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Selección textos historia de Roma 1 
HISTORIA DE ROMA- SELECCIÓN DE 
TEXTOS 
Período de la Monarquía 
El imperio romano tiene su origen a partir de Rómulo, quien, hijo de Rea Silvia y de Marte, fue engendrado 
en un solo parto con su hermano Remo. Fundada la ciudad, que llamó Roma por su propio nombre, hizo 
más o menos estas cosas: acogió en la ciudad una multitud de vecinos, eligió cien de los más viejos, a los que 
llamó senadores por su vejez. Entonces, como no tuviesen esposas ni él mismo ni su pueblo, invitó a un 
espectáculo de juegos a los pueblos próximos a la ciudad de Roma y raptó a sus doncellas. Y, como, 
originada de repente una tempestad, no hubiese aparecido, en el año trigésimo séptimo de su reinado se 
creyó que había pasado junto a los dioses y fue divinizado. 
Eutropio I, 1-2 
L. Tarquinio el Soberbio, séptimo y último de los reyes, perdió el poder al atacar Ardea. Pues, como un hijo 
de éste hubiese violado a Lucrecia y ella se hubiese quejado de la injuria a su marido y a su padre y amigos, 
se mató a la vista de todos. Por esta causa, Bruto, pariente también él mismo de Tarquinio, instigó al pueblo 
y arrebató el poder a Tarquinio. 
Eutropio I, 1.8 
 
Organización administrativa 
Entonces, tomando el censo como base, estableció las clases y centurias, disposición que conviene tanto a la 
paz como a la guerra. Con todos los que tenían un censo de 100.000 ases o más formó 80 centurias: 40 con 
los más ancianos y 40 con los más jóvenes; todas ellas tomaron en conjunto el nombre de primera clase. Los 
más ancianos estaban encargados de la defensa de la ciudad, los más jóvenes de la dirección de las guerras 
exteriores. Recibieron como armas defensivas un casco, un escudo redondo, grebas y una coraza – todas 
estas armas eran de bronce-, y como armas ofensivas una lanza y una espada. Añadió a esta clase dos 
centurias de obreros que hacían el servicio sin armas; les encargó ocuparse del manejo de las máquinas en 
tiempo de guerra. Formó la segunda clase con los que poseían un censo comprendido entre los 100.000 y 
75.000 ases; esta clase constó de 20 centurias, tanto de los más ancianos como de los más jóvenes. […] El 
censo de la cuarta clase fue de 25.000 ases. […] El censo de esta clase (5ª) era de 11.000 ases. De todo el 
resto del pueblo, que tenían un censo inferior, hizo una centuria única, exenta del servicio militar. 
[…] Estableció grados tales que, aunque nadie parecía excluido del derecho de voto, todo el poder recaía en 
los primeros de la ciudad. Los caballeros eran llamados a votar los primeros y posteriormente las 80 
centurias de la primera clase; cuando había desacuerdo entre ellos, lo que se producía en raras ocasiones, se 
llamaba al voto a la segunda clase; casi nunca se bajaba más abajo, de modo que no se llegaba jamás a la 
clase más baja. 
Tito Livio I, 42 5-43, 11 
Selección textos historia de Roma 2 
Los que han escrito sobre la “consagración” de las Vestales, y entre ellos el más escrupuloso es Antistio 
Labeón, han afirmado que es sacrilegio tomar a una niña menor de seis años o mayor de esa edad, así como 
a una niña que no tenga padre o madre, sea tartamuda, medio sorda o marcada por alguna tara corporal, o a 
una niña que se haya emancipado o cuyo padre lo haya sido, o se encontró, viviendo su padre, bajo la 
potestad de su abuelo; del mismo modo aquella cuyos padres, o uno u otro o los dos, han sido esclavos o 
ejercen profesiones infamantes. Pero aquella cuya hermana ha sido escogida para este sacerdocio tiene 
derecho, según dicen, de ser excluida; igualmente, aquella cuyos padres es flamen, augur, quindecimviro 
elegido para las ceremonias sagradas, septemviro epulón o salio. Se tiene también la costumbre de conceder 
la dispensa de este sacerdocio a la desposada con un pontífice y a la hija del dignatario elegido para las 
trompetas de las ceremonias sagradas. Ateyo Capitón asegura, por otra parte, en sus escritos que no s debe 
elegir a la hija de un hombre que no tenga su domicilio en Italia y hay que excluir a aquellas cuyo padre 
tenga tres hijos. Una virgen vestal desde que ha sido consagrada, llevada al atrio de Vesta y entregada a los 
pontífices, al punto sin emancipación y sin pérdida de personalidad jurídica sale de la potestad paterna y 
adquiere el derecho de redactar su testamento. Sobre la costumbre y el rito según el cual se realiza la 
elección no hay documentos de alguna antigüedad a no ser que quien fue elegida la primera lo fue por el rey 
Numa. Pero hemos encontrado la ley Papia, que prescribe que veinte jóvenes sean escogidas al arbitrio del 
sumo sacerdote y que se haga una tirada a suerte entre ellas en asamblea… La tirada a suerte prevista por la 
ley Papia no parece más necesaria ahora, en efecto, si un hombre de buen nacimiento alcanza el sumo 
pontificado y ofrece a su hija para el sacerdocio, puesto que se puede tener cuenta de esta candidatura sin 
violar las reglas religiosas, el senado concede dispensa de la ley Papia. 
Aulo Gelio, Noches áticas, I,12 
 
El pueblo, una vez que el dictador Valerio volvió a la vida privada, tomó una actitud bastante más dura, hasta 
el punto de cambiar el gobierno. Las personas que disponían de recursos, no queriendo retractarse de nada 
de lo que estos señalaban, no sólo se vieron frustradas en su aplicación, sino que se vieron privadas también 
de otras cosas; ignoraban, en efecto, que la pobreza, cuando está en su paroxismo, es un mal 
extremadamente violento y que la desesperación es muy difícil de combatir. Esta es la razón por la que una 
cantidad no despreciable de políticos escogen voluntariamente lo equitativo de la preferencia a la justicia 
absoluta. Esta no aventaja siempre cuando afronta a la humanidad entera y consigue ser aniquilada por 
completo, mientras que la equidad, amputando simplemente una débil parte de la justicia, asegura al menos 
la integridad a lo que resta y es lo principal. Así, pues, es cierto que la mayor parte de las desgracias que 
cayeron sobre los romanos tuvieron como causa el rigor manifestado por los más ricos frente a los más 
pobres. En efecto, numerosos eran los medios puestos a disposición de los acreedores contra quienes 
sobrepasaban los plazos de devolución del importe de sus deudas, entre otros este: en el caso de que alguno 
tuviera muchos acreedores, descuartizar el cuerpo del deudor trozo a trozo y distribuirlos en partes a 
prorrateo de lo que debía, tal era la libertad reconocida. A pesar del carácter totalmente legítimo de este 
principio, al menos no pasó nunca en la práctica. 
Dión Casio, Historia romana, IV, 17, 6-12. 
 
Selección textos historia de Roma 3 
Después de la conquista de Anzio, Tito Emilio y Quinto Fabio llegaron a ser cónsules… Ya en su primer 
consulado Emilio había propuesto entregar tierras a la plebe; y, así, su segundo consulado había despertado 
entre la población rural la esperanza de obtener su ley; por su parte, los tribunos, que se habían tropezado a 
menudo con la oposición de los cónsules, toman de nuevo el proyecto, pensando que podían obtener el 
apoyo del cónsul. Los poseedores de la tierra, y la mayoría de los senadores lo eran, deplorando “que uno de 
los jefes del Estado tomara como trampolín una política tribunicia y se hiciera popular distribuyendo tierras 
de otros”, habían traspasado todo su descontento de los tribunos al cónsul. Un terrible conflicto habría 
estallado si Fabio no hubiese encontrado una solución que no perjudicaba a ningún partido: “ La guerra 
mantenida el año anterior bajo la dirección y los auspicios de T. Quinctio dejaba una buena cantidad de 
tierra arrebatada a los volscos; Anzio, por su proximidad y su posición ventajosa de ciudad marítima, se 
aprestaba a recibir una colonia; así, sin suscitar quejas de los actuales propietarios, se haría accesible la 
tierra a la plebe y el Estado encontraría la calma de nuevo”. 
Tito Livio, III, 1, 1-6 
 
Elegidos tribunos de la plebeC. Licinio y L. Sextio, presentaron proyectos de leyes dirigidos, todos ellos, 
contra el poder de los patricios y en favor de los intereses de la plebe; uno era sobre las deudas: después de 
deducir del capital todos los intereses pagados hasta entonces, se pagaría el sueldo en tres años por partes 
iguales. Otro sería sobre la extensión de las propiedades: nadie podría poseer más de 500 iugera (= 125 Ha). 
Un tercero preveía que no se celebrarían comicios para la elección de tribunos militares con poderes 
consulares, sino únicamente para la elección de cónsules; uno de ellos debería ser elegido en la plebe. Todas 
eran proposiciones exageradas, que no podían pasar sin grandes luchas. Espantados por este peligro, que 
amenazaba de un solo golpe a todos los bienes de los que los hombres poseen un deseo inmoderado, 
tierras, dinero, honores, los patricios se enzarzaron en discusiones, tanto públicas como privadas. No 
encontraron otro remedio que el recurso a la intercesión, que ya se había utilizado antes en numerosos 
conflictos políticos. 
Tito Livio, VI, 35, 4-7 
 
Flavio luchó encarnizadamente con el patriciado, que lo despreciaba por su bajo origen; publicó las reglas del 
procedimiento civil, reglas que los pontífices mantenían en secreto; e hizo colocar en el foro tablas en las 
que estaban escritos los días de los juicios para que todos pudiesen saber cuándo les era posible solicitar 
legalmente un proceso. 
Tito Livio, IX, 46, 4-5 
Selección textos historia de Roma 4 
 
 
Aspectos políticos 
En cuanto a él, al llegar 
a Cartago, se encontró 
con que la situación del 
Estado era muy distinta 
de lo que había 
imaginado, pues, tan 
largas desgracias en el 
exterior habían dado 
lugar a una guerra 
interna tan grave, que 
nunca peligro 
semejante había 
amenazado a Cartago, 
excepto en el momento 
en que fue destruida. 
Primeramente, las 
tropas mercenarias, que habían servido en la lucha contra los romanos, se sublevaron: su número ascendía a 
20.000 hombres. Este ejército provocó un levantamiento total de África y llegó a atacar a Cartago. Una 
amenaza como esta aterrorizó a los cartagineses de tal manera que pidieron tropas auxiliares a los propios 
romanos y las obtuvieron. Y como último recurso, cuando les parecía que la situación no tenía remedio, 
nombraron a Amílcar general en jefe. Este, no contento con apartar al enemigo de los muros de Cartago en 
un momento en que este tenía más de 100.000 hombres en armas, los empujó hacia un desfiladero, donde 
los encerró y los hizo morir más por el hambre que por las armas. 
Cornelio Nepote, Amílcar, 2 
 
Los cartagineses, atraídos por el botín que España ofrecía, envían allí otro ejército, a cuyo frente ponen a 
Asdrúbal, yerno de Barca entonces en España. Asdrúbal tomó consigo a aquel Aníbal, que no mucho tiempo 
después ganó fama de general excelente, hijo de Barca, hermano de su esposa; este joven se encontraba 
entonces en España, afanoso de participar en la guerra y muy grato a los soldados, Asdrúbal sometió muchos 
pueblos de España a los cartagineses, ganándolos por la persuasión y el encanto de su elocuencia, en la que 
sobresalía entre todos; cuando había de actuar por la fuerza utilizaba al joven Aníbal. Por este 
procedimiento desde el Océano occidental penetró por el interior de España hasta el río Ebro, que divide 
España casi por la mitad, a cinco días de distancia de los Pirineos, y desemboca en el mar septentrional. 
Selección textos historia de Roma 5 
Pero los saguntinos, colonos de Zacinto1, establecidos a igual distancia de los Pirineos y del Ebro, y los 
restantes pueblos griegos establecidos alrededor de Emporion y otros lugares de España, acudieron con una 
legación a los romanos. El senado, no queriendo que prosperase demasiado la potencia de Cartago, envió 
legados a esta ciudad. Se convino entre las dos partes que el límite del imperio cartaginés en España fuese el 
río Ebro, más allá del cual ni los romanos atacarían a los pueblos sujetos a los cartagineses ni los cartagineses 
podrían llevar a cabo la guerra; pero la libertad y autonomía de los saguntinos y de los restantes griegos de 
España sería respetada. Estos acuerdos fueron sancionados por ambas partes mediante un tratado. 
 
Apiano, Iberia, 6-7 
A continuación, formó en primera línea a los hastati y detrás a los principes, cerrando la formación con los 
triarii. 
Sin embargo, no alineó las cohortes en formación compacta ante sus respectivas enseñas, sino con los 
manípulos un tanto distanciados uno de otro de forma que hubiera espacio libre por donde pudieran 
lanzarse los elefantes enemigos sin deshacer la formación. A Lelio, que anteriormente había prestado 
servicios como legado y aquel año lo hacía como cuestor extraordinario en virtud de un decreto del senado, 
lo situó al frente de la caballería itálica en el ala izquierda, y a Masinisa y los númidas en el ala derecha. Los 
espacios abiertos entre los manípulos de vanguardia los cubrió con vélites, que eran la infantería ligera de 
entonces, ordenándoles que ante la embestida de los elefantes se replegasen detrás de las filas regulares o 
bien se separaran corriendo a derecha e izquierda pegándose a los soldados de vanguardia, dejando paso a 
las bestias para que se lanzaran por entre dos líneas de tiro. 
 
Tito Livio, XXX, 32, 11-33 
Así pues, Escipión, enviado con un ejército a vengar la muerte de su padre y de su tío, recuperó aquella 
belicosa Hispania, famosa por sus armas y sus hombres, plantel del ejército enemigo, maestra – cosa 
increíble- de Aníbal en su infancia; y la reconquistó entera desde los Pirineos a las columnas de Hércules y el 
Océano, no puede decirse si con más rapidez o con mayor éxito. Cuán rápidamente lo proclaman los cuatro 
años que en ello tardó, cuán felizmente una sola ciudad lo prueba, pues el mismo día que la sitió la tomó… 
Es seguro, empero, que lo que da mayor provecho para la conquista de la provincia fue la singular integridad 
del general, el cual restituyó a los bárbaros todos los jóvenes y doncellas notables por su belleza, no 
permitiendo que fuesen conducidos a su presencia para que no pareciese que les había quitado algo de su 
virginidad, aunque no fuese más que con la vista. 
Floro, I, 22, 37-40 
Los campanos, que habían sido obligados por los censores a censarse en Roma, en virtud de un 
senadoconsulto del año anterior —pues hasta entonces no estaba claro dónde debían censarse—, 
solicitaron que se les permitiera casarse con ciudadanas romanas y que quienes se hubiesen casado con una 
romana pudiesen retenerla, teniendo por hijos y herederos legítimos a los nacidos antes de aquella fecha. 
 
1 Isla griega 
Selección textos historia de Roma 6 
Consiguieron las dos cosas. Con respecto a los municipios de Formias, Fundos y Arpino, el tribuno de la plebe 
Gayo Valerio Tapón presentó una proposición para que se les concediera el derecho al voto —pues hasta 
entonces habían tenido la ciudadanía sin derecho de sufragio—. Cuatro tribunos de la plebe se oponían a 
esta proposición de ley por no haber sido presentada con el refrendo del senado; cuando se les explicó que 
era competencia del pueblo y no del senado conceder el derecho de voto a quien quisiera, desistieron de su 
empeño. La propuesta fue aprobada: los formianos y los fúndanos votarían en la tribu Emilia, y los arpinates 
en la tribu Cornelia, y entonces por primera vez fueron censados en estas tribus en virtud del plebiscito 
Valerio. 
Tito Livio, XXXVIII, 36, 5-9 
M. Porcio Catón, natural de Túsculo, fue llamado a Roma por Valerio Flaco, fue tribuno militar en Sicilia, 
cuestor muy valeroso bajo las órdenes de Escipión y un pretor muy justo; durante su pretura sometió 
Cerdeña, donde aprendió griego de Ennio. Siendo cónsul, domeñó a los celtíberos y, para impedirles 
rebelarse, envió a cada ciudad la orden secreta de destruir susmuros. Como cada una de ellas se imaginaba 
ser la única en haber recibido esta orden, la obedecieron todas. Durante la guerra de Siria, en calidad de 
tribuno militar bajo las órdenes de M. Acilio Glabrión, se apoderó de las cimas de las Termópilas y echó fuera 
a la guarnición enemiga. Siendo censor, expulsó del senado al antiguo cónsul L. Flaminio, porque en Galia, 
para ofrecer un espectáculo a una prostituta, había dado la orden de ahogar en pleno banquete a un 
prisionero sacado de la prisión. Fue el primero en dar su nombre a una basílica, que él mismo había 
construido. Se opuso a las matronas que reclamaban los adornos que la ley Oppia2 les había quitado. 
Acusador obstinado él mismo fue acusado 44 veces y fue siempre absuelto con gloria. Fue de la opinión de 
destruir Cartago. 
Aurelio Víctor, Sobre los varones ilustres, 47 
Con los esclavos no hay que ser crueles: hay que cuidar que no sufran el frío ni el hambre. El guardián debe 
tenerlos constantemente en el trabajo, para evitar que cometan robos o crímenes…Si el guardián estuviera 
en connivencia con los esclavos, el amo no deberá dejarlo sin castigo…Las habitaciones para los esclavos que 
puedan moverse en libertad deben estar orientadas hacia el sur, para los encadenados, si hay muchos, 
conviene poseer un taller en los sótanos del edificio que responda lo más posible a las exigencias sanitarias, 
con muchas ventanas pequeñas para la luz, situada a una altura tal que no se puedan alcanzar con las 
manos…Para el ganado se construyen establos con características tales como para preservarlo tanto del frío 
como del calor excesivo; para los bueyes de trabajo se deben determinar dos raciones, una invernal y otra de 
verano… 
Catón; Sobre la Agricultura, 5, 56 y 59 
La crisis del s. I a.C. 
 
Los ricos, que ocupaban la mayor parte del ager publicus y esperaban que luego les fuese reconocido como 
de su propiedad, comenzaron a ñadir a sus propias posesiones las parcelas vecinas de los pobres, en parte 
 
2 era una ley restrictiva para las mujeres, ya que se les prohibía llevar más de una cierta cantidad de oro, vestidos 
coloridos y llevar carruajes por ellas mismas demasiado cerca de la ciudad, a menos que fuera para ritos religiosos 
Selección textos historia de Roma 7 
comprándolas, en parte arrebatándolas por la fuerza; de este modo, finalmente en sus manos, en lugar de 
pequeñas propiedades, se encontraron grandes latifundios. Para el trabajo de los campos y el cuidado del 
ganado empezaron a comprar esclavos… De esta forma, la gente poderosa se enriqueció desmesuradamente 
y el país se pobló de esclavos. Los itálicos, en cambio, disminuyeron de número, agotados por la miseria, los 
impuestos y el servicio militar; cuando, con posterioridad disminuyó este peso, los itálicos se habían 
quedado sin trabajo, pues la tierra pertenecía a los ricos, que no la trabajaban con la ayuda de los hombres 
libres sino con los brazos de los esclavos. 
 
Apiano, Guerras civiles, I, 17 
 
Cuando se tuvo noticia de esto en Roma, el senado declara enemigos públicos a Catilina y a Manlio, y al 
grueso restante le fija un día para abandonar las armas sin sanción, excepto a los condenados a la pena 
capital. Además, decreta que los cónsules efectúen un reclutamiento, que Antonio salga aprisa a perseguir 
con el ejército a Catilina y Cicerón se quede para guardar a la ciudad. 
En aquella ocasión más que en otra alguna me pareció a mí el imperio del pueblo romano 
extraordinariamente miserable. Porque, siendo así que todo el mundo de Oriente a Occidente, dominado 
por sus armas, le obedecía y abundaban en casa la paz y las riquezas, que los mortales consideran lo 
primero, hubo ciudadanos, con todo, que se lanzaron obstinadamente a destruir el Estado y a sí mismos. 
Pues en respuesta a los dos decretos del senado ni un solo hombre entre tanta gente había denunciado la 
conjura inducido por la recompensa, ni entre todos los del campamento de Catilina había desertado nadie: 
tanta fuerza tenía la enfermedad, una peste por así llamarla, que se había apoderado de la mayor parte de 
los espíritus de la ciudadanía. 
Y no sólo estaban enajenados aquéllos que eran cómplices de la conjuración, sino que en general la plebe 
toda por el ansia de revolución secundaba los planes de Catilina. Hasta aquí no hacía sino obrar como suele. 
Pues en una sociedad los que no tienen bienes ningunos miran siempre con malos ojos a los bien situados, 
ensalzan a los canallas, detestan la tradición, anhelan lo novedoso, por odio a cómo van sus cosas se inclinan 
por cambiarlo todo, se alimentan sin cuidado de perturbaciones y revueltas, puesto que la pobreza se 
conserva fácilmente, ya que nada se pierde. 
Salustio, Conjuración de Catilina, 36-37 
Nos encontramos ahora en una situación política sin solidez, miserable e inestable. Como tú has dicho, 
pienso yo que nuestros amigos los caballeros se han separado casi del senado; lo que no han podido 
soportar, en un principio, ha sido la promulgación de un senadoconsulto que proponía someter a encuesta a 
los jueces que habían aceptado dinero; yo me encontraba ausente casualmente cuando se promulgó este 
decreto; pero, habiéndome dado cuenta de que el orden ecuestre soportaba de mala gana el asunto, 
aunque no lo decía abiertamente, he dirigido reproches al senado, y mis palabras han producido, según 
parece, gran impresión. 
 
Cicerón, Cartas a Ático, I, 17,8 
 
Selección textos historia de Roma 8 
Completó el Senado3, nombro nuevos patricios, amplió el número de pretores, ediles y cuestores, e incluso 
de los magistrados menores; rehabilito a aquellos que habían sido degradados por actuación del censor o 
condenados por cohecho por sentencia judicial. Se repartió con el pueblo la elección de los magistrados, 
estableciendo que, a excepción de los aspirantes al consulado, el nombramiento de todos los demás 
candidatos se efectuara por mitades, una al arbitrio del pueblo y la otra por propia designación. Y designaba 
a sus candidatos por medio de circulares dirigidas a las tribus con esta breve anotación: “César, dictador, a 
tal tribu. Os recomiendo a tal persona y a tal otra, para que obtengan su cargo con vuestro voto”. Admitió 
a los cargos públicos incluso a los hijos de los proscritos. Redujo los tribunales a dos tipos de jueces, los del 
 orden ecuestre y los del orden senatorial, suprimiendo a los tribunos del erario, que era el tercero . Hizo un 
censo del pueblo sin respetar las normas ni el lugar tradicionales, sino calle a calle, por los dueños de las 
casas de vecindad, y de los trescientos veinte mil plebeyos que recibían trigo del Estado redujo el número a 
ciento cincuenta mil; y para evitar que en el futuro se produjeran nuevos alborotos con motivo del censo, 
estableció que todos los años, para reemplazar a los fallecidos, el pretor hiciera un sorteo entre los plebeyos 
que no hubieran sido incluidos en las listas4. 
 
Suetonio, Vida de César, 41 
 
A la ofensa tan grande que significaba este menosprecio del Senado añadió una acción mucho más arrogante. 
Cuando volvía a Roma después del sacrificio de las fiestas Latinas, entre las aclamaciones desmedidas e inusitadas 
del pueblo, uno de entre la multitud coloco sobre su estatua una corona de laurel con una cinta blanca atada 
alrededor; los tribunos de la plebe Epidio Marulo y Cesecio Flavo dieron entonces la orden de quitar la cinta a la 
corona y encarcelar al hombre, pero Cesar, afligido por el poco éxito que había tenido la alusión a la realeza, o 
bien, como pretendía él, porque se le había arrebatado la gloria de rehusarla, reprendió duramente a los tribunos y 
los destituyo de su cargo. A partir de ese momento, no pudo alejar de si la ignominia de que había incluso aspirado 
al título de rey, a pesar de que un día respondió a la plebe que le saludaba con este nombre que él era César, no un 
rey, y de que durante las Lupercales rechazóen la tribuna de las arengas la diadema que el cónsul Antonio había 
acercado repetidamente a su cabeza y la envió al Capitolio como ofrenda a Júpiter Optimo Máximo. Aún más, 
corrieron varios rumores de que pensaba trasladarse a Alejandría o a Ilion, llevándose consigo las riquezas del 
Estado, agotando a Italia a base de levas y confiando la administración de Roma a sus amigos; y de que en la 
próxima reunión del Senado el quindecenviro Lucio Cota elevaría la propuesta de que se le diera el nombre de rey, 
puesto que en los libros sibilinos estaba escrito que solo un rey podía vencer a los partos. 
 Esta fue la causa de que los conjurados aceleraran los planes que habían tramado, para no verse en la obligación 
de aprobar esta propuesta. 
 
Suetonio, Vida de César, 79-80 
 
Augusto y la dinastía Julio-Claudia 
 
 
Dividió el área de la ciudad en regiones la y barrios, estableciendo que la supervisión de las primeras fuera 
asignada por sorteo a magistrados anuales y la de los segundos a unos dirigentes elegidos entre la plebe de 
cada vecindario. Ideó contra los incendios un servicio de guardias nocturnas y de vigilantes; para contener 
las inundaciones, ensanchó y limpió el cauce: del Tíber, lleno desde hacia tiempo de escombros y reducido 
por los avances de los edificios. Por otra parte, para hacer más fácil el acceso a Roma desde todos los 
puntos, se encargó personalmente de hacer reparar la Vía Flaminia hasta Rímini, y distribuyó las demás 
entre los generales que habían sido honrados con el triunfo, para que las pavimentaran con el dinero 
obtenido del botín. Reconstruyó los templos derrumbados por el tiempo o destruidos por un incendio, 
 
3 En el 45 a. C. elevo Cesar el número de senadores de 600 a 900. 
4 En las que figuraban los beneficiarios de las distribuciones públicas de trigo. 
Selección textos historia de Roma 9 
y los enriqueció, tanto estos como los demás, con dones muy opulentos, pues en una sola donación deposito 
en el santuario de Júpiter Capitolino dieciséis mil libras de oro y piedras preciosas y perlas por valor de 
cincuenta millones de sestercios. 
 
Suetonio, Vida de Augusto, 30 
 
 
Pero la Fortuna frustro su alegría y confianza en su descendencia y en la disciplina de su casa. Las dos Julias, 
su hija y su nieta, se deshonraron con todo tipo de vicios, y las relegó, a Gayo y a Lucio los perdió a ambos en 
el espacio de dieciocho meses, muerto el primero en Licia y el segundo en Marsella. Adoptó en el Foro, por 
la ley curiata, a su tercer nieto, Agripa, así como a su hijastro Tiberio; pero del primero de estos renegó poco 
después a causa de su temperamento envilecido y feroz, y lo desterró a S or r e n t o .No obstante, soportó 
con bastante más resignación la muerte de: los suyos que su deshonor. 
 
Suetonio, Vida de Augusto, 65 
 
Luego se presentó una moción para moderar la ley Papia Popea, que Augusto había sancionado 
en su vejez, después de las leyes Julias, con el fin de incrementar las multas a los solteros y 
enriquecer el erario. Mas no por tales medidas aumentaban los matrimonios ni la cantidad de 
hijos que se criaban, prevaleciendo sobre ellas la falta de descendencia; por lo demás crecía el 
número de los que se encontraban en peligro, pues todas las casas se veían expuestas a los 
trastornos causados por los enredos de los delatores, y al igual que antes por los escándalos, se 
sufría ahora por culpa de las leyes. El asunto me inclina a tratar con un poco más de detalle de 
los principios del derecho y del modo en que se llegó a esta infinita multitud y variedad de 
leyes. 
 
Tácito, Anales, III, 25 
 
Dio en muchas ocasiones pruebas de su liberalidad a todas las clases sociales. En efecto, cuando se 
transportó a Roma el tesoro real en su triunfo de Alejandría, provocó, para empezar, tal abundancia de 
numerario, que el interés del dinero disminuyo y aumento muchísimo el valor de las tierras, pero, además, 
luego, cada vez que había dinero en abundancia resultante de los bienes de los condenados, lo presto por 
cierto tiempo gratuitamente a aquellas personas que pudieran dar garantías por el doble. Aumento la 
fortuna exigida a los senadores, fijándola en un millón doscientos mil sestercios, en lugar de los ochocientos 
mil anteriores, y se la completó, añadiendo lo que les faltaba, a los senadores que no la poseían. Hizo con 
frecuencia repartos extraordinarios al pueblo, pero, por lo general, de diversa cuantía: unas veces 
cuatrocientos sestercios, otras trescientos, y algunas doscientos cincuenta; y ni siquiera excluyó a los niños 
de menor edad, aunque no solían recibirlos sino a partir de los diez años cumplidos. En épocas de escasez, 
midió también el trigo por cabeza, a menudo a muy bajo precio, a veces gratuitamente, y doblo el valor de 
los bonos para su adquisición. 
 
Suetonio, Vida de Augusto, 41 
 
Ante todo, procuró defender el orden público de los atracos y robos, así como del desenfreno que acompaña 
a las sediciones. Distribuyó por Italia puestos de guardia en mayor número de lo que era habitual. Construyó 
en Roma un cuartel para dar alojamiento a las cohortes pretorianas, hasta el momento sin residencia fija y 
Selección textos historia de Roma 10 
dispersas por casas particulares5. En cuanto a las revueltas populares, las reprimió con la mayor severidad 
una vez que habían estallado, pero también ve atentamente para que no llegaran a producirse. Cuando en 
cierta ocasión se cometió un asesinato en el teatro en el curso de una disputa, desterró a los cabecillas de las 
facciones y a los actores que eran causa de la reyerta, y todas las suplicas del pueblo no bastaron para 
moverle a levantarles el destierro. 
En otra ocasión en que el pueblo de Pollencia había dejado partir del Foro el cortejo fúnebre de un 
centurión primipilo hasta haber arrancado por la fuerza a sus herederos dinero para un combate de 
gladiadores, hizo que una cohorte partiera de Roma y otra del reino de Cotio sin manifestar el motivo de su 
marcha, y que luego, descubriendo de repente las armas y dando al unísono la señal de ataque, penetraran 
en la ciudad por las diversas puertas, tras lo cual encarcelo de por vida a la mayor parte del pueblo y de los 
decuriones6. 
 
Suetonio, Vida de Tiberio, 37 
 
Germánico, padre de Gayo Cesar e hijo de Druso y de Antonia la menor, fue adoptado por su tío paterno 
Tiberio, tras lo cual ejerció la cuestura cinco años antes de lo prescrito por las leyes, e inmediatamente 
después de esta el consulado enviado después al ejército de Germania, cuando recibió la noticia de la 
muerte de Augusto, contuvo a las legiones, que se negaban en bloque obstinadamente a aceptar a Tiberio 
como emperador y le ofrecían a él el gobierno del Estado , haciendo gala de un sentimiento filial y de una 
firmeza de carácter a cual mas grande; luego, tras haber sometido al enemigo, recibió el triunfo. Nombrado 
cónsul por segunda vez y despachado antes de entrar en funciones con el encargo de arreglar la situación de 
Oriente, murió en Antioquía después de haber sometido al rey de Armenia y reducido Capadocia a la 
categoría de provincia, a los treinta y tres años de edad, tras una larga enfermedad, y no sin que existieran 
sospechas de envenenamiento. 
 
Suetonio, Vida de Calígula, 1 
 
 
Debió su sobrenombre de Calígula a una broma castrense, pues se le educaba entre soldados y llevaba su 
misma vestimenta. El hecho de criarse entre ellos hizo además que lo amaran y estimaran sobremanera, 
como quedó especialmente de manifiesto en el motín que protagonizaron a raíz de la muerte de Augusto , 
que los puso al borde de la locura; en aquella ocasión, fue indudablemente el único que pudo doblegarlos 
con su sola presencia. 
Suetonio, Vida de Calígula, 9 
 
 
Después de haber pasado la mayor parte de su vida en estas y parecidas circunstancias, a los cincuenta años 
asumió el poder por la mas sorprendente casualidad. Mantenido aparte con los demás por los quepreparaban la emboscada contra Gayo y alejaban a la gente con el pretexto de que deseaba estar solo, se 
había retirado a una cámara que recibe el nombre de Hermeo; poco después, aterrado por la noticia del 
asesinato, se deslizó hasta una terraza contigua y se escondió entre las cortinas que cubrían las puertas. Un 
soldado raso que pasaba casualmente por allí vio sus pies y sintió curiosidad de saber quién era; al punto le 
reconoció, le sacó de su escondite y, mientras Claudio caía a sus plantas lleno de terror, le saludó como 
emperador. 
Suetonio, Vida de Claudio, 10 
 
5 La construcción de un campamento permanente para la guardia pretoriana supuso un paso decisivo en la transición 
del principado constitucional al despotismo militar. El acantonamiento de la guardia pretoriana en Roma tuvo lugar el 
año 23 d. C. 
6 LOS decuriones eran los magistrados municipales 
Selección textos historia de Roma 11 
A los dieciséis años, cuando se hizo pública la muerte de Claudio, se dirigió a los guardias entre la hora sexta 
y séptima, pues, a causa de que el día era totalmente funesto, ningún otro momento parecía más oportuno 
para tomar los auspicios; y ante las gradas del Palacio fue saludado emperador; lo condujeron luego en una 
litera al campamento, donde dirigió una breve alocución a los soldados, e inmediatamente después a la curia; 
de ella salió ya de noche, sin haber rechazado ninguno de los desmedidos honores con que le colmaban, a 
excepci6n de1 título de Padre de la Patria, debido a su edad. 
 
Suetonio, Vida de Nerón, 8 
 
 
Poco a poco, al ir incrementándose sus vicios, se dejó de bromas y de secretos, y, sin preocuparse lo más 
mínimo de disimular, se lanzó abiertamente a mayores excesos. Prolongaba sus festines desde el mediodía 
hasta la medianoche, reanimándose a cada momento con baños de agua caliente y, en verano, enfriada con 
nieve; en muchas ocasiones comía incluso en público en la naumaquia, que se había cerrado previamente, 
en el Campo de Marte o en el Circo Máximo, haciéndose servir por rameras y cortesanas de toda la ciudad. 
 
Suetonio, Vida de Nerón, 27 
 
Ei odio contra él, que sacaba provecho incluso de la carestía del trigo, se incrementó, pues se dio además la 
circunstancia fortuita de que se anunciara, en un momento en que el hambre sacudía a la población, la 
llegada de un navío procedente de Alejandría cargado de arena para los luchadores de la corte. Este hecho 
desató contra él la aversión general, y no hubo ultraje del que se librara. Se coloco un moño sobre la cabeza 
de una de sus estatuas, con la siguiente inscripción en griego: <<Ahora se trata de una autentica lucha; 
tendrás que renunciar al fin>>. Se ató al cuello de otra un zurrón con un letrero que decía: <<En 
cuanto a mí,¿ qué otra cosa podía hacer?, pero tú has merecido el saco>> 
 
Suetonio, Vida de Nerón, 45 
 
Las dinastías Flavia y Antonina 
Cuando le llegó la noticia del asesinato de Gayo7, aunque muchos le animaban a aprovechar la ocasión, 
prefirió mantenerse en calma. Con ello se ganó la voluntad de Claudio, que le admitió en el grupo de sus 
amigos y le tuvo en tanta consideración que, cuando Galba sufrió una súbita indisposición, aunque no de 
mucha gravedad aplazó la fecha de su expedición a Britania. 
 
Suetonio, Vida de Galba, 7 
 
 
Había confiado en que Galba lo adoptaría, y de día en día esperaba que este hecho se produjera. Pero 
cuando aquel prefirió a Pisón y él se vio defraudado en sus esperanzas, recurrió a la violencia, movido por el 
despecho pero también por la magnitud de sus deudas. En efecto, según confesaba sin el menor embozo, no 
podía mantenerse sino como emperador, y lo mismo le daba perecer en el combate a manos del enemigo 
que en el Foro, perseguido por sus acreedores. Pocos días antes había sacado a un esclavo del César un 
millón de sestercios por haberle conseguido un empleo de intendente; estos fueron los fondos con los que 
acometió tan vasta empresa. En un principio, el asunto fue confiado a cinco guardias de corps, luego a otros 
diez, pues cada uno de los primeros se había encargado de atraer a otros dos; a todos ellos les pagó al 
contado diez mil sestercios y les prometió cincuenta mil. Por medio de estos fueron captados los demás, 
 
7 Calígula 
Selección textos historia de Roma 12 
pero no en un número muy grande, pues se hallaban firmemente convencidos de que la mayor parte se les 
uniría en el mismo momento de la acción. 
 
Suetonio, Vida de Otón, 5 
 
 
Regresó a Roma8 cubierto de un gran prestigio y con una excelente reputación, y, tras haber celebrado el 
triunfo sobre los judíos, añadió ocho consulados al que ya había ejercido anteriormente asumió asimismo la 
censura, y, durante todo su principado, su interés primordial fue ante todo devolver la estabilidad al Imperio, 
casi abatido y vacilante, y luego incluso embellecerlo. Los soldados, llevados de la confianza que les daba su 
victoria o del dolor que les producía su afrentosa derrota, habían llegado a permitirse todo tipo de libertades 
y de audacias; de igual manera, las provincias y las ciudades libres, así como también algunos reinos, se 
hallaban levantados los unos contra los otros. En consecuencia, destituyo y reprimió a la mayoría de los 
soldados de Vitelio, pero, por otro lado, no concedió ningún honor extraordinario a los partícipes de su 
victoria, e incluso les pagó con retraso sus recompensas legitimas. Y, para no desperdiciar ocasión de 
corregir la disciplina, cuando un adolescente, que exhalaba un intenso olor a perfume, le dio las gracias por 
haberle concedido una prefectura, lo rechazo con un gesto y le censuró además con la mayor gravedad, 
diciéndole: <<Preferiría que hubieras olido a ajo>> tras lo cual revocó su nombramiento. 
 
Suetonio, Vida de Vespasiano, 8 
 
Durante su mandato ocurrieron algunas calamidades fortuitas, como la erupción del Vesubio en Campania, 
un incendio en Roma que duró tres días y tres noches, y una peste de tales proporciones como apenas 
se recordaba otra. En este cumulo de adversidades de semejante calibre mostró no solo la solicitud de un 
príncipe, sino incluso el cariño que solo un padre sabe demostrar, ya consolando al pueblo por medio de 
edictos, ya prestándole toda la ayuda de que era capaz. Eligio por sorteo a unos exconsules para que se 
ocuparan de reconstruir Campania; los bienes de las personas que habían fallecido en la erupción del 
Vesubio sin dejar herederos los empleó en la reconstrucción de las ciudades siniestradas. En el incendio 
de Roma, tras limitarse a declarar públicamente que estaba en la ruina, destinó todos los objetos preciosos 
de sus fincas de recreo a los monumentos y a los templos, y puso al frente de los trabajos a varios caballeros, 
para que cada una de las tareas se ejecutara con mayor prontitud. No hubo medio divino ni humano al que 
no recurriera para atajar la peste y disminuir sus estragos, ensayando todo tipo de sacrificios y de remedios. 
 
Suetonio, Vida de Tito, 8 
 
Pero no se mantuvo en esa línea de clemencia e integridad, aunque cayó con bastante más rapidez en la 
crueldad que en la codicia. Hizo matar a un discípulo del pantomimo Paris, a pesar de que aún no había 
llegado a la pubertad y precisamente en el momento en que se encontraba enfermo, porque se parecía 
mucho a su maestro en su arte y en su figura; e igualmente a Hermógenes de Tarso, a causa de ciertas 
alusiones contenidas en su historia, crucificando incluso a los copistas que la habían transcrito. 
En vista de que un padre de familia había dicho que un tracio podía tanto como un mirmillón9, pero menos 
que el organizador de los juegos, lo hizo arrancar de su asiento y arrojar a los perros en la arena, con un 
cartel que decía: <<Partidario de los tracios que ha pronunciado palabras impías>>. 
 
Suetonio, Vida de Domiciano, 10 
 
Arruinado por el desembolso que le habían supuesto sus construcciones yespectáculos, así como por el 
 
8 Vespasiano no llego a Roma antes de septiembre del año 70. 
9 Tipo de gladiador preferido por Domiciano 
Selección textos historia de Roma 13 
aumento de sueldo que había hecho a las tropas, intentó reducir el número de soldados para disminuir los 
gastos militares; pero, al darse cuenta de que con ello quedaba expuesto a los ataques de los barbaros, sin 
conseguir por otro lado salir de sus apuros económicos, no tuvo ningún reparo en lanzarse a todo tipo de 
rapiñas. Los bienes de los vivos y de las personas difuntas eran arrebatados por doquier bajo cualquier 
acusación presentada por el delator que fuera. Bastaba con alegar cualquier hecho o dicho contra la majestad del 
emperador. Se confiscaban las herencias más ajenas solo con que hubiera una persona que declarara haber oído de 
labios del difunto, mientras estaba con vida, que César era su heredero. El fisco judaico fue administrado con más 
rigor que ningún otro; eran acusadas ante él tanto las personas que vivieran con arreglo a las costumbres judías, sin 
haberlo declarado, como aquellas que, ocultando su origen, no hubieran pagado los tributos impuestos a su pueblo. 
 
Suetonio, Vida de Domiciano, 12 
 
Pues recibió en adopción a Ulpio Trajano, nacido en Itálica, ciudad de Hispania, pero perteneciente al más 
alto rango e incluso de familia consular. Difícilmente se encontraría un hombre más preclaro que éste, tanto 
en la paz como en la guerra. Porque fue el primero, o más aún, el único que extendió el poder de Roma más 
allá del Danubio, tras someter y convertir en provincia a los pueblos dacios, portadores del píleo..., 
gobernados por el rey Decébalo y...10; al mismo tiempo, en el Este fueron sometidos todos los pueblos 
que viven entre los famosos ríos Indo y Eufrates, fueron exigidos rehenes al rey de los persas, llamado 
Cosdroes, y entretanto se construyó un camino a través de pueblos bárbaros para cruzar más fácilmente 
desde el Ponto Euxino hasta la Galia. Se establecieron campamentos en los lugares más peligrosos y 
adecuados, se tendió un puente sobre el Danubio, y se fundaron muchas colonias. Además, en Roma mejoró 
y adornó más que espléndidamente el foro y otras muchas construcciones comenzadas por Domiciano y se 
encargó de manera admirable del abastecimiento regular de grano, restableciendo y reforzando el colegio 
de los panaderos; al mismo tiempo, para ser informado más rápidamente de las cosas relacionadas con el 
gobierno en todos los lugares, se recurrió al correo público. 
Aurelio Víctor: Libro de los Césares, 13 
 
 
Estableció un servicio de postas para correo a cargo del fisco, con el fin de que no pesara esa responsabilidad 
sobre los propios magistrados. No descuidaba nada que le pudiera granjear el favor popular, y, así, perdonó 
ingentes cantidades a deudores privados en la ciudad y en Italia, que las debían al fisco, mientras que en las 
provincias perdonó enormes sumas de deudas atrasadas y, para que la tranquilidad de todos fuese absoluta, 
quemó los documentos de las deudas en el Foro del divino Trajano. Prohibió que los bienes de los 
condenados engrosaran el fisco privado, para que todas las cantidades fueran a parar al erario público. Hizo 
una generosa añadidura a los “alimentos” que Trajano había ordenado entregar a los niños y niñas. A los 
senadores que se habían empobrecido sin culpa suya les completó el patrimonio según los hijos que tuvieran 
y que debían conservar el rango senatorial. 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Adriano, 7 
 
Repartió donativos al pueblo y a los soldados. En honor de Faustina fundó un colegio de huérfanas, a las que 
llamó faustinianas. De sus obras públicas nos quedan hoy estas: en Roma el templo de Adriano, dedicado a 
la memoria de su padre, el Grecoestadio11, restaurado por él después de sufrir un incendio, el Anfiteatro 
renovado por él, el sepulcro de Adriano, el tempo de Agripa, el puente Sublicio, la restauración del Faro, el 
puerto de Gaeta, la restauración del puerto de Terracina, los baños de Ostia, el acueducto de Ancio y los 
 
10 Corrupto el texto original 
11 El Grecostadio o Grecostasis era, según unos autores, un edificio en el Foro Romano donde los embajadores de las 
naciones extranjeras se alojaban a costas del Estado durante el tiempo que ejercían su misión: según otros, una especie 
de plataforma que ocupaban dichos embajadores para asistir a las sesiones del senado 
Selección textos historia de Roma 14 
templos de Lanuvio. Concedió, además, ayuda monetaria a muchas ciudades para que emprendieran nuevas 
obras públicas o restauraran las antiguas, cooperando de ese modo con los magistrados y senadores de la 
ciudad en el desempeño de sus funciones. 
Rehusó las herencias que le dejaban aquellas personas que tenían hijos. Fue el primero en invalidad los 
legados hechos en un testamento por temor al castigo. Nunca destituyó de su cargo a un magistrado digno, 
excepto en el caso de Orfito, prefecto de la ciudad, que así lo pidió. 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Antonino Pío, 8 
 
Murió a la edad de setenta años, pero se le añoró como a un adolescente. Dicen que su muerte ocurrió así: 
habiendo ingerido durante la comida queso de los Alpes con gran ansiedad, devolvió por la noche, y al día 
siguiente la fiebre le dio escalofríos. Al tercer día, viendo que el mal se agravaba, encomendó el Estado y su 
hija a Marco Antonino en presencia de los prefectos y ordenó que transfirieran a ésta la estatua de oro de la 
Fortuna que solía colocarse en el dormitorio de los emperadores; a continuación dio al tribuno la contraseña 
de «Ecuanimidad» y, volviéndose como si fuera a dormir, espiró en Lorio. Enajenado, durante el acceso de 
fiebre no habló más que de la república y de los reyes con los que se había irritado. 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Antonino Pío, 12 
 
 
Mientras tanto, protegió las causas destinadas a defender la libertad de tal modo que fue el primero que 
ordenó a todos los ciudadanos registrar ante los prefectos del tesoro de Saturno el nacimiento de sus hijos e 
imponerlos el nombre en el plazo de treinta días después de su nacimiento. Impuso en las distintas 
provincias el uso de archivos públicos ante los cuales se debía seguir el mismo procedimiento para el registro 
de los nacimientos que se seguía en Roma, con el fin de que cualquier ciudadano pudiera sacar de ellos las 
pruebas testimoniales, si por casualidad entablaba en su provincia un proceso respecto a su condición de 
hombre libre. 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Marco Aurelio, 9 
 
Gozó de tantas energías para reducir a las fieras que llegó a atravesar de parte a parte a un elefante 
con una lanza y traspasó el cuerpo de una gacela con una estaca y mató a muchos millares de bestias 
enormes, a cada una con un solo golpe. Su desvergüenza fue tan grande que bebió en muchísimas 
ocasiones a la vista de todos, sentado en el anfiteatro o en el teatro vestido de mujer. […] 
A causa de esta negligencia, como además robaban las provisiones de víveres aquéllos que entonces 
administraban la república, surgió también en Roma una gran escasez, aunque no faltaban productos. 
Por cierto, poco después Cómodo dio muerte o proscribió a aquéllos que se dedicaban a robar de 
todo. Pero él mismo, simulando un siglo de oro bajo el nombre de Comodiano, propuso un abaratamiento 
de los víveres y con ello hizo que la escasez fuera mayor. 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Cómodo, 13-14 
 
Los Severos y la crisis del s. III d. C. 
Después de la muerte de Pértinax, que fue asesinado por instigación de Albino, casi a un mismo tiempo 
simultáneamente fueron proclamados emperadores Juliano en Roma por el senado, Septimio Severo por el 
ejército en Siria, Pescenio Nigro en Oriente y Clodio Albino en la Galia. Por cierto, Herodiano dice que Albino 
fue el César de Severo. Pero, comocada uno de ellos consideraba indigno que reinara el otro y los ejércitos 
de la Galia y de la Germania tampoco podían tolerar que cada cual tuviera su propio emperador, surgió una 
agitación general por todas las partes del imperio. 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Clodio Albino, 1 
Selección textos historia de Roma 15 
 
Es costumbre entre los romanos deificar a los emperadores que han muerto, dejando a sus hijos como 
sucesores. Esta ceremonia recibe el nombre de apoteosis. Por toda la ciudad aparecen muestras de luto en 
combinación con fiestas y ceremonias religiosas. Entierran el cuerpo del emperador muerto al modo del 
resto de los hombres, aunque con un funeral fastuoso. Pero luego modelan una imagen de cera, 
enteramente igual al muerto y la colocan sobre un enorme lecho de marfil cubierto con ropas doradas, que 
es expuesto en alto en el atrio de palacio. La imagen refleja la palidez de un hombre enfermo. El lecho está 
rodeado de gente la mayor parte del día. El senado en pleno se sitúa en el lado izquierdo, vestidos con 
mantos negros; en el derecho están todas las mujeres a quienes la dignidad de sus maridos o padres hace 
partícipes de este alto honor. Ninguna de ellas lleva oro ni luce collares, sino que, vestidas de blanco y sin 
adornos, ofrecen una imagen de dolor. Esta ceremonia se cumple durante siete días. Cada día los médicos 
acuden y se acercan al lecho, simulando que examinan al enfermo, y cada día anuncian que va peor. Luego, 
cuando ven que ha muerto, los miembros más nobles del orden ecuestre y jóvenes escogidos del orden 
senatorial levantan el lecho, lo llevan por la Vía Sacra, y lo exponen en el foro antiguo, en el sitio donde los 
magistrados romanos renuncian a sus cargos. A ambos lados se levantan unos estrados dispuestos en 
gradas; en un lado se encuentra un coro de niños de familias nobles y patricias, y en el opuesto hay uno de 
mujeres de elevado rango. Cada coro entona himnos y cantos en honor del muerto, interpretados en un 
ritmo solemne y lamentoso. A continuación vuelven a levantar en andas el fúnebre lecho y lo llevan fuera de 
la ciudad, al Campo de Marte, donde han erigido, en el lugar más abierto, una construcción cuadrada sin 
otro material que enormes maderos ensamblados en un armazón a modo de casa. En su interior está 
completamente llena de leña, y por fuera está decorada con tapices tejidos en oro, estatuillas de marfil y 
pinturas diversas. Sobre este cuerpo se levanta otro, semejante en forma y decoración, pero más pequeño y 
con ventanas y puertas abiertas. Luego hay, un tercero y un cuarto, siempre el de encima menor que el de 
debajo hasta que se llega al último, el más pequeño de todos. La forma de esta construcción es comparable 
a las torres de luces que hay en los puertos, cuyo fuego orienta de noche las naves hacia fondeaderos 
seguros; son las torres normalmente conocidas con el nombre de faros. Suben luego el féretro y lo colocan 
en el segundo compartimento. Esparcen entonces todo tipo de inciensos y perfumes de la tierra y vuelcan 
montones de frutos, hierbas y jugos aromáticos. No es posible encontrar ningún pueblo ni ciudad ni 
particular de cierta alcurnia y categoría que no envíe con afán de distinguirse estos dones postreros en 
honor del emperador. Cuando se ha apilado un enorme montón de productos aromáticos y todo el lugar se 
ha llenado de perfumes, tiene lugar una cabalgata en torno de la pira, y todo el orden ecuestre cabalga en 
círculo, en una formación que evoluciona siguiendo el ritmo de una danza pírrica. También giran unos carros 
en una formación semejante, con sus aurigas vestidos con togas bordadas en púrpura. En los carros van 
imágenes con las máscaras de ilustres generales y emperadores romanos. Cumplidas estas ceremonias, el 
sucesor del imperio coge una antorcha y la aplica a la torre, y los restantes encienden el fuego por todo el 
derredor de la pira. El fuego prende fácilmente y todo arde sin dificultad por la gran cantidad de leña y de 
productos aromáticos acumulados. Luego, desde el más pequeño y último de los pisos, como desde una 
almena, un águila es soltada para que se remonte hacia el cielo con el fuego. Los romanos creen que lleva el 
alma del emperador desde la tierra hasta el cielo. Y a partir de esta ceremonia es venerado con el resto de 
los dioses. 
 
Herodiano, Historia del Imperio Romano después de Marco Aurelio, IV 2, traducción de Juan José Torres, 
Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1985. 
 
 
De los dos hijos que dejó Septimio Severo—de los que al uno el ejército le confirió el nombre de 
Antonino, al otro se lo confirió su padre— , Geta fue declarado enemigo público, mientras que Basiano12, 
 
12 Conocido como Caracalla 
Selección textos historia de Roma 16 
como es sabido, alcanzó el poder imperial. Sobre los antecedentes de éste, pensamos que es inútil repetir 
ningún detalle, porque ya los hemos anticipado todos suficientemente en la vida de Severo. 
Pues bien, su infancia fue lisonjera, ingeniosa, amorosa para sus padres, complaciente para los amigos de sus 
padres, bienquista para el pueblo, grata para el senado y apta para granjearse el amor. No se mostró 
perezoso en sus estudios, ni apático en hacer el bien, ni tacaño en las liberalidades, ni remiso en la 
clemencia, al menos en vida de sus padres. En fin, si alguna vez veía a los condenados expuestos a las fieras, 
lloraba o apartaba los ojos, proceder que resultaba al pueblo muy agradable. Siendo un niño de siete años, 
cuando se enteró de que un compañero suyo de juegos había sido azotado con gran crueldad porque 
practicaba la religión judía, se opuso durante mucho tiempo a ver a su padre y al padre del niño, pues les 
consideraba causantes de los azotes. […] 
Pero estas cosas las realizó cuando era aún niño. Ahora bien, después que rebasó la niñez, bien por 
las advertencias de su padre, bien por la astucia de su carácter, bien porque consideraba que debía 
equipararse a Alejandro el Grande de Macedonia, se volvió más reservado, más severo e incluso de aspecto 
más atroz, hasta el punto de que muchos no creían que era el mismo que habían conocido de niño. 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Caracalla, 1-2 
 
 
Durante su gobierno, Zótico gozó de tanto poder, que los jefes de las distintas cancillerías le respetaban 
como si fuera el marido de su emperador. Además, este Zótico era un individuo tal que, abusando de la 
intimidad especial de que gozaba, era capaz de traficar con todos los dichos y hechos de Heliogábalo a 
cambio de falsas promesas y amasaba así incalculables riquezas, dado que amenazaba a unos, hacía 
promesas a otros y engañaba a todos,… 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Heliogábalo, 10 
 
Cuando empezó a gobernar en calidad de Augusto, como primera provisión, retiró de la actividad 
pública, privándoles de sus puestos administrativos y de sus cargos, a los jueces que aquel vicioso 
Heliogábalo había promovido eligiéndoles entre los hombres más abyectos. Después depuró el senado 
y el estamento ecuestre. A continuación, depuró las propias tribus13, eliminó a aquéllos que disfrutaban 
de prerrogativas militares y depuró el Palacio y todo su séquito, apartando de la servidumbre palaciega 
a todas las personas de vida deshonesta y de mala nota y no permitió que permaneciera en las estancias 
de Palacio ningún hombre que no fuera imprescindible. 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de Alejandro Severo, 15 
 
Muerto Alejandro, Maximino, fue el primer hombre que, procedente del estamento militar, y sin ser aún 
senador, recibió el título de Augusto de manos del ejército sin que mediara un decreto del senado; 
enseguida hizo copartícipe del poder imperial a su propio hijo, de quien a continuación diremos las pocas 
cosas que nos son conocidas. Maximino tuvo siempre tanta habilidad que no sólo dirigió a los soldados con 
valor, sino también los volvió muy afectos a su persona con premios y recompensas.Nunca privó a nadie de 
su ración. Nunca toleró que algún soldado estuviese en el ejército en calidad de obrero o artesano, lo que 
son la mayoría, sino que entrenaba a las legiones únicamente con cacerías. Sin embargo, a estas virtudes 
unió tal crueldad que unos le llamaban Cíclope, otros Busiris14, otros Esciron15 , algunos Falaris16 , muchos 
 
13 En ellas inscribían los censores a los ciudadanos para así votar en los comicios por tribus (comitia tributa) 
14 Mítico rey de Egipto que ofrecía a Zeus víctimas humanas 
15 Ladrón, famoso por su crueldad, que murió a manos de Teseo. 
16 Tirano de Agrigento del siglo VI a. de C. que tenía por costumbre quemar a los condenados. 
Selección textos historia de Roma 17 
Tifón17 o Gigante. 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de los dos Maximinos, 8 
 
Pues Galieno se comportaba tan negligentemente que ni siquiera se hizo mención de él ante el ejército. 
Finalmente, pareció bien nombrar emperadores a Macriano y sus hijos con el fin de que asumieran la 
defensa del Estado. De este modo, el poder imperial fue entregado a Macriano; las causas de que él, en 
compañía de sus hijos, dirigiese el imperio fueron éstas : primero, que ninguno en aquél tiempo era 
considerado más sabio para gobernar ni más apto para administrar el Estado; en segundo lugar, era 
riquísimo y podía suplir con su propia fortuna el gasto público; a ello se añadía que sus hijos, jóvenes muy 
valerosos, se entregaban a la guerra con toda su capacidad, de modo que constituían un ejemplo para las 
legiones en todas las obligaciones militares. 
 
Escritores de la Historia Augusta, Vida de los dos Galienos, 1 
 
 
Diocleciano fue de natural astuto, sagaz y de muy sutil talento, y que quería satisfacer su propia severidad a 
costa del odio ajeno. Sin embargo, fue un emperador muy diligente y hábil y el primero que introdujo en el 
Imperio Romano una práctica más propia de la realeza que de la libertad romana, pues ordenó que debían 
postrarse ante él todos cuando le saludaran. Vistió ropas y calzado adornados con piedras preciosas, cuando 
antes la insignia del emperador era sólo la clámide de púrpura mientras que en el resto no había atributos 
especiales. 
Eutropio: Breviario, IX, 26 
 
Galerio, hombre de buen carácter y sobresaliente en asuntos militares, cuando se dio cuenta de que Italia, 
con la aquiescencia de Constancio, había pasado también a su administración, nombró dos Césares: 
Maximino, a quien puso al mando de Oriente, y Severo, a quien entregó Italia. Él permaneció en el Ilírico, 
pero, una vez muerto Constancio, Constantin18o, hijo suyo, de un matrimonio más que oscuro, fue 
nombrado emperador en Britania y sucedió a su padre como el gobernante más deseado. Entretanto en 
Roma los pretorianos, tras iniciar una sublevación, nombraron Augusto a Majencio19, hijo de Herculio, que 
estaba en una villa pública no lejos de la ciudad. Cuando se anunció esto, Maximiano Herculio, estimulado 
por la esperanza de recobrar su rango, que había dejado en contra de su voluntad, corrió hacia Roma desde 
Lucania, donde había elegido retirarse como ciudadano, para envejecer en el campo, en un lugar muy 
agradable; pidió también a Diocleciano que volviera a tomar el poder, que había abandonado, por medio de 
una carta que aquél no tomó en consideración. Pero Severo César, enviado a Roma por Galerio a reprimir la 
sublevación de los pretorianos y de Majencio, llegó con el ejército y en el asedio de la ciudad fue 
abandonado por la traición de sus propios soldados. 
 
Eutropio: Breviario, X, 2 
 
Esto fue, en la historia de los hombres, algo nuevo e impensable: que en una guerra civil ninguno fuera 
despojado de sus posesiones, de su honor o rango, puesto que nosotros nos alegramos de que se actúe 
de manera piadosa y con clemencia y se ponga límite a los exilios, las proscripciones e incluso a los suplicios 
y a las muertes. ¿Para qué recordar que muchos hombres, incluso extranjeros, han sido llamados a participar 
para defender y extender el derecho romano? Pues cuando supo, después de la muerte de Carino, que en la 
 
17 Titán, hijo de Gaya y Tártaro, que fue abatido por el rayo de Zeus. 
18 Constantino I el Grande fue aclamado por las tropas en el 306 y gobernó en solitario desde el 324 hasta el 327 
19 Que lo fue desde el 306 hasta el 312. 
Selección textos historia de Roma 18 
Galia Heliano y Amando, después de haber reunido un grupo de campesinos y ladrones, los que los indígenas 
llaman bagaudas, y de devastar extensos campos, atacaban la mayoría de las ciudades, inmediatamente 
nombra emperador a Maximiano, un amigo leal, aunque poco civilizado, y buen soldado, sin embargo, y 
de buen carácter. A él, por su devoción a esta divinidad, se le dio el sobrenombre de Herculio, como a 
Valerio se le había dado el de Jovio; éste fue también el origen del nombre impuesto a unas tropas auxiliares 
que sobresalieron especialmente en el ejército. 
 
Aurelio Víctor: Libro de los Césares, 39, 16-17 
 
Estaba próxima la fecha en que Majencio conmemoraba su ascenso al poder, el 27 de octubre, y sus 
Quinquenales tocaban a su fin. Constantino fue advertido en sueños para que grabase en los escudos el 
signo celeste de Dios y entablase de este modo la batalla. Pone en práctica lo que se Ie había ordenado y, 
haciendo girar la letra X con su extremidad superior curvada en círculo, graba el nombre de Cristo en los 
escudos20. El ejército, protegido con este emblema, toma las armas 
 
Lactancio: Sobre las muertes de los perseguidores, 44, 2-6 
 
Entró en Nicomedia y dio gracias al Dios, con cuyo auxilio había vencido, y el 13 de junio del año en que 
Constantino y él mismo eran cónsules por tercera vez ordenó que se hiciese pública una circular que había 
entregado al gobernador sobre el restablecimiento de la Iglesia, en estos términos: 
«Habiéndonos reunido felizmente en Milán tanto yo, Constantino Augusto, como yo, Licinio Augusto, y 
habiendo tratado sobre todo lo relativo al bienestar y a la seguridad públicas, juzgamos oportuno regular, 
en primer lugar, entre los demás asuntos que, según nosotros, beneficiarán a la mayoría, lo relativo a la 
reverencia debida a la divinidad; a saber, conceder a los cristianos y a todos los demás la facultad de 
practicar libremente la religión que cada uno desease, con la finalidad de que todo lo que hay de divino en la 
sede celestial se mostrase favorable v propicio tanto a nosotros como a todos los que están bajo nuestra 
autoridad. 
 
Lactancio: Sobre las muertes de los perseguidores, 48, 1-2 
 
 
Otra cosa llevó a efecto Constantino que facilitó a los barbaros la penetración en el territorio sometido a los 
romanos. Puesto que, gracias a la previsión de Diocleciano las fronteras del Imperio estaban por doquier 
jalonadas, de la forma que ya he expuesto, por ciudades, fortalezas y recintos amurallados en los que tenían 
casa todos los componentes del ejército, a los barbaros les resultaba imposible penetrar, ya que en cualquier 
punto se les enfrentaban fuerzas capaces de rechazar el ataque. Pues bien, también con esta salvaguarda 
acabo Constantino cuando quitó de las fronteras la mayor parte de las tropas para establecerlas en las 
ciudades, que no necesitaban protección; con ello privó de amparo a quienes se veían agobiados por la 
presión de los barbaros, cargo aquellas ciudades que vivían tranquilas con los perjuicios que acarrea la 
presencia de los soldados -por lo cual la mayor parte de ellas ha quedado desierta-, enervó a la tropa, 
entregada a los espectáculos y a la molicie, y, en una palabra, puso los cimientos y plantó la simiente de la 
ruina que hasta hoy se prolonga en los asuntos públicos. 
 
Habiendo ya nombrado césar a su hijo Constantino, una vez que junto a este designó también a sus hijos 
Constancio y Constante engrandeció Constantinopla hasta las dimensiones de ciudad sumamente amplia, de 
suerte que sus sucesores,la mayoría de los cuales la eligieron también por residencia, llegaron a aglomerar 
una excesiva muchedumbre, al congregarse en ella, por razón de servicio militar, comercio u otra actividad, 
 
20 Se trata del famoso y discutido monograma constantiniano. 
 
Selección textos historia de Roma 19 
hombres de toda la tierra. La ciñeron por tal razón con nuevas murallas, mucho mayores que las que hizo 
Constantino, y permitieron que las casas estuvieran tan apiladas que sus habitantes, ya permanezcan en sus 
residencias, ya estén en la calle, viven en angostura y se desplazan con riesgo, por la gran cantidad de 
hombres y animales. Asimismo, fue desecada una porción no pequeña de mar que hay a su alrededor, donde 
se hincaron en círculo pontones sobre los que fueron levantados habitáculos que ya de por si bastarían para 
llenar una gran ciudad 
 
Zósimo: Nueva historia, II, 34-35 
 
Al proceder una y otra vez de esta manera, pusieron en tal trance a los escitas que los supervivientes 
salieron de las casas que ocupaban para dejar a los hunos que las habitaran y, por su parte, darse a la huida y 
pasar a la orilla opuesta del Danubio, donde suplicaron al Emperador con las manos extendidas que los 
acogiera y prometieron comportarse para con él como leales y firmes aliados. Los encargados de custodiar 
las ciudades danubianas remitieron todo ello a la consideración del emperador Valente, quien aceptó 
acogerlos si previamente hacían entrega de sus armas. Cruzaron los oficiales superiores y cuantos 
desempeñaban mando militar al objeto de escoltar a los barbaros desarmados por las fronteras romanas, 
pero no atendieron sino a elegir mujeres hermosas, a capturar muchachos lozanos con propósitos inmundos 
y a procurarse siervos y aparceros; absortos en ello, descuidaron cualquier otra medida encaminada al 
provecho público, de donde naturalmente resultó que la mayoría pasó inadvertidamente 
con sus armas. Y tan pronto como pusieron pie en suelo romano no volvieron a acordarse de súplicas ni de 
juramentos, sino que toda Tracia, Panonia y el territorio que se extendía hasta Macedonia y Tesalia se vio 
lleno de barbaros que saqueaban cuanto hallaban ante si 
 
Zósimo: Nueva historia, IV, 20,5-6 
 
El siglo IV d. C. y la decadencia de Roma 
 
Pero al comenzar la noche, se pusieron en movimiento y, con el ánimo enardecido según el grado en que 
este hecho inesperado afectaba a cada uno, se lanzaron a la lucha y a la acción. Así, con enormes alaridos, se 
fueron todos hacia el palacio y, después de rodearlo para evitar que pudiera escapar alguien, con grandes 
voces aclamaron a Juliano como Augusto, y reclamaron que acudiera decidido ante ellos. A pesar de que 
tuvieron que aguardar hasta la llegada del día, finalmente, consiguieron que se presentara ante ellos y 
entonces, al verle, redoblando sus gritos, le nombraron Augusto por unanimidad. 
 
Amiano Marcelino: Historia, XX, 4,14 
 
Y para ganarse a todos sin contar con ningún obstáculo, simulaba haberse hecho partidario de la religión 
cristiana, de la que se había alejado en secreto tiempo atrás. Y mientras muy pocos conocían esta actitud 
suya, se dedicó al arte de la adivinación, de los augurios y de todas las prácticas que siempre han realizado 
los que adoraban a los dioses. 
 
Además, para mantener aún más oculto su secreto, en un día festivo que los cristianos denominan 
«Epifanía» y celebran en enero, acudió a una de sus iglesias, marchándose de allí después de haber rezado 
solemnemente a su dios. 
 
Amiano Marcelino: Historia, XXI,2,4-5 
 
Selección textos historia de Roma 20 
Y es que, entre ellos21, no encontramos ningún tipo de vivienda. No se preocupan de trabajar el campo. Se 
alimentan de carne y de una gran cantidad de leche. Habitan en una especie de carretas que cuentan con 
una cubierta curvada realizada con cortezas y que les llevan a través de interminables desiertos. Cuando 
llegan a un lugar fértil, colocan sus carretas en círculo y comen como animales. Después, una vez que han 
terminado con todo, se llevan sus «ciudades» sobre sus vehículos. En ellos tienen relaciones hombres y 
mujeres, en ellos nacen y se crían sus hijos. Son, pues, sus viviendas permanentes, de manera que, vayan a 
donde vayan, consideran que ése es su hogar. 
Llevan delante de ellos manadas que pastorean junto a sus rebaños, y cuentan sobre todo con ganado 
equino. En ese territorio, los campos están siempre verdes y encontramos también por todas partes lugares 
ricos en árboles frutales. Por eso, allá donde van, no carecen de alimento, ni de pasto, gracias a la humedad 
del suelo y a los caudalosos ríos que lo surcan. […] 
Para los alanos no hay templos ni lugares sagrados. No encontramos entre ellos ningún tipo de vivienda 
techada. Ahora bien, a la manera bárbara, clavan una espada desenvainada en el suelo y la veneran como su 
dios guerrero, divinidad que preside las regiones que van recorriendo. 
 
 
Amiano Marcelino: Historia, XXXI,2,18-19,23 
 
21 Los godos

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