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Ética na Engenharia Civil

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La Ciencia Técnica, Tecnológica y el Conocimiento Empírico Y Filosófico en la 
Ingeniería Civil 
María Paula Aranzales Sánchez 
Universidad Piloto de Colombia, Seccional Alto Magdalena 
Ingeniería Civil 
 
 La ingeniería Civil es una de las profesiones y prácticas más antiguas de la humanidad, 
ligada continuamente al desarrollo, evolución y estructuración de las sociedades como se 
conocen actualmente, en donde es necesario implementar y poseer amplios conocimientos 
en los lineamientos pedagógicos de las ciencias propias de cada especialidad. Sin embargo, 
no se puede ver a esta como un objeto meramente mecánico, ya que asume un papel 
fundamental dentro de los valores éticos y morales de cada individuo, puesto que debe 
enfrentarse a diversas adversidades humanas relacionadas con problemas tecnológicos, 
económicos, sociológicos y ambientales, buscando siempre implementar acciones en pro 
del bien común y el entorno que lo rodea. 
 La ética es una reflexión profunda y objetiva sobre los comportamientos y conductas 
morales del ser humano desde una perspectiva de los juicios de aquiescencia o reprobación 
de aquello considerado como bueno o malo, correcto o incorrecto, valioso o inverosímil, 
acerca de las obligaciones morales de cada individuo dentro de un entorno social y 
colectivo. Así pues, como afirma Cortina, “la ética es catalogada como una ciencia práctica, 
pues, aunque no dice cómo actuar, sí muestra los criterios o cánones que justifican actuar 
de un modo o de otro” (Cortina, 2000); (Rodríguez, Pantoja, & Salazar, 2010). 
 La misión de los ingenieros civiles es buscar una solución efectiva para solventar y 
satisfacer las necesidades y los problemas de la humanidad. De esta forma, la ética es 
inherente de la ingeniería, ya que sin la primera no existiría la segunda, o en su defecto, la 
segunda resultaría en prácticas inmorales e impúdicas. Por esta razón, los ingenieros no 
deben priorizar y educarse únicamente en las habilidades técnicas, sino también es de vital 
relevancia comprender y sensibilizarse ante los sistemas humanos y naturales dentro de un 
marco ético, sobre el cual radiquen las decisiones y las actividades que se van a desarrollar. 
 Sin embargo, son muchos los casos en donde la ingeniería civil se ve involucrada en 
situaciones inmorales, antiéticas y corruptivas, en las cuales el interés individual predomina 
sobre el bien común: la adjudicación de contratos, la licitación de construcciones, los 
numerosos permisos y aprobaciones de gestión, generalmente se ven machadas por actos 
fraudulentos, en donde el dinero y la avaricia son los principales protagonistas, lo cual 
provoca graves pérdidas sociales, económicas y naturales. 
 A raíz de esto, surge una incógnita: ¿Cuáles son los principales factores que atentan 
contra la ética profesional y como combatir y acabar con ellos? Ante esta interrogativa el 
Consejo Profesional de Ingeniería Civil afirma que: 
 El sector de la construcción se ha identificado como responsable de grandes pérdidas 
económicas por diferentes actos de corrupción. Por ende, debemos enfocarnos en sus 
causas y adecuar los marcos capaces de efectivizar una necesaria prevención al respecto. 
Para ello, se debe convocar a todos los actores de la cadena de valor del sector, en una 
lógica de análisis similar a las aplicadas en los procesos de seguridad ocupacional, 
protección ambiental, control y reaseguro de la calidad, entre otros aspectos. (CPIC, 
2015) 
 Para luchar contra esto, es imprescindible que los entes gubernamentales y las grandes 
empresas de contrataciones líderes en el campo, tomen partido en las sanciones y penas que 
se deben aplicar hacia aquellos que injurien y atenten contra la vida y bienestar de los 
demás, retirándolos completamente del ejercicio de su labor, sin oportunidad de volver a 
reincidir en el delito, puesto a que de ellos depende la vida de miles de personas, que 
muchas veces por ganarse más dinero ahorran en materiales de buena calidad, no realizan 
los diseños y estudios adecuados o no contratan personal adecuado, lo que da como 
resultado el colapso de edificios, puentes, túneles, entre otras infraestructuras, que traen 
consigo la muerte de miles de personas y la pérdida completa de sus bienes. 
 De igual forma, el ingeniero como ser individual debe crear una intersección y fusión 
con la ética, en donde estas sean un conjunto inseparable para poner en práctica los 
proyectos y acciones a realizar, proporcionando un espacio donde ambas disciplinas se 
planteen 3 incógnitas: ¿Para qué hacerlo? En donde se reconoce cual es la necesidad 
individual y grupal dentro de la sociedad, ¿Qué hacer? Dando lugar a la investigación, 
razonamiento y análisis de las distintas opciones y variables para solventar dichas 
necesidades, y, por último, ¿Cómo hacerlo? En el cual se materializará la idea mediante el 
uso de diferentes acciones, sin perjudicar la salud, bienestar y los recursos naturales que 
puedan estar involucrados. 
 Uno de los retos que presenta la Ingeniería Civil dentro del siglo XXI es proporcionar 
proyectos con soluciones integrales, manejando un control de calidad de los materiales y 
los procesos constructivos necesarios, considerando y minimizando el impacto ambiental, 
generando de esta forma un desarrollo sostenible en la sociedad. 
 La corrupción ocurre en todos los ámbitos sociales, económicos y culturales, ya sea en 
el sector privado, público o institucional. Por ello, la ética profesional es un factor de gran 
importancia para hacer contrapeso a la corrupción, a las negligencias y a las distintas 
acciones antiéticas a las cuales se ve inmersa la ingeniería civil, puesto que inyecta un 
conjunto de valores y principios que revitalizan a los actores de esta, como un auxilio para 
generar conciencia y una adecuada calidad y gestión de los intereses de las comunidades. 
 
 
 
Referencias 
 
Cross, H. (1953). Los ingenieros y las torres de marfil. Stanfor: Stanfor University Press. 
Giraldo, A. V. (2004). La relacion entre la ingenieria y la ciencia. Medellin: Revista Facultad de 
Ingeniería Universidad de Antioquia, núm. 31, junio, 2004, pp. 156-17. 
Popper, K. (1980). La Falsabilidad como criterio de demarcación. En K. Popper, La Lógica de la 
Investigación (pág. 39). Editorial Tecnos: Madrid.

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