretende ofrecer criterios de clasificación de la 
rica realidad de la CA y, al mismo tiempo, clarificar los principales términos impli­
cados en ella, como son «evangelizaron», «catequesis», «formación», y otros seme­
jantes 
Los capítulos siguientes, del tercero al séptimo, examinan los principales factores 
determinantes de la acción catequetica con los adultos En primer lugar, los Estímu­
los y motivaciones para la catequesis de adultos (capitulo 3), con objeto de ofrecer 
argumentos y estímulos a cuantos participan en iniciativas de CA, como miembros 
o como responsables En el capitulo 4, El adulto y su crecimiento humano y cristiano, 
se enfoca, desde diferentes puntos de vista y aproximaciones epistemológicas, el 
sujeto protagonista de la CA, en el campo concreto de su dinamismo y exigencias 
El capitulo 5, Finalidad y objetivos de la catequesis de adultos, toma en consideración 
14 
el tema de los objetivos, ya sea en el aspecto formal (criterios de elección y formu­
lación) como, sobre todo, en la determinación concreta de finalidades y objetivos 
catequéticos en el triple nivel personal, comunitario y eclesial. En el capítulo 6, El 
problema del contenido en la catcquesis de adultos, se perfilan los criterios de selec­
ción y de formulación de los contenidos de la CA, con una atención particular a las 
exigencias de los adultos de nuestro tiempo. Finalmente, el capítulo 7, Agentes, 
métodos e instrumentos en la catequesis de adultos, examina estos importantes facto­
res del proceso metodológico. 
El volumen se concluye con una extensa y detallada reseña bibliográfica relativa 
a la reflexión catequética sobre la CA y a la realidad efectiva de la praxis pastoral de 
la CA en las principales áreas lingüísticas y culturales. Se trata de una panorámica 
que consideramos muy estimulante y variada, capaz de ofrecer una impresionante 
cantidad de modelos y de experiencias de CA a la reflexión y a la creatividad de 
cuantos se interesan por esta parcela tan importante del quehacer educativo y pas­
toral., 
m 
ITER METODOLÓGICO CATEQUETICO 
1. ETAPA O MOMENTO COGNOSCITIVO 
OBSERVACIÓN-CONOCIMIENTO DE LA SITUACIÓN INICIAL 
— Acción inicial (praxis catequetica ya existente) 
— Contexto histórico, cultural, político, social, religioso 
— Personas implicadas 
— Relaciones funciones, grupos, comunicación, tensiones 
— Instituciones sociales, políticas, culturales, religiosas 
2. ETAPA O MOMENTO INTERPRETATIVO 
ANÁLISIS—INTERPRETACIÓN—PROBLEMATIZACION DE LA 
SITUACIÓN 
— Análisis—interpretación—problematizacion del contexto personal y 
ambiental 
— Análisis—interpretación—problematizacion de la acción inicial 
3. ETAPA O MOMENTO PROYECTATIVO 
ELABORACIÓN DEL PROYECTO Y ORGANIZACIÓN DE LA ACCIÓN 
CATEQUETICA 
— Búsqueda y formulación de los OBJETIVOS (generales, parciales, intermedios) 
— Elección del MODELO o MÉTODO CATEQUETICO GLOBAL 
— Selección y organización de los CONTENIDOS (bíblicos, eclesiales, expe-
nenciales) 
— Determinación del «método» o secuencia de INTERVENCIONES OPERA­
TIVAS (o experiencias de aprendizaje) 
— Elección y determinación de ESTRUCTURAS (individuales, grupales, 
comunitarias), TÉCNICAS, INSTRUMENTOS Y MATERIALES. 
— Programación de la PUESTA EN PRACTICA del proyecto 
— Determinación, elección y preparación (tormacion) de los AGENTES y 
COLABORADORES 
— Determinación de los tiempos y modalidades de actuación 
— Sensibilización del ambiente 
— Aspectos organizativos y económicos 
— Programación de la VERIFICACIÓN o EVALUACIÓN 
4. ETAPA O MOMENTO OPERATIVO 
(EXPERIMENTACIÓN Y) REALIZACIÓN del PROYECTO 
5. ETAPA O MOMENTO VALORATIVO 
VERIFICACIÓN y EVALUACIÓN de la realización del PROYECTO 
6. ETAPA O MOMENTO RE-PROYECTATIVO 
Reapertura del itinerario METODOLÓGICO con vistas a la modificación o 
mejora de la praxis 
t 
Capítulo 1 
LA CATCQUESIS DE ADULTOS: 
OPCIÓN PASTORAL PRIORITARIA 
•JV) 
En esta primera aproximación al tema de la CA se pretende evocar la historia 
reciente de la opción prioritaria por la CA en la Iglesia, a fin de comprender su 
significación y seguir sus primeros pasos en la práctica, dentro del movimiento 
de renovación general de la catequesis promovida por el Concilio Vaticano II. 
UNA MIRADA AL PASADO: 
LA CATEQUESIS DE ADULTOS COMO INSTRUCCIÓN RELIGIOSA 
DEL PUEBLO CRISTIANO 
Los últimos siglos de la historia de la Iglesia están impregnados por la 
preocupación de promover la instrucción religiosa del pueblo cristiano, 
aquejado de una proverbial y siempre lamentada ignorancia religiosa.1 Con 
mucha frecuencia se insiste en la necesidad de garantizar en los cristianos 
el conocimiento de las verdades necesarias para la salvación, ya que su 
ignorancia, además de poner en peligro dicha salvación, es causa de deca­
dencia moral y de graves daños para toda la sociedad. 
1 . El impulso del Concilio de Trento 
A lo largo de todo el período de la edad moderna, la catequesis encuentra su 
mayor estímulo y acicate en las prescripciones pastorales del Concilio de Trento, 
puntualmente recordadas y exigidas. Importancia particular para nuestro tema 
reviste la norma contenida en el Decreto «Super lectione et praedicatione» de la 
Sesión V, donde se prescribe a los pastores de almas que: 
«Al menos en los domingos y en las fiestas solemnes alimenten a los pueblos que 
(
J tienen confiados con saludables palabras, según su capacidad, enseñando lo que es 
necesario a todos para la salvación, indicándoles de modo breve y fácil los vicios 
1 Cf P. BRAIDO, Lineamenti di stona della catechesi e dei catechismi Dal «tempo delle nforme« att'etá 
gh impenalvsmi (1450-1870). Leumann (Turín), Elle Di Ci 1991, pp 14-16 
17 
que deben evitar y las virtudes que deben practicar, para que puedan evitar la pena 
eterna y conseguir la gloria celestial» 2 
En el período postndentino la catequesis se caracteriza por la preocupación de 
hacer frente a la gran ignorancia religiosa de los cristianos y por el convencimiento de 
que es urgente enseñar las verdades «necesarias para la salvación» cuyo desconoci­
miento, además, es fuente de toda suerte de herejías, desórdenes e inmoralidades ^ 
En síntesis, puede decirse que en la práctica pastoral de los últimos siglos encon­
tramos numerosas formas de instrucción religiosa y de formación de adultos, predi­
cación, catecismos, misiones populares, preparación para los sacramentos, etc.4 
Pero, a medida que la catcquesis se concentra cada vez más en el mundo de los 
niños y de los adolescentes, se irá imponiendo la necesidad de extender la catcque­
sis también a los adultos. 
2. En nuestro siglo: catequesis también para los adultos T 
<• 
s 
En el siglo XX siguen teniendo vigencia especial las prescripciones tndentinas y 
los motivos tradicionales para urgir la instrucción religiosa del pueblo cristiano. Así 
consta, por ejemplo, en la encíclica «Acerbo nimis» de PíoX (1905) El Papa, tras 
haber lamentado la proverbial ignorancia religiosa del pueblo cristiano (núm 1-4; 
14-15) y recordado el grave deber de la instrucción de los fieles (num.ll y 12), rea­
firma la urgencia del catecismo para los niños, para los muchachos que se preparan 
para los sacramentos, para los jóvenes en las escuelas (núm.16), subrayando final­
mente la importancia de la instrucción religiosa también para los adultos 
«Porque, en estos tiempos, la edad madura, no menos que la infancia, necesita la 
instrucción religiosa, los párrocos y cuantos sacerdotes tengan cura de almas, ade­
mas de la acostumbrada homilía sobre el Santo Evangelio, que han de hacer todos 
los días de fiesta en la misa parroquial, escojan la hora mas oportuna para que con­
curran los fieles —exceptuando la destinada a la doctrina de los nmos— y den la 
instrucción catequística a los adultos, con lenguaje sencillo y acomodado a su inte­
ligencia Para ello se servirán del Catecismo del Concilio de Trento, de tal modo 
que, en el espacio de cuatro o cinco años, expliquen cuanto se refiere al Símbolo, a 
los Sacramentos, al Decálogo, a la Oración y a los Mandamientos de la Iglesia» s 
Esta prescripción papal ilustra bien el significado y las modalidades de la instruc­
ción catequística dirigida a los adultos Por consiguiente, la forma más frecuente de 
CA será la instrucción religiosa impartida en las parroquias, sobre todo los domin­
gos por la tarde El estilo y el espíritu de esta forma de catequesis se amoldan, en 
general, a una línea tradicional de exposición doctrinal, de carácter deductivo, 
2 Concihum Tndentmum, Sessio V, Deeretum secundum super lectione et praedicatione, n 11 en 
G ALBERIGO et al (Eds ), Concihorum Oecumemcorum Decreta Friburgo, Herder 1962, p 645 Cf tam­
bién Sessio XXIV, Decretum de reformatione, Canon IV (ibid p 739 sobre la predicación a los fieles en 
los días festivos, en Adviento y Cuaresma) y el Canon VII (p 740 sobre la preparación a los sacramentos) 
3 Ejemplos concretos se encuentran en G ADLER G VOGELEISEN, Un siede de catechese en France 
1893 1980 Histoire Deplatements - Enjeux París, Beauchesne 1981, pp 125-132 
4 Cf P BRAIDO, op cit segunda parte 
5 Ene ' Acerbo mmis , del 15 de abril de 1905, n 16 Cf ASS 37 (1904-1905) 623-624 Texto español 
en ACCIÓN CATÓLICA ESPAÑOLA, Colección de Encíclicas y documentos pontificios 4 ed Madrid, Publ 
de la Junta Técnica Nacional 1955, pp 903 904 
18 
como vemos, por ejemplo, en estas palabras de Mons. Fernando Rodolfi, obispo de 
Vicenza (1911-1943), uno de los obispos italianos que con más celo ha promovido 
, la CA en la línea de las normas tridentinas y de Pío X: 
«Recordemos que el catecismo a los adultos no es un sermón, en el sentido común 
de la palabra, sino que debe ser una lección [...] Debe exponerse claramente la ver­
dad que hay que explicar, dar las definiciones exactas, dividir la materia o enume-
4 "f rar las pruebas; después deben desarrollarse una a una, haciendo confluir, sin dis-
5 gresiones inútiles, toda la argumentación sobre el tema propuesto. Para explicar 
bien el catecismo, más que un orador se necesita un maestro, más que la elocuen­
cia el método, y más que la cultura literaria la sólida doctrina teológica».6 
Con el paso del tiempo, se explica el hecho de que en algunas diócesis, ante la difi­
cultad de reunir a los adultos en la tarde del domingo, se prescriba la explicación del 
1 catecismo, de forma sistemática, durante la misa dominical, en lugar de la homilía. 
Otras disposiciones oficiales posteriores conservarán un tenor semejante a la 
«Acerbo nimis». Así, por ejemplo, el Código de Derecho Canónico de 1917 
(c. 1332) y el Decreto «Próvido sane» de la Sagrada Congregación del Concilio 
1 (1935). También aquí se subraya la importancia de la instrucción religiosa a los 
niños y adolescentes, se reafirman las normas tridentinas, como en «Acerbo nimis» 
y se recuerda la necesidad de la explicación del catecismo a los adultos, no sólo para 
hacer frente a su ignorancia, sino también «con el fin de que la instrucción religiosa 
impartida a los niños no caiga en olvido al ir creciendo en edad».7 
t Sustancialmente se encuentran también indicaciones semejantes todavía en 1950, 
con ocasión del / Congreso Catequístico Internacional de Roma (octubre de 1950) y 
en el relativo discurso de clausura de Pío XII (14.10.1950).8 Después de haber cons­
tatado que la catequesis tradicional de los domingos se encuentra en una situación 
i de gran abandono («in statu derelictionis»), se reafirma la importancia de este tipo 
de catequesis y se buscan ocasiones y formas para subsanar esta laguna. La cateque­
sis en general es llamada «explicación de la doctrina católica» («doctrinae catholi-
cae explanatio«: n. 5), «transmisión de la doctrina cristiana» («traditio christianae 
doctrinae«: n. 6), «ilustración de la doctrina católica» («¡Ilustrado catholicae doctri­
nae»: n. 12). Son modos típicos de concebir la catequesis en la edad moderna, con-
) centrada sobre todo en la transmisión doctrinal de conocimientos religiosos. 
En síntesis: en la época moderna es posible comprobar la existencia, desde 
el punto de vista oficial, de una línea bien definida que parte de Trento y 
es bastante homogénea y constante en la presentación de motivaciones, 
objetivos, contenidos, métodos y agentes de la CA. Como motivo se invoca 
sobre todo la ignorancia religiosa de los cristianos y la necesidad de cono­
cer las verdades necesarias para la salvación. La catequesis aparece pro­
gresivamente concebida como extensión a los adultos de la instrucción diri­
gida a los niños, y tiene como objetivo principal la formación del «buen 
cristiano», que conoce la doctrina y practica sus deberes. 
6 «Bollettino Ecclesiastico» (Vicenza) 6 (1915)12, 397-398. 
7 Cí. Insegnamento del catechismo e predicazione. Roma, Paoline 1952, p 39 
8 Cf. Acta Congressus Catechistici Intemationahs MCML. Typis Poliglotos Vaticams 1953, pp. 165-167 
(Votum V «De institutione religiosa adultorum»). _ 
» 
3. Experiencias alternativas de catequesis de adultos -> 
/ 
En realidad, no faltan en este período, junto a las formas tradicionales evocadas arri­
ba, otras muchas experiencias y manifestaciones de CA, generalmente más serias y 
selectas, vinculadas sobre todo a grupos particulares, como son la Acción Católica, los 
movimientos apostólicos, la JOC, círculos intelectuales, catecumenado de adultos, etc. 
En este sentido pueden recordarse, por ejemplo, en Francia, los diversos movi­
mientos de Acción Católica y, a partir de 1947, la restauración del catecumenado de 
adultos, especialmente en Lyon y París.9 En la tradición francesa, antes de los años 
cincuenta, el término «catecismo» se aplicaba siempre a la tradicional instrucción 
religiosa de los niños, mientras se reservaba el término «catequesis» a la instrucción 
religiosa de los adultos fuera de la predicación dominical o de las «misiones».10 
En España vale la pena recordar la experiencia de los «Cursillos de Cristiandad», 
nacida en 1946 en Palma de Mallorca (cf. bibliografía final), y las «Ejercitaciones 
por un mundo mejor»." 
También con respecto a Italia pueden recordarse experiencias semejantes, uni­
das sobre todo al desarrollo de la Acción Católica. Merece una mención especial, 
por ejemplo, la ampliamente conocida y difundida obra de Mons. Olgiati, El Silaba­
rio del Cristianismo (1924), escrita en ocasión de las «Semanas» de catecismo orga­
nizadas para los miembros de AC en los años '20,12 y otras semejantes iniciativas 
pastorales. Otros testimonios podrían recogerse respecto a otros países, como Ale­
mania, Estados Unidos, etc.13 
II. EL VIRAJE CONCILIAR Y SUS DESARROLLOS 
: Como para tantos otros aspectos de la reflexión y de la praxis eclesial, también | 
I para la CA el Vaticano II ha representado un viraje decisivo y el punto de airan- i 
i que de nuevas perspectivas. Y ello, más que por el impulso explícito del Conci- | 
i lio, como resultado de la evolución experimentadaen el período postconciliar. f 
1. La obra del Concilio > 
Por lo que se refiere al Concilio en sí mismo, es sabido que no pudo tratar explícitamen­
te el tema de la catequesis, aunque estaba previsto en los esquemas preparatorios y existían 
orientaciones que ya señalaban la necesidad de promover de forma nueva la CA.14 
9 Véanse referencias bibliográficas en la bibliografía final. 
10 Cf. G. DE BRETAGNE, Pastorale Catéchétique. París, Desclée de Brouwer 1953, pp. 326-328 («La 
Catéchese»); G. ADLER - G. VOGELEISEN, Un siécle de catéchése en France 1893-1980. Histoire - Déplacements 
- Enjeux. París, Beauchesne 1981, p. 10; E. GERMAIN, 2000 ans d'éducation de la foi. París, Desclée 1983. 
11 Cf. C. FLORISTAN, Para comprender el catecumenado. Estella, Verbo Divino 1989, p. 94. I 
12 Cf. F. OLGIATI, // Silabario del Crisüanesimo. Milán, Vita e pensiero 1982 (ed. anastática de la 30 ed. de 
1963). 
13 En Alemania merece ser recordada la Formación teológica de adultos («Theologische 
Erwachsenenbildung») que presenta aspectos afines a la CA (cf. bibliografía final). Respecto a los 
USA, cf. J. L. ELIAS, The Foundations and Practice of Adulí Religious Educatwn. Malabar, Florida, 
Robert E.Krieger 1982, pp. 119-148 (Cap.V: «Historical Perspectives on Adult Religious Education»), 
14 Los nuevos fermentos conciliares influyeron sobre la decisión holandesa de preparar el famoso 
catecismo de adultos de 1966. Cf. U. GIANETTO, en: Linee fondamentali per una nuova catechesi. Leu-
mann (Turín), Elle Di Ci 1969, pp. XI-XIV. 
20 
En el texto de los documentos conciliares se señala la exhortación a la CA en el decre­
to «Chnstus Dommus», aunque con expresiones todavía típicamente preconciliares. 
«Vigilen [los pastores] para que se de con diligente cuidado la instrucción catequís­
tica [«catechetica institutio tradatur»], cuyo fin es que la fe, ilustrada por la doc­
trina, se torne viva, explícita y activa tanto a los niños y adolescentes como a los 
jóvenes y también a los adultos» (CD 14) 
Hay que recordar, además, las diversas referencias del Concilio a la necesidad de 
restaurar la antigua institución del catecumenado de adultos (SC 64, CD 14, AG 
14). Pero hay que reconocer que, si se exceptúan estas y otras pocas indicaciones, el 
Concilio no ha impulsado de forma explícita y significativa la CA. Será más bien el 
dinamismo postconcihar, de forma extraordinaria y decisiva, el que determine un 
giro fundamental en la mentalidad y en la praxis de la CA. 
2. El primer desarrollo postconciliar: 
afirmación de la primacía de la catequesis de adultos 
y del carácter «adulto» de la catequesis 
En el postconciho surge muy pronto la necesidad de acentuar la urgencia y prima­
cía de la CA en el conjunto de la acción catequetica y pastoral De esta forma se 
lleva a cabo un profundo cambio de perspectiva en el sistema global de la cateque­
sis, tradicionalmente concentrado en el mundo infantil y caracterizado por un estilo 
infantil de actuación 
Poco a poco, en el seno de la reflexión catequética, va delineándose con mayor 
claridad el lugar y alcance de la CA, no ya como una extensión a los adultos de la 
catequesis tradicional, sino con una atención sena a las exigencias y características 
propias de la condición adulta. No solamente se propugna el desarrollo de una 
catequesis para los adultos, sino que se siente la necesidad de una catequesis adulta 
Vale la pena recordar a algunos de los más conocidos autores y expresiones de 
esta toma de conciencia, que podríamos llamar «voces proféticas», sobre todo en los 
años '60, y que han personificado y expresado, de forma a veces impetuosa, la nece­
sidad de cambiar de rumbo y de encarar decididamente el mundo de los adultos 
Una cierta mención preferencial corresponde a Holanda que, desde el comienzo 
de los años sesenta, con ocasión de una Sesión del Equipo Europeo de Catequesis 
(Londres 1961), se orientó decididamente hacia la primacía de la CA 15 Ya en 1962 
decidieron los obispos holandeses elaborar el famoso Nieuwe Catechismus para 
adultos, publicado después en 1966, que inaugura un nuevo estilo catequético y 
representa un giro muy significativo en la historia reciente de la CA 1(> 
España ha vivido en los años '60 una rica floración de experiencias de CA en 
perspectiva evangehzadora y catecumenal Ya desde 1961, Casiano Flonstán pro­
pugnaba la introducción del catecumenado de adultos como forma de reiniciación y 
de reevangehzación de los bautizados.17 Irán naciendo así toda una sene de expe-
15 Cf U GlANETTO loe Clt 
16 Trad española Nuevo catecismo para adultos Versión integra del catecismo holandés Barcelona, 
Herder 1969 
17 Cf C FLORISTAN Cursillos y conversión, en Incunable' n 552 (1961), ID , «Formación de adultos 
El catecumenado actual», en SEMANA INTERNACIONAL DE CATEQUESIS, Catequesis y promoción humana > 
Medelhn 11 18 de agosto de 1968 Salamanca Sigúeme 1969 pp 177-194 
21 
riencias catecumenales y neo-catecumenales que, especialmente a partir de 1965, 
darán vida a la que a veces ha sido llamada la forma «española» de itinerario cate-
cumenal para adultos.18 
En Francia debe recordarse, en primer lugar, la figura excepcional de Joseph 
Colomb, gran promotor del movimiento catequético francés, que será incansable en 
reclamar la necesidad de la CA, aportando razones y proponiendo concretas pautas 
de acción.19 Francia, aunque ligada a la rica tradición de la catequesis infantil,20 vive 
la conciencia de la urgencia de la CA, como atestigua el IV Congreso Catequístico 
Nacional Francés (París 1964): 
«La confrontación del mensaje cristiano con la mentalidad del hombre de hoy es la 
condición de toda catequesis de adultos [..]. Es urgente suscitar esta catequesis de 
adultos».21 
Hay que recordar, igualmente, la creación en 1965 del Sector «Adultos» del 
«Centre National de l'Enseignement Religieux» (CNER). En 1968 un artículo pro­
vocativo de Pierre Babin propugna con fuerza la prioridad de la CA.22 
También en Alemania se levantan voces que invocan con fuerza la necesidad 
de colocar a los adultos en el centro de la atención catequética. Especialmente 
Adolf Exeler reivindica, a la luz de la historia, la vuelta a la centralidad de los 
adultos, después de la visión infantilizante propia de los siglos XVIII-XIX.23 Y 
muy significativa resulta, en los mismos años, una obra en colaboración que 
denuncia la insuficiencia de la catequesis de niños y adolescentes.24 Klemens Til-
mann lamenta el vacío catequético que precede y sigue al período clásico de la 
catequesis, en la primera infancia y en la edad adulta.2' Bruno Dreher subraya la 
necesaria centralidad de los adultos en toda la actividad pastoral de la Iglesia, 
cuyo sujeto normal y propio debe ser la comunidad de los adultos. La catequesis 
de niños y jóvenes será siempre un proceso parcial, orientado hacia la CA, porque 
solo puede ser objeto de catequesis lo que se realiza de verdad en la comunidad 
de los adultos.26 
18 Cf C FLORISTAN, Para comprender el catecumenado, pp 94-107 («10 Renovación del catecumena-
do en España») 
w Q- "Vente et Vie", sene 61 y 62 (1963-64) nn 458 y 465, y más tarde en J COLOMB, Manual de 
Catequética Al servicio del Evangelio Vol II, Barcelona, Herder 1971, pp 461-475 ID , Un luogo attuale 
della catechesi nell'insieme della Chiesa, en «Concilium» 6 (1970)3, 409-420 
20 Un dato significativo el Directoire de Pastorale Catechettque a l'usage des dioceses de France (París, CNER 
1964) trata detalladamente de la catequesis en las distintas edades, pero ignora la catequesis de adultos 
21 Catechese pour l'homme d'aujourd'hw Acta du 4e Congrés National de l'Enseignement Religiewc 
París, CNER 1964, pp 311-312 Cf también, en el mismo Congreso «La catechese des adultes chre-
tiens» (Mesa redonda dirigida por G Duperray, pp 293-308) 
22 Cf P BABIN, J'abandonne la catechese, en "Catechistes" 18 (1968) 415-428 
23 Cf A EXELER, Esencia y misión de la catequesis Barcelona, J Flors 1968 (Cap I «Los destinatarios 
de la catequesis«), AEXELER - D EMEIS, Reflektierter Glaube Perspekttven, Methoden und Modelle der 
theologischen Erwachsenenbtldung Fnburgo, Herder 1970 
24 B DREHER et al , Katechese und Gesamtseelsorge Wurzburg, Echter Verlag 1966 Ed italiana La 
stenhta della catechesi infanttle Modena, Paohne 1969 
25 Cf K TILMANN, «Posizione e funzione deH'insegnamento della religione nella scuola elementare 
nell'ambito della formazione religiosa complessiva del fanciullo», en La stenhta della catechesi infantile, 
pp 26-31 
26 B DREHER, «La catechesi ín seno aH'orgamsmo complessivo della pastorale genérale», en La sten­
hta della catechesi infantde, p 71 , . 
22 
Por lo que respecta a Italia, no faltan indicaciones de autores que destacan la urgen­
cia de la CA,27 y es digna de mención la decisión de los obispos, ya en 1967, de incluir 
un catecismo para los adultos en el proyecto global de los nuevos catecismos italianos. 
En los Estados Unidos es conocida la insistencia sobre la CA presente en la obra 
de Gabriel Moran: <-
«Nosotros partimos de la convicción de que el Cristianismo es una religión que sólo 
puede ser verdaderamente comprendida y libremente aceptada por el adulto. En 
consecuencia, enseñamos a los adultos como a quienes pueden abrazar la fe cristia­
na y enseñamos a los niños como a quienes están en camino de ser adultos».28 
En América Latina, antes de las célebres tomas de posición de las Asambleas 
Episcopales de Medellín y Puebla, debe recordarse la Semana Internacional de 
Catequesis de Medellín, en agosto de 1968, donde no faltan decididas afirmaciones 
que reclaman la urgencia de la CA: 
«Hoy más que nunca, a causa de las situaciones en que viven los hombres de los 
países de Latinoamérica, la catequesis para un mundo adulto se plantea como un 
verdadero desafío a la Iglesia».29 
En conclusión, puede decirse que, en los años '60, gracias al impulso del 
Concilio, se impone con fuerza la conciencia de la urgencia y de la primacía 
de la CA en términos profundamente nuevos con respecto al pasado. Si 
antes se decía: hay mucha ignorancia religiosa, falla el conocimiento de la fe, 
por lo que es necesaria la catequesis también para los adultos; ahora se cons­
tata: se difunde la incredulidad, vacila la fe, se pierde la identidad cristiana: 
es urgente una catequesis sobre todo de adultos y una catequesis adulta. 
Sobre este trasfondo, se perfila con claridad el fin de la época de cristiandad, la 
nueva visión conciliar de la Iglesia y de su misión en el mundo, un nuevo acer­
camiento y valoración de la cultura moderna y del mundo contemporáneo. 
3. Consolidación de la opción por la catequesis de adultos: 
afirmaciones oficiales y 
emergencia de la dimensión evangelizadora 
A medida que avanza el período postconciliar, en los años '70 y '80, se | 
multiplican las tomas de posición, en estudios y documentos oficiales, a I 
favor de una opción prioritaria por la CA en la pastoral. Típica de este | 
27 Cf. por ejemplo: G. NEGRI, «Catequesis de adultos», en: G. DHO - L. CSONKA - G. NEGRI, Educar. 
3. Metodología de la catequesis. Salamanca, Sigúeme 1966, pp.565-595; E. ALBERICH, Orientaciones actuales de 
la catequesis. Madrid, Ediciones Don Bosco - CCS 1973 (Cap. II: «Una catequesis al servicio de una fe adulta»). 
28 G. MORAN, Vision and Tacúes. Toward an Adult Church. Nueva York, Herder & Herder 1968 
(Cap. 10: «From Children to Adults»). Cf. P. M. DEVITT, How Adult is ARE? Grabriel Moran's contri-
bution to the field of Adult Religious Education. Dublin, Veritas 1991. Véase también para el Québec: 
D. MORAND, S.O.S. Catéchése auxadultes, en "La Semaine religieuse du Québec" 81 (1969)13, 250-256. 
29 M. AGUILERA, «Catequesis de adultos y catequesis por la familia», en: SEMANA INTERNACIONAL DE 
CATEQUESIS, Catequesis y promoción humana. Medellín 11-18 de agosto de 1968. Salamanca, Sigúeme 1969, 
p. 158. Véase también, en el mismo volumen, el grupo de trabajo 6: «Catequesis de adultos» (pp. 269-278). 
23 
período será también la emergencia de dos hechos íntimamente ligados a 
la suerte de la CA: el redescubrimiento de la misión evangelizadora de la 
Iglesia (primacía de la evangelización y de la pastoral misionera) y la res­
tauración del catecumenado y de la dimensión catecumenal en los proce­
sos catequéticos. He aquí algunos momentos significativos de esta flora­
ción de pronunciamientos y de nuevas experiencias: 
3.1. A nivel universal ,,*•,,,,<«».. 
•' Merece mención especial la clara afirmación de la prioridad de la CA en el 
Directorio Catequístico General, de 1971: 
«Recuerden también [los pastores] que la catequesis de adultos, al ir dirigida a 
hombres capaces de una adhesión plenamente responsable, debe ser considerada 
Í como la forma principal de catequesis, a la que todas las demás, siempre cierta­
mente necesarias, de alguna manera se ordenan».10 
Esta afirmación será recogida también en las conclusiones del II Congreso Cate­
quístico Internacional de Roma (septiembre de 1971), con expresiones tajantes y 
muy significativas: 
i «Es necesario prestar una atención creciente a la catequesis de adultos y reconocer 
|- que la catequesis de los niños es más que nunca dependiente de la fe de los adul-
| tos. Los adultos y las familias reclaman una prioridad catequética».31 
¡ «La catequesis de adultos constituye la forma plena de la catequesis. Las otras for­
mas se refieren a ella [...]. El testimonio de la comunidad adulta es la fuente y el 
fin de la catequesis de los jóvenes».12 
, Mientras tanto con la publicación del OICA, en 1972,31 se reanuda el camino de 
la iniciación sacramental de los adultos y, sobre todo, se vuelve a valorizar el catecu­
menado. Irrumpe también, a lo largo de los años '70, la nueva conciencia de la 
importancia de la evangelización como misión esencial de la Iglesia y como opción 
pastoral prioritaria. Son momentos culminantes de esta toma de conciencia el Síno­
do de los Obispos de 1974, sobre la evangelización, y la consiguiente Exhortación 
Apostólica de Pablo VI, «Evangelii nuntiandi», del 8 de diciembre de 1975. Puede 
decirse que, de aquí en adelante, la CA quedará por doquier inserta en un contexto 
de pastoral evangelizadora y en relación vital con los procesos catecumenales. 
La CA recibe otra consagración oficial en el IV Sínodo de los Obispos, de 1977, 
sobre la catequesis. En su «Mensaje al Pueblo de Dios» se afirma significativamente 
que el catecumenado de adultos representa el modelo y paradigma de toda catequesis.34 
k 
30 D C G 20. Cf. también los nn. 92-97. 
31 SACRA C O N G R E G A Z I O N E PER IL C L E R O , Atti del II Congresso Catechistico Internazwnale Roma , Stu-
dium 1972, p . 503. 
12 Ibid p. 504. Cf también J . C O L O M B , Le Congres International de catechése - Rome. 20-25 septembre 
1971, en " V e n t é et Vie" 24 (1971/72)662, pp . 1-19. 
13 Rituale Romanum, Ordo Initwtionis Chnstianae Adultorum. Ciudad del Vat icano 1972. (Traduc­
ción española Ritual de la Iniciación Cr is t iana de Adultos. Madr id 1976) 
34 Cf. Mensaje Sínodo 77, n. 8. 
•i 
24 
La opción por la CA aparece también reafirmada oficialmente en la Exhortación 
Apostólica «Catechesi tradendae», de Juan Pablo II: 
«Continuando la serie de destinatarios de la catequesis, no puedo menos de poner 
de relieve ahora una de las preocupaciones más constantes de los Padres del Síno­
do, impuesta con vigor y con urgencia por las experiencias que se están dando en el 
mundo entero: se trata del problema central de la catequesis de adultos. Esta es la 
forma principal de la catequesis porque está dirigida a las personas que tienen las 
mayores responsabilidades y la capacidad de vivir el mensaje cristiano bajo su 
forma plenamente desarrollada» (CT 43). 
Ya en los años más próximos a nosotros, es necesario tener presente otro tema 
importante que atañe a nuestro argumento: la insistencia actual sobre la urgencia y la 
necesidad de una «nueva evangelización». Es una consigna que se ha difundido por 
doquier, sobre todo en América Latina, en relacióncon las celebraciones del V Cen­
tenario de la evangelización del Continente, y en Europa, de cara a las nuevas pers­
pectivas de unidad europea y tras la caída del telón de acero entre Este y Oeste. El 
tema de la «nueva evangelización» no resulta siempre claro, ni está exento de ambi­
güedades, pero lleva consigo, muy frecuentemente, un énfasis particular sobre la 
urgencia del trabajo catequético con los adultos.35 
Una última manifestación del interés eclesial por la CA, a nivel de Iglesia univer­
sal, es el documento del Consejo Internacional para la Catequesis (COINCAT), 
que dedicó a este tema una de sus últimas sesiones.36 
3.2. A nivel local: la catequesis de adultos 
en las asambleas, directorios, campañas pastorales 
i La opción pastoral por la evangelización y por la CA ha sido ya recogida | 
i en muchas regiones, países e iglesias locales, en numerosos documentos de i 
I episcopados y de secretariados de catequesis, en campañas pastorales pro- | 
i movidas por los obispos, en diversas asambleas y sínodos celebrados con i 
1 espíritu de renovación. Sería demasiado prolijo intentar una reseña com- i 
| pleta de tales testimonios, pero podemos al menos evocar algunos de sus i 
I momentos más significativos. I 
En España se han multiplicado, a lo largo de los años '70, las declaraciones ofi­
ciales sobre la primacía de la CA, con una orientación explícita hacia la línea y el 
estilo catecumenales.37 En 1983, el importante documento básico La catequesis de la 
35 Para un esclarecimiento del término cf. J. GEVAERT, Primera evangelización. Madrid, Editorial CCS 
1990, pp. 8-11. 
36 Cf. CONSEJO INTERNACIONAL PARA LA CATEQUESIS, La catequesis de adultos en la comunidad cristia­
na (Algunas líneas y orientaciones), en "Actualidad catequética" n. 147 (1990) 351-390. 
37 Cf. JORNADAS NACIONALES DE LA CATEQUESIS DE ADULTOS (Majadahonda, enero 1975), Algunas 
orientaciones pedagogico-catequéticas fundamentales para la educación en la fe de los adultos, en "Actuali­
dad catequética" n 74/75 (1975) 243-254 «Una catequesis que se concibe como un proceso continuo, 
que da prioridad a la catequesis de adultos y se ofrece a todos teniendo en cuenta la pluralidad de eda­
des y situaciones, impregnada siempre de sentido catecumenal»: COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y 
CATEQUESIS, Una nueva etapa en el movimiento catequético, en "Actualidad catequética" n. 92/93 (1979) 
169-184, 2.4. Cf. también: «La educación en la fe del pueblo cristiano», en COMISIÓN EPISCOPAL DE 
ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Documentos colectivos del Episcopado Español sobre formación religiosa y edu­
cación 1969-1980. Madrid, Edice 1981, pp. 311-337 (opción catecumenal). 
15 
comunidad considera la CA como necesidad de primer orden, objeto de una opción 
prioritaria, con motivaciones y características ampliamente expuestas.38 Todo el 
tema ha sido después objeto de atención especial en el documento de 1991 Catc­
quesis de adultos, donde sobresale la perspectiva de la CA como elemento funda­
mental en el proceso de la evangelización.39 
Por lo que respecta a Italia, ya en 1970 el Documento de base «II rinnovamento 
della catechesi» hablaba de los adultos como de «aquellos que son en el sentido 
más pleno los destinatarios del mensaje cristiano».40 A partir de 1973, la campaña 
pastoral «Evangelización y Sacramentos» consagraba el concepto de catequesis per­
manente y la promoción de itinerarios catecumenales.41 Otro momento importante 
es la publicación del Catecismo «Señor ¿a quién iremos?», en 1981, y la calificación 
de la CA como «nueva frontera» en la Asamblea Eclesial de Loreto, de 1985.42 
La nueva opción pastoral se ha visto también confirmada en muchas declaracio­
nes de obispos y en la reflexión pastoral y catequética.43 Ha sido también oficialmen­
te reafirmada con ocasión de la nueva entrega del Documento de base en el Primer 
Congreso Nacional de Catequistas (Roma, 23-25 abril 1988).44 Se pueden recordar 
también las diversas declaraciones y documentos programáticos del Secretariado 
Nacional de Catequesis, que culminaron en el 2e Congreso Nacional de Catequistas: 
«Testigos del Evangelio en la ciudad de los hombres» (noviembre 1992). 
En Francia el interés oficial por la CA se ha manifestado en diversas publicacio­
nes del Centro Nacional de París y sobre todo en el nuevo Catecismo para adultos 
del Episcopado, de 1991, con su correspondiente volumen de guía metodológica.45 
Se ha centrado la atención en la formación de adultos en el contexto eclesial, con la 
creación de equipos de estudio («réseau Vavin») bajo la responsabilidad del «Cen­
tre National de l'Enseignement Religieux» (CNER) que promueve publicaciones, 
coloquios e importantes actividades de investigación. 
Con respecto a Alemania, hay que señalar el importante documento Das kateche-
tische Wirken der Kirche, en el que se proclama y reconoce la prioridad de la CA, 
aún cuando se reconozca que es todavía modesta la existencia de esta catequesis en 
la praxis pastoral efectiva.46 También son realizaciones importantes, al servicio de la 
CA, los catecismos para adultos aparecidos sucesivamente, primero en la Iglesia 
Evangélica y después por parte del Episcopado Católico.47 
Por lo que se refiere a América Latina, hay una línea constante que parte de 
Medellín, con su clara opción por una «evangelización de los bautizados»,48 se vuel-
3» España CC 37-38, 99-100. 
39 Cf. España CA, especialmente 53-56. 
«Italia RdC 124. Cf. también n. 139. 
41 Cf. «Evangelizzazione e sacramenti. Documento pastorale dell'Episcopato italiano» (12.7.1973), nn. 
82-92, en: Enchiridion delta Conferenza Episcopale Italiana. Vol. 2. Bolonia, Dehoniane 1985, pp. 191-193. 
42 Cf. el discurso de Juan Pablo II en la Asamblea (11.4.1985), en: "II Regno-documenti" 30 (1985)9,316-317. 
43 Cf. "Notiziario UNC" 15 (1986)1-2, p. 67; P. SCABINI, en: ID. et al., Catechesi per cristiani adulti. 
Proposte ed esperienze. Roma, Paoline 1987, p. 13. 
44 ls Convegno Nazionale dei Catechisti. Roma 23-25 Aprile 1988. Roma, Fondazione di Religione 
Santi Francesco di Assisi e Caterina da Siena 1988. Véase también la carta de los obispos en la nueva 
edición del Documento de base: Italia RdC (ed.1988) pp. 13-14. 
45 Véanse los datos relativos en la bibliografía final. 
46 Cf. Alemania KWK B 1.-2. 
47 Cf. la bibliografía final. 
48 Medellín (Catequesis), n. 9. 
26 
ve a encontrar en Puebla alrededor del proyecto de «catequesis permanente» (Pue­
bla 998) y reaparece más explícitamente en el Documento Líneas comunes del 
Departamento de Catequesis del CELAM, de 1985.49 Afirmaciones semejantes 
están también presentes en documentos programáticos de diversos países latinoa­
mericanos, como por ejemplo Chile, Brasil, México y otros.50 
En los Estados Unidos de América han adquirido relieve las experiencias de 
catecumenado de adultos, sobre todo siguiendo la línea programática del nuevo 
Ritual de iniciación cristiana de adultos (OICA), ya desde los años setenta.51 El 
Directorio Nacional de Catequesis, de 1979, Sharing the Light of Faith, proclama 
muy claramente la centralidad del compromiso por la CA, como proceso de madu­
ración de la fe de los adultos y no solo para facilitar o mejorar la catequesis de los 
niños.52 De esta CA se especifican después las prioridades y motivaciones.53 
3.3. Otros desarrollos de la CA: 
catecismos, libros de la fe, nuevas experiencias 
Queremos aludir a algunas nuevas experiencias y realizaciones que son un 
índice elocuente del progreso de la conciencia eclesial y de la afirmación 
de la opción pastoral por la CA. 
— El período postconciliar ha sido testigo del nacimiento de un tipo de catecismos 
prácticamente nuevo en la historia de la moderna catequesis: los nuevos Catecismos 
para adultos de diversos episcopados. Ha abierto la serie el famoso catecismo holan­
dés de 1966, pero el ejemplo ha sido seguido después en otros países, como Italia, 
Alemania, Bélgica, España, Francia, Colombia.54 En estas obras resulta evidente el 
deseo de conseguir fórmulassintéticas y globales de la fe cristiana para los hombres 
de nuestro tiempo, con un estilo muy distinto del de los catecismos tradicionales. 
Un análisis atento de estos catecismos oficiales permite identificar estilos cate-
quéticos y preocupaciones pastorales diferentes. Algunos, como el catecismo holan­
dés y el belga, demuestran una gran sensibilidad por el problema del lenguaje y del 
diálogo cultural con los hombres de hoy.55 Otros en cambio denotan más bien una 
preocupación por la integridad y la ortodoxia doctrinal. Afloran aquí, como tantas 
49 Cf AL (Líneas comunes) 65 opción por una catequesis que «acompaña al cristiano en toda su 
vida, principalmente en la etapa adulta». 
50 Cf. OFICINA NACIONAL DE CATEQUESIS, Líneas generales para la catequesis en Chile. Santiago 1974, 
n 19, Brasil CR 120 «La Catequesis comunitaria de adultos, no solo no es un apéndice o complemento, 
sino que debe ser el modelo ideal y la referencia a la que se deben subordinar todas la otras formas de 
actividad catequetica. Ella debe recibir una atención prioritaria en toda parroquia y comunidad eclesial de 
base», cf. también el n 130, COMISIÓN EPISCOPAL DE EVANGELIZACION Y CATEQUESIS, Guía pastoral para 
la catequesis de México México 1992, nn 90-95 
51 Cf R LEWINSKI, Welcoming the New Catholic Chicago, Liturgy Trainmg Pubhcations 1983 (ed revi­
sada) Para otras publicaciones, remitimos a la bibliografía final 
52USANCD40. <-><« 
., 53Ibid 188-189 
54 Remitimos a la bibliografía final para las referencias concretas 
55 A propósito del «Livre de la foi» belga es interesante notar que no se trata de un volumen único en 
dos lenguas (flamenco y francés), sino de dos versiones originales y distintas, atentas a las diferencias lin­
güisticas y culturales de cada grupo ?._¡jt a'íl.iv J 
w 
veces en la historia, las dos almas presentes en la reflexión catequetica la pedagógi­
ca y la teológica56 
— Hay que señalar también la importante contribución de diversos teólogos, 
especialmente alemanes, con obras que, sm ser formalmente catequeticas, dan a la 
CA aportaciones de gran valor Nos referimos a las vanas «introducciones al cristia­
nismo» o «introducciones a la fe», brindadas de distintas maneras, que delatan 
siempre el deseo de redescubrir el núcleo esencial de la fe cristiana Podemos recor­
dar, por ejemplo, a autores bien conocidos como W Kasper, H Kung, O H Pesch, 
K Rahner, G Ebelmg, J Ratzmger y T Schneider57 
El hecho en si es muy significativo Se dina que los principales teólogos postcon-
ciliares sienten la necesidad de intentar, como coronación de su obra teológica, una 
visión sintética del universo de la fe, un redescubrimiento del núcleo central de la 
experiencia cristiana, una especie de «esencia del Cristianismo», como respuesta a 
la perdida de identidad del cristiano de hoy Son testimonios y aportaciones de gran 
utilidad en el terreno de la CA 
— Podríamos citar también aquí muchas realizaciones catequéticas que salpican 
en los diversos países el camino progresivo de la CA en la reflexión y en la praxis 
concreta libros y materiales para adultos, itinerarios de fe, modelos catequeticos 
para diversas situaciones de vida, uso de los medios de comunicación social, etc58 
Puede decirse que, en los últimos veinte años, se ha consolidado clara­
mente la opción prioritaria por la CA, en las expresiones oficiales del 
magisterio y en la conciencia eclesial de las comunidades cristianas Tam­
bién se asiste progresivamente a una efectiva, aunque limitada realización 
de esta catequesis, en formas y estilos muy diversos Se constata una signi­
ficativa ampliación del horizonte, en cuanto que la CA se sitúa cada vez 
mas claramente en la perspectiva de la (nueva) evangehzacion y en el con­
texto mas amplio de una pastoral de los adultos y de las comunidades 
Como se podra ver mas adelante, puede hablarse de la emergencia de una 
catequesis de adultos que no es solamente catequesis y que no es solamente 
de adultos 
III. EL SIGNIFICADO DE LA CATEQUESIS DE ADULTOS: 
UN AUTÉNTICO RETO PEDAGÓGICO Y CULTURAL 
i De este rápido e incompleto recorrido a través del camino de la CA en el 
1 período postconcüiar, se puede apreciar con suficiente claridad —nos 
| parece— la importancia y trascendencia de la nueva opción pastoral Ya 
% Cf E ALBERICH < La catequetica entre pedagogía y teología ambivalencia de una disciplina en 
búsqueda de reconocimiento» en J M PRELLEZO (Ed ) L impegno deü educare Studí in onore di Pietro 
Braido Roma LAS 1991 pp 222 224 
57 Véase la bibliografía final 
58 Para indicaciones detalladas puede consultarse la bibliografía final en las diversas áreas lingüisticas 
y culturales 
28 
no se trata sólo de hacer frente a la lamentable «ignorancia religiosa» de 
los cristianos, ni de potenciar y extender a los adultos lo que tradicional-
mente se viene haciendo con los niños. Las mismas dificultades encontra­
das por la CA casi por doquier dan a entender que está en juego algo 
mucho más serio y comprometido: la catequesis «de adultos» tiene que lle­
gar a ser, en el sentido más pleno, una catequesis «adulta». 
1. Catequesis de adultos «adulta»: rasgos característicos 
De nuestro recorrido a lo largo de documentos e iniciativas postconciliares se 
desprende una primera y clara determinación de la identidad y del significado de la 
CA en la actual situación de la sociedad y de la Iglesia. Es un conjunto de exigen­
cias y de acentos que resultará más claro y concreto a medida que avancemos en 
nuestra exposición. He aquí algunos de estos rasgos característicos: 
— La CA debe estar dotada hoy de una fuerte dimensión evangelizadora, y ser 
repensada por lo tanto dentro de un proyecto pastoral no de mantenimiento, sino 
de evangelización. 
i ' — La CA debe tener una fuerte dimensión comunitaria, porque está ligada esen­
cialmente a la experiencia creyente de la comunidad y a la promoción de nuevas 
formas de comunidad. 
— La CA se concibe hoy en función de un proyecto general de renovación de la 
Iglesia, ya sea en el sentido de constituir un factor importante de reforma eclesial, 
ya en la promoción de nuevas formas de relación entre Iglesia y mundo, Iglesia y 
cultura, Iglesia y compromiso histórico de promoción y liberación. 
— La CA debe integrarse en un proyecto pastoral más amplio: normalmente no 
podrá reducirse a ser sólo «catequesis», ni podrá quedar encerrada en el ámbito de 
los «adultos». 
— Una CA verdaderamente adulta debe promover creyentes adultos y estar al 
servicio de una Iglesia adulta.^' En este sentido se impone el ideal de la «madurez» 
y, por lo tanto, la superación de cualquier forma de infantilismo como meta a con­
seguir en el ejercicio de la acción pastoral de las comunidades cristianas. 
— Una catequesis adulta no puede reducirse a ser un lugar de aplicación y de 
puesta en práctica de elaboraciones teológicas académicas, sino que constituye ella 
misma un lugar teológico fundamental que reivindica en sí misma una originalidad 
teológica propia. 
— Considerada en sus implicaciones y en su significado para el mundo de hoy, la 
CA revela la densidad e importancia de su cometido en la actual sociedad compleja 
y pluralista. Con André Fossion se puede afirmar que la CA representa hoy, sin 
duda, un gran reto cultural,60 digno de ser afrontado con clarividencia y valor. » 
5">Cf. Italia UCN.pp. 32-33 
60 A FOSSION, La catechése dans le champ de la commumcation Ses enjeux pour l'inculturation de la 
foi. París, Cerf 1990, p 257. yjV ) nj ^.,.>ní¡mvn M l l l m ) ^ i r>1, ,,-u,vn, t.¿ ^ \ J . , , !rj,r-l n w 
29 
2. El punto crucial: una catequesis de adultos '• 
en clave educativa y transformadora 
f? 
Estas exigencias de la CA permiten tomar ahora conciencia del problema radical 
que late en el fondo, si se quiere hacer frente a las dificultades y tensiones ya men­
cionadas en la introducción El desafío puede ser formulado asi: en las circunstancias 
actuales es grande el riesgo de concebir la CA con talante conservador e instru­
mental,en vez de orientarla a la promoción de creyentes adultos, como tarea genuí-
namente educativa y factor de transformación cultural y eclesial. 
También en la acción catequética es posible que reaparezca el carácter ambiguo 
que puede encerrar cualquier actividad cultural o pedagógica, siempre susceptible 
de convertirse en objeto de manipulación, de instrumentalización, al servicio de 
intereses particulares o institucionales, o para la conservación del status quo 61 Por 
otra parte, este tipo de deformación se patentiza con frecuencia en muchas formas 
de «educación permanente», que es la actividad educativa más afín a la acción cate­
quética con los adultos 62 
Cabe aquí también recordar la clásica tensión entre socialización y educación, 
como posibilidad alternativa entre dos concepciones opuestas de la CA. Sabemos 
que la socialización es un proceso de adecuación a los grupos sociales, en contraste 
con frecuencia con las auténticas exigencias de una educación genuma. Y todo el 
problema de la CA puede ser leído a la luz de esta instancia pedagógica.63 ) 
t 
2.1. La catequesis de adultos en clave de socialización y conservación 
Concebida de manera instrumental o en la lógica de la socialización, la CA puede 
ser utilizada con una finalidad de adaptación y de integración de las personas en la 
institución eclesial, es decir, en la Iglesia tal como es Así entendida, la CA podría 
convertirse, de hecho, en un simple medio de agregación, una maniobra de recupera­
ción o de salvamento en la actual crisis de credibilidad y de pérdida de influencia 
social por parte de la Iglesia 
«Con toda franqueza, oque buscamos por encima de todo en las propuestas de edu­
cación permanente que organizamos si no es el reforzamiento de aquello que ha 
podido faltar desde la infancia, una cierta reconstrucción de la Iglesia, una recon­
quista de la sacramentalizacion<> La educación permanente de la fe podría ser con­
siderada por algunos como un medio para reparar las grietas de la Iglesia, de apun­
talar sus muros sacudidos por los sobresaltos del mundo contemporáneo» 64 
Desde otro punto de vista, la CA podría también ser pensada, siempre en clave ins­
trumental, para suplir a la falta actual de sacerdotes o de vocaciones consagradas, es 
decir, como un medio de suplencia para la ayuda y la colaboración en una acción pasto­
ral concebida en términos simplemente conservadores. Una CA entendida así resulta 
61 Cf G GROPPO - C NANNI, Educazione e pedagogía oggi novita, ambiguita, speranze, en "Semina-
num" 31 (1979)2, 293 319 
62 Cf G MALIZIA, Una política di educazione permanente per oggi, en ' Onentamenti pedagogía 26 
(1979)5, 776-785 
63 Un análisis semejante, con relación a tres posibles modelos pedagógicos, se encuentra en Francia 
CNER, pp 46-49 
64 D PIVETEAU, L Eglise les adultes et la formationpermanente, en 'Catechese" 15 (1975)59, p 170 >• 
30 
decepcionante y frustra profundamente las expectativas de los mejores adultos de hoy. 
La CA podría incluso ser utilizada para absorber o neutralizar las voces incómo­
das, las instancias críticas o de desacuerdo dentro de la Iglesia.65 
Una concepción semejante puede ser inspirada por el miedo y desembocar con 
frecuencia en desilusión y desánimo por parte de los adultos creyentes. Alguien ha 
dicho que la CA se puede convertir así por una parte en fuente de crecimiento indi­
vidual y por otra en causa de menor adhesión a la vida comunitaria de la Iglesia.66 
Desde un cierto punto de vista, se diría que la Iglesia no entiende a los adultos, o 
que tiene miedo de los adultos, o de la «madurez» de los adultos. Ya en su tiempo, 
Joseph Colomb, figura de primer plano en la renovación catequética francesa, 
lamentaba el hecho de que, a pesar de repetidas llamadas e insistencias, tardara 
tanto en despegar la CA. Y añadía esta reflexión: ,^1 ( !¿ 
«¿Hay que ir más lejos, hasta el inconsciente y decir que acaso haya en algunos 
cierto miedo a que el conocimiento más total del misterio cristiano, de extenderse 
en la masa de los fieles, haría más delicado el gobierno de la comunidad cristiana? 
Nada tendría de extraño este modo de pensar, si es cierto que el problema de la 
enseñanza religiosa de los adultos está íntimamente ligado al de la promoción de 
los laicos, que se sabe plantea y planteará múltiples problemas. Lo cierto es que 
entonces se tropezaría con un temor muy antiguo de un pensamiento más cons­
ciente, más lúcido, capaz de crítica».67 
Quizás el análisis de Colomb no haya perdido nada de su actualidad, lo que plan­
tea problemas no indiferentes a la hora de querer relanzar la CA en el mundo de hoy. 
¿De verdad se tiene miedo de los adultos y de las personas «adultas en la fe»? Cabe 
preguntarse «si la Iglesia (Católica) está verdaderamente dispuesta por su parte, y en 
qué medida, para un encuentro corresponsable con los adultos» de nuestro tiempo.68 
Se puede pensar, con fundamento, que una acción catequética de este tipo carece de 
futuro, y que puede comprometer seriamente el porvenir de la fe en el mundo de hoy. 
Más aún: la CA podría quedarse convertida en un discurso cerrado, separado, condena­
do a permanecer en el ámbito intraeclesial, muy lejano del mundo real de nuestros con­
temporáneos. Esto ya es denunciado por algún que otro observador de la CA de hoy: 
«Puede observarse que la clientela alcanzada de hecho está más cerca del mundo 
| .. cristiano del pasado (padres de niños en edad de iniciación sacramental, gente de 
j „ clase media, participantes en los grupos de oración) que del mundo secular de hoy 
I (jóvenes adultos, trabajadores, estudiantes, parejas jóvenes, obreros, desadaptados, 
marginados, intelectuales, alejados, etc. [...] Nuestra educación de la fe alcanza 
poco las sensibilidades de una nueva cultura que va surgiendo, especialmente 
entre los jóvenes».69 
' Y una constatación semejante aparece en el documento oficial sobre la cateque-
sis de los obispos españoles: 
«Esta evangelización misionera debería dirigirse, de manera especial, a esos gran­
des ámbitos humanos en los que la Iglesia está particularmente ausente: el mundo 
obrero, el mundo de la emigración, amplios sectores de nuestra juventud, el 
t 6 5 Cf. D . PlVETEAU, art. Clt. 
66 D. PIVETEAU, Langages et catéchése, en "Catéchése" 21 (1981)82, p. 58. 
6 7 J. COLOMB, op. al, p. 465. 
68 N. METTE, Erwachsen-sein-Konnen in der Kirche - nur ein Wunschtraum9, en "Katechetische Blat-
ter" 116 (1991)4, p. 232. 
f»QuébecOCQ,p.34. u>. q.,<m-.. 
M 
mundo de la cultuia y de la universidad, grandes sectores rurales y, por encima 
de todo, el mundo de los mas pobres, de los mas marginados» 70 
j 
2.2. La catequesis de adultos en clave de educación y de transformación 
Por el contrario, concebida como educación, en clave promocional, la CA debe 
ponerse explícitamente al servicio de la madurez adulta de la fe de los creyentes y, 
por tanto, también del crecimiento y transformación de la Iglesia La empresa no es 
nada fácil presupone efectivamente una llamada a la conversión de la Iglesia y tam­
bién la voluntad de aceptar responsablemente el conflicto que inevitablemente 
podrá surgir de la dinámica de la renovación 71 
En definitiva, se trata de un doble reto lanzado a la Iglesia y a la catequesis 
— A la Iglesia, que tiene que escoger entre replegarse sobre una acción conservadora 
y de defensa o lanzarse a la apertura evangelizadora hacia el mundo real de los hombres 
«Seguir siendo una Iglesia preocupada por una pastoral de mantenimiento centrada en 
la sacramentahzación y el servicio eclesial, o convertirse en una Iglesia preocupada por 
una pastoral misionera, centrada en el testimonio y en la presencia en el mundo»,72 
— A la catequesis, que debe demostrar que quiere y sabe alcanzar de forma efec­
tiva a los adultos de hoy con su sensibilidad y con sus problemas 
«Esta catequesis no puede ser elaborada más que a partir de los problemas de los 
adultos responsables que quieren un cristianismo de adultos, en un mundo que ha 
superado la

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