Logo Studenta

La fé

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

ANSELM GRÜN
F E, E S P E RAN ZA Y AMOR
2ª edición
DESCLÉE DE BROUWER
BILBAO - 2006
ÍNDICE
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
PRIMERA PARTE: 
FE
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
1. LA FE COMO CONFIANZA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2. FE SIGNIFICA VER BIEN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
3. LA FE COMO CAMBIO DE PERSPECTIVA . . . . . . . . . . 31
4. LA FE COMO ESTABILIDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
5. LA FE COMO MEDIO PARA TRASCENDER EL MUNDO
(EVANGELIO DE JUAN) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
6. LA FE QUE SANA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
7. LA FE QUE MUEVE MONTAÑAS . . . . . . . . . . . . . . . . 43
8. LA FE DE ABRAHÁN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
9. LA FE DE JESÚS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
10. LA FE DE MARÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
SEGUNDA PARTE: 
ESPERANZA
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
1. LA ESPERANZA COMO VIRTUD . . . . . . . . . . . . . . . . 63
2. LA FILOSOFÍA DE LA ESPERANZA
DE GABRIEL MARCEL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
3. EL HIMNO A LA ESPERANZA DE PÉGUY . . . . . . . . . 71
4. DAR RESPUESTA A QUIEN NOS PIDA RAZÓN
DE NUESTRA ESPERANZA (1 P 3, 15) . . . . . . . . . . . . 75
5. EL ANCLA DE LA ESPERANZA
(CARTA A LOS HEBREOS) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
6. LA ESPERANZA ENGENDRA PACIENCIA . . . . . . . . . . 83
7. EL FUNDAMENTO DE NUESTRA ESPERANZA: 
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
8. EL DIOS DE LA ESPERANZA . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
9. EL FELIZ CUMPLIMIENTO DE NUESTRA ESPERANZA
(TT 2, 13) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
10. «LEVANTAD LA CABEZA PORQUE SE ACERCA
VUESTRA LIBERACIÓN» (LC 21, 28) . . . . . . . . . . . . . 97
TERCERA PARTE: 
AMOR
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
1. EL DESEO DE AMOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
2. EROS, PHILIA Y AGAPE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
3. AMAR SIGNIFICA «TRATAR BIEN» (LIOB) . . . . . . . . . 113
8
4. AMA A TU PRÓJIMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
5. EL AMOR A UNO MISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
6. AMAR A DIOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
7. EL AMOR DE DIOS POR NOSOTROS . . . . . . . . . . . . . 129
8. SER AMOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
9. EL AMOR QUE SANA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
10. EL AMOR LO CREE TODO Y LO ESPERA TODO . . . . 141
BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
9
P R Ó L O G O
Sin duda alguna, entre los escritores de espiritualidad
más leídos en el momento actual se encuentra el autor del
presente libro, el benedictino alemán Anselm Grün. Quien
ha leído ya alguna de sus obras, sabe muy bien que el prin-
cipal objetivo de sus escritos consiste en “ayudar a vivir”
desde una perspectiva básicamente cristiana. Esta inten-
cionalidad hacía necesario que un tema de tal importancia
para el creyente como es el de las virtudes teologales fue-
se tenido en cuenta. 
Las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad, es un
tema que en el ámbito de la teología cristiana ha sido
abordado desde muchas y amplias perspectivas. Se trata,
además, de un tema de capital importancia en el estudio
de la antropología teológica. Ciertamente no estamos ante
un tema nada nuevo, ni nada original. Pero la intención del
P. Anselm Grün, tampoco quiere ser ésa.
La amplia experiencia terapéutica y espiritual del P.
Anselm Grün le ha hecho tomar conciencia de ciertas difi-
cultades, bastante generalizadas, al respecto de las tres vir-
tudes teologales. Dificultades que en su mayoría son fruto
11
de una mala comprensión de lo que implica y significa
cada una de ellas.
Por eso, la dinámica de este libro se centra no en una
realidad teórica sobre la fe, la esperanza y la caridad, sino
en una serie de cuestiones que de un modo u otro afectan
a todo creyente en el vivir su ser y compromiso cristiano.
Aunque cada una de las virtudes venga tratada de una
manera independiente (fruto de su primera publicación en
tres volúmenes independientes), el lector percibirá la
entrañable unidad de las tres virtudes, que se van exigien-
do y entretejiendo como si se tratase de una única realidad
(el vivir cristiano) contemplada desde perspectivas diver-
sas que afectan a la totalidad del ser humano en sus dife-
rentes facultades.
Hablar de la fe, por ejemplo, se ha convertido para
muchos en un algo enquistado, y cuyo objeto fundamental
sería simplemente la aceptación de unas verdades revela-
das o dogmáticas que difícilmente podrían “aceptarse”
desde otra dinámica. El P. Grün nos ayuda a descubrir con
claridad y con gran sencillez, la verdadera dinámica de lo
que implica y significa la fe, entendida más como un modo
de vida, y no como un “tragarse” una serie de verdades
que no admiten el ser puestas en duda. Él mismo confiesa
que le gustaría “poder responder a las preguntas sobre la
fe que me hacen repetidamente y que también yo consi-
dero importantes” (p. 15).
La primera característica que aparece subrayada en el
acercamiento a la virtud teologal de la fe es la confianza.
Con gran acierto pone en evidencia la interacción de la
12
realidad evangélica, teologal y psicológica de la persona
que tanto tiene que ver en el modo de vivir y plantearse la
religión. Por eso, una fe auténtica conlleva necesariamen-
te un cambio de perspectiva ante la realidad: es un saber
ver, aprender a descubrir la verdad que está más allá de la
simple apariencia de los acontecimientos y las cosas. De
ahí que la persona alcance una estabilidad a todos los nive-
les de su ser que le permite trascender su propia realidad
y la del mundo que le rodea. La fe en sí misma no se defi-
ne tanto como medio para alcanzar milagros, cuanto por-
que ella misma es en sí un auténtico “milagro”: la persona
se descubre sanada porque se abandona en la voluntad de
Dios. Por eso la fe es capaz de mover montañas.
El acercamiento a la comprensión de la virtud teologal
de la fe concluye con la presentación de los paradigmas de
Abrahán, Jesús y María.
La virtud de la esperanza en el contexto en que vivimos
es de capital importancia. Ella se nos presenta como el
verdadero motor de la existencia humana. Sin esperanza
la vida se apaga, comienza a perder valor y sentido. De
ello es plenamente consciente el P. Grün: “hoy se decide
nuestro ser cristianos en el hecho de si somos personas de
esperanza” (p. 58). 
El pensamiento de Gabriel Marcel y del poeta francés
Charles de Péguy le sirven para evidenciar la importancia
de la esperanza en la vida del hombre. Para el cristiano
hay continuos reclamos acerca de la virtud de la esperan-
za en los textos de Nuevo Testamento. Especial atención
merecen para nuestro autor la primera carta de Pedro, la
13
carta a los Hebreos y las cartas paulinas, donde se traspa-
renta el mensaje cristiano de la Esperanza. Un mensaje
centrado en su verdadero fundamento: la resurrección de
Jesús, donde Dios se ha revelado como el Dios de la espe-
ranza. Por último, desde la carta a Tito, pero sobre todo
desde el tono apocalíptico del mensaje evangélico de
Jesús, emerge con fuerza la invitación a la esperanza.
La tercera parte del libro está dedicada a la virtud teo-
logal de la caridad, del amor. Después de constatar el
deseo y la necesidad de todo ser humano de amar y ser
amado, el P. Grün se centra en la reflexión del manda-
miento del amor, que en sus tres direcciones refleja el ser
relacional de la persona: amor al prójimo, a uno mismo, a
Dios. Perotodo ello surgiendo de la verdad primera: que
somos antes que nada amados por Dios. Y es que Dios
que es amor, no puede actuar y manifestarse de otra
manera que no sea amando. Por último, no podía faltar la
referencia a la acción sanadora del amor en la persona. Y
es que el amor “lo cree todo y lo espera todo”. Es la virtud
que da sentido y valor a la fe y a la esperanza. 
El acercamiento sencillo y profundo a las virtudes teo-
logales que nos ofrece el autor será, sin duda, de gran ayu-
da y estímulo al lector. Encontrará orientaciones para
hacer y dejar hacer que la fe, la esperanza y la caridad,
sean realidad vital y estímulo eficaz en su existencia.
Francisco Javier Sancho Fermín
Director de la colección “Caminos”
14
Primera Parte
0 F E 0
I N T R O D U C C I Ó N 
En el lenguaje común se emplea muchas veces la pala-
bra fe en el sentido de: «Te creo. Creo lo que dices. Confío
en el hecho de que me dices la verdad». Es indudable que
tener fe es una de las actitudes fundamentales de la vida
humana. Si no creyéramos unos en otros, nuestra convi-
vencia sería casi impensable, porque entre nosotros reina-
ría la desconfianza. La fe va acompañada de la confianza.
El psicólogo Erik Erikson habla de la confianza originaria
que el recién nacido recibe desde la concepción hasta el
nacimiento gracias al contacto con la madre. Quien desa-
rrolla esta confianza fundamental, se siente acogido en el
mundo. Siente que es bueno vivir, que es bueno estar en
este mundo. El mundo para él está bien tal y como es. Pero
si a alguien le falta esta confianza originaria, entrará en el
mundo herido por una desconfianza existencial. No tendrá
confianza en los demás, en los acontecimientos de la vida
ni en el futuro. Vivirá angustiado pensando que todo pue-
de terminar mal. La confianza primaria es la condición
fundamental de una vida humana con éxito. En el sentido
propio del término, la fe está siempre asociada a Dios. Por
ello solemos usar esta palabra en un sentido religioso. 
17
Es creyente la persona que cree en Dios, es decir, la que
en medio de la realidad de este mundo visible apuesta por
algo que va más allá de él. No vive sin religión ni en el ate-
ísmo, sino que tiene su fundamento en Dios, a quien no
puede ver. En este sentido la fe se entiende como lo con-
trario del ver, el comprender y el captar. Sin embargo, con
cierta frecuencia la fe es entendida erróneamente como
opuesta a la razón, cuando en realidad sencillamente supe-
ra a ésta. Cada vez que nos encontramos en el límite de
nuestro conocimiento sólo nos queda la fe. Mi santo
patrono, cuyo nombre llevo, san Anselmo de Canterbury,
habla de fides quarens intellectum, es decir, la fe que se
esfuerza por entender. La fe, por consiguiente, no es la
antítesis del conocimiento. Por el contrario, según san
Anselmo la fe capacita a la razón para una mirada más
profunda en la realidad. Fe y razón no son realidades con-
trarias. Lo que creo, puedo también examinarlo con la
razón. El hecho de ser creyente no significa que debo limi-
tarme a repetir frases que la Iglesia me impone. Más bien,
para cada dogma, según el ejemplo de san Anselmo, pue-
do preguntarme: «¿Qué significa esto realmente? ¿Cómo
debo entenderlo?». Personalmente no tengo problemas
con ningún aspecto de la fe católica. Pero cuando empie-
zo a reflexionar sobre alguno de ellos, me hago siempre
esta pregunta: «¿Qué quiere decir realmente? ¿Qué expe-
riencia se oculta detrás? ¿Cómo puedo explicarme estas
palabras para poder comprenderlas?». San Anselmo me
libera de la presión, que en ocasiones advertía en mi juven-
18
tud, de tener que creer ciegamente. No tengo que creer
ciegamente, sino que puedo y debo usar la razón para tra-
tar de comprender aquello en lo que creo. Para mi santo
patrono la fe es el fundamento, pero en éste la razón tam-
bién tiene su parte. 
En estas páginas no quiero desarrollar una teología de
la fe. Sobre este tema hay un número suficiente de exten-
sos tratados: por ejemplo, sobre la fe en el apóstol Pablo,
en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, en nuestra épo-
ca arreligiosa, etcétera. Me limitaré a aludir a algunos de
los aspectos de la fe, correspondientes a la intención más
importante de mis escritos, que es presentarla como una
ayuda fundamental para la vida. Mi tío, el padre Sturmius
Grün, escribió en 1950 un libro titulado Glaube als Last
und Erlösung [«La fe como peso y liberación»], en el que
trató de responder a las numerosas preguntas que le hací-
an quienes escuchaban sus conferencias. Nuestra época
plantea preguntas diferentes de las que se suscitaban des-
pués de la segunda guerra mundial. Sin embargo, cuando
trato de escribir algo sobre la fe, me siento en deuda con
mi tío. También yo desearía, como él, poder responder a
las preguntas sobre la fe que me hacen repetidamente y
que también yo considero importantes. 
19

Continuar navegando