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297BIBLIOGRAFÍA
más que por un médico por un confesor؛ el médico es siempre insustituible ة 
lo que hace falta es que sea buen médico (pág. 158).
Nos parece bien tratada la Psicopatologia sexual' en el capitulo 7.0, pero..► 
hay que tener cuidado para no abusar de la hoy tan traída y llevada dis- 
tinción entre Eros y Sexo؛ andan las cosas tan juntas... (pág. 179). ¿No 
será un tanto discutible lo que se dice sobre la autoridad de los padres 
durante la pubertad de los hijos? (pág. 192). Hay que leer con :cierta reserva 
toda la página 193. Mucho cuidado con llamar masoquistas a los que oran: 
“Señor, heridme, castigadme...” (pág. 201). ¿No será un poco laxo lo que se 
dice de la castración-medicina en las páginas 204 y 205? Confuso lo que se 
dice sobre las causas de la homosexualidad en la página 214.
Está bien visto el problema de la Psicoterapia en el capitulo 8.٥. Y nada 
hay que decir sobre el 9.٥ respecto a los .cuidados religiosos de estos 
enfermos.
Se ve, pues, como decíamos, que pese a los reproches formulados, el 
libro ha mejorado mucho.
La Bibliografía nos parece un poco unilateral (francesa).
La presentación aceptable.
Alejandro Martínez Gil.
Fernand M. Palmés, s. J٠: Metapsiqulca y Espiritísmo.-2.* edición, 22
X 15, XVI-630 págs.—Editorial Lér, 1950.
Es bien cono.cida la figura del P. Palmés en los estudios psicológicos, y 
seria por ello ridiculo hacer una presentación a los lectores. Tampoco es 
ignorado el lib.ro cuya segunda edición lanzó “Labor” ya el año 1950؛ no 
creo que resulte por eso tardía' y fuera.de oportunidad esta recensión, pues 
las prácticas espiritistas siguen a todo tren, m,ás si cabe, por la clandesti- 
nidad que les es consustancial hoy en mayor grado que otras veces.
Consta el libro de una introducción fcuatro capítulos), dos partes, hechos 
y doctrinas del Espiritismo, con 23 capítulos la primera y 12 la segunda, y 
.una recapitulación (siete capítulos)؛ en total 46 densos capítulos, que indi- 
can sobradamente la importancia dada por el autor a este problema y la 
extensión con que lo trata.
En los .cuatro ׳capítulos de la introducción nos habla el P. Palmés de las 
pre.tensiones científicas que tiene el Espiritismo, sobre todo con la que llama 
Metapsiquica fautora de ese error para distinguirla de una posible y h^- 
rada ciencia metapsiquica.
En los 23 capítulos de la !٠، parte se hace un acabado estudio de los 
hechos que los espiritistas invocan en apoyo de sus doctrinas y sistema. En 
una primera sección de esta parte (cuatro ׳capítulos) se habla del método
298 REVISTA espaNola de teolwIa, XIII (1953)
y los instrumentos de aquella Metapsiquica fautora del Espiritismo para en- 
juiciar las famosas fotografías metapsiquicas y espiritistas, tipo Bullet, 
haciendo ver claramente que nada tenían ni tienen de científicas. Se estudian 
en la sección 2.٥ (ocho capítulos) los fenómenos de la traída y llevada ecto- 
plasmiaj se pasa una meticulosa critica sobre los hechos más conocidos en 
este orden (William Crookes con Florencia Cook, Richet con Marta Béraud, 
Schvenck-Notzing con l'a anterior convertida en Eva Garriere y Mem. Bisson) 
para mostrar la total inconsistencia científica de tales experimentos, como' 
los realizados más modernamente por la Duncan, la Tomczyk, Guzik, etcé- 
tera, etc.
Los seis capítulos de la sección 3.، están consagrados a la telekinesia. 
Un objetivo estudio de los hechos realizados por Eusapia Palladino, Ocho- 
ro Wiez y la citada Tomczyk, Crawford, y su famosa palanca psíquica, los 
reduce a puro engaño.
En los cinco capítulos de la cuarta sección son estudiados los presuntos 
casos de criptestesia. Como para darles valor en orden a las doctrinas espi- 
ritistas es condición indispensable la identificación de los espíritus con los 
que Se dice haber conseguido comunicaciones, estudia el autor los preten־ 
didos casos para llegar a la conclusión' de que ni una sola' vez se ha conse- 
guido esa identificación ni aun con probabilidad de acierto Î dedica el Ultimo 
de estos ׳capítulos a la sonada ‘(vuelta de Oscar Wilde", a la que dieron 
demasiado aire ciertos espiritistas españoles.
Se dedica la 2.* parte del libro al estudio d'e las doctrinas espiritistas en 
dos secciones ًا la primera dedicada al aspecto general de esas doctrinas y 
la segunda a los principios particulares de ellas. Los cuatro capítulos de 
la 1.، sección señalan la postura estrictamente filosófica adoptada por el autor 
y los orígenes, marco y contenido de las expresadas doctrinas. Los ocho 
capítulos de la sección 2.* critican las 'ideas espiritistas sobre Dios, el cuer^ 
astral, la continua evolución progresiva, la metempsicosis y los principios 
morales de la secta y, en especial, el empréstito indostano-teosófico del 
Karma; muestra el autor la escasa, por no decir nula, originalidad ideológica 
de los espiritistas, ya que un ׳concepto panteístico de Dios, el perispiritu, la 
evolución reencarnacionista y -el karma son cosas viejísimas y mil veces 
refutadas hace mucho tiempo.
Tiene también la recapitulación dos secciones. Los tres capítulos de 
la 1.، resumen en conclusiones .claras y precisas las drctrinas y los. hechos 
con el juicio adverso que merecen para concluir que la verdadera ciencia 
nada tiene que hacer con el Espiritismo y con su peculiar Metapsiquica. Los 
cuatro capítulos -de la 2.٥, bajo el epígrafe "Cuestiones adicionales", tratan 
del Espiritismo y la Higiene mental? La Iglesia católica y el Espiritismo, la 
libertad de opinión entre ׳católicos sobre algunas de estas materias y la posi- 
ble intervención diabólica en los hechos espiritistas.
299BIBLIOGRAFIA
Como se puede ver por lo dicho el libro es am.plio, profundo, .serio, deta- 
liado, escrito con una vibración contenida que brota más de una vez de las 
formas científicas frías en que quisiera producirse su autor.
Ningún reparo serio y de fondo ponemos al libro Î pero con todo respeto 
y cariño nos atrevemos a formular algunas observaciones, que tal vez con- 
vendría se tuvieran en .cuenta para ediciones venideras.
Al final de la página 321 y comienzo de la 322, se di-ce que si las dO'C- 
trinas espiritistas brillasen por su valor, evidencia, superioridad, elevación, 
etcétera, todo hombre de recto y sano juicio debería sentirse atraído por 
ellas. Nos parece algo endeble el argumento؛ quod niás probat... Todos 
sabemos cómo son las doctrinas cristianas y católicas, y son legión los. 
hombres que las rechazan. ¿Nos atreveremos a decir que quienes rehúsan 
seguirlas son todos homb.res d٠e juicio no recto ni sano? Un modesto servidor 
no se atrevería؛ ha conocido y conoce personas bien respetables fuera del 
Catolicismo 'y aun del Cristianismo. Es tan misteriosa la psicología huma- 
na... No se olvide la doctrina teológico-moral sobre la buena fe.
Varias veces alude nuestro autor a diversos escritores espiritistas con 
el despectivo un tal... (ejemplo en l٠a pág. 354, al final) ؛ aunque los pobre- 
cilios no tengan un gran peso científico,, a nosotros nos da gran autoridad 
moral o no citarlos o citarlos en serio؛ se podría preguntar si un tal... u 
otro tal... merecen un libro de casi 700 páginas. Igual decimos de ciertas 
expresiones, como en la página 369, ,cuando se nos dice que se arman un lio; 
léase también toda la página 405؛ y lo de revistitta en la 433؛ y lo de extra· 
!gantes {)afarruchas de \a S2؟>.
Si el modesto autor de estas lineas hubiera escrito el libro que־ critica 
tal vez no hubiera puesto los argumentos de corazón de la página 464؛ para los 
espiritistas serán del todo ineficaces.
Las conclusiones magníficamente densas de la página 496 y siguientes, 
parecen un poco... ¿cómo lo diríamos? ortigosas en su forma. ¿No se po- 
drian formular con la misma claridad y precisión de fondo y un poco más 
de suavidad en el modo?
Un poco ,confusa nos parece la formulación de l٠a conclusión 6.*, pági- 
na 506. Nos parece un poco exagerada la repetición del sic en el error Telde; 
no va tanto de Teide a Telde, y es muy explicable la equivocación-(está en, 
la página 548) ؛ también en este libro se lee,- en la página 570, honestitatem, 
cuando un chico de 1.״ de Latin sabe que se dice honestatem,; no hay que 
sacar las cosas de quicio.
En la página 581 hay un titulo: Gran diversidad de opiniones entree los 
católicos, etc.؛ luego se habla de soluciones (positivista, metapsiquica) que 
no son católicas. ¿No resultará esto un poquitin embrollado?
 ־Si nosotros fuéramos el P. Palmés no hubiéramos puesto de manera tan־
marcada (pág. 613 y sigs.) la antitesis MainageRoUre. El p. Mainage no־
300 REVISTA española de teolwIa, XIII (1953)
es un quidam. Y creemos que la mejor refutación 'del Espiritismo llegará 
-cuando demostremos que los fenómenos no fraudulentos obedecen a leyes 
naturales perfectamente conocidas y estudiadas. Si por Metapsiquica enten- 
'demos el ,estudio de los hechos subconscientes y supraconscientes y su in- 
flujo en la ׳conciencia, será una ciencia y ciencia digna de ser cultivada; 
por ahí nos vendrá la solución y no sólo por negaciones absolutas. Los 
estudios novísimos de Urban sobre la supraconciencia son bien alecciona- 
dores a este respecto.
El estilo de la obra es un poco difuso con repeticiones y recalques, que 
hacen la lectura un tanto fatigosa.
La presentación muy cuidada, como suele hacer Labor,
. Alejandro Martínez GiL·
Giuseppina Pastori: w substrato biológico della personalitá.-Ediciones
de la Universidad del Sagrado Corazón.-Müán.
En este breve folleto nos ofrece su autora un resumen de lo que llama 
ella con explicable ufanía nacional "escuela italiana” de Biotipologia. Tres 
nombres, .como se sabe, son los más destacados en esa Escuela: Viola, Noc- 
-carati y, sobre todo, Nicola Pende. Este recoge׳, para ir articulando su sis- 
tema, datos de los otros dos, como también de la conocida teoría krestsch- 
meriana; agrega por cuenta suya elementos biotipológicos de origen endo- 
crino y halla que influyen de׳ modo muy acusado en el "padrón psicológico”, 
-que llamamos carácter las disfunciones endocrinas siguientes: hiperfunción 
tiroidea, pituitaria, suprarrenal y timica; hipofunción tiroidea, paratiroidea, 
pituitaria y suprarrenal. Con todos los elementos agenos y propios, construye 
-dos tipos básicos-: el bradipsiquico, coincidente con el cicloide d-e Kretschmer, 
y el taquipsiquico, que también coincide׳ con el esquizoide del mismo autor 
alemán. Es el bradipsiquico brevilineo, megalosplâcnico, hipervegetativo, y 
se dan en él cuatro variedades: apopléctica, linfovenosa., atlética e hiper- 
-genital. En el opuesto polo es el taquipsiquico longuilineo micros plácni'CO 
e hipovegetativo, y también con sus propias variedades : hipercardiomuscu- 
logenital, hipersomáticoacromegaloide, hipoplásticotimolinfática y eunucoide. 
Notemos que tan detonante nomenclatura, muy a tono con los helenismos 
típicos de la Medicina, envuelve realidades innegables, siempre que no cai- 
-gamos en exageraciones. Como las disfunciones endocrinas enumeradas pro- 
-ducen e-stados generales psicofisicos .esténicos o asténicos, según como sean, 
salen de los tipos básicos y sus variedades abigarradísimos conjuntos 
 -que hacen sumamente difícil la aplicación del sistema a los casos indivi׳
-duales; una vez más queda proclamada la verdad lapidaria de Galeno: "si

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