Logo Studenta

GuaMetodolgicapEPRRnuevaedicion

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

I 
 
 
 
GUÍA METODOLÓGICA PARA LA ELABORACIÓN DE PROYECTOS 
DE RESTAURACIÓN DE RÍOS 
 
 
Marta González del Tánago 
Diego García de Jalón 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Este documento digital está basado en el contenido del libro del mismo 
título editado por el Centro de publicaciones de la Secretaría General 
Técnica del Ministerio de Medio Ambiente y publicado en Diciembre del 
2007 con ISBN – I3: 978-84-8320-413-9. Dada la relevancia del tema y las 
ideas que desarrolla a escala mundial y sobre todo su importante aplicación 
práctica en la mejora ecológica de los ríos consideramos que es útil su 
edición digital para que pueda ampliarse su área de distribución y 
especialmente en el ámbito latino americano. 
 
II 
 
 
 
El tiempo de los ríos 
 
 
 
 Los ríos son corredores naturales de gran importancia hidrológica y ecológica en 
el paisaje. Por ellos discurren las aguas superficiales, gran cantidad de sedimentos y sales 
disueltas, y en ellos viven numerosas comunidades biológicas que mantienen 
interrelaciones muy diversas con el medio físico, configurando así los ecosistemas 
fluviales. 
 
 El hombre ha utilizado los ríos desde antaño, se ha beneficiado de sus recursos 
naturales e incluso ha llegado a depender en muchos casos de ellos. En España, los ríos 
suponen la principal fuente de recursos hídricos. Sus riberas aportan muchos otros 
bienes y servicios, teniendo especial importancia su vegetación, que contribuye a 
laminar de forma natural las avenidas y a crear espacios privilegiados para el recreo y el 
disfrute de la Naturaleza. 
 
 El deterioro de los ríos en España es relativamente reciente, habiéndose 
agudizado en las últimas décadas con nuestro desarrollo económico. Actualmente, 
muchos de nuestros ríos presentan un estado ecológico pobre, como consecuencia de 
un aprovechamiento excesivo de sus recursos, por lo que necesitan un esfuerzo para su 
mejora: urge llevar a cabo la restauración de su estructura y su funcionamiento como 
ecosistemas. 
 
 Con la mejora ambiental de los ríos conseguimos no sólo mejorar su estructura 
biológica, el valor escénico del paisaje por el que discurren y recuperar los valores 
culturales asociados a los mismos, sino también disponer de mayor garantía de 
utilización de sus recursos hídricos, así como disminuir los riesgos asociados a las 
inundaciones. 
 
 La Unión Europea, a través de la Directiva Marco del Agua y la Directiva de 
Evaluación y Gestión de las Inundaciones, aboga por evitar y prevenir todo deterioro 
adicional en los ríos, y propone su restauración con los fines antes apuntados. Por ello 
exige a los Estados comunitarios que adopten sus respectivas legislaciones a este nuevo 
enfoque de la gestión y conservación de los sistemas fluviales. 
 
 Es tiempo de instaurar, por tanto, una nueva política del agua que dé paso a la 
eficiencia, a la imaginación y a la participación en la gestión. Desde el Ministerio de 
Medio Ambiente, a través del Programa A.G.U.A. que propone una nueva política hídrica 
basada en la gestión eficaz y sostenible de los recursos, hemos puesto en 
funcionamiento la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, que pretende recuperar, 
en la medida de lo posible, un estado más próximo al natural de los ríos. 
 
III 
 
 Siguiendo esta línea de trabajo, también estamos desarrollando el Plan Nacional 
de Calidad de las Aguas: Saneamiento y Depuración 2007-2015, el Plan de Tolerancia 
Cero de Vertidos, el Sistema de Cartografía de Zonas Inundables y el Programa de 
Conservación de Cauces, que tienen por objeto proteger el medio fluvial y garantizar el 
recurso a la sociedad en cantidad y calidad óptimas. 
 
 La publicación de esta Guía Metodológica para la elaboración de los Proyectos 
de Restauración de los Ríos forma parte de esta Estrategia, en la que uno de los objetivos 
prioritarios ha sido fomentar la aplicación de los conocimientos científicos a la gestión 
técnica y administrativa de los ríos, y facilitar la difusión de las experiencias realizadas 
sobre materias de restauración fluvial entre todas las personas relacionadas con esta 
temática. 
 
 Esperamos que esta Guía sea de utilidad para todos aquellos que trabajan de una 
u otra manera en tareas de conservación, protección y restauración de los ecosistemas 
fluviales, y que el medio ambiente, principal protagonista, salga también beneficiado. 
 
 
 
 Cristina Narbona 
 Ministra de Medio Ambiente 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
IV 
 
PRESENTACIÓN DE LA GUÍA 
 
 
 La redacción de esta Guía metodológica para la Restauración de los Ríos se ha 
realizado a través de una colaboración entre el Ministerio de Medio Ambiente y la 
Universidad Politécnica de Madrid durante los años 2006 y 2007. 
 
 Con la publicación de esta Guía se trata de contribuir a la mejora de la formación 
de los técnicos y de las personas interesadas en los temas relativos a la gestión 
sostenible de los ríos, y de aportar información y experiencias que ayuden a mejorar las 
actuaciones que se están llevando a cabo en España para su restauración ecológica. Con 
esta finalidad se han resumido las ideas y teorías más actuales en el ámbito de la 
Ecología y Geomorfología fluvial, resaltando el interés y las posibilidades de su 
aplicación, y recogido las experiencias también más recientes de recuperación de los 
ecosistemas fluviales, poniéndolas a disposición de los técnicos encargados de la gestión 
y restauración de los ríos y sus riberas. 
 
El contenido de esta publicación abarca una temática muy amplia que ha sido 
estructurada en diferentes capítulos, los cuales se han redactado de forma 
independiente entre sí pero respondiendo todos ellos a una misma línea conceptual. 
 
Toda la obra presenta varios niveles de lectura, una, la más densa, a través de los 
textos completos; otra más ligera y rápida, a través de los resaltados e ideas clave que 
resumen los conceptos de mayor relevancia de cada capítulo; y una tercera, la más 
amena, a través de las gráficas y la colección de fotografías de ríos españoles que 
muestran la diversidad de condiciones naturales, su diferente problemática y a menudo 
su gran belleza. 
 
En los dos primeros capítulos de esta Guía se comentan los conceptos y principios 
en que se basa la restauración ecológica de los ríos, las razones para llevarla a cabo y las 
distintas opciones que existen para la mejora ambiental de los cauces y sus riberas. 
 
Seguidamente, en los capítulos tercero y cuarto se presentan respectivamente 
los diferentes tipos de estructura y funcionamiento de los ecosistemas fluviales que 
existen en España, y las características que presentan todos ellos en común, centradas 
en la continuidad de los flujos de materia, organismos y energía, desde su cabecera 
hasta su desembocadura, y en la conectividad de los hábitat que permite la movilidad y 
desplazamiento de las especies, incluyendo la reproducción de los peces migradores y 
la regeneración natural de la vegetación. 
 
Los capítulos quinto y sexto se centran en los efectos de las principales 
actividades humanas que con más frecuencia están causando la degradación de los ríos 
españoles, y en ellos se ofrecen criterios y metodologías para evaluar y cuantificar la 
alteración de sus condiciones hidromorfológicas en relación a las condiciones de 
referencia, o de “buen estado ecológico”. 
 
V 
 
Finalmente, en los dos últimos capítulos de esta publicación se explican 
diferentes opciones para llevar a cabo la restauración y mejora ambiental de los ríos, y 
se propone una metodología para la redacción y gestión de los proyectos, en la que se 
resalta el interés de la participación ciudadana y la complicidad de los agentes sociales. 
 
Hasta la fecha son pocas las intervenciones de restauración de los ríos que se han 
realizado en el ámbito mediterráneo, y todavía no contamos con suficiente experiencia 
práctica distinta a la realizada en otros países centroeuropeos, donde los ríos presentan 
unas condicionesnaturales a veces muy diferentes. Por ello es necesario poner en 
práctica cuanto antes las ideas y teorías científicas del funcionamiento de los ríos en 
nuestros ecosistemas fluviales, e iniciar también cuanto antes su restauración, 
desarrollando nuevas opciones y alternativas de aplicación al ámbito mediterráneo. 
 
 Con el fin de facilitar esta labor de recuperación de los ríos y sus riberas el 
Ministerio de Medio Ambiente publica ahora esta Guía, esperando que sea de utilidad y 
que pronto se vea acompañada de numerosos ejemplos realizados. Nuestro esfuerzo va 
dedicado a los ríos, por todo lo que trasmiten, y a las personas que trabajan por mejorar 
y embellecer su paisaje, conservando un Patrimonio natural que es de todos, y que entre 
todos debemos conservar para las generaciones futuras. 
 
 
 Marta González del Tánago 
 Diego García de Jalón 
 
 
VI 
 
 
GUÍA METODOLÓGICA PARA LA ELABORACIÓN DE PROYECTOS DE 
RESTAURACIÓN DE RÍOS 
 
 
 
1. INTRODUCCIÓN 
1.1. La Era de la Restauración 1 
1.2. Ética y Estética de la Restauración 3 
1.3. El desequilibrio geomorfológico de los ríos españoles 6 
1.4. La escala de la restauración 8 
1.5. Antecedentes de la restauración de los ríos 10 
1.6. Objetivos de la Guía metodológica 14 
1.7. Referencias bibliográficas 15 
 
 
2. LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DE LOS RÍOS Y SUS RIBERAS 
2.1. Qué es la Restauración Ecológica de los ríos 16 
2.2. Intervenciones alternativas a la restauración ecológica 18 
2.3. Objetivos de la Restauración Ecológica de los ríos 19 
2.4. Estrategias para la consecución de los objetivos 22 
2.5. Procesos y Atributos de los ríos que se deben restaurar 25 
2.6. Relaciones bibliográficas 27 
 IDEAS CLAVE 
 
3. CARACTERIZACIÓN DE LOS RÍOS Y SUS RIBERAS 
3.1. Introducción 29 
3.2. Organización jerárquica de los sistemas fluviales 29 
3.3. Caracterización jerárquica de los ríos españoles 32 
3.3.1. Identificación de ecoregiones 
3.3.2. Caracterización de las cuencas vertientes 
3.3.3. Caracterización de los segmentos fluviales 
3.3.4. Caracterización de los hábitats fluviales 
3.4. Relación entre las distintas características de los ríos 52 
3.5. Tipología de los ríos españoles y aplicación a su 
 Restauración ecológica 55 
3.6. Referencias bibliográficas 57 
 IDEAS CLAVE 
 
4. LOS RÍOS EN BUEN ESTADO ECOLÓGICO 
4.1. Introducción 59 
4.2. El río y su cuenca vertiente 59 
4.3. Dimensiones y funcionamiento de los corredores fluviales 61 
4.3.1. Dimensión longitudinal 61 
4.3.2. Dimensión transversal 69 
4.3.3. Dimensión vertical 73 
4.3.4. El sistema fluvial 78 
VII 
 
4.3.5. Funciones hidrológicas y ecológicas de los sistemas 
fluviales 80 
4.4. El régimen natural de caudales 85 
 4.4.1. Atributos del régimen de caudales 86 
 4.4.2. El régimen de caudales en buen estado ecológico 90 
4.5. La estructura biológica de los ríos 92 
 4.5.1. La flora y fauna de las riberas y zonas inundables 92 
 4.5.2. La flora y fauna del medio acuático 96 
 4.5.3. La estructura biológica de los ríos en buen estado 
ecológico 98 
4.6. Dinamismo y Evolución del sistema fluvial 99 
 4.6.1. Escalas temporales 
 4.6.2. Ajustes geomorfológicos 101 
 4.6.3. El dinamismo de los ríos en buen estado ecológico 102 
4.7. Referencias bibliográficas 105 
 IDEAS CLAVE 
 
5. PRINCIPALES PRESIONES E IMPACTOS EN LOS RÍOS ESPAÑOLES 
5.1. Introducción 109 
5.2. Agricultura 111 
5.2.1. Consumo de agua: Regulación de caudales y 
sobreexplotación de acuíferos 112 
5.2.2. Ocupación de las riberas 117 
5.2.3. Emisión de nutrientes y compuestos agrícolas 119 
5.3. Urbanización 122 
5.3.1. Aumento de la demanda de agua y regulación de 
caudales 124 
5.3.2. Alteración de los balances de agua y sedimentos 125 
5.3.3. Fomento de las canalizaciones y dragados y aumento 
del riesgo hidrológico 126 
5.3.4. Contaminación de las aguas 130 
5.4. Otras presiones e impactos en los ríos 131 
5.5. La Incisión y desestabilización de los cauces 134 
5.6. Efectos acumulativos en el tiempo y en el espacio 138 
5.7. Referencias bibliográficas 139 
 IDEAS CLAVE 
 
 
6. VALORACIÓN DEL ESTADO AMBIENTAL DE LOS RÍOS 
6.1. Introducción 145 
6.2. Recogida de datos e información 145 
6.3 Análisis y valoración de las condiciones hidrológicas 149 
 6.3.1. Régimen de caudales 
 6.3.2. Calidad de las aguas 151 
 6.3.3. Continuidad fluvial 
 6.3.4. Niveles freáticos y humedad edáfica 153 
6.4. Análisis y valoración de las condiciones morfológicas 154 
VIII 
 
 6.4.1. Evolución del trazado en planta 
 6.4.2. Cambios en la pendiente longitudinal 
 6.4.3. Valoración de las secciones transversales 
 6.4.4. Afecciones al hábitat físico 158 
 6.4.5. Síntomas de inestabilidad y procesos de ajuste 
 6.4.6. Zonas inundables 
 6.5. Análisis y valoración de las condiciones riparias 161 
 6.5.1. Atributos de las riberas 
 6.5.2. Usos y ocupaciones de las riberas 
 6.6. Valoración de la cuenca vertiente al tramo de proyecto 169 
 6.6.1. Usos del suelo y del agua 
 6.6.2. Otras características para la valoración ambiental 
 6.7. Diagnóstico de la problemática y prioridad de actuaciones 171 
 6.8. Referencias bibliográficas 173 
 IDEAS CLAVE 
 
 
7. ACTUACIONES PARA LA MEJORA Y RESTAURACIÓN DE LOS RÍOS 
 7.1. Introducción 177 
 7.2. Disposición de espacio para el río 178 
 7.2.1. Objetivos y estudios previos 
 7.2.2. Formas de actuación 
 7.3. Régimen ambiental de caudales 179 
 7.3.1. Objetivos y Estudios previos 
 7.3.2. Formas de actuación 
 7.4. Eliminación y reducción de barreras 184 
 7.4.1. Objetivos 
 7.4.2 Estructuras transversales 
 7.4.3. Substitución de diques o traviesas por rampas 
 7.4.4. Estructuras longitudinales 
 7.5. Establecimiento de bandas protectoras del cauce 195 
 7.5.1. Concepto y Objetivos 
 7.5.2. Configuración de la banda protectora del cauce 
 7.5.3. Diseño y mantenimiento de la banda protectora 
 7.5.4. Localización y beneficios de las bandas protectoras 
 7.6. Plantaciones de ribera 201 
 7.6.1. Regeneración natural de la vegetación riparia 
 7.6.2. Justificación de las plantaciones en riberas 
 7.6.3. Objetivos y Estudios previos 
 7.6.4 Organización de los trabajos y formas de actuación 
 7.6.5. La Bioingeniería en los trabajos de restauración 
 7.7. Rehabilitación de tramos urbanos 213 
 7.7.1. Prioridad de las actuaciones 
 7.7.2. Objetivos y Estudios previos 
 7.7.3. Formas de actuación 
 7.8. Mejora de tramos canalizados para su restauración 224 
 7.8.1. Objetivos y Estudios previos 
IX 
 
 7.8.2. Formas de actuación 
 7.9. Trabajos de mantenimiento de cursos fluviales 232 
 7.9.1. Mantenimiento de tramos urbanos 
 7.9.2. Mantenimiento de tramos no urbanos 
 7.10. Referencias bibliográficas 236 
 IDEAS CLAVE 
 
 
8. ELABORACIÓN DE LOS PROYECTOS DE RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DE LOS 
RÍOS Y SUS RIBERAS 
 8.1. Introducción 241 
 8.2. Etapas básicas en la elaboración de proyectos restauración 244 
 8.3. Inicio del proyecto de restauración 245 
 8.3.1. Selección del tramo a restaurar 
 8.3.2. Objetivos de la actuación 
 8.3.3. Valoración de la problemática 
 8.3.4. Definición de la imagen objetivo 
 8.4. Redacción de la Memoria Técnica del proyecto 249 
 8.4.1. Equipo técnico y asignación de medios 
 8.4.2 Organización del contenido de la Memoria 
 8.5. Aprobación y Ejecución de las actuaciones proyectadas 271 
 8.6. Mantenimiento de las actuaciones 272 
 8.7. Seguimiento y Verificación del cumplimiento de objetivos 273 
 8.8. Referencias bibliográficas 277 
 IDEAS CLAVE 
 
 
 
 
 
 
 
1 
 
1. INTRODUCCIÓN 
 
 
1.1. LA ERA DE LA RESTAURACIÓN 
 
 
 La calidad ambiental de nuestros 
ríos es hoy día muy distinta a la quefue 
hace unas décadas, cuando el desarrollo 
económico de la sociedad española era 
muy inferior al actual. 
 
 En épocas anteriores, pero 
todavía relativamente recientes el 
urbanismo era mucho más compacto, 
los sistemas agrarios estaban menos 
intensificados, y el mundo rural 
conservaba muchos enclaves y paisajes 
embellecidos por el paso del tiempo, en 
los cuales las intervenciones humanas 
eran poco significativas frente a los 
procesos naturales y contribuían a la 
diversidad y calidad escénica del 
entorno. Con frecuencia los ríos 
disponían de amplios espacios en los 
que erosionaban las orillas, 
redistribuían los sedimentos durante las 
crecidas invernales, y formaban amplias 
playas de arenas y gravas cuando 
disminuían los caudales durante los 
meses más cálidos del estiaje. 
 
 Estos paisajes y ríos naturales 
han representado un componente 
esencial de nuestro patrimonio natural y 
cultural, estando asociados a las 
costumbres y formas de vida de las 
poblaciones humanas, distintas en cada 
región. Pero hoy día gran parte de este 
patrimonio ya no existe, al haberse 
destruido gradualmente con sucesivas 
intervenciones en el territorio, que nos 
han permitido mejorar algunos aspectos 
de nuestra calidad de vida pero a un 
precio ambiental muy elevado. 
 
 Los paisajes y ríos naturales a los 
que antes aludíamos han desaparecido 
de gran parte de nuestra geografía, y 
sólo se mantienen en las zonas más 
retiradas y alejadas de las principales 
vías de comunicación, donde el relieve 
es montañoso y los suelos son menos 
productivos, y donde la población es 
más reducida y la demanda de agua o 
energía es menor, constituyendo 
reliquias muy valiosas, por ser tan 
limitadas, de lo que fue nuestro 
patrimonio fluvial natural (ver figura 
1.1). 
 
 En la actualidad la mayoría de 
nuestros ríos discurre por espacios muy 
confinados por cultivos agrícolas o 
urbanizaciones, ha perdido su movilidad 
y sinuosidad, y durante el verano actúa 
como un canal que transporta agua para 
regadío a gran velocidad o contiene 
aguas remansadas por azudes y 
embalses, habiendo perdido sus orillas 
de arenas y gravas y la naturalidad y 
peculiaridad de sus “formas”. 
 
 La mayor cultura y sensibilidad 
ambiental de la sociedad española, 
unida a su progreso económico actual, 
propicia un cambio en las maneras de 
gestionar los sistemas naturales y 
aprovechar sus recursos, demandando 
que sean más respetuosas con su 
funcionamiento ecológico. Las 
necesidades de atender las demandas 
de agua para suministro doméstico o 
para producir la alimentación básica, o 
las cuestiones de salubridad 
relacionadas con las aguas están 
prácticamente resueltas en nuestro 
país, y actualmente los problemas que 
surgen con los ríos tiene un carácter 
eminentemente ambiental. 
 
La contaminación de las aguas, la 
degradación de los ecosistemas 
 2 
acuáticos o la invasión de las especies 
exóticas son hoy día los temas que 
adquieren mayor relevancia en la 
gestión de los ríos, reconociendo la 
necesidad de abordar su restauración. 
 
 Cada vez va siendo mayor el 
grado de convencimiento que se tiene 
de que es necesario recuperar mayor 
espacio para los ríos, mayor naturalidad 
en su régimen de caudales y mayor 
libertad para su movilidad y equilibrio 
geomorfológico, si queremos garantizar 
la protección frente a las avenidas, 
proteger la calidad de las aguas, 
conservar las comunidades biológicas 
nativas controlando la invasión de las 
exóticas, y conseguir la estabilidad del 
cauce y el mantenimiento de la 
vegetación de sus riberas. 
 
 Sucesivas generaciones han ido 
trasmitiendo a las siguientes un 
territorio con un potencial de desarrollo 
económico muy elevado, sin que 
ninguna de ellas haya tenido intención o 
sido capaz de agotar los recursos 
naturales disponibles. En las últimas 
décadas hemos sabido aprovechar este 
potencial de los recursos naturales 
legado por nuestros antepasados, y 
hemos llegado en muchos casos hasta 
su extenuación. En la actualidad nos 
encontramos con la necesidad de 
restituir de la mejor forma posible los 
sistemas naturales de donde proceden 
estos recursos, para ser equitativos y 
recobrar nuestra dignidad frente a las 
generaciones futuras. 
 
Es el momento de iniciar una 
nueva era, en la que el desarrollo social 
y económico sea compatible con la 
conservación de la Naturaleza y la 
restauración ecológica de los sistemas 
naturales sea una seña de identidad de 
nuestra “cultura”. Debemos romper el 
antagonismo progreso vs naturaleza 
 
 
 
 
Figura 1.1.- Tramo medio del río Bergantes 
(Castellón de la Plana), ejemplo de un río 
mediterráneo en condiciones muy próximas a las 
naturales, que hoy día se mantiene sin regular y 
constituye una referencia de los procesos 
geomorfológicos del cauce y sus riberas. 
 
 establecido en un modelo 
tradicional que hoy día debe ser 
superado, y no seguir asociando 
crecimiento económico con deterioro 
ambiental. 
 
 3 
 
 Nos encontramos en una nueva 
época de sociedad avanzada y culta, y 
en un nuevo contexto europeo donde 
existen Directivas que proponen evitar 
todo deterioro adicional a las masas de 
agua naturales, y restaurar y conservar 
el buen estado ecológico de los ríos y sus 
riberas. En este sentido, la restauración 
ecológica de los sistemas fluviales abre 
nuevas perspectivas para recuperar una 
convivencia respetuosa con los ríos que 
nunca debimos de perder, para iniciar 
una colaboración entre las técnicas de 
ingeniería y los procesos fluviales 
naturales, y para establecer un 
equilibrio entre el uso de los recursos 
fluviales y su permanencia y 
regeneración natural. 
 
 Esta nueva era, en la que deben 
imperar los trabajos de restauración 
ecológica, puede ayudarnos a superar la 
responsabilidad de los desastres 
ecológicos ocasionados, y ofrecernos 
muchas alternativas para desarrollar 
nuevas habilidades y conocimientos, 
contribuyendo a que el hombre siga 
disfrutando de los recursos y sistemas 
naturales, y siga aprendiendo de forma 
ilimitada y se maraville de la inagotable 
Ciencia que le ofrece la Naturaleza. 
 
1.2. ETICA Y ESTÉTICA DE LA 
RESTAURACIÓN 
 
 
 Cuando nos referimos a la 
“ética” de la restauración estamos 
aludiendo implícitamente a las razones 
profundas de esta forma de actuación y 
convivencia con los ríos, al deber de 
mantener y conservar el medio 
ambiente de nuestro entorno y 
traspasarlo a las generaciones futuras 
en condiciones equivalentes a las que 
nosotros encontramos, evitando su 
expolio y agotamiento. 
 
 En este sentido es necesario 
reconocer la temporalidad de nuestra 
existencia en la Naturaleza y sentirnos 
“con el privilegio de poseer 
temporalmente una tierra, hecha para 
otros e inescrutables propósitos” 
(Leopold, 1933), valorando la 
supremacía de las leyes naturales. 
Debemos obligarnos a conservar el 
entorno en toda su integridad, 
estabilidad y belleza, permitiéndonos 
disfrutar de estos atributos pero 
haciendo compatibles los beneficios 
económicos de esta posesión temporal 
con la conservación de su 
funcionamiento ecológico. 
 
 Conociendo mejor cómo 
funcionan los ríos y sus riberas, y qué 
factores rigen su funcionamiento y 
determinan la cantidad y calidad de las 
aguas circulantes o la composición y 
estructura de las comunidades 
biológicas, debemos intentar que la 
restauración y recuperación de los 
procesos fluviales sea una demanda 
generalizada de nuestra sociedad, 
evolucionada y con grandes capacidades 
para percibir la belleza de “lo natural” y 
de sentir la responsabilidad de su 
conservación. 
 
 También debemos fomentar que 
los logros de esta tarea de recuperación 
de lo natural sean un signo de 
prosperidad y cultura, de conocimiento 
y comprensión de las leyes de la 
naturaleza, de forma similar a como en 
épocas pasadas los trabajos de 
canalización, de pavimentación de las 
riberas o de entubamiento de los 
arroyos fueron percibidos como signos 
de progreso, en una época en que el 
hombre tratabade imponer su 
 4 
supremacía frente a los procesos 
fluviales naturales a través de la 
ingeniería hidráulica. 
 
Figura 1.2.- Tramos fluviales de distintas 
regiones de la Península Ibérica, mostrando su 
peculiaridad y belleza. 
 
 Cuando hablamos de la 
“estética” de la restauración nos 
referimos a los cánones estéticos de los 
procesos ecológicos, donde la 
“heterogeneidad” y “temporalidad” de 
las formas y procesos representan la 
esencia del espacio fluvial restaurado. 
Aludimos a la “estética ecológica” de la 
diversidad y de la evolución, donde el 
tiempo se convierte en un agente activo 
que hace parte del trabajo, y “la 
evolución o metamorfosis pasa a ser el 
aspecto estético verdadero, esencial, de 
cuanto podamos tomar en préstamo de 
la Naturaleza” (Prigann, 2000). 
 
 La restauración de los ríos busca 
la estética de los procesos fluviales 
naturales, la belleza de la expresión de 
su dinámica a través de la erosión y 
 
 
 
sedimentación según la fluctuación del 
régimen de caudales, configurando 
orillas y barras de sedimentos de 
diferente granulometría que 
evolucionan y cambian de forma en el 
tiempo, a través de la evolución de los 
hábitat y vegetación de riberas, siempre 
según las leyes naturales de la 
renovación y regeneración natural que 
dan lugar a una infinita variedad de 
formas y procesos. 
 
 En relación a los tramos urbanos, 
frente a una valoración del río “estático” 
de aguas detenidas o represadas, donde 
a menudo se han impermeabilizado sus 
 
Río Alberche (Madrid) 
 
Cabecera del río Esla (León) 
 
Ribera de Huesnar (Sevilla) 
 
Río Castril (Granada) 
 5 
riberas recortando libertad a la 
expresión de lo natural, y se ha anulado 
en gran parte el potencial de 
experiencias sensitivas y emocionales 
que puede ofrecer un río a su paso por 
la ciudad, se propone recuperar la 
estética del río “libre y dinámico”, la 
valoración de su vigor y energía, la 
belleza del bosque ripario en esplendor, 
reivindicando la fascinación que nos 
ofrece y su poder de evocación (figura 
1.2). 
 
 Entendiendo la restauración de 
los ríos como un campo de colaboración 
de la ingeniería hidráulica con la 
dinámica natural del propio río, es 
urgente que ingenieros, urbanistas y 
arquitectos paisajistas abandonen la 
rutina de los ríos canalizados y 
reconozcan esta estética ecológica de la 
diversidad y complejidad de los ríos 
dinámicos, teniendo en cuenta que la 
estructura y organización monótona y 
empobrecida de los ríos canalizados de 
las grandes ciudades restringe la 
imaginación, las libertades y la 
creatividad de sus residentes 
(Rosenheinrich, 2002). 
 
 
 
1.3. EL DESEQUILIBRIO 
GEOMORFOLÓGICO DE LOS 
RÍOS ESPAÑOLES 
 
 
 Una gran parte de la red fluvial 
española ha tenido y mantiene en la 
actualidad diferentes presiones e 
impactos que han determinado, directa 
o indirectamente, la pérdida de 
movilidad y su gradual encajamiento, 
pudiendo observar en numerosas 
regiones españolas procesos de incisión 
y de inestabilidad lateral asociada a los 
 
 
 
Figura 1.3.- Procesos de incisión y 
desestabilización de los cauces que provocan 
la erosión en las laderas de olivares en la 
provincia de Jaén. Este problema afecta a 
extensas zonas de la cuenca del Guadalquivir 
y también a muchas otras regiones españolas. 
 
 
 6 
mismos, que afectan también a 
numerosas laderas (figura 1.3). 
 
 La retención de sedimentos por 
los embalses, la canalización con 
escolleras impidiendo la erosión de las 
orillas, las extracciones de áridos, o el 
aumento de escorrentías urbanas sin 
caudales sólidos, están siendo motivos 
por los cuales numerosos tramos 
fluviales se encuentran hoy día con un 
desequilibrio geomorfológico notable, 
que provoca constantes procesos de 
ajuste de erosión y sedimentación de 
carácter impredecible. 
 
 Muchas de las intervenciones 
que se hacen en los ríos responden a 
una necesidad creada para paliar estos 
desequilibrios, y atender los 
requerimientos de los ribereños cuando 
el río erosiona y arrebata una franja de 
su terreno de orilla, o satisfacer las 
demandas de los municipios cuando en 
momentos de intensas precipitaciones 
las aguas inundan la porción de espacio 
urbanizado que necesitan para su 
desagüe natural. 
 
 En estos casos se protegen las 
orillas con escolleras o técnicas de 
bioingeniería, se efectúan dragados o 
construyen motas y canalizaciones para 
evitar inundaciones, o se entuban 
pequeños cursos fluviales para no tener 
malos olores, tratando de poner 
remedio a unos efectos no deseados en 
los ríos que no son más que síntomas de 
una problemática mucho más profunda 
y difícil de abordar, que afecta a una 
longitud de la red fluvial mucho mayor 
que el tramo en el que surgen dichos 
síntomas, y tiene sus raíces en usos del 
suelo o de recursos hídricos que hasta la 
fecha no se han cuestionado o intentado 
modificar. 
 
 Los ríos son sistemas dinámicos 
continuos desde su cabecera hasta su 
desembocadura, y en ellos cualquier 
actuación que afecte a su hidrología y 
movilidad se trasmite aguas arriba y 
aguas abajo, originando como respuesta 
una serie de cambios en sus formas y 
procesos a veces impredecibles. 
 
 Entender que las erosiones que 
efectúan los ríos en determinados 
tramos son en la mayoría de los casos 
una consecuencia de anteriores 
encauzamientos o protecciones de 
orillas efectuadas en otros tramos; que 
las inundaciones y desbordamientos se 
deben a que el río ha perdido las 
posibilidades de desbordamiento que 
antes tenía en otros lugares, o a que las 
aguas de lluvia no pueden infiltrarse en 
el suelo como lo hacían con anterioridad 
al haber sido sellado y urbanizado una 
superficie importante de la cuenca; y 
que en la mayoría de los casos no es 
conveniente intervenir después de cada 
crecida para corregir o enmendar el 
trabajo efectuado por el río, 
representan nuevos puntos de vista que 
son necesarios de considerar para 
abordar adecuadamente la restauración 
de los ríos. 
 
 En este contexto de restauración 
ecológica el primer objetivo debe ser la 
disminución progresiva de los 
desequilibrios hidrológicos y 
geomorfológicos de los ríos, actuando 
no tanto para paliar sus consecuencias 
como para eliminar las causas que los 
generan. 
 
 
 
1.4. LA ESCALA DE LA RESTAURACIÓN
 
 
 7 
 Aunque los problemas de los ríos 
se manifiestan en tramos concretos, su 
origen y causas afectan a una longitud 
de cauce mucho mayor. Por ello un 
aspecto importante a considerar en el 
ámbito de la restauración de los ríos es 
la dimensión fluvial en la que se actúa, 
en relación a la escala a la que se están 
produciendo los procesos y causas de 
deterioro. 
 
 
 Restauración del río y 
restauración de un tramo del río 
 
 Para lograr la completa 
restauración ecológica de los sistemas 
fluviales es necesario actuar a escala de 
“todo el río”, entendiendo como tal la 
longitud completa de su recorrido y el 
de sus afluentes, desde su cabecera 
hasta su desembocadura, en el caso de 
ríos pequeños; o la longitud de un 
segmento fluvial suficientemente 
grande como para recuperar el trazado 
primitivo del río, en el caso de los ríos 
grandes, considerando en este segundo 
caso que al restaurar el trazado se 
restaura el equilibrio geomorfológico y 
la diversidad del hábitat. 
 
 Cuando la escala de restauración 
abarca la totalidad de la cuenca 
vertiente existen mayores posibilidades 
para planificar y diseñar 
adecuadamente las tareas más 
apropiadas, comenzando por disminuir 
o eliminar las presiones o impactos 
existentes, y establecer un régimen de 
caudales que permita recuperar el 
hábitat y la continuidad fluvial. 
 
 En los ríos de mayor tamaño, la 
restauración a escala de largos 
segmentos fluviales permite recuperar 
los antiguos meandros naturales o el 
trazado ramificado o anastomosado que 
presentaban antes de su degradación, a 
través de la eliminación de las 
ocupaciones existentes en la llanura de 
inundación y la devolución al río desu 
territorio fluvial (ver figura 1.4). En este 
sentido es conveniente resaltar que, 
cuanto mayor sea la longitud del tramo 
restaurado, mejores serán las 
condiciones para lograr la recuperación 
de la integridad del ecosistema, dando 
oportunidad a que se restauren en 
mayor espacio, y por ello con mayor 
intensidad, las funciones hidrológicas y 
ecológicas del corredor fluvial. 
 
 Sin embargo, no siempre es 
posible abordar la restauración a esta 
escala de ríos completos o de grandes 
segmentos fluviales, y con frecuencia las 
posibilidades de actuación se restringen 
a tramos relativamente pequeños, o 
incluso se refieren a intervenciones de 
ámbito muy local. 
 
 La propiedad de los terrenos o el 
cambio de municipio o de Comunidad 
Autónoma pueden ser la causa por la 
cual se “fragmente” la red fluvial, 
haciendo que se pueda actuar con 
mucho esfuerzo e inversiones en 
determinados tramos, y se tengan que 
dejar otros tramos intercalados donde 
no ha sido posible plantear 
intervenciones que disminuyan su grado 
de deterioro. 
 
 Cualquier actuación que 
suponga la mejora del río en alguno de 
sus elementos va a ser positiva, pero 
hemos de tener en cuenta que el río va 
a tender a “equilibrar” su estado 
ecológico a lo largo del eje fluvial, y a 
trasvasar parte de las deficiencias de los 
tramos degradados a los tramos 
“restaurados”. 
 
 8 
 Por ello resulta siempre 
conveniente abordar las tareas de 
restauración en tramos fluviales lo más 
largos posibles, a escala de cuenca 
vertiente, y en el caso de tener limitados 
los recursos invertir algo menos en 
algunos tramos y algo más en otros, con 
el fin de no dejar entre medias sectores 
que actúen de “focos” de 
contaminación o degradación, e 
influyan y deterioren los resultados 
logrados en los tramos restaurados. 
 
 
Figura 1.4.- Antiguos meandros del río Arga 
(Navarra) formando los Sotos de Gil (Peralta) y 
Ramahondo (Funes), cuya restauración daría 
oportunidad para recuperar la diversidad del 
hábitat y la riqueza del paisaje que se perdieron 
con el proyecto de su canalización, llevada a 
cabo en los años 90. 
 
 
 
 Carácter transversal de la 
restauración de los ríos 
 
 También en relación con la 
escala a la que se aborda la restauración 
de los ríos, comparativamente a la 
escala a la que se producen las causas de 
su deterioro, es interesante resaltar el 
carácter “transversal” que deben tener 
las políticas y estrategias encaminadas a 
la mejora y recuperación ambiental de 
los ríos y sus riberas. 
 
 Tradicionalmente en España la 
gestión administrativa se ha llevado a 
cabo de forma sectorizada, y los temas 
relacionados con los ríos y el 
aprovechamiento de los recursos 
hídricos han correspondido a 
Organismos específicos, bien 
diferenciados de los restantes. 
 
 El ámbito de la restauración 
ecológica obliga hoy día a superar este 
enfoque sectorial de la gestión de los 
sistemas naturales, reforzado en 
ocasiones con las transferencias a las 
administraciones autonómicas o 
municipales, y a plantear una nueva 
visión más transversal e integrada, que 
trascienda los sectores tradicionales y 
facilite el análisis de los problemas y la 
búsqueda de soluciones de una forma 
más completa y ecosistémica, a escala 
de cuenca vertiente. 
 
 La restauración ecológica de los 
ríos requiere identificar las causas de su 
deterioro, que en la mayoría de los 
casos están fuera de ellos, y por esta 
razón debe salir de los ámbitos 
sectoriales y plantearse desde una 
colaboración entre administraciones y 
organismos (Confederaciones 
Hidrográficas y otros Organismos de 
cuenca, Direcciones Autonómicas de 
Agricultura, Ordenación del Territorio y 
Medio Ambiente, Urbanismo, etc.) y 
desde una coordinación entre políticas y 
normativas jurídicas (Política Agraria 
Comunitaria, Planificación urbanística, 
Estrategia para la conservación de la 
Naturaleza, Directivas Europeas, Ley de 
Aguas, Ley del Suelo, etc.), buscando 
una integración y cooperación entre los 
respectivos técnicos y las distintas 
competencias de cada uno de ellos. 
 
 Aunque la restauración 
ecológica de los ríos se aborda “desde el 
 9 
río”, siempre será necesario enmarcarla 
en una escala mucho más amplia de 
ordenación del territorio, e integrar sus 
actuaciones en una estrategia más 
general de conservación de las 
funciones hidrológicas y ecológicas del 
paisaje. 
 
 
 
1.5. ANTECEDENTES DE LA 
RESTAURACIÓN DE LOS RÍOS 
 
 
 La restauración de los ríos es 
todavía una ciencia muy joven e 
inexacta que en algunos aspectos 
podemos considerar dentro de la esfera 
del “arte”, o en un ámbito de 
experimentación donde aún son escasas 
las evidencias observadas y 
comprobadas, y es poco significativo el 
número de casos prácticos que 
permiten garantizar los procedimientos 
más acertados en cada caso, o predecir 
a medio y largo plazo los efectos y 
resultados de los trabajos realizados. 
 
La Restauración de los Ríos en el mundo 
 
 En Europa podemos decir que la 
restauración de los ríos se inicia en las 
regiones más industrializadas y con 
mayor deterioro de sus ecosistemas 
acuáticos a mediados de la década de 
los 60, con las políticas de mejora de la 
calidad de las aguas y los avances en las 
tecnologías de tratamiento y 
depuración de los vertidos, unidas a 
cambios en la legislación y en las 
industrias. 
 
 Durante la década de los 70 y 80 
se llevan a cabo numerosos estudios 
sobre los efectos de la regulación de los 
caudales y de las canalizaciones (ver 
Petts, 1984; Brookes, 1988), y se pone 
en evidencia la importancia de 
recuperar las fluctuaciones del caudal 
de las avenidas, la conectividad del 
cauce con sus riberas y el intercambio 
entre las aguas superficiales y 
subterráneas para mantener la 
productividad y diversidad de los 
corredores fluviales (Ward, 1989). 
 
 Siguiendo técnicas de 
“renaturalización”, y atendiendo a estos 
principios, se inician numerosos 
trabajos de mejora ambiental de los ríos 
en Alemania (ver BSI, 1990; Larsen, 
1994) y en otros países europeos como 
Reino Unido, Dinamarca y Holanda (ej. 
Boon et al., 1992; Hansen, 1997). 
 
 En la década de los 90 se 
generaliza el reconocimiento de la 
necesidad de un aprovechamiento de 
los recursos naturales sostenible y de la 
protección de la biodiversidad, y se 
extiende el interés de la restauración y 
conservación de los ríos de forma 
notable en el ámbito científico y 
tecnológico (ver Boon et al., 2000). En 
1995 se crea el Centro Europeo de 
Restauración de Ríos, con sede inicial en 
Silkeborg, Dinamarca, que desde 
entonces ha mantenido una 
coordinación entre países y entidades y 
una comunicación entre los 
profesionales de todo el mundo que 
trabajan en la restauración de los ríos. 
 
 La aprobación de la Directiva 
Europea Marco del Agua en el año 2000 
marca un hito muy importante en la 
restauración de los ríos, que pasa a ser 
una tarea necesaria y urgente para 
alcanzar el buen estado ecológico de las 
masas de agua en la forma y plazos 
previstos. La nueva Directiva Europea 
sobre Evaluación y Gestión de 
Inundaciones también propicia la 
restauración de los ríos como 
 10 
herramienta para disminuir el riesgo 
hidrológico de las avenidas, 
contribuyendo al desarrollo de los 
trabajos de restauración y conservación 
de los cauces y sus riberas a corto y 
medio plazo. Estas dos Directivas 
Europeas van a tener una gran 
importancia y repercusión en la mejora 
de los ríos, no solo en los países del 
ámbito Comunitario sino también en 
muchos otros donde están sirviendo de 
referencia y guía metodológica para la 
gestión de los ecosistemas acuáticos. 
 
 En otros países como Estados 
Unidos, Canadá o Australia el interés por 
la restauración de los ríos ha seguido 
una trayectoria muy similar a la 
europea, y hoy día disponen también de 
numerosas experiencias y de abundante 
bibliografía y documentación técnica 
para llevarla a cabo. 
 
 El Consejo Nacional de 
Investigación de Estados Unidos publica 
en 1992un tratado sobre restauración 
de ecosistemas acuáticos que incluye 
numerosos ejemplos prácticos y es una 
referencia internacional sobre muchos 
conceptos de restauración (NRC, 1992). 
Este tratado es completado años más 
tarde con un trabajo específico sobre las 
riberas (NRC, 2002). 
 
 Ante la cantidad de agencias 
federales e instituciones que inician 
trabajos de restauración de ríos en este 
país, surge la necesidad de unificar 
criterios y formas de actuación, y en 
1998 se constituye un grupo de trabajo 
muy numeroso, donde hay 
representadas más de 15 
Departamentos administrativos y 
numerosas universidades de todo el país 
(Federal Interagency Stream 
Restoration Working Group), que 
recopila los abundantes trabajos sobre 
ecología y geomorfología fluvial 
existentes y propone una metodología 
para la restauración de los ríos de gran 
utilidad y valor práctico. En esta ocasión 
se tratan no solo los aspectos relativos 
al diseño de los trabajos de restauración 
propiamente dichos, sino también los 
relativos a la organización y gestión de 
los mismos, así como su seguimiento y 
evaluación (FISRWG, 1998). 
 
 En Australia también se ha 
trabajado mucho en la restauración 
ecológica de los ríos (Brizga y Finlayson, 
2000), y actualmente disponen de 
amplios programas de educación y 
entrenamiento en ríos, destacando los 
de evaluación de las funciones riparias y 
su estado ecológico, de integración de 
los usos agrícolas y ganaderos en las 
riberas, y de técnicas de restauración y 
rehabilitación, todos ellos de gran 
interés por su efecto en la mejora de la 
gestión ambiental de los sistemas 
fluviales, cuyos principios y muchas de 
sus metodologías son aplicables a otros 
ámbitos geográficos (ver Land and 
Water Australia, www.lwa.gov.au). 
 
 
 La restauración de los ríos en 
España 
 
 Tradicionalmente en España la 
gestión de los ríos se ha centrado en las 
obras de defensa de márgenes, 
especialmente en los tramos urbanos o 
próximos a infraestructuras de 
transporte, ante la natural 
torrencialidad e intensidad de las 
crecidas. Los trabajos se han orientado 
en la mayoría de los casos a 
intervenciones de ingeniería hidráulica, 
con un uso muy frecuente de las 
escolleras, que en los últimos años se 
han visto completadas con trabajos de 
 11 
revegetación mediante técnicas de 
bioingeniería. 
 
 Hasta fechas muy recientes 
podemos considerar que las 
actuaciones de mayor importancia en el 
ámbito de la restauración de los ríos han 
tenido una escala de trabajo muy 
reducida, refiriéndose a intervenciones 
de mejora del hábitat (Schmidt y Otaola, 
2002), o han representado esfuerzos de 
mitigación de impactos (ej. trabajos en 
el bajo Llobregat con motivo de la 
construcción de la nueva autovía a 
Barcelona en 1996 (González del Tánago 
y García de Jalón, 2001) o de adecuación 
del río a las necesidades urbanas (ej. río 
Manzanares en Madrid), existiendo 
esfuerzos muy loables pero puntuales 
para la conservación de algunos tramos 
fluviales y la propuesta de áreas 
protegidas, como la de la cuenca media 
del río Manzanares (Montes et al., 
1987), o publicaciones pioneras sobre la 
restauración fluvial en España como la 
de González del Tánago y García de 
Jalón en1995. 
 
 
 En los últimos años cada vez son 
más frecuentes los proyectos y 
propuestas que persiguen la 
recuperación de los ecosistemas 
acuáticos como fin último, y en este 
sentido la Directiva Marco del Agua ha 
creado un escenario muy favorable para 
ello. Las Confederaciones Hidrográficas 
a través del Ministerio de Medio 
Ambiente han hecho un trabajo muy 
meritorio en el control de vertidos y la 
planificación de un uso más racional de 
los recursos hídricos en muchas 
regiones españolas, y también las 
Comunidades Autónomas han iniciado 
una labor muy positiva en muchos casos 
para mejorar el estado de los cauces 
fluviales y sus riberas, abordando 
proyectos de valoración de su estado 
ecológico y de rehabilitación de gran 
interés. 
 
 A modo de ejemplo, en el año 
2002 el Gobierno de Navarra llevó a 
cabo los Programas de Restauración de 
las Riberas de los ríos y de Restauración 
Hidrológico-forestal, donde se 
abordaron los problemas existentes y se 
propusieron diferentes líneas de 
actuación, considerando el interés de 
actuar a escala de cuenca vertiente y de 
recuperar la continuidad fluvial, 
mejorando la permeabilidad de las 
presas y obstáculos existentes y la 
vegetación de las riberas. 
 
 Otra iniciativa de gran interés ha 
sido la de la Junta de Andalucía, 
poniendo en marcha en el año 2003 el 
Plan Director de Riberas, donde se da a 
conocer el estado actual de las riberas 
de los ríos andaluces, se establece una 
tipología de las mismas y se valora la 
influencia de las actividades antrópicas. 
 
 En esta Comunidad Autónoma 
tuvo lugar en 1998 el vertido minero de 
Aználcollar sobre el río Guadiamar, con 
una gran resonancia nacional e 
internacional por su repercusión sobre 
el Parque Nacional de Doñana y su 
entorno. Entre las medidas urgentes 
que se tomaron a cabo se organizó un 
ambicioso proyecto de gestión y 
restauración integral de toda la cuenca 
del Guadiamar, sirviendo de valiosa 
experiencia de aplicación de los 
fundamentos teóricos de la restauración 
ecológica y la ecología de sistemas 
(Montes, 2002). Seis años más tarde, el 
Corredor Verde del Guadiamar es un 
espacio protegido dentro de la Red de 
Espacios Naturales Protegidos de 
Andalucía, habiendo conseguido no 
solamente la recolonización de las áreas 
 12 
afectadas y la recuperación de los 
ecosistemas sociales, sino también la 
valoración social y su uso público 
(Arenas y Carrascal, 2004). 
 
 También en Andalucía, en 
Octubre de 2004, la Confederación 
Hidrográfica del Guadalquivir organizó 
unas Jornadas sobre la restauración de 
la cuenca del Guadalquivir donde se 
presentaron diferentes trabajos y 
propuestas de gran interés, 
constituyendo un foro de participación 
pública muy diverso, en el que se 
comentaron los principales problemas y 
establecieron las prioridades de 
actuación más urgentes de llevar a cabo. 
 
 En esa misma fecha se celebró en 
Madrid el primer Congreso de 
Restauración de Ríos y Humedales, 
donde se presentaron muchos trabajos 
realizados hasta la fecha en temas muy 
diversos, como normativas jurídicas y 
aspectos económicos, funcionamiento 
ecológico, geomorfología, participación 
pública, técnicas de restauración y 
bioingeniería, dedicando una sesión 
específica a los tramos urbanos (Cachón 
y López Piñeiro, 2004). 
 
 Más recientemente, en Enero de 
2007, se ha organizado en Tarragona el 
segundo Congreso nacional sobre 
Restauración de ríos, donde se han 
presentado numerosos trabajos y 
resultados de mejora de los ríos en las 
diferentes regiones españolas, siendo 
un reflejo patente del interés que 
despierta en la actualidad la mejora 
ambiental de nuestros ríos, y de los 
esfuerzos en inversiones económicas y 
de personal que están dedicando a ello 
las respectivas administraciones en 
estos últimos años, que se espera vayan 
en aumento en los años siguientes. 
 
 Sería interminable la relación de 
trabajos que se están llevando a cabo en 
este momento en España de 
restauración de ríos, pero entre ellos 
quizás merecen ser destacados los 
esfuerzos y resultados de la Agencia 
Catalana del Agua, modificando las 
normas legislativas para la zonificación 
de los espacios fluviales y la protección 
de las áreas inundables, los de la 
Confederación Hidrográfica del Norte y 
Comunidad Autónoma del País Vasco, 
eliminando numerosos azudes para 
recuperar la continuidad fluvial de los 
ríos, o los de la Confederación del 
Guadiana para controlar la expansión 
del jacinto de agua. 
 
 Quizás el testimonio más claro 
del interés creciente por la restauración 
de los ríos y sus riberas sea la puesta en 
marcha por parte del Ministerio de 
Medio Ambiente de la Estrategia 
Nacional de Restauración de Ríos, cuyos 
trabajos se iniciaron en el año 2006 y 
están representandoun soporte 
científico y técnico de gran valor para el 
diagnóstico de la problemática de los 
ríos españoles, la valoración de su 
estado ecológico, y la propuesta de 
metodologías para la elaboración de los 
proyectos de restauración. 
 
 
1.6. OBJETIVOS DE ESTA GUÍA 
 
 
 El Objetivo general de esta Guía 
ha sido disponer de un documento con 
base científica que sirva de ayuda para 
la elaboración y gestión de los proyectos 
de restauración de ríos y riberas. 
 
 Como se ha comentado en el 
apartado anterior, cada vez van siendo 
más numerosas las intervenciones de 
rehabilitación y mejora ambiental de los 
 13 
ríos en España, y es más patente la 
necesidad de unificar criterios, aclarar 
conceptos del funcionamiento de los 
ríos en buen estado ecológico, y difundir 
las experiencias que se están realizando 
en otros países en materias de 
restauración ecológica. 
 
 Con esta Guía se pretende 
también describir los principios que 
rigen el funcionamiento natural de los 
ecosistemas fluviales atendiendo a sus 
características hidromorfológicas, y 
aportar criterios para la valoración de su 
estado ecológico atendiendo a estas 
mismas características. 
 
 Otro objetivo propuesto en la 
redacción de esta Guía ha sido 
establecer unas pautas metodológicas 
para la redacción de las memorias 
técnicas de los proyectos de 
restauración, destacando el interés de la 
participación ciudadana en la definición 
de la “imagen objetivo” de cada río, y la 
importancia de la evaluación posterior 
de los resultados alcanzados con los 
trabajos realizados. 
 
 Finalmente, un objetivo implícito 
en todo el contenido de esta Guía ha 
sido trasmitir el interés y admiración 
que despiertan los ríos cuando se 
analizan con detalle los procesos 
dinámicos y las interrelaciones físicas y 
biológicas que tienen lugar en su 
interior, y resaltar la importancia que 
tienen las funciones hidrológicas y 
ecológicas de los corredores fluviales 
para la sostenibilidad del 
aprovechamiento de los bienes y 
servicios que ofrecen. 
 
 
1.7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 
 
Arenas, J.M. y F. Carrascal. 2004. Situación 
medioambiental del Corredor Verde del 
Guadiamar seis años después del vertido de 
Aznalcóllar. Revista Ecosistemas, Informes. 
 
Boon, P.J., P. Calow & G.E. Petts (eds.). 
1992. River Conservation and Management. 
John Wiley & sons, Chichester. 
Boon, P.J., B.R.Davies y G.E. Petts (eds.) 
2000. Global Perspectives on River 
Conservation. John Wiley & sons, 
Chichester. 
Brizga, S. y B. Finlayson. (eds.). 2000. River 
Management. The Australasian Experience. 
John Wiley & sons, Chichester. 
Brookes, A. 1988. Channelized Rivers. John 
Wiley and Sons, Chichester. 
BSI (Bayerischen Staatsministerium des 
Innern). 1990. Flüsse und Bäche. Erhalten, 
Entwickeln, Gestalten. Manchen. 
Cachón, J.y T. López-Piñeiro (eds.). 2004. 
Congreso de Restauración de Ríos y 
Humedales. Publ. CEDEX, Ministrio de 
Fomento , Ministerio de Medio Ambiente, 
Madrid. 
Confederación Hidrográfica del 
Guadalquivir.2005. La restauración de la 
cuenca del Guadalquivir: Aportar ideas para 
construir realidades. Ministerio de Medio 
Ambiente. 
FISRWG (Federal Interagency Stream 
Restoration Working Group). 1998. Stream 
Corridor Restoration. Principles, processes, 
and practices. U.S. National Engineering 
Handbook, Part 653, Washington, D.C.: 
USDA, Natural Resources Conservation 
Service. 
Gobierno de Navarra. 2002. Programa de 
restauración de las riberas de los ríos. 
Departamento de Medio Ambiente, 
Ordenación del Territorio y Vivienda, 
Gobierno de Navarra. 
González del Tánago, M. y D. García de 
Jalón. 1995. Restauración de Ríos y Riberas. 
 14 
Publ. Fundación Conde del Valle de Salazar 
& Mundi-Prensa. Madrid. 
 
González del Tánago, M. y D. García de 
Jalón. 2001. River Restoration in Spain. Case 
Study: Llobregat River. En: H.J. Nijland y 
M.J.R. Calls (eds.), River Restoration in 
Europe, Practical Experiences, 293-296. 
RIZA “001.023, Lelystad, Holanda. 
Hansen, H.O. 1997. Restauración de Ríos y 
Arroyos. Experiencias y ejemplos de 
Dinamarca. Ministerio del Medio Ambiente 
y de la Energía, Silkeborg. 
Junta de Andalucía. 2003. Plan Director de 
Riberas de Andalucía. Manuales de 
Restauración Forestal nº 6. Consejería de 
Medio Ambiente, Junta de Andalucía, 
Sevilla. 
Larsen, P. 1994. Restoration of River 
Corridors: German experiences. En: P. 
Calow & G.E. Petts (eds.), The Rivers 
Handbook, vol.2, 419-440, Blackwell 
Scientific Publications, Oxford. 
Leopold, A. 1933. The conservation ethic. 
Journal of Forestry, 31: 634-643. 
Montes, C. 2002. Lecciones aprendidas en 
tres años de restauración de ecosistemas en 
el corredor verde del Guardiamar. Revista 
Ecosistemas, 1. Informes. 
Montes, C., A. Llorca y A. Sterling (eds.). 
1987. Directrices para la recuperación 
ecológica del tramo medio del río 
Manzanares. Publ. Canal de Isabel II, 
Madrid. 
NRC (National Research Council). 1992. 
Restoration of Aquatic Ecosystems. 
Washington: National Academy Press. 
552p. 
NRC (National Research Council). 2002. 
Riparian Areas. Functions and Strategies for 
Management. Washington: National 
Academy Press. 428p. 
Petts, G.E. 1984. Impounded Rivers: 
Perspectivas for Ecological Management. 
John Wiley & sons, Chichester. 
Prigann, H. 2000. Arte con la Naturaleza. En: 
Arte con la Naturaleza. Percepción del 
Paisaje. Junta de Castilla y León. Salamanca. 
 
Rosenheinrich, H. 2002. Louis le Roy. 
Evolution and society. Order or chaos?. En: 
Louis Le Roy. Nature Culture Fusion. Nai 
Uitgevers Publ. Rotterdam. 
 
Schmidt, G. & M. Otaola-Urrutxi. 2002. 
Aplicación de técnicas de bioingeniería en la 
restauración de ríos y riberas. Ministerio de 
Fomento, CEDEX Monografías, Madrid. 
 
Ward, J. V. 1989. The four-dimensional 
nature of lotic ecosystems. J. North Am. 
Benthol. Soc., 8: 2-8. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 15 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 16 
2. LA RESTAURACIÓN 
ECOLÓGICA DE LOS RÍOS 
 
 
2.1 QUÉ ES LA RESTAURACIÓN 
ECOLÓGICA DE LOS RÍOS Y SUS 
RIBERAS 
 
 
 La palabra “restauración” alude 
a la reparación de algo que está dañado 
o deteriorado. La Real Academia de la 
Lengua Española define el término de 
restauración como “la acción y efecto de 
restaurar”, que a su vez significa 
“recuperar, recobrar, reparar, renovar o 
volver a poner algo en el estado o 
estimación que antes tenía”. 
 
 Cuando hablamos de 
restauración de ríos también aludimos a 
su recuperación o reparación, 
reconociendo que en la actualidad se 
encuentran degradados y que es 
conveniente mejorar el aspecto y 
funcionamiento que presentan, 
tratando de recuperar el estado que 
tuvieron en tiempos pasados, que 
asociamos a una condición más 
“natural”. 
 
 De los ríos, igual que de otro tipo 
de ecosistemas naturales, se pueden 
recuperar o restaurar distintos tipos de 
elementos o atributos, según sean los 
objetivos propuestos. Por ello en 
nuestro caso resulta más preciso hablar 
de “restauración ecológica”, indicando 
de forma explícita que la finalidad de 
dicha restauración es la recuperación 
del funcionamiento ecológico del río y 
sus riberas, y el logro de una estructura 
más natural, tal y como establece la 
Directiva Marco del Agua. 
 
 Existen muchas definiciones 
sobre la restauración de los ríos, 
expresadas por diferentes autores. Así, 
se puede entender la restauración 
fluvial como el “reestablecimiento de las 
funciones acuáticas y las características 
físicas, químicas y biológicas 
relacionadas con ellas” (NRC, 1992); “el 
proceso de reparación del daño causado 
por el hombre a la diversidad y a la 
dinámica de los ecosistemas primitivos” 
(Jordan et al., 1987); el completo 
retorno de la estructura y el 
funcionamiento (de los ríos) al estado 
previo a su perturbación” (Cairns, 1991); 
o el “fomento de la recuperación, 
estableciendo el retorno del ecosistema 
a un estado que asemeja el de sistemas 
adyacentes no perturbados” (Gore, 
1985). 
 
 Quizásla relación más completa 
de estos conceptos sea la ofrecida por el 
Consejo Nacional de Investigación de 
Estados Unidos (NRC, 1992), que 
entiende la “restauración” como el 
retorno de un ecosistema a un estado 
próximo a la condición previa a su 
deterioro. Con la restauración, el daño 
ecológico causado al ecosistema queda 
reparado; ambos, su estructura y sus 
funciones son recuperados. Cuando solo 
se recuperan o recrean las formas sin las 
funciones, o se reintroducen las 
funciones atendiendo a una 
configuración artificial que se asemeja 
poco al ecosistema natural, no debe 
entenderse como restauración. El 
objetivo de esta acción es emular el 
sistema natural, autorregulado, que 
existe de forma natural en el contexto 
geográfico en que aparece. 
 
 La Sociedad para la Restauración 
Ecológica extiende estos conceptos, y 
define la restauración ecológica como 
“el proceso de asistencia a la 
 17 
recuperación y gestión de la integridad 
ecológica. La integridad ecológica 
incluye un rango crítico de variabilidad 
en la biodiversidad, en las estructuras y 
procesos ecológicos, en el contexto 
regional e histórico, y en las prácticas 
culturales sostenibles” (Society for 
Ecological Restoration, 1996). Más 
recientemente se ha adoptado una 
definición asumida por la Unión 
Internacional para la Conservación de la 
Naturaleza, que considera la 
“restauración ecológica como el 
proceso de asistencia a la recuperación 
de un ecosistema que ha sido 
degradado, dañado o destruido” (SER, 
2002). 
 
Atendiendo a estas definiciones, 
y de una forma sencilla y muy concreta, 
podríamos definir la restauración fluvial 
como el “conjunto de actividades 
encaminadas a devolver al río su 
estructura y funcionamiento como 
ecosistema, de acuerdo con unos 
procesos y una dinámica equivalentes a 
las condiciones naturales, o que 
establecemos como de referencia del 
buen estado ecológico”. 
 
 Hay dos aspectos que destacan 
por su importancia en este concepto de 
restauración ecológica de los ríos. En 
primer lugar, a través del proceso de la 
restauración el río recupera algo que era 
suyo, que formaba parte de su 
estructura y funcionamiento como 
ecosistema natural, y que por diferentes 
motivos lo ha perdido o se ha 
deteriorado, degradado, etc. Y en 
segundo lugar, con la restauración 
ecológica pretendemos conseguir que el 
río se aproxime a su estado natural, lo 
que requiere que dicho estado se 
conozca o defina previamente, como 
una condición de referencia a seguir en 
las actuaciones propuestas de 
restauración, que debe estar avalada 
por una documentación histórica con 
base científica. 
 
La restauración de los ríos surge 
como una necesidad ante el deterioro 
progresivo de los ecosistemas fluviales, 
y hoy día es una actividad que forma 
parte de la gestión de los ríos y sus 
recursos hídricos en un número cada vez 
mayor de países y regiones. 
 
Como se ha comentado 
anteriormente, si bien la actividad de la 
restauración ecológica todavía está en 
el ámbito del “arte”, con muchas 
incertidumbres en cuanto a la respuesta 
de los ríos a las distintas intervenciones, 
se va disponiendo ya de muchos 
ejemplos y experiencias llevadas a cabo 
en diferentes países europeos y de 
Norte América, que permiten valorar los 
logros obtenidos no sólo en los aspectos 
estéticos y de mejora del entorno, sino 
también en el funcionamiento 
hidrológico y ecológico de los tramos 
fluviales restaurados, en la mejora de la 
cantidad y calidad de los recursos 
fluviales y en el potencial de uso para las 
poblaciones ribereñas. 
 
En la figura 2.1 se pueden 
observar diferentes vistas del río Isar a 
su paso por la ciudad de Munich en 
Alemania. El proyecto de restauración 
de este río tradicionalmente canalizado 
con motas y escolleras se inició en la 
década de los 90, mediante una 
colaboración entre las autoridades del 
agua y las municipales, y en él ha 
participado un equipo muy numeroso y 
multidisciplinar de técnicos y colectivos 
sociales. Los trabajos principales han 
consistido en la recuperación del 
trazado primitivo del río, la ampliación 
de la anchura del cauce eliminando las 
 18 
 
escolleras existentes y la substitución de 
las traviesas por rampas de piedras, 
logrando con ello la recuperación de la 
dinámica natural de las gravas, 
tratándose de un río torrencial alpino, y 
la recuperación de los hábitats de orillas 
con su vegetación primitiva. Hoy día el 
río Isar es un referente internacional de 
rehabilitación de tramos urbanos, 
habiendo tenido una gran aceptación 
por parte de los habitantes de la ciudad; 
en la actualidad su restauración 
continua en otros tramos contiguos, 
según se va disponiendo de los permisos 
y los presupuestos necesarios para ello. 
 
 
 
 
Figura 2.1.- Distintas vistas del río Isar 
restaurado a su paso por la ciudad de Munich en 
Alemania. Los trabajos de restauración se han 
centrado en la recuperación de los meandros del 
río, para lo que ha sido necesario ampliar 
considerablemente el territorio de movilidad 
fluvial, retirar las escolleras y motas existentes y 
sustituir las traviesas por rampas de piedras. 
 
 
 
 
2.2. INTERVENCIONES ALTERNATIVAS A 
LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA PARA 
LA MEJORA AMBIENTAL DE LOS RÍOS 
 
 
Las posibilidades que existen 
para la mejora ambiental de los ríos 
degradados son muy amplias, y, como 
hemos comentado, la restauración 
ecológica es la más ambiciosa en este 
sentido, al ser la que trata de recuperar 
el estado primitivo del río, anterior a su 
degradación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 19 
Sin embargo, por diferentes 
motivos no siempre es posible o 
conveniente proceder a la restauración 
y recuperación del estado natural de los 
ríos. La degradación de los ecosistemas 
fluviales responde a unos efectos 
acumulativos procedentes de 
numerosas actividades humanas, 
llevadas a cabo a lo largo de los años en 
diferentes puntos de la cuenca 
vertiente, y en diferentes sectores de su 
red de drenaje. En muchos casos sería 
excesivamente difícil y costoso eliminar 
o disminuir estos efectos, teniendo para 
ello que reducir la intensidad de las 
presiones existentes o las demandas de 
recursos naturales para el consumo 
doméstico, el desarrollo rural, 
urbanístico, de infraestructuras de 
transporte, etc. 
 
Por ello, y sin renunciar a las 
posibilidades de llevar a cabo una 
verdadera restauración ecológica de los 
ríos, en algunos casos se pueden 
plantear otros tipos de intervenciones 
más modestas, siempre positivas, con 
las que se inicie el proceso de 
recuperación del ecosistema fluvial, 
aceptando una cierta limitación a su 
funcionamiento natural o ciertos 
cambios en la imagen objetivo a 
conseguir respecto al estado primitivo. 
 
En este sentido, y valorando 
siempre la mejora que puede alcanzarse 
en el estado ecológico de los ríos con 
cualquiera de las actuaciones 
propuestas, es importante diferenciar el 
significado técnico de la terminología 
utilizada, con el fin de unificar los 
criterios y objetivos establecidos en 
cada caso, y dar a conocer de forma 
explícita lo que se pretende conseguir 
con los distintos tipos de intervenciones 
(ver Waal et al., 1998; Bradshaw, 2002; 
González del Tánago, 2004; Mitsch & 
Jorgensen, 2004; etc.). 
 
Con la “restauración” se 
pretende lograr un estado del río 
próximo al natural y que entendemos 
como “buen estado ecológico”, donde 
sólo se admiten bajos niveles de 
distorsión por actividades humanas, 
poniendo énfasis en el resultado final 
que se conoce o define a través de 
referencias concretas. 
 
Con otro tipo de intervenciones, 
como rehabilitación, renaturalización, 
se hace mayor hincapié en el proceso 
mismo de recuperación o mejora 
respecto a la situación actual, pero no se 
precisa tanto el estado final del río, que 
a priori se asume que va a ser distinto al 
que se considera primitivo o natural, al 
mantener determinadas presiones e 
impactos de origen antrópico, pero 
siempre mucho mejor queel que existe 
hoy día. 
 
La “rehabilitación” de los ríos 
implica la recuperación de un 
funcionamiento más natural, con una 
tendencia a conseguir que el río 
rehabilitado se vaya haciendo cada vez 
más similar al río que fue con 
anterioridad a su degradación, 
reconociendo en ello ciertas 
limitaciones impuestas por las presiones 
existentes. 
 
La “remediación” es otro tipo de 
intervención que significa la 
“rectificación, aplicación de un remedio 
para la mejora” de la condición actual, y 
se emplea con mayor frecuencia en los 
casos en que se parte de un nivel de 
degradación muy intenso, cuando se 
reconoce que únicamente se inicia el 
proceso hacia una recuperación con 
escasos logros a corto plazo, dando una 
 20 
gran importancia al proceso en sí, más 
que al estado que se va alcanzando y 
mejorando gradualmente, que se 
desconoce o es muy incierto. 
 
La “mejora” (enhancement) 
significa un aumento del valor del río, 
pero no necesariamente de acuerdo con 
la recuperación de su funcionamiento 
ecológico, sino más bien enfocado a la 
mejora de su aspecto estético, al 
incremento de su estructura o 
diversidad física, etc., sin que los 
elementos mejorados de dicha 
estructura sean una consecuencia del 
funcionamiento del propio río (ej. 
mejora del hábitat piscícola o valor para 
albergar una determinada especie). 
 
Los trabajos de “adecuación” o 
“acondicionamiento” de los ríos 
implican un enfoque encaminado a 
potenciar un determinado uso del río, 
siendo muy frecuente en este sentido la 
adecuación recreativa de las riberas, o el 
acondicionamiento del cauce para 
mejorar su acceso a los diferentes usos, 
entre ellos el baño, la pesca, la piragua, 
deportes de aventura, etc. 
 
La “mitigación” (mitigation) es 
otro tipo de intervención que se realiza 
en el ámbito de la restauración 
ecológica, y representa la moderación o 
disminución de la intensidad de los 
efectos que se consideran nocivos para 
los ecosistemas, y que son causados por 
determinadas actuaciones humanas. La 
mitigación de tales efectos implica 
muchas veces la “substitución” 
(replacement) de un ecosistema por 
otro, lo que significa la creación o 
fomento de un ecosistema equivalente 
pero distinto que substituye al primitivo, 
aceptando que éste último ya no se 
podrá mantener o conseguir con las 
actividades humanas existentes, como 
sucede en los tramos fluviales 
declarados “masas de agua fuertemente 
modificadas” según la Directiva Marco 
del Agua. 
 
Si bien el nombre del proyecto 
no modifica la realidad de su contenido, 
consideramos que es importante 
conocer el significado de los distintos 
términos utilizados con más frecuencia 
en el ámbito de la restauración 
ecológica, y definir el título de los 
proyectos correctamente de acuerdo 
con sus objetivos y propuestas. 
 
Con todas estas intervenciones 
alternativas a la restauración ecológica 
propiamente dicha se consigue mejorar 
el estado actual de los ríos y sus riberas, 
alcanzando unos objetivos más o menos 
ambiciosos según los casos. No 
obstante, y aunque el tipo de río 
alcanzado difiera de lo que podríamos 
considerar “natural”, es necesario 
resaltar el interés de su realización, por 
diferentes motivos. 
 
Simultáneamente a la mejora 
ambiental o simplemente estética del 
río se consiguen otros efectos muy 
positivos, tales como poner en evidencia 
la degradación de los ríos, llamar la 
atención hacia la necesidad de su 
mejora y restauración, facilitar el 
acercamiento y la valoración del río a los 
diferentes colectivos sociales, fomentar 
un respeto hacia los sistemas naturales 
cuando se abordan determinados usos 
del territorio, etc. Con ello se eleva 
progresivamente el grado de 
sensibilización de la Sociedad hacia los 
temas ambientales, se contribuye a la 
mejora de su educación ambiental, y se 
fomentan las medidas preventivas para 
evitar futuras degradaciones o impactos 
por nuevas actuaciones humanas, 
promoviendo la protección y 
 21 
conservación de los ríos y sus riberas a 
medio y largo plazo. 
 
 
 
 
 
 
2.3. OBJETIVOS DE LA RESTAURACIÓN 
DE LOS RÍOS 
 
 Objetivo general 
 
 En las definiciones antes 
expuestas se indica claramente que el 
objetivo general de la restauración 
ecológica de los ríos es “lograr el 
retorno del funcionamiento de estos 
ecosistemas a un estado más natural o 
equivalente al que tenían antes de su 
deterioro”. 
 
Objetivos particulares 
 
 Dicho objetivo general engloba 
otros objetivos más particulares, que 
podrían enunciarse como sigue: 
 
1º.- Recuperar los procesos fluviales con 
los que el río pueda reconstruir su 
dinámica y un funcionamiento más 
próximo al natural o de referencia. 
 
 Con la restauración de los ríos se 
pretende no tanto reconstruir 
directamente la estructura del 
ecosistema, como recuperar el 
funcionamiento que genera dicha 
estructura. Se trata de reconstruir los 
procesos fluviales asociados a la 
variabilidad del régimen de caudales y 
sedimentos y a la dinámica 
geomorfológica ligada a dicha 
variabilidad, que van a generar la 
diversidad de los hábitat y permitir y 
mantener la regeneración natural de las 
comunidades biológicas. 
 
2º.- Lograr que el río aumente su 
resiliencia frente a las perturbaciones 
naturales y antrópicas. 
 
 La “resiliencia”, o estabilidad 
relativa de un ecosistema, se refiere a la 
capacidad que tiene para recuperar su 
estado de referencia dinámico después 
de una perturbación temporal de origen 
natural y/o humano. La resiliencia es 
inversamente proporcional al tiempo 
que transcurre o que el ecosistema 
necesita para recuperar su estado 
anterior, desde que cesa la 
perturbación. 
 
 Los ríos están sometidos 
periódicamente, de forma natural, a una 
serie de eventos extraordinarios que 
podríamos considerar 
“perturbaciones”, que cambian de 
manera significativa las condiciones 
físicas y biológicas del tramo afectado 
(ej. avenidas, estiajes). En condiciones 
de integridad y “salud” del ecosistema 
fluvial, tras dichas perturbaciones se 
ponen en marcha numerosos procesos y 
mecanismos a través de los cuales el 
sistema recupera gradualmente un 
estado equivalente al anterior, 
alcanzando un nuevo equilibrio 
dinámico. 
 
 Cuando los ríos se degradan, van 
perdiendo esta capacidad de 
recuperación natural frente a las 
perturbaciones, agotándose su 
capacidad de autodepuración de las 
aguas, su energía para crear nuevos 
hábitats y regenerar la vegetación 
riparia, su potencial para la limpieza de 
los materiales finos y reconstrucción de 
los frezaderos, etc., como consecuencia 
de una falta de caudales circulantes, un 
exceso de contaminación, falta de 
 22 
poblaciones indígenas que generen 
semillas, larvas, material de deriva, etc. 
 
 Con la restauración ecológica se 
pretende fomentar en los ríos su 
capacidad natural de recuperación, 
dotándoles de la materia y energía 
necesarias para efectuar por sí mismos 
dicho trabajo de reconstrucción del 
funcionamiento y estructura fluvial, 
después de cada evento extraordinario 
o perturbación de origen natural o 
antrópico. 
 
 
3º.- Fomentar la creación de una 
estructura sostenible y compatible con 
los usos del territorio y los recursos 
fluviales acordados por la Sociedad. 
 
 En esta recuperación de los 
ecosistemas fluviales no se trata de 
excluir la posibilidad de 
aprovechamiento por parte del hombre 
de los recursos naturales que ofrecen, 
sino más bien de adecuar dicho 
aprovechamiento a lo que los sistemas 
fluviales necesitan para su 
mantenimiento, sin alterar su integridad 
ecológica. En este sentido, 
consideramos que un río tiene 
“integridad” si es capaz de mantener su 
estructura y funcionamiento en el 
marco de unas condiciones ambientales 
cambiantes por causas naturales o 
antrópicas (Kay, 1991). 
 
 Con la restauración de los ríos se 
trata de que los ríos sigan manteniendo 
sus funciones ecológicas, al mismo 
tiempo que se hace posible la utilización 
de la llanura de inundación en un grado 
compatiblecon la dinámica fluvial, el 
aprovechamiento de los recursos 
hídricos en cantidad y época 
compatibles con el mantenimiento de 
las poblaciones piscícolas, el uso 
recreativo de las riberas manteniendo la 
regeneración natural de su vegetación, 
etc. 
 
 
4º.- Recuperar la belleza y capacidad de 
evocación de los ríos y sus riberas, así 
como la relación afectiva del hombre 
con su territorio y paisaje fluvial. 
 
 La restauración de los ríos no 
sólo trata de recuperar los procesos y 
funcionalidad ecológica del sistema 
fluvial, sino que al mismo tiempo 
pretende dotar al río de los mecanismos 
necesarios para que vuelva a recuperar 
su dinamismo y “belleza de lo natural”, 
su vitalidad y capacidad de evocación, 
que son tan necesarios para el 
desarrollo de la creatividad intelectual y 
artística, y para el bienestar y calidad de 
vida de las poblaciones ribereñas. 
 
 Tradicionalmente la presencia 
de cursos de agua naturales ha sido 
clave para la selección de 
asentamientos y desarrollos urbanos, y 
ha existido una relación afectiva entre la 
población y “su” río, centrando en el 
espacio más próximo al curso de agua el 
desarrollo de las actividades productivas 
y lúdicas de mayor valor. Hoy día, tras la 
fuerte alteración de la estructura y 
funcionamiento de los ríos en los tramos 
urbanos, habiendo sido en muchos 
casos canalizados, entubados o alejados 
de la ciudad que vieron crecer, es 
necesario dignificar su estética y 
funcionamiento como corredores 
fluviales, recobrando su identidad con la 
historia de cada pueblo. Con la 
restauración de los ríos también se 
pretende recuperar la posibilidad de 
experiencias y vivencias personales que 
forman parte del desarrollo intelectual y 
emocional, y que fueron posibles en los 
alrededores de los cauces y sus riberas 
 23 
antes de su degradación (González del 
Tánago y García de Jalón, 2004). 
 
 
5º.- Cumplir con los requisitos de la 
Directiva Marco del Agua 
 
 Finalmente, la restauración de 
los ríos es una labor que hay que 
abordar para dar cumplimiento a la 
Directiva Marco del Agua y alcanzar el 
“buen estado ecológico” de las masas de 
agua en los plazos previstos. 
 
 Cada Estado miembro de la 
Comunidad Europea tiene que diseñar y 
proponer una serie de medidas para 
mejorar el estado actual de los ríos y sus 
riberas, siempre que éste se aleje del 
estado considerado de referencia, 
según la tipología del tramo fluvial 
correspondiente. 
 
 En este sentido la restauración 
de los ríos es una tarea necesaria y 
urgente en nuestro país, y en el 
momento actual no sólo se aborda para 
recuperar la funcionalidad ecológica de 
los ríos, y con ello la posibilidad de 
mantener los bienes y servicios que 
recibimos de ellos, sino como una acción 
de obligado cumplimiento, ante unas 
normativas europeas que ponen en 
evidencia el interés de conservar el 
medio natural para la propia 
supervivencia de las comunidades 
humanas. 
 
 
 
 
2.4. PRINCIPIOS QUE DEBEN REGIR LAS 
ESTRATEGIAS DE RESTAURACIÓN DE 
LOS RÍOS 
 
 
 Son muchas las estrategias que 
se pueden diseñar para llevar a cabo la 
restauración ecológica de los ríos y 
conseguir el cumplimiento de los 
objetivos anteriormente enunciados. 
 
 Dichas estrategias, como 
conjunto de actuaciones y políticas para 
el logro del “buen estado ecológico” de 
los ríos, deben estar basadas en los 
principios científicos que rigen su 
funcionamiento como ecosistemas, 
procedentes del ámbito de la 
Hidrología, Geomorfología, Hidráulica 
fluvial, Ecología, Biología relativa a la 
fauna y flora acuáticas y de riberas, etc. 
Son estas ciencias las que deben inspirar 
las técnicas a seguir en las actuaciones a 
realizar en cada caso, eligiendo los 
procedimientos, materiales y 
herramientas más adecuados para 
alcanzar los objetivos propuestos. 
 
 Pero también las estrategias de 
restauración ecológica de los ríos deben 
estar inspiradas en unos criterios socio-
económicos diferentes en cada región o 
país, y en el bagaje histórico y cultural 
existente en cada río y cuenca vertiente. 
El estado actual de los ríos no es 
únicamente producto de una serie de 
factores físicos, procesos hidrológicos, 
ecológicos…, sino que en dicho estado 
ha influido, a lo largo del tiempo, la 
relación del hombre con el río, los usos 
y costumbres tradicionales en el paisaje, 
las actividades económicas, culturales y 
recreativas que es necesario tener en 
cuenta en su restauración. 
 
Finalmente, el concepto de 
sostenibilidad debe estar presente en 
todas las actuaciones llevadas a cabo en 
relación con la restauración y 
conservación de los ríos, y en este 
sentido es interesante resaltar la 
obligación moral que tiene cada 
 24 
generación con las que le siguen, de 
permitir el uso y disfrute de los 
ecosistemas naturales en la misma 
medida en que ella lo hace, asegurando 
la calidad de los recursos naturales y las 
posibilidades de aprovechamiento para 
su desarrollo. 
 
Con la restauración ecológica de 
los ríos debemos conseguir la 
restauración de los procesos naturales, 
el funcionamiento de los ríos como 
ecosistemas, pero también la 
restauración de los sentimientos y 
relaciones afectivas de las poblaciones 
ribereñas con sus ríos y su paisaje fluvial, 
y la posibilidad de que este “capital 
natural” pueda ser dejado como 
herencia a las generaciones próximas. 
 
Atendiendo a estos principios, y 
tratando de establecer prioridades en el 
ámbito de la restauración de los ríos y 
sus riberas, podríamos considerar que 
las estrategias más urgentes de poner 
en práctica son las de “conservación” de 
los tramos que en la actualidad 
presentan mejor estado ecológico, 
evitando todo deterioro o desarrollo de 
actividades en su cuenca vertiente que 
puedan suponer una alteración o un 
aumento de la intensidad de las 
presiones existentes. 
 
 En segundo lugar, también es 
prioritario desarrollar estrategias de 
“protección” de los tramos fluviales que 
están en buen estado, pero se 
encuentran amenazados por presiones 
derivadas de cambios en la política 
agraria, urbanística y recreativa, entre 
otros, estableciendo las medidas de 
índole económica, legislativa o de 
gestión administrativa necesarias para 
ello. 
 
Y por último, una vez asegurada 
la conservación de los ríos que todavía 
existen en condiciones próximas a las 
naturales, y la protección de los tramos 
fluviales que estando en buen estado 
ecológico se encuentran en riesgo, es 
necesario desarrollar estrategias de 
“restauración” de los ríos alterados, así 
como rehabilitar los tramos más 
degradados y mejorar ambientalmente 
las masas de agua muy modificadas, 
tratando de conseguir gradualmente la 
recuperación de su funcionamiento 
como ecosistemas y el aumento de su 
biodiversidad. 
 
 
 
2.5. PROCESOS Y ATRIBUTOS DE LOS 
RÍOS QUE SE DEBEN RESTAURAR 
 
 
 Como se representa en la figura 
2.2., los ríos se configuran a partir de un 
funcionamiento hidrológico de su 
cuenca vertiente, donde intervienen los 
usos del suelo y la gestión de los 
recursos hídricos. Dicho funcionamiento 
hidrológico determina el régimen de 
caudales y la cantidad de sedimentos 
que circulan por los cauces fluviales, y 
éstos a su vez son los que establecen las 
dimensiones de su morfología 
longitudinal y transversal, así como la 
conexión con los flujos subsuperficiales 
y subterráneos del medio hiporreico. 
 
 
 25 
Figura 2.2.- Elementos de configuración de los 
ecosistemas fluviales, indicando a qué factores 
deben ir dirigidas las actuaciones de restauración. 
 
A partir de las características 
morfológicas de los ríos, y de los flujos 
de agua y de los sedimentos que por 
ellos circulan, se crean los hábitats 
fluviales sobre los que se asientan las 
diferentes comunidades acuáticas y de 
ribera, que resultan distintas en cada 
tramo según las condiciones hidráulicas, 
el substrato y la vegetación. 
 
 
En este contexto, la restauración 
ecológica de los ríos debe enfocarse a la 
recuperación y mejora de los

Continuar navegando

Materiales relacionados

48 pag.
32 pag.
818 pag.