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Rāja Yoga e Autoconhecimento

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RĀJA YOGA Y TRABAJO INTERIOR 
Profesora: Jana Raso 
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“El placer y el sufrimiento surgen cuando los órganos de los sentidos, de la mente se ven arrastrados hacia los objetos. 
Cuando eso no sucede porque la mente está en el yo, no hay placer ni sufrimiento en ése ser encarnado. Eso es yoga" 
Vaiśeṣika sūtra, 5.2.15-16 
 
RĀJA YOGA Y TRABAJO INTERIOR 
 
Introducción 
 
En este apartado explicaremos los principios básicos del rāja yoga, 
contextualizando los principios fundamentales de su filosofía y su práctica no 
sólo en lo que a la disciplina física se refiere, si no como un sistema integral. 
Estudiaremos algunas de las principales diferencias entre la cultura védica y la 
occidental, para posibilitar una cabal comprensión de sus principales conceptos y 
fundamentar las razones por las cuales consideramos necesario realizar un 
proceso de autoconocimiento adaptado a nuestra realidad cultural y sin el cual 
será muy difícil adherirnos a los principios que nos demanda tradicionalmente el 
sendero del yoga. 
Explicaremos fundamentalmente los hábitos yógicos básicos considerados dentro 
de las dos primeras ramas del aṣṭāṅga yoga; Yamas y Niyamas, abordándolos 
desde un enfoque filosófico y psicológico que nos permita comprenderlas de una 
manera más pragmática para así poder entender cómo adherirnos a ellas de una 
manera más eficaz y en concordancia con nuestra personalidad. 
 
El objetivo del presente apartado es pues, introducirnos en algunos aspectos del 
proceso de autoconocimiento que debemos incluir en nuestra práctica como 
practicantes occidentales, para comprender desde la propia experiencia, que el 
emprendimiento de un estilo de vida yógico, es emprender un camino sincero de 
crecimiento hacia el interior de nosotros mismos. 
 
Qué es yoga 
La palabra Yoga se refiere a un grupo de prácticas o disciplinas físicas, mentales 
y espirituales que se originaron en la antigua India. 
Tiene como objetivo la adhesión de todas las fuerzas del cuerpo la mente y el 
alma, en Dios (Desai). Más que una religión institucionalizada 1, es una, ciencia, un 
método y una filosofía de vida completa en sí misma, de un nivel tan profundo 
que, si se estudia con ojos limpios, bien podría considerarse como un 
fundamento básico, anterior y compatible con cualquier religión actual. 
El yoga es una de las seis escuelas ortodoxas de las tradiciones filosóficas 
hindúes. Existen una gran variedad de escuelas, prácticas y objetivos de yoga en 
el hinduismo, el budismo y el jainismo. El término "yoga" en el mundo occidental 
contemporáneo suele denotar una forma moderna de Hatha yoga, que incluye la 
práctica física de posturas llamadas asanas. 
 
1 Religión etimológicamente se deriva de Re-ligare, refiriéndose al método que sirve para re-ligar al alma 
humana con Dios 
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Se especula que los orígenes del yoga se pueden rastrear hasta la época védica; 
se pueden encontrar algunas menciones en el ṛgveda y algunos upaṇiṣads, pero 
lo más probable es que se haya desarrollado alrededor del siglo VI y V aC, en el 
seno los movimientos ascéticos y śramaṇa de la antigua India. De hecho, casi 
todos los estudiosos lo vinculan a Los Yoga Sutras de Patañjali que datan de la 
primera mitad del 1er milenio. Los textos de hatha yoga surgieron alrededor del 
siglo XI con orígenes en el tantra. 
Algunos gurús pioneros introdujeron el yoga en Occidente, después del éxito de 
Swami Vivekananda a finales del siglo XIX y principios del siglo 20. Y en la 
década de los 80, el yoga se popularizó como un sistema de ejercicio físico, Sin 
embargo en las tradiciones indias, siempre ha sido mucho más que ejercicio 
físico; el peso de su núcleo están en la meditación y la práctica espiritual. 
De Hecho, el Yoga como tal es una de las seis escuelas ortodoxas principales del 
hinduismo, tiene su propia epistemología y metafísica, y está estrechamente 
relacionada con la filosofía samkhya (que sienta las bases del budismo). 
En los textos antiguos clásicos, el término Rāja yoga2 era tanto el objetivo del 
yoga como un método para lograrlo, con el tiempo el término también se 
convirtió en un nombre moderno para la práctica de yoga, cuando en el siglo 
XIX, Swami Vivekananda comparó el rāja yoga con los Yoga Sutras de Patanjali. 
Desde entonces, Rāja yoga ha sido sinónimo de "yoga real", "unión real", "sahaj 
marg", "yoga clásico" y "yoga aṣṭāṅga". 
 
CONTEXTO CULTURAL Y DIFERENCIAS ENTRE LA COSMIVISIÓN ORIENTAL Y LA 
OCCIDENTAL 
El yoga y sus diversas observancias y disciplinas fueron concebidas dentro de un 
marco cultural muy lejano temporal y socialmente. Esto implica la necesidad de 
tender puentes para compatibilizar y adaptar algunos de sus conceptos. Por eso, 
es importante, primero que nada, abordar su estudio de una manera informada 
sincera y abierta (con la tranquilidad de que no es necesario cambiar de 
creencias religiosas para beneficiarse de sus enseñanzas). 
 
Mencionaremos a continuación algunas de estas implicaciones; 
En esencia los seres humanos compartimos igualdad de capacidades y nos 
enfrentamos a las mismas preguntas existenciales: porqué estamos vivos, qué 
sentido tiene estar aquí, de dónde venimos etc… Pero nuestra forma de 
respondernos a estas preguntas y de interpretar el contexto en el cual nos las 
planteamos variará según el lugar y momento en el que hayamos crecido. 
La realidad, entendida como el marco de referencia mental con el que se 
ordenan los datos que percibimos3, es una construcción social. Esta construcción 
va a determinar nuestras decisiones, creencias y comportamiento, si no 
sabemos reconocerlo, somos sus prisioneros. 
 
22 Rāja= Real y Yoga= Unión 
3 Conjunto de creencias y conceptos que determinan nuestra construcción mental de lo que sucede 
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Por lo tanto, un practicante de yoga europeo que quiere beneficiarse de todo 
este conocimiento, no sólo debe comprender cabalmente los nuevos conceptos 
que el yoga le aporta, si no, que debe también tomar consciencia de sus propios 
marcos de referencia para adquirir una perspectiva que le permita salir de sus 
limitaciones culturales y ganar discernimiento. 
En un nivel más profundo y universal. Todo practicante de yoga, que aspire a 
una liberación espiritual (ergo psicológica) debe conocerse a sí mismo y 
desarrollar un proceso de autoconocimiento y reflexión que le permita 
desarrollar una mirada crítica y auto analítica respecto a sí mismo y su realidad 
cultural. 
Las diferencias entre la cosmovisión de oriente y occidente se podrían describir 
como el resultado de las diferentes mitologías que fundamentan las creencias 
con base en las cuales se entiende el mundo, La cultura es la respuesta de cada 
región del mundo a las mismas preguntas existenciales, al mismo desafío de la 
naturaleza, esa cultura crea mitos, esos mitos se transmiten de generación en 
generación creando el conjunto de símbolos, historias y rituales que constituyen 
la riqueza cultural, las formas de entender el mundo, y de estas creencias se 
deriva entonces el comportamiento y la dirección de sus esfuerzos. 
Algunos ejemplos de las diferencias culturales a la hora de abordar una empresa 
o proyecto son los siguientes: 
 
OCCIDENTE ORIENTE 
Lógica binaria Lógica analógica 
Verdad Opinión 
Estándares Conceptos 
Conceptos absolutos Conceptos relativos 
Razonamiento lineal Razonamiento curvilíneo 
El denominador principal es el 1 El denominador principal es el 0 
 
Estas diferencias son claramente visibles en las artes performativas, por 
ejemplo, en la música occidental clásica, tradiionalmente hay unas partituras 
que fijan el camino a recorrer y un director que marca el recorrido, en cambio en 
la música hindustaní, los músicos improvisan en torno a una raga4, el liderazgoes más bien colaborativo y no siempre gira en torno al mismo sujeto. 
 
La espiritualidad desde luego, no es ajena a estas diferencias, si bien todas las 
grandes tradiciones del mundo han apuntado a una intuición análoga, el énfasis 
entre las vías orientales y occidentales se podría describir como dos actitudes 
básicas hacia la vida que apuntan a polaridades interdependientes, es decir, 
estas diferencias no son contrapuestas si no complementarias 
 
4 Una Rāga es un grupo de notas específicas en conjunto con unas normas a seguir dentro de un estilo de 
música que es fundamentalmente, improvisación en torno (o no) a una composición 
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ÉNFASIS EN OCCIDENTE ÉNFASIS EN ORIENTE 
Palabra Silencio 
Forma Vacío 
Devenir temporal Atemporalidad 
Potenciación del individuo Trascendencia de la individualidad 
Conquista del mundo Vuelta hacia uno mismo 
Conocimiento conceptual Conocimiento experiencial 
Dios allá Dios en mí 
 
 
Conceptos estructurales en ambas cosmovisiones: 
 
Intentaremos describir ahora los tres principios básicos en torno a los cuales gira 
toda la cosmovisión del sanatana Dharma sin cuya cabal comprensión resulta 
imposible comprender el trabajo esencial de este sendero: 
 
• la ley del Karma 
• la reencarnación 
• y la circularidad del tiempo 
 
Estos principios son fundamentales en la cosmovisión de India y es 
imprescindible conocerlos y asumirlos para poder entender e integrar 
adecuadamente sus enseñanzas. 
en la India antigua se empleaban varias formas de cálculo temporal, y que tan habitual era el 
concepto de tiempo lineal como el de tiempo cíclico. La elección dependía de la función que 
se asignaba a una forma particular de tiempo y de quienes intervenían en el asunto. 
La cosmovisión védica (y con esto me refiero a la mitología que acompaña las 
creencias en torno a la creación del universo), se basa en la circularidad del 
tiempo. Tal como las galaxias y los planetas giran, las eras se repiten en ciclos 
una y otra vez de manera irregular pero continuada hasta el infinito. Esta visión 
abarca sobre las dimensiones más amplias y trascendentes de la concepción de 
la realidad, ya que, para los asuntos humanos históricos, políticos, genealógico 
etc. se hacen servir del tiempo lineal de la misma manera que en occidente, Sin 
embargo, cuando se trata de la visión del cosmos, el énfasis está puesto en la 
eternidad y los ciclos cósmicos de inconmensurables proporciones denominados 
Yugas. 
Existe un punto de contacto entre la cosmología y la astronomía en cuanto a las 
cifras utilizadas para describir la duración de las edades y los ciclos, aunque no 
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está claro si los astrónomos las tomaron prestadas de los creadores del tiempo 
cíclico o si fue a la inversa. 
Según una de las teorías del tiempo cíclico frecuentes en los textos brahmánicos 
más relacionada con la astronomía, las matemáticas y la cosmología, el tiempo 
debía medirse por los grandes ciclos, o mahayugas. 
Cada mahayuga o gran ciclo constaba de cuatro ciclos menores, los yugas, que 
eran de duración desigual. El patrón con que está configurado el mahayuga y en 
el que se sostiene la teoría cíclica parece apuntar a algún tipo de agente 
superior. 
Esta teoría afirma que el universo está regulado por el tiempo. Las cuatro 
edades o yugas se sucedían en el orden siguiente: el primer yuga era Krita o 
Satya, consistente en 4000años divinos encajados entre dos periodos 
crepusculares de 400 años cada uno. 
Después venía Treta yuga de 3000 años de duración, también precedido y 
seguido de periodos crepusculares de 300 años; a continuación, llegaba 
Dvapara, de 2000 años de duración, con sendas fases de penumbra de 200 
años; y por último Kali, cuyos 1000 años se abrían y cerraban con 100 años de 
transición. Todo ello suma doce mil años divinos, que deben multiplicarse por 
360 para obtener la cifra correspondiente en años humanos. Un gran ciclo 
dura, por lo tanto, 4.320.000 años de los nuestros. Se trata de un juego en 
torno al número 432, que va aumentando con la adición de ceros. 
“El nombre de las cuatro edades fue tomado del de otras tantas jugadas de los 
dados, cosa que introduce un elemento de azar en el tiempo. La edad de Kali, 
que es la actual, corresponde a la jugada perdedora. Se calcula que empezó en 
una fecha equivalente al año 3102 a.C., y como sólo han pasado 5.000 de los 
432.000 años humanos que va a durar, nos queda por delante un larguísimo 
futuro de decadencia antes de llegar al cataclismo final. A guisa de escala se nos 
dice también que una vida humana dura lo mismo que una gota de rocío en la 
punta de una brizna de hierba al amanecer.” 
“Los ciclos, al no ser idénticos, dejan margen para nuevos acontecimientos. 
Dada la diferencia de duración, los hechos no podían repetirse con exactitud, y 
por lo tanto un suceso podía ser único. El círculo no regresa al punto de partida, 
sino que avanza hacia el siguiente círculo, que será algo más corto. Esta 
concatenación de círculos podría estirarse hasta dar lugar a una espiral, una 
onda o incluso una línea no muy recta. Cabe preguntarse pues si habría que 
verlos como ciclos o más bien como edades. La duración decreciente de las 
edades no respondía simplemente a la voluntad de seguir un patrón matemático. 
Se dice también que corre paralela a una decadencia del dharma, u orden social, 
ético y sacro de la sociedad definido por la casta superior, que es la de los 
brahmanes. El primero y más largo de los yugas correspondía, en sus inicios, a 
la edad de oro, pero el paso del tiempo se acompaña de un progresivo deterioro 
cuyo corolario es la decadente edad de Kali. Los signos de la degeneración son 
fácilmente perceptibles: el matrimonio deviene necesario para la procreación, 
pues hombres y mujeres dejan de nacer como parejas adultas; el cuerpo 
humano empieza a acortarse y reducirse; la longevidad mengua drásticamente; 
se hace necesario trabajar; y menudean herejes y viciosos. En el concepto del 
tiempo de muchas otras culturas aparecen descripciones similares aplicadas a 
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las épocas de decadencia. El declive del dharma se compara con un toro que se 
sostiene sobre cuatro patas al principio y va perdiendo una en cada edad. Hay 
pues un cambio sustancial de una edad a la siguiente. Para recalcar la 
decadencia inherente a la edad de Kali también se describe la progresiva 
inversión del régimen de castas que rige las normas sociales.” 
Cuando la decadencia se agudice los fieles huirán a las colinas y esperarán la 
llegada del brahmán Kalkin, considerado la décima reencarnación de Visnú, 
quien restaurará las normas de la sociedad de castas. (Kalkin es un concepto 
paralelo al del advenimiento del último Buda, Maitreya, llamado a salvar la 
auténtica doctrina de la desaparición y a restablecer el budismo). Resulta 
interesante que muchas de esas figuras salvadoras surjan o despierten renovado 
interés a principios de la era cristiana, cuando los sistemas de creencias que las 
alumbran (vaisnavismo, budismo, zoroastrianismo y cristianismo) están en 
íntimo contacto unos con otros en el territorio que va desde la India hasta la 
ribera oriental del Mediterráneo.” (Thapar, 2002) 
 
La circularidad determinante de tiempo es una de las la razones por las cuales la 
sensación de individualismo y voluntad o libre albedrío occidental chocan tan 
intensamente con la falta aparente de direccionalidad de los hindúes. ¿Si todo ha 
sucedido y sucederá, qué sentido tendría resistirse a lo que es? 
Por el contrario, en occidente la idea del tiempo se encarna en el mito del dios 
Cronos a partir del cual se desarrolla la idea del tiempo lineal 
Khronós era el dios de las Edades (desde la Dorada hasta la de Bronce)y del 
zodiaco. Es un dios con forma de un ser serpentino con tres cabezas: de 
hombre, de toro y de león. Se entrelazó con su compañera Anaké, en una espiral 
en torno al huevo primigenio y lo separó, formando el universo ordenado de la 
tierra, el mar y el cielo. (desconocido, s.f.) 
Khronós es la personificación del tiempo incorpóreo. En la mitología griega se 
decía que gracias a su unión con Anaké, la diosa de la inevitabilidad, da origen a 
un huevo primigenio predecesor de la vida, en el que tiene lugar la materia 
sólida dividida en tierra, cielo y mar, y de esta creación surge el universo 
ordenado. 
Anaké y Khronós permanecen unidos como las fuerzas de destino y tiempo 
guiando el inevitable curso de los cielos y del paso del tiempo, es por eso que 
son el origen y los controladores de otros dioses futuros como el propio Zeus. 
En cuanto al tiempo de los Humanos la mitología cueta con la figura del Titán 
Cronus (que a menudo se cnfunde con Khronós) quien se come a sus hijospara 
evitar ser destronado y que al final es derrotado por Zeus quien pasa a ser el 
dios de dioses, este mito se relaciona con una dimensión del tiempo psicológica 
humana a diferencia del tiempo cósmico que le correspondería a Khronós 
Así pues, a partir de estos dos mitos tenemos que el paso del tiempo en 
occidente se presenta como un curso trágicamente inevitable que siempre nos 
avoca a un fin dentro de un contexto centrado en el individualismo de una 
encarnación única que apuntala la ilusión de ser dueños de nuestro destino. El 
individualismo es una de las piedras basales de la cosmovisión occidental y 
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engendra una inevitable proyección a futuro (como la idea del progreso también 
muy propia de nuestra cultura) así como una profunda búsqueda de sentido de 
vida que nos impulsa y atribula con igual intensidad. 
Esta linealidad como presupuesto cultural, opera en nosotros ejerciendo una 
profunda influencia sin darnos cuenta y si el tiempo circular tiende a empujarnos 
a un excesivo apego al pasado, la linealidad del tiempo nos produce una terrible 
ansiedad por el futuro. 
La salida de este choque se sitúa en ”el camino del medio”, con la comprensión 
de que ambas concepciones no se contraponen si no que más bien se 
complementan, pues si bien es necesario rendirnos a las condicionantes externas 
en las que discurre nuestra vida, también existe la posibilidad de influir en el 
devenir de las cosas, nuestra influencia será armónica con la fuerza de la vida en 
la medida en que asumamos la impermanencia de nuestra condición, nos 
rindamos al momento presente y conduzcamos nuestras decisiones de vida en 
consonancia con nuestra profunda experiencia interior, un estado de ser que 
podría entenderse como el “karma yoga” al cual refiere reiteradamente Kṛṣṇa a 
Arjuna en el Bhagavad-gītā 
El concepto de karma es un principio que se refiere a una “energía trascendente 
(invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas…. Una 
«ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto, Se refiere al concepto de 
«acción» o «acto» entendido como aquello que determina un ciclo de causa y 
efecto, y que condiciona las sucesivas reencarnaciones de las almas en función 
de los actos realizados en vidas anteriores” (wikipedia). Según esta Ley los efectos 
de las consecuencias de nuestros actos pueden tener incidencia y manifestarse 
en diferentes momentos de la vida corriente o futura, esto implica a su vez el 
concepto de reencarnación, pues una consecuencia de una acción puede ser la 
semilla de una experiencia en esta vida o en otra, sin embargo este hecho es 
invisible a nuestra consciencia ya que en cada reencarnación la memoria “se 
borra”, de modo que si somos víctimas de algún infortunio o fortuna, nosotros 
seremos los únicos responsables de ello, pero seremos incapaces de recordarlo o 
de reconocer la relación entre cada acción reacción en la que nos hallamos 
implicados. En este contexto nuestro poder para incidir en nuestro propio karma 
se limita a evitar generar más consecuencias negativas y a limpiarnos de los 
efectos negativos que pudiéramos tener acumulados. 
 
Por último, destacamos las diferencias en la noción de individualidad. En la 
cosmogonía védica el concepto de individuo o Jiva (alma encarnada) se concibe 
a partir de una percepción de la realidad que es concebida como un contínuum 
de existencia que va desde las dimensiones más burdas hasta las más sutiles- 
Todo lo que es y existe es parte de la Gran Divinidad (Puruṣa y Tatpuruṣa) Una 
inconmensurable fuerza multidimensional y multiforme en la que TODO es parte 
del mismo principio creador que se manifiesta a sí mismo, una fuerza vital que 
se interrelaciona consigo misma en sus múltiples dimensiones y formas. Todos 
los seres formamos parte de este Gran Ser, nada está separado de Él y por lo 
tanto la sensación de ser individualidades separadas es sólo una ilusión 
denominada Ahamkara, es decir falso-ego. Si bien el hecho de tener un sentido 
del yo o ahamkara, es algo inherente y necesario en la condición humana, la 
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diferencia radica en que, dentro de la perspectiva oriental, esta pequeña 
identidad, es sólo una “ilusión” producida por la ignorancia y el valor máximo de 
esta existencia radica precisamente en la posibilidad de liberarnos de esta 
confusión para realizar el SER. Por el contrario, en occidente el individualismo y 
el correspondiente sentimiento de separación es constitutivo y absoluto. 
 
Separación entre materia y espíritu 
En contraposición al continuum de los diversos planos de existencia en oriente, 
en occidente el conocimiento de la materia y el del espíritu se hayan separados y 
en muchas ocasiones en clara contraposición, esto se debe a que partir del 
renacimiento se comenzó un proceso de conceptualización monista y una 
división muy acentuada entre el mundo visible y el mundo trascendente que 
desarrollaremos a continuación 
 
La física de Aristóteles y de Platón Con sus nociones de materia, espacio, tiempo 
y movimiento, es quizá, el mayor aporte en la conformación del pensamiento 
occidental moderno. La física, como ciencia modelo, ha contribuido 
enormemente al establecimiento de la razón lógica como fundamento de la 
cosmovisión occidental. En ella, la unidad es Uno, todo es Uno, todo se mira y se 
cuenta de a uno, por eso es una sociedad gobernada por los individualismos 
La revolución científica y la influencia del pensamiento naturalista de los griegos 
clásicos también marcó una escisión irreconciliable entre el reino de lo material y 
de lo espiritual. 
Durante el oscurantismo, la iglesia ostentaba el poder del saber, el conocimiento 
era reservado para unos cuantos dentro de las élites de poder que imponían de 
manera dogmática sus normas e ideas al resto de la población5. 
Con la demostración irrefutable de la ley de gravedad y la refutación de la 
creencia de la tierra como centro del cosmos la lógica empírica ganó muchos 
adeptos, es en este momento que se despierta un masivo interés de las élites 
del conocimiento para recuperar los vestigios de la cultura griega preservados 
por los árabes y se retoma la visión de los clásicos 6 greco-romanos. Una visión 
que se basaba en la observación libre de la naturaleza para crear conocimiento y 
se da una transición del teocentrismo al antropocentrismo, Las ciencias naturales 
 
5 la Iglesia impartía y retenía el conocimiento “educando” con dogmatismos, lo que ella decía era “palabra 
divina” y no se cuestionaba, esto mantuvo a la sociedad general sumida en la obscuridad de la ignorancia 
 
6 La llegada de Galileo y Newton que por fin cuestionan los dogmas creando las bases de la ciencia moderna y 
del empirismo en el que lo que se ve y mide es lo único que se puede dar por válido, este enfoque es eficaz 
para controlar ymanipular el entorno físico que sin este gran paso a día de hoy el desarrollo tecnológico no 
existiría, el problema fue que poco a poco su rebelión intelectual se consolidó con el método científico y la 
ciencia se erigió como el nuevo locus del saber. el conocimiento se volvió esta vez patrimonio exclusivo de los 
científicos y pensadores 
 
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se observan con ojos humanos y la razón impone su visión sobre el reino de lo 
sensible7. 
Con el renacimiento y el nacimiento de las ciencias empíricas, vienen los 
estudios más rigurosos de la naturaleza y finalmente Darwin desmiente la 
creencia sobre el origen divino de la raza humana al demostrar el hecho de que 
sus antepasados lo emparentan con el mono (lo cual constituyó otro duro golpe 
al narcisismo de la especie humana, después del primero que fue asumir que no 
somos el centro del universo). 
Esa nueva manera de interpretar/construir el mundo se asienta sobre las 
nociones complementarias de la evolución y de tiempo lineal (reminiscencias del 
mítico dios Khronós y el titán Cronus, ambos representantes míticos del tiempo 
cósmico y el humano). En la línea del tiempo occidental ya estructurado como un 
pensamiento lineal, racional y empírico, las cosas surgen evolucionan y cambian 
inevitablemente y sin que se pueda tener muy claro el origen y el destino de 
nuestra existencia. Para la ciencia no existe la noción de un Dios creador pues 
éste es un hecho que es imposible de probar. (Al menos para la ciencia que es 
quien desde la autoridad del conocimiento ostenta la potestad de la “verdad” de 
las cosas). 
Si bien el avance de la ciencia ha sido un gran logro de la humanidad, por otro 
lado ha implicado el pago de un precio; separarnos de nuestra dimensión 
espiritual y el acceso a nuestro invisible pero infinito mundo interior. La Razón 
(que en última instancia es la capacidad discursiva del lenguaje) siendo el único 
método para describir la realidad, nos confina a describir el infinito mediante 
nuestra propia experiencia limitada por nuestra capacidad simbólica. (que no 
hay que olvidar que es profundamente limitada)8 y dentro de los confines de 
nuestra propia mente. Lo cual nos da una insuficiente y falsa sensación de 
control. 
 
Para sintetizar la contraposición de la visión occidental con la perspectiva védica, 
en la cultura occidental, el tiempo es lineal, el pasado se desvanece a su paso 
y el futuro es incierto, nuevo y desconocido, potenciando el individualismo y 
fundamentando el mito del progreso como ya habíamos mencionado. Nuestro 
método de conocimiento legitimado es el empírico, que sobrevalora el 
control de la razón humana sobre el reino de lo sensible, cerrándose con ello a 
cualquier consideración que salga del dominio de nuestros sentidos. Así las 
causas y efectos de nuestros actos se limitan a lo verificable o “racionalizable”, 
sin tomar en cuenta la existencia de dimensiones más sutiles de la realidad9 y 
 
7 Con la razón como valor absoluto, se erige el ideal del control de la razón sobre la naturaleza y realidad 
material, así con el curso de los años la ciencia, la razón y la lógica impusieron su brutal predominio por 
encima de la naturaleza, la emoción y el alma. 
 
8 No resulta extraño que una perspectiva racional basada exclusivamente en la información sensorial del 
mundo material y por lo tanto incapaz de acceder o concebir el mundo de lo trascendente, engendre 
sociedades muy poco tolerantes a los vacíos de entendimiento o a los silencios de la mente 
9 Si bien en la actualidad esto está cambiando y los estudios más recientes de física, psicología, biología, la 
neurociencia y muchas otras disciplinas tienen a volver a tender puentes entre las dimensiones materiales y las 
más sutiles y atemporales, Aún estamos en los albores de dicho cambio, este trabajo, en el que intentamos 
humildemente tender y entender los puentes entre el Yoga y el enfoque de la psicoterapia transpersonal 
intentan formar parte de dicho reencuentro. 
 
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todo lo que hacemos sucede y termina en nuestra existencia humana y finita. 
Por el mismo hecho de que confinamos la construcción de la realidad a lo 
concebible por nuestras capacidades perceptivas y simbólicas: No existe el 
concepto de reencarnación y por lo tanto tampoco hay lugar para el 
concepto de algo como el karma. 
 
Para la ciencia dura, somos producto del azar, el universo se crea por un 
misterioso “big bang”, que eventualmente da lugar a la vida dentro de una 
fortuita combinación de fenómenos que surgen sin tener muy claro el cómo, que 
evoluciona hasta nuestros días dotándonos de todo el protagonismo y 
responsabilidad de nuestros aciertos y errores como especie y que 
eventualmente desaparecerá sin más…… 
 
En cuanto a reino del espíritu, Debido a la separación de los reinos de lo sensible 
y lo trascendente, la ciencia se erigió como la autoridad suprema del 
conocimiento y manipulación de la naturaleza mientras que la iglesia sólo 
conservó el dominio del reino de lo invisible10 que lamentablemente siguió 
estudiando en gran medida desde la preponderancia por la palabra, la forma y 
su apego al dogma. 
 
Independientemente de nuestro nivel de religiosidad o creencia religiosa (y nos 
guste o no el hecho), las creencias católicas son un fundamento de nuestra 
cultura y atraviesan toda interpretación de nuestra experiencia interior. Si bien a 
partir del renacimiento se recuperan los valores clásicos del humanismo, Todo lo 
que corresponde al reino de lo trascendente sigue siendo concebido mediante un 
lenguaje católico. Para dimensionar esta inmersión no debemos olvidar que 
incluso el tiempo de nuestra civilización comienza a contarse a partir de la 
venida de Cristo. 
Según la mitología heredada por la tradición judeocristiana los seres humanos 
somos almas caídas de un paraíso eterno, nuestra encarnación como seres 
humanos en este mundo, más que una preciosa oportunidad de crecimiento 
difícil de conseguir (según la visión védica), Es el castigo por haber comido del 
árbol de la sabiduría (¡!) la vida es una caída. Un castigo. Si bien en el 
catolicismo también se considera que la vida es el Don del Espíritu, la diferencia 
radica en que, en occidente el sentimiento de separación y de culpa son 
originales y por él y se separa trágicamente el mundo material del 
 
10 Los asuntos de lo inefable y etéreo (la consciencia, el alma, la sabiduría, y el amor) se quedaron relegados al 
conocimiento que acuñaba la iglesia, pero el problema es que ésta tampoco se esmeró por desarrollar un 
verdadero método de iniciación espiritual que nos brindara una autonomía ontológica, más allá de educar y 
entrenar en su secreto misticismo a los miembros que la constituían, continuó dejando a la población general 
en el desamparo de un conocimiento que le facilitara su emancipación , la gente del pueblo se encontró ante la 
disyuntiva de la racionalización excesiva o la espiritualidad sumisa al dogma. Esta es otra de las razones por 
las cuales en la cultura contemporánea nos encontramos tan huérfanos de una espiritualidad madura y en ella 
prepondera la sobrevaloración del mundo de lo sensorial y lo simbólico (dejando de lado el mundo sutil del 
espíritu y la consciencia). Lo invisible dejó de ser una experiencia mística y se encapsuló en el dogma, la 
espiritualidad de la mayor parte de la población es algo olvidado inefable o invisible y la realidad material se 
impone como el único sentido de la existencia 
 
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espiritual (En lo cotidiano de nuestras ajetreadas vidas limitadas lo inmediato y 
material son absolutos y lo espiritual está muy lejos de ser un valor central), en 
oposición a la perspectiva oriental en la que la idea de separatividades 
una ilusión producto del olvido y la ignorancia, y la unidad entre lo sutil 
y lo material se da por continuidad. 
En nuestras sociedades la religiosidad está en desuso, la poca que queda tiende 
a ser cada día más descomprometida, y si la hay, en muchas ocasiones puede 
ser vivida dentro de un entendimiento dogmático, más que desde una madurez 
reflexiva. 
Es innegable que, en las sociedades europeas, la práctica espiritual hace mucho 
tiempo que entró en decadencia, Si bien, aún hay mucha gente profundamente 
evolucionada y comprometida en el camino cristiano, en el grueso de la 
población predomina una falta de interés en el tema, y quien se acepta creyente 
suele serlo sin ser practicante o sin estar muy claro sobre sus propias creencias, 
a menos que pertenezca a alguna familia muy apegada a la tradición o que se 
haya implicado con consciencia. 
 
La cosmovisión actual está cambiando constantemente a partir de los avances 
en disciplinas como la física o la neurociencia. En la era de la información digital 
donde el conocimiento es de libre acceso para casi todos. La forma de concebir 
el universo depende sobre todo del nivel de conocimiento que tengamos. Sin 
embargo debemos ser conscientes de las generalidades falsas aún vigentes y de 
las miles de contradicciones que conviven en nuestro modo de concebir el 
mundo, es por ello que consideramos que, si pretendemos tener armonía y 
coherencia, es imprescindible hacer una revisión de los presupuestos con los que 
interpretamos nuestra realidad. 
 
Tal vez la armonía entre ambas cosmogonías sea un proceso que requiera de 
muchos años, pero sin lugar a dudas estamos en ese proceso de enriquecimiento 
mutuo, y el actual trabajo es una muestra de ello. 
 
 
Diferentes marcos socioculturales: 
 
De la cosmovisión cultural lógicamente se derivan grandes diferencias en 
prácticas, usos y costumbres sociales que es necesario compensar, para poder 
adherirnos a una vida yóguica 
-El yoga fue concebido dentro un marco social en el que la dimensión espiritual 
de la existencia es preponderante y determina múltiples normas usos y 
costumbres: por ejemplo, la figura del Gurú que adquiere una relevancia en la 
vida del discípulo incluso superior a la de los padres, o el concepto del 
matrimonio como un compromiso que fusiona la vida de dos seres con el objeto 
de dotar de sentido sus vidas en la observancia de una serie de roles, objetivos 
y etapas orientadas al recorrido en conjunto hacia la misma meta espiritual, con 
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divisiones sociales que determinan el sentido de la existencia de cada alma y con 
roles de género profundamente delimitados y definidos 
 
Por el contrario, en occidente las figuras de autoridad son difusas y variables, 
más allá de los padres y los profesores no existe una figura de referencia ni 
ningún líder religioso o autoridad moral con la cual uno pueda relacionarse y 
acogerse con la devoción entrega, fe y confianza como la que inspira el guru a 
sus discípulos. En su lugar podríamos considerar la figura del sacerdote católico, 
pero estos y la institución que los respalda, la iglesia, no gozan de mucha 
credibilidad ni adherencia social en amplios sectores sociales, ya que la 
institución eclesiástica se encuentra en gran medida corrompida y en declive. En 
Esta es la razón por la cual la espiritualidad en estas sociedades mercantilistas 
va a la deriva del mercadillo espiritual. 
 
Por su parte los cientificistas (o en el mejor de los casos agnósticos) tienden a 
asumir un existencialismo nihilista y en el mejor de los casos una postura 
humanista, pero esto implica una falta de homogeneidad en los valores que 
tampoco le quedan claros si no es por el esfuerzo individual que elija dedicar a la 
reflexión y aprendizaje del tema. 
 
Los que no se identifican con el empirismo ateo y se declaran creyentes, se 
adhieren una moral más o menos dogmática en sus variantes protestante y 
católica, pero entre ellos lo que prepondera son los religiosos no practicantes, 
por último, quedaría un tercer grupo, los espirituales a-religiosos, aquellos que 
no se adhieren a las religiones convencionales (cada día más y más miembros 
de su población). 
 
Sin embargo, a pesar de la más o menos sincera búsqueda de unos u otros, la 
mayor parte de la sociedad se encuentra desprovista de preceptos claros en lo 
que respecta a su crecimiento como entidades espirituales. En consecuencia, lo 
que prevalece es una moral diluida, en la que, por ejemplo: el matrimonio es 
una institución en plena transformación, una sociedad donde hombres y mujeres 
buscan a palos de ciego de nuevas formas de vivir la relación de pareja en la 
que los roles de género están en plena crisis y son cada día más difusos. 
 
Vivimos en una sociedad donde el conocimiento es cada día más especializado y 
la tecnología es cada vez más poderosa pero carente de un marco ético y de 
valores que la sitúen dentro de una realidad global que le permita seguir siendo 
una fuerza al servicio de la vida. Una civilización confusa y en decadencia, 
dotada de un poder tecnológico inmenso, carente de valores o del sentido de lo 
sagrado y profundamente desorientada respecto a su propósito y sentido de 
vida…. 
Esto es un caldo de cultivo ideal para precipitarnos en la búsqueda de respuestas 
mágicas, o para aferrarnos a viejas tradiciones como clavo ardiente de manera 
irreflexiva, Hoy más que nunca es necesario aprender a buscar con 
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discernimiento las posibilidades que tenemos y sobre todo de preguntarnos con 
toda sinceridad, corazón y consciencia, qué necesitamos y a dónde queremos 
llegar 
Emprender un camino de vida Yóguico es algo muy de moda, pero precisamente 
por eso no debe ser una decisión empujada por lo atractivo que puede parecer o 
por el sentido de pertenencia a una tribu social. Debe ser algo comprometido y 
digno de una profunda reflexión en torno a nuestros motivos e intenciones. Parte 
de esta reflexión consiste en hacernos conscientes de todas las diferencias que 
estamos analizando en este escrito 
 
Diferentes características psicológicas: 
La estructura psíquica es un complejo constructo mental que depende de la 
historia, la cultura y el entorno particular de cada sujeto, resulta obvio que la 
psique de un individuo del siglo II a.c. ciertamente variará enormemente de la 
psique de un individuo occidental europeo del siglo XXI. Y aparte de la dimensión 
psicosociocultural, existe también la dimensión psicológica interna, que es aún 
más determinante en el momento de emprender un camino de transformación y 
crecimiento interior. 
Los contenidos y estructura de nuestra propia Psique son la principal materia de 
trabajo para poder adoptar nuevos hábitos, prácticas visiones, valores y 
preceptos. Es imprescindible que nos hagamos conscientes del contenido de 
nuestra mente y de su dinámica interna para poder compensar desfases 
culturales, pero también para reconocer nuestros propios laberintos mentales, 
dinámicas y dificultades caracteriales que según la configuración de cada uno 
obstaculizarán o facilitarán el avance espiritual. 
 
La construcción del YO; una profunda soledad: 
Como ya hemos descrito anteriormente, en occidente los individuos construimos 
nuestra identidad centrados en la individuación del falso yo o ahamkara 
desprovistos de un marco cultural que nos ayude a situarnos en una realidad 
biológico, simbólico y espiritual mucho más grande y trascendente que nuestra 
fugaz existencia. Esta condición favorece un proceso de individuación más 
extremo y exalta la singularidad del individuo o asmitā (una de las 5 kleśas), Los 
occidentales en general somos individuos con estructuras egoicas más 
estructuradas, es decir, más fuertes, lamentablemente, en un mundo escindido y 
con tantos vacíos espirituales, afectivosy morales, al tener estructuras psíquicas 
sólidas es algo más bien contraproducente, de cara a la meta de la liberación 
espiritual, porque en vez de desarrollar identidades sanas al servicio de valores e 
ideales trascendente, nos centramos en nuestras estructuras psíquicas sólo para 
reforzar el egoísmo. En otras palabras, somos sociedades profundamente 
atrofiadas, psicoespiritualmente hablando. 
Así pues, el individuo occidental común y corriente, a menudo carece de fe, pero 
a la vez suele estar muy seguro de la certeza de sus razones, desprecia u olvida 
su dimensión espiritual y vive sumergido en los enredos de su sobre 
valorada aunque limitada mente, El yoga denomina este hecho como avydiā 
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(ignorancia de la propia naturaleza espiritual) el obstáculo raíz de todos los 
obstáculos espirituales definidos como kleśas (a los que nos referiremos más 
adelante). 
Si bien esta kleśa es parte de la condición humana y por tanto universal, sus 
efectos se sienten con mayor fuerza en occidente porque las bases de nuestra 
visión del mundo la refuerzan, es decir, es una kleśa que se manifiesta en los 
individuos pero que también opera culturalmente y por lo tanto construye la 
percepción de la realidad en consonancia. 
Identificados con nuestra forma material (el cuerpo y sus adornos simbólicos: 
estatus, logros y pertenencia), vivimos la muerte como una tragedia máxima, 
cuya inevitable realidad se instala como una sombra e intentamos evadir la 
angustia que nos genera apartándola de la consciencia reforzando así el apego a 
esta fugaz forma material. 
El asustado individuo occidental intenta demostrar su grandeza racional 
poniendo todo su empeño en sus pequeños logros y posesiones. Hundido en la 
desesperación de una existencia materialista que le ha negado toda 
trascendencia, a menudo queda hundido en el nihilismo sin sentido de un vacío 
existencial que lo condena a vivir en un estado de ansiedad constante con la 
inconsciente exigencia de que tiene que controlar decidir y actuar y con la ilusión 
de que todo logro es sólo un mérito de su pequeña voluntad. 
Vivir así convierte al mundo en un lugar hostil en el que el tiempo es lineal y 
apremia, en el que la realización se configura según modelos impuestos desde 
instancias masivas de información y regulación económica y simbólica al servicio 
de unos pocos privilegiados. 
Nuestro concepto de ser está determinado por los medios masivos y nos impide 
reconocer nuestra verdadera inherente grandeza. A este respecto el psicólogo 
Abraham Maslow escribió que “Lo que actualmente se considera normal en 
psicología, no es si no, en términos generales, una forma de psicopatología tan 
poco llamativa y generalizada que habitualmente ni siquiera la percibimos”. 
En suma, los occidentales vivimos en una cultura donde la decadencia está 
normalizada, donde la dimensión espiritual si no está ausente, al menos con 
demasiada frecuencia se encuentra mal entendida (como un objeto más de 
consumo) y donde la invisible condición patológica de nuestra psique nos 
empuja a la destrucción de nuestro planeta y con ello al suicidio de nuestra 
propia especie. 
Pero no se trata de destacar nuestra lamentable condición para complacer una 
extraña sensación de certeza autodestructiva que nos dé una ilusión de ser más 
“conscientes” sin ir más allá que engrandecer aún más nuestro desaliento. Se 
trata más bien de asumir con toda la ternura y la compasión hacia nosotros 
mismos, el sufrimiento en el que vivimos, así como el sentido de urgencia que 
esta verdad suscita cuando nuestro corazón la integra… 
Vivimos en una sociedad con una pobreza de espíritu desoladora y es urgente 
que despertemos a esta realidad y nos hagamos cargo de ello asumiendo la 
responsabilidad de nuestro propio proceso de crecimiento dentro de la gran 
hermandad que es la raza humana. 
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“El Espíritu en el hombre, es el ayudante de su alma: ¿Cómo podría existir una ayuda desde fuera?” 
 Dhammapada 
 
El Yoga y la psicología transpersonal 
 
El yoga es un sistema para lograr la unión (o re-unión) del alma encarnada 
jīvātmā con el Alma Universal, parmātmā. Su itinerario es partir de lo individual 
a lo divino. La psicología transpersonal, por su parte, es la primera corriente de 
la psicología que recupera la dimensión trascendente en el espectro de la 
consciencia humana, La primera que recupera su sentido sagrado; (psique, en 
griego significa alma). Es un enfoque que tiende un puente entre la realidad 
psicológica de la persona, (su personalidad, comportamiento, ideología, 
creencias y costumbres) y la realidad espiritual que trasciende lo individual, de 
ahí su nombre trans-personal. 
Esta última fuerza de la psicología nace y se nutre precisamente de las filosofías 
orientales. Comenzó a desarrollarse en los años 60`s cuando el budismo y el 
hinduismo empiezan a difundirse en occidente. Su relevancia radica en que es 
una ciencia que surge en el seno de nuestra cultural, su meta es la misma que la 
del yoga, recuperar el contacto con las dimensiones espirituales del ser. La 
autoconsciencia, la re-identificación con el alma universal que nos anima y 
trasciende toda individualidad. 
 
La psicología transpersonal está lejos de poseer la profundidad y riqueza del 
yoga, pero hace un gran aporte; sus autores han desarrollado una cartografía de 
la psique propia del seno cultural donde fue creada con sus particularidades 
concretas. 
La dificultad para conectar emocionalmente, la falta de valores morales 
homogéneos, la exigencia de méritos personales, la falta de figuras de referencia 
y la sobreexposición a la información hace que los seres humanos de las 
sociedades contemporáneas, tengamos que construir corazas de personalidad 
que nos permitan sobrevivir y funcionar, muy a menudo, lamentablemente a 
costa de sacrificar nuestra propia sensibilidad y negar nuestra verdad. 
Ablandar las capas de la personalidad para abrir el corazón (La morada del alma 
o atman), es un trabajo muy complejo y laborioso. Es preciso un gran esfuerzo y 
a menudo mucho sufrimiento, para debilitar de las capas más superficiales de lo 
que mostramos ser (la máscara), y adentrarnos en las capas más ocultas de lo 
que tememos, nos avergüenza o nos duele (la sombra), hasta lograr la 
recuperación/sanación de nuestra verdad esencial (el alma), que es el único 
lugar desde el cual podemos acceder a la integridad y fuerza espiritual que exige 
el camino del yogui. Si evitamos hacer este proceso corremos un peligro 
enorme de perdernos en los escollos de nuestros autoengaños y sin 
darnos cuenta, terminar utilizando todo nuestro esfuerzo y buena 
voluntad para simplemente construir un nuevo disfraz… 
 
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En esta formación, nuestro intento es recuperar la esencia del yoga en su pureza 
original en un mundo donde el yoga se ha convertido en una moda, en la que la 
apariencia y la estética prevalecen sobre el sentimiento genuino, donde el 
negocio es más importante que el servicio y la disciplina sirve más para el 
lucimiento personal que para engrandecer el espíritu 
 
En este sentido el aporte de la psicología contemporánea será más bien práctico, 
ya que nos serviremos de técnicas de auto indagación para poder comprender 
los preceptos del aṣṭāṅga yoga “desde dentro” intentando con ello sortear los 
obstáculos de la desconexión de nosotros mismos, la falta de consciencia y los 
autoengaños, para darle a nuestro trabajo un sentido profundo que realmente 
nutra nuestro espíritu, abra nuestro corazón, libere nuestra creatividad y 
naturalmente nuestro esfuerzo se haga servicio. 
El mundo necesita más yoguis sinceros y felices que aporten consciencia y 
menos “gurús” del yoga con lujosos centrosy cuerpos esbeltos 
 
 
las chitta vṛtti 
 
Continuaremos ahora con una somera descripción de una parte de las facultades 
del pensamiento que es necesario cnocer antes de adentrarnos en las dos 
primeras ramas del aṣṭāṅga yoga (yamas y niyamas), cuya naturaleza es más 
específicamente psicológica: 
Abordaremos cada una de ellas como puntos de partida para una auto 
indagación más concisa. 
 
Citta Vṛtti 
El primer sūtra de Patañjalī comienza diciendo “Yogaś citta vṛtti niroḍhaḥ” “Yoga es la 
cesación de las fluctuaciones de la consciencia” 
Es decir que, el yoga tiene como objetivo principal detener las fluctuaciones de 
la mente, todos sus miembros o aspectos tienen como objetivo la conquista y la 
liberación de la consciencia ya que sólo conquistando la mente es posible 
alcanzar la Unidad y por tanto la liberación espiritual (mokṣa). 
El Raja Yoga nos enseña que la mente en tanto facultad de pensamiento, tiene 
diferentes causas que modifican su funcionamiento: 
- 5 son causa de dolor y placer 
- y 5 causan sólo dolor 
Estos “Errores” cognitivos se denominan Kleśas 
 
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Las primeras 5 son: 
Avydyā se refiere a la ignorancia o desconocimiento de nuestra verdadera 
naturaleza (que es espiritual) 
Asmitā es el sentido de individualidad que nos hace creer que estamos 
separados de los demás y del entorno 
Rāga es el apego o pasión que nos impide vivir de una manera libre (que no des 
implicada) 
Dveśa es la aversión o repulsión 
Abhiniveśa es el ansia o asimiento instintivo a la vida terrenal y al goce 
corporal 
 
“De día brilla el sol, y de noche brilla la luna. El guerrero brilla en su armadura y el sacerdote en su meditación 
Pero el buddha brilla de día y de noche: En el esplendor de su gloria brilla el hombre que está despierto” 
 Dhammapada 
 
 
YAMAS Y NIYAMAS 
El aṣṭāṅga yoga y la psicología como métodos complementarios para 
conquistar la mente 
 
Según el Sūtra II.28, yogāṅgaānuṣṭhānād aśuddhi-kṣaye jñāna-dīptir-āviveka-khyāteḥ, 
“la destrucción de las impurezas es el resultado de la práctica del yoga, como 
consecuencia de esto, la lámpara del conocimiento emerge culminando en el 
discernimiento discriminativo” la práctica de los 8 miembros de yoga tienen 
como objetivo adquirir el discernimiento discriminativo que permite purificar 
la cita para remover la ignorancia (viveka), es decir: desarrollar la capacidad 
para diferenciar entre puruṣa y prakṛṭi mediante la purificación de las kleśas: 
ignorancia, ego, gusto, aversión y apego a la vida. Esto significa en términos 
muy simlificados, el adquirir la capacidad para diferenciar entre lo que somos 
(Atman) y lo que no somos (el vehículo compuesto por materia gruesa y sutil, es 
decir cuerpo y mente) 
A continuación en el sūtra II.29 yama-niyamāsana-prāṇāyāma-pratyāhāra-dhāraṇā-
dhyāna-samādhayo´ṣṭāv aṅgāni, en el cual se presentan por primera vez los 8 
miembros del yoga: “los ocho miembros del yoga son abstenciones, 
observancias, posturas, respiraciones, control, liberación de los sentidos, 
concentración, meditación y absorción” 11 
Los dos primeros miembros (Aṅga) o aspectos del aṣṭāṅga yoga son las 
abstinencias.- Yama y observancias.- Niyama, cada uno de los cuales se 
componen a su vez de 5 aspectos. 
 
11 Śankara añade que esto incluye observar el Dharma y la guía de un gūru 
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Los Yamas son: Ahimsa=no violencia, Satya=veracidad, asteya= no codicia (o 
más exactamente, resistirse a robar) Brahmacarya=celibato (entendido como la 
concentración de la energía e el propósito de la liberación) y aparigrahā=no 
acumulación 
Yama se deriva de la raíz sánscrita √yam, que significa restricción, freno, control 
y también puede significar reino o constructor 
El fin de este conjunto de restricciones y preceptos es establecer las condiciones 
mínimas necesarias practicar yoga como disciplina espiritual, son el fundamento 
que permite al individuo el dominio de sí necesario para poder practicar de 
manera exitosa los otros 6 aspectos del aṣṭāṅga: āsana praņayama etc.. que 
también tienen los mismos objetivos, pero son relativos a la práctica (sadhana) 
en sus aspectos prácticos tanto en lo físico como en lo relativo a la práctica de la 
meditación. 
 desarrollar una actitud favorable y unos hábitos de vida que facilitan el control 
de las pasiones, preservan un buen nivel de pureza, equilibran la energía vital y 
promueve una relación armónica con los otros y con el entorno. Los siguientes 6 
pasos Pero en esta asignatura nos adentraremos en los dos primeros (yama y 
niyama) que se relacionan más con la dimensión personal psicológica del 
individuo, su observancia nos ayudará a dominar y depurar el comportamiento y 
la dinámica psicológica de la personalidad. 
 
Yama y niyama pueden definirse como el conjunto de disciplinas éticas 
(mandamientos universales) que constituyen las reglas de la moralidad en todas 
las sociedades y religiones 
 
 
 
YAMA 
(abstinencias o restricciones) 
 
Conductas derivadas de la violencia, la mentira, la codicia, el robo, la 
promiscuidad, la disipación, la corrupción y la avaricia, son la fuente de una 
inconmensurable cantidad de dolor innecesario y producido por nosotros 
mismos. El origen de estos males se debe a 3 pasiones primigenias: la codicia, el 
deseo y el apego. Estas son tendencias inevitables, ya que son inherentes a la 
nuestra condición humana. 
 Todos los seres vivos, naturalmente anhelamos tener cosas o experiencias que 
nos procuren placer, o poder, y tendemos a querer preservar las cosas que nos 
agradan, pero independientemente de la intensidad con la que se presentan en 
nuestras vidas, estas pasiones a la larga o a la corta siempre implican dolor, 
porque: en esta vida todo se acaba y tarde o temprano experimentamos la 
pérdida y la frustración, lo único que trasciende es lo que logramos crecer desde 
el interior 
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Los Yamas son entonces códigos de auto-regulación en torno a nuestra relación 
con el mundo externo (la naturaleza y los otros seres), los Niyamas a su vez son 
códigos de regulación a nivel interno (con nosotros mismos respecto a nuestra 
propia disciplina y práctica). Son fundamentales porque una buena relación con 
el entorno y con uno mismo es imprescindible si se pretende adquirir la 
necesaria paz interior para poder sentarnos a meditar y alcanzar la realización 
Para una eficaz adherencia a los Yamas y Niyamas, se debe primero conocer el 
propio carácter y tendencias de manera que podamos identificar cómo funcionan 
en nuestra psique las pasiones, paralelamente a este trabajo el yoga nos insta a 
observar escrupulosamente (por separado, pero simultáneamente), cómo las 
ejercemos, a nivel de las acciones, el discurso y los pensamientos 
Los Yamas son considerados el gran voto y su observancia es imprescindible 
para cualquier aspirante a ser yogui, especialmente Ahiṁsā y el vegetarianismo son 
innegociables. Su observancia integral es de una dificultad suprema y muy pocos seres son 
capaces de seguirlos comprometidamente. 
Según el sūtra II.31 estas cinco formas de auto-regulación, auto-exploración y 
auto-restricción son absolutas y aplican a todo ser humano indistintamente de 
su lugar de nacimiento, condición social, raza, credo. Etapa de la vida, en todo 
momento en todo lugar y en absolutamente cualquier circunstancia o situación 
 
En el sūtra II.33, Patañjalī nos da la pista para poder trabajar, tanto con los 
Yamas como con los Niyamas, la clave del trabajo es la atención vigilante y el 
antídoto de especial eficacia será aplicar el opuesto, según éste Sutra, lo 
opuesto, por ejemplo, al odio, no es el amor, si no evitar odiar, es decir, 
DEJAR IR Y SOLTAR CUALQUIER SENTIMIENTO QUE NOS LLEVEEN ESA 
DIRECCIÓN, cuando se aplica esta norma, entonces sí lo que surge 
inevitablemente como una consecuencia de esta resistencia al odio, es el amor 
debido a que éste es nuestro estado primigenio natural. Al evitar las pasiones 
que los motivan lo que hacemos es remover los obstáculos que nos impiden 
desarrollar el discernimiento con claridad 
 
-Ahiṁsā 
 
En la tradición de las escrituras sagradas de India, es signo de especial 
importancia enunciar algo en primer lugar, esto significa que tanto los Yamas 
como en especial Ahiṁsā tienen un lugar central de insuperable importancia en 
el camino del yoga. De acuerdo a Vyāsa el objetivo de los demás Yamas es 
facilitar y ampliar el camino para adquirir ahiṁsā. 
La palabra sánscrita a-hiṁsā significa literalmente no-matar, en su sentido 
positivo se refiere al amor a la vida. El concepto de matar podría tener miles de 
acepciones, por eso se suele traducir como no-violencia. 
En un sentido profundo y amplio se refiere desde el evitar cualquier palabra 
áspera, hasta el cuidado absoluto en toda forma de vida, éste sólo yama 
abarcaría en sí mismo todas las reglas morales, ya que el respeto a toda 
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manifestación de la creación bastaría para detener cualquier impulso de codicia o 
deseo inadecuado. 
El origen de la violencia es el miedo, su antídoto más poderoso es una fe 
inquebrantable en una fuerza superior de vida de la cual forma parte nuestra 
propia esencia y la consiguiente certeza absoluta de que nada puede dañarnos 
(esto se relaciona con el último Niyama que por su lugar posee la misma 
importancia). 
Lamentablemente la condición humana hace que sea muy difícil integrar 
plenamente esta verdad, que es la meta de la liberación a la cual nos acerca la 
disciplina del yoga. A mayor ignorancia (no sólo de conocimiento en todas sus 
variantes si no especialmente de nuestra verdadera naturaleza) mayor es la 
tendencia a dejarse llevar por el miedo y las pasiones humanas. 
Paralelas a ahiṁsā están abhaya y akrodha ausencia de temor y ausencia de ira 
La ausencia de temor nos remite directamente a la kleśa raíz: la ignorancia, si 
nos olvidamos de nuestra naturaleza espiritual eterna, es imposible no tener 
miedo de todas las consecuencias lógicas de la existencia, desde la muerte como 
como parte consustancial a una existencia material, hasta las derivaciones más 
superficiales de las ansias de supervivencia. Algunos ejemplos de esto son la 
necesidad de ser amados, las ansias de poder, la importancia personal y el falso 
orgullo que nos dan una falsa sensación de seguridad. Todas estas pequeñas 
amenazas a nuestro amor propio pueden ser motivos para provocar en nosotros 
ira, la cual da origen a miles de pequeñas manifestaciones de violencia, que no 
por pequeñas son menos perjudiciales como: la competitividad insana, los celos, 
la crítica, la injuria o la manipulación. 
Sólo una vida fundamentada en el amor a la vida y a la verdad puede estar libre 
de violencia 
Sin embargo, a menudo los límites entre nuestras tendencias innatas, el respeto 
a la vida y la agresión como fuerza básica necesaria para la vida son sutiles y 
complejos, se precisa pureza de corazón y mente para adentrarnos en las 
cavernas de nuestra propia psique para reconocer cómo se manifiesta la 
violencia, o la falta de respeto en y entre nosotros. Es necesario que nos 
dispongamos a averiguar con honestidad cuál es nuestra relación con la 
violencia, cuáles son mis verdaderos valores, y mis necesidades fundamentales, 
ya que la fuerza de vida que nos impulsa no se debe reprimir (esto sólo 
perjudica) pero es imprescindible que conozcamos las variantes de dicha 
potencia para poder saber reconocerla y reconducir. 
En nuestras sociedades la violencia es muy mal vista y sin embargo abunda en 
cada rincón de nuestras vidas y psiques, especialmente cuando nos exigimos, 
nos criticamos, nos despreciamos o nos sentimos menos de lo que somos. 
Pareciera que la violencia contra uno mismo no fuera precisamente mala, incluso 
hay tipos de personalidad que saben hacer del autodesprecio un medio para 
obtener beneficios, y sin embargo esta forma de autodestrucción es 
intensamente perniciosa, ya que es la principal causa por la cual no podemos 
hacer uso de todo nuestro potencial y terminamos conformándonos con las 
mínimas versiones de nosotros mismos e incluso dejándonos maltratar. 
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Es por amor a la vida fuera y dentro de nosotros, que es absolutamente 
imprescindible que hagamos acopio de coraje y nos atrevamos a descubrir las 
capas de nuestra personalidad más ocultas para poder ponerle cara y ojos a 
nuestra propia agresión sin miedo a que esto nos haga sentir “malos” si no con 
ojos compasivos, comprendiendo el origen del mal en nosotros, de manera que 
ganemos maestría en su dominio. 
Sólo teniendo una clara consciencia de cómo se manifiesta esta pasión en 
nosotros mismos podremos ser dueños de esta poderosa fuerza que también nos 
pertenece y que debemos dominar para que no nos arrastre sin darnos cuenta 
hacia la autodestrucción 
Es importante aclarar que la violencia es hermana de la agresión, pero este 
aspecto tiene un costado positivo. La agresión es, en esencia, simplemente una 
manifestación de la energía vital que, bien dirigida nos provee de los medios 
para la consecución de objetivos y metas (es necesario cierto nivel de agresión 
para levantarse cada día a negociar, afirmarse o defenderse en diversas 
situaciones de la vida) y es la única energía que nos posibilitará lograr una 
transformación de nuestras mismas tendencias destructivas ya que es necesario 
que tomemos contacto con un cierto grado de enfado con nuestros propios 
errores para poder tener el coraje de transformarlos. 
La ira hasta cierta medida es una emoción necesaria y válida pero sólo como 
fuerza transformadora al servicio de la vida. 
Según el sūtra II.35 ahiṁsā pratiṣṭhāyāṁ tat sannidhau vaira-tyāgaḥ, “el 
establecimiento firme en ahiṁsā tiene como resultado el abandono natural de cualquier 
sentimiento de hostilidad”. Es decir. Permanecer firmemente en este yama acarrea paz 
interior y un abandono natural para enemistarse o enfadarse, incluso Vyāsa afirma que 
dicha paz se irradia a todo aquél con quien contacta un yogui que ha alcanzado ésta meta 
 
 
“Sospechas que podrías conseguirlo con algún artificio, pero sólo lo conseguirás eliminando los artificios” 
 Rumi 
-Satya 
 
Este es el segundo Yama pero casi tan esencial como el primero, si ahiṁsā 
significa amor a la vida, satya significa amor a la verdad. Es la más alta regla de 
conducta, el más alto precepto moral. La divinidad es Amor y Verdad, la realidad 
última se expresa en esos dos aspectos y si con ahiṁsā encontramos la fuerza 
para vivir, con satya encontramos la forma como la que debe manifestarse esa 
fuerza. 
El sūtra II.36 “Satya pratiṣṭhāyāṁ kriyā phalāśrayatvam” afirma que “La 
veracidad establecida firmemente se obtendrán los frutos de las acciones” 
Como cualquier Sutra, existen distintos niveles de lectura, podemos interpretar 
que el poder que se adquiere es el poder performativo de la palabra verdadera, 
pero en un sentido menos elevado, podemos pensar en este Sutra como la 
descripción de una dinámica natural: Si actuamos con honestidad íntegra, la 
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voluntad realizará en concordancia con las propias acciones y esto 
brindará frutos de plenitud y satisfacción. 
Otra lectura es relativa a la tradicional asociación del poder de realización de la 
palabra de aquellos que están establecidos en Satya, este poder se refiere a la 
capacidad atribuida sólo a personas que han alcanzado la realización y se 
pueden considerar verdaderos Gūru cuya palabra no sólo enuncia si no queproduce aquello que enuncia con el sólo hecho de decirlo 
Por ejemplo, una persona establecida en Satya con sólo decir, “haz con 
impecabilidad tu trabajo” será capaz de generar en el que escucha, la capacidad 
para realizar su trabajo impecablemente. A este respecto Vyāsa define la verdad 
como la concordancia éntre lo que se conoce como los tres procesos de 
conocimiento, sensopercepción, inferencia y enunciación. 
Otras interpretaciones explican esta misma concordancia de una amera más 
sencilla, Una congruencia entre los pensamientos, la palabra y las acciones. 
Decir siempre la verdad es una tarea titánica, primero porque vivimos en una 
cultura donde los valores ya no son los humanos y la moneda corriente es la 
impostura y la simulación a tal grado que la mayoría de los seres humanos 
vivimos ignorantes de nuestra esencia más pura y para mayor dificultad somos 
inmensamente inconscientes de nuestros propios autoengaños. 
Ser veraces, implica un compromiso férreo por ahondar en la experiencia más 
íntima de nuestro corazón para poder detectar si lo que pensamos, decimos o 
hacemos es congruente con lo que somos en esencia, y esto implica un 
compromiso sólido con el propio autoconocimiento 
 
Sólo los dos primeros preceptos se sintetizan la más ancha vía a la liberación, 
son tan absolutos que no habría que decir nada más al respecto. Con la verdad 
como faro y el amor como motor, toda vida sería una manifestación de la 
absoluta belleza del Gran Ser que nos da la vida y su perfección resplandecería 
en cada uno de nosotros, sin embargo y para concluir, cabe puntualizar que, si 
en algún momento nos encontráramos en el dilema de escoger una actuación 
entre Ahiṁsā o Satya, el principio de no violencia debe prevalecer, ser sinceros 
sin hacer daño es el arte de estas dos restricciones 
 
 
 
-Asteya y Aparigraha 
Se refieren al deseo de poseer lo que no nos pertenece (robar) y a la tendencia 
a acumular y retener riquezas innecesarias (avaricia) 
Es fácil entenderlos si lo ponemos en términos de la propiedad privada, pero su 
significado se extiende a las ideas, al conocimiento, e incluso al uso y 
explotación sensato de los bienes de la misma naturaleza. En otras palabras, 
evitar el deseo de poseer lo que no es equilibrado o justo que poseamos ( robo) 
y evitar tener más de lo que necesitamos (codicia) son restricciones que se 
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deben aplicar no sólo a las riquezas materiales si no también a las simbólicas y 
energéticas como el conocimiento o la fama. 
Cuando nos apegamos a estas restricciones accedemos más fácilmente a 
estados de felicidad porque cuanto menos consumimos, menos acumulamos y 
menos pretendemos (en el sentido de aparentar ser) nos hacemos más libres y 
serenos 
Los sutras II.37 y II.39 que hablan de estos yamas específicos dicen a este 
respecto: 
II.37 “asteya pratiṣṭhāyāṁ sarvaratnopasthānam” “cuando se establece 
firmemente el refrenamiento para robar, se manifiestan todas las joyas” 
II.39 “Apariraha sthairye janma kathanta sambodhah”. “Cuando se refrena la 
codicia con firmeza el conocimiento del porqué y para qué de los nacimientos se 
manifiesta” 
Ambos sūtra son enigmáticos y tienen una gran variedad de interpretaciones, 
pero queda claro que patañjali nos quiere animar a elegir a verdadera riqueza de 
la belleza y el entendimiento de la existencia como una meta a lograr mediante 
la observancia de estos yamas. 
Para poder aplicarlas es necesario hacer un examen pormenorizado de lo que 
tenemos, no sólo en sentido de objetos y posesiones si no incluso de 
conocimientos y logros y posteriormente hacer una valoración objetiva para 
saber si todo lo que tenemos nos pertenece por mérito propio: 
- ¿Nos lo hemos ganado de verdad? 
-y si su posesión responde a una legítima necesidad ¿en verdad ese objeto que 
nos apetece comprar nos hace falta? 
- ¿Su producción es ética y justa o estoy aprovechando que alguien más explota 
a otros seres humanos para que yo pueda adquirirlo barato? 
-¿hacemos un uso legítimo, adecuado y equilibrado de lo que tenemos?… 
 
Si somos sinceros la Implicaciones de esta observancia en sus últimas 
consecuencias serían tan profundas que tendríamos que retirarnos de la vida 
urbana para poder llevarlas a cabo. 
Reflexionar sobre ello, nos lleva inevitablemente a darnos cuenta que el 
resultado de ignorarlas masivamente durante milenios ha dado como 
consecuencia la crisis ecológica. ¿Realmente tenemos derecho a expoliar la 
naturaleza y derrochar su riqueza material como hacemos? ¿Hace falta vivir 
como vivimos? EVIDENTEMENTE NO!!! 
Sin caer en la culpabilización yerma, pero con real honestidad ES 
IMPRESCINDIBLE plantearnos; ¿En qué aspectos de nuestra vida robamos a la 
naturaleza o a las otras vidas y por qué lo hacemos?, ¿Qué es lo que disfrutamos 
con ello? Y ¿de qué manera podemos evitar hacerlo? 
Ahondando en las causas que nos llevan a cometer estos errores, debemos ser 
sinceros en nuestra indagación para averiguar qué necesidad estamos 
complaciendo cuando acumulamos determinadas posesiones materiales e 
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inmateriales, la clave para estas respuestas está en observar precisamente qué 
acumulamos y preguntarnos; ¿Qué me suscita ambición? ¿Qué anhelo tener?, 
¿qué acumulo?, ¿Qué tengo miedo de perder? Y detrás de cada respuesta, 
continuar con un sincero, ¿porqué? ¿Qué es lo que busco con ello? 
¿Acumulo titulaciones porque busco poder o fama?, o porque me dijeron que ser 
inteligente y culto es lo que me hace valioso. Una vez encontradas estas 
respuestas entonces hay que aplicar una reflexión desde Satya: ¿Esto es 
verdad? ¿Realmente mi valor reside en mis conocimientos? ¿Si tuviera un Ictus 
me quedara demente perdería mi valía?...no hace falta responder este ejemplo 
para que quede claro que la respuesta sería la llave que abriría la puerta de la 
jaula donde habríamos encerrado al alma 
 
-Brahmacharya 
En el sūtra II.38 “Brahmacarya pratiṣṭhāyāṁ vīryalābhaḥ” “una vez establecido 
firmemente el celibato, el poder es alcanzado” Patañjalī nos dice que la práctica del 
celibato garantiza la obtención de vitalidad y poder físico 
Si bien este precepto suele entenderse como “celibato”, en realidad sus alcances 
van mucho más allá de la sexualidad en sí misma. Se refiere sobre todo a la 
restricción de los placeres sensoriales que tienden a consumir energía y nos 
restan vigor (principalmente la comida, el sexo, los lujos etc.…)12 
 
Así como pasa con la agresión, la sexualidad es una fuerza poderosísima, es el 
impulso de vida en su expresión más pura, pero si se le reprime, tal como si se 
tratara del cauce de un río, pugnará por salir y esta vez lo hará por fuera de su 
cauce, es decir, de manera distorsionada. No hace falta decir mucho al respecto 
para comprender esto, basta ver la violencia sexual de los países más 
culturalmente reprimidos sexualmente para entenderlo. La sexualidad así como 
la tendencia a los placeres de los sentidos debe ser conscientemente 
MODERADA, no reprimida. 
 
El yoga no es un camino sólo para hombres célibes, es para todos los estilos de 
vida, pero precisa de una actitud de austeridad y moderación con el fin de evitar 
que la complacencia excesiva nos lleve a perder demasiada energía y eso nos 
aleje de la meta; el control de la mente y la liberación 
Se trata de una continencia tanto del cuerpo, como de la palabra y la acción. El 
sentido profundo de este precepto es: tener un juicio sensato a la hora de elegir 
dónde queremos poner nuestra energía mental, física y emocional, o lo que es lo 
mismo, nuestra atención, nuestro trabajo y nuestra implicación. 
 
12 Hay que tomar en cuenta que en la época en la que se escriben los sūtras el contexto patriarcal era 
mucho más agudo y muchos de los conceptos son formulados desde y para practicantes masculinos,de 
ahí que, dado que el yoga es una ciencia viva y universal, su relectura, adaptación cultural y adaptación al 
espíritu de los tiempos deba ser constante. 
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Perder el tiempo en los pequeños dramas personales (hablando de ellos o 
dándoles vueltas constantemente), engarzarnos en discusiones banales sólo por 
el empeño en tener la razón, o pasar mucho tiempo en compañía de gente que 
no nos aporta nada para nuestro crecimiento como personas son algunos 
ejemplos en cómo dilapidamos nuestra energía y perdemos nuestro tiempo sin 
darnos cuenta 
En este sentido es importante darse un espacio de reflexión en torno preguntas 
como: 
-¿a qué dedico mi tiempo? 
-¿en qué ámbitos de mi vida pongo verdaderamente mi empeño? 
-¿qué es lo importante más importante para mí y qué es lo prioritario? 
-¿me satisfacen realmente las actividades que consumen mi tiempo? 
 
Desde luego que no se trata de simplemente decir que eso “está mal”. No nos 
comprometemos en estas actividades sólo por falta de atención, muchas veces 
estos patrones de conducta responden a necesidades encubiertas que es 
necesario reconocer para poder atenderlas de una manera correcta y dejen de 
influir en nuestras decisiones y comportamientos. 
El ejemplo de los dramas personales es el más evidente. Cada pequeña 
obsesión, preocupación o compulsión en nuestra vida nos habla de una herida o 
una necesidad que necesitan ser sanada, si las carencias afectivas que padece la 
gran mayoría de la población en mayor o menor medida no son puestas bajo la 
luz de la conciencia, seguiremos sintiéndonos irremediablemente compelidos a 
resolverlas a través de la relación de pareja o en una búsqueda constate de 
reconocimiento y prestigio. Es imprescindible que examinemos los contenidos de 
nuestros pensamientos y nuestras conversaciones y que observemos en qué 
invertimos nuestro tiempo para poder detectar las fugas energéticas que nos 
desvían de los anhelos profundos del alma. Ya que nada de lo que es realmente 
importante se puede encontrar afuera de nosotros mismos. 
 
 
 
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NIYAMA 
(observancias en la relación con uno mismo ) 
 
Niyama se refiere a las normas de conducta dentro del ámbito personal. Giran 
en torno a nuestra práctica, nuestra disciplina. Son hábitos que dependen de 
nosotros mismos para con nosotros mismos. 
Quedan enumerados en el sūtra II.32, y son śaucha= limpieza de cuerpo y 
mente, santoṣa= contentamiento, tapas= ascetismo, svādhyāya=auto estudio y 
reflexión en torno a las escrituras sagradas o śastra e Iśvarapraṇidhana, entrega 
a la divinidad 
 
 
“La disciplina de la mente nos capacitará para emanciparnos de ella cuando queramos 
 y experimentar el descubrimiento de la verdad por medio de nuestras purificadas emociones” 
 Jinarajadasa 
 
-Śaucha 
Una vez más, el hecho de que aparezca en primer lugar de la lista de los 
Niyamas, le otorga una importancia especial 
A este niyama se dedican los sutras II.40 y II.41 “Śaucāt svāṅga-jugupsā parair 
asaṁsargaḥ”. “Por la limpieza llega el disgusto por el cuerpo y el cese del 
contacto con otros cuerpos” y “sattva-śuddhi-saumanasyaikāgryendriya-
jayātma-darśana-yogyatvāni ca”. “Mediante la purificación de la mente uno 
adquiere alegría, enfoque, el control de los sentidos y la aptitud para percibir el 
propio Ser” 
La interpretación del primer Sutra no parece ser complicada en cuanto al 
significado de la frase, pero si es delicada en términos de contexto, dadas sus 
polémicas implicancias sólo diré que es necesario entender que los yoga sutras 
se escriben en el seno de una cultura muy determinada por los valores de la 
sociedad brahmana, para la cual la pureza es un valor supremo y la materia (y 
por lo tanto el cuerpo físico con todos sus procesos), de manera que todo lo 
material se considera muy inferiores a los planos sutiles y espirituales, aparte de 
que el valor de la castidad y la abstención sexual es un requisito indispensable 
para los creadores de esta filosofía, dentro de este contexto el amor de un yogui 
será entregado siempre en formas NO eróticas, mediante la compasión, 
intercambios de conocimiento y cualquier ora expresión que esté por encima de 
la sensualidad corporal. 
Respecto al segundo Sutra lo que se advierte es que con la purificación de la 
mente lo que se adquiere es un estado de consciencia más enfocado, nítido y 
capaz de percibir el propio atman, una percepción de la propia santidad tanto a 
nivel mental como a nivel de sensación sutil y esto proporciona naturalmente 
una sensación de alegría, libertad y ligereza física y mental. 
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En términos generales śauca se refiere al hábito de la limpieza en toda su 
amplitud: limpieza exhaustiva sobre el cuerpo, la mente y al entorno donde 
vivimos. Sn embargo es importante recalcar que, de estos tres ámbitos, la 
purificación más importante se refiere a nuestro interior. 
Hacer un proceso de autoconocimiento es en esencia un proceso profundo de 
limpieza de todas las ideas, creencias y emociones que a menudo no son 
conscientes y que impiden el florecimiento de todas nuestras capacidades. 
Śaucha en un principio implica evitar “ensuciar” nuestra mente y corazón 
adoptando actitudes que no nos produzcan emociones negativas o juicios, pero 
es sobre todo un hábito de purificación que nos obliga a hacer una revisión 
profunda de nosotros mismos para poder sanar todos los dolores antiguos, a 
menudo inconscientes, que conforman los nudos de nuestro carácter, que sin 
duda alguna tienen un efecto en nuestra vida actual. 
Si no procedemos a este proceso de limpieza y no nos liberamos de todos los 
elementos que nos pesan en el alma, tarde o temprano de alguna u otra 
manera, se convertirán en una piedra en nuestro camino. Patanjali (Satchidananda, 
1978) destaca la importancia de la limpieza de la de la Buddhi o intelecto 
mediante svādhyāya (estudio del sí mismo) y la limpieza de la 
mente13 mediante la devoción o bhakti. 
Sin embargo, como explicábamos al principio, el hecho de pertenecer a culturas 
como la nuestra, donde el individualismo es extremo y las prácticas religiosas 
suelen ser superficiales, da como resultado la generación de mucho sufrimiento. 
La falta de entornos que fomenten un amor hacia lo divino, así como el propio 
hecho de que hay mucho sufrimiento emocional y psíquico que se ha transmitido 
de generación en generación, acumulándose (y anquilosándose) en las corazas 
de carácter, que se construyen precisamente como mecanismos de 
supervivencia ante los dolores de nuestra historia. 
Todos estos factores dificultan enormemente la obtención de una limpieza 
profunda, por esto el individuo occidental debe ineludiblemente, comprometerse 
en un proceso de depuración psicológica (mental, y emocional), ya que sólo 
entonces tendrá la capacidad para emprender el camino del Rāja yoga sin 
perderse en los laberintos y trampas de sus propios puntos ciegos y 
autoengaños. 
Las técnicas psicoterapéuticas que incluyen la exploración de los planos 
transpersonales, son en especial, una forma muy poderosa de svādhyāya, 
porque al incluir las dimensiones espirituales de la existencia humana, consisten 
en el estudio de un sí mismo cuyo conocimiento de sí no acaba en la historia 
personal, sino que excava en las profundidades de su propia psique con el reflejo 
de la consciencia hasta reencontrar el centro de su propia luz 
Conocer los contenidos de nuestro intelecto es tan importante como recuperar la 
sensibilidad interior, para reconocer y liberar todo contenido emocional 
que perturbe nuestra paz y enturbie el brillo de nuestro ser. 
 
 
13 En la filosofía védica, la mente reside en el corazón 
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