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función de la familia en la formación de los valores

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Analizando la función de la familia en la formación de los valores. 
Con respecto a responsabilidad educativa de la familia en la 
construcción de un escenario educativo familiar, hemos de comenzar 
afirmando que los padres son los que construyen un curriculum 
educativo familiar y tienen una influencia decisiva en la creación del 
escenario educativo familiar. Las contribuciones más importantes de la 
familia como institución educadora son básicamente dos: aquellas que 
van orientadas a la consecución del pleno desarrollo de la 
personalidad infantil y aquellas que tienen como finalidad la 
adaptación de los niños a la vida social, y por ende, a la vida escolar. 
Los objetivos educativos de la familia pueden ser formulados del 
siguiente modo: 
 Proporcionar estimulaciones tempranas, variadas y adecuadas 
tanto en cantidad como en calidad. 
 Favorecer la exploración física y social y mediar en la 
comprensión de la realidad física y social. 
 Proporcionar seguridad emocional. 
 Establecer una adecuada red de relaciones sociales. 
 Potenciar la participación en la vida de la familia y una 
autonomía progresiva. 
 Valorar y favorecer la interacción lúdica. 
 Respaldar y controlar el desarrollo del niño como alumno y 
ofrecerle preparación para la escolarización. 
Todos estos objetivos responden a necesidades básicas de la infancia 
que la familia tiene que satisfacer e inciden de forma global en todas 
las áreas del desarrollo del niño: cognitiva, psicolingüística, afectiva, 
social, etc. Ahora bien, para poder satisfacer adecuadamente esas 
necesidades, la educación familiar se basa en la existencia de una 
serie de condiciones que permiten el cumplimiento exitoso de su tarea 
educadora. 
Profundizando en esta cuestión encontramos que las condiciones 
necesarias son las siguientes: 
 Un clima adecuado de seguridad y aceptación, un marco 
coherente y estable. El niño tiene necesidad de seguridad. 
 Atención y cuidados consistentes: la consistencia significa no 
introducir modificaciones permanentemente en las conductas 
que siguen con sus hijos, ni tampoco forzar situaciones más allá 
de sus capacidades de adaptación, que impliquen desconcierto y 
colusión. 
 Modelos de iniciación a la vida social por impregnación. Los 
padres son unos modelos preeminentes y exclusivos durante los 
primeros años de vida. 
 Iniciación a la vida social por el control de la conducta. En el 
hogar aprende normas y valores sociales gracias al control que 
hacen los padres de su conducta mediante herramientas como el 
refuerzo positivo, el castigo, el premio, etc. que favorecen 
conductas aprobadas y restringen conductas no permitidas. 
 Una adecuada organización ambiental tanto física como 
temporal. El desarrollo del niño precisa de un ambiente 
suficientemente rico en estímulos y unas condiciones especiales 
y temporales adecuadas y bien estructuradas (horarios de 
comidas, orden, etc.). 
Con respecto a las prácticas educativas familiares que nos permiten 
valorar el papel de la familia en la adaptación de los hijos al desarrollo 
escolar. Un buen funcionamiento interno de la familia garantizan una 
adecuada y óptima adaptación del hijo a la escuela. Situación que se 
puede ver muy beneficiada si además los padres participan 
activamente en la vida de la escuela. Como dice Solé (1997: 190): 
Por otro lado, el análisis de las características familiares de aquellos 
niños que se adaptan mejor a la escuela y que tienen un buen 
rendimiento académico nos puede servir para formular prácticas 
educativas más adecuadas en la preparación del niño al entorno 
escolar: 
 Uso del lenguaje: suele utilizarse un lenguaje más elaborado, 
más descontextualizado o abstracto, vocabulario más rico, más 
complejidad gramatical y enunciados más largos. Los padres 
animan al niño a que lo utilice, a que haga inferencias, 
reconstruya acontecimientos pasados. Esta utilización del 
lenguaje estimula en el niño el desarrollo de determinadas 
habilidades cognitivas muy adecuadas para afrontar las tareas 
escolares. 
 Organización del entorno: es frecuente la existencia de libros, 
cuentos, juguetes didácticos que potencian habilidades 
cognitivas o facilitan el aprendizaje de contenidos importantes 
para el rendimiento escolar. Aspectos como espacios adaptados 
al niño, horarios organizados de acuerdo a sus necesidades, 
juegos compartidos con padres y hermanos que estimulan 
habilidades como contar, clasificar, realizar inferencias, etc. 
 Prácticas disciplinarias y educativas de los padres.

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