Logo Studenta

La_educacion_en_Martin_Fierro_Archive

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Masarykova univerzita 
Filozofická fakulta 
Ustav románskych jazyků a literatur 
Ľudmila Vyčítalová 
Educación en Martin Fierro 
Bakalárska diplomová práce 
Vedoucí práce: Mgr. Daniel Vázquez Tourino, Ph.D. 
Brno 
2020 
Quisiera dar las gracias al tutor de la presente tesina, 
Mgr. Daniel Vázquez Touriño, Ph.D., por sus útiles y sabios consejos, su 
paciencia, su apoyo y el tiempo que ha invertido en la tutoría de este 
trabajo. 
2 
Prohlašuji, že jsem tuto bakalářskou práci vypracovala samostatně a že 
jsem veškeré použité prameny uvedla v seznamu literatury. 
Ludmila Vyčítalová 
3 
r 
índice 
índice 4 
INTRODUCCIÓN 5 
Objetivos e hipótesis del trabajo 5 
Metodología 6 
1. LIBERALISMO EN ARGENTINA EN EL SIGLO XIX 7 
1.1. Argentina del s. XIX: entorno histórico y político 8 
1.2. Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888): breve biografía y su concepto de 
civilización y barbarie 11 
1.3. La educación en Argentina hasta el siglo XIX 14 
1.4. La reforma del sistema educativo y Sarmiento 15 
2. MARTÍN FIERRO, LA POESÍA GAUCHESCA 19 
2.1. Contexto literario e histórico 19 
2.2. El impacto del género gauchesco en general y del poema Martin Fierro en particular 
en la sociedad 21 
2.3. Caracterización del poema 22 
3. LA EDUCACIÓN EN MARTÍN FIERRO 28 
3.1. Análisis del poema 28 
3.2. Conclusión del análisis 41 
4. CONCLUSIONES 44 
TRABAJOS CITADOS 47 
4 
INTRODUCCIÓN 
Objetivos e hipótesis del trabajo 
El presente trabajo tiene por tema la educación en Martín Fierro, la obra más 
famosa del escritor argentino José Hernández. Esta obra suya es una protesta abierta 
contra los pasos dados por el gobierno de los liberales dentro de su estrategia 
consistente en elevar la cultura del país mediante la sustitución de los ineducables por 
inmigrantes europeos. 
La hipótesis de la que parte es que Hernández usa, para la defensa de los 
gauchos (también considerados ineducables), no solo acusaciones y argumentaciones 
relacionadas con la (injusticia o la política, sino que también se sirve del tema de la 
educación como de uno de los instrumentos de defensa del hombre de la pampa. 
El motivo de seleccionar el tema de la educación en el poema Martín Fierro 
surge de una previa búsqueda de trabajos realizados sobre este tema en particular. 
Durante la misma resultó evidente que Martín Fierro es una obra analizada desde 
numerosos puntos de vista: ley y justicia (J. Ludmer, O.R. Burgos), concepto de gaucho 
en la sociedad, la persona y vida del gaucho (E. Ortiz Gambetta, J. Oviedo), la 
estructura y sintaxis del poema (F. Sorrrentino, J. Oviedo), imágenes y símbolos 
frecuentes en el género, como fuente de información acerca de la vida en la Frontera, 
etc. También existen numerosos estudios, tesis, artículos y libros existentes acerca de la 
persona y la obra de Domingo Faustino Sarmiento (A. Rodríguez Maldonado, Carlos 
Mari chai, M . Rosa Lojo, C. Elina Herrera), su fructuosa labor e interesante biografía, 
sobre su actividad en el ámbito de la educación. Son visiblemente menos numerosos los 
trabajos que han aparecido (al menos en el idioma español) en los distintos catálogos 
centrados en la combinación de ambas áreas, es decir, tras la búsqueda del tema 
educación en relación con el tema Martín Fierro. E l presente trabajo pretende, pues, 
ampliar el estudio del poema Martín Fierro en esta dirección y en el idioma español. 
E l objetivo primordial de esta investigación es ante todo mostrar que en el texto 
de la obra se puede hallar uso de la educación y que el motivo de su presencia en el 
poema es, en efecto, la defensa del gaucho. 
Para poder establecer la relación de lo encontrado con las circunstancias (y así 
poder determinar si los hechos coinciden con la hipótesis), primeramente se hace 
evidente la necesidad de conocer las mismas, por tanto uno de los objetivos 
subordinados al principal es presentar las circunstancias históricas, sociales y políticas 
del país en la época en que Martín Fierro fue escrito (y la precedente). Hay que conocer 
los hechos para poder responder a las siguientes preguntas: ¿Cómo era la educación en 
Argentina en la primera mitad del siglo XFX? ¿Qué papel le correspondía al gaucho 
dentro y respecto a la misma? ¿Cuál es el motivo que impulsa a Hernández a abordar el 
tema de la educación? ¿Son motivadas las apariciones del tema de la educación en el 
poema por los cambios políticos que ocurrían en la época? ¿Tienen una relación directa 
con la actitud progresista y reformista de Domingo Faustino Sarmiento? 
5 
Como partimos de la hipótesis que responde de un modo afirmativo a estas dos 
últimas preguntas, se nos plantean otros objetivos más, que a su vez trazan la 
metodología a utilizar para el procedimiento: 
a) conocer el poema y a su autor para poder mejor interpretar las muestras del 
tema y ligar los hallazgos a la hipótesis, 
b) clasificar los hallazgos: ¿de qué tipo de educación o saber se trata? ¿Cómo 
los ha adquirido el gaucho? ¿Qué cualidades le conceden? 
c) Responder a más preguntas: en base a las cualidades que el saber y la 
educación inculcan al gaucho, ¿cuál es la imagen del gaucho que Hernández 
ofrece? ¿Es capaz de ser educado o, tal y como sugiere Sarmiento, es un 
ineducable sin remedio? ¿Cuál es el mensaje de Hernández para Sarmiento? 
Metodología 
Con el fin de encontrar respuestas a las preguntas más arriba indicadas, ha sido reunida 
información pertinente que a su vez ha sido organizada en la siguiente estructura: 
El primer capítulo del presente trabajo es dividido en subcapítulos, en el primero 
de los cuales es presentado el entorno histórico y político que caracterizaba Argentina 
en el siglo XIX, especialmente en la primera mitad del mismo. Serán, pues, resumidos 
los hechos que preceden y que crean el contorno histórico-social de los hechos narrados 
en el poema y a los que hay referencias en el tercer capítulo, correspondiente al análisis 
del poema. En el segundo subcapítulo será presentada la persona de Domingo Faustino 
Sarmiento: su biografía, ideología y sus hechos relevantes para el tema de este trabajo 
por tener relación con la educación y los gauchos. Asimismo, otro de los subcapítulos 
de este primer capítulo contiene un resumen de la historia de la educación en el país con 
el fin de hacer más patente la influencia que Sarmiento tuvo en la misma y el alcance de 
las reformas del sistema educativo por él promovidas. 
E l segundo capítulo está enfocado a la poesía gauchesca y a la faceta formal del 
poema Martín Fierro. A l igual que el primero, se halla dividido en subcapítulos que son 
dedicados a la presentación del contexto literario del género y del poema en particular, a 
la caracterización del poema y al análisis del impacto que los versos de Hernández 
tuvieron en la sociedad, respectivamente. 
La intención de estos capítulos de carácter más bien expositivo es fundar una 
base de información que sirva para interconectar los conocimientos adquiridos del área 
de historia, historia de la literatura, teoría de la literatura y la educación con el fin de 
crear un análisis complejo del texto, al que, de hecho, se dedica el capítulo tercero, en el 
cual se lleva a cabo el análisis investigativo en (y entre) las líneas del poema Martín 
Fierro, que a su vez precede el capítulo final centrado en las conclusiones surgidas del 
análisis y que concluye la presente tesina. 
6 
1. LIBERALISMO E N ARGENTINA E N E L SIGLO XIX 
Doctrina social, económica y política, el liberalismo es una corriente basada en 
la defensa de la igualdad ante la ley, las libertades individuales, la libertad del comercio 
(y el consecuente capitalismo) y de otras formas de libertad humana, que una parte de 
intelectuales y políticos quiso imponer en los nuevos países surgidos tras las guerras de 
la independencia del dominio colonial de España en América Latina en las primera 
décadas del siglo XIX. No obstatnte esta corriente se enfrentaba con otra 
tradicionalista, la de los criollos que veían enel caos surgido tras la caída del sistema 
administrativo español una oportunidad para formar su propio estado que sucumbiría a 
gobierno autócrata o al de una oligarquía. 
E l siglo X I X fue, pues, un siglo de pugnas entre dos tendencias predominantes 
en los nuevos estados surgidos, ente ellos Argentina: aquí concretamente se trataba de 
las luchas entre el federalismo y el liberalismo, es decir, entre los defensores de la 
división de Argentina en provincias con competencias de autogobierno, unidas en una 
federación, y los que deseaban convertir la nación en una república basada en la 
democracia: los liberales (también llamados «los unitarios»), 
A estos dos bandos enfrentados los diferenciaba, además, el concepto que tenían 
sobre los los privilegios eclesiásticos, la educación, la economía, sobre las relaciones 
internacionales, etc.: mientras que los federales o conservadores («caudillos»)Meseaban 
basar su economía en la ganadería y la agricultura, los liberales deseaban industralizar y 
modernizar el país. Mientras que los primeros contaban con el apoyo de los gauchos y 
los usaban como mano de obra, los segundos hubiesen preferido sustituirlos por una 
población mucho más instruida y culta. Ambos bandos expresaban su intenso 
desacuerdo con el opuesto, véase un par de ejemplos: «Rosas siempre hablaba de ellos 
[de los liberales] como de masones e intelectuales y subversores que minan el orden y 
la tradición» (Chalupa 129).2 Los liberales, por su parte, consideraban a Rosas un 
caudillo enmascarado tras el concepto del federalismo, cuyas únicas pretensiones eran 
cuidar de sus intereses personales y favorecer la provincia que gobernaba a modo de Río 
de la Plata») y le describía como el símbolo del barbarismo [...]» (Chalupa 128).3 Esta 
confrontación de dos polos opuestos está también fielmente reflejada en la obra de 
Sarmiento, quien pone por título «Facundo, la civilización y la barbarie»4^ su obra 
cumbre, en la cual escribe, en el capítulo Aspecto físico de la República Argentina y 
caracteres, hábitos e ideas que engendra: «[...] es el territorio que se llamó Provincias 
Unidas del Río de la Plata, y en el que aún se derrama sangre por denominarlo 
República Argentina o Confederación Argentina» (Sarmiento 57-58). En los 
1 Jefes de gobierno que, generalmente, habían tomado el poder a través de un golpe militar y gobernaban 
como autócratas. 
2 Del original «Rosas se o nich vždy vyjadřoval jako o „zednářích a intelektuálech" a o „podvratnících" 
kteří podminovávají řád a tradici» tradujo L. Vyčítalová (así será en todas las traducciones a pie de letra 
de este trabajo). 
3 Del original «Opozice ho nazývala krvavým tyranem („Caligula z Río de la Plata") a vykreslovala jako 
symbol barbarství [...]». 
4 En adelante solo Facundo. 
7 
subcapítulos siguientes serán vistos más de cerca ambas áreas: la historia de Argentina 
del siglo X I X y la personalidad de Domingo Faustino Sarmiento. 
1.1. Argentina del s. XIX: entorno histórico y político 
Tras las Guerras de la Independencia y la proclamación de la misma (Quito en 
1809, Buenos Aires en 1810, Caracas, Bogotá y Santiago de Chile en 1811, México en 
1813) fue, en 1819, erigida la Gran Colombia de Simón Bolívar, el sueño sobre una 
América Latina unida en confederación de repúblicas de carácter liberal-conservador, 
una unión de pueblos sobre la base de su comunidad de origen, lingüística y religiosa. 
Tras el fracaso de este proyecto, América Latina se sumió en numerosas guerras civiles 
y de independencia entre sus países integrantes, ya que el sistema administrativo 
existente en la época colonial se había derrumbado sin que se hubiese edificado otro que 
funcionase. Así, mientras el mundo occidental participaba de la fiebre de la 
modernización, mecanización, avances técnicos y científicos, Hispanoamérica se batía, 
sumida en caos y anarquía, por constituir su nueva identidad, desembocando este 
proceso en la militarización de la mayoría de las nuevas sociedades (Quesada 85), en 
cuyas cabezas se asentaban los ya mencionados caudillos: «oligarcas tradicionalistas a 
quienes los principios democráticos les eran ajenos»5 (Chalupa 120). 
Argentina iniciaba la era de su independencia de España en circunstancias 
dificultosas, ya que a pesar de disponer de grandes riquezas potenciales, no disponía de 
medios para explotarlas: no había minas (aparte de Potosí) en las que se explotaran las 
grandes reservas minerales, no existía suficiente mano de obra para trabajar la extensa 
tierra fértil, carecía de mercancía con la que comercial a pesar de tener una red 
comercial desarrollada, etc. Las zonas comerciales más lucrativas eran cedidas 
progresivamente a los británicos, obligando esto a los comerciantes argentinos a 
dedicarse a la ganadería y a la agricultura. 
Por otro lado Argentina no era un país de población homogénea, sino que estaba 
compuesto por diferentes grupos étnicos: los criollos, los indios y los mestizos (además 
de, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo, numerosos inmigrantes de 
países europeos). La convivencia entre los ganaderos y agricultores asentados en sus 
«estancias»6 y los indios era especialmente difícil en las zonas fronterizas entre ambos 
territorios en el interior del país (la Frontera), ya que los indígenas realizaban 
incursiones a las zonas habitadas por los criollos con el fin de robarles los frutos de su 
labor: las cosechas, cabezas de ganado, caballos, etc., así como tomar cautivas y 
cautivos de entre los criollos asentados en la zona. Estas incursiones eran denominadas 
«malones» y, como fenómeno de gran interés para la definición de la identidad nacional 
5 Del original.: «[...]ve většině zemí se chopila moci tradiční oligarchie, které byly principy demokracie 
cizí [...].» 
6 Granjas. 
8 
y para la descripción del entorno histórico, político y social de la época, están descritas 
en el poema Martín Fierro, hay numerosas menciones en la obra Una excursión a los 
indios ranqueles de Lucio Victorio Mansilla (Mansilla), aparte de muchas menciones en 
otra literatura (gauchesca o no) que no forma parte de las fuentes de este trabajo. 
Sarmiento describe los malones del siguiente modo: 
«El malón irrumpía por sorpresa, casi siempre durante la noche, dando peculiares 
alaridos para infundir terror. El propósito fundamental del malón era apropiarse 
del ganado, solía también tomar cautivos; obtenido el botín huía confiado en la 
velocidad y resistencia de sus cabalgaduras» (Sarmiento, Facundo). 
Los «malones» jugaron un papel muy importante en la política argentina, ya que 
el éxito de los políticos dependía, en gran medida, de su capacidad de solventar este 
problema, que no dejaría de existir hasta la «Conquista del desierto» (1879) llevada a 
cabo por Julio Argentino Roca. De hecho, según Jiří Chalupa, fue la incapacidad del 
gobierno de Rivadavia (1826-1827) de asegurar la Frontera ante los ataques de los 
indios que sirvió de tierra fértil para el aumento del poder de Rosas, quien antes de 
convertirse en dictador, ya había ganado fama como el jefe de la campaña contra los 
indios del año 1828 (Chalupa). 
No obstante, dividir la sociedad argentina de las primeras décadas del siglo X I X 
en indios y criollos sería demasiado simplificado, ya que junto a los indios con 
frecuencia convivían criollos y gauchos, normalmente los que huían ante la ley por 
crímenes cometidos o por desertores (Chalupa 121)7. Sarmiento se refería a estos 
gauchos como a «gauchos malos», véase aquí la definición que hace de ellos en 
Facundo: 
EL GAUCHO MALO 
Este es un tipo de ciertas localidades, un outlaw, un squatter, un misántropo 
particular. Es el Ojo de Halcón, el Trampero de Cooper, con toda su ciencia del 
desierto, con toda su aversión a las poblaciones de los blancos, pero sin su moral 
natural y sin sus conexiones con los salvajes. Llámanle el Gaucho Malo, sin que este 
epíteto lo desfavorezca del todo. La justicia lo persigue desde muchos años; su 
nombre es temido, pronunciadoen voz baja, pero sin odio y casi con respeto. Es un 
personaje misterioso: mora en la pampa, son su albergue los cardales, vive de 
perdices y mulitas; si alguna vez quiere regalarse con una lengua, enlaza una vaca, la 
voltea solo, la mata, saca su bocado predilecto y abandona lo demás a las aves 
mortecinas. De repente, se presenta el gaucho malo en un pago de donde la partida 
acaba de salir: conversa pacíficamente con los buenos gauchos, que lo rodean y lo 
admiran; se provee de los vicios, y si divisa la partida, monta tranquilamente en su 
caballo y lo apunta hacia el desierto, sin prisa, sin aparato, desdeñando volver la 
cabeza. La partida rara vez lo sigue; mataría inútilmente sus caballos, porque el que 
7 Del original:«I když řady j ej ich bojovníků príležitostne posílili kočovní gaučové, rozvadění se svými 
estancieros, hledaní zločinci či dezertéri z armády, na smutném konci původních obyvatel pampy to nic 
nezménilo». 
9 
monta el gaucho malo es un parejero pangaré tan célebre como su amo. Si el acaso 
lo echa alguna vez, de improviso, entre las garras de la justicia, acomete a lo más 
espeso de la partida, y a merced de cuatro tajadas que con su cuchillo ha abierto en la 
cara o en el cuerpo de los soldados, se hace paso por entre ellos, y tendiéndose sobre 
el lomo del caballo, para sustraerse a la acción de las balas que lo persiguen, endilga 
hacia el desierto, hasta que, poniendo espacio conveniente entre él y sus 
perseguidores, refrena su trotón y marcha tranquilamente. (Sarmiento 91). 
Los gauchos y los habitantes de las zonas rurales en general fueron la base del 
poder de los caudillos. La primera mitad del siglo X I X Argentina estuvo, como ya ha 
sido mencionado más arriba, marcada por luchas y guerras civiles, que desde la toma 
del poder por Rosas (1829) cambió del carácter inicial federales-liberales a rosistas-
antirrosistas. Los antirrosistas, grupo compuesto por los unitarios y los jóvenes 
reformistas radicales, fueron reprimidos por Rosas en 1839, después de lo cual tuvieron 
que refugiarse en el exilio ante el alcance de la Sociedad Popular Restauradora, 
popularmente llamada Mazorca8. Esta situación duraría hasta la derrota del dictador 
Rosas por Justo José de Urquiza, quien gobernó desde 1854 hasta 1860, un federal 
seguido por el liberalista Bartolomé Mitre (1862-1868) y finalmente por Domingo 
Faustino Sarmiento (1868-1874), a cuya persona se presta atención especial en el 
subcapítulo siguiente. 
E l cambio en la orietación política de la nación transcurrido en torno a la mitad 
del siglo produce numerosos cambios en el país: Argentina, ahora convertida en 
república que se basa en una constitución y cuyo gobierno pretende instaurar los 
principios democráticos, inicia una serie de reformas que se plantean elevar el país a 
nivel de otros países desarrollados (europeos, estadounidenses): se fomenta el comercio 
internacional, se diversifica más la ganadería y la agricultura (pieles, carne salada, 
ovejas, trigo), se construyen vías de ferrocarril, escuelas, institutos y universidades. Por 
otro lado, Argentina se va convirtiendo en un país cada vez más dependiente 
económicamente de las inversiones extranjeras, especialmente las británicas, ante todo 
durante las últimas décadas del siglo X I X . Como resume Ricardo Campa en su artículo 
Perfil político de América Latina, América Latina en general se convirtió en un sistema 
de exportación de productos básicos hacia el mundo industrializado, produciendo la 
quinta parte de alimentos del mundo antes de la primera guerra mundial, con lo cual 
dependía de la economía externa (Campa 368). Tal situación se produce también en 
Argentina, causada por el desequilibro entre la importación y la exportación, sumiendo 
al país en problemas económicos en la década de los setenta y que reaparecerían con 
más intensidad todavía durante el gobierno de Miguel Juárez Celman (1886-1890) 
(Chalupa 156). Con el fin de modernizar el país, los gobiernos liberales invitan a 
inmigrantes europeos para «enriquecer» la sociedad y «diluir» así la composición 
8 La interpretación fonética de estas palabras también podría ser «más horca». Sarmiento menciona esta 
institución en el mismo inicio de Facundo, donde en la página 37 escribe: «A finales del año 1840 salía 
yo de mi patria desterrado, estropeado, lleno de cardenales, puntazos y golpes recibidos el día anterior en 
una de esas bacanales sangrientas de soldadesca y mazorqueros.» (Sarmiento, Facundo 37). 
10 
genética indio-española que los liberales, especialmente Sarmiento, considerarán la 
fuente de los problemas del país, pues a través de ella continúa la adhesión a las ideas 
oscurantistas y atrasadas de España (Sarmiento, Las escuelas xxvi, 50, 292,...). 
Estas circunstancias (junto con muchas otras y muchos otros acontecimientos 
históricos que, si bien son de gran interés, no son objeto directo del presente trabajo, por 
lo que no se hallan presentados en este apartado) son las que crean el marco histórico, 
político y social para la obra de José Hernández, para los gauchos y para Domingo 
Faustino Sarmiento: tres elementos que son relevantes para esta tesina por su relación 
con la historia del gaucho Martín Fierro. 
1.2. Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888): breve biografía y su 
concepto de civilización y barbarie 
A veces asociado con la generación del 1837 por su relación con los miembros 
de la misma, a pesar de haberlos conocido después de la ruptura de la Asociación de 
Mayo (Shumway 590) que reunía a estos intelectuales, Domingo Faustino Sarmiento 
fue un importante escritor, político, docente, militar y estadista argentino, nacido en San 
Juan en el seno de una familia humilde. A lo largo de su vida ocupó cargos de lo más 
importantes en su país: fue presidente de la República, gobernador, senador, embajador 
en los Estados Unidos, Ministro de Educación. Durante toda su vida fomentó 
incansablemente la educación pública y fundó un importante número de escuelas. 
Escribió una extensa obra sobre temas de historia, teoría social, biografías, obras 
filosóficas o mezclas de todo ello, como por ejemplo su obra más famosa: Facundo. 
Civilización y barbarie 9 .También escribió manuales educativos, artículos, 
correspondencias: su obra suma cincuenta y dos volúmenes. Fundó importantes 
periódicos: El Zonda en 1839 en Argentina, El Progreso (en Chile), escribía para 
muchos otros. 
Con tan solo diecisiete años se enroló en el ejército unitario en una rebelión 
contra el caudillo local, lo cual le costó su primer exilio a Chile (en el futuro vendrían 
dos exilios más) a sus diecinueve años. En Chile fue maestro, siguió estudiando, 
empezó a escribir artículos para los periódicos El Mercurio, El Heraldo Nacional, El 
Nacional. Aprendió inglés y francés y cuando volvió a Chile tras una corta estancia en 
su provincia natal, ya fue para escribir sus importantes ensayos, colaborar con 
periódicos locales y discutir con otros intelectuales, sobre todo con Andrés Bello. 
Su ensayo más importante, a la vez que primero, fue Civilización y barbarie: 
vida de Juan Facundo Quiroga, publicado en Chile en 1845. En este ensayo quería 
escribir la biografía de Quiroga, el hombre que le exilió por primera vez de Argentina. 
La reacción del gobierno de Argentina fue pedir su extraditación en consecuencia de la 
9 En adelante abreviado en Facundo. 
11 
ofensa que Sarmiento había dirigido al dictador Rosas. Sarmiento no fue extraditado, 
pero dio un giro a su obra modificándola hasta convertirla en una crítica del caudillismo 
en general y una acusación convincente contra Rosas en particular. 
Las partes de Facundo, obra que documenta detalladamente el concepto que 
Sarmiento tenía sobre Argentina y sobre la situación social, política y cultural del país, 
podrían resumirse de la siguiente manera: en la primera parte el autor atribuye a la 
barbarie el fracaso nacional del país, definiendo la barbarie como consecuencia de la 
tradición hispano-católica y la razade la mayoría de la población (españoles, indios, 
mestizos). También dirige su crítica a la tierra no aprovechada de Argentina, sobre todo 
a la vasta Pampa, donde en su opinión reside una fuente de problemas - los gauchos y 
su estilo de vida simple, comparable a las culturas nómadas primitivas, que lo hace fácil 
presa de los caudillos. Indicamos aquí algunos fragmentos de Facundo para corroborar 
que, en efecto, Sarmiento veía el barbarismo en numerosos aspectos de la sociedad 
rural, empezando por un fragmento del capítulo La Rioja, donde se refiere 
específicamente a uno de los tipos de gaucho, en los que Sarmiento los divide: 
«El llanista es el único que ignora que es el ser más desgraciado, más miserable y 
más bárbaro; y gracias a esto vive contento y feliz cuando el hambre no le acosa» 
(Sarmiento, Facundo 149). 
Siguiendo por este otro fragmento del capítulo Gobierno unitario, que ya abarca la 
sociedad argentina en general: 
«El bloqueo francés fue la vía pública por la cual llegó a manifestarse sin embozo 
el sentimiento llamado propiamente americanismo. Todo lo que de bárbaros 
tenemos; todo lo que nos separa de la Europa culta, se mostró desde entonces 
[...]»(Sarmiento, Facundo 343) 
Así como podemos ver otros matices del barbarismo en el capítulo Ensayos: 
«¿Hubo cuestión religiosa en la República Argentina? Yo lo negaría 
rotundamente, si no supiese que cuanto más bárbaro y, por tanto, más irreligioso 
es un pueblo, tanto más susceptible es de preocuparse y fanatizarse» (Sarmiento, 
Facundo 205). 
En la segunda parte de Facundo prescribe, a través de su protagonista, las 
soluciones a este problema: la civilización de la población a través de su educación y la 
inmigración de personas procedentes de países avanzados (Europa y Estados Unidos) y 
la modernización del país. Sarmiento veía en los gauchos y en los indios un problema 
insuperable, los consideraba ineducables, de hecho desde su posición de persona pública 
12 
buscó erradicar la existencia de estos dos grupos a través del exterminio (véase 1.4. La 
reforma del sistema educativo y Sarmiento). 
Sarmiento lamentaba asimismo que Argentina hubiese sido colonizada por 
España, la «hija retrasada de Europa», que vivía oprimida por la Inquisición y la fe 
católica, caracterizada por el absolutismo (Sarmiento 43). En su mentalidad liberalista 
se inclinaba abiertamente más a las ideas liberales francesas e inglesas. Asimismo veía 
un problema en la inadecuación de razas, la mezcla de la sangre criolla con la india (que 
tras 300 años de mezcla incluye todas las clases bajas argentinas), ideas que Sarmiento 
esparce a lo largo de su obra cumbre Facundo y que se hallan recogidas de forma 
organizada y resumidas en el artículo de Ñacunan Saez «La mirada del tigre: Percepción 
e historicidad en el Facundo» (Saez 24-25) o en el trabajo de Eugenia Ortiz Gambetta: 
«De "matrero" a símbolo nacional: la imagen literaria del gaucho en dos novelas 
argentinas del siglo XIX» (Ortiz Gambetta). 
Tras la descripción de las fuentes de la barbarie, en el Facundo Sarmiento ataca 
a sus principales manifestaciones: los caudillos, concretamente Quiroga y Rosas. Ellos 
encarnan, para él, la herencia medieval, lo pueblerino, el salvajismo, lo cual les permite 
reaccionar a los deseos rudimentarios de las masas (Sarmiento, Facundo 41, 46, 143, 
186, 197), igual de incultas y bárbaras que ellos. Es por ello que, en la opinión de 
Sarmiento, el cambio llegará no con la eliminación de los caudillos, sino con el cambio 
de la situación en la sociedad, que es la que les da poder para existir. 
Ese cambio se lo imagina como la realización del desarrollo económico: 
construcción de ferrocarriles, líneas de telégrafo, establecimiento de la navegación de 
los ríos, construcción de cercados. Propone la inmigración desde los países civilizados 
para cambiar la raza, eliminar a los gauchos y los indios, construir escuelas por doquier 
e imponer un sistema de educación europeo o mejor aún, norteamericano. 
Tras visitar África, Europa y América escribió sus Viajes. En ellos realzaba a los 
Estados Unidos como el máximo modelo a seguir en su proceso de modernización. 
Fruto de sus viajes fue, también, la obra Educación popular, donde describe 
detalladamente los sistemas educativos de los países que había visitado. La influencia 
de Horace Mann, su amigo norteamericano, ídolo a imitar (Sarmiento, Las escuelas xxi, 
40, 41, 46, 49, 86) 1 0 por su actividad pedagógica, es notable en esta obra que propone la 
necesidad de financiación independiente de las escuelas públicas, el jardín de infancia, 
la educación de los maestros, etc. 
Cuando Urquiza se levantó en rebelión contra Rosas, Sarmiento se unió a sus 
tropas, aparte de que dirigió al nuevo presidente el ensayo Argirópolis, en el que 
proponía la nueva organización de Argentina. 
1 0 Título completo de la obra: Las escuelas, base de la prosperidad i de la República en los Estados 
Unidos: informe al ministro de instrucción pública de la República Arjentina. 
13 
Más tarde Sarmiento se une al gobierno de Mitre en Buenos Aires, se convierte 
en el embajador de su gobierno en Estados Unidos y más adelante en el séptimo 
presidente de Argentina en el año 1868. Los años precedentes a su muerte en Paraguay 
vuelve a escribir ensayos, el último de los cuales fue Conflictos y armonías de las razas 
de América. En esta obra se detecta de nuevo un pesimismo motivado por el fracaso, 
pero ya no ofrece soluciones. E l autor siente haber fallado en su intención de poblar 
Argentina de habitantes de origen genético diferente (la mayoría son españoles e 
italianos), así como percibe en el gobierno de Roca un nuevo tipo de caudillismo, a la 
vez que sigue viendo el problema de la raza detrás del fracaso del país en su camino 
hacia la organización de un gobierno duradero y efectivo. Fallece en Paraguay a causa 
de insuficiencia cardíaca. 
1.3. La educación en Argentina hasta el siglo XIX 
La oposición de ideas y conceptos entre las fuerzas políticas en la Argentina del 
siglo X I X se proyectaba también en el sector de la educación, llegando a producirse, en 
este caso, también la prolongación del conflicto en conflicto entre el sector eclesiástico 
(desde la época de la conquista de América encargado de la instrucción del pueblo, 
primero a través de las misiones, en colegios y escuelas más tarde) y los liberales, 
quienes proponían una educación laica impartida por profesores profesionales e 
inspirada en los modelos aplicados en países como Francia, Inglaterra y especialmente 
en el de los Estados Unidos. Si bien es verdad que algunos sabios como Manuel de 
Belgrano o Hipólito Vieytes habían fundado instituciones educativas importantes ya a 
finales del siglo XVIII (Puigrrós), así como en los siglos anteriores habían sido 
fundadas algunas universidades, todavía en la primera mitad del siglo X I X la educación, 
en gran medida controlada por las órdenes eclesiásticas, no conseguía cubrir todas las 
zonas y especialmente las áreas rurales quedaban fuera del alcance de las mismas. 
Además en gran medida se seguía aplicando el antecedente de la época de la Ilustración, 
ligada a las reformas iniciadas por los Borbones tras su subida al trono español, que 
excluía a las castas (negros, mulatos, zambos, cuarterones) y a los estratos más pobres 
de la sociedad de la educación (siendo este punto importante en cuanto a la relación con 
el tema del presente trabajo, ya que de él se desprende el hecho de que el gaucho 
perteneciera entre los excluidos). 
Los conceptos sobre la educación se diferenciaban no solo en función de la 
corriente ideológica y política que la implementaría, sino que dentro de las corrientes 
mismas había diferentes maneras de entender lo que era la pedagogía ideal a aplicar. Así 
dentro del liberalismo argentino del siglo X I X podemos distinguir, según la 
clasificación que hace Adriana Puiggrós en su obra Qué pasó en la educación: breve 
historia desde la conquista hasta el presente(Puigrrós 43-45), las distintas tendencias 
en la educación: 
14 
a) Pedagogía liberal radicalizada, influida por Rousseau y los socialistas utópicos. 
Esta corriente era antirracista, democrática, inclinada hacia el laicismo y el 
anticlericalismo. Algunos de los exponentes de esta tendencia: Simón Rodríguez 
(maestro de Bolívar), Moreno (Argentina). 
b) Educación federalista popular con elementos liberales: un intento de desarrollar 
una educación moderna apoyándose en la participación de la sociedad civil y en 
la cultura de los pueblos. La puso en marcha el caudillo nacionalista popular 
Francisco Solano López, derrotado en la Guerra de Paraguay, y otros caudillos 
desarrollaron experiencias semejantes. 
c) La pedagogía de la generación liberal de 1837, en particular la de Sarmiento. 
Esta versión era moderadamente liberal, pues partía de la exclusión de los indios 
y la descalificación de toda expresión cultural popular. Rechazaba la herencia 
hispánica y propugnaba la europeización de la cultura y la imitación del modelo 
educativo norteamericano. Sus criterios pedagógicos eran los más democráticos 
de la época. 
d) La pedagogía liberal oligárquica. Muchos liberales pertenecientes a la oligarquía 
querían modernizar el sistema, importando la estructura e ideología más elitista 
basándose en el modelo francés. Bartolomé Mitre continuaría esta tendencia. 
Con las nuevas corrientes liberalistas en la educación seguían coexistiendo las 
pedagogías tradicionalistas, colonialistas y antiindependentistas, dirigidas por los 
sectores prohispánicos de la Iglesia Católica. Rechazaban la educación de los indios y 
los mestizos y se extendieron desde su núcleo en Córdoba, convirtiéndose en 
nacionalismo católico (uno de sus exponentes fue el dictador Juan Manuel de Rosas). 
A diferencia de Europa, donde las bases de un sistema escolar sistematizado 
nacían de la necesidad de formar masas para el trabajo industrial, en Argentina el 
sistema nacía de la transformación de las instituciones educativas coloniales, siendo este 
proceso lento a pesar de la avidez de los liberales y progresistas por absorber los 
métodos pedagógicos de los países europeos y del sistema de educación norteamericano 
(Puigrrós). Así todavía en tiempos de Sarmiento era habitual la persistencia de métodos 
anticuados en las escuelas, por ejemplo la tortura como castigo, hecho que Sarmiento 
denunciaría en sus trabajos (Sarmiento, De la Educación Popular 137, 246). 
1.4. La reforma del sistema educativo y Sarmiento 
El papel de Sarmiento en el sistema de la educación argentina fue clave. Se 
alineó a la generación de intelectuales llamada la Generación del 1837 y la Asociación 
de Mayo, cuyos miembros pretendían hacer una revolución moral, meterse en los 
corazones de las personas y ganarlas para su causa antirrosista de tal modo que no 
hiciese falta derramar sangre, sino cambiando la sociedad, convirtiéndola en menos 
manipulable por los caudillos gracias a su educación e instrucción. Los miembros de la 
15 
Asociación sentían la «responsabilidad» de reconstruir el país después de la caída de 
Rosas, como se puede deducir del texto de Facundo, donde Sarmiento denuncia los 
males cometidos por la dictadura y anuncia las soluciones que los liberales (el Nuevo 
Gobierno) tomarían: 
«Porque él ha destruido los colegios y quitado las rentas a las escuelas, el Nuevo 
Gobierno organizará la educación pública en toda la República, con rentas 
adecuadas y con Ministerio especial, como en Europa, como en Chile, Bolivia y 
todos los países civilizados; porque el saber es riqueza, y un pueblo que vegeta en 
la ignorancia es pobre y bárbaro, como lo son los de la costa de África, o los 
salvajes de nuestras pampas. 
Porque él ha encadenado la prensa, no permitiendo que haya otros diarios que los 
que tiene destinados para vomitar sangre, amenazas y mueras, el Nuevo Gobierno 
extenderá por toda la República el beneficio de la prensa, y veremos pulular 
libros de instrucción y publicaciones que se consagren a la Industria, a la 
Literatura, a las Artes y a todos los trabajos de la inteligencia. 
Porque él ha perseguido de muerte a todos los hombres ilustrados, no admitiendo 
para gobernar sino su capricho, su locura y su sed de sangre, el Nuevo Gobierno 
se rodeará de todos los grandes hombres que posee la República, y que hoy andan 
desparramados por toda la tierra, y con el concurso de todas las luces de todos 
hará el bien de todos en general. La inteligencia, el talento y el saber serán 
llamados, de nuevo, a dirigir los destinos públicos, como en todos los países 
civilizados» (Sarmiento, Facundo 370). 
Sarmiento compartía con los intelectuales de la Asociación de Mayo el concepto 
de la educación como condición para ejercer la ciudadanía. Según esta teoría, la 
democracia significaba igualdad social y era necesario que cada ciudadano tuviese 
instrucción para poder ejercer sus derechos de ciudadanía, siendo necesario que fuese el 
Estado (y no la religión) quien impartiese tal educación 1 1. 
E l reparto de tareas o ámbitos de los que ocuparse entre los miembros de la 
Asociación (p.ej. Echevarría se ocupaba de los principios, Alberdi de la economía, etc.) 
llevó a Sarmiento a la posición de encargado de la cultura de la población, lo cual le 
brindaría libertad para poner en práctica sus conceptos y teorías acerca de la educación, 
de los cuales hasta ahora han sido nombradas las siguientes características: 
a) La educación debía ser impartida por el Estado a través de maestros y 
profesores profesionales y laicos, no a través de los miembros de la Iglesia. 
b) La educación e instrucción eran una condición necearía para poder ejercer 
los derechos de ciudadanía, es decir, del uso de estos derechos estaban 
excluidas las personas incultas (por lo general agricultores, gauchos, indios y 
mestizos: gente que ejercía los trabajos más duros en las zonas rurales). 
"El punto que puede resultar controvertido es que al mismo tiempo declaraban la necesidad de privar del 
ejercicio de la ciudadanía y de la libertad a los ignorantes, los incultos. En su visión la democracia 
marchaba hacia el nivelamiento de las clases, pero hasta que fuese alcanzada esta situación los que no 
eran instruidos estarían «bajo tutela» de los que sí lo eran. 
16 
c) E l sistema educativo debía ser inspirado por los sistemas educativos de los 
países europeos y los Estados Unidos. 
d) Los criterios de su modelo de educación son los más democráticos de la 
época. 
Para completar y a la vez concluir la presentación del concepto que Sarmiento 
tenía del sistema de educación y de las reformas a aplicar, se hace necesario recalcar la 
convicción que tenía de que la sociedad latinoamericana entera necesitaba un profundo 
cambio de costumbres, de cultura y de lenguaje, siendo estos pasos la única vía posible 
para que la sociedad se volviera más industriosa y efectiva, como se puede deducir de la 
siguiente afrmación de Sarmiento acerca de las provincias gobernadas por Rosas: «Dos 
siglos no bastarían para volverlas al camino que han abandonado desde que la 
generación presente educa a sus hijos en la barbarie que a ella le ha alcanzado» 
(Sarmiento, Facundo 128). No obstante, tanto Sarmiento como Alberdi, quien compartía 
sus ideas, terminaron por chocar con el hecho de que tales teorías, aplicables en otros 
países y otras sociedades, no lo eran en la sociedad argentina, precisamente por la 
resistencia que la población de las zonas rurales oponía a aceptar la modernización y 
mecanización de su estilo de trabajo, a dedicar su tiempo a estudiar, a modificar sus 
hábitos (vestiduras, aceptación de las normas de etiqueta, formarse en las escuelas, 
etc.). Este hecho lleva a Sarmiento a plantearse la lógica pregunta: ¿cómo transformar 
mediante la educación una sociedad que se resiste a ser educada, que es en gran parte (la 
correspondiente a indios y gauchos) irremediablemente bárbara por naturaleza? En el 
capítulo tercero de Facundo Sarmiento dejaentrever su concepto del carácter de la 
población rural de la pampa así: «Con esta sociedad, pues, en la que la cultura del 
espíritu es inútil o imposible, [...]» (Sarmiento, Facundo 104). 
Los desalientos resultantes de la infructuosa aplicación de sus prometedoras 
teorías llevan a Sarmiento más allá del concepto de la educación como condición del 
disfrute de los derechos de ciudadanía: en sus valoraciones concluye que los indios y los 
gauchos son bárbaros por naturaleza y nada se puede hacer para cambiar esta realidad, 
son ineducables y el único modo de elevar el nivel cultural del país sería a través del 
exterminio de estos grupos de la población argentina, ya fuese a través del exterminio 
directo de los indios o a través del reclutamiento forzoso de los gauchos enviándolos a 
la primera línea de combates en la Guerra del Paraguay12, como se puede comprobar al 
estudiar el contenido de una de las cartas que Sarmiento enviaría a Mitre en el año 1861 
(Reck): 
1 2 También denominada la Guerra de la Triple Alianza: fue el conflicto militar en el cual la Triple Alianza 
(una coalición formada por el Imperio del Brasil, Uruguay y Argentina) luchó contra el Paraguay entre 
1864 y 1870 (Chalupa 257-277). 
17 
«Se nos habla de gauchos... La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma 
de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es 
preciso hacer útil al país. La sangre de esa chusma criolla incivil, bárbara y ruda 
es lo único que tienen de seres humanos.» (Carta a Bartolomé Mitre, 20 de 
septiembre de 1861). 
o en la publicación en el diario El Nacional del día 25 de noviembre de 1876: 
«¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una 
invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos 
indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y 
Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de 
progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe 
exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al 
hombre civilizado» (Reck). 
18 
2. MARTÍN FIERRO, L A POESÍA G A U C H E S C A 
2.1. Contexto literario e histórico 
Las circunstancias que servían de entorno político, económico e histórico al 
surgimiento, desarrollo y la culminación del género gauchesco ya han sido descritas 
brevemente en el apartado 1.1. Argentina del s. XIX: entorno histórico y político. E l 
presente apartado será dedicado a aquellos elementos históricos que forman el eje 
central de la temática gauchesca y a las que a su vez hay frecuentes alusiones en el 
poema Martín Fierro: la justicia (la ley) y la guerra. 
Comenzando por la Guerra de la Independencia, en la que el gaucho (el 
indomable hombre de la pampa, mano de obra en las haciendas, muchas veces 
problemática y confiictiva (Chalupa 139)) es usado como soldado a la hora de luchas 
contra las tropas españolas (Chalupa 97). También es usado como soldado más tarde en 
las guerras civiles surgidas de la división ideológica de Argentina (y otros países de 
América del Sur), en las que los gauchos forman parte indispensable de los ejércitos 
regidos por caudillos partidarios de una Argentina federal (Chalupa 104, 127), en la cual 
erigirían su poder a base de fuerza militar, así como finalmente en la Guerra del 
Paraguay: el gaucho siempre es carne de cañón. En el último de los casos lo es por lo 
general contra su voluntad y en circunstancias dudosas en cuanto a la legitimidad de 
estas forzosas reclusiones y sobre todo, en el posterior desarrollo y condiciones de tales 
servicios militares, como en diversas ocasiones aparece en los lamentos de Martín 
Fierro. Osvaldo R. Burgos estudia las apariciones del tema de la justicia y derecho en 
Martín Fierro y las comenta del siguiente modo en su trabajo Justicia y derecho en las 
idas y vueltas de Martín Fierro: de las menciones que se hallan en el texto del poema se 
deduce que la ley de levas, al igual que el sistema jurídico en su totalidad, sirven al 
Gobierno (a través de los Jueces de Paz, quienes encarnan la ley) de instrumento de 
manipulación para «disponer arbitrariamente sobre las vidas y los bienes de la gente» 
(Burgos 16). 
También Josefina Ludmer delimita el espacio del género gauchesco con las leyes 
(ya sea en el sentido de la equiparación de desposeídos-delicuentes, la ley de levas, o la 
concepción de la delicuencia del gaucho como consecuencia de la diferencia en la 
aplicación de la ley sobre la población argentina) y las guerras (la Revolución, las 
guerras delndependencia, el uso militar del gaucho y la consecuente modificación de la 
condición social de gaucho delicuente a gaucho patriota13) que se entrelazan formando 
una cadena cuyo inicio se remonta a los textos de Bartolomé Hidalgo (escritos entre 
1818 y 1821) y que finaliza con La vuelta de Martín Fierro en 1879 (Ludmer 614-615). 
1 3 O incluso la transformación de «matrero» a símbolo nacional en que se convierte el gaucho tras ser 
idealizado a comienzos del siglo X X , fenómeno que alcanzaría la cumbre con el discurso canonizador de 
Leopoldo Lugones (1874-1938, poeta, novelista y periodista argentino, adscrito al movimiento del 
Modernismo), tal y como indica Eugenia Ortiz Gambetta en su obra «De "matrero " a símbolo nacional: 
la imagen literaria del gaucho en dos novelas argentinas del siglo XIX» (Ortiz Gambetta). 
19 
En el primero de estos límites hay una clara conexión al hecho de que en la 
Argentina del siglo X I X no existía la justa aplicación de la ley para cada uno de los 
habitantes del país, es decir, la ley agravaba a la población rural frente la urbana con una 
desproporcionada ley de vagos y la de leva. Lejos de limitarse la diferenciada aplicación 
de las leyes a la distinción pueblo-ciudad, era aplicada de forma preferente a los que 
eran considerados gauchos malos o vagos (Sarmiento, Facundo 91-94), es decir, a 
aquellos gauchos que no disponían de bienes y trabajaban en distintas estancias de 
forma pasajera (en caso de que trabajaran) o se dedicaban a robar caballos. Hay en el 
texto del poema Martín Fierro numerosas lamentaciones (versos 307-312, 343-348, 
385-390, 415-420, 427-432, 817-822, 889-892, etc. en La Ida, 1785-1790, 1809-1812, 
1823-1826, etc. en La Vuelta) que se refieren precisamente a la injusticia por la que los 
gauchos son azotados y en la cual pesa la culpa de la condición de malo del gaucho: éste 
lo es precisamente como consecuencia de la injusticia que le es aplicada. E l proceso 
mediante el cual el gaucho se convierte en un ser de doble naturaleza (siendo la segunda 
la viciosa y mala) está sintetizado en el trabajo de Eugenia Ortiz Gambetta (Ortiz 
Gambetta 208-209). A l no recibir protección y respaldo posible en las leyes y en las 
autoridades, el gaucho se ve forzado a regirse por la ley surgida de la vida en la 
campaña. Señálese aquí a que se está haciendo referencia a la ley natural, basada en el 
respeto por el valor, la fuerza física, la destreza y el manejo de las armas asociados al 
carácter del gaucho, forjado en las duras condiciones de la salvaje pampa que lo influye 
irremediablemente, hecho constatado por el mismo Sarmiento (Sarmiento, Facundo 58-
59). 
E l segundo de los límites del género, la guerra, es otro factor que tiene una 
estrecha relación con el anterior, siendo, de hecho, su causa primordial. La necesidad de 
soldados para los conflictos armados en la zona fronteriza con los indios, así como para 
la Guerra de la Triple Alianza, fue una oportunidad que el gobierno liberalista y 
reformista aprovechó para reducir aquella parte de la sociedad que consideraba causa 
del atraso del país y obstáculo de su modernización, como ya ha sido explicado en los 
subcapítulos 1.2 Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888): breve biografía y su 
concepto de civilización y barbarie y 1.4 La reforma del sistema educativo y Sarmiento. 
Para finalizar este apartado cuya intención esentrelazar el género gauchesco con 
las circunstancias históricas, sociales y políticas que le servían de fondo y base, se 
consideraría un error omitir la distinción que Josefina Ludmer hace en el tiempo del 
género en dos coyunturas, dependientes de que hubiera en el momento concreto guerra 
o paz en el panorama político argentino. La autora comenta que la representación de la 
coyuntura en los textos se va transformando a lo largo del género. La coyuntura política 
está representada en la voz del gaucho y se pueden apreciar las diferencias coyunturales 
que dan cuenta de los cambios en la situación política: serán diferentes si los sectores 
enfrentados están atravensando momentos de paz o de guerra, así como sucumben a 
20 
variaciones según la situación en la que se encuentre el sector al que el gaucho presta su 
voz: si está al poder o en oposición (Ludmer 621-623). 
En la coyuntura de guerra la voz del escritor se convierte en arma, señala 
enemigos, exalta a jefes militares gauchos. Se disputa el uso del cuerpo del gaucho 
como soldado o trabajador, se abren debates acerca de quién manda y dirige a los 
gauchos. Por el contrario en la coyuntura de paz es habitual la crítica política, la queja 
sobre la ley, el aprendizaje de la lección. He aquí que el debate gira en torno a la 
educación y civilización de los gauchos. Hay, en palabras de Josefina Ludmer, una 
relación directa entre esta separación de coyuntura en el marco político e histórico y el 
diferente tono que tienen ambas partes de Martín Fierro {La Ida y La Vuelta), punto que 
será analizado más detalladamente en el apartado 2.3.Caracterización del poema. 
2.2. El impacto del género gauchesco en general y del poema Martín 
Fierro en particular en la sociedad 
La literatura gauchesca aparece primero como una forma de periodismo popular, 
toma la voz del gaucho patriota a través de los textos cantados (los cielitos) y más tarde 
a través de textos dialogados del gaucho injustamente perseguido y hostigado por el 
gobierno. Siendo una literatura para el pueblo, se mezcla en ella poesía y política. 
Consiguió popularizar y «oralizar» lo político, hasta el momento reservado para los 
lectores cultos. Eugenia Ortiz Gambetta especifica que Martín Fierro se dirigió a un 
público diferente del habitual de la época (constituido por el público culto de las 
ciudades) ya que, al igual que los folletines de Eduardo Gutiérrez, 1 4 el poema está 
escrito con el fin de ser difundido entre los habitantes de las zonas rurales, cosa que, si 
bien era frecuente en el género y se convirtió en un rasgo distintivo del mismo, no era 
aplicable a la totalidad absoluta de las obras del género gauchesco, ya que por ejemplo 
la obra de Eduarda Mansilla estuvo dirigida a un público culto de ciudad europea o 
americana (Ortiz Gambetta). 
Por su lado José Oviedo en Historia de la literatura hispanoamericana califica 
el fenómeno de la gauchesca como el más interesante de la literatura argentina de su 
tiempo, a pesar de la importancia de la obra de los «proscritos»y de lo novedoso de la 
escuela romántica, atribuyéndole al género gauchesco la particularidad de haber sabido 
absorber las demandas de las circunstancias criollas y dirigirse a un público nuevo y 
más vasto que hasta el momento había sido el marginado por el circuito de la literatura 
culta. 
Es muy significativo que los autores de la literatura gauchesca escribían para un 
público del que no formaban parte, ya que los poemas o las novelas del género 
gauchesco no eran escritos por gauchos auténticos, sino por escritores cultos de las 
ciudades: estos a través del uso de la voz del gaucho lograron romper los estereotipos de 
la comunicació literaria, rescatando además fuentes valiosísimas para la lírica y la 
Escritor argentino, autor de la importante novela gauchesca Juan Moreira (1879), vivió 1851-1889. 
21 
narrativa cuyo tema girase en torno al mundo rural. Mediante el uso de expresiones 
pertenecientes a la población de la zona rural (algunas reales y otras creadas), la 
creación de un personaje simpático a los miembros de las capas de la sociedad menos 
eruditas por sus muchos paralelismos con él, gracias al frecuente uso de una voz en 
primera persona y una narración en un lenguaje sencillo y entendible por todo el mundo, 
así como una acertada distribución en folletines entre un nuevo público potencial, 
Martín Fierro y en general la literatura gauchesca se ha convertido en todo un 
fenómeno y parte indiscutible de la cultura y tradición de Argentina. 
2.3. Caracterización del poema 
He aquí dos libros, dos partes de un libro, o más bien un libro y su continuación, 
motivada por el enorme éxito que el primero había logrado. Tenemos ante nosotros una 
de las obras clave de la literatura argentina: El gaucho Martín Fierro (1872),15 la obra 
cumbre del género gauchesco que a su vez hace, a través de su continuación en su 
segunda parte La Vuelta de Martín Fierro (1879),16 de punto y final al mismo. He aquí 
una obra que, si bien fue escrita en la época del romanticismo, toma ciertos rasgos del 
mismo pero conserva sus peculiaridades y su propio rumbo que no es idéntico a la 
corriente en general y en algunos aspectos se acerca más al realismo. Toma del primero 
el elemento de la importancia de la naturaleza, el resaltamiento de lo nacional, local y 
tradicional y del segundo la denuncia social, combinada con descripciones realistas. 
En cuanto a la estructura narrativa de la obra existen distintas opiniones. 
Ferrando Sorrentino en su trabajo «La sintaxis narrativa del Martín Fierro» contrasta 
con la convicción predominante de que se trata de una autobiografía narrada en primera 
persona con algunos pasajes en los que interviene un narrador (opinión de Oviedo o 
Ludmer, por ejemplo), argumentando que en realidad es una novela narrada por un 
narrador omnisciente en tercera persona cuya mayor parte es un diálogo reproducido por 
este narrador. De este modo el personaje de Martín Fierro es situado a un nivel 
subordinado al narrador, quien reproduce la voz de Fierro en su discurso. Sorrentino 
clasifica las distintas voces en varios niveles, de modo que el narrador (Gaucho 
Innominado) es quien expone las partes del relato y hace de Voz de Nivel 1 (VN1), 
mientras que los diferentes personajes que hablan en la novela, incluyendo al mismo 
Martín Fierro, son voces situadas a un nivel subordinado: Voz de Nivel 2 (VN2). En el 
texto podemos, en la opinión de Sorrentino, encontrar hasta cuatro niveles distintos 
(VN1, VN2 y VN3 en La Ida, VN1, VN2, VN3 y VN4 en La Vuelta) (Sorrentino). 
Nos hallamos frente a una obra de colosal importancia y con una marcada 
función reivindicativa, surgida de la necesidad de defender a los gauchos ante la 
exclusión y la injusticia a las que se estaban enfrentando y a la que estaban siendo 
Más tarde llamada La Ida, así será denominada en este trabajo en adelante. 
En adelante solo La Vuelta. 
22 
sometidos (como ya hemos visto en el apartado 2.2. Contexto literario e histórico). Esta 
es la mayor y más importante pieza literaria entre aquellas que surgieron con la 
finalidad de ser portavoces de la oposición ideológica a las teorías de Sarmiento y 
demás miembros liberales y reformistas de la Asociación de Mayo y del gobierno. 
Recordemos que en las opiniones de estos hombres, los gauchos representaban, junto a 
los indios, el principal obstáculo para la modernización de Argentina y la elevación de 
la nación a nivel de países desarrollados (1.2. Domingo Faustino Sarmiento (1811-
1888): breve biografía y su concepto de civilización y barbarie). José Oviedo comenta 
en su análisis de Martín Fierro: «Así pues, al comienzo y hacia el final de su período 
romántico, la literatura argentina produjo dos grandes obras indiscutibles y totalmente 
distintas: El matadero de Echevarría y el Martín Fierro de Hernández. Y en medio de 
ellas, el libro más polémico e influyente de su tiempo: el Facundo de Sarmiento, que, 
teniendo algo de las otras dos, excedea la primera, es contradicha por la segunda y 
dialoga históricamente con ambas» (Oviedo 64). 
Sarmiento y su ideología ya han sido presentados brevemente en los capítulos 
más arriba mencionados de este trabajo. Se hace necesario conocer a los demás 
protagonistas de esta formulación que Oviedo hace, para entender la tensión y la 
contradicción que entre ellos y sus respectivas obras hay. En cuanto a Echeverría, este 
trabajo no se detiene en estudiarlo en profundidad, se limitará a indicar que se trata del 
representante más importante del romanticismo en toda América Latina: fundó la 
Asociación de Mayo en 1837, fue uno de los más importantes Proscritos, que formaban 
probablemente el primer grupo de intelectuales en América Latina que unía sus 
ambiciones artísticas a las actividades políticas, siendo sus miembros defensores del 
romanticismo y el liberalismo. En sus obras La Cautiva (1837) y El matadero (1838-
1840) critica la subordinación a la que las naciones son sometidas, celebra la pampa 
convirtiéndola en un auténtico símbolo del espíritu de la nación, propone muchas ideas 
de reforma que acto seguido son aceptadas por todo un grupo de artistas-políticos. Los 
Proscritos eran un grupo conocido por su tenaz crítica y oposición a la dictadura de 
Rosas, por lo cual sus miembros se tuvieron que refugiar en el exilio. Echevarría fue el 
único que no llegó a volver a Buenos Aires, murió en el exilio. 
José Hernández (1834-1886) vivió las mismas décadas desde una posición muy 
distina a la de los intelectuales bonaerenses: estuvo en contacto con el mundo rural 
argentino durante su niñez, por lo cual disponía de una verifica fuente de inspiración 
para su creación. Desde joven se interesó por la política, el periodismo, la vida militar, 
así como la vida pública (llegó a ser diputado y senador). Se dedicó a defender los 
derechos de los campesinos y los estancieros de provincia frente a los intereses 
ganaderos de la capital. Escribe una novela (Vida del Chaco. Rasgos del general Ángel 
Vicente Peñaloza, 1863) y artículos de corte reformista en el periódico El Río de la 
Plata, en los que apuntan las ideas que florecerán más tarde en Martín Fierro. 
Hernández era un hombre muy informado y erudito en el ámbito de la literatura, tanto 
de la culta, clásica y romántica, como de la gauchesca escrita hasta el momento. 
Enriqueció enormemente este último género con una obra en la que consiguió delegar la 
23 
voz narrativa en el mismo gaucho, cederle la palabra para que él contase la historia a 
través de sus cantes y sus payadas.11 Se le atribuye el giro del género gauchesco de lo 
anecdótico y pintoresco a lo esencial y universal del hombre y el mundo pampeanos 
(Oviedo 56). 
Las ideas de estos tres autores destacados por Oviedo en el período romántico 
forman un marco para las tendencias en las ideas políticas y sociales que agitaban 
Argentina entre la década de los años treinta y la de los ochenta del siglo XIX. Por un 
lado Echevarría, oponiéndose tenazmente a la dictadura de Rosas junto con Sarmiento, 
quien veía en la existencia de los gauchos la causa del poder del dictador, y por otro 
Hernández, defensor de los gauchos ante las prácticas llevadas a cabo por el gobierno de 
los liberales una vez alzados estos al poder. Una enorme contradicción en los puntos de 
vista defendidos y una diferencia crucial: mientras que Echevarría y Sarmiento escribían 
para la sociedad culta de las urbes, Hernández consiguió penetrar con el original estilo y 
formato de su obra entre las capas de la población hasta el momento exlcluidas de la 
literatura: entre los habitantes de la zona rural y entre los mismo gauchos. 
En esta obra de Hernández, compuesta por dos partes {La Ida y La Vuelta) se 
entrelazan numerosos temas como la vida y la muerte, las virtudes, el amor y las 
relaciones personales: la paternidad o la amistad, la vida en la pampa, el trabajo, el 
hogar, la libertad, la (injusticia, la guerra, la religión... Nos hallamos ante una obra que 
ha logrado «oralizar» los temas políticos y sociales, acercándolos a la población rural a 
través del uso de su estilo de habla y logrando alcanzar incluso las zonas más alejadas 
de la capital y penetrar en los oídos de los que no disponían de la facultad de leer (los 
folletines eran leídos en voz alta para los que no sabían hacerlo). Existen, no obstante, 
diferentes opiniones acerca del destinatario primordial de Martín Fierro: en su trabajo 
«Hernández's Didactic Purpose in 'Martín Fier ro '» 1 8 Donald G. Castanien de la 
Northwestern University opina que la obra (o al menos La Ida) ha sido escrita con el fin 
de acercarla a aquel lector que desconocía por completo al gaucho o que tenía una idea 
transfigurada e injustamente negativa sobre él en consecuencia de obras literarias 
precedentes, es decir, al lector de las ciudades argentinas (Castanien 28-29). La obra 
logra una ilusión de cercanía de lo narrado casi tangible: los contenidos temáticos se 
unen, fusionan y crean una imagen compleja de la situación y de la vida misma de un 
gaucho, tanto de su mentalidad y cauces de ideas, de los hechos que formaban su vida 
habitual, como de las peripecias con las que ha de confrontarse y que parecen estar 
transcurriendo ante los ojos del lector como si este los estuviera escuchando ahora 
(Oviedo 61). 
Lo hace a través del uso de varios tipos de estrofa, siendo una de ellas invento de 
Hernández: la sextina cuyo esquema básico es abbccb y comparte con la décima 
tradicional la estructura de los seis últimos versos. Dentro de cada sextina reina un 
1 7 Cantes reproducidos o de creación propia, a veces improvisados a modo de diálogo o competición entre 
payadore s (gauchos cantantes), acompañados por una guitarra. Con frecuencia terminaban en una pelea 
con cuchillos por el carácter irritable de los participantes (Chalupa 467). 
1 8 Traducción: «La finalidad didáctica de Hernández en 'Martín Fierro'». 
24 
orden repetido: los dos primeros versos plantean una idea, los dos siguientes la 
desarrollan, mientras que los dos últimos hacen de cierre contundente a la estrofa, 
dándole un giro o un matiz de conclusión. Hay más de mil sextinas a lo largo del 
poema, así como encontraremos otras estrofas de arte menor: cuartetas (La Ida, VII), 
cuartetas con redondillas (La Vuelta, XVII-XVIII), romances (La Vuelta, XI , X X , 
X X I X , X X X I ) y una décima anómala (La Ida, VII). Mientras que La Ida se divide en 
trece cantos y contiene 2316 versos, La Vuelta es notablemente más voluminosa: consta 
de treinta y tres cantos expresados mediante 4894 versos, es decir, tiene una extensión 
doble frente a la primera parte del poema. 
El hilo temático tiene puntos en común que atraviesan ambas partes (el 
sufrimiento del gaucho, su estilo de vida, su posición de perseguido, la injusticia), si 
bien es verdad que difieren en la intensidad de protesta en La Vuelta. Este punto ya ha 
sido mencionado en el capítulo 2.2.Contexto literario e histórico en relación con las 
coyunturas históricas que Josefina Ludmer menciona en su análisis del fondo histórico 
de la narración y atribuye el diferente tono de las dos partes de Martín Fierro al cambio 
de la posición en que Hernández se encontraba en el momento de su publicación: 
mientras que La Ida era una guerra abierta a la ideología sarmentina y está fuertemente 
cargada de lamentos y acusaciones, La Vuelta ya fue escrita desde la posición de 
aspirante a diputado provincial o senador (sería elegido para estos cargos repetidas 
veces entre 1878 y su fallecimiento (Albarracín-Sarmiento 285)) y es por tanto más 
moderada en este aspecto. 
También difiere el enfoque general del contenido de cada una de las partes. En 
La Ida el argumento principal es la biografía de Martín Fierro, la descripción de su vida 
de gaucho, el forzoso reclutamiento que lo convirtió en policía local en la zona 
fronteriza asolada por los «malones» sin retribución ninguna durante años, hasta su 
deserción y la consecuente condición deperseguido por la ley. Narra también el dolor 
de Fierro al encontrar solo restos de lo que había sido su estancia y enterarse del triste 
destino que su familia había sufrido. La Ida continúa describiendo cómo Fierro se 
convierte en asesino de dos hombres, así como contiene los versos en los que transcurre 
un momento de enorme importancia: la aparición de Cruz, fiel amigo de Fierro, con el 
cual deciden abandonar el territorio cristiano administrado por el gobierno argentino y 
se retiran a vivir a la tierra de los indios más allá de la Frontera. Esta primera parte es 
una serie de hechos y acciones, de procesos de transformación (entre otros la de Fierro 
en hombre «malo», pues hasta entonces había sido «manso»), y está enfocada, según 
Josefina Ludmer, principalmente a hacer visible la injusticia de la doble ley, de la 
parcial aplicación de la misma, además de llamar la atención sobre la colisión de dos 
códigos que regían la vida de los gauchos: el cógigo tradicional y oral, que surgía de los 
precedentes y de la ley aceptada por la comunidad gaucha (y según la cual no era delito 
robar o matar si el motivo era una ofensa) y otro código legislativo moderno, aplicados 
ambos códigos de forma desigual por los jueces y policías. Donald G. Castanien resume 
las ideas principales de La Ida en dos: la primera afirma que el gaucho, dejado a su libre 
estilo de vida, es un miembro de la sociedad pacífico y útil, mientras que la segunda 
25 
hace responsable al gobierno de que los gauchos se vean al margen de la sociedad 
(Castanien 29). La idea de la transformación la comparte Carlos Gamerro en la 
introducción a Martín Fierro donde dice: «Martín Fierro se impuso a José Hernández; 
el gaucho maltratado y quejoso que hubiera convenido al esquema fue poco a poco 
desplazado por uno de los hombres más vividos, brutales y convincentes que la historia 
de la literatura registra» (Gamerro 14). 
Si bien es verdad que en La Vuelta también hay una serie de acciones (los 
sucesos en el campamento de los indios, las penurias que Fierro y Cruz han de vivir en 
aquellas tierras del desierto, el regreso de Fierro tras la muerte de Cruz, el encuentro con 
los hijos, la payada con el Moreno, etc.), esta parte está visiblemente más cargada de 
pasajes que representan los pensamietos y meditaciones de Fierro y de los demás 
personajes, así como de conclusiones didácticas que pueden ser, en cierto modo, un 
cambio de postura que había sido adoptada en La Ida (de acusaciones y lamentos). E l 
proceso de transformación como si se hubiese ralentizado en La Vuelta, cual si el 
tiempo transcurriese más lento y la atención primeramente dedicada a lo que ocurría en 
el exterior, en «la vida de allí fuera», como si ahora se enfocara «hacia dentro», a las 
lecciones aprendidas, a los descubrimientos que Martín Fierro ha hecho sobre sí mismo 
y a las comprensiones de la vida que ha alcanzado. Así, somos testigos de cómo Fierro 
se convierte en un gaucho «corregido» por su exilio y mucho más sabio, con mucho más 
dominio sobre su genio. Vemos a un Martín Fierro que sugiere acogerse al código 
legislativo nuevo: no robar, no matar, no beber, trabajar, etc., lo cual es un giro 
significativo en su manera de presentar su entendimiento de la ley y de la justicia. 
Aunque podría parecer, tras lo expuesto en los párrafos anteriores, que ambas 
partes se contradicen en numerosos aspectos, no es exactamente así. Todas las 
oposiciones pueden transformarse en un solo proceso de maduración que llevan a 
Fierro, a través de numerosas experiencias dolorosas, a la comprensión de que el 
acatamiento a la ley moderna y el abandono del código tradicional es el camino para 
terminar con la delicuencia campesina y a la vez con la desigualdad en la aplicación de 
la ley, ya que si existe un solo código, no se podrá aplicar uno u otro en función de 
cómo le interese a la autoridad que la aplica. Visto de este modo, La Ida denuncia la 
aplicación de un doble código legislativo y La Vuelta ofrece la solución: la eliminación 
del «tradicional» y «oral» a través del abandono del mismo por todos los habitantes y el 
acatamiento de un solo código legislativo válido para todos por igual. Desde el punto de 
vista de Donald G. Castanien, La Ida se centra en responsabilizar al gobierno y la 
civilización del mal del gaucho, mientras que en La Vuelta, aunque la crítica continúa, 
se hace aparente que también el gaucho ha entendido que ha de cambiar y hacerse 
cargo de sus responsabilidades de ciudadano (Castanien 32). 
Hay un claro mensaje para Sarmiento y los que compartían sus ideas en Martín 
Fierro. A través de esta obra, Hernández trastoca el sistema de Sarmiento consistente en 
la dialéctica civilización/barbarie incorporando un tercer elemento: el de la frontera que 
a nadie pertenece y por nadie puede ser asimilada (Rodríguez Maldonado 758). Carlos 
Gamerro lo define así en el prólogo a Martín Fierro: «Lo que Hernández buscaba era 
26 
una salida a la dicotomía sarmentina que no fuera la de la solución final, el triunfo de 
uno de los polos y la aniquilación del otro; solución que Hernández sí aceptó y propuso 
para la 'cuestión india', pues los indios no eran bárbaros sino salvajes, es decir, 
irrecuperables». Además de ello señala con el índice al hecho de que la sociedad urbana 
y especialmente la bonaerense, que es considerada por Sarmiento y sus iguales como el 
modelo civilizado y culto a imitar por los habitantes de las zonas rurales, es en realidad 
también progenitor de la barbarie «civilizada» por los abusos cometidos por la autoridad 
contra los pobres y por convertir a muchos gauchos «buenos y mansos» en «malos y 
matreros» al obligarles a abandonar su estilo de vida propio y procurar su exterminio. 
Hernández gira el espejo y devuelve a Sarmiento una distinta versión de lo que es la 
barbarie con el fin de que este tome conciencia del otro lado de la moneda: de que el 
intencionado exterminio de los gauchos es, en realidad, mucho más bárbaro y 
denunciable que la pacífica y primigenia vida del gaucho trabajador ligado a la 
naturaleza. 
27 
3. L A EDUCACIÓN E N MARTÍN FIERRO 
Hasta el presente momento ha sido reunida y elaborada la información relevante 
para trazar el entorno histórico, social, cultural y político que ha motivado y ha servido 
de antecedente y de fondo a la creación de la obra cumbre de la poesía gauchesca que es 
objeto de nuestro interés: Martín Fierro. Ha sido planteada la problemática de los 
gauchos y de los indios tras el giro en la política nacional de Argentina con la llegada 
del gobierno liberal y progresista, conocemos a estas alturas a la persona de Domingo 
Faustino Sarmiento (y a otros personajes a él ligados) y el concepto de reformas que 
debían elevar el nivel cultural y económico del país, ideado por él y puesto en práctica 
tras su ascenso a cargos que se lo permitían. Hemos conocido la estructura del poema y 
los datos necesarios para tener una idea general acerca del mismo, y con ello finaliza la 
fase de estudio de las circunstancias relevantes que nos ha traído hasta el conocimiento 
de que el tema de la educación está muy presente en la obra de Hernández, de modo que 
en el presente capítulo procedemos a estudiarlo con más detenimiento. 
3.1. Análisis del poema 
Queriendo partir en el análisis de lo más general hacia lo más detallado, y 
suponiendo que la educación en su primera instancia evoca la idea de la educación 
formal (aprendizaje sistemático en instituciones educativas), a primera vista parece que 
el tema está fuertemente presente básicamente por su misma ausencia en las vidas de los 
protagonistas, a juzgar por las numerosas menciones de la ignorancia y ausencia de 
educación que el gaucho Martín Fierro, así como otros personajes, hacen al 
caracterizarse a sí mismos. E l gaucho en efecto aparece como una persona 
absolutamente falta de instrucción y educación formal (y él mismo lo sabe y asume): 
«El campo es del inorante, / El pueblo del hombre estruido» {La Vuelta,versos 55-56). 
«Si alguna falta cometo / La motiva mi inorancia, / No vengo con arrogancia» {La 
Vuelta, versos 1767-1769). «Otro más sabio podrá / Encontrar razón mejor» {La Vuelta, 
versos 2043-2044). «Le pediré a ese dotor / Que en mi inorancia me deje» {La Vuelta, 
versos 2477-2478). «Yo creia en el testimonio / Como cree siempre el que inora» {La 
Vuelta, versos 2707-2708). «Soy inorante completo / Nada olvido, y nada apriendo» {La 
Vuelta, versos 3853-3854). 
Y cómo podría no ser así si analizamos la frase que Hernández introduce en su 
Carta a José Zoilo Miguens19 (Hernández 43) que precede el poema en cuestión: «Es un 
pobre gaucho, con todas las imperfecciones de forma que el arte tiene todavía entre 
ellos, y con toda la falta de enlace en sus ideas, en las que no existe siempre una 
sucesión lógica, descubriéndose frecuentemente entre ellas apenas una relación oculta y 
remota». En esta frase Hernández está adviertiendo de antemano que «su» gaucho y 
En adelante solo Carta. 
28 
especialmente su arte, es decir, sus poemas hechos cantos, serán imperfectos en virtud 
de imitar lo máximo posible la realidad que se liga a este grupo particular.Y ¿cómo 
podría escribir poemas de este tipo alguien instruido, erudito, habituado a manejar 
letras, vocablos y frases elocuentes a diario? No: esta forma «imperfecta» pertenece a 
«los hijos de una naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado» (Hernández 
43). La forma imperfecta del lenguaje, de la ortografía y de la estilística que Hernández 
intencionadamente adopta (como admite en su segunda carta: Carta del Sr. Hernández a 
los editores de la octava edición20: «[...] Martín Fierro no sigue, ni podría seguir, otra 
escuela que la que es tradicional al inculto payador» (Hernández 52)) y populariza a 
través de los cantos de Martín Fierro, Cruz y los respectivos hijos de ambos, forma parte 
de su protesta ante las reformas de Sarmiento. 
Hernández admite que es una de las formas de provocación que pone en 
evidencia que la educación formal no es la única existente y válida y que un hombre 
inculto, en condiciones favorables, dispone de su propia sabiduría en otros campos 
diferentes a los que, en cambio, no alcanza un ciudadano instruido de la urbe. Un 
ejemplo práctico lo hallaremos en la payada con el Moreno (versos 3917-4522 de La 
Vuelta), en la que Martín Fierro vence al Moreno por no conocer el segundo los trabajos 
de una estancia en consecuencia de haber sido educado por un fraile. Martín Fierro, por 
el contrario, había sabido contestar a las preguntas del Moreno aún no habiendo recibido 
instrucción formal, más bien guiándose por la sabiduría resultante de su fusión con la 
naturaleza, los conocimientos transmitidos de generación en generación de forma oral, 
sus instintos y su sentido común. Josefina Ludmer considera La Vuelta «el gran texto 
estatal y didáctico de la literatura argentina: un espacio de saberes y de maestros 
diversos, y de instrucciones y consejos (cómo tratar a los indios, cómo cruzar el 
desierto, cómo hacer trampas en el juego, o cómo pasar la noche bajo las estrellas)», y 
concretamente la payada el máximo ejemplo del saber del gaucho: «La culminación del 
saber se encuentra en la payada entre Martín Fierro y el Moreno: el duelo a cuchillo de 
La Ida se transforma en La Vuelta en duelo verbal [...]» (Ludmer 628). Martín Fierro 
sale vencedor de este trance y es, por tanto, una victoria del no educado sobre uno que sí 
lo era, al menos hasta cierto punto: Martín Fierro: «Y te convido a cantar / Sobre cosas 
de la Estancia» {La Vuelta, versos 4371-4372). E l Moreno: «De la inorancia de naides / 
Ninguno debe abusar / [ . . . ] / Es buena ley que el más lerdo / Debe perder la carrera» {La 
Vuelta, versos 4379-4380; 4391-4392). Hernández apoya sus argumentos en numerosos 
ejemplos de las cualidades del gaucho, en este caso en los que muestran a un gaucho 
sabio: quizás no sea educado, pero posee numerosas cualidades y sabidurías procedentes 
de ancestrales sabidurías de sus antepasados y de la sabiduría adquirida de la continua 
exposición a la naturaleza y es, por tanto, sabio a su manera. 
A l comienzo de la obra el tema de la educación se halla presente en forma de 
protesta, está siendo negada su necesidad absoluta para una vida a su modo buena y 
2 0 En adelante solo Carta II. 
29 
fructuosa en condiciones que existirían en caso de que al gaucho se le permitiera la vida 
para la que él mismo se siente predestinado. Gamerro sugiere que Hernández al 
principio no se planteaba más que escribir un folleto de carácter popular contra el 
Ministerio de Guerra e interpreta así esta fase de la obra: «Fiel al propósito inicial de 
Hernández, la pampa del comienzo del poema es una Arcadia en la que renace la edad 
de oro celebrada en la literatura pastoril del Renacimiento y el Barroco, cuando la tierra 
era de todos y la naturaleza daba de sí sin necesidad de trabajar, o al menos trabajando 
por gusto» (Gamerro 14). En las páginas de Martín Fierro podemos leer versos en los 
que el gaucho tiene ciertas capacidades y cualidades valiosas y es consciente de ellas (si 
bien no son apreciadas por los intelectuales del gobierno como Cultura con mayúscula), 
lo cual se puede observar en ejemplos donde, por ejemplo, un gaucho sin instrucción 
formal sabe componer textos, muchas veces improvisados, prueba de su inteligencia 
musical: «Yo no soy cantor letrao, / Mas si me pongo a cantar / No tengo cuándo acabar 
[...] Las coplas me van brotando / Como agua de manantial» {La Ida, versos 49-54). «Y 
aunque yo por mi inorancia / Con gran trabajo me esplico, / Cuando llego a abrir el 
pico, / Ténganlo por cosa cierta, / Sale un verso y en la puerta / Y a asoma el otro el 
hocico» {La Ida, versos 1897-1902). El gaucho no se siente estúpido o torpe: «No soy 
lerdo» {La Ida, verso 657) y sabe cuándo adoptar una actitud de prudencia y observar: 
«Y me les hacia el dormido / Aunque soy medio despierto» {La Ida, versos 797-798). 
Es capaz de valorar la situación y detectar el peligro, prueba de su inteligencia social y 
sus instintos: «He visto negocios feos / A pesar de mi inorancia» {La Ida, versos 821-
822). «Nunca jui gaucho dormido, / Siempre pronto, siempre listo» {La Ida, versos 967-
969). Tiene, como todo ser humano, la capacidad de autocrítica: «En medio de mi 
inorancia / Conozco que nada valgo» {La Ida, versos 979-980). No está del todo 
desconectado del mundo de los instruidos y sabios, no siente resentimiento y piensa 
sobre temas metafísicos: «Imploro a la alma de un sabio / Que venga a mover mi labio / 
Y alentar mi corazón» {La Vuelta, versos 16-18), así como tampoco tiene 
necesariamente que ser él siempre el que ha de aprender y tomar del instruido, sino que 
también él tiene algo que ofrecer: «Y el que me quiera enmiendar / Mucho tiene que 
saber - / Tiene mucho que aprender / El que me sepa escuchar» {La Vuelta, versos 91-
94). E l saber de los gauchos surgido de la convivencia con la naturaleza, de los instintos 
y sus conocimientos transmitidos de forma oral de generación en generación han sido 
admirados también por Lucio Mansilla en su Excursión a los indios ranqueles: «El aire 
libre, el ejercicio varonil del caballo, los campos abiertos como el mar [...] produce un 
tipo generoso, que nuestros políticos han perseguido y estigmatizado, que nuestros 
bardos no han tenido el valor de cantar, sino para hacer su caricatura» (Mansilla 216). 
Estas líneas no solo expresan admiración por las cualidades del gaucho, admiten 
también la injusticia con la que el gobierno los está tratante. Hernández, quien comparte 
la postura de Mansilla, nos hace ver así al hombre pampeano: este dispone de 
inteligencia musical y natural, capacidad del uso de la lógica y de llegar a sabias 
30 
conclusiones, así como de analizar críticamente distintas situaciones: es, de hecho, un 
gaucho inteligente. 
Los gauchos no solo son conscientes de sus conocimientos, sino que también son 
capaces de ponerlos en práctica en

Continuar navegando