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Tema-4 -La-literatura-del-Renacimiento-y-del-Barroco

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Tema 4: La literatura del Renacimiento y del Barroco 
(siglos XVI y XVII) 
 
 
1. LA POESÍA PETRARQUISTA EUROPEA 
 
1.1. El petrarquismo 
 
 A partir del Cancionero de Petrarca, donde, como vimos, recorre su propia 
historia amorosa siguiendo los moldes del amor cortés trovadoresco y del dolce stil 
novo depurado por Dante Alighieri, surge en Italia la concepción poética del 
Renacimiento, establecida en gran medida por Pietro Bembo (1470-1547), quien fija la 
forma en que se elaborará la poesía amorosa durante el siglo XVI. Esta nueva lírica, 
llamada petrarquista, se centrará en la renovación formal y temática. 
 Algunos aspectos formales son: 
 Predominio del soneto y de la estancia, tipo de estrofa que combina 
endecasílabos y heptasílabos rimados al gusto del poeta. 
 Los poemas se agrupan en cancioneros que relatan una historia amorosa 
unitaria. 
 Se emplea un lenguaje que tiende a la sencillez, lejos de los juegos verbales 
y conceptuales. 
 La temática es fundamentalmente amorosa y se nutre de distintas fuentes, entre 
las que destacan Platón, Ovidio, el amor cortés y, por supuesto, Petrarca. Estos son 
algunos aspectos del tratamiento del tema amoroso: 
 Concepción del amor como un enfrentamiento entre una idea espiritual y 
purificadora y otra impura y carnal, que lleva al poeta a debatirse entre 
sentimientos contradictorios. 
 El amor se genera en la belleza de la amada, que produce en el poeta una 
herida agradable (“el dolorido sentir”, lo llamaba Garcilaso), pues la pasión 
amorosa da sentido a su vida. El enamoramiento puede producirse por 
voluntad propia o a causa del destino. 
 El amor tiene efectos físicos en el poeta (palidez, debilidad, timidez) y 
anímicos, entre los que destaca el dolor provocado por la indiferencia de la 
amada o por su ausencia. 
 La amada se caracteriza por su belleza y virtud. Sin embargo, encierra el 
defecto de la falta de piedad hacia el enamorado, lo que la convierte en 
«dulce enemiga», tan cruel como idealizada. 
 El poeta enamorado vive sometido a la amada y padece el sufrimiento por 
los desdenes de esta o por su ausencia. 
 Otros temas: 
 La naturaleza, considerada en el Renacimiento como el reflejo de la 
perfección divina, se convierte en el escenario de las historias amorosas, 
ajustándose al tópico clásico del locus amoenus. 
 La mitología grecorromana, que recrea perfectamente la vuelta al mundo 
clásico y que tiene una doble finalidad, por un lado estética y por otro como 
representación del estado espiritual que el poeta quiere comunicar o de la 
situación amorosa que vive. 
 El petrarquismo se desarrollará por toda la Europa occidental a lo largo del siglo 
XVI. En España triunfó en los primeros años del siglo con Garcilaso de la Vega (c. 
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1499-1536) y Juan Boscán (¿1487?-¿1542?), casi al mismo tiempo que en Portugal 
destacaban Francisco Sá de Miranda (1481-1558) y Antonio Ferreira (1528-1569). Algo 
más tarde llegará a Francia, donde aparece el primer cancionero de estilo petrarquista en 
1545, obra de Maurice Scéve (1500-1564). En la literatura inglesa, el petrarquismo no 
se incorpora plenamente hasta el último tercio del siglo XVI con Edmund Spenser y 
Philip Sidney. 
 
1.2. Más allá del petrarquismo 
 
 En la segunda mitad del siglo XVI comienza la transformación del petrarquismo, 
que se produce, sobre todo, en la modificación de los temas. Si bien el amor sigue 
siendo el tema principal de la poesía, a partir de ahora aparece también unido a otros 
asuntos: 
 El paso del tiempo (ya tratado, no obstante, por Garcilaso en la primera 
mitad). Un ejemplo lo tenemos en el francés Pierre Ronsard (1524-1585), 
que formó parte del grupo de La Pléyade, llamado así porque estaba 
formado por siete jóvenes poetas, igual que la constelación de las Pléyades 
tiene siete estrellas. Entre sus obras cabe destacar los Sonetos para Helena, 
dedicados a una dama de honor de Catalina de Médicis. 
 El sentimiento religioso. Poetas como San Juan de la Cruz (1542-1591) o 
Fray Luis de León (1527-1591) utilizaron el lenguaje y los motivos 
temáticos petrarquistas para expresar sus experiencias místicas o ascéticas. 
Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) compone al final de su vida poemas 
de contenido religioso en los que expresa el arrepentimiento por sus 
pecados y pide a Dios que entre en su alma. 
 La reflexión moral sobre el sentido de la vida, el comportamiento humano 
y los efectos del tiempo. Este último asunto se puede encontrar en algunos 
poemas de Las antigüedades de Roma, de Joachim du Bellay (1525-1560), 
otro de los miembros de La Pléyade. 
 
1.3. La poesía del siglo XVII: el Barroco 
 
 La lírica del siglo XVII estará marcada por el desengaño y por la ruptura de 
ideales tan propia de esta centuria. Los poetas de este siglo continuaron los temas ya 
existentes (amor, moral, religión); pero también recuperaron la poesía satírica y de 
crítica social tan habitual en los últimos tiempos de la Edad Media y que se había 
mantenido como tema menor. 
 Señalaremos dos tendencias poéticas formalmente bien diferenciadas: la poesía 
clasicista francesa y la poesía escrita en España e Inglaterra. 
 A finales del siglo XVI, François de Malherbe (1555-1628) establece las bases 
de lo que será el Clasicismo francés, teorizado a mediados del siglo siguiente por 
Nicolás Boileau (1636-1711). Su forma de entender la poesía se define por el 
predominio de la técnica sobre la inspiración del autor, la expresión contenida de los 
sentimientos, la claridad en la expresión poética y el uso del verso alejandrino. Esta 
tendencia no triunfó inmediatamente, y algunos autores de principios del XVII, a los 
que se ha llamado «poetas libertinos», componen una poesía en la que expresan libre-
mente sus sentimientos. Incluso cuando el Clasicismo es la tendencia dominante, Jean 
de La Fontaine (1621-1695) escribe una poesía que respeta las normas formales 
(claridad, cuidado técnico, sentimiento moderado), pero que se aparta en los temas, al 
prevalecer su sentido del humor y la crítica de costumbres. 
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 Frente al Clasicismo francés, la lírica que se compuso en España e Inglaterra es 
bastante diferente. Desde el punto de vista técnico, destaca la expresión libre que no se 
somete a reglas férreas. Esto permite una mayor variedad métrica y convertir el trabajo 
sobre el lenguaje en elemento poético principal. 
 En el aspecto temático, la poesía inglesa y española se centra en lo amoroso, lo 
moral y lo religioso. Los poetas se debaten entre sentimientos contradictorios que 
oscilan entre el hedonismo y el arrepentimiento, entre el goce del presente y la reflexión 
sobre el tiempo y la muerte. 
 En España tenemos que hablar, sobre todo, de Luis de Góngora (1561-1627), 
Francisco de Quevedo (1580-1645) y Lope de Vega (1562-1635), poetas de gran talla 
que, con los moldes del petrarquismo y del garcilasismo, elevan la poesía española a 
una de sus más altas cotas. La poesía culterana de Góngora, a veces de tipo narrativo 
(Soledades, Fábula de Polifemo y Galatea, los romances), tiene también su contrapunto 
lírico con los sonetos, mientras que la de Lope de Vega se desarrolla entre la temática 
amorosa y la religiosa. Quevedo será el gran cultivadir de los temas barrocos, 
cultivando una poesía amorosa de gran intensidad, junto a otros temas más propios del 
periodo, como el desengaño, la fugacidad de la vida y la sátira feroz y amarga de la 
sociedad de su tiempo. 
 Aparte de la española, la lírica más interesante del siglo XVII es la compuesta en 
Inglaterra. El triunfo del soneto se produce de la mano de Edmund Spenser (1552-
1586), pero será William Shakespeare (1564-1616) quien logre las más altas cotas 
poéticas en Inglaterra, gracias al libro de sonetos que publica en 1609, según la forma 
inglesa (tres serventesios y un pareado final de rima consonante). Esta colección de 
poemas se divide en dos bloquestemáticos: 
 En los primeros sonetos incita a un desconocido W. H. a perpetuar su 
belleza casándose y teniendo hijos. 
 El segundo bloque se centra en la expresión del sentimiento amoroso, 
dirigido a una amada desconocida que ya nada tiene que ver con el ideal de 
belleza renacentista. 
 Tras Shakespeare, encontramos la importante figura de John Donne (1572-
1631), cuya obra oscila entre dos núcleos temáticos: sus experiencias amorosas, 
expuestas desde una perspectiva muy realista; y la preocupación moral y religiosa, que 
le lleva a reflexionar sobre el discurrir del tiempo, la muerte y el arrepentimiento por sus 
pecados juveniles. La suya es una lírica caracterizada por el coloquialismo y la ironía. 
 
2. LA POESÍA NARRATIVA DE LOS SIGLOS XVI Y XVII: LA ÉPICA CULTA 
 
 A lo largo del siglo XVI comenzó a desarrollarse un tipo de poesía culta, de 
carácter épico (narrativo), que tuvo sus orígenes en los grandes poemas italianos sobre 
la materia carolingia, centrados en la figura de Roldán, Orlando en Italia. Esto trajo 
consigo un primer momento de este género, de tono marcadamente novelesco. La 
manipulación de la historia de Roldán dio origen a un gran número de cantos populares 
que en el siglo XV se pusieron de moda con dos peculiaridades: se omite la muerte del 
héroe y se incluyen elementos fantásticos inventados, hasta el punto de que desaparece 
toda referencia histórica. 
 En esta línea, Matteo Maria Boiardo compuso el poema Orlando enamorado, en 
el que mezcló la materia carolingia con la materia de Bretaña. La historia de Roldán se 
transforma: Orlando se enamora de la princesa pagana Angélica y por ella se lanza a 
vivir una sucesión de combates y aventuras maravillosas. 
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 El éxito de la historia fue tan grande que, en los primeros años del siglo XVI, se 
escribieron numerosas continuaciones y revisiones del relato de Boiardo, entre las que 
destacó sobre todas el Orlando furioso de Ludovico Ariosto (1474-1533). El asunto 
principal del Orlando furioso es la locura de Orlando, quien, enamorado de la hermosa 
Angélica, la persigue en medio de peligrosas aventuras. Al enterarse de que ella está 
enamorada de Medoro, un soldado sarraceno al que ha curado, Orlando pierde la razón, 
tira sus armas y avanza destrozando todo lo que encuentra a su paso (mueve montañas, 
mata dragones...). Para que recupere la normalidad, su amigo Astolfo, montado en su 
hipogrifo, marcha a la Luna, donde encuentra, en una botella, la razón de Orlando. Este, 
tras beber de la botella, recupera el juicio. Al lado de este argumento principal aparecen 
numerosos episodios novelescos, cuentos, breves narraciones llenas de elementos 
mágicos, etc. 
 Entre los aspectos más característicos del Orlando furioso podemos destacar: 
 Su composición en octavas reales (estrofa de ocho versos endecasílabos 
con rima ABABABCC), que será empleada luego por todos los demás 
autores que cultivan el género. 
 Sigue en gran parte el modelo de la epopeya clásica: el poema se divide en 
cantos, hay una invocación inicial a las musas, los protagonistas son 
presentados como héroes, el peso de la historia recae en los episodios 
bélicos y caballerescos. 
 Destaca la intención burlesca del autor. El propio Ariosto dice en el 
prólogo que escribió la obra «para broma y recreo de los señores y personas 
de ánimo gentil y señoras». 
 Predominio de la fantasía, la imaginación y la desmesura. 
 
2.1. Poemas de tipo histórico 
 
 El éxito del Orlando furioso de Ariosto provocó que, en la segunda mitad del 
siglo XVI, se escribiesen muchos poemas épicos que, por lo general, dejaron de lado la 
intención burlesca y volvieron la vista a la seriedad de los poemas clásicos. 
 Lo más característico de estos poemas es el intento de reflejar asuntos históricos 
verdaderos para convertirlos en señas de identidad de sus naciones. En definitiva, 
pretendieron recuperar la función nacionalista de la epopeya clásica y de los cantares de 
gesta medievales, aunque dirigiendo sus obras a un público culto que exigía una 
literatura trabajada y erudita. 
 En España este género tuvo una enorme difusión, a partir de las traducciones, 
versiones y continuaciones del poema de Ariosto que se llevaron a cabo, pero también 
con la profusión de textos de corte histórico, entre los que ocupa un lugar principal La 
Araucana (1569) de Alonso de Ercilla, que relata la guerra entre españoles y araucanos 
en Chile, sin dejar de lado la presencia de algunos episodios en los que está presente el 
elemento fantástico de procedencia ariostesca. 
 En Italia, destacó Torquato Tasso (1544-1595), el último gran poeta del siglo 
XVI. Su obra principal es Jerusalén libertada, poema que le costó diez años de trabajo, 
y cuyo asunto principal es la conquista de Jerusalén por Godofredo de Bouillon durante 
la primera cruzada (1099). A la acción central se acumulan infinidad de episodios no-
velescos e historias de amor que otorgan a la obra una gran fantasía. 
 En Portugal, el gran poema épico de la época es Os Lusíadas (1572), de Luis de 
Camoens, que relata el primer viaje de Vasco de Gama, con el que se abrió la ruta 
marítima que permitía comunicar Europa y la India. Camoens recorre la ruta completa 
de los marinos portugueses desde Lisboa hasta Calcuta y su regreso a la patria. Los 
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rasgos más significativos son: el deseo de realismo, con el que se opone a Ariosto (a 
pesar de la presencia de algunos elementos mitológicos de procedencia grecorromana); 
el carácter de epopeya colectiva de todo el pueblo portugués; el reto de dominar a una 
naturaleza salvaje o la presencia de pasajes líricos, descriptivos y simbólicos. 
 
2.2. Poemas de asunto religioso 
 
 El siglo XVII supone un nuevo cambio de dirección en la poesía épica culta con 
el giro hacia el tema religioso. En este cambio desempeña un papel importante el inglés 
John Milton (1608-1674) con su epopeya Paraíso perdido (1667), que narra la 
desobediencia de Adán y Eva a través de cuatro episodios: 
 En el primero, Milton relata la rebelión de Satanás y su expulsión del Cielo. 
Como consecuencia, el Diablo decide vengarse de Dios utilizando al 
hombre como instrumento. 
 El segundo episodio cuenta cómo Satanás averigua cuál es la morada del 
hombre y la prohibición de comer la fruta del Árbol de la Ciencia del Bien 
y del Mal. También se expone en él cómo Cristo decide bajar a la tierra 
para purgar los pecados humanos. 
 El tercero se centra en la tentación de Satanás a Eva, a quien acaba 
convenciendo para que coma el fruto prohibido del Árbol. 
 El último episodio muestra cómo Eva ofrece la fruta a Adán y este la come. 
Tras la consumación del pecado de desobediencia, Dios envía al arcángel 
Miguel para que expulse a la pareja del paraíso. Este les muestra también el 
futuro que espera a la humanidad a causa de su pecado. 
 Algunos años después, Milton compuso el Paraíso recobrado (1671), poema 
que funciona como cierre de la historia anterior. En él se narran las tentaciones sufridas 
por Jesús en el desierto y cómo fue capaz de vencerlas. 
 En España encontramos también una gran cantidad de textos de tipo religioso, 
como La Cristiada (1611) de Fray Diego de Hojeda, sobre la pasión de Cristo. 
 
3. TEATRO CLÁSICO EUROPEO: SKAKESPEARE Y MOLIÈRE 
 
3.1. Teatro europeo del siglo XVII 
 
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PANORAMA DEL TEATRO EUROPEO EN EL SIGLO XVII 
 ITALIA INGLATERRA FRANCIA ESPAÑA 
TIPO DE TEATRO 
Y GÉNEROS 
-Teatro culto, con 
base en los clásicos 
de la antigüedad. 
-Comedia de 
enredo (imbroglio). 
Influencias clásicas 
(Plauto y Terencio) 
y de los novelieri. 
-“Commedia 
dell’arte”: popular, 
basada en gran parte 
en la improvisación. 
Personajes 
invariables 
(Arlequín, Pantalón, 
Colombina...) 
 
-Teatro isabelino 
(c. 1580-1642) 
[Isabel I, 1559-
1603]: 
a) Influencia italiana 
(comedia, 
novelieri...). 
b) Inspiración en la 
historia y las tradi-ciones nacionales. 
c) Popular. 
-Géneros: comedia, 
tragicomedia, obras 
de tema histórico. 
-No es fiel a la regla 
de las tres unidades: 
enredo, mezcla de 
géneros y de 
estilos... 
 
-Teatro barroco: 
transgrede las reglas. 
Mezcla la influencia 
de la comedia ita-
liana y de las farsas 
medievales. 
-Teatro clásico: 
desde 1630 (aprox.). 
Reacción contra el 
barroco: 
a) Protección real. 
b) Cartesianismo (se 
traduce en el gusto 
por lo ordenado, lo 
riguroso, lo metó-
dico. 
c) Importancia de 
los preceptistas. 
Características: 
a) Separación de 
géneros y estilos. 
b) Cinco actos (mo-
delo clásico). 
c) Predomina el 
“buen gusto”. 
d) Respeta las 
unidades (acción, 
lugar, tiempo). 
 
-Comedia nacional 
o española: fijada 
por Lope de Vega 
hacia 1590 (comedia 
o tragicomedia): 
a) Ruptura radical de 
la regla de las tres 
unidades. 
b) Mezcla lo có-
mico y lo trágico, 
personajes nobles y 
plebeyos. 
c) División en tres 
actos o jornadas. 
d) Variedad métrica. 
e) Lírica intercalada. 
f) Patriotismo. 
RECINTOS 
TEATRALES Y 
AMBIENTE 
-Generalmente la 
“Commedia 
dell’arte” se 
representaba en las 
plazas de las 
ciudades y pueblos o 
en locales 
improvisados, sin un 
espacio fijo. 
-Locales improvi-
sados (patios de 
posadas...). Luego, 
teatros estables (“El 
Cisne” y “El Glo-
bo”, a las afueras de 
Londres). 
-Público 
heterogéneo, con 
predominio del ele-
mento popular. 
-Locales 
improvisados para 
los cómicos 
ambulantes. 
-Teatros fijos (en 
París), como el “Hô-
tel de Bourgogne”. 
-Teatros Reales. 
-Salas cubiertas. 
-Distribución del 
público: palcos para 
la nobleza y patio 
para el pueblo, de 
pie. 
-Corrales de Co-
medias. Ambiente 
popular en el patio y 
“grave” en los 
aposentos y tertulias. 
Público heterogéneo. 
Representaciones 
muy animadas. 
 
 
3.2. William Shakespeare (1564-1616) 
 
 Shakespeare, hijo de un próspero comerciante, nació en Strafford-on-Avon 
(Inglaterra). Desde joven mostró una gran vocación teatral y en 1592 ya comenzaba a 
ser grande el éxito de sus actividades como actor y como autor, en Londres. En el año 
1599 tiene ya su compañía propia y se instala en el teatro The Globe. 
 Su obra evolucionará desde sus inicios en la comedia (hasta 1600, con obras 
como El sueño de una noche de verano), hacia un periodo más sombrío en el que 
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predominan las grandes tragedias (entre 1600 y 1607), para volver, hacia el final, a 
centrarse en la comedia de final feliz, que tendrá su culminación con La tempestad 
(1611). 
 La produccion teatral de Shakespeare se caracteriza por la ruptura de las reglas 
clásicas, como hemos visto que es común en el teatro isabelino inglés. En este sentido 
es destacable la capacidad del autor de mezclar lo trágico y lo cómico de manera 
magistral, sobre todo a través de la introducción de la figura del clown o del fool (el 
payaso, el loco, el bufón), que servirá de contrapunto a la tragedia. Este personaje no 
será solo un elemento cómico, sino que será empleado también para que sirva de 
vehículo de expresión, a través de sus “gracias”, de sentencias y planteamientos 
filosóficos con los que se muestra una visión desengañada y cínica de la existencia 
humana. 
 Podemos dividir las obras de teatro de Shakespeare en tres grupos: 
a) Las comedias. Con una base sólida en las comedias de enredo italianas y en el 
teatro de Terencio (además de la influencia de los novelieri italianos), las 
comedias shakespearianas abundan en celos, malentendidos, enredos, 
confusiones, etc. Sin dejar de lado la presencia de una gran hondura humana en 
los personajes, en las comedias de Shakespeare tienen un lugar privilegiado la 
fantasía y los giros inesperados. Destacamos obras como La comedia de las 
equivocaciones (con una base en Plauto), Mucho ruido y pocas nueces (comedia 
de enredos amorosos), La fierecilla domada (tema ya tratado por Don Juan 
Manuel en El conde Lucanor) y El sueño de una noche de verano, la gran cima 
de la comedia fantástica shakespeariana. En su época final, destaca La 
tempestad. 
b) Los dramas históricos. El punto de partida de este teatro es la revisión de la 
historia nacional inglesa y la reflexión del autor acerca de los aspectos humanos 
de los personajes históricos. Principalmente destacan obras sobre historia 
inglesa, como Enrique VIII o Ricardo III (muy cercanas siempre a la tragedia), 
pero también escribió Shakespeare dramas sobre personajes históricos de la 
antigua Roma, como Julio César, una reflexión sobre el tema de la tiranía en 
contraste con el idealismo, personificados en el propio Julio César y en Bruto. 
c) Las tragedias. Constituyen la cumbre absoluta del teatro de William 
Shakespeare y en ellas, la introspección psicológica llevada a cabo por el poeta 
alcanza cotas universales, al presentar a unos personajes que se convierten en 
prototipos de caracteres y pasiones humanas, sin perder por eso su 
individualidad: son arquetipos pero a la vez personas vivas, con sus 
contradicciones y sus inquietudes individuales. 
Las principales tragedias son: 
 Romeo y Julieta (1597), basada en una historia italiana, en ella es posible 
ver la influiencia de La Celestina y de la fábula mitológica de Píramo y 
Tisbe, amantes desgraciados que mueren por un equívoco absurdo, como 
les sucede a los protagonistas de la tragedia shakespeariana. El amor, 
fuerza imparable, se sobrepone a las enemistades familiares y a todo tipo 
de covencionalismos, abocando a los personajes a un destino trágico. 
 Hamlet (c. 1601) es tal vez la más grandiosa de las tragedias de nuestro 
autor. En ella se analizan en profundidad las pasiones humanas y las 
dudas terribles que mueven nuestra existencia. Movido por el deseo de 
venganza, el protagonista finge estar loco (asimilándose un tanto la 
figura del fool antes citada) y lleva al lector-espectador a cuestionarse la 
realidad, la esencia misma del ser. 
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 Otelo (1604). Su trama se sustenta en un relato del noveliero italiano 
Cinthio y trata sobre el tema de los celos, convirtiendo a su protagonista 
en prototipo de esta pasión destructora. El lector se solidariza con la 
inocente Desdémona, acusada de infidelidad injustamente por su marido, 
Otelo, que no es capaz de pensar más allá de lo que le imponen los celos. 
Destaca el malvado Yago, personaje manipulador y perverso, que se 
convierte en el motor de la obra. 
 El rey Lear (1604-1605). Tiene su base en una leyenda celta y se 
convierte en el drama de la ingratitud filial: dos de las hijas del 
protagonista lo abandonan y la tercera, a la que él había desheredado, es 
la única que intenta salvar al padre a partir del profundo amor que siente 
por él. La obra planteará el enfrentamiento entre el Bien y el Mal, con 
toda la fuerza destructora de este último, logrando una intensidad trágica 
sin precedentes. 
 Macbeth (c. 1606), cuenta unos hechos de la historia escocesa y se centra 
en el tema de la ambición, personificada en Lady Macbeth, que instará a 
su marido a que asesine al rey Duncan con el fin de hacerse con el poder. 
 
3.3. Molière (1622-1673) 
 
 Jean-Baptiste Poquelin (nombre auténtico de Molière) nació en París, en el seno 
de una familia burguesa acomodada, en 1622, y tuvo una educación esmerada que le 
permitió leer a los grandes cómicos latinos (Plauto y Terencio) en su lengua original. 
Desde joven se sintió atraído por el teatro y, a los veinte años, se hizo actor (la Iglesia 
francesa había excomulgado esta profesión por considerarla inmoral). En 1643 funda su 
primera compañía y adopta entonces el nombre de Molière. Se moverá por toda Francia 
y cultivará la comedia, sin muchas pretensiones al principio, pero cargada de crítica y 
sátira en su época de plenitud. Así, durante los años 60 escribirá sus más importantes 
obras, antes de volver, al final de su vida a la comedia más ligera, como esel caso de El 
enfermo imaginario, que se estrenará en 1673 con el propio Molière en el papel 
principal. En una de las representaciones, el actor-autor, que estaba enfermo de verdad, 
sufrirá un ataque y morirá pocas horas después. 
 El teatro de Molière se caracteriza por ser fiel a las reglas, tal y como establece 
la comedia francesa clásica, pero ello no le resulta al autor una grave atadura, ya que 
considera que lo importante del teatro es que guste al público, más allá de si se 
obedecen o no se obedecen los preceptos. 
 Dos rasgos fundamentales marcan la trayectoria teatral de nuestro autor. El 
primero será el retrato de las costumbres de su época, que se lleva a cabo a través de 
la sátira social; según él, la comedia debe “corregir a los hombres divirtiéndolos”. Por 
eso desfilarán por sus obras todos los tipos sociales y todas las profesiones, sin que 
ninguno se escape de la censura aguda del autor, que retratará magistralmente los vicios 
y deformidades de la sociedad que le rodea: médicos, comerciantes, profesores, 
usureros, malhechores... En definitiva, sus contemporáneos, pero tratados con una 
intrención universalizadora que hará que los personajes de Molière nos parezcan 
también nuestros contemporáneos. 
 El segundo rasgo que debemos destacar es la pintura de caracteres. Si 
Shakespeare había creado prototipos universales con sus personajes trágicos, Molière 
hará lo mismo con los cómicos; ya no serán los caracteres graves propios de la tragedia 
(celos, ambición...), sino los caracteres ridículos de la humanidad, más propios de la 
comedia (la avaricia, la hipocresía, la misantropía...). De nuevo, como ocurrió con el 
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gran trágico inglés, estos prototipos transcienden esa categoría simplificadora para 
mostrar, también, a las personas individualizadas, a las criaturas vivas y complejas que 
son siempre los seres humanos. Molière emplea magistralmente los procedimientos de 
caracterización propios del teatro: caracterización a través de lo que hace el personaje, a 
través de lo que dice y a través de lo que dicen de él. 
 El elemento cómico lo lleva a cabo Poquelin empleando los tres recursos eternos 
de la comicidad: la de los gestos y movimientos (carreras, muecas, piruetas, 
bastonazos...), la de la palabra (ironías, repeticiones ridículas, juegos de palabras...) y la 
de las situaciones (enredos, equívocos, malentendidos, encuentros inesperados...). 
 La producción teatral de Molière podría dividirse en dos grupos: 
a) Las farsas, de tono ligero, escritas sobre todo en sus primeros años, entre las que 
podemos destacar Las preciosas ridículas (1658). En su etapa final destacarán 
también comedias de este mismo tono, aunque de una gran perfección, como es 
el caso de El médico a palos, El burgués gentilhombre o El enfermo imaginario. 
b) La alta comedia, donde Molière dignifica el género cómico eliminando la 
comicidad superficial y vulgar y trabajando, en su lugar, un retrato crítico de su 
tiempo que nos lleva a pensar después de habernos reído. Podemos destacar: 
 La escuela de las mujeres (1662), que defiende la tolerancia y la libertad 
en la educación, mostrando los perjuicios que traen consigo una 
educación hipócrita y los matrimonios impuestos por los padres y las 
convenciones sociales. 
 Don Juan (1665), que retrata a un libertino sin escrúpulos y descreído, 
adaptando al ambiente francés la figura de don Juan que creara Tirso de 
Molina en El burlador de Sevilla. 
 El misántropo (1666), donde nos encontramos con la figura de un 
personaje que no se siente a gusto en los ambientes mundanos de su 
tiempo, para él mediocres y superficiales. 
 El avaro (1668), comedia inspirada por la Aulularia de Plauto, donde la 
condición del protagonista (Harpagón) lo convierte en un ser ridículo y 
patético que tiene su religión en la avaricia y en el celo por conservar sus 
riquezas. 
 Tartufo (1669), que nos cuenta las artimañas llevadas a cabo por un 
despiadado impostor (Tartufo) que, haciéndose pasar por una excelente 
persona, se aprovecha de la beatería superficial y de la necedad de 
Orgón, su anfitrión, para intentar quedarse con todo lo suyo, desde la 
casa y sus propiedades hasta su mujer, Elmira.

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