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295
BOLETÍN
DE MALARIOLOGÍA
Y SALUD AMBIENTAL
Vol. LII, N° 2, Agosto-Diciembre, 2012
Listado de especies de ciempiés (Myriapoda, Chilopoda) conocidas en Venezuela
Dalmiro J. Cazorla Perfetti*
Laboratorio de Entomología, Parasitología y Medicina Tropical (L.E.P.A.M.E.T.), Centro de Investigaciones Biomédicas (C.I.B.), Universidad 
Nacional Experimental “Francisco de Miranda” (UNEFM), Apdo. 7403, Coro 4101, Estado Falcón, Venezuela. 
* Autor de correspondencia: lutzomyia@hotmail.com
RESUMEN
 Se muestra un listado revisado y actualizado 
de los centípedos o ciempiés (Myriapoda, Chilopoda) 
registrados en Venezuela. Hasta el presente se conocen 90 
especies y dos subespecies, agrupadas en 22 géneros, 11 
familias y cuatro órdenes (Scutigeromorpha, Lithobiomorpha, 
Scolopendromorpha, Geophilomorpha). De éstas, 68 (73,91%) 
especies/subespecies son consideradas endémicas. Se 
comenta sobre su importancia médica, y las necesidades de 
investigación en el país.
Palabras clave: Chilopoda, centípedos, listado, Venezuela.
SUMMARY
A revised and updated checklist of the centipedes 
(Myriapoda, Chilopoda) registered from Venezuela is shown. 
Up untill now, 90 centipede species and two subspecies 
have been recorded, grouped into 22 genus forming 11 
families and four orders (Scutigeromorpha, Lithobiomorpha, 
Scolopendromorpha, Geophilomorpha). Of these, 68 
(73,91%) species/subspecies appear to be considered as 
endemic. Medical relevance and research needs on the 
Venezuelan class Chilopoda, is discussed. 
Key words: Chilopoda, centipedes, checklist, Venezuela.
Checklist of centipede species (Myriapoda, Chilopoda) known from Venezuela
 Los centípedos conocidos comúnmente 
como ciempiés, son artrópodos pertenecientes a 
la clase Chilopoda (kheilos, labio y podos, pies) 
(Arthropoda, Myriapoda). A nivel mundial se conocen 
más de 3.000 especies de este taxón, agrupadas en 
dos subclases, 5 órdenes y 21 familias (Edgecombe 
& Giribet, 2007. Annu. Rev. Entomol. 52: 151-170). 
La posesión de un par de patas, entre otros, en cada 
segmento del tronco (15-191) es uno de los rasgos 
morfológicos más llamativos del grupo para el ojo 
humano; sin embargo, el primer par de apéndices 
modificados denominados forcípulas o telopoditos, 
es el rasgo anatómico que los hace más cercanos en 
el ámbito de la salud pública a los seres humanos, 
ya que a través de éstos pueden inyectarles veneno 
(Undheim & King, 2011. Toxicon. 57: 512–524), el 
cual se encuentra compuesto de histamina, lípidos, 
polisacáridos y varias enzimas (e.g., proteinasas, 
esterasas) (Undheim & King, 2011. Op. Cit). Aunque 
la mayoría de los centípedos son de tallas pequeñas 
y sus picaduras generalmente no ocasionan efectos 
clínicos de consideración, no obstante, existen 
reportes inclusive de casos fatales debido a su 
envenenamiento provocado por especies de tamaño 
considerable (Yildiz et al., 2006. Emerg. Med. J. 23: 
e30).
 Como parte de una línea de investigación 
del Laboratorio de Entomología, Parasitología 
y Medicina Tropical (LEPAMET) sobre los 
perfiles clínico-epidemiológicos y tratamiento de 
los envenenamientos por ciempiés en la región 
falconiana, al noroccidente de Venezuela (Acosta & 
Cazorla, 2004. Rev. Inv. Clin. 56: 712-717; Cazorla 
et al., 2012. Acta Toxicol. Argent. 20: 25-33), se ha 
revisado la literatura científica ad hoc para clarificar 
y establecer el listado actualizado de las especies 
que integran este taxón de artrópodos-miriápodos; 
que además, pueden tener gran interés sanitario en 
el territorio nacional. En este sentido, se consultó 
en primera instancia la base de datos electrónica 
Chilobase (http://chilobase.bio.unipd.it/), la cual es 
un intento de varios especialistas en Chilopoda del 
mundo por catalogar todas las especies de ciempiés 
Bol. Mal. Salud Amb.296
Listado de ciempiés para Venezuela
de datos Chilobase (Tabla I). Asimismo, durante la 
indagación bibliográfica se conoció la ocurrencia en el 
país del orden Scutigeromorpha (Mora, 2009. http: // 
www. barinas. net. Ve / index. php? p= images & id 
=4996&titulo=Ejemplar_de_Scutigera_coleoptrata_
encontrado_en_La_Trampa_de_Merida[Consultado: 
2011, Junio, 29]; Galán & Herrera, 2006. Bol. Soc. 
Venezolana Espeleol. 40: 39-57; Tabla I). Por otra 
parte, estas 92 especies/subespecies representarían 
alrededor del 2,92% de toda la biodiversidad de la 
fauna de quilópodos conocida, si se toma en cuenta 
las 3.149 especies catalogadas por Chilobase (Minelli 
et al., 2006. Op. Cit). Sin embargo, el hecho de que 
la mitad (50%: 46/92) de las especies/subespecies 
de centípedos reconocidas para Venezuela, se hayan 
descrito, como ya se indicó anteriormente, entre 1997-
2006 por González-Sponga (González-Sponga, 2005; 
2006. Op. Cit), y que desde entonces no se tenga 
conocimiento de alguna otra descripción, sugiere 
que ese 2,92% del total mundial está posiblemente 
subestimado, además de reflejar desconocimiento 
sobre la fauna de quilópodos en el territorio nacional.
 Desde el punto de vista de su corología, de 
las 90 especies y dos subespecies registradas hasta 
el momento, 70 (76,09%) poseen su localidad tipo 
en territorio venezolano, y 68 (73,91%) especies/
subespecies aparecen como endémicas para el país 
(Tabla I). Este elevado endemismo es un recurso de 
biodiversidad que es necesario preservarlo. Esto se 
indica sobre todo en aquellas áreas del país donde el 
manejo inadecuado de los bosques y los ecosistemas en 
general, mediante la deforestación no-controlada, afecta 
la cobertura vegetal y por consiguiente la humedad y la 
temperatura de los suelos, donde se encuentra el hábitat 
de los centípedos (Grgič & Kos, 2005. Biodiversity & 
Conservation. 14: 1841-1862; Cupul-Magaña, 2009. 
BYOCYT. 2: 48-54). Particularmente para Venezuela, 
se han reportado dos especies de centípedos halófilas: 
Pectiniunguis bollmani y Schendylops virgingordae 
(Geophilomorpha, Schendylidae), las cuales se han 
adaptado a las condiciones de alta salinidad de las 
áreas litorales del Parque Nacional Morrocoy, en el 
estado Falcón (Barber, 2009. Soil Organisms. 81: 735-
760); un ecosistema que de seguir el ostensible grado 
de devastación actual por la acción humana (e.g., 
turismo, pesca), podría verse afectado su equilibrio 
ecológico, acarreando inclusive la desaparición de sus 
bosques de manglares (Del Mónaco et al., 2010. Bol. 
Centro Invest. Biol. 44: 297-316).
conocidas en el globo terráqueo. En dicha base de 
datos actualizada hasta abril de 2006, en la sección 
“Geographic Search” para Venezuela se reportan 62 
especies; sin embargo, se advierte que “en particular, 
los datos de distribución geográfica son incompletos 
para algunas especies” (Minelli et al., 2006. http: //
www.chilobase.bio.unipd.it/ [Consultado: 2011, 
Junio, 28]), por lo que se decidió ampliar la búsqueda 
en otras fuentes bibliográficas.
 Los primeros registros y estudios 
taxonómicos sobre los centípedos o quilópodos 
de Venezuela se realizaron por investigadores 
norteamericanos y europeos durante el siglo XIX 
(e.g., Newport, 1845. Trans. Linn. Soc. London. 
19: 265-302; Brölemann, 1898. Ann. Soc. Entomol. 
France. 67: 314-336), y continuaron hasta la 
década de los cincuenta y comienzos de los sesenta 
del siglo pasado (e.g., Bücherl, 1960. Mem. Inst. 
Butantan. 29: 233-241). Entre principios de la 
década de 1990 y comienzos del siglo XXI hasta el 
presente, los miriapodólogos L. Pereira (Argentina), 
A. Minelli (Italia) y A. Chagas-Junior (Brasil) 
(e.g., Pereira & Minelli, 1993. Trop. Zool. 1: 105-
123; Pereira et al., 2000. Amazoniana. 16: 1-57; 
Chagas-Junior, 2003. Bol. S.E.A. 33: 65-67) han 
realizado aportes importantes al reconocimiento y 
biología de la miriápodofauna venezolana. Entre 
1997-2006, el zoólogo venezolano González-
Sponga describió 46 especies de ciempiés nuevas 
para la ciencia en el territorio nacional, 17 de las 
cuales pertenecientes al orden Scolopendromorpha 
(Scolopendridae, Cryptopidae, Scolopocryptopidae) 
(González-Sponga, 2005. Aulay Ambiente. 5: 63-
79; González-Sponga, 2006. Rev. Acad. de Mérida. 
19: 95-123), no han sido incluidas ni reseñadas 
hasta el presente en la base de datos Chilobase, así 
como tampoco otras 11 especies de los órdenes 
Scutigeromorpha (Pselliodidae: una; Scutigeridae: 
una), Geophilomorpha (Oryidae: dos; Schendylidae: 
una), y Scolopendromorpha (Scolopendridae: cuatro; 
Scolopocryptopidae: dos).
 Como resultado de la revisión realizada, 
se anotaron para el país un total de 90 especies y 
dos subespecies, cuyo arreglo taxonómico a nivel 
de orden y familia se hizo siguiendo el trabajo de 
Edgecombe & Giribet (2007. Op. Cit). De este 
total, 28 (30,44%) especies de quilópodos no se 
encontraban registradas para Venezuela en la base 
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Vol. LII, N° 2, Agosto-Diciembre, 2012299
Cazorla Perfetti D.
 Desde un punto de vista de la artropodología 
sanitaria, los accidentes por centípedos que se 
registran con mayor frecuencia y de mayor severidad 
son los debidos a los taxones pertenecientes al orden 
Scolopendromorpha, particularmente a las especies 
del género Scolopendra (Scolopendridae), poseen 
uno de los venenos más tóxicos además de ser los 
más estudiados (Isbister, 2004. Other arthropods. 
En: Medical Toxicology. Ed. Dart. Chapter 251: 
1606-1620. 3th Ed. Lippincott William & Wilkins, 
Philadelphia, EUA; Yildiz et al., 2006. Op. Cit; 
Undheim & King, 2011. Op. Cit). En el país se 
cita la presencia de 7 especies de este taxón (Tabla 
I). Entre ellas S. gigantea merece una especial 
atención, por ser la especie de ciempiés que más se 
ha estudiado en Venezuela, cuyo neotipo se designó 
con un ejemplar capturado en Valencia, estado 
Carabobo, región norcentral (Shelley & Kiser, 
2000. Trop. Zool. 13: 159-170). Se le considera la 
especie de centípedo de mayor tamaño (hasta 30-40 
cm), con hábitos epígeos y cavernícolas (trogófilos), 
donde se le ha detectado depredando murciélagos 
(Molinari et al., 2005. Caribb. J. Sci. 41: 340-346). 
Se encuentra distribuida en una amplia variedad de 
zonas geográficas de Venezuela: Isla de Margarita, 
Caracas, Maracay (estado Aragua), Maracaibo 
(estado Zulia), Aricagua (estado Mérida), zona 
semiárida norseptentrional (estados Lara y Falcón), 
alrededores del río Orinoco (Shelley & Kiser, 2000. 
Op. Cit.). Posee una gran importancia médica, por 
la potencia de su veneno con actividad necrótica, 
hemorrágica y neurotóxica (González et al., 2000. 
Rev. Cient. FCV-Luz. 10: 303-309; Undheim 
& King, 2011. Op. Cit.). Se han confirmados 
varios casos de envenenamiento por su picadura, 
incluyendo neonatos, en el estado Miranda, región 
norcentral de Venezuela; que entre otros efectos 
clínicos, producen parestesias e impotencia 
funcional (Rodríguez-Acosta et al., 2000. Rev. 
Inst. Med. Trop. S. Paulo. 42: 341-342; Rodríguez-
Acosta et al., 2000. Act. Biol. Venez., 20: 67-90). 
 En el estado Falcón, donde S. gigantea se 
encuentra distribuida, es muy probable que esté 
involucrada en numerosos casos de escolopendrismo 
con efectos clínicos sistémicos (Acosta & Cazorla, 
2004. Op. Cit.; Cazorla et al., 2012. Op. Cit.). 
Otros géneros de escolopendromorfos que se han 
documentado para el país y que poseen relevancia 
en la salud pública por los envenenamientos que 
ocasionan en otros países (Knysak et al., 1998. 
Rev. Saúde Pública. 32: 514-518; Balit et al., 2004. 
Toxicol. Clin. Toxicol., 42: 41-48; Undheim & King, 
2011. Op. Cit.), son Otostigmus, Cormocephalus, 
Rhysida (Scolopendridae), Cryptops (Cryptopidae) 
y Scolopocryptops (Scolopocryptopidae) con 12, 
seis, 10, dos y cinco especies, respectivamente 
(Tabla I). A pesar de que a los órdenes restantes de 
centípedos se les considera de poca peligrosidad 
para los humanos, siempre existe la potencialidad 
de que sus secreciones venenosas, aun en ejemplares 
muy pequeños, ocasionen serios efectos clínicos, 
especialmente en individuos con problemas alérgicos 
y en niños, además de las infecciones secundarias 
asociadas a la picadura (Guerrero, 2007. Hawaii Med. 
J. 66: 124-126; Undheim & King, 2011. Op. Cit.). Lo 
anterior, es particularmente importante considerarlo 
en la realidad venezolana, donde los estudios, de este 
grupo de artrópodos, incluyendo los toxicológicos y 
toxinológicos, son muy escasos.
 De igual forma, se deben resaltar aquellas 
especies de interés espeleológico, y que por 
extensión tendrían potencialmente importancia para 
el denominado turismo ecológico y de aventura. 
Actualmente, se han considerado como especies 
trogófilas a S. guacharensis (Scolopendromorpha, 
Scolopocryptopidae) y otro morfotipo no descrito de 
Sphendononema (= Pselliodes) (Scutigeromorpha, 
Pselliodidae) (Galán & Herrera, 2006. Op. Cit.), 
además del registro de colecta de S. gigantea en 
cavernas de la península de Paraguaná, estado 
Falcón, región noroccidental de Venezuela 
(Molinari et al., 2005. Op. Cit.). Sin embargo, 
numerosos morfotipos de centípedos troglófilos de 
Scutigeromorpha, Geophilomorpha, Lithobiomorpha 
y Scolopendromorpha, recolectados en cuevas del 
país, aún esperan ser identificados a nivel de especie, 
varios de las cuales probablemente sean nuevas 
para la ciencia (Galán & Herrera, 2006. Op. Cit). 
Por lo tanto, se debe indicar que el presente listado 
representa una aproximación al conocimiento de la 
quilópodofauna localizada en territorio venezolano. 
El área de distribución exacta de muchas especies 
se encuentra pobremente establecida, y existen 
extensas regiones prácticamente inexploradas. 
 Finalmente, con este listado de la fauna 
de centípedos o quilópodos del país se quiere 
dejar constancia y llamar la atención, sobre la 
Bol. Mal. Salud Amb.300
Listado de ciempiés para Venezuela
importancia de este grupo de artrópodos, tanto a 
nivel bioecológico y de la artropodología sanitaria, 
y que además sirva de estímulo para que las 
nuevas generaciones de zoólogos y entomólogos y 
autoridades de Salud Pública del país se adentren en 
su estudio, lo que con toda seguridad incrementará 
su diversidad.
Conflictos de Intereses
 No hay conflicto de intereses que declarar 
sobre este tópico.
AGRADECIMIENTOS
 A la memoria del Dr. Manuel González- 
Sponga, por su valioso aporte al estudio de la Aracno 
y miriápodo fauna de nuestro país.
Recibido el 19/09/2011 
Aceptado el 05/02/2012

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