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tlena Grzegorczyk - 1 - "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" Carrera de Especialización en Estudios de las Mujeres y de Género Departamento -de Ciencias SC)ciales Área lnterdisciplinaria en Estudios de la Mujer Universidad Nacional de Lujáh TALLER DE +NVESTIGACIÓN E INTEGRACIÓN -Trabajo Final Integrador- Equipo responsable: Dra. Cecilia Lagunas, Dra. Liliana Gastrón, Dra. Alicia Palermo, Dra. Brisa Varela, Lic. Griselda Negri, Lic. Cristina Iglesia. Tutoría: Dra. Liliana Gastrón Dictado del Taller: Octubre/noviembre 2009 Presentación del trabajo: 19 de abril de 2011 Tema: "CURSO DE LA VIDA, GÉNERO Y CIUDADANIA POLÍTICA". Nombre y apellido: Elena Grzegorczyk Título de grado: Licenciatura en Trabajo Social DNI 5.200.404 Domicilio: Mendoza 82-8- Río Gallegos - Prov. Santa Cruz Teléfonos: 02966-421963 - Cel. 02966-15536132 Correo Electrónico: elenagrze@hotmail.com l:lent1 Grzegorczyk "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" ÍNDICE INTRODUCCIÓN 1 º) CURSO DE LA VIDA Y GÉNERO A) Edad y edadismo B) Socialización diferencial y construcción de género dicotómico C) Relación autoridad/dependencia D) Discurso y lenguaje E) "Ser madre" y ''ser trabajador" F) El "mandato de agradar" 2º) CIUDADANÍA POLÍTICA FEMENINA A) Dicotomía público/privado. B) Debate igualdad/diferencia C) Ciudadanía y participación D) Derecho individual, poder colectivo y representación E) Interacción discursiva y poder de nominación F) Práctica política CONCLUSIONES A MODO DE EPÍLOGO ANEXOS - 2 - Elena Grzegorczyk INTRODUCCIÓN - 3 - · "Curso de ta vida, Género y Ciudadanía Polít ica" El poder explícito y legítimo por excelencia es el poder político. A.Valcárcel Esta presentación corresponde al Trabajo Final de Integración de la Carrera "Especialización en Estudios de las Mujeres y de Género", dictada por el Área lnterdisciplinaria de Estudios de la Mujer, Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján. He denominado al mismo "Curso de la vida, Género y Ciudadanía política". El objetivo es vincular algunos aspectos que me parecieron relevantes de la construcción del género, en el curso de la vida, con la práctica de la ciudadanía política femenina. ¿Cómo surge este propósito?. Inicialmente tuve la intención de relacionar edad y participación política, basada en que las políticas mujeres mayores supuestamente con experiencia política, no tendrían las mismas posibilidades que los políticos en la misma etapa vital. También me he fijado en las "nuevas generaciones": tampoco se visualiza un "semillero" de jóvenes mujeres que funcionarían como masa crítica, como factor de mayor movilización política y mejores posibilidades de recambio. Entonces lo que finalmente observé es que las diferencias según género en relación con la política no tienen solamente la calidad de "mujer mayor". como factor de discriminación. Las razones de lo que he descrito se pueden encontrar en las historias de vida diferencia/es de hombres y mujeres, y quisiera poder mostrar parcialmente cómo se reflejan, se cristalizan y toman forma concreta en la situación planteada, en el ejercicio de la política y del poder real. Es decir, el problema resultó ser más abarcativo: muchas autoras/es consultadas me fueron indicando que es desde la infancia -y aún antes de nacer- que se prefigura un modelo de sujeta femenina "no-política". De E ena Grieeoruyk 4 - "Curso de la vida Género y Ciudadanía Política" cualquier manera, el tema de la edad madura (y el edadismo) está incluido como un factor fundamental en este análisis. Creo que los condicionantes de género en las trayectorías de vida de las mujeres provocan que habitualmente la posibilidad de una carrera política no esté entre sus opciones más convocantes, dado que determinan én gran medida no sólo su acceso al campo político, sino su lugar (su jerarquía), las características de su desenvolvimiento, y las posibilidades de continuidad en ese espacio de poder. Por ahora, creo haber mostrado en parte en este trabajo, el impacto de los procesos socializadores, en la práctica política de las mujeres. Entiendo que el usufructo de los derechos de ciudadanía, concretamente los relacionados con la participación política por parte de las mujeres, es un aspecto fundamental en la problemática de género, y de una relevancia enorme en el alcance de la libertad y la igualdad. Por otra parte, el relevamiento de las ideas expuestas y su análisis pueden aportar a la teoría y la práctica en lo que respecta a la acción política y al $rcicio de la ciudadanía de las mujeres, y como fundamento de políticas públicas destinadas a corregir las desigualdades de género. He organizado el trabaJo en dos partes: La primera, denominada "Curso de la vida y género", y la segunda parte, "Ciudadanía política femenina". La primera parte consta de distintos subtítulos que hacen referencia a factores de discriminación de género en el curso de la vida, y que considero influyen en el ejercicio de los derechos ciudadanos y la participación. En la segunda parte, intento plantear y analizar algunos aspectos teórico/prácticos del ejercicio político de las mujeres que interpreto como expresiones críticas de la socialización diferencial y sexista. 1°) CURSO DE LA VIDA Y GÉNERO ¿Cuál es la importancia del proceso de socialización en la formación y el ejercicio político de las personas?. Se atribuye a este proceso que el individuo o individua adquiera una "determinada cultura política", se "inserte en el espacio público", "adquiera creencias sobre la sociedad y la política". (García Escribano y Frutos Balibrea, 1998: s/d). La socialización favorecerá o no la "acumulación de experiencias de participación y toma de decisiones políticas"; proveerá (o no) "oportunidades constantes y coherentes en la toma de decisiones" para que amplíen su ámbito hacia la esfera pública; arbitrará (o no) la "adquisición de información y entrenamiento" en la partrcrpación. (Martínez Diz, 1994: 288, 289) Elena Grzegoruyk - 5 - "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" En este apartado analizaré algunos elementos de la socialización en el género en el curso de la vida que pueden asociarse con condicionantes o determinantes para la participación y el ejercicio del poder político en las mujeres. A) Edad y edadismo En función del tema elegido, este subtítulo tiene la finalidad de analizar en parte el tema de la edad como factor que incide en el rol político de las mujeres. Para hacer una breve referencia conceptual, en términos ·generales denominamos "género", a los atributos sociales y culturales, con relación a todo lo que se espera de lo que llamamos _'condición femenina' y 'condición masculina' y de los roles provenientes de esa dicotomía, que pueden tener diferencias según cada sociedad, cada grupo, en cada clase socioeconómica, generacionalmente, históricamente. Uno de los factores fundamentales involucrados en el proceso de socialización en el género, en especial cuando se trata de mujeres, es la edad. Pero obviamente no me refiero a "la edad" de las mujeres en forma abstracta y/o cronológica, no se trata del "número", sino considerando contextualmente, su valoración y significación cultural. Hasta el momento las etapas de la vida tradicionalmente establecidas, aparecen "cortadas" en partes: niñez, pubertad, adolescencia, juventud, adultez, vejez. En los últimos tiempos, el desarrollo de la investigación y la construcción teórica sobre gerontología, y la misma realidad actual, parecen ir modificando en parte esta visión. La forma convencional de concebir el proceso de la vida no expresa el curso de la vida como un continuun vital, ni tampoco tiene en cuenta la construcción subjetiva de las personas en relación con la edad social. Podría decir que a partir de esta concepción, surge una contradicción: la edad interna, subjetiva de la persona no necesariamentecoincide con la edad social basada, desde un enfoque de género, en las valoraciones y podría decir también en los "mandatos" sobre la edad. El "curso de la vida" es un paradigma en construcción que enfoca los recorridos vitales de los individuos e individuas como un continuun. Podemos distinguir conceptualmente la edad, que es la temporalidad del in.dividuo (tiempo individual), de la historicidad y su articulación, dado que Elena Grzcgorczyk - 6 - "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" la vida humana transcurre en un tiempo histórico, es decir, está sujeta a transformaciones socioculturales y colectivas . (Apuntes de clase). A.Freixas señala el sentido reduccionista que suele aplicarse a la relación "joven/vieja", que opera en las representaciones y en las prácticas al percibirse como una ruptura o un quiebre en el curso de la vida. No se puede tomar la edad mayor como algo separado de nosotras, como si no fuera parte del ciclo vital.. . de nosotras mismas. Considerando también que "nunca antes los seres humanos se han encontrado con un tercio más de vida por delante" a partir de la meseta de la vida que va desde la adultez joven a la vejez, alrededor de los 50 ,y 60 años .. ,Freixa$, ·2005: 69, 70), este aumento acelerado de las persó.nas de edad dejó algunas consecuencias, una de ellas, "conocida como viajismo o edadismo, que es el conjunto de estereotipos y prejuicios contra individuos o grupos en razón de su edad". (Gastrón, 2009: 18). Esto evidencia que existe prejuicio cultural hacia las personas mayores, por el sólo hecho de serlo. Para ampliar el concepto, el "edadismo" describe las "conductas, sentimientos y actitudes de rechazo o desagrado que mostramos hacia las personas de cualquier sexo que no son jóvenes. Estos prejuicios suelen estar más acentu.ados cuando se refieren a las mujeres que cuando se trata de los hombres de la misma edad." Hacerse mayor tiene un significado cultural diferente ya que para los hombres hay una mayor tolerancia social. (Freixas, 2005: 74, citando a S.Sontag). Desde la nueva perspectiva, se ha visualizado que "el curso de la vida individual está conformado por un conjunto de trayectorias que remiten a las diferentes esferas en las que se desarrolla la existencia: trayectorias educativas, ocupacionales, familiares y afectivas, de ciudadanía, de salud, autobiográficas, espaciales".(Gastrón, 2009: 196). Teniendo en cuenta cada una de estas trayectorias, cuando hablamos desde el punto de vista de la construcción genérica y cuando nos referimos a la edad, surge la necesidad de redefinir a qué niñez estamos aludiendo cuando nos referimos a un niño o a una niña; a qué juventud (qué mujer joven, qué hombre joven) qué adulta joven, qué adulta o adulto mayor. Todo esto en función de la socialización diferencial y la construcción dicotómica de la realidad social y cultural, que durante toda la trayectoria vital nos divide a hombres y mujeres en experiencias, en desarrollo de habilidades, en nuestra ubicación en espacios físicos y simbólicos, en el orden sexual jerárquico. Entiendo que la nueva mirada pone en cuestionamiento el encasillamiento del curso de la vida humana en los estereotipos de la edad Elena Grzegorczyk - 7 - "Curso de ta vida, Género y Ciudadanía Política" cronológica establecida desde una visión no sólo esencialista y biologista, sino más que nada "sexista". Con relación a la representación social y cultural. de la edad, es curioso que las mujeres que han logrado mejores oportunidades en distintos aspectos que las generaciones anteriores, no han producido una transformación en los significados sociales. Dice Freixas: el "cúmulo de coyunturas vitales y profesionales ( . .. ) no ha transformado el imaginario social de lo que puede entenderse por ser 'una mujer mayor' y tampoco ha sumado un cambio significativo en algunos aspectos en la práctica de la vida cotidiana y de las relaciones, en la medida en que unas y otras siguen asumiendo la centralidad de los trabajos de cuidado, la maternidad y el peso de la relación de pareja ... " (Freixas, 2005: 70, 71 ). Como cierre de la idea, tendría que quedar claro que la "cuestión de la edad", tiene incidencias y consecuencias de género importantes en la inserción política, y es imprescindible tenerla en cuenta a la hora de la elaboración de políticas públicas "para la igualdad". B) Socialización diferencial y construcción de género dicotómico. Este punto tiene la finalidad de relevar y analizar aspectos referidos a la socialización diferencial y construcción de género djcotómico. No obstante, esta polarización, de gran relevancia en la cultura de género, aparece latente o implícita, en otros tópicos desarrollados en los puntos siguientes. Para dejar planteadas algunos ejemplos en las etapas iniciales de socialización dicotómica, y aquilatar la significación a futuro que puede tener la discriminación sexual en los primeros intercambios, entiendo que la socialización diferencial se observa claramente en el contacto que se establece entre niñas y niños con los juegos y juguetes, instancia crucial en la socialización en el género. Mientras los varones son inducidos a manipular maquinarias, armar y desarmar; a las niñas se les pone un muñeco o muñeca en los brazos. Los varones aprenden a desarrollar fuerza, a desplazarse, a proyectar objetos (aún cuando sean en la actualidad en forma virtual) por medio de la lucha, los vehículos, las armas, los deportes. En cambio, las niñas están acotadas a círculos, a juegos "hacia adentro" ... (la ronda, las escondidas en la escuela, a desarrollar sentimientos de protección, al abrazo, al cuidado de otros, etc.) Esto implica aprender_ a atenderlos, hacerse responsable del otro que es una "persona", no un objeto; alimentar y bañar, cambiar de ropa, etc. Es decir, las niñas tienen una introducción muy temprana a la domesticidad, a lo ''privado", a los contactos Ele11,1 Grzegorczyk 8 - "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" "humanos", etc. al tiempo que los niños desarrollan habilidades hacia el "afuera", seguridad espacial, etc. Por dar un dato al respecto, en estudios de género se ha demostrado que la "confianza y familiaridad que produce el contacto frecuente con herramientas por parte de''las niñas y jóvenes, es un factor a la hora de decidir oficio o profesión no tradicional por parte de las mujeres (Palermo, 2009: 277). Al describir la dicotomía de género en la socialización, B.Medrado expresa que las mujeres "deben reproducir modelos de comportamiento que resultan en una baja autoestima y producen condiciones de subordinación en diferentes áreas de la vida cotidiana, tanto en los espacios públicos como en los privados" (Medrado, 2003: 77). En forma simultánea, "los hombres son educados para no cuidar de las otras personas ni de sí mismos; son educados para ser autónomos e independientes . .. Es decir, tambíén deben reproducir modelos de comportamiento, asumiendo posiciones de poder tanto en los espacios públicos como en los privados, lo que resulta en un estilo de vida a veces destructivo y autodestructivo". (Medrado, 2003: 78). Podría acotar que este es el modelo que se presenta frente a los varones desde muy niños; se los educa en sus reglas y códigos; además el mecanismo, dada la estructura social patriarcal, "necesita" estos sujetos y sujetas así configurados. La socialización sexual diferencial se basa en las expectativas fundadas en las representaciones estereotipadas que hemos construido sobre lo que consideramos masculino y femenino. Pero es importante distinguir la "masculinidad" y la "femineidad", de los hombres y de las mujeres "reales", dado que "los sujetos construyen su subjetividad sexuada mediante fórmulas personales no homogéneas, que se acomodan de formas diversas a las representaciones compartidas acerca de la masculinidad y la feminidad. (Meler, 2006: 3). No obstante, a los fines de este· trabajo y basadaen esta autora, quiero remarcar que si bien estas representaciones están siendo cuest_ionadas y redefinidas, "no han perdido su carácter polarizado". Es más, la dicotomía se manifiesta en particular "en la conducta de padres y educadores a la hora de construir el género" en los niños y niñas. Es necesario tener en cuenta el carácter relacional del género; me refiero a la relación hombres/mujeres, y entre las posiciones construidas socioculturalmente que ellos ocupan. Desde el psicoanálisis crítico, l. Meler hace referencia a que mediante el recurso de la identificación "el género se arma en una matriz relacional" tanto en vínculos con los modelos que guían las conductas como en la relación con las contrafiguras o modelos El n Guegorrzyk - 9 ·curso de la vida. Genero y C1udadania Polit1ca· opuestos. Esta autora refiere la existencia en este proceso de "pautas implícitas que van moldeando en forma inadvertida" a los sujetos en los modelos de género (Meler, 2006: 2). Pero es importante también tener en cuenta que "las diferencias" en la relación de género no son meramente "diferentes", sino opuestas y también asimétricas, en función de la valoración social de las mismas. Aunque no necesariamente deba ser así -ya que creo posible que configuren una ,gua/dad basada en la libertad-, en la realidad social en el plano de las prácticas sociales concretas y en las representaciones el género pone en evidencia la posición desvalorizada que las muJeres ocupan en la sociedad respecto de la posición de los hombres, más allá de que sean conscientes o no. (Grzegorczyk, 2004: 1 42). Por otra parte, es crucial tener en cuenta que todos los individuos e individuas adquieren concepciones -compartidas colectivamente-, a lo largo de la vida. "Esta adquisición de normas, valores y sentimientos para la acción y la interacción es un proceso continuo que se inicia en los pnmeros años de la vida. En el momento de nacer, las personas no poseen los símbolos, valores que gobiernan sus comportamientos, sus actitudes, sus sentimientos. Los individuos adquieren, pues, a través del aprendizaje o del condicionamiento, conocimientos, capacidades y disposiciones que les permiten participar con mayor o menor eficacia en la sociedad". (Martínez 012, 1 994:286). Tener expectativas diferentes frente a niños o a niñas expresa de por sí que forzamos su conducta en una dirección. G.Morgade sostiene que antes aún de la existencia material de las personas, ya se expresan expectativas diferentes, se trate de un varón o de una niña. Dice la autora: Aunque sea difícil creerlo, la condición de "seres sociales" de las personas hace que ya desde la forma en que son imaginadas antes de nacer se está construyendo la "forma de ser" de un sujeto(/sujeta) humano". (Morgade, 200 1 . 35) En los primeros años, niños y niñas están bajo el cuidado de las familias ("ámbito para el ejercicio de los derechos individuales pero, al mismo tiempo, el espacio donde interactúan miembros de poder desigual y asimétrico" (Giri y Córdoba, 2003: 1 7); y demás instituciones de la sociedad, que reproducen en mayor o menor grado los modelos de género vigentes. ¿ Qué sucede en particular en los primeros años y en el medio familiar. Las familias como instituciones emergentes de la sociedad en cualquier forma que puedan adoptar, son obviamente transmisoras de las concepciones de género circulantes en el medio social. Esto quiero remarcarlo: La e .. Elena GrzegorCLyk - 10 .. "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" "masculinidad" y la "femineidad", en mi modo de ver, son grandes estrategias, o sea objetivos a cumplir, y sirven de guía de la educación y formación de sujetos. Las familias "toman" esos ideales y los encarnan en las personas que están socializando, más allá de que puedan modificarlos y más allá de que no lo hagan acríticamente. Podría decir que las familias aún cuando podrían -y algunas lo hacen- producir un cambio radical, tienen limitaciones aún cuando sean conscientes del trato desigual que ellas mismas prodigan y que reciben niños y niñas. Están de por medio el control interno, el externo (Zorrilla, 1992: 197) y el proceso de naturalización, es decir, la normativa de género les brinda un grado alto de "operatividad", sienten los "beneficios" de responder a las reglas de género. Las normas están instaladas en el contexto s_ociosexuQiLgoooe las famiiias están insertas. Las políticas públicas deberían dirigirse a romper esta matriz, nó reforzar los estereotipos de género. Es muy interesante lo que dice A. Marrero, con referencia a la socialización inicial de las niñas y la construcción de su identidad subordinada: "la definición cultural de lo que es "ser" una niña, señala un repertorio de comportamientos valorativamente connotados que deben ser practicados, y esa práctica -por más que esté sostenida en la autoconfianza que deriva de la seguridad emocional brindada por el medio familiar - viene a producir y a ratificar las valoraciones culturales previas, relativamente desfavorables, ligadas a su género. Recordemos que junto con el rol de hijas o hijos, el de varón o niña es el primero que adquieren las personas al nacer; y su comportamiento, de allí en más, será tuzgado - premiado o castigado- en relación a las prescripciones culturales definidos para estos roles. Acomodarse a un rol subordinado desde el mismo momento del nacimiento, es entonces, construir una identidad subordinada". (Marrero, 2008: 69,70). Más adelante en el curso de sus vidas, niños y niñas se insertan en las escuelas, donde "llegan ya como portadoras -inconscientes de un sentido común social, que no sólo define diferentes roles de género, y les asigna un valor desigual, sino que las ubica, (a las niñas), dentro de ese sistema de roles, en un lugar subordinado". (Marrero,2008: 69). A los niños, dentro de un sistema de roles, en un lugar superior, dominante. Si bien el sexismo y su 'materia prima' (los estereotipos y prejuicios) circulan por la sociedad en general, se ha acumulado un conocimiento específico de cómo funcionan estos mecanismos dentro de la educación formal, y la formación y trayectoria profesional. Estudios citados por varias autoras muestran que las expectativas de los/las docentes, inducen a las niñas y niños a cumplir las • ll "Curso de la vida Género y C,udadania Pol11tca ' normas en forma diferencial. Es a partir de ellas que "las docentes estimulan o no la realización de determinadas conductas, actividades, etc. en las nenas y en los varones" (Palermo, 1994: 85).Pero lo más grave es que "no son conscientes de esta situación". (González, R.M. y otras, 2000: 169). Con respecto a la elección de carreras y profesiones, A.Palermo argumenta que la elección de una carrera es una "instancia clave" que se produce dentro del "proceso de profesionalidad" es decir, no es un momento puntual, sino que se va construyendo a través de distintas instancias Quegos desde la infancia, imágenes sobre el futuro e ident1ficac1ones, trayectoria educativa, formación, ejercicio profesional, capacitación . . . ) (Palermo, 2009: 287). Ninguna de estas instancias (sus instituciones y sus actores/as), incluida la familiar, guedan exentas de responsabilidades con relación a la Jerarquizac1ón sexual que se aplica en ellas; ninguna es ajena a la construcción de las identidades genéricas, a las dicotomías espaciales, al conocimiento y al trabajo sexuado, a la división de roles de género. Podría agregarse a estos factores una penetración cada vez más intensa sobre las organizaciones familiares actuales e instituciones escolares, formativas y profesionales, de otros agentes socializadores, como los medios de comunicación, instituciones y poderes del Estado, instituciones deportivas y de ocio y entretenimiento, religiosos, sindicatos, partidos políticos medios virtuales, etc., que refuerzan la polarización asimétrica de los códigos de género. C) Modelos de autoridady dependencia Este punto hace referencia a una de las claves para configurar una identidad política que es la construcción de la imagen de autoridad. Una definición de diccionario refiere a la autoridad como derecho o poder de mandar y también crédito concedido a una persona, en este caso en función de su condición sexual o género. "En el grupo familiar, en la relación de las personas con sus progenitores, tienen su primer origen /as actitudes del individuo respecto de la autoridad". (Martínez Diz, 1 994: 287). Sigue esta autora. 'Desde la perspectiva de género parece que existe la vivencia del poder masculino. Por un lado, se percibe la figura del padre que ostenta la autoridad, y por otro, la figura de la madre dependiente. Hombres y mujeres experimentan de forma diferente sus relaciones con la autoridad. Estas formas distintas se traducen, en la mujer en el aprendizaje de la sumisión y la - 1L "Curso de la vida, Género y Ciudadania Política" dependencia, que son modelos alejados del e1ercicio del poder'. (Martínez Diz, 1994: 287). (Las cursivas son mías) Debemos tener en cuenta la percepción ya instalada desde niña, de la 'superioridad', el 'privilegio' , la 'preferencia', etc. del varón ; y de éste esa percepción sobre sí mismo: Cuando llegan a la adolescencia está establecida la relación desigual de género. J.V.Marqués menciona los instrumentos por los que el varón aprende sobre su "importancia y superioridad", por ejemplo: captar la importancia del padre en el grupo doméstico, probable trato preferente con respecto a niñas, observación de roles interesantes, protagonistas, de mando, etc., desempeñados por hombres, captación de mayor pluralidad en las ocupaciones masculinas, percepción de la jerarquía máxima (por ejemplo Dios) como personaje masculino, etc. (Marqués, 1997 . 20) ¿ Qué sucede con este tema cuando niñas y niños, jóvenes hombres y mujeres, acceden a las instituciones educativas? Martínez Diz expresa que: "A través de la organización formal de la institución escolar y en los grupos se materializan aprendizajes de la autoridad y el liderazgo. Las diferencias de lo percibido y lo aprendido entre mujeres y hombres persisten". (Martínez Diz, 1994: 287) Hay que tener en cuenta que la dicotomía sexual no sólo divide la realidad en masculina y femenina sino que también considera uno de los modelos de valor superior y de mayor prestigio. En la asimilación dicotomizada de información, "los niños, los varones, encuentran una mayor facilidad para identificarse con un modelo que se presenta como superior, al mismo tiempo que las niñas perciben la falta de valoración pública de lo que han de integrar en su propia personalidad, . . ". (Según estudios citados por Flecha García, 1999: 234, 235). Con lo que esta percepción significa en términos de violencia simbólico/material. Los modelos que se transmiten en los procesos educativos y formativos, están ampliamente estudiados desde la perspectiva de género. Una de las observaciones es la "omisión de referentes positivos de mujeres (frente a modelos masculinos valorizados) desde los cuales las niñas y jóvenes puedan encontrar referentes identificatorios que les permite tener una imagen valiosa de sí mismas" (González. R. M. y otras, 2000: 165) El pasado se centra en aquellos aspectos que son "significativos desde la óptica androcéntrica ( . . . ) donde las mujeres no tienen cabida" (Según estudios citados por González, R.M. y otras, 2000: 1 64) 1:/cna Gr wgorczyx tlenJ Grzcgorczyk - 13 - "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Politica" Las niñas y mujeres se educan en la subordinación a la imagen de lo masculino superiorizado. Los contenidos y la transmisión de conocimientos y saberes obligan a las niñas y mujeres a "mirar" (admirar) a l Hombre (los hombres) como figuras con poder político, económjco, social, en especial con relación a ellas. Y al mismo tiempo aprenden a desdibujarse ellas mismas y a disminuir no a acrecentar su" autoestima, que se va construyendo durante la formación de la sujeta. Como consecuencia, las niñas -y jóvenes reciben mensajes contradictorios: hay valores universales, pero deben aceptar los valores de género, que para ellas son inferiores, menos valorados, no universales, o sea su propia subordinación a lo masculino. Estos mensajes pueden "afectar la construcción de su identidad y su futuro desempeño en el mundo adulto". (Marrero, 2006;.,_�J). M.A.García de León refiere " . . . el excedente de valoración invertido en los hombres (como vimos, desde las primeras interaccione� familiares, escolares, etc.) los dota de 'autoridad' masculina . . . La autoridad masculina, que forma parte de la construcción de género, se atribuye a méritos personales: "esta autoridad tiene la apariencia de no ser masculina, sino humana en general y generada exclusivamente de los méritos logrados en forma individual" (García de León, 1 994: . 5 1 , citando a Jónasdóttir,). Los efectos de este plus crea la concepción de que "los hombres son mejores" (para lo que sea que se proponga). Este atributo se despklza a toda la masculinidad: a todos los alcanza el manto de excelencia; a diferencia de ' las mujeres que asisten o aspiran o compiten en distintos espacios con un "déficit de valoración". El "excedente de valor social" que se exige y cubren algunas mujeres, "no quiebra los códigos de la violencia simbólica de la masculinidad . . . " (García de León 1 994: 52) 1 Si bien se han registrado cambios en algunos aspectos, entiendo que en la construcción del género la relación de fuerzas mantiene sus características fundamentales. Teniendo en cuenta las observaciones que vengo realizando en este trabajo, habría que corroborar la hipótesis de M.A. García de León en el sentido de que la imagen de "la mujer en el poder" se impone como realidad, mas no es realidad (García de León, 1994: 43). Las desigualdades persisten a pesar de la igualdad cuantitativa en la educación básica, superior y universitaria: los "avances" no incremento paritario de la participación política de ( entre otras desigualdades). se traducen en un mujeres y hombres 1 Los medios de comunicación refuerzan estos aprendizajes. Véanse los Anexos Iº, 2° y 3". Elena Guegon.zyk - 1 4 - "Curso de la vida, Género y .Ciudadanía Política" O) Discurso y lenguaje La inclusión del discurso y del lenguaje en particular como una forma discursiva en este trabajo, tiene la finalidad de analizar algunos aspectos y exponer ejemplos de la apropiación desigual del habla entre hombres y mujeres, como instrumento de poder, que entiendo está relacionado con los espacios de poder y la división sexual del conocimiento y del saber .. Al considerar J.Scott que el lenguaje opera como discurso, el mismo expresa un sistema de significación, interviene en la producción de los significados que se atribuyen al mundo real. No es que "representa la realidad" sino que produce realidad. A partir de los mismos ésta se organiza y da sentido a la práctica, lo que implica hacer obvias las significaciones y naturalizarlas. El lenguaje es un factor activo en la constitución de los sujetos y de sus prácticas. (Cabrera, 2006: 256). El lenguaje tiene una apariencia neutral, parece que nos incluye a todos/as, que es la voz de todos; pero, por efecto de la 'acumulación' de poder, en la sociedad patriarcal, el 'discurso del género' no puede no responder a la hegemonía masculina , y se materializa por ejemplo en la literatura, en la prensa, en publicidades y la propaganda, en la narrativa , en la cinematografía y el humorismo, en canciones, y otras expresiones artísticas, mensajes radiales, gráficos y televisivos, saberes científicos, en el saber, en las interacciones cotidianas, etc .. (Grzegorczyk, 2004: 161 ). Por otra parte referí que está relacionado con la división del conocimiento: Por ejemplo, en los medios de comunicación se reprime u oculta la opinión o el saber de las mujeressobre ciertos temas; en cambio les son permitidos algunos saberes bien delimitados: por ejemplo1 ellas pueden tratar asuntos relacionados con la familia, la pareja, los hijos, la belleza física, la moda, los sentimientos; es decir, todo lo que se constituye en 'espacio femenino' Al tiempo que son permitidos, mantienen su carácter marginal porque corresponden a espacios relativamente desvalorizados. Los hombres tienen acceso a espacios predominantes y decisivos, que se restringen (no expresamente) a las mujeres. Entonces ellos pueden desenvolverse, expresarse, desarrollar habilidades, en política, economía, deportes, humorismo, oficios, profesiones, etc.; alrededor de estas materias se establecen "líneas de resistencia", algunas en forma muy sofisticada o encubierta. Esto no es siempre así ( existen excepciones) lo que es fundamental como estrategia de reproducción del sexismo. El tema del lenguaje es objeto de estudio de la crítica feminista. En el medio escolar, los estudios de educación y género han detec;�ad_o que la t Elena Grzegoruyk - 15 - "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" interacción (verbal, o de otro tipo) que se establece entre los y las docentes con sus alumnos y alumnas, está connotada por los diferentes significados que les atribuimos a los sexos, y que esta connotación implica asimetrfa sexual_ Las interacciones -donde se fil'tran sugerencias referidas a roles sexuales-, se gestan bajo "reglas de juego" y por medio de la "negociación" en donde se produce un intercambio de significados y prácticas en base a los valores del grupo o de la insU� . . . " . . Dentro de estos intercambios está la "negociación de las identidades de género, dado que "es el terreno comunicativo el que proporciona las bases para la conformación de identidades colectivas" en base a valores dominantes. (Palermo, 1994: 94 ). Los estudios sobre género realizados durante largo tiempo con relación a los intercambios dentro del aula, registran diferencias de género, por ejemplo, hacerles más preguntas o darles más explicaciones a los niños que a las niñas, interrumpir más las exposiciones de las niñas que de los niños, etc. En locuciones públicas en ámbitos educativos superiores se pudieron constatar diferencias en el uso de los tiempos de exposición en las estudiantes con relación a los estudiantes varones; y modalidades de participación relativamente marginales del grupo de mujeres en estas circunstancias. (Según estudios de Marrero, 2006: 58) . Por supuesto que esta matriz verbal y de trato se refleja luego en las modalidades de inserción social según el sexo de las personas. Este es uno de los aspectos que va construyendo una identidad disminuida ("devaluada" como dice A.Marrero) en las niñas primero y de las jóvenes y mujeres luego. El lenguaje, entonces, no es un soporte inocente ni neutral, sino una manifestación de valores, prejuicios y pautas culturales. (Morgade, 200 1 : 57). Una de las señales que llama la atención a las investigadoras y coinciden en considerarla como formas discriminatorias es la pretensión de "universalismo" en el lenguaje. Según palabras de Rosi Braidotti, el universalismo es una tendencia que consiste en equiparar el punto de vista masculino con el punto de vista general, "humano", y -en base al pensamiento sexual · dicotómico- confinar lo femenino a ' lo otro'. De esta manera, lo masculino se torna la "norma" y lo femenino es lo "diferente" (Braidotti, 2000: 1 7 4 ). Bajo esta premisa, el genérico masculino como ordenamiento jerárquico (masculino/femenino) es de uso común en las escuelas en forma acrítica. Esta modalidad verbal excluye a las niñas y mujeres del discurso, desdibujando su identidad lingüística y silenciando las · dif�rencias • Elena Grzegoruyk - lG - · ·curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" (desigualdades) sexuales (García Frinchaboy, 1 998: 27). Este trato refleja y reproduce su posicionamiento como sujeta dentro de estructura genérica, y es una descalificación de la niña como sujeto independiente y autónomo de la identidad "niño".(Giberti, 2005: 1 53). Aquí es necesario resaltar el carácter homogeneizante (en contraposición a lo individualizante) a que estamos sujetas y encerradas las m ujeres en el lenguaje, y por ende, en las representaciones y en la realidad que construimos. Esto produce una identidad ambivalente y subordinada, porque expresamente el vocabulario de los y las adultas que están frente a familias o a al�mnos/as, y otros discursos, dicen referirse a los "chicos en general", pero la misma expresión en sí supone u na diferencia en el trato. E.Giberti incluye este mecanismo en la categoría de "violencia simbólica" cuando se trata con liviandad y frivolidad, restándole importancia a la homologación de la niña como femenino de niño. Por otra parte, el silencio que se mantiene sobre este problema alimenta "la invisibilidad, los estereotipos y las vulnerabilidades a las que las niñas están expuestas y que, junto con el aprendizaje de la vergüenza y de la obediencia, pueden considerarse organizadores de la vida de las niñas y posteriormente de las vidas de las mujeres. (Giberti, 2005: 152, 1 53 , 1 54). (Las cursivas mías) El sexismo en la práctica del lenguaje tiene directa vinculación con los �erechos ciudadanos de las mujeres. E) "Ser madre" y "ser trabajador" El esencialismo biologista, que vinculó históricamente a las mujeres con la "naturaleza" y el espacio doméstico, posicionando a los hombres en la "cultura" y en el espacio llamado "público", aún pesa, y mucho, en el ejercicio ciudadano de las mujeres; aún cuando los patrones rígidos de género tanto de hombres como de mujeres están en cuestionamiento. (Giri y Córdoba, 2003: 1 8). Podría citar acá el señalamiento de A.Freixas sobre el estereotipo de la mujer-madre que reduce la vida femenina a las tres "emes": menarca, maternidad, menopausia. (Freixas, 2005:71 ). Formarse para ser madre es un aprendizaje desde el inicio de la vida, a mi entender, en forma casi excluyente: El contenido más importante de la infancia de las niñas es la perspectiva· de prepararse física, emocional e intelectualmente para la maternidad. (Morgade, 2001 ?: 38). .- Elena Grzegoruyk 17 "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" La división de roles centrada en el ciclo reproductivo ha producido que la contribución básica de las mujeres a la sociedad sea entendida a través de la maternidad; aún cuando para esta función vital -y los concomitantes creados a su alrededor- no hayan recompensas de ningún tipo. Por su parte, los hombres son retribuidos por su "rendimiento y participación en la arena pública y en el mercado laboral" (Freixas, 2005: 72). La "cultura del cuidado", asignada a las mujeres, configura una subjetividad hacia los demás, con efectos sobre la aut<?valoración y la autoestima. Esto afecta la construcción de su propia identidad como sujeto de necesidades y deseos. C.Coria explica que un eje fundamental del psiquismo humano está constituido por la posibilidad de cada persona de reconocerse y legitimarse a sí misma como sujeto deseante . . . La capacidad deseante es el eje que configura la propia identidad y da sentido al proyecto vital. (Coria, 2005: 29). En el mismo sentido se expresa S.Covas: Está probado que el reconocimiento y la legitimación es necesaria para la personalidad y la autoestima, nuestro posicionamiento en el mundo, el modo de existir. Y agrega: pero no está muy claro en el caso de las mujeres. (Covas, 2005: 54 ). La organización patriarcal ha preparado durante siglos al género femenino para servir a las necesidades ajenas. Se entrenan desde pequeñas para descifrar y satisfacer los deseos de quienes las rodean, y suelen perder habilidad para descifrar los propios deseos y necesidades. (Coria, 2005: 29) . (Las cursivas son mías). Como parte de nuestra socialización para desenvolvernos en ese rol , desarrollamos capacidadesy habilidades para interpretar y secundar los sentimientos y las emociones de los demás; para protegerlos a lo largo de sus vidas así como la de "reconocerlos en su especificidad y diferencia, con la finalidad de que pueda descubrir su propia identidad, es decir, de que se reconozca a sí mismo" (Cavas, 2005: 1 55 , 1 56, citando a Montserrat Guntín i Gurguí,). Es de resaltar que estas habilidades no son visibilizadas ni reconocidas, y menos recompensadas; por otra parte, no son recíprocas ni forman parte de acuerdos ni negociaciones, ni tampoco son optativas. Así que, como se pregunta S . Covas: ¿Quiénes las reconocen a ellas en su especificidad y su diferencia, como seres con identidad propia? (Covas, 2005: 1 56). (Las cursivas son mías) Ahora, es importante hacer una aclaración: esta "solidaridad" -que se les ha inculcado a las mujeres desde niñas-, con la satisfacción de los deseos y necesidades de los demás, tiene un gran costo. Entiendo que no l lcn;,i (ir ¿cgo1 cLyk · 18 - Curso de la v,aa Genero y C1udaaania Pollt1ca es solidaridad lo que dispensan sino compromiso y sometimiento a las funciones que el patriarcado les asigna, es decir, ·'el renunciamiento responde mucho más a la necesidad de adecuarse a un mandato social que a un sentimiento auténtico". (Coria, 2008: 174 ). Más estrictamente hablando, lo que practican (coincidiendo con C.Coria) es el altruismo, que implica dar todo sin recibir nada a cambio. La autora nombrada expresa que en estas prácticas altruistas siempre existe un anhelo oculto de retribución proporcional. (Coria, 2008. 173, 17 4 ). El deseo de resarcimiento no expresado se pone en evidencia tarde o temprano en las conductas, en los sufnm1entos, en los reclamos, en situaciones en que las mujeres en función de madres y otras correlacionadas, renuncian a proyectos de desarrollo personal, etc Por otra parte, dado que estas funciones se presentan como obvias y determinadas por la cultura, "la contribución social de las mujeres a la sociedad y a la especie humana, se desdibuja y se borra" ( . . . ) "la sociedad se exime de compensar a las mujeres por los riesgos que corren para beneficio de todos. (Cona, 2008: 176) Aunque el trabajo personal y remunerado se considera un motivo de autoestima (esto es porque está valorado socialmente) y se vivencia como un ascenso social, el "ideal maternal" continúa siendo hegemónico, con toda la conflictiva que acarrea el doble rol la "doble presencia", que las autoras consultadas desarrollan ampliamente. Dirigido este rol unilateralmente hacia las mujeres, existen 'mecanismos de construcción de género' que evitan o por lo menos limitan el compromiso de los hombres con la función en forma igualitaria. Entonces, a falta de nuevos arreglos sociales para la crianza y de representaciones que les otorguen sentido y legitimidad. aparecen conflictos experimentados como personales por parte de las muJeres (Meler, 1994: 12, 1 3 ) . Además es preciso en este punto tener en cuenta la descalificación y subordinación de los trabajos, los espacios o lugares, a que están asignadas las mujeres en el afuera del hogar, en el "mundo público", por su posición de género. Por ello, si bien han logrado una conquista laboral esto ha sido sin un "efectivo ejercicio de los derechos y prácticas igualitarias" (Aguirre, 2007: s/d). Entiendo que se sigue reproduciendo la segregación vertical y horizontal por sexo en ámbitos laborales, políticos, etc. Frente a esta situación, no puede dejarse de lado ya que es constante su análisis crítico en la bibliografía, es el "rol paterno". No creo abarcar todas las situaciones y variables que pueden presentarse en las relaciones de .. Elen, (,1 ,egu c..Lyk 19 "Curso de la vida Genero y C1udadan1a Pohuca" género, pero observo que lo comente es el 'sostén' doméstico y de cuidado de las mujeres a los proyectos masculinos. y esta situación se presenta de hecho en las prácticas. Dado que están naturalizadas y se ven como obvias en sí mismos implican violencia simbólica, y ·· favorecen la autonomía masculina ya sea material como simbólicamente, aunque la mayor visibilidad pública de las mujeres puede distorsionar la perspectiva y producir una apariencia de igualda_d Para ser más clara: Observo en estas situaciones que no se tiene en cuenta el apoyo implícito que significa adaptarse a la variedad de oficios y profesiones de los hombres ( en su ejerc1c10 del rol de género "holgado", como lo define Marqués, 1997: 21) y a sus desempleos, a la que las muJeres tienen que adaptarse (desde su rol de género "restringido"), inclusive a costa de abandonar sus propios trabajos o reducir sus horarios de trabajo remunerado que les proporcionarían parcialmente, una forma de autonomía de género. O aceptando los trabajos más descalificados y desregulados que puedan existir.2 Sin desconocer los impactos en su salud mental y física Por esta razón, los hombres cuentan con las condiciones provistas por las mujeres (esposas, madres, hijas, hermanas, etc.) en muchos casos, interpretando a I.Meler, para integrar sin conflictos su rol de trabajador a su 1dent1dad de género (Meler, 1994: 11 ) . La identidad masculina no está afectada por su función reproductora: ésta queda invisibilizada, absorbida, 'cubierta por el rol materno, de manera que los conflictos derivados no los afecta o se colocan fuera de su modelo de género: concepción, anticoncepción, crianza, situación de aborto, responsabilidad en la educación de los h1Jos, etc.3 Por otra parte, temas de difícil debate social y político. Sus responsabilidades con relación a esto quedan libradas a su libre albedrío, a su deseo personal de atenderlas o no. Por otra parte, sumamente recompensado o gratificado socialmente por ello Por estas razones veo que las mujeres necesariamente construyen identidades 'frágiles' ("devaluadas" según A.Marrero) para poder adaptarse a diferentes situaciones de los hombres en su amplio abanico de posibib1lldades . Por esto creo que la construcción de las identidades masculinas es progresiva y consolidante. � EsUldísttt:a oticial indica que emrc los varone;:, Je menos de 211 años el Jescmpko es Jcl 1 JA % y entre las mujeres de esas edades del 17.7% \demás. las mujeres JO"cnes son más pcriud1cada5 por el empico en negro y la ba1a caliticac1on de las Larcas. con una pre!>encia importante en ei ",crvicio domésllco". Fuente: Diario Clarín, 17/10/201 O 3 E.Jelm h:ice una muy profunda rctlcxtón acerca de la co-rcsponsabilidad materna y patern a } la tlimensión relacional de la pa1cja. (Jdín. 1 997· 207i " Elena GrzegorcLyk - 20 ''Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" La sobrevaloración materna en la crianza de los hijos y los roles de cuidados (y la creencia de que las madres tienen instintos especiales y condiciones naturales para ello), ha dejado una deuda pendiente en el desarr"ollo de una nueva paternidad (no tradicional). A l preguntarse C.Wainerman "si en los hombres opera una transformación ( . . . ) que haga de la división del trabajo de la casa y de los hijos una empresa más equitativa, advierte resultados "desalentadores", y nos alerta del "peligro de que se dé una revolución estancada" (Wainerman, 2007: 21 3, 21 4). Una mayor igualdad significaría equilibrar las cargas y las recompensas; y entiendo que no se ven cambios de fondo (esperables, frente a las expectativas y la ampliación de roles femeninos) en la división sexual tradicional de género. Frente a políticas "protectoras" desde el Estado, si bien son o deberían ser destinadas .a todos los integrantes de la familia, dado el estereotipo social que atribuye todas las funciones de cuidado a las mujeres, son éstas las que se ven forzadas a pedirlos u obligadas a aceptarlos, con el perjuicio (consciente o no) a mediano o largo plazo para sus desempeños laborales y su relativa independencia económica. Las medidas para paliar la situación (guarderías , licencias, etc.) parecenhaber logrado sólo "precarias conciliaciones entre la vida familiar y laboral" (Covas, 2005: 1 80). Vale deci r, a la vez que reconocen derechos consolidan estereotipos sexuales. Es la familia, cualquiera sea su configuración, la que tiene que ser reconocida por el Estado, descentrando de ella a las mujeres. Serían necesarias políticas de género con fines equitativos o igualitarios replanteándose una equidad en la crianza y en las responsabilidades relacionadas. B.Medrado expresa que debemos "tener un · profundo conocimiento sobre la posición de hombres y mujeres en el hogar"; y que la paternidad, fundamentalmente en tanto deseo, derecho y compromiso (Medrado, 2003, 79), requiere incluir a los hombres también en el cuidado de los hijos, refiriéndose a ella como una experiencia muy vasta y rica y positiva tanto para el hombre, la mujer y el niño o niña (Medrado, 2003: 80,81) Al referirse a la "dimensión política" de la familia y la necesidad de políticas integrales, M.C. Feijoó señala que las mismas deben tender "puentes entre la familia y la sociedad. Formaríamos así círculos virtuosos capaces de construir democracia en la casa para construir democracia en la sociedad. (Feijoó, 2003: 1 39) (Las cursivas son mías) F) El "mandato de agradar" Elena Guegorczyk 21 "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" Este punto hace referencia a uno de los aspectos de la sociedad patriarcal, es decir, es uno de los dominios de los hombres sobre · las mujeres. El cultivo de la belleza tiene relación con el miedo a 'desfeminizarse': el fuerte proceso de 'hacer' femeninas a las mujeres incluye -entre otros mandatos como creo haber descrito- poseer belleza exterior. No obstante los cambios históricos con relación a lo que se entiende por belleza, ésta forma parte de lo que se considera femenino y se ha transformado en requisito, indicador y práctica de discriminación. A. Valcárcel observa la existencia de una "normativa de presentación" (Valcárcel, 1 994: 166, 1 68) que para las mujeres implica que para "ser'' está la exigencia de la belleza de por medio. "Desde niñas recibimos el mensaje de que debemos gustar a los hombres y que nuestra _ aparj,encia es un elemento clave en el conjunto de nuestras vidas, porque de ella dependen las oportunidades sociales de que dispondremos." (Freixas, 2005: 92). Según mis observaciones, agradar a los hombres incluye ser obedientes, no contradecirlos y más aún defender y sostener su posición privilegiada en la sociedad. Estas conductas, requeridas durante la socialización, son interiorizadas por las niñas/jóvenes/mujeres con sus correlatos conflictivos, sociales y psicológicos. Esto es producto de los intercambios históricos y ancestrales desiguales entre hombres y mujeres que parecen mantener su eficacia: "La importancia asignada al atractivo erótico derivó de la posición pasiva de las mujeres en los intercambios sociales y sexuales". (Meler, 1 994: 1 0). ¿ Qué tiene que ver el cuerpo con el poder? En la sociedad patriarcal mucho, pero sólo haré algunas referencias. Aunque los hombres no están exentos de estereotipos y condicionantes sociales, la diferencia con relación a los aplicados a las mujeres es la legitimidad de la capacidad deseante de los hombres y la concepción de las mujeres como "satélites del deseo ajeno". (Caria, 2005:28). Esta matriz implica en la práctica que los cuerpos de las mujeres "nunca se han considerado de su propiedad", que "toda la comunidad mantiene expectativas" sobre ellos y que son "cuerpos sobre significados e hiper-prescritos" (Valcárcel, 1 994: 1 68). Con respecto a las jóvenes muchas de ellas "no son conscientes de cómo influyen todavía los condicionamientos de género en sus pensamientos, sentimientos y en las decisiones existenciales que toman, y no caen en la cuenta de que en realidad adaptan sus preferencias a lo que se les ofrece, engañadas por la sensación de que eligen libremente" (Cavas, 2005: 1 52) • Ef�na Grzegorczyk - 22 - ··curso de la vida, Género y Ciudadanía Polílw_;a" En las relaciones de género asimétricas, un polo o poder tiene mayores posibilidades de controlar al otro/a. Una de las formas consiste en lo que denomino "prácticas descriptivas", que en función de cómo se ha venido conformando la asimetría sexual, es de los varones sobre las mujeres. Creo que es haciendo referencia a este mecanismo que A.Valcárcel habla de "designación heterónoma" , y es producto de la "diferente jerarquía en todos los órdenes de varones y mujeres, la que conforma la po�ibilidad de la designación genérica". (Valcárcel, 1 994: 1 53 ) . Esta estrategia del poder de género tiene . facultad objetivadora y disciplinadora sobre las mujeres, su imagen, sus cuerpos. El objetivo estratégico es tener el dominio de la construcción de significados sobre las mujeres y además, este sistema de significados no puede poner en duda la superioridad masculina sobre ellas. (Grzegorczyk, 2004: 1 64, 1 65). Por esto es que el "control" es tan importante. Por otra parte, la masculinidad ha logrado tener una voz habilitada (como quedó reflejado en D) Discurso y Lenguaje), consenso social, impunidad pública -a diferencia de la vulnerabilidad pública femenina- para poner en práctica esta técnica sobre las mujeres, especialmente sobre su aspecto físico y su sexo, estando expuestas a una heterodesignación permanente. 4 Pero hay otro aspecto a resaltar: Esto es producto de una construcción social. No hay que olvidar que por su posición de género, muchas mujeres aparecen aceptando estas conductas: asienten, aportan, sostienen; es más, se suman a la corriente aplicando prácticas descriptivas aridrocéntricas sobre ellas mismas. El efecto general es un ' régimen de verdad': Los hombres, la masculinidad, el aparato del Estado, los poderes de la sociedad, mantienen un discurso hegemónico sobre lo que las mujeres son o deben ser; es más, me parece que éstas no podrían decir nunca cómo son ni ellas mismas genuinamente, (si las relaciones de fuerzas se mantuvieran). No sólo porque todas son diferentes (como cualquier individua humana); más que nada porque no romperían el esquema de poder de género del que forman parte, y que volvería potenciado sobre ellas. (Grzegorczyk, 2004: 1 66). No puedo dejar de lado un dato extremo de la realidad que es el llamado "femicidio", como mecanismo disciplinador colectivo de las mujeres, entre otros. Considero que el Estado y la sociedad están 'atrasados' en la interpretación de los hechos y en una intervención eficaz que desaliente tales prácticas. Es necesario acá retomar la relación sexo/ edad. Creo de interés introducir esta cita de M .A.García de León: "Cómo se entremezcla el sexo 4 Como un ejemplo de la práctica de este mecanismo en un medio de ..:ornunicación .véanse Anexos nºs I y 3. ,· �lena Grzegoruyk 23 "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" con la edad, cómo juega radicalmente de distinta manera para hombres y mujeres, cómo la edad avanzada se convierte en una especie de racismo contra las mujeres, qué valor de cambio tiene la belleza femenina, la alienación que puede producir, son temas, entre otros de similar índole, nada o poco explorados (. . . ), sin embargo, son probablemente los mejores exponentes del dominio masculino" . (García de León 1 994: 54,55). Es crucial considerar no sólo el sexismo implícito en el mecanismo de la construcción del "cuerpo femenino", sino también el edaclismo como "operaciones culturales" que utilizan el físico como elemento clave de evaluación, reducen la autoestima, debilitan el "yo" y sitúan a las personas sobre las que se aplican en una posición de debilidad en las relaciones de poder. A diferencia de los hombres que cuentan con "toda la indulgencia posible en cuanto a la edad, la belleza . . . " (Freixas, 2005: 75). Los discursos y las imágenes diarias no sólo ocultan a las personas mayores en general; en particular a mujeres las exponen siempre jóvenes,poniendo en relieve el cuerpo físico y, en muchos casos, sólo partes del cuerpo femenino, haciendo desaparecer su identidad como personas dignas e íntegras. La aparición de las mujeres en espacios relevantes "raramente (se da) fuera de una banda de edad y un aspecto prescrito" (Valcárcel 1 994: 167) Como síntesis, el requisito de la belleza y el requisito de lá edad - ambos vinculados a la sexualidad, en el patriarcado-, expresan ta subordinación de las mujeres en la sociedad. Por lo tanto, influyen negativamente en la construcción de la identidad política y la formación de la individualidad. 2°) CIUDADANÍA POLÍTICA FEMENINA Considero que en el plano de la construcción del género, existen varios aspectos de la socialización primaria y de las trayectorias de vida que producen efectos adversos sobre la cultura política de las mujeres. Esto es lo que he tratado de describir en parte en el punto anterior. En este segundo punto del trabajo, analizaré algunos tópicos que considero manifestaciones de la socialización diferencial y sexista, en el ejercicio de la ciudadanía política femenina. A) Dicotomía público/privado llena Grze¡.:orczyk - 24 "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" Entiendo que todos los aspectos que se han desarrollado en el punto 1° pueden ser vinculados a la dicotomía público/privado. Como sugieren las lecturas, el nudo crítico de la vida de las mujeres con relación al ejercicio de sus derechos, parece seguir conformándose. en la intersección de la "vida privada" y la "vida pública" , entre su atadura a la domesticidad y su derecho a la autonomía económica, política , etc. La división público/privado surge y se desarrolla como mecanismo social y económico, de división sexual del trabajo y del conocimiento. Dice C.Pateman que su origen "se puede encontrar examinando la historia de la conexión entre la separación de la producción del ámbito del hogar y la emergeocia de la familia como el paradigma de lo privado". (Pateman, 1996: 37). Esta dicotomía ocupa un papel central en la literatura y la lucha política feminista (Pateman, 1 996: 31 ). La concepción de la división público/privado se ha modificado históricamente, pero entiendo que sigue funcionando, con los códigos tradicionales en lo que respecta a roles de género: el denominado "mundo público" sigue masculinizado, y el "mundo privado", feminizado. De cualquier manera esta división está sujeta a polémica diría . permanente por lo menos para los feminismos. Los derechos de los individuos se ejercen en el espacio público. Como expresa H.Birgin: "La política se ha desarrollado en oposición a lo privado". (Birgin, 1997: 7 4 ). Por su parte E.Jelín: "El paradigma dominante de los derechos humanos se construye en base a una diferencia: los derechos civiles y políticos de los individuos se sitúan en la vida pública; quedan fuera las violaciones a estos derechos en la esfera privada de las relaciones familiares, y esto especialmente importante para la ciudadanía de las mujeres" (Jelín, 1997: 203). La idea de "hombre público"/"mujer privada" ha restado históricamente posibilidades a las mujeres como ciudadanas plenas de acceder a los lugares de decisión pública-política, y ha favorecido simultáneamente a los hombres en la ocupación de los espacios de poder de la sociedad. El · espacio atribuido al modelo masculino así aporta las condiciones para la creación y la captación de poder, el concepto de poder está incorporado a su modelo como un valor, un elemento de autoestima e identidad positiva. En cambio el modelo femenino está lejos de esas características en particular ha aprendido o ha sido socializada para rechazar el poder como un derecho propio y considerarlo como disvalor para las mujeres. "En los hechos, la dicotomización de las esferas pública y privada lleva a mutilar la ciudadanía de las mujeres" (Jelín, 1997: 203, citando a Romany). El espacio privado-doméstico es definido por Celia E ena Gr zeeorczyi< l5 "Curso de la vida. Género y Ciudadania Política" Amorós como "espacio de las idénticas", como consecuencia el colectivo de mujeres es percibido y se autopercibe como indiferenciado, a diferencia del "espacio de los iguales" propio del mundo público-político donde se reconocen las diferencias, los individuos (Archenti, 1 994: 25). se perciben como pares ... Por citar otra autora muy importante sobre este punto. N. Fraser dice que se ha prestado a confusión definir "ámbito público" expresión que ha sido utilizada para referirse a "toao atjuello que está fuera del ámbito doméstico y familiar". Aún cuando se levantan los obstáculos formales de participación, por medio de normas, leyes, etc., ello no es suficiente para asegurar la inclusión en la práctica porque las "concepciones de privacidad económica y privacidad doméstica ( . . . ) delimitan el campo de acción del debate". Y las desventajas de género y clase pueden seguir operando subtextual e informalmente aún después de que las restricciones explícitas y formales han sido rescindidas".5 (Fraser, 1993· 52). Como he expresado en otras partes del trabajo, los mecanismos, los procesos y los efectos de la construcción del género y su asimetría, están disimulados, naturalizados, dados como obvios. Por estas razones, a los sentidos convencionales de espacio público, que están relacionados con el Estado: la accesibilidad para todos, el interés común y el bien común (a mi entender también 'bajo sospecha'), esta autora agrega dos sentidos más: "perteneciente a la propiedad privada en una economía de mercado" y "perteneciente a la vida doméstica íntima o personal que incluye la vida sexual ".:.(Fraser, 1 993: 47). La división público/privado obstruye el debate de muchos temas: En el discurso político estas nociones se utilizan para "deslegitimar algunos intereses, opiniones y temas, y para valorizar otros". (Fraser, 1 993: 5 1 ) Es importante destacar que en la relación de género y en los espacios atribuidos, está en juego el intercambio y la apropiación de 'bienes de género' (culturales, sociales, políticos, y tomas de posición y decisiones frente a ellos), que no están negados a ningún sexo expresamente; no obstante los resortes internos, subjetivos, de apropiación en cada sujeto de género, están dados por el proceso de normalización (Foucault), o por sus posiciones relativas en el espacio social (Travi, 2003: 50, citando a Bourdieu). Por esto la importancia que creo que hay que atribuirle, en la s Como un CJemplo entre otros innumerables, pueden observarse los mecanismos de exclusión encubierta y explícita que refleja la denominada ··tey de cupos" tanto en el debate parlamentario como en la aplicación de la misma en el ámbno de la provincia de Santa CruL. Véase Am:xo nº 5. 26 ·curso de la vida. Genero y C1udadania P l1t1ca construcción de las identidades políticas conceptos como conocimiento, aprend1za1e, entrenamiento. cuyos contenidos (materiales y simbólicos) vinculan al sujeto/sujeta con el espacio asignado y ocupado. Esta distribución sexual de bienes no es "natural": su tra11sformación depende de las condiciones de posibilidad, de las circunstancias históricas, de los acuerdos que las instituciones sociales estén dispuestas a debatir. Las autoras hacen una distinción fundamental entre 'vida privada' y 'vida doméstica' e 'intimidad'. La primera es la que permite cultivar la individualidad entendida como la "construcción de la singularidad o el derecho a la Idios1ncrasia", que se desarrolla en cualquier ámbito y en la que el sujeto gestiona su propio tiempo; la vida doméstica es la que se desarrolla fundamentalmente en el hogar, en la que el sujeto se especializa en "la cobertura de lo ajeno, requiere una presencia continuada y atenta a los asuntos de los otros". (Covas , 2005: 1 38. 1 39, citando a Murillo, S.). Igualmente quiero rescatar el concepto de "intimidad" que A Valcárcel define como factor de individualidad y relacionacon la apropiación de los tiempos y espacios propios y que se completa podría decir, con el espacio y el tiempo en común con otros/as (es decir, construir c iudadanía). (Valcárcel, 1 997: 1 76) Sin embargo este desarrollo conceptual parece no tenerse en cuenta. M. Rodríguez expresa que la vida "privada" "está asociada con los varares y principios que están definidos como lo relacional, lo no jerárquico y lo altruístico", que se espera y se promueve en la socialización que se hagan cargo las mujeres. El dominio "público" encarna los valores de la competencia, el individualismo y la jerarquía. Estos son los valores que se vuelven dominantes porque "el dominio público prevalece en la estructura social y normativa." (Rodríguez, 1 994: 84). En la actualidad la vigencia de la dicotomia hace que la vida de las mujeres (su subjetividad, su vida material, etc.) esté permanentemente sujeta a la disociación entre lo "público" con sus caractensticas particulares, y lo "privado", lo hogareño, lo doméstico. Paralelamente, en los hombres, estos dos aspectos (privado/público) están integrados, no se debaten entre "dos mundos", dado que ambos parecen construidos por el patriarcado para ellos. Se ha considerado y fundamentado que disponen del espacio público predominante, superiorizado, para dirimir sus diferencias en todos los sentidos (económico, políticos, etc.), y otro "secundario", "irrelevante" que no le absorbe la energía, sino que está construido como un cable a tierra, como soporte . Las lecturas bibliográficas en general sugieren que las mujeres podemos pertenecer a los dos mundos pero no gozamos ni de los privilegios de uno, ni del soporte del otro -como Elena Gr.le~orclr" Elena Grzegorczyk - 27 - "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" surge del punto 1 °-. Dice H. Birgin, citando a E.Jelín: "El espacio de lo privado no tiene un fin en sí mismo, no es autosuficiente, no es autárquico, sino que produce las condiciones para quien sí tiene autarquía . . . "(el ciudadano griego). (B irgin, 1 995:71 ). E.Jelín observa que en la división de esferas existe una "tensión irresoluble entre el respeto a la privacjdad y la intimidad por un lado y las responsabí!idades públicas por el otro, que debiera llevar a una redefinición de la distinción entre lo público y lo privado e íntimo, distinción ·-qt.Je ha funcionado en el plano simbólico y jurídico, pero no en la práctica, ya que el Estado moderno siempre ha tenido poder de policía sobre la familia (Jelin, 1997: 203.204 citando a Donzelot y Jelin). En la actualidad se ha puesto en discusión la relación familia/trabajo que durante mucho tiempo no se consideró como objeto de investigación. Esto es así a pesar de que "la división del trabajo en nuestra sociedades .. . funcionan simultánea e indisolublemente en las dos instancias (y, por lo tanto) no se puede disociar el estudio del lugar de los hombres y de las mujeres en la producción de su lugar dentro de la familia. Se remiten constantemente uno al otro". (Wainerman, 2007: 1 79, citando Berrere-Maurisson). (Las cursivas son mías). Este tema se ha mantenido ocultado o naturalizado en particular en lo que respecta a las relaciones de género: "La familia ha sido la última caja negra en materia de investigación en las ciencias sociales"; y "no sólo es problema epistemológico sino que es también un problema ideológico y un problema político" (Feijóo, 2003: 133). C. Wainerman afirma que ahora que en las mujeres el doble rol se ha instalado en la sociedad como un hecho habitual, no excepcional, las estrategias para articular familia y trabajo plantean un desafío que requiere una respuesta social, ya no individual (Wainerman, 2007:214) Como cierre, la realidad dicotómica que he tratado de caracterizar en parte, es decisiva en las prácticas y subjetividades de hombres y mujeres en la sociedad, a la hora de su desenvolvimiento político. Las autoras y autores consultadas ponen el acento en la necesidad de reformular esta dicotomía (e inclusive corrientes del feminismo que propugnan la disolución total de estas divisiones (Pateman, 1 996:31) y, en la práctica política, redistribuir los roles de género dado que es unánime considerarlo como núcleo duro dentro de la problemática de género. Así mismo plantean la creación y aplicación de políticas públicas ya que este aspecto de la división sexual del trabajo se considera un freno a la igualdad de oportunidades en el campo de la ciudadanía y la participación. Elena G(lt::gorczyk 28 "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" B) Debate igualdad/diferencia Posturas internas divergentes en los feminismos, han producido corrientes de pensamiento denominadas "de la igualdad" y "de la diferencia". Si bien ambas tienen argumentos sólidos, podría decir, no es sencillo hacer una síntesis de ambas. También hay que tener en cuenta la complejidad del problema que enfrentamos. Como expresa A.Ciriza: "Se trata de lidiar con aquellos aspectos de nuestra vida social que se presentan ante los ojos y la experiencia con la solidez de lo establecido, ligados a la vez a asuntos que a fuerza de naturalizados se transforman en imperceptibles". (Ciriza, 2007:37) No obstante, en base a la bibliografía consultada, creo que el debate ha tenido una evolución importante. Aunque, como expresa L.Zerilli, "el feminismo está plagado de paradojas" Y aún cuando se pudieran resolver surgirán otros dilemas, paradojas y tensiones . . . " (Zerilli, 2008: 75) Primero debo expresar por qué considero pertinente desarrollar este tópico (la dicotomía igualdad/diferencia) en este análisis; ·qué tiene ver este debate con el curso de la vida y la ciudadanía polítka, desde la perspectiva de género . Lo incluyo porque creo que la concepción del "otro", · en particular "la otra", como 'diferente' equiparado a 'inferior', influye en el trato y en las oportunidades, que dependen de la dirección dominante del poder y que se refleja o se manifiesta en concepción asimétrica de género. Otra vez se presenta el fenómeno del "universalismo" donde, como ya referí en otro caso, lo masculino se torna la "norma" y lo femenino es lo "diferente" (Braídotti, 2000: 174). Acá quisiera desarrollar dos aspectos. Por un lado, creo que he mostrado que las personas durante su curso de vida han estado (están) expuestas a un proceso de socialización diferencial basado en una estrategia principal (los modelos de la masculinidad y la femineidad), que los configura de una manera dicotómica, que se podría afirmar es una aparente oposición y diferencia. Ya vimos que el trato diferencial que se aplica a los sujetos y sujetas de género, desde los primeros momentos de la vida, produce una respuesta adecuada a las expectativas que se sostienen sobre ellos. J.V.Marqués expresa que aún después de sufrir el proceso de socialización o constitución social del género, los varones y las mujeres manifiestan notables diferencias con respecto a las personas de su mismo sexo . . . Pero el sistema patriarcal se encargará de (tratarlas) como si fuesen idénticas a las de su Elena Grzegoruyk - 29 "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" mismo sexo y muy diferentes a las del opuesto"; evitará "que unos y otras sean conscientes de sus similitudes . . . " (Marqués, 1 997: 1 9). Es decir, las categorías sociales deben tener pocas experiencias compartidas, por lo tanto los individuos (en este caso varones/mujeres), poco conocimiento mutuo. (Ragúz, 1 995: 21 ) (Cursivas mías) Por otra lado, hasta ahora la visión androcéntrica pone como paradigma "lo masculino", entonces "lo femenino" queda en sombras y en 'silencio'- público. Y �ornas o nos consideramos diferentes porque las condiciones de género nos han moldeado de manera que no sólo adquirimos comportamientos, conductas, que internalizamos, sino también nos asignamos espacios, roles y recursos sociales diferenciales. Y esto .es crucial: las "diferencias" las construye lacultura y la sociedad, y hasta ahora desde la heterodesignación; es decir, la cultura masculina designa, significa a la cultura femenina, y en este proceso participan las mujeres desde su condición de dependencia colectiva. En una sociedad democrática e igualitaria no podría plantearse una disyuntiva así, pero es en una sociedad patriarcal donde se presenta esta discusión, que enfoca a las mujeres, no a los hombres como expresé. Entiendo que no hay "dilema", sino condiciones de vida desiguales en todos los aspectos de la sociedad y subordinación de las mujeres dentro de una sociedad patriarcal. Voy a se11alar algunos puntos de debate, citando a algunas autoras. Chanta! Mouffe argumenta la necesidad de tener en cuenta las diferencias que existen (sean políticas, económicas, culturales . . . ) y construir sobre estas diferencias una concepción más amplia; sería una 'nueva' igualdad, desestimando _una "ciudadanía diferenciada" (Mouffe, 1 993: 8, 9). Desde SI} postura antiesencialista radical, dice esta autora que "todo el falso dilema de la igualdad versus la diferencia se derrumba desde el momento en que ya no tenemos una entidad homogénea "mujer" enfrentada con otra entidad homogénea "varón", sino una multiplicidad de relaciones sociales en las cuales la diferencia sexual está construida siempre de muy diversos modos, y donde la lucha en contra de la subordinación tiene que ser planteada en formas específicas y diferenciales. (Mouffe, 1 993: 8). Es más, dice que en el concepto moderno de ciudadanía no es pertinente la diferencia sexual (Mouffe, 1993: 1 3). Como una crítica a las posiciones "maternalistas" creo que se refiere a que las funciones reproductivas no pueden ser utilizadas como argumento para el ejercicio de la ciudadanía. En el mismo sentido, B.Travi dice que "para el caso particular de las mujeres, más que pensar en una ciudadanía diferenciada, se impone un real reconocimiento sobre los ... Elena buegorczyk - 30 "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" múltiples factores causales que contribuyen a la discriminación y exclusión" (Travi, 2003: 23). N. Fraser plantea la necesidad de "repensar el espacio público" haciendo referencia a que el discurso liberal "ponía entre paréntesis las diferencias". Al proceder "como si no existieran, cuando en realidad sí existen, no habrá manera de fomentar la paridad participativa. Por el contrario, poner entre paré_Qtesis la desigualdad. . . ualmente funciona en beneficio de los grupos dominantes de la sociedad . . . " (Fraser, 1993: 36). Frente a este debate, Fraser entiende que "reparar las injusticias debidas al sexo exige cambiar tanto la estructura económica (Redistribución económica) como el orden establecido de la sociedad . .. " (Reconocimiento multicultural) (Fraser, 1997: 230) . Por su parte, E.Jelín piensa que es necesario reconocer tanto las diferencias entre hombres y mujeres como la "diversidad entre mujeres", las que surgen según los momentos del curso de la vida que estén transitando y a su vez el impacto de los diversos momentos históricos (Jelin, 1997: 202, 203). Dentro de este debate, la idea o el significado de igualdad se ha ido complejizando. A.Ciriza propone "no precipitarnos en producir una salida a los dilemas feministas (igualdad/diferencia, cuerpo/sexualidad y política; lo personal/ lo político y otros debates dilemáticos". (Ciriza , 2007: 33,34). Es destacable que "a pesar de que las desigualdades son múltiples y de que los criterios para individualizarlas y evaluarlas son controvertidos, la igualdad se sigue reafirmando como aspiración propia de la modernidad. (Aguirre, 2007: s/d, citando a Laura Pennacchi). Esta autora afirma la necesidad de explicar qué es lo que "transforma una diferencia en desigualdad", y explicar las diferencias (Aguirre , 2007: s/d, citando a Sen). "Las discusiones más recientes presentan la noción de igualdad como una noción compleja, constituida por variadas ideas que difieren en aspectos históricos y empíricos. Es relevante considerar en este concepto que la "igualdad de oportunidades no sustituye la igualdad de resultados"· (Aguirre, 2007: s/d) Creo que es pertinente citar acá a L.Zerilli cuando habla de las "limitaciones asociadas con el hecho de pensar las políticas feministas dentro de los encuadramientos de las cuestiones socíal y del sujeto". Asimismo que "nuestro deseo ( . . . ) de afirmar la categoría mujeres como una identidad políticamente reconocida o de asegurarnos ciertos bienes sociales puede conducirnos a confundir los derechos constitucionalmente garantizados con la experiencia de exigir nuestra libertad política". (Zerilli, 2008: 311 ) . Hecha esta importante aunque muy breve cita, quisiera agregar, que en la práctica flenci Grzcgorczyk - 31 - "Curso de la vida, Género y Ciudadanía Política" concreta y en la aplicación de políticas públicas tiene que delimitarse y desmenuzarse cada situación de desigualdad. Pero mi reflexión en esto es que el paso de la representación social de "la mujer" a la construcción de "las mujeres", es positivo, pero no suficiente, a· mi entender . Todas las mujeres somos diferentes entre sí , y formamos parte de relaciones sociales que nos vinculan básicamente con hombres. Pero tener en cuenta que es el universo de mujeres -muchas veces erróneamente, a mi entender, considerada, sumada o equiparada a "minorías"-, el que está en juego. Debemos mantener vigente la especificidad de la construcción genérica, que hace referencia, no a "las mujeres", sino a la compleja construcción de la relación entre hombres y mujeres en una sociedad y a su condición de personas individuales. Por esto tengo reparos en hablar de "diversidad". Es decir, no constituimos "esencialismos" pero tampoco "minorías". Me parece un paso adelante, delimitar caso por caso los derechos, en base a una evaluación crítica de las desigualdades construidas, como señalan las autoras citadas. En este sentido es importante definir las situaciones que se presenten en la realidad teniendo en cuenta las" necesidades prácticas", que hacen referencia a los requerimientos cotidianos y elementales; y las "necesidades estratégicas" (CNM, 2003?: 14) que apuntan a los niveles macro, a las estructuras sociales, económicas, políticas. Esto debe necesariamente comprender como sujetos de género a los hombres para su reeducación en una cultura no patriarcal. Es necesario "incluir la problemática de los hombres en las políticas · públicas desde una mirada feminista y de género, que es diferente a lo que se ha implementado hasta ahora". (Medrado, 2003: 77) C) Ciudadanía y Participación El concepto de ciudadanía hace referencia o contiene los "derechos y obligaciones asociados a la capacidad de ser miembro de una unidad social" (Birgin, 1 997, 89, 90). Esto implica: participación activa, oportunidad de ejercicio de derechos y de formar parte de los procesos decisorios. Este concepto incluye la producción y distribución de recursos materiales y simbó/icos.(Birgin, 1 997: 69, citando a Dahrendorf). (Las cursivas son mías) Las autoras consultadas vinculan los procesos históricos relacionados con la construcción de ciudadanía con la idea de 'conflicto' , 'poder' , 'lucha' 'definición', toma de 'decisiones'. La ciudadanía alude a una " . . . práctica conflictiva vinculada al poder que refleja las luchas acerca de quiénes podrán Elcn,1 Grzegorczyk - 32 "Curso de la vida, Genero y Ciudadanía Pol1t1ca· decir qué en el proceso de definir cuáles son los problemas sociales comunes y cómo serán abordados". (Jelin, 1 997, 1 93, citando a Van Gunsteren). Nada parece más alejado de la socialización de las mujeres que estos conceptos Me parece que las mujeres no han estado vinculadas a esto nunca y en la actualidad /o están a medias, en forma deficitaria tanto cuanti como cualitativamente. Si tenemos en cuenta la historia de la ciudadanía de las mujeres 11 . . . se ha ido construyendo
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