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Vida de Cristo: Estudo Completo

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By 
 
Arless Glass 
 
Dorsey L. Burk 
 
 
 
 
 
 
 
Por 
 
Arless Glass y Dorsey Burk 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Una Publicación de un CURSO DE ENTRENAMIENTO POR LOS 
MINISTERIOS EXTRANJEROS 
 
en asociación con la 
Asociación Global de Estudios Teológicos 
 
 
 
	
  
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AGET edición 
© 2011 Iglesia Pentecostal Unida Internacional 
	
  
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Página del Patrocinador: 
Primera Iglesia Pentecostal 
Belleville, Ontario 
Dedicamos este libro a los hermanos fieles de la Primera Iglesia 
Pentecostal de Belleville, Ontario, quienes sacrificadamente 
dieron y siguen dando para apoyar las misiones mundiales. 
	
  
Shawn Stickler, Pastor Principal 
Arnold MacLauchlan, Pastor Ejecutivo 
	
  
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CONTENIDO 
 
 
 
 Página del Patrocinador Página 3 
 Introducción 5 
 Sección 1 
 1. El Nacimiento e Infancia de Jesucristo 15 
 Secciones 2-19 
 2. El Ministerio de Juan el Bautista 26 
 Secciones 20-23 
 3. El Inicio del Ministerio de Jesús 30 
 Secciones 24-35 
 4. El Ministerio de Galilea, Parte I 49 
 Secciones 36-48 
 5. La Controversia del Día de Reposo 56 
 Secciones 49-63 
 6. El Primer Grupo de Parábolas 67 
 Secciones 64-68 
 7. El Ministerio de Galilea, Parte II 75 
 Secciones 69-95 
 8. El Ministerio Tardío de Judea 95 
 Secciones 96-111 
 9. El Ministerio Tardío de Perea 107 
 Secciones 112-127 
 10. El Último Ministerio Público 120 
 Secciones 128-138 
 11. Preparación para la Pasión 129 
 Secciones 139-152 
 12. El Juicio y la Pasión 136 
 Secciones 153-168 
 13. La Resurrección y el Ascenso 147 
 Secciones 169-184 
 Enfoque Misionero 155 
 Notas Finales 158 
 Bibliografía 160 
 
 
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INTRODUCCIÓN 
 
Sección 1 de Robertson 
 
LA ESPERANZA MESIÁNICA DE ISRAEL 
	
  
	
  
Evangelio Escrito a Muestra 
que El es Mensaje Palabra 
Clave Sacrificio 
Marcos Romanos Hombre de 
Acción 
 Jesús como 
Siervo 
Camino 
Recto Buey 
 
Mateo Judíos Hombre de 
Autoridad 
 Jesús Mesías-
Rey Cumplido Tórtolas o 
Palominos 
 
Lucas Griegos Hombre 
Sabio 
Jesús Hombre 
Ideal 
Hijo de 
Hombre 
Macho 
cabrío 
 
Juan General Dios en la 
Carne 
Jesús como Hijo 
de Dios Creer Cordero 
	
  
Desde el principio, los profetas de Israel han profetizado la venida del Mesías quien 
traería un nuevo día. Dios le prometió a Eva que su simiente heriría la cabeza de la serpiente 
(Génesis 3:15). Génesis 9:27 dice que Dios habitaría en las tiendas de Sem. Génesis 22:18 indica 
que el Mesías saldría de la simiente de Abraham. Jacob profetizó que el Mesías sería de la tribu 
de Judá (Génesis 49:10). Moisés dijo que El 
sería un profeta como a sí mismo (Deuteronomio 18:18). 
 
Más adelante se supo que el Mesías saldría de Isaí y muchos Salmos lo describen (e.g., 
Salmos 22; 110), revelando la naturaleza de Su reino. Isaías describió al Siervo Sufriente en los 
capítulos 40-46 como Aquel que haría propiciación—apaciguamiento o el medio por el cual la 
reconciliación de Dios con la humanidad es obtenida—por los pecados de Su pueblo. Esto sería 
el Dios poderoso convirtiéndose en sacerdote e intercesor por Su pueblo. Otros profetas dijeron 
que El nacería en Belén, tendría un precursor y aparecería repentinamente en el Templo 
(Miqueas 5:2; Malaquías 3:1; 4:5). 
 
La esperanza mesiánica de Israel fue confundida con la de un rey temporal. Ellos querían 
alguien que los librara del yugo del imperialismo romano y restableciera el trono de David. Aún 
los Apóstoles preguntaron justo antes del Ascenso: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel?” 
(Hechos 1:6). Después estos mismos hombres declararon el mesianismo de Jesús e interpretaron 
Su vida, propósito y muerte a la luz de las Escrituras del Antiguo Testamento. 
	
  
	
  
	
  
 
	
  
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PROPÓSITO 
 
El objetivo de este estudio es revelar cuanto sea posible la maravillosa imagen del divino 
Salvador, el Señor Jesucristo—tanto Su humanidad como Su deidad. Los Evangelios dan cuatro 
títulos a Jesús: Hijo de David, Hijo de Abraham, Hijo del Hombre, e Hijo de Dios. Todos estos 
títulos son esenciales. Como el Hijo de David, El tiene el derecho al trono de David. Como el 
Hijo de Abraham, El tiene el derecho a la tierra de Palestina y todo lo que está incluido en la 
Herencia Royal de Abraham. Como el Hijo del Hombre, El tiene derecho a la tierra y al mundo. 
Como el Hijo de Dios, El es el heredero de todas las cosas. 
 
La meta de este libro es proveer un texto básico para el estudio de la vida de Cristo para ser 
usado a nivel mundial en los cursos de entrenamiento de los MINISTERIOS EXTRANJEROS y 
de la Asociación Global de Estudios Teológicos. Para hacerlo así, los autores se han esforzado por 
la simplicidad y claridad al mismo tiempo que presentan el material cronológicamente basado en 
La Armonía de los Evangelios por A.T. Robertson. Aquellos que desean un estudio exegético más 
profundo pueden referirse a El Cristo de los Evangelios por J.W. Shepard, Jesús el Mesías por 
Alfred Edersheim, y Las Palabras y Obras de Jesucristo por J. Dwight Pentecost. La bibliografía 
menciona otros libros de ayuda. 
 
LOS CUATRO EVANGELIOS 
 
Nuestro conocimiento de Jesús se deriva de muchas fuentes; tanto la literatura pagana así 
como Josefo; el historiador judío mencionan a Jesús. Josefo tuvo temor de decir demasiado sobre 
Jesús ya que solamente podía mencionar cosas buenas sobre El y por consiguiente condenar a su 
propio pueblo. El hasta se disculpó por la crucifixión y echó la culpa al severo juicio de los 
saduceos. Del mismo modo, las fuentes Cristianas, tales como las Epístolas y los escritos de los 
padres de la iglesia, nos enseñan mucho sobre Jesús. Por supuesto que los cuatro Evangelios son 
las fuentes principales de información. 
 
Los primeros tres Evangelios se llaman “Sinópticos,” lo cual quiere decir que se parecen 
mucho en su contenido, tanto en el orden como en las declaraciones. Por ejemplo, al comparar 
Mateo, Marcos y Lucas, encontramos que están de acuerdo en el orden general de los eventos así 
como también en el contenido. Marcos escribió su Evangelio primero; por lo tanto su libro sirvió 
de marco cronológico para Mateo y Lucas, los resultados de esto se mencionan abajo. 
 
1. Tres cuartos de Mateo son una reproducción de Marcos, y once doceavo de Marcos es 
reproducida en Mateo de la misma o de forma ligeramente diferente. 
2. Tres cuartos de Marcos también son hallados en Lucas. 
3. En conjunto, asunto que solamente corresponde a Marcos constituye menos de un 
capítulo: Marcos 4:26-29; 14:51-52. 
4. De ochenta y ocho incidentes, los Sinópticos tienen setenta y uno en común. 
5. El plan y orden general de los tres Sinópticos son los mismos. 
 
 
 
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Sin embargo, aun con las semejanzas, todavía existen diferencias entre los Sinópticos: 
 
1. Diecisiete incidentes solamente están incluidos en uno o dos de los Evangelios. 
2. Hay una diferencia ligera en la narrativa del mismo evento y en el orden de la 
tentación de Jesús. 
3. Hay pocas diferencias verbales en relatos paralelos. 
 
El cuarto Evangelio, Juan, es apologético y no principalmente biográfico. 
 
¿Por qué cuatro Evangelios? Durante el tiempo de Cristo, existían tres grupos nacionales 
grandes envueltos en asuntos mundiales: Romanos, Griegos y Judíos. Cada uno de estos tres 
grupos tenía su propia solución para los males del mundo. Loscuatro Evangelios fueron escritos 
para estos grupos, informándoles que Jesucristo tiene el único remedio. Como se indicó en el 
cuadro al principio de esta introducción, la audiencia de Marcos era romana quienes gustaban de 
la acción. Mateo escribió a los judíos quienes anhelaban al Mesías para que cumpliese la profecía 
del Antiguo Testamento; y Lucas escribió su relato del Único lleno de sabiduría para los griegos 
quienes deseaban el hombre ideal. El relato de Juan tiene un atractivo universal, mostrando la 
deidad de Jesús. 
 
Sin embargo, tal vez sea sorprendente, los cuatro Evangelios no son dados como 
libros de salvación. En vez, su propósito es revelar el gran precio que Jesús pagó para 
adquirir una iglesia. Esta revelación contiene varios eventos importantes. 
 
1. El nacimiento y ministerio de Juan el Bautista 
2. El nacimiento de Jesús 
3. La vida de Jesús 
4. El ministerio de Jesús 
5. El llamamiento de los discípulos 
6. Sus milagros 
7. Sus sufrimientos 
8. Su muerte, sepultura y resurrección 
9. Su ascenso 
 
Sin embargo no encontramos en los Evangelios el establecimiento de alguna iglesia, a 
alguien recibiendo Espíritu Santo, o a alguien siendo salvo en la iglesia del Nuevo Testamento. 
¿Por qué? Porque la iglesia fue adquirida en el Calvario mediante la sangre derramada de Cristo. 
(Ver Hebreos 9:16-17; 9:22.) 
 
Aunque la Biblia consiste de muchas partes, al mismo tiempo es algo entero. La clave de 
su construcción es Aquel que se llama a Sí Mismo el “Hijo del Hombre” y a quien su apóstol 
más capaz lo llamó “el Señor del cielo” (I Corintios 15:47). Cualquier intento de estudiar la 
Biblia sin reconocer quien es El resulta en confusión. El es su unificador principal. El es su 
secreto de poder. Jesús es el camino por el cual el hombre debe de viajar hacia una conciencia y 
entendimiento más profundo del misterio de la vida. El Cristianismo moderno ha puesto mucho 
énfasis en el servicio y especialmente en el método, perdiendo así el motivo, poder y visión. 
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Jesucristo nos puede conducir hacia una experiencia más profunda de lo sublime. El nos llevará a 
la presencia del Dios viviente—si le permitimos. 
 
El Evangelio de Acuerdo a Marcos 
 
Siendo escrito en el año 65 d.C en Roma, el Evangelio de Marcos es reconocido como el 
más antiguo de los cuatro. Este probablemente representa más cercanamente el curso y orden 
actual de los incidentes de la vida de Jesús y sirvió como un marco cronológico para los demás 
escritores de los Evangelios. Este es el más sencillo y corto de los cuatro, pero es rico en detalles 
y presentación dramática mientras que al mismo tiempo tiene un estilo gráfico y animado. 
Marcos vívidamente retrató las obras poderosas, las miradas y gestos de Jesús en el lenguaje 
común de la gente. 
 
El propósito de Marcos para escribir fue principalmente práctico; él escribió para 
impresionar a los romanos pragmáticos. Consecuentemente, él hizo pocas referencias al Antiguo 
Testamento, frecuentemente explicó las palabras y costumbres judías (Marcos 3:17; 5:41; 7:3, 
11, 34; 14:12; 15:42), y a menudo escogió palabras latinas, tales como legión y centurión. 
 
El Evangelio de Marcos fue idealmente apropiado para el ciudadano romano, hombre de 
acción, el tono entero del libro refleja la naturaleza energética e impulsiva de Pedro. El libro 
comúnmente ha sido llamado el “Evangelio de Pedro.” Su influencia puede ser vista en los 
siguientes puntos. 
 
1. Los muchos detalles gráficos que indican a un testigo 
2. La energía nerviosa de la narrativa, característica del temperamento de Pedro 
3. Dos pasajes (Marcos 9:5-6; 11:21) que directamente reflejan los pensamientos 
propios de Pedro 
4. El hecho de que Marcos escribió desde el punto de vista de los Doce, y más frecuente 
que Mateo, desde el punto de vista de los tres apóstoles de honor, siendo uno de ellos 
Pedro 
5. La omisión de algunas cosas acreditables a Pedro (Mateo 16:16-19) y la inclusión de 
otras cosas no acreditables (Marcos 8:33; 14:30, 68-72), indican la influencia de 
Pedro 
 
Existen algunas indicaciones de que Marcos no escribió su Evangelio hasta después de la 
muerte de Pedro. En facto, posiblemente fue la muerte de Pedro lo que lo impulsó a escribir, ya 
que el libro fue escrito no mucho después del inicio de la terrible persecución bajo Nerón cuando 
los Cristianos eran crucificados en burla del castigo de Jesús. A algunos se les cosía pieles de 
bestias salvajes y luego soltaban a perros rabiosos para que los atacaran en la arena. Otros fueron 
quemados como antorchas para el placer de Nerón. Cuando leemos este evangelio con un 
trasfondo de sangre en mente, vemos porqué Marcos enfatizó los sufrimientos de Jesús y porqué 
dio importancia a la Pasión o padecimiento de su Señor. 
 
El retrato que pintó Marcos de Cristo es el de un Siervo. Ya que el lector romano 
promedio no daría mucha importancia a la doctrina o la enseñanza, pero sí mucha a la acción, él 
enfatizó las obras del Señor y no Sus palabras, citando así diecinueve milagros pero solamente 
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cuatro parábolas. Marcos también describió las actividades de Jesús y la oposición que enfrentó 
desde el principio, la cual aumentó hasta el trágico fin. Once veces el Señor temporalmente se 
retiró del centro de la atención para escapar la furia de Sus enemigos. Asimismo, Marcos habló del 
creciente entusiasmo y fe de muchos a pesar de esta oposición. 
 
El versículo clave de Marcos es 10:45. El plano del libro es cronológico, geográfico y 
tópico. Su mensaje retrata a Jesús como Siervo. Aunque está lleno de incidentes, podemos 
identificar cinco divisiones. 
 
1. La Llegada e Identidad del Siervo (Marcos 1:1-11). 
No hay genealogía, no se menciona Su nacimiento e infancia. Tan importantes como 
estos eventos son, éstos estarían fuera de lugar en la descripción de un siervo. 
2. La Fidelidad del Siervo (Marcos 1:12-13). 
 Solamente en este libro se registra que en Su tentación Jesús “estaba con las fieras.” 
(Note I Samuel 17:34-36.) Aun en Su tentación, el Siervo fue leal. 
3. El Siervo Trabajando (Marcos 1:14-13:37). 
4. El Siervo Obediente hasta la Muerte (Marcos 14:1-15:47). 
5. El Resucitado y Glorificado Todavía Siervo (Marcos 16:1-20). 
 ¡El Siervo crucificado resucitó! Su resurrección puede ser vista a la luz del servicio. 
Note la fuerza e importancia de “y a Pedro” en el versículo 7. Observe el versículo 
20 donde El todavía es un Obrero, obrando juntamente con Sus siervos (Hebreos 
2:1-4). 
 
El Evangelio de acuerdo a Marcos es “lo que los ojos vieron.” En éste podemos ver al 
Jesús del ministerio público respondiendo a las necesidades del hombre mediante Sus obras 
poderosas. Sin embargo, hay mucho más por saber de Jesús y lo podemos hallar principalmente 
en los dos Evangelios que relatan, además de lo que los ojos vieron, “lo que los oídos oyeron.” 
 
El Evangelio de Acuerdo a Mateo 
 
El Evangelio de Mateo fue el segundo de los cuatro. Se le coloca primero en el Nuevo 
Testamento debido a que enlaza a Jesús con la Ley, la Profecía y la Sabiduría del Antiguo 
Testamento. Se le ha llamado a este libro “el libro más importante de la Cristiandad,” ya que fue 
el evangelio más leído en la iglesia primitiva. Si no hubiera sido por su autoría de este libro, Mateo 
hubiera sido uno de los apóstoles menos conocidos ya que después de su llamamiento, los 
Evangelios no registran ni siquiera una palabra u obra de él. 
Mateo escribió su Evangelio principalmente para los judíos. El buscó comprobar a los 
judíos que Jesús era el Mesías que había sido profetizado en las Escrituras Hebreas. “Cumplido” 
es una palabra característica ya que el escritor hizo no menos de sesenta referencias a las 
escrituras del Antiguo Testamento las cuales son cumplidas en Cristo. 
 
Mateo1:1 y 27:37 son versículos claves en este libro. Las palabras y frases claves 
incluyen reino, usada cincuenta y cinco veces; reino de los cielos, mencionada treinta y dos 
veces; e Hijo de David usada siete veces. Las palabras y frases van de acuerdo con el deseo de 
Mateo de retratar a Jesús como el Rey, la simiente real a la cual Israel esperaba. Mateo también 
presentó a Jesús como el Maestro y enfatizó Su poder profético y milagroso. 
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El propósito de Mateo fue mostrar que el reino de los Cielos como lo proclamó Jesús no 
era algo nuevo sino más bien el cumplimiento de una esperanza antigua—Jesús, el Hijo de 
David, era el verdadero Mesías. El y Su reino fueron primero ofrecidos a los judíos para ser 
aceptado por ellos con la advertencia de las consecuencias si es que ellos optaran por rechazarlo. 
Los eventos conducentes a la Pasión son narrados para mostrar que los judíos al enfrentar esta 
advertencia deliberadamente rechazaron a ambos, al Mesías y a Su reino. 
 
Ha sido sugerido que el propósito inmediato de este Evangelio fue salvar la fe de los 
judíos Cristianos en una crisis particular, posiblemente la destrucción de Jerusalén por Tito. Este 
fue un tiempo de pruebas ardientes para los judíos Cristianos. Todas las señales de la venida del 
Señor habían ocurrido, pero aun así El no había retornado. ¿Sería posible que ellos mismos se 
hubiesen engañado y El no fuese el Mesías? 
 
El Evangelio de Mateo es un llamado a todos los indecisos en la fe para confiar en el 
Rey; El tal vez demore, pero sin embargo, El no es todo lo que los Cristianos pensaron que El 
sería. El es la esperanza de Israel y el cumplimiento de sus profecías: la verdadera simiente de 
Abraham, Aquel mayor que Moisés, el verdadero Hijo de David y el juez final de Su pueblo y 
del mundo. Las pruebas de Su pueblo eran Sus pruebas a lo largo del tiempo. Las controversias 
de Su pueblo con los fariseos eran una continuación de Sus controversias. Mateo les urgió a ser 
firmes así como El fue firme. 
 
Hay nueve secciones principales en este libro. 
 
1. El Nacimiento del Rey (Mateo 1:1-2:23). 
El Señor Jesucristo es el último en la historia judía de quien cuya genealogía del 
linaje real de David puede ser completa y claramente establecida. 
2. El Precursor del Rey (Mateo 3:1-17). 
3. La Prueba del Rey (Mateo 4:1-11). 
Jesús enfrentó y venció al tentador, rehusando a obtener el reino de alguna otra 
manera que la del plan divino de Dios. El primer Adán cayó en Edén, rodeado de las 
comodidades del paraíso; el Segundo Adán venció en el desierto, Su cuerpo se 
debilitó debido a una larga abstinencia. 
4. La Proclamación del Rey (Mateo 4:12-25). 
El reino de Dios consiste de todos los que se someten a El y la entrada a Su reino es 
mediante el nuevo nacimiento (Juan 3). El reino de los Cielos es el establecimiento 
visible del reino de Dios en la tierra. 
5. Las Leyes del Rey (Mateo 5:1-7:29). 
6. El Ministerio del Rey (Mateo 8:1-11:19). 
El rey activamente trabajó, sanó y enseñó entre Su pueblo Israel. 
7. El Rechazo del Rey (Mateo 11:20-20:34). 
Jesús profetizó con respecto al establecimiento de la iglesia. El le dio a Pedro las 
llaves del reino; en ninguna otra parte de la Biblia Dios da tanta autoridad a un 
hombre. 
8. La Entrada del Rey (Mateo 21:1-25:46). 
El Rey oficialmente entró a Su capital. Su pueblo le dio un rechazo final y público. 
9. La Muerte y Resurrección del Rey (Mateo 26:1-28:20). 
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Jesús fue inmolado ya que se declaró a Sí Mismo Rey. La rasgadura del velo en el 
Templo precedió a la rasgadura del corazón de Cristo. Sin embargo, el Rey resucitó 
triunfante sobre la muerte y mandó a Sus discípulos a ir por todo el mundo y 
proclamar Su reino. 
 
El Evangelio de Acuerdo a Lucas 
 
El tercer Evangelio ha sido llamado “el libro más hermoso que jamás se haya escrito” y 
fue escrito por Lucas, el amado médico, quien probablemente fue griego. Tal vez la mejor 
introducción para este libro sea el prefacio propio del autor. 
 
Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre 
nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo 
vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, 
después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas 
por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las 
cuales has sido instruido (Lucas 1:1-4). 
 
Lucas es el Evangelio universal, describiendo a Jesús como el Salvador de todos los 
hombres, el Buscador de los perdidos entre todos los pueblos, Aquel por el cual toda carne vería 
la salvación de Dios. En este Evangelio nos enteramos que Jesús declaró que El vino “a dar 
buenas nuevas a los pobres” (Lucas 4:18), observamos Su asociación con los publicanos y 
pecadores y escuchamos encargarle a los Doce a que predicasen en Su nombre el arrepentimiento 
y perdón de pecados “en todas las naciones” (Lucas 24:47). 
 
En el Evangelio de Lucas encontramos varias parábolas que son universalmente 
familiares: “El Buen Samaritano,” “La Moneda Perdida,” “La Oveja Perdida,” y “El Hijo 
Pródigo,” así como también los relatos de “El Fariseo y el Publicano” y “El Hombre Rico y 
Lázaro.” Este Evangelio expone con mayor claridad la forma de vida de acuerdo Jesús. Este 
señala las características de la vida Cristiana tales como la abnegación y la oración. Hay una 
mayor cantidad de referencias a la oración en este Evangelio que en cualquier otro. Lucas, de 
forma más explícita retrata a Jesús estableciendo los términos del discipulado (Lucas 14:26-27, 
33). 
 
Lucas es principalmente el Evangelio para los jóvenes. Este relata la infancia y niñez de 
Jesús; este contiene más palabras sobre los hombres jóvenes que cualquier otro Evangelio. En un 
sentido, este también es el Evangelio para las mujeres ya que da más importancia a las mujeres 
que los otros tres. Solamente Lucas relata en detalle la maternidad de Elisabet y María, relata 
sobre Ana la profetiza anciana y relata sobre las mujeres que ministraban las cuales se 
compadecieron de Jesús en Su camino a la cruz. 
 
Sin embargo, la marca más distintiva de este libro es el mensaje de los escritos de Lucas. 
De los cuatro libros, ningún otro ha dejado más claro que el evangelio son las buenas nuevas del 
amor de Dios, ya que en Lucas hallamos las tres parábolas de restauración: “La Moneda 
Perdida,” “La Oveja Perdida,” y “El Hijo Pródigo.” Estos presentan un retrato del amor de Dios 
el cual no es hallado en ninguna otra parte de la Escritura. Jesús enseñó que Dios conoce por 
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adelantado las necesidades de Su pueblo (Lucas 12:30), que El se preocupa de los detalles más 
mínimos de nuestras vidas (Lucas 12:7), que El responde rápidamente a nuestro clamor de ayuda 
(Lucas 11:9-13), y que El es bondadoso hasta con los desagradecidos y misericordioso con el 
pecador (Lucas 6:35). 
 
El mensaje de Lucas es clave de que este fue escrito para los griegos. La idea romana de 
una hombría perfecta era diferente a la idea de los griegos. Los romanos sentían que era su 
misión gobernar al hombre; los griegos consideraban que era su responsabilidad educar, elevar y 
perfeccionar al hombre. El ideal romano poseía gloria militar y autoridad gubernamental; el ideal 
griego encerraba sabiduría y belleza. El Evangelio de Lucas presenta a Jesús como el hombre 
perfecto, el hombre ideal, Aquel que sobrepasó los requisitos más exigentes de los griegos. 
Mientras que Lucas hablaba de la deidad de Cristo, también enfatizaba la hombría perfecta de 
Cristo. El carácter del Hijo del Hombre, así como se revela en el Evangelio, es intensamente 
humano. Eles el Hijo del Hombre así como también el Hijo de Dios. 
 
El versículo clave es Lucas 23:47: “Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio 
gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.” 
 
Lucas puede dividirse en cinco partes. 
 
1. El Hombre Hecho a Semejanza de Sus Hermanos (Lucas 1:1-3:38; Hebreos 11:17). 
Cristo es uno con nosotros en Su descendencia de Adán, la fuente principal de la 
humanidad. El es uno con nosotros en las relaciones humanas comunes, con todos sus 
deberes y responsabilidades (por ejemplo, los primeros dos capítulos tratan con los 
primos de María), y uno con nosotros en nuestra vergüenza y el enlace del bautismo. 
2. El Hombre Tentado Como Nosotros (Hebreos 4:15; Lucas 4:1-13). 
Lucas ve a la tentación desde el punto de vista del hombre. El diablo retó al primer 
Adán; el Segundo Adán retó a Satanás. El diablo arruinó al primer hombre; Jesucristo 
arruinó al diablo. La historia del primer Adán finalizó en derrota; la historia del 
Último Adán finalizó en victoria. 
3. El Hombre que se Compadece de Nuestras Debilidades (Hebreos 4:15; 
Lucas 4:14-19:28). 
Lucas retrató a Jesús como el hombre con quien todo hombre podía relacionarse. 
(a) El hombre con intereses mundiales, dando incidentes para mostrar Su interés en la 
raza humana entera y no solamente en los judíos 
(b) El Hombre con sabiduría como se demuestra en Su enseñanza 
(c) El Hombre hábil 
(d) El Hombre lleno de empatía humana para con los caídos, despreciados, 
desconsolados, abatidos y enfermos 
(e) El Hombre de oración 
(f) El Hombre de sociedad 
(g) El Hombre de belleza y gloria 
4. El Hombre como Nuestro Pariente-Redentor (Lucas 19:28-23:56). 
Cuando El lloró por Jerusalén, Jesús mostró Su compasión, patriotismo y dolor sobre 
la destrucción pendiente de la ciudad. Esto se hizo aún más evidente cuando El 
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cumplió el símbolo de Pariente-Redentor. (Ver Levítico 25:47-55; Rut 2:1-23; 
3:10-18; 4:1-10.) 
5. El Hombre, Todavía como Hombre en la Resurrección, Ascenso y Gloria (Lucas 
24:1-53). 
Como hombre, Jesús caminó hacia Emaús con otros dos hombres. Como hombre, El 
comió en el aposento alto, demostrando todavía Su humanidad perfecta. ¿Por qué? 
Porque la salvación solamente llega a través de Cristo Jesús el hombre. 
 
El Evangelio de Lucas empieza y termina con regocijo, todo en conexión con Jesús. 
 
El Evangelio de Acuerdo a Juan 
 
El Evangelio de Juan, el cuarto Evangelio, da la revelación de Sí Mismo de Jesús al 
mundo y más íntimamente a Sus discípulos. Escrito y publicado en Éfeso a pedido de Andrés y 
de los obispos de Asia, el Evangelio apologético señalaba ciertos errores frecuentes 
concernientes a la deidad de Cristo. 
 
La palabra clave es creer. En este Evangelio, Juan presentó a Jesucristo como Aquel en 
quien debemos creer; en las Epístolas de Juan, Jesús es Aquel a quien debemos amar; y en 
Apocalipsis, Aquel a quien debemos esperar. ¿Qué debemos creer? Que Jesús es el Dios 
Todopoderoso (Juan 8:24; 14:11). 
 
El versículo clave es Juan 20:31: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el 
Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.” 
Note dos peculiaridades de este Evangelio. Primera, la palabra Judío es usada más de 
sesenta veces; pero solamente aparece una vez en Mateo, dos veces en Marcos y dos veces en 
Lucas. Del mismo modo, en contraste con los otros libros, Juan contiene ochenta de los milagros 
del Señor, todo aquello muestra el poder de la Palabra del Señor y el poder de Su Palabra sola. 
 
El retrato que Juan dibujó de Cristo es el de “Dios manifestado en la carne,” “el 
unigénito del Padre.” Juan mostró qué era lo que convencía a hombres y mujeres de toda clase y 
postuló que Jesús es Dios. 
 
Juan puede dividirse en cinco secciones. 
 
1. Jesús, Dios Manifestado en la Carne, Convirtiéndose en el Hijo de Dios en la 
Redención (Juan 1:1-14). 
Este libro inicia similar a Génesis. 
2. Jesús, Revelado como el Hijo de Dios, el Dios Todopoderoso, por Sus Obras y 
Palabras (Juan 1:15-12:50). 
 Juan señaló qué era lo que convencía a hombres y mujeres de la deidad de Jesús: 
(a) Juan el Bautista descubrió la deidad de Jesús mediante el bautismo (Juan 1:33). 
(b) Natanael fue convencido por Su omnipresencia (Juan 1:48-49). 
(c) Los discípulos fueron convencidos por Su primer milagro al convertir el agua en 
vino (John 2:11). 
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(d) Muchos judíos lo reconocen como divino por Su purificación del Templo y Su 
ejecución de muchos milagros (Juan 2:23). 
(e) Jesús se reveló a Sí Mismo como deidad a Nicodemo (Juan 3:13-16). 
(f) Juan el Bautista dio cuatro testimonios notables con respecto a Jesús 
(Juan 3:22-36). 
(g) Jesús se reveló a Sí Mismo como deidad a la mujer samaritana (Juan 4:26). 
(h) Los samaritanos lo aceptaron como divino (Juan 4:41-42). 
(i) El hombre noble estuvo convencido de que Jesús era divino cuando él descubrió 
que Su Palabra era tan efectiva como Su presencia (Juan 4:53). 
(j) Surgió oposición debido a que El llamó a Dios “Padre” (Juan 5:17-18). 
(k) Muchos fueron convencidos de Su divinidad por los milagros de los panes 
(Juan 6:14). 
(l) Nota: Mediante Juan 6:35; 8:12, 58; 10:9, 11; 11:25; 14:6; 15:1, Jesús se declaró a 
Sí Mismo ser la revelación completa del gran YO SOY del Antiguo Testamento. 
(m) Jesús se reveló a Sí Mismo como divino al hombre que fue sanado 
(Juan 9:35-38). 
(n) La confesión de Marta y la resurrección de Lázaro (Juan 11:45). 
(o) Jesús por fin es abiertamente reconocido como divino por el judío y el gentil 
(Juan 12:12-19). 
(p) Note quién lo envió (Juan 12:44-45). 
3. Jesús el Hijo de Dios, el Dios Todopoderoso Revelándose a Sí Mismo Más 
Completamente a los Suyos (Juan 13:1-17:26). 
Jesús se manifestó a Sí Mismo de manera más completa a Sus discípulos de modo 
que sus convicciones con respecto a Su divinidad fueron profundizadas. 
(Ver Mateo 11:27; Juan 14:8-9.) 
4. Jesús, el Hijo de Dios, Inmolado (Juan 18:1-19:42). 
Note el efecto de un instante breve de Su divinidad en Juan18:6. Al tiempo de Su 
juicio ante Pilato en Juan 19:7, vemos que Jesús fue inmolado no solamente por 
declararse a Sí Mismo Rey sino también por afirmar ser el único Dios de Israel 
5. Jesús, Su Derecho a la Deidad Totalmente Establecida por Su Resurrección 
(Juan 20:1-21:25). 
Respondamos todos como lo hizo Tomás: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28). 
 
Cristo se refirió a Dios como “el Padre” más de cien veces en este libro. La relación es 
bastante diferente en el Nuevo Testamento que en el Antiguo Testamento. En el Antiguo 
Testamento, la única vez que padre inicia con mayúsculas es en Isaías 9:6. A lo largo del Nuevo 
Testamento, el término se inicia con mayúsculas. ¡Qué diferencia entre el padre de la Creación y 
el Padre de la Redención! Reconozcamos nuestra relación con Dios en la iglesia del Nuevo 
Testamento. 
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Capítulo 1 
 
EL NACIMIENTO E INFANCIA 
DE CRISTO JESÚS 
 
Secciones del 2-19 de Robertson 
 
El nacimiento de Cristo fue un advenimiento. El Dios eterno vino al mundo como la 
Palabra viva para una misión especial. 
 
EL LOGOS 
 
En la Biblia, un “misterio” es una verdad que Dios revela, la cual está más allá del poder 
natural de razonamiento o entendimiento. Esta es una verdad que solamente se conoce a través 
de la fe o revelación; ésta es incomprensible para el razonamiento humano. En el Nuevo 
Testamento, un “misterio” denota una característica distintiva secreta para el mundo hasta el 
tiempo señalado. El gran misterio revelado a través de Cristo es “¡Dios fue manifestado en la 
carne!” (Ver Juan 1:1,14; I Timoteo 3:16.) 
 
En su Evangelio, Juan nos remonta hasta antes del principio de la Creación para mostrar 
quién es Jesús. El usó la terminología de los filósofos. Ellos llegaron al acuerdo del término 
Logos, como “aquello que abarcaba el primer principio y la causa principal de toda cosa.” Esto 
fue para mantenerse a la altura de los griegos que discutían que detrás de cada cosa debe haber 
un pensamiento al cual ellos llamaban Logos. Aunque los judíos aceptaron esta filosofía, ellos 
fueron un poco más allá y dijeron: “Es cierto que detrás de toda cosa existe un pensamiento, pero 
detrás de todo pensamiento debe existir un pensador.” Fue en este sentido en el cual Juan usó el 
Logos de los filósofos griegos. “En el principio era el Logos, y el Logos era con Dios, y el 
Logos era Dios” (Juan 1:1). 
 
Juan luego se trasladó al punto total del argumento y declaró que el Logos, el 
pensamiento, fue hecho carne y moró entre nosotros. Y vimos Su gloria. Para aclarar esto 
mejor, podemos poner la palabra plan en vez de Verbo, Logos o pensamiento, y formar una 
paráfrasis: “En el principio era el Plan, y el Plan era con Dios, y el Plan era que Dios se haría 
carne y habitaría entre nosotros y veríamos Su gloria.” Juan simplemente estaba diciendo que 
Dios, el Dios todopoderoso, el Espíritu eterno, se hizo carne y vino a la tierra en forma humana, 
permitiendo que la gente lo viera con sus propios ojos y hablara con El, Su nombre es Jesús (Ver 
I Juan 1:1.) 
 
LAS GENEALOGÍAS 
 
Las genealogías de Jesús son introducidas en las narraciones breves de los Evangelios: 
para mostrar Su descendencia real de David; para mostrarlo como el Mesías de la profecía 
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hebrea; para mostrar Su relación amplia con toda la raza humana, remontándose hasta el 
principio. Vale la pena comparar las genealogías mencionadas en Mateo y Lucas. 
 
Al escribir para los judíos, Mateo naturalmente estaba interesado en citar el hecho de que 
Jesús procedía de la simiente real. Por lo tanto rastreó el árbol genealógico desde José, el esposo 
de María, hasta David y luego hasta Abraham, el padre de la raza hebrea. Mateo usó el linaje de 
José ya que la descendencia royal siempre era por parte del padre. 
 
La genealogía en Mateo se encuentra al principio del Evangelio para validar el origen 
royal hebreo de Jesús antes de que Mateo introdujera otros datos sobre Su vida. Mateo enumeró 
nacimientos sucesivos a medida que sucedían. Sin embargo, él no simplemente copió los 
registros sino que también seleccionó los nombres con propósito. Similarmente, contrario a la 
tradición judía, él nombró a cuatro mujeres: Tamar, Rahab, Rut, y Betsabé. Tres de estas mujeres 
eran culpables de pecados graves y dos eran extranjeras. Los nombres de estas mujeres 
identifican a Cristo con el género femenino, con grupos nacionales y raciales y con la humanidad 
pecaminosa, como su Salvador. Algunos de los hombres mencionados también eran pecadores 
notorios. 
 
La herencia de Jesús es un lazo de esperanza para la raza humana pecaminosa. El vivió 
sin pecado a pesar de Sus desventajas hereditarias. Como hombre, El tuvo que luchar contra las 
tendencias malas como cualquier otro humano y venció. La narración y genealogía selectiva de 
Mateo perforó el orgullo de los compatriotas judíos de Jesús—estos orgullosos hermanos 
fariseos recientemente habían declarado a Jesús como indigno y mereciente de muerte. Sin 
embargo El fue superior al mejor de los antepasados, aún del linaje royal. 
 
Lucas mostró que Jesús pertenecía a toda la raza humana. Aunque Jesús tenía la 
reputación de ser el hijo de José, El no lo era. Por lo tanto, Lucas rastreó la genealogía a través 
de María. Al escribir a los gentiles, Lucas señaló que Jesús era el hombre ideal, el hijo de Adán, 
creado por Dios. 
 
La genealogía en Lucas aparece como un interludio después del relato del nacimiento e 
infancia de Jesús y del ministerio de Juan, sirviendo como una introducción del ministerio 
salvador de Cristo. Lucas centra nuestra atención en Jesús, la Persona de suprema importancia 
en la narración y el Salvador de la raza entera, con lo cual El es identificado a través de la 
genealogía. Lucas da el linaje natural de Jesús a través de María y su padre, Elí, hasta el Rey 
David—a través de su hijo Natán—hasta Adán, el hijo de Dios. 
 
A través de ambas genealogías, el nacimiento virginal está protegido. Mateo dijo: “Y 
Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo” (Mateo 1:16). 
Lucas escribió: “Jesús. . . hijo, según se creía, de José” (Lucas 3:23). 
 
Se halla un inciso interesante en Mateo1:12 y Jeremías 22:28-30. Uno de los juicios 
declarados sobre el Rey Joacim (Jeconías) fue que “ninguno de su descendencia logrará 
sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.” Matthew Henry comentó que la frase: 
“Jeconías engendró a Salatiel,” simplemente significa que el rey anterior legó su derecho del 
gobierno a Salatiel.1
 
Note que en Lucas 3:27 Salatiel es mencionado como el hijo de Neri de la 
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parentela de Natán; por lo tanto al morir Joacim, el derecho legal al trono de David 
aparentemente pasó de los herederos de Salomón a los herederos de Natán. 
 
A diferencia de Mateo y Lucas, Marcos no da mucha importancia al árbol genealógico 
del Mesías. El estaba principalmente concernido por el resultado práctico de la vida de Jesús ya 
que el lector romano no consideraría importante la genealogía. Las grandes obras de Jesús 
demostrarían que El es el Dios todopoderoso, el Hijo de Dios y esto fue el tema principal. Mateo, 
por otra parte, definió el lugar de Jesús en la raza hebrea y definió la amplia esperanza 
mesiánica. Juan trató con el mundo filosófico y definió el lugar de Jesús en el esquema cósmico, 
remontándose a las eternidades para explicar quién es Jesús, cómo era y que El es su Creador y 
Redentor. Lucas lo asoció con toda la raza sin tener en cuenta las divisiones raciales, nacionales, 
sexuales o sociales. 
 
LOS ANUNCIOS 
 
Tres anuncios anunciaron la venida del Mesías. 
 
El Anuncio a Zacarías del Nacimiento de Juan 
(Lucas 1:5-25) 
 
El anuncio a Zacarías del nacimiento pendiente de su hijo sucedió en el tiempo de 
Herodes el Grande, quien murió en el año 4 a.C. Había pasado suficiente tiempo desde el regreso 
de Babilonia para que así el sacerdocio estuviese bien organizado. Para ese entonces, 
aproximadamente había veinte mil sacerdotes, divididos en veinticuatro grupos. Cada grupo 
rendía servicio por ochenta días, reuniéndose todos en el Día de Reposo. Alrededor de cincuenta 
sacerdotes ministraban cada día. Zacarías pertenecía al octavo grupo, el cual dirigía Abías. Dos 
veces al año él iba a Jerusalén para participar por una semana en la tarea sagrada del servicio al 
Templo. La ofrenda del incienso era considerada como el deber más alto y solamente podía 
ejecutarse una vez en la vida. Por fin le tocó la suerte a Zacarías para esta tarea de honor. 
 
Ofrecer el incienso sería el momento culminante de su vida sacerdotal. En el instante de 
expectación intensa, a medida que la nube del incienso—el símbolo de la oración aceptada—
empezó a elevarse, el ángel Gabriel apareció. El no apareció a la mano izquierda del trono de 
gloria donde la angiología judía lo hubiera puesto; en vez, él apareció al lado derecho del altar. 
Debido a que la tradición judía declara que aquel que ve a Dios no vivirá, Zacarías estuvo 
aterrorizado. Sin embargo, el ángel, declarando que la oración del sacerdote había sido 
contestada calmó su temor y le dijo que pusiera por nombre a su hijo, Juan, lo cual significa 
“Jehová ha sido propicio.” El ángel además dijo que habría gozo y alegría en la casa de Zacarías 
y Elisabet y muchos se regocijaríandel nacimiento del niño. 
 
El ángel también explicó el carácter y obra del futuro hijo al futuro padre. El niño sería 
grande ante el Señor, nazareo de por vida como lo fue Samuel, dedicado a una vida de 
abstinencia y lleno del Espíritu Santo desde su nacimiento. Juan produciría un gran avivamiento 
religioso, volviendo a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios. El sería el precursor del 
Mesías, yendo por delante “con el espíritu y poder de Elías” para hacer volver los corazones de los 
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padres a los hijos en un avivamiento de amor y religión en el hogar. Los pecadores rebeldes 
serían persuadidos a vivir rectamente, preparando así a la gente para la salvación que el Mesías 
traería. Como una señal de confirmación ya que el sacerdote dudaba de las palabras del ángel, 
Zacarías se quedaría mudo hasta el nacimiento del niño. 
 
El Anuncio a María del Nacimiento de Jesús 
(Lucas 1:26-38) 
 
María era una virgen desposada con José—ambos eran descendientes del Rey David—
cuando el ángel Gabriel se le apareció diciendo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; 
bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28). Ella fue muy favorecida de entre todas las mujeres 
al ser escogida como la madre del Señor y Salvador. Tanto como la admiramos, no debemos 
orar a ella ni tampoco adorarla de alguna forma. La madre se merece el honor, pero Jesús se 
merece toda nuestra adoración. 
 
Gabriel luego explicó que María concebiría del Espíritu Santo y daría a luz un hijo, al 
cual debería llamar Jesús. Jesús es otra forma de “Jehoshua” o “Josué,” nombre que significa 
“Jehová-Salvador.” En el Antiguo Testamento, Josué había salvado a Israel de sus enemigos; 
pero Jesús los salvaría de sus pecados. La declaración de Gabriel lleva una importancia adicional 
cuando es unida a Isaías 12:2: “He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque 
mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.” ¿Quién era Jesús? 
El era Jehová del Antiguo Testamento, encarnado, llegando a ser nuestro Salvador. 
Mientras que María escuchaba con asombro al ángel, él describía al prometido niño 
Jesús. El sería grande en carácter y obra y sería reconocido como el Hijo de Dios. El cumpliría la 
promesa mesiánica y ascendería al trono de David para gobernar la casa de Jacob por siempre. 
No existiría límite nacional o final de Su reino. 
 
Como señal, Gabriel le dijo a María que su prima estéril Elisabet estaba encinta. María se 
levantó y fue a visitar a Elisabet. Al llegar y saludarla, Elisabet fue llena del Espíritu Santo y en 
voz alta con éxtasis espiritual declaró una bendición sobre su visitante y el Niño prometido. 
 
Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto 
a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? . . . Y bienaventurada la que creyó, porque se 
cumplirá lo que fue dicho de parte del Señor (Lucas 1:42-45). 
 
Esta canción de Elisabet se convirtió en el primer himno del Nuevo Testamento. En éste, 
ella elogió a María por su fe y le aseguró que la promesa del ángel sería cumplida. 
 
En respuesta, María fue llena de gran gozo, lo cual ella expresó en uno de los himnos más 
hermosos de todos los siglos. María alabó a Dios por Su gran bondad hacia ella al permitirle ser 
la madre del Mesías. 
 
Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha 
mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas 
las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y 
su misericordia es de generación en generación a los que le temen. 
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 Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus 
corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los 
hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, 
acordándose de la misericordia de la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su 
descendencia para siempre (Lucas 1:46-55). 
 
María se quedó con Elisabet por casi tres meses y luego regresó a su casa. Alrededor de 
ese mismo tiempo, Elisabet dio a luz a su hijo. 
 
Al octavo día, al tiempo de la circuncisión cuando se debía nombrar al niño, Zacarías 
declaró que el niño se llamaría Juan. Inmediatamente su mudez desapareció y cantó un himno. 
La primera estrofa se refiere al nacimiento de Juan, las otras cuatro se refieren al agradecimiento 
y alabanza del acercamiento del nacimiento de Jesús y a la salvación que El traería. 
 
El Anuncio a José 
(Mateo 1:18-25) 
 
Las genealogías tanto en Mateo como en Lucas dicen que Jesús no fue el hijo físico de 
José aunque muchos suponían que sí lo era. En el anuncio a José, el carácter del nacimiento de 
Jesús es explícitamente declarado de tal manera que no deja ninguna duda de su parentesco. 
 
Este anuncio a José fue necesario. José se debatía entre el amor por su mujer desposada y 
su aparente infidelidad que por lo tanto estaba planeando dejar a María en secreto. Sin embargo, 
el ángel del Señor se le apreció a José en sueños. 
 
José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es 
engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, 
porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:20-21). 
 
Dentro del mensaje del ángel hay una declaración de la concepción milagrosa. Aunque 
Jesús tenía una madre humana, Su padre era el Espíritu Santo, porque solamente así Jesús podía 
ser tanto divino como humano, el Dios-hombre. Por lo tanto, la explicación angélica engrandeció 
el significado de Emanuel, “Dios con nosotros.” ¿Cómo estaba Dios con nosotros? Encarnado en 
la carne humana. 
 
Mateo interpretó el nacimiento y nombre de Jesús como el cumplimiento de Isaías 7:14. 
Jesús no era una simple promesa de una liberación divina prometida en la profecía, sino que más 
bien El era en realidad el divino Salvador. El nombre Emanuel (Dios con nosotros) se realizó en 
Jesús en un sentido más completo del que Isaías podía comprender. El verdadero significado del 
nacimiento es que El era Dios manifestado o encarnado en la carne, el Dios-hombre. En una sola 
persona, Jesucristo es muchas cosas. 
 
Ambos Dios y hombre 
Ambos mortal e inmortal 
Ambos visible e invisible 
Ambos limitado e ilimitado 
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Sin duda, ¡El es Dios manifestado en la carne! 
 
EL NACIMIENTO Y NIÑEZ DE JESÚS 
 
Los cuatro evangelios omiten muchos datos biográficos sobre Jesucristo. Hay una razón 
para esto. Los Evangelios fueron escritos para revelar a Dios manifestado en la carne. La 
estatura, peso, color de cabello y características físicas no eran importantes para sus objetivos. 
Por ejemplo, Marcos estaba más interesado en la personalidad y obras de Jesús que en el lugar y 
manera de Su nacimiento. Lucas deseó dar un relato más completo de Su vida y añadió la 
hermosa narración de Su linaje, Su nacimiento y el anuncio a los humildes pastores de Judea. El 
también incluyó los testimonios de los testigos divinamente escogidos quienes dieron la 
interpretación y el significado mundial del nacimiento de Jesús. Del mismo modo, el propósito 
principal de Mateo fue enlazar la persona del Mesías con la profecía antigua. El dio su relato 
independiente el cual añadió interés mundial, introduciendo a los Reyes Magos, el viaje a Egipto 
y el regreso a Nazaret en cumplimiento del plan de Dios revelado en la profecía. 
 
El Nacimiento Virginal 
 
Sin duda, el dato más importante con respecto al nacimiento de Jesús es Su nacimiento 
virginal. Este hecho es atestiguado a lo largo de las Escrituras. Isaías profetizó: “Por tanto, el 
Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luzun hijo, y llamará su 
nombre Emanuel” (Isaías 7:14). Como se mencionó anteriormente, la verdad del nacimiento 
virginal está protegida mediante las genealogías. A pesar de los ataques, el hecho permanece que 
Jesús fue concebido por una virgen mediante el milagro del Espíritu Santo. ¿Quiénes fueron los 
padres de Jesucristo? De acuerdo a las Escrituras, Su Padre fue el Espíritu Santo y Su madre fue 
María (Mateo 1:20). 
 
Tiempo y Lugar de Nacimiento 
 
Es difícil señalar con más que una precisión aproximada la fecha exacta del nacimiento 
de Jesús. Ésta, después de todo no es fundamentalmente importante. Dios aparentemente planeó 
que el día exacto fuese desconocido debido a la tendencia de adorar a los días y lugares santos. 
Sin embargo, es posible aproximar el tiempo del nacimiento de Cristo. Hay varias razones para 
creer que Jesús nació en el año 5 a.C. 
 
1. El emperador Augusto ordenó que se tomara el censo por todo el Imperio Romano. Este 
estuvo señalado para el año 8 a.C, pero se sabe que este censo se llevó a cabo en Egipto 
en el año 6 a.C y muy probable fue llevado a cabo el siguiente año en Palestina. 
2. Herodes murió en el año 4 a.C, pero estuvo vivo en el nacimiento de Cristo. 
3. Juan inició su ministerio en el año quince del reinado de Tiberio a la edad de treinta 
años, haciendo que su nacimiento ocurriera en el año 5 a.C. Muy probablemente Juan 
nació en la primavera del año 5 a.C y Jesús nació seis meses después en el otoño del 
mismo año. 
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4. No sabemos el día y el mes del nacimiento de Jesús. Sin embargo, sucedió mientras 
que los rebaños todavía estaban en los pastos. Por lo tanto, este tuvo que ser a fines 
del verano o a principios del otoño, probablemente no después de octubre. 
 
Es muy dudoso que el nacimiento de Jesús ocurriera el 25 de diciembre. (Edersheim da 
una opinión contraria en Jesús el Mesías.2) Este día era la fecha de la fiesta pagana romana 
Saturnales, un tiempo dado a la juerga y al desenfreno. También era una temporada de buena 
voluntad cuando no era algo piadoso el participar en guerra, cuando amigos se daban regalos el 
uno al otro y cuando se daba a los esclavos un feriado. 
Es cierto que Jesús nació en Belén, una aldea localizada seis millas al sur de Jerusalén. 
Este era un pueblo hermoso rodeado de terrazas cubiertas de vid y árboles frutales. Cercano a 
este pueblo, Raquel murió al dar a luz. Este era el pueblo de Booz, Rut y David. En conformidad 
con el censo ordenado por Augusto, cada persona tenía que regresar a su hogar ancestral. Por 
consiguiente, María y José, ambos descendientes de David, viajaron de Nazaret a Belén. Esto fue 
para estar de acuerdo con la profecía de Miqueas. 
 
Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el 
que será Señor en Israel, y sus salidas son desde el principio, desde los días de la 
eternidad (Miqueas 5:2). 
 
Cuando José y María llegaron a Belén encontraron que el pueblo estaba repleto de gente 
que había venido para ser contados y gravados. Todos los alojamientos habían sido tomados. El 
único espacio disponible para la pareja cansada fue el patio abierto de la posada donde estaban 
los animales. Fue en este humilde establo donde María dio a luz al Mesías y lo puso en un 
pesebre. No obstante, los viajeros cansados hubieran preferido mucho mejor este humilde recinto 
que la bulla y jolgorio de la repleta posada. 
 
Los Pastores 
 
En las llanuras al este de Belén, pastores cuidaban de sus ovejas. Su soledad se convirtió 
en maravilla y asombro cuando de repente un ángel se presentó delante de ellos y una gran luz 
brilló alrededor de ellos. El ángel calmó sus temores con nuevas de gozo: “No temáis; porque he 
aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la 
ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” (Lucas 2:10-11). Este fue el primer 
mensaje divino para Israel en más de cuatrocientos años. Típico de Dios enviar el mensaje a 
pastores humildes. El cuidado diario de sus ovejas hacía impuros a los pastores, no 
permitiéndoles observar las leyes consuetudinarias de la purificación ceremonial. Por lo tanto, 
sus compatriotas judíos los despreciaban. 
 
Los pastores se apresuraron a Belén donde hallaron a José y a María con el niño recién 
nacido. Nadie había ayudado a María, ella misma había envuelto al niño en pañales y lo puso en 
el pesebre. Los pastores, luego revelaron el mensaje de los ángeles. Todos estuvieron 
asombrados de estas cosas, pero María guardó en su corazón todo lo que había oído. 
	
  
	
  
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Presentación en el Templo 
 
La ley Mosaica era estrictamente observada en la vida del niño Jesús. Por ejemplo, El fue 
circuncidado al octavo día de acuerdo a los requisitos del pacto (Génesis 17:12; Levítico 12:3; 
Lucas 2:21). Este rito y Su linaje físico hicieron que Jesús fuese elegible para cumplir las 
promesas de Dios hechas a Abraham (Gálatas 3:16). En ese tiempo El también fue nombrado y 
se convirtió en “Hijo. . . bajo la ley” (Gálatas 4:4). 
A los cuarentaiún días, también conforme a la ley, los padres trajeron a Jesús al Templo. 
Este viaje tuvo dos propósitos. Primero, María tenía que ser redimida de la impureza legal y 
ceremonial para ser totalmente restaurada a su familia y comunidad. Segundo, el primogénito de 
María tenía que ser redimido del servicio sacerdotal. La ofrenda de María de dos tórtolas 
indicaban las circunstancias humildes de la familia. El precio de la redención de Jesús fue cinco 
siclos (alrededor de cuatro dólares). 
 
Al entrar María y José al Templo se encontraron con Simeón. Simeón era “justo y 
piadosos, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido 
revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.” 
(Lucas 2:25-26). Simeón tomó al niño de los brazos de Su madre, bendijo a Dios y oró. 
 
Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis 
ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para 
revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel (Lucas 2:29-32). 
 
Luego Simeón bendijo a José y María, y le profetizó. 
 
He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para 
señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), y para que sean 
revelados los pensamientos de muchos corazones (Lucas 2:3435). 
 
Mientras que otros veían a Jesús como un Mesías-Rey temporal, Simeón lo vio como el Redentor 
sufriente. 
 
En ese instante Ana, una profetiza anciana quien tenía más de cien años, entró al Templo 
y “daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” 
(Lucas 2:38). 
 
Los Reyes Magos 
 
La profecía judía (e.g., Isaías 60:1-61:3), indicaba que la venida del Mesías trascendería 
los confines raciales y religiosos del Judaísmo y sería una bendición para los gentiles. Aun 
Simeón se refirió a Jesús como “luz para revelación a los gentiles.” Por lo tanto, muchos fuera de 
Israel anhelaban la venida del Rey como lo menciona Farrar en La Vida de Cristo, vol. I: 
 
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Somos informados por Tacitius, Suetonio, y Josefo, que por todo el Oriente entero en 
ese tiempo prevalecía una convicción intensa, derivada de las profecías antiguas que un 
poderoso monarca se levantaría en Judea y dominaría al mundo.3
 
Aferrados a esta convicción, los reyes magos vinieron a adorar al niño Jesús. 
 
Los reyes magos probablemente eran sacerdotes-sabios de Persia, Arabia o Babilonia. La 
idea de que ellos eran reyes resulta de una interpretación de Isaías 60:3. Ellos vinieron a Judea 
porque habían visto Su Estrella en el orientey querían adorar al Rey recién nacido. Nadie sabe 
cuántos hombres vinieron a adorar al niño Jesús, aunque se sugiere que fueron tres debido a los 
tres regalos. 
 
Su búsqueda de información en Jerusalén concerniente a la ubicación del nuevo Rey puso 
terror en el corazón de Herodes. Inseguro de su derecho al trono, Herodes era cruel con todos los 
que se le oponían. El hasta hizo matar a su amada esposa y princesa de la Casa Asmonea, 
Mariana, y a su hijo preferido debido a que él creía que ellos estaban tramando contra él. Cuando 
Herodes se enteró que los reyes magos estaban indagando, él inmediatamente llamó a los 
escribas y sacerdotes quienes les dijeron que los profetas indicaron que un Mesías nacería en 
Belén. 
 
Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el 
tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con 
diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también 
vaya y le adore (Mateo 2:7-8). 
 
Los magos encontraron a María y al niño Jesús en una casa en Belén. (Aparentemente 
José y María decidieron quedarse en la ciudad de David en vez de regresar a Nazaret después del 
nacimiento de Jesús en el tiempo de la tributación. Tal vez José estaba tratando de proteger a 
María de los chismes del pueblo con respecto a su concepción.) Los magos entraron a la casa y 
postrándose adoraron al Niño. Luego le ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra. Por fuera, 
los presentes representaban una elección de materias primas de su tierra. Sin embargo, 
espiritualmente, estos simbolizaban la realeza (oro), la humanidad (mirra una especia usada para 
el embalsamiento), y la divinidad (incienso) del Niño. Sin embargo, mientras que enfatizamos 
los presentes, no debemos pasar por alto el primer presente que los magos dieron—se entregaron 
a sí mismos en adoración. 
 
Dios advirtió a los magos en un sueño que no regresaran a Herodes y entonces partieron a 
su tierra por otro camino. Cuando Herodes se dio cuenta que su trama para ubicar al Niño había 
fallado, ordenó la muerte de todo niño de dos años y menores en Belén y sus costas. Las 
estimaciones del número de niños asesinados por Herodes oscilan de veinte a catorce mil. Sin 
embargo, ya que el historiador Josefo no menciona esta masacre y ya que Belén era una aldea 
pequeña, el número real puede haber sido pequeño. 
 
El Viaje a Egipto 
 
Dios le advirtió a José en un sueño sobre la masacre pendiente de los niños. José se 
levantó y tomó de noche a María y a su bebé y se fueron a Egipto. (Note cómo Dios proveyó 
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para este viaje inesperado mediante los presentes de los magos.) Se quedaron allí hasta después 
que Herodes murió y era salvo para que el Niño regresara. Mateo dijo que esto era el 
cumplimiento de la profecía de Oseas: “Cuando Israel era muchacho yo lo amé, y de Egipto 
llamé a mi hijo” (Oseas 11:1). 
 
Después que murió Herodes, un ángel se le apareció de nuevo a José y le dijo que 
regresara a Israel con su familia. Al parecer José había planeado volver a establecerse en Belén 
hasta que se enteró que Arquelao el peor hijo de Herodes había ascendido al trono de su padre. 
Esta noticia atemorizó a José, pero “avisado por revelación en sueños, se fue a la región de 
Galilea, y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue 
dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno” (Mateo 2:22-23). 
 
La Biblia no dice nada en cuanto a los próximos años de la vida de Cristo. Sin duda, El 
tuvo una niñez judía normal. Lucas simplemente dijo: “Y el niño crecía y se fortalecía, y se 
llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él” (Lucas 2:40). Sin embargo, él no podía 
evitar el tener que conquistar las tendencias hereditarias hacia el mal. El era un niño humano, 
sujeto a todas las condiciones humanas, y aun así perfecto en ellas. 
 
La educación era algo básico para todo niño judío. Esta se iniciaba en el hogar tan pronto 
como el niño empezara a hablar, su madre le enseñaba el Sema (Deuteronomio 6:4-9; 11:13-21; 
Números 15:37-41). Más adelante era la responsabilidad del padre enseñar el Tora y cuando el 
niño cumplía los seis años iniciaba su educación formal en la escuela de la sinagoga. Del mismo 
modo, se requería que todo padre enseñara a su hijo un oficio o habilidad. José enseñó a Jesús la 
carpintería, ya que Jesús fue llamado “el Carpintero.” 
 
Al parecer el currículo de Jesús incluía habilidades lingüísticas. El hablaba arameo, el 
idioma común de Galilea. También citó la Escritura en hebreo, un idioma que ya estaba 
considerado muerto. Y aparentemente parecía conversar libremente con el centurión de quien 
su siervo fue sanado y con los griegos quienes buscaban entrevistarlo. 
 
Las Escrituras indican que Jesús no fue criado como hijo único. No hubiera sido 
necesario para Lucas especificar que María trajo a su primogénito si es que Jesús hubiera sido su 
único hijo. Marcos 6:3 indica que María y José tuvieron cuatro hijos y por lo menos dos hijas. 
Después de Su resurrección, dos de estos hermanos, Jacobo (Santiago) y Judas, se convirtieron 
en seguidores de Cristo y escribieron dos de las Epístolas Generales. 
 
En el Templo 
 
El silencio de la niñez de Cristo se rompe sólo una vez en las Escrituras. Cuando Cristo 
tenía doce años, El acompañó a Sus padres a Jerusalén para asistir a la Fiesta de la Pascua. 
Evidentemente, José, María y Jesús viajaron con una “compañía” muy grande de Nazaret y tal 
vez de zonas de alrededor. Este debe haber sido un tiempo emocionante de comunión y ansiedad 
para el grupo. Jesús probablemente experimentó la emoción y los nervios que cualquier joven de 
doce años sentiría al pensar en ver el Templo por primera vez. 
 
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Solamente los primeros dos días de la Fiesta de la Pascua requería la asistencia personal 
al Templo. Los llamados feriados de medio día empezaban en el tercer día y era entonces legal 
para que los viajeros regresaran a sus casas. Este tal vez fue el tiempo en que María y José 
decidieron regresar a Nazaret. 
 
María y José asumieron que Jesús estaba en el gran grupo que viajaba de regreso a 
Galilea. Sin embargo, después de un día de viaje y de descubrir que El no estaba con sus 
parientes o conocidos, regresaron a Jerusalén. Después de tres días lo encontraron “sentado en 
medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se 
maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas” (Lucas 2:46-47). 
 
María reprochó a su Hijo: “¿Por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos 
buscado con angustia.” 
La respuesta de Jesús la dejó perpleja: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los 
negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:49). Esta respuesta con seguridad no fue 
sarcástica o insolente, sino que da una idea de Su entendimiento de Su misión divina. Sin embargo, 
Jesús regresó con Sus padres terrenales a Nazaret y “estaba sujeto a ellos.” 
 
El único otro comentario dado en las Escrituras en cuanto a la niñez de Jesús es hallado 
en Lucas 2:52, “Y Jesús crecía en sabiduría [intelectualmente] y en estatura [físicamente], y en 
gracia para con Dios [espiritualmente] y los hombres [socialmente].” 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Capítulo 2 
 
EL MINISTERIO DE 
JUAN EL BAUTISTA 
 
Secciones del 20-23 de Robertson 
 
El profeta Isaías profetizó que un precursor prepararía el camino para el Mesías 
(Isaías 40:3-5). Este heraldo vendría en el espíritu de Elías y volvería el corazón de los padres 
hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres (Malaquías 4:5; Mateo 11:14).Este 
precursor era Juan el Bautista. 
 
SUS TIEMPOS 
 
Lucas precisó que la llegada de Juan el Bautista sería en el décimo quinto año del reinado 
de Tiberio César. El tiempo era oportuno para la aparición de Juan. 
 
1. Roma había alcanzado su apogeo bajo Augusto y ahora estaba decayendo como el 
imperio que dominaba al mundo. 
2. Epicureísmo (“placer, basado en el auto control, moderación y comportamiento 
honorable, es el fin adecuado del esfuerzo del hombre”) y Estoicismo (“la virtud es el 
bien supremo y los hombres deben ser libres de pasiones y no deben ser movidos por 
los acontecimientos de la vida”) competían por la supremacía de los pensamientos del 
hombre. El primero conducía a la sensualidad y el segundo al orgullo y ambos a la 
desesperación. 
3. Todas las religiones eran toleradas pero ninguna satisfacía. 
4. La esclavitud abundaba y la crueldad indescriptible por todos lados marcaba su trato. 
5. El poder fue sustituido por el derecho y la justicia huyó de la tierra. 
6. La gente tenía gustos degenerados y fue ejemplificado por la matanza en las arenas 
de lucha. 
7. El amor había desaparecido. 
8. La labor honesta fue vista con desprecio. 
 
Aunque los judíos continuaban aferrados a su religión monoteísta, el Judaísmo había 
perdido mucho de su poder. Los procuradores romanos de Judea habían cambiado cuatro veces 
al sumo sacerdote aunque este puesto debía ser ocupado por toda una vida. Anás fue destituido 
del sumo sacerdocio después de nueve años y varios sucesores fueron puestos a prueba hasta que su 
cuñado, Caifás, quien estaba dispuesto a ser un títere de la tiranía romana, ocupó el puesto. Sin 
embargo, Anás, mediante la astucia y la influencia política permaneció como la fuerza detrás del 
trono y continuó dirigiendo el Sanedrín. El había heredado el puesto de sumo sacerdote por 
herencia e Israel lo consideraba legítimo al puesto. 
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Las condiciones religiosas de Palestina en general estaban bajas. La religión sincera 
escaseaba. Lo externo se había multiplicado y el Espíritu había sido apagado. Los fariseos 
enfatizaban la separación, pero no la santidad verdadera. Los escribas profesaban gran devoción 
a las Escrituras, pero enfatizaba el tradicionalismo. Los saduceos elogiaban la moralidad, pero 
preferían vidas cómodas y de auto indulgencia y no creían en la vida después de la muerte. 
 
SU PERSONA 
 
En el contexto de estas condiciones, la llegada de Juan conmocionó la complacencia de 
ese tiempo. Apareciendo como si de la nada, él llegó cerca de la desembocadura del Río Jordán 
en el desierto de Judea vestido de pelo de camello y con un cinto de cuero alrededor de sus 
lomos. Su dieta consistía de langostas y miel silvestre. Su actitud era directa y brusca. 
 
Poco se sabe de Juan antes de su aparición sorprendente. Así como la Biblia no dice 
mucho sobre la niñez y adultez temprana de Cristo así también es con respecto a los años de 
formación de Juan. Siendo de linaje sacerdotal, probablemente fue educado para seguir en los 
pasos de su padre. Y como hijo de sacerdote, probablemente inició su ministerio a la edad de 
treinta años. 
 
SU MISIÓN 
 
La misión de Juan fue ser el precursor del Mesías. Este término se refiere a los heraldos 
quienes corren delante de la realeza, preparando el camino avisando a la gente que saque del 
camino los escombros y obstáculos y reparen el camino para que así la procesión real pueda 
pasar segura y cómoda. Tal era el trabajo de Juan. El preparó el camino para el Mesías llamando 
a la gente que quitara los escombros y obstáculos de pecados de sus vidas, que derribaran los 
lugares altos y rellenaran los bajos para que así el Rey apareciera. 
 
Por la naturaleza misma de su apariencia y sus métodos, Juan atrajo atención para sí 
mismo. Sin embargo, esta no fue su intención. Como el precursor, él estaba preparando el 
camino para el Mesías. Una y otra vez él lo señalaba “el que viene tras mí” (Mateo 3:11). 
 
Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy 
enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, 
que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi 
gozo está cumplido. Es necesario que el crezca, pero que yo mengüe (Juan 3:28-30). 
 
Juan estaba muy consciente de su misión y buscaba constantemente cumplirla. El era la voz del 
que clamaba en el desierto: “Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas.” 
 
SU MENSAJE 
 
Juan predicó el mensaje de arrepentimiento para el perdón de pecados. El predicó sin 
miedo a los fariseos y saduceos quienes vinieron a verle en el Jordán: 
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¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos 
dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham 
tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de 
estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo 
árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. 
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, 
cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en 
Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su 
trigo en el granero, y quemará la paja en el fuego que nunca se apagará. (Mateo 3:7-12). 
 
Para aquellos que preguntaban: “¿Qué haremos?” él respondió: “El que tiene dos túnicas, 
dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.” A los publicanos les dijo: “No 
exijáis más de lo que os está ordenado.” A los soldados les amonestó: “No hagáis extorsión a 
nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.” (Ver Lucas 3:10-14.) 
 
La predicación de Juan dio en el centro de la vida judía, revelando su hipocresía y 
falsedad. Mientras que el bautismo no era un rito nuevo—éste había sido practicado bajo la 
Ley para los prosélitos—la idea de los judíos sometiéndose a la inmersión para redimir sus 
pecados era totalmente extraña, en conflicto con su justicia propia basada en su generación 
biológica. Tal paso sería una confesión de su estado pecaminoso, pero tal acción era necesaria 
debido a la venida del Rey. 
 
Cuando el Rey apareció, Juan no vaciló para anunciar Su llegada. Al ver Juan que Jesús 
venía, dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). 
 
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Capítulo 3 
 
EL INICIO DEL MINISTERIO 
 DE JESÚS 
 
Secciones del 24-35 de Robertson 
 
EL BAUTISMO DE JESÚS POR JUAN 
 
Cuando Jesús era “como de treinta años” (Lucas 3:23), El inició Su ministerio público 
siendo bautizado por Juan. Jesús aparentemente había venido de Galilea específicamente para ser 
bautizado (Mateo 3:13). Juan no conocía a Jesús antes de su encuentro en el Jordán. Sin 
embargo, el Bautizante reconoció la impecabilidad de Aquel que se presentó a Sí Mismo para ser 
bautizado y trató de disuadirlo. Se había dejado bien claro que el bautismo de Juan era como 
señal de confesión y arrepentimiento con el fin del perdón de los pecados. Juan, mediante el 
Espíritu con el cual fue lleno desde su nacimiento (Lucas 1:15) sabía que Jesús, como el 
Cordero sin pecado no necesitaba perdón de pecados. 
 
¿Por qué entonces Jesús fue bautizado? Esta ha sido una pregunta constante a través de 
los tiempos. Consideremos una respuesta de cuatro partes. 
 
Primero, en respuesta a la objeción de Juan, Jesús dijo: “Deja ahora, porque así conviene 
que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15). Esto podría referirse al requisito de la Ley, aquellos 
que entraban a un cargo, tal como elsacerdocio Levítico (Levítico 16:4), debían ser 
ceremonialmente purificados por el lavamiento de agua. 
 
Segundo, Jesús fue bautizado como una señal para Juan. El Bautizante “ha dado 
testimonio” en Juan 1:33-34. 
 
Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien 
veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu 
Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios. 
 
La inmersión y las manifestaciones presentes revelaron a Juan la identidad del Mesías. 
 
Tercero, el bautismo de Jesús lo identificó con el remanente creyente de Israel. La 
predicación de Juan había dado a los hombres fe en su mensaje y la promesa de Dios. Este grupo 
estaba unido por la señal del bautismo de Juan. Por lo tanto, Jesús fue a Juan para identificarse 
con este grupo y con el reino venidero de Dios y no con los fariseos, saduceos, herodianos o 
zelotes. 
 
Y cuarto, Jesús fue bautizado para identificarse con los pecadores. Ellos fueron a Juan 
para confesar sus pecados y su fe en el Salvador venidero quien los redimiría de sus pecados. 
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Similarmente, el Salvador se identificó con los pecadores, como lo señala Dwight Pentecost en 
Las Palabras y Obras de Jesucristo. 
 
Jesús vino para identificarse con los pecadores para que mediante esa identificación El se 
convirtiera en su sustituto. Pablo dijo en II Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, 
por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 
Así como fue necesario para Israel identificarse con el macho cabrío por Azazel y Azazel 
identificarse con Israel mediante la imposición de manos, así también Jesucristo se 
identificó con los pecadores para que de esa forma ellos se identificaran con El al 
ofrecerse a Sí Mismo como el sustituto de sus pecados.4 
 
Malentendidos Sobre el Bautismo de Jesús 
 
Surgen varios malentendidos sobre el bautismo de Jesús por Juan en el Jordán. Vale la 
pena considerar tres de ellos aquí. 
 
Malentendido 1: “Se enseña aquí una trinidad de personas divinas.” 
 
Cuando Jesús fue bautizado, Juan “vio al Espíritu de Dios que descendía como una 
paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en 
quien tengo complacencia” (Mateo 3:16-17). Algunos piensan que esta manifestación enseña una 
trinidad de personas divinas. Sin embargo, lo que sucedió en el bautismo no fue dispuesto para 
enseñar alguna doctrina sobre la Deidad. Nadie en ese día oyó o vio algo que se pareciera a una 
paloma excepto Juan. Esta fue una señal privada e infalible para Juan por la cual él podría 
identificar al Mesías (Juan 1:33). 
 
Malentendido 2: “Jesús se convirtió en la plenitud de la Deidad corporalmente en Su 
bautismo.” 
 
Algunos enseñan que el Espíritu que descendió como una paloma fue una señal de Jesús 
recibiendo el Espíritu Santo. Sin embargo, la “paloma” posándose solamente fue un símbolo. 
Nunca hubo un momento en que Jesús no tuviera el Espíritu Santo y eso sin medida, ya que El 
era el Espíritu Santo encarnado. (Ver Juan 14:16-21.) (Juan el Bautista fue “lleno del Espíritu 
Santo, aun desde el vientre de su madre.” ¿nos atreveríamos a decir menos de Jesús?) 
 
Debemos recordar que Jesús fue el Dios-hombre. Dios se convirtió en carne. 
 
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y 
nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que 
recibiésemos la adopción de hijos (Gálatas 4:4-5). 
 
¿Qué era el Hijo? Era esa “Cosa Santa”—esa cosa física, esa cosa carnal—nacida de 
María. Jesús, en Su naturaleza doble era plenamente Dios como también plenamente hombre. El 
era la carne de Dios y el Espíritu de Dios en un solo ser. 
 
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Malentendido 3: “Todas las personas de la Trinidad son por primera vez en el Nuevo 
Testamento vistas juntas en el bautismo. La voz del Padre es añadida como un sello aparte de Su 
ministerio, después de descender el Espíritu Santo.” 
 
Aquellos que enseñan el concepto de arriba dicen que la voz oída “sugiere personalidad.” 
Sin embargo, ¿indicaba personalidad la voz que salió de la asna de Balaam? Jesús dijo que las 
piedras y los montes le alabarían si es que el pueblo no lo hacía. ¿Significa entonces que las 
rocas tendrían personalidad? La verdad es que Jesús a quien Juan bautizó también es el Dios 
eterno omnipresente quien fue responsable de la voz. Esto no es cuestión de Jesús “lanzando Su 
voz” como un ventrílocuo; ésta fue una expresión audible por Aquel que no puede ser 
contenido—cuantitativamente—en un cuerpo humano finito. 
 
LA TENTACIÓN 
 
Después de Su bautismo el Espíritu lo condujo al desierto para ser tentado. La palabra 
tentar significa “probar o poner a prueba el carácter de una persona.” Durante Sus cuarenta días 
en el monte sombrío y estéril de la Cuarentena, el lugar tradicional de la tentación, el cual se 
levanta de la llanura de Judea unos mil quinientos pies sobre el valle del Jordán. Jesús oró y 
ayuno mientras era tentado por el diablo. Fue al final de este periodo cuando la Biblia dice que 
Jesús tenía hambre y Satanás se le apareció. 
 
La Primera Tentación 
 
La primera tentación se aprovechó de la sensación de hambre físico de Cristo—la cual en 
sí fue un resultado natural y no pecaminoso del ayuno. Satanás dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que 
estas piedras se conviertan en pan.” (La frase “Si eres Hijo de Dios” también puede traducirse 
“Ya que eres el Hijo de Dios” no fue diseñada para poner dudas en cuanto a la relación de Cristo 
con el Padre, sino más bien para enfatizarla.) 
 
En la superficie, esta tentación es otra versión de la moderna y aun así antigua filosofía 
que dice: “El bien mayor del hombre proviene de gratificar sus deseos y la felicidad proviene de 
satisfacer sus apetitos carnales.” Mediante esto Satanás apeló a Cristo para que ejercitara Sus 
poderes como el Hijo de Dios y gratificara Sus propias necesidades. Esto hubiera sido fácil para 
Jesús. 
 
Sin embargo, en un nivel más profundo, Satanás apeló a que Cristo pusiera Su propio 
deseo humano por encima de la voluntad de Dios. Rendirse a Su propio deseo de la carne hubiera 
sido abandonar la voluntad de Dios y sustituirla por la Suya, estimando así la gratificación de Su 
apetito más importante que la obediencia a la voluntad de Dios. Considere la siguiente cita de 
G. Campbell Morgan La Crisis del Cristo. 
 
Como ya fue enfatizado, Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto y en ese hecho hay 
un gran significado. En la vida de todo ser totalmente dedicado a la voluntad de Dios, 
nada sucede por casualidad. Cada detalle del arreglo está en el plan Divino y no puede ser 
interferido sin cambiar el resultado e interferir con el propósito. La circunstancia del 
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hambre no solamente estaba dentro del conocimiento Divino sino que fue parte del plan 
Divino. La circunstancia del hambre fue incidental y no casual. Esto no fue una 
contingencia inesperada. Esto fue parte del programa divino.5 
 
Si Cristo se hubiera rendido a la tentación para satisfacer Sus propios deseos carnales, El 
hubiera frustrado la voluntad de Dios. Cualquier “derecho” que poseamos como hijos de Dios 
nunca sobrepasará nuestra responsabilidad de someternos a Su voluntad—aun si la sujeción 
exige negar nuestros propios deseos naturales los cuales en sí sean no pecaminosos. 
 
Sin embargo, Cristo, resistió la tentación. “El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de 
pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Al citar 
Deuteronomio 8:3, el Hijo estaba totalmente consciente de la habilidad de Su Padre de proveer el 
alimento

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