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T. 3. GENERALIDADES (III) 
 
 
 
“RELACIÓN PARÁSITO-HOSPEDADOR-MEDIO” 
 
 
1. ACCIÓN DEL PARÁSITO SOBRE EL HOSPEDADOR 
 
La acción del parásito sobre el hospedador se va a ver 
influenciada por una serie de factores que, a su vez, van a 
condicionar la gravedad de los procesos que ocasiona sobre ese 
hospedador. En general, podemos considerar los siguientes: 
 
A) NÚMERO DE PARÁSITOS (GRADO DE INFECCIÓN) 
 
Dentro de este factor se ha de considerar no sólo el número 
total de parásitos de un hospedador, sino también la DOSIS 
PRIMOINFECTANTE (el número de parásitos que ingresan por 
primera vez al hospedador) y el RITMO DE REINFECCIÓN 
(frecuencia con la que el hospedador se reinfecta). 
 
En relación con este concepto, la CARGA PARASITARIA, 
se definiría como el número de parásitos de cada especie que 
aparecen dentro de un hospedador. 
 
B) CAPACIDAD DE MULTIPLICACIÓN EN EL HOSPEDADOR 
 
Está referida especialmente a los protozoos ya que los 
helmintos, a pesar de que desarrollan funciones reproductoras en los 
hospedadores, éstas van a determinar únicamente la producción de 
elementos de diseminación que salen al exterior 
 
C) VIRULENCIA DEL PARÁSITO 
 
Está condicionada por características genéticas del propio 
parásito, según las cuales, dentro de una misma especie pueden 
distinguirse CEPAS PATÓGENAS y CEPAS APATÓGENAS, o 
bien distintos grados de VIRULENCIA. 
 
La virulencia de una determinada cepa, además de por un 
condicionamiento genético del propio parásito, puede verse 
modificada por factores relacionados con el hospedador, tales como:
 
 
- Las características genéticas del hospedador (unas 
razas pueden ser más susceptibles que otras) 
- El estado fisiológico del hospedador (dentro de 
una misma raza, unos individuos pueden ser más 
susceptibles que otros debido al estado de 
bienestar, alimentación, etc.). 
 
D) LOCALIZACIÓN DEL PARÁSITO (Migraciones Orgánicas) 
 
La gravedad de la enfermedad parasitaria por el órgano o 
tejidos donde se localice el parásito. Por ejemplo, no es lo mismo la 
acción patógena que desarrolla un parásito en el corazón que uno 
localizado en el intestino, en principio. También han de tenerse en 
cuenta las migraciones orgánicas que el parásito realiza hasta legar a 
la localización definitiva. De este modo, algunos parásitos 
 1 
intestinales, hasta que llegan a esta localización, realizan una serie 
de migraciones orgánicas que agravan su acción sobre el 
hospedador. 
 
E) MECANISMOS DE ACCIÓN PATÓGENA 
 
Los mecanismos de acción patógena varían dependiendo de 
tipo de parásito; suelen clasificarse de la siguiente forma: 
 
- ACCIÓN MECÁNICA: 
 
Está relacionada, por lo general, con el tamaño y morfología 
del parásito. En referencia a la morfología, no sólo se considera la 
forma en sí del parásito sino también la presencia de determinadas 
estructuras (p.e. las espinas que recubre a Fasciola hepatica). 
 
La acción mecánica puede a su vez clasificarse en: 
 
DIRECTA: Como la producida por algunos protozoos intracelulares 
al penetrar en las células, o las perforaciones-irritaciones que 
producen algunas fases larvarias de nematodos hasta que llegan a su 
localización final. 
 
INDIRECTA: Se refiere, por ejemplo, a compresiones ocasionadas 
al aumentar de tamaño el parásito (Quiste hidatídico), a las 
obstrucciones de determinados conductos (Ascaris summ), etc. 
 
 
 
 
- ACCIÓN EXPOLIADORA: 
 
Este tipo de acción está condicionada por la capacidad que 
tiene el parásito de sustraer determinados componentes 
TISULARES (Ancylostoma-Sangre), ORGÁNICOS (Ascaris suum-
Hidratos de Carbono) o INORGÁNICOS (Ascaris suum-Ca y P) del 
hospedador. 
 
- ACCIÓN TÓXICA: 
 
Está relacionada con la eliminación de productos del 
metabolismo del parásito o los derivados de su degradación 
postmortem. Son muchos los ejemplos que se pueden citar de este 
tipo de acción patógena: 
 
- Crisis tripanolíticas acompañadas de fiebre en aguja por la acción 
tóxica de Trypanosoma al actuar sobre el SNC. 
- Anemia en la babesiosis (Babesia) al actuar los productos tóxicos 
sobre órganos hematopoyéticos. 
- Amiloidosis en los órganos parasitados por Leishmania como 
consecuencia del depósito de complejos inmunes. 
 
- ACCIÓN INOCULADORA: 
 
 Se refiere a la capacidad que tienen algunos parásitos de 
arrastrar bacterias o virus durante sus migraciones hasta 
determinados tejidos del hospedador donde son capaces de producir 
enfermedad. Es el caso de la clostridiosis asociada a la fasciolosis o 
la pasterelosis asociada a la bronquitis verminosa de los pequeños 
rumiantes. 
 2 
- ACCIÓN ESTRESANTE: 
 
 Las parasitosis suelen ocasionar un stress en el animal 
parasitado que repercute en: 
 
- Una mayor susceptibilidad a otros procesos 
(generalmente de naturaleza infecciosa). 
 
- Una disminución de la producción. 
 
 
2. FACTORES RELACIONADOS CON EL HOSPEDADOR 
 
La acción del parásito también puede verse modificada por 
factores relacionados con el hospedador, entre los cuales se citan los 
siguientes: 
 
- ESPECIE: Como se indicó en el apartado correspondiente, hay 
parásitos que presentan un ESPECTRO DE DISTRIBUCIÓN 
amplio, por tanto con capacidad de desarrollarse en distintas 
especies. En estos casos suele darse cierta gradación en la acción del 
parásito. Por ejemplo, la toxoplasmosis producida por Toxoplasma 
gondii puede afectar a distintos animales domésticos, entre los 
cuales, la frecuencia abortos y la mortalidad perinatal puede ser 
enormemente variable. También puede considerarse en ese punto 
localización preferencial del quiste hidatídico en determinados 
órganos en función de la especie animal parasitada. 
 
- RAZA: Determinadas razas dentro de una misma especie pueden 
presentar distinta susceptibilidad ante las infecciones de origen 
parasitario. Tal es el caso de: 
 
A. La mayor resistencia de razas autóctonas a la tripanosomosis 
africana, una circunstancia utilizada a la hora de introducir 
animales en determinadas áreas endémicas. 
 
B. La menor frecuencia de leishmaniosis o dirofilariosis en perros 
de razas con pelo largo. 
 
- INDIVIDUO: Como ya referíamos, dentro de una misma especie y 
raza, aparecen individuos más o menos susceptibles a una 
determinada parasitosis. Esta circunstancia suele estar a su vez 
relacionada con: 
 
A. EDAD DEL INDIVIDUO: Como norma general, suelen ser más 
sensibles los animales jóvenes, y va a ser en ellos donde la 
mayoría de las enfermedades parasitarias se manifiesten con una 
mayor gravedad. Sin embargo, hay excepciones en las que 
ocurre todo lo contrario. En el caso de la babesiosis, los 
animales jóvenes, especialmente en áreas endémicas, presentan 
cierta resistencia a la enfermedad, que se explica por la 
transferencia de anticuerpos protectores por parte de la madre 
durante la gestación y la lactación. 
 
B. ESTADO FISIOLÓGICO GENERAL: Está referido en general 
a los siguientes aspectos: 
 
 
 3 
- ESTADO NUTRITIVO 
- LA PRESENCIA O NO DE ENFERMEDADES 
CONCOMITANTES 
 
 
3. FACTORES RELACIONADOS CON EL MEDIO 
AMBIENTE 
 
 Se incluirán dentro de este apartado todos los factores 
ambientales que repercuten sobre las relaciones parásito-hospedador 
que, en principio, pueden clasificarse de la siguiente forma: 
 
- DIRECTOS: Todos aquellos que actúan directamente sobre el 
parásito. Por ejemplo, factores de temperatura y humedad que 
repercuten sobre los elementos de diseminación y formas larvarias 
de los tricostrongílidos. 
 
- INDIRECTOS: Aquéllos que actúan en la relación parásito-
hospedador incidiendo sobre los hospedadores (tanto definitivos 
como intermediarios). Por ejemplo, factores ambientales que 
favorecen o no la proliferación de un HHII. También se engloban 
aquí factores ambientales que aumentan o disminuyen la sensibilidad 
de un hospedador a una determinada parasitosis. 
 
Los factores ambientales también pueden clasificarse, 
atendiendo a la NATURALEZA DE LOS MISMOS, de la siguiente 
forma: 
 
- ABIÓTICOS: Son factores denaturaleza física, 
que intervienen tanto sobre el parásito como sobre 
el hospedador. 
- BIÓTICOS: Factores de naturaleza biológica. 
- SOCIO-ECONÓMICOS: Se engloban dentro de 
ellos aquellos factores que se producen por la 
intervención del hombre. 
 
A) FACTORES ABIÓTICOS: 
 
Los factores abióticos que influyen de una manera más decisiva 
en las relaciones parásito hospedador son los que se detallan a 
continuación: 
 
- SUELO: Factores como la composición y su textura van a influir 
en el desarrollo de determinados parásitos. Por empleo, los HHII de 
Fasciola hepática se desarrollan en terrenos ácidos y arcillosos. 
 
- ATMOSFERA: Entre los factores atmosféricos se incluyen, entre 
otros, la tensión de oxígeno o las radiaciones solares. Este último 
factor actúa fundamentalmente sobre las formas libres de los 
parásitos. 
 
- AGUA: La presencia o no de un medio acuático también va a 
actuar de forma definitiva en el desarrollo de algunos parásitos. Por 
ejemplo, el desarrollo de algunas de las formas larvarias de Fasciola 
hepatica se produce en el medio acuático. 
 
- CLIMA: Considerado como una serie de estados atmosféricos que 
se repiten con cierta periodicidad en un determinado lugar, el clima 
 4 
de una determinada región influye sobre los parásitos a través de 
una serie de FACTORES CLIMÁTICOS, entre los que destacan: 
 
a) TEMPERATURA: Se trata de un factor limitante en la mayoría 
de los ciclos exógenos de los parásitos, y por ello va a repercutir 
de manera muy decisiva en la distribución geográfica y a lo largo 
del año de los parásitos. De esta forma: 
 
- Las especies del género Trichostrongylus, suelen tener 
pocos requerimientos en este sentido, por lo que se trata de un 
parásito bastante común y que puede aparecer durante períodos muy 
prolongados del año. 
 
- En Fasciola hepatica, las formas adultas producen huevos 
sin embrionar, que han de salir al medio y desarrollar una larva en su 
interior. Para que tenga lugar esta fase se requieren temperaturas 
entre 9,5ºC y 30 ºC. 
 
- Haemonchus contortus necesita temperaturas superiores a 
10ºC para que se desarrollen las formas infectantes, de ahí que en la 
Península sean más frecuentes en el sur que en la meseta. 
 
b) HUMEDAD: Se trata de otro factor limitante que generalmente 
se halla ligado a la temperatura; de esta forma cada parásito tiene 
unos requerimientos TEMPERATURA-HUMEDAD óptimos. 
 
c) LUMINOSIDAD: Interviene en el ciclo evolutivo de algunos 
parásitos que cuentan con estructuras especiales que son capaces 
de captar la luz, por ejemplo los miracidios (formas larvarias de 
trematodos). 
B) FACTORES BIÓTICOS 
 
- FAUNA del biotopo que ocupa el parásito. Aunque más que la 
fauna en general habría que considerar la microfauna, que es la que 
puede intervenir de forma más manifiesta sobre los parásitos. Entre 
esta microfauna habría que destacar a determinados artrópodos, 
lombrices e incluso bacterias que son depredadores de las formas 
libres de los parásitos 
 
- FLORA. Ésta puede intervenir en el desarrollo o no de los 
parásitos de muy distintas formas: 
 
a) Se trata de la fuente de alimentación de las formas libres de 
determinados parásitos. 
 
b) Va a determinar el desarrollo o no de hospedadores 
intermediarios, necesarios para que el parásito complete su ciclo 
evolutivo. Por ejemplo, F. hepatica tiene como HHII a caracoles que 
se nutren de determinados tipos de algas. Por otro lado, 
Schistosoma, trematodo de los vasos sanguíneos, no proliferan en 
terrenos con eucaliptos, cuyas hojas son tóxicas para los HHII de 
este género. 
 
b) La flora, por lo general, interviene amortiguando algunos factores 
abióticos como la desecación, el exceso de luminosidad o de 
humedad. 
 
- FACTORES ETOLÓGICOS DE LOS ANIMALES: Dentro de este 
tipo de factores pueden considerarse los siguientes: 
 
 5 
a) Hábitos higiénicos: Caballo defeca en donde no se alimenta, 
mientras que no ocurre lo mismo en otros hospedadores como la 
vaca, por lo que el riesgo de contagio oro-fecal sería mayor en esta 
última especie. 
 
b) Hábitos gregarios: Favorecen la transmisión de enfermedades 
parasitarias ya que, al aumentar la concentración de animales, 
aumentan las posibilidades de contagio. 
 
c) Hábitos migratorios: Conducen a cargas parasitarias menores, por 
lo general. 
 
d) Tipo de alimentación: En cuanto a los requerimientos de 
determinados parásitos o a una mayor o menor susceptibilidad del 
hospedador. 
 
e) Partos gemelares: Sería un factor más bien de naturaleza 
fisiológica, pero que en suma, determina mayor susceptibilidad en 
las crías. 
 
C) FACTORES SOCIO-ECONÓMICOS 
 
Incluirían aquellos factores relacionados con la actividad del 
hombre y que, básicamente, serían la AGRICULTURA y las 
PRÁCTICAS ZOOTÉCNICAS. Así, la creación de zonas de 
regadío, praderas artificiales, etc., puede favorecer el desarrollo de 
parásitos que necesitan de estas condiciones para desarrollar sus 
fases larvarias. 
 
En cuanto a las prácticas zootécnicas, las explotaciones 
intensivas pueden condicionar un aumento de la concentración de 
animales y determinar la existencia de mayores cargas parasitarias 
en relación con las explotaciones extensivas. 
 
 También se incluyen dentro de este grupo de factores el tipo 
de instalaciones y manejo de la explotación, así como aquellos 
procesos de selección encaminados a aumentar las producciones 
ganaderas. En relación con esto último se ha comprobado que el 
aumento de la selección va acompañado, generalmente, con una 
disminución de la resistencia a determinadas enfermedades, entre 
ellas las parasitarias. 
 
 
4. HISTORIA DE LA PARASITOLOGÍA 
 
 Ya desde la antigüedad existen referencias al parasitismo. Hay 
datos de parásitos de la era paleozoica (crinoideos con moluscos 
ectoparásitos y esponjas sobre braquiópodos, respectivamente de los 
periodos silúrico y devónico). 
 
 La paleografía indica que las culturas china, india, persa, 
babilónica, egipcia, etc. conocieron parásitos macroscópicos (áscaris, 
tenias, piojos, pulgas, moscas, mosquitos, garrapatas, etc.), ciertas 
enfermedades parasitarias (esquistosomosis, paludismo) y los 
remedios aplicados para su tratamiento. Por su parte, la civilización 
griega aportó una importante información y numerosos términos hoy 
habituales en Parasitología, aunque no siempre con el significado 
clásico; por ejemplo, Hipócrates (460-370/380 a de C) conoció áscaris 
(strongylos), tenias (helmins plateia) y oxiuros (askaris). A los latinos 
 6 
se deben vocablos como verme (vermis) y lombriz (lumbricus). 
Galeno (130-206 d de C) realizó necropsias en animales, redescribió 
tercianas y cuartanas, hidatidosis, y áscaris oxiuros/equinos, más 
algunos nematodos de peces. 
 
 La veterinaria tuvo un elevado desarrollo en Bizancio, de 
donde nos ha llegado la Hippiatrika, colección de antiguos textos 
griegos compilados en el s X por orden del Emperador Constantino 
VII Porfirogeneta (911-959), así como en el califato de Córdoba. 
 
 Con la expansión colonial ibérica (ss XV y XVI) se tiene 
conocimiento de numerosos padecimientos exóticos, por lo que puede 
afirmarse que la medicina tropical tiene su origen en las observaciones 
de españoles y portugueses, aparte de las noticias recogidas en las 
Crónicas de Indias. Son también remarcables los textos escritos en 
años posteriores por albéitares como el Maestro Domingo Royo 
(1734). 
 
 Es durante el reinado de Carlos IV cuando se proyecta una 
Escuela para la Enseñanza de la Veterinaria, en la que además se 
formará un Hospital a efectos de que los animales enfermos puedan 
ser enviados a aquél para podérsele suministrar remedio a sus males. 
En esta época la profesión veterinaria comienza a despuntar gracias a 
los centros, en un principio Escuelas y luego Facultades que formaron 
a profesionales que supieron adaptarse a los nuevos avances 
científicos. 
 
 La etiología de algunas enfermedades parasitarias comenzó a 
ponerse de manifiesto; tal es el caso de algunosparásitos 
macroscópicos, como los hepáticos Fasciola hepatica y Dicrocoelium 
dendriticum. El descubrimiento en el siglo XVIII del microscopio 
(Leeuwenhoeck) contribuyó enormemente al desarrollo de esta 
Ciencia en este siglo y en siglos posteriores. 
 
 En 1911-1912, se instaura el estudio de la Parasitología en las 
Facultades de Medicina y Veterinaria y, en 1926, se crea la primera 
Cátedra de Parasitología en las Escuelas de Veterinaria. Es en Berlín y 
la ocupa el Profesor Nöller. 
 
 El conocimiento de importantes enfermedades se hace posible 
gracias al estudio de los factores ecológicos y a la parasitología 
experimental. La intervención de la industria químico-farmacéutica, 
atraída por el amplio campo de ventas que se le abría, potenció 
asimismo los estudios parasitológicos, sin olvidar los equipos de 
investigación multidisciplinares, tales como biólogos, farmacéuticos, 
médicos, veterinarios, fisiólogos, bioquímicos, biólogos moleculares, 
anatomo-patólogos y parasitólogos, todos ellos con objetivos 
comunes. 
 
 Con el paso de las Escuelas de Enseñanza Superior a 
Facultades en el año 1943 se impulsó la vida docente e investigadora 
de estos centros apareciendo figuras ya consagradas en ciertos casos e 
iniciando su camino en otros. En el campo de la Parasitología es 
imposible no mencionar a los Profesores Doctores Cordero del 
Campillo, que ocupó la primera Cátedra de Parasitología y 
Enfermedades Parasitarias en España en 1976, en la Facultad de 
Veterinaria de León, y al Profesor Doctor Francisco de Paula 
Martínez Gómez, que ocupó la segunda en la Facultad de Veterinaria 
de Córdoba. 
 
 7 
 La conciencia ecológica, sanitaria, así como los 
requerimientos de la sociedad de un mayor grado de exigencia como 
consumidores, obligan a la eliminación de productos con efectos 
nocivos o indeseables. Por ello, el control, cada vez mayor, de 
parasitosis con una sola dosis del mismo tratamiento, obliga a estudios 
epidemiológicos conjuntamente con los quimioterapéuticos. 
Moléculas como la Niclosamida, el Pirantel y los Benzimidazoles, 
con fuerte actividad en algunos procesos actuales, han dado paso a las 
Avermectinas y al Prazicuantel, los dos antiparasitarios que han 
revolucionado la terapia antiparasitaria. 
 
 Los estudios inmunológicos ocupan hoy un gran capítulo en la 
parasitología. Iniciados por Taliaferro entre 1924 y 1932 en sus 
estudios del papel de la ablastina en la inmunidad de las ratas frente a 
Trypanosoma lewisi, constituyen hoy, junto con los estudios 
moleculares, los pilares en los que se basan el diagnóstico y control de 
las principales parasitosis. 
 
 
5. NOMENCLATURA 
 
5.1. NOMENCLATURA DE LOS PARÁSITOS 
 
 La nomenclatura zoológica, la adoptada para los parásitos, es 
el “sistema de nombres científicos para los taxones zoológicos y las 
disposiciones adoptadas para su formación, su tratamiento y 
utilización”. 
 
 Se entiende por taxón las unidades de clasificación, siendo 
los principales taxones zoológicos los siguientes: reino, phylum 
(Phylum, tipo: plural phyla), rama, clase, orden, familia, tribu, 
género y especie. Por encima de cada taxón pueden crearse otros con 
idéntica raíz y el prefijo super (por ejemplo, superfamilia), del 
mismo modo que un taxón puede desglosarse en partes que se 
identifican con el prefijo sub (por ejemplo, subgénero). Los 
zooparásitos de interés veterinario se incluyen en los subreinos: 
protozoos (unicelulares) y metazoos (multicelulares). Estos últimos 
incluyen a su vez a los siguientes: Platelmintos (Trematodos y 
Cestodos), Nematelmintos (Nematodos), Acantocéfalos, 
Pentastómidos y Artrópodos. 
 
 No existe acuerdo internacional sobre la clasificación 
zoológica, de modo que los diversos expertos adoptan la que estiman 
más conveniente, aunque existen grandes coincidencias con respecto 
a los grupos superiores. 
 
 En la nomenclatura zoológica se utiliza el latín. La unidad 
básica de la sistemática es la especie, designada con dos vocablos 
(nomenclatura binomial), el primero de los cuales, escrito con 
mayúscula, indica el género y el segundo, con minúscula, indica la 
especie. Ambos deben escribirse en cursiva o subrayados. 
 
 Los nombres de los taxones los proponen los científicos 
aceptando las viejas denominaciones, que aluden a alguna 
característica morfológica (Ostertagia trifurcata), procedencia 
geográfica (Anopheles gambiae), hospedador (Toxocara canis), 
dedicación a una persona (Trypanosoma Cruci), etc. 
 
 Los nombres de las familias y sus grupos (superfamilia, 
familia, subfamilia y tribu), géneros (y subgéneros) y la especie (con 
 8 
los subgrupos específicos, “formas” y “variedades”) también se 
hayan regulados internacionalmente. Son uninomiales y han de 
escribirse siempre con mayúscula cuando sean superiores a la 
especie. Los sufijos adoptados para estos grupos son los siguientes: 
Familia: - idae; idos en castellano; Subfamilia: -inae; inos en 
castellano. Otros sufijos para el orden (-ida, -idea), o la superfamilia 
(-oidea) también son comúnmente utilizados. 
 
5.2. NOMENCLATURA DE LAS PARASITOSIS 
 
 Muchas de las denominaciones con las que se conocen 
actualmente las enfermedades parasitarias se adquirieron cuando se 
desconocía su etiología y, por lo general, tienden a ser descriptivas 
de los factores ambientales a los que se consideraba vinculado el 
padecimiento (paludismo, del latín palus, -udis, laguna), a alguna 
característica clínica (nagana del zulú ngana, postrado, sin fuerzas), 
al modo de contagio (durina, del árabe al-dourin impuro, aludiendo 
a la cópula). 
 
 El descubrimiento de los agentes causales actuales ha 
permitido aunar criterios en términos de nomenclatura, aunque se 
siguen manteniendo la nomenclatura tradicional. En general, se 
recomienda aludir a la sinonimia. Las reglas fundamentales para 
denominar a las parasitosis más aceptadas internacionalmente 
(World Association for the Advancement of Veterinary Parasitology, 
European Federation of Parasitologisst, y Federation of 
Parasitologists) son las siguientes: 
 
a) Para designar a una enfermedad parasitaria, o la presencia de 
parásitos, debe emplearse exclusivamente el sufijo –osis (pl. –oses, 
en nomenclatura internacional). 
 
b) El sufijo –osis se añadirá a la raíz del nombre del taxón de 
parásitos que, en general, está formado por el nominativo de los 
taxones, eliminando una o las dos últimas letras, por ejemplo: 
Echinococcus dará echinococc + osis; Trichinella, trichinell + osis. 
 
c) Cuando el nombre de los taxones termina en –X en el nominativo, 
la raíz se deriva del genitivo: Pulex es nominativo y el genitivo es 
“pulicis”, de manera que se dirá pulic + osis; lo mismo con 
Demodex, cuyo genitivo es “demodicis” y, por tanto, dará demodic + 
osis. 
 
d) Cuando haya taxones que caen dentro de la homonimia, como 
ocurre con Cyathostoma (familia de Syngamidae) y Cyathostomum 
(familia Strongylidae) se opta por el genitivo, en el primer caso 
(cyathostomat + osis), conservando el nominativo para el segundo 
(cyathostom + osis). 
 
e) En algunos casos se emplea el nombre genérico del parásitos 
completo, seguido de sufijo: Hepatozoon, hepatozoon + osis. 
 
 
 
 9 
	T. 3. GENERALIDADES (III)
	C\) VIRULENCIA DEL PARÁSITO
	B\) FACTORES BIÓTICOS
	C\) FACTORES SOCIO-ECONÓMICOS

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