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Estrategias y metas en la resolución de conflictos cotidianos entre adolescentes, padres y madres Mª JOSÉ RODRIGO, MARTA GARCÍA, Mª LUISA MÁIQUEZ, BEATRIZ RODRÍGUEZ E IVÁN PADRÓN Universidad de La Laguna Resumen Se estudia la gestión de los conflictos familiares según el punto de vista del padre, de la madre y del adoles- cente en 295 familias biparentales. Se pretende comparar las estrategias y metas que se emplean durante su reso- lución y analizar el valor predictivo de las metas en la elección de las estrategias. Se seleccionaron seis estrategias y cuatro metas aplicadas a seis situaciones hipotéticas. Se observa un acercamiento activo y racional al conflicto, aunque las madres están más orientadas que los padres y los adolescentes a la negociación y hacer ver su postura, mientras que los adolescentes utilizan más las tácticas impositivas, de manejo de emociones negativas o bien ignoran el conflicto. La tríada presenta una gran coherencia en la estructura de metas y estrategias, más evi- dente en el padre que en la madre y el adolescente. Aparecen tendencias de edad que indican un declinar del con- trol parental a los 16-17 años, no así del control de los adolescentes, mientras que disminuye a estas edades el uso de estrategias negociadoras por ambas partes. Palabras clave: Conflictos entre padres, madres y adolescentes, relaciones familiares, estrategias y metas en la resolución de conflictos, adolescencia. Strategies and goals in conflict resolution between adolescents, fathers and mothers Abstract Conflict resolution according to the views of the father, mother and adolescent was studied in a sample of 295 two-parent families. The purposes of the study were twofold: To compare the strategies and goals used for solving the conflict, and to examine the predictive power of the goals over the strategies used. Six strategies and four goals were selected and were applied to six hypothetical conflict situations. Overall, results indicated an active and rational approach to the conflicts, though mothers used more negotiation and explanation of their own views than fathers and adolescents, whereas adolescents used more dominant tactics, negative emotions or they ignore the conflict. The triad showed great consistency in the structure of their resolution goals and strategies, more evident in the father than in the mother and the adolescent. Age trends revealed a decline in parental control at age 16-17, but not in adolescent control. Moreover, the use of negotiations decreased in both parties at those ages. Keywords: Father-mother-adolescent conflicts, family relationships, strategies and goals in conflict resolution, adolescence. Agradecimientos: Este estudio está financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia (Proyecto: SEJ2004- 08197/EDUC) concedido a la primera autora. Nuestro agradecimiento a las familias y a los centros educativos por su valiosa colaboración. Correspondencia con los autores: María José Rodrigo, Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad de La Laguna, Campus de Guajara, La Laguna, Tenerife, España. Teléfono +34922317535. Fax +922317461. E-mail: mjrodri@ull.es. © 2008 Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2008, 31 (3), 347-362 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 347 La resolución de conflictos es un ámbito de estudio que ha sido investigado desde muchas disciplinas, como por ejemplo, la conflictología, la psicología social y de las organizaciones, la psicología clínica y la psicología evolutiva. Desde esta última perspectiva, que es la que se asume en este trabajo, los conflic- tos cotidianos que se dan en la familia pueden representar oportunidades inesti- mables para el desarrollo de capacidades de negociación, de convencimiento mutuo, de tolerancia y de asunción de responsabilidades, que constituyen pilares importantes para una competencia social adaptada al mundo interpersonal adul- to. Por conflicto entendemos un suceso interpersonal diádico o triádico que implica una oposición más o menos abierta en términos de desacuerdos o discu- siones sobre comportamientos, valores o puntos de vista (Laursen, Coy y Collins, 1998; Smetana, 2005). Especialmente con la llegada de la adolescencia, los conflictos en la familia pueden servir una función adaptativa ya que: a) disparan la necesidad, provocada por los deseos de autonomía del adolescente, de que padres e hijos renegocien las relaciones y responsabilidades mutuas de modo que alcancen relaciones más cen- tradas en la confianza, la comunicación y la tolerancia (Steinberg, 1990); b) con- tribuyen a disminuir las discrepancias entre el punto de vista de padres y adoles- centes, ya que pueden fomentar el intercambio de posturas (Holmbeck y Hill, 1991); c) emocionalmente pueden contribuir a la distancia psicológica de los progenitores que necesitan los adolescentes para culminar su proceso de indivi- duación y construcción de su identidad personal (Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001; Smetana, 2005); por último, d) pueden proporcionar modelos para la resolución productiva de los conflictos en contextos interpersonales, basados en la toma de perspectiva (Smetana, 2005). Sin embargo, también se han encontrado efectos adversos de la conflictividad familiar en el desarrollo del adolescente. Así por ejemplo, el aumento de conflic- tos cotidianos en una familia predice, aunque no siempre, problemas de ajuste en el desarrollo del adolescente (Adams y Laursen, 2001; Barber y Delfabbro, 2000; Laursen y Collins, 1994), su baja autoestima, sobre todo en las chicas (Dekovic, 1999; Ohannessian, Lerner , Lerner y von Eye, 2000), la baja cohesión familiar (Demo, 1991), y problemas de externalización (Foster y Robin, 1997). Si los conflictos son una buena oportunidad para el desarrollo, ¿por qué se encuentran estos resultados tan variables? Una posible respuesta, aparte de las diferencias metodológicas entre los estudios realizados, podría estar en el modo de resolu- ción del conflicto en la familia que, a su vez, estaría asociado con la frecuencia e intensidad de los mismos. Así, Smetana (1996) encontró que aquellas familias con un mayor número de conflictos mostraban también peores estrategias para resolverlos. El presente trabajo, se propone avanzar en el conocimiento de las estrategias que padres e hijos utilizan en la resolución de los conflictos cotidia- nos, así como, las metas que éstos se proponen alcanzar con su resolución, en una muestra de conflictos en la que se ha controlado, mediante estudios normativos previos, su frecuencia e intensidad emocional para las partes (Rodrigo, García, Máiquez y Triana, 2005). Se ha avanzado mucho en la identificación de los conflictos más frecuentes y emocionalmente intensos en la familia y las coincidencias halladas en los nume- rosos estudios son bastante notorias (Dekovic, 1999; Montemayor, 1983; Smeta- na, 1988; Smetana y Gaines, 1999); en nuestro país, (Goñi, 2000; Motrico, Fuentes y Bersabé, 2001; Parra y Oliva, 2002, 2007; Rodrigo et al, 2005). Entre los conflictos más frecuentes según padres e hijos están aquellos relacionados con la realización de tareas domésticas, la regulación de actividades cotidianas y las relaciones interpersonales, los problemas en los estudios, las conductas de riesgo para la salud, la relación entre hermanos, la calidad de la relación padres-hijos, la Infancia y Aprendizaje, 2008, 31 (3), pp. 347-362348 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 348 calidad de la relación de pareja, la apariencia física, los cambios de personalidad y el gasto de dinero. Las mayores discrepancias aparecen en la intensidad emocio- nal con la que experimentan los conflictos unos y otros. Para los padres, los temas que suscitan más temperatura emocional son aquellos que obstaculizan la realización de su tarea, que es el promover el desarrollo de sus hijos. Sin embar- go, para los hijos e hijas los conflictos con más carga emocional son aquellos que amenazan la redefinición de las relaciones familiares en términosmás simétricos y la autonomía en las decisiones personales (Dekovic, 1999; Grusec y Kuczyns- ki, 1997; Smetana, 2005). Para la presente investigación, basándonos en el estudio de Rodrigo et al. (2005), se han seleccionado conflictos muy frecuentes, la mitad de ellos son emo- cionalmente intensos para los padres (falta de colaboración en las tareas domésti- cas, control del estudio, cambios en la personalidad del hijo/a) y la otra mitad para los adolescentes (los padres no prestan la atención requerida a sus asuntos, comparaciones entre hermanos, llegar tarde a casa). Se presentan como situacio- nes hipotéticas concretas para evitar que los actores del conflicto realicen “pro- medios” de formas de actuar en los que es más probable que se introduzca la deseabilidad social (Ceballos y Rodrigo, 1998). Asimismo, se capta mejor la variabilidad en el uso de estrategias y metas característica de las situaciones rea- les (Johnson, LaVoie, Eggenburg, Mahoney y Pounds, 2001). Para caracterizar las estrategias y metas que padres e hijos utilizan hay que tener en cuenta el supuesto que late en el fondo del conflicto, según el cual las dos partes en litigio pueden tener aspiraciones y necesidades que difícilmente se alcanzan simultáneamente. Por ello, los estudios coinciden en señalar que las estrategias de resolución de conflictos giran en torno a dos grandes dimensiones: la satisfacción de las necesidades o preocupaciones del otro y la satisfacción de las necesidades o preocupaciones propias (Gilani, 1999; Laursen y Collins, 1994; Rahim y Bonoma, 1979; Smetana y Gaines, 1999; von der Lippe y Moller, 2000). Así, por ejemplo, se habla de estrategias de integración en las que se propi- cia el intercambio de puntos de vista para alcanzar una solución que satisfaga a las partes; de compromiso en las que ambas partes ceden en algo para alcanzar una solución que sea mutuamente aceptable; de dominación en las que una de las par- tes intenta ganar a la otra, persistiendo en sus demandas o amenazando a sus oponentes; de complacer al otro restando importancia a las diferencias para satisfa- cer las necesidades del otro aunque las propias queden insatisfechas; y de evitación en las que se ignora el conflicto y se pasa éste por alto sin satisfacer ni las necesi- dades propias ni las del otro (Rahim y Bonoma, 1979). Gilani (1999) agrupa estas estrategias en tres estilos de resolución de conflictos que denomina de negociación, de dominación y de evitación. En el primero, padres e hijos intentan alcanzar una resolución del conflicto lo más satisfactoria posible para todos, haciendo ver sus posturas respectivas e intentando llegar a acuerdos. Es evidente que este estilo se alimenta de una cierta dialéctica entre padres e hijos por medio de la cual los hijos exponen sus puntos de vista, a la vez que tratan de entender los de los padres lo que implica perspectivismo. La nego- ciación de puntos de vista puede sentar las bases para un mayor conocimiento y comprensión mutuos, lo que puede potenciar extraordinariamente el desarrollo cognitivo y socioemocional en la adolescencia. En el segundo estilo, los padres afirman su poder sin fisuras, o los adolescentes tratan una y otra vez de salirse con la suya, ya que en ambos casos se busca la satisfacción de las propias necesidades. Las emociones negativas se manejan para expresar la insatisfacción ante el conflic- to y presionar al otro para que ceda. En este caso, el conflicto puede entrar en una vía que dificulta las formas razonadas y efectivas de resolución (Dumas, 2005). En el tercer estilo, padres e hijos se muestran indiferentes o se pliegan al otro con su 349Metas y estrategias en conflictos padres-hijos / Mª J. Rodrigo et al. 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 349 pasividad al no enfrentarse al tema objeto de conflicto para rebajar las tensiones existentes o lo ignoran sin más. Es un estilo no resolutivo del conflicto que puede contribuir a la acumulación de contenciosos en la familia. Hay que aclarar que, aunque se hable de estilos, las familias no tienen por qué atenerse a uno solo, sino que lo frecuente es que se manejen todos ellos aunque en diferente proporción. Una revisión de estudios con muestras euro-americanas en Estados Unidos ha mostrado que entre un 30% y el 50% de los conflictos entre padres e hijos se resuelven cediendo éstos ante las presiones de los padres, aunque el uso de estas estrategias declina con la edad al mostrarse los hijos cada vez más críticos con las normas familiares (Laursen y Collins, 1994; Smetana, 2005). En familias de pro- cedencia afro-americana, en la adolescencia temprana es poco frecuente que las discusiones se resuelvan mediante el compromiso y la negociación, siendo la retirada del adolescente sin haber llegado a un acuerdo (dejar el conflicto sin resolver) y la sumisión las fórmulas empleadas con más frecuencia. Hacia la ado- lescencia media y tardía la sumisión va disminuyendo mientras que aumentan la retirada del conflicto y la negociación (Smetana, Daddis y Chiang, 2003; Smeta- na y Gaines, 1999). En cuanto a los contrastes diádicos, las relaciones de la madre con el hijo o con la hija suelen ser las más conflictivas (Laursen et al., 1998; Motrico et al., 2001; Pla, 1999) y muy especialmente con la hija (Monte- mayor, 1986; Smetana, 1989). No obstante, estas relaciones madre-hija progre- san desde una relación conflictiva en la adolescencia temprana a una relación con más mutualidad y compromiso en la adolescencia tardía (Gilani, 1999). La reso- lución conjunta y negociada de conflictos se da sobre todo en familias con padres de niveles educativos más altos (Hoff-Ginsberg y Tardif, 1995), mientras que las familias de niveles bajos tienen más conflictos y son menos flexibles en la inte- racción familiar (Smetana y Gaines, 1999). En cuanto a las metas que los actores del conflicto buscan lograr con su resolu- ción, Hastings y Grusec (1997) las clasifican según busquen producir efectos a largo o a corto plazo. Metas a largo plazo serían aquellas que buscan promover el conocimiento de la posición del otro, mejorar el conocimiento mutuo, o promo- ver el desarrollo social de los hijos. Por el contrario, las metas a corto plazo busca- rían obtener un resultado inmediato como salirse con la suya, hacer que se cum- plan las normas o evitar el conflicto. Por último, se ha identificado una nuevo tipo de meta, la de preservar las buenas relaciones familiares presente en otras culturas más colectivistas (Kapadia y Miller, 2005) y, sobre todo, en las madres de Estados Unidos (Hastings y Grusec, 1997). En cualquier caso lo que parece claro es que algunos padres tendrían metas no centradas exclusivamente en la afirmación de su autoridad, sino en promover el conocimiento mutuo o preservar la armonía fami- liar. Mucho menos se conoce respecto a las metas que persiguen los hijos. Johnson et al. (2001) clasificaron las metas de los adolescentes ante situaciones conflictivas hipotéticas con los iguales en dos tipos: aquellas centradas en mantener las rela- ciones y aquellas centradas en mantener el control o el poder. El presente estudio tiene como primer objetivo comparar las estrategias y metas que padres e hijos emplean durante su participación en conflictos cotidianos. Para ello se seleccionaron seis estrategias (Negociación, Hacer ver su postura y sus nece- sidades, Imposición, Mostrar emociones negativas, Ignorar el conflicto y Dismi- nuir la tensión emocional) y cuatro metas (Relacional, Valoración propia/otro, Ins- trumental y Evitación) partiendo de estudios normativos realizados a partir del inventario de conflictos utilizado en el estudio de Rodrigo et al. (2005), en el que se realizaba un análisis de la frecuencias e intensidad emocional de los conflictos en familias con hijos entre 12 y 17 años, y de los estudios revisados al respecto. Se ha seleccionado una muestra de familias biparentales en las que contamos con el ado- lescente (chico o chica), el padre y la madre de una misma familia. Infancia y Aprendizaje, 2008, 31(3), pp. 347-362350 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 350 Especialmente novedosa es la presencia del padre para poder realizar contras- tes triádicos. Dichos contrastes reflejan el grado de convergencia que se da entre los actores en la utilización de estrategias y en las metas que se plantean, lo que puede ser indicativo de posibles desajustes en la resolución conjunta de conflic- tos. También se realizan contrastes diádicos (padre-hijo/a, madre-hijo/a), ya que hemos procurado que el sexo de los adolescentes se distribuya de forma muy equilibrada. Estos permiten conocer si padres y madres tienen metas y compor- tamientos similares ante los conflictos con sus hijos y con sus hijas. Asimismo, vamos a realizar contrastes según la edad de los hijos, así como analizar la influencia de otras variables sociodemográficas. El segundo objetivo es analizar el valor predictivo de las metas en la elección de las estrategias de resolución de conflictos en adolescentes, padres y madres. Las metas que guían a los padres en sus prácticas educativas suelen permanecer muy implícitas, y dependen de sus concepciones sobre el desarrollo y la educa- ción (Ceballos y Rodrigo, 1998). De igual modo, las metas que siguen los miembros de la tríada cuando resuelven conflictos, aunque cueste trabajo traer- las a su conciencia, son claves para entender sus estrategias y están probablemen- te relacionadas con sus concepciones sobre las relaciones padres-hijos (reciproci- dad, autoridad, cercanía, intimidad, Laursen, Wilder, Noack y Williams, 2000). Por tanto, es de esperar que haya cierta coherencia entre las metas y el uso de estrategias. Así por ejemplo, fortalecer los vínculos familiares, o promover la valoración mutua serían en principio metas asociadas a estrategias de resolución más positivas como las de negociación y conocer la postura del otro y no deberían ir asociadas a estrategias de demostraciones de poder o de presión sobre el otro. Por el contrario, las metas instrumentales y la de evitación estarían más asociadas a estrategias de baja calidad como la imposición del poder o la de ignorar el con- flicto y no debieran ir asociadas a estrategias de negociación o de hacer ver su postura. Método Participantes En el presente estudio han participado 295 familias canarias biparentales, incluyendo en cada familia, al padre, la madre y un hijo o hija adolescente con edad comprendida entre 12 y 17 años. De los 295 adolescentes, 28.1% tenían 12 y 13 años (adolescencia temprana), 29.2% tenían 14 y 15 años (adolescencia media) y 42,7% tenían 16 y 17 años (adolescencia tardía). En cuanto al sexo de los adolescentes, 50.5% eran chicos y 49.2% eran chicas. Respecto a la edad del padre y de la madre, respectivamente, los porcentajes eran los siguientes por cada intervalo de edad: 33.2% (30-43) y 31.5% (28-41); 31.9% (44-48) y 33.2% (42-45); 34.2% (49-67) y 34.6% (46-61). En cuanto al nivel de estudios del padre y de la madre, respectivamente, eran los siguientes: 34.4% y 45.1% sin estudios o con estudios primarios, 34.9% y 30.5% con estudios de bachiller o formación profesional, 21.4% y 24.1% tenían estudios universitarios medios o superiores. Respecto a la ocupación laboral el 93.2% de los padres estaban ocu- pados respecto al 56.6% de las madres. Por último, el 51.2% residía en zona urbana y el 48.1% en zona rural. Instrumento Para la realización de este estudio se diseñó y elaboró un único instrumento, el “Cuestionario situacional de estrategias y metas de resolución de conflictos familiares” (Equipo Familia, Desarrollo y Educación, FADE, Universidad de La Laguna). 351Metas y estrategias en conflictos padres-hijos / Mª J. Rodrigo et al. 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 351 Este instrumento valora la frecuencia con que padres, madres y adolescentes uti- lizan diferentes tipos de estrategias de resolución de conflictos (escala de 1-5) y su grado de acuerdo con diversas metas que se plantean alcanzar con la resolu- ción del conflicto (escala de 1-5). Se han seleccionado seis conflictos muy fre- cuentes: tareas domésticas, control del estudio, cambios en la personalidad del hijo/a, los padres no prestan la atención requerida a sus asuntos, comparaciones entre hermanos y llegar tarde a casa. Tras la descripción de cada situación con- flictiva, el adolescente/padre/madre manifestaba si había vivido dicho conflicto con el fin de obtener un registro del número de conflictos vividos (0-6) a utilizar en los análisis posteriores. Las estrategias evaluadas en los adolescentes, padres y madres son seis, que se presentan con sus Alfas de Cronbach respectivos y con ejemplos relativos al con- flicto de las tareas domésticas: 1) Negociación, perspectivismo mutuo y búsque- da de acuerdo (Alfas: .57, .66, .56; vg., Llegamos a un acuerdo sobre las tareas que me/le corresponden y las que no); 2) Hacer ver su postura y el sentido de la norma (Alfas: .62, .58; vg., Trato de que mi hijo/a entienda lo importante que es su colaboración en la casa (padres-madres) y Hacer ver su postura y sus necesidades (Alfas: .56; vg., Trato de que entiendan por qué no he hecho las tareas que ellos me piden (adolescentes)); 3) Imposición: Afirmación de poder mediante orden directa, castigo, amenaza o retirada de privilegio (Alfas: .74, .67; vg., Le digo que si no me obedece tendré que cas- tigarlo/a (padres-madres) e Insistencia y perseverancia en alcanzar lo que desean (Alfas: .54; vg., Oigo lo que me dicen pero luego les voy acostumbrando poco a poco al desor- den de mi habitación (adolescentes)); 4) Emociones negativas (Alfas: .78, .77, .75; vg., Me enfado mucho con él/ella porque si no, no me hace caso (padres-madres), Me enfado y les digo que dejen de molestarme con ese tema (adolescentes)); 5) Ignorar, no hacer nada (Alfas: .71, .67, .68; No vale la pena discutir porque no es tan importante (padres- madres), Dejo que hablen pero no me preocupa porque ya se les pasará (adolescentes)); 6) Disminuir la tensión emocional (Alfas: .50, .61, .61; vg., Le quito importancia para no empeorar la situación (padres-madres), Les escucho para que se calmen y les digo que no se enfaden tanto, que no es tan grave (adolescentes)). Algunos de los Alfas obtenidos para las estrategias son bajos porque se ha forzado una estructura factorial con- junta para los miembros de la tríada, lo que permite comparar su uso. Para los análisis de regresión lineal se agruparon las seis estrategias en los tres estilos de Gilani (1999) para adolescentes, padres y madres del siguiente modo: Estilo negociador (estrategias 1 y 2; Alfas: .66, .78, .72), dominante (estrategias 3 y 4; Alfas: .81, .85, .82) e indiferente (estrategias 5 y 6; Alfas: .64, .72, .71). En cuanto a las metas evaluadas en los adolescentes, padres y madres son cua- tro: 1) Relacional que busca fortalecer los vínculos familiares, la armonía, la con- fianza y comunicación (Alfas: .80, .78, .75; vg., Quiero que la familia siga unida a pesar de los pequeños problemas). 2) Valoración mutua que busca alcanzar el recono- cimiento de la valía propia/otro, que se enteren de los puntos de vista propios, que se reflexione y escuche al otro (Alfas: .62, .73, .64; vg., Que reflexione sobre este tema y que comprenda mi preocupación). 3) Instrumental que busca que se alcance el resultado objeto del conflicto (Alfas: .75, .66, .63; vg., Quiero que llegue a casa a su hora/ Deseo llegar a casa a la hora que yo quiera). 4) Evitación que busca evitar la confrontación, no meterse en discusiones, terminar cuanto antes el conflicto (Alfas: .58, .80, .80; vg., Busco no disgustarme por este tema). Procedimiento El primer paso fue la selección de cuatro centros educativos públicos de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, concretamente los cursos del 1er y 2ª Ciclo de la ESO y Bachillerato. Una vez recibido el permiso del equipo directivo, se Infancia y Aprendizaje, 2008, 31 (3), pp. 347-362352 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 352 pasó el cuestionario a todas las clases seleccionadas de forma colectiva y anónima. Para elpresente estudio se seleccionaron sólo aquellos adolescentes con familias biparentales con el fin de poder contar con las respuestas de ambos padres (85% familias). Tras contactar con cada hogar por medio de una carta que llevaba el alumno/a a su casa y recibir su aceptación para participar, un grupo de colabora- dores entrenados al efecto visitaron los hogares para que tanto padres como madres rellenaran los cuestionarios. Sólo en un 18% de los casos no se pudo reco- lectar los cuestionarios de ambos progenitores, por lo que fueron eliminados de la muestra. Resultados Diferencias en las estrategias y metas en la resolución de conflictos cotidianos entre adolescentes, padres y madres En la tabla I se presentan las puntuaciones medias y las desviaciones típicas de los seis tipos de estrategias y los cuatro tipos de metas utilizadas en la resolución de conflictos cotidianos por los adolescentes (chico y chica), los padres y las madres en los tres grupos de edad estudiados. Todos los miembros de la tríada señalan la negociación, el hacer ver su postura y reducir la tensión como las estra- tegias más utilizadas, mientras que la menos utilizada es ignorar el conflicto. Respecto a las metas, la tríada se plantea como meta más buscada la relacional y la valoración mutua, mientras que la menos planteada es la evitativa. Para el aná- lisis de las diferencias se utilizó el modelo lineal general para medidas repetidas, tomando las estrategias y metas en adolescentes, padres y madres como factor intra-sujeto (considerando que los miembros de la tríada pertenecen a la misma familia), e introduciendo la edad y el sexo del adolescente como factor inter-suje- tos. En cada análisis, se tuvo en cuenta si se cumplían los supuestos de esfericidad (W de Mauchly) y de homogeneidad (BOX-Levene), tomando los valores F de la Traza de Pillai en caso negativo. La interacción sexo x tríada permite explorar los posibles efectos diádicos, mientras que la interacción edad x tríada revela las ten- dencias evolutivas. La exploración de ambos tipos de interacciones se realizó con la variable dicotómica padre-madre y se hizo mediante pruebas t para medidas repetidas. Para abreviar la presentación de resultados sólo se incluyen aquellos que obtuvieron una probabilidad < .05. Los resultados muestran que existen diferencias en la utilización de la estrate- gia de Negociación entre el adolescente, padre y madre (F(2, 287) = 19.30; p < .001), y también que existen diferencias en la utilización de esta estrategia en función de la edad (F(2, 287) = 4.18; p < .050) y del sexo del adolescente (F(1, 287) = 3.89; p < .050). Tras las comparaciones múltiples se observa que la madre utiliza en mayor medida esta estrategia que el padre y el adolescente. La tríada utiliza más la negociación en la adolescencia media que en la tardía y la tempra- na. Respecto al sexo, las chicas negocian en mayor medida que los chicos. En cuanto a la estrategia de Hacer ver su postura, existen diferencias en su utilización entre el adolescente, padre y madre (F(2, 287) = 136; p < .001), y también en función de la edad (F(2, 287) = 3.20; p < .050) y del sexo del adoles- cente (F(1, 287) = 4.52; p < .050). Tras las comparaciones múltiples se observa que la madre utiliza en mayor medida esta estrategia, seguida del padre y éste a su vez del adolescente. La tríada utiliza más esta estrategia en la adolescencia media que en la tardía y la temprana. Respecto al sexo, las chicas hacen ver su postura en mayor medida que los chicos. En cuanto a la estrategia de Imposición, existen diferencias en su utilización entre el adolescente, padre y madre (F(2, 287) = 54.3; p < .001). El adolescente utiliza en mayor medida la estrategia de insistir y perseverar para salirse con la 353Metas y estrategias en conflictos padres-hijos / Mª J. Rodrigo et al. 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 353 Infancia y Aprendizaje, 2008, 31 (3), pp. 347-362354 T A B LA I M ed ia s y d esv ia cio ne s t íp ica s d e l as es tr at eg ia s y m eta s u til iz ad as en la re so lu ció n de co nf lic to s p or a do les cen tes , p ad re s y m ad re s A do le sc en ci a T em pr an a A do le sc en ci a M ed ia A do le sc en ci a T ar dí a A do le sc en te s Pa dr es M ad re s A do le sc en te s Pa dr es M ad re s A do le sc en te s Pa dr es M ad re s M (D T ) M (D T ) M (D T ) M (D T ) M (D T ) M (D T ) M (D T ) M (D T ) M (D T ) Es tr at eg ia s ( 1- 5) Ch ic o Ch ic a Ch ic o Ch ic a Ch ic o Ch ic a N eg oc ia ci ón 2. 82 (. 53 ) 3. 14 (. 71 ) 3. 05 (. 71 ) 3. 32 (. 66 ) 3. 28 (. 63 ) 3. 20 (. 54 ) 3. 26 (. 65 ) 3. 31 (. 69 ) 3. 00 (. 73 ) 3. 13 (. 57 ) 3. 01 (. 73 ) 3. 20 (. 68 ) H ac er v er su p os tu ra 2. 90 (. 79 ) 2. 96 (. 86 ) 3. 39 (. 67 ) 3. 89 (. 53 ) 2. 82 (. 71 ) 3. 15 (. 53 ) 3. 58 (. 48 ) 3. 84 (. 59 ) 2. 94 (. 70 ) 3. 01 (. 61 ) 3. 36 (. 67 ) 3. 65 (. 64 ) Im po ne rs e al o tr o 2. 72 (. 69 ) 2. 58 (. 70 ) 2. 19 (. 75 ) 2. 35 (. 81 ) 2. 55 (. 62 ) 2. 92 (. 63 ) 2. 16 (. 69 ) 2. 20 (. 64 ) 2. 84 (. 58 ) 2. 73 (. 60 ) 2. 01 (. 70 ) 2. 00 (. 62 ) Em oc io ne s n eg at iv as 2. 53 (. 87 ) 2. 48 (. 93 ) 2. 45 (. 76 ) 2. 56 (. 75 ) 2. 16 (. 78 ) 2. 77 (. 85 ) 2. 30 (. 71 ) 2. 45 (. 68 ) 2. 63 (. 81 ) 2. 63 (. 80 ) 2. 40 (. 69 ) 2. 37 (. 68 ) Ig no ra r e l c on fli ct o 2. 33 (. 76 ) 2. 23 (. 93 ) 2. 18 (. 66 ) 2. 06 (. 67 ) 2. 19 (. 64 ) 2. 57 (. 66 ) 2. 24 (. 71 ) 2. 18 (. 64 ) 2. 36 (. 71 ) 2. 34 (. 81 ) 2. 23 (. 67 ) 2. 25 (. 67 ) R eb aj ar te ns io ne s 2. 85 (. 51 ) 2. 74 (. 76 ) 2. 84 (. 67 ) 2. 94 (. 61 ) 2. 79 (. 55 ) 2. 99 (. 45 ) 3. 08 (. 61 ) 3. 05 (. 63 ) 2. 87 (. 54 ) 2. 79 (. 53 ) 2. 89 (. 64 ) 3. 06 (. 64 ) M et as (1 -5 ) R el ac io na l 3. 90 (. 66 ) 4. 16 (. 61 ) 4. 19 (. 62 ) 4. 32 (. 57 ) 4. 12 (. 58 ) 3. 92 (. 69 ) 4. 16 (. 65 ) 4. 39 (. 51 ) 3. 77 (. 76 ) 4. 12 (. 58 ) 4. 12 (. 67 ) 4. 38 (. 56 ) V al or ac ió n m ut ua 3. 54 (. 75 ) 3. 78 (. 58 ) 4. 07 (. 61 ) 4. 25 (. 52 ) 3. 61 (. 60 ) 3. 82 (. 54 ) 4. 04 (. 53 ) 4. 21 (. 49 ) 3. 53 (. 60 ) 3. 83 (. 53 ) 4. 00 (. 66 ) 4. 20 (. 51 ) In st ru m en ta l 3. 64 (. 81 ) 3. 57 (. 81 ) 3. 74 (. 63 ) 3. 88 (. 62 ) 3. 47 (. 79 ) 3. 85 (. 70 ) 3. 69 (. 58 ) 3. 79 (. 53 ) 3. 76 (. 60 ) 3. 81 (. 70 ) 3. 65 (. 62 ) 3. 75 (. 59 ) Ev ita ci ón 2. 85 (. 61 ) 2. 85 (. 70 ) 2. 82 (. 88 ) 2. 68 (. 84 ) 2. 95 (. 69 ) 2. 98 (. 55 ) 2. 79 (. 96 ) 2. 85 (. 91 ) 2. 99 (. 52 ) 2. 91 (. 63 ) 2. 83 (. 88 ) 2. 91 (. 86 ) 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 354 suya, mientras que ambos padres afirman su poder en menor medida. Aparece una interacción con la edad (F(4, 287) = 4.85; p < .001), ilustrada en la figura 1. El adolescente de 12 y 13 años utiliza más esta estrategia que el padre, t(82) = 3.17; p < .010). La diferencia entre adolescentes y ambos progenitores se incre- menta progresivamente en los 14 y 15 años, con el padre, t(85) = 5.05; p < .001, y con la madre, t(85) = 4.57; p < .001, y en los 16 y 17 años, con el padre, t(124) = 8.93; p < .001 y con la madre, t(124) = 8.58; p < .001, mientras que desapare- cen las diferencias padre-madre. En cuanto a la utilización de Emociones negativas, el adolescente muestra más su enfado cuando se ve contrariado ante el conflicto que el padre y la madre (F(2, 287) = 4.85; p < .010). Aparece una interacción con la variable sexo (F(2, 287) = 6.03; p < .005), que indica que las diferencias respecto al padre, t(114) = 3.91; p < .001, y la madre, t(114) = 3.14; p < .010, en la utilización de esta estra- tegia son mayoresen las chicas que en los chicos. En cuanto a la estrategia de Ignorar el conflicto, existen sólo diferencias en su utilización entre el adolescente, padre y madre (F(2, 287) = 12.67; p < .001). Tras las comparaciones múltiples, se observa que el adolescente utiliza en mayor medida esta estrategia que ambos progenitores. Por último, en la estrategia de Rebajar la tensión emocional se observa que ambos progenitores tratan más de rebajar la tensión del conflicto que el adolescente (F(2, 287) = 18.61; p < .001). Respecto a las metas, la madre se plantea más la meta Relacional, seguida del padre y éste a su vez del adolescente (F(2, 287) = 38.05; p < .001). La madre se plantea más la Valoración mutua que el padre y éste a su vez más que el adoles- cente (F(2, 287) = 77.52; p < .001). Asimismo, las chicas se plantean más esta meta que los chicos (F(1, 287) = 6.66; p < .010). Respecto a la meta instrumental, el adolescente y la madre se plantean más conseguir el resultado objeto del conflicto que el padre (F(2, 287) = 3.02; p < .050). Aparece una interacción con la variable sexo (F(2, 287) = 3.88; p < .050) que indica que las diferencias respecto al padre, t(144) = 3.41; p < .001, y respec- to a la madre, t(144) = 1.98; p < .050, en su grado de acuerdo con esta meta son 355Metas y estrategias en conflictos padres-hijos / Mª J. Rodrigo et al. FIGURA 1 Frecuencia media de uso de la estrategia de Imposición en función de la edad en los adolescentes, padres y madres Adolescente Padre Madre TardiaMediaInicial 2,7 2,5 2,3 2,1 1,9 Adolescencia Fr ec ue nc ia d e us o 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 355 mayores en las chicas que en los chicos. También aparece una interacción con la edad (F(4,287) = 3.17; p < .050) mostrada en la figura 2. No hay diferencias entre adolescentes y progenitores a los 12 y 13 años, aunque las madres utilizan más esta meta que los padres, t(82) = 2.1; p < .050). A los 14 y 15 años desapare- cen todas las diferencias, pero a los 16 y 17 años los adolescentes se plantean más el conseguir el resultado objeto del conflicto que los padres, t(124) = 3.67; p < .001 y las madres, t(124) = 2.71; p < .010. No hay diferencias significativas res- pecto a la meta de evitación. Describimos brevemente la influencia de las variables sociodemográficas de los progenitores, sexo, edad, nivel de estudios, situación laboral y zona de resi- dencia sobre las estrategias y metas. El padre joven negocia más que el de mayor edad (F(2, 291) = 3.10; p < .050). El adolescente tiende a negociar menos cuan- do tiene una madre mayor que cuando tiene una madre de edad mediana (F(2, 291) = 3.08; p < . 050). El padre con nivel de estudios bajo utiliza más las emo- ciones negativas (F(2, 291) = 4.36; p < .050) y rebaja más la tensión (F(2, 291) = 7.08; p < .001) que el de estudios medios o superiores. La madre con nivel de estudios bajo utiliza más las emociones negativas (F(2, 291) = 3.21; p < .050) e ignora más el conflicto (F(2, 291) = 3.95; p < .050) que la madre de estudios medios y altos. En cuanto a las metas, tanto padres como madres de nivel de estudios bajo valoran más las metas de fomentar las relaciones (F(2, 291) = 11.84; p < .001; F(2, 291) = 4.64; p < .010), instrumentales (F(2, 291) = 4.49; p < .010; F(2, 291) = 3.01; p < .050) y de evitación (F(2, 291) = 7.33; p < .001; F(2, 291) = 7.23; p < .001) que los de los niveles medios y altos. El adolescente con una madre ama de casa ignora más los conflictos que cuando la madre está empleada (F(1, 278) = 4.56; p < .050). El padre negocia menos (F(2, 291) = 5.15; p < .050) y emplea más su poder (F(2, 291) = 9.40; p < .010) cuando su mujer es ama de casa. La madre afirma más su poder (F(2, 291) = 4.14; p < .050) e ignora más los conflictos (F(2, 291) = 5.3; p < .050) cuando es ama de casa. En cuanto a metas, el padre valora más la meta relacional (F(2, 291) = 4.59; p < .050), la ins- Infancia y Aprendizaje, 2008, 31 (3), pp. 347-362356 FIGURA 2 Grado de acuerdo medio con la meta instrumental en función de la edad en los adolescentes, padres y madres TardiaMediaInicial 3,2 Adolescencia G ra do d e ac ue rd o Adolescente Padre Madre 3,4 3,6 3,8 4 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 356 trumental (F(2, 291) = 9.38; p < .010) y la de evitación (F(2, 291) = 4.90; p < .050) cuando su mujer es ama de casa. Valor predictivo de las metas en la elección de las estrategias de resolución en adolescentes, padres y madres El análisis de correlaciones nos ha permitido comprobar que los hijos, de uno y otro sexo, manifiestan mayor concordancia con el padre que con la madre en el uso de las estrategias de negociación, hacer ver su postura, imponerse al otro y en las metas de valoración mutua e instrumentales. Se observa una gran concordan- cia con ambos progenitores en el uso de emociones negativas e ignorar y en las metas relacionales y de evitación. Asimismo, existe un alto grado de acuerdo en el uso de las estrategias y metas entre el padre y la madre; lo que indica que, en nuestra muestra, existe una gran coherencia parental en la resolución de los con- flictos familiares cotidianos. Con el fin de analizar la coherencia en la estructura de metas y estrategias se han realizado regresiones simples tomando la edad, el sexo, el número de conflic- tos vividos y las cuatro metas sobre cada uno de los tres estilos, negociador, dominante e indiferente, para los adolescentes, padres y madres por separado. La conflictividad vivida nos permite averiguar si la situación presentada es o no hipotética para el que responde y además puede contribuir a explicar el uso de determinadas estrategias. En general, las seis situaciones presentadas se han vivi- do en gran medida en el hogar: media del adolescente = 4.32 (1.41) situaciones; media del padre = 3.75 (1.63); media de la madre = 4.24 (1.41). Tanto adoles- centes como madres perciben un grado de conflictividad similar en el hogar y significativamente mayor que los padres (t(288) = 6.04; t(286) = 5.75, respecti- vamente). Estas diferencias se mantienen independientemente de la edad y el sexo de los adolescentes. Los resultados son muy coherentes y apuntan en direcciones muy similares en los tres casos. En los adolescentes (Tabla II) la meta relacional, la de valoración mutua y la instrumental predicen positivamente el estilo negociador. El número de conflictos, la meta instrumental y la de evitación predicen positivamente el estilo dominante, mientras que la meta relacional predice negativamente este estilo. El estilo indiferente es predicho positivamente por la meta de evitación y negativamente por la meta relacional. Todo ello va en la línea de lo esperado si exceptuamos el que la meta instrumental prediga el estilo negociador y que la meta de evitación prediga el estilo dominante. 357Metas y estrategias en conflictos padres-hijos / Mª J. Rodrigo et al. TABLA II Coeficientes beta estandarizados de la edad, sexo, nº de conflictos y metas como predictores de los estilos de resolución de conflictos en los adolescentes (AjR2 ajustada) Variables Negociador Dominante Indiferente F (7, 283) = 13.6; F (7, 283) = 45.4; F (7, 283) = 21.4; p ≤ .001; AjR2 = .23 p ≤ .001; AjR2 = .52 p ≤ .001; AjR2 = .33 Edad 030 -.040 -.010 Sexo .021 .036 .031 Nº Conflictos -.041 .173*** .094 Relacional .189** -.321*** -.164** Valoración mutua .306*** .115 .055 Instrumental .172* .417*** .132 Evitación .-.093 .157*** .436*** * p < .05;** p < .01; ***p < .001 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 357 La estructura predictiva más simplificada y coherente es la del padre (Tabla III) ya que se mantienen las relaciones muy coherentes y aparece además el peso negativo de la meta de evitación en el estilo negociador, lo cual es también espe- rable. TABLA III Coeficientes beta estandarizados de la edad, sexo, nº de conflictos y metas como predictores de los estilos de resolución de conflictos en los padres (AjR2 ajustada) Variables Negociador Dominante Indiferente F (7, 283) = 25.4; F (7, 283) =24.1; F (7, 283) = 37.0; p ≤ .001; AjR2 = .37 p ≤ .001; AjR2 = .36 p ≤ .001; AjR2 = .47 Edad .025 -.076 .007 Sexo .077 -.058 .020 Nº Conflictos .037 .199*** .056 Relacional .195** -.311*** -.009 Valoración mutua .463*** .041 .086 Instrumental .105 .534*** .109 Evitación -.239*** .080 .589*** * p < .05;** p < .01; ***p < .001 Por último, la estructura predictiva de la madre (Tabla IV) aún siendo bastan- te similar a las otras, se diferencia en los siguientes detalles. Aparece más reforza- da que en los adolescentes y que en los padres la predicción de la meta instru- mental sobre el estilo negociador. Asimismo, el peso de la edad y el sexo matizan el uso del estilo dominante sobre todo con los adolescentes varones y los de 12 y 13 años. También resulta novedoso que la meta relacional no prediga el estilo negociador como ocurre en los otros casos sino el estilo indiferente caracterizado por estrategias que tratan de disminuir la tensión emocional e ignorar el conflic- to. Asimismo se observa que el aumento en el número de conflictos experimen- tados predice tanto el estilo dominante como el indiferente. TABLA IV Coeficientes beta estandarizados de la edad, sexo, nº de conflictos y metas como predictores de los estilos de resolución de conflictos en las madres (AjR2 ajustada) Variables Negociador Dominante Indiferente F (7, 283) = 14.2; F (7, 283) = 19.2; F (7, 283) = 35.4; p ≤ .001; AjR2 = .24 p ≤ .001; AjR2 = .31 p ≤ .001; AjR2 = .46 Edad -.074 -.123* .065 Sexo .062 -.118* -.037 Nº Conflictos -.022 .141** .112* Relacional .104 -.128* .183** Valoración mutua .210** .088 .046 Instrumental .316*** .464*** .082 Evitación -.111 .013 .479*** * p < .05;** p < .01; ***p < .001 Discusión El primer objetivo era analizar la convergencia en el uso de estrategias y las metas planteadas tanto en la tríada como en las díadas. En general, los actores no se ciñen a una sola estrategia o meta sino que cuentan con un repertorio que des- Infancia y Aprendizaje, 2008, 31 (3), pp. 347-362358 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 358 pliegan a través de situaciones hipotéticas diversas y bien controladas (Johnson et al., 2001). La tríada utiliza más la negociación, hacer ver su postura y rebajar la tensión del conflicto que ignorarlo, lo cual indica que predomina un acercamien- to activo y relajado de los conflictos en el conjunto de las edades estudiadas. Comparativamente, las madres están más orientadas que los padres y los adoles- centes a la negociación y hacer ver su postura, mientras que ambos progenitores intentan rebajar más la tensión que los adolescentes. Por el contrario, los adoles- centes utilizan comparativamente más las tácticas impositivas o de manejo de emociones negativas, o bien, las estrategias pasivas de ignorar el conflicto. Respecto a los contrastes diádicos, las chicas manifiestan más los enfados que los padres y las madres y utilizan más las metas centradas en obtener lo que dese- an como resultado del conflicto que sus progenitores, mientras que en el caso de los chicos estas diferencias desaparecen. Las chicas son especialmente combativas al respecto, probablemente, porque además de ser las más expresivas a la hora de manifestar su insatisfacción ante los problemas en las relaciones interpersonales (Youniss y Smollar, 1985), sienten más la presión de los padres sobre todo en algunos conflictos como la hora de llegar a casa o la elección de amistades (Parra y Oliva, 2007; Rodrigo et al., 2005). Además la díada madre-hija es la que más discrepa emocionalmente en los conflictos (Rodrigo et al., 2005). No obstante, las chicas en conjunto utilizan, en mayor medida que los chicos, las estrategias de negociación y hacer valer su postura por lo que demuestran ser capaces de hacer esfuerzos para llegar a acuerdos. La tríada muestra más estrategias negociadoras y de hacer ver su postura en la adolescencia media (14 y 15 años), un período especialmente difícil en el que se incrementa la intensidad emocional de los conflictos que luego sufrirá pocos cambios o tenderá a descender ligeramente en la adolescencia tardía (Laursen y Collins, 2004, Laursen et al., 1998; Rodrigo et al., 2005). Este resultado es muy positivo porque indica que, ante las dificultades, la tríada intensifica el acerca- miento de posturas, la cesión mutua y el intercambio de puntos de vista, lo cual, según otros estudios, favorece una resolución positiva del conflicto (Smetana et al., 2003; Smetana y Gaines, 1999). Sin embargo, los adolescentes también siguen persistiendo con la edad en la estrategia de insistir e imponerse hasta con- seguir el resultado deseado, lo que puede estar relacionado con el hecho ya comentado de que, aunque los conflictos decrecen, las emociones negativas aso- ciadas al conflicto se siguen manteniendo (Laursen et al., 1998). Paralelamente, se observa una pérdida drástica del poder parental desde la adolescencia media a la tardía, que ha sido observada tanto por los padres como por los adolescentes en otros estudios (Moreno, Muñoz, Pérez y Sánchez-Queija, 2004; Parra y Oliva, 2007). Esta divergencia de estrategias de poder en la tríada es potencialmente peligrosa sobre todo a los 16 y 17 años, edad en la que ha disminuido tanto el efecto protector de la negociación (control-guía) como la presión impositiva de los padres (control-restrictivo). Las metas nos ofrecen una perspectiva muy interesante sobre las cogniciones que guían la resolución de los conflictos. Aunque es importante tener en cuenta la posible deseabilidad social de las respuestas de los sujetos, en especial, en aquellas metas que socialmente son valoradas de manera más positiva, se ha tra- tado de mitigar este efecto con su formulación contextualizada en diversas situa- ciones. Es muy positivo el que la tríada se plantee como meta más buscada la relacional y la valoración propia/otro mientras que la menos planteada sea la evi- tativa. Ello indica que se tienen representaciones muy positivas sobre la relación parento-filial centradas en preservar y potenciar los lazos familiares armónicos y fomentar la valoración mutua. De nuevo es la madre, más que el padre y éste a su vez más que el adolescente, la que vela por el fuego sagrado del hogar. No en 359Metas y estrategias en conflictos padres-hijos / Mª J. Rodrigo et al. 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 359 vano es la que más invierte su tiempo y esfuerzo en la vida familiar y tiene un protagonismo muy especial (Parra y Oliva, 2002). Asimismo, las chicas compar- ten la meta de valoración mutua en la familia, lo que probablemente hace que su autoestima sea especialmente vulnerable a la conflictividad familiar (Ohannes- sian et al., 2000). La implicación de la madre en la vida familiar conlleva tam- bién un lado menos idealista y es que es, junto con el adolescente (especialmente la chica), la que más se basa en planteamientos puramente pragmáticos e instru- mentales para conseguir el resultado buscado con el conflicto. Ahora bien, este control materno del cumplimiento de las normas familiares que se observa a los 12 y 13 años, se va diluyendo de modo que a los 16 y 17 años son los adolescen- tes los que se plantean más las metas instrumentales. Respecto a las demás variables sociodemográficas, se observan efectos genera- cionales y de estatus socioeconómico. Los padres jóvenes y los adolescentes con madres de edades medianas negocian más. Las estrategias de poder, de manejo de emociones negativas y de ignorar, así como las metas instrumentales y evitativas se dan más en los padres y madres de menor nivel educativo y en las madres amas de casa (Hoff-Ginsberg y Tardif, 1995; Smetana y Gaines, 1999). Ahora bien, los padres de niveles bajos valoran más la meta relacional y el rebajar la tensión lo cual indica una alta valoración de la armonía familiar. Ello no es contradictorio con lo anterior, sino que se debe a un planteamiento más tradicional y basado en mantener la conformidad con las normas (Ceballos y Rodrigo, 1998; Kohn, 1969). El segundo objetivo era el análisis delpoder predictivo de las metas sobre las estrategias. Los resultados indican que la tríada presenta un sistema organizado y coherente de gestión de conflictos de diversa naturaleza. Ello hace suponer que gran parte de sus transacciones diarias ocurren bajo control de metas conscientes y no bajo control automático de indicios situacionales, lo que sería señal de auto- matización (Dumas, 2005). Así, las metas de largo plazo predicen estrategias de compromiso y negociación, mientras que las de corto plazo sirven estrategias más oportunistas y pasivas como cabría esperar. La gestión del padre es la que mejor representa esta estructura “de arriba abajo”, lo que probablemente indica menos exposición a la variabilidad que emerge de la vida cotidiana. De hecho, en este estudio y en otros, el padre percibe menos conflictividad en la familia de la que perciben los adolescentes y las madres (Rodrigo et al., 2005). Estos últimos encuentran otros caminos también válidos, pero menos ortodoxos, para gestionar sus conflictos probablemente inspirados en las batallas del día a día. Así por ejemplo, madres e hijos/as negocian para poder alcanzar lo que desean, se mues- tran dominantes para terminar cuanto antes el conflicto (adolescentes) o ignoran el conflicto, le quitan importancia y rebajan la tensión para preservar la armonía familiar (madre). Esta última es una estrategia bastante razonable cuando hay mucho conflicto, siempre que no sea la única. ¡Respecto a la estrategia dominante es muy interesante que el incremento en el número de conflictos vividos sea un buen predictor de su uso en los tres miem- bros de la tríada. Lo que estamos viendo aquí es una peligrosa convergencia de la tríada en el incremento de estrategias de poder lo que puede potenciar, a su vez, la escalada del conflicto. La madre muestra mayor sensibilidad evolutiva que el padre al condicionar su uso a ciertas características del adolescente como estar al inicio de este período o ser varón, como se demuestra en el peso explicativo de estas variables en el uso de la dominancia. De cualquier modo, al ser un estudio transversal, no sabemos si los resultados son debidos a que aparecen muchos con- flictos porque se resuelven mal o si la mala resolución genera muchos conflictos. Lo que sí parece confirmarse es que el aumento de la conflictividad se asocia a peores estrategias de resolución, lo que podría conllevar más problemas en el Infancia y Aprendizaje, 2008, 31 (3), pp. 347-362360 05. RODRIGO 3/7/08 14:01 Página 360 desarrollo (Smetana, 1996). De nuevo, el diseño transversal del estudio y la falta de una medida del ajuste del adolescente no permite corroborar esta interpreta- ción. Podría tratarse de un desajuste temporal en las relaciones parento-filiales que favorece la búsqueda de autonomía y el desarrollo de la propia identidad y que se resuelve favorablemente a medio o largo plazo (Parra, 2005). En futuros estudios sería muy deseable el comparar los resultados obtenidos mediante cuestionario con las pautas transaccionales triádicas observadas en interacciones reales, lo que nos daría una visión mucho más directa de las estrate- gias seguidas. Además, sería muy interesante poder relacionar el uso de metas y estrategias con una variedad de resultados evolutivos, para comprobar cuáles son las que tienen mayor potencial evolutivo en familias biparentales y extender su estudio a otros tipos de familias. No obstante, aquí se aporta una perspectiva triádica al estudio de la resolución del conflicto de la que pueden derivarse algu- nas recomendaciones para favorecer la convivencia en la familia a estas edades. En primer lugar, la resolución de conflictos entraña una toma de decisiones sal- picada de emociones negativas que hay que aprender a manejar. Aunque son los adolescentes los que están más proclives a sucumbir ante éstas, hemos observado una gran concordancia en la tríada en el uso de estas estrategias por lo que se hace necesario una buena educación emocional en la familia. En segundo lugar, hemos visto que no solo hay poder parental sino también de los adolescentes y que el segundo aventaja al primero en intensidad y permanencia con la edad. El declinar del control parental a los 16 y 17 años, una edad en la que todavía se requiere mucha supervisión, debería compensarse con un incremento en las estrategias de negociación que fomenten el control-guía, lo que no parece ocurrir en la muestra estudiada. En tercer lugar, las estrategias de negociación parecen pertenecer más al reino de las mujeres que al de los varones, por lo que se hace necesario un buen aprendizaje vicario de las mismas, aunque ya se observa un cierto cambio en los padres más jóvenes. Por último, no hay que olvidar el papel de los “implícitos” en la gestión de los conflictos: qué quiero conseguir con el conflicto revela las concepciones interpersonales que la tríada tiene y guía muy coherentemente sus decisiones. De modo que hay que fomentar la reflexión con- junta sobre las mismas para que la convergencia no sea puramente táctica sino también sustantiva y de fondo. 361Metas y estrategias en conflictos padres-hijos / Mª J. Rodrigo et al. Referencias ADAMS, R. & LAURSEN, B. (2001) The organization and dynamics of adolescent conflict with parents and friends. Journal of Marriage and Family, 63 (1), 97–110. BABER, J. G. & DELFABBRO, P. (2000). 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