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Entre la contabilidad creativa y el delito contable1 
 
Revista Internacional Legis de Contabilidad y Auditoría 
Oct.-Dic./2002, Págs. 117-138 
 
JUAN MONTERREY MAYORAL 
(España) 
Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad 
Universidad de Extremadura, España 
 
 
1. Introducción 
 
He realizado una pequeña encuesta entre algunos conocidos, profesionales de la 
dirección de empresas, y les he preguntado qué entienden por “contabilidad 
creativa”; la mayoría han respondido de una manera vaga e imprecisa, asociando el 
término con una especie de práctica artística. En realidad, se han acercado bastante a 
mi idea de que la contabilidad creativa es, ante todo, un arte: el de manipular la 
información que las empresas proporcionan a los usuarios externos, sin que éstos 
adviertan tal proceder. Claro, que como todas las artes, cuanto mayor sea el nivel 
técnico del artista mucho mejor, pues será más difícil de detectar. 
 
En realidad, el fenómeno de la manipulación contable es de magnitud y complejidad 
creciente: la sofisticación cada vez mayor de las estructuras financieras de las 
empresas y la competitividad del mundo de los negocios ejercen una importante 
presión en los gerentes, lo que alimenta y favorece la distorsión intencionada de la 
información contenida en los estados financieros. Además, se trata de una cuestión 
importante, pues sus consecuencias económicas afectan a la asignación de recursos de 
todas las partes interesadas en la información financiera. Pero en nuestra opinión, es 
muy difícil precisar los bordes de este fenómeno y señalar con nitidez dónde empieza 
la manipulación; más aún, todos sabemos cuáles deben ser las prácticas éticas y cuáles 
son las prácticas realmente fraudulentas, pero existe una amplía zona intermedia en la 
que creemos que no es posible trazar con claridad la frontera entre ambas. 
 
Pues bien, es probable que todo ello sea, en alguna medida, consecuencia de la 
existencia de principios contables que permiten la introducción de la subjetividad 
como ingrediente básico —e inevitable— de su funcionamiento. En una ocasión, un 
amigo, director de una pequeña empresa con problemas financieros, comparaba las 
cuentas anuales —con un cuadro que hay que pintar, y las normas contables con la 
pintura y los pinceles. La suya era una visión extrema de la contabilidad creativa que 
no nos hizo mucha gracia, pero tenemos la impresión de que se trata de una creencia 
desgraciadamente bastante extendida, y de que los responsables de su existencia no 
 
1 Este documento ha servido de base para las conferencias impartidas en la Universidad Autónoma 
de Madrid (jun./97) y en el centro de Estudios Financieros (Madrid, oct./97). 
son únicamente los gerentes y administradores de las firmas—, ellos solo tienen el 
lienzo (las cuentas anuales), así que para pintar el cuadro que dice nuestro amigo 
necesitan también la pintura y los pinceles que la regulación contable les proporciona, 
en unas ocasiones involuntariamente y en otras de manera consciente: recordemos 
algunas normas emitidas ad hoc para determinadas empresas2. 
 
En efecto, el modelo contable se basa en la existencia de principios y normas cuya 
aplicación conduce a mostrar la imagen fiel, es decir, conduce a una verdad formal 
que es algo así como el valor que se le supone al soldado. Pero como veremos en 
epígrafes posteriores, y como ha escrito Cea (1994), las cuentas anuales pueden ser 
impecables en el plano jurídico-formal y sin embargo, estar “aderezadas” con amplias 
dosis de creatividad, sin que desde el exterior de las empresas sea posible detectar la 
manipulación. Si es así, resulta evidente que eliminar las prácticas creativas es tan 
imposible como intentar poner puertas al campo, pero ello no impide reconocer como 
necesario que deben adoptarse medidas para limitar estas conductas, sobre todo 
desde la esencial función de los auditores. 
 
En este documento, el término “contabilidad creativa” se empleará exclusivamente 
para referirnos a la información contable externa, y por tanto no engloba cuestiones 
como fraudes internos, alcances en fondos, etc.3; tampoco se utilizará en sentido 
peyorativo, a pesar de sus connotaciones negativas. En este sentido, el trabajo 
pivotará en torno a la idea central expuesta por Naser (1993), entre otros autores, de 
que las organizaciones tienen una tendencia natural a adoptar procedimientos 
contables que minimicen cualquier efecto económico desfavorable y resalten los que 
consideran más favorables. 
 
El resto del trabajo se organiza de la forma siguiente: el epígrafe siguiente se dedicará 
a deslindar los conceptos relacionados con la contabilidad creativa, el epígrafe 3 a 
precisar su naturaleza y objetivos; el epígrafe 4 a ilustrar algunas de las prácticas 
creativas y de manipulación más usuales; el 5, a exponer algunas de las posibles 
medidas tendentes a impedirlas o limitarlas, y el 6 y último a las conclusiones finales. 
 
 
2. La contabilidad creativa: alcance y significado del término 
 
Una de las cuestiones de la disciplina contable que recibe un mayor número de 
comentarios críticos es su enorme imprecisión terminológica; un elocuente ejemplo de 
ello es la variedad y diversidad de acepciones que se emplean para designar lo que 
genéricamente podríamos denominar prácticas de manipulación contable: 
contabilidad creativa, políticas contables agresivas, alisamiento de resultados, elección 
contable, fraude, etc. En nuestra opinión, todos estos términos presentan analogías, 
 
2 Véase la Orden Ministerial de 12 de marzo de 1993, que alteraba el régimen contable de 
determinadas diferencias de cambio para empresas concesionarias de autopistas de peaje. 
 
3 Estas cuestiones de índole interna están tratadas con profundidad en los excelentes manuales de 
Weil, Wagner y Frank (1995) y Bologna y Lindquist (1995). 
pero en todo caso son diferentes, por lo que seguidamente precisaremos el alcance de 
cada uno de ellos. 
 
En primer lugar, el concepto básico de todos los anteriores es el de política contable, 
que engloba el conjunto de métodos y procedimientos de reconocimiento, valoración 
y revelación de la información elegidos por cada compañía, y que son aplicados de 
manera uniforme en el tiempo. Es importante subrayar que este último requisito, la 
uniformidad, es la condición esencial para poder caracterizar la elección de métodos y 
procedimientos como una verdadera política contable, puesto que el terreno de la 
creatividad comienza precisamente allí donde termina la uniformidad. 
 
Ahora bien, la investigación contable suele distinguir entre lo que se denominan 
políticas contables conservadoras y políticas contables agresivas. Para Davidson, 
Stickney y Weil (1988, p. 628), políticas conservadoras son las que mediante su 
implementación conducen a la obtención de los menores resultados acumulados en 
cualquier momento de tiempo, así como a mostrar activos y recursos propios más 
reducidos; por el contrario, son políticas agresivas las que tienden a ofrecer el mayor 
nivel de resultados acumulados, activos y recursos propios también en cualquier 
momento. Creemos que nada hay que objetar respecto de las políticas contables, ya 
sean conservadoras o agresivas, habida cuenta de que están trazadas con base en el 
estricto marco de los principios y normas existentes. 
 
No obstante, la literatura contable considera que la opción por implementar políticas 
conservadoras o agresivas no es, por regla general, un acto neutral, sino que puede 
estar motivado por los intereses de los gerentes y administradores, que no tienen por 
qué ser coincidentes con los objetivos de las empresas. Así, la elección contable se 
denomina eficiente cuando su propósito, como escriben Christie y Zimmerman (1994, 
p. 542), es seleccionar los procedimientos contables que mejor apoyen la toma de 
decisiones y, por tanto, mejor contribuyan al objetivo de maximizarel valor de la 
firma. Por el contrario, la elección contable es oportunista cuando la selección de 
métodos contables tiene como propósito fundamental el propio interés de la dirección 
de la compañía; esta distinción entre procedimientos eficientes y oportunistas no debe 
conducir a asociar elección contable eficiente con políticas conservadoras y elección 
oportunista con políticas agresivas. Como veremos más adelante, en algunas 
ocasiones los gerentes pueden tener incentivos para actuar de manera oportunista y 
optar por alternativas conservadoras que depriman el resultado. 
 
A diferencia de la política contable, conservadora o agresiva, que puedan 
implementar las empresas, cuyos ingredientes básicos son el apego al cumplimiento 
de las normas y, muy especialmente, la uniformidad en su aplicación, la contabilidad 
creativa consiste en manipular la información para alterar de manera artificial lo que 
sería el resultado “natural” deducido o determinado con arreglo a la política contable 
trazada por la empresa. Así pues, coincidimos con Naser (1993, p. 59) en afirmar que 
la contabilidad creativa es, en sentido amplio, transformar las cuentas anuales de lo 
que tienen que ser a lo que se prefiere que sean, por lo que para implementar este tipo 
de prácticas se requiere incumplir los principios y normas contables o abandonar la 
uniformidad en su aplicación, que en el fondo es la misma cuestión4. 
 
Otra práctica de manipulación generalmente identificada con la contabilidad creativa 
es el alisamiento del resultado, que en realidad se trata de un caso particular de 
aquélla: manipular la información para conseguir una serie histórica de resultados con 
la menor volatilidad posible. Así pues, el alisamiento, no es ni más ni menos que una 
de las muchas y variadas formas de contabilidad creativa, quizás la más popular en la 
literatura contable. 
Por último, y ya en el terreno de la conducta fraudulenta y malintencionada, y de sus 
posibles repercusiones penales, el artículo 290 de nuestro Código Penal castiga la 
conducta consistente en falsear las cuentas anuales de forma idónea para causar un 
perjuicio económico a la sociedad, a sus socios y a terceros. En este sentido, Bajo (1996, 
p. 13), señala que el delito contable se puede concebir como un delito de peligro para 
el patrimonio, por ser éste objeto de protección jurídica, o como un delito de lesión del 
derecho a la información acerca de los acontecimientos económicos y jurídicos de las 
sociedades. No obstante, la novedosa tipificación del delito contable, a partir de la 
reforma del Código Penal de 1995 y el escaso tiempo transcurrido desde su entrada en 
vigor, no han hecho posible que la jurisprudencia pueda delimitar con mayor 
precisión qué se entiende, y cuál debe ser su alcance, por “falsear las cuentas anuales 
de forma idónea” para causar un perjuicio económico. 
 
 
3. Naturaleza y objetivos de la contabilidad creativa 
 
La contabilidad creativa suele concebirse como una estrategia frente a las dificultades 
financieras en las empresas, en el deseo de transmitir a los usuarios la visión más 
optimista posible de las firmas. Sin embargo, no son los problemas económicos el 
único elemento favorecedor de este tipo de prácticas; en ocasiones, los gerentes y 
administradores pueden tener como objetivo alisar los resultados, e incluso reducirlos, 
ya que las motivaciones para su manipulación pueden ser de muy variada índole. 
 
Aunque en la literatura contable abundan pruebas inequívocas acerca de la existencia 
de contabilidad creativa y de las motivaciones para su práctica, existe un sesgo, en 
nuestra opinión muy notable, ocasionado por el hecho de que los investigadores se 
han interesado exclusivamente por analizar y explicar los mecanismos de la elección 
contable, en el segmento de las grandes empresas, allí donde existe una separación 
casi absoluta entre propiedad y gestión de las corporaciones, y se ha ignorado por 
completo cuáles son las razones que explican la elección contable en las pequeñas y 
medianas empresas, en las que no siempre existe separación entre propiedad y 
gestión y donde la teoría de la agencia no puede brindar explicaciones satisfactorias. 
 
4 A diferencia de esta idea, Amat y Blake (1995a, 1995b) consideran que la contabilidad creativa 
implica la manipulación dentro del marco estricto de la actuación permitida por la legislación, sin 
englobar prácticas fraudulentas. 
 
Intuitivamente, creemos que los mecanismos de la elección contable son muy 
diferentes en un segmento y en otro. 
 
Ahora bien, ¿por qué existe la contabilidad creativa? Para explicar este fenómeno 
suelen invocarse dos razones: fundamentalmente, por la existencia de una fuerte 
asimetría de información entre el interior y el exterior de las firmas, que hace muy 
difícil detectar desde el exterior las prácticas de manipulación, pero en cierta medida 
también porque el marco legal de la contabilidad la favorece. Respecto de la primera 
cuestión, es evidente que la dirección de las empresas dispone de una información 
que no llega a ser conocida por los usuarios de las cuentas anuales. Esta asimetría 
proporciona la ocasión para, entre otras muchas conductas amparadas en esta 
circunstancia, implementar prácticas de contabilidad creativa, en el convencimiento 
de que desde el exterior de la compañía será muy difícil su detección. Solamente el 
establecimiento de algún mecanismo de monitorización, como la auditoría, puede 
limitar la manipulación contable. 
 
No obstante, conviene destacar que en ocasiones, la literatura contable engloba bajo el 
término contabilidad creativa determinadas prácticas que nada tienen que ver con la 
información contable. Giner (1992) y Pineda (1996) diferencian acertadamente ambas 
cuestiones, denominando respectivamente “organización creativa” y “decisiones de 
gestión” al conjunto de medidas adoptadas por la dirección de las empresas en épocas 
adversas para mitigar la caída de resultados; así, recortar gastos de I + D, de 
mantenimiento, de inmovilizados, de marketing y publicidad, etc., en este tipo de 
situaciones de recesión son actos de gestión que no deben confundirse con los 
procesos de manipulación de la información contable, más concretamente de 
alisamiento, y que son por completo ajenos al ámbito de la contabilidad. 
 
En segundo lugar, suele aceptarse que en ocasiones son las propias normas contables 
las que abonan el terreno para la adopción de prácticas creativas. En este sentido, es 
evidente que la existencia de principios contables que permiten la introducción de 
criterios subjetivos son el caldo de cultivo para la manipulación, esto es, lo que Cea 
(1994, p. 7) denomina de “prefabricación del resultado”. Debe reconocerse que la 
discrecionalidad en la aplicación de algunos principios contables, en especial del 
principio de prudencia, constituye un freno al optimismo de los gerentes y un 
mecanismo de protección frente a la incertidumbre de los negocios, pero al mismo 
tiempo alimenta la creatividad. 
 
Por ello, y partiendo de reconocer que la flexibilidad de algunas normas contables es, 
en nuestra opinión, inevitable y necesario, creemos que se trata de elegir entre lo malo 
y lo peor. Lo malo es, entendemos, que existan principios como el de prudencia, cuya 
aplicación abierta, incluso dentro del rigor, conduce a prácticas creativas; pero lo peor 
es que no existiera. ¿Podríamos imaginar las cuentas anuales sin principio de 
prudencia, en especial en el segmento de empresas en el que no existen mecanismos 
de monitorización como la auditoría? 
 
Si la asimetría de información y la flexibilidad de las normas contables suelen 
aceptarse como los pilares básicos de la contabilidad creativa, ¿cuáles son los 
incentivos que tienen las firmas para practicarla? Pueden dividirse en tres tipos: 
incentivos para mejorar el resultado, incentivos para mantenerlo o alisarlo, y, por 
supuesto, también incentivos para reducirlo.A ellos nos referiremos a continuación, 
pero antes es conveniente hacer mención de un aspecto esencial: vamos a analizar los 
incentivos para aumentar, alisar o reducir los resultados, pero evidentemente, con 
relación al que sería el resultado “natural”, sin ser manipulado. ¿Y cuál es éste? 
 
Un trabajo no publicado de Chaney, Jeter y Lewis (1997) explica muy bien esta 
cuestión. El resultado “natural” es, según estos autores, el nivel medio de resultados 
que los gerentes intuyen que la empresa generará a lo largo de los ejercicios futuros; 
por tanto, se trata de un nivel de resultados no conocido en el exterior de la firma. 
Esta idea está basada en la hipótesis, formulada por Friedman (1957), de que los 
consumidores ajustan su nivel de consumo tomando como referencia lo que será su 
nivel de renta media permanente, mejor que sobre los ingresos que puedan obtener 
coyunturalmente en un determinado período de tiempo. 
 
De manera análoga a los consumidores, los gerentes prefieren formular resultados 
contables con base en su idea de nivel permanente, mejor que en un resultado que 
incluya tanto componentes permanentes como transitorios. Tomando, este nivel 
estimado como referencia, y según dicho nivel sea o no elevado, es como adoptan la 
decisión de aumentar, reducir o alisar artificialmente los resultados. En la práctica, es 
realmente difícil explicar las razones por las que una empresa decide manipular sus 
resultados, aunque la investigación contable ha señalado algunas, si bien con bastante 
imprecisión. 
 
 
3.1. Incentivos para elevar la cifra de resultados 
 
En cuanto a los incentivos que tienen las compañías para elevar sus resultados, suelen 
señalarse como tales la existencia de planes de remuneración acordados entre gerentes 
y empresa basados en beneficios, el endeudamiento y la generación de resultados a 
niveles reducidos. En cuanto a la primera cuestión, la evidencia empírica ha 
documentado con precisión que las firmas en las que la dirección está sujeta a planes 
de remuneración basados en resultados, existe una mayor propensión a exhibir el 
mayor nivel posible de éstos, bien mediante la adopción de políticas contables 
agresivas (dentro del marco de los principios contables), bien mediante la 
manipulación de la información. Los trabajos de Healy (1985) y Healy, Kang y Palepu 
(1987) son los que en nuestra opinión aportan una evidencia más acabada de esta 
hipótesis. 
 
El segundo de los incentivos para aumentar la cifra de resultados es la existencia de 
elevados niveles de endeudamiento. Reducir el perfil de riesgo de la firma y evitar el 
incumplimiento de posibles acuerdos sobre deuda con acreedores financieros son 
razones para intentar manipularlos al alza. El trabajo de Watts (1977) fue el pionero en 
proporcionar evidencia empírica de la relación existente entre nivel de deuda y 
resultados amplificados, siendo probablemente el de Sweeney (1994), discípula del 
anterior, uno de los mejor construidos y completos en esta línea. 
 
Por último, la obtención de resultados deprimidos es una poderosa razón, la más 
importante, para intentar mejorarlos artificialmente. El realizado por De Angelo, De 
Angelo y Skinner (1994) es el trabajo más representativo para ilustrar la elección 
contable de las compañías con pérdidas o con resultados en declive, y ratifican este 
comportamiento. 
 
 
3.2. Incentivos para alisar el resultado 
 
El alisamiento del resultado es el tipo de manipulación contable más estudiada, si bien 
son numerosos los autores que se muestran escépticos con la evidencia empírica 
obtenida, dada la dificultad existente en identificar esta conducta desde el exterior de 
las empresas. Los estudios sobre alisamiento parten de considerar que los gerentes 
seleccionarán aquellos métodos contables que incrementen el nivel de resultados y 
que al mismo tiempo reduzcan su varianza, para que la serie histórica de éstos ofrezca 
un aspecto más estabilizado y surta efectos beneficiosos para la política de dividendos, 
los precios de las acciones y el perfil de riesgo de la empresa (Monterrey, 1997). 
 
De nuevo, los planes de compensación salarial se erigen como una de las razones que 
explican las prácticas de alisamiento. Gaver, Gaver y Austin (1995) y Holthausen, 
Larcker y Sloan (1995) ponen de manifiesto que cuando los resultados caen por debajo 
de los límites convenidos para obtener compensaciones salariales existe una tendencia 
a manipularlos para elevarlos; en sentido contrario, si los resultados están 
optimizados la conducta será la opuesta, es decir, se tenderá a deprimirlos. 
 
Pero en nuestra opinión, es el deseo de ofrecer un perfil de riesgo reducido la razón 
fundamental para alisar resultados. Es evidente que cuanto menor sea su volatilidad, 
menor es la incertidumbre respecto a sus posibilidades de ser pronosticado, más 
favorecida se ve la política de dividendos (especialmente en empresas cuya política es 
rígida), mejor se comportan los precios bursátiles y en mayor medida se favorece la 
captación de recursos financieros, y probablemente a menor coste. En España, Pina 
(1988) y Apellániz (1991) han documentado la existencia de prácticas de alisamiento. 
 
 
3.3. Incentivos para reducir el resultado 
 
Es un error bastante extendido asociar la contabilidad creativa exclusivamente a las 
prácticas de alisamiento o de elevación del resultado, cuando en bastantes ocasiones 
también se emplean para reducirlo de manera considerable, lo que se denomina “big 
bath” ; como veremos, no faltan incentivos para ello. Así, la obtención sistemática de 
resultados abultados puede interpretarse como la consecuencia de rentas de 
monopolio, con el consiguiente riesgo de incurrir en costes políticos significativos. 
Para reducir este riesgo, las firmas en esta situación suelen optar por soluciones de 
carácter conservador, como han verificado los trabajos de Zimmerman (1983) y 
Zmijewski y Hagerman (1981). 
 
También existe una cierta propensión a reducir los resultados cuando se produce un 
cambio en la dirección de las firmas; así, en el primer ejercicio del nuevo equipo 
ejecutivo existe una probabilidad mayor de que éste lleve a cabo una especie de 
“operación limpieza” en los estados financieros para eliminar con cargo a resultados 
cualquier residuo de impurezas: dicha operación no se interpretará como una señal 
negativa de su gestión, pero se favorecerá para el ejercicio siguiente un notable 
cambio positivo en el resultado, que, por supuesto, se considerará como una 
manifestación inequívoca de los aciertos de los nuevos gestores. 
 
Como en los casos anteriores, la existencia de planes de remuneración de nuevo 
puede incentivar la reducción del resultado. Holthausen, Larcker y Sloan (1995) 
demuestran cómo en firmas con pérdidas persistentes los gerentes pueden 
incrementarlas incluyendo todas las posibles pérdidas potenciales futuras, para forzar 
en ejercicios posteriores un espectacular cambio al alza en resultados y obtener una 
mejora de su remuneración. 
 
Por último, existe una muy poderosa razón para ofrecer un resultado deprimido: 
reducir el coste que supone el impuesto sobre beneficios. Aunque la minimización de 
las cargas fiscales es un objetivo que está presente en todos los planteamientos 
empresariales, cobra especial importancia, por su prioridad, en el segmento de las 
pequeñas y medianas empresas y en aquéllas donde el accionariado está fuertemente 
concentrado, en muchas ocasiones es la propia unidad familiar, y no existe separación 
entre propiedad y gestión de la compañía. 
 
 
4. Formas de contabilidad creativa 
 
Como ya hemos comentado con anterioridad, la contabilidad creativa puede adoptar 
multitud de formas y procedimientos, generalmente muy difíciles de detectar. En el 
cuadro Nº 1 se ofrece un listado de algunas de las prácticas de contabilidad creativa 
más usuales, sin ánimo de agotar el amplísimo abanico de posibilidades existentes. Es 
importante señalar que no hemos considerado como tales cuestiones que ennuestra 
opinión deben considerarse decisiones de gestión, como las operaciones fuera de 
balance, y que permanecen al margen de los aspectos contables. 
 
Todas estas prácticas cobrarán mayor o menor importancia y estarán extendidas en un 
grado mayor o menor dependiendo, ante todo, de las probabilidades de detección por 
los auditores y de la necesidad que tenga cada firma de realizarlas. El cuadro Nº 2 
siguiente ofrece una descripción detallada de dichas prácticas, y en él se señalan sus 
efectos sobre los resultados, tanto a corto como a largo plazo, y sobre el nivel de 
endeudamiento. En este sentido, debe llamarse la atención al hecho de que por regla 
general como escribe Rojo (1993), la contabilidad creativa está motivada en objetivos 
de carácter especulativo y a corto plazo, si bien en la mayoría de las ocasiones las 
prácticas creativas también tienen efectos a largo plazo, más diferidos pero tan 
importantes como a corto, y en muchas ocasiones surtiendo el efecto contrario al que 
se pretende provocar. 
 
 
5. Medidas contra la contabilidad creativa 
 
Como comentábamos al inicio de este trabajo, no es posible eliminar las prácticas de 
contabilidad creativa, pero sin embargo, tan deseables como necesarias son la 
implementación de medidas tendentes a limitar su generalización. En este sentido, 
han sido muchas las propuestas que se han enunciado, que podemos resumir en las 
siguientes: 
 
a) Reforzar el papel de los auditores 
 
En nuestra opinión, la auditoría es la medida primordial contra la generalización de 
las prácticas de manipulación contable. No basta con salpicar de salvedades los 
informes de auditoría; creemos que los intereses de terceros —y terceros casi siempre 
profanos en materia contable y financiera— no están adecuadamente protegidos si no 
se da un paso hacia adelante y se emiten opiniones adversas ante prácticas de 
contabilidad creativa cuya detección, hasta la fecha, y en nuestro país, se resuelven 
con una salvedad, sin más. Hasta la fecha, no conocemos la emisión de opiniones 
adversas en ninguna compañía cotizada en el mercado bursátil español, y la evidencia 
pone de manifiesto qué ocasiones no han faltado para ello. 
 
b) Implantación efectiva de comités de auditoría e incorporación de consejeros 
externos 
 
En otros países, los comités de auditoría han supuesto una medida efectiva contra las 
prácticas de contabilidad creativa, al constituir un mecanismo adicional de 
monitorización y control de la actuación gerencial, al tiempo que una garantía para los 
auditores. También la incorporación a los consejos de administración de personas 
independientes parece apropiada como mecanismo de limitación de la manipulación 
contable; un excelente trabajo de Beasley (1996) aporta evidencia empírica consistente 
en que la inclusión de miembros externos en los consejos reduce muy 
significativamente la posibilidad de manipulación fraudulenta en los estados 
financieros. 
 
c) Mejorar el nivel de revelación de la información contable 
 
En España, la reforma mercantil operada en 1989 y la entrada en vigor del nuevo Plan 
General de Contabilidad en 1990 ha sido una ocasión bien aprovechada para reforzar 
muy considerablemente el nivel de revelación. No puede ocultarse que la difusión de 
la información financiera es un juego en el que ha de buscarse un difícil equilibrio 
entre la obligación de difundir datos y el coste asociado a exhibirlos públicamente, lo 
que puede afectar a la posición competitiva de las empresas; pero informaciones como 
el cash flow de operaciones, mucho menos manipulables que el resultado contable y 
que los recursos de operaciones, o un mayor detalle de los pasivos registrados en 
balance, por poner algunos ejemplos, hubieran sido muy efectivas no para limitar, 
pero sí para que los usuarios puedan identificar la existencia de prácticas creativas. 
Solo la riqueza de la información puede ayudar a los usuarios a identificar este tipo de 
conductas. 
 
d) Mayor precisión en las normas contables 
 
Compartimos la creencia de Cuccia, Hackenbrack y Nelson (1995) de que existen 
incentivos para la contabilidad creativa cuando las normas contables están redactadas 
de manera ambigua y emplean términos vagos e imprecisos, mientras que aquéllas 
que menos narrativas y ofrecen una mayor precisión y concreción, eliminan en mayor 
medida la posibilidad de prácticas de manipulación. 
 
e) Eliminar las transacciones potenciales y los sucesos contingentes del cálculo del 
resultado 
 
Cea (1994) propone excluir del cálculo del resultado las transacciones potenciales y los 
sucesos de naturaleza contingente, como medida para eliminar la creatividad en su 
determinación. Ciertamente, la consideración como información en memoria de este 
tipo de sucesos eliminaría gran parte, pero no todos, de los mecanismos de 
manipulación, pero en este caso el resultado contable, como magnitud descriptiva de 
la capacidad de generación de riqueza, debería ser redefinida. 
 
f) Limitar la libertad de los gerentes en la elección contable 
 
Naser (1993) propone restringir al máximo la posibilidad de que los gerentes asuman 
competencias en materia de elección contable, como medida efectiva para impedir la 
manipulación de la información y que puedan ser juez y parte en los casos en los que 
su remuneración esté vinculada al nivel de resultados. No obstante, nos parece muy 
difícil su implementación, máxime cuando la dirección siempre puede justificar su 
mejor conocimiento, de la empresa como argumento para diseñar aquellos 
procedimientos contables que mejor reflejen las circunstancias económicas y 
financieras del negocio. 
 
 
6. Resumen y conclusiones finales 
 
La contabilidad creativa es un terreno, por su propia naturaleza, abonado a la opinión 
abierta, dada la dificultad de su delimitación y quizás también, la imposibilidad de 
deslindar de manera objetiva los límites de la actuación fraudulenta. A lo largo de este 
trabajo hemos realizado un breve recorrido por los aspectos que nos han parecido más 
significativos: su naturaleza, los incentivos para practicarla y las múltiples y variadas 
formas que puede adoptar. Por último, hemos descrito algunas de las medidas que se 
han invocado para limitar y restringir las prácticas de manipulación de la información. 
No queremos finalizar sin llamar la atención sobre la importancia de la cuestión, por 
afectar a la asignación de recursos y a los intereses económicos de las partes 
interesadas en las compañías, por la evidente dificultad de identificar este tipo de 
conductas y por la necesidad de establecer medidas que impidan la manipulación. 
 
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