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TRANSICION AGROECOLOGICA, UNA ALTERNATIVA VIABLE Y SUSTENTABLE

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TRANSICIÓN AGROECOLÓGICA, UNA ALTERNATIVA 
VIABLE Y SUSTENTABLE 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
RESUMEN 
 
La agroecología surge como una nueva forma de hacer agricultura en los años 
 
´70 en el continente americano. Este nuevo concepto se encuentra asociado a la 
sustentabilidad de los sistemas y sus impactos en la salud humana y en el medio 
ambiente. En los ´80, aparece ligado a movimientos sociales y campesinos hasta llegar 
a ocupar un lugar destacado en la agenda institucional de organismos de ciencia y 
tecnología. En las últimas décadas se han producido una serie de cambios estructurales 
en el agro argentino que han tenido un fuerte impacto en la estructura agraria, y en la 
vida de los pequeños productores y campesinos. 
El presente trabajo tiene como objetivo profundizar la información acerca de la 
producción agroecológica de alimentos y su viabilidad como alternativa al sistema 
productivo convencional, en el largo plazo. Para ello se realizó una revisión bibliográfica 
para caracterizar y diferenciar los sistemas productivos, agroecológico y convencional, 
definir e identificar el rol del productor en los respectivos modelos e identificar las 
Wallinger, Marina; Alvarez, Florencia Y.; Casco, Josefina; Santana, Julieta B.; 
Seráfica, Ma. Eugenia. 
 
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Medicina, Escuela de Nutrición, Buenos 
Aires, Argentina 
 
 
5 
 
experiencias sobre viabilidad de una transición agroecológica y los desafíos a gran 
escala de dicho sistema productivo. 
Lo evidenciado en este trabajo, permite afirmar que el proceso de una producción 
convencional a una agroecológica es posible con modificaciones graduales y 
progresivas en dicha producción. Considerándose necesario la sanción de Leyes que 
acompañen y faciliten la transición, mayor difusión de las redes de comercialización y 
distribución. 
 
P alabras claves: Agroquímicos, agricultura familiar, viabilidad agroecológica, 
 
Soberanía y Seguridad Alimentaria. 
 
6 
 
A BSTRACT 
 
 
Agroecology emerges as an innovative way of doing agriculture in the 1970s in 
the American continent. This new concept is associated with the sustainability of the 
systems and their impacts on human health and the environment. In the 1980s, 
agroecology was linked to both the social and peasant movements which began to 
occupy a noticeable place in the science and technology organization’s agendas. In 
recent decades there have been a series of structural changes in Argentine agriculture 
that have had a strong impact on the agrarian structure and on the small producers and 
peasant’s lives. 
This paper aims to deepen the information about agroecological food production 
and analyze, in the long run, its viability as an alternative to the conventional productive 
system. In order to achieve the objectives, a bibliographic review was carried out to 
characterize and differentiate the productive, agroecological and conventional systems, 
to define and identify the producer's role in such models and to identify the experiences 
on the viability of an agroecological transition and the large-scale challenges of such 
transition. 
The evidence in this paper allows to confirm that if changes are made in a gradual 
and progressive manner, the transition from a conventional production to an 
agroecological production is possible provided the necessary enforcement of laws that 
accompany and facilitate the transition along with greater diffusion of the 
commercialization and distribution networks. 
 
K ey words: Agrochemicals, family farming, agro-ecological viability, Food 
 
Sovereignty and Food Security. 
7 
 
 
I. I. INTRODUCCIÓN 
 
 
 
 
 
 
El modelo de producción predominante a nivel mundial es la agricultura 
convencional, basada en la producción intensiva de alimentos (1). La misma se 
realiza con agroquímicos, riego mecanizado y maquinaria agrícola con la 
finalidad de obtener el máximo rendimiento a corto plazo (2). 
Dado el cambio de paradigma mundial como consecuencia de la 
revolución verde y la expansión del capitalismo, en Argentina en los años setenta 
comienza el proceso de agriculturización y se profundiza durante los noventa con 
la apertura comercial al mercado externo (3). Estas modificaciones produjeron un 
detrimento de la industria nacional, desregulación del mercado local y una 
política de paridad cambiaria con el dólar que afectó la competitividad del sector 
agropecuario (3). Una de las consecuencias de dicha producción, es el uso 
desmedido de productos fitosanitarios con alto impacto ambiental, sociocultural 
y en la salud humana (4). A partir de ello surge y se construye como alternativa 
la agroecología. Este sistema de producción permite la obtención de alimentos 
de forma sustentable con conciencia social y ambiental (3). Constituye el marco 
del surgimiento de diversas alternativas y de familias agricultoras y de 
organizaciones que promulgan una forma de producción diferente (5). 
En el presente trabajo se investigaron algunas características de los 
sistemas productivos (convencional, agroecológico y orgánico) que se llevan a 
cabo en el país, haciendo hincapié en los sistemas agroecológico y 
convencional. De dicha revisión bibliográfica surgieron comparaciones 
relevantes tales como, ventajas y desventajas y rol del productor en ambos 
8 
 
 
modelos de producción, como así también, se buscaron casos testimoniales de 
aplicación efectiva de transición agroecológica, como los de Parque Pereyra 
Iraola y Benito Juárez (6). Luego de estas comparaciones, se manifiesta la 
necesidad de llevar a cabo múltiples investigaciones que permitan evaluar la 
viabilidad del modelo agroecológico a largo plazo. 
9 
 
 
II. . OBJETIVOS 
 
 
 
O bjetivo General 
 
Realizar una revisión bibliográfica relativa a la producción agroecológica 
de alimentos y su viabilidad como alternativa al sistema productivo convencional, 
en el largo plazo. 
O bjetivos Específicos 
 
1. Caracterizar y diferenciar los sistemas productivos, agroecológico y 
convencional. 
2. Definir e identificar el rol del productor en los respectivos modelos 
productivos agropecuarios. 
3. Identificar en la bibliografía consultada, las experiencias sobre viabilidad 
de una transición agroecológica y los desafíos a gran escala de dicho 
sistema productivo. 
10
 
 
III. . DESARROLLO 
 
 
 
 
1. Caracterización de los sistemas productivos 
 
1.1. Sistema Convencional 
 
El sistema de producción agropecuaria convencional es aquel basado en 
el elevado consumo de insumos externos de carácter sintético. Los mismos son 
utilizados con el objetivo de alcanzar la mayor eficiencia y su herramienta 
principal para lograrlo es el monocultivo. La agricultura convencional no 
considera el cuidado del medio ambiente, sus ciclos naturales, ni el uso racional 
y sostenible de los recursos. La metodología de trabajo se basa en la labranza 
mínima o intensiva del suelo, el uso de semillas mejoradas y certificadas, y de 
tecnologías de síntesis química para nutrir y proteger los cultivos (1,6). 
Numerosas investigaciones (2,6,7) realizadas a lo largo de los años han 
relacionado los cambios en la agricultura actual y el ecosistema con la 
Revolución Verde, la cual fue el punto de inicio para la implementación de esta 
metodología. Esta estrategia se desarrolló, como manifiesta Altieri (2), cuando 
los problemas de la pobreza y el hambre eran considerados principalmente como 
problemas de producción. De esta manera, se buscaba maximizar la producción 
con el fin de obtener resultados económicos a partir de la expansión de la 
industria. Dicho proceso comenzó a plantearse a fines de la Segunda Guerra 
Mundial, aunque se ejecutó a partir de la década del ‘60. Como explica Carballo 
(7) “[...] Estos avances tecnológicos no eran otra cosa que el reciclaje de la 
poderosa industria norteamericana que había crecido a la sombra de laguerra y 
11
 
 
que en tiempo de paz debía cambiar de oferta. Así, las fábricas de tanques de 
guerra se convirtieron en fábricas de tractores; las armas químicas en herbicidas 
e insecticidas; y las fábricas de nitrato para explosivo, en fábricas de nitrato para 
fertilizantes”. 
Según Sarandón y Flores (6), este movimiento, conllevó a que el medio 
ambiente sea el que se adapte a los requerimientos de las variedades genéticas 
creadas, y así poder expresar su potencial de rendimiento, lo cual se traduce en 
un elevado costo ambiental. Entre las principales características de este proceso 
se pueden mencionar, la dependencia en aumento de agroquímicos, la pérdida 
de capacidad productiva de los suelos y de la biodiversidad, el desplazamiento 
de técnicas de cultivo tradicionales por tecnología, entre otras. 
La agricultura y las actividades humanas generan una extralimitación en 
el uso de los recursos naturales. Esto surge debido a multiplicidad de factores 
tales como el rápido crecimiento demográfico y económico, limitación de los 
recursos utilizados y un desfase en la percepción del problema causando 
retrasos en la aplicación de medidas adecuadas (1). La producción agropecuaria 
global es responsable de buena parte del impacto ambiental que las actividades 
antropogénicas tienen sobre los ecosistemas, dentro de ellas podemos nombrar: 
a) Degradación de los suelos: 
 
El suelo puede ser modificado a través de cambios en el ciclado, 
contenido y distribución de materia orgánica, nutrientes vegetales, 
microorganismos, y en los procesos de almacenamiento, re-distribución y 
consumo de agua. Además, el uso de insumos agropecuarios, como 
agroquímicos, y el tránsito de maquinaria son factores externos que dañan la 
12
 
 
superficie. Como consecuencia, produce daños físicos como compactación, 
inestabilidad estructural, baja infiltración y contaminación (1). 
El monocultivo de soja, cultivo predominante en el campo argentino tanto 
en su producción como en superficie ocupada, reduce la materia orgánica y 
genera deterioro estructural que favorece el desarrollo de procesos erosivos en 
suelos descubiertos (1). El mismo representa el 55 % de los 37 millones de 
hectáreas que se siembran, seguida por los cultivos de maíz y trigo 
representando un 26 % (8). En el año 2017 la superficie sembrada fue 17.259.260 
Ha y la superficie cosechada 16.318.060 (9) 
La intensificación agrícola se encuentra asociada con la reducción en la 
capacidad productiva de las tierras agrícolas para proporcionar otras importantes 
funciones ecológicas como la retención de carbono y el ciclo de nutrientes, 
particularmente del nitrógeno. Esta práctica influye directamente al secuestro y 
mineralización del carbón orgánico y la estabilización o alteración de la humedad, 
temperatura, aireación, pH y disponibilidad de nutrientes en el suelo (10). 
En el territorio argentino, de los 270 millones de hectáreas, más de 100 
millones están afectadas por erosión, cuyo avance es de dos millones de 
hectáreas por año (11). De acuerdo con una recopilación de Casas y Albarracín 
(12) el 36 % del territorio continental argentino se encuentra afectado por diversas 
formas y grados de erosión (principalmente hídrica y eólica), unas 2/3 partes de 
la superficie con aptitud de uso agropecuario. 
La erosión hídrica, representa un 12% de la superficie de nuestro país, 
ubicándose en zonas áridas y semiáridas de la Patagonia, Cuyo y Noroeste 
argentino -NOA-. Las tres provincias de mayor tasa de erosión hídrica actual son 
Misiones, Santa Cruz y Neuquén. Concomitantemente, el 25,9% del territorio 
13
 
 
argentino presenta tasas de erosión hídrica que son mayores a los valores 
tolerables, siendo aproximadamente de 3,9 t/ha/año (11). 
El 45% de los suelos totales de Argentina presentan erosión eólica 
encontrándose principalmente en la Patagonia y en las regiones del NOA y Cuyo 
(11). 
La materia orgánica influye en las propiedades que contribuyen a la 
calidad del suelo siendo, el elemento esencial para el correcto desarrollo de los 
cultivos. Una presencia adecuada de cantidad y calidad permite que los 
microorganismos del suelo actúen en la descomposición y ciclado de la materia, 
manteniendo la fertilidad, la fijación de nitrógeno y la producción de sustancias 
de crecimiento. El mejoramiento de la calidad del suelo es primordial para el 
manejo de sistemas productivos, disminuyendo así la susceptibilidad del cultivo 
a plagas debido a que una planta bien nutrida posee menos posibilidades de 
enfermarse (13). 
Las pérdidas económicas y sociales se evidencian si se considera que las 
tierras secas con procesos de desertificación aportan alrededor del 40 % de la 
producción agrícola (11). La reducción de materia orgánica de los suelos por 
agricultura fue de 27 % a nivel de toda la región pampeana (1). 
b) Contaminación con agroquímicos: 
 
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un producto 
fitosanitario es “La sustancia o mezcla de sustancias destinadas a prevenir la 
acción de, o destruir directamente, insectos, ácaros, moluscos, roedores, 
hongos, malas hierbas, bacterias y otras formas de vida animal o vegetal 
perjudiciales para la salud pública y también para la agricultura”. Los 
agroquímicos se pueden clasificar en dos subtipos: plaguicidas y fertilizantes. 
14
 
 
Los primeros, a su vez pueden ser subdivididos en fungicidas, herbicidas, 
insecticidas y otros (como bactericidas, curasemillas, entre otros) (14). 
En cuanto al uso de agroquímicos en Argentina, se ha observado un 
incremento dado por la expansión agrícola y la adopción de la siembra directa, 
lo cual conllevo a un aumento del desarrollo de estos productos con mayor 
especificidad y menor toxicidad (aunque siguen disponibles y en aumento 
productos de moderada y alta peligrosidad). El glifosato (herbicida) es el 
fitosanitario más utilizado a nivel nacional (65%), seguido en un 22% por otros 
herbicidas, por lo que se concluye que los herbicidas representan un uso de un 
87% a nivel nacional, seguidos por insecticidas (6%), fungicidas (3%) y 
curasemillas (1%). En cuanto a los cultivos, la soja a nivel nacional en el 2013 
representó un consumo de un 36% del total de productos fitosanitarios 
comercializados, comparado con otros cultivos, el maíz representa un 10%, 
seguido por la cebada (3%), hortalizas (1%) y cítricos (menor al 1%) (14). 
Entre las principales consecuencias del uso inadecuado de agroquímicos 
se pueden destacar las consecuencias y riesgos en la salud humana, 
contaminación del medio ambiente, costos en ascenso y desarrollo de 
resistencia a los mismos (14). 
Plaguicidas: 
 
Se denomina plaguicida a toda sustancia química que produce toxicidad 
tanto aguda como crónica sobre ciertos seres vivos que se utilizan para combatir 
plagas que afectan los cultivos (15,16). 
A nivel mundial, el uso de plaguicidas reduce, aproximadamente, en un 
50% las pérdidas potenciales de los cultivos. La principal consecuencia de su 
15
 
 
uso es la presencia de este tipo de productos en el aire, suelo, agua (superficial y 
subterránea) y en alimentos (15,16). 
A nivel nacional, se utilizan herbicidas, insecticidas y fungicidas. En el año 
2014 se utilizaron a nivel nacional 264 millones de litros de herbicidas, 
principalmente glifosato, fundamental para la producción de soja (16). 
En el año 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el 
Cáncer, dependiente de la OMS, estableció que el glifosato era probablemente 
cancerígeno para seres humanos (17). 
Fertilizantes: 
 
Se denomina fertilizante a toda sustancia utilizada para incorporar 
nutrientes asimilables por el suelo y las plantas, para mantener o incrementar su 
contenido. (14) 
El uso de fertilizantes genera diversas alteraciones, como: la acumulación 
de nitrato en las napas, las emisiones de amoniaco y óxido nitroso a la atmósfera 
(gas con efectoinvernadero), la eutrofización del ecosistema generada por los 
flujos de nitrógeno a las aguas a ríos, lagos y mares. En los sistemas extensivos 
de nuestro país, el uso de fertilizantes es escaso, causando la degradación de 
los suelos por pérdida de fertilidad. En promedio se aplican unos 40 kg/ha de N, 
P2O5, K2O, valor muy inferior al promedio mundial (120 kg/ha) (1). 
d) Uso del agua: 
 
La disponibilidad de agua azul a nivel mundial es de 43.359 km3, la cual 
se encuentra distribuida de forma desigual entre las diferentes regiones del 
planeta. Las aguas grises, es decir fuentes de agua azul que padecen procesos 
de contaminación múltiple (por residuos industriales y municipales y/o exceso de 
carga de sal y residuos en agua de riego), como así también las aguas negras, 
10 
 
 
constituyen una limitación en la disponibilidad de agua que es utilizada con fines 
de carácter alimentario. Sumado a ello, escasean los recursos económicos para 
lograr un proceso de reutilización de dichas aguas para riego de producciones 
sin consumo directo (1). 
El agua azul es utilizada en un 69% para el riego de cultivos a nivel 
mundial, representando un 81% en África y Asia, 71% en Latinoamérica, 65% en 
Oceanía, 35% en América del Norte y 25% en Europa. Es necesario, aumentar 
la eficacia en cuanto al uso y reutilización del agua y su disponibilidad, con el fin 
de reducir las consecuencias que traen aparejadas las sequías agrícolas, ya que 
ello constituye uno de los principales factores limitantes para el rendimiento de 
los cultivos (1). 
A Argentina le corresponde un 6% de agua azul del planeta (31% le 
corresponde a Sudamérica). En algunas ciudades del país se observa una 
competencia por el agua entre el uso doméstico, industrial y el riego (en su 
mayoría de cultivos intensivos) (1). 
El riego es el complemento a la precipitación natural, por lo que sólo 
debería utilizarse, por ejemplo, en condiciones de aridez extrema. Sin embargo, 
con el fin de asegurar una producción y cosecha eficaz, los agricultores 
convencionales desarrollan distintos métodos de control del agua para afianzar 
sus inversiones y utilizar variedades de alto rendimiento (18). 
El uso desmedido del agua en condiciones de drenaje deficientes produce 
salinización del suelo. Esto se debe a que el exceso de agua aplicada genera el 
ascenso del nivel freático hasta que la misma llega a la superficie, donde se 
evapora, y se crean depósitos de sal que reducen la fertilidad del suelo (18). 
11 
 
 
El área total irrigada de nuestro país es de 2.100.000 ha, representando 
el área agrícola un 5% de la misma. El 53%, 1.097.000 ha, se localiza en las 
provincias que utilizan los cursos superficiales como fuente de agua (región árida 
y semiárida del país); mientras que el 47% restante, 1.003.000 ha, corresponde 
a la región subhúmeda y húmeda del país donde se desarrolla el riego de arroz, 
cultivos extensivos y frutihortícolas de los cinturones verdes de las ciudades más 
importantes (1). 
En la última década, el riego suplementario con agua subterránea 
destinado a maíz, trigo y soja en la región Chaco-Pampeana, representa el 
principal aumento en cuanto a superficie regada. Dicho comportamiento es un 
peligro a futuro en cuanto a la sostenibilidad ambiental de la región, ya que dicha 
práctica conlleva a una sobreexplotación de los acuíferos y posible riesgo de 
sodificación de los suelos (1). 
En cuanto al uso del agua, en el año 2011, la extracción hídrica total a nivel 
país fue de 37.78 km3, correspondiendo al sector agrícola un 74% de dicho total 
(27.93 km3) (19). 
Con respecto a las aguas subterráneas de Argentina, representan un 30% 
de las extracciones totales, valor que no refleja su importancia, ya que, son las 
que aseguran la regulación de los recursos y actúan en los periodos de sequía 
o déficit hídrico estacional. Adicionalmente, abastecen de forma parcial o total 
las áreas urbanas y rurales (19). 
12 
 
 
 Gráfico n°1: Extracciones de agua por origen. 
 
 
 
 Fuente: elaboración propia basada en datos extraídos de FAO. 2016b. Food and 
 
Agriculture Organization of the United Nations. (FAO). AQUASTAT (19). 
 
 
e) Deforestación y Pérdida de biodiversidad: 
 
Los cambios en cuanto al uso de la tierra y en las tecnologías usadas para 
la producción, conllevan a la disminución de ecosistemas naturales, pérdida de 
características y costumbres rurales que hacen a la identidad y los valores de las 
poblaciones locales. La utilización de sistemas de producción simplificados se 
encuentra asociado a la deforestación y pérdida de hábitats. Argentina ocupa el 
noveno lugar mundial en superficie deforestada en los últimos 25 años. En dicho 
periodo se han deforestado 7,7 millones de ha, 25 % de la superficie total actual 
de bosques nativos (1). 
13 
 
 
f) Emisiones de gases de efecto invernadero: 
 
Las emisiones crecientes de gases de efecto invernadero y su efecto 
sobre la temperatura media del planeta generan un deterioro en la atmósfera, 
provocando cambios en los patrones de las precipitaciones, mayor frecuencia de 
eventos climáticos extremos y el derretimiento de los hielos con la consecuente 
elevación del nivel del mar. La concentración de CO2 en la atmósfera aumentó 
de 280 ppm1* a principios de la era industrial a más de 400 ppm en la actualidad 
y superó el umbral de seguridad. Como consecuencia trajo un aumento de la 
temperatura media global (1). Argentina, caracterizada por la variedad de climas 
y de suelos a lo largo de su territorio, permite que la producción sea heterogénea 
(20). El cambio climático puede afectar la futura disponibilidad de alimentos, 
exacerbando la inseguridad alimentaria. Los principales gases de efecto 
invernadero relacionados con la producción agrícola y ganadera son el dióxido 
de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). Del total de las 
emisiones de gases de efecto invernadero producidas en el año 2010, el 76 % 
correspondió al CO2, el 16 % al CH4 y el 6 % al N2O. Sus fuentes corresponden 
al sector agrícola y ganadero, como así también a los cambios en la utilización 
de los suelos, donde se involucra la aplicación de fertilizantes y abonos, la 
deforestación, el estiércol sobre las pasturas, entre otros. Los volúmenes 
generados de N2O y CH4 a pesar de ser menores que los de CO2, influyen en el 
balance global por su elevada actividad de efecto invernadero (1). 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 Partes por millón 
14 
 
 
 Gráfico n°2: Emisiones de gases de efecto invernadero por sector en Argentina 
 
en el año 2014. 
 
 
 
 
 
 Fuente: Elaboración propia basada en datos extraídos de MAYDS. 2017. 
 
Inventario de Gases de Efecto Invernadero de Argentina (21). 
 
 
 
1.2. Sistema Agroecológico 
 
La agroecología es una herramienta práctica que enmarca una nueva 
forma de llevar a cabo la agricultura. Se asocia a dos conceptos, sustentabilidad 
y menor impacto en la salud humana y en el ambiente. Es una alternativa capaz 
de ser llevada a cabo, frente a la agricultura convencional, que permite la 
obtención de alimentos de una forma sustentable, mediante la aplicación de los 
principios de la agroecología en tres niveles: diseño, desarrollo e implementación 
de los sistemas agrícolas. Se caracteriza por el cuidado del medio ambiente, 
15 
 
 
manifestado principalmente por la ausencia de agroquímicos y la integración de 
los aspectos ecológicos, sociales, económicos, políticos y tecnológicos (5,13). La 
importancia que otorga a las dos primeras dimensiones es lo que lo diferencia 
del sistema de producción convencional y orgánica. 
En contraposición a la producción convencional utiliza la cubierta vegetal 
para la conservación del agua y suelo. Esto involucra el uso del mulch2, cultivos 
de cobertura y prácticas de no labranza, entre otros. Los cultivos de cobertura 
permiten retener la lluvia y, de este modo, la infiltración del aguaen el suelo, 
evitando el escurrimiento y la erosión del mismo. Esto también se logra cuando 
el suelo está mullido, por lo que, a lo anterior, suman el mejoramiento del 
contenido de materia orgánica. De esta forma, aumentan la capacidad del suelo 
para almacenar agua (2). 
El término agroecología puede ser abordado desde diferentes aspectos. 
Una de ellas es la dimensión social, la cual busca lograr equidad tanto intra como 
intergeneracional. El medio para alcanzarlo es la distribución equitativa de la 
producción y los costos evitando poner en riesgo futuras generaciones. En 
referencia a las formas de producción, la agroecología brinda alimentos 
saludables que aseguran una mejor calidad de vida de la población. Otra arista 
es la dimensión cultural, debido a que la agroecología otorga un lugar de 
primacía a la sabiduría local y regional. Asimismo, considera que dichos saberes 
deben ser el estímulo inicial para la creación de propuestas de desarrollo rural 
con la participación de la comunidad. Con respecto a la ecología, este sistema 
productivo tiene por objetivo la conservación y rehabilitación de los recursos 
ambientales, ya que son susceptibles de ser dañados por las decisiones de los 
 
2 Cubierta protectora del suelo 
16 
 
 
seres humanos. Este modelo productivo, en el ámbito económico, tiene como 
objetivo obtener un beneficio que permita cubrir las necesidades del productor y 
su familia. Por otro lado, también permite disminuir los riesgos de dependencia 
(insumos, fertilizantes, herbicidas, entre otros) del sistema productivo 
convencional. Por último, desde un eje ético se busca fortalecer el respeto por la 
tierra y la preservación del medio ambiente (2). 
17 
 
 
T abla n°1: Diferencias entre enfoque productivista y agroecológico 
 
AGRICULTURA INTENSIVA 
PRODUCTIVISTA 
AGRICULTURA AGROECOLÓGICA 
SUSTENTABLE 
 
Reduccionista Holístico 
Ética como un valor “difuso” Ética como valor fundamental 
Falta de una óptica sistémica Empleo de una óptica sistémica 
Importancia de los componentes Importancia de las interrelaciones 
Sólo reconoce al conocimiento 
científico 
Concepto pluri epistemológico. 
Poca importancia a lo local Importancia a lo local: potencial endógeno 
Uso exclusivo del territorio Uso múltiple del territorio 
Minimiza aspectos socioculturales Revaloriza aspectos socioculturales. 
Basada en tecnologías de insumos Basada en tecnologías de procesos 
Los científicos “generan” la 
tecnología 
Participación del agricultor en la generación 
de la tecnología 
Prioriza la “calidad formal” de los 
productos, realzando aspectos físicos 
como brillo, color, homogeneidad de 
tamaño, ausencia de manchas 
Prioriza alimentos sanos y la “calidad real” 
de los alimentos en relación al contenido de 
valor nutricional y la ausencia de 
agroquímicos 
Basada en técnicas generales y 
universales 
Basada en la comprensión de las 
características espaciales, adaptando 
estrategias de manejo apropiadas a esa 
condición local 
 
 
F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Sarandón SJ, Flores 
 
CC. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas 
sustentables. 1era Edición. La Plata: Edulp; 2014 y Marasas M, Cap G, De Luca L 
y cols. El camino de la transición agroecológica. 1era Edición. Ciudad Autónoma de 
18 
 
 
Buenos Aires. Ediciones INTA; 2012. (6,13). 
19 
 
 
 Cuadro n°1: Comparación de objetivos entre sistemas productivos 
 
 
 
 Fuente: adaptación propia basada en datos extraídos de Sarandón SJ, Flores 
 
CC. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas 
sustentables. 1era Edición. La Plata: Edulp; 2014 (6). 
En Argentina, actualmente no existe un marco de política integral que regule 
la producción agroecológica. A pesar de ello, se pueden mencionar algunos 
programas e instrumentos que contribuyeron al desarrollo de la misma a nivel 
nacional: el Programa Pro Huerta (implementado por el Instituto Nacional de 
Tecnología Agropecuaria -INTA- y el Ministerio de Desarrollo Social) (22); 
Investigaciones llevadas a cabo por el INTA y la producción orgánica implementada 
por el Ministerio de Agroindustria (23). 
Existen, además, formulaciones de políticas que contemplan enfoques de 
carácter agroecológico, entre los cuales se encuentran la Ley de Reparación 
histórica de la Agricultura Familiar (24), Ley de Bosques Nativos (25) como 
20 
 
 
estímulos a planteos agroecológicos, Leyes provinciales de agroecología y 
proyectos de ley en discusión en el Congreso Nacional, Regulaciones para el uso 
de agroquímicos (26), entre otras (23). 
 
Con respecto a la Ley 27.118: Reparación histórica de la Agricultura 
Familiar para la construcción de una nueva ruralidad en la Argentina (24), 
sancionada en el año 2014 y promulgada en 2015, destaca la contribución de la 
agricultura familiar a la Seguridad y Soberanía Alimentaria a través de prácticas 
orientadas a la sostenibilidad y preservación de la biodiversidad. Está destinada 
a los agricultores y empresas familiares que se desempeñan en el sector rural 
para promover su desarrollo y bienestar social y económico, mediante la 
generación de empleo y aumento del ingreso. Sin embargo, a pesar de que es 
una Ley fundamental para esta población, no se encuentra reglamentada ni 
cuenta con presupuesto. Por este motivo, durante el mes de mayo del presente 
año se llevó a cabo el Primer Foro Nacional por un Programa Agrario Popular 
(27) en el cual se elaboró un documento con el fin de presentarlo ante el 
gobierno entrante. En el mismo no sólo se reclama por la reglamentación y 
presupuesto de esta Ley, sino también el mejoramiento de infraestructura de 
rutas, escuelas, centros de salud, la posibilidad de comercializar sus productos, 
de acceder a tierras, créditos, entre otros. 
 
1.3. Sistema Orgánico 
 
Sistema productivo que procura evitar y excluir los fertilizantes sintéticos 
de la producción agrícola (28). En lo posible reemplaza las fuentes externas 
utilizando insumos que se obtienen dentro del predio y/o en zonas aledañas. 
Combina las técnicas tradicionales agrícolas con tecnologías modernas. El 
20 
 
 
Codex Alimentarius para la Producción, Procesamiento, Etiquetado y 
Comercialización de los Alimentos Producidos Orgánicamente, define la 
agricultura orgánica como un sistema que promueve la preservación del 
ecosistema basándose en el uso mínimo de insumos externos, evitando los 
fertilizantes y plaguicidas sintéticos (29). Sin embargo, estas prácticas no 
aseguran que los productos estén completamente libres de trazas de 
agroquímicos, causado por la contaminación general del medio ambiente. 
Igualmente, se utilizan métodos para reducir al mínimo la contaminación del aire, 
el suelo y el agua. Utiliza fertilizantes naturales como estiércol, semillas 
certificadas, equipos modernos, prácticas de conservación de suelo y agua, 
insecticidas botánicos y fungicidas que pueden ser utilizados para prevenir 
enfermedades (2). Tiene como objetivo principal, lograr ecosistemas que sean 
sostenibles desde el punto de vista social, ecológico y económico (29). 
Adicionalmente, la resolución Nº 423/92 de la Secretaría de Agricultura, 
Ganadería y Pesca (SAGyP) (30) agrega a esta definición, que esta metodología 
de producción asegura a los consumidores una identificación clara de sus 
productos, los cuales se corresponden con las características mencionadas 
previamente, a través de un sistema de certificación que las garantiza. Los 
requisitos incluyen la selección de semillas y materiales de origen vegetal, 
fertilidad de los suelos y su mantenimiento, reciclaje de materias orgánicas, 
conservación del agua, control de plagas, enfermedades y malezas (28). 
Según el informe del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad 
Agroalimentaria -SENASA- “Situación de la producción orgánica en la Argentina 
durante el año 2018” (31), la superficieorgánica cosechada durante dicho año 
aumentó un 5% con respecto a 2017 (77.042 a 80.877 hectáreas). En cuanto al 
21 
 
 
destino de la producción, las exportaciones, continúan ocupando el primer lugar, 
siendo Estados Unidos, el principal destino (43% de los volúmenes exportados), 
seguido por la Unión Europea (36%); el resto de los países destino como 
Canadá, Ecuador y Perú (17%) aumentaron su participación dada principalmente 
por cereales. Con respecto al mercado interno, el volumen de productos 
certificados para consumo final fue menor al 1%. 
Por todo lo antedicho se ve la necesidad de implementar un nuevo 
paradigma que reemplace el enfoque cortoplacista, reduccionista y productivista, 
por uno que afronte el desafío de la complejidad ambiental. La agroecología 
surge como este nuevo paradigma, capaz de validar y generar conocimientos 
para la evaluación, diseño y manejo de agroecosistemas sustentables (32). 
Identificando los componentes y los límites de los agroecosistemas, y 
entendiendo cómo se relacionan entre sí, se pueden optimizar los procesos 
ecológicos, potenciando las interacciones positivas y limitando las negativas. 
Para lograr este fin, es de importancia aplicar un enfoque sistémico, 
aproximándose más a la realidad y entendiendo dicha complejidad (32). 
 
 
 
2. Rol del productor en los respectivos modelos productivos 
 
agropecuarios 
 
Al introducir el rol de los modelos productivos descritos, es fundamental 
desarrollar en primer lugar, el concepto de Soberanía Alimentaria. Según Vía 
Campesina (33) “el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus 
propias políticas alimentarias que sean ecológica, social, económica y 
culturalmente apropiadas a sus circunstancias, reclamando la alimentación como 
22 
 
 
un derecho.” De dicha definición, se puede extraer que es el derecho de los 
consumidores y productores a decidir qué consumir, cómo y quién lo produce, 
según sus propios conocimientos y experiencias. Este concepto hace énfasis en 
el desarrollo local y agricultura familiar, buscando facilitar el acceso de los 
campesinos a la tierra, agua y créditos. Se les otorga un papel fundamental en 
la producción agrícola y, por lo tanto, en la alimentación de los pueblos (4). 
Del mismo modo es necesario explicitar el concepto de Seguridad 
Alimentaria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación 
y la Agricultura -FAO- (34): “Existe Seguridad Alimentaria cuando todas las 
personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes 
alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus 
preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”. 
A partir de los conceptos desarrollados, los objetivos de los métodos de 
producción difieren entre sí. Por un lado, la agroecología tiene como finalidad el 
logro de la Seguridad Alimentaria a través de la Soberanía Alimentaria. En 
contraparte, la agricultura convencional, no tiene en cuenta el concepto general 
de la Soberanía Alimentaria, ya que desde sus inicios, con la implementación de 
la Revolución Verde, realiza una transferencia de conocimientos ajenos a los 
campesinos, sin considerar sus saberes, derecho a decidir cómo producir y sin 
tener en cuenta al consumidor (4). 
2.1 Características de los actores de la Agricultura Convencional y 
Orgánica: 
Si bien la Agricultura Convencional y Orgánica se diferencian en los 
insumos que utilizan para la producción, las características de los actores 
involucrados en ambas son muy similares. Se trata de productores con fácil 
23 
 
 
acceso a créditos, maquinaria moderna, grandes hectáreas sin limitaciones de 
fertilidad o productividad, insumos como semillas certificadas, sistemas de riego, 
entre otros (2). 
En lo que refiere específicamente a la Agricultura Convencional, se deja 
de lado el conocimiento tradicional del campesino, ya que estos no forman parte 
de ella. Es un tipo de producción que se impone como superior y que utilizó y 
utiliza ello como medio para imponerse por sobre el desarrollo local y para pasar 
por alto las tradiciones y cultura campesina (35). Este modelo predominante, 
utiliza agroquímicos “condicionando” a los productores a cumplir con normativas 
y cuidados con el fin de preservar su salud y garantizar la inocuidad de los 
cultivos, según protocolos estandarizados (36). Un estudio realizado en cinco 
provincias argentinas describió la relación intrínseca entre productor- 
fitosanitarios-empresas, denotando la ausencia de reglamentación y riesgo 
potencial que sufren los agricultores, dejando a la luz problemas de índole social 
multicausal (16). 
En este contexto es primordial comprender las prácticas de uso de 
agroquímicos y uniformes protectores en la actividad agrícola. A pesar de que 
los trabajadores rurales sean conscientes de los riesgos, no suelen emplear el 
equipo de protección (denotan incomodidad y elevado costo), sumado a las 
condiciones de vida, siendo pesticidas almacenados en las viviendas y envases 
utilizados para cargar agua. La adquisición de ellos también suele ser por 
entrega gratuita por parte de entidades públicas (como promoción de la 
agricultura), o de otros productores: “En general, el pequeño productor […] usa 
lo que le da el finquero [productor grande]” (16). Siendo frecuente que se acceda 
al agroquímico de manera fraccionada, sin envase original, lo cual está prohibido. 
24 
 
 
Sin embargo, existen relaciones de poder las cuales dejan a los empleados en 
una posición desigual, donde se ven obligados a hacer lo que se les indica: 
“Nosotros somos peones, ¿qué podemos hacer? Si el capataz no te da 
importancia, no podés hacer mucho. Y si hablas o le decís algo, capaz que te 
echan”; “Supuestamente los aplicadores de productos químicos tienen que hacer 
un curso […] Eso no existe. En la teoría está hermoso; vos, cuando lees, decís, 
“hay una ley”, pero después, ¿quién la hace cumplir?” (16). Esto confirma el uso 
inseguro, involucrando distintos momentos de gestión como adquisición, 
almacenaje, aplicación y manejo de residuos, evidenciando un alto riesgo de 
intoxicación aguda y crónica en trabajadores rurales, lo cual carece de 
importancia (16). 
En estas comunidades, la exposición a plaguicidas difiere según el 
empleo, siendo mayor en mujeres y niños de familias rurales comparado a otras 
ocupaciones debido a factores causales como: proximidad de sus hogares a 
campos fumigados, diversas vías de exposición (tierra, agua y alimento), 
metodologías utilizadas para el lavado en los hogares de ropa de trabajo y el 
almacenamiento de fitosanitarios en ellos (15). 
Por último, el análisis realizado, deja al descubierto una problemática de 
salud pública grave, la cual es invisibilizada. Se trata de un problema social 
complejo con múltiples determinantes, revelando falencias en: actores públicos 
y privados que proveen agroquímicos fraccionarios, en normativas vigentes (26) 
y una falta de infraestructura predial para el almacenamiento. En consecuencia, 
para abordar eficazmente el problema se lo debe considerar en su complejidad 
sin reducirlo a prácticas individuales o a un análisis del predio productivo, 
generando acciones intersectoriales, incluyendo al sistema sanitario y 
25 
 
 
organizaciones que protejan al productor, replanteando así el sistema vigente 
productivo (16). 
En el caso particular de los productores orgánicos, para poder denominar 
sus productos como tales, deben recurrir a empresas certificadoras habilitadas 
para tal fin. Luego de evaluaciones e inspecciones que permiten determinar si la 
Norma de Producción Orgánica efectivamente se cumple, se otorga el 
correspondiente certificado de conformidad. Este proceso es de un elevado 
costo, por lo que queda limitado a este tipo de productores con gran capacidad 
adquisitiva (37). 
Como se puede observar, estos actoresse basan en lo moderno, los 
avances tecnológicos, experiencias extranjeras, en la maximización de la 
producción para, fundamentalmente, la exportación (35). Esta agricultura de 
exportación logró que las tierras se destinen casi exclusivamente para estos 
fines, desplazando los cultivos, saberes nativos y poniendo en riesgo la 
biodiversidad. Al dejar de lado aspectos socioculturales, el desarrollo agrícola no 
se corresponde con las necesidades y potencialidades de los campesinos. En 
este contexto de inequidad e injusticia resulta fundamental encontrar la forma de 
equiparar las necesidades y oportunidades, y que esto no involucre una pérdida 
de autonomía y de los bienes naturales, las culturas y tradiciones (38). 
2. 2 Características de los actores de la Agricultura Agroecológica: 
 
La modernización de la agricultura produjo la exclusión de los pequeños 
campesinos que no poseían grandes tierras o recursos productivos, ya que la 
misma no se adecuaba a sus posibilidades ni necesidades. La gran mayoría 
fueron desplazados a tierras poco productivas, frágiles, con restricciones 
ambientales. Con sus limitaciones económicas, se pueden distinguir dos grupos 
26 
 
 
según el acceso a la tierra. Por un lado, se encuentran los pequeños agricultores, 
llamados “minifundistas”, quienes poseen tierras administradas por el trabajo 
familiar y, de forma ocasional, buscan oportunidades de trabajo fuera de las 
mismas (2). Esto puede denominarse Agricultura Familiar: 
“tipo de producción en la cual la unidad doméstica y la unidad productiva 
están físicamente integradas, la agricultura es la principal ocupación y fuente de 
ingresos del grupo familiar y la familia aporta la fracción predominante de la 
fuerza de trabajo. La racionalidad del productor familiar es muy diferente a la 
lógica empresarial, ya que tiene como finalidad la reproducción de las unidades 
domésticas” (39). 
Los pequeños productores se pueden agrupar en tres categorías. El 
primer grupo se caracteriza por ser el más capitalizado, aunque no presenta 
suficientes recursos productivos para ampliar su sistema de producción. Su 
principal limitación consiste en la ausencia de servicios de apoyo económico. En 
el segundo grupo se encuentran aquellos productores en transición entre el 
primer y tercer grupo. Los mismos poseen recursos escasos que sólo les permite 
mantener su actividad con pocas posibilidades de crecimiento (40). Por último, el 
tercer grupo está conformado por aquellos trabajadores sin tierras, los cuales no 
las poseen o acceden de forma muy limitada, obteniendo sus ingresos mediante 
otros empleos que no se basan en la ejecución de tareas dentro de sus 
propiedades (2,40). 
Sin embargo, la riqueza de los actores mencionados se encuentra en el 
conocimiento tradicional, obtenido gracias a procesos de ensayo y error y 
rigurosas observaciones del ecosistema (2). Conocen la estructura de la 
naturaleza y las relaciones que se establecen en ella (41); particularmente pueden 
27 
 
 
determinar qué semillas utilizar en cada ambiente específico debido a su amplia 
experiencia en el manejo de suelos y sus características (consistencia, humedad, 
materia orgánica) (35). Dichos saberes son importantes para mantener la 
sustentabilidad y la heterogeneidad del ambiente a través del cuidado de la 
biodiversidad y de la utilización de prácticas (policultivo y reciclaje de nutrientes) 
(41). 
 
Con respecto al uso de semillas, encuestas realizadas en Santiago del 
Estero a pequeños productores demostraron la sustentabilidad del sistema 
agroecológico: 
 
“La práctica habitual es la siembra de la propia semilla (83%) (criolla) 
que proviene de selecciones de cosechas anteriores; solo se compra 
un 7%, y el 10% restante proviene de algún programa estatal 
provincial o nacional. Las semillas propias utilizadas en la siembra 
provienen de los frutos más sabrosos, de los cuales se separan, se 
limpian, y una vez secas se almacenan hasta el inicio de la campaña 
siguiente. También es habitual intercambiarse parte de las semillas 
con sus familias vecinas” (42). 
 
Los productores cumplen el rol de protagonistas, son reconocidos y 
valorados en el modelo agroecológico, en contraposición al convencional en el 
cual son vistos como sujetos pasivos (41). Este tipo de producción permite 
satisfacer las necesidades básicas de los campesinos y sus familias. Asimismo, 
mantener un nivel básico de vida en el sector rural y fomentar la autogestión 
enfatizando en la sustentabilidad y la resiliencia (35). 
28 
 
 
La herramienta que les permite comercializar sus productos de manera 
directa se denomina Sistema Participativo de Garantía (SGP), la cual fomenta 
redes locales de productores, confianza, apoyo recíproco y participación de 
distintos actores. El mismo es un sistema de certificación agroecológica basado 
en la participación comunitaria de productores, consumidores y Estado, 
considerando a la Seguridad y Soberanía Alimentaria, y la determinación de un 
precio justo. A diferencia del sistema Orgánico, en donde una empresa delimita 
las pautas, este sistema promueve un modelo de agricultura en manos de los 
trabajadores, teniendo el productor una participación primordial, potenciando la 
horizontalidad y transparencia, claves de la democracia participativa (39). El SGP 
se adapta a condiciones particulares, no existiendo uno igual a otro, favoreciendo 
así iniciativas propias según el territorio y población en el cual se utilice. El 
enfoque de garantía se entiende como un proceso continuo en el tiempo, hacia 
prácticas cada vez más sostenibles, participando activamente la comunidad local 
y apoyo al productor (43). 
29 
 
 
C uadro n°2: Espacios de actuación de SGP 
 
 
 
F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Torremocha E. 
 
Sistemas Participativos de Garantía, una herramienta clave para la Soberanía 
Alimentaria. Revista Soberanía Alimentaria. 2012 (43). 
 
Los pequeños productores y agricultores familiares conciben a la 
agroecología como una entidad que brinda la oportunidad de “construir vínculos 
con el consumidor” y reducir los niveles de conflictividad social sin la disminución 
del rendimiento. Otro beneficio que rescatan es la reducción de los costos de 
producción ya que se prescinde de plaguicidas y se minimiza el uso de insumos 
sintéticos y energía (5). 
30 
 
 
3. Experiencias sobre viabilidad de una transición agroecológica y 
 
los desafíos a gran escala del sistema agroecológico 
 
La transición agroecológica es un proceso de transformación de los 
sistemas de producción convencional en sistemas con bases agroecológicas. En 
él se deberán tener en cuenta diversos aspectos y elementos, entre los cuales 
se pueden mencionar, elementos técnicos, productivos, ecológicos, como así 
también, socioculturales y económicos del agricultor, su familia y la comunidad 
(13). 
Existen numerosos criterios a tener en cuenta en el proceso de transición 
agroecológica en la agricultura familiar, entre ellos se encuentran: 
1. Mirada sistémica: plantea el abordaje de los sistemas productivos a partir 
de una mirada de sistemas, en la cual se comprenda la relación e 
interdependencia entre sus componentes, con el fin de potenciar los 
recursos locales, lograr mayor eficiencia en cuanto a su funcionamiento, 
optimizar la producción, disminuir sus riesgos y asegurar su estabilidad y 
resiliencia. Este criterio considera al hombre un actor social, y también a 
su familia, como sujetos que modifican el agroecosistema (13). 
2. Sistemas autónomos: La transición agroecológica debe tender a alcanzar 
la disminución de todas las formas de dependencia que puedan tener los 
agricultores y los sistemas de producción que ponen en peligro la 
estabilidad del productor y su familia; comprendiendo ello, los aspectos 
energéticos, económicos, de conocimientos e insumos. Sin una 
eliminación completade estos últimos, pero logrando una reducción de 
carácter significativo de los mismos (13). 
31 
 
 
3. Sistemas de bajo riesgo: plantea la capacidad que debe tener la transición 
agroecológica, de dirigirse hacia la creación de ecosistemas de bajo 
riesgo para los productores, sus familias, la comunidad y la sociedad en 
la cual se ubican. Con respecto a lo económico, entre los principales 
cambios, se pueden mencionar la pluralización de las fuentes de ingresos 
y de los canales de comercialización, como así también, la puesta en valor 
de la mano de obra familiar. En cuanto a lo ambiental, el objetivo es 
minimizar la contaminación del ambiente y de los alimentos, reduciendo 
los riesgos ambientales y sanitarios de las familias productoras y de los 
consumidores de los productos agropecuarios (13). 
4. Optimizar los recursos locales: Este proceso debe priorizar los recursos 
propios, locales y regionales (13). 
5. Sistemas diversificados: El proceso de transición debe lograr una mayor 
complejidad ecológica de los sistemas de producción. El mismo permite 
obtener múltiples resultados como: la optimización del ciclo de los 
nutrientes y de la materia orgánica; la actividad biológica de los suelos; la 
regulación biótica y sinergias positivas entre los componentes del 
agroecosistema; el uso eficiente de la energía; la conservación de materia 
orgánica y la reducción del uso de insumos externos (13). 
32 
 
 
C uadro n°2: Criterios a considerar en el proceso de transición agroecológica 
 
 
 
 
 
F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Marasas, M y cols. El 
 
camino de la transición agroecológica. 1era Edición. Ciudad Autónoma de 
Buenos Aires. Ediciones INTA; 2012. (13). 
 
 
Se pueden mencionar diferentes características del contexto externo al 
sistema productivo que podrían favorecer la posibilidad de implementar algunos 
cambios para iniciar el proceso de transición agroecológica. Entre ellos se 
pueden nombrar: deterioro del suelo como consecuencia del manejo realizado; 
ausencia de soluciones a las plagas y enfermedades existentes; intoxicaciones 
graves y problemas de salud relacionados al uso de agroquímicos en la familia 
o comunidad; falta de capacidad de fijar precios de su propia producción a causa 
del mercado y mayor costo de producción como consecuencia de la dependencia 
del paquete tecnológico. Además, se pueden mencionar los ciclos de 
endeudamiento sin progreso económico para el núcleo familiar y la existencia de 
nuevas alternativas de comercialización (mercados y ferias de productores 
33 
 
 
agroecológicos que exigen cambios en el manejo productivo). Las situaciones 
nombradas anteriormente pueden ser consideradas como un punto de partida 
para empezar a analizar y desarrollar el proceso de transición agroecológica (13). 
El proceso de transición puede explicarse como una serie de etapas o 
niveles sucesivos desarrollados por Gliessman (6,13): 
Nivel 1: Aumentar la eficiencia de los procedimientos tradicionales para 
disminuir la utilización de insumos de elevado costo, escasos o nocivos para el 
medio ambiente. Este accionar contribuye a reducir los efectos negativos de la 
agricultura convencional pero no finaliza con la dependencia de los insumos 
externos (6,13). 
Nivel 2: Sustituir las prácticas e insumos convencionales por otros 
sostenibles u orgánicos. Lo que significa reemplazar los productos de carácter 
tóxico, por otros con menor impacto ambiental. En este nivel de acción, la 
estructura básica del agroecosistema no sufre importantes modificaciones. Por 
lo tanto, la mayor parte de las consecuencias y problemas de los sistemas de 
producción convencional también se encuentran presentes en aquellos que 
únicamente reemplazan insumos (6,13). 
Nivel 3: Rediseño del agroecosistema para lograr que el mismo se 
desarrolle y funcione sobre las bases de un nuevo proceso ecológico. El accionar 
en este nivel tiene como fin encontrar vías alternativas para la prevención y 
resolución ante la aparición de plagas y enfermedades (6,13). 
Nivel 4: Cambio de ética y de valores. La sustentabilidad permite vincular 
los dos elementos más importantes en los sistemas alimentarios, los que 
producen y los que consumen los alimentos. Es decir, incorporar el componente 
cultura dentro de la producción agrícola (6,13). 
34 
 
 
C uadro n°3: Niveles de la transición agroecológica según Gliessman 
 
 
F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Sarandón SJ, Flores 
 
CC. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas 
sustentables. 1era Edición. La Plata: Edulp; 2014 y Marasas M, Cap G, De Luca L 
y cols. El camino de la transición agroecológica. 1era Edición. Ciudad Autónoma de 
Buenos Aires. Ediciones INTA; 2012. (6,13). 
 
 
No obstante, para iniciar la transición agroecológica no es necesario que 
se cumplan los 4 niveles mencionados de forma secuencial, sino tener en cuenta 
tres elementos. En primer lugar, los atributos estructurales del agroecosistema 
en particular, en segundo lugar, el conocimiento ambiental local del productor, y 
35 
 
 
por último, los factores del contexto que condicionan las posibilidades de que se 
lleve a cabo la transición. Es necesario identificar en cada uno de ellos las 
cualidades que ejecutan un rol positivo para poder potenciarlos, y aquellos con 
un rol negativo para poder reducir su efecto sobre los procesos ecológicos (6). 
 
 
T abla n°3: Elementos a considerar durante el proceso agroecológico 
 
ELEMENTOS SUBELEMENTOS ESTRATEGIAS 
 
1. Atributos 
 
a. Tipo de actividad 
 
Cada una tendrá 
estructurales del productiva (agrícola, condiciones estructurales y 
agroecosistema ganadera, mixta o dificultades a afrontar. 
en particular forestal). 
 
b. Diversidad espacial 
 
Incrementar la 
 cultivada (número de diversificación del sistema. 
 cultivos, cultivos de 
 cobertura, franjas de 
 vegetación espontánea). 
 
c. Organización temporal 
 
Realizar rotaciones que 
 de la diversidad (si promuevan el control 
 existen o no rotaciones preventivo de malezas y 
 de cultivos y/o actividad disminuyan la 
 productiva). susceptibilidad de plagas y 
 enfermedades. 
 
d. Existencia de 
 
Manejar esos ambientes, 
 ambientes semi-naturales diseñar su proximidad al 
36 
 
 
 en el predio. lote cultivado y su 
37 
 
 
 conectividad con las zonas 
productivas. 
 
e. Estado de los 
componentes de la 
agrobiodiversidad. 
 
Fomentar la vegetación 
espontánea y la artrópodo- 
fauna benéfica. 
f. Plagas y enfermedades 
(frecuencia, época del 
año de aparición, nivel de 
afección de la 
producción). 
Registrar y analizar la 
frecuencia e intensidad de 
afección a la producción en 
las diferentes épocas del 
año. 
 
g. Estado de 
conservación del suelo, 
principales prácticas de 
manejo (tipo de labranza, 
fertilización, 
esterilización) y sus 
características físicas, 
químicas y biológicas. 
 
Implementar labranzas 
conservacionistas (vertical), 
uso de abonos orgánicos, 
minimizar el impacto en la 
flora y fauna a través de la 
biofumigación. 
h. Cantidad y tipo de 
productos fitosanitarios 
utilizados (monitorear 
dosis y frecuencia). 
Productores con alto uso de 
insumos químicos deben 
empezar por implementar 
un uso adecuado de los 
mismos, para así luego 
lograr su sustitución. 
 
38 
 
 
 
Otros: estado de los 
recursos hídricos y 
energéticos, 
infraestructura presente 
en el predio, tecnología 
empleada, situación en la 
que se encuentra la 
tenencia de la tierra y la 
mano de obra utilizada. 
 
Será necesario abordarlos, 
ya que, permiten la 
construcción de una mirada 
integral del sistema de 
producción. 
 
2. Conocimiento 
ambiental del 
productor 
 
Saberes, prácticas y 
creencias de los 
agricultores. 
 
Fortalecimiento y 
disminución de la posición 
frente al cambio, siendo 
másfácil la asimilación por 
parte del agricultor. 
 
3.Factores 
contextuales 
 
a. Área política. 
 
Diseñar y producir acciones, 
instituciones y pautas que 
permitan alcanzar la 
sustentabilidad agrícola. 
 
b. Área técnica. 
 
Tipos de tecnologías y sus 
formas de difusión, que 
permitan realizar 
producciones sustentables. 
 
c. Área económica. 
 
Priorizar la existencia de 
ferias de agricultores 
familiares para que 
prevalezca la utilización de 
insumos y recursos 
 
39 
 
 
 regionales, disminuyendo la 
dependencia de insumos 
externos. 
 
d. Área social. 
 
Organización social y 
relaciones entre las 
personas, que permitan el 
intercambio entre los 
productores para enfrentar 
diversos problemas. 
 
 
F uente: adaptación propia basada en datos extraídos de Sarandón SJ, Flores 
 
CC. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas 
sustentables. 1era Edición. La Plata; Edulp; 2014 (6). 
 
En la Argentina se pueden enumerar ejemplos de la viabilidad de la 
implementación de la agroecología como un nuevo sistema productivo. Todas 
ellas surgen frente a la necesidad de los pueblos de revertir las relaciones tanto 
sociales y culturales como productivas que se desarrollaron con los procesos de 
intensificación de los cultivos. Dentro de dichos ejemplos en Argentina, se 
pueden mencionar la feria de semillas en la provincia de Misiones, la formación 
agroecológica de la región de Cuyo, la feria agroecológica de Córdoba y la red 
alternativa de comercio en Entre Ríos (3). Si bien el contexto y características 
temporo espaciales en el que fueron surgiendo estas organizaciones y 
agrupaciones son diferentes, todas basan su accionar en la Seguridad y por 
sobre todo, la Soberanía Alimentaria. Son experiencias que revalorizan la cultura 
regional, los saberes ancestrales, priorizan la calidad y la forma de producción 
40 
 
 
de los alimentos, permiten un desarrollo local, entablar relaciones productor- 
consumidor cercanos y una forma comercialización y distribución diferentes. 
Todas estas experiencias se plantean, desde las prácticas cotidianas, 
garantizar el derecho a la alimentación manteniendo el control sobre los recursos 
y la toma de decisiones, mediante formas organizativas que tienden hacia la 
autonomía, las decisiones horizontales y la Soberanía Alimentaria y, por ende, 
la soberanía popular (4). 
La aparición de estas alternativas alimentarias soslaya un rechazo al 
modelo agroalimentario existente. “Hoy es el consumidor quien empieza a pedir 
este tipo de productos”, afirma Beatriz Giobellina (5). Actualmente, la sociedad 
está ejerciendo el reclamo a una alimentación saludable y sustentable a través 
de la organización y desarrollo de entidades que garanticen el derecho al acceso 
a dicha alimentación (3). De esta manera, se fortalecen las formas de producción 
ancestrales revalorizando el respeto de los tiempos de siembra, fertilización y 
control de plagas utilizando productos naturales en su elaboración y producción. 
Este proceso creciente ya superó el nivel del autoconsumo y en la producción 
de alimentos se practica la agroecología en distintas escalas. Como un ejemplo 
de esto último, la primera Feria Agroecológica de Córdoba -creada en 2013- 
es un espacio de encuentro entre consumidores, productores, académicos, 
técnicos. Más de 40 productores en transición hacia la agroecología venden sus 
productos cada sábado en predios de la Universidad Nacional de 
Córdoba (5). 
 
En el caso de las ferias francas de Misiones basan su accionar en la 
comercialización de los excedentes de producción alimentaria de familias y 
organizaciones. Tienen como objetivo asegurar un nivel de autonomía y brindar 
40 
 
 
un ingreso económico a los pequeños productores. A pesar de ello, las ferias de 
semillas realzan los valores no económicos como: la diversidad de los vínculos 
sociales que genera el intercambio de semillas, el fomento de una alimentación 
variada y saludable y el rescate del valor por lo propio (3). 
Esto derivó en la institucionalización de organismos de ciencia y 
tecnología que desarrollan programas territoriales donde se integran las 
dimensiones sociales, económicas, políticas y tecnológicas; dentro de los cuales 
cabe mencionar el Programa Nacional Recursos Naturales, Gestión Ambiental y 
Ecorregiones (PNNAT) (44) del INTA. La agroecología se antepone como una 
alternativa que permite generar alimentos de manera sustentable, en un contexto 
de crecimiento demográfico, modificación perjudicial de los ecosistemas y 
cambio climático. Lo que se trata de mostrar es que la agroecología ofrece 
elementos importantes para la agricultura en pequeña y a gran escala (5). 
El camino hacia la transición agroecológica destaca la reconexión entre el 
productor y el consumidor, la generación de mercados alternativos y un sistema 
de certificación colectiva (5). 
El pasaje al modelo productivo agroecológico se puede visualizar en los 
estudios de casos analizados: en primer lugar, la producción hortícola en el 
Parque Pereyra, Cinturón Hortícola de La Plata y en segundo lugar la 
implementación del enfoque agroecológico en sistemas extensivos del sudeste 
de la Provincia de Buenos Aires, Benito Juárez, Argentina (“La Aurora”). A 
continuación, se realizará una breve descripción de ellos (6). 
Caso Parque Pereyra Iraola: 
 
El Parque Pereyra Iraola se encuentra ubicado en los Municipios de la 
Plata y Berazategui (Provincia de Buenos Aires); allí viven más de cien familias 
41 
 
 
de pequeños productores que forman parte del denominado cinturón hortícola 
de la ciudad de La Plata, el cual ocupa 1200 hectáreas dentro del Parque. La 
crisis de la década del 90 que afectó a Argentina conllevó a que las familias 
tuvieran que defender y negociar su permanencia en la zona, enfrentando 
múltiples acusaciones de contaminación por la utilización de agroquímicos y la 
presión inmobiliaria del sector. Dicha situación cesó, y así pudieron mantener su 
actividad productiva asumiendo el compromiso de llevar a cabo sus actividades 
sin uso de agroquímicos. En el año 2000, junto con el Ministerio de Asuntos 
Agrarios y a través del programa Cambio Rural Bonaerense (45) se dio comienzo 
a un proceso de transición agroecológica. Como resultado de ello, las familias 
productoras conformaron la Asociación “Unión de productores familiares sin 
agrotóxicos del Parque Pereyra Iraola”, alcanzando luego la creación de la 
Cooperativa de Trabajo Agrícola de Hudson y Pereyra (CoTraHyP) (6). 
Una de las familias de la zona de Hudson, que desarrolla su trabajo desde 
el año 1975, comenzó la transición agroecológica en un establecimiento de 4.5 
ha. Luego de 10 años de haber iniciado dicho proceso, se consolidó la 
producción agroecológica en el establecimiento. Para llevar a cabo la misma, se 
potenció la diversidad cultivada del área y se redujo el uso de insumos químicos 
contaminantes; lo cual facilitó la consolidación y la organización de los 
productores y sus medios de comercialización para asegurar la venta de la 
producción. La familia implementó una producción agroecológica mediante: una 
actividad productiva mixta, diversidad espacial y temporal de cultivos, 
conservación de ambientes semi-naturales aledaños al lote cultivado, utilización 
de productos caseros naturales para la fertilización y el control eventual y/o 
prevención de enfermedades y plagas, coberturas verdes y labranza vertical y 
42 
 
 
mano de obra familiar. Todos estos cambios se lograron a través de una creación 
propia de la familia, mediante sus conocimientos ambientales locales, 
intercambio de saberes y a través del programa Cambio Rural Bonaerense (45). 
Si bien esta familia analizada logró solucionar la comercialización de sus 
productos, no existen circuitos de comercialización adecuados para que la 
propuesta agroecológica se pueda implementar de formaextensiva (6). 
Caso Benito Juárez: 
 
El segundo estudio de caso se sitúa en el establecimiento familiar 
denominado “La Aurora”, ubicado a 400 km en el sudeste de la Provincia de 
Buenos Aires. El campo se halla en una zona de actividad mixta (agrícola y 
ganadera); siendo el cultivo de trigo el más importante de la zona, seguido por 
soja, girasol y maíz. En el año 1997, el propietario del establecimiento inicia el 
proceso de reconversión agroecológica con el fin de lograr los siguientes 
objetivos: estabilidad productiva y económica; evitar la utilización de insumos 
externos y manipulación de productos tóxicos por el riesgo que presentan para 
su familia, los trabajadores del establecimiento y para el medio ambiente (6). 
Para poder cumplir con las metas establecidas se implementaron 
acciones en diferentes aspectos: combustibles (se enfatizó en disminuir su 
utilización); semillas (se priorizó la cosecha de semilla propia en los cultivos a 
excepción del sorgo); herbicidas (en una primera etapa, se utilizaron únicamente 
de forma estratégica, sólo se aplicaban en el cultivo de trigo, los restantes lotes 
se basaban en el desmalezado); fungicidas y enfermedades (se evitó el uso de 
agroquímicos y se mejoró la nutrición de la siembra mediante materia fecal y 
orina de origen ganadero); insecticidas y antiparasitarios (se dejaron de usar en 
43 
 
 
los cultivos por sus efectos); balance de nutrientes (se mejoró el balance de 
nitrógeno, fósforo y carbono) (6). 
Los resultados obtenidos en “La Aurora” muestran las potencialidades 
de este enfoque para ser aplicado en sistemas extensivos de clima templado 
como los de la Región Pampeana Argentina (6). 
44 
 
 
IV. . CONCLUSIONES 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A partir del análisis bibliográfico realizado en respuesta a los objetivos 
planteados, se concluye que los sistemas actuales de producción agrícola 
provocan un daño a nivel ambiental que conlleva a la pérdida de biodiversidad y 
productividad de los suelos, dado que se basa en un sistema intensivo con bajas 
probabilidades de recuperación. Además, visibilizar y desnaturalizar este 
deterioro no invalida cuestiones de fondo, como las condiciones de vida y 
laborales de los productores rurales que no ocupan un lugar relevante en la 
agenda política imperante. Como resultado de este sistema productivo se 
obtienen alimentos que llegan al consumidor sin que tenga conocimiento acerca 
de su trazabilidad, de las condiciones sociales y productivas en las que se 
elaboran. 
 
La agroecología tiene una visión holística, en la cual los productores son 
protagonistas y sus saberes y tradiciones respetados, con posibilidad de 
satisfacer sus necesidades básicas mediante la autogestión, fomentando así la 
Seguridad y Soberanía alimentaria. A partir de este modelo, se obtienen 
alimentos inocuos y el consumidor es consciente del método de producción, y la 
ausencia en los mismos de productos fitosanitarios. 
 
En la actualidad, las políticas vigentes continúan centralizándose en la 
mercantilización y exportación de alimentos, proponiendo modelos que 
únicamente tienen en cuenta la ausencia de agroquímicos, sin considerar la 
45 
 
 
condición social del productor ni el cuidado del medio ambiente. Por este motivo, 
es primordial el apoyo gubernamental para asegurar equidad, mediante 
oportunidades, fomentando la participación y organización de las comunidades. 
Para lograrlo se necesitan políticas públicas que faciliten el acceso a la tierra, 
agua, créditos blandos, mercados justos. Asimismo, que sus intereses y 
necesidades estén correctamente representados, para fortalecer estas prácticas. 
 
Uno de los pilares fundamentales para comenzar este proceso de cambio 
es la transición agroecológica, para la cual se necesita modificar la visión sobre 
los modelos agropecuarios. Esto significa afrontar adversidades, tales como la 
lucha de intereses entre los distintos actores y su resistencia al cambio 
propuesto. 
 
Por lo expuesto en este trabajo, consideramos que la agroecología es la 
herramienta necesaria para impulsar sistemas productivos sustentables a largo 
plazo, libres de conflictividad social. Mediante la revisión bibliográfica realizada 
se pudo comprobar que es una estrategia viable y, de hecho, una alternativa 
implementada en distintas regiones del país. El desafío como profesionales de 
la Nutrición es fomentar, mediante la difusión, este modelo. Promoviendo a su 
vez, estilos de vida saludables, ambientalmente sostenibles y logrando 
concientización social. Este compromiso nos exige ser multiplicadores y 
participantes activos en propuestas y aplicación de políticas de promoción y 
desarrollo de la agroecología. De esta manera se contribuiría al acompañamiento 
del pequeño productor y/o agricultura familiar ponderando el trabajo 
interdisciplinario entre diferentes actores sociales. 
46 
 
 
V. . AGRADECIMIENTOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
Agradecemos a la Universidad de Buenos Aires, a la Escuela de Nutrición 
y docentes de la carrera por guiarnos en el aprendizaje y formarnos como 
profesionales y promotoras de salud. 
A la Doctora Marina L. Wallinger, nuestra tutora de tesis, por orientarnos 
y brindarnos su conocimiento durante la realización del trabajo. Como así 
también, por incentivarnos a seguir aprendiendo en el transcurso del último ciclo 
formativo. 
A nuestros amigos y familia, por acompañarnos incondicionalmente a lo 
largo de este camino, brindándonos su apoyo desde el primer día. 
47 
 
 
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