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3_Manejo optometrico problemas visuales derivados procedimientos quirurgicos

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OCTUBRE 2021 � GACETA 57312
E N P O R T A D A
El aumento de la esperanza de vida en nuestro país 
y la mayor autonomía de la que gozan las personas 
mayores hacen que los procedimientos quirúrgicos 
relativos a la visión se hayan convertido en una he-
rramienta cada vez más común. De hecho, no se trata 
de una alternativa únicamente pensada para quienes 
pasan la edad de jubilación. Todo lo contrario, pues 
cada vez resulta más habitual que personas jóvenes y 
M A n E j o o p T o M é T r i C o 
dE los problEMAs visuAlEs dErivAdos 
d E p r o C E d i M i E n T o s q u i r ú r G i C o s
Aunque su aparición es una excepción, el aumento de cirugías oftalmológicas tam-
bién eleva el riesgo de sufrir secuelas. Ante esta circunstancia, el papel del óptico-op-
tometrista resulta esencial, ya que gracias a las nuevas herramientas tecnológicas 
puede advertir a tiempo el problema y minimizar las consecuencias, mejorando así 
la calidad de vida del paciente.
de mediana edad pasen por el quirófano para frenar a 
tiempo algunos problemas graves de visión. 
Aunque la mayoría de las intervenciones quirúrgicas 
relativas a la salud ocular tienen una elevadísima 
tasa de éxito y excelentes resultados, en ocasiones 
pueden aparecer molestias o problemas derivados 
de esas cirugías. Es aquí donde entra en juego el óp-
tico-optometrista, quien se convierte en un profesio-
nal indispensable para aminorar esas posibles secue-
las y mejorar los resultados. Sin embargo, tal y como 
advierte Juan Carlos Nieto, profesor asociado del 
Departamento de Óptica y Optometría y Ciencias de 
la Visión de la Universidad de Valencia, “obviamente, 
antes de tratar hay que prevenir. En este sentido, el 
óptico-optometrista tiene formación y emplea tec-
nología y test clínicos que permiten identificar pre-
cozmente alteraciones potenciales y, de este modo, 
evitar según qué tipo de cirugías”.
No obstante, si el problema ya se ha manifestado, la 
intervención del óptico optometrista será esencial, 
ya que “puede emplear soluciones ópticas para me-
jorar la visión y la calidad de vida de estos pacientes 
mediante la adaptación de lentes de contacto (en 
ocasiones de geometrías y diseños específicos) o me-
diante el uso de filtros ópticos debidamente adapta-
dos en lentes oftálmicas”, asegura Nieto.
Las intervenciones más habituales
Con mucha diferencia, la cirugía de catarata es la 
práctica quirúrgica más realizada en el contexto of-
talmológico. De hecho, se estima que cada año se 
realizan más de 400.000 cirugías de este tipo, lo que 
supone casi 1.500 diarias. “Básicamente, esta inter-
vención consiste en reemplazar la lente natural del 
ojo (cristalino), el cual ha perdido su transparencia, 
13GACETA 573 � OCTUBRE 2021
por otra lente artificial transparente y totalmente 
biocompatible. Actualmente, esta operación pro-
porciona una recuperación visual muy rápida para el 
paciente”, explica Nieto.
Por su parte, la cirugía refractiva sería el segundo tipo 
de intervención ocular más practicada, superándose 
las 150.000 cirugías anuales. “En este tipo de opera-
ción se pretende mejorar el estado de refracción del 
ojo (eliminar o disminuir las dioptrías del paciente) 
para minimizar el uso de corrección óptica (gafa o 
lentes de contacto)”, explica el experto, quien deta-
lla que “la cirugía refractiva se divide en dos grandes 
grupos: cirugía sustractiva, en la que se retira tejido 
corneal mediante el uso de láser (Lasik, PRK, Epi-Lasik, 
Smile) o cirugía aditiva, en la que se implanta un dispo-
sitivo óptico para eliminar las dioptrías (lente intrao-
cular o INLAYS), sin necesidad de retirar tejido ocular”. 
La cirugía de glaucoma, una intervención que se rea-
liza con mucha menos frecuencia que las anteriores, 
debido a que tiene lugar en un perfil de paciente 
muy específico, puede posicionarse como la tercera 
de la lista. “Este tipo de cirugías se realiza en pacien-
tes diagnosticados de glaucoma, en los que existe 
daño del nervio óptico por un aumento de la presión 
intraocular (PIO) y donde el primer tratamiento de 
elección (gotas) no genera el efecto apropiado. Lo 
que se pretende con esta intervención es mejorar el 
drenaje del humor acuoso (líquido que existe en el 
interior del ojo) y cuya dificultad de drenaje genera 
un aumento de la presión en el ojo, lo que repercute 
negativamente en las fibras del nervio óptico”, ex-
plica Nieto, quien añade que “por último, existirían 
otras cirugías donde la frecuencia es más residual, 
entre las que destacan la cirugía de estrabismo, de 
retina y la cirugía orbitaria o de párpados”.
Posibles alteraciones visuales
Con estos datos sobre la mesa y con el dato del gran 
número de intervenciones que se realizan a diario 
para mejorar la salud visual, resulta inevitable que, 
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E N P O R T A D A
en casos excepcionales, aparezcan secuelas deriva-
das de la cirugía. “Las cirugías oftalmológicas, como 
las de cualquier otra especialidad, pretenden mejorar 
el estado de salud ocular de los pacientes. Sin embar-
go, toda cirugía siempre conlleva un riesgo, que el 
paciente debe conocer y asumir de forma previa a la 
intervención”, advierte Nieto.
Ojo seco, destellos, empeoramiento de la visión noc-
turna, dolor neuropático, visión doble… Son algunas 
de las consecuencias que puede dejar una interven-
ción ocular en un paciente en el que la cirugía no 
resulta cien por cien exitosa. “Estas secuelas o com-
plicaciones son las que pueden aparecer potencial-
mente en pacientes intervenidos de cirugía refracti-
va. Sin lugar a dudas, muchas de ellas son evitables 
mediante una selección exhaustiva y adecuada de 
los pacientes secundaria al estudio preoperatorio”, 
aclara el experto.
La sequedad ocular suele ser consecuencia de la mo-
dificación en la superficie ocular llevada a cabo con 
el láser, especialmente en el plexo nervioso corneal. 
“Habitualmente, transcurridas unas semanas de la 
cirugía, dicha sequedad suele desaparecer por com-
pleto o minimizarse significativamente, con la ayuda 
de lubricación ocular abundante. Así, la realización de 
test clínicos para valorar la calidad y cantidad de lágri-
ma del paciente resulta crucial para evitar este tipo de 
complicaciones”, asegura Nieto.
En cuanto a los destellos o a la alteración de la visión 
nocturna, tras una cirugía pueden aparecer transito-
riamente y de forma acentuada durante las primeras 
semanas debido al mínimo edema epitelial de los pa-
cientes y a la modificación abrupta de la asfericidad 
corneal con el láser. Sin embargo, “el desarrollo de 
perfiles de ablación asféricos, los cuales intentan pre-
servar la asfericidad natural de la córnea y minimizar 
la inducción de aberraciones ópticas, permiten que 
este tipo de complicaciones se haya reducido signi-
ficativamente en la actualidad”, recuerda el experto. 
Por último, la ectasia corneal es una complicación po-
tencialmente grave y que se caracteriza por una alte-
ración morfológica y biomecánica de la córnea. “Afor-
tunadamente, la evolución tecnológica ha permitido 
disponer de dispositivos de caracterización pormeno-
rizada de la córnea (tomógrafos) que son capaces de 
identificar y cuantificar signos clínicos precoces que 
permiten descartar la cirugía en este tipo de pacien-
tes y evitar la aparición de ectasia iatrogénica”, detalla 
el profesor de la Universidad de Valencia.
El papel del óptico-optometrista
Ante las circunstancias citadas anteriormente, el 
profesional de la óptica posee herramientas para 
mejorar la visión de los pacientes con determinado 
tipo de problemas visuales secundarios a algunas ci-
rugías, entre las que destaca la cirugía refractiva. Por 
ejemplo, “tras una ectasia iatrogénica secundaria a 
un procedimiento de cirugía refractiva, el óptico-op-
tometrista puede realizar la adaptación de lentes de 
contacto específicas para mejorar el rendimiento vi-
sual del paciente”, explica Nieto, quien recuerda que 
“en caso de fenómenos disfotópsicos como brillos, 
halos, etc. puede adaptar filtrosen lentes oftálmicas 
para minimizar esta complicación y en caso de seque-
dad puede sugerir al paciente la aplicación de gotas 
de lubricación ocular”.
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PREGUNTAMOS AL EXPERTO
JUAN CARLOS NIETO 
Profesor asociado del Departa-
mento de Óptica y Optometría y 
Ciencias de la Visión de la Univer-
sidad de Valencia. En la actuali-
dad, compagina el ámbito docente 
con el aspecto clínico como direc-
tor de la Unidad de Optometría de 
la Clínica Avanza en Valencia.
DificulTAD DE 
AccEsO A lA 
fORmAcióN
Desde mi perspectiva como do-
cente en la Universidad, he de 
indicar que el conocimiento de 
este tipo de complicaciones for-
ma parte de algunas asignaturas 
de los programas docentes 
de Grado y Postgrado (Más-
ter) en Optometría de las 
Universidades Españolas. Sin 
embargo, algunas de dichas 
asignaturas tienen el carác-
ter de optativas en algunas 
Universidades, lo que dificul-
ta el acceso a los estudiantes 
que no las cursan. Tal vez se-
ría necesario revisar algunos 
programas docentes para 
hacer esta materia más acce-
sible a todos los estudiantes.
fORmAcióN 
cONTiNuA EsENciAl
Resulta rotundamente necesario 
mantener una formación continua 
en este ámbito para dar un buen 
servicio optométrico al usuario 
que llega a la óptica, ya que la for-
mación continua permite una me-
jor atención y tratamiento de los 
afectados, independientemente 
de si el óptico-optometrista de-
sarrolla su labor profesional en un 
establecimiento sanitario de ópti-
ca o integrado en un equipo mul-
tidisciplinar en un hospital o clínica 
oftalmológica. Dicha formación 
fundamentalmente puede conse-
guirse a través de los programas 
de Postgrado que ofertan las di-
ferentes Universidades, a través 
de los cursos de formación que 
ofertan los diferentes colegios o 
delegaciones o vía instituciones 
privadas.
Resulta necesario 
mantener una 
formación 
continua en este 
ámbito para dar 
un buen servicio 
al usuario que 
llega a la óptica.
En cualquier caso, una de las labores más determi-
nantes del profesional de la óptica es la de realizar 
un abordaje completo de estas personas, con el 
objetivo de garantizar su mejoría y aumentar su ca-
lidad de vida. “El seguimiento del paciente siempre 
resulta imprescindible para confirmar su correcta 
evolución. Dependiendo del problema en cuestión, 
este deberá ser más o menos intenso. Inicialmente, 
el seguimiento y la frecuencia de visitas sería mayor, 
para confirmar la correcta evolución del paciente y 
posteriormente podrán espaciarse más las visitas, 
hasta llegar a una frecuencia típica de una revisión 
anual”, aconseja Nieto.
Con todo ello, el abordaje del óptico-optometrista 
resulta clave, ya que “posee numerosas herramien-
tas no invasivas para mejorar la calidad de vida del 
afectado, tal y como ocurre con la adaptación de 
lentes de contacto en personas con ectasia iatrogé-
nica, pues se trata de una de las intervenciones más 
satisfactorias que puede realizar el profesional para 
mejorar la cantidad y calidad de visión de este tipo 
de personas. Sin olvidar también la adaptación de 
filtros o prismas que puede minimizar la presencia 
de brillos y visión doble, respectivamente, lo que re-
dunda en una clara mejora de la calidad de vida del 
afectado”, recuerda el profesor de la Universidad de 
Valencia. Así, después de una intervención quirúrgi-
ca de la visión, el papel del óptico-optometrista es 
esencial para garantizar el buen funcionamiento de 
la cirugía, pero también para diagnosticar y frenar a 
tiempo posibles secuelas.
Raquel Bonilla y Chema Valdés/Redacción

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