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2013 Guia Ilustrada de Tortugas marinas

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Guía Ilustrada de 
Tortugas Marinas
Para los Campamentos Tortugueros Comunitarios de la Costa Oaxaqueña
“Guía ilustrada de Tortugas Marinas”
Para los Campamentos Tortugueros Comunitarios de la Costa 
Oaxaqueña
Fundación Comunitaria Oaxaca A.C.
Alfonso Bravo # 103 Fracc. Villa de Antequera 
C.P. 68020, Oaxaca, Oax.
www. fundacion-oaxaca.org
Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza
www.fondo.org.mx
Derechos reservados conforme a la ley.
Se prohibe su reproducción parcial o total sin autorización por 
escrito de la Fundación Comunitaria Oaxaca A.C.
Coordinador:
Alejandro de la Torre Yarza.
Colaboradores:
Mireya Viadiu Ilarraza, Cuauhtémoc Peñaflores Salazar, 
Ernesto Albavera Padilla, Martha R. Harfush Meléndez.
Revisoras:
Adriana L. Sartí Martínez, Ana R. Barragán Rocha.
Corrección de estilo: 
Janneth del Rocío Noblecilla M.
Diseño Gráfico:
LDG. Cecilia M. Contreras Ramírez.
Ariana Quevedo Ortíz.
Producción y logística:
Isabel Monserrat Cid Rodríguez.
Dirección de Comunicación y Cultura para la Comunicación
CONANP
Para la realización de esta guía se contó con la valiosa colaboración de diversas organizaciones y personas entre 
las que se encuentran la Red de los Humedales de la Costa de Oaxaca y las sociedades cooperativas de servicios 
ecoturísticos: La Ventanilla, El Tomatal, Los Naranjos, Escobilla, Barra de Navidad, El Venado, La Tuza y El Cacalote, con 
quienes tuvimos imborrables y enriquecedoras experiencias durante las capacitaciones, diagnósticos y talleres. 
A Manuel Rodríguez Gómez, Director de la CMT, por las facilidades prestadas en sus instalaciones. 
A la CONANP México, por el apoyo para la impresión de esta guía. 
A Agustín Ruiz Gutiérrez, operador del Fondo Oaxaqueño en la costa, por su tenaz empeño. 
A todos aquellos que de una u otra forma participaron y colaboraron en su realización.
“La reimpresión de esta guía ha sido posible mediante el apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas, y la 
realización de la misma a través de los Estados Unidos de Norte América, a través de la Agencia para el Desarrollo 
Internacional (USAID). Su contenido es responsabilidad de la Fundación Comunitaria Oaxaca A.C. y del Fondo Oaxaqueño 
para la Conservación de la Naturaleza, y no refleja necesariamente el punto de vista de USAID o del gobierno de los 
Estados Unidos de América”.
Alejandro de la Torre Yarza 
Coordinador de Proyectos 
Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza
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Contenido
I. Presentación........................................................................................................................................................................................................................................7
 
II. Importancia de las tortugas marinas y los antecedentes de su explotación en México............................................................................................8
III. El ciclo de vida...............................................................................................................................................................................................................................13
IV. Características y adaptaciones interesantes en las tortugas marinas............................................................................................................................14
V. Especies de tortugas marinas......................................................................................................................................................................................................18
 1. Tortuga laúd (Dermochelys coriacea). Las diferencias saltan a la vista.......................................................................................................................18
 2. Tortuga verde o prieta (Chelonia mydas)...........................................................................................................................................................................22
 a) Tortuga prieta o verde del Pacífico.................................................................................................................................................................................22
 b) Tortuga verde o blanca.......................................................................................................................................................................................................24
 3. Tortuga golfina (Lepidochelys olivacea). La de las grandes multitudes.....................................................................................................................26
 4. Tortuga lora (Lepidochelys kempii). Muy mexicana, pero no sale de noche............................................................................................................30
 5. Tortuga caguama o cabezona (Caretta caretta). Es de las de carrera larga...............................................................................................................33
 6. Tortuga carey (Eretmochelys imbricata). Una joya que se mueve en el agua.........................................................................................................35
 7. Tortuga kikila (Natator depressus). ¿Dices que es la única que no visita aguas mexicanas?, pues ella se lo pierde..................................37
VI. Amenazas que enfrentan las tortugas marinas...................................................................................................................................................................40
VII. Los campamentos tortugueros comunitarios y las actividades que realizan............................................................................................................44
VIII. ¿Qué podemos hacer?..............................................................................................................................................................................................................50
IX. Legislación y Normatividad........................................................................................................................................................................................................53
X. Fichas de identificación................................................................................................................................................................................................................56
XI. Bibliografía consultada................................................................................................................................................................................................................61
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I. Presentación
P or décadas se pensó que el diseño y aplicación de estrategias para la conservación de las tortugas marinas, y de los recursos 
naturales en general, eran obligación casi exclusiva del gobierno en 
sus distintos niveles. Con el tiempo esta idea se ha ido quedando atrás 
para dar lugar a una nueva visión en la que la sociedad adquiere un 
compromiso abierto y una participación más activa en la búsqueda de 
alcanzar los objetivos de conservación. Hoy en día las comunidades 
costeras y sus habitantes, que históricamente han convivido con las 
poblaciones de tortugas marinas que llegan a depositar sus huevos a las 
playas, juegan un papel mucho más preponderante para incrementar 
las expectativas de sobrevivencia de estos reptiles, lo mismo aplicando 
esfuerzos para la protección de nidadas que interactuando con otros 
habitantes locales y con turistas que llegan a visitarlos, procurando 
inducirlos a actuar de manera más responsable con nuestro ambiente. 
En las costas de Oaxaca se inician los primeros Campamentos 
Comunitarios de protección a las tortugas marinas a partir de la 
temporada 2003-2004, pero se otorga el primer permiso a la Unión 
de Sociedades Cooperativas de la Red de los Humedales de la Costa 
de Oaxaca el 14 de noviembre de 2006, mediante el oficioSGPA/ 
DGVS/07365/06, dicho documento fue el primer permiso expedido a 
favor de este tipo de ONG para localidades interesadas. 
Por esta razón, esta guía tiene como objetivo principal reforzar los 
conocimientos adquiridos por los guías comunitarios de los campamentos 
tortugueros pertenecientes o no a la Red de los Humedales de la Costa 
de Oaxaca, durante la práctica diaria de sus actividades de conservación. 
Además, brinda información general sobre las tortugas marinas a todos 
los que se interesen por la labor que se realiza en dichos campamentos, 
o por conocer un poco más en torno a estos milenarios reptiles. 
La información se ofrece de manera breve y buscando que los detalles 
técnicos se complementen con otros datos que ayuden a comprender 
la relevancia de las tortugas como parte de sus ecosistemas, así como 
algunos aspectos culturales que giran alrededor de ellas.
En la elaboración de esta guía se consideró de vital importancia encontrar 
el justo equilibrio entre la información científica sobre la biología y 
ecología de las tortugas y los diferentes usos que se les ha dado en las 
comunidades de la costa de Oaxaca y otras partes del mundo. 
Este balance permitirá a los guías comunitarios contar con mejores 
herramientas en su labor para sensibilizar a los turistas que atienden.
Se pone particular interés en abordar algunos de los aspectos por los que 
estos impresionantes animales se encuentran en peligro de extinción y 
lo que se puede hacer para reducir este riesgo, así como las actividades 
que cotidianamente se llevan a cabo en los campamentos tortugueros. 
Se aborda también un capítulo sobre la legislación y normatividad 
en torno a su protección, conservación y aprovechamiento, así como 
ilustraciones que sirven como fichas de identificación para cada una de 
las especies de México.
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II. Importancia de las tortugas 
marinas y los antecedentes de su 
explotación en México
La importancia de las tortugas marinas puede verse desde diferentes perspectivas: por sus características biológicas, por su 
papel en los ecosistemas que habitan, por el aprovechamiento que 
se ha hecho de ellas o desde la visión que cada cultura tiene sobre 
estos animales. 
Como ejemplo podemos mencionar la importancia ecológica 
como parte de la cadena alimenticia, primero consumiendo una 
gran diversidad de especies animales y vegetales, ocupándose 
así de regular sus poblaciones; aportando grandes cantidades de 
materia orgánica utilizable como fuente de energía al convertirse 
en alimento de sus depredadores naturales; o al sufrir procesos de 
descomposición cuando mueren, incorporándose al ambiente como 
nutrientes para otros organismos. Cumplen una destacada labor al 
transferir nutrientes entre ecosistemas, ya que al salir del mar para 
dejar en la playa sus huevos, están llevando energía del ecosistema 
marino al terrestre. En la playa, las hembras pueden ser presa de 
algunos depredadores y los huevos que dejan sirven de alimento, 
en estado fresco o en descomposición, para otros organismos como 
cangrejos, mapaches, coyotes, así como para varias especies de aves 
e insectos. Al salir las crías de sus nidos, dirigirse y entrar al mar, 
son importante aportación de energía que se está incorporando del 
ecosistema terrestre al marino. Durante sus migraciones también 
transfieren energía al trasladar organismos que se adhieren a ellas, 
como algas, moluscos, balanos y algunos peces. 
Como recurso, los quelonios marinos son importantes por el 
uso y aprovechamiento que el hombre ha hecho de ellos desde 
tiempos remotos. De las tortugas marinas no sólo ha obtenido 
alimento, sino también materia prima para elaboración de variados 
productos industriales, incluyendo los curativos, acostumbrados en 
comunidades costeras. De igual forma tienen su importancia cultural 
en muchos pueblos ribereños al ser elementos centrales de danzas y 
rituales tradicionales. 
La aceptación y creciente demanda de productos de estos animales 
dieron impulso a una pesquería en la cual se involucraron intereses 
económicos, tanto de nivel nacional como internacional. Más 
recientemente, y una vez que las tortugas fueron declaradas especies 
en peligro de extinción y gozaron de protección legal total y por 
tiempo indefinido, sus formas de aprovechamiento dieron un giro 
al convertirse en un atractivo turístico muy efectivo, gracias a lo cual 
pueden seguir rindiendo frutos a las comunidades locales sin la 
necesidad de capturarlas.
La captura de tortugas marinas para autoconsumo fue practicada en 
México por las comunidades costeras desde antes de la Conquista 
Española hasta la primera mitad del siglo XX; el incremento en la 
demanda de los productos de las tortugas en mercados nacionales 
e internacionales fue adquiriendo importancia hasta dar forma a una 
pesquería comercial de gran magnitud. 
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Entre las principales se tiene la ocurrida en la Península de Yucatán, 
que hasta finales de los años sesenta se mantuvo orientada hacia la 
captura de las tortugas blanca y caguama, muy apreciadas ambas 
por el sabor de su carne. Por muchos años salieron cargamentos con 
decenas de tortugas blancas vivas desde las islas Cozumel, Mujeres y 
Holbox en Quintana Roo, con destino a la Florida en Estados Unidos 
de América, mientras que la caguama se destinó principalmente al 
consumo local. Hace casi medio siglo, en la costa oeste de Florida y 
desembocadura del Río Mississippi, se desarrolló una pesca comercial 
de regular importancia para la explotación de la tortuga lora.
 
En el Pacífico mexicano los primeros registros dan cuenta de una 
producción nacional de alrededor de 600 toneladas al año. En 1962 
esa producción se duplicó y, por esos años, la captura de tortugas en el 
Estado de Oaxaca comenzó a ser significativa en la estadística nacional. 
Cada año esta aportación se fue incrementando debido a la gran 
aceptación de la carne y alta cotización de las pieles curtidas de tortuga 
golfina en el mercado internacional, de manera tal que para 1968 se 
alcanzó la captura máxima de 14,500 toneladas (aproximadamente 
350 mil tortugas). 
A partir de entonces se observó una reducción en las poblaciones de 
tortugas por lo que la captura comenzó a descender al punto que las 
autoridades declararon una veda entre los años 1972 y 1973, durante 
los cuales se reorganizó la pesquería. De esta restructuración surgieron 
nuevas disposiciones, tales como la exclusividad a las cooperativas 
pesqueras para la captura de estas especies, el aprovechamiento 
obligatorio de todas las partes de la tortuga para evitar desperdicios, 
así como el establecimiento de tallas mínimas y cuotas de captura 
por región. Adicionalmente se estableció el compromiso de las 
cooperativas pesqueras para participar en acciones de protección de 
hembras, huevos y crías. 
Pese a este reordenamiento las tendencias de las poblaciones de 
tortugas marinas continuaron descendiendo, por lo que la pesca 
comercial de estos quelonios concluyó en mayo de 1990 con el 
acuerdo de veda total y permanente para su protección. 
No sobra decir que en los últimos años de captura legal la única 
especie que podía soportarla era la tortuga golfina, particularmente 
en algunas regiones entre los Estados de Jalisco y Oaxaca. En ese 
mismo periodo la producción nacional de tortuga golfina provenía 
mayoritariamente de este último. 
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5. El apareamiento ocurre en el mar, durante la migración 
o frente a las playas de anidación. Por lo general las hembras se 
aparean con varios machos y viceversa. Al poco tiempo, los machos 
migran de regreso a las áreas de alimentación, mientras que las 
hembras permanecen en la zona de reproducción durante varias 
semanas o meses. Esto nos permite observar que la reproducción de 
las tortugas marinas se compone de una fase marina (apareamiento) 
y una fase terrestre (anidación).
Luego de haber anidado en varias ocasiones en una misma 
temporada, las hembras regresan a las áreas de alimentación paranuevamente acumular energía. Su próxima temporada reproductiva 
puede ser uno o varios años después, dependiendo del tiempo 
que le tome acumular suficiente energía para reproducirse y de la 
distancia entre las áreas de alimentación y reproducción.
III. El ciclo de vida
Las distintas etapas que los organismos de una especie cumplen, desde que nacen, durante su desarrollo y hasta su reproducción, 
en conjunto se conocen como ciclo de vida. A continuación se 
revisan los aspectos más relevantes que conforman este ciclo en las 
tortugas marinas.
1. Las hembras adultas llegan a la playa, construyen un nido 
y depositan sus huevos. Esto lo pueden hacer varias veces durante 
la temporada de anidación dejando pasar algunos días entre cada 
puesta.
2. Los huevos se incuban en la arena y luego de varias 
semanas, las crías rompen el cascarón (lo que se conoce como 
eclosión), emergen a la superficie de la arena y de inmediato 
intentan llegar al mar; no todas lo logran, pues en el trayecto puede 
haber depredadores que las ataquen. Durante la incubación algunos 
embriones mueren sin llegar a eclosionar, o bien, varias de las crías 
que sí lograron salir del huevo, pueden morir dentro del nido. 
3. Una vez que las crías se internan en el mar, deben cruzar 
lo antes posible la zona costera, donde también hay una enorme 
cantidad de depredadores; de ahí se dirigen a algunas áreas para 
alimentarse y desarrollarse. Se sabe muy poco de lo que ocurre con 
las tortugas en esta etapa, razón por la cual se le conoce como “los 
años perdidos”.
4. Las áreas de alimentación generalmente están asociadas 
a zonas costeras con poca profundidad, pero también se les puede 
encontrar en zonas oceánicas de grandes profundidades. Ahí se 
pueden encontrar mezclados organismos juveniles y los que ya 
alcanzaron la madurez sexual. Una vez que los adultos se han 
alimentado durante varios meses o años para acumular suficientes 
reservas de energía, se desplazan (migran) a las playas en las que 
las hembras anidan, pudiendo haber hasta miles de kilómetros de 
distancia entre ellas. 4
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IV. Características y adaptaciones 
interesantes en las 
tortugas marinas
Las tortugas son un grupo de organismos cuya aparición en el planeta ocurrió hace por lo menos 230 millones de años, cuando 
las condiciones ambientales eran muy diferentes a las actuales. 
Desde luego, la apariencia y las características de estos animales 
han cambiado sustancialmente desde entonces a través de una 
serie de modificaciones que, al paso de muchos millones de años, 
les han permitido adaptarse y mantenerse presentes en los distintos 
ecosistemas en los que hoy habitan. Primero fueron organismos 
terrestres, pero luego de varios millones de años colonizaron los 
cuerpos de agua dulce, para posteriormente introducirse en el 
ambiente marino. Esto último ocurrió hace unos 100 millones 
de años.
Pertenecen a la clase de los reptiles, al igual que los cocodrilos, las 
lagartijas y las serpientes, pero se reconocen fácilmente por su cuerpo 
en forma de “caja” redondeada, la cual se compone de dos partes: 
una “tapa” superior o caparazón, con forma de vasija invertida, y una 
“tapa” inferior, más aplanada, llamada plastrón; estas dos piezas 
conforman una especie de escudo o armadura que por millones 
de años les ha significado una protección generalmente efectiva, al 
menos para los órganos internos.
Entre las características que las tortugas presentan y que las 
identifican como reptiles hablemos de las más sobresalientes: En 
primer término, su piel está cubierta por escamas y no por pelo, como 
ocurre con los mamíferos, o por plumas, como en el caso de las 
aves. Tienen pulmones, lo cual significa que aunque muchas de ellas 
pueden nadar y bucear, cada cierto tiempo deben salir a la superficie 
del agua para respirar. Son ovíparas, esto quiere decir que para 
reproducirse ponen huevos; por cierto, aunque las tortugas marinas 
pasan prácticamente toda su vida en el agua, las hembras deben salir 
a tierra para hacer su nido y ahí dejar sus huevos, lo que nos confirma 
que en épocas pasadas vivieron en ambientes terrestres. Otro rasgo 
que también comparten con los demás reptiles es su imposibilidad 
para responder de manera fisiológica a los cambios de temperatura 
que se presentan en el ambiente, así que deben recurrir a factores 
externos cuando requieren calentar o enfriar su cuerpo; debido a ello 
se dice que son organismos de sangre fría. 
Pero tal vez la característica que más puede asociar a las tortugas con 
el grupo de los reptiles es la forma en la que están acomodados los 
huesos de sus extremidades, ya que en lugar de tenerlos orientados 
hacia la parte baja del cuerpo, como los mamíferos o las aves, éstos 
se extienden más bien hacia los lados. De hecho a ello deben su 
nombre, pues lo anterior hace que su vientre esté en contacto con el 
piso y al desplazarse, literalmente, reptan o se arrastran.
Por las reglas de la naturaleza todos los organismos deben estar 
adaptados al ambiente en el que habitan, pues de otro modo sus 
poblaciones van perdiendo individuos hasta terminar desapareciendo. 
Lo anterior significa que todas las especies que hoy conocemos, en 
mayor o menor medida, han sufrido cambios o transformaciones que 
les representan la posibilidad de responder y adaptarse a los cambios 
que se presentan en el ambiente, o a las condiciones de áreas en las 
que no habitaban y que en algún momento colonizaron. Las tortugas 
marinas no son excepción y, para poder sobrevivir en un ambiente 
tan particular como el mar, han debido adaptarse a él en un proceso 
que les ha llevado millones de años.
Si nos detenemos un poco a revisar estas adaptaciones nos daremos 
cuenta de lo maravillosa y fascinante que es la naturaleza en todas 
sus manifestaciones. La adaptación más visible para la vida marina 
son las aletas. Los huesos de las extremidades son muy similares en 
todos los quelonios; sin embargo, mientras en las tortugas terrestres 
y dulceacuícolas los dedos están bien diferenciados, en las tortugas 
marinas son más alargados y están cubiertos por una capa de piel 
que los fusiona para dar forma a las aletas, que cumplen la función 
de remos.
Pero para poder desplazarse en el agua no basta la modificación de 
sus extremidades; otra transformación visible en las tortugas marinas 
es la forma de su cuerpo. Si lo comparamos con el de las tortugas 
que habitan en tierra o en agua dulce, notaremos que en las marinas 
está más aplanado gracias a que en su “caja” ya no hay espacio para 
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que pueda retraer las extremidades y la cabeza, como sucede en la 
mayoría de las tortugas no marinas. A cambio, al haber “adelgazado” 
la forma de su cuerpo, su desplazamiento en el agua es mucho más 
ágil, ya que hay menor resistencia a la corriente de agua.
Hay muchas características que observamos en las tortugas marinas 
que nos ayudan a entender por qué han sobrevivido por tanto tiempo. 
Por ejemplo, si al dejar caer sus huevos dentro del nido éstos no se 
rompen al chocar unos con otros, es gracias a que el cascarón es 
suave; ¿podemos imaginar qué pasaría si una gallina o cualquier ave 
deja caer sus huevos desde una altura similar (30 a 60 centímetros)? 
Por el tipo de cascarón, seguramente ya se habrían extinguido. Otra 
adaptación es la absorción de los nutrientes del huevo durante el 
proceso de incubación, la cual se retrasa un poco, de manera que 
cuando la cría rompe el cascarón y sale del nido aún lleva una reserva 
de energía en el vitelo (parte de lo que era la yema del huevo) que le 
permite sobrevivir los primeros días sin necesitar alimentarse; esto le 
ayuda a salir más pronto de la franja costera, en donde abundan los 
depredadores. El vitelo es ese pequeño abultamiento que podemos 
observar en las crías recién salidas del nido que se ubica en lo que 
equivale al ombligo de los mamíferos. No es casualidad que a algunos 
depredadores pequeños de la playa muchas veces sólo les interese 
comerse esa parte, por la cantidadde nutrientes que contiene, para 
luego dejar a la cría muerta sobre la arena.
Desde luego, no todas las tortugas marinas son iguales; cada especie 
está adaptada al tipo de ambiente en el cual se desarrolla y encuentra 
su alimento. Ilustremos esto con la forma del pico. La tortuga carey 
tiene un pico visiblemente agudo o afilado; gracias a esto puede 
buscar su alimento en los huecos que se forman entre las rocas y los 
corales, en donde suele haber anémonas, crustáceos, moluscos, peces 
y principalmente esponjas, de los cuales se alimenta. En cambio, la 
tortuga blanca y la tortuga prieta tienen un pico más parejo o plano 
con borde aserrado, lo que les permite cortar grandes porciones de 
pasto marino y algas, sus principales alimentos. La tortuga laúd tiene 
un pico en forma de “W”, lo que le permite atrapar medusas. Las 
tortugas golfina, lora y caguama tienen picos más redondeados y 
mandíbulas fuertes, gracias a lo cual pueden triturar cualquier presa 
de un tamaño razonable, aunque esté protegida por una dura concha. 
¿Qué pasaría si una tortuga carey intentara comer pastos marinos?, 
¿o si una golfina quisiera atrapar un caracol pequeño en el hueco de 
un arrecife coralino? Difícilmente lo lograrían.
En cuanto a las características y hábitos de las tortugas marinas 
podríamos decir que nada es producto de la casualidad, pues de 
cada aspecto podemos encontrar una explicación en términos de la 
adaptación. Por ejemplo, el hecho de que las crías se muevan con 
mucha rapidez apenas dejan el nido, obedece a una estrategia para 
que tengan mayores oportunidades de salir pronto de la zona costera, 
que como ya dijimos está inundada de depredadores y otros peligros. 
Continuando con las crías, ¿cómo rompen un cascarón flexible para 
salir del huevo cuando el proceso de incubación ha llegado a su fin? 
lo hacen gracias al carúnculo, que es una pequeña espina o diente 
filoso que tienen en la punta del pico, y que pierden al poco tiempo 
de haber eclosionado, pues nunca más lo volverán a necesitar.
Nos faltaría espacio para continuar enumerando los rasgos que 
explican el éxito adaptativo de los quelonios marinos. Lo cierto es 
que esa capacidad para adaptarse les hará mucha falta en nuestros 
tiempos debido a los cambios que se están observando en el planeta. 
Como grupo ya han enfrentado con éxito situaciones caracterizadas 
por cambios ambientales; ello nos deja saber que tienen las 
herramientas para afrontar el calentamiento global actual. 
El inconveniente puede ser que, en esta ocasión, los cambios se 
están manifestando a un ritmo mucho más acelerado de lo que lo 
hacían antes, por lo que sólo el tiempo dirá si sobreviven como lo 
han hecho en otras épocas.
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V. Especies de tortugas marinas
1. Tortuga laúd (Dermochelys coriacea)
Las diferencias saltan a la vista.
Destacar a la laúd por una sola característica que la haga 
particularmente interesante o diferente a las demás tortugas marinas 
no es posible, pues tiene muchas que la hacen especial; una de ellas 
es el tamaño, otra el peso, también se distinguen por su color, forma 
del caparazón, su distribución, migración y hábitos alimenticios, así 
como por conservar su temperatura corporal más eficientemente 
que las demás especies. Más bien tiene tantas características que la 
distinguen de las otras que la hacen única. 
Respecto a nombres comunes, esta tortuga marina tiene muchos. En 
México también se le conoce como siete filos, de cuero, chalupa, 
machincuepo y de canal. En otras partes de Latinoamérica se le 
conoce como tinglado, tinglar, tres quillas, cardón, galápago, baule 
o baula. 
La especie se distribuye tanto en el Océano Atlántico, incluyendo el 
Golfo de México y el Mar Caribe, como en el Pacífico.
La tortuga laúd se caracteriza por tener un caparazón alargado, 
desprovisto de escudos córneos, pero cubierto por piel coriácea (de 
cuero) que cubre una gruesa capa de grasa; presenta siete quillas o 
“filos” que lo recorren longitudinalmente y cinco en el plastrón. La 
piel de las aletas, cuello y cabeza carece de escamas. La cabeza es 
de forma triangular con pico córneo (con consistencia de cuerno), 
filoso y con dos puntas en la parte frontal superior, mientras que en 
la parte inferior solo presenta una, dándole la apariencia de “W” al 
verla de frente. Sus aletas delanteras son notablemente grandes y las 
traseras están unidas a la cola sólo por una por una membrana de 
piel. La coloración en los adultos es negra con pequeñas manchas 
blancas, grisáceas y rosadas por el cuerpo; los adultos generalmente 
presentan una mancha rosa más grande en la parte superior de 
la cabeza; las crías son negras y de aspecto escamoso con puntos 
blancos dispuestos en línea, a lo largo de las quillas y alrededor de 
las aletas; al nacer tienen una longitud de caparazón de entre cinco 
y seis centímetros., y un peso de alrededor de 40 a 45 gramos. La 
tortuga laúd es la más grande de las tortugas marinas y la longitud 
de su caparazón en adultos va de 135 centímetros a 190 centímetros. 
El peso de los adultos varía mucho, pero oscila alrededor de los 500 
kilogramos. Un caso extraordinario es el de un macho que varó en 
el país de Gales, Reino Unido, con longitud curva de caparazón de 
256 centímetros. y un peso de 916 kilogramos. 
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Su viaje a las áreas de alimentación y regreso a la zona de 
reproducción para cumplir otra temporada reproductiva puede ser 
de dos a tres años, aunque por factores extraordinarios, tales como 
escasez de alimento, condiciones de salud de la hembra o eventos 
atmosféricos intensos, puede retrasarse. La estación reproductiva en 
el Atlántico es entre marzo y septiembre, mientras que las tortugas 
del Pacífico americano anidan de octubre a febrero o marzo. El 
desove ocurre regularmente durante la noche, de preferencia en la 
fase más obscura. 
El intervalo entre anidaciones dentro de una misma temporada es 
de alrededor de 10 días y el número de huevos que deposita una 
laúd en cada ocasión va de 60 a 90; rara vez supera este rango. En la 
misma temporada una hembra puede llegar a la playa para desovar 
hasta diez ocasiones; esto puede suceder en la misma playa o en 
otras dentro de un rango de 300 kilómetros. aproximadamente. El 
tamaño de los huevos de esta especie es mayor al de otras tortugas 
marinas; pero además, es la única que pone un complemento de la 
nidada consistente en formaciones similares a un huevo de tamaños 
variables, generalmente más pequeños, y sin yema.
En México las principales playas de anidación son Mexiquillo en 
el estado de Michoacán, Tierra Colorada en el estado de Guerrero, 
Cahuitán y Barra de la Cruz en Oaxaca. En el Atlántico mexicano las 
anidaciones son esporádicas. 
Por el seguimiento de algunos individuos a través de marcado 
satelital se ha revelado que la laúd realiza movimientos migratorios 
transoceánicos que la pueden llevar desde playas de desove en 
Oceanía hasta zonas de alimentación en Estados Unidos en el 
Océano Pacífico; también se han detectado rutas que unen al mar 
Caribe con las costas de Canadá e Inglaterra, en los extremos del 
Atlántico Norte. Tortugas laúd que llegan a desovar a las playas 
del Pacífico mexicano se han registrado nadando en aguas frías de 
Sudamérica, frente a las costas de Perú y Chile.
El alimento preferido de la tortuga laúd son las medusas, organismos 
blandos de aspecto y consistencia gelatinosa, de las cuales tiene 
que atrapar grandes cantidades para satisfacer sus requerimientos 
energéticos y esto la obliga a bucear en aguas profundas y frías. 
La forma de su pico, garganta y esófago facilita la ingestión de los 
cuerpos resbalosos de estos animales. 
Ya se señaló que esta tortuga tiene muchas características que la 
hacen muy especial, pero destacan dos en particular: primero, es 
la única capaz de soportar y mantenerse activa en aguas frías como 
las de la península de Alaska y Canadá en el Pacífico, e Inglaterra 
en el Atlántico Norte. Esta capacidad se la dan ciertascaracterísticas 
anatómicas y fisiológicas muy particulares: cuando las tortugas laúd 
están en aguas muy frías, reducen la corriente sanguínea hacia las 
aletas, evitando así la pérdida de calor corporal; adicionalmente, su 
cuerpo está cubierto por una gruesa capa de grasa, lo que aunado 
al color negro de su piel, así como la actividad muscular y tamaño 
del animal, le permiten retener calor y mantener su temperatura 
corporal varios grados por arriba de las aguas que la rodean. La 
segunda característica sobresaliente es la capacidad de realizar 
inmersiones de más de 1,000 metros de profundidad, misma que 
alcanza en tan sólo unos minutos. 
En el Pacífico mexicano se contaba con una numerosa población 
de tortuga laúd todavía hasta los años 70 y 80, en el siglo pasado; 
en las principales playas de anidación de esta especie se veían 
varias decenas de hembras anidando en una sola noche. Pero en 
pocos años, su declinación fue tan acelerada que actualmente en 
esas mismas playas apenas se registran algunos centenares de 
anidaciones por temporada, lo que hace que se le considere en 
peligro crítico de extinción. 
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2. Tortuga verde o prieta (Chelonia mydas)
a.- Tortuga prieta o verde del Pacífico
¡No te muevas ni hagas ruido, que esta tortuga es muy arisca!
La tortuga prieta, también llamada negra o sacacillo, motivó un alto 
interés comercial por el valor que llegó a tener su piel y la alta calidad 
de su carne en el mercado. Junto con la tortuga golfina abasteció 
ese mercado durante mucho tiempo, lo que dio lugar a una intensa 
actividad de captura hasta que en 1983 el aprovechamiento de la 
tortuga prieta fue prohibido, apenas unos años antes de que se 
estableciera la veda total que hoy protege a todas las especies de 
quelonios marinos. Por esa explotación, así como por el saqueo de 
sus huevos en las playas de anidación, se ocasionó una dramática 
disminución en sus poblaciones. 
En nuestro país en la década de los años setenta, del siglo pasado, en 
el pico de la temporada podían observarse entre 200 y 500 hembras 
por noche desovando en sus playas de anidación más importantes, 
pero antes de que terminara esa década la cifra se redujo a unas 
30. Entre la década de los años ochenta y el dos mil, la tendencia 
en el número de hembras que anidaron en México fue claramente 
descendente, aunque en los últimos diez años se ha observado una 
ligera recuperación. Aún así se estima que la población de tortuga 
prieta disminuyó en un 40 por ciento durante ese periodo. Hoy 
en día es una especie considerada en peligro de extinción; pero, 
aún después de la prohibición de su captura y hasta 1990, algunos 
grupos étnicos del Pacífico mexicano: seris, pómaros y huaves, con 
fuertes vínculos culturales hacia esta especie, pudieron contar con la 
autorización para capturar anualmente algunos individuos. 
La cabeza de esta tortuga es redondeada y con el pico aserrado para 
poder cortar las algas y pastos marinos de los que se alimenta. 
Es una tortuga de tamaño mediano que en promedio mide 78 
centímetros de caparazón, el cual puede ser uniformemente negro 
arriba o con manchas negras u otras marcas sobre un fondo grisáceo. 
El plastrón por lo general es de color gris oscuro, pero en algunos 
ejemplares llega a tener manchas blancas, rosas, amarillentas o 
anaranjado claro. Una característica morfológica que la distingue es 
la terminación de su caparazón en “V” o forma de punta. Puede 
llegar a pesar más de 100 kilogramos., pero el promedio es de 52 
kilogramos. Las crías son negras y se caracterizan por tener una línea 
blanca en los bordes del caparazón y de las aletas; el plastrón en sus 
primeros días es blanco, pero con rapidez va oscureciéndose; el largo 
de caparazón está entre los 4 y 5 centímetros. aproximadamente.
La tortuga prieta se distribuye únicamente en la cuenca americana 
del Océano Pacífico desde Baja California y el Golfo de California, 
donde se ha descubierto que se encuentran algunas de sus 
zonas de alimentación más importantes, hasta el sur de Perú.
Las diferencias morfológicas entre las poblaciones del Atlántico y del Pacífico mexicano ha llevado a pensar a ciertos investigadores que se 
trata de dos especies. Aún no hay un consenso sobre este punto y cada día hay más evidencias de que se trata de la misma especie. En 
México la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 considera a la prieta como una especie diferente de la verde, sin embargo, 
los tratados internacionales que México ha ratificado las reconocen como la misma especie. Un tratado internacional es un documento que 
está por encima de una Norma.
En este capítulo las consideraremos la misma especie pero le dedicaremos un espacio a cada una de ellas.
Vive en praderas de algas y pastos marinos cercanos a la costa. 
Su alimentación es omnívora durante las etapas de cría y juvenil, 
pues lo mismo se alimenta de algas y pastos marinos que de peces 
y otros animales, pero al llegar a la madurez su alimentación ya 
es herbívora.
Entre las tortugas marinas, la prieta es una de las que hace migraciones 
más cortas, pues rara vez se le encuentra muy lejos de la costa a lo 
largo de su zona de distribución; sin embargo, hay informes que 
mencionan migraciones del estado de Michoacán hasta las costas 
de Guatemala o las Islas Galápagos en Ecuador; que, a decir verdad, 
no es poca distancia. Es frecuente hallarlas en lagunas costeras por 
la gran cantidad de alimento que ahí encuentran.
La temporada de anidación de la tortuga prieta inicia en agosto y 
concluye en enero. Por temporada cada hembra puede desovar 
hasta ocho veces, poniendo 75 huevos en promedio, con una 
diferencia de 14 días entre una puesta y otra. Regresa a anidar 
cada dos o tres años. Las hembras son muy sensibles a ruidos y 
movimientos extraños cuando salen a desovar, razón por la cual es 
frecuente que al percibir algo fuera de lo normal la tortuga regrese 
al mar de inmediato. Por eso se dice que esta tortuga es muy arisca. 
También es común que haga varios nidos o intentos fallidos de 
anidación, antes de depositar sus huevos en el nido definitivo. 
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b.- Tortuga verde o blanca
Blanca por el color de su peto, verde por el color de su grasa.
De todas las tortugas marinas ésta es la que más se ha valorado por 
la calidad de su carne, pero también se le ha explotado ampliamente 
por su piel, la grasa de color verde debajo de la piel y el cartílago que 
recubre el plastrón (también conocido como calipee), usado para 
elaborar un tipo de sopa muy apreciada.
Uno de los problemas más serios que enfrenta esta especie es 
la destrucción de su hábitat, en especial cuando en sus zonas de 
anidación se edifican complejos turísticos, industriales urbanos 
o portuarios; esta invasión, la cual representa la construcción de 
enormes obras de infraestructura con intensa actividad humana e 
iluminación artificial, ocasiona que las tortugas tengan que buscar 
otros lugares menos alterados, lo que las va desplazando a otros 
sitios. Cuando las hembras anidan en playas con iluminación artificial 
es muy común que las crías, una vez que ha terminado la incubación y 
al momento de salir del nido, se desorientan y en lugar de dirigirse al 
mar se alejan de él muriendo por deshidratación o por agotamiento. 
En esta especie, además, se presenta la enfermedad llamada 
fibropapilomatosis con mayor virulencia que en otras especies de 
tortugas marinas; esta enfermedad consiste en la formación de 
tumores internos y externos que, cuando en un individuo alcanzan 
cierto tamaño, pueden llegar a dificultarle algunas funciones 
importantes para la sobrevivencia, como la natación, la visión, 
la respiración o la ingesta de alimento, lo que a la larga puede 
desencadenar la muerte. 
En el Golfo de México y el Caribe, a partir de los datos que ofrece el 
esfuerzo de monitoreo de las últimas tres décadas, esta especie ha 
mostrado ligeros signos de recuperación de entre cuatro y 14 por 
ciento. Sin embargo, aún persisten las amenazas y lasrazones por las 
que la tortuga verde está considerada en peligro de extinción. 
Sus crías miden aproximadamente 5 centímetros de largo y su 
apariencia es muy similar a la de las crías de tortuga prieta, pues 
tienen color negro con bordes blancos en el caparazón y las aletas; el 
plastrón es color blanco y así se mantiene durante toda su vida. En la 
etapa adulta la coloración puede ir de tonos pálidos a muy oscuros 
y es frecuente que los escudos del caparazón tengan vetas radiales 
contrastantes de colores amarillos, cafés o verduzcos, en ocasiones 
con manchas obscuras. 
Esta especie puede llegar a medir más de un metro de un extremo 
al otro del caparazón y llegar a pesar hasta 230 Kilogramos en 
poblaciones del Océano Atlántico y Pacífico occidental, pero con 
menor peso en el Océano Índico y el Mar Caribe. 
La cabeza de esta tortuga es pequeña y redondeada, el pico es 
aserrado para poder arrancar las algas y los pastos marinos de los 
que se alimenta.
La tortuga verde, junto con la carey, es la más tropical de las tortugas 
marinas, pues se mantiene cerca del Ecuador, sin alejarse a regiones 
más frías. La tortuga verde se encuentra ampliamente distribuida en 
todos los océanos tropicales y subtropicales, y es frecuente encontrarla 
en zonas costeras y alrededor de las islas tropicales ricas en algas y en 
las praderas marinas. En México cuenta con playas de anidación en 
Tamaulipas, Veracruz, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. 
Un rasgo curioso de esta especie es que las crías se pueden encontrar 
en alta mar, donde tienen alimentación carnívora, pero en sus etapas 
juvenil y adulta prefieren no incursionar en mar abierto, más bien se 
mantienen en la cercanías de la costa alimentándose únicamente de 
algas y pastos marinos. 
Se sabe que es una especie muy selectiva cuando se trata de elegir 
áreas de alimentación y de reproducción. 
Hay autores que mencionan que esta especie puede llegar a la 
madurez reproductiva entre los ocho y los 13 años. Anida entre mayo 
y septiembre; cada hembra puede desovar de dos a cinco veces por 
temporada con una diferencia de alrededor de 15 días entre cada 
anidación desovando entre 84 y 144 huevos en cada puesta. La 
misma hembra regresa a la playa para anidar después de dos, tres o 
cuatro años.
Es conocido el hecho de que la tortuga verde, al igual que la prieta, 
al salir a anidar hace varios intentos de nido antes de dejar en el 
definitivo sus huevos; también destaca que se han observado algunas 
tortugas verdes adultas asoleándose en playas, conducta poco usual 
para los quelonios marinos. 
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3. Tortuga golfina (Lepidochelys olivacea)
La de las grandes multitudes.
De todas las especies de tortugas marinas, la tortuga golfina es hoy 
en día la más abundante en el planeta. No obstante, se cree que la 
gran mayoría de sus poblaciones aún son vulnerables, por lo que 
al igual que las demás especies también es considerada en peligro 
de extinción. Durante varias décadas, entre los años cincuenta y 
ochenta del siglo pasado, fue el soporte principal de una pesquería 
que desde nuestro país abastecía los mercados internacionales por 
la demanda de carne y piel. Sin embargo, la veda total y permanente 
que se estableció en 1990 para la protección de todos los quelonios 
marinos puso fin a ese aprovechamiento y significó un notable 
incremento en el número de anidaciones anuales en las playas del 
Pacífico mexicano. 
Bastó una medida administrativa para revertir una tendencia que, 
de haber continuado unos años más, muy probablemente habría 
significado el colapso de sus poblaciones. 
Su distribución es amplia, pues se le encuentra en los océanos 
Pacífico, Atlántico e Índico, aunque sus sitios de anidación se 
encuentran dentro de una franja alrededor de los trópicos, como 
en el caso de las otras especies de tortugas marinas. En México la 
encontramos únicamente en el Océano Pacífico, y sus playas de 
anidación se extienden desde el extremo sur de la península de 
Baja California y el sur de Sonora hasta la frontera con Guatemala. 
Aunque para anidar utiliza prácticamente cualquier playa arenosa 
con condiciones mínimamente adecuadas para la incubación de 
sus huevos, es sobresaliente la existencia de playas en las que se 
concentran decenas de miles de hembras para anidar, dando lugar a 
un fenómeno conocido como arribada o arribazón, que se describe 
más adelante. Fuera de estos sitios, en muchas playas los registros 
alcanzan apenas entre mil y 5 mil anidaciones anuales.
Las crías de tortuga golfina son de color negro o gris muy oscuro y su 
caparazón apenas mide entre 3.5 y 4.5 centímetros. Conforme se van 
desarrollando, la tonalidad se aclara un poco siendo color grisáceo 
en la parte dorsal (espalda) del caparazón, cabeza y aletas, y de color 
cremoso o blanco en la porción ventral (vientre) del cuerpo. En etapa 
juvenil los escudos centrales del caparazón presentan elevaciones 
puntiagudas con forma de espinas que le dan mayor protección, pero 
cuando alcanza la edad adulta éstas se desvanecen para dar forma a 
un caparazón liso. Ya en la etapa adulta su caparazón es casi circular 
y muestra una elevación en la parte delantera, muy parecida a una 
joroba; su coloración es verde olivo con pequeñas regiones grisáceas 
en el dorso, conservando el tono blanco cremoso en el vientre. 
Junto con la lora, la tortuga golfina es la más pequeña de todas las 
tortugas marinas, pues su caparazón en edad adulta va de los 60 a 
70 centímetros, rebasando esta longitud en raras ocasiones. Su peso 
puede alcanzar los 50 kilogramos en ejemplares muy grandes, pero 
en general oscila entre los 30 y 35 kilogramos.
Los científicos tienen opiniones muy diferentes en cuanto a la edad a 
la que las tortugas marinas alcanzan la madurez sexual y reproductiva, 
pero en el caso de las tortugas golfina y lora (las más pequeñas) se 
considera que esta condición la alcanzan entre los 10 y los 12 años. 
Una vez que inician su actividad reproductiva, las hembras de esta 
especie anidan entre una y tres veces por temporada.
Recordemos que las tortugas marinas realizan viajes o migraciones 
entre sus áreas de reproducción y sus áreas de alimentación, 
las cuales pueden estar a varios cientos o miles de kilómetros de 
distancia, por lo que no es sencillo que una hembra se presente a 
desovar puntualmente cada temporada; aún así se tienen registros 
de individuos que se reproducen en años consecutivos. En general 
se asume que la tortuga golfina tiene intervalos de reproducción de 
entre uno y tres años. 
En el Pacífico mexicano su temporada de mayor anidación coincide 
con la temporada de lluvias, de junio a noviembre, pero actualmente 
se le puede ver durante todo el año. 
El número de huevos que una hembra deposita en cada nidada varía 
según diversos factores, como la edad o madurez reproductiva, el 
número de anidaciones previas en la misma temporada, la condición 
de salud, e inclusive la población a la que pertenece; no obstante, 
se asume que el número de huevos oscila alrededor de 100, con 
variaciones en función de los aspectos ya mencionados.
Las migraciones de las distintas poblaciones de tortuga golfina que 
se reproducen en playas mexicanas son muy poco conocidas, pero se 
sabe que algunas hembras han viajado desde Panamá y Costa Rica 
para anidar acá. Aún así, todavía no se conoce la ubicación de las áreas 
de alimentación, ni el tiempo que las tortugas pasan alimentándose 
y acumulando energía para realizar el viaje a sus áreas de anidación. 
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La tortuga golfina es omnívora, aunque de hábitos preferentemente 
carnívoros. Sus mandíbulas son fuertes por lo que la dureza de las 
conchas de algunas de sus presas no es algo que la limite. Se alimenta 
de peces, crustáceos (como cangrejos, langostas y camarones), 
moluscos (como caracoles y almejas), y otros tipos de organismos, 
(como salpas, medusas e inclusive algas).
Como ya se mencionó, el rasgo más sobresaliente de esta especie es 
que, al igual que la tortuga lora (la cualpertenece al mismo género), 
es capaz de anidar formando grandes grupos de hembras que dan 
lugar a la arribada, un espectáculo poco visto en el mundo animal. 
Este fenómeno se caracteriza por la presencia de cientos y hasta miles 
de hembras anidando al mismo tiempo en una porción claramente 
identificada de la playa. La cantidad de tortugas que anidan en 
un espacio limitado es tal que con mucha frecuencia se observa a 
hembras que al escarbar para hacer su nido están destruyendo los 
huevos que habían sido depositados por otra hembra. La arribada 
se puede prolongar por varios días, e inclusive semanas, periodo en 
el que se observan incontables hembras llegando a la playa, otras 
anidando y otras tantas regresando al mar.
En algunas playas se pueden presentar arribadas durante cualquier 
mes del año, pero la temporada de arribadas más frecuentes y más 
densas va de junio a diciembre. Cada arribada es diferente, pero 
en general inician con la salida de algunas decenas de hembras 
para depositar sus huevos en la playa; con el paso de las horas la 
cantidad va en aumento hasta que se llega a un pico, un momento 
culminante en el cual se alcanza el mayor número de hembras 
presentes simultáneamente (por lo regular esto ocurre durante la 
noche, ya entrada la madrugada). A partir de entonces, el número va 
disminuyendo en forma muy regular, hasta quedar la playa vacía o 
casi vacía, generalmente ya en la mañana. 
Este ciclo se puede repetir durante varios días hasta que ya han 
anidado todas las hembras del grupo. También se han observado 
arribadas con anidaciones continuas por varios días sin que haya un 
sólo momento en el que la playa quede vacía, sobre todo entre los 
meses de septiembre y octubre, cuando la temporada está en su 
nivel máximo. 
Una vez transcurridas seis semanas después de una arribada, se 
observará a miles de crías que emergen de la arena para intentar 
llegar al mar. Como es de esperarse, la gran saturación de huevos 
en un espacio de playa tan limitado provoca que el número de crías 
que se producen en cada nido sea menor a la que observaríamos 
en una playa donde las hembras anidan de forma solitaria. Aún así, 
la cantidad de crías puede ser abrumadoramente mayor que en 
cualquier otra playa.
Para muchos investigadores, la capacidad de anidar formando estos 
grandes grupos es la forma más sencilla para entender por qué esta 
especie es la más abundante, aunque es importante enfatizar que 
esta conducta se observa en apenas una docena de playas de todo 
el mundo, por lo que la gran mayoría de las playas de anidación 
exhiben únicamente anidaciones solitarias.
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4. Tortuga lora (Lepidochelys kempii)
Muy mexicana, pero no sale de noche.
La mayoría de las especies de tortugas marinas se caracterizan por 
tener una distribución amplia, lo cual significa que sus poblaciones 
están presentes en casi todos los océanos del mundo. La tortuga lora 
es una de las raras excepciones a esta regla, pues sus poblaciones 
reproductoras están ubicadas prácticamente en una sola región: el 
Golfo de México. Lo anterior hace que a esta especie se le considere 
endémica; es decir, que su distribución es limitada y sólo está 
presente en un área geográfica claramente definida. Hay algunos 
informes que señalan la observación de ejemplares de tortuga lora 
fuera de esta zona, pero se ha considerado a estos avistamientos 
como circunstanciales y no señalan una ampliación de la distribución. 
Anida en varias playas del Golfo de México, desde el estado Texas, en 
Estados Unidos, hasta Campeche, pero su principal playa de anidación 
está en el Ejido de Rancho Nuevo, Tamaulipas.
Precisamente, por su condición de especie endémica, la tortuga lora es 
altamente vulnerable, ya que ante un evento catastrófico que signifique 
la pérdida de un alto número de individuos de la población principal 
(por ejemplo, una epidemia o un derrame petrolero en las áreas 
donde se desarrolla) tiene menos oportunidades para recuperarse 
al no haber suficientes poblaciones alternas. Debido a esto y a que 
durante muchas décadas fue afectada por la explotación de sus 
huevos o la pesca incidental de la que es víctima por las actividades 
de la flota camaronera, se considera una especie en peligro crítico de 
extinción. De hecho, durante varias décadas se observó una tendencia 
que parecía conducirla a la extinción, pues cada año acudían menos 
hembras a las playas a desovar; en la década de los ochenta apenas 
se rebasaban mil anidaciones anuales en la playa principal. Fue a 
principios de la década de los noventa, luego de tres décadas del 
inicio de las actividades para su conservación, cuando por primera vez 
se observaron incrementos en los números de hembras anidadoras. 
Esa tendencia se ha mantenido en las últimas dos décadas y ha 
permitido que en años recientes se rebasen las diez mil anidaciones 
por temporada, tan sólo en la playa de Rancho Nuevo, Tamaulipas. 
A pesar de ello, sigue considerándose en peligro crítico de extinción.
En su apariencia general y en sus dimensiones la tortuga lora es 
muy similar a la tortuga golfina. Para empezar, las crías se ven 
idénticas, tanto en forma, coloración y apariencia general, como en 
dimensiones; sin embargo, ya en edad adulta hay algunos rasgos que 
permiten distinguirlas. El más visible es la forma del caparazón, pues 
en la tortuga golfina éste es ligeramente elevado en la parte delantera, 
mientras que en la tortuga lora es más aplanado. Por otro lado, en la 
tortuga lora el caparazón tiene una forma más circular que la golfina, 
por lo que es más extendido a los lados. Los bordes laterales del 
caparazón terminan en una ligera elevación (con la forma de un 
sombrero), mientras que en la tortuga golfina terminan hacia abajo. 
Otra diferencia visible entre estas especies es el número de pares de 
escudos laterales del caparazón, ya que en la tortuga lora siempre 
son cinco, mientras que en la tortuga golfina por lo general son más, 
presentando con frecuencia diferente número de escudos en cada 
lado; este rasgo puede ser muy útil para diferenciar las crías de las dos 
especies. En cuanto a la coloración de adultos, también presenta verde 
olivo y grisáceo como la tortuga golfina, aunque en una tonalidad 
ligeramente más clara y con el peto más cremoso. 
Como ya se dijo, la tortuga lora y la tortuga golfina son las más 
pequeñas entre todas las especies de tortugas marinas. En cuanto a 
alimentación, también es omnívora y se inclina más por el alimento 
de origen animal; su dieta se compone de cangrejos, camarones, 
langostas, peces, calamares, medusas y algunos tipos de algas.
Las migraciones de la tortuga lora son relativamente cortas, pues 
su hábitat típico es el Golfo de México, en el Atlántico Occidental, 
donde está su principal área de anidación y donde al parecer también 
están sus áreas de alimentación. Se han registrado individuos de esta 
especie (principalmente juveniles) en el Atlántico Oriental, desde el 
norte de Europa hasta el norte de África, e inclusive en el Atlántico 
sudamericano. Aunque estos registros pueden ser reales, queda la 
incertidumbre de una identificación errónea, a partir del parecido con 
la tortuga golfina, y la distribución de esta especie en la mayoría de 
esas regiones.
La temporada reproductiva de la tortuga lora ocurre entre los meses de 
marzo y julio, con el pico de mayor anidación en mayo.
En cuanto a su reproducción, las semejanzas con la tortuga golfina 
continúan, y no es para menos, pues sus similitudes morfológicas 
conducen a similitudes en su fisiología y comportamiento. 
La edad a la que alcanza la madurez sexual, el número de anidaciones 
por temporada, el número de huevos por nidada y el intervalo de 
tiempo entre sus temporadas reproductivas son muy similares. Pero hay 
algo en lo que no coinciden del todo: mientras la tortuga golfina anida 
principalmente durante la noche y sólo anida de día ocasionalmente 
durante las arribadas o en situaciones particulares, la tortuga lorarealiza 
prácticamente todas sus anidaciones a la luz del día. De hecho, esta 
característica marca una diferencia entre la tortuga lora y el resto de las 
especies de tortugas marinas. 
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Pero la característica común de estas dos especies de tortuga que 
más llama la atención, es la conducta de anidación en grandes 
grupos. Evidentemente, en el caso de la tortuga lora, tratándose de 
una población significativamente más pequeña que la de la golfina, 
forman arribazones con grupos de hembras más reducidos. Alguna vez, 
hacia finales de la primera mitad del siglo pasado, se llegaron a filmar 
imágenes en las que se apreciaba la playa de Rancho Nuevo totalmente 
saturada de hembras anidando. Los cálculos que hicieron los expertos 
de entonces eran de unas 40 mil hembras en una sola arribada. Hoy 
en día difícilmente se vería algo similar, pero si los esfuerzos para su 
recuperación continúan siendo exitosos, no podemos descartar que en 
algunos años, tal vez décadas, la playa vuelva a presentar arribadas tan 
abundantes y espectaculares como las vistas el siglo pasado.
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5. Tortuga caguama o cabezona (Caretta caretta)
Es de las de carrera larga.
En México, esta especie se distribuye en el Atlántico, incluyendo el 
Golfo de México y el Mar Caribe, así como en el Pacífico, aunque en 
este litoral su distribución es más restringida, concentrándose en las 
inmediaciones de la Península de Baja California. Morfológicamente 
los organismos de ambas poblaciones son muy similares, aunque 
se debe resaltar que la población del Pacífico mexicano se compone 
únicamente de organismos juveniles y subadultos. A nivel local, 
la del Golfo de México y Mar Caribe es conocida como caballera, 
cahuama o caguama, mientras que en el Pacífico la llaman perica, 
amarilla o jabalina, además de los nombres anteriores.
La coloración de la tortuga caguama es café cobrizo con pequeñas 
manchas ligeramente más claras, tanto en el caparazón como en 
la parte superior de la cabeza y aletas; la porción ventral de todo 
el cuerpo, incluyendo el plastrón, es de tono amarillo rojizo. El 
caparazón es casi circular y su longitud en adultos va de 72 a 104 
centímetros; el peso corporal puede estar entre 67 y 107 kilogramos 
pero ocasionalmente llega a los 200 kilogramos. Generalmente 
presentan organismos adheridos a su cuerpo, como sucede con las 
otras especies de tortugas marinas.
En comparación con otras especies, la caguama tiene una cabeza 
grande, con un ancho promedio de 25 centímetros y un largo de 
32.5. Tanto las aletas delanteras como las traseras presentan un 
par de uñas. Las crías son café oscuro con márgenes claros, una 
longitud media de 43.6 milímetros y un peso de 20.7 gramos. 
La estación reproductiva de la tortuga caguama del Atlántico es de 
mayo a septiembre y su ciclo reproductivo va de dos a cuatro años, 
con rango de dos a cinco desoves por año. Sus principales sitios 
de anidación en el Atlántico mexicano se encuentran en el estado 
de Quintana Roo; fuera de esta área sólo ocurren anidaciones 
ocasionales en las playas de Tamaulipas, Campeche y Yucatán. El 
promedio de huevos por nidada es de 104, pero puede variar entre 
40 y 179 huevos; el diámetro de éstos va de 39 a 43 milímetros y 
el periodo de incubación es de alrededor de dos meses. 
No se tienen registros de anidaciones en el Océano Pacífico 
americano, pero en la costa del Pacífico de la Península de Baja 
California, específicamente en el Golfo de Ulloa, se localiza 
la principal zona de desarrollo de la población que anida en 
Japón, encontrando juveniles y subadultos. A esta población 
se le considera altamente migratoria por los movimientos 
transoceánicos que se han verificado con un juvenil que fue 
marcado en Japón y encontrado más de dos años después frente 
a San Diego, California, en Estados Unidos de Norteamérica. En 
ruta inversa tenemos el ejemplo de un ejemplar liberado frente a 
la península de Baja California y fue localizado un año después en 
la costa japonesa. Lo anterior significa que las tortugas caguamas 
que nacen en playas japonesas en algún momento se desplazan 
unos 10 mil Kilómetros. para llegar a algunas zonas de desarrollo 
en Norteamérica, y cuando están listas para reproducirse, hacen el 
viaje de retorno a la región en la que nacieron.
Todas las crías de tortuga marina son carnívoras y casi todas siguen 
manteniendo esa característica hasta su etapa adulta. Tal es el caso 
de la caguama, cuyo pico córneo es grueso y posee mandíbulas 
muy fuertes que le permiten alimentarse de organismos con
esqueletos duros; entre los preferidos por la caguama están 
moluscos (como caracoles, lapas, almejas, ostras, calamares y 
pulpos), crustáceos (como langostas, cangrejos, jaibas, cacerolitas y 
camarones); ocasionalmente consume también medusas.
Actualmente se considera a la tortuga caguama en la lista de especies 
en peligro de extinción.
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6. Tortuga carey (Eretmochelys imbricata)
Una joya que se mueve en el agua.
La tortuga carey también es conocida como tortuga pico de halcón 
por la similitud de su pico con el de estas aves. Esta característica 
parece deberse a una adaptación por el tipo de alimento que 
consume, y que consiste principalmente en esponjas, erizos, pólipos 
y otros organismos que viven en pequeños orificios o huecos en 
los arrecifes coralinos o zonas rocosas; lo estrecho de su pico le 
permite introducirlo lo suficiente para poder alcanzar su alimento. 
También se alimenta de peces y en ocasiones de algas. Se les ha 
observado principalmente cerca de los arrecifes de coral o zonas 
rocosas de los mares tropicales y subtropicales de los océanos 
Atlántico, Pacífico e Índico, en donde se distribuye. Migran desde sus 
áreas de alimentación a áreas de reproducción teniendo rutas más
bien cortas. 
El caparazón de la tortuga carey es negro opaco o café oscuro con 
moteados amarillos y rojizos con manchas cafés, aunque también 
se pueden observar individuos en los que predomina más el tono 
amarillento con los moteados oscuros. Las escamas de la cabeza son 
negras con borde claro. Su cabeza es angosta y alargada; el pico es 
amarillo y frecuentemente muestra algunas franjas negras verticales. 
Su plastrón y el borde de aletas y caparazón son de color amarillo 
cremoso. En las aletas anteriores tiene dos uñas. Las crías tienen el 
caparazón color café rojizo con zonas más oscuras en las uniones 
de los escudos; tanto las aletas como la cabeza son de un tono muy 
cercano al negro. Los adultos pesan entre 39 y 80 kilogramos. En esta 
etapa la talla del caparazón muestra mucha variabilidad, pues puede 
ir de 76 a 114 centímetros, pero se han registrado hembras anidando 
con una talla de apenas 53 centímetros; esta variación puede ser 
muy notoria de una población a otra. En cuanto a las crías, su peso 
llega a los 20 gramos, y su caparazón apenas alcanza entre 3.8 y 4.6 
centímetros.
Esta es la especie de tortuga marina que pone más huevos en una 
sola nidada, con un rango entre 80 y 250, y con un promedio de 130 
huevos, pero también es la que pone los huevos con menor tamaño. 
El periodo de incubación es de entre 47 y 75 días y cada hembra 
puede poner de tres a cinco nidadas por temporada. La temporada 
de anidación inicia a finales de la primavera y se mantiene a lo largo 
del verano. 
Los juveniles y adultos de esta especie tienen los escudos del 
caparazón sobrepuestos o traslapados; eso quiere decir que no 
están colocados de forma continua uno junto al otro como en las 
demás especies, sino que el borde posterior de uno está sobre el 
borde anterior del otro, como las tejas de una techumbre. Los bordes 
de su caparazón tienen escudos con puntas salientes, lo que le da 
forma parecida a la de un serrucho. Los escudos del caparazón son 
muy resistentes y están compuestos principalmente de queratina 
(sustancia similar a la de las uñas), lo que hace que sean maleables, 
es decir, que se pueden cortar y deformar para crear artesanías cuya 
belleza hace que se coticen a preciosmuy altos. 
Los escudos del caparazón de esta tortuga se consideran materiales 
preciosos equivalentes al marfil, al cuerno de rinoceronte, al oro y a 
las gemas, que muchas veces se comercian con elevados precios en 
el mercado negro. 
En México este tipo de piezas ya eran realizadas por las culturas 
Azteca y Maya. A pesar de que en México las tortugas marinas están 
protegidas por la ley, en la actualidad el carey se sigue utilizando para 
producir armazones de anteojos, peinetas, peines, botones, dijes y 
muchos tipos de adornos a pesar de que está prohibido. 
A esta especie se le considera en peligro crítico de extinción porque 
sus poblaciones a nivel mundial disminuyeron casi un 80 por ciento 
en tan sólo tres generaciones, lo que abarca poco más de 100 años. 
En México se le puede observar anidando tanto en las playas del 
Golfo de México y Caribe mexicano, principalmente en Campeche y 
Yucatán, como en las del Pacífico, aunque en este último su anidación 
es más escasa y dispersa. En playas de Oaxaca, Michoacán y Nayarit 
se ha documentado la anidación de esta especie, aunque esto ha 
ocurrido de forma intermitente. Suele anidar de manera aislada 
en playas de aguas tranquilas y prefiere hacerlo durante la noche, 
aunque se tienen registros esporádicos de anidaciones diurnas en 
playas con escasa presencia humana. 
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7. Tortuga kikila (Natator depressus)
¿Dices que es la única que nunca visita aguas mexicanas?, 
pues ella se lo pierde.
Esta especie es la única de las tortugas marinas cuyo rango de 
distribución no alcanza aguas mexicanas puesto que es endémica de 
Australia, en Oceanía, principalmente de la Costa Norte y en algunas 
islas de esa región del continente; por esa situación es la menos 
conocida y de la que se difunde menos información en nuestro país. 
De hecho, sus movimientos migratorios y distribución en general son 
relativamente estrechos, lo que hace muy difícil que se le pueda ver 
fuera de ese continente. Anida casi todo el año con picos entre marzo 
y abril, aunque en el lado noreste de Australia lo hace principalmente 
entre noviembre y enero, en lo que corresponde al verano del 
hemisferio sur.
Poseen un caparazón bastante plano, con los bordes ligeramente 
elevados; por lo mismo su nombre en inglés es tortuga espalda plana. 
Su coloración es gris oliváceo con el plastrón amarillento. La tortuga 
kikila llega a pesar hasta 90 kilogramos. y su caparazón puede medir 
casi un metro. Sus huevos son proporcionalmente los de mayor 
tamaño entre las tortugas marinas, pues son casi del tamaño de los 
huevos de la tortuga laúd, aunque en cuanto a la talla de los adultos 
exista una enorme diferencia entre estas dos especies. Es la especie 
de tortuga marina que pone menos huevos en cada nidada, pues 
su promedio es de 54 huevos. Deposita de dos a cuatro nidadas 
por temporada.
Las crías de la tortuga kikila son más grandes que las de las de 
la tortuga blanca, pero más pequeñas que las de la tortuga laúd; 
alcanzan los 6 centímetros de longitud en el carapacho y pesan 
alrededor de 45 gramos. La coloración de los neonatos también es 
un poco diferente a la de las demás tortugas marinas pues en cada 
escudo del caparazón presenta una coloración gris más clara en el 
centro que en las orillas, permitiendo diferenciar los escudos a simple 
vista. La coloración general de las crías es de un tono gris oscuro con 
bordes blancuzcos en las aletas y el caparazón.
La kikila permanece casi toda su vida en aguas no muy profundas 
y debido a la temperatura de las playas donde anida presenta la 
temperatura de incubación más alta de las tortugas marinas: 
alrededor de los 36 grados centígrados. Su tiempo de incubación es 
de 48 a 66 días. 
El éxito de incubación suele ser alto, con un rango entre 70 y 95 por 
ciento, pero tiene muchos depredadores naturales, como el cocodrilo 
o una lagartija de gran tamaño llamada goanna, que destruye un 
gran porcentaje de nidos.
La alimentación de esta especie es carnívora y su dieta se compone 
principalmente de invertebrados bentónicos (que habitan en el 
fondo marino, como pólipos, erizos y pepinos de mar), moluscos 
(como pulpos, calamares, caracoles y almejas), así como corales de 
consistencia suave.
Su piel es un poco más suave que la de las demás especies de tortugas 
marinas; por esta razón las hembras resultan más lastimadas por los 
machos durante el apareamiento, cuando éstos las sujetan con las 
uñas o cuando les muerden en la parte posterior de la cabeza. Dado 
que pueden retener y conservar el esperma del macho por toda la 
temporada de reproducción sólo requieren aparearse una sola vez. 
Otro rasgo interesante de esta especie es su marcada preferencia 
por anidar en una misma playa, o incluso en una misma zona; se 
han registrado individuos cuyas anidaciones, aún al paso de muchas 
temporadas reproductivas, se mantienen a una distancia en el rango 
de 1.5 kilómetros.
Hoy en día, a esta especie se le considera en una situación vulnerable, 
aunque parece no requerir de tratados internacionales para su 
conservación por su restringida área de distribución. Los gobiernos 
federal y locales en el norte de Australia se han dado a la tarea de 
impulsar la protección de la tortuga kikila, sobre todo por el riesgo 
que ésta corre por la acción de sus depredadores naturales. 
Sin embargo, al igual que la tortuga lora, es altamente vulnerable a 
eventos catastróficos o a la sobreexplotación por su distribución tan 
limitada, al tratarse de una especie endémica. En años recientes se 
publicó que su población mundial no rebasa las 30 mil hembras y 
que se estima anidan unas 10 mil por año.
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VI. Amenazas que enfrentan 
las tortugas marinas
Con frecuencia escuchamos o leemos referencias que relacionan a una especie, a una población o a un ecosistema con la palabra 
“amenaza”. En general entendemos que eso se refiere a que en las 
condiciones actuales hay ciertos factores que hacen posible que esa 
especie, población o ecosistema sufra algún daño, inclusive, que 
puede llegar a desaparecer. Amenaza, entonces, se define como lo 
que representa un riesgo, lo que anuncia la proximidad de un daño 
o peligro.
Todos los seres vivos corren riesgos que ponen en peligro su 
supervivencia, pero en ciertas circunstancias, unas especies son más 
vulnerables que otras. Por ejemplo, organismos que consumen un 
tipo de alimento específico, o que habitan en un ecosistema de 
características muy particulares se ven fuertemente amenazados si 
ese tipo de alimento empieza a escasear, o si su hábitat se reduce o 
sufre alguna modificación sustancial; a este tipo de organismos se les 
considera “especialistas”. 
Evidentemente, si hay una especie o población cuya dieta se compone 
de diversas fuentes de alimento, o que es capaz de vivir en distintos 
tipos de hábitat, entonces ésta es mucho menos susceptible a alguna 
amenaza. Eso no significa que sea indestructible, simplemente que es 
más resistente.
Si tratamos de ver las amenazas desde una perspectiva más amplia, 
notaremos que lo que pone en riesgo a una especie también significa 
una amenaza para el ecosistema mismo o para otros grupos de 
organismos por la gran cantidad de relaciones que se dan entre 
individuos de distintas especies. A la inversa, una situación que pone 
en riesgo a un ecosistema, por ejemplo la contaminación por basura, 
la disminución en la disponibilidad de agua o la desertificación, entre 
otras, lleva implícita una amenaza para los seres vivos que ahí se 
alimentan o se desarrollan. Dicho de otra forma, los desequilibrios en 
el balance natural de las poblaciones o de los ecosistemas, representan 
amenazas que pueden alcanzar a afectar directa o indirectamente a 
todos sus componentes.
Ahora bien, es importante diferenciar las causas que dan lugar a 
las amenazas. Consideremos primero que nuestro planeta está en 
constante cambio, lo que significa que los seres vivos deben adaptarse 
para poder sobrevivir o desaparecerán. La extinciónde varias especies 
se ha ocasionado por procesos naturales regulados por las condiciones 
del ambiente y la capacidad de los seres vivos para adaptarse a él. Sin 
embargo, también hay muchos tipos de amenazas que tienen origen 
en nuestras actividades, las actividades humanas, sobre todo en lo 
que respecta a la manera como satisfacemos nuestras necesidades 
o gustos haciendo uso de los recursos que hay en el planeta; a este 
tipo de amenazas se les conoce como antropogénicas. El crecimiento 
de la población humana y el constante cambio en los hábitos que 
se generan en la vida moderna representan una seria amenaza para 
muchas especies y para muchos tipos de hábitat.
Las tortugas marinas no son ajenas a lo anterior. Aunque cada especie 
puede tener diferentes formas de alimentarse, u ocupar distintos tipos 
de hábitat, en general todas enfrentan amenazas que ponen en riesgo 
su sobrevivencia. Se tienen registros de que en el planeta han existido 
más de 60 especies de tortugas marinas y hoy en día sólo quedan siete 
u ocho; puede sonar extraño, pero a la fecha no se ha documentado 
que alguna de las especies de tortuga marina se haya extinguido por 
causas atribuibles a la actividad humana. Lamentablemente eso podría 
cambiar dado que muchas de las poblaciones actuales se muestran 
vulnerables ante las condiciones que parecen estar imponiendo la 
manera cómo los humanos usamos los recursos de nuestro planeta.
Son muchas las amenazas que enfrentan las tortugas en la actualidad 
y no sería práctico abordar cada una de ellas a detalle. Nos referiremos 
más bien a las más conocidas y, en particular, a aquellas que tienen 
que ver de alguna manera con nuestras actividades cotidianas. 
Primero hablemos de la destrucción o modificación de sus hábitat, 
entre los que se incluyen playas, lagunas costeras, arrecifes coralinos, 
e inclusive el océano abierto. Hoy en día existe tecnología para 
construir grandes puertos, marinas, complejos turísticos y otro tipo de 
obras de infraestructura que representan la destrucción de grandes 
extensiones de vegetación costera, o la modificación de la dinámica 
natural de playas, esteros y lagunas; también significan la generación 
de desechos y otras fuentes de contaminación, como el ruido o la luz 
artificial excesiva, la cual provoca que las adultas que salen a desovar 
y las crías que emergen de los nidos se desorienten y les impida 
cumplir con su ciclo de reproducción. Recordemos que las playas 
son un componente importante del ciclo reproductivo de las tortugas 
marinas porque es precisamente ahí donde depositan sus huevos, 
por lo que el interés de la sociedad moderna por explotar las costas 
representa una amenaza significativa no sólo para estos reptiles, sino 
para muchas otras especies silvestres. 
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También podemos hablar de las embarcaciones gigantes que se 
construyen y navegan por los mares, transportando mercancías 
y materiales de distintos tipos y que también pueden llegar a ser 
verdaderas ciudades flotantes. En todos los casos se derraman 
cantidades importantes de desechos.
Mucho se ha hablado del enorme impacto que los plásticos y derivados 
de los petroquímicos provocan en el ambiente, y muy en especial en 
los ecosistemas marinos. Es tal la cantidad de este tipo de desechos de 
este tipo acumulados en el mar, que las corrientes las concentran en 
algunos puntos formando enormes “islas” de plástico. Tampoco está 
de más decir que en muchos casos esos plásticos causan la muerte de 
tortugas y otros animales cuando éstos los tragan, confundiéndolos 
con su alimento.
Hay otras situaciones que pueden significar amenazas para las tortugas 
marinas. El cambio climático es uno de ellos, y lo es por varias razones, 
pues por un lado este cambio significa una serie de transformaciones 
en el planeta que pueden modificar las rutas migratorias o las áreas 
de alimentación, o el incremento del nivel del mar ocasionando la 
pérdida de playas, pero también se puede incrementar la temperatura 
de incubación de la arena, aspecto importante porque precisamente 
la temperatura de la arena tiene mucho que ver con en la incubación 
de los huevos para la producción de hembras o machos. Las tortugas 
marinas han sobrevivido a varios cambios climáticos en la historia del 
planeta, pero ¿qué esperaríamos que suceda si en algún momento 
se producen sólo hembras? Nada bueno. El cambio climático como 
resultado de actividades antropogénicas es también un ejemplo de 
cómo estamos afectando a las tortugas marinas de forma indirecta, 
pero determinante.
Hablando de actividades humanas que afectan directamente a las 
tortugas marinas, tenemos que detenernos a revisar la captura de 
adultos y la cosecha de huevos que por décadas se han practicado 
en muchos países, incluyendo el nuestro. Aunque por muchos años 
las tortugas marinas fueron fuente de alimento y de recursos para 
comunidades costeras, el problema surgió porque su aprovechamiento 
no se hizo de manera ordenada, llegándose a la sobreexplotación. El 
saqueo de los huevos en las playas de anidación es una práctica que 
aún persiste y que tiene un impacto determinante en la situación de 
riesgo en la que se encuentran los quelonios, lo que la convierte en 
una de las amenazas más graves. 
Hoy en día, en la gran mayoría de los países, el aprovechamiento 
directo de las tortugas o de sus huevos está prohibido, o por lo menos 
regulado, pero eso no significa que no haya personas dispuestas a 
capturarlas violando la ley. Como muchas otras especies, las tortugas 
son organismos migratorios, lo que significa que pueden pasar parte 
de su ciclo en países donde sí se tenga y se aplique un marco legal 
adecuado para su protección, pero también en aquellos en los que 
ocurra lo contrario.
Otra situación que afecta de manera importante a las poblaciones 
de tortugas marinas es la posibilidad de que sean capturadas 
accidentalmente en actividades de pesca dirigidas a otras especies, lo 
que se conoce como pesca incidental. Por ejemplo, las embarcaciones 
camaroneras pueden capturar tortugas cuando realizan sus arrastres 
porque el camarón forma parte de la dieta de algunas especies. 
También puede suceder que las tortugas muerdan anzuelos que son 
colocados para capturar a otras especies, o que se enreden en las 
líneas pesqueras o que queden atrapadas en redes de deriva, lo que 
puede significar que mueran.
Tomando en cuenta las amenazas que directa o indirectamente 
representan las actividades humanas, no es de extrañar que muchas 
poblaciones de quelonios estén siendo afectadas al grado de que 
en muchos países, incluyendo México, se les considere especies en 
peligro de extinción.
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Se han tomado algunas acciones para intentar evitar situaciones 
como las descritas anteriormente; por ejemplo, se han creado leyes 
más estrictas para evitar que la zona costera se vea más dañada y 
se han diseñado artes de pesca que pueden ayudar a excluir a las 
tortugas de los lances de pesca comercial; evidentemente esto aún 
es insuficiente. También se requiere que todos hagamos algo para 
intentar reducir el potencial destructivo de estas amenazas, y no sólo 
se trata de no consumir carne o huevos de tortuga. Hay un ejemplo 
muy claro y que no es difícil de aplicar: podemos reducir el uso de 
materiales plásticos, sobre todo los desechables, sustituyéndolos por 
otros que se puedan usar por más tiempo.
Como vimos, las tortugas marinas pueden ser afectadas de muchas 
maneras por las actividades humanas, pero también hay distintas 
formas en las que podemos ayudar a su conservación. Y lo más 
interesante es que en muchos casos sólo se trata de cambiar algunos 
hábitos. La decisión está en cada uno de nosotros.
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VII. Los campamentos 
tortugueros comunitarios 
y las actividades que realizan
Un campamento tortuguero es una construcción temporal o permanente que se encuentra en una playa que frecuentan 
las tortugas marinas para desovar; dicha playa puede ser de mayor 
o menor importancia, e inclusive con

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