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Terapia Psicológica
ISSN: 0716-6184
sochpscl@entelchile.net
Sociedad Chilena de Psicología Clínica
Chile
Zubeidat, Ihab; Fernández Parra, Antonio; Sierra, Juan Carlos
Ansiedad y Fobia Social: Revisión de los Autoinformes más Utilizados en Población Adulta e Infanto-
Juvenil
Terapia Psicológica, vol. 24, núm. 1, junio, 2006, pp. 71-86
Sociedad Chilena de Psicología Clínica
Santiago, Chile
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=78524108
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TERAPIA PSICOLÓGICA
2006, Vol. 24, Nº 1, 71–86
Copyright 2006 by Sociedad Chilena de Psicología Clínica
ISSN 0716-6184
Ansiedad y Fobia Social: Revisión de los Autoinformes más
Utilizados en Población Adulta e Infanto-Juvenil
Anxiety and Social Phobia: Review of the Self-Reports More Used in Adult and
Children-Youth Population
Ihab Zubeidat
Antonio Fernández Parra
Juan Carlos Sierra*
Facultad de Psicología
Universidad de Granada
(Rec: 02 noviembre 2005 – Acep: 10 mayo 2006)
Resumen
La evaluación de la ansiedad y fobia social es una tarea compleja debido a la implicación de varios compo-
nentes y dimensiones en la misma. Esto implica la necesidad de instrumentos de evaluación específicos con
adecuadas propiedades psicométricas. El objetivo de la presente revisión teórica es ofrecer una descripción
de los autoinformes más utilizados en la evaluación de la ansiedad y fobia social en población adulta e
infanto–juvenil, así como de sus propiedades psicométricas en muestras anglosajonas y de habla española.
En general, existen más medidas de evaluación de este trastorno en población adulta que en infanto–juvenil,
disponiéndose de una multitud de datos psicométricos. Los autoinformes empleados en poblaciones de
niños y adolescentes son escasos, encontrándose pocos estudios psicométricos, especialmente en población
española; incluso, algunas de estas medidas de autoinforme requieren su adaptación a esta población. Se
discute la implicación de estos hallazgos, ofreciendo algunas conclusiones al respecto.
Palabras clave: Ansiedad y fobia social, autoinformes, propiedades psicométricas
Abstract
Assessment of anxiety and social phobia is a complex task, because it implies various components and
dimensions. This implicates the need for specific instruments of assessment with adequate psychometric
properties. The aim of this theoretical revision is to offer a description of self–reports, which are more used
in the assessment of the anxiety and social phobia in adult and children–adolescent populations. We also
describe psychometric properties of self–reports in Anglo–Saxon and Spanish samples. Generally, there are
more measurements of assessment for this disorder in adult groups than in that of children– adolescent. In
addition, there is a multitude of psychometric data. Self–reports which are used in populations of children
and adolescent and their psychometric studies are few, especially in Spanish population. Besides, some of
these measures of self–reports need adaptation to this population. The implication of these results are discussed
and some conclusions are offered.
Key words: Anxiety and social phobia, Self–reports, psychometric properties
* Correspondencia: Juan Carlos Sierra. Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico. Facultad de Psicología. Universidad de
Granada. 18071 Granada (ESPAÑA). E–mail: jcsierra@ugr.es
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TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
Uno de los aspectos más importantes del comportamien-
to humano son las relaciones interpersonales. La ansiedad
social constituye un trastorno complejo que engloba dis-
tintos componentes y dimensiones a considerar en su eva-
luación, definiéndose como una experiencia de estrés,
disconfort, miedo, ansiedad, etc., ante situaciones socia-
les, como una evitación deliberada de situaciones sociales,
así como temor de ser objeto de evaluación negativa por
parte de los demás (Watson & Friend, 1969). El miedo ex-
cesivo, la evitación de un gran número de situaciones de
interacción social y la repercusión negativa en la vida dia-
ria de los fóbicos sociales, causada por sus temores socia-
les, constituyen características principales que distinguen
la ansiedad social de otros trastornos psicopatológicos
(Rapee, Sanderson & Barlow, 1988). Las situaciones
novedosas de interacción con las personas de nuestro en-
torno exigen un nivel determinado de ansiedad que nos
permita funcionar adecuadamente y que va disminuyendo
significativamente tras los primeros momentos de interac-
ción social y tras exposiciones repetidas a situaciones pa-
recidas. La fobia social fue incluida como entidad
diagnóstica independiente con la publicación del DSM–III
en 1980 (American Psychiatric Association, 1980), argu-
mentando que dicho trastorno es el más prevalente en las
poblaciones occidentales y norteamericanas. Esto se ha
mantenido en la revisión del DSM–III, DSM–IV y DSM–
IV–TR (American Psychiatric Association, 1987, 1994,
2000). La fobia social ha sido reconocida como uno de los
subtipos de trastorno fóbico, incorporados dentro de los
trastornos neuróticos asociados con el estrés y
somatoformes (Gelder, Gath & Mayou, 1989). Por su par-
te, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye,
por primera vez, la ansiedad social como categoría
diagnóstica independiente en su sistema de clasificación
de los trastornos mentales y del comportamiento, el CIE–
10, en 1992 (Organización Mundial de la Salud, 1992). Por
otra parte, Ballenger et al. (1998) han coincidido en ofre-
cer una nueva denominación de este cuadro clínico, eti-
quetada como trastornos por ansiedad social, siendo la edad
de inicio en la infancia–adolescencia. En la actualidad, la
fobia social está considerada como uno de los subtipos de
trastorno de ansiedad.
Es conveniente evaluar distintos aspectos (cognitivo,
somático, comportamental, gravedad, etc.) del problema
de fobia y ansiedad social para una mejor descripción y
comprensión del mismo. Fundamentalmente, existen tres
tipos de técnicas para evaluar dicho problema; en primer
lugar, las referentes a las medidas indirectas o provenien-
tes de los informes emitidos por las propias personas
(autoinformes), las cuales se describirán con detalle en el
presente estudio teórico (Montero & León, 2005); en se-
gundo lugar, las que aluden a las medidas resultantes de la
observación del comportamiento de los pacientes en situa-
ciones reales o simuladas (medidas de observación); y, en
tercer lugar, las que emplean instrumentación física y quí-
mica (registros psicofisiológicos). Los distintos sistemas
de medida son los siguientes: entrevistas, autoinformes y
autorregistros, tests de observación conductual y registros
psicofisiológicos. Los más frecuentes en la práctica profe-
sional son las entrevistas y los autoinformes, junto con los
autorregistros. Por su parte, los tests de observación con-
ductual y de los registros psicofisiológicos tienen un uso
limitado debido a los problemas metodológicos y de coste
que suelen asociarse a ellos. Por ello, es recomendable ha-
cer uso de inventarios y cuestionarios lo más específicos
posibles a las situaciones y a las respuestas (Echeburúa,
1995). Además, es preferible que tengan un formato de res-
puesta de escalas tipo Likert, bastante depuradas y sensi-
bles al cambio terapéutico y que dispongan de unas garan-
tías psicométricas adecuadas en poblaciónespañola; en
último término, se pretende que dichas pruebas respondan
a la práctica clínica (Echaburúa, 1995).
La evaluación actual del comportamiento de la fobia y
ansiedad social es multimodal y plurimetódica (Lang, 1968,
1993). Es importante tener en cuenta una perspectiva teó-
rica para concebir estrategias de evaluación y valorar la
necesidad de instrumentos nuevos y mejorados. El enfo-
que de “sistema de tres respuestas” (conducta manifiesta,
respuesta fisiológica y cogniciones) se ha adoptado tanto
históricamente (Lang, 1968) como en la década de los años
noventa (Lang, 1993; Miller & Kozak, 1993), teniendo un
impacto significativo en la evaluación no sólo de la fobia
social y otros trastornos de ansiedad, sino en otros trastor-
nos emocionales. La evaluación completa de la fobia y
ansiedad social debería tener en cuenta cada uno de los tres
sistemas de respuesta: cogniciones, comportamiento ma-
nifiesto y respuesta fisiológica. Dichos sistemas son inde-
pendientes relativamente, ya que normalmente se ha infor-
mado de correlaciones bajas entre ellos (Rachman &
Hodgson, 1974). La función de las técnicas de evaluación
es detectar si las personas cumplen los criterios diagnósti-
cos de la fobia y ansiedad social. Junto a la entrevista, el
autoinforme es la técnica más usada en la práctica clínica
para comprobar las hipótesis planteadas por el evaluador.
El autoinforme instiga sobre diferentes componentes del
problema, así como sobre síntomas asociados. La mayoría
de los autoinformes ofrece información sobre la intensidad
y la gravedad de los síntomas, cuantificando su evolución
y el cambio producido al término del tratamiento
(Echeburúa, 1995); en ningún caso se deberían emplear
como instrumentos diagnósticos. Se trata de técnicas que
necesitan un tiempo corto de aplicación, donde se obtienen
puntuaciones objetivas de la subjetividad del paciente (ofre-
cen información más objetiva de la que se obtiene por me-
dio de la entrevista clínica abierta), explorando distintas
áreas de la interacción social. Mediante los autoinformes
se obtiene una muestra de las respuestas de los sujetos a un
conjunto de ítems elegidos a partir de un área común de
ANSIEDAD Y FOBIA SOCIAL: REVISIÓN DE LOS AUTOINFORMES MÁS UTILIZADOS EN POBLACIÓN
ADULTA E INFANTO-JUVENIL
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TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
situaciones interpersonales (Caballo, 1987). La aplicación
repetida de estos instrumentos posibilita la evaluación de
la evolución de los síntomas. Muchas de estas pruebas es-
tán estandarizadas y tienen datos psicométricos. No obstan-
te, los autoinformes cubren un campo temático menor que
las entrevistas, constituyendo medidas complementarias que
están sujetas a varias fuentes de error (Caballo, 1987).
La investigación relativa a los instrumentos designa-
dos para identificar la fobia social se ha incrementado en
los últimos años; nuevos instrumentos y estudios de fiabi-
lidad y validez de varias escalas han sido publicados, espe-
cialmente en edad adulta (para una revisión, véase Clark et
al., 1997 o Taylor, Woody, McLean & Koch, 1997). Por su
parte, García–López, Olivares & Vera–Villarroel (2003)
ofrecen una revisión de los instrumentos de evaluación de
la fobia social que han sido validados en población de len-
gua española. Los cuestionarios desarrollados o adaptados
para la población adolescente de habla española aparecen
en una revisión llevada a cabo por Inglés, Méndez, Hidal-
go, Rosa & Orgilés (2003). Así, la revisión de Masia–
Warner, Storch & Fisher (2003), relacionada con los avan-
ces de la evaluación y el tratamiento de la ansiedad y fobia
social en jóvenes, incluye nuevos instrumentos de evalua-
ción desarrollados específicamente para el trastorno de
ansiedad social. Recientemente, existe un interés por exa-
minar la relación entre distintas medidas de autoinforme y
su invariabilidad dentro de muestras tanto clínicas como
comunitarias. En esta línea, Olivares, García–López, Hi-
dalgo & Caballo (2004) informan que la Escala de Miedo a
la Evaluación Negativa, la Escala de Evitación y Malestar
Social, el Inventario de Ansiedad y Fobia Social y la Esca-
la de Ansiedad Social para Adolescentes se presentan
invariantes dentro de las muestras clínica y comunitarias,
evaluando un único factor de primer orden, denominado
como “ansiedad social”, aunque cada medida recoge sín-
tomas específicos (cognitivos, comportamentales o
somáticos) de este factor; además, los resultados indicaron
que el Inventario de Ansiedad y Fobia Social y la Escala de
Ansiedad Social para Adolescentes constituyen los dos
autoinformes de elección para la evaluación de la ansiedad
social de los adolescentes.
Al día de hoy, la literatura científica carece de instru-
mentos de evaluación del comportamiento de ansiedad y
fobia social en población de habla española, ya que la ma-
yoría de los estudios en esta población han pretendido va-
lidar las escalas desarrolladas en población anglosajona.
Una gran parte de las medidas de autoinforme está siendo
aplicada en muestras de adultos, disponiendo de una varie-
dad de estudios relacionados con sus garantías psicométri-
cas. Por el contrario, en población infanto–juvenil, existen
pocos instrumentos designados para la evaluación de las
respuestas de ansiedad social de los niños y adolescentes.
El objetivo principal este estudio teórico (Montero & León,
2005) es ofrecer una descripción detallada de las medidas
de autoinforme de evaluación de la ansiedad y fobia social
más empleadas en población adulta e infanto–juvenil, así
como informar sobre sus propiedades psicométricas encon-
tradas en distintos estudios tanto en población anglosajona
como en la adaptación (en caso de que exista) para pobla-
ción de habla española. Por último, se ofrecerá una serie de
conclusiones a modo de discusión relacionadas con la si-
tuación actual de estos instrumentos de medida de ansie-
dad y fobia social, reflejando la comparación de su uso
entre la población adulta y la de niños y adolescentes.
Autoinformes específicos para la fobia y ansiedad
social
Escala de Miedo a la Evaluación Negativa
(Fear of Negative Evaluation Scale, FNE) y Escala
de Evitación y Malestar Social (Social Avoidance
and Distress Scale, SAD) (Watson & Friend, 1969)
Tanto la Escala de Miedo a la Evaluación Negativa
(FNE) como la Escala de Evitación y Malestar Social (SAD)
se crearon juntas con el objetivo de evaluar los dos aspec-
tos más centrales de la fobia y ansiedad social. La FNE
alude a aspectos cognitivos (pensamientos) de la ansiedad
social, mientras que la SAD se refiere a aspectos motores
(evitación). Tienen la ventaja de ser breves y complemen-
tarias, necesitando un tiempo estimado en 15 minutos para
su aplicación, por lo que son uno de los instrumentos más
empleados en investigación. Se trata de autoinformes más
apropiados para evaluar la ansiedad ante situaciones de
interacción social que para la fobia social en sí (Orsillo,
2001). Las dos escalas han mostrado ser sensibles al cam-
bio terapéutico (Butler, Cullington, Munby, Amies &
Gelder, 1984; Heimberg, Becker, Goldfinger & Vermilyea,
1985; Mattick & Peters, 1988), constituyendo buenos
predictores de la mejoría terapéutica a largo plazo. En Es-
paña, distintos estudios (Bobes et al., 1999; García–López,
Olivares, Hidalgo, Beidel & Turner, 2001; Villa, Botella,
Quero, Ruepérez & Gallardo, 1998) han informado que
tanto la FNE como la SAD obtienen propiedades psicomé-
tricas adecuadas en población adulta y adolescentes de ha-
bla española.
La SAD es una de las medidas más usadas en los estu-
dios de ansiedad y fobia social. Incluye 28 ítems, con dos
posibilidades de respuesta (verdadera o falsa). La mitad de
ellos corresponden al malestar subjetivo en situaciones so-
ciales y la otra mitad a la evitación activa o deseo de evitar
dichas situaciones. El rango de la escala oscila entre 0 y
28. Las medias en la SAD fueron 11,20 y 8,24 para los
hombres y mujeres, respectivamente (Watson & Friend,
1969). Presenta una excelente consistencia interna de 0,94y una buena fiabilidad test–retest al mes de 0,68 (Watson
& Friend, 1969). Además, correlaciona significativamente
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con la FNE (r=0,40) (Oei, Kenna & Evans, 1991); estos
autores informan que los pacientes con fobia social obtie-
nen una puntuación media de 21,9 (DT = 5,8). Así, en un
estudio reciente de Hofmann, DiBartolo, Holaway &
Heimberg (2004) el coeficiente alfa de Cronbach fue de
0,93, el cual se incrementaría hasta 0,94 si se eliminase el
ítem 19. Para diferenciar la población sana de la población
que sufre ansiedad social, se ha establecido el punto de
corte de 18–20 (Butler et al., 1984; Heimberg, Hope, Dodge
& Becker, 1990). Como limitaciones, cabe destacar que
una gran parte de sus ítems son un tanto repetitivos e im-
precisos con respecto a la situación estimular, que el nú-
mero reducido de los ítems puede no reflejar las situacio-
nes de ansiedad concretas de un paciente determinado y
que las respuestas son dicotómicas, teniendo pocas posibi-
lidades de matización. La correlación de esta escala con
instrumentos de ansiedad social y timidez alcanzan valo-
res mayores que 0,75 (Jones & Briggs, 1986), mientras que
la correlación que mantiene con otras medidas de ansiedad
general suele ser baja. En población chilena, se ha llevado
a cabo la validación de la SAD en el estudio de Pérez y
Valenzuela (1991), donde la consistencia interna tuvo un
valor de 0,86. Además, se detectó una correlación signifi-
cativa entre esta escala y la Escala de Ansiedad ante la In-
teracción (IAS) (Learry, 1983a).
En España, la puntuación media de la muestra no clíni-
ca fue de 7,71. Por su parte, la muestra de pacientes con
fobia social obtuvo una media de 18,77 antes de recibir
tratamiento y otra de 12,08 una vez finalizado el mismo
(Villa et al., 1998). En cuanto a los dos subtipos, antes de
comenzar el tratamiento, los individuos del subtipo no ge-
neralizado y generalizado obtuvieron una media de 12,62
(DT = 5,58) y de 23,31 (DT = 5,29), respectivamente; des-
pués del tratamiento, las medias fueron 11,12 (DT = 4,39)
y 15,15 (DT = 6,68), respectivamente (Ruipérez, García–
Palacios & Botella, 2002). Existe una versión en castella-
no de Girodo (1980) recogida en Comeche, Díaz & Vallejo
(1995); la consistencia interna fue de 0,94; la fiabilidad de
la subescala de Evitación fue de 0,87 y la de Ansiedad so-
cial de 0,85; la fiabilidad test–retest fue de 0,68. A pesar de
que la mayoría de los estudios relativos a la SAD ha tenido
lugar en población adulta, existen varios trabajos realiza-
dos con adolescentes (Bobes et al., 1999; García–López et
al., 2001; Villa et al., 1998) que ponen de manifiesto sus
buenas propiedades psicométricas. Por ejemplo, al usar la
correlación producto–momento de Pearson, García–López
et al. (2001) encontraron una fiabilidad test–retest igual a
0,85 para la SAD. La validez de constructo indicó que la SAD
mantiene una correlación de 0,67 con la puntuación total de la
Social Anxiety Scale for Adolescents (SAS–A) y otra de 0,56
con el trastorno de personalidad por evitación. Por último, la
SAD ofrece una carga factorial de 0,78 en la diferenciación
entre subtipos de fobia social (García–López et al., 2001).
Por su parte, el objetivo de la Escala de Miedo a la Eva-
luación Negativa es efectuar una evaluación del compo-
nente cognitivo de la ansiedad social. Mide la intensidad
en la que las personas experimentan temor ante la posibili-
dad de ser juzgados de manera negativa por otros. La esca-
la está compuesta por 30 ítems de tipo dicotómico (verda-
dero o falso), oscilando su rango de 0 a 30. Las medias en
la FNE fueron 13,97 y 16,10 para los hombres y mujeres,
respectivamente (Watson & Friend, 1969). Muestra un co-
eficiente de consistencia interna de 0,94 y una fiabilidad
test–retest de al mes de 0,78 (Watson y Friend, 1969). Los
pacientes con fobia social obtienen una puntuación media
de 20,7 (DT = 5,1) (Oei et al., 1991). Heimberg et al. (1990)
y Mattick, Peters & Clarke (1989) proponen el punto de
corte de 22–24 con el fin de discriminar la población sana
de la aquejada de ansiedad social. En un estudio reciente
de Collins, Westra, Dozois y Stewart (2005) se examina-
ron las propiedades psicométricas de la versión breve de la
Escala de Miedo a la Evaluación Negativa, encontrando
correlaciones significativas entre la evitación social y la
depresión, y otras no significativas entre la evitación
agorafóbica y las variables demográficas; además, esta ver-
sión obtuvo una excelente consistencia interna (alfa = 0,97)
y una fiabilidad test–retest de 0,94 a las dos semanas.
 En población española, la muestra no clínica obtuvo
una puntuación media de 16,1, mientras que la muestra de
personas con fobia social mostró una puntuación de 24,79
antes del tratamiento y otra de 18,93 después del mismo
(Villa et al., 1998). En otro estudio en el que se distinguie-
ron los dos subtipos de la fobia social, se demostró que los
pacientes del subtipo generalizado obtuvieron una media
de 26,84 (DT = 2,03) antes del tratamiento, mientras que
los del subtipo no generalizado consiguieron una media de
20,87 (DT = 3,87). No obstante, después de terminar el
tratamiento se obtuvo una media de 18,53 (DT = 7,35) y
otra de 19,12 (DT = 4,73) para los pacientes del grupo ge-
neralizado y no generalizado, respectivamente (Ruipérez
et al., 2002). Existe en castellano una versión original y
reducida en Comeche et al. (1995). La consistencia interna
fue de 0,94 para la versión original y de 0,90 para la ver-
sión breve. La fiabilidad test–retest fue de 0,78 para la ori-
ginal y 0,75 para la breve. La correlación entre ambas ver-
siones de la escala fue de 0,96. La validez convergente fue
estudiada en base a la Escala de Evitación y Estrés Social
(Social Avoidance and Distress Scale – SAD), con la que
muestra una correlación de 0,51 y de 0,32 con la Escala de
Interacción Social (Interaction Anxiousness Scale – IAS).
Los estudios que hacen uso de la escala FNE con adoles-
centes son escasos, aunque los trabajos de Bobes et al.
(1999), García–López (2000), García–López et al. (2001)
y Villa et al. (1998) se realizaron con jóvenes y adultos de
población española. García–López et al. (2001) encuen-
tran una fiabilidad test–retest igual a 0,84, usando la corre-
lación de Pearson producto–momento. La validez concu-
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ADULTA E INFANTO-JUVENIL
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rrente señaló que la FNE ofrece una correlación de 0,71
con la puntuación total de la SAS–A y otra de 0,48 con el
trastorno de ansiedad por evitación. Además, la FNE mues-
tra una carga factorial de 0,68 en la diferenciación de los
subtipos de fobia social (García–López et al., 2001).
Inventario de Ansiedad y Fobia Social (Social Phobia
Anxiety Inventory, SPAI) (Turner, Beidel, Dancu & Stanley,
1989) e Inventario de Ansiedad y Fobia Social para Niños
(Social Phobia Anxiety Inventory for Children, SPAI–C)
(Beidel, Turner & Morris, 1995)
El Inventario de Ansiedad y Fobia Social (SPAI) fue
construido con el fin de medir las tres dimensiones (moto-
ra, psicofisiológica y cognitiva) de la ansiedad social. Está
compuesto por 45 ítems que se responden de acuerdo a una
escala tipo Likert de 7 puntos (1: Nunca; 7: Siempre). Di-
chos ítems se reparten entre dos subescalas: fobia social y
agorafobia; la primera está formada por 32 ítems, mientras
que la segunda consta de los 13 ítems restantes. El SPAI
proporciona tres puntuaciones. La primera se refiere a la
fobia social, la segunda a la agorafobia y la tercera a una
puntuación total denominada de “diferencia”, ya que es el
resultado de restar la puntuación de agorafobia a la de fo-
bia social. Se trata de una puntuación pura de fobia social
después de haber eliminado la ansiedad asociada a la ago-
rafobia. Algunos autores (Turner et al., 1989; Beidel, Turner
& Cooley, 1993) optan por la puntuaciónde la diferencia
por motivos tanto metodológicos como teóricos; otros
(Herbert, Bellack & Hope, 1991; Ries et al., 1998) encuen-
tran apoyo empírico para la puntuación de la subescala de
fobia social.
Con el objetivo de diferenciar entre los sujetos con fo-
bia social y otros sin la misma, Turner et al. (1989) propo-
nen un punto de corte de diferencia por encima de 60. Ade-
más, existe una mayor probabilidad de realizar un diag-
nóstico más preciso cuando la puntuación se encuentra por
encima de 80, incrementando la especificidad. Los creado-
res del SPAI informan de una consistencia interna de 0,96
para la subescala de fobia social y 0,86 para la agorafobia,
en un estudio realizado con una muestra universitaria con
fobia social. Por su parte, la fiabilidad test–retest (en un
periodo de dos semanas) fue de r = 0,86 para la puntuación
total de diferencia. En población española, los resultados
sobre consistencia interna son muy parecidos a los que se
han encontrado en el estudio original: 0,97 en la puntua-
ción de diferencia y de 0,94 para la muestra con diagnósti-
co de fobia social (Baños, Quero, Botella & Perpiñá, 2003).
En cuanto a la validez de constructo, Turner et al. (1989)
señalan que tanto las dos subescalas como la puntuación
total discriminan entre grupos con problemas de ansiedad
y otros normativos. Además, se muestra capaz de diferen-
ciar entre individuos con fobia social y aquellos que tienen
otros trastornos de ansiedad. Así, el SPAI mantuvo corre-
laciones significativamente altas con otras variables rele-
vantes, tales como habilidades sociales, trastorno de per-
sonalidad por evitación y neuroticismo (Caballo, Olivares,
López–Gollonet, Irurtia & Rosa, 2003); además, apenas
hubo correlaciones significativas entre el SPAI y la extra-
versión. En población adolescente, el SPAI resultó ser una
medida fiable y válida de fobia social (Clark et al., 1994).
Este resultado también se ha confirmado en la población
adolescente española (García–López et al., 2001; Olivares,
García–López, Hidalgo, Turner & Beidel, 1999). Olivares
et al. (2002) han establecido puntos de corte normativos
para el SPAI con el objetivo de diferenciar los adolescen-
tes con fobia social de aquellos sin la misma en una mues-
tra comunitaria española. Dichos puntos están en torno a
60 para la puntuación de Diferencia y a 70 para la subescala
de Fobia Social. Por último, el SPAI ha mostrado ser sensi-
ble al cambio terapéutico, permitiendo determinar el estatus
funcional de las personas con fobia social una vez termina-
do el tratamiento. Como consecuencia, este instrumento
disfruta de un mayor uso en la investigación. No obstante,
pese a tener una mayor especificidad para evaluar la fobia
social que otros instrumentos (como el FNE y el SAD), la
duración de su aplicación es más larga, resultando su co-
rrección más complicada. El SPAI fue desarrollado para
adultos en la población norteamericana (Turner et al., 1989)
y ha sido validado en muestras inglesas (Clark et al., 1994)
y para adolescentes de habla española (Olivares et al., 1999);
los puntos de corte han sido informados recientemente para
muestras de habla española (Olivares et al., 2002).
Por su parte, el Inventario de Ansiedad y Fobia Social
para Niños (Social Phobia Anxiety Inventory for Children,
SPAI–C) (Beidel et al., 1995) constituye una medida de
autoinforme para niños menores de 14 años y está com-
puesto por 26 ítems, los cuales se contestan de acuerdo a
una escala Likert de tres puntos (0 = Nunca; 1 = A veces; 2
= La mayor parte del tiempo o Siempre). Los ítems del
SPAI–C evalúan una serie de situaciones sociales y sínto-
mas fisiológicos, cognitivos y conductuales. Existen 9 ítems
que miden el malestar subjetivo del niño ante distintos con-
textos, donde se calcula el promedio de la respuesta a cada
uno de ellos, obteniendo una puntuación total combinada
del instrumento resultante de la suma de los 26 ítems. Las
propiedades psicométricas del SPAI–C han sido conside-
radas como adecuadas; la consistencia interna del instru-
mento total y de sus factores fue aceptable (alfa = 0,95
para la medida total; alfa = 0,65–0,83 para las puntuacio-
nes de los factores) (Beidel Turner & Fink, 1996). El SPAI–
C ha mantenido relaciones moderadas con el Inventario de
Ansiedad Estado–Rasgo para Niños–Subescala de Rasgo
(r = 0,50), con la subescala de Fracaso y Crítica del Cues-
tionario de Temores para Niños–Revisado (Failure and
Criticism subescale of the Fear Survey Schedule for
Children–Revised) (r = 0,53) y con el número de situacio-
nes sociales que resultan perturbadoras en la vida diaria
del niño (Beidel, Turner & Morris, 1995; Beidel et al.,
1996). Así, con el SPAI–C se ha podido diferenciar niños
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TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
con trastorno de ansiedad social de otros con determinados
trastornos exteriorizados y de sujetos controles (Beidel et
al., 1996). Los constructos de los niños evaluados por el
SPAI–C, los cuales se han obtenido mediante un análisis
factorial, fueron los siguientes: Asertividad, Conversación
General, Actuación en Público, Síntomas Físicos y Cogni-
tivos, y Evitación Conductual (Beidel et al., 1996). Re-
cientemente, Storch, Masia–Warner, Dent, Roberti & Fisher
(2004) encontraron que los coeficientes alfa de Cronbach
de los factores del SPAI–C en adolescentes oscilaban entre
0,65 y 0,83 para la muestra total, con un alfa de 0,92 para
la escala global; además, las intercorrelaciones entre las
cinco escalas del SPAI–C oscilaban entre 0,46 y 0,68. Por
su parte, la fiabilidad test–retest para la escala total fue de
0,47, mientras que las correlaciones test–retest para los cin-
co factores de este instrumento fueron: 0,39 para
Asertividad, 0,35 para Conversación General, 0,56 para
Síntomas Físicos/Cognitivos, 0,36 para Evitación y 0,49
para Actuación en Público. Se ha encontrado que el SPAI–
C fue una medida más sensible que el SAS–A (61,50 ver-
sus 43,60%) de cara a mostrar evidencias sobre la validez
del constructo de ansiedad social, a pesar de que se obtuvo
una correlación significativa de 0,79 entre las dos
(Inderbitzen–Nolan, Davies & McKeon, 2004); no obstan-
te, estas dos escalas fueron similares en relación a la espe-
cificidad (82,7% para ambas). A día de hoy, no hay estu-
dios que pretenden estudiar las propiedades psicométricas
del SPAI–C en muestras de niños españoles.
La Escala de Fobia Social (Social Phobia Scale, SPS) y
la Escala de Ansiedad en Interacción Social (Social
Interaction Anxiety Scale, SIAS) (Mattick & Clarke, 1998)
La Escala de Fobia Social (SPS) y la Escala de Ansie-
dad en Interacción Social (SIAS) evalúan dos dimensiones
distintas de la ansiedad social: el miedo de ser juzgado en
la ejecución de una determinada actividad y el miedo a la
propia relación social. Tanto la SPS como la SIAS están
formadas por 20 ítems que se contestan en una escala tipo
Likert de 5 puntos (0: No es característico o cierto de mí;
4: Totalmente característico o cierto de mí). El objetivo
que se pretende con la SPS es medir la ansiedad al escruti-
nio o a la observación de los demás, especialmente cuando
se están llevando a cabo actividades. Los pacientes con fobia
social han obtenido una media de 32,8 (DT=11,8)
(Heimberg, Mueller, Holt, Hope & Liebowitz, 1992). Es-
tos autores proponen una puntuación de corte de 24, clasi-
ficando correctamente al 73% del grupo de personas con
fobia social. La consistencia interna de la SPS ha resultado
ser alta, tanto en población clínica como no clínica (de 0,87
a 0,94) (Heimberg et al., 1992; Mattick & Clarke, 1998).
Asimismo, se han conseguido buenos datos (de 0,66 a 0,93)
referentes a la fiabilidad test–retest (en un periodo de 4 a
12 semanas) (Heimberg et al., 1992; Mattick & Clarke,
1998). En cuanto a la validez de la SPS, se ha encontrado,
mediante un análisis factorial confirmatorio, tres factores
en lugar de dos: Ansiedad de interacción, Ser observado
por los demás y Miedo a que los demás se dencuenta de
los síntomas de ansiedad (Safren, Turk & Heimberg, 1998).
Existen estudios que relacionan la SPS con medidas de
ansiedad de ejecución o de ser el objeto de observación por
los otros (Brown et al., 1997; Heimberg et al., 1992).
La Escala de Ansiedad en Interacción Social (SIAS)
fue creada por Mattick & Clarke (1989) en base a los crite-
rios del DSM–III–R para la fobia social. Su objetivo es
medir las respuestas de ansiedad ante las interacciones so-
ciales. Algunos autores (Brown et al., 1997; Mattick &
Clarke, 1998) recomiendan la administración del SIAS jun-
to a la Escala de Fobia Social (SPS) con el fin de evaluar
aspectos complementarios del constructo de ansiedad so-
cial. La SIAS está compuesta por 20 ítems que se contes-
tan de acuerdo a una escala tipo Likert de 5 puntos (entre 0
y 4). Los datos psicométricos señalan que esta escala ob-
tiene un coeficiente alfa de consistencia interna de 0,93 y
un coeficiente de correlación test–retest superior a 0,90
durante periodos de 1 y 3 meses (Mattick & Clarke, 1998).
Además, la validez concurrente indica que la SIAS se en-
cuentra más relacionada con medidas de relación social
(Heimberg et al., 1992). Por su parte, Cox, Ross, Swinson
& Direnfeld (1998) muestran que la SIAS mantiene una co-
rrelación alta con la subescala de ejecución de la Escala de
Ansiedad Social de Liebowitz (LSAS). Asimismo, estable-
ce correlaciones significativas con los pensamientos positi-
vos y negativos que tienen lugar en una prueba observacional
de inicio y mantenimiento de conversaciones (Ries et al.,
1998). También, se relaciona con distintas variables de per-
sonalidad (Norton, Cox, Hewitt & McLeod, 1997).
En cuanto a la validez discriminante, se ha mostrado
que los pacientes con fobia social puntúan más alto en la
SIAS que el grupo control (Heimberg et al., 1992; Mattick
& Clarke, 1998). Del mismo modo, los individuos con fo-
bia social puntuaban más alto en la SIAS que los pacientes
de otros trastornos de ansiedad frente a un grupo control
(Rapee, Brown, Antony & Barlow, 1992). En esta línea, se
ha demostrado que la SIAS identifica correctamente al
menos a un 86% de los sujetos con fobia social cuando se
comparan éstos con una muestra comunitaria (Heimberg
et al., 1992) o con personas con diferentes trastornos men-
tales frente a un grupo control (Brown et al., 1997). Estos
autores informan que la SIAS es capaz de distinguir entre
pacientes con otros trastornos de ansiedad o un grupo con-
trol. Asimismo, se ha encontrado que la SIAS permite di-
ferenciar entre sujetos con fobia social y pacientes diag-
nosticados de trastorno de pánico con o sin agorafobia
(Peters, 2000).
Por otro lado, los autores de la SIAS defienden que esta
escala tiene la función de evaluar la fobia social generali-
zada o situaciones de relación social, mientras que la Esca-
la de Fobia Social (SPS) lo hace para el subtipo no genera-
lizado. No obstante, Heimberg et al. (1992) demostraron
ANSIEDAD Y FOBIA SOCIAL: REVISIÓN DE LOS AUTOINFORMES MÁS UTILIZADOS EN POBLACIÓN
ADULTA E INFANTO-JUVENIL
77
TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
que la SIAS por sí sola era capaz de discriminar entre los
dos subtipos de la fobia social. En esta línea, Ries et al.
(1998) encuentran que la SIAS discrimina entre los indivi-
duos con fobia social generalizada (con o sin trastorno de
personalidad por evitación) y los que tienen miedo a ha-
blar en público. Diferentes estudios (Cox et al., 1998;
Mattick & Peters, 1998; Mattick & Clarke, 1989) señalan
que la SIAS es sensible al cambio terapéutico. En relación
a la estructura factorial de la SIAS y del SPS, se ha infor-
mado en el estudio de Habke, Hewitt, Norton & Asmundson
(1997) de tres factores: ansiedad ante las relaciones socia-
les, miedo a la observación por parte de los demás y males-
tar general en las situaciones sociales. Este último factor
estaba formado por cuatro ítems que requerían una puntua-
ción inversa. Por su parte, Safren et al. (1998) hallan los
siguientes factores: ansiedad ante las relaciones sociales,
ansiedad ante la observación de los demás y miedo de que
se noten las respuestas de ansiedad por los otros.
Por otra parte, existen pocos trabajos que pretenden
estudiar las propiedades psicométricas de la SIAS en po-
blación española. Olivares, García–López & Hidalgo (2001)
emplean una muestra de 654 (483 mujeres y 117 hombres)
sujetos españoles de una edad comprendida entre 18 y 44
(M = 19,60; DT = 3,23), donde fueron completadas la SPS
y SIAS conjuntamente; los hombres consiguieron una me-
dia de 22,24 (DT = 11,24), mientras que las mujeres obtu-
vieron una media de 21,25 (DT = 12,23). La consistencia
interna mediante alfa de Cronbach de la SIAS fue de 0,89.
Además, fueron obtenidos dos factores que explicaron un
40,11% de la varianza. Únicamente dos ítems (9 y 11) sa-
turaron por debajo de 0,40 en el primer factor, incluyendo
este factor al resto de los ítems de la escala. Por su parte, el
segundo factor estaba compuesto por tan sólo dos ítems (5
y 9), lo que confirma la estructura unidimensional de la
SIAS (Olivares et al., 2001). El análisis factorial confir-
matorio reveló que el modelo de un factor se ajustaba sig-
nificativamente mejor a los datos obtenidos que el modelo
de independencia entre los ítems. De este resultado estos
autores infieren que todos los ítems de la SIAS saturan en
un único factor denominado “ansiedad social ante la inte-
racción”; estos hallazgos coinciden con los resultados de
Mattick & Clarke (1998). No obstante, las diferencias de
género fueron encontradas en la SPS pero no en la SIAS.
Estos resultados apoyan el uso de la SIAS como más rele-
vante que la SPS en la evaluación de la fobia social. La
validez concurrente fue examinada en el estudio de Caba-
llo et al. (2003), quienes encontraron que tanto la SIAS
como el SPS correlacionaron significativamente alto con
las siguientes variables: habilidades sociales, trastorno de
personalidad por evitación y neuroticismo; apenas hubo
correlaciones significativas entre estas dos escalas y la ex-
traversión. Por último, se han obtenido valores de fiabili-
dad excelentes para la SIAS en población adulta española
(Olivares, Rosa & Sánchez, 2000). La mayoría de los estu-
dios referentes a la SIAS se han llevado a cabo con sujetos
adultos, careciendo de trabajos en población adolescente.
Finalmente, tanto la SPS como la SIAS han mostrado
ser capaces de diferenciar a los pacientes con fobia social
de las personas que no poseen este trastorno; los primeros
presentan puntuaciones más elevadas en las dos escalas
cuando se comparan con los individuos aquejados de ago-
rafobia o con estudiantes universitarios sin trastorno
(Heimberg et al., 1992; Mattick & Clarke, 1998). Los pa-
cientes con fobia social han obtenido puntuaciones más
elevadas en la SIAS que el resto de los grupos con trastor-
nos de ansiedad de una población clínica (Brown et al.,
1997). No obstante, la SPS no ha podido discriminar las
personas con fobia social de aquellas aquejadas del trastor-
no de pánico con agorafobia, a pesar de que los primeros
presentaron puntuaciones significativamente más altas.
Además, las dos escalas resultan útiles en la determinación
de los dos subtipos de la fobia social. Heimberg et al. (1992)
han demostrado que la SIAS tiene más poder que la SPS
para diferenciar los pacientes con el subtipo generalizado
de la fobia social de los del subtipo específico. Por último,
las dos escalas han mostrado un comportamiento sensible
relativo al cambio terapéutico producido (Ries et al., 1998).
Escala de Ansiedad Social de Liebowitz (Liebowitz
Social Anxiety Scale, LSAS) (Liebowitz, 1987) y la
Escala de Ansiedad Social de Liebowitz para Niños
y Adolescentes (Libowitz Anxiety Scale for Children
and Adolescents, LSAS–CA) (Masia–Warner, Klein
& Liebowitz, 2002).
La Escala de Ansiedad Social de Liebowitz (LSAS) fue
desarrollada inicialmente en Estados Unidos como respues-
ta a la falta de un instrumento que evalúa el amplio rango
de las dificultades socialesy de actuación, las cuales sue-
len ser informadas por los sujetos con fobia social. La LSAS
ha obtenido un alto grado de correlación con la versión
administrada por los clínicos, así como un alto grado de
aceptación por los pacientes (Katzelnick et al., 1995; Kobak
et al., 1998). Consta de 24 ítems que aluden a las situacio-
nes sociales o de actuación que suelen ser problemáticas
para los pacientes con fobia social. Dichos ítems se repar-
ten en dos subescalas; la primera, Ansiedad de actuación o
ejecución, está constituida por 13 ítems que se marcan con
la letra P (Performance); la segunda, Ansiedad social, está
formada por 11 ítems marcados con la letra S (Social). Cada
una de las subescalas evalúa dos componentes característi-
cos de este proceso: el grado de temor o ansiedad ante de-
terminadas situaciones y el grado de evitación provocado
por las mismas. Todos los ítems puntúan de acuerdo a una
escala tipo Likert de cuatro grados. Para la subescala de
ansiedad, dichos grados hacen referencia a la intensidad (0
= ansiedad nula; 1 = ansiedad leve; 2 = ansiedad modera-
da; 3 = ansiedad severa); para la dimensión de evitación
78 IHAB ZUBEIDAT / ANTONIO FERNÁNDEZ PARRA / JUAN CARLOS SIERRA
TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
los números reflejan la frecuencia de aparición: 0 = nunca
(0% de las veces); 1 = ocasionalmente (1–33%); 2 = fre-
cuentemente (33–67%); 3 = usualmente (67–100%). Ade-
más, existe la posibilidad de conseguir dos puntuaciones
totales de 0 a 72 puntos para cada una de las dimensiones
(grado de ansiedad y grado de evitación), de manera que el
cero representa un grado de ansiedad y evitación nulo y el
72 el grado máximo.
La LSAS es uno de los instrumentos más citados en la
literatura en ensayos clínicos en pacientes con fobia social.
Aporta una visión adecuada de la gravedad de la sintoma-
tología y se muestra sensible al cambio terapéutico. Los
puntos de corte para la clasificación de la gravedad del tras-
torno por ansiedad social son los siguientes: menor o igual
a 51 (fobia social leve), desde 52 hasta 81 (fobia social
moderada) y mayor o igual a 82 (fobia social grave). Este
instrumento presenta dos inconvenientes. Por un lado, es
posible que no constituya un buen instrumento de diagnós-
tico; por otra, se resalta el hecho de que no contenga nin-
gún ítem que indagase sobre síntomas fisiológicos que sue-
len manifestarse en el trastorno de ansiedad social. Connor,
Davidson, Sutherland & Weisler (1999) defienden que es
necesaria la realización de un estudio que explore a fondo
las características psicométricas de la LSAS. Otros estu-
dios que se han preocupado de confirmar la fiabilidad, la
validez y la sensibilidad al cambio terapéutico de la LSAS
son los de Safren et al. (1999) y Heimberg et al. (1999).
Los resultados del primero de ellos informan de la existen-
cia de cuatro factores o categorías de miedo social explo-
radas por la LSAS: interacción social, hablar en público,
ser observado por otros, y comer y beber en público; estos
cuatro factores demuestran una adecuada validez conver-
gente y discriminante con otras medidas de ansiedad so-
cial, tales como la Escala de Miedo a la Evaluación Nega-
tiva, Escala de Estrés y Evitación Social, Escala de Ansie-
dad ante la Interacción Social y Escala de Fobia Social.
Estos hallazgos ponen de manifiesto la existencia de cua-
tro categorías globales de miedo social evaluadas por la
LSAS. Parece ser que la ansiedad de interacción social es
unifactorial, mientras que, probablemente, las situaciones
de miedo a ejecución/observación son multifactoriales. Cox
et al. (1998) encuentran que los coeficientes de consisten-
cia interna de las subescalas miedo/social y evitación/so-
cial fueron altos (alfa de Cronbach = 0,90). Así, Heimberg
et al. (1999) informan que tanto la LSAS total como sus
subescalas muestran una distribución normal y obtienen
coeficientes altos de consistencia interna (0,81 hasta 0,96).
Las correlaciones entre la LSAS y sus subescalas en la
muestra total resultaron altas, oscilando entre 0,68 y 0,98;
asimismo, la LSAS total correlacionó altamente con el to-
tal de miedo y el total de evitación (0,90 para ambas)
(Heimberg et al., 1999).
En relación a la validez convergente, se encontró que la
subescala de Miedo a la interacción social de la LSAS
mantuvo una correlación de 0,76 con la SIAS y de 0,50
con la SPS; así, la subescala de Evitación de la interacción
social presentó una correlación de 0,77 con la SIAS y de
0,47 con la SPS. Este patrón de correlaciones fue al revés
para las subescalas referentes a la evitación. Por su parte,
la subescala de Miedo a la actuación mantuvo una correla-
ción de 0,52 con la SIAS y de 0,65 con la SPS, mientras
que la subescala de Evitación a la actuación mostró una
correlación de 0,55 con la SIAS y de 0,60 con la SPS
(Heimberg et al., 1999); estos autores informan que estas
correlaciones tienden a ser más altas que las presentadas
por la LSAS con otras medidas de depresión. Del mismo
modo, se obtuvo una correlación alta entre la subescala de
Interacción social de la LSAS y la SIAS en los estudios de
Heimberg et al. (1992) y de Mattick & Clarke (1998). Ade-
más, la LSAS ha demostrado su utilidad clínica (Holt,
Heimberg y Hope, 1992) y validez de criterio (Brown,
Heimberg & Juster, 1995; Holt, Heimberg, Hope &
Liebowitz, 1992). En cultura hebrea, se ha encontrado que
el coeficiente de fiabilidad test–retest a los 48 días para la
muestra de fobia social fue de 0,87 y 0,91 para las escalas
de ansiedad y evitación de la LSAS, respectivamente; la
consistencia interna fue examinada en una muestra de 189
sujetos con fobia social, donde el coeficiente alfa de
Cronbach obtenido fue de 0,91 para ambas subescalas de
ansiedad y evitación (Levin, Marom, Gur, Wechter &
Hermesh, 2002); en cuanto a la validez discriminante, se
han encontrado diferencias significativas entre el grupo con
fobia social y otro con trastorno de pánico en las dos esca-
las de ansiedad y evitación de la LSAS, respectivamente (t
= 5,9, p = 0,00; t = 5,5, p = 0,00); además, se han notado
algunas evidencias de validez convergente y divergente y
una alta sensibilidad al tratamiento; por último, Levin et
al. (2002) detectan tres subescalas denominadas: subescala
de Ejecución/interacción, subescala de Interacción diádica
y subescala de Actividades en público.
En España, la LSAS fue traducida, adaptada al caste-
llano y validada por Bobes et al. (1999), examinando sus
propiedades psicométricas en una muestra de 57 pacientes
con fobia social y 57 individuos sanos. Las subescalas que
aparecen en el trabajo de estos autores son las siguientes:
Ansiedad en actuaciones en público, Evitación de situa-
ciones en público, Ansiedad en situaciones de interacción
social, Evitación de situaciones de interacción social, To-
tal de ansiedad social, Total de evitación social; además, el
cuestionario ofrece una puntuación global llamada Total
de ansiedad y evitación social. Bobes et al. (1999) propo-
nen los siguientes puntos de corte en la validación españo-
la: de 19,6 a 32,7 (rango 0–72) en el cuestionario de ansie-
dad social y de 19,6 a 26,1 (rango 0–72) en el cuestionario
de evitación total. Todas las subescalas de la LSAS demos-
traron una adecuada consistencia interna (por encima de
0,73). La LSAS presentó una estructura interna homogé-
nea en términos de correlación entre subescalas (r=0,61–
ANSIEDAD Y FOBIA SOCIAL: REVISIÓN DE LOS AUTOINFORMES MÁS UTILIZADOS EN POBLACIÓN
ADULTA E INFANTO-JUVENIL
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TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
0,93). Por su parte, los coeficientes de correlación intraclase
hallados en la prueba test–retest, administrada con 14,4 días
de diferencia, resultaron mayores de 0,82 en todas las
subescalas, señalando una adecuada reproducibilidad. Por
otro lado, los coeficientes de correlación de Pearson con-
seguidos en la prueba de validez convergente con otras es-
calas (Escala de Depresión de Hamilton Subjetiva y Total)
fueron moderados (0,44 en el total de ansiedad social y
0,38en el total de evitación). Así, los coeficientes de co-
rrelación hallados entre la LSAS y el Social Anxiety and
Distress Scale (SADS) resultaron por encima de 0,70 en
todas las subescalas. Además, la escala LSAS presentó un
poder discriminante adecuado, estadísticamente significa-
tivo, entre personas con fobia social e individuos sanos, y
entre grupos de pacientes con distinta severidad del proce-
so. La validez convergente fue estudiada en el estudio de
Caballo et al. (2003), quienes informaron que la LSAS pre-
sentó correlaciones significativamente altas con habilida-
des sociales, trastorno de personalidad por evitación y
neuroticismo; la correlación entre la LSAS y la variable
extraversión fue leve. Los estudios con la LSAS fueron
realizados en su mayoría en población adulta, careciendo
de trabajos al respecto en el caso de los adolescentes.
Por su parte, la LSAS–CA se compone de 24 ítems que
tienen la función de evaluar determinadas situaciones que
podrían producir miedo en los niños y adolescentes con
ansiedad social. La mitad de los ítems evalúan situaciones
de interacción social (por ejemplo, mirar a los ojos a gente
que no conoce bien) y la otra mitad miden situaciones de
actuación (por ejemplo, hacer preguntas en clase). El niño
tiene que contestar a cada una de las 24 situaciones, valo-
rando en una escala tipo Likert de 0 a 3, por una parte, el
grado de ansiedad o temor y, por otra, el grado de evita-
ción. El evaluador tiene la libertad de explorar las respues-
tas y ajustar las puntuaciones, dependiendo del juicio clí-
nico y de las observaciones directas. De esta manera, la
LSAS–CA ofrece una puntuación total y puntuaciones par-
ciales en las subescalas Ansiedad social, Ansiedad ante la
actuación, Evitación de la actuación, Ansiedad total y Evi-
tación total. Masia–Warner et al. (2003) dieron a conocer
los primeros hallazgos psicométricas de la LSAS en su
aplicación con una muestra de 154 niños y adolescentes.
Los resultados obtenidos indicaron una alta consistencia
interna (alfa = 0,90–0,97 para la muestra total y 0,83–0,95
para el grupo de fobia social) y una fiabilidad test–retest
excelente (coeficiente de correlación intraclase = 0,89–0,94)
para la LSAS–CA total y para las puntuaciones de sus
subescalas. Además, las puntuaciones presentan asociacio-
nes más fuertes con medidas de la ansiedad social y de
deterioro general que con una medida de depresión. Por
último, la LSAS–CA distingue bien entre sujetos con el
trastorno de ansiedad social de otros que tienen otros tras-
tornos de ansiedad y de aquellos que pertenecen al grupo
control (Masia–Warner et al., 2003). Estos resultados se-
ñalan que la LSAS–CA constituye una medida fiable y válida
para ser aplicada en población infanto–juvenil. A día de hoy,
faltan estudios relacionados con las propiedades psicométri-
cas de la LSAS–CA en población infanto–juvenil.
Escala de Ansiedad Social para Adolescentes
(Social Anxiety Scale for Adolescents, SAS–A) (La
Greca, 1999) y Escala de Ansiedad Social para
Niños–Revisada (Social Anxiety Scale for Children–
Revised, SASC–R) (La Greca & Stone, 1993)
La Escala de Ansiedad Social para Adolescentes (So-
cial Anxiety Scale for Adolescents, SAS–A) se basó en el
modelo conceptual propuesto por Watson & Friend (1969)
y Leary (1983b) y no en los criterios del DSM pertinentes
a la fobia social, tal como ocurre con el SPAI, el SIAS o el
SPS. La SAS–A fue desarrollada y adaptada a partir de la
Escala Revisada de Ansiedad Social para niños (Social
Anxiety Scale for Children–Revised, SASC–R) (La Greca
& Stone, 1993), cambiando únicamente el lenguaje utili-
zado. Por ejemplo, el término “niño” empleado en la Esca-
la Revisada de Ansiedad Social para Niños fue modificado
por “compañeros”, “otras personas” o “gente” en la SAS–
A. Tanto la SAS–A como la SASC–R están formadas por
22 ítems, de los cuales 4 no se tienen en cuenta de cara a la
puntuación, quedando en 18 ítems que se reparten entre
tres subescalas en ambas escalas: subescala de Miedo a la
evaluación negativa (Fear of Negative Evaluation, FNE)
(8 ítems), subescala de Ansiedad y evitación social ante
extraños (Social Avoidance and Distress specific to new
situations or unifamiliar peers, SAD–New) (6 ítems) y la
subescala de Ansiedad y evitación social ante gente en ge-
neral (Social Avoidance and Distress and Distress that is
experienced more generally in the company of peers, SAD–
General) (4 ítems). La SASC–R está diseñada para niños
de edades comprendidas entre 7 y 12 años, y la SAS–A
para adolescentes entre 13 y 18 años. El formato de las dos
escalas es el mismo, aunque los ítems difieren ligeramente
con el objetivo de reflejar diferencias de tipo evolutivo.
Las versiones SASC–R y SAS–A para los padres y maes-
tros también están disponibles, aunque carecen de datos
psicométricos hasta la fecha. Cada ítem se contesta en una
escala tipo Likert de 5 puntos de acuerdo con el grado en el
que el contenido del ítem es verdadero para el sujeto, don-
de 1 significa “No del todo” y 5 “Todo el tiempo”. Se pue-
den obtener distintas puntuaciones por la suma de los ítems
que constituyen cada una de las subescalas o una puntua-
ción total por la suma de todos los ítems, excepto los 4
neutrales. El rango de puntuaciones oscila entre 1 y 40 para
la subescala FNE, entre 1 y 30 para la subescala SAD–
New, entre 1 y 20 para la subescala SAD–General, y entre
1 y 90 para la puntuación total.
Varios estudios encontraron que la SAS–A proporcio-
na una medida válida y fiable de la ansiedad social tanto en
80 IHAB ZUBEIDAT / ANTONIO FERNÁNDEZ PARRA / JUAN CARLOS SIERRA
TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
muestras clínicas como en comunitarias (Ginsburg, La Gre-
ca & Silverman, 1998; La Greca & López, 1998; Storch,
Eisenberg & Roberti, 2003). Las propiedades psicométricas
de la SAS–A fueron probadas en una muestra no clínica de
250 adolescentes estadounidenses con un rango de edad
comprendido entre 16 y 18 años (La Greca & López, 1998).
En el estudio de estos autores se constató el modelo de tres
factores, obteniendo niveles adecuados de consistencia in-
terna en las tres subescalas: Miedo a la evaluación negati-
va (0,91), Ansiedad y evitación social ante extraños (0,83)
y Ansiedad y evitación social ante gente en general (0,76).
Otro trabajo que hizo uso de una muestra clínica estado-
unidense y que informó de valores de consistencia interna
ligeramente superiores (0,94, 0,87 y 0,80, respectivamente
para las tres subescalas) al anterior fue el de Ginsberg et al.
(1998). La SAS–A mostró buenos datos de fiabilidad test–
retest y validez de constructo para ambas poblaciones de
habla española e inglesa (García–López et al., 2001; La
Greca & López, 1998; Olivares, Ruiz, Hidalgo & García–
López, 1999). En un estudio reciente de Storch et al. (2004)
se ha hallado que los coeficientes alfa de Cronbach fueron
altos para la puntuación total de la SAS–A (alfa = 0,93) y
para sus subescalas (alfa = 0,76–0,91); las correlaciones
interescalas de la SAS–A oscilaron entre 0,52 y 0,74. En
cuanto a la fiabilidad test–retest, usando las correlaciones
producto–momento de Pearson, se han obtenido correla-
ciones significativas entre la primera y la segunda admi-
nistración. Específicamente, estas correlaciones fueron de
0,55 para FNE, 0,58 para SAD–New, 0,62 para SAD–Ge-
neral y 0,60 para la escala general.
En población española, los datos hallados en muestra
comunitaria adolescente apoyan la fiabilidad y la estructu-
ra tridimensional propuesta por los autores originales de la
SAS–A (Olivares et al., 1999), así como su buena fiabili-
dad test–retest (García–López et al., 2001; Ruiz, Olivares,
Hidalgo & García–López, 2000). Así, la eficiencia del diag-
nóstico de la fobia social se incrementa cuando se emplea
la SAS–A junto al SPAI, resultando esta combinación muy
apropiada como herramienta de muestreo o selección de
sujetos adolescentes con fobia social en muestras comuni-
tarias (Olivares et al., 2002). En un estudio reciente reali-
zado por Oliveres et al. (2005)con el objetivo de estudiar
la estructura factorial y las propiedades psicométricas de la
SAS–A en una población de habla española se ha observa-
do que los resultados obtenidos apoyan la estructura de tres
factores propuesta por los autores originales. Además, se
han hallado correlaciones interescalas significativas; la
correlación ítem–test resultó por encima de 0,40 en todos
los casos, oscilando el rango desde 0,47 hasta 0,74; asimis-
mo, los niveles de consistencia interna fueron altos para
las subescalas: FNE (0,94), SAD–New (0,87) y SAD–Ge-
neral (0,80), y para la escala total (0,91). A pesar de haber
encontrado efectos de género significativos en la puntua-
ción total de la SAS–A y de sus subescalas, no se han obte-
nido efectos de interacción. Estos hallazgos suponen un
apoyo al uso de la SAS–A en la población de los adoles-
centes de habla española.
Escala para la Detección de la Ansiedad Social
(EDAS) (Olivares & García–López, 1998)
La construcción de la Escala para la Detección de la
Ansiedad Social por Olivares & García–López (1998) se
debió a la inexistencia en su momento de un instrumento
(con formato breve) que permitiera detectar de forma rápi-
da, válida y fiable a adolescentes y adultos con ansiedad
social y con una alta probabilidad de reunir los criterios
establecidos por la American Psychiatric Association (1994,
2000) para considerar el diagnóstico de fobia o ansiedad
social. La EDAS consta de 10 ítems, de los cuales dos tie-
nen un formato dicotómico (Sí / No) y evalúan el criterio A
del trastorno de ansiedad o fobia social, referido al compo-
nente cognitivo; los demás ítems tienen un formato de una
escala tipo Likert valorada en cinco alternativas de respuesta
(rango: 1–5). El contenido de estos 8 ítems hace referencia
a situaciones sociales de relación o actuación que suelen
provocar temor en los sujetos con ansiedad y fobia social; el
sujeto tiene que valorar las situaciones sociales en función del
grado de evitación, sobreactivación e interferencia que le cau-
sa cada una de ellas (criterios B–E). En definitiva, la EDAS
tiene la función de medir el constructo de ansiedad/fobia so-
cial teniendo presente el criterio de interferencia, considerán-
dose como la única escala que toma en cuenta este aspecto
importante de cara al diagnóstico de este trastorno.
La EDAS está constituida por dos subescalas o facto-
res; una primera, llamada Ansiedad social, obtenida por la
suma de las puntuaciones conseguidas en las ocho situa-
ciones sociales correspondientes a los componentes de evi-
tación y sobreactivación. El rango de las puntuaciones de
esta escala puede oscilar de 0–64 o de 16–80 si la referen-
cia del límite inferior es igual a 1. El segundo factor, deno-
minado Interferencia, se calcula sumando los valores de
los 8 ítems de la escala. En este caso, las puntuaciones que
consigue el sujeto pueden oscilar entre 0 y 32 o entre 8 y
40. Por su parte, la puntuación total se calcula mediante la
suma de los valores obtenidos por cada una de las
subescalas, pudiendo resultar su rango entre 0 y 96 o entre
24 y 120. Hay que señalar que los dos primeros ítems tie-
nen un carácter cualitativo, por lo tanto, no se tendrían en
cuenta en las puntuaciones relativas a las subescalas o a la
puntuación total de la EDAS.
Las propiedades psicométricas fueron examinadas recien-
temente en el estudio de Olivares, Piqueras & Sánchez–
García (2004), donde se aplicó esta escala a una muestra de
3.181 estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria de
edad comprendida entre 14 y 18 años. Los resultados del
análisis factorial exploratorio dieron cuenta de dos factores:
Ansiedad social e Interferencia que explicaron un 40,52%
ANSIEDAD Y FOBIA SOCIAL: REVISIÓN DE LOS AUTOINFORMES MÁS UTILIZADOS EN POBLACIÓN
ADULTA E INFANTO-JUVENIL
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TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
de la varianza. La consistencia interna alcanzó un valor alto
de 0,92. Estos autores no han demostrado diferencias signi-
ficativas debidas al sexo, a la edad y a la interacción entre el
sexo y la edad, aunque sí se encontraron diferencias signifi-
cativas relativas al efecto debido al género en la subescala
de Ansiedad social, en la cual las chicas presentaron mayor
puntuación que los chicos. Estos resultados de fiabilidad y
validez adecuados llevaron a los autores de este trabajo a
concluir que la EDAS es una medida fiable en la evaluación
de la ansiedad social en adolescentes españoles.
Test de Autoafirmaciones en Interacciones Sociales
(Social Interaction Self–Statement Test, SISST)
(Glass, Merluzzi, Biever & Larsen, 1982)
El Test de Autoafirmaciones en Interacciones Sociales
(SISST) constituye una medida de uso frecuente en las in-
vestigaciones sobre ansiedad social por su capacidad para
diferenciar personas con ansiedad social de aquellas no
ansiosas. Su versión original se centraba en situaciones de
interacción social con individuos del otro sexo, llegando a
efectuar variaciones en el mismo con el fin de adaptarlo a
interacciones con grupos. El SISST está compuesto por 30
ítems que detectan los posibles pensamientos experimen-
tados por un individuo que se desenvuelve en una situa-
ción social. Este test se divide en dos subescalas: una de
Pensamientos positivos y otra de Pensamientos negativos.
La frecuencia de dichos pensamientos se evalúa de acuer-
do con una escala tipo Likert de 6 puntos (0: Nunca; 5:
Casi siempre). El estudio de Dodge, Hope, Heimberg &
Becker (1988) muestra una media de 54,75 (DT=12,68)
para los individuos con fobia social, en la escala de pensa-
mientos negativos y otra de 36,21 (DT=11,44) en la escala
de pensamientos positivos.
La consistencia interna hallada en una muestra de estu-
diantes fue de 0,85 a 0,89 para la subescala de Pensamien-
tos positivos y de 0,91 para la de los Pensamientos negati-
vos (Osman, Markway & Osman, 1992). La versión tradu-
cida al español se encuentra en Caballo (1993). Este autor
encuentra que la parte negativa del SISST mantiene corre-
laciones significativas con las siguientes medidas: Escala
de Autoexposición Universitaria (CSES) (–0,53), Inventa-
rio de Asertividad de Rathus (Rathus) (–0,54), Escala Mul-
tidimensional de Expresión Social–Parte motora (EMES–
M) (–0,58), Escala de Ansiedad y Evitación Sociales (SAD)
(0,62), Escala Multidimensional de Expresión Social–Par-
te emocional (EMES–E) (–0,66) y Escala Multidimensio-
nal de Expresión Social (EMES) (–0,69). Además, se des-
tacó las relaciones moderadas encontradas entre los pensa-
mientos negativos del sujeto durante la interacción social
extensa (SISST) y la elevada ansiedad y falta de habilidad
social evaluadas. Por último, el SISST ofrece niveles satis-
factorios de fiabilidad y validez y una sensibilidad adecua-
da al cambio terapéutico (Glass & Arnkoff, 1997).
Escala Breve de Fobia Social de Davidson
(Davidson Brief Social Phobia Scale, BSPS)
(Davidson et al., 1991)
La Escala Breve de Fobia Social (EBFS) constituye un
instrumento de evaluación sencillo y rápido de aplicar. Se
trata de una entrevista en formato de escala que permite
diagnosticar a personas con fobia social (Davidson et al.,
1991). Su objetivo es evaluar la gravedad de los síntomas
y la eficacia de los cambios producidos por el tratamiento.
Está formada por 18 ítems que se contestan en una escala
de 5 puntos (entre 0 y 4). Los primeros 14 ítems aluden a
situaciones sociales específicas y evalúan dos componen-
tes: Miedo (7 ítems) y Evitación ante las situaciones socia-
les (7 ítems). Las situaciones recogidas son: hablar en pú-
blico, hablar con personas con autoridad, hablar con extra-
ños, ser humillado o criticado, acudir a reuniones sociales
y actuar mientras se es observado por los demás. Los cua-
tro ítems restantes miden respuestas psicofisiológicas. Fun-
damentalmente, se indaga sobre la posible presencia de
enrojecimiento facial, palpitaciones, temblores y sudora-
ción en el transcurso de situaciones interpersonales o cuando
se piensa en ellas. Se puede obtener una puntuación total,
así como tres puntuacionesrelativas a las tres subescalas:
temor, evitación y fisiológica.
En relación a las propiedades psicométricas de este ins-
trumento, se han hallado coeficientes alfa de consistencia
interna adecuados para las subescalas de Miedo y Evita-
ción, aunque no para la subescala de Respuestas
psicofisiológicas (Davidson et al., 1991). La consistencia
interna (alfa de Cronbach) de la escala en conjunto fue de
0,81, 0,60 para la subescala fisiológica, 0,70 para la
subescala de temor y 0,78 para la subescala de evitación.
Además, la BSPS se muestra sensible al cambio producido
por el tratamiento y tiene una alta fiabilidad interjueces
(Davidson, Tupler & Potts, 1994). Asimismo, se ha demos-
trado que posee una alta fiabilidad test–retest y validez de
constructo, y se muestra capaz de detectar diferencias pre–
postratamiento (Davidson et al., 1997). Los valores de fia-
bilidad test–retest fueron 0,91 para la puntuación global,
0,87 para la subescala de temor, 0,90 para la subescala de
evitación y 0,77 para la subescala fisiológica. Los coefi-
cientes test–retest y de consistencia interna obtenidos para
la subescala de respuestas psicofisiológicas fueron los más
bajos. Esto puede deberse al hecho de que existen pocos
individuos con fobia social del tipo específico en la mues-
tra, relacionándose éste con las respuestas psicofisiológicas,
según afirman Davidson et al. (1997). Esta hipótesis se
encuentra apoyada por el estudio de McNeil, Ries & Turk
(1995), quienes defienden la existencia de un patrón de
respuestas psicofisiológicas distinto para cada subtipo de
fobia social. Por último, la validez concurrente de esta es-
cala resultó ser buena, mostrando coeficientes de correla-
ción altos con la Escala de Ansiedad Social de Liebowitz
82 IHAB ZUBEIDAT / ANTONIO FERNÁNDEZ PARRA / JUAN CARLOS SIERRA
TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
(0,70), con la Escala de Temor a la Evaluación Negativa (r
= 0,45) y con la Escala de Ansiedad de Hamilton (r = 0,34).
Hasta estos momentos, la literatura científica carece de es-
tudios con el objetivo de examinar las características
psicométricas de la EBFS en población española.
Escala de Ansiedad de Interacción (Interaction
Anxiousness Scale, IAS) y Escala de Ansiedad ante
el Público (Audience Anxiousness Scale, AAS)
(Leary, 1983a)
La IAS valora la ansiedad asociada al comportamiento
social que depende de otras personas presentes en las si-
tuaciones de interacción social (por ejemplo, entablar con-
versaciones, manifestar desacuerdos, etc.); es decir, mide
la ansiedad ante situaciones contingentes que precisan re-
troalimentación de los demás. Por su parte, la AAS evalúa
la ansiedad en situaciones no dependientes (no contingen-
tes) que carecen de feedback de las respuestas sociales del
resto de los individuos presentes (por ejemplo, dar una char-
la sobre algún tema, preparar una conferencia, etc.). Las
dos escalas reúnen a ítems de contenido afectivo, cognitivo
y fisiológico, pero no motor, ya que Leary (1983a) no in-
cluyó los ítems de conducta manifiesta.
La validez del constructo y la fiabilidad test–retest de
estas dos escalas se han informado en el estudio de Leary
& Kowalski (1993). Estos autores encontraron que la con-
sistencia interna de la IAS ofrece valores de fiabilidad su-
periores a 0,85. La fiabilidad test–retest a las 8 semanas
fue de 0,80. En cuanto a la validez de constructo, la IAS
correlacionó altamente con la Escala de Malestar y Evita-
ción Sociales (SAD), la Escala de Timidez (Shyness Scale),
y la Subescala de Ansiedad Social de la Escala de Auto-
conciencia (Social Anxiety Subscale of the Self–
Consciousness Scale). Por su parte, la validez discriminante
indica que las puntuaciones de la IAS mantuvieron corre-
laciones moderadas con las medidas de neuroticismo y ras-
go–general de ansiedad con un rango de 0,35 a 0,50. Sanz
(1994) mostró datos relativos a la validez y la fiabilidad de
la IAS en población adulta española; este autor informó
que la consistencia interna (coeficiente alfa de Cronbach)
de la versión española de la IAS fue de 0,90. Este último
valor fue similar al encontrado por Leary & Kowalski
(1987) con estudiantes americanos. Con respecto a la vali-
dez convergente y discriminante, Sanz (1994) obtuvo una
correlación de 0,76 entre la IAS y el SAD.
Inventario de Fobia Social de Davidson (The Social
Phobia Inventory, SPIN) (Davidson et al., 1991)
Este inventario deriva de la Escala Breve de Fobia So-
cial, constituyendo un cuestionario autoadministrado me-
diante el cual se exploran las tres variantes sintomáticas
que acompañan a la fobia social: miedo, evitación y
disconfort fisiológico. Tiene una forma de escala
autoaplicada, donde el paciente tiene que indicar el grado
en el que le han molestado durante la última semana dieci-
siete problemas relativos a la ansiedad y la evitación de
situaciones sociales. Cada problema tiene 5 opciones de
respuesta que van desde 0 (No le han molestado nada) has-
ta 4 (Le han molestado en grado extremo). El paciente debe
elegir, para cada ítem, la alternativa de respuesta que me-
jor refleje su situación durante la última semana. La pun-
tuación total puede oscilar entre 0 y 68 puntos. Esta escala
muestra alta capacidad en la detección del trastorno por
ansiedad social. Concretamente, cuando la suma de tres de
sus ítems (6, 9 y 15) es mayor o igual a 6 se da un 90% de
probabilidades de que la persona padezca un trastorno de
ansiedad social. Los tres ítems son “Por temor al ridículo
evito hacer cosas o hablar con la gente” (ítem 6), “Evito
actividades en las que soy el centro de atención” (ítem 9) y
“Entre mis mayores miedos se encuentran hacer el ridículo
o parecer estúpido” (ítem 15). Es una herramienta útil por
su sencillez, especialmente cuando se utiliza la versión que
incluye sólo los tres ítems descritos. Connor et al. (2000)
concluyen que además de ser un instrumento válido para
medir la gravedad de la sintomatología de los casos de fo-
bia social, es sensible a la reducción de síntomas a lo largo
del tiempo y discrimina bien entre tratamientos de diferen-
te eficacia. Además, estos autores mantienen que con un
punto de corte de 19 se puede utilizar como método de
screening de la fobia social en población general. Se ha
encontrado que la consistencia interna (alfa de Cronbach)
oscilaba entre 0,87–0,94 en dos grupos con fobia social
frente a 0,82–0,90 para el grupo control. La prueba test–
retest mostró un coeficiente de correlación de Spearman
de 0,89 en uno de los grupos analizados y de 0,78 en otro
(Connor et al., 2000). Por su parte, los distintos tipos de
validez reflejan unas sólidas propiedades psicométricas. Por
ejemplo, con un punto de corte de 19, cuando se compara-
ron pacientes con fobia social con pacientes controles se
obtuvo una sensibilidad de 0,72, una especificidad de 0,84
y una eficiencia de 0,79 (Connor et al., 2000). En la actua-
lidad, se carece de trabajos referentes a las propiedades
psicométricas del SPIN en población española.
Cuestionario de Confianza para Hablar en Público
(Personal Report of Confidence as a Speaker,
PRCS) (Gilkinson, 1942; Paul, 1966)
El diseño original del Cuestionario de Confianza para
Hablar en Público (PRCS) fue realizado por Gilkinson
(1942), aunque posteriormente se modificó por Paul (1966)
con la finalidad de evaluar tanto el miedo como la seguri-
dad cuando se tiene que hablar en público (antes, durante y
después). Por ello, los 101 ítems originales se han reduci-
do a 30 con un formato verdadero–falso. Algunos estudios
(Klorman, Weerts, Hastings, Melamed & Lang, 1974;
ANSIEDAD Y FOBIA SOCIAL: REVISIÓN DE LOS AUTOINFORMES MÁS UTILIZADOS EN POBLACIÓN
ADULTA E INFANTO-JUVENIL
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TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
Lombardo, 1988) informaron de una alta consistencia in-
terna, considerándolo como un instrumento válido en po-
blación clínica. En España, Bados (1986) cambió el for-
mato de respuesta, estableciendo una escala de 6 puntos y
proporcionando datos adecuados de fiabilidad y validez de
la misma en poblaciónadulta. Se ha informado de la utili-
dad de este cuestionario en población adolescente (Méndez,
Inglés & Hidalgo, 1999). Recientemente, Méndez, Inglés
& Hidalgo (2004) analizan las propiedades psicométricas
del PRCS en una muestra de adolescentes españoles, com-
probando mediante un análisis factorial confirmatorio del
mismo la existencia de dos factores: Seguridad/Disfrute al
hablar en público y Miedo a hablar en público. La consis-
tencia interna (0,84) y la fiabilidad test–retest (0,81) fue-
ron altas. Las correlaciones con el Cuestionario de Evalua-
ción de Dificultades Interpersonales en la Adolescencia
(CEDIA) (Inglés, Méndez & Hidalgo, 2000) (r = 0,43) y
con el Inventario de Ansiedad y Fobia Social (Social Phobia
and Anxiety Inventory, SPAI) (Turner et al., 1989) (r = 0,53)
fueron estadísticamente significativas. Por su parte, la fal-
ta de confianza para hablar en público mantuvo una corre-
lación positiva con la escala neuroticismo y negativa con
la escala extraversión del Cuestionario de Personalidad de
Eysenck (Eysenck Personality Questionnaire, EPQ)
(Eysenck & Eysenck, 1986). Las chicas adolescentes mos-
traron menos confianza para hablar en público, disminu-
yendo con la edad.
Discusión
Actualmente, existen avances metodológicos notables
en la evaluación de la conducta en ansiedad y fobia social,
aunque se presentan muchas dudas conceptuales, donde se
confunden los contenidos y el método de evaluación. Este
hecho señala la necesidad de emplear nuevas formas en la
evaluación de la ansiedad y la fobia social. Sin embargo,
hay que indicar que la ansiedad social constituye un tras-
torno complejo que incluye distintos componentes y di-
mensiones a considerar en su evaluación. Lógicamente, la
evaluación va a variar de unos sujetos a otros, dependien-
do del ámbito de aplicación (clínica, investigación, etc.) y
de las características de la población objeto de evaluación.
Es preciso señalar que una adecuada evaluación necesita
de la elección acertada de los instrumentos que pueden
cubrir los aspectos pretendidos sin extensión innecesaria.
Sin duda, la mejor evaluación es la que lleva a un diagnós-
tico acertado con el objetivo de tomar decisiones relativas
al tratamiento y al seguimiento.
Hoy por hoy, la literatura científica incluye una multi-
tud de autoinformes especializados en la evaluación de la
ansiedad y fobia social; la mayoría de estos instrumentos
(SAD, FNE, LSAS, SPS, SIAS, SPAI, SISST, EBFS, IAS,
AAS, SPIN y PRCS) que han sido objeto de nuestra revi-
sión se han empleado en muestras de adultos anglosajones
y de habla española, disponiendo de una variedad de traba-
jos sobre sus propiedades psicométricas en las dos pobla-
ciones. Al contrario, las medidas de autoinforme (SAS–A,
SASC–R, SPAI–C, LSAS–CA y EDAS) empleadas en
muestras de niños y adolescentes, tanto anglosajonas como
de habla española, han sido escasas; en general, hay muy
pocos estudios, hasta el momento, que pretenden examinar
las garantías psicométricas de estos instrumentos en po-
blación infanto–juvenil. A pesar de la falta de consenso
relacionada con el uso de unos cuestionarios u otros y la
especialización de cada uno de ellos en medir tipos dife-
rentes de respuestas, se ha demostrado que la FNE, SAD,
SPAI y SAS–A miden un único constructo denominado
ansiedad social (Olivares et al., 2004). No obstante, la se-
lección de los cuestionarios más adecuados en la evalua-
ción de los resultados de los tratamientos resulta una tarea
difícil (Antony, 1997).
Por otra parte, se recomienda el uso de instrumentos
específicos adaptados y validados al castellano, el empleo
en clínica de pruebas que tengan garantías psicométricas,
la realización de valoraciones periódicas con escalas y la
cuantificación de los resultados con instrumentos de medi-
da. La mayoría de los instrumentos requiere datos psico-
métricos, tales como medias y desviaciones estándar de
poblaciones, tanto de pacientes como de sujetos normales.
Dichos datos son necesarios tanto para los instrumentos
utilizados específicamente para evaluar la ansiedad y fobia
social como para los instrumentos con enfoques más am-
plios. Por ejemplo, el SPAI es considerado como el instru-
mento que más se ha utilizado en los estudios publicados
debido a sus adecuadas propiedades psicométricas en las
poblaciones adulta y adolescente de distintas lenguas
(Olivares, Caballo, García–López, Rosa & López–Gollonet,
2003). No obstante, es importante seguir considerando la
relevancia de la SAD, FNE y LSAS en la evaluación de la
ansiedad y fobia social, así como ampliar la recogida de
datos de fiabilidad y validez sobre otros instrumentos que
se han publicado en los últimos años, tales como la SPS,
SIAS, EDAS y LSAS–CA. Del mismo modo, es necesario
ampliar el conocimiento relativo a los instrumentos que
evalúan la ansiedad y fobia social en la población adoles-
cente (especialmente, el SPAI y la SAS–A), así como otros
posibles nuevos. Por último, el futuro avance de los
autoinformes de evaluación de la conducta en ansiedad y
fobia social deberá ofrecer información sobre la diferen-
ciación entre las dos formas de las mismas (específica y
generalizada). En esta línea, se han realizado distintos es-
tudios sobre las propiedades psicométricas de la SIAS y la
SPS como dos escalas complementarias en la evaluación
de la ansiedad ante la interacción y el escrutinio a la obser-
vación por los demás, siendo capaces en distinguir entre
los dos subtipos específico y generalizado de la fobia so-
cial (especialmente, la SIAS según afirman Heimberg et
al. 1992).
84 IHAB ZUBEIDAT / ANTONIO FERNÁNDEZ PARRA / JUAN CARLOS SIERRA
TERAPIA PSICOLÓGICA 2006, Vol. 24, Nº1, 71–86
En resumen, parece ser que las escalas más empleadas
en la evaluación de la ansiedad y fobia social de los adul-
tos son el SAD, FNE, LSAS, SPAI, SPS y SIAS; en pobla-
ción adolescente, las escalas SPAI, SAS–A e EDAS serían
las más adecuadas para conseguir dicho fin, mientras que
el SASC–R se consideraría como el único instrumento uti-
lizado para evaluar la fobia social en la población infantil.
Los primeros datos sobre la LSAS–CA señalan su uso ade-
cuado en muestras de niños y adolescentes. Por último, se
dispone de más estudios relacionados con las propiedades
psicométricas de los autoinformes realizados en muestras
de adultos que de niños y adolescentes, señalando la nece-
sidad de realización de futuros estudios al respecto, tanto
en población anglosajona como de habla española.
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