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Masarykova univerzita Filozofická fakulta Ustav románskych jazyků a literatur Ľudmila Vyčítalová Educación en Martin Fierro Bakalárska diplomová práce Vedoucí práce: Mgr. Daniel Vázquez Tourino, Ph.D. Brno 2020 Quisiera dar las gracias al tutor de la presente tesina, Mgr. Daniel Vázquez Touriño, Ph.D., por sus útiles y sabios consejos, su paciencia, su apoyo y el tiempo que ha invertido en la tutoría de este trabajo. 2 Prohlašuji, že jsem tuto bakalářskou práci vypracovala samostatně a že jsem veškeré použité prameny uvedla v seznamu literatury. Ludmila Vyčítalová 3 r índice índice 4 INTRODUCCIÓN 5 Objetivos e hipótesis del trabajo 5 Metodología 6 1. LIBERALISMO EN ARGENTINA EN EL SIGLO XIX 7 1.1. Argentina del s. XIX: entorno histórico y político 8 1.2. Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888): breve biografía y su concepto de civilización y barbarie 11 1.3. La educación en Argentina hasta el siglo XIX 14 1.4. La reforma del sistema educativo y Sarmiento 15 2. MARTÍN FIERRO, LA POESÍA GAUCHESCA 19 2.1. Contexto literario e histórico 19 2.2. El impacto del género gauchesco en general y del poema Martin Fierro en particular en la sociedad 21 2.3. Caracterización del poema 22 3. LA EDUCACIÓN EN MARTÍN FIERRO 28 3.1. Análisis del poema 28 3.2. Conclusión del análisis 41 4. CONCLUSIONES 44 TRABAJOS CITADOS 47 4 INTRODUCCIÓN Objetivos e hipótesis del trabajo El presente trabajo tiene por tema la educación en Martín Fierro, la obra más famosa del escritor argentino José Hernández. Esta obra suya es una protesta abierta contra los pasos dados por el gobierno de los liberales dentro de su estrategia consistente en elevar la cultura del país mediante la sustitución de los ineducables por inmigrantes europeos. La hipótesis de la que parte es que Hernández usa, para la defensa de los gauchos (también considerados ineducables), no solo acusaciones y argumentaciones relacionadas con la (injusticia o la política, sino que también se sirve del tema de la educación como de uno de los instrumentos de defensa del hombre de la pampa. El motivo de seleccionar el tema de la educación en el poema Martín Fierro surge de una previa búsqueda de trabajos realizados sobre este tema en particular. Durante la misma resultó evidente que Martín Fierro es una obra analizada desde numerosos puntos de vista: ley y justicia (J. Ludmer, O.R. Burgos), concepto de gaucho en la sociedad, la persona y vida del gaucho (E. Ortiz Gambetta, J. Oviedo), la estructura y sintaxis del poema (F. Sorrrentino, J. Oviedo), imágenes y símbolos frecuentes en el género, como fuente de información acerca de la vida en la Frontera, etc. También existen numerosos estudios, tesis, artículos y libros existentes acerca de la persona y la obra de Domingo Faustino Sarmiento (A. Rodríguez Maldonado, Carlos Mari chai, M . Rosa Lojo, C. Elina Herrera), su fructuosa labor e interesante biografía, sobre su actividad en el ámbito de la educación. Son visiblemente menos numerosos los trabajos que han aparecido (al menos en el idioma español) en los distintos catálogos centrados en la combinación de ambas áreas, es decir, tras la búsqueda del tema educación en relación con el tema Martín Fierro. E l presente trabajo pretende, pues, ampliar el estudio del poema Martín Fierro en esta dirección y en el idioma español. E l objetivo primordial de esta investigación es ante todo mostrar que en el texto de la obra se puede hallar uso de la educación y que el motivo de su presencia en el poema es, en efecto, la defensa del gaucho. Para poder establecer la relación de lo encontrado con las circunstancias (y así poder determinar si los hechos coinciden con la hipótesis), primeramente se hace evidente la necesidad de conocer las mismas, por tanto uno de los objetivos subordinados al principal es presentar las circunstancias históricas, sociales y políticas del país en la época en que Martín Fierro fue escrito (y la precedente). Hay que conocer los hechos para poder responder a las siguientes preguntas: ¿Cómo era la educación en Argentina en la primera mitad del siglo XFX? ¿Qué papel le correspondía al gaucho dentro y respecto a la misma? ¿Cuál es el motivo que impulsa a Hernández a abordar el tema de la educación? ¿Son motivadas las apariciones del tema de la educación en el poema por los cambios políticos que ocurrían en la época? ¿Tienen una relación directa con la actitud progresista y reformista de Domingo Faustino Sarmiento? 5 Como partimos de la hipótesis que responde de un modo afirmativo a estas dos últimas preguntas, se nos plantean otros objetivos más, que a su vez trazan la metodología a utilizar para el procedimiento: a) conocer el poema y a su autor para poder mejor interpretar las muestras del tema y ligar los hallazgos a la hipótesis, b) clasificar los hallazgos: ¿de qué tipo de educación o saber se trata? ¿Cómo los ha adquirido el gaucho? ¿Qué cualidades le conceden? c) Responder a más preguntas: en base a las cualidades que el saber y la educación inculcan al gaucho, ¿cuál es la imagen del gaucho que Hernández ofrece? ¿Es capaz de ser educado o, tal y como sugiere Sarmiento, es un ineducable sin remedio? ¿Cuál es el mensaje de Hernández para Sarmiento? Metodología Con el fin de encontrar respuestas a las preguntas más arriba indicadas, ha sido reunida información pertinente que a su vez ha sido organizada en la siguiente estructura: El primer capítulo del presente trabajo es dividido en subcapítulos, en el primero de los cuales es presentado el entorno histórico y político que caracterizaba Argentina en el siglo XIX, especialmente en la primera mitad del mismo. Serán, pues, resumidos los hechos que preceden y que crean el contorno histórico-social de los hechos narrados en el poema y a los que hay referencias en el tercer capítulo, correspondiente al análisis del poema. En el segundo subcapítulo será presentada la persona de Domingo Faustino Sarmiento: su biografía, ideología y sus hechos relevantes para el tema de este trabajo por tener relación con la educación y los gauchos. Asimismo, otro de los subcapítulos de este primer capítulo contiene un resumen de la historia de la educación en el país con el fin de hacer más patente la influencia que Sarmiento tuvo en la misma y el alcance de las reformas del sistema educativo por él promovidas. E l segundo capítulo está enfocado a la poesía gauchesca y a la faceta formal del poema Martín Fierro. A l igual que el primero, se halla dividido en subcapítulos que son dedicados a la presentación del contexto literario del género y del poema en particular, a la caracterización del poema y al análisis del impacto que los versos de Hernández tuvieron en la sociedad, respectivamente. La intención de estos capítulos de carácter más bien expositivo es fundar una base de información que sirva para interconectar los conocimientos adquiridos del área de historia, historia de la literatura, teoría de la literatura y la educación con el fin de crear un análisis complejo del texto, al que, de hecho, se dedica el capítulo tercero, en el cual se lleva a cabo el análisis investigativo en (y entre) las líneas del poema Martín Fierro, que a su vez precede el capítulo final centrado en las conclusiones surgidas del análisis y que concluye la presente tesina. 6 1. LIBERALISMO E N ARGENTINA E N E L SIGLO XIX Doctrina social, económica y política, el liberalismo es una corriente basada en la defensa de la igualdad ante la ley, las libertades individuales, la libertad del comercio (y el consecuente capitalismo) y de otras formas de libertad humana, que una parte de intelectuales y políticos quiso imponer en los nuevos países surgidos tras las guerras de la independencia del dominio colonial de España en América Latina en las primera décadas del siglo XIX. No obstatnte esta corriente se enfrentaba con otra tradicionalista, la de los criollos que veían enel caos surgido tras la caída del sistema administrativo español una oportunidad para formar su propio estado que sucumbiría a gobierno autócrata o al de una oligarquía. E l siglo X I X fue, pues, un siglo de pugnas entre dos tendencias predominantes en los nuevos estados surgidos, ente ellos Argentina: aquí concretamente se trataba de las luchas entre el federalismo y el liberalismo, es decir, entre los defensores de la división de Argentina en provincias con competencias de autogobierno, unidas en una federación, y los que deseaban convertir la nación en una república basada en la democracia: los liberales (también llamados «los unitarios»), A estos dos bandos enfrentados los diferenciaba, además, el concepto que tenían sobre los los privilegios eclesiásticos, la educación, la economía, sobre las relaciones internacionales, etc.: mientras que los federales o conservadores («caudillos»)Meseaban basar su economía en la ganadería y la agricultura, los liberales deseaban industralizar y modernizar el país. Mientras que los primeros contaban con el apoyo de los gauchos y los usaban como mano de obra, los segundos hubiesen preferido sustituirlos por una población mucho más instruida y culta. Ambos bandos expresaban su intenso desacuerdo con el opuesto, véase un par de ejemplos: «Rosas siempre hablaba de ellos [de los liberales] como de masones e intelectuales y subversores que minan el orden y la tradición» (Chalupa 129).2 Los liberales, por su parte, consideraban a Rosas un caudillo enmascarado tras el concepto del federalismo, cuyas únicas pretensiones eran cuidar de sus intereses personales y favorecer la provincia que gobernaba a modo de Río de la Plata») y le describía como el símbolo del barbarismo [...]» (Chalupa 128).3 Esta confrontación de dos polos opuestos está también fielmente reflejada en la obra de Sarmiento, quien pone por título «Facundo, la civilización y la barbarie»4^ su obra cumbre, en la cual escribe, en el capítulo Aspecto físico de la República Argentina y caracteres, hábitos e ideas que engendra: «[...] es el territorio que se llamó Provincias Unidas del Río de la Plata, y en el que aún se derrama sangre por denominarlo República Argentina o Confederación Argentina» (Sarmiento 57-58). En los 1 Jefes de gobierno que, generalmente, habían tomado el poder a través de un golpe militar y gobernaban como autócratas. 2 Del original «Rosas se o nich vždy vyjadřoval jako o „zednářích a intelektuálech" a o „podvratnících" kteří podminovávají řád a tradici» tradujo L. Vyčítalová (así será en todas las traducciones a pie de letra de este trabajo). 3 Del original «Opozice ho nazývala krvavým tyranem („Caligula z Río de la Plata") a vykreslovala jako symbol barbarství [...]». 4 En adelante solo Facundo. 7 subcapítulos siguientes serán vistos más de cerca ambas áreas: la historia de Argentina del siglo X I X y la personalidad de Domingo Faustino Sarmiento. 1.1. Argentina del s. XIX: entorno histórico y político Tras las Guerras de la Independencia y la proclamación de la misma (Quito en 1809, Buenos Aires en 1810, Caracas, Bogotá y Santiago de Chile en 1811, México en 1813) fue, en 1819, erigida la Gran Colombia de Simón Bolívar, el sueño sobre una América Latina unida en confederación de repúblicas de carácter liberal-conservador, una unión de pueblos sobre la base de su comunidad de origen, lingüística y religiosa. Tras el fracaso de este proyecto, América Latina se sumió en numerosas guerras civiles y de independencia entre sus países integrantes, ya que el sistema administrativo existente en la época colonial se había derrumbado sin que se hubiese edificado otro que funcionase. Así, mientras el mundo occidental participaba de la fiebre de la modernización, mecanización, avances técnicos y científicos, Hispanoamérica se batía, sumida en caos y anarquía, por constituir su nueva identidad, desembocando este proceso en la militarización de la mayoría de las nuevas sociedades (Quesada 85), en cuyas cabezas se asentaban los ya mencionados caudillos: «oligarcas tradicionalistas a quienes los principios democráticos les eran ajenos»5 (Chalupa 120). Argentina iniciaba la era de su independencia de España en circunstancias dificultosas, ya que a pesar de disponer de grandes riquezas potenciales, no disponía de medios para explotarlas: no había minas (aparte de Potosí) en las que se explotaran las grandes reservas minerales, no existía suficiente mano de obra para trabajar la extensa tierra fértil, carecía de mercancía con la que comercial a pesar de tener una red comercial desarrollada, etc. Las zonas comerciales más lucrativas eran cedidas progresivamente a los británicos, obligando esto a los comerciantes argentinos a dedicarse a la ganadería y a la agricultura. Por otro lado Argentina no era un país de población homogénea, sino que estaba compuesto por diferentes grupos étnicos: los criollos, los indios y los mestizos (además de, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo, numerosos inmigrantes de países europeos). La convivencia entre los ganaderos y agricultores asentados en sus «estancias»6 y los indios era especialmente difícil en las zonas fronterizas entre ambos territorios en el interior del país (la Frontera), ya que los indígenas realizaban incursiones a las zonas habitadas por los criollos con el fin de robarles los frutos de su labor: las cosechas, cabezas de ganado, caballos, etc., así como tomar cautivas y cautivos de entre los criollos asentados en la zona. Estas incursiones eran denominadas «malones» y, como fenómeno de gran interés para la definición de la identidad nacional 5 Del original.: «[...]ve většině zemí se chopila moci tradiční oligarchie, které byly principy demokracie cizí [...].» 6 Granjas. 8 y para la descripción del entorno histórico, político y social de la época, están descritas en el poema Martín Fierro, hay numerosas menciones en la obra Una excursión a los indios ranqueles de Lucio Victorio Mansilla (Mansilla), aparte de muchas menciones en otra literatura (gauchesca o no) que no forma parte de las fuentes de este trabajo. Sarmiento describe los malones del siguiente modo: «El malón irrumpía por sorpresa, casi siempre durante la noche, dando peculiares alaridos para infundir terror. El propósito fundamental del malón era apropiarse del ganado, solía también tomar cautivos; obtenido el botín huía confiado en la velocidad y resistencia de sus cabalgaduras» (Sarmiento, Facundo). Los «malones» jugaron un papel muy importante en la política argentina, ya que el éxito de los políticos dependía, en gran medida, de su capacidad de solventar este problema, que no dejaría de existir hasta la «Conquista del desierto» (1879) llevada a cabo por Julio Argentino Roca. De hecho, según Jiří Chalupa, fue la incapacidad del gobierno de Rivadavia (1826-1827) de asegurar la Frontera ante los ataques de los indios que sirvió de tierra fértil para el aumento del poder de Rosas, quien antes de convertirse en dictador, ya había ganado fama como el jefe de la campaña contra los indios del año 1828 (Chalupa). No obstante, dividir la sociedad argentina de las primeras décadas del siglo X I X en indios y criollos sería demasiado simplificado, ya que junto a los indios con frecuencia convivían criollos y gauchos, normalmente los que huían ante la ley por crímenes cometidos o por desertores (Chalupa 121)7. Sarmiento se refería a estos gauchos como a «gauchos malos», véase aquí la definición que hace de ellos en Facundo: EL GAUCHO MALO Este es un tipo de ciertas localidades, un outlaw, un squatter, un misántropo particular. Es el Ojo de Halcón, el Trampero de Cooper, con toda su ciencia del desierto, con toda su aversión a las poblaciones de los blancos, pero sin su moral natural y sin sus conexiones con los salvajes. Llámanle el Gaucho Malo, sin que este epíteto lo desfavorezca del todo. La justicia lo persigue desde muchos años; su nombre es temido, pronunciadoen voz baja, pero sin odio y casi con respeto. Es un personaje misterioso: mora en la pampa, son su albergue los cardales, vive de perdices y mulitas; si alguna vez quiere regalarse con una lengua, enlaza una vaca, la voltea solo, la mata, saca su bocado predilecto y abandona lo demás a las aves mortecinas. De repente, se presenta el gaucho malo en un pago de donde la partida acaba de salir: conversa pacíficamente con los buenos gauchos, que lo rodean y lo admiran; se provee de los vicios, y si divisa la partida, monta tranquilamente en su caballo y lo apunta hacia el desierto, sin prisa, sin aparato, desdeñando volver la cabeza. La partida rara vez lo sigue; mataría inútilmente sus caballos, porque el que 7 Del original:«I když řady j ej ich bojovníků príležitostne posílili kočovní gaučové, rozvadění se svými estancieros, hledaní zločinci či dezertéri z armády, na smutném konci původních obyvatel pampy to nic nezménilo». 9 monta el gaucho malo es un parejero pangaré tan célebre como su amo. Si el acaso lo echa alguna vez, de improviso, entre las garras de la justicia, acomete a lo más espeso de la partida, y a merced de cuatro tajadas que con su cuchillo ha abierto en la cara o en el cuerpo de los soldados, se hace paso por entre ellos, y tendiéndose sobre el lomo del caballo, para sustraerse a la acción de las balas que lo persiguen, endilga hacia el desierto, hasta que, poniendo espacio conveniente entre él y sus perseguidores, refrena su trotón y marcha tranquilamente. (Sarmiento 91). Los gauchos y los habitantes de las zonas rurales en general fueron la base del poder de los caudillos. La primera mitad del siglo X I X Argentina estuvo, como ya ha sido mencionado más arriba, marcada por luchas y guerras civiles, que desde la toma del poder por Rosas (1829) cambió del carácter inicial federales-liberales a rosistas- antirrosistas. Los antirrosistas, grupo compuesto por los unitarios y los jóvenes reformistas radicales, fueron reprimidos por Rosas en 1839, después de lo cual tuvieron que refugiarse en el exilio ante el alcance de la Sociedad Popular Restauradora, popularmente llamada Mazorca8. Esta situación duraría hasta la derrota del dictador Rosas por Justo José de Urquiza, quien gobernó desde 1854 hasta 1860, un federal seguido por el liberalista Bartolomé Mitre (1862-1868) y finalmente por Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874), a cuya persona se presta atención especial en el subcapítulo siguiente. E l cambio en la orietación política de la nación transcurrido en torno a la mitad del siglo produce numerosos cambios en el país: Argentina, ahora convertida en república que se basa en una constitución y cuyo gobierno pretende instaurar los principios democráticos, inicia una serie de reformas que se plantean elevar el país a nivel de otros países desarrollados (europeos, estadounidenses): se fomenta el comercio internacional, se diversifica más la ganadería y la agricultura (pieles, carne salada, ovejas, trigo), se construyen vías de ferrocarril, escuelas, institutos y universidades. Por otro lado, Argentina se va convirtiendo en un país cada vez más dependiente económicamente de las inversiones extranjeras, especialmente las británicas, ante todo durante las últimas décadas del siglo X I X . Como resume Ricardo Campa en su artículo Perfil político de América Latina, América Latina en general se convirtió en un sistema de exportación de productos básicos hacia el mundo industrializado, produciendo la quinta parte de alimentos del mundo antes de la primera guerra mundial, con lo cual dependía de la economía externa (Campa 368). Tal situación se produce también en Argentina, causada por el desequilibro entre la importación y la exportación, sumiendo al país en problemas económicos en la década de los setenta y que reaparecerían con más intensidad todavía durante el gobierno de Miguel Juárez Celman (1886-1890) (Chalupa 156). Con el fin de modernizar el país, los gobiernos liberales invitan a inmigrantes europeos para «enriquecer» la sociedad y «diluir» así la composición 8 La interpretación fonética de estas palabras también podría ser «más horca». Sarmiento menciona esta institución en el mismo inicio de Facundo, donde en la página 37 escribe: «A finales del año 1840 salía yo de mi patria desterrado, estropeado, lleno de cardenales, puntazos y golpes recibidos el día anterior en una de esas bacanales sangrientas de soldadesca y mazorqueros.» (Sarmiento, Facundo 37). 10 genética indio-española que los liberales, especialmente Sarmiento, considerarán la fuente de los problemas del país, pues a través de ella continúa la adhesión a las ideas oscurantistas y atrasadas de España (Sarmiento, Las escuelas xxvi, 50, 292,...). Estas circunstancias (junto con muchas otras y muchos otros acontecimientos históricos que, si bien son de gran interés, no son objeto directo del presente trabajo, por lo que no se hallan presentados en este apartado) son las que crean el marco histórico, político y social para la obra de José Hernández, para los gauchos y para Domingo Faustino Sarmiento: tres elementos que son relevantes para esta tesina por su relación con la historia del gaucho Martín Fierro. 1.2. Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888): breve biografía y su concepto de civilización y barbarie A veces asociado con la generación del 1837 por su relación con los miembros de la misma, a pesar de haberlos conocido después de la ruptura de la Asociación de Mayo (Shumway 590) que reunía a estos intelectuales, Domingo Faustino Sarmiento fue un importante escritor, político, docente, militar y estadista argentino, nacido en San Juan en el seno de una familia humilde. A lo largo de su vida ocupó cargos de lo más importantes en su país: fue presidente de la República, gobernador, senador, embajador en los Estados Unidos, Ministro de Educación. Durante toda su vida fomentó incansablemente la educación pública y fundó un importante número de escuelas. Escribió una extensa obra sobre temas de historia, teoría social, biografías, obras filosóficas o mezclas de todo ello, como por ejemplo su obra más famosa: Facundo. Civilización y barbarie 9 .También escribió manuales educativos, artículos, correspondencias: su obra suma cincuenta y dos volúmenes. Fundó importantes periódicos: El Zonda en 1839 en Argentina, El Progreso (en Chile), escribía para muchos otros. Con tan solo diecisiete años se enroló en el ejército unitario en una rebelión contra el caudillo local, lo cual le costó su primer exilio a Chile (en el futuro vendrían dos exilios más) a sus diecinueve años. En Chile fue maestro, siguió estudiando, empezó a escribir artículos para los periódicos El Mercurio, El Heraldo Nacional, El Nacional. Aprendió inglés y francés y cuando volvió a Chile tras una corta estancia en su provincia natal, ya fue para escribir sus importantes ensayos, colaborar con periódicos locales y discutir con otros intelectuales, sobre todo con Andrés Bello. Su ensayo más importante, a la vez que primero, fue Civilización y barbarie: vida de Juan Facundo Quiroga, publicado en Chile en 1845. En este ensayo quería escribir la biografía de Quiroga, el hombre que le exilió por primera vez de Argentina. La reacción del gobierno de Argentina fue pedir su extraditación en consecuencia de la 9 En adelante abreviado en Facundo. 11 ofensa que Sarmiento había dirigido al dictador Rosas. Sarmiento no fue extraditado, pero dio un giro a su obra modificándola hasta convertirla en una crítica del caudillismo en general y una acusación convincente contra Rosas en particular. Las partes de Facundo, obra que documenta detalladamente el concepto que Sarmiento tenía sobre Argentina y sobre la situación social, política y cultural del país, podrían resumirse de la siguiente manera: en la primera parte el autor atribuye a la barbarie el fracaso nacional del país, definiendo la barbarie como consecuencia de la tradición hispano-católica y la razade la mayoría de la población (españoles, indios, mestizos). También dirige su crítica a la tierra no aprovechada de Argentina, sobre todo a la vasta Pampa, donde en su opinión reside una fuente de problemas - los gauchos y su estilo de vida simple, comparable a las culturas nómadas primitivas, que lo hace fácil presa de los caudillos. Indicamos aquí algunos fragmentos de Facundo para corroborar que, en efecto, Sarmiento veía el barbarismo en numerosos aspectos de la sociedad rural, empezando por un fragmento del capítulo La Rioja, donde se refiere específicamente a uno de los tipos de gaucho, en los que Sarmiento los divide: «El llanista es el único que ignora que es el ser más desgraciado, más miserable y más bárbaro; y gracias a esto vive contento y feliz cuando el hambre no le acosa» (Sarmiento, Facundo 149). Siguiendo por este otro fragmento del capítulo Gobierno unitario, que ya abarca la sociedad argentina en general: «El bloqueo francés fue la vía pública por la cual llegó a manifestarse sin embozo el sentimiento llamado propiamente americanismo. Todo lo que de bárbaros tenemos; todo lo que nos separa de la Europa culta, se mostró desde entonces [...]»(Sarmiento, Facundo 343) Así como podemos ver otros matices del barbarismo en el capítulo Ensayos: «¿Hubo cuestión religiosa en la República Argentina? Yo lo negaría rotundamente, si no supiese que cuanto más bárbaro y, por tanto, más irreligioso es un pueblo, tanto más susceptible es de preocuparse y fanatizarse» (Sarmiento, Facundo 205). En la segunda parte de Facundo prescribe, a través de su protagonista, las soluciones a este problema: la civilización de la población a través de su educación y la inmigración de personas procedentes de países avanzados (Europa y Estados Unidos) y la modernización del país. Sarmiento veía en los gauchos y en los indios un problema insuperable, los consideraba ineducables, de hecho desde su posición de persona pública 12 buscó erradicar la existencia de estos dos grupos a través del exterminio (véase 1.4. La reforma del sistema educativo y Sarmiento). Sarmiento lamentaba asimismo que Argentina hubiese sido colonizada por España, la «hija retrasada de Europa», que vivía oprimida por la Inquisición y la fe católica, caracterizada por el absolutismo (Sarmiento 43). En su mentalidad liberalista se inclinaba abiertamente más a las ideas liberales francesas e inglesas. Asimismo veía un problema en la inadecuación de razas, la mezcla de la sangre criolla con la india (que tras 300 años de mezcla incluye todas las clases bajas argentinas), ideas que Sarmiento esparce a lo largo de su obra cumbre Facundo y que se hallan recogidas de forma organizada y resumidas en el artículo de Ñacunan Saez «La mirada del tigre: Percepción e historicidad en el Facundo» (Saez 24-25) o en el trabajo de Eugenia Ortiz Gambetta: «De "matrero" a símbolo nacional: la imagen literaria del gaucho en dos novelas argentinas del siglo XIX» (Ortiz Gambetta). Tras la descripción de las fuentes de la barbarie, en el Facundo Sarmiento ataca a sus principales manifestaciones: los caudillos, concretamente Quiroga y Rosas. Ellos encarnan, para él, la herencia medieval, lo pueblerino, el salvajismo, lo cual les permite reaccionar a los deseos rudimentarios de las masas (Sarmiento, Facundo 41, 46, 143, 186, 197), igual de incultas y bárbaras que ellos. Es por ello que, en la opinión de Sarmiento, el cambio llegará no con la eliminación de los caudillos, sino con el cambio de la situación en la sociedad, que es la que les da poder para existir. Ese cambio se lo imagina como la realización del desarrollo económico: construcción de ferrocarriles, líneas de telégrafo, establecimiento de la navegación de los ríos, construcción de cercados. Propone la inmigración desde los países civilizados para cambiar la raza, eliminar a los gauchos y los indios, construir escuelas por doquier e imponer un sistema de educación europeo o mejor aún, norteamericano. Tras visitar África, Europa y América escribió sus Viajes. En ellos realzaba a los Estados Unidos como el máximo modelo a seguir en su proceso de modernización. Fruto de sus viajes fue, también, la obra Educación popular, donde describe detalladamente los sistemas educativos de los países que había visitado. La influencia de Horace Mann, su amigo norteamericano, ídolo a imitar (Sarmiento, Las escuelas xxi, 40, 41, 46, 49, 86) 1 0 por su actividad pedagógica, es notable en esta obra que propone la necesidad de financiación independiente de las escuelas públicas, el jardín de infancia, la educación de los maestros, etc. Cuando Urquiza se levantó en rebelión contra Rosas, Sarmiento se unió a sus tropas, aparte de que dirigió al nuevo presidente el ensayo Argirópolis, en el que proponía la nueva organización de Argentina. 1 0 Título completo de la obra: Las escuelas, base de la prosperidad i de la República en los Estados Unidos: informe al ministro de instrucción pública de la República Arjentina. 13 Más tarde Sarmiento se une al gobierno de Mitre en Buenos Aires, se convierte en el embajador de su gobierno en Estados Unidos y más adelante en el séptimo presidente de Argentina en el año 1868. Los años precedentes a su muerte en Paraguay vuelve a escribir ensayos, el último de los cuales fue Conflictos y armonías de las razas de América. En esta obra se detecta de nuevo un pesimismo motivado por el fracaso, pero ya no ofrece soluciones. E l autor siente haber fallado en su intención de poblar Argentina de habitantes de origen genético diferente (la mayoría son españoles e italianos), así como percibe en el gobierno de Roca un nuevo tipo de caudillismo, a la vez que sigue viendo el problema de la raza detrás del fracaso del país en su camino hacia la organización de un gobierno duradero y efectivo. Fallece en Paraguay a causa de insuficiencia cardíaca. 1.3. La educación en Argentina hasta el siglo XIX La oposición de ideas y conceptos entre las fuerzas políticas en la Argentina del siglo X I X se proyectaba también en el sector de la educación, llegando a producirse, en este caso, también la prolongación del conflicto en conflicto entre el sector eclesiástico (desde la época de la conquista de América encargado de la instrucción del pueblo, primero a través de las misiones, en colegios y escuelas más tarde) y los liberales, quienes proponían una educación laica impartida por profesores profesionales e inspirada en los modelos aplicados en países como Francia, Inglaterra y especialmente en el de los Estados Unidos. Si bien es verdad que algunos sabios como Manuel de Belgrano o Hipólito Vieytes habían fundado instituciones educativas importantes ya a finales del siglo XVIII (Puigrrós), así como en los siglos anteriores habían sido fundadas algunas universidades, todavía en la primera mitad del siglo X I X la educación, en gran medida controlada por las órdenes eclesiásticas, no conseguía cubrir todas las zonas y especialmente las áreas rurales quedaban fuera del alcance de las mismas. Además en gran medida se seguía aplicando el antecedente de la época de la Ilustración, ligada a las reformas iniciadas por los Borbones tras su subida al trono español, que excluía a las castas (negros, mulatos, zambos, cuarterones) y a los estratos más pobres de la sociedad de la educación (siendo este punto importante en cuanto a la relación con el tema del presente trabajo, ya que de él se desprende el hecho de que el gaucho perteneciera entre los excluidos). Los conceptos sobre la educación se diferenciaban no solo en función de la corriente ideológica y política que la implementaría, sino que dentro de las corrientes mismas había diferentes maneras de entender lo que era la pedagogía ideal a aplicar. Así dentro del liberalismo argentino del siglo X I X podemos distinguir, según la clasificación que hace Adriana Puiggrós en su obra Qué pasó en la educación: breve historia desde la conquista hasta el presente(Puigrrós 43-45), las distintas tendencias en la educación: 14 a) Pedagogía liberal radicalizada, influida por Rousseau y los socialistas utópicos. Esta corriente era antirracista, democrática, inclinada hacia el laicismo y el anticlericalismo. Algunos de los exponentes de esta tendencia: Simón Rodríguez (maestro de Bolívar), Moreno (Argentina). b) Educación federalista popular con elementos liberales: un intento de desarrollar una educación moderna apoyándose en la participación de la sociedad civil y en la cultura de los pueblos. La puso en marcha el caudillo nacionalista popular Francisco Solano López, derrotado en la Guerra de Paraguay, y otros caudillos desarrollaron experiencias semejantes. c) La pedagogía de la generación liberal de 1837, en particular la de Sarmiento. Esta versión era moderadamente liberal, pues partía de la exclusión de los indios y la descalificación de toda expresión cultural popular. Rechazaba la herencia hispánica y propugnaba la europeización de la cultura y la imitación del modelo educativo norteamericano. Sus criterios pedagógicos eran los más democráticos de la época. d) La pedagogía liberal oligárquica. Muchos liberales pertenecientes a la oligarquía querían modernizar el sistema, importando la estructura e ideología más elitista basándose en el modelo francés. Bartolomé Mitre continuaría esta tendencia. Con las nuevas corrientes liberalistas en la educación seguían coexistiendo las pedagogías tradicionalistas, colonialistas y antiindependentistas, dirigidas por los sectores prohispánicos de la Iglesia Católica. Rechazaban la educación de los indios y los mestizos y se extendieron desde su núcleo en Córdoba, convirtiéndose en nacionalismo católico (uno de sus exponentes fue el dictador Juan Manuel de Rosas). A diferencia de Europa, donde las bases de un sistema escolar sistematizado nacían de la necesidad de formar masas para el trabajo industrial, en Argentina el sistema nacía de la transformación de las instituciones educativas coloniales, siendo este proceso lento a pesar de la avidez de los liberales y progresistas por absorber los métodos pedagógicos de los países europeos y del sistema de educación norteamericano (Puigrrós). Así todavía en tiempos de Sarmiento era habitual la persistencia de métodos anticuados en las escuelas, por ejemplo la tortura como castigo, hecho que Sarmiento denunciaría en sus trabajos (Sarmiento, De la Educación Popular 137, 246). 1.4. La reforma del sistema educativo y Sarmiento El papel de Sarmiento en el sistema de la educación argentina fue clave. Se alineó a la generación de intelectuales llamada la Generación del 1837 y la Asociación de Mayo, cuyos miembros pretendían hacer una revolución moral, meterse en los corazones de las personas y ganarlas para su causa antirrosista de tal modo que no hiciese falta derramar sangre, sino cambiando la sociedad, convirtiéndola en menos manipulable por los caudillos gracias a su educación e instrucción. Los miembros de la 15 Asociación sentían la «responsabilidad» de reconstruir el país después de la caída de Rosas, como se puede deducir del texto de Facundo, donde Sarmiento denuncia los males cometidos por la dictadura y anuncia las soluciones que los liberales (el Nuevo Gobierno) tomarían: «Porque él ha destruido los colegios y quitado las rentas a las escuelas, el Nuevo Gobierno organizará la educación pública en toda la República, con rentas adecuadas y con Ministerio especial, como en Europa, como en Chile, Bolivia y todos los países civilizados; porque el saber es riqueza, y un pueblo que vegeta en la ignorancia es pobre y bárbaro, como lo son los de la costa de África, o los salvajes de nuestras pampas. Porque él ha encadenado la prensa, no permitiendo que haya otros diarios que los que tiene destinados para vomitar sangre, amenazas y mueras, el Nuevo Gobierno extenderá por toda la República el beneficio de la prensa, y veremos pulular libros de instrucción y publicaciones que se consagren a la Industria, a la Literatura, a las Artes y a todos los trabajos de la inteligencia. Porque él ha perseguido de muerte a todos los hombres ilustrados, no admitiendo para gobernar sino su capricho, su locura y su sed de sangre, el Nuevo Gobierno se rodeará de todos los grandes hombres que posee la República, y que hoy andan desparramados por toda la tierra, y con el concurso de todas las luces de todos hará el bien de todos en general. La inteligencia, el talento y el saber serán llamados, de nuevo, a dirigir los destinos públicos, como en todos los países civilizados» (Sarmiento, Facundo 370). Sarmiento compartía con los intelectuales de la Asociación de Mayo el concepto de la educación como condición para ejercer la ciudadanía. Según esta teoría, la democracia significaba igualdad social y era necesario que cada ciudadano tuviese instrucción para poder ejercer sus derechos de ciudadanía, siendo necesario que fuese el Estado (y no la religión) quien impartiese tal educación 1 1. E l reparto de tareas o ámbitos de los que ocuparse entre los miembros de la Asociación (p.ej. Echevarría se ocupaba de los principios, Alberdi de la economía, etc.) llevó a Sarmiento a la posición de encargado de la cultura de la población, lo cual le brindaría libertad para poner en práctica sus conceptos y teorías acerca de la educación, de los cuales hasta ahora han sido nombradas las siguientes características: a) La educación debía ser impartida por el Estado a través de maestros y profesores profesionales y laicos, no a través de los miembros de la Iglesia. b) La educación e instrucción eran una condición necearía para poder ejercer los derechos de ciudadanía, es decir, del uso de estos derechos estaban excluidas las personas incultas (por lo general agricultores, gauchos, indios y mestizos: gente que ejercía los trabajos más duros en las zonas rurales). "El punto que puede resultar controvertido es que al mismo tiempo declaraban la necesidad de privar del ejercicio de la ciudadanía y de la libertad a los ignorantes, los incultos. En su visión la democracia marchaba hacia el nivelamiento de las clases, pero hasta que fuese alcanzada esta situación los que no eran instruidos estarían «bajo tutela» de los que sí lo eran. 16 c) E l sistema educativo debía ser inspirado por los sistemas educativos de los países europeos y los Estados Unidos. d) Los criterios de su modelo de educación son los más democráticos de la época. Para completar y a la vez concluir la presentación del concepto que Sarmiento tenía del sistema de educación y de las reformas a aplicar, se hace necesario recalcar la convicción que tenía de que la sociedad latinoamericana entera necesitaba un profundo cambio de costumbres, de cultura y de lenguaje, siendo estos pasos la única vía posible para que la sociedad se volviera más industriosa y efectiva, como se puede deducir de la siguiente afrmación de Sarmiento acerca de las provincias gobernadas por Rosas: «Dos siglos no bastarían para volverlas al camino que han abandonado desde que la generación presente educa a sus hijos en la barbarie que a ella le ha alcanzado» (Sarmiento, Facundo 128). No obstante, tanto Sarmiento como Alberdi, quien compartía sus ideas, terminaron por chocar con el hecho de que tales teorías, aplicables en otros países y otras sociedades, no lo eran en la sociedad argentina, precisamente por la resistencia que la población de las zonas rurales oponía a aceptar la modernización y mecanización de su estilo de trabajo, a dedicar su tiempo a estudiar, a modificar sus hábitos (vestiduras, aceptación de las normas de etiqueta, formarse en las escuelas, etc.). Este hecho lleva a Sarmiento a plantearse la lógica pregunta: ¿cómo transformar mediante la educación una sociedad que se resiste a ser educada, que es en gran parte (la correspondiente a indios y gauchos) irremediablemente bárbara por naturaleza? En el capítulo tercero de Facundo Sarmiento dejaentrever su concepto del carácter de la población rural de la pampa así: «Con esta sociedad, pues, en la que la cultura del espíritu es inútil o imposible, [...]» (Sarmiento, Facundo 104). Los desalientos resultantes de la infructuosa aplicación de sus prometedoras teorías llevan a Sarmiento más allá del concepto de la educación como condición del disfrute de los derechos de ciudadanía: en sus valoraciones concluye que los indios y los gauchos son bárbaros por naturaleza y nada se puede hacer para cambiar esta realidad, son ineducables y el único modo de elevar el nivel cultural del país sería a través del exterminio de estos grupos de la población argentina, ya fuese a través del exterminio directo de los indios o a través del reclutamiento forzoso de los gauchos enviándolos a la primera línea de combates en la Guerra del Paraguay12, como se puede comprobar al estudiar el contenido de una de las cartas que Sarmiento enviaría a Mitre en el año 1861 (Reck): 1 2 También denominada la Guerra de la Triple Alianza: fue el conflicto militar en el cual la Triple Alianza (una coalición formada por el Imperio del Brasil, Uruguay y Argentina) luchó contra el Paraguay entre 1864 y 1870 (Chalupa 257-277). 17 «Se nos habla de gauchos... La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esa chusma criolla incivil, bárbara y ruda es lo único que tienen de seres humanos.» (Carta a Bartolomé Mitre, 20 de septiembre de 1861). o en la publicación en el diario El Nacional del día 25 de noviembre de 1876: «¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado» (Reck). 18 2. MARTÍN FIERRO, L A POESÍA G A U C H E S C A 2.1. Contexto literario e histórico Las circunstancias que servían de entorno político, económico e histórico al surgimiento, desarrollo y la culminación del género gauchesco ya han sido descritas brevemente en el apartado 1.1. Argentina del s. XIX: entorno histórico y político. E l presente apartado será dedicado a aquellos elementos históricos que forman el eje central de la temática gauchesca y a las que a su vez hay frecuentes alusiones en el poema Martín Fierro: la justicia (la ley) y la guerra. Comenzando por la Guerra de la Independencia, en la que el gaucho (el indomable hombre de la pampa, mano de obra en las haciendas, muchas veces problemática y confiictiva (Chalupa 139)) es usado como soldado a la hora de luchas contra las tropas españolas (Chalupa 97). También es usado como soldado más tarde en las guerras civiles surgidas de la división ideológica de Argentina (y otros países de América del Sur), en las que los gauchos forman parte indispensable de los ejércitos regidos por caudillos partidarios de una Argentina federal (Chalupa 104, 127), en la cual erigirían su poder a base de fuerza militar, así como finalmente en la Guerra del Paraguay: el gaucho siempre es carne de cañón. En el último de los casos lo es por lo general contra su voluntad y en circunstancias dudosas en cuanto a la legitimidad de estas forzosas reclusiones y sobre todo, en el posterior desarrollo y condiciones de tales servicios militares, como en diversas ocasiones aparece en los lamentos de Martín Fierro. Osvaldo R. Burgos estudia las apariciones del tema de la justicia y derecho en Martín Fierro y las comenta del siguiente modo en su trabajo Justicia y derecho en las idas y vueltas de Martín Fierro: de las menciones que se hallan en el texto del poema se deduce que la ley de levas, al igual que el sistema jurídico en su totalidad, sirven al Gobierno (a través de los Jueces de Paz, quienes encarnan la ley) de instrumento de manipulación para «disponer arbitrariamente sobre las vidas y los bienes de la gente» (Burgos 16). También Josefina Ludmer delimita el espacio del género gauchesco con las leyes (ya sea en el sentido de la equiparación de desposeídos-delicuentes, la ley de levas, o la concepción de la delicuencia del gaucho como consecuencia de la diferencia en la aplicación de la ley sobre la población argentina) y las guerras (la Revolución, las guerras delndependencia, el uso militar del gaucho y la consecuente modificación de la condición social de gaucho delicuente a gaucho patriota13) que se entrelazan formando una cadena cuyo inicio se remonta a los textos de Bartolomé Hidalgo (escritos entre 1818 y 1821) y que finaliza con La vuelta de Martín Fierro en 1879 (Ludmer 614-615). 1 3 O incluso la transformación de «matrero» a símbolo nacional en que se convierte el gaucho tras ser idealizado a comienzos del siglo X X , fenómeno que alcanzaría la cumbre con el discurso canonizador de Leopoldo Lugones (1874-1938, poeta, novelista y periodista argentino, adscrito al movimiento del Modernismo), tal y como indica Eugenia Ortiz Gambetta en su obra «De "matrero " a símbolo nacional: la imagen literaria del gaucho en dos novelas argentinas del siglo XIX» (Ortiz Gambetta). 19 En el primero de estos límites hay una clara conexión al hecho de que en la Argentina del siglo X I X no existía la justa aplicación de la ley para cada uno de los habitantes del país, es decir, la ley agravaba a la población rural frente la urbana con una desproporcionada ley de vagos y la de leva. Lejos de limitarse la diferenciada aplicación de las leyes a la distinción pueblo-ciudad, era aplicada de forma preferente a los que eran considerados gauchos malos o vagos (Sarmiento, Facundo 91-94), es decir, a aquellos gauchos que no disponían de bienes y trabajaban en distintas estancias de forma pasajera (en caso de que trabajaran) o se dedicaban a robar caballos. Hay en el texto del poema Martín Fierro numerosas lamentaciones (versos 307-312, 343-348, 385-390, 415-420, 427-432, 817-822, 889-892, etc. en La Ida, 1785-1790, 1809-1812, 1823-1826, etc. en La Vuelta) que se refieren precisamente a la injusticia por la que los gauchos son azotados y en la cual pesa la culpa de la condición de malo del gaucho: éste lo es precisamente como consecuencia de la injusticia que le es aplicada. E l proceso mediante el cual el gaucho se convierte en un ser de doble naturaleza (siendo la segunda la viciosa y mala) está sintetizado en el trabajo de Eugenia Ortiz Gambetta (Ortiz Gambetta 208-209). A l no recibir protección y respaldo posible en las leyes y en las autoridades, el gaucho se ve forzado a regirse por la ley surgida de la vida en la campaña. Señálese aquí a que se está haciendo referencia a la ley natural, basada en el respeto por el valor, la fuerza física, la destreza y el manejo de las armas asociados al carácter del gaucho, forjado en las duras condiciones de la salvaje pampa que lo influye irremediablemente, hecho constatado por el mismo Sarmiento (Sarmiento, Facundo 58- 59). E l segundo de los límites del género, la guerra, es otro factor que tiene una estrecha relación con el anterior, siendo, de hecho, su causa primordial. La necesidad de soldados para los conflictos armados en la zona fronteriza con los indios, así como para la Guerra de la Triple Alianza, fue una oportunidad que el gobierno liberalista y reformista aprovechó para reducir aquella parte de la sociedad que consideraba causa del atraso del país y obstáculo de su modernización, como ya ha sido explicado en los subcapítulos 1.2 Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888): breve biografía y su concepto de civilización y barbarie y 1.4 La reforma del sistema educativo y Sarmiento. Para finalizar este apartado cuya intención esentrelazar el género gauchesco con las circunstancias históricas, sociales y políticas que le servían de fondo y base, se consideraría un error omitir la distinción que Josefina Ludmer hace en el tiempo del género en dos coyunturas, dependientes de que hubiera en el momento concreto guerra o paz en el panorama político argentino. La autora comenta que la representación de la coyuntura en los textos se va transformando a lo largo del género. La coyuntura política está representada en la voz del gaucho y se pueden apreciar las diferencias coyunturales que dan cuenta de los cambios en la situación política: serán diferentes si los sectores enfrentados están atravensando momentos de paz o de guerra, así como sucumben a 20 variaciones según la situación en la que se encuentre el sector al que el gaucho presta su voz: si está al poder o en oposición (Ludmer 621-623). En la coyuntura de guerra la voz del escritor se convierte en arma, señala enemigos, exalta a jefes militares gauchos. Se disputa el uso del cuerpo del gaucho como soldado o trabajador, se abren debates acerca de quién manda y dirige a los gauchos. Por el contrario en la coyuntura de paz es habitual la crítica política, la queja sobre la ley, el aprendizaje de la lección. He aquí que el debate gira en torno a la educación y civilización de los gauchos. Hay, en palabras de Josefina Ludmer, una relación directa entre esta separación de coyuntura en el marco político e histórico y el diferente tono que tienen ambas partes de Martín Fierro {La Ida y La Vuelta), punto que será analizado más detalladamente en el apartado 2.3.Caracterización del poema. 2.2. El impacto del género gauchesco en general y del poema Martín Fierro en particular en la sociedad La literatura gauchesca aparece primero como una forma de periodismo popular, toma la voz del gaucho patriota a través de los textos cantados (los cielitos) y más tarde a través de textos dialogados del gaucho injustamente perseguido y hostigado por el gobierno. Siendo una literatura para el pueblo, se mezcla en ella poesía y política. Consiguió popularizar y «oralizar» lo político, hasta el momento reservado para los lectores cultos. Eugenia Ortiz Gambetta especifica que Martín Fierro se dirigió a un público diferente del habitual de la época (constituido por el público culto de las ciudades) ya que, al igual que los folletines de Eduardo Gutiérrez, 1 4 el poema está escrito con el fin de ser difundido entre los habitantes de las zonas rurales, cosa que, si bien era frecuente en el género y se convirtió en un rasgo distintivo del mismo, no era aplicable a la totalidad absoluta de las obras del género gauchesco, ya que por ejemplo la obra de Eduarda Mansilla estuvo dirigida a un público culto de ciudad europea o americana (Ortiz Gambetta). Por su lado José Oviedo en Historia de la literatura hispanoamericana califica el fenómeno de la gauchesca como el más interesante de la literatura argentina de su tiempo, a pesar de la importancia de la obra de los «proscritos»y de lo novedoso de la escuela romántica, atribuyéndole al género gauchesco la particularidad de haber sabido absorber las demandas de las circunstancias criollas y dirigirse a un público nuevo y más vasto que hasta el momento había sido el marginado por el circuito de la literatura culta. Es muy significativo que los autores de la literatura gauchesca escribían para un público del que no formaban parte, ya que los poemas o las novelas del género gauchesco no eran escritos por gauchos auténticos, sino por escritores cultos de las ciudades: estos a través del uso de la voz del gaucho lograron romper los estereotipos de la comunicació literaria, rescatando además fuentes valiosísimas para la lírica y la Escritor argentino, autor de la importante novela gauchesca Juan Moreira (1879), vivió 1851-1889. 21 narrativa cuyo tema girase en torno al mundo rural. Mediante el uso de expresiones pertenecientes a la población de la zona rural (algunas reales y otras creadas), la creación de un personaje simpático a los miembros de las capas de la sociedad menos eruditas por sus muchos paralelismos con él, gracias al frecuente uso de una voz en primera persona y una narración en un lenguaje sencillo y entendible por todo el mundo, así como una acertada distribución en folletines entre un nuevo público potencial, Martín Fierro y en general la literatura gauchesca se ha convertido en todo un fenómeno y parte indiscutible de la cultura y tradición de Argentina. 2.3. Caracterización del poema He aquí dos libros, dos partes de un libro, o más bien un libro y su continuación, motivada por el enorme éxito que el primero había logrado. Tenemos ante nosotros una de las obras clave de la literatura argentina: El gaucho Martín Fierro (1872),15 la obra cumbre del género gauchesco que a su vez hace, a través de su continuación en su segunda parte La Vuelta de Martín Fierro (1879),16 de punto y final al mismo. He aquí una obra que, si bien fue escrita en la época del romanticismo, toma ciertos rasgos del mismo pero conserva sus peculiaridades y su propio rumbo que no es idéntico a la corriente en general y en algunos aspectos se acerca más al realismo. Toma del primero el elemento de la importancia de la naturaleza, el resaltamiento de lo nacional, local y tradicional y del segundo la denuncia social, combinada con descripciones realistas. En cuanto a la estructura narrativa de la obra existen distintas opiniones. Ferrando Sorrentino en su trabajo «La sintaxis narrativa del Martín Fierro» contrasta con la convicción predominante de que se trata de una autobiografía narrada en primera persona con algunos pasajes en los que interviene un narrador (opinión de Oviedo o Ludmer, por ejemplo), argumentando que en realidad es una novela narrada por un narrador omnisciente en tercera persona cuya mayor parte es un diálogo reproducido por este narrador. De este modo el personaje de Martín Fierro es situado a un nivel subordinado al narrador, quien reproduce la voz de Fierro en su discurso. Sorrentino clasifica las distintas voces en varios niveles, de modo que el narrador (Gaucho Innominado) es quien expone las partes del relato y hace de Voz de Nivel 1 (VN1), mientras que los diferentes personajes que hablan en la novela, incluyendo al mismo Martín Fierro, son voces situadas a un nivel subordinado: Voz de Nivel 2 (VN2). En el texto podemos, en la opinión de Sorrentino, encontrar hasta cuatro niveles distintos (VN1, VN2 y VN3 en La Ida, VN1, VN2, VN3 y VN4 en La Vuelta) (Sorrentino). Nos hallamos frente a una obra de colosal importancia y con una marcada función reivindicativa, surgida de la necesidad de defender a los gauchos ante la exclusión y la injusticia a las que se estaban enfrentando y a la que estaban siendo Más tarde llamada La Ida, así será denominada en este trabajo en adelante. En adelante solo La Vuelta. 22 sometidos (como ya hemos visto en el apartado 2.2. Contexto literario e histórico). Esta es la mayor y más importante pieza literaria entre aquellas que surgieron con la finalidad de ser portavoces de la oposición ideológica a las teorías de Sarmiento y demás miembros liberales y reformistas de la Asociación de Mayo y del gobierno. Recordemos que en las opiniones de estos hombres, los gauchos representaban, junto a los indios, el principal obstáculo para la modernización de Argentina y la elevación de la nación a nivel de países desarrollados (1.2. Domingo Faustino Sarmiento (1811- 1888): breve biografía y su concepto de civilización y barbarie). José Oviedo comenta en su análisis de Martín Fierro: «Así pues, al comienzo y hacia el final de su período romántico, la literatura argentina produjo dos grandes obras indiscutibles y totalmente distintas: El matadero de Echevarría y el Martín Fierro de Hernández. Y en medio de ellas, el libro más polémico e influyente de su tiempo: el Facundo de Sarmiento, que, teniendo algo de las otras dos, excedea la primera, es contradicha por la segunda y dialoga históricamente con ambas» (Oviedo 64). Sarmiento y su ideología ya han sido presentados brevemente en los capítulos más arriba mencionados de este trabajo. Se hace necesario conocer a los demás protagonistas de esta formulación que Oviedo hace, para entender la tensión y la contradicción que entre ellos y sus respectivas obras hay. En cuanto a Echeverría, este trabajo no se detiene en estudiarlo en profundidad, se limitará a indicar que se trata del representante más importante del romanticismo en toda América Latina: fundó la Asociación de Mayo en 1837, fue uno de los más importantes Proscritos, que formaban probablemente el primer grupo de intelectuales en América Latina que unía sus ambiciones artísticas a las actividades políticas, siendo sus miembros defensores del romanticismo y el liberalismo. En sus obras La Cautiva (1837) y El matadero (1838- 1840) critica la subordinación a la que las naciones son sometidas, celebra la pampa convirtiéndola en un auténtico símbolo del espíritu de la nación, propone muchas ideas de reforma que acto seguido son aceptadas por todo un grupo de artistas-políticos. Los Proscritos eran un grupo conocido por su tenaz crítica y oposición a la dictadura de Rosas, por lo cual sus miembros se tuvieron que refugiar en el exilio. Echevarría fue el único que no llegó a volver a Buenos Aires, murió en el exilio. José Hernández (1834-1886) vivió las mismas décadas desde una posición muy distina a la de los intelectuales bonaerenses: estuvo en contacto con el mundo rural argentino durante su niñez, por lo cual disponía de una verifica fuente de inspiración para su creación. Desde joven se interesó por la política, el periodismo, la vida militar, así como la vida pública (llegó a ser diputado y senador). Se dedicó a defender los derechos de los campesinos y los estancieros de provincia frente a los intereses ganaderos de la capital. Escribe una novela (Vida del Chaco. Rasgos del general Ángel Vicente Peñaloza, 1863) y artículos de corte reformista en el periódico El Río de la Plata, en los que apuntan las ideas que florecerán más tarde en Martín Fierro. Hernández era un hombre muy informado y erudito en el ámbito de la literatura, tanto de la culta, clásica y romántica, como de la gauchesca escrita hasta el momento. Enriqueció enormemente este último género con una obra en la que consiguió delegar la 23 voz narrativa en el mismo gaucho, cederle la palabra para que él contase la historia a través de sus cantes y sus payadas.11 Se le atribuye el giro del género gauchesco de lo anecdótico y pintoresco a lo esencial y universal del hombre y el mundo pampeanos (Oviedo 56). Las ideas de estos tres autores destacados por Oviedo en el período romántico forman un marco para las tendencias en las ideas políticas y sociales que agitaban Argentina entre la década de los años treinta y la de los ochenta del siglo XIX. Por un lado Echevarría, oponiéndose tenazmente a la dictadura de Rosas junto con Sarmiento, quien veía en la existencia de los gauchos la causa del poder del dictador, y por otro Hernández, defensor de los gauchos ante las prácticas llevadas a cabo por el gobierno de los liberales una vez alzados estos al poder. Una enorme contradicción en los puntos de vista defendidos y una diferencia crucial: mientras que Echevarría y Sarmiento escribían para la sociedad culta de las urbes, Hernández consiguió penetrar con el original estilo y formato de su obra entre las capas de la población hasta el momento exlcluidas de la literatura: entre los habitantes de la zona rural y entre los mismo gauchos. En esta obra de Hernández, compuesta por dos partes {La Ida y La Vuelta) se entrelazan numerosos temas como la vida y la muerte, las virtudes, el amor y las relaciones personales: la paternidad o la amistad, la vida en la pampa, el trabajo, el hogar, la libertad, la (injusticia, la guerra, la religión... Nos hallamos ante una obra que ha logrado «oralizar» los temas políticos y sociales, acercándolos a la población rural a través del uso de su estilo de habla y logrando alcanzar incluso las zonas más alejadas de la capital y penetrar en los oídos de los que no disponían de la facultad de leer (los folletines eran leídos en voz alta para los que no sabían hacerlo). Existen, no obstante, diferentes opiniones acerca del destinatario primordial de Martín Fierro: en su trabajo «Hernández's Didactic Purpose in 'Martín Fier ro '» 1 8 Donald G. Castanien de la Northwestern University opina que la obra (o al menos La Ida) ha sido escrita con el fin de acercarla a aquel lector que desconocía por completo al gaucho o que tenía una idea transfigurada e injustamente negativa sobre él en consecuencia de obras literarias precedentes, es decir, al lector de las ciudades argentinas (Castanien 28-29). La obra logra una ilusión de cercanía de lo narrado casi tangible: los contenidos temáticos se unen, fusionan y crean una imagen compleja de la situación y de la vida misma de un gaucho, tanto de su mentalidad y cauces de ideas, de los hechos que formaban su vida habitual, como de las peripecias con las que ha de confrontarse y que parecen estar transcurriendo ante los ojos del lector como si este los estuviera escuchando ahora (Oviedo 61). Lo hace a través del uso de varios tipos de estrofa, siendo una de ellas invento de Hernández: la sextina cuyo esquema básico es abbccb y comparte con la décima tradicional la estructura de los seis últimos versos. Dentro de cada sextina reina un 1 7 Cantes reproducidos o de creación propia, a veces improvisados a modo de diálogo o competición entre payadore s (gauchos cantantes), acompañados por una guitarra. Con frecuencia terminaban en una pelea con cuchillos por el carácter irritable de los participantes (Chalupa 467). 1 8 Traducción: «La finalidad didáctica de Hernández en 'Martín Fierro'». 24 orden repetido: los dos primeros versos plantean una idea, los dos siguientes la desarrollan, mientras que los dos últimos hacen de cierre contundente a la estrofa, dándole un giro o un matiz de conclusión. Hay más de mil sextinas a lo largo del poema, así como encontraremos otras estrofas de arte menor: cuartetas (La Ida, VII), cuartetas con redondillas (La Vuelta, XVII-XVIII), romances (La Vuelta, XI , X X , X X I X , X X X I ) y una décima anómala (La Ida, VII). Mientras que La Ida se divide en trece cantos y contiene 2316 versos, La Vuelta es notablemente más voluminosa: consta de treinta y tres cantos expresados mediante 4894 versos, es decir, tiene una extensión doble frente a la primera parte del poema. El hilo temático tiene puntos en común que atraviesan ambas partes (el sufrimiento del gaucho, su estilo de vida, su posición de perseguido, la injusticia), si bien es verdad que difieren en la intensidad de protesta en La Vuelta. Este punto ya ha sido mencionado en el capítulo 2.2.Contexto literario e histórico en relación con las coyunturas históricas que Josefina Ludmer menciona en su análisis del fondo histórico de la narración y atribuye el diferente tono de las dos partes de Martín Fierro al cambio de la posición en que Hernández se encontraba en el momento de su publicación: mientras que La Ida era una guerra abierta a la ideología sarmentina y está fuertemente cargada de lamentos y acusaciones, La Vuelta ya fue escrita desde la posición de aspirante a diputado provincial o senador (sería elegido para estos cargos repetidas veces entre 1878 y su fallecimiento (Albarracín-Sarmiento 285)) y es por tanto más moderada en este aspecto. También difiere el enfoque general del contenido de cada una de las partes. En La Ida el argumento principal es la biografía de Martín Fierro, la descripción de su vida de gaucho, el forzoso reclutamiento que lo convirtió en policía local en la zona fronteriza asolada por los «malones» sin retribución ninguna durante años, hasta su deserción y la consecuente condición deperseguido por la ley. Narra también el dolor de Fierro al encontrar solo restos de lo que había sido su estancia y enterarse del triste destino que su familia había sufrido. La Ida continúa describiendo cómo Fierro se convierte en asesino de dos hombres, así como contiene los versos en los que transcurre un momento de enorme importancia: la aparición de Cruz, fiel amigo de Fierro, con el cual deciden abandonar el territorio cristiano administrado por el gobierno argentino y se retiran a vivir a la tierra de los indios más allá de la Frontera. Esta primera parte es una serie de hechos y acciones, de procesos de transformación (entre otros la de Fierro en hombre «malo», pues hasta entonces había sido «manso»), y está enfocada, según Josefina Ludmer, principalmente a hacer visible la injusticia de la doble ley, de la parcial aplicación de la misma, además de llamar la atención sobre la colisión de dos códigos que regían la vida de los gauchos: el cógigo tradicional y oral, que surgía de los precedentes y de la ley aceptada por la comunidad gaucha (y según la cual no era delito robar o matar si el motivo era una ofensa) y otro código legislativo moderno, aplicados ambos códigos de forma desigual por los jueces y policías. Donald G. Castanien resume las ideas principales de La Ida en dos: la primera afirma que el gaucho, dejado a su libre estilo de vida, es un miembro de la sociedad pacífico y útil, mientras que la segunda 25 hace responsable al gobierno de que los gauchos se vean al margen de la sociedad (Castanien 29). La idea de la transformación la comparte Carlos Gamerro en la introducción a Martín Fierro donde dice: «Martín Fierro se impuso a José Hernández; el gaucho maltratado y quejoso que hubiera convenido al esquema fue poco a poco desplazado por uno de los hombres más vividos, brutales y convincentes que la historia de la literatura registra» (Gamerro 14). Si bien es verdad que en La Vuelta también hay una serie de acciones (los sucesos en el campamento de los indios, las penurias que Fierro y Cruz han de vivir en aquellas tierras del desierto, el regreso de Fierro tras la muerte de Cruz, el encuentro con los hijos, la payada con el Moreno, etc.), esta parte está visiblemente más cargada de pasajes que representan los pensamietos y meditaciones de Fierro y de los demás personajes, así como de conclusiones didácticas que pueden ser, en cierto modo, un cambio de postura que había sido adoptada en La Ida (de acusaciones y lamentos). E l proceso de transformación como si se hubiese ralentizado en La Vuelta, cual si el tiempo transcurriese más lento y la atención primeramente dedicada a lo que ocurría en el exterior, en «la vida de allí fuera», como si ahora se enfocara «hacia dentro», a las lecciones aprendidas, a los descubrimientos que Martín Fierro ha hecho sobre sí mismo y a las comprensiones de la vida que ha alcanzado. Así, somos testigos de cómo Fierro se convierte en un gaucho «corregido» por su exilio y mucho más sabio, con mucho más dominio sobre su genio. Vemos a un Martín Fierro que sugiere acogerse al código legislativo nuevo: no robar, no matar, no beber, trabajar, etc., lo cual es un giro significativo en su manera de presentar su entendimiento de la ley y de la justicia. Aunque podría parecer, tras lo expuesto en los párrafos anteriores, que ambas partes se contradicen en numerosos aspectos, no es exactamente así. Todas las oposiciones pueden transformarse en un solo proceso de maduración que llevan a Fierro, a través de numerosas experiencias dolorosas, a la comprensión de que el acatamiento a la ley moderna y el abandono del código tradicional es el camino para terminar con la delicuencia campesina y a la vez con la desigualdad en la aplicación de la ley, ya que si existe un solo código, no se podrá aplicar uno u otro en función de cómo le interese a la autoridad que la aplica. Visto de este modo, La Ida denuncia la aplicación de un doble código legislativo y La Vuelta ofrece la solución: la eliminación del «tradicional» y «oral» a través del abandono del mismo por todos los habitantes y el acatamiento de un solo código legislativo válido para todos por igual. Desde el punto de vista de Donald G. Castanien, La Ida se centra en responsabilizar al gobierno y la civilización del mal del gaucho, mientras que en La Vuelta, aunque la crítica continúa, se hace aparente que también el gaucho ha entendido que ha de cambiar y hacerse cargo de sus responsabilidades de ciudadano (Castanien 32). Hay un claro mensaje para Sarmiento y los que compartían sus ideas en Martín Fierro. A través de esta obra, Hernández trastoca el sistema de Sarmiento consistente en la dialéctica civilización/barbarie incorporando un tercer elemento: el de la frontera que a nadie pertenece y por nadie puede ser asimilada (Rodríguez Maldonado 758). Carlos Gamerro lo define así en el prólogo a Martín Fierro: «Lo que Hernández buscaba era 26 una salida a la dicotomía sarmentina que no fuera la de la solución final, el triunfo de uno de los polos y la aniquilación del otro; solución que Hernández sí aceptó y propuso para la 'cuestión india', pues los indios no eran bárbaros sino salvajes, es decir, irrecuperables». Además de ello señala con el índice al hecho de que la sociedad urbana y especialmente la bonaerense, que es considerada por Sarmiento y sus iguales como el modelo civilizado y culto a imitar por los habitantes de las zonas rurales, es en realidad también progenitor de la barbarie «civilizada» por los abusos cometidos por la autoridad contra los pobres y por convertir a muchos gauchos «buenos y mansos» en «malos y matreros» al obligarles a abandonar su estilo de vida propio y procurar su exterminio. Hernández gira el espejo y devuelve a Sarmiento una distinta versión de lo que es la barbarie con el fin de que este tome conciencia del otro lado de la moneda: de que el intencionado exterminio de los gauchos es, en realidad, mucho más bárbaro y denunciable que la pacífica y primigenia vida del gaucho trabajador ligado a la naturaleza. 27 3. L A EDUCACIÓN E N MARTÍN FIERRO Hasta el presente momento ha sido reunida y elaborada la información relevante para trazar el entorno histórico, social, cultural y político que ha motivado y ha servido de antecedente y de fondo a la creación de la obra cumbre de la poesía gauchesca que es objeto de nuestro interés: Martín Fierro. Ha sido planteada la problemática de los gauchos y de los indios tras el giro en la política nacional de Argentina con la llegada del gobierno liberal y progresista, conocemos a estas alturas a la persona de Domingo Faustino Sarmiento (y a otros personajes a él ligados) y el concepto de reformas que debían elevar el nivel cultural y económico del país, ideado por él y puesto en práctica tras su ascenso a cargos que se lo permitían. Hemos conocido la estructura del poema y los datos necesarios para tener una idea general acerca del mismo, y con ello finaliza la fase de estudio de las circunstancias relevantes que nos ha traído hasta el conocimiento de que el tema de la educación está muy presente en la obra de Hernández, de modo que en el presente capítulo procedemos a estudiarlo con más detenimiento. 3.1. Análisis del poema Queriendo partir en el análisis de lo más general hacia lo más detallado, y suponiendo que la educación en su primera instancia evoca la idea de la educación formal (aprendizaje sistemático en instituciones educativas), a primera vista parece que el tema está fuertemente presente básicamente por su misma ausencia en las vidas de los protagonistas, a juzgar por las numerosas menciones de la ignorancia y ausencia de educación que el gaucho Martín Fierro, así como otros personajes, hacen al caracterizarse a sí mismos. E l gaucho en efecto aparece como una persona absolutamente falta de instrucción y educación formal (y él mismo lo sabe y asume): «El campo es del inorante, / El pueblo del hombre estruido» {La Vuelta,versos 55-56). «Si alguna falta cometo / La motiva mi inorancia, / No vengo con arrogancia» {La Vuelta, versos 1767-1769). «Otro más sabio podrá / Encontrar razón mejor» {La Vuelta, versos 2043-2044). «Le pediré a ese dotor / Que en mi inorancia me deje» {La Vuelta, versos 2477-2478). «Yo creia en el testimonio / Como cree siempre el que inora» {La Vuelta, versos 2707-2708). «Soy inorante completo / Nada olvido, y nada apriendo» {La Vuelta, versos 3853-3854). Y cómo podría no ser así si analizamos la frase que Hernández introduce en su Carta a José Zoilo Miguens19 (Hernández 43) que precede el poema en cuestión: «Es un pobre gaucho, con todas las imperfecciones de forma que el arte tiene todavía entre ellos, y con toda la falta de enlace en sus ideas, en las que no existe siempre una sucesión lógica, descubriéndose frecuentemente entre ellas apenas una relación oculta y remota». En esta frase Hernández está adviertiendo de antemano que «su» gaucho y En adelante solo Carta. 28 especialmente su arte, es decir, sus poemas hechos cantos, serán imperfectos en virtud de imitar lo máximo posible la realidad que se liga a este grupo particular.Y ¿cómo podría escribir poemas de este tipo alguien instruido, erudito, habituado a manejar letras, vocablos y frases elocuentes a diario? No: esta forma «imperfecta» pertenece a «los hijos de una naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado» (Hernández 43). La forma imperfecta del lenguaje, de la ortografía y de la estilística que Hernández intencionadamente adopta (como admite en su segunda carta: Carta del Sr. Hernández a los editores de la octava edición20: «[...] Martín Fierro no sigue, ni podría seguir, otra escuela que la que es tradicional al inculto payador» (Hernández 52)) y populariza a través de los cantos de Martín Fierro, Cruz y los respectivos hijos de ambos, forma parte de su protesta ante las reformas de Sarmiento. Hernández admite que es una de las formas de provocación que pone en evidencia que la educación formal no es la única existente y válida y que un hombre inculto, en condiciones favorables, dispone de su propia sabiduría en otros campos diferentes a los que, en cambio, no alcanza un ciudadano instruido de la urbe. Un ejemplo práctico lo hallaremos en la payada con el Moreno (versos 3917-4522 de La Vuelta), en la que Martín Fierro vence al Moreno por no conocer el segundo los trabajos de una estancia en consecuencia de haber sido educado por un fraile. Martín Fierro, por el contrario, había sabido contestar a las preguntas del Moreno aún no habiendo recibido instrucción formal, más bien guiándose por la sabiduría resultante de su fusión con la naturaleza, los conocimientos transmitidos de generación en generación de forma oral, sus instintos y su sentido común. Josefina Ludmer considera La Vuelta «el gran texto estatal y didáctico de la literatura argentina: un espacio de saberes y de maestros diversos, y de instrucciones y consejos (cómo tratar a los indios, cómo cruzar el desierto, cómo hacer trampas en el juego, o cómo pasar la noche bajo las estrellas)», y concretamente la payada el máximo ejemplo del saber del gaucho: «La culminación del saber se encuentra en la payada entre Martín Fierro y el Moreno: el duelo a cuchillo de La Ida se transforma en La Vuelta en duelo verbal [...]» (Ludmer 628). Martín Fierro sale vencedor de este trance y es, por tanto, una victoria del no educado sobre uno que sí lo era, al menos hasta cierto punto: Martín Fierro: «Y te convido a cantar / Sobre cosas de la Estancia» {La Vuelta, versos 4371-4372). E l Moreno: «De la inorancia de naides / Ninguno debe abusar / [ . . . ] / Es buena ley que el más lerdo / Debe perder la carrera» {La Vuelta, versos 4379-4380; 4391-4392). Hernández apoya sus argumentos en numerosos ejemplos de las cualidades del gaucho, en este caso en los que muestran a un gaucho sabio: quizás no sea educado, pero posee numerosas cualidades y sabidurías procedentes de ancestrales sabidurías de sus antepasados y de la sabiduría adquirida de la continua exposición a la naturaleza y es, por tanto, sabio a su manera. A l comienzo de la obra el tema de la educación se halla presente en forma de protesta, está siendo negada su necesidad absoluta para una vida a su modo buena y 2 0 En adelante solo Carta II. 29 fructuosa en condiciones que existirían en caso de que al gaucho se le permitiera la vida para la que él mismo se siente predestinado. Gamerro sugiere que Hernández al principio no se planteaba más que escribir un folleto de carácter popular contra el Ministerio de Guerra e interpreta así esta fase de la obra: «Fiel al propósito inicial de Hernández, la pampa del comienzo del poema es una Arcadia en la que renace la edad de oro celebrada en la literatura pastoril del Renacimiento y el Barroco, cuando la tierra era de todos y la naturaleza daba de sí sin necesidad de trabajar, o al menos trabajando por gusto» (Gamerro 14). En las páginas de Martín Fierro podemos leer versos en los que el gaucho tiene ciertas capacidades y cualidades valiosas y es consciente de ellas (si bien no son apreciadas por los intelectuales del gobierno como Cultura con mayúscula), lo cual se puede observar en ejemplos donde, por ejemplo, un gaucho sin instrucción formal sabe componer textos, muchas veces improvisados, prueba de su inteligencia musical: «Yo no soy cantor letrao, / Mas si me pongo a cantar / No tengo cuándo acabar [...] Las coplas me van brotando / Como agua de manantial» {La Ida, versos 49-54). «Y aunque yo por mi inorancia / Con gran trabajo me esplico, / Cuando llego a abrir el pico, / Ténganlo por cosa cierta, / Sale un verso y en la puerta / Y a asoma el otro el hocico» {La Ida, versos 1897-1902). El gaucho no se siente estúpido o torpe: «No soy lerdo» {La Ida, verso 657) y sabe cuándo adoptar una actitud de prudencia y observar: «Y me les hacia el dormido / Aunque soy medio despierto» {La Ida, versos 797-798). Es capaz de valorar la situación y detectar el peligro, prueba de su inteligencia social y sus instintos: «He visto negocios feos / A pesar de mi inorancia» {La Ida, versos 821- 822). «Nunca jui gaucho dormido, / Siempre pronto, siempre listo» {La Ida, versos 967- 969). Tiene, como todo ser humano, la capacidad de autocrítica: «En medio de mi inorancia / Conozco que nada valgo» {La Ida, versos 979-980). No está del todo desconectado del mundo de los instruidos y sabios, no siente resentimiento y piensa sobre temas metafísicos: «Imploro a la alma de un sabio / Que venga a mover mi labio / Y alentar mi corazón» {La Vuelta, versos 16-18), así como tampoco tiene necesariamente que ser él siempre el que ha de aprender y tomar del instruido, sino que también él tiene algo que ofrecer: «Y el que me quiera enmiendar / Mucho tiene que saber - / Tiene mucho que aprender / El que me sepa escuchar» {La Vuelta, versos 91- 94). E l saber de los gauchos surgido de la convivencia con la naturaleza, de los instintos y sus conocimientos transmitidos de forma oral de generación en generación han sido admirados también por Lucio Mansilla en su Excursión a los indios ranqueles: «El aire libre, el ejercicio varonil del caballo, los campos abiertos como el mar [...] produce un tipo generoso, que nuestros políticos han perseguido y estigmatizado, que nuestros bardos no han tenido el valor de cantar, sino para hacer su caricatura» (Mansilla 216). Estas líneas no solo expresan admiración por las cualidades del gaucho, admiten también la injusticia con la que el gobierno los está tratante. Hernández, quien comparte la postura de Mansilla, nos hace ver así al hombre pampeano: este dispone de inteligencia musical y natural, capacidad del uso de la lógica y de llegar a sabias 30 conclusiones, así como de analizar críticamente distintas situaciones: es, de hecho, un gaucho inteligente. Los gauchos no solo son conscientes de sus conocimientos, sino que también son capaces de ponerlos en práctica en
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