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Los materiales de construcción y el cambio estético: sobre la estética del hierro y el cemento El empleo de nuevos materiales, especialmente en lo que se refiere a cementos y metales. va a llevar aso- ciado un cambio en la estética constructiva desde la II mitad del siglo XIX. Existe una gran preocupación en- tre los profesionales de la construcción sobre el em- pleo de nuevos materiales y sistemas de construcción y las formas artísticas que estos adoptan o dcben adop- tar, la estética tradicional asociada a la piedra y a otros materiales no sirve ahora. La sentencia de que todo nuevo material pide un nuevo estilo, es una de las más difundidas y defendidas en este momento, pero en la realidad, es frecuente recurrir a ]a estética tradicional de la piedra y el ]adrillo, para aplicarla a los nuevos materiales adaptando sus proporciones, a las dimen- siones y condiciones de resistencia que imponen estos. Desde la segunda mitad del siglo XIX, son cada vez más abundantes los escritos y discursos que de- muestran una intensa preocupación por la cuestión estética. Ésta basculará entre las cualidades de los nuevos materiales y sistemas de construcción y las distintas necesidades, surgidas por el futuro uso del edificio o por su destinatario.' Junto a la nueva gene- ración de tipologías arquitectónicas; fábricas, esta- ciones, mercados pabellones de exposiciones etc., convive la vivienda tradicional de clase media y alta, en un estado de adaptación a las nuevas necesidades. La construcción de estas tipologías aglutina dos con- ceptos, el tradicional y el moderno, la necesidad de una rápida y fácil ejecución y el sentido de ]0 bello y de lo artístico, al que se concedió una importancia sobresaliente en la época. Angela Molada Gómez La vivienda privada empieza a incorporar desde las últimas décadas del XIX, algunas de las propues- tas que ya forman parte de] código de ]a arquitectura industrial, desde la segunda mitad de siglo. La apli- cación de algunas de estas propuestas por ]a arquitec- tura doméstica, supondrá la asimilación de los nue- vos materiales y sistemas de construcción, pero apostando por un diseño formal inspirado en el aca- demicismo, en el pasado y en otros estilos arquitectó- nicos. La asimilación de los nuevos materiales se hace bajo presupuestos que continúan las formas y diseños de los tradicionales, mientras que la arquitec- tura privada está sujeta a factores de amplio espectro, históricos, económicos, sociales, estéticos, etc., los criterios a los que deben someterse las nuevas tipo 10- gías de edificios no llegan a dificultar el aspecto emi- nentemente funcional que deben observar éstas y para e] cual fueron concebidas. Los RECUBRIMlENTOS O LA ESTÉTICA DEL MATERIAL CON EL QUE SE TRABAJA Sobre la cuestión estética de los nuevos materiales, podemos distinguir en la época dos posturas; la de los que utilizaran la estética de la piedra aplicada a nuevos materiales como el hierro y, ]a de los que de- tIenden la propia estética del material con el que se trabaja sin necesidad de recubrir o simular los mate- riales utilizados. Así mientras que un gran número de profesionales apostaron por cubrir y ocultar la Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996. 370 parte constructiva bajo los adornos de la decoración ya fuera con materiales «nobles» como el mármol, jaspe o los sillares de piedra, o con los «no nobles» como el ladrillo, los estucos y escayolas; otros ini- ciaron una atrevida línea al mostrar los materiales empleados. Entre las cuestiones consideradas en el VI Con- greso de Arquitectos de Madrid,2 no sólo estuvo pre- sente la polémica idea de la «honestidad de los mate- riales», sino que se barajaron otros conceptos como la «honestidad ornamental», que no fuera el orna- mento el que falseara y ocultase la estructura y el material utilizado en la construcción, y un tercero, la «honestidad en la estructura», en estrecha relación con los otros dos, y que solicitaba la no simulación de una estructura que estuviese lejos de ser la que el edificio realmente tenía. Algunas de las ideas ex- puestas, en el Congreso fueron: - Las formas decorativas deben hacer valer el ma- terial y la estructura de la obra, o dicho de otra forma que las formas decorativas no oculten ni falseen las cualidades del material, y que se busque la honesti- dad en la estructura. - La bel1eza o la consecución de formas decorati- vas bellas en arquitectura se obtienen adoptando las propiedades del material dado a su destino. - La génesis de un estilo supone un planteamiento constructivo diferente y un destino nuevo. Aunque gran parte de los profesionales de la época recurrieron en algún momento y por razones obvias, a las técnicas de revestimiento, que prolife- raron en este momento en gran cantidad y posibili- dades, se levantaron también numcrosos detractores que denunciaron el exceso que se cometía con estas técnicas que ocultaban los materiales y el sistema de construcción empleados. En este sentido una clara y bastante atrevida manifestación en favor de la ho- nestidad en el uso de los materiales la hizo P. Sanz Bar;era, en su artículo «El gusto en arquitectura». Interesante, no sólo por la lista que recoge de los materiales y elementos arquitectónicos más suscep- tibles de sufrir la simulación y la falsificación; co- lumnas, pilastras, ménsulas, frontones etc.. o porque denunciara abiertamente lo ficticio en la construc- ción, sino porque además da una idea bastante apro- ximada de cómo estaba la situación respecto a este tema. A. Molada En la mayor parte de las construcciones que observamos, se mistifica el valor real de las cosas que se quieren repre- sentar; la ficción es la que impera. Se simula la piedra con enlucidos de yeso y cemento; las columnas y pilastras que parecen soportar algún peso, son revestimientos o aplica- ciones de mármol o estuco: esos techos magníficamente decorados en talla y oro. son suspendidos de la techumbre soportando ésta un peso inútil; aquel frontón sobre el cual cabalga panzuda cúpula, está en completo desacuerdo con los razonados principios de la arquitectura griega y ro- mana; las ménsulas de los balcones u otros cuerpos vola- dos que tanto abundan, en lugar de sostener la repisa, son suspendidas por ésta; más allá dinteles de longitudes enor- mes y espesores imposibles, deberían quebrarse en son de protesta por no poder soportar, en la realidad, los macizos que se les carga; aquel hueco inmenso por su magnitud que rasga gran parte de los muros de fachada o interiores, lo mismo franquea la luz a una pieza espaciosa que a otra de reducidas dimensiones que es o no contigua a ella.' Entre los profesionales que se pronunciaron a fa- vor de la defensa de la honestidad de los materiales, se encuentra la significativa figura de Félix Carde- l1ach ingeniero y arquitecto! que en una de sus obras Las formas artísticas en la Arquitectura Técnica hace referencia a la denominada <<leyde la materia». Aunque el capítulo en el que se cita, dicha ley «Teo- ría General de la Estética técnica»,5 resulta ser en su conjunto sumamente interesante en esta cuestión, hay una idea que merece ser destacada, la que hace refe- rencia a la fuerte influencia que ejerce la naturaleza de los materiales en la forma, proporciones y trata- miento decorativo y ornamental de la obra. Como se- ñala el propio autor; «la decoración de toda obra se supedita al material con que está construida», de lo que se desprende que toda construcción debe resultar artística si es tratada según las cualidades del mate- rial con el que se trabaja y con arreglo a la forma en que éste actúa en la construcción. En un segundo término, y siempre en un rango in- ferior a la anterior el autor propone la solución in- versa de la cuestión estética, es decir, supeditar la ma- teria de la obra a las formas decorativas que esta deba tener, lo que significaque los materiales se determi- narían después de la proyección de la obra. Esta 'pers- pectiva, sin embargo, parece resultar más próxima a la realidad de la vivienda privada de clase media en los primeros años del siglo XX. Esta, como he podido constatar en el caso de la vivienda valenciana se rea- liza dentro de un modelo preestablecido, dando lugar a una tipología de edificio que no solo contempla el Sobre la estética del hierro y el cemento 371 presente esquema formal; basamento, cuerpo y coro- namiento, sino que se caracteriza por el empleo de unos materiales determinados y por la adopción de una serie de elementos arquitectónicos y líneas que definen la composición y articulación de su fachada. Si bien es cierto que entre las últimas décadas del siglo XIX y los primeros años del XX, la adopción de los nuevos materiales de construcción en la vivienda privada se hace más patente, también lo es que estos se limitan en un primer momento a imitar, simular o a parecerse a aquellos materiales tradicionales más acordes con las formas empleadas, como la piedra y el ladrillo. La indiscutible aportación, de estos nuevos materiales y una de sus más valiosas características reside entre otras cosas, precisamente en su indefini- ción, lo que hará posible la adopción de cualquier otra forma, siendo esta carencia de formas propias lo que facilita su asimilación en la vivienda privada de clase media, sustituyendo progresivamente a los materiales tradicionales como la piedra, el ladrillo y la madera. Esta aparente incapacidad de identificación con un estilo formal propio hizo posible su empleo bajo di- seños y estilos que tradicionalmente venían emple- ando otros materiales, así la piedra seguirá utilizán- dose en los zócalos y paramentos pero estos serán de piedra artificial y cada vez serán más frecuentes las técnicas de revestimientos, los revocas de cemento y cal hidráulica, los estucos y enlucidos, que no harán más que imitar en apariencia todas las cualidades de la piedra y el ladrillo. SOBRE LA ESTÉTICA DEL HIERRO Y DEL CEMENTO Entre los diferentes materiales que recibirán el califi- cativo de nuevos o modernos, serán el hierro y el ce- mento los que desaten grandes controversias. Ambos contribuirán a la creación de un estilo arquitectónico y progresivamente las posibilidades y ventajas que aporta su uso en la construcción desembocarán en un estilo propio; primero en una determinada tipologÍa de edificios rompiendo algunos de los parámetros es- téticos de la época, luego extendiéndose al resto de viviendas y construcciones privadas. La arquitectura metálica En el estudio de la estética de la arquitectura metá- lica de la época resultaconveniente conocerlas ideas de Félix Cardellach, expuestas en su obra Las formas artísticas en la arquitectura técnica.6 El autor señala varias clases de estética dentro de la arquitectura me- tálica: la constructiva o de las grandes líneas compo- sitivas; la estética decorativa, que brota de la estruc- tura y la adorna; y una tercera, la de la técnica decorativa del hierro colado. De ellas dice que si las dos primeras se refieren a la calderería, laminación y forja, la úJtima ]0 hace exclusivamente de la fundi- ción. De las tres clases de estéticas que señala este autor nos interesan por su aplicación en la vivienda privada las dos últimas, ya que la estética construc- tiva del metal apenas alcanza protagonismo en la ar- quitectura privada, ya que la incorporaración del hie- rro en la estructura del edificio no manifiesta sus cualidades estéticas al exterior, y lo que hace es sus- tituir a materiales que se venían utilizando como la madera, ganando en solidez y resistencia. La estética decorativa del metal En este grupo, el autor incluye la decoración metá- lica del hierro y de] acero, la calderería. Algunos de los elementos que fueron empleados en la arquitec- tura metálica, se aplicaran con el tiempoo en la vi- vienda privada manteniendo su tratamiento ornamen- tal. Es el caso de los hierros perfilados por laminación y los palastros o planchas. Aunque se pueden encontrar ejemplos en ]a arquitectura privada en la úJtima década del XIX, será a principios de si- glo cuando se convertirá en algo habitual comen- zando por unas formas muy sencillas que irán pro- gresivamente complicándose. Algunos de estos tratamientos decorativos que re- coge Cardellach en su libro son frecuentes en las vi- viendas valencianas de la zona de Ensanche de 1884. Así, se pueden apreciar numerosas muestras del trata- miento helicoida] o por retorcido, de especial aplica- ción en la cerrajería artística, en pasamanos y cuadra- dilJos que resuelven rejas y antepechos, como sucede en el número 27 de la Gran Vía Marqués de] Turia de Valencia; el tnttamiento de los hierros perfilados por deformación de sus aletas; «brazo de pulpo», rizado por entalJaduras, encrespado, el simple arqueado de los hierros perfilados y algunas de las formas con las que resolvía el palastro, como el calado o perforado.7 Otro tratamiento decorativo, es el de adjunción de adornos en el que se incluirían diversos recursos y 372 elementos de fácil aplicación como los tornillos, re- maches y los denominados florones de plancha es- tampillada que resultan muy frecuentes en combina- ción con la forja, como se encuentran en el número 27 de la calle Cirilo Amorós, o la aplicación de plan- chas molduradas o chapas a antepechos de forja como en número 11 de la calle Sorní, o en 23 de Fe- lix Pizcueta de Valencia. Durante mucho tiempo la forja ocupó un capítulo importante en la historia de la edificación, especial- mente por su valor ornamental; sin embargo desde la segunda mitad del XIX comenzó a ser sustituido por otras técnicas como la fundición y el hierro lami- nado, más baratas y que permitían una mayor rapidez y disponibilidad.8 Las cualidades de la fundición fue- ron los inconvenientes que presentaba la forja ante el fervor constructivo que se produjo a principios de XX. Su realización implicaba el encargo ex profeso, era más lenta y por supuesto más cara como contra- punto; la forja ofrecía la unicidad dcl objeto artesa- nal. Sin embargo, ambas, forja y fundición, llegaron en la realidad a compartir un repertorio ornamental muy similar en el que se encontraban los mismos ele- mentos; rejas, antepechos de balcones y ventanas, frisos, tribunas y miradores, etc., por lo que no re- sulta nada extraño encontrar en el mismo edificio elementos como cubrepersianas y balaustres de fun- dición con detalles de forja en el coronamiento, como en número 22 de la calle Felix Pizcueta del En- sanche valenciano. Esta utilización de varias técnicas llega incluso a que se den varias en un mismo ele- mento ornamental, hierro batido y hierro colado, y en ocasiones hierro laminado, según las diferentes par- tes del mismo, las traviesas, los asicntos o agarres, cenefas, piezas centrales, remaches, que suponía la presencia de un herrero o profesional encargado del ensamblaje y montaje para la colocación final de las piezas en la obra. En el caso de las piezas de forja de antepechos de balcones y ventanas estas suponían un mayor coste cuanto mayor era su complejidad y elaboración; ya que entre otras cosas la forja requería con frecuencia, la presencia de clavijas, remaches pasadores, o abra- zaderas para la unión de las distintas piezas, que po- dían ser de otros materiales como el plomo o zinc. En la fundición el aumento de complejidad en su di- seño suponía también un aumento de ensambladuras, pero éstas se integraban en el mismo proceso de fa- bricación. A. Molada La técnica decorativa en la fundición Un capítulo aparte merece para Félix Cardellach la técnica decorativa de la fundición. Entre las ideas que este autor destaca, esta la de ser por un lado in- troductora de la arquitectura metálica y por otro tener una analogía de resistencia mecánica con la piedra, de ahí su facilidad para adoptar formas artísticas ins- piradas en ésta y su aplicación cada vez mayor en la arquitectura privada. Grannúmero de piezas y ele- mentos ornamentales realizados en piedra fueron sustituidos directamente por elementos de fundición, más idóneos por sus condiciones de resistencia y so- lidez, como es el caso de los guarda-ruedas, balaus- tres y columnas, y lo mismo sucedió con otros mate- riales como la madera, en otros elementos como los cubrepersianas, de los que encontramos abundantes ejemplos en la zona citada del Ensanche valenciano. Las piezas producidas por la técnica de moldeo es- taban sujetas a una pautas impuestas por su proceso elaboración como el estar exentas de aristas vivas y el evitar los pequeños detalles o salientes en favor de las masas compactas y de conjunto, además la propia técnica de elaboración de la fundición, afectaba de modo directo al sistema decorativo de la misma, ya que con frecuencia se recurría a la repetición de las formas más simples como recurso decorativo. Natu- ralmente el mismo proceso de fabricación facilitaba el aumentar el número de piezas de modo indefinido, lo que proporcionaba un método idóneo para la deco- ración del cdificio, especialmente para los elementos destinados a las fachada que debían repetirse varias veces como sucedía con las rejas, cubrepersianas, an- tepechos, cornisas, ménsulas, piezas para corona- mientos etc. Mediante su repetición se creaban una serie de ritmos, que contribuían a definir las líneas compositivas de la fachada, produciendo al final con- juntos muy aceptables y económicos. De aquí se deriva también que el proyectista dis- ponía de multitud repertorios para elegir y que ade- más, de alguna manera, el proceso que llevaba a la decoración y ornamentación de la fachada de una vi- vienda de clase media no empezaba aquí, sino en la fábrica, en el taller y en el dibujo del artista que lo concebía y diseñaba. Lógicamente esto no ocurría con otras técnicas, como la forja, en la que el arqui- tecto podía optar por hacer el diseño, y luego éste se ejecutaba por el profesional, llegando a resultan una pieza única. Sobre la estética del hierro y el cemento 373 La aplicación de la fundición en e] edificio llegó tener casi de forma absoluta un carácter ornamenta], aunque también se utilizó para reforzar los muros y paredes, de sillería o ]adrillo y en combinación con el hierro dulce y ]a plancha para componer armaduras, estructuras, o ir asociado a construcciones de ca]de- re ría aplicándose como escudos, zócalos dc colum- nas y otros adornos. La arquitectura del cemento: Una estética por definir Los primeros años de] siglo XX fueron para e] nuevo materia] por ]0 menos po]émicos pues se levantaron voces de protesta que iban; desde los que no couside- raban su uso, los menos, los que lo aceptaban en de- terminadas tipo]ogías industriales y los que aprecia- ban sus condiciones de adaptabiJidad, economía y resistencia pero no por ello dejaban de encontrarJo antiestético y mostraban su duda a que alguna vez dejara de serio. Fina]mente, estaban los que como los anteriores pensaban, sin embargo, que era posible en- contrar la forma que le correspondiera, y que esta era e] punto de partida para e] nuevo estilo que estaban buscando. El empleo de un material de construcción, como el cemento, llevó a la necesidad de hallar unas formas artísticas, tanto de conjunto, como de detalle, y de una estructura g]obal adecuada a éste. En un primer momento la forma artística del cemento se buscó por simulación de elementos de las construcciones y ar- tes tradicionales, recogiendo gran número de formas y detalles de materiales como la piedra, el mármol, el hierro y ]a madera entre otros.. En el caso del ce- mento armado, su doble naturaleza, produjo compo- siciones que adquirieron en ocasiones las formas de ]a arquitectura metáJica o las de ]a arquitectura pé- trea. Esta tendencia a ]a adopción de formas que no son propias, afecta al cemento y sus derivados como las piedras artificiales, que se emplearán en la arqui- tectura privada en sustitución de materia]es como la piedra y e] ]adrillo, imitando sus formas y aumen- tando el número de posibilidades ornamenta]es. Frente a estas, ofrecen una serie de ventajas destaca- das, el procedimiento de elaboración, por moldeo, re- su]ta más económico que la talla además y facilita no solo la rapidez de fabricación, sino ]a de ejecución en ]a obra. Sin embargo donde la piedra artificial va a encontrar un amplio campo en la vivienda privada es ]a realización de trabajos de ornamentación y articu- ]ación de superficies que por su diseño requieren una cuidadosa elaboración y que encuentran su mejor aliado en la fabricación mediante molde. Así irá convivirá en los paramentos con otros ma- teriales como la cal, yesos y estucos, no resultando extraño encontrarJo cada vez con mayor frecuencia en detrimento de los anteriores y lo mismo sucederá con los relieves decorativos de yeso, escayola e in- eIuso piezas de alfarería que requieren por sus carac- terísticas un proceso de ejecución más artesana] y por tanto más lento. En esta línea se encuentran los distintos tipos de enlucidos y estucos señalados por Francisco Mora: La casa de Uhr, de sencilla decoración, está enlucida simplemente con mortero de cal hidráulica y arena. La casa del señor Ordeig, está estucada con cal hidráu- lica y polvos de mármol, con esgrafiados en color. La casa de Sr. Nogera tiene la fachada revocada con ce- mento y pintada a la cal, con colores imitando sillares, con sus vetas y tonalidades; La casa del señor Suay está pintada con lechada de por- tland sobre el revoco del ladrillo. En dichas fachadas el relieve está ejecutado con por- tland9 Elementos como mo]duras, ménsulas, capiteles, columnas, pi]astras, escocias, e incluso los comp]ica- dos diseños de motivos vegetales y animales enmar- can los vanos y constituyen los antepechos se hacen de piedra artificial. Otros elementos como las tribu- nas y miradores hechos hasta entonces de madera o hierro con un diseño en forma de caja, pasarán a ser de obra, integrados en la fachada y modelados a par- tir de ésta llegarán a formar e] típico ejemplo de tri- buna y antepecho de balcón superior tan frecuente en ]a arquitectura de principios de siglo. Un modelo muy común en el caso del Ensanche valenciano como sucede en el número] 3 de ]a calle Jorge Juan de Valencia, o en el número 58 de ]a Gran Vía Mar- qués de] Turía. La elaboración de estas piezas por moldeo llegó a producir lo mismo que ocurrió con la fundición, la repetición de éstas en ]a fachada, fue una de ]as cua- ]idades y características más sobresalientes de su aplicación ornamental. Así sucede especialmente con las escocias, fajas, mo]duras, ménsu]as etc. Un fenó- meno muy común en las fachadas de estos edificios, 374 fue la concordancia fonual entre las formas decorati- vas que llega a adquirir el hierro en sus diferentes modalidades y la piedra artificial, que en ocasiones permite localizar los mismos motivos vegetales, ani- males geométricos o de figuras humanas, cuidadosa- mente combinados entre sí. Algunos de estos ejem- plos los encontramos en el Ensanche valenciano, como en el número 12 de la calle Somí. NOTAS 1. Para el debate en tomo a la búsqueda de una nueva ar- quitectura' así como del surgimiento de distintas tipo 10- gías de edificios y su relación con los modernos mate- riales de construcción, es recomendable la lectura del capítulo, «El Ideal arquitectónico y las posibilidades del hierro». Angel ¡sac, Eclecticismo y Pensamiento arqui- tectónico en España. Discursos, revistas, congresos. 1846-1919. Granada, 1987. 2. «Conclusiones del VI Congreso Internacional de Arqui- tectos de Madrid». Arquitectura y ConstrucciÓn. Barce- lona. 1904. pág. 22. 3. Sanz Barrera, P., «El gusto en arquitectura» Arquitec- tura y ConstrucciÓn. 1911, págs. 322-327 4. Félix Cardellach (1875-1918), fue arquitecto e ingeniero A. Molada industrial profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona y catedrático de Esterotomía y de Arquitec- tura Industrial en la Escuela de Ingenieros Industrialesde Barcelona. Aunque la obra de este autor se inscribe en el ámbito de la arquitectura industrial consideramos que gran número de los conceptos que maneja son apli- cables a la arquitectura de la vivienda privada. Agui- lar, l., «Entretiens sobre arquitectura industrial. Confe- rencias pronunciadas por F. Cardellach en la Universidad de Barcelona. Curso 1907-1908». Ars Longa Cuadernos de Arte. Núm. 4. Univ. de Valencia. 1993, pág 23. 5. Op. cit. págs. 3-24 6. Cardellach, F., Las formas artísticas en la arquitectura técnica. Barcelona, 1916. págs. 160-182. La clasifica- ción de este autor resulta muy adecuada para trabajar este capítulo para analizar la cuestión estética de la ar- quitectura metálica, desde la propia concepción de la época. 7. Cardellach, F., Op.cit. ]60-]82 8. Pitarch y Da]mases, N.: Arte e industria en España. 1774-1907. Barcelona, ]982. págs. 309-315. 9. Distintos tipos de enlucidos y estucos señalados por Francisco Mora, «Influencia de los materiales en la es- tructura y estética de las construcciones». 1915. Citado por Benito D., La arquitectura del eclecticismo en Va- lencia. Valencia, ] 983. págs. 422.
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