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ANTIGOTOSOS
H
ay que distinguir dos tipos de medicamentos contra la gota: los que son eficaces contra el
ataque agudo y los correctores de la hiperuricemia.
MEDICAMENTOS PARA TRATAMIENTOS DE ATAQUES AGUDOS
La colchicina es un tratamiento específico y altamente eficaz de los ataques agudos. Al
parecer actúa interrumpiendo la respuesta inflamatoria por inhibición de la migración de
leucocitos a los depósitos articulares de ácido úrico y la fagocitosis de los cristales de urato.
Su utilidad se ve limitada por los efectos secundarios, especialmente de localización
gastrointestinal. Dada la pauta peculiar de administración (dosificando cada dos horas hasta
que desaparezca la sintomatología) es casi inevitable la aparición de efectos gastrointestinales,
porque tienen un período de latencia de varias horas, durante el cual hay amplia oportunidad
para sobredosificar. Sin embargo, una vez establecida la dosis máxima tolerable para cada
paciente, resulta ser bastante estable y los tratamientos sucesivos pueden efectuarse con un
grado mínimo de incomodidad. A pesar de ello, muchos autores prefieren usar como
tratamiento de elección los ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDICOS (ver GRUPO M01A1). La
fenilbutazona es un fármaco muy eficaz por unir a la acción antiinflamatoria un cierto efecto
uricosúrico, pero su uso se encuentra hoy día muy restringido por los riesgos de efectos
secundarios graves, el antiinflamatorio recomendado suele ser la indometacina (150-300
mg/día en varias dosis). Alternativas válidas son el sulindac y el naproxeno. Los salicilatos
no deben ser usados en el tratamiento de la gota.
En caso de ataque monoarticular puede ser útil la inyección intraarticular de corticoides en
dosis proporcional al tamaño de la articulación.
Tratamiento preventivo: para prevenir ataques agudos puede utilizarse una dosis baja de
colchicina (0,5 a 1 mg/día, ajustado para no producir diarrea). Los AINE son también
efectivos pero el potencial de efectos adversos es mayor. El tratamiento suele mantenerse
hasta un año tras la normalización de la uricemia.
MEDICAMENTOS CORRECTORES DE LA HIPERURICEMIA
♦ El único agente Alopurinol: Bloquea la síntesis de ácido úrico a partir de las purinas por
inhibición del enzima xantin oxidasa.
♦ Uricosúricos: Aumentan la excreción urinaria de ácido úrico impidiendo la reabsorción
tubular. El único agente uricosúrico comercializado en España, con principio activo único,
es la benzbromarona. Es más que suficiente para este propósito porque es un fármaco
potente y muy eficaz. El probenecid no se encuentra en nuestro país en ninguna
presentación que permita la utilidad cómoda como agente corrector de la hiperuricemia.
Criterios de utilización.
Los criterios para usar estos medicamentos son:
1) Hiperuricemia no corregible con medidas no farmacológicas o que a pesar de éstas no
rebaje el urato sérico por debajo de 7 mg/dL.
2) Paciente con tofos o que ha padecido 2-3 ataques de gota.
3) El paciente está dispuesto a seguir un tratamiento crónico. La meta del tratamiento es
mantener el urato sérico por debajo de 6 mg/dL, o de 5 mg/dL si hay tofos.
Se aconseja generalmente empezar con un uricosúrico y reservar el alopurinol a pacientes que
no respondan adecuadamente; pero en la práctica, el alopurinol es el medicamento más
utilizado.
Los pacientes hiperuricémicos que, manteniendo una dieta pobre en purinas, excretan menos
de 600 mg de ácido úrico al día, pueden muchas veces ser tratados con éxito con uricosúricos.
La hiperuricemia con cifras de eliminación urinaria superiores a 600 mg/día sugieren un
exceso de síntesis de ácido úrico y debe ser tratada con alopurinol.
El alopurinol es también el medicamento de elección en caso de litiasis úrica.
En la hiperuricemia asociada a insuficiencia renal es más eficaz que los uricosúricos, pero
aumenta la incidencia de dermatitis exfoliativa, una complicación poco frecuente del
tratamiento, o presencia de tofos. Se usa también como preventivo de la hiperuricemia en
terapia antineoplásica.
Existen en el mercado algunas asociaciones de alopurinol con uricosúricos. Estas
asociaciones pueden tener utilidad, sobre todo, en casos refractarios. Pero a veces el efecto es
inferior al esperado debido a interacciones entre los componentes.
El efecto movilizador del ácido úrico de los agentes antihiperuricemia puede agravar un cuadro
agudo de gota. Por otra parte es frecuente que se produzcan tales ataques al comienzo de la terapia
con estos fármacos, especialmente con alopurinol.
Por lo tanto, no debe comenzarse una terapia con correctores de la hiperuricemia durante un ataque
agudo de gota, pero no debe tampoco suspenderse el tratamiento si el ataque se produce tras la
instauración de la terapia. Usar colchicina o antiinflamatorios para prevenir o corregir los
ataques.

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