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1 ISSN 0718 - 4042 ISSN 0718 - 4042 Revista de Estudiantes de Antropología. Universidad de Chile. Número 4, 2010. ISSN 0718-4042 Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 2 Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 Director Samuel Briones Barrales Comité Editorial Patricia Kelly Santelices, Hugo Carrión Méndez, Juan Pablo Pinilla Jara, Tania Manríquez Roa, Francisco Godoy Sepúlveda Edición Tania Manríquez Roa y Francisco Godoy Sepúlveda Diagramación Samuel Briones Barrales Diseño de Portada Macarena Castañeda Letelier Impresión RIL® Editores Sitio Web: http://www.facso.uchile.cl/antropologia/ilqua.html Contacto Revista: riq@uchile.cl / revistaiq@gmail.com Revista Il Quattrocento ha sido cofinanciada con el aporte de la Dirección de Asuntos Estudiantiles, DAE, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. 3 Índice Editorial Sección I: Artículos Teóricos ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? Geoffrey Hodgson………………………………………………………………………...15 El dinero es siempre personal e impersonal Keith Hart…………………………………………………………………………….......39 El sistema económico y la antropología económica: ensayando una propuesta de síntesis teórica Andrés Aedo……………………………………………………………………………...57 Para una reencarnación de la economía Juan Carlos Skewes………………………………………………………………………77 De crisis a flexibilidad ¿Hacia una nueva cultura del trabajo? Juan Pablo Pinilla……………………………………………………………………...…91 La regulación de lo sutil. Procesos precontractuales, business gifts y soborno Pablo Ortúzar…………………………………………………………………………...121 Sección II: Artículos Aplicados La economía y las representaciones: ensayo sobre la producción minero-metalúrgica durante el periodo medio en la Región de Atacama Alex San Francisco y Benjamín Ballester………………………………………………139 Migración latinoamericana y envío de remesas en Chile. Una visión preliminar Camila Silva y Gabriela Egaña……………………………………………………….…161 Precariedad del emprendimiento en la micro y pequeña empresa chilena ¿Un problema de racionalidad? Isidora Vásquez……………………………………………………...…………………..179 PÁGINA Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 4 Racionalidad y cooperación estratégica en una microempresa publicitaria: Modelamiento desde la teoría de juegos Constanza Vergara………………………………………………………………………201 Relaciones sociales de producción en la pesca artesanal Silvana Antonelli………………………………………………………………………..219 El fiado como estrategia de supervivencia: Análisis de la práctica del fiado en almacenes de barrio de la Comuna de Ñuñoa, Santiago Daniela Carvajal…………………………………….…………………………………..241 Dinámicas del capitalismo en Chile: Relaciones de poder en la formación del espacio económico nacional Sebastián Pérez…………………………………………………………………...……..263 Sección III: Entrevista Reflexiones para una antropología de la economía contemporánea: Una conversación con Federico Neiburg. Juan Pablo Pinilla y Francisco Godoy…………………………………………………..299 PÁGINA 5 Dedicado a Amalia Herrera Ugarte (1987-2010) Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 6 Editorial 7 Editorial "No hay más que una rueda (que gira siempre en la misma dirección)" Marcel Mauss, Ensayo sobre los dones La administración de la vida material ha dejado de ser parte de un trasfondo aproblemático para las personas. El así llamado dominio de lo económico representa hoy en día un campo polémico, objeto de múltiples debates más allá del código de especialistas de la economía. En efecto, conforme sucesivos ciclos de recesión adquieren notoriedad pública, una idea de «crisis económica» se incorpora a la conversación cotidiana;1 y la necesidad de prognosis y planificación se convierten entonces en una preocupación latente no sólo para gobiernos e inversionistas. A nivel macro, tendencias de décadas recientes tales como la internacionalización de los mercados, la apertura de espacios comerciales regionales, el incremento de transacciones financieras y flujos de divisas, ponen en tensión las antiguas practicas económicas y, más todavía, redefinen la experiencia de la vida económica tal y como había sido percibida hasta ahora. Paralelamente, y como consecuencia de estos fenómenos, los profesionales de la economía se han consagrado como figuras públicas de alto prestigio, en la medida en que se incorporan como voces autorizadas para el diagnóstico y resolución de las principales cuestiones de la actualidad: inflación, crecimiento, desempleo, desarrollo, entre otras. 2 El auge de los economistas en América Latina y su rol en la definición de los 1 Koselleck, Reinhart, Crítica y crisis. Un estudio sobre la patogénesis del mundo burgués, Madrid, Editorial Trotta, Universidad Autónoma de Madrid, 2007. 2 Neiburg, Federico, “Os sentidos Sociais da Economia”, en: Luis Fernando Díaz Duarte (org.), Horizontes das Ciências Sociais no Brasil – Antropologia, ANPOCS/Barcarolla/Discurso Editorial, 2010. Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 8 asuntos públicos comienza a formar parte de una línea importante de trabajos. 3 En nuestro país, politólogos e historiadores subrayan el protagonismo que estos actores adquieren en la vida política local, especialmente a contar de la transición democrática.4 En buena medida, el renovado interés de las ciencias sociales por el dominio de lo económico puede ser interpretado como una respuesta a las transformaciones socioeconómicas de los últimos treinta años. La expansión global del mercado y la regulación supranacional del comercio impelió no sólo a nuevos análisis sobre las funciones del Estado en este escenario,5 sino también una redefinición más general respecto a lo que se comprendía como el ámbito económico. La relectura a fuentes etnográficas y etnológicas inspiró gran parte de esta renovación. En un contexto como este, las ciencias antropológicas encuentran desafíos de envergadura. Como es sabido, para la antropología lo económico fue desde el comienzo un campo privilegiado de análisis. Tanto así que es difícil hallar trabajos clásicos que carezcan de alguna referencia a la vida material y las formas de subsistencia de las sociedades bajo estudio; aunque sean sólo unos pocos autores –de la talla de Malinowski o Mauss– los que hayan dedicado una reflexión más o menos sistemática al respecto. Karl Polanyi, para mencionar al más citado de los autores, fue un punto de iniciación para este giro. La tesis según la cual la economía se halla incrustada en un dominio institucional particular, y que las personas actúan no para salvaguardar intereses individuales en posesión de determinaros bienes sino más bien para definir una posición social, con sus derechos y activos incluidos,6 constituyó un asidero para las nacientes escuelas. Así por ejemplo, la nueva sociología económica norteamericana intentó incorporar 3 Montecinos, Verónica and Markoff, John (eds.), Economists in the Americas, Glos & Massachusetts, Edward Elgar Publishing, 2009. 4 Montecinos, Verónica, Economics, politics and the State: Chile 1958-1994, Amsterdam, CEDLA, 1998; Silva, Patricio, In the Name of the Reason: Technocrats and Politics in Chile, Pennsylvania, The Pennsylvania State University Press, 2008. 5 Offe, Claus, Contradicciones en el Estado del Bienestar, Madrid, Alianza Editorial, 1994. 6 Polanyi, Karl, La Gran Transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo, México D.F., Fondo de Cultura Económica,2003. Editorial 9 algunos de estos elementos en sus investigaciones empíricas sobre la vida económica moderna.7 En Francia, Louis Dumont intentó demostrar cómo el nacimiento de lo que conocemos como el dominio de lo económico implicó “un deslizamiento de primacía, […] desde las relaciones entre hombres hasta las relaciones entre los hombre y la naturaleza o más bien entre el hombre (en singular) y las cosas”.8 En un terreno similar, Pierre Bourdieu criticaba la noción clásica de acción económica, sometiendo a una operación de desnaturalización ámbitos que los economistas habían reclamado con exclusividad: “[…] puesto que el mundo social está presente en su totalidad en cada acción ‘económica’, es preciso dotarse de instrumentos de conocimiento que, lejos de poner entre paréntesis la multidimensionalidad y la multifuncionalidad de las prácticas, permitan construir modelos históricos capaces de dar razón con rigor y parsimonia de las acciones e instituciones económicas, tal como se presentan a la observación empírica”.9 Con estos antecedentes, los esfuerzos por interpretar la vida económica desde el punto de vista de sus fundamentos sociales y culturales se multiplicaron. Desde una partida disciplinar, la avanzada iba en contra del fértil programa teórico iniciado por Gary Becker, quien propuso un enfoque económico como herramienta analítica para la descripción del comportamiento humano, sin importar cuál fuese su ámbito de acción. Así, bajo los principios de un comportamiento maximizador, de mercados como mecanismos de coordinación y unas supuestas elecciones consistentes 7 Smelser, Niels and Swedberg, Richard, “The Sociological Perspective on the Economy”, en: Handbook of Economic Sociology, Nueva York & Nueva Jersey, Princeton University Press, 1996, 3-26; Granovetter, Mark, Getting A Job: A Study of Contacts and Careers, Cambridge, Mass, Harvard University, 1974; Granovetter, Mark, "The strength of weak ties", American Journal of Sociology, 1973, 78(6), 1360-1380. 8 Dumont, Louis, Homo Aequalis. Génesis y apogeo de la ideología económica, Madrid, Taurus, 1999, 134. 9 Pierre Bourdieu, Las estructuras sociales de la economía, Buenos Aires, Editorial Manantial, 1995, 16-7. Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 10 guiadas por preferencias estables, el autor logró expandir la lectura económica a distintos contextos de la vida social.10 La disciplina económica, desde luego, no quedó ajena a los cambios. Desde la década del ochenta a la actualidad, un conjunto de teorías alternativas –que, si bien existían antes– cobran visibilidad en la disputa con la corriente neoclásica principal. 11 A esto contribuyeron, sobre todo, los trabajos de Herbert Simon sobre racionalidad limitada, las investigaciones en teoría de juegos, economía experimental y economía del comportamiento.12 Por distintas rutas se ha intentado demostrar cómo la hipótesis de un agente económico plenamente racional resulta, desde el punto de vista de su aplicación empírica, un supuesto no sólo cuestionable sino incluso teóricamente prescindible. Un set de nuevos conceptos toma relevancia al margen de la corriente neoclásica. Del lado de estas propuestas alternativas la escuela institucionalista gana espacio. Autores como Douglass North han enfatizado la idea de institución, en tanto marcos que limitan las reglas del juego de las interacciones humanas, reduciendo la incertidumbre y generando “estructuras de incentivos” para los intercambios económicos. 13 El desempeño de la economía queda ligado, por lo tanto, al cambio institucional y de manera más general a principios de la “evolución”. 10 Becker, Gary, The Economic Approach to Human Behavior, Chicago and London, University of Chicago Press, 1976. 11 Hodgson, Geoffrey, “Evolutionary and Institutional Economics as the New Mainstream?”, Evolutionary and Institutional Economics Review, 4(1), 7-25, 2007. 12 Simon, Herbert, “A Behavioral Model of Rational Choice”, The Quarterly Journal of Economics, 1955, 69(1), 99-118; Kahneman, Daniel and Tversky, Amos, “An Analysis of Decision under Risk”, Econometrica, 1979, 47(2), 263-292; Axelrod, Robert, The evolution of cooperation, New York, Basic Books, 1984; Weber, Roberto and Colin Camerer, “‘Behavioral experiments’ in economics”, Experimental Economics, 2006, 9, 187-192; Plott, Charles and Smith, Vernon (eds.), Handbook of Experimental Economics Results, Amsterdam, North-Holland, 2008. 13 North, Douglass, Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1993; Hodgson, Geoffrey, “What are Institutions?”, Journal of Economics Issues, 2006, 15(1),1-25; Hodgson, Geoffrey, The Evolution of Institutional Economics: Agency, structure and Darwinism in American Institusionalism, London & New York, Routledge, 2004. Editorial 11 Como se observa, la apertura de nuevos ámbitos de problemtización teórica y la construcción de objetos de investigación devuelven a las ciencias sociales el problema de sus “actos de cualificación”. Como disciplinas reflexivas, las ciencias antropológicas y sociológicas deben poder analizar críticamente las relaciones de equivalencia que establecen entre sus objetos de investigación.14 En este ejercicio, la idea de mercado y la “construcción de mercados” son puestas bajo observación empírica.15 Lo mismo ocurre con la noción del “dinero” y los procesos inflacionarios, hasta hace poco ámbitos de exclusiva incumbencia de la economía ortodoxa. 16 Nuevas rutas de trabajo proliferan, mientras queda en evidencia cómo esferas que antes parecían separadas –vg. la idea de lo económico como ámbito contrapuesto a la vida íntima– se desenvuelven a menudo estableciendo intercambios recíprocos y “sutiles negociaciones”.17 Todo parece indicar que en Chile la apertura de un campo de estudio en torno a la antropología económica constituye una empresa aún por realizar. Trabajos que logren desplegar conceptos y métodos de la disciplina en la explicación de las dinámicas modernas de la vida económica en nuestro país no han logrado decantar en agendas de investigación por cuenta propia. Revista Il Quattrocento ha querido presentar un primer aporte en este sentido, ofreciendo a los jóvenes investigadores un conjunto de textos que, sin pretensiones de representatividad, ponen al día los rendimientos de observar los fenómenos económicos en sus manifestaciones sociales y culturales. Es de esperar que desarrollos teóricos y conceptuales, acompañados de la experimentación metodológica y la indagación empírica, 14 Boltanski, Luc y Thévenot, Laurent, On Justification: Economies of Worth, Princeton and Oxford, Princeton University Press, 2006. 15 Mackenzie, Donald; Muniesa, Fabian and Siu, Lucia (eds.), Do economist make markets?: on the performativity of economics, Princeton, Princeton University Press, 2007. 16 Hart, Keith, “Money is always personal and impersonal”, Anthropology Today, 2007, 23(5), 12-16; Neiburg, Federico, “Sick Currencies and Public Numbers”, Anthropological Theory, 2010, 10 (1/2), 96-102; Neiburg, Federico, "As moedas doentes, os números públicos e a antropologia do dinheiro", Mana. Estudos de Antropologia Social, 2007, 13(1), 119-151. 17 Zelizer, Viviana A., La negociación de la intimidad, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2009. Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 12 sirvan de pivotes para reclamar un campo que los padres fundadores tuvieron como nicho central, y que tras la lectura posmoderna pareció perderse entre críticas y abstracciones. En un país donde la economía y sus profesionales han adquiridoun valor desmesurado, donde el mercado reclama para sí la función de asignación de recursos e –incluso– la de ser el principal mecanismo de coordinación social, el aporte antropológico adquiere un valor inestimable. Expresamos el deseo de que nuestra publicación sea sólo el comienzo de prometedores desarrollos en este sentido. Patricia Kelly, Hugo Carrión, Juan Pablo Pinilla Santiago, Noviembre de 2010 13 Sección I: Artículos Teóricos Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 14 ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 15 ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales?* (Il Quattrocento, 2010, Número 4: 15-38pp.) Geoffrey M. Hodgson The Business School, University of Hertfordshire Resumen Las corrientes principales en economía han cambiado radicalmente desde la década de 1980, ofreciendo mejores oportunidades para la intervención de la economía evolutiva e institucionalista. El presente artículo explora el alcance de esta transformación y el grado en que la economía tradicional se ha movido en una dirección evolutiva e institucional. Así también existen señales de un posible giro gestáltico en las ciencias sociales, donde las reglas son vistas como constitutivas de las relaciones sociales y la realidad social. Esto contrasta con el anterior énfasis de la economía tradicional en el cambio incremental y el equilibrio. Por otra parte, la economía tradicional tiene una preocupación con la técnica por sobre la sustancia, y las barreras interdisciplinarias perjudican desarrollos conceptuales apropiados. Palabras clave: economía evolutiva, economía institucionalista, preferencias endógenas, racionalidad limitada, corrientes principales en economía. * El artículo originalmente fue presentado como ponencia en las Conferencias JAFEE en Tokio, Japón, 24 y 25 de marzo de 2007. El texto reproducido proviene de la Evolutionary and Institutional Economics Review, vol. 4, no. 1, 2007, pp. 7-25, con el título “Evolutionary and Institutional Economics as the New Mainstream?”. Revista Il Quattrocento agradece tanto a su autor, profesor Geoffrey M. Hodgson, como a Yuji Aruka, editor de la EIER, los permisos pertinentes para la traducción y publicación del artículo. La traducción del texto pertenece a Flavio Ardiles Rodríguez, la edición a Juan Pablo Pinilla y Francisco Godoy. Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 16 I. INTRODUCCIÓN El carácter de las corrientes principales de la economía ha cambiado significativamente desde 1980. Desde la aparición de fracturas en el edificio del “equilibrio general” en los años 70’, la economía se ha acercado a una serie de enfoques; incluyendo la teoría de juegos, teoría evolutiva de juegos, economía experimental y conductismo. Una de las consecuencias es que las ideas evolutivas y el estudio de las instituciones sean ahora un lugar común. Previamente fueron vedadas por únicas y disidentes, sin embargo hoy estas ideas están a la vanguardia. ¿Significa ésto que la economía evolutiva e institucionalista se han transformado o se transformarán en las nuevas corrientes principales? El presente ensayo se hace cargo de tal pregunta. En 1935 Sidney y Beatrice Webb publicaron un volumen ampliamente vendido, titulado “Comunismo Soviético: ¿Una nueva civilización?” [Soviet Communism: A new civilization?]. No obstante, para 1937 la pregunta de la publicación recién mencionada se consideraba respondida. Los signos de interrogación fueron removidos de dicha edición (1937) y las posteriores, produciendo una aseveración que, vista en retrospectiva, parece bastante dudosa. Preocupado por el futuro de la economía y su actual potencial de transformación, estoy lo suficientemente inseguro para sugerir que los signos de interrogación en mí título deben mantenerse –al menos por ahora. Las ideas institucionalistas y evolutivas tienen una larga historia en economía. Adam Smith promovió una de las ideas centrales en economía evolutiva, esto es, que los resultados económicos no son siempre el producto de un diseño global consciente y el orden social puede emerger sin un orden central. Alfred Marshall se inspiró en las ideas evolucionistas de Herbert Spencer, mientras Thorstein Veblen (18989,1899) fue uno de los primeros en importar a las ciencias sociales los principios evolutivos de Charles Darwin (Hodgson, 1993, 1994). Varias otras ideas evolutivas fueron desarrolladas posteriormente por Joseph Schumpeter (1912, 1934), Friedrich Hayek (1978, 1988), Richard Nelson y Sidney Winter (1982) y muchos otros. Por su parte, las ideas institucionalistas en economía pueden ser rastreadas hasta diferentes fuentes como la escuela histórica alemana, los institucionalistas originales americanos (Veblen, 1919; Commons, 1934; Hodgson, 2004) y la nueva economía institucionalista (Williamson, 2000). ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 17 Cambios recientes en la disciplina económica han creado una oportunidad sin precedente para economistas evolutivos e institucionalistas. Más abajo refiero algunos desarrollos claves en la nueva economía institucionalista y en teoría económica. Esto incluye ideas revisadas sobre el agente humano y racionalidad, la re-emergencia de las preferencias endógenas, y el tardío reconocimiento de las ideas de Herbert Simon (1957) sobre la racionalidad limitada [bounded rationality]. Consecuentemente, una nueva zona de investigación en economía, con credenciales tanto evolutivas como institucionalistas, aparece en el paisaje de la teoría económica. La siguiente sección reseña importantes desarrollos teóricos dentro de las corrientes principales en economía que se mueven en una dirección institucionalista y evolutiva. Otra sección se hace cargo de los cambios al interior de la nueva economía institucionalista. Posteriormente, otro apartado sitúa la economía evolutiva e institucionalista al centro de un revisitado paisaje de la teoría económica. La penúltima sección considera las barreras doctrinales e institucionales presentes en la transformación general de la economía a lo largo de líneas institucionalistas y evolutivas. II. LA CAMBIANTE CARA DE LAS CORRIENTES PRINCIPALES EN ECONOMÍA Para 1980, el análisis de equilibrio general se encontró con problemas teóricos irremontables. La investigación de problemas sobre la singularidad y estabilidad del equilibrio general mostró que éste puede ser indeterminado e inestable a menos que se planteen supuestos muy fuertes, como lo es la idea de que la sociedad como un todo se comporta como un individuo particular. Estos resultados demolieron el proyecto entero de basar la economía en los microfundamentos del equilibro general (Kirman, 1989; Rizvi, 1994). De esta forma, la teoría de juegos reemplazó al equilibrio general como vanguardia dentro de la economía, lo que significó el abandono de una teoría general de las interacciones económicas. Al contrario, los resultados de la teoría de juegos dependen de las reglas particulares y modos de jugar el juego. En vez de tener todo interactuando con todo en un campo universal de conexiones infinitas, la teoría de juegos asume un Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 18 mundo estructurado de reglas vinculantes y conexión limitada (Potts, 2000). Así, la teoría de juegos se acomoda mejor a las ideas de instituciones, convenciones y reglas (Schotter, 1981; Sugden, 1986). Más aún, dicha teoría ha revelado lo problemático de las definiciones neoclásicas de racionalidad y cómo en algunos contextos ésta tiene resultados ambiguos (Sugden,1991; Hargreaves y Varoufakis, 1995; Gintis, 2000). No obstante, los modelos propiamente tales de interacción individual en teoría de juegos, en donde toda interacción humana posible y su respuesta definida se encuentran consideradas y en donde cada agente asume que todos los otros son totalmente racionales, han caído en problemas ampliamente reconocidos de tratabilidad y relevancia. En respuesta, algunos han dado indiciones de aproximaciones a direcciones divergentes de investigación, que incluyen un mundo donde las capacidades racionales están limitadas e instituciones específicas estructuran las interacciones de los agentes (Kirman y Gérard-Varet, 1999). En lugar de tratar la macroeconomía como un magnificado individuo representativo, la estructura social debe ser introducida en una población de individuos heterogéneos. Esto constituye otra puerta abierta para el análisis institucionalista. La teoría de juegos es un monumento a los límites de la teorización deductiva en economía. Frank Hahn (1991: 47-50), siendo él mismo un antiguo pionero de la teoría del equilibrio general, fue uno de los primeros en predecir el posible resultado de los desarrollos de los 70’ y 80’: “Estoy bastante seguro que la siguiente predicción probará ser correcta: la teorización ‘pura’ se hará cada vez menos disfrutable y cada vez menos posible […] más bien se requieren cambios radicales en las preguntas y métodos […] las señales son que la disciplina volverá a sus afinididades marshallianas con la biología. […] No sólo nuestros sucesores tendrán que estar menos preocupados de lo general […] ellos estudiarán historias particulares y métodos capaces de lidiar con la complejidad de lo particular […] No habrá para ellos más teoría unificada de la física de partículas […sino también] menos frecuentemente habrá para ellos los placeres de los teoremas y las pruebas. En su lugar, el abrazo incierto de la historia, la sociología y la biología”. Similarmente, su colaborador teórico y premio Nobel Kenneth Arrow (1995: 1618) remarca: ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 19 “La noción misma de lo que constituye una teoría económica deberá cambiar. Por un siglo algunos economistas han mantenido que la biología entrega un paradigma más adecuado para la economía que los modelos de equilibrio análogos a la mecánica. […] La teoría económica podría bien tomar un curso análogo”. Desde ahí, el uso creciente de simulaciones y modelos basados en agentes [agent-based models] en las ciencias económicas ha traído importantes lecciones (Judd y Tesfatsion, 2006), a pesar de que su legitimidad esté sólo parcialmente aceptada. Notablemente, al especificar las reglas de decisión de agentes artificiales, los cánones universales de racionalidad son de poca utilidad. En su lugar, se deben especificar los inputs particulares de datos y los algoritmos de decisión. Más aún, un modelo basado en agentes es un sistema con propiedades impredecibles y emergentes que no pueden ser reducidas a propiedades de los agentes individuales (Lane, 1993; Kirman y Gérard-Varet, 1999). La economía experimental también ha contribuido a dramatizar la textura institucional de la realidad social. Dentro de algunos experimentos, los mercados deben ser tratados no como el éter abstracto y universal de la interacción humana, sino como sistemas de reglas diseñados. Los economistas experimentales, mientras simulan mercados en el laboratorio, tienen que enfrentar también el inevitable problema de establecer una estructura institucional específica con reglas de procedimiento. Tal como Vernon Smith (1982: 923) explica: “no es posible diseñar un experimento en el laboratorio sobre asignación de recursos sin diseñar una institución en todos sus detalles”. Esto desafía la idea que el mercado abstracto es un fórum universal de interacción humana libre de cualquier regla específica (McMillan, 2002). La economía experimental también ha apuntado hacia una concepción de racionalidad situada antes que a una independiente del contexto. Sobre la base de observaciones experimentales, Smith (1991: 881, 894) ha ido tan lejos para considerar cómo “las instituciones sirven de herramientas sociales que refuerzan e incluso inducen la racionalidad individual” y “cómo la toma de decisiones se encuentra mediada por las instituciones”. Smith concluye que la racionalidad no emerge puramente de la cognición, sino sólo mediante “la interacción social en curso con otros agentes”. Revisando los resultados de la economía experimental, Graham Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 20 Loomes (1998: 486) propone que las preferencias racionales generalizadas deberían reemplazarse por “reglas prácticas [rules of thumb] específicas a la estructura particular de la tarea de decisión en cuestión”1. A través de la evidencia experimental, Loomes (1997: 137) rechaza la idea que “la gente enfrenta los problemas armada con un conjunto claro y razonablemente completo de preferencias, y que procesa toda sus decisiones de acuerdo a esta estructura de preferencias”. Tanto la economía experimental moderna y la teoría de juegos han revelado las limitaciones de una racionalidad todo- propósito independiente del contexto, y han apuntado hacia las influencias institucionales sobre la racionalidad misma. “El hombre económico racional” ha caído recientemente en tiempos difíciles, luego de haber sido deportado de algunos círculos avant-garde dentro de la economía. Sobre este asunto, la economía experimental ha tenido un fuerte impacto (Kahneman, 1994; Kagel y Roth, 1995). Incluso dentro de las corrientes principales en economía, le han dado crédito a la idea de “preferencias sociales” que incluyen motivos no-egoístas, “de otro tipo” y cooperativos (Fehr y Fischbacher, 2002). En general, los economistas experimentales han convencido a muchos de sus colegas de que la evidencia no apoya el “iluminado calculador de placeres y dolores” satirizado por Veblen (1919: 73) hace mucho tiempo ya. Notablemente, varios economistas líderes admiten ahora una formación de preferencias de carácter endógena y dependiente de la situación (Akerlof y Kranton, 2002; Bowles, 1998, 2004). Por el contrario, entre las décadas de 1940 y 1960 el concepto de preferencias endógenas se criticaba como teóricamente innecesario dentro de la economía, e inconsistente con su aproximación teórica más básica (Stigler y Becker, 1977) 2 . La rehabilitación parcial de las preferencias endógenas es un desarrollo significativo y nos acerca a uno de los grandes temas dentro de la vieja economía institucionalista (Hodgson, 2004). 1 Lo que aquí se expresa como “reglas prácticas” corresponde a una traducción más formal de la expresión coloquial inglesa rules of thumb, que literalmente significa “reglas de pulgar”y refiere a reglas basadas en la experiencia y la práctica, sin fundamentación científica o teórica. Son pequeñas fórmulas para lograr cierto objetivo. En español una expresión similar correspondería a la también coloquial “regla de oro” o “regla de cajón” [N. del T.]. 2 Sin embargo, sí aparecieron ocasionalmente en la literatura discusiones y modelos con un giro en las funciones de las preferencias. Por ejemplo Hammond (1976). ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 21 Aunque la teoría económica se ha fragmentado en un sinnúmero de especialidades técnicamente dirigidas, y nada ha emergido todavía para reemplazar el consenso que prevaleció entre 1950 y 1970, las corrientes principales en economía han cambiado radicalmente. Varios autores han argumentado recientemente que el paradigma neoclásico –incluyendo sus conceptos nucleares de racionalidad y equilibrio- ya no es más eldominante dentro de las corrientes principales; y ha sido reemplazado por una variedad de aproximaciones.3 Esta conclusión se ha visto reforzada por entrevistas a estudiantes graduados de los más prestigiosos departamentos de economía, especialmente en Estados Unidos. Como David Colander sostiene (2005b, 930-931), las corrientes principales en economía han abandonado su “santa trinidad” de supuestos, a saber “racionalidad, codicia y equilibrio”. En su lugar, la visión de la economía está cambiando desde “el estudio de agentes infinitamente brillantes en ambientes ricos en información a una visión de la economía como el estudio de individuos razonablemente brillantes en ambientes pobres en información”. Tal como argumento más abajo, este giro crea una oportunidad masiva para la economía institucionalista y evolutiva, las cuales generalmente han enfatizado la dinámica, incerteza y racionalidad limitada.4 III. LA CAMBIANTE NUEVA ECONOMÍA INSTITUCIONALISTA A la par de los cambios ocurridos dentro de las corrientes principales en economía, importantes cambios han tenido lugar en la “nueva economía institucionalista”, creando nuevas oportunidades para el diálogo y desarrollo. En los 70’ y 80’ un prominente proyecto teórico en la “nueva economía institucionalista” buscaba explicar la existencia de instituciones legales, políticas o sociales a través de la referencia a un modelo de conducta individual dada, trazando sus consecuencias en términos de interacciones humanas. El movimiento explicativo se dio desde los individuos a las 3 Ver por ejemplo Colander (2005a, b), Colander et al. (2004a, b) y Davis (2006). 4 De hecho, los orígenes de la racionalidad limitada se hallan en el trabajo de economistas institucionalistas a principios del siglo XX; y tanto Knight como Keynes, quienes fueron pioneros respecto al concepto de incerteza, tuvieron afinidades con el institucionalismo original (Hodgson, 2004). Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 22 instituciones, tomando ostensiblemente a los individuos como primarios y dados en un “estado de naturaleza” inicial, libre de instituciones. No obstante, dicho programa de investigación fue rápidamente criticado y probado inviable. Alexander Field (1979, 1981, 1984) planteó que la nueva economía institucionalista siempre tiene que presuponer individuos dados actuando bajo el contexto de reglas que rigen la conducta. En el original e hipotético “estado de naturalaleza” del cual habrían emergido las instituciones, varias importantes reglas, instituciones y normas sociales y culturales han sido ya asumidas inevitablemente. Williamson (1975: 20) brillantemente propuso que “en el comienzo hubo mercados”. Luego algunos individuos se abocaron a la creación de empresas y jerarquías que perduraban si involucraban bajos costos de transacción. Sin embargo, el mercado mismo es una institución que consta de complejas reglas. En realidad los mercados involucran normas y costumbres sociales, relaciones de intercambio instituidas y redes de información que necesitan ser explicadas (Hodgson, 1988; McMillan, 2002; Vanberg, 2001). Los mercados no son un punto de partida libre de instituciones. La institución de la propiedad privada también requiere explicación. Se ha planteado que ésta generalmente puede surgir de modo espontáneo por medio de interacciones individuales, que implican reputación y otros efectos (North, 1991). Empero estos argumentos teóricos se quiebran con la inclusión de números grandes o incerteza radical. La posibilidad de que emerjan derechos de propiedad en una sociedad compleja sin ningún rol del Estado ha sido desafiada por varios autores, incluso dentro de la tradición del nuevo institucionalismo (Sened, 1997; Mantzavinos, 2001). No podemos entender el mundo sin conceptos y no podemos comunicarnos sin alguna forma de lenguaje. Tal como los institucionalistas originales plantearon, la transmisión de información desde la institución al individuo es imposible sin un proceso coextensivo de enculturación, en el cual el individuo aprende el significado y valor de la data sensitiva que es comunicada. En general existen buenas razones de porqué comenzar a partir de un individuo dado es generalmente una concepción errónea. ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 23 Esto no significa que la investigación de los nuevos institucionalistas no tenga valor alguno; sino que sugiere que el punto de inicio de las explicaciones no puede estar libre de instituciones. Lo que se requiere es una teoría del proceso, desarrollo y aprendizaje, antes que una teoría que procede desde un “estado de naturaleza” original que es tanto artificial como insostenible. Trygve Haavelmo (1997: 15) en su discurso de aceptación del premio Nobel en 1989 sostuvo que “Las teorías económicas existentes no son suficientemente buenas […] Empezamos por estudiar la conducta de los individuos bajo varias condiciones de elección. […] Luego tratamos de construir un modelo de sociedad económica en sus totalidad mediante un así llamado proceso de agregación. Ahora pienso que esto es de hecho comenzar por el camino equivocado. […] Al empezar por alguna sociedad existente, podemos concebir a ésta como una estructura de reglas y regulaciones dentro de las cuales los miembros de la sociedad deben operar. Sus respuestas a dichas reglas, en tanto individuos que las obedecen, producen resultados económicos que caracterizarían tal sociedad”. Haavelmo sugiere correctamente que las instituciones históricamente específicas deben incluirse en el análisis desde el comienzo. Tal proyecto institucionalista reformulado enfatizaría la evolución de las instituciones, en parte desde otras instituciones antes que desde un hipotético “estado de naturaleza” libre de instituciones. Otros estudios se han desarrollado en esta dirección. Jack Knight (1992) critica gran parte de la literatura neo-institucionalista por negar la importancia de consideraciones distribucionales y sobre el poder en la emergencia y desarrollo de las instituciones. Incluso más claramente, Masahiko Aoki (2001) identifica el problema de una infinita regresión explicativa en la literatura neo-institucionalista y desarrolla una aproximación nueva. Él toma como dados no solo los individuos, sino que también un conjunto de instituciones históricamente otorgadas. Con este material explora la evolución de más instituciones usando teoría de juegos. El siguiente paso, el cual Aoki reconoce pero no completa, consiste en desarrollar un marco de análisis más evolutivo y abierto. La idea familiar en economía de un individuo [self] primario y dado, con su racionalidad todo-propósito, está siendo minada. Lentamente se está aceptando que el razonamiento es imposible sin, e inseparable de, su Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 24 contexto material e institucional. La adopción de una racionalidad situada y dependiente del contexto es consistente con una economía institucionalista en la cual la agencia y la estructura son ambas importantes y mutuamente constitutivas. Significativamente, Douglas North (1994) ha examinado los límites del marco de la elección racional y enfatiza la importancia de las ideologías y las clasificaciones cognitivas. North (1994: 363) vincula estas “clasificaciones” y “modelos mentales” con su contexto cultural e institucional: “Una herencia cultural común provee un medio para reducir la divergencia en los modelos mentales […] y constituye el medio para la transferencia intergeneracional de percepciones unificadoras. […] Las estructuras de creencias se ven transformadas en estructuras sociales y económicas por las instituciones […] La relación entre modelos mentales e institucioneses íntima. Los modelos mentales son las representaciones internas que los sistemas cognitivos individuales crean para interpretar el ambiente; las instituciones son los externos […] mecanismos que los individuos crean para estructurar y ordenar el ambiente”. El reconocimiento de las influencias sociales sobre los individuos ubica a North muy cerca de la vieja tradición institucionalista (Gronewegen et al., 1995; Rutherfor, 1995; Pålsson Syll, 1992). Dicho autor acepta que las instituciones o una “herencia cultural común” pueden de alguna forma reducir las divergencias entre los modelos mentales correspondientes a diferentes individuos, o también afectar las creencias u objetivos individuales. Esto nos lleva de vuelta a un tema en la vieja economía institucionalista que refiere al rol de las instituciones en la fusión de preferencias. La idea de preferencias endógenas y dependientes del contexto encaja con una aproximación más abierta y evolutiva. Si en principio cada componente de un sistema puede evolucionar, así también pueden hacerlo las preferencias individuales. Por supuesto, la mayoría de los economistas reconocen que las preferencias son maleables en el mundo real. Pero a menudo han tomado la suposición de preferencias fijas como un supuesto razonable y simplificador. Sin embargo, cierta maleabilidad en las preferencias puede ser necesaria para explicar completamente la evolución y estabilidad de las instituciones. La estabilidad institucional puede ser ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 25 reforzada precisamente debido a la capacidad reconstitutiva de las instituciones para cambiar las preferencias (Hodgson y Knudsen, 2004). En general, estos desarrollos significan que las barreras anteriormente discernibles entre el original y el “nuevo” institucionalismo son ahora mucho menos claras (Dequech, 2002). IV. EL PAISAJE DE LA TEORÍA ECONÓMICA MODERNA La figura 1 mapea el paisaje de las representaciones teóricas de la interacción individual en economía. La dimensión horizontal refiere al número mínimo de actores en la teoría que nos concierne. La dimensión vertical refiere al grado asumido de conocimiento y consideración deliberativa (racional) de la deliberación (racional) y el conocimiento de otros actores individuales en la teoría. FIGURA 1: Mapeando el dominio de la teoría económica Empezando por la esquina inferior izquierda de la figura, el monopolio simple refiere a la teoría elemental del monopolio –sin discriminación de precios– donde el monopolista meramente enfrenta una curva agregada de demanda, y los consumidores individuales, de esta forma, no caben en la imagen. En la esquina inferior derecha, la competencia Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 26 perfecta contempla la característica competitividad de precios presente en los manuales de economía. Durante gran parte del siglo XX, la teoría económica ha explorado la región linear de la parte inferior de este diagrama, entre monopolio simple y competencia perfecta, incluyendo tempranas teorías de competencia imperfecta sin interacción estratégica. El modelamiento a través de expectativas racionales estableció su prominencia durante los años 70’, y aparece en la esquina superior derecha de la figura. Estos modelos asumen que los agentes, a través de la experiencia, rápidamente se dan cuenta del “verdadero” modelo subyacente de la economía. Asumiendo un número suficiente de otros agentes en competencia, quienes están todos similarmente informados, el ya bien conocido resultado es que las políticas macroeconómicas son inefectivas. Cada agente está anclado a las expectativas de cada otro agente. Ninguno puede escapar al círculo de la determinación racional intersubjetiva, y bajo estos supuestos ningún gobierno puede efectivamente mover el sistema de su equilibrio. No obstante, los supuestos de racionalidad son universales y extremos. También es bien sabido que este resultado no se sostiene siquiera con una relajación parcial de dichos supuestos, tal como la introducción de agentes heterogéneos que varían en sus capacidades de procesamiento de información (Haltiwanger y Waldman, 1985). Consecuentemente, el foco exclusivo en este tipo de modelos de la esquina superior derecha no duró por mucho tiempo. La amplia adopción de la teoría de juegos en los 80’ significó guiar a los economistas un a territorio nuevo. Las interacciones estratégicas fueron consideradas con un número limitado de actores, usualmente bajo el presupuesto de un “conocimiento común de racionalidad” donde no sólo los individuos son racionales, sino que también todos creen que los otros actuarán racionalmente. Así, cada jugador toma nota de lo que cada uno de los otros jugadores hace y sabe. Emergen largas cadenas de razonamiento del tipo “si pienso que ella piensa que yo pienso…”, creando a menudo problemas lógicos intratables de auto-referencia y regresión infinita (Hargreaves y Varoufakis, 1995). La teoría de juegos ocupa la región superior dentro del diagrama. Nótese que el dominio de la teoría del juego se extiende hacia abajo en cierto grado hacia un área donde se asume que los agentes toman en cuenta parcial ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 27 pero incompletamente las deliberaciones estratégicas de los otros. Esta área baja dentro de la caja de la teoría del juego incluye la teoría conductual del juego (Camerer 1997, 2003; Camerer et al. 2004). En la región central del diagrama, entre la teoría del juego y el eje monopolio-competencia de la parte baja, se halla el dominio de las modernas economías evolutivas e institucionalistas. Como en la teoría de juegos, se asume un mundo estructurado de interconectividad limitada gobernado por reglas. Al contrario de gran parte de la teoría de juegos, adopta una visión más limitada de las capacidades individuales deliberativas y calculadoras. La toma de decisiones ocurre en un contexto de complejidad e incerteza radical, limitando las cadenas de razonamiento lógico referentes a las probables reacciones de los otros frente a distintas conductas. El foco analítico en el equilibrio se vuelve menos central, a diferencia de las porciones superiores e inferiores de la figura. Sus fundamentos ontológicos involucran estructuras institucionales y procesos algorítmicos de aprendizaje que incluyen hábitos y reglas similares a programas.5 Citando a Kurt Dopfer et al. (2004: 263): “la idea central es que un sistema económico es una población de reglas, una estructura de reglas, y un proceso de reglas”. Siguiendo a Veblen (1899, 1919), algunos teóricos sostienen que los principios darwinianos generalizados de variación, herencia (o retención) y selección se aplican tanto a procesos sociales como biológicos, a pesar de las grandes diferencias a nivel de detalle (Hodgson y Knudsen, 2006). Esto nos lleva a una proposición ontológica fundamental. La sociedad no es meramente una colección de individuos, también involucra inevitablemente sistemas de reglas a través de las cuales los individuos se comunican e interactúan. Esto sería verdadero en la utopía anarquista, como también es verdadero en el individualismo mercantil tan popular en algunos círculos liberales de políticas públicas. La cooperación voluntaria anarquista requiere algunas reglas concernientes a los derechos individuales y la comunicación interpersonal. Tal como Friedrich Hayek (1960) reconoció, el mercado mismo requiere reglas para poder operar, como ciertos tipos de 5 Ver por ejemplo Arthur (2006) Dopfer (2004), Dopfer et al. (2004), Hodgson (1997, 2004, 2007), Hodgson & Knudsen (2004), Ostrom (2005), Parra (2005), Potts (2000), Vanberg (2002, 2004). RevistaIl Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 28 instituciones son requeridas para proteger la propiedad privada y reforzar los contratos. De hecho, cierta evidencia sugiere un giro gestáltico en ciencias sociales, donde las reglas pasan a ser percibidas como constitutivas de las relaciones sociales y la realidad social. Esto contrasta con el anterior énfasis de la economía tradicional en el cambio incremental y el equilibrio en sistemas donde cada individuo incide en todos los demás.6 La visión emergente es una de interconectividad limitada dentro de los sistemas sociales, esencialmente compuestos por estructuras y procesos algorítmicos de reglas. La teoría de juegos provee una mirada parcial a este mundo estructurado por reglas, con su evocación a reglas y estrategias de pago; pero el nuevo paradigma emergente no se encuentra en ningún caso restringido a esta aproximación matemática particular. La corriente principal de teoría de juegos aún evoca agentes con capacidades racionales irrealmente poderosas. En vez de mentes racionales irrealmente poderosas, el nuevo paradigma resalta una racionalidad altamente limitada y reglas prácticas. Más generalmente, lo que está involucrado es una ontología de algoritmos estructurados y disposiciones tipo regla, interactuando y evolucionando al nivel micro para crear macro-resultados complejos y usualmente impredecibles. Desde tal posición ontológica, la idea misma de interacción individual sin ningún tipo de reglas o instituciones es insostenible. En cambio, la agenda se trata de mejorar algunas instituciones existentes y reemplazar otras donde sea posible y deseable. En cierto sentido, las economías institucional y evolutiva pueden ser más generales que el eje monopolio-competencia de la economía neoclásica. Al centro de la economía neoclásica está la idea de la elección racional en un contexto de escasez. La escasez rara vez es definida, pero lo que es importante y universal es la escasez en un sentido relativo y local, referente a 6 Limitaciones similares se aplican a algunas aproximaciones heterodoxas. Por ejemplo, mientras el marxismo correctamente enfatiza las relaciones sociales, su carácter normativo es subestimado. La imagen ontológica es de estructuras y flujos antes que de instituciones y reglas cognitivamente incorporadas. De esta forma, el economista institucionalista Commons (1925: 686-687) criticaba al marxismo por su “falla en ver la importancia de las costumbres”. ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 29 la disponibilidad inmediata de capacidades y recursos para un agente. Actualmente se reconoce ampliamente que las capacidades humanas de cálculo y deliberación son escasas (en un sentido relativo). Para aquellos que deseen emplearlas, las habilidades y competencias humanas son también de una disponibilidad inmediata limitada. Más aún, especialmente desde el advenimiento de la nueva economía institucionalista, se reconoce que el contexto institucional esencial de la actividad humana no puede establecerse sin costos: las instituciones no están ni inmediatamente disponibles ni son un bien gratuito. La construcción institucional es costosa, en términos de tiempo, recursos y esfuerzo humano. En este sentido, Ugo Pagano (2000) apunta que tanto la racionalidad deliberativa y las instituciones sociales son escasas. Siguiendo el famoso trabajo de Veblen (1899) sobre la Clase Ociosa7, podemos añadir otra dimensión, a saber, escasez social. Bienes veblenianos puros son bienes posicionales como el poder y el status, los cuales contemplan resultados de suma cero e invocan límites sociales a su consumo (Hirsch, 1977; Pagano, 1999). En resumen, las economías institucional y evolutiva involucran una extensión y un entendimiento más profundo del principio de escasez relativa y así, en este respecto al menos, se vuelve más general que la posición neoclásica. V. ALGUNAS BARRERAS PARA EL PROGRESO Sin embargo, los desarrollos reseñados más arriba no significan que la transformación de la economía será fácil o inevitable. Existen varias razones para ser cautelosos. Mark Blaug (1977: 3) ha señalado que con su preocupación por la técnica por sobre la sustancia, la disciplina está en un estado enfermo: “La economía moderna está enferma. La economía se ha convertido crecientemente en un juego intelectual jugado por su propio bien y no por sus consecuencias prácticas para entender el mundo económico. Los economistas han convertido la disciplina en una suerte de matemáticas sociales en donde el rigor analítico lo es todo y la relevancia práctica nada”. ¿Previenen tales factores a los economistas evolutivos e institucionalistas de tomar las oportunidades delineadas más arriba? En 7 El título original del trabajo de Veblen es Leisure Class (1899), traducido como clase ociosa. Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 30 parte, una respuesta a esta pregunta depende de poder considerar el rol del modelamiento o técnica matemática en una disciplina más viable y sana. Tony Lawson (1997) ha sostenido reconocidamente que en tanto la economía se preocupe de sistemas abiertos en el mundo real, entonces los cerrados modelos matemáticos y la econometría serán inapropiados. Por supuesto, modelos matemáticos estrictamente abiertos son imposibles. No obstante, creo que hay una falla seria en este argumento (Hodgson 2006: cap. 6). El hecho que uno use un modelo matemático cerrado no significa que uno sostenga que el mundo real es un sistema cerrado. La adopción del cierre en un modelo no implica el supuesto de un cierre en la realidad. Los modelos y la realidad tienen un status ontológico distinto. Los modelos no son, y no pueden ser, representaciones adecuadas o literales de la realidad. En lugar de eso son una heurística parcial y provisional que nos ayuda a entender y relacionarnos con los fenómenos reales. Consecuentemente, la obsesión actual de los economistas con el formalismo no implica necesariamente que se asuman sistemas cerrados en la realidad. Toda teorización involucra un foco aislador en algunos problemas y un oscurecimiento de otros (Mäki, 1992). Todas las ciencias se hacen cargo de sistemas abiertos pero utilizan modelos teóricos cerrados. El formalismo no implica una ontología de la clausura o cierre, y éste no es su problema. La aseveración de que el formalismo necesariamente implica la proposición de un sistema cerrado real es inválida. El problema con el formalismo en economía se encuentra en otro lugar. ¿Cuál es el problema con el formalismo en economía hoy en día? En gran parte, como Blung expone, la destreza con la técnica formal ha reemplazado la más intuitivamente amplia, metodológica e histórica base intelectual requerida a los grandes economistas. Tales cualidades fueron enfatizadas y personificadas tanto por Alfred Marshall como por John Maynard Keynes. Hoy en día, los economistas ya no son educados sistemáticamente sobre historia económica, filosofía de la ciencia o la historia de su propia disciplina. Estas se han convertido en preocupaciones marginales para los economistas, y las publicaciones en estas áreas a menudo corren con desventaja en la lucha institucionalizada por reconocimiento y promoción. El reclutamiento y avance profesional se dan generalmente sobre la base de la competencia técnica antes que el conocimiento de la economía real o la evolución de esta como una disciplina. ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 31 Este sesgo hacia el formalismo se ha incrustado profundamente e institucionalizado en la academia, alimentándose de la fragmentación de la profesión en especialidadestécnicas que a menudo no poseen el trasfondo generalizador que permite la comunicación y el avance sintético. Estos factores institucionales serán muy difíciles de dominar y revertir. Hay más barreras para el progreso en la economía moderna, aparte del formalismo en sí. Algunos viejos hábitos de pensamiento obstruyen los desarrollos. Mientras muchos economistas han abandonado los supuestos estándar de racionalidad y algunos han abrazado el concepto de las preferencias endógenas, los individuos atomizados todavía ocupan el escenario central de las teorías principales (Davis, 2003). A veces las desviaciones desde la racionalidad son entendidas como meros errores del azar. La “doctrina Harsanyi” de que todos los individuos interpretan la información de una forma similar continúa prevaleciendo en los modelos teoréticos. Cogniciones divergentes de una información dada son consideradas sólo rara vez, incluso después del notable trabajo de George Akerlof y William Dickens (1982). La incerteza radical (knighteana o keynesiana) es rara vez aceptada, en parte porque establece límites severos a las posibilidades de modelos atomísticos de toma individual de decisiones. La economía claramente sigue prendada de Robinson Crusoe y todavía falta ver cuánto se alejará de su vieja idea sobre el individuo como un átomo social independiente. Si bien la economía no debería abandonar sus consideraciones sobre las elecciones e incentivos individuales, el individuo debe posicionarse más firmemente en un contexto social. La individualidad y la cognición son imposibles sin interacción con otros (Hodgson, 1988). A pesar de que ciertos movimientos en esta dirección son evidentes en economía (Bowles, 2004; North, 1994), muchos economistas todavía tienen que darse por enterados. Un conocimiento más amplio de otras disciplinas puede ser útil en este punto. Mientras otras ciencias sociales como la sociología tienen sus propios problemas internos serios, y quizás no se encuentran en una mejor situación general que la economía, los economistas tienen mucho que aprender aquí de teoría social y psicología social. Su obsesión institucionalizada con técnicas estrechas antes que con fundamentos Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 32 conceptuales más amplios es, nuevamente, un severo impedimento al progreso. Estos argumentos sugieren que la transformación de la economía en una ciencia institucionalista y evolutiva no es simplemente un asunto de suposiciones teóricas, sino también de una reforma institucional de la educación superior. Sin tales reformas institucionales en las universidades y otros espacios, que incluyan una base interdisciplinaria más amplia y adecuada, el crecimiento de una economía institucionalista y evolutiva será parcial y desequilibrado. Puede llegar a triunfar en la academia, pero sólo en términos de la adopción de diferentes técnicas teóricas. VI. CONCLUSIÓN A pesar de las reservas expresadas en la sección precedente, las posibilidades para el desarrollo de la economía institucionalista y evolutiva son sin duda mucho mayores hoy que en los 80’ o incluso los 90’. Estas oportunidades han emergido en un momento en que existe una amplia insatisfacción con las aproximaciones neoclásicas, y otras derivaciones de cánones previos están tomando protagonismo. Una prioridad mayor para los economistas evolutivos e institucionalistas es desarrollar una alternativa teorética para reemplazar los enfoques neoclásicos de equilibrio que previamente mantuvieron el dominio. La victoria no es posible sin avances en este frente. Si bien son importantes, los estudios empíricos y sobre políticas no son sustitutos. Es necesario desafiar teorías antiguas con teorías más nuevas. El presente artículo también ha enfatizado la importancia del diálogo interdisciplinario, incluyendo a la psicología, sociología, historia y filosofía. Los especialistas tecnócratas que ahora pueblan los departamentos de economía tienen poca base en lo que refiere a los fundamentos de la investigación en ciencias sociales. Se requiere sabiduría académica y amplitud de conocimiento además de competencias técnicas. Lidiar con las problemáticas planteadas en este ensayo también implica una reconsideración de la naturaleza y de los límites entre las ciencias sociales; y su posible reorganización en diferentes líneas. ¿Economía evolutiva e institucionalista como las nuevas corrientes principales? 33 BIBLIOGRAFÍA Akerlof, G. A. & W. T. Dickens (1982). “The Economic Consequences of Cognitive Dissonance”. American Economic Review, 73(3): 307-319. Akerlof, G. A. & R. E. Kranton (2005). “Identify and the Economics of Organizations”. Journal of Economic Perspectives, 19(1): 9-32. Aoki, M. (2001). Toward a Comparative Institutional Analysis. Cambridge, MA: MIT Press. Arrow, K. J. (1995). “Viewpoint: The Future”. Science, 267: 1617. Arthur, W. B. 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Por ello, el dinero permite tener un registro de complejas redes sociales generadas a nivel personal y colectivo, que posibilitan asociaciones en todos los niveles entre lo local y lo global. Palabras clave: dinero, mercancía, personal, impersonal * El artículo fue originalmente publicado en la Anthropology Today, vol. 23, no. 5, 2007, pp. 12-16, con el título “Money is Always Personal and Impersonal”. Revista Il Quattrocento agradece al profesor Keith Hart los permisos para la traducción y publicación del artículo. La traducción del texto pertenece a Tania Manríquez Roa. Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 40 El proceso mediante el cual los bancos crean dinero es tan simple que la mente es repelida J.K. Galbraith I. EL MISTERIO DEL DINERO La nuestra es una época del dinero. Si la sociedad humana tiene alguna unidad en estos tiempos, ella es al modo de un ‘mercado’ mundial. No hay nada incorrecto con la gente que intercambia bienes y servicios como iguales. Los mercados son indispensables para la extensión de la sociedad. El problema es que funcionan con dinero: algunas personas tienen mucho y la mayoría no tiene el suficiente. El dinero marca las relaciones sociales en las sociedades capitalistas. Pensamos que hay una gran diferencia entre transacciones que involucran pago y las que no. Pero no nos preguntamos si esta situación debería ser así, como tampoco –e incluso menos– de dónde proviene el poder del dinero. Con la excepción de un par de informantes como Galbraith (1995 [1975]), los economistas prefieren mantenernos en el misterio; los medios y los colegios también hacen poco para iluminarnos. Entonces nos sostenemos en nuestra ignorancia de creencias vagas y asediados por una masa de datos triviales, lo cual nos deja a la construcción de defensas personales contra un sistema impersonal que consideramos inevitable. El documental Money as debt (Grignon, 2006) –un hit underground en círculos activistas– busca explicar de dónde proviene el dinero. La mayoría de la gente probablemente piensa que el gobierno emite el dinero que utiliza y que, bajo su vigilancia, los bancos prestan cantidades que son cubiertas por activos como oro y propiedad, o al menos por depósitos en efectivo. De hecho, más del 95% del dinero en circulación es emitido por bancos toda vez que hacen un préstamo. El ‘sistema de reserva fraccionaria’ tradicionalmente los restringía a no prestar más del valor de nueve veces los depósitos en el banco central, pero esta proporción ha aumentado desde entonces, e incluso en algunos casos ya ha dejado de existir. La real base del dinero, sugiere la película, es nuestra firma toda vez que prometemos pagar un préstamo. Los bancos crean ese dinero por la marca de un lápiz y la promesa es luego comprada y vendida en formas crecientemente complejas. La deuda total en la que incurre el gobierno, corporaciones, pequeños negocios y El Dinero es Siempre Personal e Impersonal 41 consumidores, continuamente gira en ascenso dado que los intereses deben ser pagados por completo. La película menciona brevemente algunas soluciones posibles, en las que se incluyen sistemas monetarios locales. Este esfuerzo por desmitificar el dinero es admirable, aunque el mensaje es en muchas formas engañoso. La deuda y el crédito son los dos lados de una misma moneda; uno evoca pasividad en la cara del poder, el otro empoderamiento individual. En Francia y Alemania se piensa que el origen del dinero es la deuda, mientras que en Estados Unidos y el Reino Unido se concibe tradicionalmente como el crédito. Cualquiera de los términos posee intereses, faltando en ambos casos el carácter dialéctico de las relaciones involucradas. El rol de los bancos autorizados por el Estado en la creación de dinero involucra algo de prestidigitación, pero ellos también están sujetos a las mismas restricciones financieras que los negocios comunes. La película demoniza a los bancos y los intereses en particular, dejando a los espectadores aliviados al no mostrar el activo rol que cada uno de nosotros juega para sustentar el sistema. Hoy el dinero es provisto por una red global extendida de instituciones económicas de muchos tipos, y la norma del crecimiento económico es alimentada por nuestro propio deseo de tener éxito, no sólo por el interés bancario. Money as debt es una fábula que nunca va más allá de los supuestos insulares de la sociedad norteamericana del silgo XX. Nada dice sobre la actual crisis económica mundial, aún teniendo aspectos suficientemente anunciados en los medios. El déficit del gran comercio y del presupuesto de la economía de Estados Unidos es financiado principalmente por Japón, China, Korea, los Estados del Golfo Pérsico y el Reino Unido (y no por los bancos de Estados Unidos). La caída del dólar parece estar limitada sólo por su rol como la moneda mundial, por ser la unidad de medida para el comercio del petróleo, y por el deseo de sus acreedores de retener el valor de su moneda local. Los intereses en riesgo en la economía energética global se encuentran manifiestos en la guerra por el petróleo del Medio Oriente: el desbalance del comercio refleja la transferencia de producción manufacturada y muchos servicios de Occidente a Asia. Además, desde la invención de los futuros del dinero en 1975, los flujos de dinero mundiales –abastecidos por apuestas en los precios futuros de activos especulativos como índices de acciones de mercado (‘derivados’) Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 42 – ahora empequeñecen el volumen del comercio internacional y, aún más, los presupuestos nacionales (LiPuma & Lee, 2004). El mercado habitacional estadounidense ocupa una parte importante de toda esta deuda de capital no realizada, especialmente los préstamos arriesgados conocidos como ‘hipotecas sub-óptimas’
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