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Xenofobia e Racismo em Espanha

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HISTORIA DE LA XENOFOBIA Y DEL RACISMO
EN ESPAÑA EN EL ÚLTIMO LUSTRO. LOS INMI-
GRANTES POBRES: CHIVOS EXPIATORIOS DEL
GOBIERNO, DE LA OPOSICIÓN Y DE LOS 
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Yván Pozuelo Andrés
Universidad de Oviedo
La sombra de la fobia de los inmigrantes empezó a planear en un país, España,
caracterizado por sus fuertes movimiento emigratorios a lo largo de todo el siglo
XX. Nuestra emigración no se limitó simplemente a los años de la posguerra (1936-
1939), sino que transcurrió desde principios del siglo XX hasta los primeros años
de la década de los 80. A partir de los años 90 el flujo migratorio se invirtió. Espa-
ña fue elegida como tierra de acogida por parte de inmigrantes de América del Sur,
del Norte de África y del Este de Europa, a razón de su situación geográfica como
puerta de entrada a Europa y también a consecuencia de haber adquirido una cier-
ta “prosperidad” económica que le sitúa entre las 10 primeras potencias mundiales.
Sin embargo, los inmigrantes integrantes de este flujo migratorio no fueron los
primeros que España, queriendo o sin querer, albergó como tales. La inmigración
en España no empezó con estos inmigrantes. Podemos situar los primeros movi-
mientos inmigrantes hacia España ya en los tiempos de Franco. Franceses, alema-
nes e ingleses, en su mayoría, se instalaron en las costas españolas, en particular en
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Carlos Navajas Zubeldia (ed.), Actas de IV Simposio de Historia Actual, Logroño, 17-19 de octubre de 2002,
Logroño, Gobierno de La Rioja. Instituto de Estudios Riojanos, 2004, pp. 865-880.
ISBN 84-95747-77-4.
las costas de Cataluña, Levante, Andalucía y en las islas Baleares. Sorprendente-
mente estos primeros inmigrantes no suelen ser catalogados como tales sino que
son, simplemente, franceses, alemanes e ingleses. Sus costumbres bien diferentes
de las costumbres españolas de aquellos tiempos no fueron un problema a la hora
de convivir con ellos.
Así pues, la inmigración de la que se habla hoy, convertida en problemática na-
cional, difiere de aquella primera. La campaña racista a la que se refiere esta co-
municación distingue dos tipos de inmigrantes: los que son tolerados, el inmigran-
te francés, alemán, y los que son asimilados a parias, procedentes del continente
africano, de América del Sur y del Este de Europa. A este último tipo se le cuestio-
na incasablemente su derecho a vivir en el territorio español. Este cambio de acti-
tud, ¿a qué se debe?: ¿al número de inmigrantes, a sus orígenes, a sus culturas, al
Gobierno español, a los dirigentes políticos, a la prensa, a la economía, a los cam-
bios generacionales? Trataremos de avanzar unas líneas de respuesta a este interro-
gante a través de esta comunicación.
Desde hace cuatro años se publican diariamente en la prensa artículos sobre la
cuestión de la inmigración, se organizan tertulias radiofónicas y aparecen regular-
mente en la televisión reportajes y debates sobre este tema. Por lo visto, el fenó-
meno de la inmigración preocupa. Esta cuestión por sus características culturales
engendra las problemáticas del racismo y de la xenofobia, problemáticas que sur-
gieron en diferentes países como Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda y otros,
decenas de años antes que en la península ibérica. La población inmigrante en es-
tos países supera el 10 % de la población total. En España, el porcentaje apenas al-
canza el 3 %. A pesar de este débil porcentaje parece que la cuestión de la inmi-
gración es un problema grave, incluso como se demostrará a lo largo de la
comunicación, como consecuencia del tratamiento mediático, alguno que otro pen-
saría que el porcentaje ya supera el 10 %.
Hoy en día tenemos numerosos datos sobre la inmigración en España, este tra-
bajo siendo solamente una comunicación no puede detallarlos todos, ni comentar-
los, ni relacionarlos. El autor eligió las noticias y los acontecimientos de mayor re-
levancia y de mayor valor didáctico para demostrar que el avivamiento del racismo
y de la xenofobia no parte de abajo, es decir, de la población en general, sino de
arriba, desde el Gobierno pasando por la Oposición y sus respectivos medios de co-
municación. Trataremos de describir la naturaleza, los principales aspectos y los
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objetivos de una campaña denigradora contra los inmigrantes, dedicándonos a exa-
minar la naturaleza de esta propaganda racista y a presentar las pruebas de la exis-
tencia de tal campaña. Este atizo de racismo y de xenofobia no es producto de una
tendencia espontánea de ciertos españoles, sino que responde a una campaña polí-
tico-mediática semejante a la que tuvo lugar en Francia a partir de 1986 tras el ase-
sinato de un estudiante francés, pero mestizo, Malik Oussekine, ajeno a toda esa
movilización, por parte de las fuerzas de seguridad del Estado durante la Huelga
General estudiantil de aquel otoño.
En la actualidad, el fenómeno inmigrante acapara gran parte de las noticias del
día en telediarios, tertulias radiofónicas, prensa y servidores de Internet. Sólo para
el mes de julio de 2000, la Agencia de Prensa Europa Press elaboró más de 300 no-
ticias relacionadas con los inmigrantes en España. Observaremos la diferencia de
trato que recibe una misma noticia según que el inmigrante sea la víctima o el cul-
pable, por los mismos medios de comunicación de la democracia española.
Ya en 1999, en Tarrasa (Cataluña), unos “vecinos” habían organizado manifes-
taciones bajo protección policial, con banderolas incluidas, contra los inmigrantes,
más concretamente contra los inmigrantes árabes y de color. Sin embargo, el fenó-
meno inmigrante saltó al primer plano de la actualidad cotidiana con los aconteci-
mientos ocurridos en El Ejido (Alicante) a principios de febrero de 2000, caso que
reveló la existencia de una campaña organizada para fomentar el racismo y la xe-
nofobia.
1. EL EJIDO
Durante tres días y dos Noches, la pequeña y grande burguesía blanca española
de El Ejido, esa que explota a miles de inmigrantes comprados a cambio de un ca-
chito de pan, sin derechos sociales alguno, redileados en condiciones infrahumanas,
en “viviendas” sin agua, sin electricidad, sin baños, sin alcantarillado, se lanzaron
a la caza y captura del “moro”. ¿Por qué? Primero, conviene recordar que durante
tres días y dos noches de enfrentamientos, la policía destacó por su ausencia
1
, y
cuando aparecieron lo hicieron en pocas unidades comparado a los numerosos ma-
nifestantes racistas. Cabe preguntarse: ¿cuánto tiempo tarda el Gobierno en enviar
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1. El Mundo, 08-07-2000.
unos escuadrones de antidisturbios cuando los mineros, los astilleros, los jornaleros
se ponen en huelga? ¿Tres días y dos noches? El gobierno de la nación democráti-
ca española ha dejado actuar impunemente a los racistas en El Ejido. Por su lado,
los medios de comunicación intervienen para justificar la cacería, al mismo tiempo
que dicen condenar esos actos, explicando que lo que produjo este brote racista fue
el asesinato de una mujer del pueblo por parte de un inmigrante de origen árabe. Es
como explicar el estallido de la Primera Guerra Mundial por el asesinato del archi-
duque Francisco-Fernando de Austria, sin más. Así pues, al asesinato de la mujer
de El Ejido cuyo autor, de origen magrebí, fue rápidamente detenido y diagnosti-
cado como una persona con trastornos mentales, se le añaden otros dos asesinatos,
de dos agricultores cuyos autores no fueron identificados, atribuyéndolos sin prue-
ba alguna a los inmigrantes. ¿Qué pasó realmente en El Ejido?
En esa zona como en otras de España en las que los grandes agricultores se apro-
vechan de la mano de obra barata de la inmigración para los labores de cosecha, se
produjo la llegada de la inmigración del Este de Europa (rumanos, búlgaros, croa-
tas, kosovares, polacos...) distinta a la hasta entonces utilizada procedentede Áfri-
ca, dispuesta a hacer el mismo trabajo en las mismas condiciones pero incluso más
barato. Para la burguesía agrícola de El Ejido el dilema estaba en: ¿cómo conseguir
que los inmigrantes africanos, que muchos llevaban años trabajando y sobrevivien-
do allí, dejasen su “trabajo” y sus “viviendas” a estos nuevos inmigrantes pobres?
El asesinato de la joven española no fue más que el pretexto para desencadenar
la furia racista con el objetivo de aterrorizar a los inmigrantes africanos y lograr que
algunos se fueran para dejar paso a los del Este. Una de las pruebas de la orquesta-
ción de una campaña de fomento del racismo, es lo que habitualmente acompaña
estos actos: la impunidad que en este caso tiene los nombres y apellidos del Go-
bierno español. ¿Quiénes de los que participaron en esta cacería han sido arresta-
dos? ¿Quiénes han sido condenados? Nadie. Para que las respuestas a estas pre-
guntas no sean tan directas, hemos de añadir que la policía al cabo de 72 horas
arrestó a 8 españoles, cobrando libertad al poco tiempo. Sin embargo, los arrestos
de inmigrantes se llevaron a cabo con más prontitud puesto que ya eran 12 los re-
cluidos. Incluso la causa de los arrestos fue de diferente índole para los unos que
para los otros: los primeros lo fueron por sus actos de violencia callejera, los se-
gundos por haberse puesto en huelga, formando piquetes para protestar contra las
cacerías, rompiendo, pues, el ritmo de la cosecha, es decir, de los inmensos benefi-
cios de los grandes agricultores españoles. 
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El Ejido no destaca por ser una Capital, allí todo el mundo se conoce de ahí que
la impunidad tenga un significado muy claro: poder repetir. Esta línea de actuación
gubernamental recuerda a la desarrollada por los diferentes gobiernos franceses
desde el anteriormente mencionado asesinato de Malik Oussekine cuya impunidad
desencadenó cientos de asesinatos de jóvenes de origen extranjero, entre los cuales
algún español, de manos de las diferentes fuerzas de seguridad del Estado y por ra-
cistas de organizaciones de extrema derecha, todos impunes. En España, gracias a
esa impunidad, las Moriscadas siguen produciéndose en El Ejido. El 10 de junio de
2000, un inmigrante fue asesinado apareciendo en la prensa nacional: el portavoz
recordó además el atropello que sufrió el pasado sábado un inmigrante magrebí,
que murió2. El periodista se resiste a llamarlo asesinato y más de tipo racista. Cua-
tro días más tarde, un inmigrante magrebí fue maniatado, herido por arma blanca,
dejado semiinconsciente a las puertas de su “vivienda” en llamas. Su cuñado ate-
rrorizado había llamado al 091 dos horas antes. ¡Dos horas de total impunidad! ¡Un
milagro el que no haya fallecido!
Para colmo, los grandes medios de comunicación se hacen eco de un argumen-
to racista que explica que estos asesinatos y agresiones son frutos de los propios in-
migrantes, de ajustes de cuentas. ¿Alguna prueba? Ninguna, pero qué importa si lo
principal es el denigrar a los inmigrantes y así sacar conclusiones sofistas. No es ne-
cesario citar un periódico, ni un servidor de Internet en particular, el lector puede
consultar cualquiera de ellos y lo comprobará.
¿Qué se puede destacar de los acontecimientos de El Ejido? Que parte de la bur-
guesía española vuelve a utilizar la violencia física como medio para incrementar
sus beneficios, esta vez, sus blancos son los inmigrantes pobres, principalmente los
árabes. Hablamos de burguesía porque evidentemente es la que se lucra de los in-
migrantes en El Ejido, y es la que está interesada en cambiar esos inmigrantes por
otros más baratos. Esta burguesía, para engañar al observador, lanza el argumento
de que los inmigrantes del Este son menos conflictivos que los del continente afri-
cano, claro que necesitamos a la hora de oír o de leer estos argumentos un desco-
dificador instantáneo para realmente oír y leer que simplemente son más baratos y
más sumisos que los otros. Sin embargo, la realidad de estos criterios simplistas du-
ra el tiempo de los primeros movimientos migratorios de cada nacionalidad, exac-
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2. El Mundo, 15-06-2000.
tamente como ocurrió con los primeros inmigrantes magrebíes, y se repetirán los
mismos argumentos, etc. Una vez instalados y conocedores de las leyes sobre los
temas laborales las condiciones cambian, y eso a los latifundistas no les gusta. Fi-
nalmente, la impunidad gubernamental fue agradecida por el 64,12 % de los vo-
tantes en las Elecciones Generales del 12 de marzo de 2000 que recibió el Partido
Popular en El Ejido.
2. EL RACISMO ESPAÑOL
En España, el racismo no es exclusivamente contra los inmigrantes, concierne
también a los gitanos. Como anunciamos antes, ejemplos los hay en grandes canti-
dades, de ahí que hayamos escogido el caso de Alicante, concretamente en Almo-
radí, donde algunos habitantes fueron a incendiar en junio de 2000 las casas de to-
dos los gitanos del pueblo, sin percatarse de la presencia de habitantes, sean
adultos, ancianos o niños. ¿Alguien fue detenido? Nadie, gracias a la impunidad gu-
bernamental. Este horrible suceso es, una vez más, minimizado por los medios de
comunicación españoles, que prefieren otorgar relevancia a lo que sirvió de pretex-
to a la furia racista: el supuesto asesinato de un joven del pueblo por otro de origen
gitano. Aquí como en el caso de El Ejido, se aprovecha de un suceso que conmue-
ve a la opinión pública para intentar denigrar a los inmigrantes, gitanos y demás
personas consideradas ingratas por su color de piel, su origen geográfico, su reli-
gión y su estatus social. Además se difunde el argumento del alcalde del PP de la
localidad, Antonio Ángel Hurtado, quien disculpó los incendios de casas y rechazó
calificar este acto de racista por haber, según él, incendiado sólo las casas en las
que, sin presunción de inocencia, se vendían drogas. El origen social de estos in-
migrantes y gitanos es determinante para comprender la campaña de racismo y xe-
nofobia desarrollada en España en el último lustro.
En efecto, el racismo no acecha a todos los gitanos (por ahora), sólo a los gita-
nos pobres. La familia de Lola Flores, las cantantes del grupo Azúcar Moreno, los
cantantes del grupo Ketama, los Pantoja, no molestan, hasta son considerados es-
pañoles con todos los honores porque son ricos y divierten. La burguesía hostelera
se congratula el servir a los miembros de estas familias, a los califas árabes porque
les van a dejar ganancias pese a que sean gitanos o árabes, físicamente iguales a los
gitanos e inmigrantes pobres. El caso más reciente lo encontramos con la estancia
del rey Fahd de Arabia Saudí en Marbella, merecedor de todos los elogios. 
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Mientras tanto, las cacerías se multiplican en Cataluña, en barrios de Barcelona,
donde algunos habitantes se turnan de noche para, según ellos, disuadir a los jóve-
nes inmigrantes de delinquir, como si la delincuencia hubiese aparecido o incre-
mentado en esos barrios con la llegada de inmigrantes. El 11 de julio de 2000, un
inmigrante marroquí, Omar Ambrandi, fue asesinado, en Sant Andreu (Barcelona),
por jóvenes españoles. Los telediarios informaron del suceso ¡6 días más tarde! Si
fuese lo contrario, ¿hubieran tardado tanto? Espontáneamente, la comunidad ma-
grebí apeló a manifestarse para exigir justicia. He aquí que aparecieron los bombe-
ros del fuego social, el Ayuntamiento, el Imam y los sindicatos UGT y CCOO, que
desaconsejaron la manifestación, coincidiendo con el Gobierno marroquí que no
entiende por qué se tiene que organizar una manifestación. ¿Entonces para qué y
cuándo hay que organizar manifestaciones? Se tolera las rondas nocturnas de veci-
nos contra los jóvenes inmigrantes y se desaconseja una manifestación legítima.La prensa relata este asesinato no como un asesinato sino como el fallecimien-
to de un ciudadano marroquí que fue apaleado por dos jóvenes3. No se precisa que
estos dos jóvenes son ciudadanos españoles, católicos, y además, presuntos asesi-
nos. Con este acontecimiento, la supuesta ética periodística de investigación se des-
pierta en estos profesionales que se resisten a afirmar que este asesinato fuese pro-
ducto de un acto racista, aún después de ver a los dos asesinos salir del juzgado
ejecutando el saludo nazi4. Según todos los medios de comunicación no había la
certeza al 100% de una agresión racista. Esta ética no se aplicó al proclamar que los
asesinatos de los dos agricultores españoles de El Ejido anteriormente menciona-
dos fueran obra de inmigrantes magrebíes. Estos dos asesinatos no han sido resuel-
tos hasta hoy por falta de pruebas y de detenidos, entonces, ¿por qué no respetar esa
ética en este caso?
Parece que el español tiene más derecho a pecar que el inmigrante. Por ejemplo,
al avilesino que ha intentado violar a una joven, hace dos años, dejándola ciega de por
vida, ¿se le ha quemado la casa o las casas de su barrio? ¿Tiene más derecho que un
no-español y un español no-gitano a violar y asesinar? ¿Vamos a calificar a todos los
avilesinos o a todos los asturianos como violadores o asesinos? No, porque son es-
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3. Europa Press, 18-07-2000.
4. En El País Digital, 18-07-2000.
pañoles. ¿Deben los demás países describir a los hombres españoles como maltrata-
dores de mujeres y niños, a la vista de los numerosos casos de violencia doméstica?
Otra fobia es la que no admite y ve contranatura las parejas entre españoles e in-
migrantes. No tendrían derecho a tener una relación con una española o un español.
Lo mismo ocurrió en Francia, donde a principios de los años 90, apareció la para-
noia de falsos matrimonios (les mariages blancs). El Gobierno galo creó incluso
una sección policial especial contra el delito de casarse para tener papeles, llegan-
do incluso hasta arrestar a los contrayentes en el propio altar. La paranoia desapa-
reció cuando se comprobó repetitivamente que las acciones de esta sección eran pu-
ras especulaciones xenófobas cosechando el ridículo de arrestar a gente que se
casaba “de verdad”.
Retomando el escenario español, el caso del racismo contra los sudamericanos
viene a acallar uno de los argumentos de los racistas de arriba, quienes para justifi-
car que “no son racistas pero...” reprochan a los inmigrantes que no se integran en
nuestras costumbres, que no saben hablar nuestro idioma y que no tienen interés por
aprenderlo puesto que estos inmigrantes sí saben hablar el castellano. Ante tal ar-
gumento, el racista no se rinde, y suele comentar la violencia y la delincuencia que
existe en sus países de origen. Es el caso de los colombianos, que son directamen-
te relacionados con el tráfico de drogas. En España, es conocido que Galicia es una
de las Comunidades donde se concentran grandes traficantes, la gran mayoría de és-
tos, gallegos. Este hecho, no hace de los gallegos ni traficantes de droga ni droga-
dictos, ¿por qué con los sudamericanos? Simplemente por el color de la piel y el
acento.
Volviendo al municipio barcelonés, se han registrado un incremento de las agre-
siones racistas desde hace un año, sin embargo, no existen rondas nocturnas de pro-
tección ciudadana. Como prueba de la tesis sostenida en esta comunicación que
afirma que la fobia del inmigrante nace en las esferas gubernamentales (nacional y
regional), ya sin mencionar las leyes contra los inmigrantes llamadas de “extranje-
ría” que aducen a una caza legal de los extranjeros, tomemos el caso de Cataluña.
Grave es el trato de la inmigración por parte del Gobierno de esta comunidad autó-
noma presidida por el nacionalista Jordi Pujol. Los días 20 y 21 de febrero de 2001,
apareció en la prensa un artículo de Antoni Puigverd, corresponsal de El País, que
se hizo eco de las manifestaciones de la esposa del Presidente de la Generalitat de
Cataluña, Sra. Marta Ferrusola, que expresó en una conferencia su preocupación
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por las consecuencias que puede acarrear en Cataluña el “alud de la inmigra-
ción”5. Según el periodista, una mujer del público se quejó de la escasez de las ayu-
das a la natalidad, así sin más. La respuesta de la Sra. Ferrusola fue: el problema
es que las ayudas sólo sirven para los inmigrantes que acaban de llegar. El autor
del artículo, atónito a lo que estaba presenciado, trascribió lo siguiente: y Ferruso-
la continuó: “tienen poca cosa, pero lo único que tienen son hijos (...). mi marido
dice que hay que tener tres hijos, pero (...) las ayudas son para esta gente que no
saben lo que es Cataluña. Sólo saben decir “dame de comer”. Finalmente sobre las
viviendas sociales dijo: “Mi marido está cansado de darlas a magrebíes y gente
así...”6. Esta mujer no formaba parte del Gobierno de la Generalitat, sin embargo,
si pudo despacharse de esta forma fue porque se sintió suficientemente respaldada
por el Gobierno de Cataluña que a través de las medidas de persecución adoptadas
contra los inmigrantes y por las propias declaraciones de su esposo provocaron la
aparición de este anhelo xenófobo causalmente descubierto por la Sra. Ferrusola.
En efecto, se permitió decir lo que piensa su marido y su gobierno por no tener res-
ponsabilidades de cara a los votantes, incapaces éstos de decirlo tan claramente por-
que saben que, moralmente, militar a favor de la xenofobia no es lo idóneo. Aun-
que es de apuntar que el Sr. Pujol, su delfín el Sr. Mas y el veterano líder de ERC,
el Sr. Barrera, respaldaron en diferentes alocuciones las tesis xenófobas de la Sra.
Ferrusola como así se puede consultar en la prensa de esos días y en los portales de
Internet de diferentes asociaciones de solidaridad con los inmigrantes.
Como hemos comentado en la introducción de la comunicación, la campaña ra-
cista que vive España desde hace unos años fue desarrollada, anteriormente, en
otros países europeos. De ahí que las manifestaciones de la Sra. Ferrusola fuese un
calco de las realizadas por el ahora Presidente de la República francesa, el Sr. Jac-
ques Chirac, en ocasión de un mitin durante la campaña a las elecciones presiden-
ciales de 1995 que dio lugar a una canción hecha por un grupo francés, Zebda, com-
puesto por hijos de la inmigración marroquí, argelina, española y portuguesa,
titulada Le bruit et l’odeur, en la que grabaron parte de ese discurso con la voz del
futuro presidente. El discurso de Chirac era asimismo copia de la dialéctica del lí-
der de la extrema derecha francesa, el Sr. Le Pen.
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5. Estas declaraciones suscitaron numerosos artículos en todos los medios nacionales y regio-
nales de España.
6. No se citan aquí todas las barbaridades de la Sra. Ferrusola por falta de espacio.
3. LA CAMPAÑA MEDIÁTICA
La paradoja de esta campaña de nutrimento del racismo y de la xenofobia es que
se protege de un manto democrático antirracista donde la frase más usual es la de
“yo no soy racista pero...”, campaña que se ve reflejada en los medios de comuni-
cación por un lado, con algún reportaje sobre las condiciones deplorables de vida
de los inmigrantes sin papeles y, por el otro, con reportajes donde se enseñan cómo
roban aunque, en este último caso, sólo existan unas imágenes: las de unos adoles-
centes intentando robar carteras a los turistas en la Plaza de Cataluña en Barcelona.
Esas imágenes fueron y son difundidas en todas las cadenas de televisión, a la ho-
ra de las noticias desde hace al menos dos años. De todos modos, ¿qué pasa?, ¿só-
lo tienen derecho a robar los españoles?
Este juego malabar entre “no somos racista pero mira como se comportan los
extranjeros” es producto de los medios de comunicación porque estos pertenecen al
Gobierno Centraly a la Oposición. Quién no oyó declarar al Gobierno y a la Opo-
sición de que España necesita de extranjeros para mantener los servicios de la Se-
guridad Social y las jubilaciones. No obstante, al mismo tiempo, ponen en marcha
unas leyes para expulsarlos ipso facto. La Oposición, concretamente la del PSOE,
sólo tiene hacia esas leyes ligeras diferencias de comas y puntos, en cuanto a IU se
limita a condenar verbalmente estas leyes como si se tratara de una condena más.
De ahí que nazca y prolifere el racismo y la xenofobia en España, desde arriba ha-
cia abajo sin encontrarse con mayores obstáculos. Para que lleguen hacia abajo se
utiliza los instrumentos mediáticos.
El medio de comunicación de masas por excelencia es la televisión, por eso es
el más utilizado para desarrollar esta campaña. Además, la desarrolla haciendo cre-
er que lucha contra el racismo. El telediario es su lugar privilegiado. Ninguna ca-
dena hace excepción. Todos los días, a partir de junio hasta octubre, se nos anuncia
la llegada en pateras de decenas de inmigrantes con el calificativo de avalancha, o
para no repetirse usan alud. Califican de avalancha a la llegada de una patera con
30 o 60 personas, bueno eso de personas lo digo yo, porque los periodistas de los
telediarios los llaman ilegales o por su lugar de procedencia. Los denominan como
las drogas, las armas y el contrabando. En cambio, la verdadera avalancha que son
los millones de turistas no se considera una avalancha, no son pobres, vienen a de-
jar sus ahorros en España y se van, son bienvenidos. El término avalancha no es
fruto del azar, todos los telediarios lo utilizan, porque intuye las nociones de inva-
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sión y peligro. En efecto, una avalancha siempre invade un terreno que no es suyo,
dejando su lugar de origen y llevándose por delante todo lo que encuentra en su pa-
saje. También, la repetición de la noticia en un mismo día hace pensar que no fue
una patera con cincuenta inmigrantes sino el doble y el triple.
Siguiendo con los medios televisivos, la campaña racista es perceptible en va-
rios programas de diferentes índoles. Por la noche, en Antena 3, el programa El lu-
gar del Crimen, donde se reconstruyen los asesinatos, crímenes y demás delitos
violentos ocurridos en España, destacó, en su número del 11 de julio de 2000, el
asesinato de un joven español por un joven inmigrante negro, centrando su exposi-
ción en la crueldad y encarnizamiento del asesino, insistiendo sobre la diferencia de
musculación de los dos protagonistas, haciendo del joven español un ser bueno e
indefenso y del inmigrante un ser malicioso y abusón. Probablemente que toda la
exposición fuera cierta en todos sus matices, sin embargo, cabe preguntarse si ¿no
hubo más asesinatos, crímenes, violaciones y maltratos en España que el protago-
nizado por un inmigrante?
Al margen de apuntar con el dedo al inmigrante como un paria, estos medios uti-
lizan otra táctica para promover el racismo y la xenofobia: el desarrollo de un sen-
timiento nacionalista español cuyos primeros pasos estamos viviendo, formando
unos signos inequívocos para el futuro. Tenemos que mencionar el programa estre-
lla de Telecinco, Gran Hermano, en el que se puso hincapié en insistir sobre la di-
ferencia de la mentalidad española, entonando y promocionando todos, concursan-
tes y presentadores, los Viva España y los españoles somos los mejores. Los
concursantes en sí no lo decían malintencionadamente, es Telecino que le añade la
mala intención promocionando esas declaraciones. El comunicante no entra en va-
lorar el grado de conciencia de los dirigentes de esta cadena, ya que sus concien-
cias como los de los demás canales son sus beneficios económicos, ajenos al análi-
sis del significado de esta promoción en el contexto histórico actual. En efecto, la
repetición de estas frases no hubiese sido malintencionada hace diez o quince años,
empero, lo son hoy en día porque estamos viviendo en un contexto que da pábulo
al racismo y a la xenofobia. Estos brotes de nacionalismo exacerbado español fue-
ron alimentándose de actos gubernamentales como el colocar el día de la Fiesta Na-
cional, el 12 de octubre de 2001, una enorme bandera española en el centro de Ma-
drid como si no supiésemos que estamos en España y que somos españoles. En otro
programa de Telecinco, el presentado por la Sra. María Teresa Campos, entró en an-
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tena un policía durante una tertulia del mediodía, afirmando alegremente que el 82%
de los arrestados eran inmigrantes, sin que nadie en esa tertulia le contradijese, pa-
sando a escuchar a otro televidente. ¡82%! ¡qué bien se vivía antes de la llegada de
inmigrantes! De ahí que resulte curioso, ¡el necesitar a tantos agentes del orden en
el periodo anterior a la llegada de los inmigrantes quienes trajeron la delincuencia!
Algo más sensato es el informe del Instituto del Sindicato Unificado de Policía en
el que se puede leer que sólo el 28% de los detenidos son inmigrantes. Según este
informe de ese 28%, 12,7% son africanos, 9,3% europeos y 4,6% americanos.
Esta exacerbación del sentimiento nacionalista español por parte de los medios
de comunicación fue especialmente avivado, desde 1997 hasta el 2000, por los pe-
riodistas deportivos, esencialmente de las cadenas de radio como la COPE, la SER,
Onda Cero y RNE, junto con los de los telediarios y de la prensa, sobretodo los fut-
bolísticos, sección informativa que acapara la mayor audiencia (el periódico con
mayor tirada es el deportivo Marca, las mayores audiencias radiofónicas se con-
centran en los programas deportivos...). En estos medios, aparentemente inocentes,
en principio sin naturaleza propagandística, se lanzó una campaña brutal contra los
jugadores extranjeros, haciendo de vez en cuando un paréntesis, precisando que los
que contrataban a esos jugadores eran los presidentes españoles de los clubes de
fútbol, para de esta manera tener buena conciencia periodística. Difundían y siguen
difundiendo que los extranjeros no sienten los colores del equipo, como si los ju-
gadores españoles los sintiesen. Kiko, Alfonso, Luis Enrique, hasta el mismísimo
Raúl, lo único que sienten es el color del dinero, que para nada es negativo en sí, es
sólo un hecho, ofreciéndose al mejor comprador, sea quien sea. Parece que el juga-
dor español tiene más derecho que el jugador extranjero a no sentir los colores. En-
tonces, esos mismos periodistas argumentaban que eran bienvenidos los buenos ju-
gadores extranjeros, no los malos. Los inmigrantes buenos sí, los malos no. ¿Qué
gran jugador español hizo historia en el fútbol en el ámbito internacional? ¡El ar-
gentino Di Estéfano!
Todo esto recuerda la promoción del racismo y la xenofobia en Francia durante
el “reinado” de François Mitterrand (1982-1995). Cuando el tenista negro Yannick
Noah ganaba, era francés, y cuando perdía era de origen camerunés.
Utilizan el adjetivo “español” como si por él solo indicara unas cualidades ex-
clusivas de los españoles. Como si un español albañil tuviese más afinidades con el
español constructor que con el extranjero albañil, con quien comparte el trabajo du-
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ro. Como si el zamorano tuviese más afinidades con el canario que con su vecino
portugués.
El racismo influido por los medios de comunicación engloba a todos los niveles
de la información, desde lo político hasta lo deportivo, pasando por la información
denominada “rosa” o “del corazón”. En esta última cabe destacar la campaña ra-
cista y xenófoba ocurrida en el año 2000 contra un italiano, Alejandro Lecquio, a
quien se le consideraba con menos derecho de ser un vividor que un español, es de-
cir, que se consiente o se comprende a un español que haga lo mismo que este per-
sonaje por el único hecho deser español. En todos los programas “rosas” del pa-
norama televisivo se exigía ¡su expulsión de España! En el 2002, les llegó el turno
a los cubanos, con el “famosillo” Dinio y familia. ¿Tendría menos derecho de ser
vividor y todo lo que se le achaca, que un español?
Vemos que el español, según los medios de comunicación, tiene más derecho de
ser malo o de delinquir que un no-español. Son señales que parecen anodinas, sin
embargo, tras analizar la experiencia racista y xenófoba ocurrida en otros países de
Europa, parece claro que son signos inequívocos de una campaña racista vinculada
a los grandes medios de comunicación españoles, que le dan ese carácter de cam-
paña a gran escala. No tenemos que olvidar que detrás de los medios de comunica-
ción está la política, y que son grandes medios porque corresponden a la ideología
de los hombres que ejercen el poder en ese momento. El poder no se refiere única-
mente al Gobierno Central, sino a todos los gobiernos, incluso en el ámbito local.
Todos estos ejemplos, más los que no se citan aquí puestos juntos, prueban la
existencia de una campaña político-periodística que promueve el racismo y la xe-
nofobia en España a finales del siglo XX. ¿Por qué? ¿Cuáles son sus objetivos? 
4. OBJETIVOS
La estrategia política de acusar a los inmigrantes de todos los males que acechan
a los trabajadores y jóvenes de España, del paro, de las drogas, de las enfermeda-
des, de la inseguridad, sirve para desviar la ira social de los trabajadores y jóvenes
españoles de los responsables políticos hacia los inmigrantes. Es una estrategia po-
lítica basada en la ignorancia y la desesperación social, propulsada por un sector de
la clase dominante, hoy minoritario, como lo era en Francia hace 20 años, respal-
dados, más o menos conscientemente, por los grandes medios de comunicación. El
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principal objetivo está claro: amalgamar los inmigrantes a criminales, a ladrones y
a violadores, para justificar la ecuación inmigrante = delincuente.
Enrique Fernández-Miranda, Secretario de Estado para la Inmigración del Go-
bierno del Partido Popular, dijo que el racismo se lleva en el alma7. Dicho de otra
manera, algunos nacen con el alma racista y otros con el alma no racista. ¿Secreta-
rio de Estado para la Inmigración o contra la Inmigración? Para no levantar muchas
críticas, añade que aún así tenemos que luchar contra el racismo. De esta manera,
los medios de comunicación están satisfechos y no lo trasladan a un gran titular,
cuando justamente debería serlo. 
El racismo y la xenofobia son la expresión del callejón sin salida del régimen
político dominante, que gestiona una crisis social cada vez más aguda, y del papel
conservador de los partidos y sindicatos históricamente relacionados con la defen-
sa de la clase obrera, incapaces de cambiar ese régimen por estar a gusto con éste.
Una parte de la burguesía española –utilizo esta denominación porque obvia-
mente no puede ser ningún obrero quien pueda aprovecharse de la mano de obra in-
migrante– quiere que los inmigrantes sean explotados, que vivan en la miseria, que
vengan cuando se les necesite, que se vayan cuando no se les necesite más, que se
comporten bien y, sobre todo, que no protesten, que demasiado les damos. Además
que el inmigrante no venga con su mujer, ni con sus hijos, ni con sus padres, por-
que no necesita de sus lazos familiares para ser explotado. A medida de que la gran
mayoría de los españoles vean que su situación económica y social no mejora, sino
que empeora, y que ninguna organización sindical y política sea capaz de remediar-
la, y a fuerza de propagarse la campaña racista y xenófoba, cada vez más intensa,
ésta alcanzará su objetivo, bajo el manto democrático, como lo alcanzó en Francia
con casi el 20% de los votos para el partido de extrema derecha Front National en
las elecciones presidenciales de 2002: querer enfrentar a los trabajadores españoles
con los trabajadores no españoles, intentando así reorientar el verdadero antagonis-
mo social entre obrero y patrón con un falso antagonismo de carácter zoológico
obrero español y obrero extranjero. ¿A quiénes beneficia esa reorientación?
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7. Europa Press, 13-07-2000.
El caso francés debe ser analizado para comprender las razones del ¿por qué? y
del ¿cómo? llegó el partido profascista Front National a representar la tercera fuer-
za política francesa. La flaqueza de los dirigentes de organizaciones políticas y sin-
dicales obreras, para remediar la crisis social y económica de la clase trabajadora,
fue el mejor aliado del partido de extrema derecha por estar éstos más concentra-
dos en garantizar la paz social y en combatir toda manifestación de jóvenes y de
obreros, que de luchar realmente (no sólo con palabras) contra el desarrollo del ra-
cismo y de la xenofobia. La escasa claridad de posiciones sobre la cuestión de la in-
migración por parte de los partidos políticos y sindicatos españoles, augura el mis-
mo camino. Por ahora, la diferencia entre los dos países reside en la amplia división
de la derecha gala que dejó volar por sus propias alas a los más extremistas, caso
que todavía no ocurrió en España donde la derecha sigue unida en el Partido Popu-
lar que integra y controla a una ínfima minoría “lepenista”. No olvidemos que en
España los inmigrantes representan el 3% de la población, cuando en Alemania re-
presentan el 10% y en Holanda el 18%. ¿Qué pasará cuando alcance ese porcenta-
je en España?
Según el censo publicado el 17 de abril de 2002, de los 40 millones de habitan-
tes que residen en España, 1.243.919 son extranjeros8. Aún a la vista de esta cifra,
incluso añadiendo los que no están censados por no tener papeles, la cifra seguiría
mínima, y no da lugar de ninguna manera a hablar de alud, avalancha, invasión, etc.
Sin embargo, la situación denunciada por Amnistía Internacional, que contabilizó
más de 300 casos de tortura y maltrato racista desde 1995 hasta 2002, por parte de
las fuerzas represivas del Estado Español9, casos silenciados por los medios de co-
municación, caracteriza la fermentación del racismo y de la xenofobia desde arriba
hacia abajo, del mismo modo que ocurrió en Francia. Esta cifra de 300 casos de tor-
tura sí que minimiza la realidad, puesto que los inmigrantes sin papeles se ven ame-
nazados con la expulsión si lo denuncian.
El papel del historiador y de los aprendices de historiadores adquiere, dadas las
circunstancias, un papel fundamental para la convivencia. La pregunta es: ¿los his-
toriadores participan o participarán en esta campaña denigradora? Tienen y tene-
mos que salir a la palestra en todo momento para denunciar y explicar la naturale-
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8. El Comercio, 17-04-2002.
9. Ídem.
za, los aspectos y los objetivos de los actos racistas y sus justificaciones por pe-
queña que parezca porque se está empezando a oír, en España, como un ruido de
botas. Si no lo hacemos, o si reina el silencio (gran amigo de la denigración), oire-
mos cada vez con más frecuencia la típica frase del racista: yo no soy racista pero...
A estas alturas de la propaganda racista y xenófoba, en España, observando el
trato dedicado a la inmigración por parte del Gobierno, de la Oposición y de los di-
rigentes de las grandes centrales sindicales, podemos diagnosticar que estos prota-
gonistas, cada uno en su función, están cultivando el campo para que aparezca en
escena el Le Pen español, con la diferencia de que Le Pen sólo hay uno, y el elegi-
do español puede ser aún más peligroso para la salud pública. Vemos que el racis-
mo y la xenofobia se aplican no a todos los inmigrantes sino a los que son pobres
y, dentro de esta categoría, contra los árabes y los de color. El racismo y la xenofo-
bia son plantados por los gobernantes en una tierra de desigualdades sociales cada
vez más crecientes, enla que sólo se puede cosechar sangre y lágrimas. Denunciar
constantemente todas las formas del racismo y de la xenofobia no es solamente de-
fender a las víctimas directas de tales fenómenos, es también defendernos a nos-
otros, los autóctonos, porque los Le Pen no echan únicamente leña contra las demás
culturas, sino contra la nuestra propia y todas nuestras conquistas sociales.
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