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Guerra e Propaganda

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Guerra, propaGanda y periodismo para la paz
miGuel vÁzquez liñÁn
Grupo interdisciplinario de Estudios en Comunicación, Política y cambio 
Social (Compolíticas1)
Coordinador del Observatorio Eurasia2
Universidad de Sevilla
durante los últimos años se ha ido formando un consenso casi gene-
ralizado, en los estudios sobre conflictos bélicos, en torno a la impor-
tancia estructural que ha adquirido la información en el desarrollo de 
los mismos. la necesidad de planeación propagandística de la guerra 
está ya fuera de duda en casi cualquier cuartel general, sea éste de un 
ejército regular, de una formación guerrillera o de un grupo terrorista. 
la propaganda es una necesidad militar y, por lo tanto, podemos decir, 
con poco miedo a equivocarnos que, de una forma u otra, no hay guerra 
sin propaganda. de hecho, la ecuación a veces se invierte y la guerra 
pasa a ser una necesidad propagandística. como apunta Giovanni porzio 
sobre el conflicto armado en somalia, la operación Restore Hope en la 
ex - colonia italiana del Cuerno de África, lanzada en 1992 por Estados 
Unidos y un nutrido grupo de países aliados, fue casi una ‘imposición’ 
de los medios de masas.3 más reciente, la llamada guerra contra el 
terrorismo, en sí planteada en términos propagandísticos, está siendo 
 1. Grupo interdisciplinario de estudios en comunicación, política y cambio social 
(compoliticas) http://alojamientos.us.es/cico/index.htm
 2. observatorio eurasia http://www.observatorio-eurasia.blogspot.com/
 3. pizarroso quintero, a. (2005) Nuevas guerras, vieja propaganda. De Vietnam 
a Irak. madrid. p. 21.
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prolífica en este tipo de «batallas mediáticas»; philip Hammond, comenta 
una de estas operaciones: las fuerzas especiales estadounidenses que 
entraron en Kandahar en 2001, por ejemplo, estaban ostensiblemente 
involucradas en una «operación encubierta» que fue grabada por ellos 
mismos y difundida por todo el mundo. La operación tuvo un dudoso 
valor militar ya que, como reveló Seymour Hersh en el New Yorker, 
los pathfinders del Ejército ya habían estado allí con antelación para 
asegurarse de que el área no era peligrosa.4
no es una situación nueva. la persuasión ha estado ligada a la guerra 
desde el momento en que nos es posible rastrear la historia de ambos 
fenómenos. sun tzu advertía a los estrategas militares, en sus escritos, 
recopilados bajo el título El arte de la guerra y fechados entre los siglos 
v y iii a. c., de la importancia de persuadir al enemigo: Una operación 
militar implica siempre engaño. Aunque seas competente, aparenta ser 
incompetente. Aunque seas efectivo, muéstrate ineficaz.5 la guerra ha 
incluido siempre persuasión, censura militar y política (llevada a cabo 
por la dirección de los diferentes bandos, sean estos estatales o no), 
dificultades para los periodistas (y sus equipos, sobre todo en el caso de 
la televisión) a la hora de acceder al campo de batalla, sistemas de lo 
que algunos denominan news management, es decir, el establecimiento 
de operativos para suministrar material propagandístico a los correspon-
sales (resúmenes de prensa, comunicados, imágenes interesadas, etc.)… 
tampoco hay guerras sin llamadas a la lealtad, la unidad, al patriotismo, 
sin peregrinas interpretaciones de la Historia y, dentro de la propia 
profesión periodística, sin discusión sobre el «derecho a saber» del 
ciudadano versus el «secreto militar». y, dicho esto, ¿qué entendemos 
por propaganda? merece la pena que nos detengamos a recordar, aunque 
de forma somera, algunas de las respuestas a esta pregunta.
1. sobre el concepto propaGanda
con alejandro pizarroso (1993), comenzaremos diciendo que la propa-
ganda es un proceso comunicativo que incluye información y persuasión, 
 4. lyncH, jake y mcGoldricK, annabel (2005) Peace journalism. stroud, Glouces-
ters. p. xiii.
 5. sun tzu (2000, versión de thomas cleary) El arte de la guerra. méxico df (et.
al.). p. 21.
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y tiene como objetivo esencial la difusión de ideas. desde este punto de 
vista, se trataría de un proceso de persuasión porque, en efecto, implica 
la creación, reforzamiento o modificación de la respuesta; pero también 
es un proceso de información sobre todo en lo que se refiere al control 
del flujo de la misma.6
aun siendo conscientes de la dificultad, si no de la imposibilidad, de 
aprehender en una definición un proceso complejo y multidimensional 
como el que aquí intentamos describir, nos será de utilidad exponer 
algunas de las aproximaciones de mayor predicamento entre los estu-
diosos del tema. quizás sea la definición de violet edwards una de la 
más recurrentes en los estudios sobre propaganda: 
Expresión de una opinión o una acción por individuos o grupos, delibe-
radamente orientada a influir opiniones o acciones de otros individuos 
o grupos para unos fines predeterminados.7
influir deliberadamente con unos fines predeterminados: es la clave 
del proceso. creemos necesario, para delimitar el campo de estudio, 
incluir el concepto de intencionalidad en la definición de propaganda. 
edwards lo hace; no así oliver thomson (1999), que propone eliminar 
lo «deliberado» y lo «sistemático» de la descripción del proceso, que 
quedaría como sigue: uso de técnicas de comunicación de todo tipo, por 
parte de un grupo de personas, para conseguir cambios en las actitudes 
o comportamientos de otro grupo.8 thomson señala que son muchos los 
ejemplos, a lo largo de la historia, en los que la difusión de ideas políticas 
y religiosas se han llevado a cabo con poca o ninguna premeditación o 
plan concebido. y está en lo cierto. también pizarroso hace hincapié en 
la necesaria multidisciplinariedad del estudio de la propaganda y añade 
que su historia no debería referirse sólo a lo que es manifiestamente 
tal, sino a todo el complejo sistema de comunicación humana en una 
sociedad donde cada mensaje (escrito, hablado, simbólico, etc.) puede 
jugar una función propagandística independientemente, algunas veces, 
 6. pizarroso quintero, a. (1993) Historia de la Propaganda. Notas para un 
estudio de la propaganda política y de guerra. madrid. p. 27.
 7. Ibid. p. 28
 8. tHomson, oliver (1999) Easily Led. A History of Propaganda. thrupp, stroud, 
Gloucestershire. p. 5.
346 miGuel vÁzquez liÑÁN
de que al ser producido hubiera o no una intencionalidad definida en 
ese sentido.9
no siempre es fácil conocer la intención del emisor de un mensaje en 
el momento en que decidió su difusión, sobre todo cuando hablamos de 
tiempos lejanos de los que conservamos pocas fuentes; si mantenemos 
como criterio la intencionalidad, es indudable que este problema surgirá 
a menudo. pero tampoco parece solucionar estas cuestiones la posición 
de ver toda comunicación como propagandística, con lo que el objeto 
de estudio se antojaría inabarcable. en cualquier caso, parece razona-
ble diferenciar entre mensajes que deliberadamente han sido creados y 
difundidos con objetivos propagandísticos y aquellos otros de los que 
se ha hecho un uso propagandístico a posteriori, como tantas veces ha 
ocurrido con la apropiación política de, por ejemplo, determinadas obras 
literarias e incluso de la memoria de sus autores.
es también terreno común en las definiciones del término propaganda 
la referencia al objetivo de «cambiar actitudes y comportamientos» del 
receptor; «convencer» es otro concepto que gravita sobre la mayoría de 
dichas definiciones, muchas de ellas deudoras de los estudios que sobre 
este proceso comunicativo se llevaron a cabo, principalmente en estados 
unidos, durante el período de entreguerras.
la citada definición de violet edwards, por ejemplo, fue publicada en 
1938, en el marco del trabajo que desarrollase en esos años el instituto 
para el análisis de la propaganda, creado, en 1937 con el objetivo de 
«educar» al público estadounidense en la naturaleza de la propaganda 
política. la primera Guerra mundial marca, sin duda, el estudio de la 
propaganda;jesús timoteo se refiere al efecto que produjo en la sociedad 
norteamericana el conocimiento (tras el conflicto) de que habían sido 
manipulados por sus gobiernos para cambiar su visión sobre la guerra en 
europa: cuando los soldados vuelven del frente en Europa y contrastan 
lo que ellos han vivido con lo que sus gobiernos contaron se produce 
un sentimiento generalizado de rechazo.10
durante la guerra se utilizaron todas las fórmulas conocidas para 
influir en las actitudes y las opiniones de los ciudadanos, para ganarse 
sus «corazones y sus mentes». Había llegado el momento de plantearse 
 9. pizarroso quintero, a. (1993) p. 25.
 10. timoteo Álvarez, jesús (2005) Gestión del poder diluido. La construcción de 
la sociedad mediática (1998-2004). madrid. p. 163.
347 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
el estudio sistemático y «científico» de la propaganda. eso sí, el término 
comienza a no ser políticamente correcto y a cargarse de unas connotaciones 
negativas que llegan hasta nuestros días y han dado lugar a numerosos 
eufemismos para evitar el término «propaganda». interesa, en estos años, 
encontrar un método fiable para la persuasión de masas y, sobre todo, 
calcular (medir) sus efectos en el público. el reto era complicado y no 
se conseguirá, pero el período de entreguerras nos deja nombres como 
Walter lippmann, Harold lasswell o edward bernays, cuyas teorías son 
tan discutibles como grande su influencia hasta hoy.
lippmann había trabajado, durante la primera Guerra mundial, como 
especialista del gobierno norteamericano en inteligencia militar. escribió 
editoriales para The New Republic apoyando la entrada de eeuu en la 
guerra, interrogó a prisioneros y redactó panfletos propagandísticos para 
la retaguardia. en 1922, recoge sus impresiones en La Opinión Pública, 
texto ya clásico en el que lippmann se muestra tajante: podemos tener 
la certeza de que en el ámbito de la vida social, lo que se denomina 
adaptación de los individuos al entorno tiene lugar por medio de fic-
ciones.11 en esta línea, el autor se pregunta: ¿qué es la propaganda, 
más que el esfuerzo por alterar la imagen ante la que los individuos 
reaccionan, con el fin de reemplazar un modelo social por otro?.12 
lippmann sienta las bases de una visión recurrente de la propaganda 
como forma de «construcción del consenso» (manufacturating consent), 
que nos ayuda a simplificar una realidad compleja e inabarcable para el 
ciudadano medio, pero también a interpretarla desde la perspectiva del 
poder, siempre tendente a la integración del receptor en un determinado 
orden establecido. este proceso de simplificación-interpretación requiere 
la manipulación simbólica. lasswell incidiría en este punto, definiendo 
propaganda como la dirección de las actitudes colectivas a través de la 
manipulación de los símbolos significativos.13
bernays (1928) pondría también nombre (engineering of consent) a este 
punto de vista. para este familiar de sigmund freud, somos gobernados, 
nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados y nuestras ideas 
sugeridas en gran parte, por personas de las que nunca hemos oído 
hablar.14 Él había participado en ese «gobierno en la sombra» durante la 
 11. lippman, Walter. (2003) La opinión pública. madrid. p. 33.
 12. Ibid. p. 40.
 13. tHomson, oliver (1999) p. 2.
 14. bernays, e.l. (1928) Propaganda. nueva york. p. 9.
348 miGuel vÁzquez liÑÁN
guerra, como miembro de la comisión creel. sabía, por lo tanto, de lo 
que hablaba y, tras dejar claro que la influencia de esos especialistas en 
propaganda llegaba a todos los rincones de la vida del ciudadano, defendía 
su utilidad. bernays titula Organizando el caos el primer capítulo de su 
obra Propaganda; y esta es, desde su visión del problema, la función de 
la misma: el «gobierno de propagandistas», cuya función es la de filtrar 
e interpretar la compleja realidad, aparece como necesario: Hemos acor-
dado voluntariamente dejar en manos de un gobierno invisible la criba 
de datos y la jerarquización de los asuntos más destacados, de forma 
que nuestro campo de elección sea reducido a proporciones prácticas.15 
en la sociedad democrática (bernays se refiere a la norteamericana de 
su época), la propaganda es sistemática, inevitable, y ha venido para 
quedarse. en una sociedad que vota y consume en masa, las minorías 
han encontrado la forma de influir sobre las mayorías. bernays define 
la propaganda moderna como un coherente y duradero esfuerzo para 
crear o modelar hechos, con el objetivo de influir en las relaciones del 
público hacia una iniciativa, idea o grupo.16
se nos antoja especialmente relevante retomar hoy esta forma (la del 
periodo de entreguerras) de entender la propaganda ya que, en buena 
medida, la idea de construir el consenso desde el poder en torno a una 
«realidad mediática» para consumo masivo, parece gozar de muy buena 
salud. ron suskind reproduce los comentarios de un consejero del pre-
sidente George W. bush poco antes de su triunfo electoral en 2004:
El consejero dijo que los tipos como yo estabamos en lo que llamamos 
«la comunidad asentada en la realidad», que él definió como «gente 
que cree que las soluciones surgen del estudio juicioso de la realidad 
discernible». Yo asentí y murmuré algo sobre los principios de la Ilus-
tración y el empirismo. Me cortó enseguida. «Así no es como funciona 
ya el mundo», prosiguió. «Ahora somos un imperio y, cuando actuamos, 
creamos nuestra propia realidad y, mientras usted está estudiando jui-
ciosamente esa realidad, nosotros actuamos de nuevo, creando otras 
realidades».17
 15. Ibid. p. 11.
 16. Ibid. p. 25.
 17. lyncH, jake y mcGoldricK, annabel (2005). p. xvi.
349 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
en 1988, noam chomsky y edward s. Herman retoman la línea de 
lippmann y bernays en su obra Manufacturating Consent. The Political 
Economy of the Mass Media. pero las conclusiones son diferentes: lo 
que para bernays era un acuerdo «voluntario», por el cual el ciudadano 
cedía a ese gobierno en la sombra una parte de su libertad de elección por 
motivos prácticos, se convierte, con chomsky y Herman, en un sistema 
(impuesto) de propaganda sistemática que pretende integrar al ciudadano 
medio en las estructuras institucionales propias de la democracia estado-
unidense. la función de los medios en esta empresa es central:
Los medios de comunicación de masas actúan como sistema de trasmisión 
de mensajes y símbolos para el ciudadano medio. Su función es la de 
divertir, entretener e informar, así como inculcar a los individuos los 
valores, creencias y códigos de comportamiento que les harán integrarse 
en las estructuras institucionales de la sociedad. En un mundo en el que 
la riqueza está concentrada y en el que existen grandes conflictos de 
intereses de clase, el cumplimiento de tal papel requiere una propaganda 
sistemática.18
la democracia se convierte así, en «virtual», y la propaganda en el 
elemento central de esa virtualidad. una vez más, estamos ante el tema 
de la realidad y la ficción (lo aparente). ya en el prefacio, los autores 
hacen constar su opinión de que los medios de comunicación en eeuu 
sirven para movilizar el apoyo a favor de los intereses que dominan la 
actividad estatal y de las grandes empresas privadas. es decir, la libertad 
de expresión está ahí, es constitucional... pero hay truco; tal y como está 
estructurado el sistema, es difícil que las opiniones disidentes, aquellas 
que ponen en duda los elementos estructurales del sistema, lleguen a los 
grandes medios en prime time. una vez más, las apariencias:
Pero incluso cuando la controversia de las elites acerca de cuestiones 
tácticas está en pleno apogeo, quedan excluidas de los medios de comu-
nicación las opiniones que ponen en cuestión las premisas fundamentales 
o sugieren que los modos de ejercicio del poder del Estado al uso están 
basados en factores sistémicos.19
 18. cHomsKy, noam; Herman, edward s. (2003) Manufacturating Consent. The 
Political Economyof the Mass Media. p. 21
 19. Ibid. p. 15.
350 miGuel vÁzquez liÑÁN
se puede, por lo tanto, discutir la táctica, pero nunca la estrategia. 
la estructura, así las cosas, permanece. el tema es recurrente y viene 
de lejos. en 1864, maurice joly publicaba, en bruselas el ensayo que 
lleva por título Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu. 
se trata de una interesante reflexión, escrita en forma de diálogos, en 
la que joly pone en boca del estadista florentino toda una colección 
de argumentos que pretendían demostrar con qué facilidad se pueden 
utilizar los instrumentos políticos democráticos, para transformar (a la 
democracia) en un régimen despótico. ante un desesperado montesquieu, 
que no ha perdido la fe en la separación de poderes y en la imposibilidad 
de que un régimen representativo degenere en dictadura, maquiavelo 
va desmontando los logros de la separación de poderes, partiendo de 
la siguiente base:
En todos los tiempos, los pueblos al igual que los hombres, se han con-
tentado con palabras. Casi invariablemente les basta con las apariencias, 
no piden nada más. Es posible entonces crear instituciones ficticias que 
responden a un lenguaje y a ideas igualmente ficticias.20
maquiavelo se refiere a un nuevo tipo de despotismo, con nuevos 
procedimientos: conseguir transmitir la imagen de la existencia de liber-
tades, sin que las haya realmente; de pluralismo, sin que éste exista; de 
democracia, en suma, bajo el despotismo. el maquiavelo de joly lo tiene 
claro: nada de esto es posible sin propaganda; es imprescindible tener a 
la opinión pública del lado del gobierno, y esto implica el control de la 
prensa; pero, de nuevo, la máxima es controlar sin perder la apariencia 
de libertad de expresión.
la idea de «construir el consenso» (en la interpretación aquí expuesta 
de lippman-bernays) ha generado intensos debates entre los teóricos 
e historiadores de la propaganda, y también lo hizo en el seminario de 
investigadores para la paz. resulta difícil negar las ventajas de un cierto 
consenso social en torno al modelo de convivencia que un grupo de ciu-
dadanos haya elegido darse; más aún si dichos ciudadanos han participado 
activamente (y tras recibir una información adecuada) en la construcción 
de ese sistema. pero tampoco es fácil afirmar que esas condiciones 
 20. joly, m. (2002) Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu. barcelona. 
p. 141.
351 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
ideales de elección libre e informada del sistema de convivencia se den 
con frecuencia. Habitualmente, la elección es «dirigida» a través de la 
persuasión. las campañas electorales no son más que el punto álgido de 
este proceso, pero la propaganda de un sistema (autoritario o democrá-
tico, aunque haya diferencias evidentes entre ellos) es permanente. en 
este sentido, la crítica que chomsky y Hermann hacen del «consenso» 
es del todo asumible. se trata de un consenso «no consensuado» (¿de-
beríamos hablar entonces de «consentimiento», «aceptación»...?), sino 
impuesto verticalmente y asumiendo que los grupos sociales tienden al 
conformismo, por lo que acabarán aceptándolo.
nos hemos referido a la recuperación «revisitada», por parte de 
chomsky y Hermann, de las tesis de lippman y bernays. charles u. 
larson (1992) también vuelve a bernays para retomar la idea de la uti-
lidad de la propaganda para el receptor, cuya participación en el proceso 
persuasivo resulta vital. refiriéndose a la persuasión, que define como 
un proceso que cambia actitudes, creencias, opiniones o conductas21, 
larson hace hincapié, como decimos, en la necesidad de la colaboración 
del receptor. para este autor, toda persuasión tiene un componente de 
«autopersuasión». el proceso sólo tendría éxito, por lo tanto, si se da la 
colaboración emisor-receptor. sólo somos persuadidos, según esta visión 
deudora de bernays, si participamos en el proceso: seré persuasivo siem-
pre que me veas como alguien que comparte un territorio común —de 
valores, objetivos, intereses y experiencias- contigo.22 siguiendo con esta 
argumentación, la persuasión es necesaria para la vida en la sociedad de 
consumo. nos ayuda a elegir por quién votar, ante la «imposibilidad» 
de conocer con detalle todas las propuestas, a decidirnos por una u otra 
marca sin tener que testarlas todas para formarnos nuestro propio crite-
rio, o a escoger una determinada universidad en la que cursar nuestros 
estudios ante la dificultad de probar todas las posibilidades antes de 
elegir. evidentemente, la diferencia de enfoque es crucial. si vemos la 
simplificación de la complejidad como una oportunidad, como algo útil 
para la vida diaria, transmitiremos una historia de la propaganda muy 
diferente a la que resultaría de la visión de dicha simplificación como 
una imposición del sistema social en el que vivimos.23
 21. larson, charles u. (1992) Persuasion. Recepcion and Responsibility. belmont 
(california). p. 9.
 22. Ibid. p. 11.
 23. ver el capítulo «pax orbis. complejidad e imperfección de la paz»
352 miGuel vÁzquez liÑÁN
2. la propaGanda de Guerra
Werner jaeger recupera a tucídides cuando afirma que el principio de 
la fuerza constituye una esfera propia, regida por sus propias leyes.24 y 
la guerra es un acto de fuerza al que, según Karl von clausewitz (1780-
1831)25, no se le pueden poner límites. para el militar y pensador prusiano, 
la guerra es una herramienta política utilizada para impedir que el adversario 
pueda ejercer su voluntad. si el fin es político y la violencia el medio, no 
podemos separar ambos conceptos sin riesgo de perder la coherencia del 
análisis. consecuencia de una situación extrema, la propaganda de guerra 
también suele serlo. parafraseando a clausewitz, pizarroso (1993) habla de 
objetivos comunes entre guerra y propaganda. visto así, si la guerra es un 
acto de violencia que pretende forzar al adversario a someterse a nuestra 
voluntad, podríamos decir que la propaganda es un acto de violencia 
mental para forzar a alguien a someterse a nuestra voluntad.26
la propaganda es, en efecto, una potente arma de guerra. r.d. mclau-
rin, define Psychological Operations (una de las denominaciones más 
comunes en el mundo anglosajón, junto a Psychological Warfare, para 
referirse a la propaganda en tiempos de guerra) como el uso planeado 
o programado de todo el espectro de acciones humanas para influir en 
las actitudes de poblaciones aliadas, neutrales y enemigas, importantes 
para los objetivos nacionales.27
la alusión a los «objetivos nacionales» es coherente con la visión 
de la guerra entre estados. en este contexto, la planificación propagan-
dística debe contemplar estrategias diferentes dependiendo del receptor 
(«poblaciones» en la definición de mclaurin) y de su posición respecto 
al conflicto. brown sintetiza las principales metas de la propaganda de 
guerra, atendiendo precisamente a esta posición: 
1) movilizar y dirigir el odio al enemigo y minar su moral; 2) convencer 
al público de la legitimidad de la causa aliada y aumentar y mantener su 
espíritu de lucha; 3) conseguir la amistad de los neutrales y fortalecer 
 24. Walzer, m. (2001) Guerras justas e injustas. barcelona. p. 34.
 25. véase: clauseWitz, K. v. (2005) De la guerra. madrid: la esfera de los li-
bros.
 26. pizarroso quintero, a. (1993) p. 34.
 27. mclaurin, ron d. (et.al.) (1982) Military Propaganda. Pshychological Warfare 
and Operations. new york. p. 2.
353 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
la impresión de que no sólo tenían razón los aliados, sino que además 
iban a alzarse con la victoria, y, siempre que fuese posible, conseguir 
su apoyo activo y su cooperación; 4) extender y fortalecer la amistad 
de las naciones aliadas.28
desde luego, la guerra se puede presentar en formatos que no siempre 
coinciden con el enfrentamiento militar entre estados. es propaganda de 
guerra la que difunden los bandos de una guerra civil, la de los grupos 
guerrilleros o terroristas e incluso determinadasprácticas llevadas a cabo 
en tiempos de relativa paz, como la propaganda anticomunista en eeuu 
durante la Guerra fría y su negativo (propaganda anticapitalista) en la 
unión soviética. en tiempos de guerra, la propaganda no cambia nece-
sariamente sus métodos, al menos no de forma radical, pero sí se hace 
más estridente. lo habitual es que se extreme la irracionalidad de los 
mensajes y la simplificación, de lo que suelen ser complejas realidades, 
lleve al dualismo, al enfrentamiento entre el blanco y el negro, entre el 
«bien y el mal». este maniqueismo, que huye de la explicación de las 
causas estructurales del conflicto, suele conducir a la demonización del 
enemigo, que es presentado como el único responsable de la guerra.
nadie reconoce estar llevando a cabo una campaña propagandística. la 
propaganda es algo que siempre emplea «el otro». paralelamente, tampoco 
nadie admite querer o haber provocado la guerra; más aún, como apunta 
anne morelli, la primera máxima de la propaganda de guerra parece ser 
el axioma: «nosotros no queremos la guerra»29; que frecuentemente va 
acompañado de algunas matizaciones del tipo «pero nos hemos visto obliga-
dos», «no podemos permitir que nos humillen» o, muy a menudo: «hemos 
actuado en legítima defensa». la guerra ha sido y es utilizada también para 
 28. broWn, j.a.c. (2004) Técnicas de persuasión. madrid. p. 101 - 102.
 29. morelli, anne (2002) Principios elementales de la propaganda de guerra (utilizables 
en caso de guerra fría, caliente o tibia). Hondarribia. esta historiadora ha sintetizado los 
mecanismos básicos de la propaganda de guerra descritos por arthur ponsoby (Falseho-
od in Wartime, 1928) en el siguiente decálogo: «1.nosotros no queremos la guerra. 2.el 
adversario es el único responsable de la guerra. 3.el enemigo tiene el rostro del demonio. 
4.enmascarar los fines reales de la guerra presentándolos como nobles causas. 5.el enemi-
go provoca atrocidades a propósito, si nosotros cometemos errores es involuntariamente. 
6.el enemigo utiliza armas no autorizadas. 7.nosotros sufrimos muy pocas pérdidas, las 
del enemigo son enormes. 8. los artistas e intelectuales apoyan nuestra causa. 9.nuestra 
causa tiene un carácter sagrado. 10. los que ponen en duda la propaganda de guerra son 
unos traidores». 
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recuperar o consolidar la unidad nacional: «ahora, más que nunca, debemos 
permanecer unidos» es una frase repetida hasta la saciedad en los últimos 
tiempos tras cada atentado terrorista, especialmente de aquellos atribuidos al 
«terrorismo internacional», convertido hoy por los propagandistas de medio 
mundo en el enemigo por antonomasia. la exaltación del patriotismo ante 
el enemigo común es siempre un método eficaz para que las disensiones y 
pugnas políticas internas pasen a un segundo plano. más allá aún, quienes 
cuestionan la política de los gobiernos en momentos de guerra son tildados, 
en muchas ocasiones, de traidores. el enemigo es siempre, por tanto, el 
único culpable de la guerra; las víctimas que ocasiona (que son muchas), 
son causa de las atrocidades cometidas, mientras que las ocasionadas por 
nuestro bando (que son pocas), son errores involuntarios. desde luego, 
las motivaciones del enemigo son amorales, mientras que las nuestras son 
nobles e incluso sagradas («dios está de nuestro lado»). 
en los últimos tiempos asistimos a la transformación de la guerra en 
un espectáculo mediático. es cierto que los conflictos armados son una 
fuente inagotable de posibles historias, trágicas y heroicas, de sentimien-
tos como el miedo y la angustia, pero también la euforia de la victoria 
y el patriotismo. la guerra «mediada» nos lleva a casa, principalmente 
a través de la televisión, una dramatización de los acontecimientos que 
pretende, además de convertirla en objeto de consumo rentable, dar la 
sensación de realidad. pero difícilmente será más que eso, una vez más... 
apariencia de realidad, ya que si algo caracteriza la relación guerra-me-
dios de comunicación esto es la dificultad que tiene el periodista para 
llevar a cabo su trabajo. no hay gobierno, ejército o grupo insurgente 
que no intente controlar la información que del conflicto se desprende. 
la censura es intrínseca a la guerra, y las noticias que recibimos son 
el resultado de una información tamizada por múltiples filtros que van 
desde la censura militar a las modas y la corrección política del momento. 
no significa esto la imposibilidad de escribir la historia de la guerra, 
pero debe alertarnos de las diferencias entre el periodismo y la labor 
del historiador. martin bell, ilustra esta difícil relación: Hay momentos 
en los que el periodismo parece casi privilegiado, como si tuviera un 
asiento de primera fila en la escritura de la Historia.30 pero el propio 
 30. taylor, phil. (1995) War and the media. [en línea]. [ref. de 29-10-2005]. disponible 
en: http://ics.leeds.ac.uk/papers/vp01.cfm?outfit=pmt&requesttimeout=500&folder=25&p
aper=47
355 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
bell reconoce que lo mejor es dejar a los historiadores que hagan su 
trabajo. phil taylor, comenta al respecto:
El problema es que los historiadores compiten en desventaja con respecto 
al periodismo, en su papel de proveer ‘el primer borrador de la historia’; 
dicho de otra forma, en el momento en que los historiadores se implican, 
el primer borrador ha sido tan ampliamente difundido por los medios 
masivos, que resulta extremadamente difícil extraer los contaminantes que 
ya han infectado la corriente dominante del conocimiento popular.31
taylor diferencia entre la cobertura mediática que se da a lo que él 
llama «nuestras guerras», es decir, aquellas en las que participan «nues-
tras tropas», a veces junto a «nuestros aliados», y las «guerras de los 
otros». entre otras distinciones, llama la atención la alusión de taylor a 
la dificultad de mantener una cierta distancia a la hora de cubrir aquellos 
conflictos en los que participa nuestro ejército. la intención de objeti-
vidad del periodista puede llegar a ser incompatible «con el subjetivo 
deseo de su audiencia de ver el apoyo general al esfuerzo militar de la 
nación. la malas noticias sobre el progreso de ‘nuestro bando’ provo-
can, invariablemente, las demandas de disparar al mensajero».32 no es 
fácil posicionarse contra el sentimiento de unidad nacional y defensa 
del propio ejército, que suele ser el mensaje propagandístico nacional 
en todas las guerras entre estados.33
el fenómeno propagandístico, en sus diferentes formas, ha acompañado 
al ser humano a lo largo de toda su andadura histórica y no hay ningún 
indicador que nos invite a pensar que esto dejará de ser así. por lo tanto, 
estamos ante una discusión necesaria y siempre de actualidad: volveremos 
 31. Ibid.
 32. Ibid.
 33. sobre el papel de los corresponsales (y los medios a los que pertenecen) en la guerra, 
véanse, entre otros: allan, s. y zelizer, b. (2004) Reporting War. Journalism in 
Wartime. londres y nueva york; carrutHers, susan l. (1999) The Media at War. 
Communication and Conflict in the Twentieth Century. london.; KniGHtley, pHillip 
(2003) The First Casualty. The War Correspondent as Hero, Propagandist and Mith-Maker 
from the Crimea to Iraq. londres.; pizarroso quintero, a. (2005) Nuevas guerras, 
vieja propaganda. De Vietnam a Irak. madrid.; vÁzquez liñÁn, miGuel (2005) Des-
información y propaganda en la guerra de Chechenia. sevilla; sapaG, p. «militares y 
periodistas. entre el barro y la tecnología», en benavides, j. y villaGra, n. (2003) 
Públicos, instituciones y problemas en la comunicación del nuevo milenio. madrid..
356 miGuel vÁzquez liÑÁN
a repetir nuestros errores, a ser convencidos por los mismos mensajes que 
persuadieron a nuestros abuelos; pero la resistencia posible al mensaje 
bélico está también en el conocimiento del quehacer propagandístico y, 
en este sentido, nos parece muy pertinente seguir la discusión sobre la 
comunicación propagandística tanto en la guerracomo en la paz.
pero sí se ha producido un cambio de escenarios. la superabundancia 
de información, en la parte del mundo que toma las decisiones, ha hecho 
que se recrudezca la batalla «por los corazones y las mentes», y que 
la organización de la propaganda evolucione, adaptándose a las nuevas 
redes de información. en ocasiones, la red ha sustituido a la organiza-
ción piramidal de la propaganda tradicional. nuestra percepción de lo 
que ocurre en el mundo es esencialmente mediática, y los medios se 
convierten en productores de imaginarios, dando sentido a la pregunta 
que se hace césar san nicolás sobre hasta qué punto lo único «real» 
que tenemos es precisamente vivir a base de dichos «imaginarios».34 
las guerras son una realidad cruel y tangible, el problema está en su 
justificación pública tomando como axiomas esos imaginarios. si bien 
los canales y las formas de organización han evolucionado en buena 
medida con la aparición de las nuevas tecnologías, los mensajes de la 
actual propaganda de guerra han cambiado poco con respecto a sus «an-
tepasados». otra cosa, dice francisco marín, es el aspecto tecnológico 
y militar del conflicto armado: el éxito de las operaciones militares 
dependerá, cada vez más, de la capacidad de alcanzar la superioridad 
en materia de adquisición de información sobre un adversario en los 
niveles estratégicos y operacional.35 esta perspectiva militar convierte 
en aún más estratégico el componente informacional de la guerra, lo que 
nos debe alertar sobre la posible visión deformada de que la tecnología 
elimina la violencia en asuntos humanos.36 no es así. la guerra no es, 
ni mucho menos, un fenómeno sólo propagandístico.
 34. contreras, f. y sierra, f (coords.) (2004) Culturas de guerra. madrid. p. 
128.
 35. Ibid. p. 337.
 36. Ibid. p. 276.
357 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
3. periodismo para la paz
si bien siempre tendremos dudas sobre el verdadero impacto de la 
propaganda en general, y de la propaganda de guerra en particular, pocas 
son las que albergamos sobre la importancia que se le da hoy en la pla-
neación y desarrollo de los conflictos bélicos (y de la actividad política 
en general). dicho esto, cabría preguntarse si el potencial persuasivo 
de los medios, que tan intensivamente se ha explotado para llevar a los 
pueblos a la guerra, no sería también útil para el mantenimiento de la 
paz. la respuesta en uno u otro grado afirmativa a esta cuestión ha dado 
lugar a un planteamiento que, si bien no totalmente nuevo, sí resulta 
hoy más consciente y estructurado, sobre cómo informar del conflicto 
en general, y del conflicto bélico en particular. muchos han sido los 
acercamientos al tema, y muchas las etiquetas que han dado nombre 
a las diversas perspectivas. de ellas, quizás la de «periodismo para la 
paz» (Peace Journalism) ha sido la de mayor éxito. los profesores y 
periodistas jake lynch y annabel mcGoldrick editaron, en 2005, un texto 
titulado precisamente así, Peace Journalism, que se ha convertido ya en 
referencia ineludible para los interesados en esta propuesta de cubrir 
conflictos bélicos y, de modo muy especial las crisis internacionales.
para lynch y mcGoldrick el periodismo para la paz es una respuesta al 
modelo dominante de informar sobre la guerra que, creyéndose «neutral 
y objetivo», acaba siendo «periodismo para la guerra» (War Journalism), 
un periodismo que informa sobre los hechos en el frente más que sobre 
los procesos que originaron o hacen que se desarrolle el conflicto, que 
no atiende suficientemente al contexto, que plantea el conflicto de forma 
maniquea, como una guerra entre ellos y nosotros en la que la única 
salida es la victoria total de uno de los contendientes y, sobre todo, que 
privilegia la salida militar e ignora, o no da la misma importancia, a 
las opciones pacíficas de resolución de conflictos. ante esto, los autores 
hablan de periodismo para la paz cuando los directores y periodistas 
toman decisiones, sobre qué historias contar y cómo contarlas, que dan 
la oportunidad, a la sociedad en general, de tomar en consideración y 
valorar respuestas no violentas al conflicto.37
esta perspectiva pretende actualizar convenciones clásicamente acep-
tadas en el ejercicio periodístico. sin negar su importancia, cierto es que 
 37. lyncH, jake y mcGoldricK, annabel (2005). p. 5.
358 miGuel vÁzquez liÑÁN
conceptos como el de «objetividad» pueden convertirse en un callejón sin 
salida a la hora de cubrir determinados eventos ya que, en la práctica, 
limita el tipo de informaciones, pone en duda el análisis (poco «objeti-
vo») y el debate sobre procesos y contextos (siempre discutibles). esto 
puede llevar, y de hecho así ocurre con preocupante frecuencia, a que 
la información de la guerra se ciña al parte sobre número de muertos 
y heridos o a la cantidad de explosiones y objetivos dañados; es decir, 
aquellos aspectos cuantitativos y relativamente «contrastables» de la gue-
rra. y quizás no estemos entoces hablando ya de periodismo objetivo, ni 
equidistante ni equilibrado, ni veraz, sino de una forma de informar que 
perpetúe la ignorancia sobre las motivaciones complejas del conflicto, 
dejando campo libre a la interpretación simplista y propagandística de los 
bandos enfrentados y enquistando los estereotipos a través de los cuales, 
en la mayoría de los casos, interpretamos las guerras lejanas (y también 
las cercanas). en el mismo sentido se podría hablar de la obsesión por 
presentar «las dos caras del conflicto»: rara vez un conflicto tiene dos 
caras, y presentarlo de forma dual es cualquier cosa menos equilibrado. 
así como presentar las opiniones de los dos principales partidos políticos 
de un país no nos dice gran cosa sobre la realidad política del mismo, 
tampoco las arengas prebélicas de George W. bush y sadam Hussein 
nos aclararon nada sobre el porqué de la guerra.
consecuencia del mismo concepto de información que cuestiona el 
periodismo para la paz, es la omisión, en los reportes sobre la guerra, de 
aquellos actores que están proponiendo salidas no violentas al conflicto. 
quizás sea ésta la característica más nociva de muchos de los reportajes 
de guerra de nuestros días: la inercia (y la comodidad) lleva a reproducir 
los discursos oficiales (habitualmente, dos discursos oficiales) que, no 
lo olvidemos, son siempre interesados. este punto es subrayado también 
por lynch y mcGoldrick: el discurso que emana de las partes en con-
flicto es también parte del conflicto. cuando nuestro gobierno entra en 
guerra, comienza, y esta regla no parece conocer excepciones, a propagar 
una versión de la misma que, en el mejor de los casos, está compuesta 
por «medias verdades», cuando no por invenciones con pretensiones de 
convertirse en «verdad». 
la intención de dar una mayor visibilidad informativa a aquellos 
actores que buscan salidas no violentas al conflicto forma parte de lo 
que javier bernabé denomina «periodismo preventivo», definido como 
una disciplina o corriente periodística cuya intención es dotar a las 
diversas opiniones públicas, nacionales e internacionales, de elementos 
359 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
informativos que sean útiles para comprender el origen, desarrollo y 
finalización de las situaciones clave, destacando los esfuerzos para su 
resolución, haciendo visibles aspectos que permitan la prevención de 
situaciones con características similares en un momento posterior, a 
partir de la información realizada antes, durante y después del aconte-
cimiento. Entendemos por situaciones clave: conflictos armados, crisis 
institucionales, crisis sociales, crisis humanitarias, crisis de Derechos 
Humanos y crisis medioambientales, que son las áreas de trabajo 
planteadas.38 este planteamiento de investigación es el que desarrolla 
el instituto de periodismo preventivo y análisis internacional (ippai)39 
que, con sede en madrid, edita la Revista de Periodismo Preventivo. en 
el ámbito latinoamericano, y con una especial atenciónal análisis del 
conflicto colombiano, trabaja medios para la paz (mpp)40, colectivo de 
periodistas que se ha marcado como meta propiciar el ejercicio ético y 
con responsabilidad social del periodismo como instrumento de construc-
ción de democracia y cultura de paz, con énfasis en el conflicto armado 
colombiano. otras organizaciones que contemplan acercamientos simi-
lares al trabajo periodístico son The Committee to Protect Journalists41, 
Fahamu42, Internews Network, Media Channel, Fairness and Accuracy 
In Reporting43, etc.
lo que parece evidente no siempre lo es, y por eso es deseable recuperar, 
como hacen francisco muñoz y beatriz molina en el primer capítulo de 
este libro, el concepto de «deconstrucción», tan esclarecedor a veces. el 
objetivo de «deconstruir la violencia» pasa, en las sociedades con una fuerte 
presencia mediática y donde estos medios son creadores fundamentales 
de imaginarios colectivos, por «deconstruir la propaganda». desmontar 
(entendiendo) ese consenso impuesto al que nos referíamos más arriba. 
el periodismo para la paz debe ser fundamental en este objetivo, usando 
las potencialidades de los medios de comunicación para, lo hemos dicho, 
visibilizar las opciones pacíficas, pero también para denunciar, tozuda 
y sistemáticamente, el maniqueismo propagandístico con el que se nos 
 38. bernabÉ fraGuas, javier (2007) Periodismo preventivo. madrid. pp.28 - 29.
 39. instituto de periodismo preventivo y análisis internacional http://www.periodismo-
preventivo.org/
 40. medios para la paz http://www.mediosparalapaz.org/
 41. the committee to protect journalists http://www.cpj.org/
 42. fahamu http://www.fahamu.org
 43. fairness and accuracy in reporting http://www.fair.org
360 miGuel vÁzquez liÑÁN
transmite, tan a menudo, el conflicto. buscar el porqué de los discursos 
bélicos nos ayudará a valorar propuestas no violentas.44
las dificultades de un proyecto similar son evidentes. el sistema 
mediático actual no es ajeno, sino pieza fundamental, de esa «agenda 
global injusta que genera violencia» de la que habla, en Otra economía 
para hacer posible la Paz, juan torres.45 se hace necesaria la creación 
de redes mediáticas y de colaboración entre aquellos que adoptan una 
mirada diferente a la información sobre los conflictos bélicos, «abrien-
do el campo de lo posible» como nos propone joaquín Herrera en su 
Manifiesto inflexivo. efectivamente, resulta complejo intentar cambiar 
un sistema mediático rígido que ha sido diseñado para no cambiar y per-
petuar el «consenso impuesto» al que se referían chomsky y Hermann. 
pero tampoco hay que asumir la imposibilidad de su modificación como 
un freno al cambio de perspectiva que debe protagonizar el periodismo 
para la paz. suscribimos, también aquí, las palabras de joaquín Herrera, 
su propuesta de «proponer continua e intempestivamente alternativas 
realistas que pidan lo imposible, ‘lo todavía no’ [...) Hay, por tanto, que 
‘fugarse’ del círculo cerrado de teorías que imponen significaciones y 
sentidos como algo ‘natural’ disimulando u ocultando las relaciones de 
fuerza que fundamentan su fuerza».
4. el espacio postsoviÉtico y «la paz de los 
cementerios»
esta es la perspectiva desde la que, desde el Grupo interdisciplinario 
de estudios en comunicación, política y cambio social (compoli-
ticas), entendemos la cobertura de los conflictos internacionales. y 
la deconstrucción de la propaganda que generan implica conocimiento 
de realidades complejas, lejanas y habitualmente estereotipadas. en el 
entendimiento de que hay que sacar del silencio informativo a regiones 
del mundo que han sufrido también el «silencio histórico occidental», 
el observatorio eurasia, como proyecto de compoliticas, propone 
el estudio multidisciplinar de una zona, la de la antigua unión soviética 
 44. veáse el capítulo «pax orbis. complejidad e imperfección de la paz».
 45. veáse el capítulo «otra economía para hacer posible la paz».
361 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
que, si exceptuamos rusia, sigue siendo muy desconocida para el público 
español y latinoamericano.
existe un cierto consenso en torno a la opinión de que el estado so-
viético desapareció de forma relativamente pacífica, teniendo en cuenta 
el alto grado de conflictividad potencial que albergaba en su interior. no 
obstante, dicha interpretación merece ser matizada: por una parte, esta 
percepción se ve alimentada por el hecho de que los conflictos, armados 
o no, que se han producido en el espacio postsoviético desde 1991, han 
tenido lugar en escenarios «mediáticamente lejanos», con poca presencia de 
los medios internacionales: apenas se ha informado sobre ellos por lo que, 
en cierta medida, «no han existido». por enumerar someramente algunos 
de estos conflictos (y nadie debe dudar de que es una lista incompleta), 
tendríamos que recordar la guerra civil que asoló tayikistán entre 1992 
y 1997, los diversos conflictos que han tenido lugar en Georgia (guerra 
civil en los primeros años noventa, enfrentamientos secesionistas en ab-
jazia y osetia del sur, etc.), el contencioso entre azerbaiyán y armenia 
por nagorno-Karabaj, la guerra en transnistria por su independencia 
de moldavia, el conflicto entre las dos osetias, los múltiples episodios 
violentos entre (y dentro de) las pequeñas repúblicas del cáucaso ruso 
(daguestán, ingushetia, Kabardino-balkaria, Karachai-cherkessia, etc.) 
y, desde luego, la guerra de chechenia. tampoco se debe omitir, en este 
breve repaso, que la relativa paz reinante en los estados centroasiáticos 
que componían la urss se parece bastante a la «paz de los cementerios»: 
dictadores como islam Karímov en uzbekistán, nursultán nazarbáyev 
en Kazajstán o el ya fallecido saparmurat niyázov en turkmenistán, 
apoyados puntual y convenientemente por gobiernos occidentales, han 
reprimido violentamente cualquier manifestación de disidencia en sus 
territorios, en muchas ocasiones justificando su represión como episodios 
de la guerra contra el terrorismo (tal y como ocurre en occidente) o, en 
la mayoría de las ocasiones, sin necesidad de argumentar nada, ya que 
la impunidad de la que gozan no lo hace especialmente necesario.
por otra parte, el proceso de desintegración de lo que fue el estado 
soviético no parece haber concluido. en 1991 se produjo la separación 
de las quince repúblicas federadas que componían la urss, a saber: 
estonia, letonia, lituania, bielorusia, ucrania, moldavia, rusia, Georgia, 
armenia, azerbaiyán, Kazajstán, turkmenistán, uzbekistán, Kirguizistán 
y tayikistán; pero la división administrativa, frecuentemente artificial 
y motivada políticamente, no coincidió siempre con los sentimientos 
nacionalistas (o los intereses económicos) de grupos y pueblos que 
362 miGuel vÁzquez liÑÁN
buscaban un mayor grado de independencia. en 1991, los territorios 
que formaban un segundo o tercer nivel en la jerarquía administrativa 
de la urss vieron frustrados sus deseos de autonomía o independencia: 
el caso de chechenia, dentro de la federación rusa, es paradigmático. 
el resultado es que, en la actualidad, rusia sigue siendo, en muchos 
sentidos, un estado imperial, muy centralizado y con una composición 
étnica, lingüística y religiosa altamente conflictiva. la situación no se 
ha abordado con seriedad por los gobiernos de yeltsin y putin, incapaces 
de desarrollar políticas de convivencia interna.
Hasta hoy, la información de calidad sobre lo que ocurre en buena 
parte de esta zona del mundo, y nos referimos sobre todo al cáucaso 
y asia central, llega con cuentagotas a los grandes medios de comuni-
cación de masas occidentales. el porqué es complejo e incluye, entre 
otras, causas estructurales que tienen que ver con el funcionamiento del 
sistema internacional de medios de comunicación, guiado demasiado a 
menudo por criterios exclusivamente mercantiles, pero también de política 
internacional (pocos gobiernos se atreven a entrar en conflicto con estados 
que surten de gas y petróleo a buena partedel mundo) y propiamente 
periodísticas (pocos corresponsales en la zona, desconocimiento de los 
procesos que allí se desarrollan, etc.). el resultado es tremendamente 
satisfactorio para los gobiernos autoritarios de la zona, que se ven con 
las manos aún más libres para hacer y deshacer a su antojo y, además, 
son presentados ante las audiencias internacionales como «un mal menor 
para occidente». el mensaje latente parece ser: «siempre es mejor un 
dictador como Karímov, que mantiene a raya al radicalismo islámico, 
que la toma del poder por grupos como el movimiento islámico de 
uzbekistán o Hizb ut-tahrir».
en este contexto, un trabajo periodístico digno sobre el terreno se hace 
casi imposible. y esta afirmación no es sólo válida para las repúblicas 
centroasiáticas o del cáucaso, sino también para la federación rusa 
donde, desde la llegada al poder de vladímir putin, las posibilidades 
de organizar alternativas políticas y mediáticas se han ido reduciendo 
exponencialmente. la persecución y hostigamiento constante a la di-
sidencia interna se ha convertido en la norma y, en los últimos años, 
rusia está a la vanguardia mundial en lo que a muerte en extrañas cir-
cunstancias y asesinatos de periodistas se refiere (el caso del asesinato 
de anna politkóvskaya ha sido el que mayor respercusión mediática ha 
tenido). el trabajo de esta disidencia activa, organizada habitualmente en 
partidos y organizaciones no gubernamentales, no es bien visto por las 
363 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
autoridades rusas que, con su presidente a la cabeza, no desaprovechan 
ninguna ocasión para desacreditarla, acusándola habitualmente de estar 
vendida a los intereses de sus patrocinadores (léase europa y eeuu) 
y llevar a cabo una labor «quintacolumnista» en su propio país. el 
director del fsb, nikolai pátrushev, se ha manifestado en este sentido 
en varias ocasiones: 
Servicios de inteligencia extranjeros, cada vez con más intensidad, emplean 
para su trabajo métodos no tradicionales con la ayuda de programas 
educativos de diferentes organizaciones no gubernamentales que hacen 
propaganda de sus intereses y recogen información.47
para intentar contrarrestar esta situación, el gobierno ruso ha promovido 
una serie de medidas reguladoras más restrictivas de la actividad de las 
organizaciones no gubernamentales en territorio ruso. las críticas han 
pasado, en muchas ocasiones, de la retórica a las amenazas, intimidación, 
asaltos a las sedes de organizaciones como Memorial y agresiones físicas 
que, demasiado frecuentemente, suelen quedar sin investigar.48
el gobierno de putin ha llevado a cabo una restructuración del sistema 
mediático en rusia (coherente con el modelo de estado autoritario que 
se ha reforzado bajo su presidencia) tendente a la creación de un «mo-
nólogo desde el poder» que reduzca a lo anecdótico la difusión de las 
opiniones disidentes. este sistema se apoya en una serie de leyes, como 
la de medios de comunicación, la ley sobre organizaciones sociales o la 
ley sobre el extremismo, diseñadas para criminalizar comportamientos 
que pretendan poner en duda el status quo. en este contexto, hablar, 
por ejemplo, de «elecciones» en rusia es simplemente absurdo: sólo 
los grupos políticos cercanos al Kremlin tienen la posibilidad real de 
difundir sus programas, si es que podemos llamarlos así. 
 47. Gazeta.ru [en línea]. 12/05/2005 [ref. de 12-05-2005; 21:10]. disponible en: <http://
www.gazeta.ru/2005/05/12/oa_157330.shtml>.
 48. para una mayor información sobre estos hechos, véanse, entre otros: panfilov, 
oleg (coord.). Dangerous profession. Monitoring of violations of journalists’ rights in the 
CIS 2000. moscú: Human rights publishers, 2001; rijter, a.G. (red.). Zhurnalistika i 
voina. Osveshenie rossiskimi SMI voennyj deistvii v Chechnie [en línea]. moscú: institut 
«otkrytoe obschestvo», 1998 [ref. de 05/10/2001]. disponible en: < http://www.medialaw.
ru/publications/books/war/>.
364 miGuel vÁzquez liÑÁN
y «occidente» (el principal enemigo de rusia según la propaganda 
interna del gobierno de putin) no hace más que mantener ese orden de 
cosas, en virtud de que seguimos dependiendo energéticamente del gas 
y petróleo de la región. para nuestra vergüenza, españa es uno de los 
países que ha cedido ante la ofensiva propagandística, internacional y 
diplomática, del gobierno ruso, que quiere privar de voz, también en los 
foros internacionales, a las organizaciones rusas disidentes. en septiembre 
de 2007 pudimos ver un ejemplo de este comportamiento, cuando la pre-
sidencia española de la osce vetó la presencia en las reuniones de dicha 
organización de la asociación de amistad ruso-chechena. ¿se hicieron 
eco los medios españoles de este suceso? sólo la iniciativa personal de 
carlos taibo, a través de una carta al director al diario El País, hizo que 
no pudieramos contestar con un rotundo no a esa pregunta. a esto nos 
referimos (y a la necesidad de combatirlo y denunciarlo) cuando hablamos 
de silencio informativo (interesado políticamente). reproducimos, por su 
interés y «rareza», la carta de carlos taibo, titulada «veto español en la 
osce», y publicada en El País el 19 de septiembre de 2007:
En nuestros medios de comunicación ha pasado inadvertido lo ocurrido 
al calor de la reunión que la Organización para la Seguridad y la Co-
operación en Europa (OSCE) ha celebrado en Viena los pasados días 
13 y 14, dedicada a las víctimas del terrorismo. España, que ostenta 
la presidencia de la OSCE, parece haber aceptado las presiones de las 
autoridades rusas encaminadas a evitar la presencia, en ese cónclave, de 
la Asociación de Amistad Ruso-Chechena. En virtud de mi conocimiento 
personal, puedo testimoniar que las acusaciones de “extremismo», y en 
su caso de colaboración con el terrorismo, vertidas por el Gobierno ruso 
contra la asociación en cuestión carecen de todo fundamento y forman 
parte de una genuina guerra sucia orientada a cancelar cualquier suerte 
de contestación en lo que respecta a las políticas que Moscú desarrolla en 
Chechenia. La Asociación de Amistad Ruso-Chechena, que trabaja desde 
tiempo atrás en un escenario marcado por el acoso y la persecución, se 
ha caracterizado de siempre, y sin más, por el designio de prestar ayuda 
humanitaria a las víctimas de la violencia y por el propósito paralelo 
de abrir cauces al diálogo. Mala noticia es que el Gobierno español se 
pliegue —habrá que pensar que en virtud de intereses inconfesables— a 
las presiones de otro Gobierno, el ruso, cuyas acciones no se caracterizan 
precisamente por el compromiso con la causa de los derechos humanos, 
en Chechenia y lejos de ella.
365 GueRRA, pRopAGANDA y peRioDismo pARA lA pAz
no obstante, existen colectivos que, bien desde el exterior o en la 
misma rusia (y otras repúblicas exsoviéticas) trabajan para dignificar 
la profesión periodística a través de la investigación, la denuncia, el 
activismo y la preparación de periodistas para desarrollar su labor en 
situaciones de conflicto. el Institute for War and Peace Reporting49, con 
base en londres y programas en asia central (Regional Training & Hu-
man Rights Reporting), el cáucaso (Regional Dialogue & Governance 
Reporting) y otras zonas como afganistán o los balcanes, es una de esas 
organizaciones que fomentan la creación de medios locales y la formación 
de periodistas que trabajen sobre el terreno. dentro de rusia, trabajan en 
esta línea el centro para el periodismo en situaciones extremas (Tsentr 
Ekstremalnoi Zhurnalistiki), el instituto ley y medios de comunicación 
de masas (Pravo y sredstva massovoi informatsii), el fondo para la 
defensa de la transparencia (Fond Saschity Glasnosti50), etc.
5. el observatorio eurasia
en españa, el interés académico por el espacio postsoviético ha sido 
escaso, en general poco estructurado y, en la mayoría de los casos, 
dirigido al estudio político, histórico, filológico o económico de la fe-
deración rusa. las investigaciones, salvo algunos trabajossobre medios 
de comunicación en rusia, en el ámbito de la comunicación, son casi 
inexistentes. con la idea de fomentar los estudios en comunicación sobre 
el espacio postsoviético nace, en 2005, el observatorio eurasia (antes 
llamado observatorio de Geopolítica y comunicación en asia central 
y el cáucaso), que pasará a formar parte, poco después, del Grupo in-
terdisciplinario de estudios en comunicación, política y cambio social 
(compoliticas), dirigido por el profesor francisco sierra. actual-
mente, el observatorio eurasia es un proyecto que se encuadra dentro 
de la línea de «Historia de la propaganda y análisis de la comunicación 
política» y tiene como principal objetivo el estudio, investigación y di-
fusión de los principales fenómenos políticos y comunicacionales que 
tienen lugar en ese espacio geográfico. el observatorio es, asimismo, 
un foro de debate que, con sede en la facultad de comunicación de la 
 49. institute for War & peace reporting http://www.iwpr.net/
 50. fond saschity Glasnosti http://www.gdf.ru/
366 miGuel vÁzquez liÑÁN
universidad de sevilla, pretende discutir y dar a conocer, especialmente 
en lo que a los aspectos comunicacionales se refiere, una zona del mundo 
muy poco estudiada en la universidad española.
esta inquietud investigadora está en consonancia con la convicción 
de que es necesario aportar nuevos elementos para la confección de 
una verdadera historia de la comunicación «universal», que se aparte 
del eurocentrismo que normalmente aqueja a la disciplina. para ello, 
el observatorio se acerca a la región del antiguo espacio soviético con 
una mirada multidisciplinar que incluye el interés por su historia, cul-
tura, religión, desarrollo político-social, relaciones internacionales, etc., 
imprescindible para comprender la evolución histórica de las diferentes 
formas de comunicación en este lugar del mundo. el interés por una 
nueva historia de la comunicación que tenga en cuenta modelos «no-
occidentales» está en conexión directa con la intención de comprender 
mejor, también, el acercamiento de los medios de comunicación de la 
zona al conflicto. el estudio de las estructuras económicas de los medios 
de comunicación, la legislación, el análisis del discurso, el estado de la 
libertad de prensa, etc. son objeto de estudio del observatorio eurasia. 
si bien resulta complejo definir con precisión el espacio al que llamamos 
eurasia, el observatorio se interesa por el espacio ex – soviético de esta 
región, con un énfasis especial en la federación rusa y las repúblicas 
de asia central y el cáucaso.
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— frontline club foro de discusión sobre la situación del periodismo en rusia. 
http://www.frontlineclub.ru/
— Glasnost defense foundation http://www.gdf.ru/
— revista de periodismo preventivo http://www.ippai.info/
— arab media Watch http://www.arabmediawatch.com/amw/

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