mantra yoga ( PDFDrive )

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nº8
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“Bienaventurados aquéllos que sienten 
que la Mano del Sufrimiento
zarandea sus cuerpos, y una y otra vez
templan su soberbia y su ira hasta 
convertirlas en dóciles entre las
manos cariñosas de la vida.”
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editorial
Isabel Solana
Profesora y formadora de Kundalini Yoga 
Cocreadora de Happyyoga 
Estudiante de Un Curso de Milagros 
hola@happyyoga.com
Editora: Isabel Solana
Coordinación: Manuel Mèlich
Diseño: Mir Oliveros, Manuel Mèlich
Corrección: Nadia L. Caraballo
Cómic: Jordi Teixidó
Fotografía: Manuel Mèlich
Ilustraciones: Susanna García, Mireia Piñas, Mª Esther 
López Carreño
El sufrimiento humano es una luminaria. Hay 
una hoguera encendida desde el principio de los 
tiempos donde el hombre arde, llora, grita y se re-
tuerce llamando la atención. Ese resplandor nos 
obliga a hacernos preguntas. Todos reflexionamos 
cuando sufrimos ¿por qué? ¿para qué? ¿cómo se po-
dría evitar? La respuesta a esta pregunta toma mi-
les de formas: medicinas, terapias. También el con-
cepto de amor romántico nace como una solución 
al sufrimiento, que nos pondrá a salvo de los ava-
tares de las relaciones, al garantizarnos “para toda 
la vida”. El consumo como lo conocemos nosotros, 
infinidad de productos que se comercializan con 
apetitosas fotografías en los envases, prometedoras 
de llenar el vacío existencial, moda para sentirnos 
atractivos y poner bálsamo en la herida autoestima, 
viajes para animar nuestra desgana por la vida. Me 
atrevo a decir que todo lo que hacemos o dejamos 
de hacer, decimos o dejamos de decir es, en última 
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Te agradecemos que si reproduces cualquier parte de 
la revista de la manera que sea, cites la procedencia. 
Edita: AHORA YOGA
instancia, para evitar el sufrimiento. Pero sigue 
siendo inútil, ni el amor de nuestros padres y nues-
tros novios, ni la infinita oferta de placeres y dis-
tracciones es la solución.
No solo tú te devanas los sesos para descubrir 
que pasa con el sufrimiento. También para Buda 
esta pregunta fue un filón. En la primera de sus 
Cuatro Nobles Verdades Buda dijo: “La naturaleza 
de la vida es sufrimiento (dukkha). Ésta, oh monjes, 
es la Noble Verdad del Sufrimiento. El nacimiento 
es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enferme-
dad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, aso-
ciarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse 
de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se 
desea es sufrimiento.” Para descubrir esa verdad no 
hacía falta iluminarse, digo yo, pero sí que había 
que estar iluminado para encontrar una solución. 
La receta de Buda consiste en eliminar, lo que él 
pensó, era el origen del sufrimiento: el apego y el 
deseo, con unas técnicas concretas que llamamos 
Budismo.
La receta para la paz y la plenitud que nos lle-
ga desde la tradición yóguica a través de los sutras 
de Patanjali es la misma, ponernos a salvo de los 
altibajos de la mente quitándole credibilidad a los 
deseos y a las aversiones. Las técnicas son otras, 
lógicamente. Las llamamos Yoga. Osho dijo que 
cuando estás desesperado es el momento mejor 
para entrar en el camino del yoga porque te entre-
garás completamente, ya habiendo experimentado 
que nada en el mundo saciaba tu sed. Tocar fondo 
para poder darse impulso usando el propio fondo 
como trampolín.
En el Bhagavad Gita, otro de los pilares del yoga y 
la espiritualidad humana, Krishna enseña su receta 
a Arjuna en la que ofrece más o menos los mismos 
ingredientes pero, en mi opinión, su fórmula des-
taca, por presentar el Amor devocional y la Acción 
incondicional como remedio incontestable. Amma 
nos dice que nos rindamos, dóciles como corderos, 
ante los zarandeos de la vida y que a base de sol-
tarnos y rendirnos, las Manos del Sufrimiento se 
convertirán en las Manos Cariñosas de la vida. Es 
con amor a la divinidad y sentados en el trono de la 
incondicionalidad ciega y radical hacia el amor que 
podemos dejarnos amasar dócilmente por el sufri-
miento y encontrar la puerta escondida hacia la di-
cha. Caminos devocionales para quienes han veni-
do a este mundo a pisarlo con la dulzura del amor.
Efectivamente el sufrimiento es el punto de 
partida del desarrollo humano pero aun así no le 
agradezco al sufrimiento su existencia. No. En mi 
paradigma, aprendido en Un Curso de Milagros, el 
sufrimiento es diseño nuestro, hemos creado un 
sistema de creencias que nos lleva a sufrir irreme-
diablemente. La salida entonces consiste en trans-
formar ese sistema por otro que nos dé una inter-
pretación de la vida siempre graciosa, luminosa y 
plena. No creo en un dios que me enseña a través 
del sufrimiento. No, gracias. Ese no es mi con-
cepto de divinidad. Pero sí creo sin ninguna duda 
que si entregamos el sufrimiento al amor, apren-
demos lecciones que nos elevan a la estratosfera de 
las posibilidades humanas. Entonces, tienen razón 
Buda, Amma, Patanjali, Krishna, Jesús… Se puede 
transformar el sufrimiento en dolor vacío. Existe 
la vida plena y dichosa. Aprovecha tu sufrimiento 
como si fuera un diamante en bruto. No lo niegues, 
no lo escondas, vívelo, deja que te queme y en el 
ardor de su fuego ríndete, y en el ardor de su fuego 
ama, y en el ardor de su fuego canta, medita, prac-
tica asanas, reflexiona, reza, revisa tu paradigma… 
según cual sea tu estrategia. Cuando sufrimos es 
sin duda El Gran Momento. De eso nos advierten 
todos. No lo dejes escapar. 
Cariño, buscabas una vida feliz. Intuías su exis-
tencia. Tenías razón. El dolor está vacío si no lo 
llenas de significados para tu martirio. Es posible 
pasar por esta vida con gracia. Aquí te he presen-
tado algunos de los caminos para alcanzarlo. Sigue 
uno de ellos con profundidad y hasta el final. Verás 
que se abrirá ante ti un hermoso horizonte donde 
alborea la dicha y la armonía. Si no fuera así, ten-
dríamos que denunciar a todos esos maestros por 
estafa. No nos han mentido, somos muchos los es-
tudiantes aplicados, los discípulos entregados, los 
buscadores incansables que damos fe de ello.
Tenías razón, la felicidad existe.
Date un paseo mañanero por la montaña o por 
la playa y cuando encuentres un espacio tranqui-
lo, haz esta secuencia. Deja que la respiración te 
mueva. 
Te recomiendo que lo hagas como mínimo 3 veces.
1. SAMASTHITI. Colócate de pie con los pies se-
parados la distancia de un puño, juntas las manos 
en mudra de plegaria (pranam mudra), entorna los 
ojos y dirige la mirada hacia la punta de la nariz. 
Exhala.
2. TADASANA. Activa el punto del ombligo 
(musculatura del bajo vientre) y elevando los bra-
zos hacia la vertical, inhala. Estírate enraizando 
tus pies.
3. UTTANASANA. Mientras exhalas, separa los 
brazos la distancia de los hombros y manteniendo 
la columna alineada baja el tronco desde la pelvis 
hasta que tus manos se coloquen a ambos lados de 
los pies. Si no llegas al suelo porque la musculaturaque une la espalda con las piernas está muy tensa, 
puedes relajar las rodillas. Eso aliviará la tensión.
4. ARDHA UTTANASANA. Mientras inhalas, 
pon mucha intención en el bajo vientre para alargar 
los brazos a la altura de las orejas y elevar el tronco 
90 grados (tronco paralelo al suelo) manteniendo 
la columna de nuevo alargada desde el coxis a la 
coronilla (puedes relajar de nuevo las rodillas si no 
tienes suficiente fuerza abdominal).
5. UTTANASANA CON MUDRA DE VENUS. 
por detrás de la espalda. Flexiona las rodillas y en-
trelaza las manos por detrás de la espalda. Mientras 
exhalas, vuelve a bajar el tronco desde la pelvis 
y eleva los brazos por detrás de la espalda hacia la 
vertical.
6. VIRABHADRASANA. Deshaz el mudra y 
apoya ambas manos a los lados de los pies. Lleva la 
pierna izquierda hacia atrás tan lejos como puedas y 
apoya los dedos del pie en el suelo. Empuja la tierra 
con ambos pies para elevar el tronco y los brazos 
hacia la vertical mientras inhalas.
7. ADHO MUKHA SVANASANA. 
Exhalando vuelve a apoyar las manos en el suelo 
a ambos lados de los pies. Retrocede ahora la pierna 
derecha para juntarla con la izquierda y formar un 
triángulo equilátero con todo el cuerpo. Asegúrate 
de que el peso está equilibrado entre manos y pies 
(si lo necesitas, relaja las rodillas).
8. ADHO MUKHA SVANASANA. Elevando 
las piernas alternativamente. Al inhalar elevas 
la pierna derecha, exhalando la devuelves al suelo. 
Después, haces lo mismo con la pierna izquierda.
9. VIRABHADRASANA. Lleva la pierna izquier-
da hacia delante colocando el pie entre las manos. 
Empuja la tierra con ambos pies para elevar el tron-
co y los brazos hacia la vertical mientras inhalas.
10. UTTANASANA. Mientras exhalas, inclina 
el tronco hacia delante. Devuelve las manos al sue-
lo y adelanta la pierna derecha hacia la izquierda se-
parando los pies la distancia de un puño.
11. ARDHA UTTANASANA. Mientras inha-
las, vuelve a poner mucha intención en el bajo 
vientre para alargar los brazos a la altura de las ore-
jas y elevar el tronco 90 grados (tronco paralelo al 
suelo) manteniendo la columna de nuevo alargada 
desde el coxis a la coronilla. Puedes relajar las rodi-
llas si no tienes suficiente fuerza abdominal.
12. UTTANASANA CON CERRADURA DE 
VENUS. Por detrás de la espalda. Flexiona las ro-
dillas y entrelaza las manos por detrás de la espal-
da. Vuelve a descender el tronco desde la pelvis 
mientras exhalas. 
13. TADASANA. Activa el punto del ombligo 
(musculatura del bajo vientre). Extiende los brazos 
a la altura de la cabeza, juntas las manos y eleva el 
tronco hacia la vertical, mientras inhalas.
14. SAMASTHITI. Exhalando devuelve el mudra 
al corazón. 
Siéntate unos minutos y observa cómo te ha 
cambiado el estado. Después, escucha los soni-
dos de la naturaleza y disfruta de ese momento. 
Respira con suavidad desde el vientre.
vinyasa 
 para esta primavera
mudra 
 de desintoxicación
Después de unos minutos, con las dos manos so-
bre las rodillas, coloca el pulgar en la pared interior 
de la tercera falange del dedo anular (mudra de 
desintoxicación ).
Deja que llegue a la conciencia lo que es bueno 
para tu evolución empezar a dejar marchar de tu 
vida (enfados, malos hábitos alimenticios, relacio-
nes estancadas, apegos, miedos…).
Respira y toma la determinación de comenzar a 
dejarlo atrás, sin exigencias. 
Con los días de práctica, irás dejando espacio 
para que lleguen cosas nuevas. 
Nota: Si quieres reforzar este proceso de desin-
toxicación, aprovechando el cambio de estación, 
haz una dieta baja en harinas, lácteos y azúcares. Te 
ayudará a tener la mente más lúcida, el cuerpo más 
energético y las emociones más equilibradas.
Sat nam. ¡Feliz trimestre!
Guiomar Burgos
Profesora y formadora de kundalini yoga. 
Bailarina y profesora de movimiento consciente.
Profesora de respiración consciente.
Los árboles y los humanos 
compartimos una misma con-
ciencia captada por la verticali-
dad de nuestro ser. Los pigmeos 
baka de Camerún dicen que los 
humanos somos árboles que ca-
minan. Desde el cielo nos enrai-
zamos a la tierra y enraizados en 
ésta nos elevamos hacia el cielo.
El movimiento de la respira-
ción capta la energía celestial en 
la inspiración y la enraíza en la 
tierra. La tierra es elevada al cie-
lo en la exhalación.
El diafragma distribuye la 
energía a través del cuerpo de 
tal manera que ayuda a equili-
brarlo. Es una de las puertas que 
une nuestro cielo y nuestra tie-
rra. Abre o cierra nuestro canal 
energético consciente.
El miedo, la ansiedad, los esta-
dos de alerta inmovilizan el dia-
fragma. 
el diafragma 
 emocional
Son sorprendentes los cambios emocionales y 
diafragmáticos que se producen en el momento de 
proyectarnos al exterior a través de la expresión 
de nuestras ideas o emociones. Mientras estamos 
con nosotros mismos leyendo, pensando, descan-
sando, mirando un paisaje, normalmente la respi-
ración es diafragmática. Mas cuando nuestra aten-
ción se centra en las relaciones, en nuestra posición 
en el mundo, el movimiento del diafragma se pue-
de alterar. Nuestra conciencia entra en un estado 
de alerta, de supervivencia, de autoprotección. La 
respiración se convierte en la respiración de sus-
to: inspiración vertical tensando la musculatura del 
cuello, hombros y espalda. El cuerpo se cierra para 
protegerse, para que no entre ninguna energía pe-
ligrosa. Normalmente este tipo de inspiración sin 
soporte en la tierra conlleva una exhalación apre-
tando los pulmones con el esternón. Es una exhala-
ción que nos exprime y lleva a estados emocionales 
de autoexigencia, de no perdón a nosotros mismos. 
Esta respiración clavicular hace que las frases de 
voz sean cortas, ahogadas o también con pérdida de 
aire. El cuerpo se cierra cuando se expresa.
La respiración nos esculpe desde adentro.
La respiración profunda y relajada, especialmen-
te en los estados emocionales intensos, nos ayuda 
a tener más perspectiva de la situación y nos rela-
ja. El cuerpo, la conciencia, enraizada a través del 
diafragma nos mantiene abiertos energéticamente 
ante el problema. Podemos estar. El enraizamiento 
es suficiente protección.
Cantar equilibra el movimiento del diafragma, 
nos relaja a medida que cantamos. 
Y el cuerpo se abre en la canción.
 
Victor Turull
Profesor de voz
Terapeuta de sonido
Especialista en medicina tradicional africana
M
ª E
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óp
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 C
ar
re
ño
Atendiendo a su raíz semántica, atención signi-
fica acción de atender. Del mismo modo que respi-
ración significa acción de respirar. Esto nos resulta 
útil para comprender sus significados primarios en 
cuanto a su uso en el vocabulario. Pero las cosas no 
siempre son lo mismo al nombrarlas que al experi-
mentarlas, por lo que ambas palabras transmutan 
en un acto específico y único para el desarrollo de 
las capacidades y potenciales humanos cuando pro-
fundizamos en la práctica de la acción que descri-
ben.
En la acción cotidiana, nuestra atención está sen-
siblemente fragmentada. Pretendemos abarcar mu-
chas cosas a la vez con la idea equivocada de que 
así seremos más y más útiles. Tenemos una falsa 
percepción de que la efectividad vital consiste en 
el aumento de nuestra producción de emociones, 
pensamientos y acciones. Los más osados preten-
la atención 
den hacerlas, además, simultáneas. Así, mientras 
viajamos en metro recordando que olvidamos (qué 
paradoja) asistir a una cita importante y nos senti-
mos culpables por esa imperdonable falta, sacamos 
el móvil para solucionarlo y nos pasamos dos para-
das de nuestro destino…
Ese mismo patrón trasladado a la práctica inte-
rior, convierte nuestra atención en un ejercicio. 
Solemos debatirnos entre dos polos: bien forzando 
la tensión mental en una férrea lucha contra el de-
sarrollo de los pensamientos o dejando que la dis-
persión tome la iniciativa y nos lleve de paseo por 
nuestros mundos interiores. Juzgamos, evaluamos 
la asociaciónde cada idea con la anterior y de ésta 
con la próxima… pero ¿existe algún otro modo de 
hacerlo, una manera diferente de gestionar nuestro 
movimiento mental? 
Según Jiddu Krishnamurti, atención significa 
actitud de cariño, sumo cuidado en la acción. Esta de-
finición aporta un nuevo enfoque. Nos sitúa direc-
tamente en el plano de un observador que no juz-
ga y por tanto, ni siquiera evalúa o discrimina los 
pensamientos que aparecen. Simplemente los tra-
ta como destellos de percepción fragmentada y a 
menudo caótica, que constituyen el funcionamien-
to y la inercia natural de nuestra mente, que todo 
lo divide sistemáticamente. La misión entonces es 
permanecer impasibles y ajenos a cada nueva divi-
sión, volver al punto de partida cada vez que apare-
ce la dispersión como testigos imparciales, lo que 
ocurrirá a menudo. Así es como aislamos nuestra 
percepción de los eventos, separando al sujeto del 
objeto. Esto es upeksha (mirar sin implicarse). El 
proceso que se desencadena de forma espontánea 
sosteniendo esta nueva forma de experimentarnos 
es meditación. Cuando la mente se sostiene silen-
ciosa, sin expectativas, grandilocuencia ni excesi-
va importancia desaparece todo conflicto y ya no 
hay más dudas: sólo una enorme inspiración. Como 
una revelación, aparece silenciosamente, nos su-
surra que todo era más sencillo. Meditación es el 
resultado de percibir cada evento como es, justo 
en el único momento en que está siendo. Es con-
templar la realidad sin compararla con el pasado, 
sin expectativas hacia el futuro. Es en palabras de 
Dogen, shikatanza mushotoku: sentarse simple y gra-
tuitamente, sin fin ni espíritu alguno de provecho.
Esa es la actitud a seguir. Nuestro progreso en 
yoga depende del uso que hagamos de esa atención 
consciente en todos y cada uno de los aspectos ini-
ciales de la práctica interior: en nuestra actitud y 
comportamiento en la vida -yama y niyama-, en la 
forma y postura -asana-, en la observación de la 
respiración –pranayama-, en la abstracción de los 
sentidos en beneficio de la escucha y el silencio in-
terior –pratyahara-, así hasta alcanzar estabilidad en 
la concentración –dharana-, paso previo a dhyana, 
en el que la absorción cognitiva permite la desiden-
tificación con el ego y la unificación con nuestro 
Ser primordial.
Debemos comportarnos como el vacío, que 
acepta cada forma tal cual es, sin afectarla o cam-
una poderosa herramienta
biarla. Así es como permite que existan y a la vez 
expresa en ellas su propia naturaleza. Si queremos 
encontrar nuestro vacío, debemos admitir nuestra 
forma. Así reza el Sutra de la Gran Sabiduría:
 “Shiki soku ze ku soku ze shiki”
La forma es el vacío, que es forma
 
Jose Luis Navarro
Reflexólogo podal y quiromasajista
Instructor de Kundalini Yoga
¿quieres anunciarte aquí? ahorayoga@happyyoga.com
Esta es una pregunta que cada uno debería con-
testarse. Ante todo deberíamos tener claro una se-
rie de conocimientos básicos, para saber diferen-
ciar y escoger:
Alimento natural: Es todo aquél que se pro-
duce en la naturaleza sin ninguna interferencia ar-
tificial (colorantes, saborizantes, conservantes), a 
pesar de que algunos puedan ser tóxicos para el or-
ganismo como por ejemplo: el tabaco, algunas se-
tas, el café, etc.
Comestibles: Son todas aquellas sustancias (no 
alimentos), que son susceptibles de ser comidas 
sin que se produzcan efectos secundarios aparen-
temente importantes e inmediatos, pero que con 
el tiempo producen una gran cantidad de residuos 
tóxicos en el organismo humano (refrescos, so-
pas de sobre, chucherías, bebidas alcohólicas, etc.) 
También una gran cantidad de productos elabora-
dos a base de mezclas de sustancias químicas (em-
butidos, conservas, embuchados, etc.)
Alimentos Integrales: Son aquellos que ade-
más de ser naturales se consumen “completos”, 
con todos sus elementos, por ejemplo: cereales in-
tegrales, legumbres, frutas, etc. Hay que tener en 
cuenta que la mayoría de los nutrientes (vitaminas, 
hidratos de carbono, minerales) se encuentran en 
la piel de estos alimentos.
Alimentos ecológicos y orgánicos: Son 
aquellos que además de ser integrales, se han culti-
vado o alimentado sin abonos químicos, pesticidas, 
piensos no naturales, etc. Su ingesta es una garan-
tía para regular los niveles de oxidación del medio 
interno del organismo humano.
Alimentos terapéuticos: Son aquellos que 
además de ser naturales, ecológicos y orgánicos, 
tienen una relación sodio/potasio, semejante a 
nuestras células, lo cual permite neutralizar altera-
ciones y enfermedades. Estos alimentos se denomi-
nan equilibradores. Por ejemplo, algunos fermen-
tos como el yogurt, el miso, el tamari, el kéfir. Las 
semillas y sus aceites de girasol, sésamo, calabaza, 
borraja o aceites de pescado (Omega 3), algas y mi-
croalgas wakame, kombu, arame, klamath, etc.
Alimentos transgénicos: Son aquellos que 
han sido genéticamente manipulados, apartados 
de su esencia (la transgénesis consiste en introdu-
cir en el genoma de un organismo vivo en un gen 
extraño), con el fin de aumentar su resistencia a las 
plagas, darles más poder de conservación, más ta-
maño, mezclarlos con otras especies, hacerlos más 
baratos y comerciales, sin tener en cuenta ni la eco-
logía del planeta ni la salud de las personas que los 
consumen.
 
Después de conocer estos conceptos, a cada 
uno le corresponde elegir.
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Dissabte, 28 de maig 17h. A càrrec de Miquel 
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Existen muchas definiciones de conciencia. La 
Escuela de Sat Nam Rasayan (SNR) ofrece una en 
apariencia muy simple: La conciencia es la capaci-
dad de atención a lo que se experimenta. Como 
dirían los taoístas: la conciencia es la 
ventana.
En SNR reducimos el concepto 
de conciencia. Solo podemos 
conocer y entender el univer-
so a través de la experiencia. 
Por eso a nuestra capacidad 
de mantenernos atentos 
le llamamos conciencia. 
Decimos que cuantos más 
procesos de experimen-
tación seamos capaces de 
reconocer, más amplia será 
nuestra conciencia.
En el primer nivel de SNR, el cu-
rador trabajará con un aspecto res-
tringido de su experiencia: sus sensaciones. 
Entonces, el concepto de conciencia se estrecha-
rá más aún: la conciencia es la capacidad de per-
cibir lo que se siente. Todo el universo puede ma-
nifestarse en el curador en forma de sensaciones. 
El conocimiento se puede experimentar como una 
sensación, aunque no establecemos que ésa sea la 
única forma posible. El sanador puede conocer, de 
una forma que va más allá de lo racional, lo que le 
sucede a una persona a través de sus sensaciones. 
En SNR no se pretende definir lo que es real, úni-
camente interesa aquello que se experimenta. De 
esta forma lo importante no es saber-definir lo que 
se siente sino permitir la experiencia de las sensa-
ciones y permitir que las resistencias o bloqueos 
puedan modificarse de tal manera que aquello que 
le sucede a la persona pueda transformarse. 
En este arte tradicional de sanación el único ele-
mento curativo es la conciencia. El curador-medi-
tador entra en relación con el sujeto a sanar (perso-
na, cosa, objeto, etc.) y lo cura por el mero hecho 
de producir una alteración o un cambio en su pro-
la conciencia 
trascendente
pia experiencia. Esto significa que la conciencia del 
curador se ha vuelto trascendente y sucede porque 
ha entrado en contacto con el Espacio Sagrado, 
donde se genera el poder de la curación.
En su acepción más simple, trascender 
es ir más allá, traspasar los límites 
aparentes de un estado. La con-
ciencia trascendente es aque-
lla que produce cambios en el 
mundo por el simple hecho de 
producirlos en sí misma, sin 
necesidad de acciones exter-
nas. Unos ejemplos de esto 
sería la curación a distancia, 
una relación o incluso sanar 
una reunión de trabajo o una 
casa, ya que la conciencia huma-
na tiene la capacidad de trascen-
dencia.
Explicamos la trascendencia según el siguien-
te patrón: los cambios que el curador produce en 
su propia conciencia modifican la relación con el 
sujeto y esto modifica la enfermedad o desajuste. 
A quien pregunta por qué no decimos que los cam-
bios en la conciencia del curador modifican la en-
fermedad, le respondemos que lo que experimenta 
el principiante es un cambio en su relación con el 
enfermo; posteriormente constatará si el enfermo 
se ha curado. El curador evolucionado, sin embar-
go, se funde con el Espacio Sagrado y tiene una ex-
periencia directa de curación. 
Si quieres pedir una cita o te interesa el próximo cur-
so, que se inicia el 5 de marzo, contacta con la escuela. 
Esperamos que entendáis que en un artículo no podemos 
definir todo a lo que aquí nos referimos. Términos como: 
sujeto, resistencias, enfermedad, curación o espacio sagra-
do dan pie a artículos propios.
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En medio de la ciudad, puedes elegir siempre: 
poner tu atención en la luz del sol que se cuela entre 
los edificios, que te sorprenderá bañándote entera 
al doblar una esquina o en el cotidiano ruido de los 
coches. Si te conectas con el sol, éste se hace más 
grande, se expande al cubrirte. Conscientemente 
te paras, adaptas tu transistor interior, como si se 
tratase de una radio en la que buscas la emisora que 
te conecta al sol y de repente sintonizas. En ese 
momento sientes más sol, más luz, calor y fuerza 
dentro de ti. Si por el contrario eliges a los coches, 
es posible que al rato acabes con dolor de cabeza. 
Aquello con lo que te unas, con lo que elijas vibrar, 
ahí donde pongas tu atención, crecerá y formará 
parte de ti. Puestos a elegir, podemos sintonizar 
conscientemente con cosas que nos hagan sentir 
más vivos, más livianos, más enteros, más verdade-
ros... como el sol, un bosque al amanecer, el mar, 
pensamientos positivos y también con mantras. 
Los mantras contienen patrones vibratorios que 
actúan sobre el cuerpo físico a partir de la melodía 
y de las palabras utilizadas. Tienen la capacidad de 
despertar cualidades dentro del practicante. 
Cuando elijo cantar un mantra a Shiva, estoy po-
niendo la atención ahí concretamente. ¿Quién es 
Shiva? Es la manifestación de una serie de cualida-
des (fuerza, energía masculina, acción) representa-
das en una forma por un dios. Muchos mantras es-
tán construidos a modo de llamada, como Om namo 
shivaya namaha que su significado sería: Yo llamo y 
me postro ante Shiva. En realidad no está llaman-
do a Shiva para que se aparezca delante, sino que 
llama a que las cualidades que él representa y que 
hay dentro de ti despierten. Es como cantarle a tu 
fuerza interior, decirle en cada práctica: “fuerza, 
despierta, fuerza, está presente en mí, fuerza, des-
pierta”... 
Es sintonizar con las cualidades de Shiva, re-so-
nar con ellas mediante las fórmulas que desde anti-
guo, grandes sabio diseñaron para ello. 
Otro ejemplo es este dibujo del Gayatri Mantra, 
uno de los mantras más importantes del hinduis-
mo. Aquí vemos los lugares corporales que activa 
cada palabra al cantar este mantra. Cada lugar ac-
tiva una glándula del cuerpo en concreto a través 
de la palabras. Esto da una cualidad específica. Al 
Gayatri Mantra lo llaman el mantra de las 24 cua-
lidades (cada palabra, una cualidad) que se pueden 
despertar en el practicante. Así la sílaba re activa la 
glándula revati, que se encuentra en el área de la na-
riz, asociada con el prem (amor), la sílaba tat activa 
la glándula tapini en el entrecejo, asociada al éxito, 
la sílaba go activa la glándula gomati en el centro del 
pecho, asociada al intelecto, etc.
¿Cómo trabajar un mantra? ¿Cómo resonar en él? 
De manera práctica, estos son los cuatro pasos fun-
damentales en el trabajo para llegar a hacerse uno 
con el mantra:
Primer paso: Cuerpo vibrante
Para tener un cuerpo disponible para hacer un 
trabajo profundo en el mantra, tenemos que ayu-
darlo a destensar, movilizar y activar mediante asa-
nas, masajes, movimientos con respiración y ejer-
cicios que despierten el cuerpo y lo preparen para 
vibrar.
Segundo paso: Voz corporal
Cuando el cuerpo ya está listo, empieza el traba-
jo desde dentro, con la voz, explorando la propia 
voz a través del cuerpo, conectando el sonido con 
nuestro movimiento, nuestra respiración y desper-
tando los resonadores corporales (lugares principa-
les del cuerpo donde la voz se apoya).
Tercer paso: Palabra encarnada
Cuando la voz esté presente en el cuerpo y no 
elige con qué vibras
sólo la sintamos en la garganta, sino también en el 
pecho, cabeza, espalda,etc., podemos empezar a 
trabajar con la palabra. Podemos introducir la rela-
ción palabra-movimiento y ver el efecto de diferen-
tes palabras en el organismo. Es muy importante 
una pronunciación clara para vibrar la palabra.
Cuarto paso: Vibrar en el mantra
Este paso es la unión de todos los pasos anterio-
res. Cuando llegamos aquí el cuerpo está disponi-
ble, preparado para vibrar, la voz recorre el cuerpo 
libremente activándolo desde dentro, las palabras 
percuten en los órganos, actúan en diferentes cen-
tros y lugares de nuestro instrumento. La mente 
pone la atención en la pronunciación de cada pa-
labra y en la melodía precisa. Además durante la 
repetición hay un dejar, un permitir que el mantra 
llegue cada vez más profundo en la práctica.
Y así, resonando con el mantra, desde la sutileza 
de esta vibración, nos descubrimos.
Alicia Corral
Cantante, actriz e investigadora teatral 
Profesora de Hatha Yoga
Terapeuta de Reiki, Diksha y sonido
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Crónica de dos días en el corazón de un 
pueblo que rige su vida según la ley de 
la armonía y la fuerza espiritual del 
pensamiento. Segunda entrega sobre los 
Mamos de la Sierra Nevada de Santa 
Marta.
Lo primero que sorprende es el cielo. Un cie-
lo de un azul tan potente que te inunda las pupi-
las, un cielo que desciende y entra profundo en la 
tierra. Las montañas lo abrazan y lo reciben gene-
rosas y amantes. No hay una sola nube. Sabemos 
que no estamos en un lugar común, en una sierra 
cualquiera.
La Sierra Nevada de Santa 
Marta es la más alta forma-
ción montañosa junto al 
mar y tiene el pico más 
elevado de Colombia, 
a 5.775m sobre el ni-
vel del mar. Cubre 
un área de más de 
17.000km2, es de-
cir, casi tres veces el 
tamaño de, por ejem-
plo, Palestina. Sin em-
bargo, a diferencia de 
ésta, la Sierra es quizás uno 
de los lugares más pacíficos de 
la tierra, aún cuando se encuentre 
ubicada en medio del complejo panorama 
geopolítico colombiano. 
Observas la ladera y la mirada se desliza tranqui-
la. Las casitas de tierra con techo de paja no inte-
rrumpen el paisaje: de hecho, lo embellecen. Y de 
pronto aparecen, aquí y allá, figuras humanas ves-
tidas de blanco, con mochilas tejidas de fibra vege-
tal en sus hombros y unos gorritos que alargan sus 
coronillas. Mascan la hoja sagrada de la coca. Viven 
en otra coordenada de espacio y de tiempo.
El origen de los arhuacos se pierde en la memo-
ria. La teoría oficial dice que provienen de los an-
tiguos Tairona, un pueblo guerrero que fue exter-
minado con la llegada de los españoles. Pero hay 
quien argumenta que son descendientes de los ma-
yas. Otros, más avezados, sostienen que vienen de 
las estrellas. Ellos, por su parte, se consideran a 
sí mismos, así como a sus pueblos hermanos wiwa, 
kankuamo y kogi, como los Hermanos Mayores. 
Son los encargados de mantener el equilibrio en la 
Tierra. Desde hace muchos siglos viven en un re-
lativo y voluntario aislamiento de la sociedad oc-
cidental. Se dedican a cuidar de la Sierra y de una 
sociedad regida por la ley de la armonía y por la 
fuerza espiritual del pensamiento.
Apenas llegas a Nabusímake sientes como si te 
quitaras una pesada capa electromagnética de los 
hombros y la cabeza. Nabusímake es la capital del 
pueblo arhuaco, uno de sus luga-
res más sagrados y un centro 
poblacional que abriga a 
unas 6.000 personas. 
El río que la atra-
viesa es de una 
pureza helada 
y las pequeñas 
casas apare-
cen cada cien 
o doscientos 
metros. La at-
mósfera es leve 
y sientes como si 
pesaras menos. Un 
gran silencio lleno de 
vida y vibración habita la 
Sierra. Claro, no hay ni ordena-
dores, ni televisores, ni celulares ni coches. 
Todo el sistema de vida arhuaco se basa en cuidar la 
calidad de los pensamientos. De repente la mente 
se despeja y los pensamientos resuenan nítidos en 
la conciencia, sin distorsión o interferencia, como 
si estuvieras bajo una gran cúpula de puro espacio 
mental. 
Bajamos del coche y nos sentamos en la hierba. 
Varios de nosotros caen de inmediato en un sueño 
profundo. Los demás sólo podemos guardar silen-
cio y sentir en gratitud la Presencia de este lugar 
mágico. Aparecen muchos niños por el camino. 
Están saliendo de la escuela, en donde aprenden 
un pueblo
asignaturas básicas y fortalecen sus conocimientos 
y oficios ancestrales. Son muchos niños, todos ves-
tidos de blanco, descalzos y con los cabellos lar-
gos. Se sientan y deben hablar de alguna cosa en voz 
muy baja. Nos miran y nosotros los miramos. Les 
sonreímos y ellos nos sonríen.
Para los arhuacos la naturaleza y la sociedad están 
regidas por una sola ley sagrada: la Ley de Origen, 
inmutable y preexistente a todo. Es el pensamien-
to universal, el origen tanto del universo manifies-
to como del invisible. Esta ley, que es pensamiento 
puro, se transforma en ley natural, la cual da ori-
gen a la materia y a la naturaleza con su evolución, 
su equilibrio y armonía. También es la fuente de las 
reglas que rigen a los hombres y a la sociedad en su 
conjunto. La salvaguarda y el cuidado de esta Ley 
es la razón de ser de los Mamos, las autoridades es-
pirituales del pueblo arhuaco. Los Mamos son filó-
sofos, sacerdotes, médicos y consejeros prácticos, 
individuales y comunitarios. Su presencia es la pie-
dra angular de la sociedad arhuaca.
Unas horas después de nuestra llegada estamos 
frente al Mamo Kuncha, un hombre pequeño y ma-
cizo, con la piel color tabaco curtida por los ele-
mentos. Está siempre mirando al horizonte, senta-
do sobre una piedra, a la sombra de un árbol, con 
su dignidad de autoridad social y espiritual bien 
puesta en la frente. Tiene la mirada inteligente y 
los músculos tónicos. Sonríe a menudo. Su edad es 
indescifrable y cuando habla las palabras le salen del 
fondo del pecho, como le sale el canto a un pájaro. 
Lo hace con ritmo y precisión, llenando de fuerza y 
alma cada palabra.
El mamo es diligente, pero no servil. Escucha 
nuestras preguntas, pero no necesariamente las 
responde. No se trata de una entrevista, es más una 
suerte de ceremonia espontánea en la naturaleza. 
El oficio del mamo es pensar (arunei, dicen en len-
gua), pero el mamo piensa con un pensamiento más 
profundo que el pensamiento. Nosotros diríamos 
que el mamo intuye y actúa desde su intuición pro-
funda. Él armoniza todo lo que está fuera de lugar 
en los planos sutiles. Cuando conversamos con él 
nos damos cuenta de que no tiene el más mínimo 
interés en saciar nuestra sed intelectual. La espiri-
tualidad arhuaca es una espiritualidad de vivencias, 
no de conceptos. Por lo tanto, lo que busca es que 
vayamos más allá de nuestras preguntas y compren-
damos nuestras inquietudes existenciales desde una 
perspectiva más profunda, en conexión con una ley 
y un propósito más amplios que nosotros mismos.
Alguien le consulta sobre su misión en la vida. “Si 
tú estás en tu casa, con tu familia y te sientes bien, en-
tonces allí estás cumpliendo tu misión”, dice del mamo. 
“Pero si viajas y conoces muchas personas y haces muchas 
cosas y así te sientes bien, entonces allí estarás cumplien-
do tu misión. Si sientes la necesidad de alejarte un poco 
y estar solo en la naturaleza, meditando y es así como te 
sientes bien, pues entonces es de ese modo que cumples tu 
misión. Entonces llega un momento en el que empiezas a 
sentir el sufrimiento del agua, el sufrimiento del viento y 
de la tierra. Es porque tu misión comienzaa ser la de sa-
nar el planeta”.
¿Qué ocurre después de la muerte?, pregunta 
otro de nosotros. El mamo responde: “Todos nace-
mos con una misión para desarrollar en el mundo. Vivimos 
en dos líneas, que son como dos hilos que se entretejen. 
Una es tu vida en el mundo, en el cuerpo. La otra es el 
desarrollo de tu valor humano, tu vida espiritual. Si dejas 
pendiente una de las dos, entonces te quedarán siempre 
cosas por resolver y esas cargas pasarán a tus descendien-
tes”.
¿Creen ustedes en la reencarnación? “No exacta-
mente”, responde. Calla un instante y entonces ex-
silencioso
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plica: “El espíritu no se reencarna en otro cuerpo, pero sí 
puede vivir en su descendencia. De hecho, vive en sus hijos 
y sus nietos. El espíritu siempre se queda acompañando a 
los suyos, siempre está disponible. Puedes preguntarles a 
tus antepasados y pedirles ayuda. Si ellos cumplieron con 
su misión, serán espíritus sabios que te darán guía. Si, 
por el contrario, no cumplieron con su misión y dejaron 
asuntos pendientes, tú puedes ayudarles a resolverlos, al 
tiempo que ellos te ayudan a ti. Así, ambos cooperan y 
ambos evolucionan”. 
Cae la tarde y el mamo guarda silencio. Dice que 
el pensamiento expansivo, el que permite hablar 
y compartir ideas, es un pensamiento de las horas 
de la mañana. La tarde se debe guardar para otras 
cosas. En los silencios humanos la Sierra habla. La 
brisa es fuerte y fresca. La música de fondo es el 
rumor del río. Los pájaros deliberan.
Nosotros, occidentales, continuamos hablando, 
desde luego. Buscamos la leña, encendemos la ho-
guera y preparamos los alimentos. Todo al aire li-
bre, debajo de un cielo tan estrellado que te hace 
doler el cuello. Cantamos, guardamos silencio y 
de repente una de nosotros dice: Mira qué bonito. 
Inmediatamente observamos el tope de la montaña 
que tenemos enfrente. Tres luces de color esme-
ralda palpitan por encima de la tierra. Se agrandan 
y se achican, como saludando. Una de ellas, la del 
centro, se eleva y desciende en un hermoso movi-
miento silencioso. ¡Wow! –exclama exaltado el más 
asombrable del grupo–. Deben ser linternas –ar-
gumenta una más escéptica–. Pobres de nosotros, 
occidentales, que nos exaltamos y que dudamos.
“Para nosotros esas luces y esos seres son una realidad”, 
nos dice el mamo a la mañana siguiente. “Lo vivimos 
como una realidad. A veces se muestran saliendo de una 
montaña, otras veces pasan de un cerro al otro.” ¿Pero 
ustedes tienen comunicación con ellos? –pregun-
tamos, entre curiosos y sorprendidos –. “Claro. Su 
presencia nos da fuerza espiritual. Ellos están siempre 
allí, y cuando aparecen es para mostrarnos que en reali-
dad siguen allí, siempre, aunque no los veamos”.
¿Es verdad que ustedes vienen de las estrellas?, 
pregunta el asombrable esoterista. “No exactamen-
te nosotros, con este cuerpo”, responde el mamo con 
un gesto un poco burlón. “Pero la fuerza que nos rige 
sí viene de allá. En realidad, todo viene de las estrellas. 
Si supiéramos leerlas y comunicarnos con ellas, sabríamos 
qué hacer en cada momento, cuándo viajar, cómo cultivar, 
en qué momento llevar a cabo una determinada acción. 
Todo lo que existe aquí es porque existe allá arriba tam-
bién, todo existe aquí porque existe antes allá”, concluye 
el mamo.
Pasamos una noche más en Nabusímake. 
Dormimos en el suelo, nos bañamos en el río y co-
cinamos en el fuego vivo. Caminamos por los ca-
minos de la Sierra, caminos que invitan a la poesía. 
No irrumpen el espacio, sino que parecen acari-
ciarlo, rodearlo y honrarlo. Desde luego, el mejor 
trayecto entre dos puntos nunca es una línea recta. 
Pienso en cómo la estructura de nuestros caminos 
determina en gran medida nuestra forma de ver el 
mundo. Nosotros, occidentales, queremos atrapar-
lo todo en una cuadrícula de conceptos. Pensamos 
que si reducimos todo a números lo tendremos bien 
entendido. Los caminos de la Sierra, en cambio, 
invitan a la intuición, respetan el río, la piedra y 
el árbol. 
Sentimos una profunda gratitud por estar aquí, 
en un espacio que no parece de esta Tierra, que a 
la vez la embellece y la enaltece hasta su máxima 
expresión. Parece como si alguna fuerza podero-
sa hubiese resguardado un modelo de equilibrio y 
armonía perdido ya para nuestra memoria occiden-
tal. La Sierra es como un mensaje en una botella, 
un mensaje que parece provenir más del futuro que 
del pasado. 
Rodrigo Restrepo Ángel
Músico y periodista
Instructor de Kundalini Yoga y Yoga del sonido en 
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Escucho en la puerta de mi habitación un golpe… Mi compañera de piso que dice: “Alberto levántate que 
te suena el despertador.” Miro y digo: ¡Vaya tela, las 6:21h! Ya llego tarde a la “satna”, qué fuerte, tan pronto 
para algunos mundanos y para los yoguis ya vamos tarde.
Me visto a lo Tom Sawyer. Salgo de casa y afuera en la calle del mar de Masnou escucho el silencio. Está 
todo tranquilo y se ven dos estrellas en el cielo. Guay. Cojo ese paisaje y lo incorporo.
Llego al Happy Yoga. Me abren la puerta de milagro. Son las 7:05h. Se escucha Ong namo. Ya empiezan y 
además en la sala de abajo. Con otro compi en el vestuario nos decimos: Cómo ponen a prueba a los yoguis 
metiéndonos en la sala de teatro… en fin, es lo que hay, así que p’adelante. Vamos al fregao.
Entro en la sala y encuentro un lugar ahí en el centro del círculo (formado); empieza la kriya, se escuchan 
de fondo los mantras, me fijo alrededor y sonrío. Está lleno de elfos. Como si de repente hubiera entrado 
en el reino de Elrond, del Señor de los anillos. Donde llegues como llegues allí eres sanado… ¡sí! Tenlo claro. 
Aunque llegues con una daga casi mortal en el centro del pecho de esas que clavan los espectros en Barcelona 
en tiempos de crisis, da igual, ¡también serás sanado!
El grupo me lleva y me ayuda a ir entrando en las profundidades de mi ser con la respiración y el compás 
tranquilo que marca el maestro de ceremonias a la media hora de kriya y después de haberme sonado con un 
clínex, se me empieza a despejar el entrecejo. Es una gozada:
La mente se empieza a vaciar y a aclararse… los paisajes más bellos entran en mi interior… la fuente cris-
talina de agua clara que me acompaña… pase lo que pase ¡Sí! Me veo ahí en medio de esos seres medio hu-
manos medio magos… como una lampara que brilla capaz de absorber lo mejor y lo peor de la vida.
Ya casi llega la relajación y ahí veo atisbos de la primavera… ¿Por qué? Veo a lo lejos de mi entrecejo un 
prado verde en el cual estoy estirado y mas allá una amapola roja muy brillante que me da esperanza para este 
mes de enero, cuando el frío arrasa la flores…y yo seguiré brillando… ¡uah, era eso!, ahora ya sé por qué he 
venido… para ver la amapola y las estrellas y la fuente clara y la lámpara y a mis amigos elfos que me acompa-
ñan y que juntos vamos limpiando el inconsciente… Lo has hecho tío, lo has hecho. Eres un 10, aquí y ahora.
Suena el cling… Joder, otra vez a levantarse. Qué corta la relajación. Vuelvo a mi cuerpo y nos preparamos 
para los cánticos. El profe dice: “canta para abrillantar el alma” y ahí vamos… Sólo tengo 25 minutos para 
cantar porque me tengo que ir a currar, así que lo voy a poner todo. Es esta vez en el sat siri siri akal me fun-
do con la meditación y casi desaparezco… mi corazón se abre un poquito. Miro el reloj y ya tengo que salir. 
Bueno, antes de irme me postro ante Dios y los gurús y mi grupo y le doy gracias.Salgo y mientras me estoy cambiando veo en el espejo que mi mirada ha cambiado. Es alegre e invicta 
como el mar de Masnou. Ahora NO HAY DUDA: o vamos ¡o vamos!
Me voy a mi bar a desayunar antes del trabajo. Hoy me noto con ese estado activo y relajado que te da la 
sadhana… y al verme aparecer en el bar me dicen: “Estás que brillas hoy, ¿que fuiste a yoga?” y digo: Sí, ¿que 
se nota? Me como mi bocata de queso fresco y mi cortadito. Lo disfruto como si fuera el primero de mi vida. 
Soy feliz. Sonrío y sonrío.
Camino a mi trabajo -hoy toca el Alcampo de Sant Boi, voy bien de hora- sigo tarareando los mantras. 
Llevo el de sat siri, un poco de rakenahar y me siento como un poeta. Me digo: es primavera, todavía no, cal-
ma corazón, calma.
Entro en el hiper y empieza el baile. Veo unos trabajadores subidos en la zona de menaje y muebles sin 
atar… Me digo: Alberto, ¿estás preparado para afrontarlo? Hoy has conseguido tu victoria personal, hoy no 
toca la fatalidad, hoy has dado un pasito más para ir alineao con tu destino… 
P.d. Sólo me tenía que levantar en las ambrosiedades de la noche y lo he hecho, ¡sí! Lo he hecho.
Un año más, me lo merezco.
 Alberto Pulido Miralles
 “El finito de Masnou” 
una sadhana en el happy 
es una sadhana
maestro de tu destino
¿donde está tu 
¿Dónde está tu respiración? ¿Dónde? ¡Donde sea 
que ahora se encuentre, ¡ahí estás tú!
Habitualmente perdida, habitualmente perdido. 
Por eso nos cuesta tanto centrarnos, porque no es-
tamos.
La mayor parte del tiempo nos la pasamos via-
jando por la mente, así es que casi siempre estamos 
ausentes de todo, también de nuestra vida.
No podemos conocer nuestra casa si nunca esta-
mos en ella. ¡Y tu casa eres tú!
Así que lo primer que tienes que hacer es tomar 
conciencia de tu respiración.
Por ejemplo, con esta sencilla pregunta: ¿Dónde 
está mi respiración?
Automáticamente de darás cuentas de que no es-
tás aquí. Primer paso para poder traerla de vuelta a 
ti: Toma conciencia de ella siempre y empezarás a 
vivir la vida con plenitud, cada segundo será único.
¿Donde está tu respiración? Si la concentras en 
ti, tu mente te seguirá. Si no tú serás el seguidor. 
Tú eliges.
Respira conscientemente y te conocerás.
No hay nada que buscar ahí fuera.
La Verdad está dentro de ti. La Felicidad está en 
ti… sólo necesitas sentirla.
Respira suave, respira lento, profundo y empeza-
rás a vivir plenamente.
¡Respira!
Si mi respiración no está en mí, yo no puedo es-
tar en ningún sitio, no estoy, no soy.
En realidad: ¿Dónde está tu respiración? no es una 
pregunta, en realidad es una señal de alarma.
Es como la madre que angustiada descubre que 
su hijo ha desaparecido, no lo ve, no lo oye, no sabe 
donde está y ni tan siquiera sabe cuánto hace que 
desapareció. Lo único que siente en ese momento 
hasta la última célula de su ser, es que sin él, ¡¡¡no 
puede vivir!!!
¿Dónde está tu respiración? ¡¡¡Sin ella no puedes 
Vivir!!! 
Bachan Singh
Profesora de yoga
respiración?
laboratorio Escuela de Expresión Corporal Dramática
Quieres ser el mejor o te sientes el peor, quieres 
verte guapo desde el cuerpo o quieres compartir 
de verdad tu belleza, generalmente nos parece que 
todo va en contra de nosotros mismos, dejamos que 
el falso yo gobierne y dicte sentencia, cuan alejada 
de Dios es esta manzana.
Todo el tiempo la puerta a la creación ha estado 
abierta, pero solamente al atravesarla se convierte 
en medicina.
El cuerpo no es la manzana, es verdad que hace 
lo que puede, si el cuerpo fuera la manzana, esta-
ríamos iluminados.
El cuerpo es el instrumento que comunica el so-
plo del espíritu, como un árbol.
Cuando somos tocados por el espíritu, podemos 
tener una experiencia de igualdad en el escenario, 
una experiencia que nos silencia para siempre en 
el espacio sagrado del teatro, el rol de la escena es 
descubrirnos en nuestra egoicidad y seguir traba-
jando como un misionero en pos de su honestidad.
Quiere decir que no es la manzana hacer bien un 
ejercicio, sencillamente lo tienes que hacer vivo, li-
bre, una escena se encuentra y se fija en libertad, 
entendiendo que libertad es puro compromiso con 
uno mismo, con el otro, con Dios.
El riesgo de no entrar en una escena, es pan de 
cada día, pero si estás presente, lo aprovecharás, no 
hay pérdida. Habrá comprensión de lo que haces.
Cuánto miedo nos da la libertad.
¿Qué hago conmigo mismo? ¿Qué hago?
Y al otro le gustará, le gustará a ella, seré bueno, 
serviré, estaré a la altura o los aburriré a todos, y 
¿qué hago con la manzana?
La marca en el escenario, no es para que te 
preocupes de ella, sino para que seas libre en ella, 
también con los elementos que eliges para impro-
visar, éstos ayudan para que tu estado profundice, 
investigue y traduzca.
En sí mismos los elementos no tienen ninguna 
importancia, la realidad del objeto no es ninguna.
No es la manzana.
A mayor seguridad, mayor espontaneidad.
El pensamiento creativo es un pensamiento li-
bre. Crear desde nuestra humanidad con pensa-
miento libre, nos da la visión de que perderse, 
equivocarse es completamente inocente, ¡quiere 
decir que podemos hacerlo por favor!
¿Qué ves en la línea del horizonte?
Ves una línea que une el mar y el cielo o ves una 
línea que separa el mar del cielo.
¿Que ves en el escenario ¿qué te pasa? ¿qué pa-
trones se te despiertan? ¿desconfianza, rivalidad, 
envidia?
En libertad nada se cobra, el verdadero aprendi-
zaje permanece, sucede cada vez por arte de ma-
gia, es constante, va eliminando lo viejo y se va 
acercando al corazón sin tiempo, sin ansiedad.
Hay que ir haciendo, en vez de preocuparse por 
estar preparado. Todo circula alrededor de ti.
Deja de mirarte el ombligo. Sé brutalmente ho-
nesto y ofrece lo mejor de ti cuando trabajes, y 
cuando topes con la forma, con el límite de la for-
ma, amala, puede cambiar…
No es la manzana.
no es 
la manzana
El cuerpo no es la manzana.
Una escena, nos provoca todo, ¡bendita ella!
deja que te envuelva, deja que entre el estado, la 
emoción, no frenes por miedo a sentir, invoca tu 
esencia, para que puedas sentir tu presencia.
Jessica Walker
Actriz madre
Directora y creadora de Escuela Laboratorio
jwalker@laboratorio-escuela.com
largas horas frente al fuego, escuchando su propia 
voz. Cantaba, escribía, pintaba, pensaba…
Estuvo a punto de casarse con una preciosa mu-
jer, pero por alguna razón no lo hizo. Toda su vida 
cultivó la tierra, que agradecida nunca permitió 
que a Soloyó le faltara nada.
El día de su muerte, por alguna razón la mujer 
con la que estuvo punto de casarse estaba con él. A 
ella le contó que gracias a sus maestros: la Tierra, 
el Aire, el Agua, el Fuego, el Universo y el Silencio 
se había convertido en un hombre sabio, muy sabio. 
Se conocía en profundidad, incluso había escucha-
do al Silencio decirle quién era él. 
Y justo antes de morir se dio cuenta de que echa-
ba algo de menos y le dijo a la mujer: “No he tenido 
tiempo de saber quién eres tú”. 
Cerró los ojos y se dijo a sí mismo: “Me siento 
feliz de haber vivido como le he hecho y volveré 
a nacer para descubrir quién eres tú con la misma 
profundidad que ahora se quién soy yo”. Murió sa-
bio, muy sabio.
En pleno verano, en medio del calor y el mur-
mullo de la gente que lo esperaba, nació Solotú. 
Unas manos fuertes y una voz profunda, su primer 
recuerdo, era su padre.
Fue un bebé sano y fuerte, un niño alegre y siem-
pre atento a los demás. 
Tuvo una vida llena de experiencias, creció en 
una gran familia que viajó por todo el mundo, tuvo 
muchos y grandes amigos.
En la tierra donde nació, conoció a una mujer 
tuenmi
En pleno invierno, en medio del frío y el silencio, 
nació Soloyó. Una voz dulce y unas manos suaves, 
su primer recuerdo, era su madre.
Fue un bebé sanoy fuerte, un niño atento y de 
pocas palabras. 
Tuvo una vida tranquila, creció entre grandes 
montañas, tenia pocos y grandes amigos. Pasaba 
preciosa con la que se casó y tuvo cinco hijos. Toda 
su vida la dedicó a cuidar de su familia y amigos, 
aunque trabajó sin cesar, siempre tuvo tiempo para 
escucharlos y amarlos. Y ellos agradecidos, siem-
pre cuidaron de él.
El día de su muerte fue luminoso y el murmu-
llo de todos a los que conoció a lo largo de su vida 
le acompañaba. Les contó que gracias a ellos se 
había convertido en un hombre sabio, muy sabio. 
Conocía en profundidad todo en cuanto a la amis-
tad, el amor, el odio, la guerra y el mundo. Les 
agradeció a todos haber sido sus maestros: en el 
amor, la comprensión, la generosidad, el respeto y 
la libertad. Justo antes de morir, por alguna razón, 
recordó a Soloyó y se dio cuenta de que no había te-
nido tiempo de algo: de conocerse a sí mismo. Fue 
entonces cuando cerró los ojos y se dijo: “Me siento 
feliz de haber vivido como le he hecho y volveré a 
nacer para recordar quién soy yo sin olvidar quien 
eres tu”. Murió sabio, muy sabio.
En un día de otoño, que por su luz y olor podría 
haber sido primavera, nació Tuenmí, que también 
podría haberse llamado Yoentí.
Fue un bebé sano y fuerte, un niño alegre, de po-
cas palabras y siempre atento a los demás. 
Tuvo una vida plena, creció en una gran familia y 
entre las montañas conoció el silencio.
Era todavía muy pequeño cuando se dio cuen-
ta de que podía sentir lo que sentían los demás. 
Gracias a este descubrimiento no sólo aprendió de 
sus experiencias, sino también de las de los demás. 
Un poco más tarde averiguó que su felicidad 
también alegraba a los demás. Gracias a este des-
cubrimiento ayudó a mucha gente a lo largo de su 
vida.
A veces entre amigos, a veces junto al fuego, 
todo en su vida lo hizo pensando en él y en los de-
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más, por su bien y por el de todos, sin hacer daño 
a nadie ni a él mismo. Fue un hombre próspero y 
junto a él muchos prosperaron. 
El día de su muerte, siendo un hombre sabio, 
muy sabio, abrazó a su esposa, sus hijos y amigos, 
agradeciendo a todos que le hubieran acompañado 
en su camino. Y volvió a experimentar con fuer-
za la misma sensación que cuando niño descubrió 
que él era también tú: ligero, infinito, luz y eter-
no. Agradeciendo a la Vida sus enseñanzas caminó 
para sentarse debajo de un árbol, y recordando a 
Soloyó y a Solotú, desde el lugar más profundo de 
su corazón se dijo a sí mismo: “Me siento feliz de 
haber vivido como lo he hecho”. Y entre las mon-
tañas donde conoció el Silencio, cerró los ojos y se 
fundió en él.
Tere Puig
Profesora de yoga para embarazo y crianza 
yoganyc@yahoo.es
En el vértice del huracán está el asentamiento de 
la quietud donde el corazón reside. Haciendo cír-
culos sufis uno puede erguirse como un guerrero 
sagrado que confía en la vida a pesar de estar en 
medio del conflicto. 
Yogui Bajan nos metió dentro de esa cadena de 
trasmisión de lo sagrado y rescató de la tradición 
sufí la danza de los derviches giróvagos. De algu-
na forma la danza siempre estuvo presente desde 
el principio de la humanidad con ese carácter mís-
tico. Así el humano rendía culto al movimiento 
como esencia de vida.
El maestro de la Era de Acuario nos contó con 
esta práctica de una bella forma y a modo de me-
táfora que elegir un camino era un asunto interior, 
un asunto del corazón, que sólo dentro de uno mis-
mo estaba la respuesta. 
La palabra derviche proviene del persa, que li-
teralmente significa “el que busca las puertas”. En 
esta meditación en movimiento que se denomina 
samá (giro), los practicantes llevan unos siete siglos 
danzando focalizando su atención en esa divinidad 
interior. 
El derviche actúa como un eje canalizador de un 
flujo de energía interno hacia el universo y del uni-
verso a su interior.
círculos sufís 
la magia del giro 
El samá se convierte así en una oración universal, 
en la que el humano entra en ese ritmo donde todo 
gira en unión cósmica, desde la célula más pequeña 
hasta la espiral de una galaxia.
El mensaje sufí es claro. El hombre es una parte 
de la divinidad y en realidad el hombre no existe, 
existe el alma humana que con su bagaje y habien-
do llegado al último grado de su desarrollo, tendrá 
que unirse al Alma Divina.
Cuando practiques este ejercicio permítete que 
tu corazón te guíe, vislumbrar tu camino, arraigar-
te a tu propósito y llegar a tu destino.
Y en unión, Un solo Corazón, Un único Camino, 
Un único Destino… 
“El samá es el adorno del alma que ayuda a ésta a 
descubrir el amor, a experimentar el escalofrío del 
encuentro, a despojarse de los velos y a sentirse en 
presencia de Dios.”
P.D. Para Yogui Bhajan:
Gracias infinitas estés donde estés por permitir a 
la mujer danzar a este lado del mundo.
Sat Nam
Cris Parga
Profesional Terapias Naturales
Profesora de Hatha y Kundalini Yoga
crispargaroman@hotmail.com
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Me propongo reflexionar sin dar ninguna res-
puesta. Esto iría en contra de a lo que mis propias 
reflexiones apuntan. Dar respuesta sería pues, como 
hacer un estado de la aparente solución encontrada. 
Digo aparente puesto que me voy animando a dife-
renciar aquello que hay de aquello que percibo o de 
aquello en lo que yo pienso o de aquel lenguaje que 
uso al pensarlo o hablarlo. Por el contrario, dejar 
que una reflexión apunte en una dirección es más 
bien ofrecerle una capacidad de movimiento que le 
permita a ella misma continuar su viaje y dejarla ser 
vivida con todos sus posibles cambios, incluso de 
dirección, los continúe yo o seas tú mismo.
Con estado me quiero referir a esa idea de es-
tar de una determinada manera fija o de no dejar-
nos ser más que de una manera que corresponda 
a la autoimagen que nos hemos creado. Con cier-
to humor podríamos decir que cualquier similitud 
de significado de estado con su uso político es una 
coincidencia, no sea que se nos quede el alma atra-
pada en tanto control, organización, institución, 
norma, autoridad, administración o territorio en 
propiedad. 
Un ejemplo evidente de nuestra bien logra-
da educación de estado es esa idea de lo que es el 
bienestar. Hacemos de la idea de Estar bien o de 
Felicidad un estado inmóvil que debe mantenerse 
permanentemente sin ninguna oscilación lo cual 
nos lleva sin remedio a vivir la frustración o desa-
zón. Estamos intentando subir la montaña y hacer 
la foto inmortal del logro y mientras nos apegamos 
al momento con las dos manos aferradas a la bande-
ra, invitamos a la muerte con la instantánea ¿acaso 
no tendrás que volver a comer, abrigarte o ir más al 
baño? No importa tantos sean nuestros esfuerzos, 
en cualquier caso, la tarea parece imposible puesto 
que nosotros no funcionamos de manera distinta a 
como lo hace el universo.
Si vemos como funciona nuestra respiración, ve-
mos claramente que no podemos permanecer siem-
pre en la inhalación o expansión, ya que moriría-
mos por exceso de plenitud, asfixia. Es necesario 
soltar para tomar y tenemos la capacidad para am-
bas cosas, inhalar y exhalar. Es un baile equilibra-
do que permite la vida. De la misma forma nuestra 
capacidad de gozar es la misma que la de experi-
mentar dolor. Nuestra capacidad de acción se co-
rresponde a la de regeneración o descanso. Pasa lo 
mismo con la práctica de asanas en las que permiti-
mos el equilibrio con el concepto de stira-shuka (re-
lajación-firmeza) y que integra estas polaridades de 
una manera en la que no sólo conviven sino que sus-
tentan la experiencia de la postura como las otras 
sustentan la experiencia de la vida. 
Podríamos aceptar que nuestra conciencia se ex-
pande y se retrae para mantener su equilibrio vital. 
Si al ampliar nuestra conciencia nos creemos queya 
podemos darnos cuenta de todo en todo momento, 
nos meteremos en un problema y seguramente se-
remos un peligro para otros, ya que en la vida todo 
es un constante fluir entre flujo y reflujo, expan-
sión y contracción, contacto y retirada. Buscamos 
el tener una conciencia perfecta complicando más y 
más el asunto cuando estamos ya inmersos en ella, 
que por sí sola ya derrumba la idea de tener que 
ser de ninguna manera. El ampliar nuestro darnos-
cuenta nos ofrece ir desvelando falsedades pero 
para ello tan importante es el momento de la visión 
¿somos acaso 
un estado?
del vuelo como el de buceo en la propia sombra. 
El verdadero equilibrio está hecho de un juego de 
desequilibrios que se compensan de manera diná-
mica y que no parecen constituir ningún estado fijo 
e inmóvil. 
No se trata de alcanzar un estado en concreto, 
sino de liberar el movimiento de flujo y reflujo que 
nos permita vivir nuestros diferentes procesos o sus 
emociones, disfrutando de lo que cada una de ellas 
conlleva, ya que todo tiene su momento. Dejarnos 
vivir la tristeza o la soledad es tan necesario como 
dejarnos vivir la alegría y la compañía. Además po-
demos atrevernos a combinar soledad y alegría o 
soltar lo aprendido y dejarnos vivir una mayor, más 
espontánea riqueza interior. ¿Acaso por estar triste 
respecto a algo no podemos estar alegres respecto a 
otras cosas? ¿Acaso por tener una autoimagen, pese 
a nuestros intentos de control, dejamos de ser un 
infinito de posibilidades que pueden darse de ma-
nera múltiple y a la vez?
Volviendo a lo de estar bien, habríamos de in-
tentar desdramatizar el asunto, no sea que siem-
pre parezca que andamos en problemas cuando solo 
estamos vivos. Como yoguis tal vez algunas veces 
pretendemos estar siempre en la luz o relajados 
como si estar en algún momento confusos o tensos 
supusiera haber hecho algo mal. Pero solo lo que 
fluye se puede atascar y solo lo que está relajado se 
puede tensar. Insisto en no dramatizar el flujo, a 
veces estar tenso, algo nervioso o ponerte enfermo 
no tiene porqué significar un gran problema o no 
haber hecho las cosas bien, tal vez solo sea firmeza, 
intensidad resolutiva o que las cosas te importan, 
tal vez sea el despertar de tu energía hacia un nue-
vo darte cuenta, tal vez estés trasmutando algo más 
allá de tus razones o tal vez sencilla y nuevamen-
te, estés vivo y no puedas saber nunca su misterio 
pero sea por eso más hermoso. Tal vez, si lo vivi-
mos con naturalidad, nos enamoremos de la vida 
como proceso sin necesidad de aderezos, sustitutos 
ni banderas. 
Ver la posibilidad de hacer preguntas sin la nece-
sidad de llegar a una firme respuesta, da espacio de 
juego en la vida, sencillez y ligereza a la capacidad 
de trascendencia.
Siri Tapa
 formadora de profesores de yoga
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Flors de Bach en Moviment 
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Durante siglos el arte ha sido reservado a los artis-
tas, el baile a los bailarines y la terapia a los enfermos, 
siguiendo preceptos condicionantes y limitantes. 
La época en que vivimos nos trae otros horizon-
tes y se basa en nuevos paradigmas: todos podemos 
sentirnos artistas, bailarines o acceder a una tera-
pia porque todos tenemos un potencial por descu-
brir y desarrollar. Precisamente el arte y la dan-
za vivenciales nos favorecen este parto de nuestra 
vida interior. La labor terapéutica y artística, plu-
ridimensional –al igual que Sócrates cuando hacía 
de partero en su labor dialogante– es atender este 
nacimiento. La mirada es de adentro hacia afuera. 
Puede alumbrar todas las zonas oscuras y lumino-
sas escondidas en los confines de uno mismo.
A través de un gesto, un sonido, un trazado, un 
color, una forma, me expreso de forma espontánea 
y orgánica. No sigo ningún mandato externo, no 
he de adaptarme a ninguna técnica específica. Lo 
que importa soy yo, en la más pura expresión de mi 
ser. Lo terapéutico es permitir que eso ocurra y la 
consiguiente mirada consciente que pongo sobre lo 
ocurrido. Una mirada de lo autoreferido a otra re-
novada, constructiva, transformadora.
Dejar de ver al cuerpo como una caja de piel, re-
llena de huesos, músculos, sangre y órganos desti-
nados a funcionar y morir, para empezar a sentirlo 
como una entrañable usina generadora de vida, eso 
es, ¡generadora de vida! 
La terapia humanista, como escuela de vida 
orientada al desarrollo del potencial humano, com-
bina la terapia con la plástica y el movimiento. Pone 
las condiciones ambientales y psicológicas que fa-
vorecen la floración y el refuerzo de la creatividad. 
Todos podemos ser creativos pues la creatividad, el 
pensamiento divergente y la imaginación son facul-
tades humanas. Muchas personas dicen que no hay 
lugar para la creatividad en su vida porque hay pro-
blemas, inquietudes o incluso dolor. Se puede in-
vertir la mirada y considerar nuestra realidad desde 
otra perspectiva: al darnos un respiro para liberar 
la carga emocional, sacar afuera nuestra pelea men-
tal, estar en contacto con nuestra esencia y recupe-
rar el placer de los sentidos. Nos permitimos en-
tonces afrontar lo que hay en el día a día con más 
energía, fuerza y salud. Se trata de apostar por ser 
agentes de cambio y dejar de sacrificar lo más be-
llo que hay en nosotros. 
En arteterapia cada participante es un artista 
que se crea en todo momento, da a luz su propio 
potencial interno, partiendo de la percepción sen-
sorial y del movimiento en el aquí y ahora de forma 
intuitiva y espontanea. Las vivencias que surgen se 
convierten en imágenes plásticas que cada persona 
recrea a su modo, integrando los diferentes lengua-
jes artísticos.
No es necesario tener conocimientos previos en 
arte o danza.
Es crear un marco de seguridad y libertad psico-
lógica en donde podemos desplegar nuestro espacio 
interno, conmovernos para movernos internamen-
te, darle sentido a nuestra mirada y percepción de 
lo que nos rodea. En definitiva aportar a nuestro 
curriculum vital…
Arteterapia en la naturaleza es una apuesta gru-
pal en la que se lleva a cabo una labor de investiga-
ción personal sobre el proceso creativo en contacto 
con los elementos. Partimos de ellos, los transita-
arteterapia en 
la naturaleza
sentir para crear, crear para crecer
mos en todo nuestro ser y nos ponemos a crear… 
arcilla, ceras, pintura corporal, mandalas, voz, pin-
tura de dedos, teatro, performance, etc… trans-
formando, modelando, jugando, expresando.
Arteterapia desde el enfoque humanista está di-
rigido a toda persona mayor de edad, interesada en 
ahondar en el conocimiento de sí para mejorar su 
calidad de vida. Está recomendado a todos los estu-
diantes, artistas y profesionales de la educación, de 
la salud y de la relación de ayuda en general, que es-
tén en busca de recursos personales y sociales para 
mejorar su competencia profesional.
Charlotte Mouly
Terapeuta Gestalt, Licenciada en Humanidades, 
Post Grado Cuerpo y arte, 
especialista en técnicas corporales y creatividad.
Imparte formación personal con 
Arteterapia en Galicia y Asturias.
www.programapontebien.org
Este es el cuarto artículo de la serie que trata 
sobre herramientas avanzadas para re/conocerte y 
acercarte a tu propósito particular en esta vida. En 
éste concretamente vamos a hablar de la ciencia de 
los Siete Rayos.
Orígenes
Los Siete Rayos son, en palabras de Alice Bailey, 
la base de la toda la Psicología de la Nueva Era que 
estamos viviendo. A pesar de su complejidad, la 
extensa obra tiñe el pensamiento de los libros fun-
damentales de crecimiento personal que han apa-
recido en Occidente durante las últimas 
décadas.
Hace casi un siglo, Bailey em-
pezó a transcribir las enseñanzasde su maestro, Djwal Kool, “el 
Tibetano”. Él le reveló la es-
tructura de todo el universo 
conocido y desconocido, en 
función de siete rayos de cua-
lidades bien concretas. Estos ra-
yos, además de estar presentes 
en los objetos inanimados tam-
bién tiñen los campos de tu perso-
nalidad agregada, tu campo mental, 
emocional y físico. No sólo describe las 
características de estos cuatro campos, sino que va 
más allá, afirma que tu Alma individual también se 
ve afectada por la cualidad de un rayo en concreto, 
lo cual guarda una relación directa con tu propó-
sito individual.
Hasta finales del siglo pasado, si no tenías a un 
maestro muy avanzado en este sendero en concre-
to, llegar a saber cuáles eran tus rayos era un tra-
bajo arduo que requería de largas cuarentenas de 
meditación sobre todos los campos de ti mismo 
en relación a las cualidades de todos los rayos. Por 
fortuna, hace no muchos años en suiza la Escuela 
Huber de Astrología Psicológica pudo correlacio-
nar con gran precisión la composición de tus rayos 
a partir de tu carta natal.
los Siete Rayos
A continuación las características principales de 
cada rayo:
Rayo I: Voluntad y poder
Al primer rayo se le denomina voluntad o poder 
porque los seres que pertenecen a él llegan al poder 
a través de su fuerza de voluntad. Su sendero es el 
más rápido pero también el más difícil. Hay muy 
pocos seres humanos actualmente que expresen las 
cualidades de este rayo porque muy pocos serían 
capaces de resistir la tremenda energía que supo-
ne la expresión del primer rayo en su estado puro. 
El hombre de primer rayo es un líder y siempre 
se le encuentra al frente de la actividad que ha de-
cidido emprender. Es un destructor de las formas 
cristalizadas. El método característico es 
la fuerza de voluntad. Estos seres son 
capaces de “conquistar el cielo por 
la violencia”.
Rayo II: Amor y sabidu-
ría
El método de este rayo es 
reunir o juntar. Es el rayo de la 
dualidad y en él se sintetiza el 
amor y la sabiduría. El hombre 
de este rayo siempre tiene deseo 
de adquirir conocimiento puro, 
independiente del conocimiento 
adquirido, por eso su mente siempre 
está dispuesta a escalar nuevas cimas para 
conseguir más comprensión, más sabiduría. Si no 
hay amor se vuelve frío y egoísta, si falta voluntad, 
inactivo. La fusión del amor y la sabiduría propor-
cionan al hombre del segundo rayo una inteligencia 
clara y facilidad para enseñar a los demás su visión 
sintética.
Rayo III: Inteligencia Activa
Este es el rayo del pensador abstracto. Rige la fi-
losofía, las matemáticas, la metafísica y también la 
astrología. Mediante la imaginación captan la esen-
cia de la verdad; son idealistas, impulsivos, soñado-
res y teóricos. El hombre de este rayo debe estar en 
continuo movimiento y creación cuidando de rea-
lizar todo de forma desinteresada. Suelen ser poco 
prácticos y les encanta regodearse en sus propias 
acciones y creaciones. Los individuos del tercer 
rayo descubren el sendero a través de reflexiones 
filosóficas pero lo recorren mediante una actitud 
de entrega y servicio a los demás.
Rayo IV: Armonía a través del conflicto
Este es el rayo de la lucha y la inestabilidad por-
que en él están presentes las cualidades de la ac-
tividad y de la inercia. Cuando rige la inercia la 
persona se siente atraída por las comodidades, 
arrastrándola a un estado de dejadez. Sin embargo, 
cuando están bajo actividad se convierten en per-
sonas de gran valor, efectivas e intuitivas. Suelen 
crearse situaciones de mucha tensión como conse-
cuencia del enfrentamiento de los pares de opues-
tos, pero son estas dolorosas experiencias las que 
les llevan a una rápida evolución. Las personas del 
cuarto rayo aman la belleza, la armonía, el color. 
Son personas sensibles y cariñosas, pero los con-
tinuos cambios de humor hacen que algunas veces 
resulte difícil convivir con ellas.
Rayo V: Conocimiento concreto
Es el rayo de la mente concreta, de la investiga-
ción científica. Los individuos de este rayo aman 
los hechos. A pesar de que su punto de vista suele 
ser estrecho, les gusta actuar con lógica. Su prin-
cipal problema es la rigidez mental, por ello es im-
portante para él aprender a estudiar las cosas libre 
de todo juicio preconcebido y aceptando el resulta-
do tal y como es. El individuo de este rayo es el más 
materialista de todos. El hombre del quinto rayo 
debe aplicar el conocimiento para adquirir fuerza 
interna y confianza en sí mismo. La disciplina in-
terna y externa le aportan autoconfianza. El méto-
do para recorrer el sendero es a través de la con-
fianza en los demás y en sí mismo.
Rayo VI: Devoción e idealismo
El efecto de la actividad de este rayo durante los 
últimos dos mil años ha sido entrenar a la humani-
dad en el arte de reconocer los ideales. A los ojos 
de las personas de este rayo todo es perfecto o de-
sastroso; es muy extremista. Sus fines humanita-
rios les empujan a sacrificarse. Son románticos y 
necesitan entregarse a una causa. No son estadistas 
ni científicos, pero pueden ser magníficos poetas, 
amantes del arte o grandes instructores cuando re-
conocen que sus cualidades les pueden ser útiles a 
los demás. Les gusta pasar desapercibidos y cuando 
alguien les da una responsabilidad son cumplidores 
y efectivos. Los individuos de este rayo recorren 
el sendero mediante la entrega y el servicio a los 
demás.
Rayo VII: Magia y orden ceremonial
El hombre de este rayo se deleita por todas las 
cosas realizadas en forma decente y ordenada. Se 
sienten motivados por todo lo que es noble, dig-
no, ordenado. Su meta es hacer lo más convenien-
te y pronunciar la palabra correcta en el momento 
oportuno. A pesar de querer aparentar gran fuerza 
y suficiencia carecen de autoconfianza. Son gran-
des idealistas y sienten un profundo respeto por la 
libertad de las personas que junto a ellas conviven. 
Las personas del séptimo rayo son mentalmente 
abiertas. Aunque les cuesta reconocer sus errores, 
suelen ser dóciles y predispuestas a cambiar su for-
ma de pensar. Poseen sensibilidad y prefieren tra-
bajar en grupo como parte integrante del mismo.
los cinco campos de tu Ser
Para comprender al individuo real en toda su to-
talidad hay que reconocer y estudiar profundamen-
te la naturaleza de su cuerpo, sus emociones, su 
mente, su personalidad agregada y por último, su 
Alma o Ser espiritual.
Estos aspectos del ser humano existen, de acuer-
do a la Escuela Arcana, en forma de campos. De al-
guna forma son análogos a los campos magnéticos o 
eléctricos que rodean e interpenetran a los objetos 
magnetizados o cargados eléctricamente. 
Los dos más importantes: el de la Personalidad y 
el del Alma, ya que el resto quedaría fuera del al-
cance de este artículo. Puedes consultar el resto de 
campos en www.cosmograma.org.
El campo de la Personalidad
Alice Bailey afirmaba que así como no todas las 
personas se expresan como Almas -porque no han 
alcanzado el alineamiento entre Alma y persona-
lidad- no todas las personas son personalidades. A 
menos que los tres vehículos o campos inferiores 
hayan sido integrados con éxito y puedan operar si-
multáneamente con eficiencia, no es técnicamente 
correcto describir al ser humano en cuestión como 
una personalidad.
Sin embargo, incluso con antelación al momento 
de la completa integración de la personalidad, co-
mienzan a ocurrir momentos transitorios de inte-
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conócete a ti mismo IV
- el mayor servicio y contribución
- la verdadera vocación de uno
- el autodesinterés y altruismo propios
- la verdadera conciencia de uno mismo
- la actividad más gozosa
- el mayor sentimiento de significado
- el sentido de lo sagrado
- los “deseos del corazón”
Alma, personalidad y propósito
Muchos mapas de personalidad como el Diseño 
Humano no se ocupan explícitamente de la parte 
de ti que está más allá de tu cuerpo, tu emoción y 
tu mente. No hablan de tu realidad trascendente 
porque