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350 PARTE 2 Valorar la diversidad cultural Wilford, 2002b), “en realidad no es necesario que las puntas de proyectil se fabriquen tan cuidado- samente. Ello sugiere que ésta es una expresión de pensamiento simbólico. Las personas dijeron ‘hagamos un objeto realmente hermoso’... El pensamiento simbólico signifi ca que las personas emplean algo para representar alguna otra cosa. Las herramientas no sólo deben tener un propó- sito práctico. Y el ocre se pudo usar para decorar su equipo, o a ellos mismos”. En Europa Occidental, el arte se remonta a más de 30 000 años atrás, al periodo paleolítico superior (vea Conkey et al., 1997). Las pinturas en cuevas, los ejemplos mejor conocidos de ese pe- riodo, se separaron de la vida ordinaria y del es- pacio social. Dichas imágenes se pintaron en cue- vas verdaderas, ubicadas en la profundidad de las entrañas de la Tierra. Quizá se pintaron como parte de algún tipo de rito de paso que implicó retirarse de la sociedad. Objetos de arte portátiles tallados en hueso y marfi l, junto con silbatos y fl autas musicales, también forman parte de la ex- presión artística del paleolítico superior. Por lo general, el arte es más público que las pinturas de las cuevas. Usualmente, se exhibe, evalúa, presenta y aprecia en sociedad. Tiene espectado- res o audiencias. No es sólo para el artista. Etnomusicología La etnomusicología es el estudio comparativo de la música en el mundo como un aspecto de la cul- tura y la sociedad. El campo de la etnomusicolo- gía une música y antropología. El lado musical involucra el estudio y análisis de la música en sí y los instrumentos que se usan para crearla. El lado antropológico contempla la música como una forma de explorar una cultura, para determinar el papel, histórico y contemporáneo, que juega la música en determinadas sociedades, y las carac- terísticas sociales y culturales específi cas que in- fl uyen en la manera en la que se crea e interpreta. La etnomusicología estudia la música no occi- dental, la tradicional y la folclórica, incluso la música popular contemporánea, desde una pers- pectiva cultural. El trabajo de campo es un re- curso importante para estudiar de primera mano las formas particulares de la música, sus funcio- nes sociales y signifi cados culturales, dentro de sociedades particulares. Los etnomusicólogos hablan con músicos locales, hacen grabaciones en el campo y aprenden sobre el lugar de los ins- trumentos musicales, las interpretaciones y los intérpretes de una sociedad (Kirman, 1997). En la actualidad, dada la globalización, las diversas culturas y los estilos musicales se reúnen y mez- clan con facilidad. La música que se basa en un amplio rango de instrumentos y estilos cultura- les se llama fusión mundial, world beat o música del mundo, otro tema dentro de la etnomusicolo- gía contemporánea. Puesto que la música es un universal cultural, y porque las habilidades musicales parecen pre- servarse en las familias, se ha sugerido que la predisposición para la música puede descansar sobre una base genética (Crenson, 2000). ¿Podría un “gen musical”, surgido hace decenas, o cien- tos, de miles de años, haber conferido una ven- taja evolutiva sobre aquellos primeros humanos que lo poseían? El hecho de que la música ha existido en todas las culturas conocidas sugiere que apareció temprano en la historia humana. Una evidencia directa de la antigüedad de la mú- sica es una vetusta fl auta de hueso tallada, de una cueva en Eslovenia. Esta “fl auta bebé Divje”, el instrumento musical más antiguo del mundo, data de 43 000 años atrás. Al explorar las posibles raíces biológicas de la música, Sandra Trehub (2001) describe similitu- des sorprendentes en la forma como las madres a nivel mundial cantan a sus hijos: con una nota alta, un tempo lento y un tono distintivo. En to- das las culturas existen canciones de cuna, que suenan tan parecidas que no es posible confun- dirlas con alguna otra cosa (Crenson, 2000). Tre- hub especula que la música pudo ser adaptativa en la evolución humana porque las madres musi- calmente talentosas tenían mayor facilidad para calmar a sus bebés. Los bebés tranquilos que se dormían rápidamente y rara vez hacían bulla probablemente adquirían más posibilidades de sobrevivir hasta la adultez. Sus llantos no atraerían depredadores; ellos y sus madres conseguirían más reposo, y tendrían menos probabilidad de ser maltratados. Si un gen que confi ere habilidad musical aparecía temprano en la evolución hu- mana, proporcionando una ventaja selectiva, los adultos con dicha habilidad transmitirían sus ge- nes a sus hijos. Este músico que vive en la República Centroafricana talló el mismo este instrumento. etnomusicología Estudio comparativo de la música como un as- pecto de la cultura y la sociedad. Capítulo 13 Artes, medios de comunicación y deportes 351 La música parecería fi gurar entre la más social de las artes. Por lo general reúne a las personas en grupos. De hecho, la música es cuestión de grupos: coros, sinfónicas, ensambles y bandas. ¿Podría ser que los primeros humanos con una propensión biológica hacia la música hubieran tenido la posibilidad de vivir de manera más efectiva en grupos sociales, otra posible ventaja adaptativa? Incluso los pianistas y violinistas maestros frecuentemente están acompañados por orquestas o cantantes. Alan Merriam (1971) describe cómo los basongye de la provincia de Kasai en la República Democrática del Congo (fi - gura 13.2) usan tres características para distin- guir entre música y otros sonidos, clasifi cados como “ruido”. Primero, la música siempre invo- lucra humanos. Los sonidos que emanan de cria- turas no humanas, como aves y animales, no son música. Segundo, los sonidos musicales deben estar organizados. Un solo golpe sobre el tambor no es música, pero los tamborileros que tocan juntos siguiendo un patrón sí la producen. Ter- cero, la música debe continuar. Incluso si muchos tambores se golpean juntos de manera simultá- nea, eso tampoco es música. Deben seguir to- cando hasta establecer cierto tipo de patrón so- noro. Para los basongye, entonces, la música es inherentemente cultural (distintivamente hu- mana) y social (pues depende de la cooperación). Originalmente acuñado por los campesinos europeos, el arte, la música y la sabiduría popu- lar (folk) se refi ere a la cultura expresiva de las personas ordinarias, en contraste con el arte “ele- vado” o “clásico” de las élites europeas. Cuando la música popular europea se interpreta (vea la fotografía siguiente), la combinación de costum- bres, de música y con frecuencia de canciones y baile se supone que dice algo sobre la cultura lo- cal y la tradición. Los turistas y otros extranjeros a menudo perciben la vida rural y popular prin- cipalmente en términos de tales representacio- nes. Los mismos residentes de la comunidad re- petidamente usan esas representaciones para mostrar y validar su cultura local y sus tradicio- nes frente a los extranjeros. En Planinica, una población musulmana en Bosnia (antes de la guerra balcánica), Yvonne Lockwood (1983) estudió canciones populares, que se podían escuchar ahí día y noche. Las can- tantes más activas eran mujeres solteras de 16 a 26 años de edad (doncellas). Las cantantes líde- res, aquellas que usualmente comenzaban y diri- gían las canciones, tenían voces fuertes, plenas y claras, con un alto rango. Como algunas de sus contrapartes en Estados Unidos contemporáneo (pero en una forma mucho más moderada), algu- nas cantantes líderes actuaban de manera no convencional. Una fue considerada como inmo- ral debido al atrevimiento de sus letras. Otra fu- maba (un hábito usualmente masculino) y le gus- taba vestirse con pantalones. Además de las críticas locales, se le consideraba ingeniosa por- que improvisaba canciones mejor que otras. La transición local de niña a doncella (mujer casadera) se señalaba mediante la participación activa en cantos y bailespúblicos. Las mujeres y doncellas artistas urgían a las adolescentes a unirse. Esto era parte de un rito de paso mediante el cual una niñita (dite) se convertía en doncella (cura). El matrimonio, en contraste, movía a la mayoría de las mujeres de la esfera pública a la privada; por lo general cesaba el canto público. Las mujeres casadas cantaban en sus propias ca- sas o entre otras mujeres. Sólo ocasionalmente se unirían a las doncellas en cantos públicos, pero nunca llamarían la atención al tomar el liderato. Después de los 50 años de edad, las esposas deja- ban de cantar, incluso en privado. Por tanto, para las mujeres, el canto señalaba una serie de transiciones entre grados de edad: de niña a doncella (canto público), de doncella a esposa (canto privado) y de esposa a anciana (el abandono del canto). Lockwood describe cómo una mujer recientemente casada realizaba su pri- mera visita ritual después del matrimonio a su familia de origen. (La residencia posmatrimonial era patrilocal.) Entonces, mientras se marchaba popular (folk) Del pueblo; por ejem- plo, el arte, música y sa- biduría de las personas ordinarias. BANDUNDU KINSHASA KASAI- OCCIDENTAL KASAI- ORIENTAL KATANGA SUD- KIVU NORD- KIVU MANIEMA ORIENTALE ÉQUATEUR BAS-CONGO C A M E R Ú N G A B Ó N R E P Ú B L I C A D E L C O N G O CABINDA (Angola) A N G O L A REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO Z A M B I A S U D Á N UGANDA RUANDA BURUNDI TANZANIA R E P Ú B L I C A S U D A F R I C A N A U ba ng i Congo Bomu Uele Lom am i Lualaba Luvua Lu ap u la Kasai Sankuru Kasai Kwa K w ango Aruwimi Con g o Tshuapa Za m be zi C Lago Alberto Lago Kivu Lago Tanganyika Lago Mweru Lago Bangweulu Lago Eduardo Lago Mai-Ndombe Lago Tumba O C É A N O A T L Á N T IC O Pico Mergherita M o n t e s M i t u m b a C U E N C A D E L C O N G O C or di lle ra R uw en zo ri P L A N I C I E K A T A N G A Kinshasa Luanda Lubumbashi Kananga Mbuji-Mayi Kisangani Likasi Kikwit Mbandaka Matadi Franceville Kitwe Bangui Bujumbura Kigali Brazzaville Gemena Lisala Bangassou Bumba Bondo Buta Isiro Watsa Bunia Goma Kindu Tshikapa Dilolo Kahemba Bukavu Uvira Bandundu Lodja Kamina Lusambo Kigoma Uige Mbanza- Ngungu Ilebo Boma Inga Mwene- Ditu Kolwezi Kalemie Moba Kabalo Manono Yangambi Ikela Banana Boende Bolobo BASONGYE 300 km 0 0 150 300 mi 150 N FIGURA 13.2 Ubicación de los basongye de la República Democrática del Congo.
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