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Guía Didáctica: Dimensões Sociais e Educativas no Esporte

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GUÍA DIDÁCTICA: LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA
PRÁCTICA DEPORTIVA
Book · January 2012
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3 authors, including:
José Manuel Rodríguez Victoriano
University of Valencia
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Antonio santos ortega
University of Valencia
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MODULO FORMATIVO:
GUÍA DIDÁCTICA:
LAS DIMENSIONES
SOCIALES Y EDUCATIVAS
DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”“
Antonio Santos Ortega
José Manuel Rodríguez Victoriano
Ramón Gómez-Ferrer Cayrols
Dpto. Sociología y Antropología Social
Universidad de Valencia
INTRODUCCIÓN
TEMARIO
AUTORES
BIBLIOGRAFÍA
ÍNDICE INTERACTIVO
GUÍA DIDÁCTICA:
LAS DIMENSIONES
SOCIALES Y EDUCATIVAS
DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
“
MODULO FORMATIVO:
La Fundación de la Solidaridad y el Voluntariado de la Comunidad Valenciana
(FUNDAR) promueve el programa Solidaridad en el Aula, un proyecto que cuenta con
el apoyo de la Generalitat Valenciana, del Ministerio de Trabajo e Inmigración, de
entidades solidarias y de entidades representativas de la comunidad educativa. En el
contexto de este proyecto se inscribe la presente iniciativa del módulo formativo:
“Deporte escuela de vida 2011”.
La actividad física y las prácticas deportivas son construcciones sociales, fenómenos
sociales completos que están dentro de sociedades con contextos socio-históricos
concretos y que a su vez estos contextos sociales están dentro de ellos. La idea de
la práctica deportiva y la actividad física como un instrumento educativo y de integración
social se ha popularizado en la última década, momento este en que todos los actores
del mundo deportivo han alabado las cualidades intrínsecas del deporte para favorecer
la integración social, para dar cohesión a una sociedad. Estas alabanzas han calado
en la opinión pública, de manera que esta representación de los valores sociales del
deporte se ha generalizado.
Aunque esta imagen ha sido compartida por actores deportivos y opinión pública,
puede decirse que no ha ido acompañada por un aumento comparable de experiencias
prácticas, de materialización concreta y sobre el terreno de los valores sociales del
deporte. Es por esto que cabe hacer un esfuerzo para acercar estos dos planos: el de
la representación ideal del deporte y el de su práctica real. Los valores ideales del
deporte han de encontrar el camino para aplicarse en el mundo real y concreto de la
práctica deportiva. Por ello, cabe preguntarse cómo pueden llegar a concretarse estos
supuestos valores sociales del deporte; cuáles son los medios para ello: recursos
materiales, humanos, organizativos, institucionales-políticos. La formación es una de
las vías para conseguir resultados positivos en el uso del deporte social. La trasferencia
de valores ideales en resultados concretos no se produce automáticamente, es una
transferencia compleja que requiere considerar múltiples aspectos. Es preciso, por
tanto, conocerlos y manejar los recursos de conocimiento que faciliten dicha transferencia.
El módulo que aquí se presenta supone un paso introductorio en esta dirección.
El módulo está diseñado como una herramienta formativa y presenta, desde las ciencias
sociales y del deporte, las dimensiones básicas de la función socializadora y educativa
de la práctica deportiva. En particular, en el ámbito de los usos sociales del deporte
base por parte de los jóvenes.
El módulo tiene la estructura de guía didáctica –pensada para facilitar un uso online-
y su objetivo central es proporcionar elementos teóricos y prácticos elementales para
comprender, organizar y sistematizar la función socializadora del deporte y posibilitar
su transmisión. En él ocupan un papel relevante los contenidos dirigidos a comprender
el papel educativo del deporte en colectivos de jóvenes socialmente desfavorecidos.
Así como, los dirigidos presentar experiencias concretas que ilustran el lugar que la
práctica deportiva y la actividad física pueden ocupar para facilitar la integración social
o para desarrollar valores sociales en dichos colectivos.
El módulo formativo, que tiene una duración total de dos horas, se dirige a profesores
de educación física, educadores sociales, entrenadores deportivos, monitores y directivos
de sociedades y club deportivos.
En el centro mismo de la transmisión técnico-deportiva, atravesado por sus circunstancias
sociales y biográficas, se encuentra el monitor-entrenador deportivo; quien, lejos de
ser un mero eslabón en la cadena de la praxis deportiva, un repetidor de los cánones
técnico-tácticos imperantes en su disciplina, constituye para nosotros un educador
de primer orden. Como agente de socialización, debe encontrar claramente su
mensaje educativo dentro de un campo,el de lo deportivo, que se halla plagado de
muchos valores, pero también, por ponerlo en negativo, de infinitud de contravalores.
 Que la balanza se decante por los primeros y rechace los segundos depende de su
formación y su pericia para navegar entre los mensajes de los medios de comunicación,
las actitudes de padres y madres, los planteamientos de los clubes deportivos, las
inquietudes de los propios deportistas, la influencia de sus amigos, hermanos, etc.
En este sentido, la intención de este módulo gravita sobre la necesidad de hacer pensar
a los formadores de los monitores-entrenadores en estos términos, para que, a su vez,
provoquen la reflexión de estos últimos sobre la privilegiada situación como acompañantes
en el proceso madurativo de los jóvenes deportistas. Más allá de presentar las bondades
del deporte de un modo aséptico, el objetivo de este módulo debe ser el de posicionarse
críticamente, desenmascarar, situar, señalar, dar ejemplos y, en definitiva, provocar la
reflexión y el debate.
Para finalizar esta introducción es necesario señalar que con la presente guía hemos
buscado una presentación exhaustiva del conocimiento de las funciones socializadoras
y educativas de la práctica deportiva. Somos conscientes que los materiales
presentados por nuestra guía exceden con mucho el formato de su aplicación práctica,
un módulo formativo de dos horas de duración. Pero también entendemos que sólo un
conocimiento amplio del ‘estado de la cuestión’ puede facilitar la buena realización de
dicha tarea.
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
INTRODUCCIÓN
VOLVER
RECOMENDACIONES PARA EL USO DE LA GUÍA:
ESTRUCTURA Y CONTENIDOS.
La estructura de la guía está dividida en cuatro grandes núcleos
temáticos. A su vez, los epígrafes de cada uno de ellos se
presentan en forma de fichas con contenidos distribuidos en
tres apartados diferenciados. El primero de ellos lo hemos
denominado
‘Conceptos teóricos básicos’ en él se da cuenta del aparato
conceptual elemental del epígrafe. El objetivo de dicho apartado
es formar a los formadores que van a impartir el módulo en las
principales categorías conceptuales. Para ello, hemos
seleccionado –y en algunos casos elaborado- textos
especialmente didácticos dentro de la literatura de las ciencias
sociales y el deporte. Sabemos que la formación de partida del
formador del módulo puede ser muy diversa y en este sentido
hemos elegido textos transversalesque permitan estudiar con
facilidad los contenidos y poder profundizar en ellos con
independencia de su formación de partida. El segundo apartado,
denominado ‘Ejemplos prácticos’, tiene por objetivo aplicar los
contenidos anteriores a ejemplos concretos. En él se ilustran,
con experiencias nacionales e internacionales, diferentes
desarrollos prácticos del contenido. Dichas experiencias han
sido seleccionadas por su excepcional ejemplaridad. La
dimensión práctica de los temas se explícita de esta manera,
mostrando la inseparable relación entre conocimiento y acción.
El último apartado lleva por nombre ‘Para saber más…’ y en él,
abrimos una ventana, a partir de la selección de una bibliografía
mínima, que puede permitir a los profesores del módulo ampliar
los contenidos teórico-prácticos del epígrafe.
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
TEMARIO INTERACTIVO
Tema 1 LAS FUNCIONES SOCIALES Y 
EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA 
DEPORTIVA
Tema 2 LOS VALORES SOCIALES Y LA 
PRÁCTICA DEPORTIVA
Tema 3 PRÁCTICA DEPORTIVA: INTEGRACIÓN
Y EXCLUSIÓN SOCIAL
Tema 4 ASPECTOS PRÁCTICOS DEL DEPORTE
EN LA INTEGRACIÓN SOCIAL: CUATRO
EJEMPLOS DE EXPERIENCIAS DE 
DEPORTE-INTEGRACIÓN
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OBJETIVOS
El primer tema tiene como objetivo introducir a los alumnos
en las funciones socializadoras de la práctica deportiva, a
través del concepto de socialización, y la diversidad de
funciones sociales que puede abarcar: ocio, salud, formación-
educación, creatividad, participación social y construcción
de ciudadanía. (FICHA 1.1).
A continuación se describe el lugar del deporte en los
procesos de socialización básicos: familia, educación y
relaciones de amistad (FICHA 1.2).
Por último se introduce el lugar del deporte en los procesos
de integración social: desigualdades, solidaridad y
cooperación (FICHA 1.3)
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS
DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
TEMA 1.
LAS FUNCIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS
DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA
Ficha 1.1
La diversidad de las funciones sociales del deporte: Ocio,
creatividad, salud, formación-educación, participación
social.
Ficha 1.2
El lugar del deporte en los procesos de socialización:
educación, familia, relaciones de amistad. Los hábitos
deportivos en la sociedad española.
Ficha 1.3
El lugar potencial del deporte en los procesos de
integración social: desigualdades, solidaridad y
cooperación.
VOLVER
Conceptos teóricos básicos
EL DEPORTE COMO SISTEMA ABIERTO
Las diferentes teorías sociológicas que se han propuesto hasta ahora para explicar el
desarrollo del deporte en la sociedad moderna coinciden al menos en considerar que
los cambios sociales que han ocurrido en el último siglo y medio como consecuencia
de desarrollo de la sociedad industrial, y con independencia de la valoración que
merezcan tales cambios a los proponentes de las diversas teorías sociológicas, han
determinado la naturaleza de los cambios que han tenido lugar en el ámbito del deporte.
También existe acuerdo en aceptar que la complejidad del fenómeno deportivo radica,
en buena medida, en su fulgurante fuerza expansiva, que lo ha convertido en práctica
cotidiana o devoto espectáculo de cientos de millones de personas en todo el planeta.
Asistimos a un devenir social aparentemente contradictorio ya que, precisamente cuando
la estructura deportiva adquiere más fuerza y poder social, con la invasión en los medios
de comunicación de masas del espectáculo deportivo, con el desarrollismo económico
de las competiciones deportivas de máximo nivel o con la instauración definitiva
de la cultura deportiva entre amplias masas de la población, se comienza a producir
un fenómeno paralelo de fractura y diversificación. Se trata de los comportamientos
que exhiben grandes grupos de personas próximas al deporte e incluso que han sido
practicantes regulares, y que han modificado sus hábitos escogiendo ejercitaciones
físicas de otro orden; no tan sólo con otro envoltorio, sino con otra lógica, con otros
intereses y motivaciones, con otras expectativas.
Una manera sugerente de entender esta coyuntura histórica es la concepción del deporte
como un sistema abierto (Puig y Heinemann, 1991). Dado que el deporte contemporáneo
se muestra como una realidad cada vez más difícil de acotar por su creciente
diversificación, cabe considerarlo como un sistema social abierto, al que se van
incorporando nuevas prácticas y nuevas concepciones que relativizan las que
corresponden a lo que podríamos denominar deporte tradicional. Siguiendo a Heinemann
(1991, pp. 15 y ss.), podemos observar que el deporte tradicional, como unidad
homogénea y entidad autónoma, ya no puede explicar la compleja realidad del deporte
contemporáneo.
Puig y Heinemann distinguen entre el modelo competitivo del deporte, que sería el
heredero directo del deporte tradicional; el modelo expresivo que engloba las prácticas
deportivas poco organizadas y sometidas a procesos constantes de innovación y
diversificación, tales como los llamados deportes californianos o las actividades físicas
de aventura en la naturaleza; el modelo instrumental que va asociado a empresas
comerciales que disponen de maquinarias sofisticadas con las que se facilita el cultivo
del cuerpo de acuerdo con concepciones estéticas e higiénicas; y el modelo espectáculo,
que, aunque no es nuevo en esencia, pues siempre han existido espectáculos deportivos,
tiende a regirse por las leyes de mercado propias de una sociedad de masas, habiendo
alcanzadocotas insospechadas de influencia económica, social y política (Puig y
Heinemann, 1991, pp. 127-128). El modelo sistémico facilita la comprensión del fenómeno
deportivo, sometido como está a un progresivo aumento de su complejidad.
LOS RETOS DEL DEPORTE EN EL SIGLO XXI
El 1 de diciembre de 2009, tras un largo proceso de discordancias, entró en vigor el
Tratado de Lisboa (2007) que en materia de deporte señala que la Unión Europea tendrá
en cuenta “las características específicas del deporte, sus estructuras basadas en el
voluntariado y su función social y educativa” (art. 124). Aunque escueta, esta modificación
del artículo 149 del Tratado de la UE pone de relieve la importancia que se viene dando
al deporte en las instituciones europeas y que tiene su reflejo en las políticas nacionales
y locales.
El deporte del nuevo siglo se plantea el reto de servir de cemento de unión en los
procesos de cohesión social. El artículo 2 de la Carta Europea del Deporte (1992) define
deporte como “todo tipo de actividades físicas que, mediante una participación,
organizada o de otro tipo, tengan por finalidad la expresión o la mejora de la condición
física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o el logro de resultados en
competiciones de todos los niveles”.
En Evolución y perspectivas de la acción comunitaria en el deporte (Comisión Europea,
1998) la Comisión Europea había señalado que el deporte constituye una herramienta
importante en la lucha contra la exclusión social y que utilizado correctamente, es una
actividad especialmente adecuada para luchar contra la intolerancia y el racismo, la
violencia, el abuso de alcohol o el uso de estupefacientes. El deporte constituye también
un ámbito particularmente afectado por el desarrollo del voluntariado como expresión
de la solidaridad social. Y desempeña en la sociedad un papel moralizador: aporta
valores asociados al juego limpio, la solidaridad, la competencia leal y el espíritu de
equipo que conviene desarrollar (Comisión Europea, 1998: 8). Un año después, el
Informe de Helsinki (Comisión Europea, 1999) señalaba que “al llegar a todas las clases
sociales y todos los grupos de edad de la población, el deporte constituye un instrumento
esencial de la integración social y de educación”.
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.1
La diversidad de las funciones sociales del deporte: Ocio, creatividad,
salud, formación-educación, participación social
VOLVER
La importancia del deporte en la vida social de los europeos llevó a la Unión Europea
a declarar el año 2004 como el Año de la Educación a través del Deporte (Comisión
Europea, 2001). Durante muchos años se han ido multiplicando los documentos y las
iniciativas comunitarias o nacionales que depositan una tremenda confianza sobre el
potencial del deporte a la hora de ayudar a solventar problemas de primer orden en la
sociedad actual: salud, igualdad, cohesión, integración, inserción.
El Libro Blanco sobre el Deporte (Comisión Europea, 2007), como marco amplio de
referencia, resume la situación del deporte europeo y se alinea con la tradición humanista
del optimismo olímpico a la hora de señalar las inmensas potencialidades del deporte
y la actividad física. Los siguientes párrafos resumen, a los efectos que más nos interesan
aquí, el papel del deporte en la sociedad según la orientación estratégica expuesta en
dicho documento comunitario. El punto de partida es la constatación de que el deporte
es un área de la actividad humana que interesa mucho a los ciudadanos de la Unión
Europea y tiene un gran poder de convocatoria, por lo que parece constituir una
plataforma idónea para desarrollar políticas sociales.
 En referencia a la salud de la población, el deporte y la actividad física pueden ayudar
a mejorar la salud pública y permiten combatir el sobrepeso, la obesidad y una serie
de enfermedades crónicas, como las cardiovasculares o la diabetes, que disminuyen
la calidad de vida y ponen en riesgo la vida de las personas. Para ello se deben adoptar
medidas en favor del Movimiento Deportivo como herramienta para aumentar la Actividad
Física Beneficiosa para la Salud (AFBS, HEPA en inglés).
Efectivamente, la práctica deportiva puede contribuir a mejorar la salud física y mental
de la población, que es además una de las grandes preocupaciones de la sociedad
actual. De hecho, según el eurobarómetro de 2004 sobre Ciudadanos de la Unión
Europea y Deporte, el 78% de los europeos coinciden en que el efecto más importante
de practicar deporte es la mejora física y mental (Comisión Europea, 2004). Más
recientemente el eurobarómetro de 2010 sobre Deporte y Actividad Física (Comision
Europea, 2010) señala que el objetivo que más se persigue a la hora de practicar deporte
o alguna otra forma de actividad física es “mejorar la salud” (61%), seguido de “mejorar
la forma física” (41%) y “relajarse” (39%) o “divertirse” (31%), entre otros muchos
objetivos que fueron señalados en menor medida.
Además de mejorar la salud de los ciudadanos europeos, el deporte tiene una dimensión
educativa y desempeña un papel social, cultural y recreativo. Desde el punto de vista
de la educación del individuo, los valores trasmitidos a través del deporte contribuyen
a desarrollar el conocimiento, la motivación, las capacidades y la disposición para el
esfuerzo personal. El tiempo invertido en actividades deportivas tanto en el colegio
como en la Universidad aporta unos beneficios en materia de salud y educación que
han de ser optimizados (Comisión Europea, 2007: 5-6).
Si atendemos a la dimensión grupal, el deporte genera importantes valores tales como:
el espíritu de equipo, la solidaridad, la tolerancia y el respeto a las normas, contribuyendo
al desarrollo y enriquecimiento personal y social. La participación en un equipo, los
principios como el juego limpio, el cumplimiento de las reglas del juego, el respeto a
los demás, la solidaridad y la disciplina, así como la organización de deportes no
profesionales por parte de clubes sin ánimo de lucro y sobre una base de voluntariado,
refuerzan la ciudadanía activa. El voluntariado en organizaciones deportivas genera
numerosas oportunidades de educación no formal, algo que es necesario reconocer
y mejorar. El deporte también ofrece atractivas posibilidades para el compromiso de
los jóvenes y su participación en la sociedad, y puede tener un efecto beneficioso para
ayudar a las personas a apartarse de la delincuencia.
Respecto al potencial del deporte en términos de inclusión social, integración e igualdad
de oportunidades, las recomendaciones que figuran en el Libro Blanco señalan que el
deporte contribuye en gran medida a la cohesión económica y social y a lograr unas
sociedades más integradas. Para ello hay que procurar el acceso de todos los ciudadanos
al deporte, abordando las necesidades específicas de los grupos minoritarios, y teniendo
en cuenta el papel especial que puede desempeñar el deporte en el caso de los jóvenes,
las personas con discapacidad y aquellas procedentes de entornos más desfavorecidos.
Como se ha puesto de relieve en los análisis sociológicos periódicos de Manuel García
Ferrando (García Ferrando, 1991, 2001 y 2006), para el caso español, o los propios
datos que se desprenden de las encuestas europeas sobre actividad física y deporte
(Comisión Europea, 2004 y 2010), la falta de práctica deportiva tiene más que ver con
condicionantes sociodemográficos que con falta de instalaciones deportivas. Se ha
señalado que hoy en día “no hace deporte quien quiere sino quien puede”, poniendo
de relieve que las variables como la edad, el género y el nivel de estudios o el desarrollo
profesional presentan fuertes correlaciones con los índices de práctica. Esto nos
permitiría hablar también, utilizando a Bourdieu, de un habitus deportivo y de relación
con el cuerpo (Bourdieu: 1993), así como de una democratización imperfecta de la
práctica deportiva.“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.1
La diversidad de las funciones sociales del deporte: Ocio, creatividad,
salud, formación-educación, participación social
VOLVER
La Comisión destaca también la necesidad de impulsar la perspectiva de género en
todas las actividades relacionadas con el deporte, prestando especial atención al acceso
de las mujeres inmigrantes y las mujeres de etnias minoritarias, al acceso de las mujeres
a los puestos de toma de decisiones en el ámbito del deporte y a la cobertura del
deporte femenino en los medios de comunicación.
El deporte también puede facilitar la integración de los inmigrantes y las personas de
origen extranjero en la sociedad, y servir de apoyo al diálogo intercultural. El deporte
fomenta el sentimiento compartido de pertenencia y participación y puede convertirse
en una herramienta importante para la integración de los inmigrantes. En este contexto,
es importante poner espacios a disposición del deporte y respaldar las actividades
relacionadas con éste para permitir a los inmigrantes y a la sociedad de acogida
interactuar de manera positiva.
Las recomendaciones europeas señalan también el potencial del deporte para contribuir
a la creación de empleo, crecimiento económico y revitalización de zonas particularmente
desfavorecidas. Las actividades deportivas sin ánimo de lucro que contribuyen a la
cohesión social y a la inclusión social de los grupos vulnerables deben considerarse
servicios sociales de interés general. El acceso al deporte y la pertenencia a estructuras
deportivas sociales es un indicador clave para el análisis de la exclusión social.
En España, el Consejo Superior de Deportes ha elaborado –gracias al trabajo
interdisciplinar de más de 100 expertos españoles en las distintas materias que aborda-
 el Plan Integral para la Actividad Física y el Deporte (Plan A + D), con el fin de impulsar
el acceso universal a una práctica deportiva de calidad para el conjunto de la población
española. Este plan tiene un alcance previsto para el período 2010-2020 y se articula
teniendo en cuenta los diferentes colectivos y su relación con la práctica de la actividad
física y el deporte. Los colectivos a los que hace referencia el plan se presentan en 5
grandes bloques temáticos: (1) El conjunto de la población española, (2) La población
escolar y universitaria, (3) Las personas mayores, (4) Las personas con discapacidad
y (5) Los grupos de población en riesgo de exclusión social. El plan, de 2010, figura en
el programa del Gobierno y se fundamenta sobre cuatro principios fundamentales: (1)
Relación de la actividad físico-deportiva con la salud, (2) La práctica deportiva y su
relación con la Educación, (3) Igualdad efectiva entre mujeres y hombres, y (4) El deporte
como elemento de cohesión social. (Acceso en línea en http://www.planamasd.es/
Como hemos visto en los párrafos anteriores, existe la creencia extendida de que el
deporte parte de la posición privilegiada de ser un fenómeno social que interesa a
grandes sectores de la población (y mayoritariamente a los niños y jóvenes) y que
constituye una herramienta privilegiada para crear espacios que fomentan las relaciones
sociales, en un ambiente saludable para el individuo y para el grupo. Para ello, en pos
de un deporte que incida en los aspectos sociales y que se convierta en una herramienta
de política social, es absolutamente necesario adecuar y definir la composición de los
grupos, los contextos sociales de aplicación, el tipo de acción que se quiera llevar a
cabo, los objetivos y a través de qué herramienta, así como analizar los resultados de
las distintas acciones para poder sacar conclusiones que sean extrapolables a los
distintos ámbitos espaciales.
Las bondades que se le atribuyen a la práctica deportiva tienen que concretarse en una
serie de políticas y acciones que pongan en relación las “potencialidades del deporte”
con la realidad social y no terminen quedándose en una mera declaración de intenciones.
Las acciones deben adecuarse a los contextos sociales y al público receptor de las
mismas.
El deporte, como fenómeno social total (Mauss, 1971), y las acciones a través de la
práctica deportiva, no permiten experimentos de laboratorio que dejen variables aisladas
(ceteris paribus). Las relaciones de causalidad entre variables no son absolutas y es
imposible determinar – no digamos ya medir con precisión- cuestiones como en qué
medida la práctica deportiva desarrolla valores morales y ciudadanos, que además
habría que definir y consensuar previamente. Valores tales como: la solidaridad, el
espíritu de camaradería, el trabajo en equipo, entre otros muchos que se suelen asociar
al fenómeno deportivo, también pueden estar presentes en una banda delictiva dedicada,
por poner un ejemplo, al atraco de sucursales bancarias.
La transferencia de valores positivos desde el campo relativamente autónomo de lo
deportivo (como práctica deportiva) hasta otros ámbitos de la vida social plantea no
pocas dudas, precisamente porque el individuo no es sólo deportista sino que desempeña
muchos roles distintos que condicionan y están condicionados por su posición en la
estructura social, su estilo de vida y lo que Pierre Bourdieu denominó habitus (Bourdieu,
1988).
Como se ha señalado, los valores no se pueden educar como conceptos en
abstracto, desligados de la propia experiencia y de la ejemplaridad (Cardús, 2000: 263).
Gómez-Ferrer, R. Rodríguez Victoriano, J.M. (2011), “Las dimensiones sociales y educativas del judo”, en VV.
AA., J ud o. Una vis ión di versa I I , Madrid: Visión Libros, págs. 269-323
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.1
La diversidad de las funciones sociales del deporte: Ocio, creatividad,
salud, formación-educación, participación social
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EJEMPLOS PRÁCTICOS. TEXTO 1
Posiblemente en ninguna otra dimensión constitutiva y relevante de la sociedad española
de comienzos del siglo XXI se haya alcanzado un consenso tan elevado entre la población
como en lo que se refiere a la privilegiada posición de España respecto a otros países
en los deportes de alta competición. Según los resultados de la última encuesta sobre
los hábitos deportivos de la población en España1, tres de cada cuatro españoles de
quince o más años consideran que la posición de España en los deportes de alta
competición es buena o muy buena en relación con otros países; y lo que es más,
también tres de cada cuatro opinan que el deporte español se encuentra actualmente
en una fase de expansión de triunfos y de prestigio internacionales. Difícilmente, pues,
se podrá encontrar otra dimensión de la vida económica, política o cultural en España
que pueda ofrecer un resultado tan favorable en la opinión pública española.
En el presente texto vamos a desarrollar el argumento de que el rasgo más relevante
en la evolución del sistema deportivo español, desde comienzos de la transición
democrática hasta los tiempos presentes, es el prestigio internacional y la madurez que
ha alcanzado el deporte de alto rendimiento y profesional. Un prestigio y una madurez
que tienen su más elevada y visible manifestación en la victoria alcanzada por el equipo
español en la Copa del Mundo de Fútbol de
2010 celebrada en Sudáfrica.
Esta relevancia del deporte espectáculo, profesional y altamente mercantilizado contrasta
–y ésta será la otra cara de nuestro argumento discursivo– con el ritmo más lento, a
veces aparentemente casi estancado, que manifiestan la educación física escolar,
 el deporte aficionado (amateur) de competición de ámbito local o las prácticas deportivas
cotidianas de la población (especialmente de la femenina) cuando se comparan con los
niveles de práctica y de desarrollo institucional del deporte propios de los países más
avanzados, social y económicamente, de la Unión Europea.
Muchos de estos hechos, no por bien difundidos y conocidos,merecen una reflexión
sociológica más rigurosa y estadísticamente argumentada, como la que ofrece la serie
de encuestas sobre los hábitos deportivos de la población en España que viene
impulsando el Consejo Superior de Deportes desde 1975. Los resultados de tales
encuestas, junto a otros datos relevantes del sistema deportivo español, enmarcados
convenientemente en las correspondientes reflexiones teóricas, nos van a permitir
desarrollar, con mayor fundamentación teórica y empírica, la hipótesis referente a las
formas diferenciales, y a veces contrapuestas, con que los procesos de mercantilización
y globalización afectan e inciden de manera desequilibrada, por un lado, en el deporte
de alta competición, espectáculo y profesional y, por otro lado, en la cultura de la salud
y de los hábitos deportivos de carácter recreativo de la población en general, esto es,
en lo que se conoce como bienestar personal o wellness.
Esta acción diferencial del avance de los procesos de mercantilización y de los recursos
económicos dedicados a uno y otro tipo de sistema deportivo van conduciendo
 a la remodelación progresiva de los valores sociales que subyacen a los comportamientos
de la población, según se encuentre orientada por un sistema deportivo u otro. Con el
evidente avance de los procesos de mercantilización en el deporte espectáculo
altamente profesionalizado cobran mayor autonomía los sistemas económicos que se
desarrollan en torno al escasamente transparente y muy complejo entramado de
actividades que lo determinan, con el consiguiente predominio de los intereses
económicos sobre otro tipo de intereses nucleares de los sistemas sociales relacionados,
secularmente, con el deporte como un todo. De ahí el interés de indagar, desde una
perspectiva sociológica, en los cambios que pudieran estar teniendo lugar en los valores
sociales, de carácter moderno o posmoderno, que orientan los comportamientos
deportivos, en su sentido más amplio, de los diferentes grupos de población. Estos
cambios pueden estar creando –como así se pretende mostrar en las páginas que
siguen– una preocupante ambivalencia psicológica y sociológica en amplios sectores
de la población española, especialmente entre los más jóvenes, al estar orientados, por
una parte, al deporte competitivo y mercantilizado, ligado a valores como riqueza,
notoriedad e hipercompetitividad, y, por otra, a unas actividades físico-deportivas
asociadas, ideal o realmente, a la salud y a la recreación. Unas actividades estas últimas
que se encuentran deficientemente promocionadas por las diferentes instituciones
sociales, económicas y políticas, al menos cuando se comparan con lo que ocurre en
el ámbito del deporte de competición altamente mercantilizado, lo que acrecienta los
riesgos del avance de las referidas ambivalencias.
García Ferrando, M. Llopis R. (2011) I nform e España 2 01 1 , Fundación Encuentro, Madrid (pp. 3-4)
EJEMPLOS PRÁCTICOS. TEXTO 2
La práctica deportiva del Judo, que significa originalmente: ‘camino de la suavidad, fue
pensada desde sus mismos como un sistema de educación física y así se desprende
de los propios escritos de su fundador Jigoro Kano. El judo es un producto fruto del
encuentro entre la cultura oriental y la cultura occidental, y posiblemente ahí radica su
gran contribución para crear un deporte que, sin haber nacido en la cuna del deporte,
pudiese formar parte de la cultura deportiva universal. Las bases estaban sentadas
sobre pilares muy sólidos.
El proyecto educativo del campeón olímpico portugués Nuno Delgado que lleva por
nombre ‘Escuela de judo para formar campeones para la vida’ recupera de un modo
magistral está tradición educativa.
http://www.nunodelgado.net/
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.1
La diversidad de las funciones sociales del deporte: Ocio, creatividad,
salud, formación-educación, participación social
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PARA SABER MÁS
Comisión Europea (2001): Decisión del Parlamento Europeo y el Consejo por la que se establece el Año
Europeo de la Educación a través del Deporte 2004, Comisión Europea, Bruselas.
Comisión Europea (2004):Citizens of the European Union and Sport, Special Eurobarometer
213, Comisión Europea, Bruselas.
Comisión Europea (2007) Libro Blanco sobre el deporte, Comisión Europea, Bruselas. (Versión electrónica en:
http://www.planamasd.es/sites/default/files/recursos/libro-blanco-sobre-el-deporte-de-la-ue.pdf
Comisión Europea (2010): Sports and Physical Activity, Special Eurobarometer 334, Comisión Europea, Bruselas.
C.S.D. (2009) Plan Integral A+D para la actividad física y el deporte. (Versión electrónica en: http://www.planamasd.es/
García Ferrando M. (1991): Los españoles y el deporte (1980-1990). Un análisis sociológico, CSD, Madrid.
García Ferrando, M. (2001): Los españoles y el deporte: prácticas y comportamientos en la última década del
siglo XX, MEC/CSD, Madrid.
García Ferrando, M. (2006): Postmodernidad y Deporte: Entre la individualización y la masificación. Encuesta
sobre hábitos deportivos de los españoles 2005, CSD-CIS, Madrid.
Gómez-Ferrer, R. y Rodríguez Victoriano, J.M. (2011), “Las dimensiones sociales y educativas del judo”, en VV.
AA., Judo. Una visión diversa II, Madrid: Visión Libros, págs. 269-323.
Mauss, M. (1971): Sociología y antropología, Tecnos, Madrid
Puig, N. y Heinemann, K. (1991), “El deporte en la perspectiva del año 2000”, Papers, 38, pp.
123-141.(Versión electrónica: http://ddd.uab.cat/pub/papers/02102862n38/02102862n38p123.pdf
VV. AA. (2009) Key Concepts in Sport Studies, SAGE, London.
Online:
Web de la Comisión Europea dedicada al deporte (en inglés, francés y alemán):
http://ec.europa.eu/sport/index_en.htm
Web de la Asociación Española de investigación Social Aplicada al Deporte: http://www.aeisad.org/
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.1
La diversidad de las funciones sociales del deporte: Ocio, creatividad,
salud, formación-educación, participación social
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Conceptos teóricos básicos
SOCIALIZACIÓN Y DEPORTE
Para comprender mejor el proceso de adaptación de una persona a la dinámica de una
determinada sociedad se ha creado el concepto de socialización, mediante el cual
entendemos la transmisión de pautas culturales vigentes en un determinado grupo
(enculturización) y la interiorización singular que hace de ellas cada persona y que,
llegando a formar parte de su personalidad, le capacitan para desenvolverse con
eficiencia y soltura en el seno de la sociedad. Mediante la socialización, cada una de
las personas miembros de una sociedad desarrolla aptitudes para vivir de forma
adecuada en el seno del grupo humano al que pertenece, pues va aprendiendo a guiar
su acción social de acuerdo con las normas, preceptos y costumbres que cohesionan
y dan estabilidad a la estructura social; de este modo, la sociedad consigue
retroalimentarse a sí misma, reproduciendo y manteniendo el orden social establecido.
La socialización implica un proceso de ajuste constante a la dinámica social. Los niños
aprenden a adaptarse socialmente, pues de ello depende la vivencia de experiencias
satisfactorias o desagradables. Pero en la actualidad la velocidad de los cambios
sociales no permite ya un proceso de adaptación social acabado, muy al contrario, el
proceso se prolonga a lo largo de la vida, y aunque se produzca de modo irregular,
existen momentos y circunstancias que agudizan la intensidad del proceso socializador
(adolescencia, acceso al mundo laboral, matrimonio, jubilación…).
Ahora bien, aunque el proceso de socialización dure toda la vida, hay que distinguir
dos etapas en el mismo y éstas sí que van asociadas a edades concretas. Se trata de
la socialización primaria y la secundaria. La primaria acontece en los primeros en los
primeros años de vida y es decisiva en la construcción del Yo. Se produce principalmente
en el ámbito familiar y la escuela primaria; una socializaciónprimaria inadecuada puede
dejar lastres para siempre. La socialización secundaria se inicia cuando la persona
 entra en contacto con agentes socializadores y situaciones sociales más lejanas a
su mundo privado. Representa aprender a interactuar con el mundo de las instituciones
y, en definitiva, a consolidarse como ser social.
Desde la perspectiva del deporte, el problema de la socialización adquiere al menos
un doble planteamiento: por una parte, el proceso mediante el cual la cultura deportiva
es adquirida por los sujetos sociales, hasta el punto de llegar a incorporarse como parte
de su personalidad singular; en este caso hablaremos de la socialización deportiva. Por
otra, el modo en que la cultura deportiva, una vez adquirida, facilita o proporciona al
deportista mecanismos y recursos para integrarse de un modo eficaz y positivo en el
seno de la sociedad; en este caso nos estamos refiriendo al proceso de la socialización
a través del deporte.
SOCIALIZACIÓN DEPORTIVA
La práctica deportiva remite necesariamente a un código moral, a toda una serie de
valores que, en sentido estricto, tienden a reforzar los valores dominantes en la sociedad
compleja de nuestros días. Por ello, aunque la socialización en el deporte remite al
aprendizaje real del deporte propiamente dicho, sin que en un principio haya que
delimitar la utilidad del deporte fuera del ámbito deportivo, lo cierto es que se trata de
una distinción más bien analítica que no resulta fácil de mantener en la realidad, en la
medida en que la socialización es un proceso continuo, y las experiencias y aprendizajes
de una cierta época en la vida tienden a influir en fases posteriores de la vida de los
individuos (Patriksson, 1996, p. 133).
El espacio social en el que cada uno desempeña los diferentes roles sociales determina,
en buena medida, el estilo de vida según el cual llevamos a cabo diferentes disposiciones
sociales, es decir, esquemas de relación social en el que nos encontramos integrados.
Estas pautas de comportamiento marcan el grado de nuestra integración social y, así
mismo, los modos en que nos diferenciamos de los demás, ya que, como afirma
Bourdieu: “el espacio social se constituye de tal forma que los agentes o grupos se
distribuyen en él en función de su posición en las distribuciones estadísticas según los
dos principios de diferenciación que, en las sociedades avanzadas, son sin duda los
más eficientes, el capital económico y el capital cultural” (Bourdieu,
1997, p. 18).
Estos dos grandes espacios de diferenciación social tienen a la familia como su primer
y gran agente socializador. La familia, mediante condicionamientos precoces transfiere
a sus nuevos miembros esquemas incorporados que son la base sobre la que se
asentarán hábitos que, asimilados de forma inconsciente al esquema de pensamiento,
definen todo un sistema de disposiciones y de percepciones que irán constituyendo
lentamente la personalidad.
Tradicionalmente, le ha correspondido al padre ser el agente socializador del habitus
deportivo. Esto ha sucedido así porque el modelo deportivo ha estado basado
tradicionalmente en la fuerza, en el brío y el coraje requerido para afrontar con entereza
y vigor las exigencias de la competición. La jerga deportiva está sobrecargada de
alusiones a los atributos masculinos, como signo de fortaleza y virilidad. La imagen y
la acción del padre, y en su defecto otros varones, han canalizado la incorporación de
estos esquemas intensamente masculinizados.
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.2
El lugar del deporte en los procesos de socialización:
educación, familia, relaciones de amistad
VOLVER
Por el contrario, los esquemas incorporados que han prevalecido en los procesos de
presocialización de las mujeres han tenido a la madre como primer referente. Formas
de hablar, de vestir, de jugar…, han ido configurando unas pautas de conducta que
han enfatizado la sutileza, la ternura, la armonía o la estética en detrimento del vigor,
la fuerza o el coraje. No resulta extraño, pues, que sean las mujeres las más reacias a
formalizar su ejercitación física de modo competitivo, y estén en la vanguardia que va
abriendo nuevos cauces y expresiones en el sistema deportivo.
El sistema educativo protagoniza el segundo nivel a través del cual la cultura deportiva
penetra en el tejido social. La escuela no fija y refuerza tan sólo determinados patrones
de conducta, sino que, a través de una compleja red de relaciones simbólica, consolida
y hace brotar actitudes positivas frente a la práctica deportiva. La importancia de este
proceso dista mucho de parecer trivial, en primera instancia porque el tratamiento que
del deporte haga el centro escolar es con frecuencia considerado por muchos padres
como un indicador claro de calidad educativa, pues aunque no sean ellos practicantes
habituales les otorgan una significación altamente formativa y saludable.
Tampoco podemos soslayar el progresivo protagonismo de la educación no formal; de
ahí que hoy sean difícilmente explicables los procesos de transmisión cultural sin tener
en cuenta a los medios de comunicación de masas, y muy especialmente a la televisión,
que ha convertido a los ciudadanos en cosmopolitas domésticos.
SOCIALIZACIÓN A TRAVÉS DEL DEPORTE
Desde la perspectiva de la socialización, el deporte puede materializarse en diversas
situaciones sociales: club, escuela deportiva, grupo informal, carrera popular, partido
entre amigos…, y agentes socializadores, cada uno de los cuales puede tener procesos
de interacción distintos con la persona en situación de aprendizaje.
Heinemann (1992) establece una diferenciación entre el potencial socializador del
deporte como ámbito de adquisición de cualidades y la posibilidad de que éstas sean
transferidas a otros ámbitos de la vida cotidiana: trabajo, escuela, amigos, familia…,
aún tratándose de cualidades necesarias para vivir en sociedad.
Existe un amplio acuerdo en reconocer el elevado potencial socializador del deporte.
El deporte puede favorecer el aprendizaje de los papeles del individuo y de las reglas
de la sociedad, reforzar la autoestima, el sentimiento de identidad y solidaridad. Además,
parece que los valores culturales, las actitudes y los comportamientos individuales y
colectivos aprendidos en el marco de las actividades deportivas vuelven a encontrarse
en otros campos de la vida (VV. AA., 1996, p. 101)
Ahora bien, este potencial socializador puede tener consecuencias positivas o negativas
según el modo en que se produzca la interacción entre la persona que se socializa, los
agentes socializadores y las situaciones sociales, puesto que “cada agente socializador
tienen la capacidad de inhibir el desarrollo del niño o la niña en función de los valores,
las normas, las sanciones y las oportunidades que ofrezca en el momento adecuado”
(McPherson, 1986, p.
243).
Desde esta perspectiva, la noción de transferencia se torna enormemente frágil, ya que
aún teniendo en cuenta la socialización positiva que ejerce el deporte, al tratarse de
un proceso dinámico e interactivo permanente obliga a las personas a adaptarse de
modo constante a las nuevas situaciones
Manuel García Ferrando, Núria Puig Barata y Francisco Lagardera Otero (Comps.) Sociología del deporte, Alianza
Editorial, Madrid (pp. 88-98)
EJEMPLOS PRÁCTICOS. TEXTO 1
El deporte como actividad de ocio y tiempo libre
En las seis encuestas sobre los hábitos deportivos en España que han precedido a la
presente, hemos partido de la premisa de que el deporte contemporáneo determina un
campo de actividades sociales que forman parte, desde sus inicios en el siglo XIX, de
las actividades de ocio y tiempo libre propias de las sociedades industriales y urbanas.
Por ello, la plena comprensión sociológica del deporte aconseja el estudio de la posición
que ocupan las actividades relacionadas con el deporte que lleva a cabo la población,
en el marco del sistema socialmás amplio que determinan las actividades de ocio y
tiempo libre.
La conquista social del tiempo libre, esto es, del tiempo de no trabajo, ha constituido
la base sobre la cual el ocio ha ido adquiriendo un papel cada vez más central en las
sociedades contemporáneas. En el nuevo escenario postmoderno el ocio se ha
configurado como un espacio privilegiado para satisfacer las demandas de la población,
lo que ha conducido al reconocimiento del ocio como una necesidad que se plantea
en la medida en que van siendo cubiertas las necesidades básicas y, también, como
un derecho humano básico que corresponde a la persona por el hecho de serlo
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.2
El lugar del deporte en los procesos de socialización:
educación, familia, relaciones de amistad
VOLVER
(Ispizua y Monteagudo, 2009: 251). De este modo, el ocio ha llegado a convertirse en
un hecho político, en el sentido de derecho de los ciudadanos a que las Administraciones
Públicas ejerzan un papel activo en su promoción y facilitación mediante la creación
de equipamientos y el establecimiento de oportunidades, entre las que cabe incluir las
referentes a las actividades deportivas como determinantes de espacios preferentes
de ocio (Ruiz Olabuénaga, 1994).
En el ámbito de las reflexiones sociológicas sobre trabajo y ocio, existe un amplio
consenso en el reconocimiento de ciertos rasgos emergentes en las prácticas laborales
y de ocio en las sociedades modernas, que difieren significativamente de las
correspondientes prácticas en las anteriores sociedades industriales de la modernidad.
Destaca, entre otras características, el carácter autoindulgente y la vinculación a
decisiones estrictamente individuales, así como procesos de compra de productos y
servicios propios del ocio postmoderno, que difieren de manera acusada de aquellos
otros que presentaban un perfil más disciplinado y formalmente organizado en el trabajo
y ocio modernos.
Frente a la clara oposición entre el ámbito del trabajo y el ámbito del ocio que ha venido
caracterizando a las sociedades industriales en su larga etapa de modernidad, el trabajo
ha vuelto a penetrar en el hogar en las sociedades postmodernas tal como ocurría
secularmente en las sociedades agrarias y preindustriales, sólo que ahora se hace a
través de las tecnologías de la información, el ordenador portátil, el teléfono móvil e
Internet. Además, el trabajo se va convirtiendo en muchos casos en una prolongación
de las actividades de ocio, de tal manera que cada vez resulta más fácil y más frecuente
convertir las preferencias y actividades de ocio de las personas en el determinante de
sus preferencias laborales y emprendedoras, así como en la elección de los estudios
académicos entre las nuevas generaciones que van creciendo en un entorno social
caracterizado e influenciado por las nuevas tecnologías y la innovación continua.
Todos estos cambios es posible detectarlos y seguirlos en el ámbito del deporte, tanto
en su ámbito personal y de elite como en su ámbito popular y recreativo, que son, por
otro lado, crecientemente interdependientes e interinfluyentes en el marco de unas
relaciones de intereses económicos que son determinantes de los gustos y prácticas
de la población, en un escenario ciertamente masificado desde un punto de vista
cuantitativo, pero fragmentado en individuos y subculturas grupales que se esfuerzan
por satisfacer sus propias preferencias, intereses y necesidades.
Las prácticas deportivas tienen una influencia considerable, para amplios grupos de
población, en la configuración de estilos de vida y grupales en los que la preocupación
por el cuerpo ha adquirido un rasgo primordial. Y es que mientras el ocio propio de la
modernidad –en el caso de la sociedad española todavía dominante con anterioridad
a la década de los años 90 del siglo XX– estaba más vinculado a la salud corporal y la
forma física, en el ocio de la actual etapa postmoderna se prioriza la adquisición de
 una imagen y de una apariencia personal diferenciada. Y esto es lo que tratan de
conseguir los cada vez más numerosos clientes de la gran variedad de establecimientos
y gimnasios, dotados muchos de ellos de sofisticados aparatos y mecanismos
biomecánicos orientados a la enseñanza y práctica de actividades corporales inspiradas
en filosofías y tradiciones orientales que, en las sociedades globalizadas, se han
fusionado más o menos creativamente con las prácticas físicas y deportivas occidentales
propias de la modernidad.
Si es cierto, como señala Rojek, que otra característica relevante del ocio en las
sociedades de capitalismo avanzado es el hecho de estar descentrado, esto es, que
ya no ocupa un área específica de la vida social que pueda estudiarse y comprenderse
por sí misma al haberse convertido en algo difuso (Rojek, 1995), cosa parecida tiene
que estar ocurriendo en el ámbito deportivo, tanto por lo que se refiere a qué cosa es
o pueda ser deporte, a lo que es o pueda ser corporalmente saludable y ético, a lo que
es o pueda ser, en suma, un estilo de vida deportivo o una sociedad más o menos
deportivizada.
Precisamente la contribución primordial de los resultados de la presente encuesta,
diseñada y analizada en el marco de las seis que la han precedido en estas tres últimas
décadas, consiste en dimensionar empíricamente el alcance de los cambios y
permanencias de los comportamientos deportivos de la población en España, así como
la percepción y evaluación de los cambios que van teniendo lugar en el espacio social
y político que determina el deporte, entendido siempre como una actividad de ocio y
tiempo libre en permanente cambio, al igual que ocurre en el resto de los sistemas
sociales que configuran el conjunto de la sociedad.
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.2
El lugar del deporte en los procesos de socialización:
educación, familia, relaciones de amistad
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El posicionamiento del deporte como una actividad de tiempo libre
Habida cuenta de la creciente diversificación de lo que pueden considerarse actividades
de tiempo libre, en la presenta encuesta hemos reducido los contenidos del indicador
o pregunta del cuestionario que hace referencia a dichas actividades, ya que el interés
primordial de este indicador consiste en conocer la posición que ocupa el deporte como
actividad de ocio y tiempo libre, tanto en su dimensión de práctica personal como en
su dimensión más pasiva pero frecuentemente tanto o más intensa de ver deportes,
como espectador presencial o mediático, en tanto que espectáculos o entretenimiento.
Esta decisión dificulta e incluso desaconseja la comparación puntual y detallada del
posicionamiento del deporte como actividad de tiempo libre, con respecto al resto de
tales actividades en las encuestas anteriores. Con todo, este indicador nos permite
constatar una vez más el carácter relevante que tienen las actividades de tiempo libre
de carácter físico que hemos incluido también, al igual que en las encuestas anteriores,
en la encuesta 2010, esto es, andar y pasear, ver y hacer deporte, y salir al campo e
ir de excursión.
García Ferrando, M., Llopis, R. (2011) I deal dem ocrá tico y bienes tar p ersonal, CIS, Madrid (pp. 37-43)
PARA SABER MÁS
Bourdieu, P. (1997), Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción, Barcelona, Anagrama.
C.S.D. (2010) Marco Nacional de la actividad física y el deporte en edad escolar (Versión electrónica en:
http://www.csd.gob.es/csd/estaticos/dep-escolar/MARCO-NACIONAL-DE-LA- ACTIVIDAD-FISICA-Y-EL-
DEPORTE-EN-EDAD-ESCOLAR-2010.pdf
Heinemann, K. (1992), “Socialización”, p. 546-548, en Diccionario Trilingüe de Ciencias del Deporte, Malaga,
Unisport, Junta de Andalucía.
McPherson, B. (1986), “Socialization Theory and Research. Toward a new wave of scholary inquiry in a sport
context”, en Ree & Miracle (eds.), Sport and Social Theory, Champaign, Human Kinetics.Patriksson, G. (1996) “Socialización deportiva”, pp. 123-149, en VV. AA., La función del deporte en la sociedad,
Madrid, Consejo Superior de Deportes.
 VV. AA. (1996), La función del deporte en la sociedad, Madrid, Consejo Superior de Deportes.
VV. AA. (2011), Práctica de deporte y comportamientos Violentos en competiciones deportivas, Gabinete de
prospección sociológica-Presidencia del Gobierno vasco.
VV. AA. (2011), Los hábitos deportivos de la población escolar en España, Consejo Superior de Deportes, Madrid.
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.2
El lugar del deporte en los procesos de socialización:
educación, familia, relaciones de amistad
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Conceptos teóricos básicos
Es difícil responder a la pregunta de si el deporte puede facilitar la integración social
de colectivos sociales vulnerables. Los dos términos –deporte e integración- han dado
lugar por separado a infinidad de páginas escritas y debates que no facilitan una
respuesta apresurada y simplista a la cuestión. Por un lado, es cada vez más difícil
hablar del deporte en las sociedades actuales con un sentido unitario. Su
pluridimensionalidad se desglosa en numerosas facetas: deporte-alto nivel, deporte-
espectáculo, deporte-salud, deporte-ocio, deporte-educación física, deporte-integración
social o lucha contra las discriminaciones, la violencia o el dopaje, entre otras. Cada
una de ellas está unida a una serie de prácticas y representaciones diferentes, a veces
incluso contrapuestas, lo que hace muy difícil mantener una opinión unificada respecto
a las potencialidades del deporte. Por ejemplo, el deporte puede ser un excelente medio
para la educación física y para hacer aumentar su práctica, sin embargo, no son pocos
los que mantienen que el crecimiento del deporte-espectáculo está reduciendo el nivel
de práctica de los jóvenes. Igualmente, el deporte de alto nivel genera grandes éxitos
deportivos, pero muchas veces va acompañado por prácticas de dopaje que desentonan
absolutamente con el espíritu de juego limpio que presumiblemente promueve el deporte.
En ocasiones, estas contradicciones están instaladas de forma estructural en las
instituciones que rigen el deporte en un país, de manera que quien gestiona a escala
nacional el deporte toma decisiones que posibilitan paralelamente el desarrollo
contradictorio de las dos tendencias.
Algo similar ocurre con el término integración social. Las ciencias sociales acostumbran
a manejar conceptos generales, poco precisos, basados en un consenso tácito entre
los expertos acerca de su uso. Este consenso suele desmontarse bruscamente cuando
se entra en detalles. En sociedades crecientemente heterogéneas, los procesos de
integración social son difíciles de definir. ¿Qué dimensiones son más determinantes
 para describirla: político-jurídicas, lingüísticas, económico-laborales, culturales-
identitarias? ¿Cómo se interrelacionan todas ellas, cómo pueden medirse? Estos
interrogantes no tienen hoy una respuesta homogénea por parte de los muchos expertos
dedicados a buscarla. Sabemos que las grandes variables clásicas: clase social, etnia,
género y edad son fundamentales para generar problemas de integración social, pero
sigue faltando una explicación determinante que establezca nexos inequívocos que
descifren la exclusión social. Quizá no la haya.
Esta falta de precisión de las ciencias sociales es la misma que no permite garantizar
la existencia de un nexo automático entre la integración social y el deporte. Como
señala Klaus Heinemann (2002) hay que tomar este binomio con excepcionalidad y
prevención, sobre él se dan demasiadas suposiciones, muchas iniciativas, pero pocos
resultados controlables. Heinemann continúa su argumento afirmando que la integración
social es algo demasiado serio y complejo como para hablar de integración por el
deporte y concluye afirmando, con algo más de optimismo, que quizá sí se pueda hablar
de capacidades de integración, en el sentido de que algunas facetas del deporte puedan
favorecer los procesos de integración social.
FUNCIONES SOCIALES DEL DEPORTE E INTEGRACIÓN SOCIAL
Esta falta de precisión de las ciencias sociales es la misma que no permite garantizar
la existencia de un nexo automático entre la integración social y el deporte. Como
señala Klaus Heinemann (2002) hay que tomar este binomio con excepcionalidad y
prevención, sobre él se dan demasiadas suposiciones, muchas iniciativas, pero pocos
resultados controlables. Heinemann continúa su argumento afirmando que la integración
social es algo demasiado serio y complejo como para hablar de integración por el
deporte y concluye afirmando, con algo más de optimismo, que quizá sí se pueda hablar
de capacidades de integración, en el sentido de que algunas facetas del deporte puedan
favorecer los procesos de integración social.
Para tratar las capacidades integradoras hoy, habría que comenzar señalando la
abundancia de evidencias que han encontrado los antropólogos, que confirman cómo
los deportes, o quizá sería más conveniente decir los juegos, están encastrados en la
sociedad, se confunden con los ritos, la religión, las ceremonias políticas o militares.
Este sentido social profundo es un argumento a favor de la idea del deporte integrador.
Gregory Bateson (1985) analizó cómo la evolución del juego debió ser un paso importante
en la evolución de la comunicación. El juego sólo podía producirse si los organismos
participantes eran capaces de cierto grado de metacomunicación, es decir, de intercambiar
señales que transmitieran el mensaje: "esto es juego". El juego es así un productor de
relaciones y rituales a través de los cuales la comunidad se cuenta a sí misma.
[…] La idea de que el deporte está enclavado en la estructura social y tiene funciones
asociadas a ésta es un principio básico que nos obliga a buscar las conexiones
macrosociológicas del deporte con los procesos de integración social. Las muy conocidas
y debatidas investigaciones de Norbert Elias (1989) nos muestran que el Estado juega
un papel central en el proceso de civilización debido a su monopolio de la violencia
legítima y del control social. Sin entrar en detalle en sus argumentos, nos interesa su
idea sobre el papel que ha jugado el deporte en el refinamiento de las costumbres y
las normas sociales y en la presión sobre los individuos para el autocontrol de sus
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.3
El lugar potencial del deporte en los procesos de integración social:
desigualdades, solidaridad y cooperación
VOLVER
emociones y agresividad. Elias y Dunning (1992) se valen del ejemplo del fútbol en la
Inglaterra de finales del XIX para ilustrar el sometimiento de las tensiones y la implantación
de pautas civilizatorias a través de este deporte.
Existe una dimensión muy importante en el deporte que se explora poco en la literatura
sobre deporte e integración. Se trata del lugar del cuerpo y de los sentidos. Se indaga
sobre los contenidos educativos, pero menos sobre la dimensión puramente sensorial
o corporal de una actividad deportiva en los contextos vulnerables; sobre el mundo de
sensaciones primarias kinestésicas que se desarrollan en el cuerpo. Sigmund Freud
escribía en 1923 al comienzo de El yo y el ello, que el yo es sobre todo un yo corporal,
que deriva de sensaciones corporales, predominantemente de la piel, del sentido del
tacto. Este lugar tan señalado del cuerpo y los sentidos en la tradición psicoanalítica,
invitaría a reorientar el racionalista “pienso, luego existo” por un sensualista “siento,
luego existo”, que abre dimensiones muy creativas en el análisis del deporte y la
construcción de vivencias personales a través del cuerpo.
En su libro Entre las cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador Loïc Wacquant
(2004), nos da todo un repertorio de cómo el cuerpo ocupa un lugar central en la
experiencia deportiva y cómo se conecta con vivencias personales.Wacquant analiza
el lugar del boxeo en un barrio negro de Chicago.
[…] De este imprescindible estudio pueden extraerse dos procesos esenciales para la
vivencia deportiva: la experiencia de la sensualidad del cuerpo en el deporte, donde
las sensaciones y los sentimientos se entretejen y, en segundo lugar, la experiencia de
la comunidad de aprendizaje, donde se transmiten valores y conocimientos deportivos
y existenciales. Aunque Wacquant se refiere al boxeo, prácticamente todas sus
afinadísimas observaciones pueden extenderse a otros deportes.
En cuanto a la experiencia de la sensualidad, Wacquant habla de los placeres del
gimnasio, del sentimiento que se produce en el cuerpo mediante la práctica deportiva.
Esta identificación de la actividad física con el placer explica su realización a pesar de
los sacrificios y la dureza que supone. Es una recompensa sentir cómo el propio cuerpo
“se ensancha, se libera, se “hace” poco a poco a la disciplina que se le impone. Además
del sentimiento de embriaguez muy viva que procura, el entrenamiento es por sí mismo
su propia recompensa cuando se consigue dominar un gesto difícil con la sensación
de haber duplicado la potencia o cuando permite la victoria sobre sí mismo.” (Wacquant,
2004: 74). En esta idea, se capta esa conexión entre las puras sensaciones físicas y los
sentimientos de superación personal y mejora que el ejercicio genera.
[…] Además de esta primera vivencia de la sensualidad, cabe destacar una segunda
que tiene en su centro no el cuerpo sino el gimnasio, lugar de sociabilidad protegida,
lejos de la violencia y las drogas que campean en el gueto. Todas las metáforas que
Wacquant emplea para definir el gimnasio sugieren un espacio protector. El gimnasio
es así una guarida, una cofradía, una iglesia. El gimnasio es al boxeo lo que la iglesia
es a la religión: una comunidad moral, un sistema solidario de creencias y prácticas.
Esta función protectora y nodriza le sitúa como un antídoto contra la calle.
Más aún, Wacquant profundiza sobre cómo el “programa oculto del gimnasio trasmite
a los aprendices, de forma osmótica y oral, la sabiduría vernácula de la profesión” (ibid,
p. 51). Con ello se asienta un proceso de iniciación al aprendizaje en el que quien
empieza es el guardián del conocimiento que el mayor le ha confiado y que a su vez
debe trasmitir a los que le siguen. Aunque el boxeo es un deporte individual, el aprendizaje
es colectivo y situado en el gimnasio, se realiza de forma coordinada, cada participante
resulta ser un modelo visual -positivo o negativo- para los demás y los más adelantados
enseñan a los que empiezan como si fueran el entrenador. Este aprendizaje en comunidad
cubre también necesidades de identidad de los jóvenes boxeadores del gueto, les
permite sentirse especiales, les distingue de los que no hacen nada, les da una posibilidad
de salir del anonimato, la mediocridad y la indiferencia tan presentes en el gueto.
Balibrea, E. Santos, A. (2011) Depor t e en l os barrios : in teg ración o cont rol social, Ed. Universitat Politècnica
de València, Valencia, pp. 13-29.
EJEMPLOS CONCRETOS
Recogemos en este apartado de ejemplos concretos una variedad de experiencias que
ilustran las potencialidades integradoras del deporte en diferentes dimensiones.
Trataremos, entre otras dimensiones integregadoras del deporte: el fomento de la paz,
la solidaridad, la cooperación internacional, el ciudado del medio ambiente.
Extraemos la información de Red Deporte y Cooperación, una ONG de desarrollo que
utiliza el deporte como puerta de entrada para que muchos niños y jóvenes desfavorecidos
de países empobrecidos puedan acceder a derechos básicos como la seguridad
alimentaria, la salud, la educación y la paz. Desde su nacimiento en 1999 ha puesto en
marcha más de 25 proyectos de cooperación. http://www.redeporte.org/
<http://www.redeporte.org/>
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.3
El lugar potencial del deporte en los procesos de integración social:
desigualdades, solidaridad y cooperación
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Conflictos armados: Apoyo a la convivencia interétnica entre la población de Istok'
El proyecto, financiado por el Ayuntamiento de Madrid, tiene como objetivo principal
fomentar la convivencia interétnica entre la población de Istok, mediante el desarrollo
de un programa educativo a través del deporte y de actividades de sensibilización en
4 centros educativos de diferente composición étnica serbia y Bosnia y albano kosovar.
Red Deporte ha dotado una red de instalaciones deportivas en todas ellas. Se ha
 construido un total de 8 campos de baloncesto, 7 de fútbol, 5 de voleibol, y todas
ellas con pequeñas gradas para que pueda crearse un ambiente festivo y positivo en
cada una de las actividades deportivas. El personal de Red Deporte ha llevado a cabo
numerosos talleres de conocimiento mutuo, dinámicas para el contacto y la convivencia
pacífica entre jóvenes, en todas las escuelas.
Bandas: Deporte para prevención de la violencia en jóvenes ex - miembros de
maras y en riesgo de exclusión'
Este proyecto deportivo, financiado por la Comunidad de Madrid, es un foco de atracción
sumamente interesante como alternativa a la permanencia en la calle y la exposición
al contacto con la delincuencia y las maras. En el marco del Centro “Polígono Industrial
Don Bosco”, Red Deporte va a abordar la construcción de un pabellón multiusos,
para su aprovechamiento deportivo y educativo con actividades como artes marciales,
voleibol, fútbol sala y baloncesto. Además, se va a dotar la mejora de las canchas
exteriores del Centro para niños y jóvenes que habitan en una zona de alto riesgo por
la implantación de las maras o bandas juveniles muy violentas y delictivas. Se va a
formar un grupo de líderes juveniles por la convivencia pacífica y el respeto a los
derechos humanos como ejemplo para los jóvenes de la zona.
Cooperación Internacional: Integración socioeducativa a través del deporte
y la formación para la juventud de Senegal
Con el proyecto financiado por la Comunidad de Madrid, se estableció una Red de 3
centros deportivo – educativos que fomentan una educación integral de la juventud
senegalesa en tres ciudades: Dakar, Thies y Tambacounda. Se ha puesto en marcha
un programa organizativo para potenciar el deporte de base y las actividades culturales
como alternativa de los jóvenes senegaleses a la permanencia en la calle. Además, se
ha llevado a cabo un estudio de viabilidad y necesidades deportivo – educativas en la
zona, realizándose junto al socio local en Senegal, Malí, Benin, Togo y Costa de Marfil;
y tomando como referencia los proyectos de Senegal, para el futuro desarrollo de un
programa deportivo – educativo en África Occidental Francesa. El proyecto contó con
la visita de la Expedición Madrid Rumbo al Sur durante tres días al Centro de Dakar;
en unas jornadas de convivencia de jóvenes senegaleses y madrileños, que compartieron
una experiencia inolvidable en 2006. La visita de la Expedición Madrid Rumbo al Sur
se ha repetido en 2008 al Centro Deportivo – Educativo de Tambacounda.
PARA SABER MÁS
Bateson, G. (1985) Pasos hacia una ecología de la mente, Lohlé-Lumen, Buenos Aires.
Caillois, R. (1986) Los juegos y los hombres. La máscara y el vértigo, Fondo de Cultura Económica, Méjico.
Heinemann, K (2002) “Deporte para inmigrantes: ¿instrumento de integración?” Apunts. Educació Física i Esport,
nº68.
Rato, M. y Ley, C. (2009) “Análisis crítico sobre proyectos de deporte e interculturalidad en la cooperación para
el desarrollo”, en Durán, J. Actividad física deporte e inmigración, el reto de la interculturalidad, Dirección General
de Deportes, Comunidad de Madrid.
Sánchez, R. (2010) “Políticas ciudadanas, inmigración y cultura: El caso del deporte en la ciudad de Barcelona”,
Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, n 2.
Unicef (2010) Guía para la práctica deportiva. Deporte para un mundomejor, Consejo Superior de Deportes,
Madrid.
Wacquant, L. (2004) Entre las cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador, Alianza Editorial, Madrid.
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 1.3
El lugar potencial del deporte en los procesos de integración social:
desigualdades, solidaridad y cooperación
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“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS
DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
TEMA 2.
LOS VALORES SOCIALES
Y LA PRÁCTICA DEPORTIVA
Ficha 2.1
Los valores asociados a la práctica deportiva desde un
planteamiento crítico. Deporte, valores y contravalores.
Ficha 2.2
El debate sobre las capacidades del deporte para favorecer
la integración- inserción social.
Ficha 2.3
Más allá de los valores: La necesidad de intervenir en
problemas oficiales a través de proyectos deportivos de
investigación-acción.
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Conceptos teóricos básicos
En esta ficha presentamos diversos textos que nos van a aproximar al concepto de
valor o valores, especialmente relacionados con la práctica deportiva. Pero, como
hemos señalado anteriormente, esta presentación no está exenta de la crítica que sitúa
el tema de los valores en un peligroso panorama de contravalores. La posible transmisión
de estos valores “buenos” se circunscribe mejor al ámbito de la praxis que al de las
ideas, pertenece más al contexto del hacer que al texto del decir. Como señalara tan
acertadamente Aristóteles en su Ética a Nicómaco, y de un modo que es totalmente
pertinente al hablar de valores: “… Obtenemos las virtudes ejercitándolas… como ocurre
también en el caso de las artes. Las cosas que debemos aprender antes de hacerlas,
las aprendemos mejor haciéndolas; por ejemplo, los hombres se vuelven constructores
construyendo y ejecutores de la lira tocando la lira; también nos volvemos justos
ejecutando actos justos, moderados ejecutando actos moderados, valientes ejecutando
actos valientes… así pues, es muy importante que formemos hábitos de una u otra
clase en nuestros jóvenes”.
TEXTO 1
El deporte es un escenario excepcional para la transmisión vivencial de valores. Pero,
¿qué entendemos exactamente por valores? ¿Cuáles puede generar la práctica física?
¿Son todos deseables? Trataremos de responder a estas preguntas para después
poderlo aplicar al papel de los agentes vinculados a la promoción de los mismos.
Cuando hablamos de valor lo concebimos como un principio normativo que preside y
regula el comportamiento de las personas en cualquier situación y momento; es algo
emocional que alcanza lo racional, como creencia y convicción que guía la existencia
humana. Los valores se erigen como modelo ideal de realización personal que se intenta
plasmar en la conducta, en la manera de actuar, reaccionar y vivir; además, son la base
de la visión e interpretación del mundo. No son observables ni evaluables, en tanto que
son ideales abstractos que representan creencias, verdades, cosmovisiones.
Es interesarse diferenciar los valores de las actitudes y los hábitos: los segundos derivan
en gran medida de los primeros, y representan la disposición y tendencia de
comportamiento ante determinadas situaciones, objetos, hechos o personas. Se
relacionan con el carácter y la práctica, por lo que son susceptibles de ser objeto de
aprendizaje y cambio, lo que supone una vía de incidencia en cuanto a valores se refiere.
En relación a los valores que se desprenden del deporte y la actividad física existen
diversas clasificaciones que contemplan factores diferentes. Atendemos a la clasificación
que establece tres tipos de valores: los utilitarios, los referentes a la salud y los morales.
Entendemos por utilitarios aquellos valores relacionados con algo material o económico,
aquello que poseemos y nos sirve de algo, que se puede medir e intercambiar. Nos
sirven de ejemplo de este tipo de valores el espíritu lúdico, el esfuerzo, la tenacidad o
el aprovechamiento del tiempo. Por otro lado, los valores referentes a la salud son
esenciales en el deporte en edad escolar, ya que la sensibilización en este sentido
puede contribuir a la adquisición de buenos hábitos, como por ejemplo, los relacionados
con la higiene y la alimentación. Por último, los valores morales son específicamente
las cualidades que se atribuyen a las cosas, las personas y las sociedades, que se van
descubriendo y asumiendo creativamente a través de un proceso de selección y
clarificación. Son inmateriales y algunos ejemplos son la cooperación, la tolerancia, la
honestidad, la responsabilidad, la cordialidad, el juego limpio o el compañerismo.
Sin embargo, como se ha advertido, el deporte no sólo se vincula a estos valores
positivos, sino que también pueden derivar de su práctica algunos no tan deseables
para el individuo y la sociedad. Es por eso que resulta fundamental distinguir los valores
de los contravalores y el marco que nos permite distinguirlos y no caer en el relativismo.
En este sentido, los valores deben respetar y desarrollar los derechos fundamentales
para poder ser considerados valores deseables para el individuo y la sociedad.
Evidentemente, dentro de este marco de referencia general cada persona y sociedad
construye su propio sistema de valores.
Respecto a los valores referidos a la salud se pueden señalar de un modo no exhaustivo
los siguientes: autoaceptación del cuerpo, cuidado del cuerpo, higiene, calidad
de vida, alimentación sana, cuidado y respeto del nivel evolutivo. La otra cara de la
moneda serían los contravalores que tienen que ver con: rechazo del cuerpo, desatención
del propio cuerpo y falta de respeto de los niveles evolutivos.
En lo que concierne a los valores utilitarios se encuentran, entre otros: espíritu lúdico,
esfuerzo, perseverancia, tenacidad, aprovechamiento el tiempo, autorregulación,
motivación, autoconocimiento y autocontrol. Por su parte, los contravalores de tipo
utilitario tienen que ver con la: inconstancia, pasotismo, indiferencia o desmotivación.
Desde el punto de vista de los valores de tipo moral se pueden señalar: respeto y
aceptación de las normas, cooperación, tolerancia, cordialidad, compañerismo,
honestidad, responsabilidad, generosidad, sentido de pertenencia, empatía, autoestima,
espíritu crítico y constructivo, aceptación de la diferencia, paz, justicia social, solidaridad,
“LAS DIMENSIONES SOCIALES Y EDUCATIVAS DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA”
FICHA 2.1
Los valores asociados a la práctica deportiva desde
un planteamiento crítico. Deporte, valores y contravalores.
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respeto al medio ambiente. En el reverso encontramos algunos contravalores morales
representados por: violencia, exceso de competitividad, abuso y mal uso del cuerpo,
egoísmo, insolidaridad, intolerancia, sexismo, xenofobia y racismo.
C.S.D.-UNICEF España (2010) Deporte para un mundo mejor. Guía par a la práctica depor tiva, pp. 10-12.
Online en: http://www.csd.gob.es/csd/sociedad/deporte-para-el-desarrollo-y-la-paz/
TEXTO 2
“El deporte hace el carácter”, es el lema que ha perdurado desde los clásicos y que
ha venido significando la esencia misma de la práctica deportiva. Desde tiempos muy
antiguos, el deporte ha sido considerado un medio apropiado para adquirir valores tales
como ciudadanía, perseverancia, afán de superación, conocimiento de los propios
límites, cooperación, trabajo en equipo, justicia, honestidad, lealtad, integridad, autoestima,
valor, creatividad, respeto a los demás, tolerancia, responsabilidad, control emocional,
autodisciplina, intercambio cultural… Todos estos y otros muchos valores y cualidades
socialmente deseables que puede facilitar el deporte no han tenido siempre la misma
interpretación y jerarquía a lo largo de la historia, de tal modo que cada época ha
resaltado unos sobre otros y ha considerado como positivos ciertos valores que en otro
momento han sido rechazados por inaceptables. En ello radica la relatividad de los
valores y la necesidad de interpretar cada valor en relación con el contexto histórico y
sociocultural

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