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Revista Cúpula 2013; 27 (1): 22-25
RESUMEN:
Recientes investigaciones han encontrado un rol 
importante del cerebelo en lo que respecta a las 
regulaciones del afecto y la conducta, relacionadas 
con diferentes lesiones, con causas muy diversas. 
El presenta trabajo lleva como objetivo, por medio 
de una revisión bibliográfica, repasar algunos de 
estos descubrimientos que puedan ser aplicados 
en la clínica cotidiana.
Palabras clave: cerebelo, afecto, conducta.
ABSTRACT:
Recent research has found an important role 
of the cerebellum in regard to regulations affect 
and behavior related to different injuries, with 
many different causes. The present work has as 
objective, through a literature review, learn up 
some of these findings that can be applied in the 
clinic everyday.
Key words: cerebellum, affect, behavior
EL ROL DEL CEREBELO EN LA REGULACIÓN DEL AFECTO Y LA CONDUCTA
THE ROLE OF THE CEREBELLUM IN AFFECT REGULATION AND BEHAVIOR
REVISIÓN
BIBLIOGRÁFICA
*Médico residente de Psiquiatría de la Universidad de Costa Rica, Hospital Nacional Psiquiátrico, 
email: elmervcr@gmail.com
Elmer Valverde Alfaro*
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INTRODUCCIÓN
El cerebelo ha sido reconocido siempre por su 
importante rol en la regulación el equilibrio en 
las personas.
Sin embargo, recientes investigaciones han 
mostrado que el cerebelo tiene también un 
rol dentro de la regulación del afecto y la 
conducta, lo cual se ha visto debido a lesiones 
cerebelares que han generado trastornos de 
la conducta y el afecto.
Estas lesiones se han encontrado de manera 
consistente tanto en niños como en adultos, 
lo que reafirma el rol del cerebelo en dichas 
alteraciones.
ALTERACIONES ENCONTRADAS EN EL 
AFECTO Y LA CONDUCTA RELACIONADAS 
A LESIONES DEL CEREBELO
En la década de los noventas se observaron 
diferentes alteraciones en la conducta 
secundarias a varias lesiones en diferentes 
partes del cerebelo, debido a diferentes 
causas. (1)
Levisohn y colaboradores en 1997 reportan 
cambios en el estado de ánimo en 8 de 14 
pacientes con daño en el vermis cerebeloso. 
(1)
Schmahmann y Sherman en 1998 describieron 
en un grupo de 20 pacientes menores de 
75 años; con patología cerebelar exclusiva 
diagnosticada, en un periodo de 7 años, 
mediciones con imágenes, EEG, y evaluación 
neuropsicológica y sin diagnóstico psiquiátrico 
previo, cambios a nivel de la conducta y el 
afecto. (1)
Las lesiones del lóbulo anterior del cerebelo 
producen sólo cambios menores en las 
funciones ejecutivas y visual-espaciales, lo 
cual hizo pensar a los investigadores que 
estos cambios tan marcados se deben a la 
alteración de otros mecanismos en el Sistema 
Nervioso Central. (1)
Por otra parte, Tavano y colaboradores 
encontraron similares hallazgos a los de 
Schmahmann y Sherman, en una serie de 27 
pacientes con malformaciones congénitas en 
el cerebelo. (2)
Además, Levisohn y colaboradores en una 
serie de 19 pacientes pediátricos a los 
cuales se les resecó un tumor cerebelar, 
que no recibieron radio ni quimioterapia, 
encontraron una sintomatología similar a la 
vista previamente en adultos. (3)
A partir de estos datos Schmahmann y 
Sherman acuñan el concepto “Cerebellar 
Cognitive Affective Syndrome”, el cual e un 
síndrome clínico que afecta conducta y el 
afecto de las personas, secundario a una 
lesión a nivel del cerebelo, y que previamente 
no presentaba dichas lesiones. (1)
Estos cambios se caracterizan por: deterioro 
de las funciones ejecutivas como la 
planificación, puesta en práctica de labores 
cotidianas, fluidez verbal, razonamiento 
abstracto, memoria, dificultades con la 
cognición espacial, incluyendo la visual, con la 
organización espacial y la memoria, cambios 
de personalidad, embotamiento del afecto o 
comportamiento desinhibido e inapropiado y 
déficits del lenguaje, incluyendo agramatismo 
y disprosodia. (1)
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maduración de la respuesta. (4)
En relación con la depresión mayor, se ha 
descrito que la atrofia cerebelosa se puede 
encontrar asociada a la gravedad y falta de 
respuesta al tratamiento antidepresivo, así 
como que el déficit cognitivo en pacientes 
depresivos se han relacionado con menor 
actividad del córtex cerebeloso en la PET. (4)
Con respecto al trastorno bipolar, se ha 
informado de que el vermis cerebeloso de 
los lóbulos VIII a X es menor en pacientes 
bipolares que experimentan múltiples 
episodios de depresión, y que la región V3 
es significativamente menor en pacientes 
con múltiples episodios maníacos frente a 
pacientes con un único episodio. (4)
Posteriormente, se vio que entre los pacientes 
que habían padecido múltiples episodios era 
el número de episodios depresivos previos, 
no el abuso de sustancias o la duración de 
tratamiento con litio, lo que contribuía a la 
reducción de volumen en V3. (4)
En estudios con neuroimagen, la región 
cerebelosa más frecuentemente asociada a 
trastorno bipolar es el vermis, que muestra 
la reducción del volumen sanguíneo mayor, 
y que, según algunos estudios, es reversible 
con el tratamiento con antipsicóticos, así como 
un menor volumen cerebeloso y aumento del 
metabolismo de la glucosa. (4)
CONCLUSIONES
Los hallazgos parecen ser contundentes en 
la influencia del cerebelo en la regulación 
afectiva y cognitiva, todo parece indicar que 
las lesiones cerebelosas también están 
En 2010, Hernáez y colaboradores hablan 
de una anatomía funcional del cerebelo, 
que puede tener implicaciones en diferentes 
trastornos mentales, sin embargo, mencionan 
que aún existen muchas discrepancias en este 
tema. (4)
Estas discrepancias se dan debido a que no 
se ha encontrado una estructura de aferencias 
cerebelosas hacia las zonas cerebrales que 
regulan el afecto y la conducta. (4)
Pero otros autores si hablan de la existencia 
de una distribución funcional que puede estar 
involucrada en la defunción creada por la 
alteración cerebelar. (5) 
Sin embargo, se ha estudiado la implicación 
del cerebelo en la motivación y emoción por 
su interacción con el sistema endocrino a 
través de las conexiones entre el cerebelo y el 
hipotálamo. (4)
Recientemente se ha aislado un péptido en 
el cerebelo de la rata llamado cerebellin, que 
parece estimular el eje hipotálamo-hipófisis-
adrenal, evidenciado por un aumento del 
cortisol circulante, el cual está implicado en 
el estrés y se asocia tanto con la ansiedad 
como con la depresión y se han encontrado 
receptores para glucocorticoides en el vermis 
cerebeloso. (4)
Se ha evidenciado además la existencia de un 
vínculo entre el cerebelo y el miedo. Para lo cual 
se han realizado estudios de experimentación 
utilizando el condicionamiento al miedo en 
ratas y conejos, mostrando que al menos 
dos áreas, el vermis y el núcleo interpósito, 
aparecen implicadas en la consolidación de 
la memoria al miedo condicionado, y que si 
faltara el vermis no se produciría la correcta 
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 implicadas en las disfunciones que presentan 
estos pacientes.
Se debe estudiar más la forma en que se 
da esta acción en aras de un posible uso 
terapéutico de la misma, ya sea con el 
desarrollo de medicamentos u otras técnicas 
alternativas de terapia.
De igual forma sería recomendable buscar la 
presencia de alteraciones a nivel del cerebelo 
en pacientes que hayan resultado de difícil 
manejo o con antecedentes de lesión o trauma 
en el sistema nervioso central como una forma 
de mejorar el diagnóstico en nuestros usuarios.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
1. Schmahmann J, Sherman J. The 
cerebellar cognitive affective syndrome. 
Brain 1998; 121: 561-579.
2. Tavano A, Grasso R, Gagliardi C, Triulzi 
F, Bresolin N, Fabbro F, Borgatti R. 
Disorders of cognitive and affective 
development in cerebellar malformations. 
Brain 2007; 130: 4646-4660.
3. Levisohn L, Cronin A, Schmahmann J. 
Neuropsychological consequenses of 
cerebelar tumour resection in children: 
cerebellar cognitive affective syndrome in 
apaediatric population. Brain 2000; 123: 
1041-1050.
4. Hernáez P, Tirapu J, Iglesias L, Luna P. 
Participación del cerebelo en la regulación 
del afecto, la emoción y la conducta. Rev 
Neurol 2010; 51 (10): 597-609.
5. Tedesco A, Chiricozzi F, Clausi S, Lupo 
M, Molinari M, Leggio M. The cerebelar 
cognitive profile. Brain 2011; 134: 3672–
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