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FACULTAD DE EDUCACIÓN MAGÍSTER EN EDUCACIÓN PRÁCTICAS DE EVALUACIÓN EN ARTES VISUALES: CREENCIAS DE LOS PROFESORES DE ARTE COMO FUNDAMENTO PARA LA EVALUACIÓN POR CARLA ANTONIETA SILVA PEDRAZA Proyecto de Magíster presentado a la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, para optar al grado de Magíster en Educación mención Evaluación de Aprendizajes Profesor guía, Dr. Gustavo González García Junio, 2021 Santiago, Chile © 2021, Carla Antonieta Silva Pedraza 2 © 2021, Carla Antonieta Silva Pedraza Se autoriza la reproducción de esta tesis, solo con fines académicos, por cualquier medio, siempre que la presente obra sea citada en nota y bibliografía correspondiente. 3 TABLA DE CONTENIDO RESUMEN ............................................................................................................................. 6 INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 7 I. ANTECEDENTES Y PROBLEMATIZACIÓN .............................................................. 10 1. Investigaciones sobre evaluación en Artes visuales en nuestro contexto ..................... 10 1.1 Antecedentes históricos y curriculares de la enseñanza y evaluación de Artes visuales en Chile............................................................................................................ 12 1.2 La naturaleza misma de las Artes ............................................................................ 14 2. Problematización: Ampliar el conocimiento de la evaluación en Artes visuales ......... 16 3. Relevancia de la investigación ...................................................................................... 17 II. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN ....................................................................... 19 1. Objetivo General ........................................................................................................... 19 2. Objetivos específicos .................................................................................................... 19 III. MARCO TEÓRICO ....................................................................................................... 20 1. Creencias de los profesores y prácticas de evaluación ................................................. 20 2. Evaluación para el aprendizaje ..................................................................................... 21 3. Perspectivas de la evaluación en la enseñanza de las artes visuales ............................. 24 3.1 Enfoque expresionista en la evaluación en artes ..................................................... 24 3.2 Enfoque logocentrista en la evaluación artes .......................................................... 26 3.3 Enfoques contemporáneos de la educación artística en la evaluación de las artes . 29 3.4 Investigaciones sobre evaluación en educación artística ........................................ 31 IV. METODOLOGÍA .......................................................................................................... 36 1. Tipo de investigación y enfoque ................................................................................... 36 2. Participantes de la investigación ................................................................................... 37 3. Principios éticos y criterios de rigor del proyecto ........................................................ 39 4. Técnicas de producción de datos .................................................................................. 40 4 5. Técnicas de análisis de datos ........................................................................................ 41 V. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN .................................................................. 42 1. ¿Qué evalúan los profesores de artes visuales en la asignatura de artes visuales y por qué? ................................................................................................................................... 42 1.1 Evaluar las artes y cultura visual como medio de expresión ................................... 42 1.2 Habilidades para interpretar y expresar a través de las artes ................................... 43 1.3 No evaluar o cómo evaluar la creatividad en artes visuales .................................... 44 1.4 La necesidad de evaluar las actitudes en la asignatura de artes visuales. ............... 46 2. ¿Cómo evalúan los profesores de arte el proceso de los trabajos? ............................... 47 2.1 Acompañamiento durante el proceso para incentivar y guiar el aprendizaje .......... 47 2.2 La importancia del diálogo como estrategia de evaluación durante el proceso ...... 49 2.3 Evaluación del proceso como parte de la calificación final .................................... 50 3. Los profesores de arte ¿Cómo diseñan y aplican la evaluación sumativa? .................. 52 3.1 Instrumentos de evaluación y preferencias para su uso en la calificación en artes . 52 3.2 Estrategias para la evaluación del trabajo de arte: la Coherencia interna y la Defensa de la obra ........................................................................................................ 54 3.3 El problema de la objetividad en la calificación en artes visuales .......................... 56 3.4 La calificación en artes como problema y límite para las artes .............................. 57 4. ¿Quién/es evalúa/n los aprendizajes en la asignatura de artes visuales? ...................... 60 4.1 El profesor como agente de la evaluación ............................................................... 60 4.2 Prácticas evaluación y el uso de la coevaluación y la autoevaluación .................... 61 5. ¿Cuáles son las creencias o fundamentos de los profesores de arte visuales torno a la evaluación en la asignatura? ............................................................................................. 63 VI. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES ............................................................................... 66 1. Prácticas de evaluación en artes visuales ...................................................................... 66 2. Creencias de los profesores como fundamento de las prácticas de evaluación utilizadas en artes visuales ................................................................................................................ 70 3. Conclusiones ................................................................................................................. 74 4. Limitaciones y proyecciones de la investigación.......................................................... 77 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................................. 79 5 ANEXOS .............................................................................................................................. 84 1. Carta de presentación y consentimiento informado ...................................................... 84 2. Pauta de entrevista semi-estructurada 1 ........................................................................ 87 3. Validación de entrevista semi-estructurada 1 ............................................................... 90 4. Pauta de entrevista semi-estructurada 2 ........................................................................ 95 5. Validación de entrevista semi-estructurada 2 ............................................................... 98 6. Esquema de clasificación ............................................................................................ 1036 RESUMEN La evaluación en artes visuales es un campo cruzado por debates y discusiones. La literatura señala que las creencias y supuestos disciplinares influencian las prácticas de evaluación de los profesores de artes visuales. Sin embargo, en Chile no se cuenta con un conocimiento detallado de los planteamientos de los profesores de artes visuales y las decisiones que toman durante la evaluación y calificación en la asignatura. Esta investigación analiza las creencias y las prácticas de evaluación de cuatro profesores de artes visuales de educación secundaria de distintos colegios de la Región Metropolitana. La investigación se realizó desde el enfoque cualitativo, haciendo uso de la Teoría fundamentada. Los resultados señalan que los fundamentos disciplinares de la comprensión del arte, la creatividad y el desarrollo del trabajo artístico son esenciales para la toma de decisiones en la evaluación. Las creencias de los profesores influyen las prácticas de evaluación respecto de: el objeto de evaluación, la evaluación del proceso, la calificación y los agentes de la evaluación. Las conclusiones señalan que las prácticas de evaluación en artes visuales se encuentran en constante tensión. Los profesores de arte se hacen uso de la evaluación con fines formativos para potenciar el desarrollo de habilidades y capacidades artísticas, pero también como mecanismo de control para generar condiciones de clase favorables para el desarrollo de la asignatura. Palabras claves: evaluación en educación artística, creencias de profesores de artes visuales, prácticas de evaluación. ABSTRACT Assessment in visual arts education is a disputed terrain with many ongoing debates and discussions. According to the literature, the assessment practices of visual arts teachers are influenced by their disciplinary beliefs and suppositions. In Chile, however, we lack detailed knowledge about the ways that visual arts teachers approach and take decisions when assessing and grading their students’ work. This research examines the beliefs and assessment practices of four secondary visual arts teachers working in different secondary schools in the Metropolitan Region (Santiago, Chile). The research takes a qualitative approach and is undertaken on the basis of Grounded theory. The results suggest that foundational disciplinary understandings about art, creativity and artistic work are essential in assessment decisions. Visual arts teachers' beliefs influence their assessment practices regarding: the object of the assessment, assessment of the learning process, grading, and assessment agents. The findings also indicate that assessment practices in the visual arts are constantly under strain. Art teachers implement assessment practices with the educational purpose of developing artistic skills and abilities, but also use assessment as a mechanism of control to generate favorable classroom conditions for the development of visual arts lessons. Keywords: assessment in art education, beliefs of visual arts teachers, assessment practices. 7 INTRODUCCIÓN La evaluación en artes visuales ha estado marcada por las diversas perspectivas y discusiones sobre su necesidad y posibilidad. Así como hay enfoques que defienden que las artes no pueden ser objeto de la evaluación debido a que pertenece a la dimensión subjetiva del individuo y su mundo interior, también hay perspectivas que consideran necesario evaluar los aprendizajes para obtener información sobre los conocimientos, las habilidades y los procesos de trabajo que desarrollan los estudiantes, además de monitorear la enseñanza. Las dificultades para el desarrollo de la evaluación en artes se originan en las concepciones del arte y su enseñanza (Agirre, 2005; Eisner, 2005; Errázuriz, 2002). De modo que, si se cuenta con variadas interpretaciones de las artes visuales, encontraremos también diversos enfoques para su enseñanza que incluyen énfasis en ciertas prácticas de evaluación, o incluso de no evaluación. Estos enfoques son producto de la historia y tradiciones de la educación artística, y “coexisten -muchas veces de manera difusa- en las políticas educativas, los discursos de los docentes y las prácticas de enseñanza” (Orbeta, 2015, p. 26). En Chile, la evaluación en la asignatura de Artes visuales presenta un particular desarrollo en conjunto con las propuestas curriculares, que a su vez han sido influenciadas por estas corrientes de innovación de la educación artística. Por este motivo, se han incorporado diversidad de comprensiones del arte que predisponen ciertas actitudes y percepciones sobre su evaluación. A esto se suma que el desarrollo curricular del área y su evaluación han impactado en la valoración de la asignatura (Errázuriz, 2002). En consecuencia, ambos factores han incidido en las posibilidades de desarrollo de la evaluación. Por una parte, las dificultades respecto a las artes como disciplina; y, por otro, la valoración de la asignatura en nuestro sistema escolar. La investigación en el campo de la evaluación también se ha visto limitada, hay pocos referentes nacionales en este campo y aún mucho desconocimiento sobre la evaluación en artes. En este contexto, cabe preguntarse por las características de las prácticas de evaluación en artes visuales, es decir, aquellas metodologías, estrategias e instrumentos utilizados para el diseño e implementación de la evaluación. Sin embargo, no basta con conocer las prácticas, 8 sino que es necesario profundizar en cómo se ven influenciadas por las múltiples comprensiones del arte. Conocer las creencias de los profesores de artes visuales respecto de la evaluación resulta esencial debido a que son fundamento y justificación de las prácticas evaluativas que utilizan (Prieto, 2008). Comprender lo que piensan los profesores respecto a la evaluación es también indagar en el origen de tales creencias y supuestos que en el caso de las artes podría estar fuertemente determinado por la concepción disciplinar, aunque sin ser excluyente de otras influencias. La presente investigación analiza las prácticas de evaluación utilizadas por profesores de artes visuales al evaluar los aprendizajes de sus estudiantes, y las vincula con sus creencias sobre el arte y su evaluación. Mediante esta investigación se espera aportar conocimientos sobre la evaluación en artes y al desarrollo del campo de la educación artística en nuestro contexto, entregando información sobre las características de la evaluación y las creencias que exponen los profesores como fundamento de sus decisiones respecto a qué evalúan, cómo evalúan y por qué evalúan. Con este propósito, se desarrolló una investigación con fines exploratorio y descriptivo, desde un enfoque cualitativo. Se utilizó la Teoría fundamentada como metodología y medio para el análisis de los datos producidos a partir de entrevistas realizadas a cuatro profesores de Artes visuales de educación media (secundaria) que ejercen actualmente en varios colegios de la Región Metropolitana. En el capítulo I se presentan los antecedentes de la investigación donde se profundiza en los aspectos históricos de la evaluación en artes en Chile, las dificultades asociadas a las comprensiones del arte y creencias de los profesores, para luego desarrollar la problematización; seguido del capítulo II que precisa los objetivos de investigación. El capítulo III se dedica al marco teórico conformado por las creencias sobre la evaluación, una síntesis de las principales características de evaluación para el aprendizaje y, finalmente, una revisión de las perspectivas de la evaluación en artes vinculadas a sus enfoques de enseñanza, incluyendo algunas investigaciones recientes sobre el tema. 9 En el capítulo IV, se presenta la metodología, las características de los participantes, los resguardos éticos y criterios de rigorde la investigación, así como las técnicas de producción de datos y de análisis. El capítulo V está dedicado a la presentación de los resultados estructurados a partir de una primera dimensión descriptiva donde se abordan cuatro ámbitos de las prácticas de evaluación en artes asociados a creencias y fundamentos para su uso: el objeto de evaluación, la evaluación del proceso, la calificación y los agentes de la evaluación. Además de una segunda dimensión explicativa de los resultados, que desarrolla el análisis de los fundamentos disciplinares que se encuentran a la base de tales prácticas. Finalmente, en el capítulo VI se desarrolla la discusión de los resultados y conclusiones de la investigación. Se abordan las características de las prácticas de evaluación utilizadas por los profesores de arte y las creencias identificadas como fundamento de las prácticas. El capítulo también incluye las limitaciones y proyecciones de la investigación. 10 I. ANTECEDENTES Y PROBLEMATIZACIÓN 1. Investigaciones sobre evaluación en Artes visuales en nuestro contexto En Chile, la educación artística ha sido un campo históricamente poco desarrollado (Errázuriz, 1993) y en este contexto su evaluación se presenta como un área aún menos explorada. Las investigaciones sobre educación artística abordan temas de diversa índole: históricos y curriculares, perfiles docentes y su didáctica, la identificación de buenas prácticas de enseñanza en el aula, infraestructura, recursos pedagógicos y materiales necesarios para el aprendizaje de las artes están entre los más frecuentes (Benavides, 2002; CIDE-UAH, 2012; Cobos, 2013; Errázuriz, 1995, 2001; Errázuriz et al, 2015, 2018; IDEA OEI, 2011; Orbeta & Oyanedel, 2018; RRAE, 2018; Zamorano, 2007). Sin embargo, las investigaciones sobre evaluación que ha sido posible rastrear son limitadas. Entre estas destacan el trabajo de Errázuriz (2002) con un recorrido histórico de la evaluación en nuestro país y sus implicancias para la valoración de la asignatura, la investigación de Benavides (2005) sobre vínculo entre el currículum y las prácticas de evaluación declaras por profesores en artes visuales y el estudio de caso de Téllez (2015). La investigación de Benavides (2005) buscaba identificar prácticas evaluativas en la asignatura de artes mediante una encuesta en la que participaron profesores de 2do ciclo de Enseñanza General Básica (EGB), tanto de especialistas en arte como de docentes no especialistas. Posteriormente se realizó un análisis de contraste de sus respuestas con los lineamientos de los programas de la reforma curricular de los noventa a partir de las dimensiones de la evaluación sobre: objeto, agentes, propósitos e instrumentos y su aplicación. Las conclusiones de la investigación indicaban que existía consistencia entre estas prácticas y el referente curricular, el cual introducía enfoques más actualizados sobre evaluación. A pesar de esto, también se identificó un grupo de docentes que aún no habían incorporado tales innovaciones (p.102). Por su parte, el estudio de caso de Téllez (2015) revisa la propuesta de evaluación en artes visuales de un colegio particular privado de la Región Metropolitana y la contrasta con el modelo de Evaluación para el aprendizaje (Broadfoot et al., 2002). Su objetivo era encontrar 11 puntos afines y oportunidades de mejora para la institución, aprovechando que el Departamento de arte ya había realizado algunos esfuerzos para profundizar la reflexión sobre la evaluación y el ajuste de instrumentos. Para esto, entrevistó a varios profesores de artes visuales y a estudiantes del diferenciado artístico de cuarto año de enseñanza media. Además, realizó la revisión documental de los lineamientos del Departamento de arte y algunos de sus instrumentos de evaluación. Esta investigación resulta de gran importancia como referente, pues realiza un cruce entre las prácticas de evaluación en artes visuales y un modelo como la Evaluación para el aprendizaje, que presenta una mirada contemporánea de la evaluación con foco en lo pedagógico. En este sentido, la investigación sugiere que la asignatura de Artes visuales puede constituirse en un espacio potencial para el desarrollo de un enfoque más formativo de la evaluación, debido a sus contenidos procedimentales y a que no es parte de las evaluaciones estandarizadas y los efectos que conllevan en nuestro contexto (Téllez, 2015). Por un parte, las conclusiones de Téllez (2015) dan cuenta de que el trabajo realizado por el equipo de profesores de artes visuales ha introducido estrategias para el desarrollo de mayor reflexión que se ven evidenciados en la mayor coherencia entre enseñanza y evaluación, con un énfasis en el proceso. Asimismo, fue posible identificar aspectos de mejora a partir del marco de la Evaluación para el aprendizaje, especialmente en torno al uso de la autoevaluación, la apropiación del proceso de evaluación por parte de los estudiantes y la retroalimentación efectiva. Por otra parte, se identificaron algunas dificultades asociadas al uso de la rúbrica como instrumento principal, pues en ocasiones se consideraba muy rígida, y también se expresó la necesidad de avanzar en mejorar la interpretación consensuada de los criterios de evaluación entre profesores, involucrando a los estudiantes en este proceso. Otra dificultad que señalaron los profesores es la gran cantidad de cursos a cargo de cada profesor y el volumen de estudiantes a los que realizan clases, impactando el tiempo de dedicación para la retroalimentación. Finalmente, fue posible constatar en el discurso de los estudiantes que para ellos la valoración de la evaluación sigue estando muy influenciada por la calificación. Las investigaciones sobre evaluación en artes en nuestro contexto entregan un marco referencial y asientan la posibilidad de iniciar una discusión académica ligada a la práctica 12 docente para la mejora de la educación artística. Sin embargo, la reducida cantidad de referentes nacionales es un elemento para considerar en sí mismo como factor que obstaculiza el desarrollo y conocimiento sobre evaluación en artes. En esta misma línea, cabe destacar que las investigaciones de Benavides (2005) y Téllez (2015) señalan a las dificultades en torno a la evaluación y el poco desarrollo sustantivo del área como parte de los elementos que motivaban sus proyectos. Según algunos autores esta dificultad pareciera estar asociada a la historia de la asignatura y a los elementos constitutivos de las artes como disciplina (Agirre 2005; Eisner, 2005; Errázuriz 2002). 1.1 Antecedentes históricos y curriculares de la enseñanza y evaluación de Artes visuales en Chile Errázuriz (2002) plantea que los cambios en la evaluación en artes en nuestro país están estrechamente ligados al desarrollo histórico de la enseñanza de las artes en el currículum nacional. De tal forma que es posible rastrear cómo el uso de la evaluación y las innovaciones introducidas en los documentos curriculares han impactado en desarrollo y valoración de este campo en su conjunto. El planteamiento de Errázuriz (2002) toma en cuenta la evaluación como elemento de valoración de la asignatura. Esta relación es posible identificarla hasta el día de hoy en la asignación de recursos, programas y desarrollo de aquellas áreas que son medidas en pruebas estandarizadas, muchas veces en detrimento de otras áreas consideradas menos relevantes. La historia de la educación artística en el país da inicio formalmente en 1797 con la Academia de San Luis (Errázuriz, 1993, 2002) y su evaluación se realizaba mediante exámenes públicos y premiaciones. Recién a mediados del siglo siguiente será posible encontrar elementos de la evaluación reconocibles hasta el día de hoy. Desde mediados del XIX, la enseñanzadel Dibujo (de Paisaje, lineal y de ornamento, como se denominaba a la asignatura en esos tiempos), fue incluida en un grupo cada vez más amplio de asignaturas conocidas como los ramos técnicos que se caracterizaban por tener una baja ponderación de nota y bajo estatus. Este grupo reunía materias como: trabajos manuales, gimnasia, canto, caligrafía, entre otras (Errázuriz, 1993). Durante este periodo hubo 13 momentos en que la asignatura fue optativa, sus calificaciones voluntarias o que incluso no formaban parte del promedio para la promoción anual de estudiantes. Con este antecedente, Errázuriz (2002) cuestiona la relevancia que se le podría dar a una asignatura si sus exámenes no hacen parte de las instancias de promoción y destaca cómo la historia curricular en Chile ha incidido para que la evaluación en artes haya sido relegada: Cada vez que la enseñanza del Arte ha sido marginada del sistema de evaluación o promoción escolar – aun cuando se mantenga una especie de 'simulacro de evaluación '- las consecuencias han sido lamentables, no solo por cuanto esta medida constituye un tratamiento discriminatorio en relación con las otras áreas del currículo, sino que también porque institucionaliza formalmente una diferenciación odiosa entre asignaturas de primera y segunda categoría. (p. 39). Sumado a esto, se presenta el factor disciplinar y didáctico, es decir, las características intrínsecas de las artes y sus enfoques de enseñanza. Respecto de esto último, el autor señala que en las distintas versiones del currículum se han adoptado las innovaciones de la educación artística e influencias a nivel mundial. Algunas de estas innovaciones corresponden a enfoques expresionistas de la enseñanza de las artes, que desde inicios del S. XX reforzaban la perspectiva de la libre creación de los niños sin mayor intervención de los adultos, incluyendo poca o nulas orientaciones para el desarrollo de la evaluación. Los efectos de esta tendencia se observan recién en los programas de Artes plásticas de 1969 donde se podrá identificar cómo algunos lineamientos para la evaluación, en enseñanza media, incorporaban la valoración de la originalidad por sobre la habilidad técnica y recomendaciones para el desarrollo de juicios constructivos y que estimularan el trabajo de los estudiantes (Errázuriz, 2002). Desde 1967, la asignatura progresivamente pasa de ser obligatoria a optativa para los últimos niveles de básica y todos los de enseñanza media, ocurriendo los principales cambios durante la dictadura militar (1973-1989). Estas modificaciones incluían que el área formara parte de grupos de electividad y una disminución significativa del tiempo de clases, en beneficios de áreas consideradas más productivas en el currículum. Errázuriz (1995) enfatiza cómo estas decisiones afectan nuevamente el lugar y valoración dada a las Artes en la educación. 14 Con la reforma curricular de los noventa la asignatura se renombra como Artes visuales. Las indicaciones para su evaluación sumaron orientaciones como: mantener la coherencia de la evaluación con los objetivos y estrategias de enseñanza, diversificar las fuentes y los agentes de la evaluación, y la relevancia del proceso de los trabajos; con el fin mejorar la práctica pedagógica de los profesores de artes visuales (Benavides, 2002, 2005; Errázuriz, 2002). En la actualidad, las bases curriculares iniciadas en el año 2013 y los programas de estudios asociados mantienen este propósito, entregando orientaciones específicas para su implementación durante el proceso para la mejora de aprendizajes, introduciendo de manera explícita la retroalimentación docente durante el trabajo creativo. 1.2 La naturaleza misma de las Artes Ciertamente los cambios curriculares introdujeron mayor especificidad para la evaluación en artes, sin embargo, los efectos de la perspectiva disciplinar siguen presentes y no son exclusivos de nuestro contexto. Son varios autores (Agirre, 2005; Eisner 2005; Errázuriz 2002) los que destacan que la evaluación en educación artística se encuentra ligada a la concepción disciplinar del arte y su enseñanza. Por una parte, esta perspectiva disciplinar responde a las distintas tradiciones de enseñanza de la educación artística presentes a lo lago de la historia (Efland, 2002) que, con distintas posicionamientos epistemológicos y teóricos sobre el objeto artístico y las posibilidades de su enseñanza, configuran tradiciones y perspectivas teóricas distinguibles entre sí. Es posible encontrar diversas propuestas de sistematización de estos enfoques en base a diversos criterios: modelos o paradigmas desde una perspectiva histórica (Marín, 1997), modelos o enfoques basados en perspectivas epistemológicas (Agirre, 2006; Orbeta, 2015) y enfoques basados en el ejercicio de la enseñanza de las artes visuales (Raquimán & Zamorano, 2017). No obstante, se puede reconocer cierta posición común en la co-existencia de miradas de la enseñanza de las artes de tipo racional y academicista (o logocentrista), expresivas con foco en la creatividad; y contemporáneas de abordan la cultura visual y la experiencia estética. Por otra parte, Errázuriz (2002) señala que este factor disciplinar corresponde a la naturaleza misma de las artes que origina creencias y concepciones que dan pie a una serie de actitudes, 15 mitos y falacias en torno a la evaluación, tales como: el juicio de experto, el talento, la belleza, la calidad de las obras realistas o la valoración del arte canónico por sobre otras manifestaciones culturales. Esta serie de supuestos parten por construcciones sociales que conciben las Artes como un campo de lenguaje simbólico, de creación, expresión de ideas, sentimientos y emociones; de contenido subjetivo y contrapuesto a la evaluación, comúnmente asociada a un juicio objetivo y a una práctica restrictiva. Agirre (2005) también hace referencia a la subjetividad de los procesos creativos, en especial mediante el supuesto del genio del arte como condición que restaría relevancia y efecto a la enseñanza del arte. Por consiguiente, estos mitos y falacias van mermando la calidad de la evaluación mediante la modificación de prácticas. Según Errázuriz (2002), la idea del genio del arte y otras nociones provenientes de las corrientes expresionistas de la enseñanza del arte, han colaborado en construir en nuestra sociedad una percepción del área opuesta a la exigencia académica, debido a la poca relevancia de la evaluación y sobre todo de la calificación en este tipo de enfoques. Esta tendencia también ha afectado su valoración por parte de los estudiantes tendiendo a una mirada más laxa hacia la asignatura, sobre todo cuando no plantea propósitos ni criterios claros. Por su parte, Eisner (2005) también reconoce que la dificultad de la evaluación de las artes se encuentra originada en las habilidades y capacidades habitualmente señaladas como propias del área, como son la creatividad y la expresividad, aunque sin reducirla solo a estas. Fundamenta su planteamiento en la práctica evaluativa: “El problema de poner a prueba el pensamiento creativo y la expresión es considerablemente más difícil que el de poner a prueba los logros en matemáticas, ortografía o comprensión de la lectura” (Eisner, 2005, p. 190). Con esto, destaca que tales aprendizajes no son posibles de ser evaluados mediante instrumentos de común uso como pruebas y exámenes, como sucede en otras asignaturas. Una forma de abordar estas dificultades es definir previamente ciertas concepciones asociadas a la asignatura y su evaluación, tales como: los contenidos de las artes, la relación con la subjetividad y la posible objetividad al evaluar los trabajos de arte, así como la necesidad o no de la evaluación; y de esta manera tener claridad sobre el posicionamiento del profesor (Hernández, 2003, p.170). Esta necesidadde definición conceptual de elementos 16 de las artes, también se refiere a la elaboración de indicadores y criterios de evaluación, y a la puesta en común de su interpretación entre docentes y estudiantes (Lindström, 2006; Sabol, 2006). 2. Problematización: Ampliar el conocimiento de la evaluación en Artes visuales En base a los antecedentes presentados es posible señalar que existen diversos factores que han influido en la construcción de la evaluación en artes, dando forma a diversas perspectivas. En este contexto, es relevante profundizar el conocimiento y comprensión de las prácticas de evaluación utilizadas por profesores de artes visuales al evaluar los aprendizajes artísticos de sus estudiantes. Teniendo en consideración que la evaluación en artes no es un campo homogéneo, resulta necesario dar cabida en la investigación a los fundamentos y creencias que se encuentran a la base de las prácticas de evaluación de los profesores. Pues como señala Agirre (2005): (…) si partimos de la consideración de que las creencias y concepciones respecto al arte están en el origen de las concepciones sobre la evaluación, debemos convenir en que es preciso afrontar aquellas para encauzar debidamente la viabilidad y concreción de una propuesta de evaluación en educación artística. (p. 118). Esta postura que coincide con la de Errázuriz (2002), que especifica que el objeto de la evaluación “depende de la concepción que prime en torno al arte y su enseñanza formal” (p. 12). Debido a esto y, como se ha mencionado anteriormente, resulta necesario identificar los aspectos con que los profesores fundamentan sus prácticas evaluativas y que podrían ser de índole disciplinar, didáctico y/o curricular; además de estar asociados al contexto escolar, la trayectoria formativa y la valoración de la asignatura, entre otros posibles. Esta dimensión cobra aún más relevancia cuando sabemos que a partir de ellos se configuran creencias y juicios respecto de las artes y su evaluación, afectando las estrategias implementadas por los profesores. 17 Para acceder tanto a las prácticas como a las creencias es necesario contar con el relato de los profesores de arte y conocer en detalle su razonamiento durante la evaluación, con el fin de identificar qué evalúan y cómo se evalúan los aprendizajes de sus estudiantes. Por los motivos expuestos, la presente investigación se enmarca en la problemática sobre el vago conocimiento de las prácticas de evaluación de aprendizajes en artes visuales en nuestro país, por lo que busca indagar, desde una perspectiva cualitativa y exploratoria, las siguientes preguntas: 1) ¿Cuáles son las prácticas de evaluación utilizadas por profesores de artes visuales para evaluar los aprendizajes artísticos de sus estudiantes? 2) ¿Cuáles son las creencias y fundamentos que declaran los profesores de artes visuales sobre la evaluación en la asignatura y de qué manera afectan sus prácticas evaluativas? 3. Relevancia de la investigación La presente investigación permite, en primera instancia, aportar al conocimiento y desarrollo de la educación artística en Chile y, más específicamente, al conocimiento de la evaluación en Artes aportando a las investigaciones y discusiones del área. El énfasis en la evaluación permite conocer qué y cómo evalúan los profesores de artes visuales y en qué medida se promueven los aprendizajes propios de la disciplina, recabando información sobre estrategias e instrumentos de evaluación utilizados para determinar el logro de los aprendizajes propuestos. Al tratarse de una investigación exploratoria que aborda algunas áreas de la evaluación, es posible conocer parte de las creencias, fundamentos y/o prejuicios en torno a la evaluación en artes, así como otras condicionantes que afectan a los profesores en sus prácticas y cómo lidian con ello en el cotidiano con sus estudiantes. La posibilidad de acceder a este conocimiento permite contribuir al conocimiento sobre esta área, con el propósito de su mejora a futuro. En el entendido de que la información y la poca claridad que tenemos sobre ciertos elementos sobre la educación artística y su evaluación refuerzan el mantenimiento de mitos o falacias en torno al tema. Por lo tanto, la posibilidad de conocer parte de las prácticas realizadas en aula por profesores especialistas en arte sería 18 una forma de abrir posibilidades y poner en cuestionamientos tales mitos que dificultan el desarrollo de la evaluación en artes. La trayectoria de la evaluación en artes ha estado determinada sobre todo por elementos disciplinares, más que aquellos propios de la teoría de la evaluación de aprendizajes, incluyendo las posturas contemporáneas. Actualmente se cuenta con claras evidencias de que el énfasis en el uso pedagógico de la evaluación y sus elementos produce un efecto positivo en los aprendizajes, debido a esto es importante avanzar e incorporar esta perspectiva en artes visuales, aunque siempre considerando las particularidades de la asignatura. Es por esto, que se hace necesario conocer más de las prácticas de evaluación en artes, para ahondar en el conocimiento de estrategias efectivas, así como contextualizar perspectivas contemporáneas de la evaluación de aprendizajes en artes visuales. 19 II. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN 1. Objetivo General Analizar las prácticas de evaluación utilizadas por un grupo de profesores de artes visuales de educación media para evaluar los aprendizajes de sus estudiantes, y vincularlas con sus creencias sobre las artes y su evaluación. 2. Objetivos específicos (1) Caracterizar las prácticas evaluativas utilizadas por los profesores de artes visuales para evaluar los aprendizajes de sus estudiantes (2) Identificar las creencias de los profesores de artes visuales sobre las artes y su evaluación (3) Relacionar las creencias de los profesores de arte sobre las artes y su evaluación, con las prácticas que utilizan para evaluar los aprendizajes de sus estudiantes. 20 III. MARCO TEÓRICO 1. Creencias de los profesores y prácticas de evaluación Como toda acción pedagógica, la evaluación contiene teorías y enfoques educativos puestos en práctica en cada planificación, uso e intencionalidad. Sin embargo, su aplicación en el aula no es neutra, sino que se encuentra influenciada por las creencias, supuestos y comprensiones de los profesores que las aplican (Prieto, 2008). Las creencias son fruto de la experiencia acumulada a partir de situaciones que se vuelven referencias significativas y que influyen en cómo se abordan las situaciones futuras (Pajares, 1992). Se distinguen del conocimiento porque las creencias son interpretaciones subjetivas y pueden ser de carácter completamente personal, no buscan ser verdades absolutas ni significados indiscutibles. En el campo educativo, las creencias y supuestos de los profesores se configuran a partir del cúmulo de experiencias y conocimientos que hacen parte de sus trayectorias. Pueden ser de diverso origen en relación a contextos escolares, interacciones con estudiantes o la formación profesional (Prieto, 2008, p. 131). Incluso pueden tener como fuente los contenidos y disciplinas de enseñanza (Pajares, 1992). Según Prieto (2008), los profesores pueden ser conscientes o no de estas creencias, pero de igual forma son un aspecto fundamental cuando abordan situaciones del cotidiano, debido a que influyen en sus interpretaciones y acciones. Además, son utilizadas para justificar sus decisiones pedagógicas. Entonces, las creencias respecto a la evaluación implicarían cómo los docentes comprenden esta instancia y con qué propósitos, materializándose en el diseño y selección de estrategias e instrumentos que consideran correctos. Esposible identificar al menos dos posturas frente a la evaluación (Prieto, 2008). Una que la comprende como control, es decir, como un mecanismo para verificar el aprendizaje reflejado en las respuestas correctas. Mientras que una segunda postura la comprende como 21 valoración del aprendizaje orientada a objetivos. En este caso el énfasis está dirigido a identificar el logro, pero también a considerar sus características. En el primer caso, Prieto (2008) señala que estas creencias se caracterizan por ir acompañadas del diseño de instrumentos de verificación como pruebas y en el segundo caso se destaca el uso de prácticas más flexibles y abiertas a la diversidad de respuestas construidas por los estudiantes. Por lo tanto, las creencias inciden directamente en las prácticas de evaluación de los profesores, determinando una comprensión sobre lo que es correcto al momento de evaluar a sus estudiantes. Estas decisiones contienen efectos que podrían obstaculizar o posibilitar la mejora en los aprendizajes (Prieto, 2008). Además de identificar las creencias resulta necesario conocer cómo se han construido, su origen puede ser diverso, pero la apreciación que se tiene del contenido o asignatura hacen parte relevante de esta construcción. “Los profesores a menudo enseñan el contenido del curso de acuerdo con los valores que se tienen del contenido mismo” (Pajares, 1992, p. 309- 308), entonces no sería extraño relacionar que enseñanza y evaluación se encuentran ligadas por creencias comunes dentro de una misma disciplina. En el caso de los profesores de arte hay posturas que señalan que las creencias respecto al arte son determinantes en la concepción de la evaluación en la asignatura (Agirre, 2005; Errázuriz, 2002). Por consiguiente, se hace necesario poner atención a esta apreciación, aunque sin descartar otras posibles influencias. 2. Evaluación para el aprendizaje Las propuestas contemporáneas de la evaluación se plantean un desarrollo conjunto entre enseñanza, aprendizaje y evaluación para el logro de los propósitos educativos y su mejora. En este marco se origina The Assessment Reform Group (ARG) en 1989, quienes propusieron una visión (y práctica) de la evaluación como factor clave para la mejora de los aprendizajes a la que llamaron Evaluación para el aprendizaje (assessment for learning) que se define como: 22 (…) el proceso de búsqueda e interpretación de evidencias para ser usada por los estudiantes y sus docentes para decidir dónde se encuentran los aprendices en sus procesos de aprendizaje, hacia dónde necesitan dirigirse y cuál es el mejor modo de llegar hasta allí. (Broadfoot et al., 2002, p. 2). Poco después esta concepción se utilizó en contraposición al término de Evaluación del aprendizaje, que mantenían el foco en la evaluación sumativa, distinguiendo ambos términos en base a su intencionalidad y uso, más que en sus herramientas o instrumentos. La propuesta del ARG que reúne 10 principios que caracterizan la evaluación para el aprendizaje: ser parte de una planificación eficaz, centrarse en cómo aprenden los estudiantes, ser reconocida como fundamental para la práctica en el aula, ser considerada como una habilidad profesional clave para los profesores, ser sensible y constructiva dado que toda evaluación tiene un impacto emocional; fomentar la motivación, reconocer la variedad de logros de todos los estudiantes, promover la comprensión y compromiso con objetivos y criterios, entregar guía a los estudiantes sobre cómo mejorar y desarrollar en los estudiantes la capacidad de autoevaluarse (Broadfoot et al., 2002). A partir de estas condiciones y su reflexión desde distintas áreas, se despliegan gran variedad de propuestas y teorías sobre la enseñanza efectiva y los usos de la evaluación, en especial de la evaluación formativa y la retroalimentación como factores de mejora para el aprendizaje. Black & Wiliam (2009) consideran necesario aclarar las diferencias entre la evaluación para el aprendizaje y la evaluación formativa, señalando que la primera propone un marco general de aspectos para la mejora del aprendizaje, mientras que la evaluación formativa es definida como un conjunto de prácticas de evaluación: La práctica en una clase es formativa en la medida en que la evidencia acerca de los logros de los estudiantes es obtenida, interpretada y usada por docentes, aprendices o sus pares para tomar decisiones acerca de sus próximos pasos en la instrucción que tengan probabilidades de ser mejores, o mejor fundadas, que las decisiones que ellos hubieran tomado en la ausencia de la evidencia que fue obtenida. (Black & Wiliam, 2009, p. 9). Esta definición hace hincapié en que las evidencias obtenidas sean utilizadas de manera efectiva para modificar la enseñanza a las necesidades de los estudiantes (Black & Wiliam, 1998; 2009). En este sentido, se distingue de la evaluación de monitoreo que permite 23 identificar si la enseñanza cumplió su propósito o no, mientras que si se hace uso de información para realizar acciones que mejoren el logro de ese propósito, entonces se estaría hablando de evaluación formativa, en tanto que el uso de esa información organiza las acciones siguientes de la enseñanza. En palabras de William (2009), la evaluación formativa vinculada a procesos de enseñanza “está basada en el cruce de la dimensión de proceso (dónde están los alumnos en su proceso de aprendizaje, hacia dónde van y cómo llegar hasta allí) con el agente del proceso instruccional (docente, par, aprendiz)” (p. 30). Black & Wiliam (2009) identifican otros aspectos relevantes para la evaluación formativa, tales como: clarificar y compartir las metas de aprendizajes y criterios de logro, el diálogo efectivo con los estudiantes para recoger evidencias respecto de su aprendizaje, el uso de una retroalimentación que permita a los estudiantes avanzar en su aprendizaje, promover las instancias de aprendizaje entre estudiantes y promover que los estudiantes sean dueños de su aprendizaje. Con esto se hace referencia al uso de la evaluación entre pares y la autoevaluación para la autorregulación y metacognición que solo son posibles de lograr cuando ya se han incorporado los elementos anteriores. La relación de estos modelos con la evaluación sumativa busca la coherencia en las prácticas e instrumentos de evaluación, siendo la culminación del proceso. De tal manera que la evaluación sea formativa para la mejora de aprendizajes y sumativa para la certificación del nivel de logro (Zepeda, 2017). El uso formativo de la evaluación sumativa promueve la claridad en los criterios de evaluación, la retroalimentación, incluso posterior a la calificación y, con esto, el uso del error como oportunidad de aprendizaje. Durante los últimos años, la propuesta de evaluación formativa ha tenido como desafío elaborar un marco que la relacione con teorías del aprendizaje, esto a partir de la observación de Perrenoud sobre la necesidad de contextualizar la retroalimentación como un elemento dentro de los modelos de aprendizaje (Black & Wiliam, 2009). Esta contextualización permitiría tener en consideración, durante la retroalimentación, distintas formas de aprendizaje y la interacción necesaria para regularlo. Desde el campo de la evaluación en educación superior, Yorke (2003) comparte la necesidad del mayor desarrollo de una teoría, pues se requiere contar con un marco para juzgar la efectividad de la evaluación. En su caso esto se refiere a algunas características de los estudiantes y a la epistemología de las disciplinas, que se encuentra implicada tanto en el proceso de enseñanza como en las 24 valoraciones durante la evaluación. De tal forma el juicio evaluativo sería contextualizado en la disciplina y no se aplicaría de manera instrumental. En el campo de la educación artística no ha sido posible rastrearmodelos contextualizados en estas propuestas de evaluación, sobre todo porque el desarrollo del área ha estado marcado por las características disciplinares de las Artes. Sin embargo, no queda exenta de la discusión sobre la evaluación y las preguntas sobre qué, cómo y para qué evaluar considerando perspectivas actualizadas tanto de la disciplina como de los mecanismos y dispositivos de la evaluación, investigaciones que serán comentadas más adelante. 3. Perspectivas de la evaluación en la enseñanza de las artes visuales El desarrollo de la evaluación en la asignatura de artes visuales se encuentra estrechamente vinculada a las especificidades de la disciplina y, sobre todo, a los enfoques que han marcado momentos en su desarrollo como área y que coexisten hasta hoy (Orbeta, 2015). La relación entre enseñanza y evaluación en artes visuales trasciende los contenidos de la asignatura, incidiendo en las comprensiones del arte que se encuentran a la base de los diversos enfoques de evaluación (Agirre, 2005; Errázuriz, 2002), las que van desde posturas que defienden la no-evaluación hasta la evaluación contextualizada para el desarrollo de proyectos artísticos contemporáneos. 3.1 Enfoque expresionista en la evaluación en artes En la corriente expresionista de la educación artística se afirma que existe una relación innata de los niños con el arte. Se comprende la expresión artística como un reflejo de sus intereses, sentimientos, creatividad, desarrollo de conciencia estética y como una expresión del yo (Lowenfeld, 1972). En este contexto, las creaciones de los niños y adolescentes dan cuenta de representaciones y visiones sobre el mundo y sobre ellos mismos, produciéndose la autoidentificación del individuo en cada trabajo artístico que realiza. Por consiguiente, se 25 debe evitar cualquier tipo de interferencia, sobre todo de adultos que suelen imponer sus propios modelos del arte. Crítico del sistema escolar de la época, Lowenfeld (1972) señala que la calificación de actividades artísticas carece de sentido, porque se trata de criterios externos impuesto por el profesor y que, además, están orientados hacia la destreza técnica, pasando por alto la expresión. Para el autor, las artes, por su naturaleza y beneficios para el desarrollo de los niños, no debería ser tratada de la misma forma que otras asignaturas: Debe haber un lugar en la escuela donde las calificaciones no cuenten. El salón de actividades artísticas debe ser un santuario contra ese sistema escolar, un lugar donde el niño tenga libertad de ser auténtico, de poder revelar sus sentimientos y emociones sin censura, donde pueda evaluar su propio progreso hacia sus objetivos, sin la imposición de un sistema de calificaciones. (Lowenfel, 1972, p. 92). Según Lowenfeld, la calificación tiene un impacto negativo en los niños, causando frustración y coartando sus procesos expresivos. Una consecuencia de la calificación es la predisposición de los niños a elaborar sus trabajos con la motivación de la nota y de otras recompensas, que a la larga interfieren en su correcto desarrollo. En esta misma línea, Malcom Ross comparte la mirada sobre la enseñanza del arte para el desarrollo afectivo de los niños (Errázuriz, 2002). Desde su perspectiva, las expresiones artísticas y creativas de los estudiantes corresponden a manifestaciones de su mundo interior, realizadas para sí mismo y para otros. Mientras que la creatividad es comprendida como espacio de juego, descubrimiento, autoconocimiento y reflexión sobre los sentimientos. Ross defiende la posición de que no es posible ni apropiado evaluar, y mucho menos calificar (o medir) tales expresiones, pues eso significaría quitarles libertad y restringirlas mediante la imposición de criterios externos, no atingentes a estos procesos profundamente íntimos. Al igual que Lowenfeld, pone el énfasis en las consecuencias negativas de la evaluación para el desarrollo de la creatividad. Sin embargo, Ross reconoce las necesidades del sistema educativo y para esto propone una alternativa en que la evaluación en artes sea principalmente de carácter “interno”, es decir, que sean los propios estudiantes quienes evalúen sus producciones, pues serían los únicos agentes válidos para ponderar su proceso 26 expresivo. Este tipo de evaluación se diferencia de la evaluación externa (al sujeto que crea el trabajo de arte), comprendida por Ross como la instancia de medición o certificación (Errázuriz, 2002). El rol del profesor en este caso sería el apoyar el proceso del estudiante con instancias reflexivas, que pueden ser interpretadas como evaluaciones formativas para facilitar su proceso, pero en ningún caso puede influir directamente en este. 3.2 Enfoque logocentrista en la evaluación artes De forma paralela, reaccionando a la corriente expresionista y el dilema de la evaluación en artes, a partir de la década de 1960 es posible identificar algunas propuestas que buscaban medir el aprendizaje con énfasis en el desarrollo de conductas artísticas (y su evaluación) con el fin de equiparar el área a otras asignaturas (Hernández, 2003). En la búsqueda de una educación artística de excelencia, en la década de los ochenta se origina el modelo del Discipline-based Art Education (DBAE) (Clark et al., 1987) que incorporaba cuatro áreas en la enseñanza del arte como disciplina: estética, crítica, historia del arte y producción artística. El DBAE “defendió la noción de que el contenido artístico debe estructurarse y evaluarse como todas las demás materias escolares” (Boughton, 2004, p. 266). De manera que el sistema de evaluación estaba orientado a metas e incluía la escritura de ensayos, pruebas, listas de cotejo y observaciones, que buscaban confirmar el progreso de los estudiantes y la eficiencia del programa (Clark et al., 1987). La influencia del DBAE aún se encuentra presente, principalmente en Estados Unidos, como antecedente de las pruebas estandarizadas en el área y sus consecuencias (Boughton, 2004). Asociados a la construcción del área disciplinar, pero influenciados por los enfoques cognitivistas y constructivistas del aprendizaje se encuentran los trabajos de Elliot Eisner (Educar la visión artística, 1972), Howard Gardner (Arte, mente y cerebro, 1982) y el programa Arts PROPEL, parte del Proyecto Zero de Harvard. Estas propuestas colocan el énfasis en el desarrollo de habilidades y capacidades en la enseñanza de las artes, incluyendo la dimensión cultural y ampliando la comprensión del contenido artístico enseñado hasta ese momento. 27 En el caso de Eisner, la enseñanza de las artes abarca tres grandes propósitos que corresponden a tres dominios necesarios de evaluar: dominio productivo, dominio crítico y dominio cultural. El dominio productivo está asociado a la creación artística. Corresponde a la realización de trabajos de arte, haciendo uso de materiales y técnicas, considerando la capacidad de manipulación en función de su propósito expresivo y su creatividad. Para facilitar la evaluación de la creatividad Eisner (2005) propone el uso de alguna de las siguientes distinciones: la ampliación de los límites (en contraposición de lo estereotipado), la invención (o descubrimiento), la ruptura de los límites y la organización estética, que consiste en la innovación de la disposición de los elementos de una obra, logrando una nueva armonía. El dominio crítico corresponde a la apreciación de trabajos y obras de arte, desde la observación hasta la elaboración de discursos y juicios críticos fundamentados. Para la valoración de la experiencia con la obra se incluyen elementos materiales, formales, temáticos y contextuales. Finalmente, la evaluación del dominio cultural incluye aspectos de la comprensión de elementos históricos y contextuales del arte. De esta manera, se presenta una organizaciónde tres dominios que permitirían ponderar el avance de los estudiantes en distintos aspectos de la asignatura y mediante distintas estrategias. Mientras que en el dominio productivo se proponen actividades procedimentales para demostrar la habilidad técnica mediante el hacer, en el dominio crítico y el cultural, suelen predominar estrategias más discursivas y expositivas del parecer y saber de los estudiantes. Además de la perspectiva disciplinar, Eisner (2011) distingue tipos y momentos de la evaluación, destacando las diferencias entre la evaluación del proceso y del producto, otorgándole importancia a la primera, que permite reconocer el impacto del programa de enseñanza para poder mejorarlo mientras está siendo implementado. Asimismo, promueve la autoevaluación (o autoinforme) durante el proceso como registro del aprendizaje de los estudiantes (Eisner, 2005). Eisner (2005) destaca que la evaluación debiera ser flexible y diversa; atendiendo a la individualidad, estar abierta a la sorpresa y haciendo uso contextualizado de los criterios de evaluación. Se plantea que el referente para elaborar el juicio evaluativo del estudiante sea 28 respecto de sí mismo, de su grupo y en base a criterios externos. De esta forma sería posible notar -respectivamente-, el progreso del estudiante, conocer si el logro del estudiante es el esperado para su nivel de desarrollo y determinar si se están cumpliendo los objetivos de aprendizaje. Por otra parte, Howard Gardner presenta un modelo con énfasis en la comprensión del desarrollo de las capacidades artísticas ligada a las fases de desarrollo artístico (Gardner, 2005), desde la etapa preescolar hasta que son adolescentes y se encuentran finalizando la educación secundaria. Su propuesta evaluativa se corresponde con cada uno de los niveles de desarrollo de los estudiantes y sus distintas aproximaciones al arte. Errázuriz (2002) reconoce que es posible identificar algunos factores comunes a todas las etapas de la propuesta de Gardner (2005), tales como: considerar experiencias particulares y contrastarlas con comprensiones culturales y apreciaciones sobre diversas producciones artísticas; la reflexión de procesos y productos propios y de otros; y contextualizar las instancias de evaluación y los instrumentos que se utilizan (p.128). El proyecto Zero originado en 1967 en la Harvard Graduate School of Educaction, ha desarrollado a largo de los años algunas innovaciones para la enseñanza y evaluación de las artes visuales, entre las que destaca Arts PROPEL. Este proyecto desarrollado 1986 y 1991, también contó con la participación de Gardner como co-director junto con Dennie Palmer, y la colaboración de al menos otros seis académicos y una gran cantidad de escuelas públicas de Pittsburg. Arts PROPEL propone un marco de enseñanza de las artes que contempla tres dominios: producción, percepción y reflexión, mediante el desarrollo de proyectos con foco en la evaluación durante el proceso y de los productos. El modelo propuesto destaca la importancia de la evaluación basada en desempeños, vinculada al proceso de aprendizaje y que involucra tanto al profesor como al estudiante (Foote et al., 1992). Con este objetivo, se diseñan estrategias de evaluación que permiten que los estudiantes puedan tener claridad de los objetivos de aprendizaje, monitorear su avance mediante autoevaluaciones y hacer de la evaluación parte activa de la experiencia de aprendizaje. Además, se considera que este tipo de evaluación permite elaborar criterios coherentes con el trabajo creativo, siendo respetuosos con la perspectiva de los estudiantes. 29 El instrumento más destacado de este modelo, en cuanto a su evaluación, son los llamados PROPEL portafolios que consisten en carpetas de trabajo que incluyen evidencias de los proyectos de los estudiantes, desde los bocetos y la incorporación de referentes, hasta sus reflexiones. El portafolio incorpora los tres dominios, cada uno con criterios más específicos. En primer lugar, el dominio de producción pondera aspectos como el dominio de la técnica, la originalidad, la expresividad, la integración de referentes e ideas propias, y el esfuerzo comprendido como el compromiso, la persistencia y la revisión del propio proceso. En segundo lugar, el dominio de percepción incluye el desarrollo de la apreciación, la conciencia visual y comprensión de los objetos culturales y artísticos. En tercer lugar, en el dominio de reflexión se evalúan las valoraciones que realiza el estudiante respecto a las obras, pero sobre todo al desarrollo de sus trabajos, sus elecciones, su propósito, el uso de recursos, entre otros. El uso de los portafolios no solo se destina a una parte de una calificación final, sino que también es considerado como recurso de aprendizaje, ya que permite la revisión y reflexión del proceso creativo y su desarrollo. Además, durante las clases se incluyen estrategias como: (…) foros para comentarios y diálogo con los estudiantes; la posibilidad de que los estudiantes regresen a trabajos anteriores para revisión y/o inspiración; autoevaluación del estudiante junto con discusiones abiertas entre el maestro y los estudiantes para desarrollar estándares compartidos para evaluar el trabajo (Foote et al., 1992, p. 11). 3.3 Enfoques contemporáneos de la educación artística en la evaluación de las artes El enfoque de la educación artística para la reconstrucción social (Freedman, 2006; Hernández, 2003), propone diseños curriculares basados en la comprensión de la cultura visual, en donde las artes visuales ocupan un lugar junto con otras formas de producción y comunicación visual desde las bellas artes, hasta la publicidad y el cine; incluyendo el arte popular, la televisión y los juegos de computador, entre otros (Freedman, 2006). La enseñanza para la comprensión de la cultura visual debe ser contextualizada, necesariamente interpretativa e interdisciplinar (debido a la diversidad de sus producciones). Entre sus estrategias releva la importancia del proceso creativo en colectivo, incluyendo perspectivas de lo multicultural y transdisciplinar, con el propósito de desarrollar el 30 pensamiento crítico. En este caso, la evaluación se distancia completamente de los exámenes y el mero trabajo práctico. La evaluación se encuentra fuertemente vinculada al proceso de enseñanza y las estrategias utilizadas, por ejemplo, si se desarrollan proyectos artísticos colectivos, entonces la evaluación debiera ser realizada por todos los involucrados, incluso podrían participar las comunidades que son impactadas por los proyectos de intervención artística. Esta evaluación se caracteriza por su énfasis en la argumentación, la reflexión crítica y el debate, siendo el diálogo parte central de toda instancia de evaluación. De esta forma, se espera que los estudiantes construyan interpretaciones contextualizadas de los productos culturales y del proceso de trabajo (Freedman, 2006). En línea con la propuesta contemporánea de este enfoque, resulta relevante señalar el diálogo como medio para el desarrollo de pensamiento crítico vinculado a la cultura visual y popular. En este sentido, la pedagogía dialógica (Duncum, 2008) busca dar cabida en la creación de significados diversidad de ideas, perspectivas y contradicciones con el fin de dar paso a los cuestionamientos en torno a la imagen (y su contexto). Sin embargo, para que esta sea efectiva debe mantener relaciones democráticas en la sala de clase, tanto de participación como de conocimientos. Entre las estrategias centradas en el diálogo destaca la crítica en clase, esta busca la participación de todos los estudiantes y que pongan en práctica sus conocimientos, permitiendo además que el control de la clase pase a ser compartido y que no esté solo a cargo del profesor. Según Freedman (2003), “los alumnosdeberían poder participar en las críticas en grupo del trabajo de alumnos individuales, responder al aprendizaje del grupo en cuanto grupo, y responder como grupo a la producción y actuación artística profesional” (p. 207). En esta misma línea, se revela la importancia de la coevaluación y la autoevaluación, mientras que los instrumentos predilectos serían las bitácoras y los portafolios, que pueden ser individuales o grupales, junto con rúbricas, escalas de valoración y verificación. La interpretación del portafolio consiste en la reconstrucción de las trayectorias de aprendizaje de los estudiantes (Hernández, 2003, p. 174). De tal forma que se evidencia el proceso de construcción y transformación del conocimiento de manera contextualizada mediante la reflexión de los registros y producciones seleccionados, que hacen parte del 31 portafolio. Además, “permite al alumnado sentir el aprendizaje como algo propio, pues es cada uno el que decide qué trabajos y momentos son representativos de su trayectoria” (Hernández, 2003, p. 175). Otra perspectiva contemporánea de la enseñanza de las artes es la propuesta de Imanol Agirre para la educación estética pragmatista (Agirre, 2006; Orbeta, 2015). Con una comprensión del arte como experiencia, busca “promover la capacidad para sensibilizar y crear narrativas sobre los productos estéticos, entendiendo que crear narrativas no significa solo producir ‘redacciones’ o crítica de arte, sino también producir artefactos estéticos” (Agirre, 2005, p. 339). Si bien en este enfoque de enseñanza no hay una clara propuesta evaluativa, al igual que otros enfoques, se valora el uso del portafolio como instrumento para el desarrollo de proyectos, con énfasis en el proceso y su reflexión; ampliando la mirada sobre la evaluación de productos finales. 3.4 Investigaciones sobre evaluación en educación artística Las investigaciones sobre la evaluación en artes (en educación primaria y secundaria) continúan indagando sobre los distintos elementos de las perspectivas presentadas, aunque respondiendo a las condiciones de sus contextos y reflexionando sobre una mirada contemporánea de la enseñanza de las artes. En el foco de las discusiones se mantiene la disyuntiva respecto a lo que se puede -y debiera- evaluar, sobre el agente de la evaluación, el uso de instrumentos y las consecuencias de las distintas prácticas y estrategias para el logro de aprendizajes artísticos. Respecto al objeto de la evaluación es posible rastrear discusiones sobre la posibilidad de evaluar la creatividad y los aprendizajes artísticos en general (Boughton, 2013; Lindström, 2006; Sabol, 2006; Schönau, 2012). Algunas de estas propuestas buscan identificar los criterios e indicadores más utilizados para evaluar en las artes (Lindström, 2006; Sabol, 2006) y la búsqueda de criterios de calidad de los trabajos de los estudiantes, a través de los que sería posible determinar algunos de estos elementos en los programas de arte (Stake, 2008). 32 En esta misma línea, se encuentran investigaciones para el diseño de instrumentos de evaluación, con especial énfasis en el uso de portafolios y rúbricas (Borden, 2008; Boughton, 2013; De Eça, 2005; Graham, 2019; Lindström, 2006; Newhouse, 2014; Popovich, 200; Tam, 2018; Venet, 2000). Para Boughton (2013), es determinante ampliar nuestro conocimiento y mejorar las estrategias para brindar espacios educativos que fomenten la creatividad, para esto, considera necesario el desarrollo de evaluaciones auténticas en arte, siendo el portafolio una herramienta ideal: Un buen portafolio exigirá que los estudiantes demuestren sus intereses y muestren las formas en las que han integrado el aprendizaje en el aula con sus vidas. Un buen portafolio requerirá una reflexión profunda y sostenida, y brindará una buena oportunidad para generar interés a través de la búsqueda de contenido temático. Para que un portafolio tenga la mejor oportunidad de convertirse en un registro vivo del pensamiento creativo de los estudiantes, menos evaluación es mejor que más. (Boughton, 2013, p. 7). Popovich (2006) coincide con esta postura y destaca la necesidad de evaluaciones basadas en el desempeño mediante proyectos de larga duración, donde el uso de portafolios sea de forma contextualizada y con la guía activa del profesor durante las clases, mediante instancias de entrevistas, críticas y conversaciones (p. 38); apoyando de esta manera el desarrollo reflexivo de los estudiantes. El portafolio es destacado por Boughton (2013) no solo para el trabajo regular en las escuelas, sino que también para su uso en la evaluación sumativa, incluso a gran escala. Al respecto destaca el caso de Bachillerato Internacional (IB) en su diploma de artes visuales que hace del portafolio Research Workbooks, hoy llamado carpeta de proceso. En la actualidad, el IB en artes visuales integra en su evaluación un estudio comparativo, la carpeta de proceso y una exposición. La carpeta mantiene de forma integrada la evaluación del proceso de investigación, el desarrollo artístico y productos finales, correspondientes a los trabajos de taller a lo largo del curso (Organización del Bachillerato Internacional, 2014) Otros casos que han abordado la complejidad de la evaluación a gran escala en artes visuales y han optado por el portafolio como instrumento son el National Certificate of Educational Achievement (NCEA) en Nueva Zelanda, el programa Advanced Placement in Studio Art (AP Studio Art) en Estados Unidos (Graham, 2019). En ambos casos portafolio responde a 33 la certificación de habilidades del área, pero no necesariamente vinculada a contenidos específicos. El formato permite poner el foco de la evaluación en el proceso de investigación, experimentación y reflexión que van dando forma a los trabajos de arte. Asimismo, brindan la posibilidad de desarrollar habilidades como la resolución de problemas y atender al contexto de las escuelas y estudiantes. Por ejemplo, algunas investigaciones destacan cómo la flexibilidad del NCEA de artes visuales puede ser aprovechada por algunos docentes para trabajar sobre la cultura visual, la diversidad cultural y abordar de manera intencionada el proceso de trabajos para el desarrollo de pensamiento crítico (García & Smith, 2014; Smith, 2019). En el marco del desarrollo de rúbricas es posible encontrar propuestas para la evaluación de la apreciación y crítica del arte. El instrumento propuesto en la investigación de Tam (2018) integra dimensiones de: descripción, análisis formal, interpretación, juicio, conocimiento estético y contextual, uso de referentes de investigación, originalidad y presentación del escrito. La validación demostró ser confiable, sin embargo, la interpretación de la originalidad se sigue presentando con un elemento con múltiples interpretaciones que dificulta esta evaluación. Otro ejemplo, es la investigación de Lindström (2006), inspirada en los portafolios de Arts PROPEL, que propone la validación de una rúbrica para evaluar la creatividad en el desarrollo de proyectos contemplando ocho ámbitos. Entre los criterios de producto se encuentran la intencionalidad comunicativa del trabajo visual, la composición y la factura; mientras que en los criterios de proceso se encuentran la investigación, la inventiva (propuesta de soluciones), el uso de referentes y la capacidad de autoevaluación. Las conclusiones demostraron que la atención no debía estar solo en los criterios dados, sino que había que tener en consideración la interpretación realizada por los profesores que acompañaron los procesos de los trabajos a la luz de su experiencia docente. Con esto, se exponía la dificultad de validar la aplicación de los criterios de proceso y la necesidad de contar con mayores evidencias de la perspectiva de los estudiantes al respecto. Es decir, la importancia deregistrar las instancias de autoevaluación, su valor como herramienta para la ponderación del propio trabajo y, en consecuencia, para el desarrollo creativo. 34 Cabe señalar que en torno a la creatividad en artes también se encuentran otras investigaciones que buscan profundizar en las estrategias para la evaluación de procesos y producción de trabajos. Entre estas, destaca la propuesta de Smith & Henriksen (2016) respecto de la valoración del error vinculada a la toma de riesgos en los procesos creativos y la ausencia de respuestas correctas en artes. En su análisis presenta el error como parte de los procesos de experimentación propios de la práctica creativa y como oportunidad de aprendizaje, orientada por la evaluación formativa y retroalimentación guiada por el docente y por los propios estudiantes. Además, plantea la relevancia de incluir el proceso de trabajo en la evaluación sumativa con el fin de valorar la toma de riesgos y el ejercicio de prueba y error. Respecto al referente y agente de la evaluación es posible identificar discusiones asociadas a las propuestas más expresivas de la enseñanza de las artes (Hickman 2015; Schönau, 2012). En estas se retoman las posturas del desarrollo artístico y expresivo como una dimensión personal e incluso íntima del individuo. En este sentido, sus propuestas de evaluación defienden la centralidad en el estudiante como referente y agente de su propia evaluación. En esta línea, la autoevaluación permitiría destacar la dimensión expresiva del arte, la capacidad de comunicar significado (idea, sentimientos, mensajes, etc.), la apropiación del proceso creativo por parte de los estudiantes y el mayor desarrollo de reflexión sobre sus procesos y toma de decisiones, incluyendo decidir sus propósitos y cuando se da por finalizado un determinado trabajo (Schönau, 2012). El rol del profesor estaría en guiar a los estudiantes, mediante preguntas reflexivas, a configurar los criterios internos para evaluar sus trabajos en base a los propósitos que ellos mismos se hayan establecido. En cuanto a la evaluación del uso de técnicas y conocimientos conceptuales, se indica que hacen parte de evaluación formativa, por lo que no debieran impactar la evaluación final realizada por el estudiante, dado que carecen de valor para esta perspectiva de enseñanza. Por último, cabe mencionar la existencia de investigaciones y sobre todo discusiones en torno a los efectos del accountability en la enseñanza de las artes (Boughton, 2013; Filbin & Boughton, 2016; Steers, 2014). El debate aborda las modificaciones curriculares de la asignatura como consecuencia de la presencia y valoración que se le da a las pruebas 35 estandarizadas de formato test. Los efectos se observan en la valoración de la asignatura, su enseñanza y, en algunos casos, la evaluación, adoptando modelos de evaluación mediante pruebas y exámenes, alejándose de las situaciones de desempeño. 36 IV. METODOLOGÍA 1. Tipo de investigación y enfoque La investigación se desarrolla desde un enfoque cualitativo (Krausse, 1995) con el propósito de ampliar la comprensión de las prácticas de evaluación utilizadas por los profesores de artes visuales y las creencias implicadas en su uso, indagando en sus experiencias a partir de sus propios relatos. Situada desde un paradigma interpretativo (Krausse, 1995), durante la investigación se adopta una postura que reconoce la naturaleza del objeto de estudio como una construcción de significados al cual se accede mediante las subjetividades, tanto de los profesores indagados, como de quien investiga. En el enfoque cualitativo el investigador “se constituye en el instrumento principal de recolección y análisis de datos” (Krausse, 1995, p. 9), por lo que es importante que sea consciente de sus propias creencias y prejuicios sobre el tema de investigación para no imponerlas y lograr mantener una distancia analítica durante el proceso de interpretación de los datos (Krausse, 1995). Para esto se tendrán presentes criterios de rigor para transparentar la posición de quien investiga y el discurso de los profesores. La metodología utilizada es la Teoría fundamentada, que refiere a la construcción de una “teoría derivada de datos recopilados de manera sistemática y analizados por medio de un proceso de investigación” (Strauss & Corbin, 2002, p. 21). Las investigaciones basadas en la Teoría fundamentada se caracterizan por comenzar en un campo o área desde la que emergen los datos (Strauss & Corbin, 2002), dando forma a la teoría durante la investigación, y no desde una teoría preconcebida. Por lo tanto, su uso en fenómenos poco estudiados, como es el caso de las prácticas de evaluación de los profesores de arte y sus creencias en nuestro contexto, puede resultar especialmente beneficioso, sobre todo al no contar con una base teórica predominante. La Teoría fundamentada como opción metodológica permite entonces indagar el fenómeno de interés de manera sistemática y progresiva, pero flexible a la emergencia de las diversas experiencias y perspectivas de los sujetos participantes. 37 El desarrollo de la teoría durante la investigación inicia con la interpretación de los datos cualitativos para su descripción y análisis mediante el ordenamiento conceptual, que consiste en la organización de las categorías y sus propiedades (y dimensiones), para luego dar forma a la teoría en base a conceptualizaciones, relaciones sistemáticas y esquemas explicativos. Los procedimientos característicos de esta metodología son la recogida de datos, la codificación (abierta, axial y selectiva), el análisis comparativo mediante preguntas para la distinción de las propiedades y dimensiones (escala de variación de las propiedades) que conforman las categorías, el ordenamiento conceptual y las preposiciones o hipótesis previsionales, para luego pasar a la conformación de la teoría (Strauss & Corbin, 2002). El método de comparación constante consiste en una estrategia de análisis de los datos, conceptos, propiedades e hipótesis provisorias, que revisa mediante preguntas de distinta índole las relaciones y diferencias entre los datos en cada momento de la investigación. La codificación corresponde al proceso de conceptualización de los datos. Se le llama codificación abierta cuando se trata de denominaciones que son producto del análisis interpretativo, y se les llama códigos en vivo cuando se trata de abstracciones que ocupan las palabras de los sujetos participantes de la investigación. La codificación axial es la relación entre categoría y las subcategorías, que amplía el marco explicativo. Finalmente, con la codificación selectiva se conforma la categoría central, que sería de mayor grado de abstracción y es representativa del proceso de análisis del fenómeno que se investiga (Strauss & Corbin, 2002). 2. Participantes de la investigación Para la investigación se invitó a participar a cuatro profesores de artes visuales seleccionados en base a criterios de carácter intencional y de variación máxima a partir de sus perfiles (Flick, 2015). Los criterios generales para la selección de los sujetos participantes fueron: ser profesor/a de artes visuales y tener experiencia realizando clases por al menos 3 años en educación media (educación secundaria). Respecto a sus estudios, se buscó distintas formaciones en pedagogía, tanto de programas regulares, como de prosecución de estudios que se realizan posteriormente a la obtención de una Licenciatura en Artes. Con esto se 38 buscaba contar con diversidad de perfiles de profesores de artes visuales para así tratar de conocer e incluir a la investigación una variedad de experiencias dadas tanto por la formación universitaria, fuera artística o de pedagogía, así como provenientes de diversos
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