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La Creación de un Imperio

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Adolfo J. Domínguez Monedero
La Macedonia de Filipo II: la 
creación de un imperio
“Con estas cualidades el padre echó los
cimientos de un imperio universal y el hijo
completó la gloria de toda esta obra”
(Justino, IX, 8, 21).
“Se piensa que Filipo se hizo valer porque,
habiendo recibido las mínimas condiciones
para la monarquía, en cambio llegó a poseer
el mayor de los imperios entre los griegos, y
por incrementar su poder no tanto por su
valentía en las armas como por su conducta
y amabilidad en las negociaciones. Afirman
que el propio Filipo se enorgullecía más por
su sagacidad militar y por sus aciertos
mediante el trato que por su valor en los
combates; porque de los éxitos en los
combates participaban todos los soldados,
pero de los aciertos que se producían
mediante la negociación sólo él obtenía el
título” (Diodoro, XVI, 95, 3-4).
Sobre si los macedonios eran o no griegos: un debate 
interesado desde la Antigüedad
Moneda de Alejandro I.
498-454 a.C.
“Por otra parte, que estos descendientes de Perdicas son griegos, como ellos mismos
pretenden, yo personalmente me hallo en condiciones de afirmarlo y, de hecho, en
posteriores capítulos lo demostraré; además, los propios Helanódicas, que supervisan
los juegos olímpicos, determinaron que así era. En efecto, en cierta ocasión en que
Alejandro se decidió a tomar parte en la competición y, con ese propósito, bajó a la
pista, los griegos que iban a competir con él en la carrera pretendieron excluirlo de la
misma, alegando que la prueba no estaba abierta a participantes bárbaros, sino
reservada a griegos. Sin embargo, una vez que Alejandro hubo demostrado que era
argivo, se dictaminó que era griego y disputó la carrera del estadio, en la que llegó
igualado con el primero” (Heródoto, V, 22).
Necrópolis de Archontiko. 2ª mitad del s. VI a.C.
Moneda de Arquelao. 
413-399 a.C.
“Estos macedonios, no estando en condiciones de defenderse ante el ataque
de un gran ejército, se refugiaron en los lugares protegidos y en las plazas
fuertes que había en el país. Y estas entonces no eran muchas, sino que más
tarde, cuando fue rey Arquelao, el hijo de Perdicas, mandó construir las que
ahora se encuentran en el país a la vez que abrió caminos rectos y, entre otras
cosas, organizó sus fuerzas para la guerra con mayor número de caballos,
armas y recursos que el que tuvieron juntos los otros ocho reyes que le habían
precedido” (Tucídides, II, 100, 1-2).
“Este Arquelao fue un tan grande y exagerado admirador de las letras, que
confiaba todas sus decisiones al trágico Eurípides: no satisfecho con
tributarle los últimos honores sufragando el funeral, se cortó los cabellos y
su rostro reflejaba la profunda aflicción que le embargaba el ánimo.
También cuando logró la victoria de la carrera de cuadrigas en los Juegos
Píticos y en los Olímpicos, mostrando más el espíritu de un griego que el de
un rey, hizo alarde de aquel título de gloria” (Solino, IX, 15-16).
El príncipe no destinado a reinar
(nacido en 390) (nacido en 384) (nacido en 383/2)
“Alejandro (II), pues, en los primeros comienzos de su reinado terminó la
guerra con los ilirios por un precio acordado y les dio a su hermano Filipo
como rehén. Transcurrido un tiempo, concluye también la paz con los tebanos
por medio del mismo rehén” (Justino, VII, 5, 2).
La aparición en escena del joven Filipo
“Cuando Amintas fue derrotado por los ilirios y obligado a pagar tributos a los
vencedores, los ilirios apresaron como garantía a Filipo, el más joven de los
hijos de Amintas, y lo confiaron a los tebanos” (Diodoro, XVI, 2, 2).
“(Pelópidas) penetró luego en Macedonia, donde concluyó una alianza con
Alejandro, rey de los macedonios; de él recibió como rehén a su hermano
Filipo, al que envió a Tebas” (Diodoro, XV, 67, 4).
Filipo aprovecha su estancia como rehén en Tebas
“Esto desarrolló al máximo el natural egregio de Filipo, pues habiendo
permanecido en Tebas como rehén tres años, terminó su aprendizaje infantil en
una ciudad de antigua severidad y en casa de Epaminondas, gran filósofo y gran
general” (Justino, VII, 5, 3).
“Los tebanos entregaron a su vez al muchacho al padre de Epaminondas y le
encomendaron que custodiase con esmero al rehén y que, al mismo tiempo,
dirigiese su crianza y educación. Al tener Epaminondas como maestro a un filósofo
de la escuela pitagórica, Filipo, que se educaba en su compañía, participó en gran
manera de la filosofía pitagórica” (Diodoro, XVI, 2, 3).
“Tras llegar y resolver las diferencias y hacer volver a los exiliados, (Pelópidas) tomó
como rehén a Filipo, hermano del rey, y a otros treinta hijos de los ciudadanos más
ilustres y los llevó a Tebas, haciendo ver a los griegos cuán lejos llegaba la
capacidad de acción de los tebanos gracias al renombre de su poder y a la
confianza en su sentido de la justicia. Este Filipo era el que después hizo a los
griegos la guerra ‘de la libertad’, pero entonces, cuando era un niño, vivía en Tebas
en casa de Pammenes. A raíz de esto (algunos) pensaron que tomó a Epaminondas
por modelo, tal vez teniendo en consideración su energía en asuntos de guerra y
mando militar” (Plutarco, Pelópidas, 26, 5-7).
“Y no mucho después murió Alejandro víctima de las intrigas de su madre
Eurídice, a la que Amintas, después de haberla sorprendido en su infidelidad,
había perdonado a causa de los hijos comunes, sin saber que un día ella sería
fatal para éstos” (Justino, VII, 5, 4-5).
“... esta es una danza macedonia que Tolomeo estaba ejecutando cuando
asesinó a Alejandro, el hermano de Filipo, como cuenta Marsias en el libro III
de su Historia de Macedonia” (Ateneo, Deipnosofistas, XIV, 27).
Moneda de
Alejandro II.
369-367 a.C.
La llamada “Tumba de Eurídice” 
“Pero a él [Alejandro II] lo asesinó Tolomeo de Aloro, quien se apoderó del
trono y a éste lo eliminó, de idéntica manera, Perdicas y se hizo rey” (Diodoro,
XVI, 2, 4).
Moneda de
Perdicas III.
365-359 a.C.
Filipo colabora con su hermano
“'¡Como si la gente no supiera que fue gracias a Platón como consiguió empezar
a reinar Filipo! En efecto, a Eufreo de Oreo se lo envió a Perdicas Platón, quien
convenció a aquel de que le asignase una parte de territorio a Filipo. Este
mantenía tropas allí, y cuando murió Perdicas, como tenía un ejército listo para
actuar, se hizo dueño de la situación por la fuerza’” (Ateneo, Deipnosofistas, XI,
115).
Platón
“Perdicas fue vencido por los ilirios en una
gran batalla y cayó en la acción [...]. En
efecto, en la batalla habían caído más de
cuatro mil macedonios y los demás,
consternados, se encontraban muy
espantados ante las fuerzas de los ilirios y
estaban sin ánimos para continuar la guerra.
Y simultáneamente los peonios, que vivían
cerca de Macedonia, saqueaban el territorio
menospreciando a los macedonios, los
ilirios acumulaban fuerzas y se disponían a
marchar contra Macedonia, mientras cierto
Pausanias, que tenía parentesco con la
familia real, se proponía con la ayuda del rey
de los tracios hacerse con el trono de
Macedonia. De igual manera los atenienses,
hostiles con Filipo, volvían a traer al trono a
Argeo y enviaron a Mantias como general
con tres mil hoplitas y una fuerza naval
considerable” (Diodoro, XVI, 2, 4-6).
El desastre ... y la oportunidad para Filipo
“Los macedonios, debido a la derrota en la batalla y a la multitud de peligros
que se les venían encima, se encontraron en una enorme dificultad. Pero a
pesar de los temores y peligros tan enormes que amenazaban, Filipo no se
espantó ante la magnitud de las desgracias que se esperaban, sino que reunía
a los macedonios en continuas asambleas y, exhortándolos al valor con la
habilidad de su palabra, los hizo animosos; tras reorganizar los destacamentos
militares de la mejor manera y equipar convenientemente a los hombres con
armas de guerra, hacía incesantes maniobras con armas y ejercicios propios
del combate. Ideó también la solidez y equipamiento de la falange, imitando la
marcha con los escudos apretados de los héroes en Troya, y fue el primero
que formó lafalange macedónica” (Diodoro, XVI, 3, 1-2).
Llega la hora de Filipo
Sarisa.
Madera de cornejo.
Desde 12 codos (5,3 m.),
hasta alcanzar los 14 (6,5
m.) y los 16 (7,4 m.).
Escudo.
De tamaño menor
que el escudo
habitual del hoplita
griego.
“Cuando su formación se aprieta para entrar en liza, cada hombre con sus armas ocupa
un espacio de tres pies de ancho; la longitud de las sarisas, según su diseño primitivo,
fue de dieciséis codos (=7,4 m.), pero, adaptada a las necesidades actuales, es de
catorce (6,5 m.) [...] De ahí se puede ver fácilmente la potencia de ataque, la fuerza que,
naturalmente, tiene la falange a dieciséis hileras de profundidad. Los que están detrás
de la quinta hilera no pueden intervenir directamente en la embestida, por lo que no
levantan las picas contra el adversario: las llevan sobre los hombros para asegurar por
arriba el conjunto de la formación [...] Y estos, por la presión de sus cuerpos en la
arremetida empujan violentamente a los precedentes y hacen duro su ataque; resulta
imposible que los de las primeras filas den la media vuelta” (Polibio, XVIII, 29-30).
Friso de la tumba de Agios Athanasios. 325-300 a.C.
Resultados inmediatos de la reforma:
- Concesión de la autonomía a Anfípolis.
- Acuerdos de paz con los peonios a cambio de dinero y posterior 
derrota de los mismos.
- Derrota de los mercenarios atenienses y acuerdos con Atenas.
- Aplastante victoria sobre los ilirios: “Tras mantenerse la persecución
durante una distancia considerable y resultar muchos muertos en su
huida, y convocar Filipo a los macedonios con la trompeta y erigir un
trofeo de la victoria, enterró a sus propios muertos, mientras que los
ilirios obtuvieron la paz cuando enviaron embajadores y se retiraron
de todas las ciudades macedonias. Pero más de siete mil ilirios
resultaron muertos en esta batalla” (Diodoro, XVI, 4, 7).
¿Filipo, el heredero legítimo?
“Filipo actuó mucho tiempo no como rey, sino como tutor del pequeño.
Pero cuando amenazaban guerras más peligrosas y se retrasaba la ayuda,
si se esperaba de un niño, empujado por el pueblo, se hizo cargo del
reino” (Justino, VII, 5, 9-10).
“Entonces se le pusieron delante (a Alejandro Magno) Parmenión y Filotas,
Amintas, su primo hermano, su madrastra y sus hermanos, asesinados, y
Átalo, Euríloco, Pausanias, y otros nobles de Macedonia, hechos
desaparecer” (Justino, XII, 6, 14).
“Cinna, hija de Filipo, se ejercitaba en la guerra, conducía ejércitos y se
enfrentaba a los enemigos [...] y habiéndose casado con Amintas, el hijo de
Perdicas, aunque lo perdió pronto, no soportó casarse por segunda vez, y a
la única hija que tenia de Amintas, Eurídice, también a ella la ejercitó en la
guerra” (Polieno, Estratagemas, VIII, 60).
Control sobre toda Macedonia. Los Pajes Reales
“Existía una tradición, que se
remontaba a los tiempos de Filipo
por la cual los hijos de los
macedonios ricos e influyentes, al
llegar a la adolescencia eran
seleccionados para pasar al
servicio del Rey. Implicaba este
servicio, a más de la asistencia a
la persona del monarca, actuar de
guardia cuando se retiraba a
dormir. Acompañaban también al
rey cuando este montaba a
caballo, haciéndose cargo alguno
de ellos del caballo cuando lo
traían los palafreneros, y
ayudaban al rey a montar al
modo persa, siendo sus
competidores en las jornadas de
cacería” (Arriano, IV, 13, 1).
La política matrimonial de Filipo
“Pues bien, en el año veintidós de su reinado — según afirma Sátiro en su Vida
de Filipo — se casó con la iliria Audata, y tuvo de ella a su hija Cina. Pero
también tomó por esposa a Fila, hermana de Derdas y Macatas. Resuelto, por
otra parte, a ganarse la amistad del pueblo tesalio, tuvo hijos con dos mujeres
tesalias, una de las cuales fue Nicesípolis de Feras, que le dio a su hija
Tesalónica, y la otra, Filina de Larisa, de la que tuvo a Arrideo. Adquirió, además,
el reino de los molosos, tras desposar a Olimpíade, de la que tuvo a Alejandro y
a Cleopatra. Y cuando conquistó Tracia, se llegó a él Cotelas el rey de los tracios,
trayendo a su hija Meda y numerosos regalos; y, tras desposarla también a ella,
la introdujo en su casa junto a Olimpíade. Pero, después de todas ellas, se casó
enamorado con Cleopatra la hermana de Hipóstrato y sobrina de Átalo”
(Ateneo, Deipnosofistas, XIII, 5).
359 a.C. Fila
358 a.C. Audata
358 a.C. Filina
357 a.C. Olimpíade
353 a.C. Nicesípolis
339 a.C. Meda
337 a.C. Cleopatra
La expansión de horizontes. 357-356. Epiro, Anfípolis, Filipos
“Y a Filipo, que acababa de tomar Potidea, le llegaron al mismo tiempo tres
noticias: que los ilirios habían sido derrotados por Parmenión en una gran
batalla, que uno de sus caballos de carreras había vencido en Olimpia y que
había nacido su hijo Alejandro. Filipo se alegró de estas noticias, como es
natural, y los adivinos aumentaron más todavía su regocijo al declarar que el
niño nacido en conjunción con tres victorias habría de ser invencible”
(Plutarco, Alejandro, 3, 8-9).
356 a.C.
Otras victorias olímpicas de Filipo
“Y es que no mostraba interés por cualquier tipo de fama, viniera de donde
viniese, como Filipo, que se vanagloriaba de su habilidad para el discurso,
como un sofista, y que hacía grabar en las monedas sus victorias con el carro
en Olimpia” (Plutarco, Alejandro, 4, 9).
Olimpiada 107, 352 a.C., vencedor en la cuadriga.
Olimpiada 108, 348 a.C., vencedor en la biga.
La Tercera Guerra Sagrada: la oportunidad para intervenir en Grecia central
356-346 a.C. 
- 353 a.C. El focidio Onomarco derrota a Filipo en Tesalia.
- “Onomarco, tras reunir toda su fuerza, y pensando que se haría dueño de
toda Tesalia, acudió rápidamente en auxilio de Licofrón. Y al ponerse en
orden de batalla Filipo con los tesalios contra los focidios, Onomarco,
aventajándolo por su superioridad numérica, lo derrotó en dos batallas y
mató a muchos macedonios” (Diodoro, XVI, 35, 2).
- “En esta huida dicen que Filipo, el rey de los macedonios, dijo: ‘no hui, sino
que retrocedí como los carneros, para hacer de nuevo más fuerte la
embestida’” (Polieno, Estratagemas, II, 38, 2).
- 352 a.C. Aplastante victoria de Filipo en la llanura de los campos de azafrán.
- “Por eso, cuando acudió a toda prisa Onomarco en su ayuda con veinte mil
infantes y quinientos jinetes, Filipo persuadió a los tesalios a preparar la
guerra en común y reunió a todos los infantes, más de veinte mil, y a tres
mil jinetes. Se produjo un feroz combate y al ser superiores los jinetes
tesalios en número y valor, Filipo venció [...] al final murieron más de seis
mil focidios y mercenarios, entre ellos el propio general, y no menos de tres
mil fueron capturados. Filipo colgó a Onomarco, y los demás fueron
arrojados al mar como ladrones de templos” (Diodoro, XVI, 35, 5-6).
“Contra este [Onomarco] los tebanos y los
tesalios eligen como general no a uno de
sus conciudadanos, por temor a no poder
soportar su prepotencia si resultaba
victorioso, sino a Filipo, rey de Macedonia,
y espontáneamente ponen bajo dominio de
un extranjero el poder que temieron en los
suyos [...] Es increíble cuánta gloria
proporcionó esta empresa a Filipo entre
todos los pueblos. Se decía que era el
vengador de un sacrilegio y el protector de
la religión, que él solo se había levantado
para exigir un castigo por aquello que debió
castigarse con las fuerzas de todo el mundo.
Por esto quien había vengado la majestad
divina merecía ser considerado casi como
los dioses” (Justino, VIII, 2, 1-7),
Control de la Confederación tesalia. 352 a.C.
El final de la Liga Calcídica. Captura de Olinto. 348 a.C.
Demóstenes recapitula la política expansionista de Filipo hasta ese momento.
“Primero, tomando Anfípolis,
después de eso, Pidna, de nuevo.
Potidea, otra vez, Metone, luego
pisó el suelo de Tesalia; después
de eso, tras haber regulado a su
gusto los asuntos de Feras,
Págasas, Magnesia y todas las
regiones, se marchó a Tracia;
luego allí a unos reyes destronó, a
otros instauró, hasta que cayó
enfermo; de nuevo, en cuanto
empezó a mejorar, no declinó
haciala molicie, sino que al punto
atacó a los olintios. Y paso por alto
sus campañas contra los ilirios, los
peonios, contra Aribas y contra
cualquier otra parte que podría
citarse” (Demóstenes, I Olintíaco,
12-13).
“Finalmente sobornó con dinero
a los que mandaban a los
olintios, Eutícrates y Lástenes, y
capturó Olinto por la traición de
éstos. Después de saquear la
ciudad y esclavizar a los
habitantes, vendió el botín. Al
obrar así se procuró en
abundancia mucho dinero para la
guerra y aterrorizó también a las
demás ciudades que se le
oponían” (Diodoro, XVI, 53, 2-3).
“Después de la captura de
Olinto celebró una fiesta
Olímpica en honor de los dioses,
en conmemoración de su
victoria, y ofreció sacrificios
magníficos; y organizó también
competiciones espléndidas e
invitó a banquetes a muchos
extranjeros que estaban
presentes. Como durante las
comidas trataba con muchos
invitados, a muchos regalaba
copas en los brindis, concedía
regalos a no pocos y hacía con
amabilidad grandes promesas a
todos, tuvo a muchos deseosos
de tener amistad con él”
(Diodoro, XVI, 55, 1-2).
La paz de Filócrates; el final de la Tercera Guerra Sagrada. 346 a.C.
“Mientras suceden estas cosas, llegaron a él unos embajadores de los atenienses
para pedir la paz. Después de haberlos oído, también él envió embajadores a
Atenas con sus condiciones de paz; y allí se concluye una paz ventajosa para las
dos partes” (Justino, VIII, 4, 1-2).
“Los focidios, desalentados en sus esperanzas, se entregaron a Filipo. El rey, que sin
batalla terminó inesperadamente la guerra sagrada, deliberaba con los beocios y
tesalios. Decidió convocar al Consejo de los Anfictiones y encomendarle a él la
decisión sobre todos los asuntos. Pareció bien a los miembros del Consejo hacer
participar a Filipo y a sus descendientes en la Anfictionía, y que tuviera dos votos,
los que antes tenían los vencidos focidios [...] que Filipo, además, celebrara la
reunión de los Juegos Píticos [...] Tras eso, Filipo, que había colaborado con los
Anfictiones en estas resoluciones y con todos se había mostrado cordial, regresó a
Macedonia, después de haber ganado no sólo una reputación de piedad y valor
militar, sino también una gran preparación para el engrandecimiento que le iba a
sobrevenir” (Diodoro, XVI, 59,3-60,4).
Ampliación de horizontes 1: control sobre el Epiro. 342 a.C.
“Y no se abstiene de atacar
a sus allegados; pues
decidió destronar a
Arribas, rey del Epiro,
unido a su propia esposa
Olimpíade por estrechos
lazos de parentesco [...] Así
pues, cuando hubo llegado
a los veinte años, aunque
todavía muy joven, le
entregó [a Alejandro el
Moloso] el reino que había
quitado a Arribas, siendo
un criminal en ambos
casos, porque no respetó
el derecho de parentesco
en aquél al que había
quitado el reino, y a aquél
a quien se lo dio lo
prostituyó antes de hacerlo
rey” (Justino, VIII, 6, 4-8).
Ampliación de horizontes 2: campañas al interior de Tracia. 342-341 a.C.
“Filipo, para atraer a su favor a las ciudades griegas en Tracia, marchó
contra Tracia. Cersobleptes, que era el rey de los tracios, seguía
sometiendo a las ciudades del Helesponto que eran vecinas de Tracia, y
arrasaba su territorio. Deseando impedir el ataque de los bárbaros, Filipo
marchó contra ellos con un gran ejército. Una vez que venció a los tracios
en muchas batallas, ordenó a los bárbaros vencidos que pagaran un diezmo
a los macedonios, y, además, al fundar él en lugares estratégicos ciudades
importantes, hizo cesar a los tracios de su osadía. Por eso las ciudades
griegas, liberadas de temor, con mucho celo se adhirieron a la alianza de
Filipo” (Diodoro, XVI, 71, 1-2).
“El asunto preocupante consiste en los acontecimientos del Quersoneso y en
la campaña que, hace ya diez meses, Filipo conduce en Tracia” (Demóstenes,
Sobre los asuntos del Quersoneso, 2).
* BeroeFilipópolis
*
Filipos
*
El río Maritsa (Evros) a su paso por Plovdiv y
monumento en honor a Filipo II (2004).
“Pero no tienen esos
sentimientos respecto de
Filipo II lo que ahora hace,
a pesar de no sólo no ser
griego ni relacionado con
los griegos por algún lazo
de unión, sino, incluso, ni
siquiera bárbaro proce-
dente de un lugar que se
pueda nombrar, sino un
miserable macedonio,
oriundo de un país en el
que antes ni comprar un
esclavo diligente era po-
sible” (Demóstenes, Filí-
pica III, 31. 341 a.C.).
Sitio de Perinto. 340 a.C. Intervención de Artajerjes III Oco.
“El asedio estaba durando mucho
tiempo, y al haber en la ciudad
muchos muertos, no pocos heridos y
faltar las provisiones, era inminente la
captura de la ciudad. Pero la fortuna
no vio con indiferencia la salvación de
los que estaban en peligro, sino que
les proporcionó una ayuda
inesperada. Porque como se propagó
por Asia el engrandecimiento del rey,
el rey persa vio con desconfianza la
fuerza de Filipo y escribió a los
sátrapas de la costa que ayudaran a
los perintios con todas sus fuerzas. Por
eso los sátrapas, de acuerdo con él,
enviaron a Perinto gran número de
mercenarios, abundante dinero,
suficientes víveres, armas ofensivas y
todo lo demás que es útil para la
guerra” (Diodoro, XVI, 75, 1-2).
Perinto
*
Bizancio
*
“La guerra de los atenienses contra los
macedonios surgió [...] y las otras
cuestiones, tanto como porque Filipo
hizo lo posible para engañar a los
atenienses mientras que pretendía
mantener la paz, en especial su
campaña contra Bizancio y Perinto.
Trató de conseguir que las dos ciudades
se pusiesen de su lado por dos razones:
para arrebatarles a los atenienses el
abastecimiento de trigo y para que no
dispusiesen de ciudades en la costa que
no proporcionasen puertos y zonas de
refugio para la flota en su guerra contra
él, cuando él de hecho llevó a cabo un
acto de todo punto ilegal al capturar a la
flota mercante en Hieron. Como dice
Filocoro se hizo con 230 barcos, aunque
Teopompo dice que fueron 180, de los
que obtuvo setecientos talentos”
(Teopompo, FGrHist 115 F 292).
El sitio de Bizancio y la ruptura de la Paz de Filócrates
El príncipe Alejandro entra en escena. 340 a.C.
“Cuando Filipo marchó de
campaña contra Bizancio,
Alejandro, que contaba a la
sazón dieciséis años y había
quedado en Macedonia como
dueño de la situación y en
posesión del sello real,
desbarató la rebelión de los
maidos, tomó su ciudad, expulsó
de ella a los barbaros, la repobló
con gentes de varias
procedencias y le puso el
nombre de Alejandrópolis”
(Plutarco, Alejandro, 9, 1).
Filipo en el Danubio. La guerra contra los escitas. 339 a.C.
“Tras levantar el sitio de Bizancio, emprende la guerra contra Escitia, pero envía por
delante unos embajadores para tranquilizarlos y hacer saber a Ateas que, mientras
sitiaba Bizancio, había prometido solemnemente una estatua a Hércules; iba, decía,
para colocarla en la desembocadura del Histro, y, pues tenía el propósito de ir como
amigo de los escitas, pedía pasar en paz para el culto al dios [...] Enardecidos así los
ánimos de ambas partes se traba combate. Aunque los escitas eran superiores en
valor y en coraje, son vencidos por la astucia de Filipo. Fueron apresados veinte mil
niños y mujeres, gran cantidad de ganado, nada de oro ni de plata. Éste fue el primer
motivo para creer en la pobreza de los escitas. Fueron enviadas a Macedonia veinte
mil yeguas de raza para su propagación” (Justino, IX, 2, 10-16).
Túmulo de Aghigiol
(Tulcea, Rumanía).
(340-330 a.C.
Una herida de gran gravedad
“Pero, cuando Filipo volvía de Escitia, le salieron al encuentro los tribalos y dicen
que no le darán paso, a no ser que reciban una parte del botín. De aquí surge una
disputa y pronto una batalla en la que Filipo fue herido en el muslo de forma que a
través de su cuerpo fue matado su caballo. Como todos pensaban que había
muerto, dejaron el botín” (Justino, IX, 3, 1-3).
La cuarta guerra sagrada, el pretexto definitivo. 339-338 a.C.
“En el sacerdocio de Clinágoras, en la sesión de primavera, pareció bien a los
pilágoros y a los consejeros de los anfictiones y al común de los anfictiones que
[...] vaya como embajadorante Filipo el macedonio el general electo de los
anfictiones, Cótifo [...] y le ruegue que acuda en socorro de Apolo y los
anfictiones, para que no permita que el dios sea objeto de trato insolente por
parte de los impíos anfiseos; y que le eligen a él general con plenos poderes los
griegos que forman parte del consejo de los anfictiones” (Demóstenes, Sobre la
corona, 155).
“De repente [Filipo] se apoderó de la ciudad de Elatea, reunió en ella sus fuerzas
y decidió hacer la guerra a los atenienses [...] una vez capturada Elatea vinieron
de noche algunos anunciando la toma de la ciudad y que rápidamente llegaría
Filipo con su ejército al Ática. Atónitos por lo inesperado de la acción, los
generales atenienses llamaban a los trompetas y les ordenaban que tocaran la
señal de alarma durante toda la noche” [Diodoro, XVI, 84, 2-3).
La reacción ateniense. Demóstenes y la alianza con Beocia.
“¿Qué digo, pues, que es preciso? En primer
lugar, abandonar vuestro actual temor, luego,
cambiar de mentalidad y temer todos por los
tebanos; pues están mucho más cerca de los
peligros que nosotros y el riesgo lo corren
ellos primero [...] Además de esto,
recomiendo vivamente elegir diez
embajadores y darles plenos poderes, para
que, juntamente con los generales, decidan
cuándo se ha de marchar allí y lo relativo a la
expedición militar. Y una vez que lleguen los
embajadores a Tebas, ¿cómo les aconsejo
que traten el asunto? A este punto
prestadme toda vuestra atención. No pidáis
nada a los tebanos (pues la ocasión es
oprobiosa), sino prometedles que iremos en
su ayuda, si lo solicitan” (Demóstenes, Sobre
la corona, 177-179).
Macedonios:
30.000 infantes
2.000 jinetes
Aliados:
Atenienses: 10.000
Beocios: 12.000
Corintios, aqueos,
focidios, acarnanios,
eubeos, megarenses,
mercenarios: 8.000
Infantería ligera: 5000
Caballería: 2000
“Se dice que (el batallón sagrado) fue invencible
hasta la batalla de Queronea, y que Filipo, tras la
batalla, se detuvo en el lugar en que habían caído
los trescientos, y al ver los cadáveres, todos con
sus armaduras alcanzados por delante por las
sarisas y mezclados unos con otros, se quedó
admirado, y al enterarse de que ese era el
batallón de amantes y amados se le saltaron las
lágrimas” (Plutarco, Pelópidas, 18)
“Filipo II, el primer rey que dio prestancia
a la dinastía de los macedonios y que
inició su preeminencia, venció a los
atenienses en la batalla de Queronea,
pero no consiguió tanto con las armas
como con la condescendencia y la
benignidad de su temperamento. La
guerra y las armas le sirvieron solo para
imponerse y dominar a sus adversarios,
pero con su moderación y su buen
sentido se ganó a todos los atenienses, al
tiempo que sometía a su ciudad: no
añadía nunca la cólera a sus éxitos, sino
que pugnaba y buscaba la victoria solo
hasta encontrar un motivo suficiente para
mostrar su mansedumbre y su nobleza.
En efecto: liberó a los prisioneros de
guerra sin exigir rescate, rindió honores a
los muertos atenienses y encargó a
Antípatro la conducción de sus restos”
(Polibio, V, 10, 1-4).
“Cayeron en la batalla más de un millar de
atenienses y fueron capturados no menos
de dos mil. Del mismo modo, muchos
beocios perdieron la vida y no pocos
fueron hechos prisioneros” (Diodoro, XVI,
86, 5).
“Además de esto, envió a Atenas a su hijo
Alejandro y a su amigo Antípatro a pactar
con ellos la paz y la amistad” (Justino, IX, 4,
5).
“Dentro del Altis está el
Metroo y un edificio
circular llamado Filipeo. En
lo más alto del Filipeo hay
una adormidera de bronce
que une las vigas [...] Fue
construido por Filipo
después de que la Hélade
sucumbiera en Queronea.
Y allí están Filipo y
Alejandro, y con ellos
Amintas, el padre de Filipo.
Éstos, en marfil y oro, son
obra de Leocares, como lo
son también las imágenes
de Olimpíade y Eurídice”
(Pausanias, V, 20, 9).
“Después de dejar en orden los asuntos
de Grecia, Filipo ordena que sean
convocadas a Corinto embajadas de
todos los países, para consolidar el
estado de la situación presente. Allí fijó
las condiciones de paz para toda Grecia
[...] y de entre todos eligió el consejo de
todos ellos, una especie de senado
único. Solamente los lacedemonios
rechazaron al rey y sus leyes [...]
Después se fijan las tropas auxiliares de
cada uno de los estados, sea que
tuviera que prestarse ayuda al rey con
tal ejército, si alguien lo atacaba, sea
que tuviera que hacerse una guerra
bajo su mando. Y no había ninguna
duda de que con estos preparativos se
apuntaba al imperio persa” (Justino, IX,
5, 1-5).
“Juro por Zeus, Gea, Helios, Posidón,
Atenea, Ares, por todos los dioses y
diosas que observaré la paz y no anularé
los pactos establecidos con Filipo; [...]
que no derribaré el reino de Filipo y de
sus descendientes, ni los regímenes
vigentes en cada lugar cuando
formularon los juramentos sobre la Paz;
y yo mismo no haré nada en contra de
este tratado ni apoyaré a nadie; [...] y
haré la guerra a cualquiera que
quebrante ... en cualquier modo ... y
como el hegemón requiera y no
abandonaré ...” (IG II³,1 318; 338-337
a.C.).
Isócrates, 436-338 a.C.: una vida defendiendo la guerra contra los persas
“Es una vergüenza que [...] nosotros,
ultrajada toda Grecia, no tomemos una
venganza común, cuando además
podemos realizar acciones dignas de
fama. Pues solo esta guerra es mejor
que la paz, parece una procesión más
que una expedición militar y conviene
tanto a los que prefieren la tranquilidad
como a quienes desean pelear. Porque
unos podrían disfrutar tranquilamente
de lo suyo y los otros obtener las
mayores riquezas de lo ajeno”
(Isócrates, Panegírico, 181-182; 380
a.C.).
“Piensa que tendrás una fama insuperable y digna de tus hazañas cuando
obligues a los bárbaros (salvo a quienes combaten a tu lado) a ser hilotas
de los griegos, cuando logres que el que ahora se llama gran rey haga lo
que tú le mandes. No te faltará sino ser dios. Es mucho más fácil realizar
esto desde tu situación actual que haber llegado al poderío y gloria que
ahora posees desde el reino que al principio tenías. Solo le tengo que
agradecer a la vejez que me ha hecho llegar hasta este momento de mi
vida para ver ya realizadas por tus hazañas algunas de las cosas que
proyectaba cuando era joven e intente escribir en el discurso Panegírico y
en otro que te envié. Espero que también las demás se realizaran”
(Isócrates, A Filipo [III], 5-6; 338 a.C.).
... y al fin va a ver realizados sus sueños
Conflictos en la corte macedonia
“Pero los conflictos de la casa real, debidos a los matrimonios y amoríos de Filipo y
que de alguna manera se contagiaban desde su gineceo a todo el reino,
provocaban numerosas quejas y violentas desavenencias, que además el carácter
difícil de Olimpíade, mujer celosa y colérica, se encargaba de agrandar, excitando
por su parte a Alejandro” (Plutarco, Alejandro, 9, 5).
Boda de Filipo con Cleopatra. 337 a.C.
“‘Amigos, ahí tenéis al hombre que se disponía a pasar de Europa al Asia:
pasando de un lecho a otro ha acabado por los suelos’. Después de este episodio
causado por el vino, Alejandro se llevó a Olimpíade y la instaló en el Epiro,
mientras él residía entre los ilirios” (Plutarco, Alejandro, 9, 10-11).
Alexander, Oliver
Stone, 2004.
Alexander the Great, Robert
Rossen 1956.
El asunto de Pixódaro. 336 a.C.
“Algún tiempo después Pixódaro, sátrapa de Caria, con la secreta intención de
ganarse la alianza de Filipo gracias a un lazo de parentesco, quiso ofrecer a su hija
mayor para casarla con Arrideo, hijo de Filipo, y envió a Macedonia a Aristócrito para
hablar del asunto. De nuevo Alejandro tuvo que escuchar de labios de sus amigos y
de su madre falsas acusaciones, en el sentido de que Filipo quería asegurar el trono
a Arrideo por medio de una boda brillante y de una posición aventajada [...] en
cuanto a los demás amigos de Alejandro, expulsó de Macedonia a Hárpalo y Nearco,
así como a Erigio y Tolomeo, a los que más tarde hizo volver Alejandro y concedió los
mas altos honores” (Plutarco, Alejandro, 10, 1-4).
Un nuevo rey en Persia.Siguen los preparativos de guerra. Primavera 336 a.C.
“El total de tropas auxiliares fue de doscientos mil infantes y quince mil de caballería.
Además de este número, estaban los ejércitos de Macedonia y los bárbaros de los
pueblos fronterizos sometidos. Al comienzo de la primavera, Filipo envía por delante
al Asia sometida a los persas a tres generales, Parmenión, Amintas y Átalo, a cuya
[sobrina] hacía poco había tomado en matrimonio, después de repudiar a la madre de
Alejandro, Olimpíade, bajo la sospecha de adulterio” (Justino, IX, 5, 8-9).
“El quiliarca Bagoas, que era un eunuco en su
constitución, pero perverso y belicoso de
naturaleza, mató a Oco con veneno a través de
un médico y colocó en el trono a Arses, el más
joven de los hijos del rey. Mató también a los
hermanos del rey [...] y [después] mató a Arses
junto con sus hijos cuando llevaba reinando ya
tres años. Extinguida la casa real [...] Bagoas
eligió a uno de sus amigos, de nombre Darío, y
lo ayudó a establecerse en el trono (336 a.C.).
Éste era el hijo de Arsanes, y nieto de Ostanes,
hermano a su vez de Artajerjes, que había sido
rey de los persas” (Diodoro, XVII, 5, 3-5).
El último golpe de efecto de Filipo II. Verano del 336 a.C.
“Inmediatamente celebraba magníficos sacrificios a los dioses y organizaba las
bodas de su hija Cleopatra, la que tenía de Olimpíade, y a la que dio en
matrimonio a Alejandro, rey del Epiro, que era el propio hermano de Olimpíade.
Como quería que junto con los honores a los dioses participaran de la fiesta tantos
griegos como fuera posible, organizaba magníficas competiciones musicales y
lujosos banquetes para los amigos y huéspedes. Por eso hacía venir de toda Grecia
a sus huéspedes personales y ordenaba a sus propios amigos que invitaran a
cuantos conocidos pudieran del extranjero. Porque deseaba enormemente
mostrarse amable ante los griegos y responder con entretenimientos adecuados a
los honores que se le otorgaron con el mando supremo” (Diodoro, XVII, 91, 4-6).
Crónica de un magnicidio
- Procesión de las estatuas de los doce dioses.
- Estatua de Filipo, entronizado.
- Aparición de Filipo, vestido con manto blanco, entre los dos Alejandros.
- Sus amigos entran delante de él.
- Sus somatophylakes, separados gran trecho de él.
- Pausanias de Oréstide, uno de ellos, se le acerca corriendo.
- Le clava un puñal celta que le atraviesa las costillas.
- Sale corriendo hacia los caballos que tenía preparados.
- Los somatophylakes le persiguen; Pausanias tropieza y cae.
- Leonato, Perdicas y Átalo le dan muerte.
¿Quién mató a Filipo?
- Autor material. Pausanias de Oréstide, antiguo amante y guardia personal de 
Filipo.
- Celoso, ultrajado y maltratado por Átalo y resentido con Filipo.
- ¿Autores intelectuales?
- Lo que difundieron Alejandro y su entorno:
- Amintas (IV), ejecutado por Alejandro.
- Casado con Cinane, hija de Filipo.
- La hija de ambos, Adea, se casó con Filipo Arrideo.
- Herómenes y Arrabeo, hijos de Aeropo, lincestas, ejecutados en la 
tumba de Filipo.
- El tercer hermano, Alejandro, sería detenido en 334 y ejecutado en 
330 a.C. 
- Darío III o alguno de sus sátrapas.
- Demóstenes de Atenas.
- Lo que creían los enemigos de Alejandro.
- Olimpíade y su hijo Alejandro.
“Murió Filipo a los cuarenta y siete años, cuando había reinado veinticinco”
(Justino, IX, 8, 1).
La necrópolis real de Egas (Vergina)
Tumba II
“Tumba de 
Perséfone” o 
Tumba I 
Discurso de Alejandro en Opis. 324 a.C.
“Filipo os encontró siendo unos vagabundos indigentes:
muchos de vosotros, mal cubiertos con unas burdas pieles,
erais pastores de unas pocas ovejas allá en los montes, ovejas
que teníais que guardar (y no siempre con éxito) de los ilirios,
tríbalos y vuestros vecinos tracios. Fue Filipo quien os facilito
clámides en vez de vuestras toscas pieles, os bajó del monte a
la llanura, os hizo contrincantes capaces de pelear con
vuestros vecinos bárbaros, de suerte que pudierais vivir
confiados, no tanto en la seguridad de vuestras fortalezas del
monte, como en la capacidad de salvaros por vuestros propios
méritos. Os hizo habitar las ciudades y os proporcionó leyes y
costumbres en extremo útiles. Os dio el mando de aquellos
pueblos bárbaros (por quienes antes estabais dominados y a
quienes vivíais sometidos vosotros y vuestros bienes),
haciéndoos sus dueños en vez de sus esclavos y servidores [...]
y cuando fue designado hegemón de toda Grecia con plenos
poderes para organizar la expedición contra los persas,
consiguió esta nueva reputación no solo para sí mismo, sino
especialmente para la comunidad macedonia” (Arriano, VII, 9,
2-5).
Adolfo J. Domínguez Monedero
La Macedonia de Filipo II: la 
creación de un imperio

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