Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
I GUÍA METODOLÓGICA PARA LA ELABORACIÓN DE PROYECTOS DE RESTAURACIÓN DE RÍOS Marta González del Tánago Diego García de Jalón Este documento digital está basado en el contenido del libro del mismo título editado por el Centro de publicaciones de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Medio Ambiente y publicado en Diciembre del 2007 con ISBN – I3: 978-84-8320-413-9. Dada la relevancia del tema y las ideas que desarrolla a escala mundial y sobre todo su importante aplicación práctica en la mejora ecológica de los ríos consideramos que es útil su edición digital para que pueda ampliarse su área de distribución y especialmente en el ámbito latino americano. II El tiempo de los ríos Los ríos son corredores naturales de gran importancia hidrológica y ecológica en el paisaje. Por ellos discurren las aguas superficiales, gran cantidad de sedimentos y sales disueltas, y en ellos viven numerosas comunidades biológicas que mantienen interrelaciones muy diversas con el medio físico, configurando así los ecosistemas fluviales. El hombre ha utilizado los ríos desde antaño, se ha beneficiado de sus recursos naturales e incluso ha llegado a depender en muchos casos de ellos. En España, los ríos suponen la principal fuente de recursos hídricos. Sus riberas aportan muchos otros bienes y servicios, teniendo especial importancia su vegetación, que contribuye a laminar de forma natural las avenidas y a crear espacios privilegiados para el recreo y el disfrute de la Naturaleza. El deterioro de los ríos en España es relativamente reciente, habiéndose agudizado en las últimas décadas con nuestro desarrollo económico. Actualmente, muchos de nuestros ríos presentan un estado ecológico pobre, como consecuencia de un aprovechamiento excesivo de sus recursos, por lo que necesitan un esfuerzo para su mejora: urge llevar a cabo la restauración de su estructura y su funcionamiento como ecosistemas. Con la mejora ambiental de los ríos conseguimos no sólo mejorar su estructura biológica, el valor escénico del paisaje por el que discurren y recuperar los valores culturales asociados a los mismos, sino también disponer de mayor garantía de utilización de sus recursos hídricos, así como disminuir los riesgos asociados a las inundaciones. La Unión Europea, a través de la Directiva Marco del Agua y la Directiva de Evaluación y Gestión de las Inundaciones, aboga por evitar y prevenir todo deterioro adicional en los ríos, y propone su restauración con los fines antes apuntados. Por ello exige a los Estados comunitarios que adopten sus respectivas legislaciones a este nuevo enfoque de la gestión y conservación de los sistemas fluviales. Es tiempo de instaurar, por tanto, una nueva política del agua que dé paso a la eficiencia, a la imaginación y a la participación en la gestión. Desde el Ministerio de Medio Ambiente, a través del Programa A.G.U.A. que propone una nueva política hídrica basada en la gestión eficaz y sostenible de los recursos, hemos puesto en funcionamiento la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, que pretende recuperar, en la medida de lo posible, un estado más próximo al natural de los ríos. III Siguiendo esta línea de trabajo, también estamos desarrollando el Plan Nacional de Calidad de las Aguas: Saneamiento y Depuración 2007-2015, el Plan de Tolerancia Cero de Vertidos, el Sistema de Cartografía de Zonas Inundables y el Programa de Conservación de Cauces, que tienen por objeto proteger el medio fluvial y garantizar el recurso a la sociedad en cantidad y calidad óptimas. La publicación de esta Guía Metodológica para la elaboración de los Proyectos de Restauración de los Ríos forma parte de esta Estrategia, en la que uno de los objetivos prioritarios ha sido fomentar la aplicación de los conocimientos científicos a la gestión técnica y administrativa de los ríos, y facilitar la difusión de las experiencias realizadas sobre materias de restauración fluvial entre todas las personas relacionadas con esta temática. Esperamos que esta Guía sea de utilidad para todos aquellos que trabajan de una u otra manera en tareas de conservación, protección y restauración de los ecosistemas fluviales, y que el medio ambiente, principal protagonista, salga también beneficiado. Cristina Narbona Ministra de Medio Ambiente IV PRESENTACIÓN DE LA GUÍA La redacción de esta Guía metodológica para la Restauración de los Ríos se ha realizado a través de una colaboración entre el Ministerio de Medio Ambiente y la Universidad Politécnica de Madrid durante los años 2006 y 2007. Con la publicación de esta Guía se trata de contribuir a la mejora de la formación de los técnicos y de las personas interesadas en los temas relativos a la gestión sostenible de los ríos, y de aportar información y experiencias que ayuden a mejorar las actuaciones que se están llevando a cabo en España para su restauración ecológica. Con esta finalidad se han resumido las ideas y teorías más actuales en el ámbito de la Ecología y Geomorfología fluvial, resaltando el interés y las posibilidades de su aplicación, y recogido las experiencias también más recientes de recuperación de los ecosistemas fluviales, poniéndolas a disposición de los técnicos encargados de la gestión y restauración de los ríos y sus riberas. El contenido de esta publicación abarca una temática muy amplia que ha sido estructurada en diferentes capítulos, los cuales se han redactado de forma independiente entre sí pero respondiendo todos ellos a una misma línea conceptual. Toda la obra presenta varios niveles de lectura, una, la más densa, a través de los textos completos; otra más ligera y rápida, a través de los resaltados e ideas clave que resumen los conceptos de mayor relevancia de cada capítulo; y una tercera, la más amena, a través de las gráficas y la colección de fotografías de ríos españoles que muestran la diversidad de condiciones naturales, su diferente problemática y a menudo su gran belleza. En los dos primeros capítulos de esta Guía se comentan los conceptos y principios en que se basa la restauración ecológica de los ríos, las razones para llevarla a cabo y las distintas opciones que existen para la mejora ambiental de los cauces y sus riberas. Seguidamente, en los capítulos tercero y cuarto se presentan respectivamente los diferentes tipos de estructura y funcionamiento de los ecosistemas fluviales que existen en España, y las características que presentan todos ellos en común, centradas en la continuidad de los flujos de materia, organismos y energía, desde su cabecera hasta su desembocadura, y en la conectividad de los hábitat que permite la movilidad y desplazamiento de las especies, incluyendo la reproducción de los peces migradores y la regeneración natural de la vegetación. Los capítulos quinto y sexto se centran en los efectos de las principales actividades humanas que con más frecuencia están causando la degradación de los ríos españoles, y en ellos se ofrecen criterios y metodologías para evaluar y cuantificar la alteración de sus condiciones hidromorfológicas en relación a las condiciones de referencia, o de “buen estado ecológico”. V Finalmente, en los dos últimos capítulos de esta publicación se explican diferentes opciones para llevar a cabo la restauración y mejora ambiental de los ríos, y se propone una metodología para la redacción y gestión de los proyectos, en la que se resalta el interés de la participación ciudadana y la complicidad de los agentes sociales. Hasta la fecha son pocas las intervenciones de restauración de los ríos que se han realizado en el ámbito mediterráneo, y todavía no contamos con suficiente experiencia práctica distinta a la realizada en otros países centroeuropeos, donde los ríos presentan unas condicionesnaturales a veces muy diferentes. Por ello es necesario poner en práctica cuanto antes las ideas y teorías científicas del funcionamiento de los ríos en nuestros ecosistemas fluviales, e iniciar también cuanto antes su restauración, desarrollando nuevas opciones y alternativas de aplicación al ámbito mediterráneo. Con el fin de facilitar esta labor de recuperación de los ríos y sus riberas el Ministerio de Medio Ambiente publica ahora esta Guía, esperando que sea de utilidad y que pronto se vea acompañada de numerosos ejemplos realizados. Nuestro esfuerzo va dedicado a los ríos, por todo lo que trasmiten, y a las personas que trabajan por mejorar y embellecer su paisaje, conservando un Patrimonio natural que es de todos, y que entre todos debemos conservar para las generaciones futuras. Marta González del Tánago Diego García de Jalón VI GUÍA METODOLÓGICA PARA LA ELABORACIÓN DE PROYECTOS DE RESTAURACIÓN DE RÍOS 1. INTRODUCCIÓN 1.1. La Era de la Restauración 1 1.2. Ética y Estética de la Restauración 3 1.3. El desequilibrio geomorfológico de los ríos españoles 6 1.4. La escala de la restauración 8 1.5. Antecedentes de la restauración de los ríos 10 1.6. Objetivos de la Guía metodológica 14 1.7. Referencias bibliográficas 15 2. LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DE LOS RÍOS Y SUS RIBERAS 2.1. Qué es la Restauración Ecológica de los ríos 16 2.2. Intervenciones alternativas a la restauración ecológica 18 2.3. Objetivos de la Restauración Ecológica de los ríos 19 2.4. Estrategias para la consecución de los objetivos 22 2.5. Procesos y Atributos de los ríos que se deben restaurar 25 2.6. Relaciones bibliográficas 27 IDEAS CLAVE 3. CARACTERIZACIÓN DE LOS RÍOS Y SUS RIBERAS 3.1. Introducción 29 3.2. Organización jerárquica de los sistemas fluviales 29 3.3. Caracterización jerárquica de los ríos españoles 32 3.3.1. Identificación de ecoregiones 3.3.2. Caracterización de las cuencas vertientes 3.3.3. Caracterización de los segmentos fluviales 3.3.4. Caracterización de los hábitats fluviales 3.4. Relación entre las distintas características de los ríos 52 3.5. Tipología de los ríos españoles y aplicación a su Restauración ecológica 55 3.6. Referencias bibliográficas 57 IDEAS CLAVE 4. LOS RÍOS EN BUEN ESTADO ECOLÓGICO 4.1. Introducción 59 4.2. El río y su cuenca vertiente 59 4.3. Dimensiones y funcionamiento de los corredores fluviales 61 4.3.1. Dimensión longitudinal 61 4.3.2. Dimensión transversal 69 4.3.3. Dimensión vertical 73 4.3.4. El sistema fluvial 78 VII 4.3.5. Funciones hidrológicas y ecológicas de los sistemas fluviales 80 4.4. El régimen natural de caudales 85 4.4.1. Atributos del régimen de caudales 86 4.4.2. El régimen de caudales en buen estado ecológico 90 4.5. La estructura biológica de los ríos 92 4.5.1. La flora y fauna de las riberas y zonas inundables 92 4.5.2. La flora y fauna del medio acuático 96 4.5.3. La estructura biológica de los ríos en buen estado ecológico 98 4.6. Dinamismo y Evolución del sistema fluvial 99 4.6.1. Escalas temporales 4.6.2. Ajustes geomorfológicos 101 4.6.3. El dinamismo de los ríos en buen estado ecológico 102 4.7. Referencias bibliográficas 105 IDEAS CLAVE 5. PRINCIPALES PRESIONES E IMPACTOS EN LOS RÍOS ESPAÑOLES 5.1. Introducción 109 5.2. Agricultura 111 5.2.1. Consumo de agua: Regulación de caudales y sobreexplotación de acuíferos 112 5.2.2. Ocupación de las riberas 117 5.2.3. Emisión de nutrientes y compuestos agrícolas 119 5.3. Urbanización 122 5.3.1. Aumento de la demanda de agua y regulación de caudales 124 5.3.2. Alteración de los balances de agua y sedimentos 125 5.3.3. Fomento de las canalizaciones y dragados y aumento del riesgo hidrológico 126 5.3.4. Contaminación de las aguas 130 5.4. Otras presiones e impactos en los ríos 131 5.5. La Incisión y desestabilización de los cauces 134 5.6. Efectos acumulativos en el tiempo y en el espacio 138 5.7. Referencias bibliográficas 139 IDEAS CLAVE 6. VALORACIÓN DEL ESTADO AMBIENTAL DE LOS RÍOS 6.1. Introducción 145 6.2. Recogida de datos e información 145 6.3 Análisis y valoración de las condiciones hidrológicas 149 6.3.1. Régimen de caudales 6.3.2. Calidad de las aguas 151 6.3.3. Continuidad fluvial 6.3.4. Niveles freáticos y humedad edáfica 153 6.4. Análisis y valoración de las condiciones morfológicas 154 VIII 6.4.1. Evolución del trazado en planta 6.4.2. Cambios en la pendiente longitudinal 6.4.3. Valoración de las secciones transversales 6.4.4. Afecciones al hábitat físico 158 6.4.5. Síntomas de inestabilidad y procesos de ajuste 6.4.6. Zonas inundables 6.5. Análisis y valoración de las condiciones riparias 161 6.5.1. Atributos de las riberas 6.5.2. Usos y ocupaciones de las riberas 6.6. Valoración de la cuenca vertiente al tramo de proyecto 169 6.6.1. Usos del suelo y del agua 6.6.2. Otras características para la valoración ambiental 6.7. Diagnóstico de la problemática y prioridad de actuaciones 171 6.8. Referencias bibliográficas 173 IDEAS CLAVE 7. ACTUACIONES PARA LA MEJORA Y RESTAURACIÓN DE LOS RÍOS 7.1. Introducción 177 7.2. Disposición de espacio para el río 178 7.2.1. Objetivos y estudios previos 7.2.2. Formas de actuación 7.3. Régimen ambiental de caudales 179 7.3.1. Objetivos y Estudios previos 7.3.2. Formas de actuación 7.4. Eliminación y reducción de barreras 184 7.4.1. Objetivos 7.4.2 Estructuras transversales 7.4.3. Substitución de diques o traviesas por rampas 7.4.4. Estructuras longitudinales 7.5. Establecimiento de bandas protectoras del cauce 195 7.5.1. Concepto y Objetivos 7.5.2. Configuración de la banda protectora del cauce 7.5.3. Diseño y mantenimiento de la banda protectora 7.5.4. Localización y beneficios de las bandas protectoras 7.6. Plantaciones de ribera 201 7.6.1. Regeneración natural de la vegetación riparia 7.6.2. Justificación de las plantaciones en riberas 7.6.3. Objetivos y Estudios previos 7.6.4 Organización de los trabajos y formas de actuación 7.6.5. La Bioingeniería en los trabajos de restauración 7.7. Rehabilitación de tramos urbanos 213 7.7.1. Prioridad de las actuaciones 7.7.2. Objetivos y Estudios previos 7.7.3. Formas de actuación 7.8. Mejora de tramos canalizados para su restauración 224 7.8.1. Objetivos y Estudios previos IX 7.8.2. Formas de actuación 7.9. Trabajos de mantenimiento de cursos fluviales 232 7.9.1. Mantenimiento de tramos urbanos 7.9.2. Mantenimiento de tramos no urbanos 7.10. Referencias bibliográficas 236 IDEAS CLAVE 8. ELABORACIÓN DE LOS PROYECTOS DE RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DE LOS RÍOS Y SUS RIBERAS 8.1. Introducción 241 8.2. Etapas básicas en la elaboración de proyectos restauración 244 8.3. Inicio del proyecto de restauración 245 8.3.1. Selección del tramo a restaurar 8.3.2. Objetivos de la actuación 8.3.3. Valoración de la problemática 8.3.4. Definición de la imagen objetivo 8.4. Redacción de la Memoria Técnica del proyecto 249 8.4.1. Equipo técnico y asignación de medios 8.4.2 Organización del contenido de la Memoria 8.5. Aprobación y Ejecución de las actuaciones proyectadas 271 8.6. Mantenimiento de las actuaciones 272 8.7. Seguimiento y Verificación del cumplimiento de objetivos 273 8.8. Referencias bibliográficas 277 IDEAS CLAVE 1 1. INTRODUCCIÓN 1.1. LA ERA DE LA RESTAURACIÓN La calidad ambiental de nuestros ríos es hoy día muy distinta a la quefue hace unas décadas, cuando el desarrollo económico de la sociedad española era muy inferior al actual. En épocas anteriores, pero todavía relativamente recientes el urbanismo era mucho más compacto, los sistemas agrarios estaban menos intensificados, y el mundo rural conservaba muchos enclaves y paisajes embellecidos por el paso del tiempo, en los cuales las intervenciones humanas eran poco significativas frente a los procesos naturales y contribuían a la diversidad y calidad escénica del entorno. Con frecuencia los ríos disponían de amplios espacios en los que erosionaban las orillas, redistribuían los sedimentos durante las crecidas invernales, y formaban amplias playas de arenas y gravas cuando disminuían los caudales durante los meses más cálidos del estiaje. Estos paisajes y ríos naturales han representado un componente esencial de nuestro patrimonio natural y cultural, estando asociados a las costumbres y formas de vida de las poblaciones humanas, distintas en cada región. Pero hoy día gran parte de este patrimonio ya no existe, al haberse destruido gradualmente con sucesivas intervenciones en el territorio, que nos han permitido mejorar algunos aspectos de nuestra calidad de vida pero a un precio ambiental muy elevado. Los paisajes y ríos naturales a los que antes aludíamos han desaparecido de gran parte de nuestra geografía, y sólo se mantienen en las zonas más retiradas y alejadas de las principales vías de comunicación, donde el relieve es montañoso y los suelos son menos productivos, y donde la población es más reducida y la demanda de agua o energía es menor, constituyendo reliquias muy valiosas, por ser tan limitadas, de lo que fue nuestro patrimonio fluvial natural (ver figura 1.1). En la actualidad la mayoría de nuestros ríos discurre por espacios muy confinados por cultivos agrícolas o urbanizaciones, ha perdido su movilidad y sinuosidad, y durante el verano actúa como un canal que transporta agua para regadío a gran velocidad o contiene aguas remansadas por azudes y embalses, habiendo perdido sus orillas de arenas y gravas y la naturalidad y peculiaridad de sus “formas”. La mayor cultura y sensibilidad ambiental de la sociedad española, unida a su progreso económico actual, propicia un cambio en las maneras de gestionar los sistemas naturales y aprovechar sus recursos, demandando que sean más respetuosas con su funcionamiento ecológico. Las necesidades de atender las demandas de agua para suministro doméstico o para producir la alimentación básica, o las cuestiones de salubridad relacionadas con las aguas están prácticamente resueltas en nuestro país, y actualmente los problemas que surgen con los ríos tiene un carácter eminentemente ambiental. La contaminación de las aguas, la degradación de los ecosistemas 2 acuáticos o la invasión de las especies exóticas son hoy día los temas que adquieren mayor relevancia en la gestión de los ríos, reconociendo la necesidad de abordar su restauración. Cada vez va siendo mayor el grado de convencimiento que se tiene de que es necesario recuperar mayor espacio para los ríos, mayor naturalidad en su régimen de caudales y mayor libertad para su movilidad y equilibrio geomorfológico, si queremos garantizar la protección frente a las avenidas, proteger la calidad de las aguas, conservar las comunidades biológicas nativas controlando la invasión de las exóticas, y conseguir la estabilidad del cauce y el mantenimiento de la vegetación de sus riberas. Sucesivas generaciones han ido trasmitiendo a las siguientes un territorio con un potencial de desarrollo económico muy elevado, sin que ninguna de ellas haya tenido intención o sido capaz de agotar los recursos naturales disponibles. En las últimas décadas hemos sabido aprovechar este potencial de los recursos naturales legado por nuestros antepasados, y hemos llegado en muchos casos hasta su extenuación. En la actualidad nos encontramos con la necesidad de restituir de la mejor forma posible los sistemas naturales de donde proceden estos recursos, para ser equitativos y recobrar nuestra dignidad frente a las generaciones futuras. Es el momento de iniciar una nueva era, en la que el desarrollo social y económico sea compatible con la conservación de la Naturaleza y la restauración ecológica de los sistemas naturales sea una seña de identidad de nuestra “cultura”. Debemos romper el antagonismo progreso vs naturaleza Figura 1.1.- Tramo medio del río Bergantes (Castellón de la Plana), ejemplo de un río mediterráneo en condiciones muy próximas a las naturales, que hoy día se mantiene sin regular y constituye una referencia de los procesos geomorfológicos del cauce y sus riberas. establecido en un modelo tradicional que hoy día debe ser superado, y no seguir asociando crecimiento económico con deterioro ambiental. 3 Nos encontramos en una nueva época de sociedad avanzada y culta, y en un nuevo contexto europeo donde existen Directivas que proponen evitar todo deterioro adicional a las masas de agua naturales, y restaurar y conservar el buen estado ecológico de los ríos y sus riberas. En este sentido, la restauración ecológica de los sistemas fluviales abre nuevas perspectivas para recuperar una convivencia respetuosa con los ríos que nunca debimos de perder, para iniciar una colaboración entre las técnicas de ingeniería y los procesos fluviales naturales, y para establecer un equilibrio entre el uso de los recursos fluviales y su permanencia y regeneración natural. Esta nueva era, en la que deben imperar los trabajos de restauración ecológica, puede ayudarnos a superar la responsabilidad de los desastres ecológicos ocasionados, y ofrecernos muchas alternativas para desarrollar nuevas habilidades y conocimientos, contribuyendo a que el hombre siga disfrutando de los recursos y sistemas naturales, y siga aprendiendo de forma ilimitada y se maraville de la inagotable Ciencia que le ofrece la Naturaleza. 1.2. ETICA Y ESTÉTICA DE LA RESTAURACIÓN Cuando nos referimos a la “ética” de la restauración estamos aludiendo implícitamente a las razones profundas de esta forma de actuación y convivencia con los ríos, al deber de mantener y conservar el medio ambiente de nuestro entorno y traspasarlo a las generaciones futuras en condiciones equivalentes a las que nosotros encontramos, evitando su expolio y agotamiento. En este sentido es necesario reconocer la temporalidad de nuestra existencia en la Naturaleza y sentirnos “con el privilegio de poseer temporalmente una tierra, hecha para otros e inescrutables propósitos” (Leopold, 1933), valorando la supremacía de las leyes naturales. Debemos obligarnos a conservar el entorno en toda su integridad, estabilidad y belleza, permitiéndonos disfrutar de estos atributos pero haciendo compatibles los beneficios económicos de esta posesión temporal con la conservación de su funcionamiento ecológico. Conociendo mejor cómo funcionan los ríos y sus riberas, y qué factores rigen su funcionamiento y determinan la cantidad y calidad de las aguas circulantes o la composición y estructura de las comunidades biológicas, debemos intentar que la restauración y recuperación de los procesos fluviales sea una demanda generalizada de nuestra sociedad, evolucionada y con grandes capacidades para percibir la belleza de “lo natural” y de sentir la responsabilidad de su conservación. También debemos fomentar que los logros de esta tarea de recuperación de lo natural sean un signo de prosperidad y cultura, de conocimiento y comprensión de las leyes de la naturaleza, de forma similar a como en épocas pasadas los trabajos de canalización, de pavimentación de las riberas o de entubamiento de los arroyos fueron percibidos como signos de progreso, en una época en que el hombre tratabade imponer su 4 supremacía frente a los procesos fluviales naturales a través de la ingeniería hidráulica. Figura 1.2.- Tramos fluviales de distintas regiones de la Península Ibérica, mostrando su peculiaridad y belleza. Cuando hablamos de la “estética” de la restauración nos referimos a los cánones estéticos de los procesos ecológicos, donde la “heterogeneidad” y “temporalidad” de las formas y procesos representan la esencia del espacio fluvial restaurado. Aludimos a la “estética ecológica” de la diversidad y de la evolución, donde el tiempo se convierte en un agente activo que hace parte del trabajo, y “la evolución o metamorfosis pasa a ser el aspecto estético verdadero, esencial, de cuanto podamos tomar en préstamo de la Naturaleza” (Prigann, 2000). La restauración de los ríos busca la estética de los procesos fluviales naturales, la belleza de la expresión de su dinámica a través de la erosión y sedimentación según la fluctuación del régimen de caudales, configurando orillas y barras de sedimentos de diferente granulometría que evolucionan y cambian de forma en el tiempo, a través de la evolución de los hábitat y vegetación de riberas, siempre según las leyes naturales de la renovación y regeneración natural que dan lugar a una infinita variedad de formas y procesos. En relación a los tramos urbanos, frente a una valoración del río “estático” de aguas detenidas o represadas, donde a menudo se han impermeabilizado sus Río Alberche (Madrid) Cabecera del río Esla (León) Ribera de Huesnar (Sevilla) Río Castril (Granada) 5 riberas recortando libertad a la expresión de lo natural, y se ha anulado en gran parte el potencial de experiencias sensitivas y emocionales que puede ofrecer un río a su paso por la ciudad, se propone recuperar la estética del río “libre y dinámico”, la valoración de su vigor y energía, la belleza del bosque ripario en esplendor, reivindicando la fascinación que nos ofrece y su poder de evocación (figura 1.2). Entendiendo la restauración de los ríos como un campo de colaboración de la ingeniería hidráulica con la dinámica natural del propio río, es urgente que ingenieros, urbanistas y arquitectos paisajistas abandonen la rutina de los ríos canalizados y reconozcan esta estética ecológica de la diversidad y complejidad de los ríos dinámicos, teniendo en cuenta que la estructura y organización monótona y empobrecida de los ríos canalizados de las grandes ciudades restringe la imaginación, las libertades y la creatividad de sus residentes (Rosenheinrich, 2002). 1.3. EL DESEQUILIBRIO GEOMORFOLÓGICO DE LOS RÍOS ESPAÑOLES Una gran parte de la red fluvial española ha tenido y mantiene en la actualidad diferentes presiones e impactos que han determinado, directa o indirectamente, la pérdida de movilidad y su gradual encajamiento, pudiendo observar en numerosas regiones españolas procesos de incisión y de inestabilidad lateral asociada a los Figura 1.3.- Procesos de incisión y desestabilización de los cauces que provocan la erosión en las laderas de olivares en la provincia de Jaén. Este problema afecta a extensas zonas de la cuenca del Guadalquivir y también a muchas otras regiones españolas. 6 mismos, que afectan también a numerosas laderas (figura 1.3). La retención de sedimentos por los embalses, la canalización con escolleras impidiendo la erosión de las orillas, las extracciones de áridos, o el aumento de escorrentías urbanas sin caudales sólidos, están siendo motivos por los cuales numerosos tramos fluviales se encuentran hoy día con un desequilibrio geomorfológico notable, que provoca constantes procesos de ajuste de erosión y sedimentación de carácter impredecible. Muchas de las intervenciones que se hacen en los ríos responden a una necesidad creada para paliar estos desequilibrios, y atender los requerimientos de los ribereños cuando el río erosiona y arrebata una franja de su terreno de orilla, o satisfacer las demandas de los municipios cuando en momentos de intensas precipitaciones las aguas inundan la porción de espacio urbanizado que necesitan para su desagüe natural. En estos casos se protegen las orillas con escolleras o técnicas de bioingeniería, se efectúan dragados o construyen motas y canalizaciones para evitar inundaciones, o se entuban pequeños cursos fluviales para no tener malos olores, tratando de poner remedio a unos efectos no deseados en los ríos que no son más que síntomas de una problemática mucho más profunda y difícil de abordar, que afecta a una longitud de la red fluvial mucho mayor que el tramo en el que surgen dichos síntomas, y tiene sus raíces en usos del suelo o de recursos hídricos que hasta la fecha no se han cuestionado o intentado modificar. Los ríos son sistemas dinámicos continuos desde su cabecera hasta su desembocadura, y en ellos cualquier actuación que afecte a su hidrología y movilidad se trasmite aguas arriba y aguas abajo, originando como respuesta una serie de cambios en sus formas y procesos a veces impredecibles. Entender que las erosiones que efectúan los ríos en determinados tramos son en la mayoría de los casos una consecuencia de anteriores encauzamientos o protecciones de orillas efectuadas en otros tramos; que las inundaciones y desbordamientos se deben a que el río ha perdido las posibilidades de desbordamiento que antes tenía en otros lugares, o a que las aguas de lluvia no pueden infiltrarse en el suelo como lo hacían con anterioridad al haber sido sellado y urbanizado una superficie importante de la cuenca; y que en la mayoría de los casos no es conveniente intervenir después de cada crecida para corregir o enmendar el trabajo efectuado por el río, representan nuevos puntos de vista que son necesarios de considerar para abordar adecuadamente la restauración de los ríos. En este contexto de restauración ecológica el primer objetivo debe ser la disminución progresiva de los desequilibrios hidrológicos y geomorfológicos de los ríos, actuando no tanto para paliar sus consecuencias como para eliminar las causas que los generan. 1.4. LA ESCALA DE LA RESTAURACIÓN 7 Aunque los problemas de los ríos se manifiestan en tramos concretos, su origen y causas afectan a una longitud de cauce mucho mayor. Por ello un aspecto importante a considerar en el ámbito de la restauración de los ríos es la dimensión fluvial en la que se actúa, en relación a la escala a la que se están produciendo los procesos y causas de deterioro. Restauración del río y restauración de un tramo del río Para lograr la completa restauración ecológica de los sistemas fluviales es necesario actuar a escala de “todo el río”, entendiendo como tal la longitud completa de su recorrido y el de sus afluentes, desde su cabecera hasta su desembocadura, en el caso de ríos pequeños; o la longitud de un segmento fluvial suficientemente grande como para recuperar el trazado primitivo del río, en el caso de los ríos grandes, considerando en este segundo caso que al restaurar el trazado se restaura el equilibrio geomorfológico y la diversidad del hábitat. Cuando la escala de restauración abarca la totalidad de la cuenca vertiente existen mayores posibilidades para planificar y diseñar adecuadamente las tareas más apropiadas, comenzando por disminuir o eliminar las presiones o impactos existentes, y establecer un régimen de caudales que permita recuperar el hábitat y la continuidad fluvial. En los ríos de mayor tamaño, la restauración a escala de largos segmentos fluviales permite recuperar los antiguos meandros naturales o el trazado ramificado o anastomosado que presentaban antes de su degradación, a través de la eliminación de las ocupaciones existentes en la llanura de inundación y la devolución al río desu territorio fluvial (ver figura 1.4). En este sentido es conveniente resaltar que, cuanto mayor sea la longitud del tramo restaurado, mejores serán las condiciones para lograr la recuperación de la integridad del ecosistema, dando oportunidad a que se restauren en mayor espacio, y por ello con mayor intensidad, las funciones hidrológicas y ecológicas del corredor fluvial. Sin embargo, no siempre es posible abordar la restauración a esta escala de ríos completos o de grandes segmentos fluviales, y con frecuencia las posibilidades de actuación se restringen a tramos relativamente pequeños, o incluso se refieren a intervenciones de ámbito muy local. La propiedad de los terrenos o el cambio de municipio o de Comunidad Autónoma pueden ser la causa por la cual se “fragmente” la red fluvial, haciendo que se pueda actuar con mucho esfuerzo e inversiones en determinados tramos, y se tengan que dejar otros tramos intercalados donde no ha sido posible plantear intervenciones que disminuyan su grado de deterioro. Cualquier actuación que suponga la mejora del río en alguno de sus elementos va a ser positiva, pero hemos de tener en cuenta que el río va a tender a “equilibrar” su estado ecológico a lo largo del eje fluvial, y a trasvasar parte de las deficiencias de los tramos degradados a los tramos “restaurados”. 8 Por ello resulta siempre conveniente abordar las tareas de restauración en tramos fluviales lo más largos posibles, a escala de cuenca vertiente, y en el caso de tener limitados los recursos invertir algo menos en algunos tramos y algo más en otros, con el fin de no dejar entre medias sectores que actúen de “focos” de contaminación o degradación, e influyan y deterioren los resultados logrados en los tramos restaurados. Figura 1.4.- Antiguos meandros del río Arga (Navarra) formando los Sotos de Gil (Peralta) y Ramahondo (Funes), cuya restauración daría oportunidad para recuperar la diversidad del hábitat y la riqueza del paisaje que se perdieron con el proyecto de su canalización, llevada a cabo en los años 90. Carácter transversal de la restauración de los ríos También en relación con la escala a la que se aborda la restauración de los ríos, comparativamente a la escala a la que se producen las causas de su deterioro, es interesante resaltar el carácter “transversal” que deben tener las políticas y estrategias encaminadas a la mejora y recuperación ambiental de los ríos y sus riberas. Tradicionalmente en España la gestión administrativa se ha llevado a cabo de forma sectorizada, y los temas relacionados con los ríos y el aprovechamiento de los recursos hídricos han correspondido a Organismos específicos, bien diferenciados de los restantes. El ámbito de la restauración ecológica obliga hoy día a superar este enfoque sectorial de la gestión de los sistemas naturales, reforzado en ocasiones con las transferencias a las administraciones autonómicas o municipales, y a plantear una nueva visión más transversal e integrada, que trascienda los sectores tradicionales y facilite el análisis de los problemas y la búsqueda de soluciones de una forma más completa y ecosistémica, a escala de cuenca vertiente. La restauración ecológica de los ríos requiere identificar las causas de su deterioro, que en la mayoría de los casos están fuera de ellos, y por esta razón debe salir de los ámbitos sectoriales y plantearse desde una colaboración entre administraciones y organismos (Confederaciones Hidrográficas y otros Organismos de cuenca, Direcciones Autonómicas de Agricultura, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Urbanismo, etc.) y desde una coordinación entre políticas y normativas jurídicas (Política Agraria Comunitaria, Planificación urbanística, Estrategia para la conservación de la Naturaleza, Directivas Europeas, Ley de Aguas, Ley del Suelo, etc.), buscando una integración y cooperación entre los respectivos técnicos y las distintas competencias de cada uno de ellos. Aunque la restauración ecológica de los ríos se aborda “desde el 9 río”, siempre será necesario enmarcarla en una escala mucho más amplia de ordenación del territorio, e integrar sus actuaciones en una estrategia más general de conservación de las funciones hidrológicas y ecológicas del paisaje. 1.5. ANTECEDENTES DE LA RESTAURACIÓN DE LOS RÍOS La restauración de los ríos es todavía una ciencia muy joven e inexacta que en algunos aspectos podemos considerar dentro de la esfera del “arte”, o en un ámbito de experimentación donde aún son escasas las evidencias observadas y comprobadas, y es poco significativo el número de casos prácticos que permiten garantizar los procedimientos más acertados en cada caso, o predecir a medio y largo plazo los efectos y resultados de los trabajos realizados. La Restauración de los Ríos en el mundo En Europa podemos decir que la restauración de los ríos se inicia en las regiones más industrializadas y con mayor deterioro de sus ecosistemas acuáticos a mediados de la década de los 60, con las políticas de mejora de la calidad de las aguas y los avances en las tecnologías de tratamiento y depuración de los vertidos, unidas a cambios en la legislación y en las industrias. Durante la década de los 70 y 80 se llevan a cabo numerosos estudios sobre los efectos de la regulación de los caudales y de las canalizaciones (ver Petts, 1984; Brookes, 1988), y se pone en evidencia la importancia de recuperar las fluctuaciones del caudal de las avenidas, la conectividad del cauce con sus riberas y el intercambio entre las aguas superficiales y subterráneas para mantener la productividad y diversidad de los corredores fluviales (Ward, 1989). Siguiendo técnicas de “renaturalización”, y atendiendo a estos principios, se inician numerosos trabajos de mejora ambiental de los ríos en Alemania (ver BSI, 1990; Larsen, 1994) y en otros países europeos como Reino Unido, Dinamarca y Holanda (ej. Boon et al., 1992; Hansen, 1997). En la década de los 90 se generaliza el reconocimiento de la necesidad de un aprovechamiento de los recursos naturales sostenible y de la protección de la biodiversidad, y se extiende el interés de la restauración y conservación de los ríos de forma notable en el ámbito científico y tecnológico (ver Boon et al., 2000). En 1995 se crea el Centro Europeo de Restauración de Ríos, con sede inicial en Silkeborg, Dinamarca, que desde entonces ha mantenido una coordinación entre países y entidades y una comunicación entre los profesionales de todo el mundo que trabajan en la restauración de los ríos. La aprobación de la Directiva Europea Marco del Agua en el año 2000 marca un hito muy importante en la restauración de los ríos, que pasa a ser una tarea necesaria y urgente para alcanzar el buen estado ecológico de las masas de agua en la forma y plazos previstos. La nueva Directiva Europea sobre Evaluación y Gestión de Inundaciones también propicia la restauración de los ríos como 10 herramienta para disminuir el riesgo hidrológico de las avenidas, contribuyendo al desarrollo de los trabajos de restauración y conservación de los cauces y sus riberas a corto y medio plazo. Estas dos Directivas Europeas van a tener una gran importancia y repercusión en la mejora de los ríos, no solo en los países del ámbito Comunitario sino también en muchos otros donde están sirviendo de referencia y guía metodológica para la gestión de los ecosistemas acuáticos. En otros países como Estados Unidos, Canadá o Australia el interés por la restauración de los ríos ha seguido una trayectoria muy similar a la europea, y hoy día disponen también de numerosas experiencias y de abundante bibliografía y documentación técnica para llevarla a cabo. El Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos publica en 1992un tratado sobre restauración de ecosistemas acuáticos que incluye numerosos ejemplos prácticos y es una referencia internacional sobre muchos conceptos de restauración (NRC, 1992). Este tratado es completado años más tarde con un trabajo específico sobre las riberas (NRC, 2002). Ante la cantidad de agencias federales e instituciones que inician trabajos de restauración de ríos en este país, surge la necesidad de unificar criterios y formas de actuación, y en 1998 se constituye un grupo de trabajo muy numeroso, donde hay representadas más de 15 Departamentos administrativos y numerosas universidades de todo el país (Federal Interagency Stream Restoration Working Group), que recopila los abundantes trabajos sobre ecología y geomorfología fluvial existentes y propone una metodología para la restauración de los ríos de gran utilidad y valor práctico. En esta ocasión se tratan no solo los aspectos relativos al diseño de los trabajos de restauración propiamente dichos, sino también los relativos a la organización y gestión de los mismos, así como su seguimiento y evaluación (FISRWG, 1998). En Australia también se ha trabajado mucho en la restauración ecológica de los ríos (Brizga y Finlayson, 2000), y actualmente disponen de amplios programas de educación y entrenamiento en ríos, destacando los de evaluación de las funciones riparias y su estado ecológico, de integración de los usos agrícolas y ganaderos en las riberas, y de técnicas de restauración y rehabilitación, todos ellos de gran interés por su efecto en la mejora de la gestión ambiental de los sistemas fluviales, cuyos principios y muchas de sus metodologías son aplicables a otros ámbitos geográficos (ver Land and Water Australia, www.lwa.gov.au). La restauración de los ríos en España Tradicionalmente en España la gestión de los ríos se ha centrado en las obras de defensa de márgenes, especialmente en los tramos urbanos o próximos a infraestructuras de transporte, ante la natural torrencialidad e intensidad de las crecidas. Los trabajos se han orientado en la mayoría de los casos a intervenciones de ingeniería hidráulica, con un uso muy frecuente de las escolleras, que en los últimos años se han visto completadas con trabajos de 11 revegetación mediante técnicas de bioingeniería. Hasta fechas muy recientes podemos considerar que las actuaciones de mayor importancia en el ámbito de la restauración de los ríos han tenido una escala de trabajo muy reducida, refiriéndose a intervenciones de mejora del hábitat (Schmidt y Otaola, 2002), o han representado esfuerzos de mitigación de impactos (ej. trabajos en el bajo Llobregat con motivo de la construcción de la nueva autovía a Barcelona en 1996 (González del Tánago y García de Jalón, 2001) o de adecuación del río a las necesidades urbanas (ej. río Manzanares en Madrid), existiendo esfuerzos muy loables pero puntuales para la conservación de algunos tramos fluviales y la propuesta de áreas protegidas, como la de la cuenca media del río Manzanares (Montes et al., 1987), o publicaciones pioneras sobre la restauración fluvial en España como la de González del Tánago y García de Jalón en1995. En los últimos años cada vez son más frecuentes los proyectos y propuestas que persiguen la recuperación de los ecosistemas acuáticos como fin último, y en este sentido la Directiva Marco del Agua ha creado un escenario muy favorable para ello. Las Confederaciones Hidrográficas a través del Ministerio de Medio Ambiente han hecho un trabajo muy meritorio en el control de vertidos y la planificación de un uso más racional de los recursos hídricos en muchas regiones españolas, y también las Comunidades Autónomas han iniciado una labor muy positiva en muchos casos para mejorar el estado de los cauces fluviales y sus riberas, abordando proyectos de valoración de su estado ecológico y de rehabilitación de gran interés. A modo de ejemplo, en el año 2002 el Gobierno de Navarra llevó a cabo los Programas de Restauración de las Riberas de los ríos y de Restauración Hidrológico-forestal, donde se abordaron los problemas existentes y se propusieron diferentes líneas de actuación, considerando el interés de actuar a escala de cuenca vertiente y de recuperar la continuidad fluvial, mejorando la permeabilidad de las presas y obstáculos existentes y la vegetación de las riberas. Otra iniciativa de gran interés ha sido la de la Junta de Andalucía, poniendo en marcha en el año 2003 el Plan Director de Riberas, donde se da a conocer el estado actual de las riberas de los ríos andaluces, se establece una tipología de las mismas y se valora la influencia de las actividades antrópicas. En esta Comunidad Autónoma tuvo lugar en 1998 el vertido minero de Aználcollar sobre el río Guadiamar, con una gran resonancia nacional e internacional por su repercusión sobre el Parque Nacional de Doñana y su entorno. Entre las medidas urgentes que se tomaron a cabo se organizó un ambicioso proyecto de gestión y restauración integral de toda la cuenca del Guadiamar, sirviendo de valiosa experiencia de aplicación de los fundamentos teóricos de la restauración ecológica y la ecología de sistemas (Montes, 2002). Seis años más tarde, el Corredor Verde del Guadiamar es un espacio protegido dentro de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, habiendo conseguido no solamente la recolonización de las áreas 12 afectadas y la recuperación de los ecosistemas sociales, sino también la valoración social y su uso público (Arenas y Carrascal, 2004). También en Andalucía, en Octubre de 2004, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir organizó unas Jornadas sobre la restauración de la cuenca del Guadalquivir donde se presentaron diferentes trabajos y propuestas de gran interés, constituyendo un foro de participación pública muy diverso, en el que se comentaron los principales problemas y establecieron las prioridades de actuación más urgentes de llevar a cabo. En esa misma fecha se celebró en Madrid el primer Congreso de Restauración de Ríos y Humedales, donde se presentaron muchos trabajos realizados hasta la fecha en temas muy diversos, como normativas jurídicas y aspectos económicos, funcionamiento ecológico, geomorfología, participación pública, técnicas de restauración y bioingeniería, dedicando una sesión específica a los tramos urbanos (Cachón y López Piñeiro, 2004). Más recientemente, en Enero de 2007, se ha organizado en Tarragona el segundo Congreso nacional sobre Restauración de ríos, donde se han presentado numerosos trabajos y resultados de mejora de los ríos en las diferentes regiones españolas, siendo un reflejo patente del interés que despierta en la actualidad la mejora ambiental de nuestros ríos, y de los esfuerzos en inversiones económicas y de personal que están dedicando a ello las respectivas administraciones en estos últimos años, que se espera vayan en aumento en los años siguientes. Sería interminable la relación de trabajos que se están llevando a cabo en este momento en España de restauración de ríos, pero entre ellos quizás merecen ser destacados los esfuerzos y resultados de la Agencia Catalana del Agua, modificando las normas legislativas para la zonificación de los espacios fluviales y la protección de las áreas inundables, los de la Confederación Hidrográfica del Norte y Comunidad Autónoma del País Vasco, eliminando numerosos azudes para recuperar la continuidad fluvial de los ríos, o los de la Confederación del Guadiana para controlar la expansión del jacinto de agua. Quizás el testimonio más claro del interés creciente por la restauración de los ríos y sus riberas sea la puesta en marcha por parte del Ministerio de Medio Ambiente de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, cuyos trabajos se iniciaron en el año 2006 y están representandoun soporte científico y técnico de gran valor para el diagnóstico de la problemática de los ríos españoles, la valoración de su estado ecológico, y la propuesta de metodologías para la elaboración de los proyectos de restauración. 1.6. OBJETIVOS DE ESTA GUÍA El Objetivo general de esta Guía ha sido disponer de un documento con base científica que sirva de ayuda para la elaboración y gestión de los proyectos de restauración de ríos y riberas. Como se ha comentado en el apartado anterior, cada vez van siendo más numerosas las intervenciones de rehabilitación y mejora ambiental de los 13 ríos en España, y es más patente la necesidad de unificar criterios, aclarar conceptos del funcionamiento de los ríos en buen estado ecológico, y difundir las experiencias que se están realizando en otros países en materias de restauración ecológica. Con esta Guía se pretende también describir los principios que rigen el funcionamiento natural de los ecosistemas fluviales atendiendo a sus características hidromorfológicas, y aportar criterios para la valoración de su estado ecológico atendiendo a estas mismas características. Otro objetivo propuesto en la redacción de esta Guía ha sido establecer unas pautas metodológicas para la redacción de las memorias técnicas de los proyectos de restauración, destacando el interés de la participación ciudadana en la definición de la “imagen objetivo” de cada río, y la importancia de la evaluación posterior de los resultados alcanzados con los trabajos realizados. Finalmente, un objetivo implícito en todo el contenido de esta Guía ha sido trasmitir el interés y admiración que despiertan los ríos cuando se analizan con detalle los procesos dinámicos y las interrelaciones físicas y biológicas que tienen lugar en su interior, y resaltar la importancia que tienen las funciones hidrológicas y ecológicas de los corredores fluviales para la sostenibilidad del aprovechamiento de los bienes y servicios que ofrecen. 1.7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Arenas, J.M. y F. Carrascal. 2004. Situación medioambiental del Corredor Verde del Guadiamar seis años después del vertido de Aznalcóllar. Revista Ecosistemas, Informes. Boon, P.J., P. Calow & G.E. Petts (eds.). 1992. River Conservation and Management. John Wiley & sons, Chichester. Boon, P.J., B.R.Davies y G.E. Petts (eds.) 2000. Global Perspectives on River Conservation. John Wiley & sons, Chichester. Brizga, S. y B. Finlayson. (eds.). 2000. River Management. The Australasian Experience. John Wiley & sons, Chichester. Brookes, A. 1988. Channelized Rivers. John Wiley and Sons, Chichester. BSI (Bayerischen Staatsministerium des Innern). 1990. Flüsse und Bäche. Erhalten, Entwickeln, Gestalten. Manchen. Cachón, J.y T. López-Piñeiro (eds.). 2004. Congreso de Restauración de Ríos y Humedales. Publ. CEDEX, Ministrio de Fomento , Ministerio de Medio Ambiente, Madrid. Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.2005. La restauración de la cuenca del Guadalquivir: Aportar ideas para construir realidades. Ministerio de Medio Ambiente. FISRWG (Federal Interagency Stream Restoration Working Group). 1998. Stream Corridor Restoration. Principles, processes, and practices. U.S. National Engineering Handbook, Part 653, Washington, D.C.: USDA, Natural Resources Conservation Service. Gobierno de Navarra. 2002. Programa de restauración de las riberas de los ríos. Departamento de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda, Gobierno de Navarra. González del Tánago, M. y D. García de Jalón. 1995. Restauración de Ríos y Riberas. 14 Publ. Fundación Conde del Valle de Salazar & Mundi-Prensa. Madrid. González del Tánago, M. y D. García de Jalón. 2001. River Restoration in Spain. Case Study: Llobregat River. En: H.J. Nijland y M.J.R. Calls (eds.), River Restoration in Europe, Practical Experiences, 293-296. RIZA “001.023, Lelystad, Holanda. Hansen, H.O. 1997. Restauración de Ríos y Arroyos. Experiencias y ejemplos de Dinamarca. Ministerio del Medio Ambiente y de la Energía, Silkeborg. Junta de Andalucía. 2003. Plan Director de Riberas de Andalucía. Manuales de Restauración Forestal nº 6. Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, Sevilla. Larsen, P. 1994. Restoration of River Corridors: German experiences. En: P. Calow & G.E. Petts (eds.), The Rivers Handbook, vol.2, 419-440, Blackwell Scientific Publications, Oxford. Leopold, A. 1933. The conservation ethic. Journal of Forestry, 31: 634-643. Montes, C. 2002. Lecciones aprendidas en tres años de restauración de ecosistemas en el corredor verde del Guardiamar. Revista Ecosistemas, 1. Informes. Montes, C., A. Llorca y A. Sterling (eds.). 1987. Directrices para la recuperación ecológica del tramo medio del río Manzanares. Publ. Canal de Isabel II, Madrid. NRC (National Research Council). 1992. Restoration of Aquatic Ecosystems. Washington: National Academy Press. 552p. NRC (National Research Council). 2002. Riparian Areas. Functions and Strategies for Management. Washington: National Academy Press. 428p. Petts, G.E. 1984. Impounded Rivers: Perspectivas for Ecological Management. John Wiley & sons, Chichester. Prigann, H. 2000. Arte con la Naturaleza. En: Arte con la Naturaleza. Percepción del Paisaje. Junta de Castilla y León. Salamanca. Rosenheinrich, H. 2002. Louis le Roy. Evolution and society. Order or chaos?. En: Louis Le Roy. Nature Culture Fusion. Nai Uitgevers Publ. Rotterdam. Schmidt, G. & M. Otaola-Urrutxi. 2002. Aplicación de técnicas de bioingeniería en la restauración de ríos y riberas. Ministerio de Fomento, CEDEX Monografías, Madrid. Ward, J. V. 1989. The four-dimensional nature of lotic ecosystems. J. North Am. Benthol. Soc., 8: 2-8. 15 16 2. LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DE LOS RÍOS 2.1 QUÉ ES LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DE LOS RÍOS Y SUS RIBERAS La palabra “restauración” alude a la reparación de algo que está dañado o deteriorado. La Real Academia de la Lengua Española define el término de restauración como “la acción y efecto de restaurar”, que a su vez significa “recuperar, recobrar, reparar, renovar o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía”. Cuando hablamos de restauración de ríos también aludimos a su recuperación o reparación, reconociendo que en la actualidad se encuentran degradados y que es conveniente mejorar el aspecto y funcionamiento que presentan, tratando de recuperar el estado que tuvieron en tiempos pasados, que asociamos a una condición más “natural”. De los ríos, igual que de otro tipo de ecosistemas naturales, se pueden recuperar o restaurar distintos tipos de elementos o atributos, según sean los objetivos propuestos. Por ello en nuestro caso resulta más preciso hablar de “restauración ecológica”, indicando de forma explícita que la finalidad de dicha restauración es la recuperación del funcionamiento ecológico del río y sus riberas, y el logro de una estructura más natural, tal y como establece la Directiva Marco del Agua. Existen muchas definiciones sobre la restauración de los ríos, expresadas por diferentes autores. Así, se puede entender la restauración fluvial como el “reestablecimiento de las funciones acuáticas y las características físicas, químicas y biológicas relacionadas con ellas” (NRC, 1992); “el proceso de reparación del daño causado por el hombre a la diversidad y a la dinámica de los ecosistemas primitivos” (Jordan et al., 1987); el completo retorno de la estructura y el funcionamiento (de los ríos) al estado previo a su perturbación” (Cairns, 1991); o el “fomento de la recuperación, estableciendo el retorno del ecosistema a un estado que asemeja el de sistemas adyacentes no perturbados” (Gore, 1985). Quizásla relación más completa de estos conceptos sea la ofrecida por el Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos (NRC, 1992), que entiende la “restauración” como el retorno de un ecosistema a un estado próximo a la condición previa a su deterioro. Con la restauración, el daño ecológico causado al ecosistema queda reparado; ambos, su estructura y sus funciones son recuperados. Cuando solo se recuperan o recrean las formas sin las funciones, o se reintroducen las funciones atendiendo a una configuración artificial que se asemeja poco al ecosistema natural, no debe entenderse como restauración. El objetivo de esta acción es emular el sistema natural, autorregulado, que existe de forma natural en el contexto geográfico en que aparece. La Sociedad para la Restauración Ecológica extiende estos conceptos, y define la restauración ecológica como “el proceso de asistencia a la 17 recuperación y gestión de la integridad ecológica. La integridad ecológica incluye un rango crítico de variabilidad en la biodiversidad, en las estructuras y procesos ecológicos, en el contexto regional e histórico, y en las prácticas culturales sostenibles” (Society for Ecological Restoration, 1996). Más recientemente se ha adoptado una definición asumida por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que considera la “restauración ecológica como el proceso de asistencia a la recuperación de un ecosistema que ha sido degradado, dañado o destruido” (SER, 2002). Atendiendo a estas definiciones, y de una forma sencilla y muy concreta, podríamos definir la restauración fluvial como el “conjunto de actividades encaminadas a devolver al río su estructura y funcionamiento como ecosistema, de acuerdo con unos procesos y una dinámica equivalentes a las condiciones naturales, o que establecemos como de referencia del buen estado ecológico”. Hay dos aspectos que destacan por su importancia en este concepto de restauración ecológica de los ríos. En primer lugar, a través del proceso de la restauración el río recupera algo que era suyo, que formaba parte de su estructura y funcionamiento como ecosistema natural, y que por diferentes motivos lo ha perdido o se ha deteriorado, degradado, etc. Y en segundo lugar, con la restauración ecológica pretendemos conseguir que el río se aproxime a su estado natural, lo que requiere que dicho estado se conozca o defina previamente, como una condición de referencia a seguir en las actuaciones propuestas de restauración, que debe estar avalada por una documentación histórica con base científica. La restauración de los ríos surge como una necesidad ante el deterioro progresivo de los ecosistemas fluviales, y hoy día es una actividad que forma parte de la gestión de los ríos y sus recursos hídricos en un número cada vez mayor de países y regiones. Como se ha comentado anteriormente, si bien la actividad de la restauración ecológica todavía está en el ámbito del “arte”, con muchas incertidumbres en cuanto a la respuesta de los ríos a las distintas intervenciones, se va disponiendo ya de muchos ejemplos y experiencias llevadas a cabo en diferentes países europeos y de Norte América, que permiten valorar los logros obtenidos no sólo en los aspectos estéticos y de mejora del entorno, sino también en el funcionamiento hidrológico y ecológico de los tramos fluviales restaurados, en la mejora de la cantidad y calidad de los recursos fluviales y en el potencial de uso para las poblaciones ribereñas. En la figura 2.1 se pueden observar diferentes vistas del río Isar a su paso por la ciudad de Munich en Alemania. El proyecto de restauración de este río tradicionalmente canalizado con motas y escolleras se inició en la década de los 90, mediante una colaboración entre las autoridades del agua y las municipales, y en él ha participado un equipo muy numeroso y multidisciplinar de técnicos y colectivos sociales. Los trabajos principales han consistido en la recuperación del trazado primitivo del río, la ampliación de la anchura del cauce eliminando las 18 escolleras existentes y la substitución de las traviesas por rampas de piedras, logrando con ello la recuperación de la dinámica natural de las gravas, tratándose de un río torrencial alpino, y la recuperación de los hábitats de orillas con su vegetación primitiva. Hoy día el río Isar es un referente internacional de rehabilitación de tramos urbanos, habiendo tenido una gran aceptación por parte de los habitantes de la ciudad; en la actualidad su restauración continua en otros tramos contiguos, según se va disponiendo de los permisos y los presupuestos necesarios para ello. Figura 2.1.- Distintas vistas del río Isar restaurado a su paso por la ciudad de Munich en Alemania. Los trabajos de restauración se han centrado en la recuperación de los meandros del río, para lo que ha sido necesario ampliar considerablemente el territorio de movilidad fluvial, retirar las escolleras y motas existentes y sustituir las traviesas por rampas de piedras. 2.2. INTERVENCIONES ALTERNATIVAS A LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA PARA LA MEJORA AMBIENTAL DE LOS RÍOS Las posibilidades que existen para la mejora ambiental de los ríos degradados son muy amplias, y, como hemos comentado, la restauración ecológica es la más ambiciosa en este sentido, al ser la que trata de recuperar el estado primitivo del río, anterior a su degradación. 19 Sin embargo, por diferentes motivos no siempre es posible o conveniente proceder a la restauración y recuperación del estado natural de los ríos. La degradación de los ecosistemas fluviales responde a unos efectos acumulativos procedentes de numerosas actividades humanas, llevadas a cabo a lo largo de los años en diferentes puntos de la cuenca vertiente, y en diferentes sectores de su red de drenaje. En muchos casos sería excesivamente difícil y costoso eliminar o disminuir estos efectos, teniendo para ello que reducir la intensidad de las presiones existentes o las demandas de recursos naturales para el consumo doméstico, el desarrollo rural, urbanístico, de infraestructuras de transporte, etc. Por ello, y sin renunciar a las posibilidades de llevar a cabo una verdadera restauración ecológica de los ríos, en algunos casos se pueden plantear otros tipos de intervenciones más modestas, siempre positivas, con las que se inicie el proceso de recuperación del ecosistema fluvial, aceptando una cierta limitación a su funcionamiento natural o ciertos cambios en la imagen objetivo a conseguir respecto al estado primitivo. En este sentido, y valorando siempre la mejora que puede alcanzarse en el estado ecológico de los ríos con cualquiera de las actuaciones propuestas, es importante diferenciar el significado técnico de la terminología utilizada, con el fin de unificar los criterios y objetivos establecidos en cada caso, y dar a conocer de forma explícita lo que se pretende conseguir con los distintos tipos de intervenciones (ver Waal et al., 1998; Bradshaw, 2002; González del Tánago, 2004; Mitsch & Jorgensen, 2004; etc.). Con la “restauración” se pretende lograr un estado del río próximo al natural y que entendemos como “buen estado ecológico”, donde sólo se admiten bajos niveles de distorsión por actividades humanas, poniendo énfasis en el resultado final que se conoce o define a través de referencias concretas. Con otro tipo de intervenciones, como rehabilitación, renaturalización, se hace mayor hincapié en el proceso mismo de recuperación o mejora respecto a la situación actual, pero no se precisa tanto el estado final del río, que a priori se asume que va a ser distinto al que se considera primitivo o natural, al mantener determinadas presiones e impactos de origen antrópico, pero siempre mucho mejor queel que existe hoy día. La “rehabilitación” de los ríos implica la recuperación de un funcionamiento más natural, con una tendencia a conseguir que el río rehabilitado se vaya haciendo cada vez más similar al río que fue con anterioridad a su degradación, reconociendo en ello ciertas limitaciones impuestas por las presiones existentes. La “remediación” es otro tipo de intervención que significa la “rectificación, aplicación de un remedio para la mejora” de la condición actual, y se emplea con mayor frecuencia en los casos en que se parte de un nivel de degradación muy intenso, cuando se reconoce que únicamente se inicia el proceso hacia una recuperación con escasos logros a corto plazo, dando una 20 gran importancia al proceso en sí, más que al estado que se va alcanzando y mejorando gradualmente, que se desconoce o es muy incierto. La “mejora” (enhancement) significa un aumento del valor del río, pero no necesariamente de acuerdo con la recuperación de su funcionamiento ecológico, sino más bien enfocado a la mejora de su aspecto estético, al incremento de su estructura o diversidad física, etc., sin que los elementos mejorados de dicha estructura sean una consecuencia del funcionamiento del propio río (ej. mejora del hábitat piscícola o valor para albergar una determinada especie). Los trabajos de “adecuación” o “acondicionamiento” de los ríos implican un enfoque encaminado a potenciar un determinado uso del río, siendo muy frecuente en este sentido la adecuación recreativa de las riberas, o el acondicionamiento del cauce para mejorar su acceso a los diferentes usos, entre ellos el baño, la pesca, la piragua, deportes de aventura, etc. La “mitigación” (mitigation) es otro tipo de intervención que se realiza en el ámbito de la restauración ecológica, y representa la moderación o disminución de la intensidad de los efectos que se consideran nocivos para los ecosistemas, y que son causados por determinadas actuaciones humanas. La mitigación de tales efectos implica muchas veces la “substitución” (replacement) de un ecosistema por otro, lo que significa la creación o fomento de un ecosistema equivalente pero distinto que substituye al primitivo, aceptando que éste último ya no se podrá mantener o conseguir con las actividades humanas existentes, como sucede en los tramos fluviales declarados “masas de agua fuertemente modificadas” según la Directiva Marco del Agua. Si bien el nombre del proyecto no modifica la realidad de su contenido, consideramos que es importante conocer el significado de los distintos términos utilizados con más frecuencia en el ámbito de la restauración ecológica, y definir el título de los proyectos correctamente de acuerdo con sus objetivos y propuestas. Con todas estas intervenciones alternativas a la restauración ecológica propiamente dicha se consigue mejorar el estado actual de los ríos y sus riberas, alcanzando unos objetivos más o menos ambiciosos según los casos. No obstante, y aunque el tipo de río alcanzado difiera de lo que podríamos considerar “natural”, es necesario resaltar el interés de su realización, por diferentes motivos. Simultáneamente a la mejora ambiental o simplemente estética del río se consiguen otros efectos muy positivos, tales como poner en evidencia la degradación de los ríos, llamar la atención hacia la necesidad de su mejora y restauración, facilitar el acercamiento y la valoración del río a los diferentes colectivos sociales, fomentar un respeto hacia los sistemas naturales cuando se abordan determinados usos del territorio, etc. Con ello se eleva progresivamente el grado de sensibilización de la Sociedad hacia los temas ambientales, se contribuye a la mejora de su educación ambiental, y se fomentan las medidas preventivas para evitar futuras degradaciones o impactos por nuevas actuaciones humanas, promoviendo la protección y 21 conservación de los ríos y sus riberas a medio y largo plazo. 2.3. OBJETIVOS DE LA RESTAURACIÓN DE LOS RÍOS Objetivo general En las definiciones antes expuestas se indica claramente que el objetivo general de la restauración ecológica de los ríos es “lograr el retorno del funcionamiento de estos ecosistemas a un estado más natural o equivalente al que tenían antes de su deterioro”. Objetivos particulares Dicho objetivo general engloba otros objetivos más particulares, que podrían enunciarse como sigue: 1º.- Recuperar los procesos fluviales con los que el río pueda reconstruir su dinámica y un funcionamiento más próximo al natural o de referencia. Con la restauración de los ríos se pretende no tanto reconstruir directamente la estructura del ecosistema, como recuperar el funcionamiento que genera dicha estructura. Se trata de reconstruir los procesos fluviales asociados a la variabilidad del régimen de caudales y sedimentos y a la dinámica geomorfológica ligada a dicha variabilidad, que van a generar la diversidad de los hábitat y permitir y mantener la regeneración natural de las comunidades biológicas. 2º.- Lograr que el río aumente su resiliencia frente a las perturbaciones naturales y antrópicas. La “resiliencia”, o estabilidad relativa de un ecosistema, se refiere a la capacidad que tiene para recuperar su estado de referencia dinámico después de una perturbación temporal de origen natural y/o humano. La resiliencia es inversamente proporcional al tiempo que transcurre o que el ecosistema necesita para recuperar su estado anterior, desde que cesa la perturbación. Los ríos están sometidos periódicamente, de forma natural, a una serie de eventos extraordinarios que podríamos considerar “perturbaciones”, que cambian de manera significativa las condiciones físicas y biológicas del tramo afectado (ej. avenidas, estiajes). En condiciones de integridad y “salud” del ecosistema fluvial, tras dichas perturbaciones se ponen en marcha numerosos procesos y mecanismos a través de los cuales el sistema recupera gradualmente un estado equivalente al anterior, alcanzando un nuevo equilibrio dinámico. Cuando los ríos se degradan, van perdiendo esta capacidad de recuperación natural frente a las perturbaciones, agotándose su capacidad de autodepuración de las aguas, su energía para crear nuevos hábitats y regenerar la vegetación riparia, su potencial para la limpieza de los materiales finos y reconstrucción de los frezaderos, etc., como consecuencia de una falta de caudales circulantes, un exceso de contaminación, falta de 22 poblaciones indígenas que generen semillas, larvas, material de deriva, etc. Con la restauración ecológica se pretende fomentar en los ríos su capacidad natural de recuperación, dotándoles de la materia y energía necesarias para efectuar por sí mismos dicho trabajo de reconstrucción del funcionamiento y estructura fluvial, después de cada evento extraordinario o perturbación de origen natural o antrópico. 3º.- Fomentar la creación de una estructura sostenible y compatible con los usos del territorio y los recursos fluviales acordados por la Sociedad. En esta recuperación de los ecosistemas fluviales no se trata de excluir la posibilidad de aprovechamiento por parte del hombre de los recursos naturales que ofrecen, sino más bien de adecuar dicho aprovechamiento a lo que los sistemas fluviales necesitan para su mantenimiento, sin alterar su integridad ecológica. En este sentido, consideramos que un río tiene “integridad” si es capaz de mantener su estructura y funcionamiento en el marco de unas condiciones ambientales cambiantes por causas naturales o antrópicas (Kay, 1991). Con la restauración de los ríos se trata de que los ríos sigan manteniendo sus funciones ecológicas, al mismo tiempo que se hace posible la utilización de la llanura de inundación en un grado compatiblecon la dinámica fluvial, el aprovechamiento de los recursos hídricos en cantidad y época compatibles con el mantenimiento de las poblaciones piscícolas, el uso recreativo de las riberas manteniendo la regeneración natural de su vegetación, etc. 4º.- Recuperar la belleza y capacidad de evocación de los ríos y sus riberas, así como la relación afectiva del hombre con su territorio y paisaje fluvial. La restauración de los ríos no sólo trata de recuperar los procesos y funcionalidad ecológica del sistema fluvial, sino que al mismo tiempo pretende dotar al río de los mecanismos necesarios para que vuelva a recuperar su dinamismo y “belleza de lo natural”, su vitalidad y capacidad de evocación, que son tan necesarios para el desarrollo de la creatividad intelectual y artística, y para el bienestar y calidad de vida de las poblaciones ribereñas. Tradicionalmente la presencia de cursos de agua naturales ha sido clave para la selección de asentamientos y desarrollos urbanos, y ha existido una relación afectiva entre la población y “su” río, centrando en el espacio más próximo al curso de agua el desarrollo de las actividades productivas y lúdicas de mayor valor. Hoy día, tras la fuerte alteración de la estructura y funcionamiento de los ríos en los tramos urbanos, habiendo sido en muchos casos canalizados, entubados o alejados de la ciudad que vieron crecer, es necesario dignificar su estética y funcionamiento como corredores fluviales, recobrando su identidad con la historia de cada pueblo. Con la restauración de los ríos también se pretende recuperar la posibilidad de experiencias y vivencias personales que forman parte del desarrollo intelectual y emocional, y que fueron posibles en los alrededores de los cauces y sus riberas 23 antes de su degradación (González del Tánago y García de Jalón, 2004). 5º.- Cumplir con los requisitos de la Directiva Marco del Agua Finalmente, la restauración de los ríos es una labor que hay que abordar para dar cumplimiento a la Directiva Marco del Agua y alcanzar el “buen estado ecológico” de las masas de agua en los plazos previstos. Cada Estado miembro de la Comunidad Europea tiene que diseñar y proponer una serie de medidas para mejorar el estado actual de los ríos y sus riberas, siempre que éste se aleje del estado considerado de referencia, según la tipología del tramo fluvial correspondiente. En este sentido la restauración de los ríos es una tarea necesaria y urgente en nuestro país, y en el momento actual no sólo se aborda para recuperar la funcionalidad ecológica de los ríos, y con ello la posibilidad de mantener los bienes y servicios que recibimos de ellos, sino como una acción de obligado cumplimiento, ante unas normativas europeas que ponen en evidencia el interés de conservar el medio natural para la propia supervivencia de las comunidades humanas. 2.4. PRINCIPIOS QUE DEBEN REGIR LAS ESTRATEGIAS DE RESTAURACIÓN DE LOS RÍOS Son muchas las estrategias que se pueden diseñar para llevar a cabo la restauración ecológica de los ríos y conseguir el cumplimiento de los objetivos anteriormente enunciados. Dichas estrategias, como conjunto de actuaciones y políticas para el logro del “buen estado ecológico” de los ríos, deben estar basadas en los principios científicos que rigen su funcionamiento como ecosistemas, procedentes del ámbito de la Hidrología, Geomorfología, Hidráulica fluvial, Ecología, Biología relativa a la fauna y flora acuáticas y de riberas, etc. Son estas ciencias las que deben inspirar las técnicas a seguir en las actuaciones a realizar en cada caso, eligiendo los procedimientos, materiales y herramientas más adecuados para alcanzar los objetivos propuestos. Pero también las estrategias de restauración ecológica de los ríos deben estar inspiradas en unos criterios socio- económicos diferentes en cada región o país, y en el bagaje histórico y cultural existente en cada río y cuenca vertiente. El estado actual de los ríos no es únicamente producto de una serie de factores físicos, procesos hidrológicos, ecológicos…, sino que en dicho estado ha influido, a lo largo del tiempo, la relación del hombre con el río, los usos y costumbres tradicionales en el paisaje, las actividades económicas, culturales y recreativas que es necesario tener en cuenta en su restauración. Finalmente, el concepto de sostenibilidad debe estar presente en todas las actuaciones llevadas a cabo en relación con la restauración y conservación de los ríos, y en este sentido es interesante resaltar la obligación moral que tiene cada 24 generación con las que le siguen, de permitir el uso y disfrute de los ecosistemas naturales en la misma medida en que ella lo hace, asegurando la calidad de los recursos naturales y las posibilidades de aprovechamiento para su desarrollo. Con la restauración ecológica de los ríos debemos conseguir la restauración de los procesos naturales, el funcionamiento de los ríos como ecosistemas, pero también la restauración de los sentimientos y relaciones afectivas de las poblaciones ribereñas con sus ríos y su paisaje fluvial, y la posibilidad de que este “capital natural” pueda ser dejado como herencia a las generaciones próximas. Atendiendo a estos principios, y tratando de establecer prioridades en el ámbito de la restauración de los ríos y sus riberas, podríamos considerar que las estrategias más urgentes de poner en práctica son las de “conservación” de los tramos que en la actualidad presentan mejor estado ecológico, evitando todo deterioro o desarrollo de actividades en su cuenca vertiente que puedan suponer una alteración o un aumento de la intensidad de las presiones existentes. En segundo lugar, también es prioritario desarrollar estrategias de “protección” de los tramos fluviales que están en buen estado, pero se encuentran amenazados por presiones derivadas de cambios en la política agraria, urbanística y recreativa, entre otros, estableciendo las medidas de índole económica, legislativa o de gestión administrativa necesarias para ello. Y por último, una vez asegurada la conservación de los ríos que todavía existen en condiciones próximas a las naturales, y la protección de los tramos fluviales que estando en buen estado ecológico se encuentran en riesgo, es necesario desarrollar estrategias de “restauración” de los ríos alterados, así como rehabilitar los tramos más degradados y mejorar ambientalmente las masas de agua muy modificadas, tratando de conseguir gradualmente la recuperación de su funcionamiento como ecosistemas y el aumento de su biodiversidad. 2.5. PROCESOS Y ATRIBUTOS DE LOS RÍOS QUE SE DEBEN RESTAURAR Como se representa en la figura 2.2., los ríos se configuran a partir de un funcionamiento hidrológico de su cuenca vertiente, donde intervienen los usos del suelo y la gestión de los recursos hídricos. Dicho funcionamiento hidrológico determina el régimen de caudales y la cantidad de sedimentos que circulan por los cauces fluviales, y éstos a su vez son los que establecen las dimensiones de su morfología longitudinal y transversal, así como la conexión con los flujos subsuperficiales y subterráneos del medio hiporreico. 25 Figura 2.2.- Elementos de configuración de los ecosistemas fluviales, indicando a qué factores deben ir dirigidas las actuaciones de restauración. A partir de las características morfológicas de los ríos, y de los flujos de agua y de los sedimentos que por ellos circulan, se crean los hábitats fluviales sobre los que se asientan las diferentes comunidades acuáticas y de ribera, que resultan distintas en cada tramo según las condiciones hidráulicas, el substrato y la vegetación. En este contexto, la restauración ecológica de los ríos debe enfocarse a la recuperación y mejora de los
Compartir