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Eón Azoico

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El Azoico
Se conoce como Eón Azoico, Eón Hádico, Eón Hadeano, Era Azoica (incorrecto) o simplemente como Azoico a la división más temprana y más larga de la escala temporal geológica. Es la primera del Supereón conocido como Precámbrico, esto es, previo a la gran explosión y diversificación de la vida que se dio a inicios del Paleozoico.
El Azoico comienza en los tiempos más remotos posibles: los de la formación de nuestro planeta mismo, hace unos 4657 millones de años. Culmina en algún momento cercano a los 4.000 millones de años, aproximadamente, con el tránsito hacia el Eón Arcaico.
Sus nombres provienen del griego antiguo y significan por un lado “sin vida” o “sin animales” (“a-” y “zoe”, azoico), ya que este período es previo a la aparición de la vida en el planeta, y por el otro “infernal” o “inframundo”, ya que Hades es el nombre que los griegos antiguos daban al país de los muertos.
El estudio de esta época es sumamente difícil, ya que no hay restos fósiles que encontrar y la mayoría de las piedras procedentes de este tiempo han cambiado a lo largo de millones de años de transformaciones. Uno de los pocos minerales conocidos que datan de esta época (rocas hádicas) son los cristales de zircón.
Origen del Sistema Solar
No sabemos demasiado de la formación de nuestro Sistema Solar, con sus planetas y el Sol en el centro.
Sin embargo, se sabe que los elementos que le dieron origen fueron gas y polvo estelar.
Los indicios de abundancia relativa de elementos pesados sugieren que se derivan de otros ciclos espaciales previos, como una supernova, la explosión de una estrella anciana y masiva.
En su interior la fisión nuclear generaba ya elementos más pesados que el hidrógeno y el helio, abundantes en el corazón de nuestra estrella tutelar, el Sol.
Así se habrían formado, por acción de su propia gravedad y de las reacciones atómicas interiores, tanto el contenido en eterna combustión que compone al Sol, como los planetesimales (discos aplanados de gas y polvo). De ellos surgieron los 8 planetas conocidos, sus satélites y los asteroides que componen el cinturón en el medio del Sistema Solar.
Origen de la Tierra
No se sabe exactamente de qué manera se formó nuestro planeta y sus planetas vecinos. Sin embargo, observando fenómenos semejantes a distancia, se llegó a una teoría: la materia restante de la formación del Sol, se unió y estabilizó, aglomerada inicialmente en un disco planetesimal, hace más de 4.500 millones de años.
Esta es la Hipótesis nebular, que propone que nuestro planeta se formó de una nube de polvo y gases, cuya gravedad hizo converger y entremezclarse. Se condensó y enfrió lo suficiente como para tener una forma firme y definida, redondeada debido a sus movimientos. Así empezó a existir como lo que llamamos normalmente planeta.
Origen de la Luna
La teoría más aceptada sobre la formación de nuestro satélite natural es la llamada “Hipótesis del gran impacto”. Según ella, la Luna era parte de un protoplaneta que compartía la órbita terrestre y que algunos llaman Tea, Theia o incluso Orfeo. Este protoplaneta habría chocado con la Tierra primitiva hace alrededor de 4533 millones de años.
Al hacerlo, los núcleos de ambos se fusionaron, pero dejaron un anillo disperso de escombros de sus cuerpos, flotando alrededor. Estos habrían dado origen a dos satélites naturales, uno de los cuales terminó volviendo a estrellarse contra la Tierra, en ese entonces poco más que un caldo de roca fundida o vaporizada a 4.000 °C.
El otro satélite permaneció a la distancia necesaria para orbitar a su alrededor y hoy es conocido como la Luna.
División del Azoico
Dados los pocos registros geológicos que han sobrevivido desde tiempos tan tempranos, no existe ninguna propuesta de subdivisiones para el Eón Hádico o Azoico. Simplemente se considera parte de él todo lo ocurrido hace más de 4 millones de años.
Características geológicas del Azoico
La historia geológica de la Tierra comienza en el azoico, con la formación de la corteza terrestre y el enfriamiento del núcleo del planeta.
Sus primeras etapas, de intensa actividad volcánica y bombardeos frecuentes del espacio exterior y del Sistema Solar, permitieron el aporte de minerales y sedimentos que terminó por originar los primeros cratones: núcleos protocontinentales que se movían en el manto terrestre de manera similar a los continentes de hoy.
En el siguiente eón estos cratones se juntaron y alejaron, modificando sus formas y creciendo hasta convertirse en escudos, los núcleos de los continentes de hoy en día. Es difícil determinar a ciencia exacta qué tipo de cambios geológicos hubo en el Azoico.
Clima del Azoico
La atmósfera primitiva que se formó junto al planeta era una masa de gases muy distintos a lo que es hoy. Inicialmente se trataba de una masa de vapores orgánicos similares al amoníaco, metano y neón, bullendo sobre el manto de roca líquida terrestre a miles de grados de temperatura.
Para que ocurriera el necesario enfriamiento y estabilización de la atmósfera hizo falta mucho tiempo, pero también el aporte de compuestos fundamentales que se presume provienen del vulcanismo y de los bombardeos de meteoritos de aquella época: dióxido de carbono, hidrógeno, junto al vapor de agua.
Con estos dos gases en la atmósfera, empezó a producirse una estabilización y un descenso de las temperaturas, lo cual permitió la aparición de agua líquida (a pesar de las temperaturas de alrededor de 230 °C) y el consiguiente enfriamiento del planeta entero.
La presencia del agua líquida en el planeta data desde prácticamente su nacimiento (alrededor de 4400 millones de años) según se desprende del estudio de los zircones haédicos. En todo caso, el clima de todo este período fue infernalmente caluroso e incompatible con la vida como la entendemos.
Seres vivos en el Azoico
En principio, no existía la vida durante las etapas de formación primaria de nuestro planeta. Las primeras bacterias registradas datan del eón siguiente (hace 3.500 millones de años).
Sin embargo, existen teorías que afirman que desde la presencia de agua líquida y de fuentes de energía en el planeta, es probable que ya estuviesen dándose los procesos químicos orgánicos que conducirían a la aparición de las primeras formas primitivas de vida, fueran las moléculas autorreplicantes de ARN, los coacervados o lo que fuera.

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