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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/304581587 LAS FLORES COMESTIBLES Chapter · September 2014 CITATIONS 0 READS 11,511 2 authors, including: maria de jesus ordoñez Universidad Nacional Autónoma de México 63 PUBLICATIONS 1,217 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by maria de jesus ordoñez on 29 June 2016. The user has requested enhancement of the downloaded file. https://www.researchgate.net/publication/304581587_LAS_FLORES_COMESTIBLES?enrichId=rgreq-8f9819f1c2ed50f2ce63027afcae7fbb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMwNDU4MTU4NztBUzozNzg0MjY4OTc3ODA3MzZAMTQ2NzIzNTQxMTg0NA%3D%3D&el=1_x_2&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/publication/304581587_LAS_FLORES_COMESTIBLES?enrichId=rgreq-8f9819f1c2ed50f2ce63027afcae7fbb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMwNDU4MTU4NztBUzozNzg0MjY4OTc3ODA3MzZAMTQ2NzIzNTQxMTg0NA%3D%3D&el=1_x_3&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/?enrichId=rgreq-8f9819f1c2ed50f2ce63027afcae7fbb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMwNDU4MTU4NztBUzozNzg0MjY4OTc3ODA3MzZAMTQ2NzIzNTQxMTg0NA%3D%3D&el=1_x_1&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Maria-De-Jesus-Ordonez?enrichId=rgreq-8f9819f1c2ed50f2ce63027afcae7fbb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMwNDU4MTU4NztBUzozNzg0MjY4OTc3ODA3MzZAMTQ2NzIzNTQxMTg0NA%3D%3D&el=1_x_4&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Maria-De-Jesus-Ordonez?enrichId=rgreq-8f9819f1c2ed50f2ce63027afcae7fbb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMwNDU4MTU4NztBUzozNzg0MjY4OTc3ODA3MzZAMTQ2NzIzNTQxMTg0NA%3D%3D&el=1_x_5&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/institution/Universidad_Nacional_Autonoma_de_Mexico?enrichId=rgreq-8f9819f1c2ed50f2ce63027afcae7fbb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMwNDU4MTU4NztBUzozNzg0MjY4OTc3ODA3MzZAMTQ2NzIzNTQxMTg0NA%3D%3D&el=1_x_6&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Maria-De-Jesus-Ordonez?enrichId=rgreq-8f9819f1c2ed50f2ce63027afcae7fbb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMwNDU4MTU4NztBUzozNzg0MjY4OTc3ODA3MzZAMTQ2NzIzNTQxMTg0NA%3D%3D&el=1_x_7&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Maria-De-Jesus-Ordonez?enrichId=rgreq-8f9819f1c2ed50f2ce63027afcae7fbb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMwNDU4MTU4NztBUzozNzg0MjY4OTc3ODA3MzZAMTQ2NzIzNTQxMTg0NA%3D%3D&el=1_x_10&_esc=publicationCoverPdf 247 < Xompantli, flor de exquisito sabor © edith pérez flores S irva la cita de Marjorie Ross González para reiterar ese “océano de símbolos” que reviste a la alimentación en México y, muy concretamente, la contribución del país a la gastronomía mundial. El paso de la simple recolección de plan- tas a su manipulación derivó en el legado mesoamericano de productos como el maíz, el amaranto, el jitomate, el tomate, el aguacate, el maguey y el nopal, por mencionar solo algunos. En cuanto a la flor, valga recordar que el término xochitl aparece en el calendario náhuatl para indicar no solo el paso 1Agradezco a la doctora Lourdes Arizpe la invitación a colaborar en su libro con este tra- bajo, el cual se pudo realizar con el apoyo del proyecto PAPIIT ID300702-3 “Evaluación de es- trategias de manejo de recursos en comunidades rurales de Morelos, Tabasco y Quintana Roo”. El acto de alimentarnos es un proceso multifacético, el cual hace referencia a una diversidad de hábitos y creencias, que conforman uxn componente importante de nuestro universo cultural, nacional, regional, continental y planetario […] La cocina es una metáfora de la cultura, que engloba todos los aspectos de la vida humana. Nuestra especie no come solo con el cuerpo. Lo hace también con la mente; no somos una máquina cartesiana que simplemente consume energía; comer es sumergirse en un océano de símbolos […] La alimentación forma parte de un sistema de símbolos, que a su vez —literal y metafóricamente— nos informa, nos transforma y nos recrea. LAS FLORES COMESTIBLES MARÍA DE JESÚS ORDÓÑEZ MARÍA DE JESÚS ORDÓÑEZ248 del tiempo, sino la presencia de los dioses, quie- nes determinaban la época de preparar la tierra para ser sembrada, el tiempo de la siembra de las semillas y de la resiembra si se atrasaban las lluvias, hasta la época de cosecha. La flor era también el signo de lo noble y lo precioso; repre- sentaba los perfumes y las bebidas; surgía de la sangre del sacrificio y coronaba los jeroglíficos. Según Heyden (1983) la flor representaba la vida, la muerte, los dioses, la creación, el hombre, el lenguaje, el canto y el arte, la amistad, el señorío, el cautivo en la guerra, la misma guerra, el cielo, la Tierra… Acompañaba al hombre desde su concepción y nacimiento hasta su entierro. Para León-Portilla (1993), “Xochitl in cuicatl es uno de los difrasismos nahuas de más alto contenido… es lo más elevado que hay en la tierra… es el úni- co camino para decir lo verdadero en la Tierra... Al parecer, además, las flores manifestaban la ex- trema diversidad del universo, la profusión y la nobleza de los dones divinos”. En el universo de los cantos nahuas, las flores son omnipresentes y más que evocar tal o cual especie de flor, los cantos nacen, se elevan, se esparcen y concluyen con ellas. Para los hombres y mujeres nahuas […] las flores son su deseado atavío, son su riqueza en la Tierra […] por ello los poetas viajan a Xochitlalpan, la Tierra florida, donde el poeta dia- loga con el colibrí precioso y la mariposa de fuego. Allí resuenan los xochicuicatzin, cantos floridos, y allí abundan las flores que alegran el corazón. El poeta las recoge para llevarlas a los señores, regocijarlos y coronarlos con ellas. Las flores son metáfora, se convierten en verbo y adjetivo, y permean el espacio y el tiempo en que viven los nahuas […] Los espacios floridos, es decir hermosos y atrayentes son recor- dados en los cantos: xochithualli, patios floridos; xochichincalli y xochimilli, jardines y semente- ras; xochipetlatl, esteras de flores; xochicalli, casas de flores, y en suma, xochitlaltipac, la superficie florida de la Tierra [León-Portilla, 2006]. Los pueblos mesoamericanos cultivaron las flores en terrazas, patios y jardines especiales, como el de Oaxtepec. En las crónicas novohispa- nas se dice que los señores del Anáhuac tenían en muy alta estima a las flores, y como símbolo de respeto, todo aquel que solicitaba hablar con el emperador Moctezuma, llevaba como presente un ramo de flores. Según explica Zelia Nutall (1920), entre los na- huas se conocían diversos tipos de jardines, como el Xochitenpayo o jardín amurallado; el Xochitenpan- > Calabaza que te quiero en flor © edith pérez flores LAS FLORES COMESTIBLES 249 MARÍA DE JESÚS ORDÓÑEZ250 EN LAS CRÓNICAS NOVOHISPANAS SE DICE QUE LOS SEÑORES DEL ANÁHUAC TENÍAN EN MUY ALTA ESTIMA A LAS FLORES, Y COMO SÍMBOLO DE RESPETO, TODO AQUEL QUE SOLICITABA HABLAR CON EL EMPERADOR MOCTEZUMA, LLEVABA COMO PRESENTE UN RAMO DE FLORES. calli, que era un palacio con jardines de placer para las clases gobernantes; el Xochichinancalli o jar- dín pequeño de la clase humilde, y el Xoxochoitla, que designaba a los lugares en donde se cultiva- ban muchas flores. La autora indica que los jardi- nes de México debieron ser generalmente sitios cercados, destinados al cultivo de las flores, seme- jantes a los huertos cerrados de los monasterios (hortus conclusus), que fueron el ideal de los antiguos romanos y de los amantes de la jardine- ría en el Viejo Mundo. Algunos jardines alcanzaron un esplendor ex- cepcional, como el de Chapultepec, en el que se aprovecharon con gran acierto las características ambientales, cultivándose grandes extensiones de coníferas, de las que aún hoy quedan vigorosos ejemplares. Moctezuma también estableció jardi- nes de tipo natural, como el de El Peñón y el de Atlixco, que funcionaron realmente como zonas de reserva biológicapara plantas y jardines. Cabe mencionar que estos jardines jugaron un papel equivalente al que desempeñan los modernos jar- dines botánicos. Con la Conquista, los españoles prohibieron el cultivo de muchas flores asociadas a los ritos religiosos de los aztecas. Asimismo, introdujeron numerosas plantas del Viejo Mundo, algunas de las cuales sustituyeron los usos, valores y signifi- cados de las plantas nativas. LA COCINA MEXICANA, SÍNTESIS DE LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA Y CULTURAL Durante el Mesolítico (alrededor de 8000 a.C.), el clima en el continente americano se volvió más cálido y seco que en el Paleolítico, al tiempo que disminuyó la caza mayor y se incrementó la re- LAS FLORES COMESTIBLES 251 colección de semillas, frutos y raíces. Los grupos humanos observaron con mayor detenimiento a las plantas e identificaron las estaciones y áreas en las que los frutos se producían y maduraban. También detectaron las plantas venenosas y las nutritivas, las cuales les proporcionaban la energía suficiente para mantenerse sanos, crecer y reproducirse. De acuerdo con los restos arqueológicos en- contrados en las cuevas, esos primeros poblado- res consumían nueces, bellotas, calabazas, hojas de maguey y mezquite, entre otros alimentos. Las semillas y las raíces se molían en lajas de piedra o morteros para producir harinas comestibles. Con el cambio climático y el exceso de cacería, varias especies de animales se extinguieron, así que los humanos tuvieron que concentrarse en la recolec- ción de plantas silvestres y semillas, así como en la caza de pequeños animales como venados, cone- jos, tlacuaches, tortugas y aves (véase cuadro 1). El desarrollo de la agricultura tomó miles de años. Los recolectores observaron el proce- so de crecimiento de las plantas y aprendieron a seleccionar los frutos más grandes o dulces, a obtener las semillas de las plantas y a seleccionar aquellas plantas que querían reproducir. Al pa- recer, la calabaza fue uno de los primeros frutos en ser cultivados. Además de servir de alimento, tuvo usos muy diversos, especialmente como re- cipiente o vaso para almacenar semillas, agua u otros alimentos. Su registro data de 7500 a.C. en el valle de Oaxaca. En el proceso de domestica- ción le siguieron el chile, el frijol y el maíz, hacia 3500 a.C. La agricultura permitió el establecimiento de pequeñas villas o caseríos permanentes y el forrajeo de áreas circundantes. Se estima que las plantas cultivadas aportaban la mitad de la dieta; la otra mitad provenía de las plantas silvestres, la caza de pequeños animales y los recursos acuáti- cos. El tomate verde, el cacahuate, la guayaba, la jícama, el camote y la yuca empezaron a cultivar- se entre 200 a.C. y 700 d.C. La disponibilidad de alimento adicional permitió el incremento de la población (Long-Solís y Vargas, 2005). De acuerdo con Sahagún (1938), los mexicas consumían algunas flores comestibles y condimen- ticias. Las primeras son verduras o quelites (quilitl, verduras tiernas comestibles), y entre ellas desta- ca la ayoxochiquilitl o flor de calabaza (Cucurbita spp.) y el huauquilitl o huauzontle (Chenopodium berlandieri). Las flores condimenticias eran muy apreciadas por su suave aroma y delicado sabor, de modo que se utilizaban, por ejemplo, para aro- matizar bebidas preparadas con cacao. Es el caso MARÍA DE JESÚS ORDÓÑEZ252 de la yoloxochitl (Talauma mexicana), la eloxochi- quahuitl (Magnolia dealbata) y la cacahuaxochitl o rosita de cacao (Quararibea funebris). Linares y Bye (2011) refieren que las flores co- mestibles en el México antiguo eran clasificadas como hierbas, de las cuales casi 89 por ciento per- tenecen a seis familias de plantas dicotiledóneas: la del girasol (Asteraceae), del apio (Apiaceae), del haba y el frijol (Fabaceae), del amaranto (Amaran- thaceae), del huauzontle (Chenopodiaceae) y de la mostaza (Brassicaceae). En cuanto a la preparación y disfrute de estos productos, López Morales, citando a Edgar Morin señala: “es innegable que, el meollo de toda cultura reside en su gastronomía”. Y Ross González cita la lucidez de Octavio Paz, que le permite incursionar en el tema de la muy reconocida cocina mexicana: “Aunque la necesidad de sobrevivir por la alimen- tación y la procreación es común en todos los se- res vivos, los artificios con que el hombre afronta a esta fatalidad lo convierten en un ser aparte”. Así, al hablar de la gastronomía nacional hay que partir del hombre hecho de maíz, de las divi- nidades que rigen el ciclo agrícola y de la organi- zación social de las comunidades que ejercen sus saberes ante el cultivo de la milpa y el fogón, y los van transmitiendo de generación en generación. Mención especial merecen en este sentido las flores. Más allá de los usos meramente ornamen- tales, estos productos han servido de alimento y condimento para deleite de propios y extraños durante siglos. Con las flores se pueden preparar manjares completos, guarniciones o coloridas en- saladas, y buena parte de ellas se utiliza también para aromatizar bebidas, licores o infusiones. Y ni qué decir de su papel protagónico en la mitología y la literatura. En la mitología griega, la rosa nace de la sangre de Venus; mientras que en la mitología India, de la rosa nace la diosa del amor y la belleza; en la Isla de Java existe la leyen- da de que las orquídeas se formaron del chal de una diosa. En la literatura, por ejemplo, en Como agua para chocolate, la novela de Laura Esquivel, los pétalos de rosa son el ingrediente especial con el que se preparan las codornices; su consumo des- pierta la pasión entre los comensales. De la misma manera, Isabel Allende menciona en Afrodita una selección de flores que estimulan el erotismo. FLORES COMESTIBLES DE MORELOS: TRES FAMILIAS En México se tienen registradas más de 100 flo- res comestibles. Y, al igual que en otras regiones del país, en el estado de Morelos se consumen LAS FLORES COMESTIBLES 253 Acariciarte flor de calabaza junto al huitlacoche © edith pérez flores mayoritariamente las de tres familias botánicas, tal como se detalla a continuación: Cucurbitáceas Se trata de plantas herbáceas, generalmente anua- les, con tallos gruesos y jugosos, monoicas y, con menos frecuencia, dioicas. A esta familia perte- necen las calabazas (Cucurbita pepo, Cucurbita máxima, Cucurbita mexicana y otras especies), el chilacayote (Cucurbita ficifolia), el pepino (Cucu- mis sativus), la sandía (Cucumis vulgaris), el me- lón (Cucumis melo) y el chayote (Sechium edule). La calabaza es originaria de México y se cul- tiva desde hace más de 7 mil años. En la cocina nacional se consume toda la planta; los zarcillos y hojas se utilizan en ensaladas, en tanto que los frutos pueden servirse hervidos, al vapor o asados. En Morelos se destinan parcelas completas a la producción de la flor de calabaza. En Cuerna- vaca persisten asentamientos rurales de antiguos pueblos que con el crecimiento urbano han sido absorbidos por la ciudad, de tal suerte que en Tlal- tenango, Chamilpa, Ocotepec, Santa María, Analco MARÍA DE JESÚS ORDÓÑEZ254 y otros pueblos aún se cultiva la flor de calabaza. Se comercializa tanto en las puertas de las vivien- das como en las calles y mercados de la ciudad. Al ser una planta anual de rápido crecimiento (dos meses y medio para florecer y formar frutos), con buenas lluvias se pueden sembrar hasta dos ciclos en un año (verano y otoño). Una parcela de mil metros puede contener igual cantidad de plantas, y durante un mes el productor puede cosechar casi diariamente de 10 a 15 manojos de flores y vender- los a 10 pesos cada una. En las mañanas el paisaje cuernavacense es adornado por los vendedores de flor de calabaza que recorren a pie los pueblos y colonias ofreciendo su dorada cosecha. La flor de calabaza formaparte de la cocina tradicional mexicana, para lo cual se limpia (qui- tándole los pelos rígidos de los tallos) y se fríe con cebolla y epazote. Sirve como relleno de que- sadillas y también se utiliza en sopas como la de milpa, en la que se mezcla con granos de elote en caldo de pollo. La cocina moderna ha creado la crema de flor de calabaza, en la que esta se mue- le con leche y un poco de harina (como espesan- te). La cocina fusión y la nouvelle cuisine ofrecen flores de calabaza rellenas, capeadas y fritas, que se sirven en caldillo, como parte de ensaladas o como adorno de vistosos platillos. Leguminosas El colorín pertenece a esta familia y al género Eryihtrina, el cual comprende 104 especies, de las cuales 51 se distribuyen en América y alrede- dor de 30 tan solo en el estado de Morelos. Este árbol se caracteriza por alcanzar cuatro o cinco metros de altura, ser resistente a la sequía y ayu- dar al enriquecimiento de los suelos. Se utiliza para construir cercas vivas y como sombra del café o del cacao, por lo que también se le cono- ce como madre mansa. Su madera, ligera y muy blanda, se emplea para hacer esculturas, tapo- nes de botella y otras artesanías. Sus semillas son como pequeños frijoles de color rojo, que se aprovechan para hacer collares que protegen del mal de ojo. Las flores, de color rojo brillante, se agrupan en racimos cónicos. La floración coincide con la Cuaresma, época en la que las flores se comer- cializan en los mercados. También se les conoce como carne de Cuaresma, gasparito, pito o espa- ditas. Generalmente se cosechan por las mañanas, cuando aún conservan el rocío matinal, luego de lo cual se colocan en canastos amplios para que no se maltraten. Se venden por “montones” o me- didas (latas de sardinas). Se preparan limpiándo- las de los pistilos y estambres. Solo se consumen LAS FLORES COMESTIBLES 255 los pétalos; las estructuras florales se quitan para evitar el sabor amargo. Se dejan hervir en agua y se retiran del fuego con el primer hervor. Una vez hervidas se mezclan con huevo. Algunas personas incluso las fríen con pollo deshebrado. También se sirven secas o en diferentes caldillos, que pue- den ser de jitomate o chile guajillo. Agaváceas Dentro de esta familia de plantas arbóreas, que viven en las regiones áridas de México y Esta- dos Unidos, destaca la yuca o izote. Tiene cierto parecido con la palma, con hojas fuertes, tiesas y punzantes, agrupadas en el ápice del tallo o de las ramas. Estas hojas poseen fibras muy resis- tentes, empleadas a menudo en la industria tex- til. Las flores, que crecen en racimos vistosos y abundantes hasta alcanzar el metro de altura, se cosechan en los meses previos a la aparición de las lluvias. Se limpian para dejar solo los péta- los, los cuales se hierven y, una vez cocidos, se capean y se sirven en caldillo o secos. Sin em- bargo, en Morelos la yuca se consume menos que en otras partes de la república. No es fácil encon- trarla en los mercados locales. Es más frecuente verla como planta de ornato en casas y jardines públicos. Finalmente, podemos decir que las flores han estado presentes en la mesa de los mexica- nos desde tiempos prehispánicos, es muy proba- ble que con el paso del tiempo, su importancia y simbolismo haya cambiado, no así el interés tan- to de los cocineros como de los comensales por incorporarlas en numerosas y variadas formas en la cultura culinaria del país. El 16 de noviembre de 2010 la gastronomía mexicana fue reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por su gran variedad de platillos y recetas, que in- corporan un gran número de ingredientes de muy diversas regiones del mundo, aunada a la gran complejidad que implica la preparación de nume- rosos platillos. En Morelos, vemos que las flores que actualmente se consumen son reminiscencias del pasado culinario de México que se niega a mo- rir, transformándose, adecuándose y adaptándose a los tiempos modernos. PERIODO ETAPA HALLAZGOS Paleolítico Mesolítico 14000 a 9600 a.C. Cazadores-recolectores comienzan a recolectar plantas como el nopal (Opuntia spp.) y el maguey (Agave spp.). Neolítico 9600 a 7000 a.C. Se intensifica y especializa la recolección de plantas como la ciruela (Spondias mombin L.) y el pochote (Ceiba parvifolia Rose). En Tehuacán se identificaron signos de domesticación de la calabaza (Cucurbita argyrosperma Hort. Ex L.H. Bailey), el aguacate (Persea americana Mill) y el amaranto (Amaranthus cf. cruentus L. y A.cf. leucocarpus Wats). CUADRO 1 RECOLECCIÓN Y CULTIVO DE PLANTAS EN MESOAMÉRICA MARÍA DE JESÚS ORDÓÑEZ256 PERIODO ETAPA HALLAZGOS Neolítico 7000 a 5400 a.C. Se incrementa el uso de plantas domesticadas y se establecen asentamientos humanos denominados “aldeas hortícolas”. Se practica una agricultura incipiente. Probablemente se incorpora el maíz (Zea mays L.). Neolítico 4300 a 3500 a.C. Cultivo de plantas domesticadas de maíz, calabaza y frijol en parcelas relativamente grandes, para sostener asentamientos humanos mayores que los de etapas anteriores. Elaboración propia con base en The Origins of Agriculture and Settled Life (1992) y The Prehistory of the Tehuacan Valley (1967) de Richard MacNeish. LAS FLORES COMESTIBLES 257 BIBLIOGRAFÍA Caballero, J. (1984). “Recursos comestibles potenciales”, en T. Reina (ed.) Seminario sobre la alimentación en México. 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