Logo Studenta

ENSAYO_ETICA (2)

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Licenciatura en Pedagogía
Ética social 
Impartida por: Mtro. Pablo Galindo
Ensayo
Elaborado por: 
Carolina Palacios Rodríguez
Aguascalientes, Ags., 19 de febrero, de 2017
En el presente ensayo se pretende el planteamiento de distintas ideas sobre la importancia de la dependencia del ser humano en la familia para lograr su florecimiento y realización personal.
Primeramente, es importante conocer que el humano posee una característica distinta al resto de los animales, pues es definido como una substancia individual de naturaleza racional. Es decir, que posee de una razón que nos permite resolver problemas, a diferencia del resto de los animales, que éstos, están dotados de instintos que les permiten satisfacer sus necesidades. En cambio, el ser humano posee de inteligencia y voluntad, que le permite actuar con racionalidad. Al ser un animal racional posee la capacidad de juzgar, orientarse y elegir lo que es bueno para él. 
Además, es indispensable comprender que el ser humano no es sólo mente y cuerpo, pues se le considera como un ser relacional, es decir, un ser psicosocial, que depende de otras personas. La dependencia del ser humano es una característica esencial que posee como todo ser vivo, pues hace referencias a que necesita de otros seres para su supervivencia, en cuanto a protección y sustento, sin mencionar que también depende de otros para su florecimiento personal. 
El autor MacIntyre (2001) en su obra “animales racionales y dependientes”, menciona que todo ser humano necesita llegar a ser un razonador práctico e independiente para lograr su trascendencia humana. El hombre posee de racionalidad, lo que le permite tener la capacidad de reflexionar a través del lenguaje sobre lo bueno y lo malo, sobre las razones que lo mueven a actuar buscando su propio bien y el bien común. Al hablar de razonador práctico e independiente nos referimos a un ser que posee la capacidad de alejarse suficientemente de sus deseos, juzgando y evaluando los bienes que mejor le acercan a su florecimiento. Y para que ésto se facilite se deben desarrollar determinadas cualidades para poder reorientar y transformar sus deseos, y después orientarlos consistentemente hacia los bienes de su vida: las virtudes morales e intelectuales. Las virtudes que el hombre adquiere y practica le acercan en gran medida a su realización personal. 
Para que sea posible el anterior logro humano: ser un razonador práctico independiente, es necesario que el ser humano esté en constante relación con sus semejantes. Pues llegar a ser un auténtico razonador práctico independiente es un logro para uno mismo y también para los que han contribuido de manera esencial. Es por eso, que anteriormente se mencionaba que el hombre es un ser relacional, porque necesita de la convivencia con otros para estimular su capacidad de evaluación, generar, modificar o rechazar sus propios juicios, para desarrollar la capacidad para juzgar sus razones de actuar, desarrollar su capacidad para imaginar futuros alternativos realistas, para buscar su propio bien y el de los demás, aprender a distanciarse de sus deseos e impulsos. Por lo tanto, se dice que el desarrollo de sus virtudes depende en gran medida de la interacción con otras personas. 
Lo anterior es una muestra sobre la importancia de la dependencia humana para el logro de su desarrollo personal. Es indispensable que el ser humano sea capaz de reconocer su propia dependencia para lograr su independencia. Una evidencia clara de la dependencia del ser humano es durante la etapa de la niñez y la vejez. En esas dos etapas hay que reconocer la dependencia, vulnerabilidad, fragilidad y en algunos casos hasta la incapacidad que podemos llegar a poseer a lo largo de nuestras vidas, necesitando de los demás. Esto se ve reflejado totalmente en la familia. La familia es el territorio personal y exclusivo de cada uno. Ésta es la unidad básica y esencial para nuestro desarrollo, cuidado y protección, por ello dependemos en gran medida de ella. 
Dentro de la familia cada individuo depende de sus padres o tutores cuando es un infante. Cuando es joven comienza en marcha su independencia de acuerdo a su madurez y se espera que él mismo preste el mismo cuidado y atención a sus padres como forma de agradecimiento y reconocimiento de la vulnerabilidad y dependencia que él y todos los seres humanos poseen. Cada individuo depende de sus padres, hermanos, etc. para su cuidado, protección y aún más importante, para nuestra educación. La familia por naturaleza es el primer y más esencial lugar para la transmisión de enseñanzas. Se proporciona un clima ideal para sentirse acogido, amado, en confianza, y por tanto reconocerse como persona. 
A través de la educación en la familia, es donde se comienza a aprender a vivir en sociedad. Es decir, donde comienza a ejercer y desarrollar su capacidad como ser social. El ser humano empieza a ser consciente de su necesidad de convivencia con otras personas para vivir. 
En la familia se pretende ser mejor que ayer incrementado la mejora personal de cada miembro. La familia es el ámbito natural para el desarrollo del hombre en cuanto persona. Los padres se encargan de educar a los hijos en lo más profundo de su ser personal, estableciendo las bases fundamentales para su crecimiento personal. Dentro de la familia hay un enfoque mucho más directo e intenso al desarrollo del ser íntimo personal, que el cualquier otro agente educativo.
Es importante señalar que en la familia se brinda lo más esencial para un ser humano: una educación moral. Dicha educación radica en que el individuo se determina a sí mismo en función del bien personal. Y esto posible por medio de la formación de la conciencia, para que exista una intervención entre la inteligencia y la voluntad a fin de educarse en el obrar bueno. Es indispensable señalar que el ejemplo de vida de los padres es el verdadero agente educativo familiar. “Enseñamos con lo que somos”, pues la educación moral está implícita en cada uno de nuestros actos. 
La finalidad de educar en la moralidad es alcanzar la madurez de la conciencia moral, para que el individuo sea consciente del bien que pretende alcanzar, y se esfuerce por conseguirlo en sus sentimientos, pensamiento y obrar. 
La moralidad permite la perfección humana, conduce al ser humano a su finalidad última, que es la felicidad suprema. Al esforzarse por alcanzar el bien y la perfección, es posible llegar a la felicidad. Pero dicha felicidad, no la alcanzará de forma individual, sino que siempre la alcanzará en conjunto con los demás que forman parte de su proceso de formación. 
En conclusión, todo ser humano necesita de la educación moral para su desarrollo, puesto que pone en práctica su voluntad para hacer uso responsable de su libertad. Al pretender educar la voluntad, se busca educar en las virtudes humanas, para el uso de la propia libertad hacia el bien propio y común. Al actuar con libertad significa que actúa vinculado con los demás. Puesto que sus acciones van dirigidas a los demás y a sí mismo, buscando el bien. Todo ser humano actúa dependiendo de los demás para generar su florecimiento y realización personal. 
Referencias
MacIntyre, A. (2001). Animales racionales y dependientes. Paidós: Argentina. 
Gómez, R. (1993). Familias a todo dar. Ensayo de pedagogía familiar. México.
image01.jpg

Continuar navegando