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Con frecuencia, los grupos étnicos son minorías. Cuando se supone que un grupo étnico tiene una base biológica (comparte de manera distintiva “sangre” o genes), se le llama raza. La discrimi- nación contra tales grupos se llama racismo (Co- hen, 1998; Kuper, 2006; Montagu, 1997; Scupin, 2003; Shanklin, 1994). DIVERSIDAD BIOLÓGICA HUMANA Y EL CONCEPTO DE RAZA Las fotografías de este libro ofrecen sólo un vis- tazo de la diversidad biológica humana. Una ma- yor diversidad puede provenir de su propia ex- periencia: mire a su alrededor, o en el salón de clase, el supermercado o un cine con muchas sa- las. Inevitablemente verá personas cuyos ances- tros vivieron en muchos lugares. Los primeros (nativos) americanos cruzaron la zona que al- guna vez unió a Siberia con Norteamérica. Para los inmigrantes posteriores, quizás entre ellos fi - guren sus padres o abuelos, el viaje tal vez fue a través del océano o por tierra, desde diversas na- ciones al sur. Llegaron por muchas razones: algu- nos voluntariamente, mientras que otros fueron traídos encadenados. La magnitud de la migra- ción en el mundo actual es tan grande que millo- nes de personas cruzan a diario fronteras nacio- nales o viven lejos del hogar natal de sus abuelos. De manera cotidiana, pueden encontrarse reuni- dos distintos seres humanos cuyas características biológicas refl ejan la adaptación a un amplio rango de ambientes diferentes al que ahora habi- tan. Los contrastes físicos son evidentes para cualquiera; de ahí que una de las tareas de la an- tropología sea explicarlos. Históricamente, los científi cos abordan el es- tudio de la diversidad biológica humana en dos formas principales, a través de: 1) la clasifi ca- ción racial (en gran medida abandonada) y 2) el actual enfoque explicativo que pretende com- prender diferencias específi cas. Aquí, en primer lugar consideraremos los problemas de la clasi- fi cación racial; es decir, el intento de clasifi car a los humanos en diferentes categorías (supuesta- mente) basadas en un linaje común. Luego se ofrecen otras explicaciones de algunos aspectos específi cos de la diversidad biológica humana (en este caso, el color claro frente al oscuro de la piel). Las diferencias biológicas son reales, impor- tantes y evidentes para todas las personas; los cien- tífi cos modernos consideran más pertinente buscar explicaciones de esta diversidad que tra- tar de encasillar a la gente en categorías llama- das razas. clasifi cación racial Asignación de organis- mos a categorías (su- puestamente) basadas en linajes comunes. “Hispano” y “latino” son categorías étni- cas para marcar contrastes “raciales” como los que exis- ten entre “negros” y “blancos”. Note la diversidad física entre estos niños multirraciales de La Habana, Cuba. raza Grupo étnico que se su- pone tiene una base biológica. racismo Discriminación contra un grupo étnico que se su- pone posee una base biológica. Capítulo 6 Etnicidad y raza 143 144 PARTE 2 Valorar la diversidad cultural De cualquier forma, ¿qué es una raza? En teo- ría, una raza biológica es una subdivisión geo- gráfi camente aislada de una especie. (Una especie es una población cuyos miembros pueden cru- zarse para generar descendencia que pueda so- brevivir y reproducirse.) Tales subespecies serían capaces de cruzarse con otras, pero en realidad no sería debido a su aislamiento geográfi co. Al- gunos biólogos también emplean el término “raza” para referirse a “cruzas”, como las de pe- rros o rosas. Por tanto, un pit bull y un chihuahua serían diferentes razas de perros. Tales “razas” domesticadas las han criado los humanos du- rante generaciones. La humanidad (Homo sa- piens) carece de tales razas porque las poblacio- nes humanas no han estado lo sufi cientemente aisladas unas de otras como para desarrollarse en dichos grupos diferenciados. Tampoco los hu- manos han experimentado cruza controlada, como aquélla con la que se crearon los diversos tipos de perros y rosas. Se supone que una raza refl eja el material ge- nético compartido (heredado de un ancestro co- mún), pero los primeros estudiosos usaron ras- gos fenotípicos (por lo general el color de piel) para la clasifi cación racial. El fenotipo se refi ere a los rasgos evidentes de un organismo, su “biolo- gía manifi esta”: anatomía y fi siología. Los huma- nos muestran cientos de rasgos físicos evidentes (detectables). Los rasgos varían desde el color de la piel, la forma del cabello, el color de los ojos y las características faciales (que son visibles), hasta los grupos sanguíneos y la producción de enzimas (que se vuelven evidentes mediante exámenes de laboratorio). Las clasifi caciones raciales basadas en el fe- notipo plantean el problema de decidir cuáles rasgos son más relevantes. ¿Las razas deben de- fi nirse por la altura, el peso, la forma corporal, las características faciales, los dientes, la forma del cráneo o el color de piel? Como sus conciu- dadanos, los primeros científi cos europeos y americanos priorizaron el color de la piel. Mu- chos libros de texto y enciclopedias todavía afi r- man la existencia de tres grandes razas: la blanca, la negra y la amarilla. Esta clasifi cación exageradamente simplista era compatible con el uso político de las razas durante el periodo co- lonial de fi nales del siglo xix e inicios del xx. Tal esquema tripartita mantiene a los blancos euro- peos nítidamente separados de los sujetos afri- canos, los asiáticos y los nativos americanos. Después de la Segunda Guerra Mundial, los im- perios coloniales comenzaron a desmoronarse, y los científi cos empezaron a cuestionar las cate- gorías raciales establecidas. De manera independiente a esa situación polí- tica, un problema obvio con tales etiquetas racia- les es que no describen con precisión el color de la piel. La gente “blanca” es más bien rosada, api- ñonada o bronceada. La gente “negra” presenta varios tonos de café, y la gente “amarilla” es bronceada o morena. También, para referirse a esos términos se han utilizado otros como caucá- sico, negroide y mongoloide, que en realidad no tienen más base científi ca que los de blanco, ne- gro y amarillo, respectivamente. También es cierto que muchas poblaciones humanas no encajan en alguna de las tres “gran- des razas”. Por ejemplo, ¿dónde pondría a los polinesios? Polinesia es un triángulo de las islas del Pacífi co del sur formado por Hawaii al norte, la isla de Pascua al este, y Nueva Zelanda al suroeste. ¿El color de piel bronceado de los polinesios los ubica con los caucásicos o los mongoloides? Algunos científi cos, al reconocer este problema, ampliaron el esquema tripartita original para incluir la raza polinesia. Los nati- vos americanos presentan un problema adicio- nal. ¿Son rojos o amarillos? De nuevo, algunos científi cos agregaron una quinta raza, la roja o amerindia, a los principales grupos raciales. Muchas personas en el sur de la India tienen piel oscura, pero los científi cos son reticentes para clasifi carlos con los negros africanos, de- bido a sus características faciales caucásicas y a su forma de cabello. Por tanto, algunos crearon una raza separada para dichas personas. ¿Y qué hay de los aborígenes australianos, cazadores y recolectores nativos del continente más aislado? Por el color de la piel, uno podría colocar a algu- nos nativos australianos en la misma raza que los africanos tropicales. Sin embargo, similitu- des con los europeos en el color del cabello (claro o rojizo) y sus características faciales con- dujeron a algunos científi cos a clasifi carlos como caucásicos. Pero no hay evidencia de que los nativos australianos se encuentren más cerca genética o históricamente con alguno de esos grupos, de lo que lo están con los asiáticos. Al reconocer ese problema, los científi cos usual- mente consideran a los nativos australianos como una raza aparte. Finalmente, considere a los san (“bosquima- nos”) del desierto de Kalaharien el sur de África. Los científi cos perciben su color de piel como una variación entre café y amarillo. Quie- nes consideran la piel de los san como amarilla los colocan en la misma categoría que a los asiá- ticos. En teoría, la gente de la misma raza com- parte un linaje común más reciente que con otros, pero no hay evidencia de dicho linaje en- tre los san y los asiáticos. De manera más razo- nable, los san se clasifi can como miembros de la raza capoide (del Cabo de Buena Esperanza), que es vista como diferente de otros grupos que habitan África tropical. Problemas similares surgen cuando cual- quier rasgo individual se utiliza como base para la clasifi cación racial. Todo intento por usar ca- racterísticas faciales, altura, peso o cualquier otro rasgo fenotípico presenta serias difi cultades. fenotipo Rasgos biológicos, evi- dentes o manifi estos, de un organismo.
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