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4 TRANSICIÓN AGROECOLÓGICA, UNA ALTERNATIVA VIABLE Y SUSTENTABLE RESUMEN La agroecología surge como una nueva forma de hacer agricultura en los años ´70 en el continente americano. Este nuevo concepto se encuentra asociado a la sustentabilidad de los sistemas y sus impactos en la salud humana y en el medio ambiente. En los ´80, aparece ligado a movimientos sociales y campesinos hasta llegar a ocupar un lugar destacado en la agenda institucional de organismos de ciencia y tecnología. En las últimas décadas se han producido una serie de cambios estructurales en el agro argentino que han tenido un fuerte impacto en la estructura agraria, y en la vida de los pequeños productores y campesinos. El presente trabajo tiene como objetivo profundizar la información acerca de la producción agroecológica de alimentos y su viabilidad como alternativa al sistema productivo convencional, en el largo plazo. Para ello se realizó una revisión bibliográfica para caracterizar y diferenciar los sistemas productivos, agroecológico y convencional, definir e identificar el rol del productor en los respectivos modelos e identificar las Wallinger, Marina; Alvarez, Florencia Y.; Casco, Josefina; Santana, Julieta B.; Seráfica, Ma. Eugenia. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Medicina, Escuela de Nutrición, Buenos Aires, Argentina 5 experiencias sobre viabilidad de una transición agroecológica y los desafíos a gran escala de dicho sistema productivo. Lo evidenciado en este trabajo, permite afirmar que el proceso de una producción convencional a una agroecológica es posible con modificaciones graduales y progresivas en dicha producción. Considerándose necesario la sanción de Leyes que acompañen y faciliten la transición, mayor difusión de las redes de comercialización y distribución. P alabras claves: Agroquímicos, agricultura familiar, viabilidad agroecológica, Soberanía y Seguridad Alimentaria. 6 A BSTRACT Agroecology emerges as an innovative way of doing agriculture in the 1970s in the American continent. This new concept is associated with the sustainability of the systems and their impacts on human health and the environment. In the 1980s, agroecology was linked to both the social and peasant movements which began to occupy a noticeable place in the science and technology organization’s agendas. In recent decades there have been a series of structural changes in Argentine agriculture that have had a strong impact on the agrarian structure and on the small producers and peasant’s lives. This paper aims to deepen the information about agroecological food production and analyze, in the long run, its viability as an alternative to the conventional productive system. In order to achieve the objectives, a bibliographic review was carried out to characterize and differentiate the productive, agroecological and conventional systems, to define and identify the producer's role in such models and to identify the experiences on the viability of an agroecological transition and the large-scale challenges of such transition. The evidence in this paper allows to confirm that if changes are made in a gradual and progressive manner, the transition from a conventional production to an agroecological production is possible provided the necessary enforcement of laws that accompany and facilitate the transition along with greater diffusion of the commercialization and distribution networks. K ey words: Agrochemicals, family farming, agro-ecological viability, Food Sovereignty and Food Security. 7 I. I. INTRODUCCIÓN El modelo de producción predominante a nivel mundial es la agricultura convencional, basada en la producción intensiva de alimentos (1). La misma se realiza con agroquímicos, riego mecanizado y maquinaria agrícola con la finalidad de obtener el máximo rendimiento a corto plazo (2). Dado el cambio de paradigma mundial como consecuencia de la revolución verde y la expansión del capitalismo, en Argentina en los años setenta comienza el proceso de agriculturización y se profundiza durante los noventa con la apertura comercial al mercado externo (3). Estas modificaciones produjeron un detrimento de la industria nacional, desregulación del mercado local y una política de paridad cambiaria con el dólar que afectó la competitividad del sector agropecuario (3). Una de las consecuencias de dicha producción, es el uso desmedido de productos fitosanitarios con alto impacto ambiental, sociocultural y en la salud humana (4). A partir de ello surge y se construye como alternativa la agroecología. Este sistema de producción permite la obtención de alimentos de forma sustentable con conciencia social y ambiental (3). Constituye el marco del surgimiento de diversas alternativas y de familias agricultoras y de organizaciones que promulgan una forma de producción diferente (5). En el presente trabajo se investigaron algunas características de los sistemas productivos (convencional, agroecológico y orgánico) que se llevan a cabo en el país, haciendo hincapié en los sistemas agroecológico y convencional. De dicha revisión bibliográfica surgieron comparaciones relevantes tales como, ventajas y desventajas y rol del productor en ambos 8 modelos de producción, como así también, se buscaron casos testimoniales de aplicación efectiva de transición agroecológica, como los de Parque Pereyra Iraola y Benito Juárez (6). Luego de estas comparaciones, se manifiesta la necesidad de llevar a cabo múltiples investigaciones que permitan evaluar la viabilidad del modelo agroecológico a largo plazo. 9 II. . OBJETIVOS O bjetivo General Realizar una revisión bibliográfica relativa a la producción agroecológica de alimentos y su viabilidad como alternativa al sistema productivo convencional, en el largo plazo. O bjetivos Específicos 1. Caracterizar y diferenciar los sistemas productivos, agroecológico y convencional. 2. Definir e identificar el rol del productor en los respectivos modelos productivos agropecuarios. 3. Identificar en la bibliografía consultada, las experiencias sobre viabilidad de una transición agroecológica y los desafíos a gran escala de dicho sistema productivo. 10 III. . DESARROLLO 1. Caracterización de los sistemas productivos 1.1. Sistema Convencional El sistema de producción agropecuaria convencional es aquel basado en el elevado consumo de insumos externos de carácter sintético. Los mismos son utilizados con el objetivo de alcanzar la mayor eficiencia y su herramienta principal para lograrlo es el monocultivo. La agricultura convencional no considera el cuidado del medio ambiente, sus ciclos naturales, ni el uso racional y sostenible de los recursos. La metodología de trabajo se basa en la labranza mínima o intensiva del suelo, el uso de semillas mejoradas y certificadas, y de tecnologías de síntesis química para nutrir y proteger los cultivos (1,6). Numerosas investigaciones (2,6,7) realizadas a lo largo de los años han relacionado los cambios en la agricultura actual y el ecosistema con la Revolución Verde, la cual fue el punto de inicio para la implementación de esta metodología. Esta estrategia se desarrolló, como manifiesta Altieri (2), cuando los problemas de la pobreza y el hambre eran considerados principalmente como problemas de producción. De esta manera, se buscaba maximizar la producción con el fin de obtener resultados económicos a partir de la expansión de la industria. Dicho proceso comenzó a plantearse a fines de la Segunda Guerra Mundial, aunque se ejecutó a partir de la década del ‘60. Como explica Carballo (7) “[...] Estos avances tecnológicos no eran otra cosa que el reciclaje de la poderosa industria norteamericana que había crecido a la sombra de laguerra y 11 que en tiempo de paz debía cambiar de oferta. Así, las fábricas de tanques de guerra se convirtieron en fábricas de tractores; las armas químicas en herbicidas e insecticidas; y las fábricas de nitrato para explosivo, en fábricas de nitrato para fertilizantes”. Según Sarandón y Flores (6), este movimiento, conllevó a que el medio ambiente sea el que se adapte a los requerimientos de las variedades genéticas creadas, y así poder expresar su potencial de rendimiento, lo cual se traduce en un elevado costo ambiental. Entre las principales características de este proceso se pueden mencionar, la dependencia en aumento de agroquímicos, la pérdida de capacidad productiva de los suelos y de la biodiversidad, el desplazamiento de técnicas de cultivo tradicionales por tecnología, entre otras. La agricultura y las actividades humanas generan una extralimitación en el uso de los recursos naturales. Esto surge debido a multiplicidad de factores tales como el rápido crecimiento demográfico y económico, limitación de los recursos utilizados y un desfase en la percepción del problema causando retrasos en la aplicación de medidas adecuadas (1). La producción agropecuaria global es responsable de buena parte del impacto ambiental que las actividades antropogénicas tienen sobre los ecosistemas, dentro de ellas podemos nombrar: a) Degradación de los suelos: El suelo puede ser modificado a través de cambios en el ciclado, contenido y distribución de materia orgánica, nutrientes vegetales, microorganismos, y en los procesos de almacenamiento, re-distribución y consumo de agua. Además, el uso de insumos agropecuarios, como agroquímicos, y el tránsito de maquinaria son factores externos que dañan la 12 superficie. Como consecuencia, produce daños físicos como compactación, inestabilidad estructural, baja infiltración y contaminación (1). El monocultivo de soja, cultivo predominante en el campo argentino tanto en su producción como en superficie ocupada, reduce la materia orgánica y genera deterioro estructural que favorece el desarrollo de procesos erosivos en suelos descubiertos (1). El mismo representa el 55 % de los 37 millones de hectáreas que se siembran, seguida por los cultivos de maíz y trigo representando un 26 % (8). En el año 2017 la superficie sembrada fue 17.259.260 Ha y la superficie cosechada 16.318.060 (9) La intensificación agrícola se encuentra asociada con la reducción en la capacidad productiva de las tierras agrícolas para proporcionar otras importantes funciones ecológicas como la retención de carbono y el ciclo de nutrientes, particularmente del nitrógeno. Esta práctica influye directamente al secuestro y mineralización del carbón orgánico y la estabilización o alteración de la humedad, temperatura, aireación, pH y disponibilidad de nutrientes en el suelo (10). En el territorio argentino, de los 270 millones de hectáreas, más de 100 millones están afectadas por erosión, cuyo avance es de dos millones de hectáreas por año (11). De acuerdo con una recopilación de Casas y Albarracín (12) el 36 % del territorio continental argentino se encuentra afectado por diversas formas y grados de erosión (principalmente hídrica y eólica), unas 2/3 partes de la superficie con aptitud de uso agropecuario. La erosión hídrica, representa un 12% de la superficie de nuestro país, ubicándose en zonas áridas y semiáridas de la Patagonia, Cuyo y Noroeste argentino -NOA-. Las tres provincias de mayor tasa de erosión hídrica actual son Misiones, Santa Cruz y Neuquén. Concomitantemente, el 25,9% del territorio 13 argentino presenta tasas de erosión hídrica que son mayores a los valores tolerables, siendo aproximadamente de 3,9 t/ha/año (11). El 45% de los suelos totales de Argentina presentan erosión eólica encontrándose principalmente en la Patagonia y en las regiones del NOA y Cuyo (11). La materia orgánica influye en las propiedades que contribuyen a la calidad del suelo siendo, el elemento esencial para el correcto desarrollo de los cultivos. Una presencia adecuada de cantidad y calidad permite que los microorganismos del suelo actúen en la descomposición y ciclado de la materia, manteniendo la fertilidad, la fijación de nitrógeno y la producción de sustancias de crecimiento. El mejoramiento de la calidad del suelo es primordial para el manejo de sistemas productivos, disminuyendo así la susceptibilidad del cultivo a plagas debido a que una planta bien nutrida posee menos posibilidades de enfermarse (13). Las pérdidas económicas y sociales se evidencian si se considera que las tierras secas con procesos de desertificación aportan alrededor del 40 % de la producción agrícola (11). La reducción de materia orgánica de los suelos por agricultura fue de 27 % a nivel de toda la región pampeana (1). b) Contaminación con agroquímicos: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un producto fitosanitario es “La sustancia o mezcla de sustancias destinadas a prevenir la acción de, o destruir directamente, insectos, ácaros, moluscos, roedores, hongos, malas hierbas, bacterias y otras formas de vida animal o vegetal perjudiciales para la salud pública y también para la agricultura”. Los agroquímicos se pueden clasificar en dos subtipos: plaguicidas y fertilizantes. 14 Los primeros, a su vez pueden ser subdivididos en fungicidas, herbicidas, insecticidas y otros (como bactericidas, curasemillas, entre otros) (14). En cuanto al uso de agroquímicos en Argentina, se ha observado un incremento dado por la expansión agrícola y la adopción de la siembra directa, lo cual conllevo a un aumento del desarrollo de estos productos con mayor especificidad y menor toxicidad (aunque siguen disponibles y en aumento productos de moderada y alta peligrosidad). El glifosato (herbicida) es el fitosanitario más utilizado a nivel nacional (65%), seguido en un 22% por otros herbicidas, por lo que se concluye que los herbicidas representan un uso de un 87% a nivel nacional, seguidos por insecticidas (6%), fungicidas (3%) y curasemillas (1%). En cuanto a los cultivos, la soja a nivel nacional en el 2013 representó un consumo de un 36% del total de productos fitosanitarios comercializados, comparado con otros cultivos, el maíz representa un 10%, seguido por la cebada (3%), hortalizas (1%) y cítricos (menor al 1%) (14). Entre las principales consecuencias del uso inadecuado de agroquímicos se pueden destacar las consecuencias y riesgos en la salud humana, contaminación del medio ambiente, costos en ascenso y desarrollo de resistencia a los mismos (14). Plaguicidas: Se denomina plaguicida a toda sustancia química que produce toxicidad tanto aguda como crónica sobre ciertos seres vivos que se utilizan para combatir plagas que afectan los cultivos (15,16). A nivel mundial, el uso de plaguicidas reduce, aproximadamente, en un 50% las pérdidas potenciales de los cultivos. La principal consecuencia de su 15 uso es la presencia de este tipo de productos en el aire, suelo, agua (superficial y subterránea) y en alimentos (15,16). A nivel nacional, se utilizan herbicidas, insecticidas y fungicidas. En el año 2014 se utilizaron a nivel nacional 264 millones de litros de herbicidas, principalmente glifosato, fundamental para la producción de soja (16). En el año 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, dependiente de la OMS, estableció que el glifosato era probablemente cancerígeno para seres humanos (17). Fertilizantes: Se denomina fertilizante a toda sustancia utilizada para incorporar nutrientes asimilables por el suelo y las plantas, para mantener o incrementar su contenido. (14) El uso de fertilizantes genera diversas alteraciones, como: la acumulación de nitrato en las napas, las emisiones de amoniaco y óxido nitroso a la atmósfera (gas con efectoinvernadero), la eutrofización del ecosistema generada por los flujos de nitrógeno a las aguas a ríos, lagos y mares. En los sistemas extensivos de nuestro país, el uso de fertilizantes es escaso, causando la degradación de los suelos por pérdida de fertilidad. En promedio se aplican unos 40 kg/ha de N, P2O5, K2O, valor muy inferior al promedio mundial (120 kg/ha) (1). d) Uso del agua: La disponibilidad de agua azul a nivel mundial es de 43.359 km3, la cual se encuentra distribuida de forma desigual entre las diferentes regiones del planeta. Las aguas grises, es decir fuentes de agua azul que padecen procesos de contaminación múltiple (por residuos industriales y municipales y/o exceso de carga de sal y residuos en agua de riego), como así también las aguas negras, 10 constituyen una limitación en la disponibilidad de agua que es utilizada con fines de carácter alimentario. Sumado a ello, escasean los recursos económicos para lograr un proceso de reutilización de dichas aguas para riego de producciones sin consumo directo (1). El agua azul es utilizada en un 69% para el riego de cultivos a nivel mundial, representando un 81% en África y Asia, 71% en Latinoamérica, 65% en Oceanía, 35% en América del Norte y 25% en Europa. Es necesario, aumentar la eficacia en cuanto al uso y reutilización del agua y su disponibilidad, con el fin de reducir las consecuencias que traen aparejadas las sequías agrícolas, ya que ello constituye uno de los principales factores limitantes para el rendimiento de los cultivos (1). A Argentina le corresponde un 6% de agua azul del planeta (31% le corresponde a Sudamérica). En algunas ciudades del país se observa una competencia por el agua entre el uso doméstico, industrial y el riego (en su mayoría de cultivos intensivos) (1). El riego es el complemento a la precipitación natural, por lo que sólo debería utilizarse, por ejemplo, en condiciones de aridez extrema. Sin embargo, con el fin de asegurar una producción y cosecha eficaz, los agricultores convencionales desarrollan distintos métodos de control del agua para afianzar sus inversiones y utilizar variedades de alto rendimiento (18). El uso desmedido del agua en condiciones de drenaje deficientes produce salinización del suelo. Esto se debe a que el exceso de agua aplicada genera el ascenso del nivel freático hasta que la misma llega a la superficie, donde se evapora, y se crean depósitos de sal que reducen la fertilidad del suelo (18). 11 El área total irrigada de nuestro país es de 2.100.000 ha, representando el área agrícola un 5% de la misma. El 53%, 1.097.000 ha, se localiza en las provincias que utilizan los cursos superficiales como fuente de agua (región árida y semiárida del país); mientras que el 47% restante, 1.003.000 ha, corresponde a la región subhúmeda y húmeda del país donde se desarrolla el riego de arroz, cultivos extensivos y frutihortícolas de los cinturones verdes de las ciudades más importantes (1). En la última década, el riego suplementario con agua subterránea destinado a maíz, trigo y soja en la región Chaco-Pampeana, representa el principal aumento en cuanto a superficie regada. Dicho comportamiento es un peligro a futuro en cuanto a la sostenibilidad ambiental de la región, ya que dicha práctica conlleva a una sobreexplotación de los acuíferos y posible riesgo de sodificación de los suelos (1). En cuanto al uso del agua, en el año 2011, la extracción hídrica total a nivel país fue de 37.78 km3, correspondiendo al sector agrícola un 74% de dicho total (27.93 km3) (19). Con respecto a las aguas subterráneas de Argentina, representan un 30% de las extracciones totales, valor que no refleja su importancia, ya que, son las que aseguran la regulación de los recursos y actúan en los periodos de sequía o déficit hídrico estacional. Adicionalmente, abastecen de forma parcial o total las áreas urbanas y rurales (19). 12 Gráfico n°1: Extracciones de agua por origen. Fuente: elaboración propia basada en datos extraídos de FAO. 2016b. Food and Agriculture Organization of the United Nations. (FAO). AQUASTAT (19). e) Deforestación y Pérdida de biodiversidad: Los cambios en cuanto al uso de la tierra y en las tecnologías usadas para la producción, conllevan a la disminución de ecosistemas naturales, pérdida de características y costumbres rurales que hacen a la identidad y los valores de las poblaciones locales. La utilización de sistemas de producción simplificados se encuentra asociado a la deforestación y pérdida de hábitats. Argentina ocupa el noveno lugar mundial en superficie deforestada en los últimos 25 años. En dicho periodo se han deforestado 7,7 millones de ha, 25 % de la superficie total actual de bosques nativos (1). 13 f) Emisiones de gases de efecto invernadero: Las emisiones crecientes de gases de efecto invernadero y su efecto sobre la temperatura media del planeta generan un deterioro en la atmósfera, provocando cambios en los patrones de las precipitaciones, mayor frecuencia de eventos climáticos extremos y el derretimiento de los hielos con la consecuente elevación del nivel del mar. La concentración de CO2 en la atmósfera aumentó de 280 ppm1* a principios de la era industrial a más de 400 ppm en la actualidad y superó el umbral de seguridad. Como consecuencia trajo un aumento de la temperatura media global (1). Argentina, caracterizada por la variedad de climas y de suelos a lo largo de su territorio, permite que la producción sea heterogénea (20). El cambio climático puede afectar la futura disponibilidad de alimentos, exacerbando la inseguridad alimentaria. Los principales gases de efecto invernadero relacionados con la producción agrícola y ganadera son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). Del total de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas en el año 2010, el 76 % correspondió al CO2, el 16 % al CH4 y el 6 % al N2O. Sus fuentes corresponden al sector agrícola y ganadero, como así también a los cambios en la utilización de los suelos, donde se involucra la aplicación de fertilizantes y abonos, la deforestación, el estiércol sobre las pasturas, entre otros. Los volúmenes generados de N2O y CH4 a pesar de ser menores que los de CO2, influyen en el balance global por su elevada actividad de efecto invernadero (1). 1 Partes por millón 14 Gráfico n°2: Emisiones de gases de efecto invernadero por sector en Argentina en el año 2014. Fuente: Elaboración propia basada en datos extraídos de MAYDS. 2017. Inventario de Gases de Efecto Invernadero de Argentina (21). 1.2. Sistema Agroecológico La agroecología es una herramienta práctica que enmarca una nueva forma de llevar a cabo la agricultura. Se asocia a dos conceptos, sustentabilidad y menor impacto en la salud humana y en el ambiente. Es una alternativa capaz de ser llevada a cabo, frente a la agricultura convencional, que permite la obtención de alimentos de una forma sustentable, mediante la aplicación de los principios de la agroecología en tres niveles: diseño, desarrollo e implementación de los sistemas agrícolas. Se caracteriza por el cuidado del medio ambiente, 15 manifestado principalmente por la ausencia de agroquímicos y la integración de los aspectos ecológicos, sociales, económicos, políticos y tecnológicos (5,13). La importancia que otorga a las dos primeras dimensiones es lo que lo diferencia del sistema de producción convencional y orgánica. En contraposición a la producción convencional utiliza la cubierta vegetal para la conservación del agua y suelo. Esto involucra el uso del mulch2, cultivos de cobertura y prácticas de no labranza, entre otros. Los cultivos de cobertura permiten retener la lluvia y, de este modo, la infiltración del aguaen el suelo, evitando el escurrimiento y la erosión del mismo. Esto también se logra cuando el suelo está mullido, por lo que, a lo anterior, suman el mejoramiento del contenido de materia orgánica. De esta forma, aumentan la capacidad del suelo para almacenar agua (2). El término agroecología puede ser abordado desde diferentes aspectos. Una de ellas es la dimensión social, la cual busca lograr equidad tanto intra como intergeneracional. El medio para alcanzarlo es la distribución equitativa de la producción y los costos evitando poner en riesgo futuras generaciones. En referencia a las formas de producción, la agroecología brinda alimentos saludables que aseguran una mejor calidad de vida de la población. Otra arista es la dimensión cultural, debido a que la agroecología otorga un lugar de primacía a la sabiduría local y regional. Asimismo, considera que dichos saberes deben ser el estímulo inicial para la creación de propuestas de desarrollo rural con la participación de la comunidad. Con respecto a la ecología, este sistema productivo tiene por objetivo la conservación y rehabilitación de los recursos ambientales, ya que son susceptibles de ser dañados por las decisiones de los 2 Cubierta protectora del suelo 16 seres humanos. Este modelo productivo, en el ámbito económico, tiene como objetivo obtener un beneficio que permita cubrir las necesidades del productor y su familia. Por otro lado, también permite disminuir los riesgos de dependencia (insumos, fertilizantes, herbicidas, entre otros) del sistema productivo convencional. Por último, desde un eje ético se busca fortalecer el respeto por la tierra y la preservación del medio ambiente (2). 17 T abla n°1: Diferencias entre enfoque productivista y agroecológico AGRICULTURA INTENSIVA PRODUCTIVISTA AGRICULTURA AGROECOLÓGICA SUSTENTABLE Reduccionista Holístico Ética como un valor “difuso” Ética como valor fundamental Falta de una óptica sistémica Empleo de una óptica sistémica Importancia de los componentes Importancia de las interrelaciones Sólo reconoce al conocimiento científico Concepto pluri epistemológico. Poca importancia a lo local Importancia a lo local: potencial endógeno Uso exclusivo del territorio Uso múltiple del territorio Minimiza aspectos socioculturales Revaloriza aspectos socioculturales. Basada en tecnologías de insumos Basada en tecnologías de procesos Los científicos “generan” la tecnología Participación del agricultor en la generación de la tecnología Prioriza la “calidad formal” de los productos, realzando aspectos físicos como brillo, color, homogeneidad de tamaño, ausencia de manchas Prioriza alimentos sanos y la “calidad real” de los alimentos en relación al contenido de valor nutricional y la ausencia de agroquímicos Basada en técnicas generales y universales Basada en la comprensión de las características espaciales, adaptando estrategias de manejo apropiadas a esa condición local F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Sarandón SJ, Flores CC. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas sustentables. 1era Edición. La Plata: Edulp; 2014 y Marasas M, Cap G, De Luca L y cols. El camino de la transición agroecológica. 1era Edición. Ciudad Autónoma de 18 Buenos Aires. Ediciones INTA; 2012. (6,13). 19 Cuadro n°1: Comparación de objetivos entre sistemas productivos Fuente: adaptación propia basada en datos extraídos de Sarandón SJ, Flores CC. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas sustentables. 1era Edición. La Plata: Edulp; 2014 (6). En Argentina, actualmente no existe un marco de política integral que regule la producción agroecológica. A pesar de ello, se pueden mencionar algunos programas e instrumentos que contribuyeron al desarrollo de la misma a nivel nacional: el Programa Pro Huerta (implementado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria -INTA- y el Ministerio de Desarrollo Social) (22); Investigaciones llevadas a cabo por el INTA y la producción orgánica implementada por el Ministerio de Agroindustria (23). Existen, además, formulaciones de políticas que contemplan enfoques de carácter agroecológico, entre los cuales se encuentran la Ley de Reparación histórica de la Agricultura Familiar (24), Ley de Bosques Nativos (25) como 20 estímulos a planteos agroecológicos, Leyes provinciales de agroecología y proyectos de ley en discusión en el Congreso Nacional, Regulaciones para el uso de agroquímicos (26), entre otras (23). Con respecto a la Ley 27.118: Reparación histórica de la Agricultura Familiar para la construcción de una nueva ruralidad en la Argentina (24), sancionada en el año 2014 y promulgada en 2015, destaca la contribución de la agricultura familiar a la Seguridad y Soberanía Alimentaria a través de prácticas orientadas a la sostenibilidad y preservación de la biodiversidad. Está destinada a los agricultores y empresas familiares que se desempeñan en el sector rural para promover su desarrollo y bienestar social y económico, mediante la generación de empleo y aumento del ingreso. Sin embargo, a pesar de que es una Ley fundamental para esta población, no se encuentra reglamentada ni cuenta con presupuesto. Por este motivo, durante el mes de mayo del presente año se llevó a cabo el Primer Foro Nacional por un Programa Agrario Popular (27) en el cual se elaboró un documento con el fin de presentarlo ante el gobierno entrante. En el mismo no sólo se reclama por la reglamentación y presupuesto de esta Ley, sino también el mejoramiento de infraestructura de rutas, escuelas, centros de salud, la posibilidad de comercializar sus productos, de acceder a tierras, créditos, entre otros. 1.3. Sistema Orgánico Sistema productivo que procura evitar y excluir los fertilizantes sintéticos de la producción agrícola (28). En lo posible reemplaza las fuentes externas utilizando insumos que se obtienen dentro del predio y/o en zonas aledañas. Combina las técnicas tradicionales agrícolas con tecnologías modernas. El 20 Codex Alimentarius para la Producción, Procesamiento, Etiquetado y Comercialización de los Alimentos Producidos Orgánicamente, define la agricultura orgánica como un sistema que promueve la preservación del ecosistema basándose en el uso mínimo de insumos externos, evitando los fertilizantes y plaguicidas sintéticos (29). Sin embargo, estas prácticas no aseguran que los productos estén completamente libres de trazas de agroquímicos, causado por la contaminación general del medio ambiente. Igualmente, se utilizan métodos para reducir al mínimo la contaminación del aire, el suelo y el agua. Utiliza fertilizantes naturales como estiércol, semillas certificadas, equipos modernos, prácticas de conservación de suelo y agua, insecticidas botánicos y fungicidas que pueden ser utilizados para prevenir enfermedades (2). Tiene como objetivo principal, lograr ecosistemas que sean sostenibles desde el punto de vista social, ecológico y económico (29). Adicionalmente, la resolución Nº 423/92 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) (30) agrega a esta definición, que esta metodología de producción asegura a los consumidores una identificación clara de sus productos, los cuales se corresponden con las características mencionadas previamente, a través de un sistema de certificación que las garantiza. Los requisitos incluyen la selección de semillas y materiales de origen vegetal, fertilidad de los suelos y su mantenimiento, reciclaje de materias orgánicas, conservación del agua, control de plagas, enfermedades y malezas (28). Según el informe del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria -SENASA- “Situación de la producción orgánica en la Argentina durante el año 2018” (31), la superficieorgánica cosechada durante dicho año aumentó un 5% con respecto a 2017 (77.042 a 80.877 hectáreas). En cuanto al 21 destino de la producción, las exportaciones, continúan ocupando el primer lugar, siendo Estados Unidos, el principal destino (43% de los volúmenes exportados), seguido por la Unión Europea (36%); el resto de los países destino como Canadá, Ecuador y Perú (17%) aumentaron su participación dada principalmente por cereales. Con respecto al mercado interno, el volumen de productos certificados para consumo final fue menor al 1%. Por todo lo antedicho se ve la necesidad de implementar un nuevo paradigma que reemplace el enfoque cortoplacista, reduccionista y productivista, por uno que afronte el desafío de la complejidad ambiental. La agroecología surge como este nuevo paradigma, capaz de validar y generar conocimientos para la evaluación, diseño y manejo de agroecosistemas sustentables (32). Identificando los componentes y los límites de los agroecosistemas, y entendiendo cómo se relacionan entre sí, se pueden optimizar los procesos ecológicos, potenciando las interacciones positivas y limitando las negativas. Para lograr este fin, es de importancia aplicar un enfoque sistémico, aproximándose más a la realidad y entendiendo dicha complejidad (32). 2. Rol del productor en los respectivos modelos productivos agropecuarios Al introducir el rol de los modelos productivos descritos, es fundamental desarrollar en primer lugar, el concepto de Soberanía Alimentaria. Según Vía Campesina (33) “el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas alimentarias que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias, reclamando la alimentación como 22 un derecho.” De dicha definición, se puede extraer que es el derecho de los consumidores y productores a decidir qué consumir, cómo y quién lo produce, según sus propios conocimientos y experiencias. Este concepto hace énfasis en el desarrollo local y agricultura familiar, buscando facilitar el acceso de los campesinos a la tierra, agua y créditos. Se les otorga un papel fundamental en la producción agrícola y, por lo tanto, en la alimentación de los pueblos (4). Del mismo modo es necesario explicitar el concepto de Seguridad Alimentaria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO- (34): “Existe Seguridad Alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”. A partir de los conceptos desarrollados, los objetivos de los métodos de producción difieren entre sí. Por un lado, la agroecología tiene como finalidad el logro de la Seguridad Alimentaria a través de la Soberanía Alimentaria. En contraparte, la agricultura convencional, no tiene en cuenta el concepto general de la Soberanía Alimentaria, ya que desde sus inicios, con la implementación de la Revolución Verde, realiza una transferencia de conocimientos ajenos a los campesinos, sin considerar sus saberes, derecho a decidir cómo producir y sin tener en cuenta al consumidor (4). 2.1 Características de los actores de la Agricultura Convencional y Orgánica: Si bien la Agricultura Convencional y Orgánica se diferencian en los insumos que utilizan para la producción, las características de los actores involucrados en ambas son muy similares. Se trata de productores con fácil 23 acceso a créditos, maquinaria moderna, grandes hectáreas sin limitaciones de fertilidad o productividad, insumos como semillas certificadas, sistemas de riego, entre otros (2). En lo que refiere específicamente a la Agricultura Convencional, se deja de lado el conocimiento tradicional del campesino, ya que estos no forman parte de ella. Es un tipo de producción que se impone como superior y que utilizó y utiliza ello como medio para imponerse por sobre el desarrollo local y para pasar por alto las tradiciones y cultura campesina (35). Este modelo predominante, utiliza agroquímicos “condicionando” a los productores a cumplir con normativas y cuidados con el fin de preservar su salud y garantizar la inocuidad de los cultivos, según protocolos estandarizados (36). Un estudio realizado en cinco provincias argentinas describió la relación intrínseca entre productor- fitosanitarios-empresas, denotando la ausencia de reglamentación y riesgo potencial que sufren los agricultores, dejando a la luz problemas de índole social multicausal (16). En este contexto es primordial comprender las prácticas de uso de agroquímicos y uniformes protectores en la actividad agrícola. A pesar de que los trabajadores rurales sean conscientes de los riesgos, no suelen emplear el equipo de protección (denotan incomodidad y elevado costo), sumado a las condiciones de vida, siendo pesticidas almacenados en las viviendas y envases utilizados para cargar agua. La adquisición de ellos también suele ser por entrega gratuita por parte de entidades públicas (como promoción de la agricultura), o de otros productores: “En general, el pequeño productor […] usa lo que le da el finquero [productor grande]” (16). Siendo frecuente que se acceda al agroquímico de manera fraccionada, sin envase original, lo cual está prohibido. 24 Sin embargo, existen relaciones de poder las cuales dejan a los empleados en una posición desigual, donde se ven obligados a hacer lo que se les indica: “Nosotros somos peones, ¿qué podemos hacer? Si el capataz no te da importancia, no podés hacer mucho. Y si hablas o le decís algo, capaz que te echan”; “Supuestamente los aplicadores de productos químicos tienen que hacer un curso […] Eso no existe. En la teoría está hermoso; vos, cuando lees, decís, “hay una ley”, pero después, ¿quién la hace cumplir?” (16). Esto confirma el uso inseguro, involucrando distintos momentos de gestión como adquisición, almacenaje, aplicación y manejo de residuos, evidenciando un alto riesgo de intoxicación aguda y crónica en trabajadores rurales, lo cual carece de importancia (16). En estas comunidades, la exposición a plaguicidas difiere según el empleo, siendo mayor en mujeres y niños de familias rurales comparado a otras ocupaciones debido a factores causales como: proximidad de sus hogares a campos fumigados, diversas vías de exposición (tierra, agua y alimento), metodologías utilizadas para el lavado en los hogares de ropa de trabajo y el almacenamiento de fitosanitarios en ellos (15). Por último, el análisis realizado, deja al descubierto una problemática de salud pública grave, la cual es invisibilizada. Se trata de un problema social complejo con múltiples determinantes, revelando falencias en: actores públicos y privados que proveen agroquímicos fraccionarios, en normativas vigentes (26) y una falta de infraestructura predial para el almacenamiento. En consecuencia, para abordar eficazmente el problema se lo debe considerar en su complejidad sin reducirlo a prácticas individuales o a un análisis del predio productivo, generando acciones intersectoriales, incluyendo al sistema sanitario y 25 organizaciones que protejan al productor, replanteando así el sistema vigente productivo (16). En el caso particular de los productores orgánicos, para poder denominar sus productos como tales, deben recurrir a empresas certificadoras habilitadas para tal fin. Luego de evaluaciones e inspecciones que permiten determinar si la Norma de Producción Orgánica efectivamente se cumple, se otorga el correspondiente certificado de conformidad. Este proceso es de un elevado costo, por lo que queda limitado a este tipo de productores con gran capacidad adquisitiva (37). Como se puede observar, estos actoresse basan en lo moderno, los avances tecnológicos, experiencias extranjeras, en la maximización de la producción para, fundamentalmente, la exportación (35). Esta agricultura de exportación logró que las tierras se destinen casi exclusivamente para estos fines, desplazando los cultivos, saberes nativos y poniendo en riesgo la biodiversidad. Al dejar de lado aspectos socioculturales, el desarrollo agrícola no se corresponde con las necesidades y potencialidades de los campesinos. En este contexto de inequidad e injusticia resulta fundamental encontrar la forma de equiparar las necesidades y oportunidades, y que esto no involucre una pérdida de autonomía y de los bienes naturales, las culturas y tradiciones (38). 2. 2 Características de los actores de la Agricultura Agroecológica: La modernización de la agricultura produjo la exclusión de los pequeños campesinos que no poseían grandes tierras o recursos productivos, ya que la misma no se adecuaba a sus posibilidades ni necesidades. La gran mayoría fueron desplazados a tierras poco productivas, frágiles, con restricciones ambientales. Con sus limitaciones económicas, se pueden distinguir dos grupos 26 según el acceso a la tierra. Por un lado, se encuentran los pequeños agricultores, llamados “minifundistas”, quienes poseen tierras administradas por el trabajo familiar y, de forma ocasional, buscan oportunidades de trabajo fuera de las mismas (2). Esto puede denominarse Agricultura Familiar: “tipo de producción en la cual la unidad doméstica y la unidad productiva están físicamente integradas, la agricultura es la principal ocupación y fuente de ingresos del grupo familiar y la familia aporta la fracción predominante de la fuerza de trabajo. La racionalidad del productor familiar es muy diferente a la lógica empresarial, ya que tiene como finalidad la reproducción de las unidades domésticas” (39). Los pequeños productores se pueden agrupar en tres categorías. El primer grupo se caracteriza por ser el más capitalizado, aunque no presenta suficientes recursos productivos para ampliar su sistema de producción. Su principal limitación consiste en la ausencia de servicios de apoyo económico. En el segundo grupo se encuentran aquellos productores en transición entre el primer y tercer grupo. Los mismos poseen recursos escasos que sólo les permite mantener su actividad con pocas posibilidades de crecimiento (40). Por último, el tercer grupo está conformado por aquellos trabajadores sin tierras, los cuales no las poseen o acceden de forma muy limitada, obteniendo sus ingresos mediante otros empleos que no se basan en la ejecución de tareas dentro de sus propiedades (2,40). Sin embargo, la riqueza de los actores mencionados se encuentra en el conocimiento tradicional, obtenido gracias a procesos de ensayo y error y rigurosas observaciones del ecosistema (2). Conocen la estructura de la naturaleza y las relaciones que se establecen en ella (41); particularmente pueden 27 determinar qué semillas utilizar en cada ambiente específico debido a su amplia experiencia en el manejo de suelos y sus características (consistencia, humedad, materia orgánica) (35). Dichos saberes son importantes para mantener la sustentabilidad y la heterogeneidad del ambiente a través del cuidado de la biodiversidad y de la utilización de prácticas (policultivo y reciclaje de nutrientes) (41). Con respecto al uso de semillas, encuestas realizadas en Santiago del Estero a pequeños productores demostraron la sustentabilidad del sistema agroecológico: “La práctica habitual es la siembra de la propia semilla (83%) (criolla) que proviene de selecciones de cosechas anteriores; solo se compra un 7%, y el 10% restante proviene de algún programa estatal provincial o nacional. Las semillas propias utilizadas en la siembra provienen de los frutos más sabrosos, de los cuales se separan, se limpian, y una vez secas se almacenan hasta el inicio de la campaña siguiente. También es habitual intercambiarse parte de las semillas con sus familias vecinas” (42). Los productores cumplen el rol de protagonistas, son reconocidos y valorados en el modelo agroecológico, en contraposición al convencional en el cual son vistos como sujetos pasivos (41). Este tipo de producción permite satisfacer las necesidades básicas de los campesinos y sus familias. Asimismo, mantener un nivel básico de vida en el sector rural y fomentar la autogestión enfatizando en la sustentabilidad y la resiliencia (35). 28 La herramienta que les permite comercializar sus productos de manera directa se denomina Sistema Participativo de Garantía (SGP), la cual fomenta redes locales de productores, confianza, apoyo recíproco y participación de distintos actores. El mismo es un sistema de certificación agroecológica basado en la participación comunitaria de productores, consumidores y Estado, considerando a la Seguridad y Soberanía Alimentaria, y la determinación de un precio justo. A diferencia del sistema Orgánico, en donde una empresa delimita las pautas, este sistema promueve un modelo de agricultura en manos de los trabajadores, teniendo el productor una participación primordial, potenciando la horizontalidad y transparencia, claves de la democracia participativa (39). El SGP se adapta a condiciones particulares, no existiendo uno igual a otro, favoreciendo así iniciativas propias según el territorio y población en el cual se utilice. El enfoque de garantía se entiende como un proceso continuo en el tiempo, hacia prácticas cada vez más sostenibles, participando activamente la comunidad local y apoyo al productor (43). 29 C uadro n°2: Espacios de actuación de SGP F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Torremocha E. Sistemas Participativos de Garantía, una herramienta clave para la Soberanía Alimentaria. Revista Soberanía Alimentaria. 2012 (43). Los pequeños productores y agricultores familiares conciben a la agroecología como una entidad que brinda la oportunidad de “construir vínculos con el consumidor” y reducir los niveles de conflictividad social sin la disminución del rendimiento. Otro beneficio que rescatan es la reducción de los costos de producción ya que se prescinde de plaguicidas y se minimiza el uso de insumos sintéticos y energía (5). 30 3. Experiencias sobre viabilidad de una transición agroecológica y los desafíos a gran escala del sistema agroecológico La transición agroecológica es un proceso de transformación de los sistemas de producción convencional en sistemas con bases agroecológicas. En él se deberán tener en cuenta diversos aspectos y elementos, entre los cuales se pueden mencionar, elementos técnicos, productivos, ecológicos, como así también, socioculturales y económicos del agricultor, su familia y la comunidad (13). Existen numerosos criterios a tener en cuenta en el proceso de transición agroecológica en la agricultura familiar, entre ellos se encuentran: 1. Mirada sistémica: plantea el abordaje de los sistemas productivos a partir de una mirada de sistemas, en la cual se comprenda la relación e interdependencia entre sus componentes, con el fin de potenciar los recursos locales, lograr mayor eficiencia en cuanto a su funcionamiento, optimizar la producción, disminuir sus riesgos y asegurar su estabilidad y resiliencia. Este criterio considera al hombre un actor social, y también a su familia, como sujetos que modifican el agroecosistema (13). 2. Sistemas autónomos: La transición agroecológica debe tender a alcanzar la disminución de todas las formas de dependencia que puedan tener los agricultores y los sistemas de producción que ponen en peligro la estabilidad del productor y su familia; comprendiendo ello, los aspectos energéticos, económicos, de conocimientos e insumos. Sin una eliminación completade estos últimos, pero logrando una reducción de carácter significativo de los mismos (13). 31 3. Sistemas de bajo riesgo: plantea la capacidad que debe tener la transición agroecológica, de dirigirse hacia la creación de ecosistemas de bajo riesgo para los productores, sus familias, la comunidad y la sociedad en la cual se ubican. Con respecto a lo económico, entre los principales cambios, se pueden mencionar la pluralización de las fuentes de ingresos y de los canales de comercialización, como así también, la puesta en valor de la mano de obra familiar. En cuanto a lo ambiental, el objetivo es minimizar la contaminación del ambiente y de los alimentos, reduciendo los riesgos ambientales y sanitarios de las familias productoras y de los consumidores de los productos agropecuarios (13). 4. Optimizar los recursos locales: Este proceso debe priorizar los recursos propios, locales y regionales (13). 5. Sistemas diversificados: El proceso de transición debe lograr una mayor complejidad ecológica de los sistemas de producción. El mismo permite obtener múltiples resultados como: la optimización del ciclo de los nutrientes y de la materia orgánica; la actividad biológica de los suelos; la regulación biótica y sinergias positivas entre los componentes del agroecosistema; el uso eficiente de la energía; la conservación de materia orgánica y la reducción del uso de insumos externos (13). 32 C uadro n°2: Criterios a considerar en el proceso de transición agroecológica F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Marasas, M y cols. El camino de la transición agroecológica. 1era Edición. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ediciones INTA; 2012. (13). Se pueden mencionar diferentes características del contexto externo al sistema productivo que podrían favorecer la posibilidad de implementar algunos cambios para iniciar el proceso de transición agroecológica. Entre ellos se pueden nombrar: deterioro del suelo como consecuencia del manejo realizado; ausencia de soluciones a las plagas y enfermedades existentes; intoxicaciones graves y problemas de salud relacionados al uso de agroquímicos en la familia o comunidad; falta de capacidad de fijar precios de su propia producción a causa del mercado y mayor costo de producción como consecuencia de la dependencia del paquete tecnológico. Además, se pueden mencionar los ciclos de endeudamiento sin progreso económico para el núcleo familiar y la existencia de nuevas alternativas de comercialización (mercados y ferias de productores 33 agroecológicos que exigen cambios en el manejo productivo). Las situaciones nombradas anteriormente pueden ser consideradas como un punto de partida para empezar a analizar y desarrollar el proceso de transición agroecológica (13). El proceso de transición puede explicarse como una serie de etapas o niveles sucesivos desarrollados por Gliessman (6,13): Nivel 1: Aumentar la eficiencia de los procedimientos tradicionales para disminuir la utilización de insumos de elevado costo, escasos o nocivos para el medio ambiente. Este accionar contribuye a reducir los efectos negativos de la agricultura convencional pero no finaliza con la dependencia de los insumos externos (6,13). Nivel 2: Sustituir las prácticas e insumos convencionales por otros sostenibles u orgánicos. Lo que significa reemplazar los productos de carácter tóxico, por otros con menor impacto ambiental. En este nivel de acción, la estructura básica del agroecosistema no sufre importantes modificaciones. Por lo tanto, la mayor parte de las consecuencias y problemas de los sistemas de producción convencional también se encuentran presentes en aquellos que únicamente reemplazan insumos (6,13). Nivel 3: Rediseño del agroecosistema para lograr que el mismo se desarrolle y funcione sobre las bases de un nuevo proceso ecológico. El accionar en este nivel tiene como fin encontrar vías alternativas para la prevención y resolución ante la aparición de plagas y enfermedades (6,13). Nivel 4: Cambio de ética y de valores. La sustentabilidad permite vincular los dos elementos más importantes en los sistemas alimentarios, los que producen y los que consumen los alimentos. Es decir, incorporar el componente cultura dentro de la producción agrícola (6,13). 34 C uadro n°3: Niveles de la transición agroecológica según Gliessman F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Sarandón SJ, Flores CC. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas sustentables. 1era Edición. La Plata: Edulp; 2014 y Marasas M, Cap G, De Luca L y cols. El camino de la transición agroecológica. 1era Edición. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ediciones INTA; 2012. (6,13). No obstante, para iniciar la transición agroecológica no es necesario que se cumplan los 4 niveles mencionados de forma secuencial, sino tener en cuenta tres elementos. En primer lugar, los atributos estructurales del agroecosistema en particular, en segundo lugar, el conocimiento ambiental local del productor, y 35 por último, los factores del contexto que condicionan las posibilidades de que se lleve a cabo la transición. Es necesario identificar en cada uno de ellos las cualidades que ejecutan un rol positivo para poder potenciarlos, y aquellos con un rol negativo para poder reducir su efecto sobre los procesos ecológicos (6). T abla n°3: Elementos a considerar durante el proceso agroecológico ELEMENTOS SUBELEMENTOS ESTRATEGIAS 1. Atributos a. Tipo de actividad Cada una tendrá estructurales del productiva (agrícola, condiciones estructurales y agroecosistema ganadera, mixta o dificultades a afrontar. en particular forestal). b. Diversidad espacial Incrementar la cultivada (número de diversificación del sistema. cultivos, cultivos de cobertura, franjas de vegetación espontánea). c. Organización temporal Realizar rotaciones que de la diversidad (si promuevan el control existen o no rotaciones preventivo de malezas y de cultivos y/o actividad disminuyan la productiva). susceptibilidad de plagas y enfermedades. d. Existencia de Manejar esos ambientes, ambientes semi-naturales diseñar su proximidad al 36 en el predio. lote cultivado y su 37 conectividad con las zonas productivas. e. Estado de los componentes de la agrobiodiversidad. Fomentar la vegetación espontánea y la artrópodo- fauna benéfica. f. Plagas y enfermedades (frecuencia, época del año de aparición, nivel de afección de la producción). Registrar y analizar la frecuencia e intensidad de afección a la producción en las diferentes épocas del año. g. Estado de conservación del suelo, principales prácticas de manejo (tipo de labranza, fertilización, esterilización) y sus características físicas, químicas y biológicas. Implementar labranzas conservacionistas (vertical), uso de abonos orgánicos, minimizar el impacto en la flora y fauna a través de la biofumigación. h. Cantidad y tipo de productos fitosanitarios utilizados (monitorear dosis y frecuencia). Productores con alto uso de insumos químicos deben empezar por implementar un uso adecuado de los mismos, para así luego lograr su sustitución. 38 Otros: estado de los recursos hídricos y energéticos, infraestructura presente en el predio, tecnología empleada, situación en la que se encuentra la tenencia de la tierra y la mano de obra utilizada. Será necesario abordarlos, ya que, permiten la construcción de una mirada integral del sistema de producción. 2. Conocimiento ambiental del productor Saberes, prácticas y creencias de los agricultores. Fortalecimiento y disminución de la posición frente al cambio, siendo másfácil la asimilación por parte del agricultor. 3.Factores contextuales a. Área política. Diseñar y producir acciones, instituciones y pautas que permitan alcanzar la sustentabilidad agrícola. b. Área técnica. Tipos de tecnologías y sus formas de difusión, que permitan realizar producciones sustentables. c. Área económica. Priorizar la existencia de ferias de agricultores familiares para que prevalezca la utilización de insumos y recursos 39 regionales, disminuyendo la dependencia de insumos externos. d. Área social. Organización social y relaciones entre las personas, que permitan el intercambio entre los productores para enfrentar diversos problemas. F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Sarandón SJ, Flores CC. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas sustentables. 1era Edición. La Plata; Edulp; 2014 (6). En la Argentina se pueden enumerar ejemplos de la viabilidad de la implementación de la agroecología como un nuevo sistema productivo. Todas ellas surgen frente a la necesidad de los pueblos de revertir las relaciones tanto sociales y culturales como productivas que se desarrollaron con los procesos de intensificación de los cultivos. Dentro de dichos ejemplos en Argentina, se pueden mencionar la feria de semillas en la provincia de Misiones, la formación agroecológica de la región de Cuyo, la feria agroecológica de Córdoba y la red alternativa de comercio en Entre Ríos (3). Si bien el contexto y características temporo espaciales en el que fueron surgiendo estas organizaciones y agrupaciones son diferentes, todas basan su accionar en la Seguridad y por sobre todo, la Soberanía Alimentaria. Son experiencias que revalorizan la cultura regional, los saberes ancestrales, priorizan la calidad y la forma de producción 40 de los alimentos, permiten un desarrollo local, entablar relaciones productor- consumidor cercanos y una forma comercialización y distribución diferentes. Todas estas experiencias se plantean, desde las prácticas cotidianas, garantizar el derecho a la alimentación manteniendo el control sobre los recursos y la toma de decisiones, mediante formas organizativas que tienden hacia la autonomía, las decisiones horizontales y la Soberanía Alimentaria y, por ende, la soberanía popular (4). La aparición de estas alternativas alimentarias soslaya un rechazo al modelo agroalimentario existente. “Hoy es el consumidor quien empieza a pedir este tipo de productos”, afirma Beatriz Giobellina (5). Actualmente, la sociedad está ejerciendo el reclamo a una alimentación saludable y sustentable a través de la organización y desarrollo de entidades que garanticen el derecho al acceso a dicha alimentación (3). De esta manera, se fortalecen las formas de producción ancestrales revalorizando el respeto de los tiempos de siembra, fertilización y control de plagas utilizando productos naturales en su elaboración y producción. Este proceso creciente ya superó el nivel del autoconsumo y en la producción de alimentos se practica la agroecología en distintas escalas. Como un ejemplo de esto último, la primera Feria Agroecológica de Córdoba -creada en 2013- es un espacio de encuentro entre consumidores, productores, académicos, técnicos. Más de 40 productores en transición hacia la agroecología venden sus productos cada sábado en predios de la Universidad Nacional de Córdoba (5). En el caso de las ferias francas de Misiones basan su accionar en la comercialización de los excedentes de producción alimentaria de familias y organizaciones. Tienen como objetivo asegurar un nivel de autonomía y brindar 40 un ingreso económico a los pequeños productores. A pesar de ello, las ferias de semillas realzan los valores no económicos como: la diversidad de los vínculos sociales que genera el intercambio de semillas, el fomento de una alimentación variada y saludable y el rescate del valor por lo propio (3). Esto derivó en la institucionalización de organismos de ciencia y tecnología que desarrollan programas territoriales donde se integran las dimensiones sociales, económicas, políticas y tecnológicas; dentro de los cuales cabe mencionar el Programa Nacional Recursos Naturales, Gestión Ambiental y Ecorregiones (PNNAT) (44) del INTA. La agroecología se antepone como una alternativa que permite generar alimentos de manera sustentable, en un contexto de crecimiento demográfico, modificación perjudicial de los ecosistemas y cambio climático. Lo que se trata de mostrar es que la agroecología ofrece elementos importantes para la agricultura en pequeña y a gran escala (5). El camino hacia la transición agroecológica destaca la reconexión entre el productor y el consumidor, la generación de mercados alternativos y un sistema de certificación colectiva (5). El pasaje al modelo productivo agroecológico se puede visualizar en los estudios de casos analizados: en primer lugar, la producción hortícola en el Parque Pereyra, Cinturón Hortícola de La Plata y en segundo lugar la implementación del enfoque agroecológico en sistemas extensivos del sudeste de la Provincia de Buenos Aires, Benito Juárez, Argentina (“La Aurora”). A continuación, se realizará una breve descripción de ellos (6). Caso Parque Pereyra Iraola: El Parque Pereyra Iraola se encuentra ubicado en los Municipios de la Plata y Berazategui (Provincia de Buenos Aires); allí viven más de cien familias 41 de pequeños productores que forman parte del denominado cinturón hortícola de la ciudad de La Plata, el cual ocupa 1200 hectáreas dentro del Parque. La crisis de la década del 90 que afectó a Argentina conllevó a que las familias tuvieran que defender y negociar su permanencia en la zona, enfrentando múltiples acusaciones de contaminación por la utilización de agroquímicos y la presión inmobiliaria del sector. Dicha situación cesó, y así pudieron mantener su actividad productiva asumiendo el compromiso de llevar a cabo sus actividades sin uso de agroquímicos. En el año 2000, junto con el Ministerio de Asuntos Agrarios y a través del programa Cambio Rural Bonaerense (45) se dio comienzo a un proceso de transición agroecológica. Como resultado de ello, las familias productoras conformaron la Asociación “Unión de productores familiares sin agrotóxicos del Parque Pereyra Iraola”, alcanzando luego la creación de la Cooperativa de Trabajo Agrícola de Hudson y Pereyra (CoTraHyP) (6). Una de las familias de la zona de Hudson, que desarrolla su trabajo desde el año 1975, comenzó la transición agroecológica en un establecimiento de 4.5 ha. Luego de 10 años de haber iniciado dicho proceso, se consolidó la producción agroecológica en el establecimiento. Para llevar a cabo la misma, se potenció la diversidad cultivada del área y se redujo el uso de insumos químicos contaminantes; lo cual facilitó la consolidación y la organización de los productores y sus medios de comercialización para asegurar la venta de la producción. La familia implementó una producción agroecológica mediante: una actividad productiva mixta, diversidad espacial y temporal de cultivos, conservación de ambientes semi-naturales aledaños al lote cultivado, utilización de productos caseros naturales para la fertilización y el control eventual y/o prevención de enfermedades y plagas, coberturas verdes y labranza vertical y 42 mano de obra familiar. Todos estos cambios se lograron a través de una creación propia de la familia, mediante sus conocimientos ambientales locales, intercambio de saberes y a través del programa Cambio Rural Bonaerense (45). Si bien esta familia analizada logró solucionar la comercialización de sus productos, no existen circuitos de comercialización adecuados para que la propuesta agroecológica se pueda implementar de formaextensiva (6). Caso Benito Juárez: El segundo estudio de caso se sitúa en el establecimiento familiar denominado “La Aurora”, ubicado a 400 km en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires. El campo se halla en una zona de actividad mixta (agrícola y ganadera); siendo el cultivo de trigo el más importante de la zona, seguido por soja, girasol y maíz. En el año 1997, el propietario del establecimiento inicia el proceso de reconversión agroecológica con el fin de lograr los siguientes objetivos: estabilidad productiva y económica; evitar la utilización de insumos externos y manipulación de productos tóxicos por el riesgo que presentan para su familia, los trabajadores del establecimiento y para el medio ambiente (6). Para poder cumplir con las metas establecidas se implementaron acciones en diferentes aspectos: combustibles (se enfatizó en disminuir su utilización); semillas (se priorizó la cosecha de semilla propia en los cultivos a excepción del sorgo); herbicidas (en una primera etapa, se utilizaron únicamente de forma estratégica, sólo se aplicaban en el cultivo de trigo, los restantes lotes se basaban en el desmalezado); fungicidas y enfermedades (se evitó el uso de agroquímicos y se mejoró la nutrición de la siembra mediante materia fecal y orina de origen ganadero); insecticidas y antiparasitarios (se dejaron de usar en 43 los cultivos por sus efectos); balance de nutrientes (se mejoró el balance de nitrógeno, fósforo y carbono) (6). Los resultados obtenidos en “La Aurora” muestran las potencialidades de este enfoque para ser aplicado en sistemas extensivos de clima templado como los de la Región Pampeana Argentina (6). 44 IV. . CONCLUSIONES A partir del análisis bibliográfico realizado en respuesta a los objetivos planteados, se concluye que los sistemas actuales de producción agrícola provocan un daño a nivel ambiental que conlleva a la pérdida de biodiversidad y productividad de los suelos, dado que se basa en un sistema intensivo con bajas probabilidades de recuperación. Además, visibilizar y desnaturalizar este deterioro no invalida cuestiones de fondo, como las condiciones de vida y laborales de los productores rurales que no ocupan un lugar relevante en la agenda política imperante. Como resultado de este sistema productivo se obtienen alimentos que llegan al consumidor sin que tenga conocimiento acerca de su trazabilidad, de las condiciones sociales y productivas en las que se elaboran. La agroecología tiene una visión holística, en la cual los productores son protagonistas y sus saberes y tradiciones respetados, con posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas mediante la autogestión, fomentando así la Seguridad y Soberanía alimentaria. A partir de este modelo, se obtienen alimentos inocuos y el consumidor es consciente del método de producción, y la ausencia en los mismos de productos fitosanitarios. En la actualidad, las políticas vigentes continúan centralizándose en la mercantilización y exportación de alimentos, proponiendo modelos que únicamente tienen en cuenta la ausencia de agroquímicos, sin considerar la 45 condición social del productor ni el cuidado del medio ambiente. Por este motivo, es primordial el apoyo gubernamental para asegurar equidad, mediante oportunidades, fomentando la participación y organización de las comunidades. Para lograrlo se necesitan políticas públicas que faciliten el acceso a la tierra, agua, créditos blandos, mercados justos. Asimismo, que sus intereses y necesidades estén correctamente representados, para fortalecer estas prácticas. Uno de los pilares fundamentales para comenzar este proceso de cambio es la transición agroecológica, para la cual se necesita modificar la visión sobre los modelos agropecuarios. Esto significa afrontar adversidades, tales como la lucha de intereses entre los distintos actores y su resistencia al cambio propuesto. Por lo expuesto en este trabajo, consideramos que la agroecología es la herramienta necesaria para impulsar sistemas productivos sustentables a largo plazo, libres de conflictividad social. Mediante la revisión bibliográfica realizada se pudo comprobar que es una estrategia viable y, de hecho, una alternativa implementada en distintas regiones del país. El desafío como profesionales de la Nutrición es fomentar, mediante la difusión, este modelo. Promoviendo a su vez, estilos de vida saludables, ambientalmente sostenibles y logrando concientización social. Este compromiso nos exige ser multiplicadores y participantes activos en propuestas y aplicación de políticas de promoción y desarrollo de la agroecología. De esta manera se contribuiría al acompañamiento del pequeño productor y/o agricultura familiar ponderando el trabajo interdisciplinario entre diferentes actores sociales. 46 V. . AGRADECIMIENTOS Agradecemos a la Universidad de Buenos Aires, a la Escuela de Nutrición y docentes de la carrera por guiarnos en el aprendizaje y formarnos como profesionales y promotoras de salud. A la Doctora Marina L. Wallinger, nuestra tutora de tesis, por orientarnos y brindarnos su conocimiento durante la realización del trabajo. Como así también, por incentivarnos a seguir aprendiendo en el transcurso del último ciclo formativo. A nuestros amigos y familia, por acompañarnos incondicionalmente a lo largo de este camino, brindándonos su apoyo desde el primer día. 47 VI. I. BIBLIOGRAFÍA (1) Andrade F, Taboada M, Lema D, y cols. Los desafíos de la agricultura argentina. [Internet]. [Citado 02 de junio de 2019]; 1era Edición. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ediciones INTA; 2017. Disponible en: https://inta.gob.ar/sites/default/files/lib_desafiosagricultura_2017_online_ b.pdf (2) Altieri M, Hecht S, Liebman M y cols. Agroecología: Bases científicas para una agricultura sustentable. [Citado 02 de junio de 2019]. 4ta Edición. Montevideo: Editorial Nordan-Comunidad; 1999. (3) Pérez D, Seplovich J, Gusman N, Vidal V. Construcción de alternativas alimentarias en cuatro provincias de Argentina. Revista Colombiana de Sociología. [Internet]. 2018 [Citado 25 de julio de 2019]; 41(2):21-40. 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